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“Año del Buen Servicio al Ciudadano”

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA


ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA:

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

CURSO:
METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION CIENTIFICA

PROFESOR:
LIC. MSC. NORMAN HERRERA GÓMEZ

ALUMNA:
MARY LUISA BARTRA RAMÍREZ

CICLO:
IX

FECHA:
19/09/2017

TARAPOTO - PERÚ
2017
TITULO:

EL DOLO EVENTUAL Y CULPA CONSCIENTE, CONSECUENCIAS DE UNA


INCORRECTA APLICACIÓN.

1.1. Descripción de la realidad problemática

A lo largo de la historia la sociedad tenía grandes problemas en la


solución de conflictos jurídicos para determinar si una persona actuó con
intención o no en un determinado delito; pues a inicios, y hasta el
momento, se castigaba con una mayor severidad los delitos de intención
y con menos severidad los delitos sin intención.

Los dogmáticos al ver este problema tuvieron que hacer un profundo


análisis al aspecto donde se encontraba los elementos subjetivos del
hombre como la intención, el deseo, el querer, la planificación; aspectos
en el cual el jurista no podía determinar en qué momento se iniciaba
estos deseos, o esta intención, solo podía apreciarse los resultados de
estos.

Por tal motivo, los dogmáticos decidieron partir en dos puntos este
aspecto subjetivo pues por un lado está el dolo que para la doctrina
clásica es conocimiento mas una voluntad para la realización del
resultado y la culpa o imprudencia como es llamada por los juristas en la
actualidad .

Quizás para muchos la solución estaba dada pues había una


delimitación en los delitos con voluntad y conocimiento, con los delitos
que no poseían estas características. Pero que pasaba con los delitos
con conocimiento pero sin voluntad, una nueva problemática para el
jurista, pues no se sabía si darle un castigo a modo de dolo o a modo de
culpa.

De esta forma surgieron las subdivisiones que por un lado se habla de


un dolo directo, dolo de consecuencias necesarias y el dolo eventual;
mientras que en la culpa se divide en la culpa consciente y la culpa
inconsciente.
Con el dolo directo, con el dolo de consecuencias necesarias y la culpa
inconsciente quizás el jurista no tuvo mucho problema en delimitarle y
darle sus características particulares, pero al analizar el dolo eventual y
la culpa consciente el jurista se dio cuenta de una gran similitud entre los
dos y por tal motivo trataron de separarlos dando teorías diferenciadoras
o tratando de eliminar una de ellas.

Para analizar este problema primero tengo que buscar las definiciones
de estos dos puntos y buscar en qué punto tiene una similitud o
diferencia.

Según el jurista Muñoz Conde1 dice: “El sujeto se representa el resultado


como de probable producción y aunque no quiere producirlo, sigue
actuando admitiendo su eventual realización”.; al igual que él , el
profesor Santiago Mir Puig2 dice: “Si en el dolo directo, de segundo
grado el autor se representa el delito como consecuencia inevitable; en
el dolo eventual(o dolo condicionado) se le aparece como resultado
posible(eventual). En tanto que la definición de la culpa consciente
según el doctor Luis Miguel Bramont-Arias Torres3 dice:” Habrá culpa
consciente cuando el sujeto si bien no quiere causar el resultado daño al
bien jurídico advierte la posibilidad, le es previsible, de que este se
produzca, pero confía en que este no se va a realizar”. Santiago Mir
Puig4 dice: “La culpa consciente se da cuando, si bien no se quiere
causar la lesión, se advierte su posibilidad y sin embargo, se actúa; se
reconoce el peligro de la situación, pero se confía en que no se dará
lugar al resultado lesivo”.

Como se aprecia todas estas definiciones tienen una cierta similitud


pues todas hablan de una previsión o posibilidad del resultado pero sin
la intención del autor por causar ese resultado, y aquí es el problema del

1 Muñoz Conde, Francisco.- “Derecho Penal” IV Edic. Edit. Tirant Lo Blanch 2000 Valencia
pag. 308.
2 Mir Puig, Santiago.- “Derecho Penal” V Edic. Edit. Tecfoto 1998 Barcelona pag. 245.
3 Bramont Arias, Luis Miguel.- “Derecho Penal” II Edic. Edit. De Libros S.A. 2002 Lima pag.
229.
4 Mir Puig, Santiago.- “Derecho Penal” V Edic. Edit. Tecfoto 1998 Barcelona pag. 270
jurista pues no estoy dando la definición de un solo punto, estoy dando
las definiciones de dos puntos muy importantes para atenuar o agravar
la pena.

Pero antes de profundizar en las diversas teorías que han creado los
juristas para darles una diferenciación hay que dejar bien en claro las
definiciones de dolo y culpa.

El dolo para la doctrina tradicional es el conocimiento y la voluntad por


realizar un tipo penal, el querer realizar dicha acción y consentir el
resultado, o como lo diría José Cereso Mir5 “:el dolo es la conciencia y
voluntad de la realización de los elementos objetivos del tipo, se
distingue un elemento intelectual y un elemento volitivo”; esta
concepción es también llamada la concepción dualista que ayuda de
alguna forma una diferenciación con la culpa pues aunque hay
conocimiento(culpa consciente) no hay voluntad para que se produzca el
resultado. Los juristas también hablan de una concepción monista pues
ellos nos dicen que el dolo es solo el conocimiento del resultado o en
palabras de Enrique Bacigalupo6: “El dolo se caracteriza básicamente
por el conocimiento de los elementos del tipo objetivo”.

Aquí si hay que ser cuidadoso pues si aprobamos que el dolo es el puro
conocimiento entonces la culpa consciente quedaría integrado al dolo
eventual y quedaría una solo clase de culpa que sería la culpa
inconsciente y de esa manera ya no habría una problemática entre dolo
eventual y culpa consciente, pero hay juristas que se oponen a esta
postura y uno de ellos es Claux Roxin en el cual nos dice :”que los
diversos empeños por suprimir totalmente el elemento volitivo del dolo
están condenados al fracaso”.

Por parte del concepto de culpa este sería una transgresión a la norma
de cuidado sin una representación del resultado, aquí hay una carencia
de conocimiento de los elementos del tipo, no hay una voluntad por
realizar un acto delictivo.

5
Cereso Mir, Jose.- “ Curso de Derecho Penal” VI Edic. Edit. Tecnos 1998 Madrid pag.131.
6
Bacigalupo Zapater, Enrique.- “Derecho Penal” I Edic. Edit. Ara 2004 Lima pag. 307.
Por tanto si hay conocimiento hay dolo y si no hay conocimiento
hablaríamos de culpa, para los que defienden esta postura afirman que
el elemento volitivo solo va a servir para agravar la pena y que no va a
ser la característica diferenciadora entre dolo y culpa.

El maestro Muñoz Conde7 nos habla que “el verdadero problema del
dolo eventual desemboca , a la larga, en la identificación de los
indicadores externos idóneos para demostrar , en sede judicial, la
existencia o no del necesario elemento volitivo respecto al concreto
resultado producido; en la medida en que la constatación de la
representación de su probable producción(esto es el elemento cognitivo)
deviene insuficiente a la hora de afirmar o negar que el comportamiento
fue doloso, y ello con independencia de la naturaleza del delito cometido:
ya sea este de lesión o de peligro(concreto o abstracto)”.

Esta es una opinión muy importante y en el cual se comparte; pues lo


que el jurista desea es demostrar en el plano objetivo si hubo o no una
intención, una voluntad por el resultado delictivo pues sería muy fácil por
parte del autor del delito afirmar que no actuó con voluntad y así atenuar
su pena y calificarla como un delito culposo.

Y por otro lado la solución que implantan los juristas apegados a la


concepción monista o cognitiva es eliminar la culpa consciente y que
solo quede como única forma de culpa la inconsciente pues la voluntad
serviría en el dolo solo para agravar la pena.

Pero hay juristas en el cual hablan de la no existencia del dolo eventual


pues ellos afirman que si se parte de una base de que dolo es conocer y
querer la realización típica , en el llamado dolo eventual no solo falta el
elemento volitivo que la doctrina pretende suplir , bien sea con el
consentimiento o bien la probabilidad, sino que también falta el
conocimiento de la realización; pues simplemente hay una
representación del resultado probable y no de haberse tomado las
debidas precauciones . Esta representación no puede asimilarse al

7
Muñoz Conde, Francisco.- “Derecho Penal” IV Edic. Edit. Tirant Lo Blanch 2000 Valencia Pág.
310.
conocimiento de la realización típica como requiere el dolo, por ejemplo
saber que se está matando en el caso del homicidio, la mera
probabilidad no puede identificarse con el conocer y el querer del dolo,
por tanto quedaría subsumido el dolo eventual en la culpa consciente.

1.2. Formulación del problema


1.2.1. Problema general
1.2.1.1. LA PROBLEMÁTICA EXISTENTE ENTRE
DOLO EVENTUAL Y CULPA CONCIENTE

1.2.2. Problemas específicos


1.2.2.1. ¿Hay diferencias entre dolo eventual y culpa
consciente?
1.2.2.2. ¿Hay semejanzas entre dolo eventual y culpa
consciente?
1.2.2.3. ¿Qué tipo de análisis se tendrá en cuenta para
reconocerlas?
1.2.2.4. ¿Es suficiente el elemento subjetivo?
1.2.2.5. ¿Qué acarrea sus efectos en su aplicación?
1.2.2.6. ¿Qué paso con una aplicación incorrecta del
elemento subjetivo?

1.3. Objetivos de la investigación


1.3.1. Objetivo general
ANALIZAR Y DELIMITAR EL DOLO EVENTUAL Y CULPA
CONSCIENTE.

1.3.2. Objetivos específicos


1.3.2.1. Definición de lo qué es el dolo y sus clases
1.3.2.2. Definición de lo que es la culpa y sus clases
1.3.2.3. Analizar las teorías respecto a culpa consciente
y al dolo eventual.

1.4. Justificación de la investigación

Este trabajo, tiene por objeto analizar si existen diferencias o


semejanzas entre el dolo eventual y la culpa consciente. Siendo dos
figuras jurídicas supuestamente similares pero con diferente aplicación
en las penas. Dicho análisis se pretende que ayude a extender el
conocimiento sobre estas figuras y poderlas aplicar de forma correcta,
para que no perjudique al denunciado en el momento que el juez emite
la sentencia.

1.5. Delimitación de la investigación

1.5.1. Delimitación espacial


Respecto al aspecto doctrinario se abarca diferentes teorías
realizadas por los juristas más reconocidos en la materia,
tomando sus opiniones como forma de análisis.

El lugar de investigación para apreciar las consecuencias de la


aplicación incorrecta de estas figuras jurídicas será: El Poder
Judicial del Perú- San Martin – Tarapoto - Juzgado Unipersonal
- Sala Penal de Tarapoto.

Delimitación temporal
Se investigará y analizará en un tiempo determinado de un año.
II. MARCO TEORICO

2.1 Antecedentes de la investigación

Con el transcurrir de la historia la sociedad ha tenido grandes problemas


en la solución de conflictos jurídicos para determinar si una persona actuó
con intención o no en un determinado delito; importante ello, por cuanto
se ha castigado con una mayor severidad los delitos de intención y con
menos severidad los delitos sin intención.

Base esto del problema jurídico aquí planteado sobre el límite entre el
dolo eventual y la culpa con representación al momento de imputar un
delito causado por un conductor en un accidente de tránsito. Antes de
asumir una posición frente a este importante debate jurídico, se hace
necesario hacer algunas precisiones conceptuales emitidas por
importantes tratadistas a nivel internacional y nacional.

En cuanto a los tratadistas internacionales se destaca el profesor


Fernando Molina de la Universidad Autónoma de Madrid quien resalta que
no es posible encontrar diferencia cualitativita entre dolo eventual e
imprudencia, agregando que desde el punto de vista de su estructura son
idénticos8 .

En Alemania el criminalista y Profesor en Friburgo Middendorff 9, asegura


que conducir en estado de embriaguez, darse a la fuga en caso de
accidentes graves y cometer reiteradas veces infracciones de tránsito,
aun simples, califican al contraventor de criminal. Por consiguiente es
dable que con frecuencia los delitos de tránsito reflejan la existencia del
dolo eventual.

En América Latina, más específicamente en Venezuela el debate se viene


dando hace algunos años y se ha producido gran cantidad de literatura al
respecto, destacándose Mireya Bolaños González en su artículo “Algunas
consideraciones teóricas acerca del dolo eventual”, escrito donde,
pretende presentar al dolo eventual como una verdadera categoría del
dolo y no como una forma especial de la culpabilidad, ubicando la
voluntad en un lugar de mayor relevancia frente a la representación, “ya
que si bien es cierto que ni la representación ni la voluntad logran por si
solas explicar el comportamiento a título de dolo eventual, es la voluntad
manifiesta la que imprime trascendencia, dentro del campo jurídico penal,
a la representación.”10 Concluye que el dolo eventual se caracteriza por la

8
MOLINA FERNANDEZ, Fernando. Antijuridicidad penal y sistema del delito. Editado para América
Latina por la Universidad Externado de Colombia. 2003. página 746
9
MIDDENDORFF, W. Universidad de Friburgo-Alemania Estudios de Criminología Histórica. España.
Espasa-Calpe. 1981.
10
BOLAÑOS GONZÁLEZ, Mireya. Algunas Consideraciones Teóricas Acerca Del Dolo Eventual.
Revista CENIPEC.24.2005. Enero-Diciembre. ISSN:0798-9202
actitud que pone de manifiesto el sujeto al asumir un riesgo que podría
llegar a convertirse en daño o lesión. La culpa se caracteriza por la
indiferencia que demuestra el sujeto en prestar la debida atención en el
comportamiento que despliega.

En el caso del dolo el sujeto tiene conciencia de que asume un riesgo y


de que a partir del mismo pueden generarse resultados, es decir, es un
actuar conscientemente riesgoso, es en última instancia un actuar
temerario. En el caso de la culpa el sujeto no tiene conciencia de que
producirá resultados dañosos, su actuar es inocentemente descuidado, y
aunque voluntario porque es libre, no es intencional, no existe propósito
criminal al cual dirigirse.

En ambos casos el sujeto se vincula psíquicamente con su hecho, pero


cada hipótesis exige una actitud diferente por parte del sujeto. Esta
independencia en el comportamiento del sujeto en uno u otro caso es lo
que marca la diferencia cualitativa entre dolo eventual y comportamiento
culposo. En el mismo sentido, en este país se encuentra una sentencia
relevante frente al tema emitida por la Sala Constitucional Magistrado
Ponente: Francisco Antonio Carrasquero López 12 de abril de 2011,
explica que el dolo eventual se presenta cuando el agente se representa
como posible o probable la consecuencia de su ejecutoria y, sin embargo,
continúa procediendo del mismo modo: acepta su conducta, pese a los
graves peligros que implica y por eso puede afirmarse que también
acepta y hasta quiere el resultado. Se habla de culpa, en cuanto a
imprudencia se refiere, respecto a casos típicos como el de quien
descuidadamente limpia un arma e hiere accidentalmente a otro; pero
cuando la temeridad es tan extrema que refleja un desprecio por los
coasociados, las muertes acarreadas deben castigarse como homicidios
intencionales a título de dolo eventual. 11 Concluye en que un alto
porcentaje de transgresiones del tránsito son cometidas dolosamente, es
decir, intencionalmente. Recientemente en Argentina la polémica ha
tomado fuerza y se ha destacado el Doctor Adrián Marcelo Tenca quien
presentó el 13 de octubre de 2012 “Dolo eventual: una creación
dogmática en perjuicio del imputado. Propuestas alternativas” donde
propone la eliminación del dolo eventual, partiendo de la base de que el
dolo es el conocimiento y voluntad del tipo objetivo, y consensuando que
así, debe estar integrado por estos dos elementos, uno cognoscitivo y otro
de carácter volitivo. Es este autor el que seguiremos para exponer nuestra
tesis sobre el tema en el tercer acápite.

11
VENEZUELA. SALA CONSTITUCIONAL Magistrado Ponente: Francisco Antonio Carrasquero
López. 12 de abril de 2011Exp. Nº 10-068
En tal sentido, explicó que partir de este presupuesto, analizó las distintas
teorías que intentaban justificar al dolo eventual y que, en definitiva, no
hacían más que tratar de sortear la dificultad de diferenciar a la culpa
consciente del dolo eventual.

Así, en su obra ha tratado de dar su opinión respecto de por qué ninguna


de estas teorías ha podido vislumbrar ese límite tan fino que diferencia a
los tipos dolosos y culposos cuando se habla de dolo eventual y de culpa
con representación.12 Se concluye en su libro que si uno parte de la base
de que el dolo es conocimiento y voluntad de tipo objetivo, las únicas
clases que se adecuan a esta conceptualización son el dolo directo y el
dolo de consecuencias necesarias o dolo directo de segundo grado,
porque en ellas se divisa una cohesión perfecta entre lo que el individuo
quiere y lo que hace.

Explica que el dolo eventual es una “creación dogmática en perjuicio del


imputado”, porque más allá de las posiciones doctrinarias, varios autores
han advertido que cuando aparece algún hecho con repercusión pública,
generalmente los jueces se ven tentados a recurrir al dolo eventual, en
tanto el tipo culposo no cumple con la función de la pena en cuanto a la
prevención general positiva fundamentadora o limitadora.

Por eso identificó que una de las propuestas, para evitar este salto de lo
culposo a lo doloso, sería aumentar las penas en los delitos culposos,
dejando una graduación importante entre el mínimo y el máximo, de modo
tal que si el resultado ha sido de gravedad extrema, el juez se vea con la
libertad suficiente para imponer una pena que cumpla con la prevención
general positiva.

En cuanto a la a jurisprudencia Colombiana se hace imprescindible


aclarar que ha cambiado continuamente sus posturas al respecto del
tema tratado; hasta el año 2000 se mantuvo conformidad con los
postulados de la teoría del consentimiento para explicar la frontera entre
el dolo eventual y la culpa con representación; a partir de la Ley 599 de
2000, se adoptó la teoría de la representación, al definir el dolo eventual
el los términos establecidos en el artículo 22 de dicha ley: “(…) también
será dolosa la conducta cuando la realización de la infracción penal ha
sido prevista como probable y su no producción se deja librada al azar”.
12 Son muchos los escritos que en Colombia se han producido frente a
estos temas, entre ellos uno de los más destacados es el doctrinante
Estrada Vélez quien reconoce que el límite entre el dolo eventual y la
culpa con representación es casi imperceptible, como criterio para
diferenciarlo acude a la teoría del consentimiento y asume que el agente

12
http://april.derecho.uba.ar. Revista Derecho al día Año IX. Número 168. Consultado el 12 de
septiembre de 2012.
actúa dolosamente cuando “obra corriendo el riesgo que pueda derivarse
de su comportamiento, admitiendo en cierta forma el resultado nocivo que
su conducta pueda ocasionar”13

Reyes Echandía por su parte sostiene que existe dolo eventual “en el
caso de que la previsión de un resultado antijurídico, ligado solo
eventualmente a otro inequívocamente querido, no detiene al agente en la
realización de su propósito inicial”. 14 De lo anterior se colige que según el
autor en el dolo eventual y en el evento en que haya la previsión de un
resultado antijurídico ligado a otro inequívocamente querido no es otra
cosa que el dolo directo de segundo grado, esto es, el de consecuencias
necesarias lo que significa que si no se da el segundo evento no se
presenta el dolo. Nydia Cecilia Díaz Pérez, magister en derecho penal de
la Universidad Libre publica el articulo "Discusión Jurisprudencial sobre el
dolo eventual y la culpa con representación en delitos de homicidio
ocasionados en accidentes de tránsito".

En donde presenta un reporte acerca de una sentencia precedente del


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá –Sala Penal–proferida el
28 de julio de 2009, de un hecho en el que fue modificada la calificación
de la conducta de homicidio culposo a título de dolo eventual en un
accidente de tránsito. Hace reflexión sobre cuáles son las diferencias que
existen entre la culpa con representación y el dolo eventual, aludiendo a
las diferentes teorías al respecto.

Entre las teorías mencionadas por la doctora Díaz Pérez se encuentran la


Teoría del consentimiento, Teoría de la probabilidad y la Teoría de la
indiferencia, la cual observa la actitud interna del sujeto frente a la
previsible producción del resultado lesivo. Teoría de la probabilidad, cuyo
acento está puesto en el elemento intelectivo: el conocimiento.
15 Concluyendo que estas teorías se ocupan de marcar la distinción entre
culpa consciente y dolo eventual se diferencian entre sí por prevalecer en
algunas el elemento volitivo y en otras el intelectivo. El pronunciamiento
más interesante lo ha hecho el Doctor Leónidas Bustos el 25 de agosto de
2010. (Ver anexo A) Corte Suprema De Justicia quien refiriéndose a la
teoría de la evitación dice lo siguiente: “La voluntad de evitación y la
confianza en la evitación son conceptos que tienen la virtualidad de
excluir o reafirmar una u otra modalidad de imputación subjetiva, según
concurran o no en el caso específico. El primero implica un actuar. El

13
ESTRADA VÉLEZ, Federico. (1972). Manual de Derecho Penal. Medellín: Colección Pequeño Foro.
Citado en “La dogmática como comentario de la ley” Universidad de Antioquia junio de 2007
14
REYES ECHANDÍA, Alfonso. Derecho Penal, parte General. Bogotá: Universidad Externado de
Colombia. 1972. Página 251.
15
Revista Logos Ciencia & Tecnología ISSN: 2145-549X editorial Policía Nacional de Colombia. fasc.2.
2010. Págs.184 – 194
segundo, la convicción racional de que el resultado probable no se
producirá. Si existe voluntad de evitación, se excluye el dolo eventual,
pero no la culpa con representación. Si existe confianza en la evitación, y
esta es racional, se reafirma la culpa con representación y se excluye el
dolo eventual. (…)16

El anterior pronunciamiento permite inferir, que en virtud de lo expresado


por la Corte en el año 2010 se abandona por completo la postura clásica
de que el dolo es conocer y querer un resultado antijurídico, eliminando el
llamado “elemento volitivo” del dolo.

El dolo eventual consiste en el actuar con conocimiento por parte del


sujeto de que su conducta genera un peligro de realización del tipo, es
decir, el autor atribuye a su conducta la capacidad de realizar el tipo y sin
embargo no desiste de ella. Gómez Benítez, expresa que” (…) el dolo
(por lo menos en forma eventual) se determina cuando el autor ha obrado
conociendo el peligro concreto que se deriva de su acción y superando
dicho peligro claramente el riesgo permitido.

En tales supuestos, la jurisprudencia ha puesto de relieve que el posible


deseo del autor de que el resultado no se produzca no puede ser
considerado como elemento que excluya el dolo (eventual).17 En la
Universidad Libre la revista Dialogo de Saberes publica en de junio de
2011 un artículo firmado por Omar Huertas Díaz, quien analiza la
sentencia proferida por la Corte Suprema de Justicia de Colombia, Sala
Penal, respecto al caso del ciudadano Rodolfo Sebastián Sánchez Rincón
a partir de las disertaciones de Habermas sobre la administración de
justicia y los presupuestos jurídico penales sobre dolo eventual.

Donde determina las consecuencias jurídicas que se derivan de la nueva


interpretación aprobada por esta Corporación, que dio vida jurídica a la
discusión sobre la calificación del homicidio causado en accidente de
tránsito por una persona embriagada a título de dolo eventual.

Y concluye, que es “necesario adoptar un criterio único del dolo, en donde


se verifique que en el obrar del individuo se conjugaron tanto el
conocimiento de todos los elementos del tipo como la voluntad de
realización, porque si existe la mínima duda en torno a esto, por el
principio indubio pro reo se debe adecuar la conducta a la modalidad
culposa cuando el legislador penal la establezca como tal. “(…)

2.2 Bases teóricas

16
COLOMBIA. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. 32964 (25-08-10) M. P. José Leonidas Bustos
Martínez.
17
GÓMEZ BENÍTEZ, José Manuel. Teoría jurídica del delito. Derecho Penal. Parte General, Madrid.
1994, pág. 208.
Existen diversas teorías que sustentan al dolo eventual y la culpa
consciente son:

2.2.1. Teoría del Consentimiento

Esta teoría, que siempre fue antagónica con la de la representación,


es a la vez la más aceptada e influyente de las teorías volitivas. La
misma exige para el dolo eventual, junto a la previsión del resultado,
que el sujeto haya certificado el resultado interiormente, es decir,
que haya estado de acuerdo con el resultado. Si el agente no
consiente el resultado nos ubicamos en el campo de la culpa
consciente. Es precisamente en la aprobación del resultado como
una realidad interior autónoma añadida a la previsión de la
producción del mismo donde radica la característica esencial del
dolo eventual. (Hay que tener mucho cuidado con esta teoría, ya que
la aceptación del resultado como posible significa abarcar los límites
con el dolo de primer y segundo grado respectivamente). En
consecuencia, para la mencionada teoría, es primordial que el
agente vea y se resigne con el resultado.

Esto es indemostrable en la práctica. De acuerdo a la conocida


formula de Frank18, existe dolo eventual si el sujeto se dice a sí
mismo: “si yo supiese que ha de tener lugar el resultado delictivo,
dejaría enseguida de actuar”19 . Dos elementos son necesarios: a)
Que el sujeto se represente el resultado típico como probable, y b)
Que el sujeto consienta o acepte el resultado.

2.2.2. Teoría de la Indiferencia

Del mismo nombre se puede deducir la teoría aquí expuesta. El


agente, al momento de comunicar su conducta, muestra total
indiferencia (subjetiva) hacia la posible realización del tipo,
configurándose el dolo eventual, en oposición si el agente se
preocupa o no está de acuerdo con la producción del hecho típico
estamos ante culpa consciente 20 . La teoría de la indiferencia
constituye la versión más estricta de la teoría del consentimiento.

El agente social debe de actuar con indiferencia con la seria


posibilidad de lesionar o colocar en peligro al bien jurídico, de modo
que asume el riesgo de su realización.

18
Las fórmulas de Frank se encuentran detalladas en: ROXIN, Claus. “Derecho Penal Parte general.
Tomo I Fundamentos La Estructura De La Teoría Del Delito”. Civitas. S. A. Madrid. 1997. pgs. 438- 439.
19
MIR PUIG. “Derecho Penal Parte General”. B de f. Julio César Faira editor. Montevideo -Buenos
Aires. 2007. pg. 266
20
MADRIGAL GARCÍA, Carmelo, y RODRÍGUEZ PONZ, Juan Luis. Magistrados. Íbid. pgs. 6-7.
La indiferencia es un indicio inequívoco de que el sujeto se ha
resignado al resultado y por tanto ha actuado dolosamente. La
indiferencia constituye dolo, porque no es lo mismo el no saber que
el no querer saber. Entonces, cuando el agente observa el riesgo y
muestra interés, es decir, actúa sin indiferencia, se asume la culpa
consciente.

2.2.3. Teoría de la no Puesta en Práctica de la Voluntad de Evitación


(Kaufmann)

Dentro de las teorías volitivas, la teoría de la no puesta en práctica


de la voluntad de evitación, emana del concepto de acción final de
Armin. Kaufmann, quien afirma que cuando el sujeto se ha
representado la posibilidad del resultado existe visiblemente dolo
eventual. Por el contrario, niega la concurrencia de dolo eventual
cuando el individuo se ha representado la posibilidad del resultado y
su voluntad conductora estuviera dirigida a la evitación del
resultado21 . Cuando el sujeto deja que los sucesos sigan su curso
sin hacer nada en contra, a menudo se puede deducir que el mismo
se ha resignado al resultado. Si, por el contrario, realiza esfuerzos
para evitarlo, entonces con frecuencia confiará en el éxito de
aquellos y por tanto no actuará dolosamente 22 . Las tres teorías
descritas, supra, son las volitivas con más arraigo en nuestro
ordenamiento jurídico. No solucionan el conflicto del dolo eventual y
la culpa consciente en la práctica diaria judicial.

2.2.4. Teoría de la Probabilidad o de Representación

Estas teorías difieren de las volitivas porque dejan de lado el


elemento volitivo y se centran únicamente en el elemento cognitivo
del dolo. El problema central de esta teoría está en cómo medir la
probabilidad. La teoría de la probabilidad dice que hay dolo si el sujeto
considera predominantemente la probabilidad que se efectuará el tipo
del delito. Pero entramos al conflicto de cómo establecer la
probabilidad en la cabeza del agente; ciertamente imposible. Como
modificación de las variantes de esta teoría, se establece en la
conciencia un quantum de elementos causales de los que se deriva
un riesgo de elaboración del resultado que ha de tomarse en serio; sin
embargo, continuamos con la misma dificultad de determinar la
probabilidad 23 que se representó el agente social en el caso concreto.

21
VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. “Derecho Penal Parte General”. Grijley. Lima. 2007. pg. 371
22
ROXIN, Claus. “Derecho Penal Parte general. Tomo I Fundamentos La Estructura De La Teoría Del
Delito”. Civitas. S. A. Madrid. 1997. pgs. 436 y 437.
23
ROXIN, Claus. Ibíd. pg. 433.
Si el agente advierte de probable el resultado habrá dolo eventual, y si
el agente observa como lejana la probabilidad del resultado, estamos
ante culpa consciente. No importa que el sujeto esté o no de acuerdo
con el resultado, ni que consienta o no con el mismo 24 . Esta teoría
exige menos requisitos que la del consentimiento para afirmar la
existencia del dolo eventual. Para los partidarios de esta teoría, es
suficiente que el autor se haya representado o planteado la
posibilidad que el resultado pudiera producirse y, a pesar de ello,
actuó. Prescinde pues, de indagar si el sujeto consintió o no, por
entender ante todo que no es preciso político-criminalmente saberlo y,
en segundo lugar, porque esta averiguación psicológica ofrece
dificultades enormes.

La diferencia entre el dolo directo y el dolo eventual radicaría en una


diferencia de posibilidades, todas en el dolo directo y en el dolo de
segundo grado, muchas en el dolo eventual25 . Es necesario señalar
que la probabilidad del resultado es un factor importante, pero no la
probabilidad que se planteó el agente social al momento de
contradecir la norma, pues no todos vamos por la vida planteándonos
probabilidades de todos nuestros actos. Además, saber con certeza la
mencionada probabilidad es materialmente imposible.

2.2.5. Teoría de la Posibilidad

La versión extrema de la teoría de la probabilidad la desnaturaliza, ya


que corta la discusión entre dolo eventual y culpa consciente. Toda
culpa es culpa inconsciente, afirma Schröder, pues no se podría hablar
de culpa consciente en el sentido en que se ha hecho hasta ahora, de
modo que habría que distinguir dolo e imprudencia totalmente como
conocimiento y desconocimiento.

En el caso de Schmidhäuser, el tenaz mantenimiento de la teoría de la


posibilidad es consecuencia de una concepción discrepante por
principio sobre la cualidad de doloso, que él concibe como elemento de
la culpabilidad sin elemento volitivo alguno, del mismo modo que
pretende restringir en general la conducta volitiva al injusto y entender
la culpabilidad como conducta intelectual lesiva de bienes jurídicos 26 .

24
VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. “Derecho Penal Parte General”. Grijley. Lima. 2007. pg. 371.
25
MADRIGAL GARCÍA, Carmelo, y RODRÍGUEZ PONZ, Juan Luis. Magistrados. “Derecho Penal
Parte General”. Carperi. Madrid. 2004. pgs. 6-7.
26
Autores citados en: ROXIN, Claus. “Derecho Penal Parte general. Tomo I Fundamentos. La Estructura
De La Teoría Del Delito”. Civitas. S. A. Madrid. 1997. pg. 433.
2.2.6. Teoría de la No Improbable Producción del Resultado (Jakobs)

El agente social, en el caso concreto, debe juzgar que su conducta


puede ocasionar un hecho típico, y dicha probabilidad está fundada en
el riesgo creado 27. Debemos observar y no dejar pasar de lado que la
teoría de la imputación objetiva está incluida en todo el tipo penal. El
dolo eventual se manifiesta en el momento de la acción, donde el
agente juzga que la realización del tipo como consecuencia de su
acción no es improbable. Para la mencionada teoría, es básica la
demostración del elemento cognitivo. La culpa consciente se manifiesta
cuando no hay probabilidad visible para el agente al tiempo de realizar
la acción Jakobs utiliza la figura de la habituación al riesgo, explica que
hay riesgos no permitidos que sin duda existen estadísticamente, pero
que ya no se pueden mostrar en la experiencia individual. Quien
conduce moderadamente bebido un automóvil origina un riesgo
estadísticamente calculable, pero individualmente insignificante si
existe cierta habituación en relación con el resultado. Lo mismo
sucedería cuando se supera la velocidad máxima o cuando no se
respeta la distancia de seguridad. Tendría en cambio dolo de lesión
quien adelanta en una carretera estrecha invadiendo el carril contrario
o atraviesa a ciegas un semáforo en rojo. La dificultad de la teoría es
esencialmente demostrar la probabilidad que el agente social observó
al representarse su conducta (estado mental) 28 .

2.2.7. Teoría del Riesgo (Frisch)

En la teoría del riesgo que Frisch acomete en su monografía "Vorsatz


und Risiko" ("Dolo y Riesgo” 1983), la aludida teoría claramente
cognitiva nos revela que para calificar una conducta a título de dolo
eventual únicamente es necesario el conocimiento de la elevación del
riesgo no permitido46. Así, nos situamos en el elemento objetivo del tipo,
ya que para esta teoría el "saber" del sujeto no podría referirse al
resultado típico, simplemente por la sencilla razón de que este no se ha
producido en el momento de la acción. Se debe rescatar lo
transcendental de esta premisa ya que, en el dolo eventual, el agente
social no puede percatarse del resultado de su acción porque ahí el
trabajo se nos simplifica y acudiríamos directamente al dolo directo o al
dolo de consecuencias necesarias. Esta teoría deja totalmente de lado el
elemento volitivo, únicamente el conocimiento del riesgo justificaría la
más inflexible punición del dolo. Para quien se ha percatado del riesgo

27
VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. “Derecho Penal Parte General”. Grijley. Lima. 2007. pg. 372
28
JAKOBS, Günther. “Derecho Penal Parte General Fundamentos y Teoría de la Imputación”. Marcial
Pons. Madrid. 1997. pgs. 271-278
propio de su conducta, que la convierte en prohibida y típica
normalmente, puede y debe cumplir el mandato de la norma de una
manera más sencilla que la persona que justamente no ha aprehendido
esa peligrosidad amenazante

2.3 Definición de términos básicos

2.3.1. Dolo

Actualmente, en nuestro Código Penal no encontramos una


definición clara y concisa del dolo, la cual sirva de parámetro para
iniciar de una manera directa el presente trabajo, pues la
dogmática penal sienta sus bases en la ley. Sin embargo, la
doctrina mayoritaria y la jurisprudencia actual configuran y aceptan
que dolo es conocimiento y voluntad de la realización de todos los
elementos del tipo objetivo y es el núcleo de los hechos punibles
dolosos. Cabe aclarar, que el dolo también puede abarcar a los
elementos que agravan o atenúan la pena 29.

Al existir unanimidad en los conceptos de dolo directo y dolo de


consecuencias necesarias, no existe mayor conflicto en las citadas
figuras. El dolo se presenta dentro del tipo desempeñando una
función reductora, como una de las bases alternativas de
imputación subjetiva que impiden la responsabilidad objetiva,
sorteando el versari in re illicita 30 .

El maestro del finalismo, Welzel, entiende como elementos del dolo


a: 1) Toda acción consciente es llevada por la decisión de acción,
es decir, por la conciencia de lo que se quiere. Este es el elemento
intelectual. 2) La decisión de querer realizar la conducta, el
elemento volitivo. Hay que tener en cuenta que la finalidad del
agente es muy importante para el mencionado sistema. El mismo
autor señala que el dolo como mera decisión de un hecho es
penalmente irrelevante, pues el derecho penal no puede afectar el
mero ánimo de obrar. Solamente cuando conduce al hecho real y lo
domina, es penalmente relevante.

VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. “Derecho Penal Parte General”. Grijley. Lima. 2007. pg. 354.
29

ZAFFARONI, Eugenio Raúl/ALAGIA, Alejandro/ SLOKAR, Alejandro. “Derecho Penal Parte


30

General”. Ediar. Buenos Aires. 2000. pg. 495


El dolo penal tiene siempre dos dimensiones, no es solamente la
voluntad tendiente a la concreción del hecho, sino también la
voluntad apta para la concreción del hecho. Dolo es conocimiento y
querer de la concreción del tipo 31 .

Para el funcionalismo, si la expectativa normativa consiste en que


una persona actué en sociedad motivándose en el cumplimiento de
la norma, es decir, actuando como ciudadano perfecto portador de
un rol, la evitabilidad que se exige no sería una de carácter
individual, sino objetiva. En consecuencia, el déficit de motivación
que exista en la persona se manifestaría como algo que, en
términos tradicionales, se corresponderían con el dolo y la culpa. El
dolo y todos los elementos del lado subjetivo, como hecho psíquico
no fundamentaría el injusto, sino solamente sería un indicio de la
existencia de la falta de motivación para cumplir la norma. Y esta
motivación recién se podría verificar en un nivel ulterior, en la
culpabilidad 32 . Se divide al dolo en el injusto y en la culpabilidad.
Dicha postura es aquí rechazada, pues en el presente trabajo
defendemos la tesis que indica que el dolo, con sus elementos
cognitivos y volitivos, se sitúa en la imputación subjetiva del tipo.
Sin menospreciar el citado pensamiento, se sitúan estas ideas en
nuestra actual teoría del delito.

Es obvio que para abordar la discusión entre dolo eventual y culpa


consciente es primordial definir las tres divisiones del dolo en la
doctrina mayoritaria. El dolo se divide en: a) Si el agente social
tiene la intención y la voluntad directa de ejecutar el delito (dolo
directo). b) Si tiene la intención y la voluntad indirecta de ejecutar el
delito (resultado necesariamente ligado al efecto querido) (dolo
indirecto)33 . c) Dolo eventual, el cual desarrollaremos con mayor
amplitud, infra, en el actual trabajo. Presentaremos algunos
ejemplos para aclarar las categorías que se encuentran dentro del
dolo. El agente social-autor tiene por meta acabar con la vida de su
suegra, por motivos “x”. Entonces prepara un suculento almuerzo el
cual producirá la muerte de ésta, pues hay una dosis letal de
veneno que él mismo ha mezclado en la comida. La suegra ingiere
el alimento y muere a causa del veneno instalado en los alimentos;
por tanto, dolo directo. Dolo de consecuencias necesarias, (dolo
indirecto o dolo de segundo grado), en puridad de verdad es sólo
una variante del anterior. El agente social con su conducta

31
WELZEL, Hans. “Derecho Penal Parte General”. Trad. de Conrado A. Finzi. Depalma. Buenos Aires.
1956. pgs. 63, 64.
32
ABANTO VÁZQUEZ, Manuel A. “¿Normativismo Radical o Normativismo Moderado? Conferencia
Dictada En El Marco Del “VI Curso Internacional De Derecho Penal”
33
BACIGALUPO, Enrique. “Manual De Derecho Penal”. Temis. Bogotá. 1996. pg. 112.
comunica igual meta matar a su suegra, pero en el plan que realiza
sabe que puede ocasionar otras muertes con seguridad. Ejemplo:
el agente en el afán de matar a su suegra coloca un explosivo
potente en un bus interprovincial donde ella va a viajar. Se trataba
de un feriado largo semana santa y dicho bus estaba repleto de
pasajeros, en el trayecto la explosión mata a todos en el bus. La
muerte de la suegra se ha realizado con dolo directo es la “meta”
del autor, mientras que la de los demás pasajeros se ha producido
con dolo de consecuencias necesarias, siendo una consecuencia
de la acción buscada por el agente social autor. Hasta aquí el
concepto de dolo en la doctrina mayoritaria.

El dolo de primer grado o directo (Imputación subjetiva del tipo), es


la comunicación contraria a la norma jurídico penal que es de fácil
aprehensión práctica, debido a que se manifiesta una intensidad
comunicativa agravada en base a la elevación desmedida del
riesgo permitido. Y la clara previsibilidad del agente hacia su deber
inmediato de salvaguardar derechos ajenos. El agente contraviene
la norma jurídico penal con la máxima probabilidad lógica que el
hecho sucediera. En este punto los datos forenses son nítidamente
superiores y cualquier alegación en contra de la realidad es
irrelevante.

El dolo de consecuencias necesarias o de segundo grado


(imputación subjetiva del tipo), es la comunicación contraria a
derecho dirigida a atacar derechos de un agente social
determinado, pero que en el camino de dicha comunicación se
afectan otros derechos. La comunicación era previsible nítidamente
por la elevada intensidad del riesgo jurídicamente desaprobado. La
norma jurídico-penal es desestabilizada claramente y se observa
nítidamente la probabilidad lógica de los resultados: el próximo y el
adyacente; no son valederas las alegaciones en contra.

2.3.2. Culpa

El dolo es la forma ordinaria y más gravosa, pues el agente al


conducirse en sociedad demuestra con su conducta dotada de
conocimiento y voluntad, una evidente contrariedad a la norma
jurídico penal. En la culpa el agente comunica contrariedad al
ordenamiento jurídico, pero sin conocimiento y voluntad. Por el
contrario, lo hace con cognoscibilidad y previsibilidad (elementos
subjetivos) al infringir un deber de cuidado sin siquiera
representarse la elevación o creación de un riesgo jurídicamente
desaprobado (culpa inconsciente).
El daño ocasionado en la esfera jurídica ajena no puede diferenciar
el dolo de la culpa. El resultado dañoso de una conducta culposa
puede ser mucho más grave (cuantitativamente), pero sin
conocimiento ni voluntad. Se asume que al existir unanimidad en el
trato de la culpa inconsciente en nuestro ordenamiento jurídico no
existe mayor dificultad dogmática ni práctica en la mencionada
figura. La culpa es la menos grave y excepcional en relación a las
consecuencias jurídicas por el ilícito cometido; siendo de menor
punición. A título de culpa únicamente se responde penalmente si
una disposición particular lo dispone respecto de un delito
determinado (numerus clausus). A diferencia del dolo, la culpa no
confina su ratio en la comprensión y voluntad delictivas. La razón
de ser de la culpa habita en la voluntad inversa a la precaución que
el autor está obligado a observar en determinadas situaciones para
no dañar intereses ajenos con su organización defectuosa. Sin
embargo, el tipo delictivo culposo no está compuesto por un
comportamiento imprudente, negligente, imperito o inobservante de
reglamentos o deberes, los cuales no son, en sí mismos, otra cosa
que contravenciones a deberes de cuidado a observar en el
comportamiento personal34 .

Fundamentalmente, la tipicidad del delito culposo requiere que el


autor haya infringido un deber de cuidado. Si se trata además de
uno con resultado de lesión, el resultado deberá ser objetivamente
imputable a la acción35 . No existe en nuestro Código Penal
ninguna figura imprudente independiente que no cuente con su
contraparte dolosa. Existen muchas formas de clasificación del tipo
penal imprudente. En nuestro país se asume la postura que le da
mayor jerarquía al contenido psicológico, por ende, se dividiría en
culpa consciente (llamada tradicionalmente luxuria) y culpa
inconsciente (llamada en la dogmática clásica negligentia). El
legislador al momento de la criminalización primaria no hace
diferencia alguna en las modalidades de la culpa consciente o
inconsciente, por ello no hay distingos respecto a su quantum
punitivo.

34
C. NÚÑEZ, Ricardo. “Manual De Derecho Penal Parte general”. Marcos Lerner. Córdoba. 1999. pg.
193-195
35
BACIGALUPO, Enrique. “Manual De Derecho Penal”. Temis. Bogotá. 1996. pgs. 213- 217.
Esta diferencia tiene un reconocimiento jurisprudencial y es
utilizada como criterio para determinar la pena en el caso
concreto36. Así, se entiende y desenvuelve la culpa en nuestro
ordenamiento jurídico.

Culpa inconsciente (imputación subjetiva del tipo) es la


comunicación contraria a la norma jurídico-penal con la
imposibilidad fáctica de observar el riesgo prohibido, es una
comunicación errónea pero salvable. Las constantes forenses
hacen notoria la deficiencia de visualización del riesgo
jurídicamente desaprobado del agente social al momento de
comunicar. La previsibilidad es casi nula.

2.3.3. Acercamiento a los conceptos de dolo eventual y culpa


consciente en la doctrina nacional

2.3.3.1. Dolo Eventual

Al igual que en el dolo directo y el dolo de consecuencias


necesarias, el trato del dolo eventual es meramente jurisprudencial.
No existe un consenso, lo cual se debe a las diversas teorías
imperantes, pero voy a intentar explicar el dolo eventual (como se
entiende en nuestra jurisprudencia). Se acepta en la doctrina
dominante lo siguiente: el elemento volitivo del dolo eventual no se
trata de una voluntad de hecho eventual condicionado, sino de una
voluntad no condicionada para el hecho, el cual se extiende a
cosas que guardan posibilidad, eventualmente, de producirse. El
querer condicionado, es decir, indeciso en absoluto, no es todavía
ningún dolo 37 .

En algunos aconteceres cotidianos, el actuar del agente comunica


tan solo una acción con fin atípico, pero en su organización llega a
afectar otros ámbitos de organización ajenos que sin mediar
previsión y conociendo de las leyes de la causalidad acepta la
posible producción del hecho punible ("actuando pese a"), es decir,
abarcando en la voluntad realizadora del fin atípico la posibilidad de
producción de un resultado típico concomitante 38.

36
RODRÍGUEZ DELGADO, Julio. “El Tipo Imprudente: Una Visión Funcional Desde El Derecho Penal
Peruano”. Grijley. Lima. 2007. pgs. 47, 52, 53, 78, 123 y 127
37
WELZEL, Hans. “Derecho Penal Parte General”. Trad. de Conrado A. Finzi. Depalma. Buenos Aires.
1956. pág. 75.
38
ZAFFARONI, Eugenio. “Tratado De Derecho Penal Parte General. Tomo III”. Ediar. Argentina. 1981.
pg. 87
En la jurisprudencia, como observaremos más adelante, se llega a
la admisión de que el autor se ha conformado con la realización del
tipo penal. Esto significa que, una mera posibilidad teórica se
solidifique en una posibilidad real, deviniendo luego en probabilidad
y, finalmente, en una alta probabilidad.

De esta forma, existe dolo eventual cuando, el autor, según la


probabilidad de la producción del resultado por él conocida, ya no
puede confiar razonablemente en su no producción o cuando su
confianza en un buen desenlace se traduce en una mera
esperanza vaga, impotente, sin fundamentos reales o quizás en
una esperanza contra su propia convicción39.

Ejemplos clásicos de dolo eventual y de culpa consciente: T


estrangula a O para dejarlo inconsciente y así poder desvalijar
tranquilamente su apartamento. El estrangulamiento conduce a la
muerte de O. Durante su conducta, T fue consciente de ello como
una posibilidad… T estaba decidido a conformarse también, si
fuera preciso, con la muerte de O (dolo eventual)… si confió en que
O no moriría por el estrangulamiento (culpa consciente) 40 .

A continuación, un ejemplo que reúne la posición ecléctica para su


desarrollo: “Si el autor sabe… que la mujer perderá la vida con
seguridad, entonces actúa con dolo directo (con voluntad de
concreción de consecuencias secundarias que se producen con
seguridad). Si sólo lo cree posible, pero quiere realizar el incendio
también en ese caso obra con dolo, pero dolo eventual (la voluntad
de concreción de consecuencias posibles). Entonces, quiere el
hecho incondicionalmente, aun cuando tengan que presentarse
ciertas consecuencias secundarias punibles” 41 . En este supuesto,
el autor se representa la realización del tipo como posible. Sin
embargo, el concepto de dolo eventual requiere algo más que la
representación de la posibilidad de la realización del tipo penal (de
difícil probanza en la práctica judicial). En qué consiste este plus es
cuestión discutida en la teoría y en la práctica 42 .

Por todas estas imprecisiones a la hora de definir el dolo eventual,


al no poder generar criterios comunes o algún común denominador,
en nuestro país la concepción dominante asume la teoría ecléctica:
dolo eventual significa que el autor considera seriamente la

39
UDO, EBERT. “Derecho Penal Parte General”. Universidad Autónoma Del Estado De Hidalgo.
México. 2005. pg. 74
40
UDO, EBERT. Íbid. pg. 75.
41
WELZEL, Hans. “Derecho Penal Parte General”. Trad. de Conrado A. Finzi. Depalma. Buenos Aires.
1956. pg. 75
42
BACIGALUPO, Enrique. “Manual De Derecho Penal”. Temis. Bogotá. 1996. pg. 112
posibilidad de realización del tipo legal y se conforma con ella. Me
refiero a tomar en serio la posibilidad que el hecho punible se
realice. Sólo se debería aceptar la posible realización del hecho
punible, no el resultado en sí, porque en tal caso hay dolo directo.

Ejemplo: en el caso de los mendigos rusos (LÖFFLER) que


mutilaban niños para estimular la caridad y algunos morían a
consecuencia de ellas, los mendigos no aceptaban el resultado,
pues los niños muertos no servían a sus intereses. Los mendigos
realizaban las conductas aceptando la posibilidad de la producción
del resultado43. Como se observa, la teoría ecléctica abre el campo
a un sinfín de teorías e indefiniciones.

Ciertas referencias a la teoría ecléctica en la jurisprudencia


nacional: “La conducta del agente es imputable a título de dolo
eventual, puesto que aunque el querer de éste no estuvo referido
directamente a producir la muerte de la agraviada, es evidente que
pudo prever su producción y sobre esa base decidió efectuar el
disparo” 44. “La descarga eléctrica se produjo debido a que el
procesado exprofesamente así lo hizo con la intención de
asustarlo, sin mediar las consecuencias fatales que podía
ocasionar. Por lo tanto, tal resultado es imputable al acusado por
dolo eventual, toda vez que por circunstancias del caso aquel
reconoce que advirtió que el agraviado se encontraba sudoroso y
que aquello, se sabe, aumenta la conducción de la electricidad, se
confirma que el resultado producido era previsible, siendo su
accionar conectar energía eléctrica en la rejilla del establecimiento
cuando el menor se encontraba sujeto a esta un medio idóneo para
producir dicho resultado…” 45 . “En el comportamiento a título de
dolo eventual, el sujeto activo al desplegar su conducta asume la
posibilidad de producción del resultado”46

43
VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe. “Derecho Penal Parte General”. Grijley. Lima. 2007. pgs.
372-373
44
Exp. 589-94. “Anales Judiciales de la Corte Suprema de Justicia de la Republica LXXXII”. Ancash.
1998. pg. 187.
45
Exp. 3242-94 en Rojjasi Pella. 1997. pgs. 152-153. y 187.
46
Ejecutoria Suprema del 3-10-97. Exp. 3365-96. Piura. ROJAS VARGAS, Fidel. “Jurisprudencia
Penal”. Gaceta Jurídica. 1997. pg. 101.
2.3.4. Culpa Consciente

Otro concepto que es necesario precisar es la culpa consciente o con


representación (según el entendimiento de la doctrina mayoritaria). En lo
que respecta a la culpa consciente o con representación, ésta se
presenta cuando, si bien no se quiere causar la lesión, se advierte su
posibilidad y, sin embargo, se actúa. Por ende, el agente reconoce el
peligro de la situación, pero confía, muchas veces por temeridad, en que
no se dará lugar al resultado lesivo. En la culpa consciente o con
representación, el sujeto conoce y tiene voluntad de realizar aquello que
la norma prohíbe: generar un riesgo realizado en el marco de un
incumplimiento del deber de cuidado a través de la violación de un
reglamento o ley. El agente quiere realizar la acción, pero confía en que
el resultado disvalioso no se producirá. Algunos autores aclaran que
debe distinguirse entre la "confianza" y una mera "esperanza" en que el
resultado no se produzca. Quien confía en un desenlace airoso,
habitualmente por una sobrevaloración de su habilidad para dominar la
situación, no toma seriamente en cuenta el resultado delictivo y por tanto
no actúa dolosamente. Sin embargo, quien toma en serio la posibilidad
de un resultado delictivo y no confía en que todo saldrá bien puede
igualmente tener la esperanza de que la suerte esté de su lado y no
pase nada. Se señala que la culpa consciente se presenta cuando, si
bien no se quiere causar la lesión, se advierte su posibilidad y, sin
embargo, se actúa. Por lo tanto, si el sujeto deja de confiar en la no
producción del resultado, el título de imputación subjetivo es de dolo
directo. Es por ello que esta modalidad de culpa era tradicionalmente
entendida como una culpa más grave, llamada también culpa lata o
gruesa 47 .

47
RODRÍGUEZ DELGADO, Julio. “El Tipo Imprudente: Una Visión Funcional Desde El Derecho Penal
Peruano”. Grijley. Lima. 2007. pgs. 53-54
2.3.5. La unión del dolo eventual y la culpa consciente en una nueva
categoría

Habida cuenta de las dificultades que se plantean a la hora de delimitar


el ámbito propio del dolo eventual frente al de la imprudencia consciente,
cierto sector doctrinal ha propuesto su tratamiento conjunto mediante la
creación de una categoría intermedia, a caballo entre el dolo y la
culpa98. Esta idea ha sido desarrollada en Alemania sobre todo por
Weigend99, quien elabora su propuesta tomando como modelo la
recklessness anglosajona. (p. 142)

La esencia de tal figura, desconocida en nuestro sistema jurídico-penal,


radica en el conocimiento por parte del sujeto que actúa del riesgo para
el bien jurídico que genera con su acción. De este modo, se configura
como un grado del tipo subjetivo más débil que el dolo, pero también
más grave que la imprudencia: «Quien conoce la peligrosidad de su
comportamiento y a pesar de ello sigue en sus trece, actúa con
recklessness o desconsideración. El concreto reproche que se le puede
hacer a quien de este modo actúa no es que ha sido descuidado
(reproche dirigido al sujeto que actúa imprudentemente), tampoco que
se ha decidido conscientemente por la lesión del objeto protegido
(reproche que merece el sujeto que actúa dolosamente). Lo que al sujeto
que actúa con recklessness se le reprocha es que se ha comportado de
forma conscientemente arriesgada»48. No obstante, no existe consenso
a la hora de determinar la exacta naturaleza de esta figura intermedia: si
se trata de una agravación de la imprudencia (negligence) o si constituye
una subespecie de la intention (figura equivalente al dolo directo); de
este modo, la polémica en torno al dolo eventual, latente aún en los
sistemas alemán y español, se reproduce en cierta medida en el seno de
la doctrina anglosajona.

En cualquier caso, la hipotética introducción de esta novedosa figura en


nuestro ordenamiento conllevaría la desaparición de la culpa con
previsión como forma de imputación subjetiva independiente, pues la
recklessness y la imprudencia inconsciente se excluyen entre sí y no
dejan espacio intermedio: «cuando el sujeto cree que con su acción no
será puesto en peligro el objeto de la misma, actúa en todo caso con
imprudencia inconsciente y no con recklessness. Se da recklessness
cuando el sujeto reconoce el concreto peligro para el objeto de la acción
y no por ello abandona su comportamiento planeado previamente. Se
excluye la existencia de recklessness cuando, a pesar de que el sujeto
reconoce el peligro para el objeto de la acción, está seguro de que el
resultado lesivo no se producirá. Y en estos grupos de casos, el sujeto

48
Díaz Pita, 1994, pp. 35-36
reconoce en última instancia sólo el peligro abstracto pero no el peligro
concreto que su acción conlleva»49 .

Habida cuenta de lo anterior, parece claro que el contenido de la


recklessness se corresponde con el que los precursores de las teorías
cognitivas adjudican al dolo eventual50; en ambos casos, bastará con
que el (p. 143) sujeto que actúa conozca la peligrosidad específica de su
acción. Las diferencias, sin embargo, no se limitan al cambio de
etiquetas, y se materializan en el ámbito de la penalidad. Como se vio, la
interpretación de las figuras delictivas conforme a las tesis cognitivas
supone en todo caso una agravación penológica, en la medida en que
determinados comportamientos, considerados imprudentes por la
concepción volitiva, deberían ser sancionados como dolosos. Frente a
ello, la introducción de una figura intermedia entre el dolo directo y la
culpa (inconsciente) conllevaría, de seguirse el modelo anglosajón, la
imposición de una pena más leve que la correspondiente al dolo, pero
más grave que la prevista para la imprudencia103. De este modo, en
definitiva, se concedería un tratamiento unitario a modalidades de
conducta que, en términos valorativos, quizá merezcan distinta
respuesta penal, en tanto que poseen contenidos cualitativamente
diversos: el dolo eventual implica un mayor desvalor de acción (decisión
de actuar en contra del bien jurídico) que la imprudencia (inobservancia
del cuidado requerido); de forma paralela, ciertos comportamientos
calificables como culpa consciente pueden conllevar un contenido de
injusto menor que la inconsciente, en la medida en que es posible que el
agente conozca el riesgo que genera con su comportamiento
descuidado, pero que tal infracción de la norma de cuidado sea de
carácter leve (menor desvalor de acción).

2.4 Hipótesis

2.4.1 Hipótesis general

2.4.2 Hipótesis específicas

2.5 Variables e indicadores

2.5.1 Variables

2.5.2 Indicadores

49
Díaz Pita, 1994, p. 259; Weigend, 1981, p. 693.
50
Y en especial, con la tesis de Frisch (1983: 70 ss.)

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