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LA DISCRIMINACIÓN PRESENTE EN LAS INSTITUCIONES.

El artículo “La discriminación institucionalizada, una violencia silenciosa” es un


resumen de un variado y exhaustivo análisis de casos de la vida laboral de
personas elegidas al azar, con el fin de presentar al lector un paradigma referente
a la discriminación que se presenta en las instituciones; el autor del articulo es la
investigadora y doctora en antropología, Rocío Fuentes Valdivieso, quien también
imparte clases en el Instituto Politécnico Nacional. Su investigación científica ha
sido divulgada en distintas universidades del país, entre las que se encuentra la
Universidad Autónoma Metropolitana como la principal, siendo ésta la encarga de
divulgar el artículo en cuestión. La Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) es
una universidad pública mexicana, fundada en 1974, la institución tiene como
propósito el estar profundamente ligada al entorno social y humano,
conservándose a la vanguardia, con constante investigación y reinvención de la
educación superior.

El artículo data de 2011, lo que nos pone de manifiesto que tanto los datos
planteados, así como la vigencia de éstos es de calidad, por otra parte, podemos
establecer que, al tratarse de un texto argumentativo, el año en que fue redactado
no afecta mucho su confiabilidad.

La discriminación, en las ultimas décadas, representa una forma de organización


institucional, sin ser señalada como errónea, el investigador, nos dice que esta
clase de estrategia, opera en las instituciones de manera permanente como una
modalidad de política organizacional.

En los casos estudiados, el autor propone, que la discriminación en las


instituciones, ligado al llamado acoso laboral, o mobbing, tiene muchas maneras
de manifestarse, no estamos hablando sólo de violencia física, sino más bien una
frecuente y pesada actitud hacia la víctima, que incluye desde bromas pesadas,
hasta una mirada de desprecio, que da como resultado, el sentimiento de rechazo
en la víctima, que lo lleva a “despreciar” su trabajo o posición orillándolo a sentirse
desanimado para continuar en éste, viviendo constantemente en un estado
psicológico deprimente. El autor señala que muchas veces el acosado manifiesta
incluso problemas físicos, o enfermedades; que obviamente son reflejo de su
estado mental, que de manera errónea, hace incluso pensar que el acosado,
“exagera” la situación y pretende solamente acaparar la atención de algún
directivo.

Sin embargo esto no reside completamente en la dimensión de empleados de una


empresa, más bien encuentra su origen, en los encargados de una institución, con
actitudes “racistas” o bien discriminatorias muchas veces disfrazadas. Para dar un
ejemplo, el autor retoma dos situaciones frecuentes: es muy común que en un
trabajo, contraten a alguien por su apariencia física, o bien que concuerde con la
mayoría étnica, por ejemplo de una empresa, esto puede no parecer muy grave,
pero detona un grave problema social; por otro lado debemos recordar que en
numerosas ocasiones, la competencia laboral, pasa de un ambiente competitivo
colega-colega, a un entorno discriminativo que remarca las habilidades de uno y
fomenta las debilidades de otro empleado.

El acoso laboral, de acuerdo al estudio realizado, es una práctica grupal, y es con


frecuencia considerado “inofensivo” para la persona agredida.
Se ha propuesto en el artículo que las causas que llevan a una persona a ser
partícipe de la discriminación hacia otros, nos remontan al miedo que presentan
las personas de perder la posición en la que se encuentran, por lo que buscan
intimidar o llevar a la renuncia a un nuevo miembro de la institución, o bien
difamarlo, para que de esta forma, se sienta incomodo, al mismo tiempo que el
agresor se siente cómodo y aceptado por los demás, esto en años recientes, se
ha reconocido como el Síndrome de Mediocridad Inoperante (SMI).

Estamos lejos de erradicar el problema en cuestión, ya que se ha mencionado


también, que en la mayoría de los casos, el agresor posee cierta “impunidad”
puesto que de alguna forma se ha ganado la empatía de terceros, y se ha
encargado previamente de que en caso de ser descubierto, nadie se ponga contra
él. Por lo tanto, la solución a dicha problemática, es la incorporación de individuos
con alto sentido ético y humanista, como el autor lo declara, ya que muchas veces,
aunque la víctima manifieste la situación por la que está pasando, en casi todos
los casos ésta pasa inadvertida, lo que desemboca en futuros casos donde el
agredido, permanece en silencio hasta su colapso.

En concordancia con el autor, considero que el origen de dicho problema es la


carencia de una autoridad competente, capaz de ejercer su labor como mediador
entre los individuos de una institución, permitiendo abusos y problemáticas
internas.
Por otra parte, de igual manera sosteniendo la postura del autor, y retomando lo
propuesto por el Centro de Desarrollo de Habilidades Psicolingüísticas (CEDHAP),
puedo asegurar que la problemática, es una manifestación de la inseguridad y el
miedo de las personas, de tal manera, que su forma de “defenderse” se reduce a
causar daño a los demás, como lo dijo Aristóteles, desde siglos atrás, el ser
humano es social por naturaleza, sin embargo, éste tiende a luchar por su propio
bien y alcanzar sus objetivos por los medios necesarios.

En un principio, creía que la discriminación y la segregación, resultado de un


comportamiento agresivo, originado por la inseguridad, como lo dice el profesor de
filosofía Manuel Méndez, era una temática de instituciones como la primaria, en
donde se llega a pensar que los niños, carentes de madurez, no son capaces de
arreglar sus diferencias y convivir en armonía. Sin embargo, como estudiante
universitario, que pertenece a una institución privada de identidad católica, he
llegado a reconocer situaciones, en donde la discriminación se pone manifiesto,
esto debe preocuparnos, ya que un estudiante universitario, debería poder
desenvolverse de una manera prudente, sin atentar contra terceros, y más aun
debemos recordar que dichos estudiantes serán los profesionistas de mañana, los
altos ejecutivos con cargos directivos en alguna empresa.
Son numerosas las veces en las que en algún salón de clases, los alumnos por
ejemplo, aprovechan los errores del otro para sobresalir, de tal manera que
pasado un tiempo se nota claramente la intención de algunos, de que otros fallen.
En mi caso, puedo expresar la sensación de desprecio, al llegar a algún lugar
donde mis habilidades parecen ser una “promesa”, aunque no siempre es así,
afirmo con seguridad que en varios lugares, tanto en trabajos como en salones de
clase, alguno de nosotros ha vivido o está viviendo lo antes mencionado.
Entonces ¿Qué nos espera en un futuro? Ya hemos visto, que el problema se ha
acrecentado a tal grado que parece inofensivo, a la vez que nos hemos dado
cuenta de la importancia que tiene el erradicarle, por lo que considero lo siguiente:
El problema sigue creciendo, y estamos condenados a tratar con el, sin poder
hacer algo al respecto; en este caso, quedaría de manifiesto que el ser humano ha
corrompido la moral de tal manera que me hace pensar que estamos
“retrocediendo” de alguna forma, mientras que por otro lado se puede comenzar
una “reforma” de las maneras de pensar entre los individuos de un grupo,
partiendo por el hogar, donde la mayoría de nosotros aprendió los valores que
ahora rigen nuestro comportamiento, esto implicaría también a mayor escala,
políticas institucionales fuertes, con sanciones claras a cualquier tipo de agresor,
únicamente ejecutables por líderes con valores altamente inculcados.
Sé muy bien que el ser humano tiende a formar grupos, sin embargo, debo
expresar lo innecesario que es discriminarnos los unos a los otros solo por la
apariencia física, habilidades, orígenes étnicos, o simplemente la forma en la que
pensamos.

Para finalizar, si el ser humano es reflejo de lo que piensa, y sabemos que éste
teme a ser reemplazado y busca “sobrevivir”, como lo afirma la asociación de
psicoterapeutas “Núria Gou” debemos de empeñarnos en dialogar, y buscar lo
mejor para todos, en vez de dañarnos. Como antes mencioné, todo yace en un
cambio de mentalidad radical, en donde los individuos reconozcan los beneficios
del bien común, y trabajen y actúen alrededor de ello, en vez de velar por sus
propios intereses, cada quien debe estar seguro de lo que es capaz, y, evitando
perjudicar a los demás, debemos trabajar por mejorarnos a nosotros mismos.
La discriminación en instituciones no debe confundirse con el espíritu competitivo,
ni un incentivo para potencializar nuestras capacidades, sino se debe reconocer
como un abuso con daños irreversibles y lamentables.

Referencias Bibliográficas:

Méndez, M. (Desconocido). La respuesta del miedo y la inseguridad: la


agresividad. Acfilosofia. Recuperado de:
http://www.acfilosofia.org/materialesmn/etica-11686/identidad-y-alteridad/445-la-
respuesta-del-miedo-y-de-la-inseguridad-la-agresividad

Núria Gou. (2014, 23 de Mayo). La agresividad, la otra cara del miedo. Núria Gou.
Recuperado de: http://www.nuriagou.com/es/blog/la-agresividad-la-otra-cara-del-
miedo
Tortolero, L. Y. (2008, 6 de Enero). Agresividad. Centro de Desarrollo de
Habilidades Psicolingüísticas (CEDHAP) Recuperado de: http://www.terapia-
psicologica.com.mx/agresividad.php

Valdivieso, R. (2011). La discriminación institucionalizada, una violencia silenciosa.


Universidad Autónoma Metropolitana. Recuperado de:
http://www.izt.uam.mx/sotraem/Documentos/AMET2011/REC/TEXTO/10/10_11.pd
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