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En fin, tanto el ESI como el CRM son prácticas típicas de la gestión de la cadena de
sumi- nistros y ciertamente no son prácticas logísticas. De esta forma, con base en la
tradicional lógica de la teoría de conjuntos, podemos zanjar esta discusión y afirmar
que, así como el Transporte está contenido en la Logística, ésta, a su vez, está
contenida en la SCM.
La Figura 2.5 ilustra los ámbitos de actuación de la SCM y de la Logística, y es
básica para la comprensión de las diversas etapas de este trabajo. En ella, y tomando
como base una empresa focal, por una mera cuestión didáctica (en este caso la
fábrica/ montado- ra), se presentan las tres etapas que caracterizan a la llamada
Logística Integrada. Esas etapas son la logística de abastecimiento (o inbound
logistics), la logística interna y la logística de distribución (outbound logstics). En
esa misma Figura 2.5 también se ilustran las prácticas de ESI y de CRM, que se
proponían como ejemplo para diferenciar a la SCM de la Logística, las cuales
aparecen en las posiciones donde más comúnmente se suelen implementar en las
cadenas de suministro.
ESI ESI
Final
abastecimiento
Sistemade
transporte material
stock
A la vista de la figura 2.5 también podemos entender el porqué de que el término SCM se
confunda frecuentemente y se trate erróneamente como sinónimo de logística de abas- tecimiento.
Como hemos comentado, una cadena de suministro puede ser definida como todas las actividades
asociadas con el movimiento de bienes desde el estadio de materia prima hasta el usuario final.
Esto significa que, independientemente del posicionamiento de nuestra empresa focal dentro de la
misma, la cadena es sólo una y va desde la fuente
primaria de materia prima hasta el consumidor final. Por lo tanto, si en la Figura 2.5 nues-
tra empresa focal fuera una fábrica/ montadora, nuestra cadena de suministro abarcaría
sus cuatro eslabones hasta la entrega del producto y/o servicio al cliente final. Como el
término supply se traduce como suministro en español y el área funcional de Compras
o Suministros, en las empresas industriales, es la que generalmente cuida de los ítems
com- prados (del abastecimiento de la empresa), es muy común la equivocación que
estamos comentando, al entender la cadena de suministro como sinónimo del Inbound
Logistics, o sea, de la logística de abastecimiento de la empresa. El término suministro
por tanto, se tiene que entender como suministro del cliente final. Para evitar posibles
errores de interpretación, la mejor recomendación es que siempre se considere que la
cadena de su- ministro lo son todos los elementos (empresas) que colaboran (agregan
valor) en la aten- ción del cliente final, independientemente de que esos elementos estén
corriente arriba o corriente abajo en relación con nuestra empresa (empresa focal).
En esta misma dirección, Lummus y Vokurka (1999) afirman que muchos esfuerzos
en cuanto a la gestión de la cadena de suministros han sido necesariamente incompletos
por- que consideran solamente el lado del abastecimiento (la relación con los proveedores
de la cadena de suministro) de la empresa en cuestión. En su comentario de las
interpretaciones equivocadas del término, los autores citados especifican que la
SCM no es:
• un tipo de gestión de inventarios;
• o una gestión de la logística;
• un tipo de colaboración con proveedores;
• una actividad dirigida solamente al lado del abastecimiento;
• una gestión de la distribución;
• una estrategia de venta;
• el flujo logístico de materiales;
• una gestión del procurement; 9
• un programa de ordenador.
En cuanto a las posibles causas de la confusión terminológica y de la relativa baja
velocidad con que el mismo se ha implementado, Lummus y Vokurka (1999)
relacionan algunos factores tales como:
• falta de procedimientos orientadores (guías) para auxiliar en la creación de alianzas
con los colaboradores en la cadena de suministros;
• fallos en el desarrollo de medidas para seguir y valorar las alianzas;
• dificultades para ampliar la visión de la cadena de suministros más allá
del
procurement y de los procesos de distribución;
• dificultades para integrar los procedimientos internos de la propia empresa;
• falta de confianza dentro y fuera de la empresa;
• resistencia organizativa al concepto de SCM;
• falta de una mayor “sintonía” de la alta dirección con el concepto