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LACTOBACILLUS

Autor (a): Magallanes Pachas Adelcy (adelcy.magallanes@hotmail.com)

Lactobacillus o bacteria del ácido láctico es un género de bacterias Gram positivas


anaerobias facultativas, denominadas así debido a que la mayoría de sus miembros
convierte lactosa y otros monosacáridos en ácido láctico.

Normalmente son benignas e incluso necesarias, habitan en el cuerpo humano y en el


de otros animales, por ejemplo, están presentes en el tracto gastrointestinal y en la
vagina.

La producción de ácido láctico hace que su ambiente sea ácido, lo cual inhibe el
crecimiento de bacterias dañinas. Algunas especies de lactobacillus son usadas
industrialmente para la producción de yogurt y otros alimentos fermentados. Algunas
bebidas de yogur contienen Lactobacillus como suplemento dietético.

Muchos lactobacillus son los únicos seres vivos que no requieren hierro para vivir y
tienen una tolerancia extremadamente alta al peróxido de hidrógeno. Muchos
lactobacillus son inusuales en que ellos operan usando un metabolismo
homofermentativo (es decir, sólo producen ácido láctico a partir de azúcares) y son
aerotolerantes a pesar de la ausencia de cadena respiratoria. Esta aerotolerancia es
dependiente del manganeso y es estudiada y explicada en Lactobacillus plantarum.

Los lactobacillus al igual que las bifidobacterias, son bacterias benéficas que están
contenidas en alimentos probióticos como leches fermentadas, yogures, leches
cultivadas y quesos fermentados.

Por otra parte los lactobacillus llevan un papel fundamental en el cuerpo humano de tal
forma que ellos actúan en la regeneración de la flora intestinal, estimular y regular el
sistema inmune, fermentar residuos de alimentos y actuar como barrera ante bacterias
dañinas contra el organismo hay varios medicamentos uno de ellos es el Liolactil
(lactobacillus liofilizados).

Actualmente, este tipo de microbio se incorpora a los lácteos a través de la fermentación


de los mismos y también se encuentra en forma de complementos nutricionales, en
ambas formas, las propiedades de los lactobacillus se activan cuando llegan a nuestro
aparato digestivo.

Es importante consumir lácteos que contengan estas bacterias ya que los lactobacillus
tienen propiedades muy beneficiosas para nuestro organismo, entre las cuales se pueden
destacar que mejoran la digestión de la lactosa (el azúcar de la leche), que previenen y
tratan las diarreas asociadas a la toma de antibióticos, reducen la hipertensión y los
problemas dérmicos, sintetizan diversas vitaminas (principalmente del grupo B), han
demostrado tener acción anti cancerígena, reducen los niveles de colesterol y desactivan
muchos tóxicos que llegan a nuestro organismo.
La toma de productos enriquecidos con lactobacillus no presenta ninguna
contraindicación, aunque para que esta toma sea efectiva y se traduzca en resultados
beneficiosos para nuestra salud, debe estar incluida en el marco de una dieta equilibrada
y un estilo de vida sano.

Lactobacillus; Característica del Microorganismo:

Morfológicamente, algunos bacilos son bastones delgados y largos; otros son algo
parecido al colibacilo, pero, al contrario de este, todos son gran positivos. Casi todos
son inmóviles, pero se han señalado excepciones. Muchos cultivos muestran una forma
diplobacilar característica, a menudo reniforme. Frecuentemente los cultivos viejos
muestran considerable pleomorfismo.

Los Lactobacilos, son micro aerófilos o anaerobios, pero después de cultivos continuos,
algunas cepas pueden desarrollarse en presencia de aire. Sus necesidades nutritivas son
complejas, y la mayor parte de las cepas no puede cultivarse en los medios nutritivos
ordinarios, q menos que se enriquezcan con glucosa y suero. Las necesidades
individuales de aminoácidos varían de dos a 15; en general, se requiere piridoxina,
tiamina, riboflavina, biotina, ácido fólico y ácido nicotínico, variando las necesidades en
cada caso. Estos requerimientos nutritivos variados tienen aplicación práctica en
técnicas de dosificación microbiológica de vitaminas y de algunos aminoácidos, para
los cuales son mas sensibles que los métodos químicos disponibles. En concentración
adecuada, hay cierta relación definida, incluso lineal, entre la concentración de vitamina
en un medio de cultivo adecuado, pero exento de vitamina, y el desarrollo o la cantidad
de ácido producidos.

Algunos bacilos forman parte de la flora intestinal normal y pueden predominar en


lactantes e individuos con ingestión elevadas de azúcares, especialmente lactosa. Se
supuso que la flora intestinal de lactobacilo era preferible a una flora proteolítica de
coliformes, ya que tendía a inhibir los trastornos degenerativos aumentando la vitalidad
en personas de edad avanzada, y que esa flora podía establecerse consumiendo leches
fermentadas o leches búlgaras y acidófilos. De esta manera puede alterarse la
composición de la flora intestinal, y también mediante el consumo de cantidades
equivalentes de leche azucarada, pero el cambio es pasajero, y no está demostrado que
esa flora intestinal por sí misma favorezca la salud.

Aunque se han encontrado raros casos de relación de Lactobacilos con procesos


patológicos como endocarditis y enfermedad febril, estas bacterias esencialmente no son
patógenas, excepto las raras veces que pueden relacionarse con caries dentales. Son
fundamentalmente interesantes en la industria de derivados lácteos y de fermentación,
donde tienen importancia considerable.

La clasificación de los Lactobacilos se ha basado en la fuente de donde se aislaron.

Los Lactobacilos, según los productos de fermentación de azúcar, se dividen en dos


grupos. El grupo homo fermentativo es el mayor y convierte casi completamente el
azúcar fermentado en ácido láctico; el grupo hetero fermentativo está constituidos por
formas que producen cantidades importantes de otros productos de fermentación,
incluyendo bióxido de carbono, etanol y ácido acético.

En tanto el estudio de aglutinógenos es complicado, por la neta tendencia de lactobacilo


a la aglutinación espontánea en solución salina, entre los Lactobacilos hetero
fermentativos son demostrable diez diferentes aglutinógenos, junto con algunos
antígenos menores compartidos junto con la especie Leuconostoc
LAS BACTERIAS QUE NOS PROTEGEN: LACTOBACILLUS EN
ALIMENTOS PROBIOTICOS

Los alimentos pro bióticos no son otro que alimentos comunes, excepto que dentro de
ellos, contienen microorganismos vivos. Estos microorganismos tienen un poder
antibiótico para combatir ciertas dolencias como pueden ser las diarreas, alergias, gripes
y hasta algunos tumores.

Lo primero que tenemos que aclarar es en que consiste nuestra flora intestinal. La flora
intestinal es un conjunto de microorganismos en su mayoría bacterias, algunas que
resultan beneficiosas y otras que resultan dañinas para nuestro organismo.
Esta flora la tenemos desde nuestro nacimiento, pero a lo largo de la vida es normal que
sufra diversos cambios provocados por los distintos hábitos alimenticios, enfermedades,
uso de antibióticos y medicinas, etc.

Las funciones de este conjunto de bacterias son variadas y entre ellas podemos
mencionar las de fermentar los residuos de los alimentos, estimular y regular el sistema
inmunitario y actuar como barrera frente a las bacterias dañinas para nuestro organismo.

Los alimentos pro bióticos, también llamados alimentos funcionales, contienen


microorganismos que, ingeridos, proporcionan efectos beneficos a nuestro cuerpo. Los
mas comunes y conocidos son los que se incluyen en los productos lácteos, donde se
añaden bacterias como los lactobacilos (lactobacillus), las bifidobacterias
(bifidobacterium) y Streptococcus Termophillus entre otras. Esto es típico en las leches
fermentadas, leches cultivadas, yogures con lactobacilus GG, cuajadas, quesos
fermentados y otros casos muy publicitados.
Beneficios que aportan a nuestro organismo

 Regulación del funcionamiento intestinal: Los lactobacilos tienen la


particularidad de adherirse sobre la pared intestinal impidiendo así el
asentamiento de bacterias dañinas.
La diarrea aparece como consecuencia del aumento excesivo de bacterias
perjudiciales y contra las que actúan los lactobacillus como protección.
Al mismo tiempo, los lactobacillus combaten el estreñimiento acelerando el
tránsito intestinal.
 Frente a algunos tipos de alergia: Se ha observado que los lactobacilos mejoran
los síntomas de alergias y asmas, y también ayudan beneficiosamente en las
patologías dermatológicas como puede ser los eczemas.
 Como prevención contra la gripe: El lactobacilo Casei (L.Casei) tiene un
comprobado efecto preventivo sobre el virus de la gripe.
 Refuerzo del sistema inmunológicos de personas que están expuestas a altos
consumos calóricos, como atletas y ciertas áreas laborales. Lo observado es que
ante la exigencia del esfuerzo físico, el sistema inmunológico se veía reducido.
El consumo de alimentos con lactobacilos ha demostrado aumentar la respuesta
inmune de este espectro de gente.
 Son excelentes para la prevención de intoxicaciones alimentarias.
 Favorecen la digestion de proteínas y lactosa.
 Disminuyen el PH intestinal favoreciendo la absorción de calcio.
 Son necesarios para la síntesis de vitaminas, sobre todo del complejo B.
 Ayudan a disminuir el colesterol (LDL) en sangre.
 Incrementan el peristaltismo intestinal, favoreciendo la eliminación de heces.

Estos microorganismos predominan en el aparato gastrointestinal del ser humano, en la


boca y en la vagina, donde son controlados e influenciados por numerosos factores y su
importancia se debe a la intervención en el metabolismo de los ácidos biliares, de
aminoácidos, vitaminas, ácidos grasos volátiles, fármacos, etc..
Una de las mayores limitaciones de los lactobacillus, tanto sea de los presentes en el
interior como de los que se administran en los alimentos, es la lentitud de
multiplicación, que a veces, permiten a otras bacterias mucho mas rápidas, provocan el
crecimiento de estas e invertir el equilibrio a nivel intestinal, produciendo trastornos.
Por ello la toma habitual de productos enriquecidos con lactobacillus acelera la
velocidad del crecimiento de los mismos garantizando un perfecto mantenimiento de la
flora intestinal fisiológica, impidiendo el ataque y la colonización de bacterias
patógenas, evitando los procesos de putrefacción.
Son resistentes a los jugos gástricos del estomago, llegando al intestino donde se
establecen, fermentando la glucosa y produciendo casi exclusivamente ácido láctico ya
que necesitan un medio ácido para su desarrollo, impidiendo el establecimiento y
crecimiento de otros tipos de flora responsables de la putrefacción y productora de
sustancias tóxicas.
Por lo tanto, una alimentación rica en carne provocará una disminución del número de
lactobacillus. También con la edad tienden a disminuir.
Su crecimiento nos proporciona un medio adecuado para impedir el desarrollo de
infecciones bacterianas intestinales como la disentería, fiebre tifoidea, etc.

La mas importante conclusión es la de incluir alimentos lácteos en nuestra dieta diaria.


Todo el tiempo que estemos aportando sus propiedades al organismo, permanecerán sus
efectos; aunque como estos se eliminan por vías naturales, se requiere del frecuente
aporte de estos a través de los nombrados alimentos para asegurar sus efectos.

TIPOS DE LACTOBACILLUS

A continuación algunos de los tipos de bacterias lácticas más comunes y las cualidades
que se han descubierto de ellas a través de investigaciones médicas:

Lactobacillus bulgaricus

Este nombre se asignó a un organismo aislado por Grigoroff, en 1905, de leche búlgara
fermentada. Ganó importancia por los trabajos de Metchnikoff, quien, como antes se
dijo, creía que la putrefacción intestinal podía reprimirse bebiendo leche fermentada por
este microorganismo.
Cuando mas tarde se demostró que L. Bulgaricus no se implantaba en el intestino, se
empleo en terapéutica experimental se inclinó a favor de L. Acidophilus. Es mas difícil
de cultivar que este, ligeramente mas voluminoso y algo diferente en la fermentación de
azúcares; sin embargo, se relacionan estrechamente.

Se ha señalado que L. Bulgaricus raramente se desarrolla a 15 ºC, muere en cultivos


repetidos en caldo de lactosa – peptona – levadura, es incapaz de desarrollarse en medio
que contengan 2.5 por 100 de cloruro de sodio y no crece en caldo a pH de 7.8, en tanto
que L, acidophilus puede crecer en todas estas condiciones. El bacilo de Boas – Oppler,
visto por primera vez en 1895 en jugo gástrico de pacientes con carcinoma gástrico, es
miembro de este grupo, semejante, sino idéntico, a L. Bulgaricus.

El Lactobacillus búlgaros es el nombre común con el que se conoce a las colonias de las
bacterias Lactobacillus bulgaricus, las cuales son conglomerados de bacterias lácticas y
levaduras de asociación simbiótica estable embebidas en una matriz de polisacáridos,
cuyo tamaño varía de entre 5mm y 2.5 mm; de consistencia elástica y de color blanco-
amarillento.

Los lactobacillus búlgaros presentan Tres diferentes formas estructurales: laminar,


enrollada y convulta; los microorganismos que las constituyen presentan una
disposición de estratos definida. La forma laminar presenta dos superficies, una lisa,
colonizada por lactobacillus cortos y una rugosa, en la que predominan las levaduras;
entre ambas se encuentra una porción intermedia, en donde existe una sustitución de
bacilos cortos por levaduras.

La forma de convoltura presenta tres capas: la externa, con predominancia de


lactobacillus cortos, la media con lactobacillus largos rectos, lactobacillus largos curvos
y algunas levaduras y la interna con lactobacillus excrementus y abundantes levaduras
embebidos en una matriz cavernosa.

Se utiliza una tecnología tradicional de la fermentación de la leche empleando estas


bacterias como cultivo iniciador, que puede recuperarse por filtración y usarse
infinitamente, siempre y cuando se observen algunas medidas mínimas de higiene.
Estos productos han sido importantes en la historia del hombre, las fermentaciones han
sido utilizadas por siglos en muchos países y su origen se pierde en los albores del
tiempo.

Se cree aparecieron como resultado del crecimiento espontáneo de microorganismos


bajo condiciones adecuadas para efectuar la fermentación y así evitar la
descomposición.

Lactobacillus bulgaricus es una bacteria natural útil y un miembro de la familia micro


flora, que se puede luchar contra las bacterias dañinas que pueden invadir su sistema
digestivo.

L. bulgaricus es un tipo de microorganismo que se conoce como un pro biótico


específico. “Los pro bióticos son ‘viven de microorganismos, que, cuando se administra
en cantidades adecuadas, confieren un beneficio de salud en el host,’” de acuerdo a la
organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación.
La acción combinada de estos microorganismos con las bacterias y Streptococcus
thermophilus genera el yogurt que todos conocemos y que los nutriólogos consideran
incluso superior a la leche, debido a que posee proporcionalmente más calcio y no
ocasiona problema de gases intestinales o indigestión a quienes no toleran la lactosa,
dado que sus grasas y proteínas son más fáciles de asimilar.

Además de esto, varias investigaciones han demostrado que estas bacterias lácticas
obligan al cuerpo a producir interferón gamma, sustancia eficaz contra infecciones (en
las mujeres ayuda a evitar aquellas que se originan en la vagina) y que reduce la
severidad en casos de alergia. Por ello, el yogurt se recomienda ampliamente para la
alimentación del ser humano y, en especial, se ha observado que ayuda en la
recuperación de quienes padecen anorexia, asma, alcoholismo e incluso cáncer, sobre
todo de colon.

El L. bulgaricus vive en la mucosa intestinal, la membrana mucosa líneas el tracto


gastrointestinal. L. bulgaricus es lo suficientemente resistente como para ser capaz de
soportar los jugos digestivos ácidos, secretados por el estómago. El organismo crece
cuando es necesario y disminuye cuando no lo es. L. bulgaricus se llama una bacteria
simbiótica; vive en armonía con las otras bacterias útiles que normalmente viven en su
tracto gastrointestinal. Aquí el microorganismo ayuda a neutralizar toxinas y matar las
bacterias dañinas al producir sus propios antibióticos naturales.

El lactobacillus bulgaricus se encuentran en pro bióticos, como en ciertos yogures,


productos lácteos, alimentos de soya y bebidas y algunos jugos. Prebióticas también
ocurren naturalmente en ciertos alimentos tradicionales japoneses como el miso, un
condimento preparado por fermentación de arroz, cebada y habas de soja, con sal y un
tipo de hongo y en el indonesio plato tempeh, una torta de soja fermentada. L.
bulgaricus y otros pro bióticos también se pueden adquirir como suplementos de
cápsula, Tablet PC o polvo de puntos de venta de alimentos.
Lactobacillus rhamnosus o lactobacillus GG

Se emplea en la elaboración de productos lácteos y para enriquecer jugos de frutas,


quesos y complementos alimenticios; ha demostrado que mejora el proceso digestivo y
que se establece en el intestino grueso, previniendo enfermedades infecciosas, incluso
las generadas por virus. Se le empleó recientemente con éxito en una investigación
encaminada a desarrollar métodos novedosos para la prevención de alergias ocasionadas
por alimentos.

De acuerdo a la prestigiada revista científica The Lancet, un estudio efectuado en


Finlandia reveló que los hijos de mujeres que consumieron este pro biótico, 2 a 4
semanas antes del alumbramiento, tuvieron mejor desarrollo de la barrera protectora de
la pared intestinal, mayor respuesta en la formación de anticuerpos y lograron
conformar una flora intestinal adecuada, es decir, reforzaron tres factores que se
encuentran debilitados en pequeños que rechazan ciertos alimentos debido a que su
organismo los considera dañinos y por ello no pueden asimilarlos.

Controla la diarrea provocada por antibióticos y favorece la estabilidad del


funcionamiento intestinal cuando se padece de colon irritable. Suele recetarse a
personas con rotavirus.
Lactobacillus casei

Lactobacillus casei bacteria probiótica, microorganismo anaeróbico facultativo del


género Lactobacillus que se encuentra en el intestino así como en la boca. Se trata de
una bacteria productora del ácido láctico, se emplea en la industria láctea en la
elaboración de alimentos lácteos probióticos (contienen microorganismos vivos que
ejercen importantes efectos fisiológicos si se ingieren en cantidades adecuadas). Esta
especie particular de lactobacilo se ha comprobado que es muy resistente a rangos muy
amplios de pH y temperatura, siendo además un complemento al crecimiento de la L.
acidophilus, un productor de la enzima amilasa (una enzima digestiva de carbohidratos
en la saliva y en el jugo pancreático de mamíferos). Se sabe que mejora la digestión, la
tolerancia a la leche y evita la diarrea.1 Por esta razón se emplea en la elaboración de
diversos alimentos funcionales.

Desde hace más de 30 años hay evidencia del efecto benéfico de estos microorganismos
sobre las defensas naturales, la eliminación de toxinas y microorganismos que
ocasionan diarrea, como los rotavirus. Asimismo, se han estudiado mucho las cepas
casei Shirota, que se descubrieron en Japón y que se comercializa en varios puntos del
planeta desde hace décadas, y casei DN114, generada en Francia.

El Lactobacillus casei es un microorganismo que habita en la boca, vagina y en los


intestinos, no afecta al organismo, más bien lo beneficia.

Genera ácido láctico lo que colabora en la inhibición del desarrollo de bacterias dañinas
y contribuye en la proliferación de las benignas.

Al ser favorable para la digestión, mermar la intolerancia a la lactosa, ayudar a que el


intestino funcione adecuadamente y evitar las diarreas infecciosas, las industrias
alimenticias, en especial las lácteas, vieron en él una utilidad rentable y lo incorporaron
en sus alimentos funcionales.
Se ha comprobado que el L Casei tiene efectos benéficos sobre el sistema defensivo
del cuerpo pero no existen pruebas suficientes que determinen su eficacia en la
protección ante determinadas enfermedades como la gripe o los resfriados.

Recientes estudios en ratones demuestran que estas bacterias lácticas disminuyen el


riesgo de padecer cáncer de colon, y de manera cada vez más insistente se acepta la
eficacia de estos lactobacilos en la prevención y tratamiento de gastritis. También se ha
observado su efectividad al reducir problemas de acidez estomacal en quienes siguen
tratamiento con fármacos que irritan al estómago.

Previene alteraciones intestinales y reduce enzimas fecales, entre otras funciones.

Al L Casei se lo puede encontrar diferentes productos lácteos fermentados, mismos que


vienen a tener una indicación terapéutica aceptada por muchos profesionales de la salud.
El consumo de los diferentes alimentos o productos con contenido de L Casei mejoran
grandemente el estado de salud de toda persona, pudiendo notarse que también se
disminuye el riesgo de que aparezcan determinadas enfermedades, debido a que este
complemento viene a fortalecer el sistema inmune del organismo.
De allí que por ejemplo se puede mencionar como principales propiedades del L Casei
su acción contra las diferentes alteraciones gastrointestinales, la diarrea, la gastritis,
inflamaciones entre muchas otras más. En el caso de la diarrea, los beneficios del L
Casei merecen tener mayor importancia, pues cuando ésta ha sido originada por el
rotavirus, según los profesionales de la salud el complemento lo que elimina
rápidamente. Los beneficios del L Casei ejercen diferentes efectos benéficos en la
salud cuando éstos forman parte de yogur, esto gracias a que se genera un considerable
aumento de las enzimas a-galactosidasa así como β-glucosidasa. Si analizamos en un
modelo murino, se podrá notar que los beneficios del L Casei administradas de forma
oral, son capaces de prevenir la infección pulmonar que es causada por el estreptococos.
Lactobacillus helveticus

Se encuentra habitualmente en fermentos lácteos y quesos maduros. Además de su


efecto protector en el tracto digestivo, llama la atención de los científicos debido a su
capacidad para romper ciertas proteínas de la leche y liberar sustancias que bloquean a
la enzima convertidora de la angiotensina (ECA), compuesto que desencadena procesos
de presión arterial elevada (hipertensión).

Actualmente varias investigaciones buscan encontrar la dosis adecuada de bacterias que


ayudaría a disminuir estos problemas circulatorios de manera "natural" y crear así
nuevos medicamentos que generen efectos secundarios mínimos o nulos, con lo que se
elevaría considerablemente la calidad de vida de los consumidores.

Lactobacillus acidophilus

Este organismo, cultivado por primera vez por Moro en 1900, a partir de heces de
lactante, ha sido aislado del intestino de casi todos los mamíferos, muchos otros
vertebrados y algunos invertebrados. Su cantidad aumenta en el intestino cuando
aumenta el contenido de carbohidratos en la dieta; pueden ser predominantes cuando se
ingiere una dieta láctea. Estos bacilos, bastante gruesos y de longitud variable, se
disponen aislados, a pares frecuentemente algo flexionados en la unión, y en
empalizadas. Las cadenas largas, las formas filamentosas y las formas en maza no son
raras. Los cultivos jóvenes se tiñen uniformemente gran positivos; los cultivos viejos, a
menudo muestran coloración listada o bipolar y pueden decolorarse fácilmente. Las
colonias, generalmente pequeñas, pueden variar en su forma: de la opaca, redonda y lisa
a la aplanada, translúcida e irregular, frecuentemente con aspecto de cristal. Las
reacciones de fermentación son variables, pero la mayor parte de cepas producen ácido
pero no gas, a partir de glucosa, lactosa, maltosa y sacarosa y coagulan la leche en 48
horas. El bacilo de Döderlein (1892), miembro común de la flora vaginal, que se cree
ayuda a las defensas naturales contra la infección por contribuir a la acidez de las
secreciones vaginales, parece ser idéntico a L. Acidophilus.

Lactobacillus acidophilus es una bacteria del género Lactobacillus. Se usa junto con el
Streptococcus thermophilus en la producción del yogur, además se considera, en
términos generales, benéfico, ya que produce vitamina K, lactasa y sustancias
antimicrobianas como acidolina, acidolfina, lactocidina y bacteriocina.

El término Lactobacillus es la unión de un prefijo y una raíz: lacto que significa leche y
bacillus que quiere decir en forma de barra o vara. Por otro lado, acidophilus quiere
decir con afinidad por los ácidos. Esta bacteria crece, fácilmente, en medios mucho más
4condiciones óptimas a unos 45 ºC. El L. acidophilus crece de manera natural en una
gran variedad de alimentos, incluidos la leche, la carne, el pescado y los cereales. No
solo está presente en los intestinos de los animales y en el del propio ser humano, sino
también en la boca y la vagina.

El L. acidophilus absorbe la lactosa y la metaboliza formando ácido láctico. Ciertas


variedades genéticamente similares (conocidas como heterofermentivas) también
producen etanol, dióxido de carbono y ácido acético como subproductos (hay que
reseñar que el L. acidophilus produce exclusivamente ácido láctico). Como cualquier
bacteria puede ser eliminada por un exceso de calor, humedad, o la luz solar directa.

Se sabe que contribuyen a la producción de lactasa, enzima que ayuda a digerir la leche
y sus derivados; además, hay estudios recientes que muestran que también produce
cuatro poderosos compuestos (acidolin, acidophilin, lactocidin y bacteriocin) que
neutralizan a microorganismos invasores. También ha mostrado su acción en mujeres
con infecciones vaginales crónicas.

Nuevas investigaciones realizadas en la Universidad de Nebraska, Estados Unidos,


indican hasta el momento que ciertas cepas de este microorganismo (acidophilus DDS-
1) pueden reducir los niveles de colesterol y neutralizar o inhibir sustancias que generan
cáncer. Otras familias de este lactobacillus han demostrado capacidad para acabar con
algunos hongos y virus, por lo que se cree pueden retardar la manifestación de
enfermedades como herpes y gripe.

El L. acidophilus se considera un pro biótico o bacteria beneficiosa para el hombre. Este


tipo de bacterias habitan en los intestinos (y en la vagina de los mamíferos) protegiendo
a sus poseedores del efecto nocivo de otros microorganismos. La degradación de
nutrientes efectuada por este microorganismo produce ácido láctico, peróxido de
hidrógeno y otros subproductos que crean un medio hostil para otros organismos
indeseables.

El L. acidophilus consume los nutrientes de otros muchos microorganismos entrando en


competencia con ellos y controlando, por la disminución de nutrientes, el desarrollo
desmedido de estos. Durante la digestión, también ayuda en la producción de niacina,
ácido fólico y vitamina B6 (piridoxina). Algunos estudios demuestran que el L.
acidophilus puede ayudar a la des conjugación y separación de los aminoácidos por los
ácidos biliares, que posteriormente pueden ser reciclados por el cuerpo.

Previene la diarrea provocada por radioterapia y es efectiva en el tratamiento contra


estreñimiento.
ULTIMAS INVESTIGACIONES SOBRE LOS LACTOBACILLUS

¿Pueden las elecciones de alimentos y bebidas ayudar a una persona a tener encías
más sanas?

Investigadores japoneses estudiaron a un grupo de aproximadamente 950 adultos para


determinar si el consumo de productos lácteos, que contenían ácido láctico como la
leche, yogurt y queso, resultaba en un menor riesgo de padecer enfermedad de las
encías.

La salud periodontal de los participantes fue evaluada según dos parámetros — la


profundidad de la bolsa periodontal y la pérdida de inserción clínica del tejido de las
encías. Los investigadores encontraron que los participantes que consumían diariamente
55 gramos o más de yogurt o bebidas con ácido láctico presentaban significativamente
menos casos de enfermedad periodontal. Ellos encontraron que el consumo de leche o
queso no era tan beneficioso para la salud periodontal.

Los investigadores especularon que el efecto prebiótico de las bacterias Lactobacillus


podría estar relacionado con encías más saludables. Otro estudio japonés mostró que
beber té verde también podría resultar en encías más saludables, ya que sus
antioxidantes tienen propiedades antiinflamatorias.

De acuerdo con investigadores estadounidenses, quienes gustan del té pueden también


prepararse una taza de té negro (sin azúcar, limón o leche) para ayudar a mitigar o
suprimir el crecimiento de las bacterias que causan la caries y de los ácidos en la boca.

La investigación también ha mostrado una relación entre una ingesta baja de vitamina C
en la dieta y la enfermedad gingival, así que consumir frutas y vegetales con alto
contenido de vitamina C — frutas cítricas, fresas, kiwi, pimientos dulces, tomates,
brócoli y muchas otras frutas y vegetales — puede ayudarlo a tener una dieta más
saludables y encías más sanas.
Bacteriocina de lactobacillus buchnerii como conservador de carne

La biotecnología alimentaria ofrece diversas alternativas para conservar carne; entre


otras las bacterias lácticas ofrecen productoras de compuestos antimicrobianos como los
acidos organicos(láctico y acético) y las bacteriocinas.

Se especulo que La bacteriocina de lactobacillus buchnerii es termorresistente e inhibe


el crecimiento de listeria monocitogenes, lo que favorece su aplicación en la
conservación de carne (fresca y cocida) al prevenir posibles brotes de listeriosis por
consumo de carne contaminada.
Nueva terapia contra la mastitis en mujeres lactantes

Un grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha


probado con éxito un nuevo tratamiento a base de bacterias lácticas en mujeres
afectadas de mastitis, una inflamación del pecho asociada a la lactancia que constituye
la primera causa médica del abandono de esta práctica.

Hasta un quince por ciento de las mujeres que deciden amamantar a sus bebés llegan a
sufrir mastitis, una enfermedad que se da durante la lactancia y que produce la
inflamación de la mama, acompañada casi siempre de infección y fuertes dolores. El
tratamiento que se realiza habitualmente, la toma de antibióticos, sólo surte resultado en
apenas una décima parte de de los casos tratados. Ahora, un grupo de investigación de
la UCM ha desarrollado una terapia con lactobacilos que se ha demostrado eficaz en la
gran mayoría de ellos.Juan Miguel Rodríguez Gómez, director de la investigación,
explica así la naturaleza de esta enfermedad: “La mastitis se produce básicamente por
una alteración del tipo de microorganismos que hay en la glándula mamaria. Al final del
embarazo y durante la lactancia existe una gran diversidad bacteriana, importante tanto
para el neonato como para la madre. Cuando se produce una mastitis, esa diversidad
bacteriana se transforma en prácticamente un monocultivo, formado por estafilococos la
mayoría de las veces y, más ocasionalmente, por estreptococos y otros
microorganismos”.El problema del tratamiento habitual, la administración de
antibióticos, radica en que “se dan unos antibióticos por defecto (generalmente beta-
lactámicos), sin llevar a cabo ningún análisis previo. Dado que la mayor parte de los
estafilococos implicados son resistentes a estos antibióticos, el tratamiento suele
conducir a un empeoramiento de los síntomas y a una cronificación de la infección.

Las mujeres afectadas sólo tienen dos opciones, o aguantar el dolor, o abandonar la
lactancia”. Esta enfermedad, de hecho, constituye la primera causa médica de abandono
precoz de la lactancia materna, una práctica que la Organización Mundial de la Salud
recomienda de forma exclusiva durante al menos los seis primeros meses de vida del
recién nacido, por sus beneficios sobre la salud a corto y a largo plazo.
Probióticos para restablecer el equilibrio microbiano

El método desarrollado por el grupo de investigación de la Complutense se basa en la


administración de probióticos, unos microorganismos basados en bacterias lácticas que,
si se toman en la cantidad suficiente y de manera continuada, resultan beneficiosos para
el sistema inmunitario. El objetivo del tratamiento consiste en la administración de
algunas de las bacterias presentes habitualmente en la leche materna, pero que no se
encuentran en la de las afectadas por mastitis, restableciendo así el equilibrio
microbiano.

Tras varios años de trabajo, el equipo científico ha aislado, de una colección de unos
1.500 lactobacilos de leche humana, cuatro cepas que resultan eficaces en el tratamiento
de la mastitis. El experimento, que se llevó a cabo en veinte mujeres, a las que se dio o
bien el preparado, o bien un excipiente que funcionara como placebo, ha sido todo un
éxito: todas las afectadas que tomaron los probióticos mejoraron rápidamente en un
periodo de entre cinco y siete días, al contrario que aquellas que sólo tomaron el
placebo.

Estos probióticos, por lo tanto, ya han demostrado su eficacia. El siguiente paso para
poder aplicarlos a gran escala es la experimentación en un número mayor de pacientes,
lo que ya se está llevando a cabo en un grupo de 300 mujeres. El objetivo en este caso
será averiguar hasta qué punto son efectivos según el tipo de mastitis, la gravedad de la
misma, etc.

Según los investigadores, el tratamiento exclusivamente con lactobacilos está indicado


en los casos de mastitis leve o moderada, mientras que cuando la dolencia es más grave
es preferible la acción combinada con antibióticos compatibles con la lactancia.
Después del tratamiento con probióticos, y una vez la enfermedad ha remitido,
aproximadamente un cincuenta por ciento de las afectadas puede continuar la lactancia
con normalidad, sin necesidad de suplementos.

La otra mitad, según estos primeros resultados, seguirá necesitando los probióticos a lo
largo de todo el periodo de lactancia para mantener el equilibrio de la flora bacteriana.
Esto, sin embargo, no entraña ningún peligro, ya que se trata de una terapia
completamente inocua que se podría mantener sin problemas a lo largo de toda la vida.

El trabajo realizado por el equipo de la Complutense aporta más novedades: en él se ha


realizado por primera vez en el mundo un análisis microbiológico exhaustivo de la leche
materna en mujeres con mastitis. De hecho, el equipo está recibiendo miles muestras
para su análisis procedentes de ambulatorios, hospitales, asociaciones de lactancia y
particulares de toda España e incluso de diversos países europeos y americanos.

Además, los investigadores han realizado otro hallazgo de gran relevancia, esta vez en
el plano de la ciencia básica: han encontrado el mecanismo por el que las bacterias que
colonizan la glándula mamaria durante el periodo próximo al nacimiento llegan allí
desde el intestino. Según Rodríguez, en esta etapa “algunas bacterias del intestino
materno son capaces de asociarse a ciertas células del sistema inmunitario y migrar con
ellas a la glándula mamaria mediante una vía endógena: la ruta entero-mamaria”. “Este
descubrimiento –añade– abre nuevas perspectivas al uso de probióticos en mujeres
embarazadas o en fase de lactancia”.
¡Un tratamiento eficaz contra la caspa!

Se experimentó con diferentes personas, dándoles una pastilla cuya base es un


probiótico que refuerza las defensas y los resultados fueron sorprendentes.

Hasta ahora se creía que solo la presencia de sebo y de Malassezia en el cuero cabelludo
propiciaba la caspa. Sin embargo, los últimos estudios han demostrado que el origen de
la caspa tiene otro tercer componente, que constituye la causa principal: la
predisposición individual. Y ésta va vinculada a una deficiencia de la función barrera
del cuero cabelludo.

Esta barrera es la protección natural del organismo contra las agresiones del exterior.
Tiene una barrera física —la misma que tenemos en el resto del cuerpo, el estrato
córneo— y un sistema de defensa inmunitario y de regulación de la inflamación. Como
sucede en la piel, cuando la barrera es deficiente se vuelve más permeable, y los ácidos
grasos liberados por el organismo de Malassezia penetran en la piel y proliferan como
locos, provocando una inflamación que hace que aparezca la caspa.

Basándose en todos estos datos, el equipo de investigación de Nestlé, que estudia desde
hace años los probióticos para sus productos alimenticios, ha detectado una cepa, el
Lactobacillus Paracasei ST11, que refuerza la función barrera y nuestras defensas. Y
L’Oréal ha sido la encargada de encerrar mil millones de ese probiótico en una pastilla.

Esta pastilla debe ingerirse una vez al día durante un mínimo de dos meses, dos veces al
año.

Según un estudio realizado a 58 voluntarios (de entre 18 y 60 años) que tomaron una
cápsula diaria durante 8 semanas en el Hospital de Saint-Louis de París se obtuvieron
los siguientes resultados:

 El 64% redujo la caspa libre; el 71% la caspa adherente y al 59% se le redujo el


eritema.

 La cabeza deja de picar a partir de los 15 días.

 Los efectos sobre la caspa se notan pasado un mes, pero lo mejor es que 6
semanas después de terminar el tratamiento, 9 de cada 10 voluntarios no
volvieron a utilizar champús anti-caspa.

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