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Alessandri Rodriguez, Arturo - La Autocontratacion o Acto Juridico Consigo Mismo PDF
Alessandri Rodriguez, Arturo - La Autocontratacion o Acto Juridico Consigo Mismo PDF
Indice
CAPITULO I
Principios que rigen la materia
1.0 Definición del aiktocontrato.-2.0 Su posfbilidad
jddica.-3.0 SZC utilidad.-4.0 ,924 nallcra-
leza jerridica: diersas teorlas sobre el p a r t h -
lar.-5.0 El acto juridico consigo mismo es un
acto esnilateral que prod~ceefectos contraclua-
Zes.4.0 Sus diferencias con el acto juridico zmi-
lateral ordinario.-7.0 E l acto jurídico consigo
mismo es uálido, por regla generaE.4.0 N o lo
es czcando un tedo formal lo Brohibe y cuando
hay confIo'cto de intereses entrambos patrimo-
ni0s--9.~ El acto jttrid2co consigo mismo,
fuera de los casos en que es admisibk,
es nulo reZativamenie.-10. Requisitos para
qtre surta efectos.-11. Requisitos para que
surta efectos Ea autotradici6n.-12. EL auto-
contrato también tiene cabida czcando ecna Ber-
sona quiere determinar la situación rektiva de
dos patrimnws que le pertenecen o de dos frac-
chnes de su patr&nonM que están sometidas a
regi?nenes distintos.-13. Casos de aplicación
del autocontrado de que se trata e n el N.O prece-
dente, según la doctrina francesa: régimen do-
tal, susiitución jideicomisaria, etc.. . ... . . . . .. 4
CAPITULO II
El acto jurídico consigo mismo ante
la Iegislación extranjera
14. Derecho Romano.-15 Derecho Jrancés.-16 De-
recho italiano.--17 Derecho español.-18 De-
recho alemá?z.-19. Derecko suizo.. . . ..... . . . . . 43
CAPITULO* 111
El acto jurídico consigo mismo en
la legislación chilena
20. Los textos legales.-21. E n Chile el acto consigo
mismo es jurfdicamente posible.-22. La regla
general es su admisibi1idad.- 23. Por excep-
ción es inadmisible cuando la ley lo prohibo o
cuando suscita u n conflicto de intereses, aun
cuando no exista un texto prohibitivo.-24. Re-
quisitos para que surta efectos.-25 El acto
consigo mismo es inadmisible en mteria judi-
cial.- 26. Cúmulo de mandatos m materia
judicial.- 27. Indicación de los diversos casos
que se estudiarán.. . . . . ... . .. ., . . . . . . .. . . . . . . . . . 65
A) Tutores y curadores
28. Preceptos legales sobre la materia.-29. Conclzc-
siones que de ellos fluyen.-30. La ley prohibe
el acto consigo mismo entre guardador y pupi-
lo; requisitos para que puedan contratar ambos
según el art. 412 del Código Cwi1.-31. La re-
gla del art. 412 también tiene aplicación en
materia judicial.-32. Intervencrón de otro
guardador general o de un curador especial.-
33. Nuestro Código no admite el sibi solvere
h l guardador: art. 310.-34. El guardador,
que es acreedor del pupilo, no puede pagarse a
sí mamo lo que &te le adeude; cómo debe ha-
cerlo.-35. El guardador, que es deudor del pu-
pilo, tampoco puede pagarse a si mismo, en
cuanto representante suyo, lo que adeude a
aquél; cómo debe hacerlo.-36. Sanción de la
contravención a los arts. 410 y 412 inc. 1.O-
37. Actosprohibldos enfre pupilo y gtrardador
aun sin Ea forma de autocontrato.-38. San-
ción que 1leuan consigo estos actos.-39.
guardador puede adquirir p o ~adjudicacfon
los bimes raices que posee pro Indiviso con SU
ptt@ilo.-#. Caso del ctimirlo de gz4ardas.-
41. Excepción respdcto de la transacci6n.-42.
Caso del guardador quc actúa, a la vez, como
tal y como mandatario de u n tercero.-43. LO
dicho en los párrafos anreriores se aplica a tudo
futor o curador.. . .,. . . . . ... . . ....... . , . . . . . . . . . 81
.
terior, es el acuerd.0 «de dos ~.~oluntades
autónomas que, arrancand.0 d.e puntos
(1) El problema del acto jwidico consigo misma
se planteó por primera vez en -4iemania con motivo
de un artículo de Romer sobre El negocio jzrrídico del
representa~feconsigo 7nismo.
( 2 ) En eI Derecho Alemáii el azttoconlrato se de-
nomina selbstkontrahieren, término que también em-
plean algunos autores franceses.
opuestos, se aproximan una a otra pa-
ra coincid.ir en m punto, de m d o que
» el acuerdo a que se llega al concluir un
» contrato no se funda en una concilia-
ción interna de las aspiraciones en. pug-
na sino que es un acuerd.0 puramente
).externo.,, y tal proceso de conciliación
no puede realizcirse en el alma. d.e un in-
dividuo. «Nad,ie, y por 10 tanto tam-
) poco el representante, puede partir su
alma en d.os mitad.es y hacer que tra-
ten y contraten una con otra» (1).
Pero la inmensa mayoría de la cioctri-
na, tanto alemana (2), como francesa (3)
e italiana (4),apoyada por una. reiterad.a
( 1 ) JOSEF HUPKA, La representació?~voluntaria en
los negocios jurídicos, traducida del alemán por Luis
Sancho Seral, 1: edición, 1930: véanse p á g . 251 y
252 en donde se expone la teoría d e estos autores.
(2) HUPKA. obra citada, págs. 259 y los autores
que él cita: Romer, Windscheid, Dernburg, M i t teis,
Behrend y Rümelin (véanse págs. 246 a 258).
(3)DEMOGUE,Traité des Obligations en Générale, to-
mo 1. pág. 41; PLANIOL ET RIPERT, Traité Pratique de
Droit Civil Fra ais,tomoVI,Obligations, n . O 68, pág.
86;R. P O P E ~ % M N I C E A N O , ~e la réprésentation dam
les actes jurkiiques en Droit comparé, 1927, pSig. 286;
VALLIIL~ARESCO, Des actes juridiques avec soi meme,
etc., artículo publicado e n la Revue Trimestrielle de
Droit Civil, tomo 25, año 1926, págs. 977 y siguientes;
GOUGET, Théorie Générale du Contrat avec soi meme,
tilese, Caen, 1903; PILONEssai d'une théorie de la
réprésentation dans les obligations, these, Caen, 1898.
(4) ARNO,11 contratto con se medesimo, Archivio
Giuridico,1896; S R A F F A ,cmtratto
~~ del commissiona-
rio con se medesimo, Archivio Giuridico, 1898, tomo
11; TARTUFARI, Della rappresentanza nella conclusio-
ne dei contratti. Archivio Giuridico, tomo 43, 1889.
jurisprudencia (1), rechaza esa opinión
y se pronuncia francamente en favor de
la posibilidad jurídica del. autacontrato
en atención a que ningún texto legal lo
prohibe. A esto se agrega que si algunas
disposiciones del derecho positivo lo pro-
hiben en ciertos y d.eteminados casos,
es porque se permite en los demhs; de lo
contrario, mía inexplicable que se hu-
biesen dictado tales prohibiciones ya
que, con o sin ellas, el autocontrato no
podrí presentarse en ningún caso.
Demogue cree que es erróneo plantear
este problema desde un punto de vista
(1) La Corte de Casación de Rumania, llamada a
pronunciarse por primera vez sobre ia eficacia del ac-
to consi o mismo, también Ia ha admitido. En sea-
;k
tencia e 16 de Octubre de 1928 declaró válida h
permuta que una mujer casada hizo por sí sola de un
bien dotal suyo por otro parafernal que también le
pertenecía. La mujer vendió el bien dotal que convir-
tió en parafernaf y más tarde, a causa del aumento
de vaior que experimentó, pidió la nulidad de ia ven-
ta a pretexto de que el inmueble vendido era dotal.
porque la permuta que hizo de ambos bienes me-
diante un acto unilateral careda de valor ya que la
pennuta de que trata el art. 1254 del Código Civil
nirnano es un acto que debe celebrarse entre dos
voluntades distintas, de modo que el bien dotal no
había perdido nunca este carricter. La Corte de Ca-
sación declaró que Ia permuta que define ese artícu-
lo no implica necesariamente un acto bilateral; que
aquella debe. tomarse en su sentido general de qreem-
plazo. de un bien por otro y que desde el momento
que se obtiene el fin práctico de la ley, nada se opone
a que Ia mujer haga esta operación consigo misma.
(BulletinMensvel de la Soci.4il de Législaiion Conzpa-
rée, tamo 59, año 1930, pgg. 345).
netamente jurídico y que dentro de los
modernos métodos de interpretación del
Derecho no d.ebe preguntarse si el acto.
jurídico consigo mismo es compatible con
la teoría de las obligaciones, sino si es o
no útil. Y como la afirmativa es eviden-
te, pues el Codigo es mudo al respecto,
la única teoría aceptable, en materia de
obligaciones, es la que permite reconocer
su licitud. .Es la construcción técnica la
» que debe plegarse a la utilid.ad prác-
» tica, y no ésta a aquélla» (1).
En nuestra obra De la comnpraventa y
de la promesa de venta sostuvimos la im-
posibilid.ad juríd.ica d.el autocontrato al
:íesolver que un mandatario para vender
60 puede comprar para un tercero, de
quien también es mandatario, los bienes
que vende por encargo de otra persona.
<< Es material y jurídicamente imposible,
» decíamos, que una persona pueda ser,
» a la vez, vendedsory comprador, ya que
» todo contrato supone la coexistencia
» de dos o más individuos y aun cuando
7, legaimente el mandatario represente a
.
> tituyend,~, en su formación, la voluntad
del representante a la del representado.
» En el acto consigo mismo pued.en ha-
» llarse juríd..icamente separa.d,m,a pesar
» d.e su entrelazamiento, los dos elemen-
» tos cuya reun.ión forman el acto bila-
» teral : la oferta y la aceptación. Una
B particularidad. técnica se presenta, sin
>> embargo: como la transacción entre b s
intereses opuestcs se hace por una sola
.
B person~,el contrato consigo misma no
se reputará fsrmad.0 ni adquirirá fecha
h cierta aun entre las partes sino a partir
» del mctrnento en que un acto positivo
.
B b haya materia1izad.o. El silencio no
importa aquí aceptación» (1).
5.0 En nuestro concepto, la única
teoría aceptable es la d e Rümelin, o sea,
la que ve en el autocontrato un acto ju-
Ad,ico unilateral que produce efectos
contractuales.
El c~ntratoes, por su esencia, un
acuere.0de voluntades; es, como dice De-
mogue, el choque de ~oluntadesopues-
tas que terminan por ponersv de acuerdo.
En el acto juríd.ico consigo m.ismo falta
este elemento, que es el que le da su fiso-
nomía técnica al contra-to, pues es la
(1) Tomo VI, ObEi,anfíi)as, l.&Parte, 1930, n:
6ü, pág. 88.
obra de una sola voluntad.;d.e modo que
es imposible pretender encuadrar el au-
tocontrato dentro de un concepto que,
como el del contrato, supone necesaria-
mente un concurso de voluntad.es. En
el autocontrato este concurso no puede
ni podrá encontrarse jamás. Precisamen-
te se le llama así porque excluye la con-
currencia de d.os voluntad.es y requiere
la de una sola.
En esto estriba el error de la doctrina
de Romer. La ficción jurídica, según lo
hace notar Hvipka, no pued.e llegar hasta
el extremo de encerrar el autocontrato
en el concepto de contrato, con el objeto
d.e ver ficticiamente un contrato donde
en realid.ad no lo hay ni puede haberlo,
t0d.a vez que éste no sólo está constitui-
do por su contenido sino también por de-
terminad.os requisitos internos y exter-
nos que consisten, en primer lugar, en la
concurrencia de d.os voluntades sobre ese
contenido (1).La doctrina de Romer es-
tá en d.esacuerdo, además, con la teoría
moderna de la representación, según la
cual el representante, lejos de ser un sim-
ple portador de la voluntad del represen-
tado, expresa la suya propia de modo
que es su voluntad y no la de aquél la que
domina en el acto,
Por último, como dice Demogue, sólo
(1) Obra citada. págs. 250 a 261.
explicaría el acto consigo mismo en la re-
presentación voluntaria, pero no en la le-
gal, ya que mlamente en aquélIa podría
decirse que el representante está mani-
festand,o la voluntad del representado, lo
que no oamiríí en la representación le-
gal, dad,a la incapacid.addel segundo. La
teoría de Rümelin, en cambio, como con-
sidera únicamente la voluntad del repre-
sentante y nada más, explica ese acto en
toda especie de representación (1).
Más errónea es todavfa Ia tesis d e
Meissels, que es Ia que, en cierb modo,
han seguido Arno y Pilon, pues ella des-
truye por su base el concepto del contra-
to y confunde éste con el acto jurídicc.
<Todoacto jurídico que crea, modifica
» o extingue una obligación, pone en re-
>) lación diversos patrimonios, d.ice De-
» mogue, pero no es por eso m contrato;
w para este íiltirno se requiere algo más;
D lo que la doctrina clásica denomina el
» concurso de voluntades. El contrato
» no se caracteriza por sus efectos, que
>> son idénticos a los de los demás actos
a jurídicos, sino por su formación~(2).
Aunque se admita que la obligación
tienda a ser cada vez más una relación
entre dos patrimonios, antes que entre
(1) DEMOGUE, obra citada, tomo 1, n.O 41, pág.
108.
(2) Obra citada, torno 1, n.O 41, pág. 109.
Autocontraiación.-2
dos personas, la verdad es que no puede
desconocerse que el contrato es y será
siempre un acuerdo de voluntades sin el
cualno pued.e existir, de suerte que todo
cuanto tiend.a a destruir este concepto y
a ver en el contrato una cosa distinta de
la indicada se aparta d.e la realidad (1).
El autocontrato es, realmente, un acto
juríd.ico unilateral porque en él actúa una
sola voluntad. Por eso la expresión de
autocontrato, dice Hupka, .no es muy
» correcta, pues no se trata, precisamente,
» de un contrato del representante con-
» sigo mismo, sino de una decIaración
unilateral de voluntad con efectos con-
tractuales)).Si se la emplea por la doc-
trina, es en obsequio de la brevedad (2).
Este acto jurídico unilateral produci-
rá, muchas veces, los efectos de un con-
trato; de ahí que se le asimile a él. Pero
esto ni desvirtúa su naturaleza por las
razones antes expuestas ni impcrta una
anomalía jurídica, puesto ue hay en el
9,
Derecho muchos actos uni terales que,
al igual que el contrato, crean obligacio-
nes sin que por eso se conviertan en con-
tratos. Así ocurre, según el art. 1437 del
Código Civil chileno, con la aceptación
(1) VALLIMARESCO, obra citada, pág. 980; PO-
PESCO-RAMNICEANO, obra citada, págs. 284 y 285;
HUPKA, obra citada, págs. 260 y 261.
(2) Obra citada, pág. 261. nota 2.
d.e una herencia o legado y con la gestión
de negocios ajenos (a. 2286).
6." Pero entre el acto jurídico consi-
go mismo, en cuanto acto unilateral, y
el acto unilateral ordinario hay una di-
ferencia que conviene precisar para fijar
mejor su verdad.era fisonomía, Mientras
en el acto unilateral ordinario su autor
sólo dispone de un patrimonio en térmi-
nos que sus efectos no repercutirán sino
en él, en el acto jurídico consigo mismo,
la voluntad del autor dispone directmnen-
ie de dos patrimonios, es decir, con su
decisión afectará a dos patrimonios dis-
tintos. Es cierto que en el acto jurídico
ordinario otros patrimonios pueden su-
frir repercusiones a consecuencia suya,
pero se prduciriin indirectumenie, en
tanto que en aquél lo serán directa e k-
mediatamente.
Así, el testamento, ejemplo típico de
acto unilateral, sólo produce efectos di-
rectos en e1 patrimonio del testador, pues
su objeto no es otro que d.isponer de él.
Es cierto que ind.irectamentepuede afec-
tar al de los asignatarios favorecidos con
el testamento, que ~7erh.naumentad.os sus
patrimonios a consecuencia de la libera-
lidad d.e1 testaclor; pero este efecto no
tiene tanto por causa o antecedente el
testamento o la voluntad del testador si-
no la de1 asignatario, ya que sin su acep-
tación no se beneficia con ella. En cam-
bio, en el acto jurídico consigo mismo-
el mandatario que, debidamente auto-
rizado, compra para sí lo que su manda-
dante le ha encargado vender-la sola
voluntad del autor dispone directamente
de dos patrimonios, del suyo y del del
mandante, y par el solo efecto de ella se
producirán en ambos las consecuencias
propias de la compraventa: el mandante
quedará obligado a entregar la cosa y el
mandatario a pagar el precio.
En rigor, el acto jurídico consigo mis-
mo es, según dice Vallimaresw, aun acto
híbrido, que se m e j a al acto unila-
teral por el hecho de que requiere una
» sola voluntad, y al contrato, por el he-
» cho de que pone dos patrimonios en re-
* lación. La expresión acto jurúiico con-
* sigo mimo es, pues, una imagen des-
tinada a expresar la idea de que una
sola voluntad puede producir los mis-
mos efectos de un contrato, (1).
De ahí que cuando se habla de acto
jurídico consigo mismo o de autocontra-
to no se aluda al acto jurídico unilateral
propiamente dicho, wmo el testamento,
la aceptación de una herencia, etc., sino
al acto que celebra una sola persona y que
repercute directa e inmediatamente en dos
Patrimonws distintos, que produce efec-
(1) Obra citada, pág. 987.
tos directos en d
os como consecuencia
de la facultad de su autor de poder dis-
poner de ambos, sea como propietario
o como representante de su titular. En
otros términos, el acto juridico consigo
mismo sólo puede tener cabida cuando
una mz'sma vofuntud está al servicio de dos
patrimonz'os.
7 . Admitida la posibilidad jurídica
de1 acto consigo mismo, la generalidad
de la d u c h admite, consecuencialmen-
te, su validez como regla general.
Hupka, disintiendo en este punto de
Rümdin para quien el autocontrato sólo
produce efectos a condición de que la le-
gislación positiva lo reconozca de un mo-
do expreso, cree <queno es necesario que
2 el derecho positivo sancione ese acto de
3 un modo especial, porque su validez se
* deduce, en principio, de que el ordena-
> miento jurídico admita como posible
3 la concurrencia de las poderes de dis-
posición sobre diversos patrimonios en
una persona. (1).
La jurisprudencia francesa, ante el si-
lencio de1 COdigo al respecto, acepta
también, como regla general, la validez
del acto jurídico consigo mismo en razón
de que ninguna ley b ha prohibido y, en
materia de obligaciones, el principio fun-
damental es la libertad de contratar, Es-
(1) Obra citada, pág. 262.
ta jurisprudencia es aprobada por la ma-
yoría d.e los autores (1).
Si en Derecho privad.o puede hacerse
todo cuanto la ley no prohibe, es obvio
que en presencia d.e una legislación que
no prohiba expresarnen.te y en términos
generales el acto juríd,ico consigo mis-
mo, la solución no puede ser otra que la
indicada, esto es, reconocer su validez (2).
8. Pero la admisibilid.ad del acto ju-
rídico consigo mismo tiene d.os limites:
l. la existencia de un texto formal que
lo prohiba; y 2.0 el conflicto u oposición
d,e intereses entre el representante y el
represenhdo, es decir, el caso en que su
realización pueda acarrear un perjuicio
para el segund.0.
Si la ley prohibe expresamente el au-
tocontrato en un caso determinad.0 y
concreto, es evidente que no pued.e ce-
lebrarse. Así ocurre, generalmente, en
(1) DEMOGUE, obra citada, tomo 1, n: 45, pág.
112: PLANIOL ET RIPERT. obra citada. tomo VI. n.O
69, págs. 88 a 90; POPE~O-RAMNICE~NO, obra cita-
da, pág. 289; VALLIMA#ZESCO, obra citada, págs: 980
a 982.
(2) Esta solución no es exacta en Alemania, pues
el art. 181 del Código Civil prohibe, por lo general,
el acto jurídico consigo mismo y sólo lo autoriza en
casos excepcionales. El mismo criterio observa el art.
37 del Proyecto franco-italiano de Código de las
Obligaciones y de los Contratos. Sus redactores lo
justitican diciendo que se ha querido impedir la po-
sibilidad de comprometer los intereses del represen-
tado y los abusos demasiado fáciles a que daría lu-
gar la regla opuesta.
materia de guardas: la ley prohibe, en
principio, el acto jurídico del tutor o cu-
ra.dor consigo mismo. Como dijo el tn-
buno Faure en la discusión del Cód,igo
Napoleón, ano se ha querido poner e.1
interés personal en pugna con el deber..
La jurisprudencia francesa interpreta
estas prohibiciones con cierta amplitud
y las extiende, por analogía, a tod.0~Im
casos que, aunque no están expresamen-
te cuntemp1ad.m en ellas, presentan los
mismos temores d.e abusos que los que
las inspiraron (1).
Igualmente, si el autocontrato suscita
un conflicto u oposición de intereses, si
su realización puede acarreax un perjui-
cio para el representado, si, por su natu-
raleza o importancia, hace posible el te-
mor d,e que el representante sacrifique
su deber a su propio interés, la jurispru-
dencia, apoyada por la d.octrina, no va-
cila en d.eclarar10 inadmisible, aun a fal-
ta de un texto expreso. En tal caso las
jueces tienen un gran poder d,e aprecia-
ción. Serán ellos quienes, según las cir-
cunstancias, d.ecidirán si existe 0 no ese
conflicto; y en caso afirmativo, se pro-
nunciarán por su inadsni~ibili~ad (2). Asi
'
(1) DEMOGUE, obra citada, tomo 1, n.O 45, pág.
112; PLANIOL ET RIPERT, obra cjtada, n.069, pág.90.
(2) POPESCO-RAMNICEANO, obra citada, pág. 290;
VALLIMARESCO, obra citada, págs. 980 a 982; HUP-
ICA, obra citada, p5gs. 271 a 273. Resista de Derecho
sucederá, dice Hupka, <cuando el conte-
nido objetivo del negocio-prestación
,)y contraprestación o solamente los
)> puntos accesorios de importancia rna-
?> terial, como el tiempo, el lugar y las
» rnoda1id.ad.e~de las prestaciones-se
* haya dejado a la d.ecisión d.el represen-
tante. Y, en ciertas circunstancias,
>: puede haber también peligro para el
» representado cuando el representante
ha c?e resolver acerca de si el negocio
-
:
)
A) Tutores y curadores
28. Preceptos legales sobre la materia.-29. Conclu-
siones que de ellos fluyen.-30. La ley prohibe
el acto consigo mismo entre guardador y pupi-
lo; requisitos Para qüe puedan contratar ambos
(1) Véase en este sentido Rc2iista de Derecho y Ju-
risprudencia, tomo XIX, Segunda parte, &6n :1
phg. 487 (Corte Suprema).
segú>ie1 nrl. '11.2 del Código Civil.--31. La re-
qla dcZ art. 4 1 2 también tierie aplicrzci&a e n
kateria jzcdicial.--32. Interwncibn de otro
grtnrdador gzneral o de u n crdrador especial.--
33. Ntiesiru Código no admite el sibi solvere
del guardador: art. 410.--34. El giaardador,
que es acreedor dql pripilo, no prrede pagarse a
sí mismo lo que &fe le nderrdr: cOmo dehe ha-
cerlo.-35. El gzsnrdador, qitc es deudor del ptt-
pilo, tur?ipoco pzrede pagarse a sí nzis~zo,en
clrnnlo representaste suyo, lo qite adsude a
crqzíél; cómo debe hacerlo.^-36. Sanción de la
contra~~ención a los aris. 410 y 422 i ~ c .1.0-
37. Actos prohibidos entre @i¿Pk?6y guardador
aun si??la forma de au¿oco?~irato.-38. San-
ción que llenan consigo estos actos.-39. El
ggardadur pmde adquirir t>or adjudicación
los biencs raíces que posw pro inditfiso c m srt
pupIlo.4O. Cnso del cútrtjrlo de gttardas.-
41. Excepcion resfiscto da la fraitsacciÓn.--42.
CUSDdel yz~ardadorqjte actzÉa, a la e!ez, canzo
inl y como mailrfaiario de rin tercero.43. Lo
dicJ~oen los pdr7njo.s anteriores se afilic~aa todo
f i i t ~ rn czarndar.
3 resados» (1).
42. Por b.s mism.3.s razones que expu-
simos en el n.O 40, creemos que el tutor
o m d . o r puede contratar consigo mis-
mo coma representante d.el pupilo y co-
mo mand,a.tario d.e un tercero y celebrar,
en ese d.oble carácter, cualquier contra-
(1) Obra citada, tomo 1, n.O 6.1,pág. 138; HUC,
Corntnentaim Th&riquc L'! Pratiqzie dn Code Civil,
tomo XII, n.O 33 in fins, pág. 53 ; POPESCO-RAMNI-
GEANO, obra citada, pág. SSO. En el mismo sentido
véase el considerando 7.0 de la resolución de Ia Di-
rección de los Registros de Madrid, que se publica
en t Reaisía de Derecho Privado, año XVII, pag. 346.
Autwontrataci5n. -7
to aun de aquellos a q ~ see refiere el in-
ciso 2.0 del art. 412, siempre, natwal-
mente, que su mandante no sea cónyuge,
ascendiente o descendiente legítimo o na-
tural d.el gua.rdad.or, pues a éstos tam-
bién les está prohibida su celebración.
Puede, por lo tanto, comprar o tom.ar en
arriend,~para su mandante los bienes
raíces (1) o muebles (2) de su pupilo,
comprar o tomar en arriendo para éste
los de aquél y, en general, celebrar por
sí solo y como representante de ambos,
toda c1a.w de contrates, exceptuado el
de transacción.
No requiere para ello la autorización
de los &más guard,ad.oresno implicad.os
o d.el juez en subsid.io, a menos que de
ese contrato reporte algún interés directo
o indirecto; como si se hubiese estipu1ad.o
alguna remuneración pcr el mand.ato. En
tal caso, se aplicaría el art. 412. Pero si
el mand.ato fuere gratuito y d.el contrato
que el guard.ad.or celebre consigo mismo
no reportará ninguna utilidad., ni directa
ni ind,i.ecta, podrá hacerlo por sí solo
sin necedad. d,e cumplir con las forma-
lidades d.e ese precepto. Claro está que
para la venta de los bienes d.el pupilo se
(1) ALESSANDRI,obra citada, tomo 1, n.O 498,
pág. 533.
(2) ALESSANDRI,obra citada, tomo 1, n.O 494,
pág. 532.
observará b prevenido en los arts. 393
y 394 del Código Civil.
Cuando tenga lugar el autocontrato
de que aquí tratamos en el instrumento
de que conste, comparecerá el guardador
por sí solo en su dable carácter de guar-
dad.or d.e uno d.e los contratantes y d e
mand.atario del otro.
43. Todo cuanto hemos dicho en los
núms. 28 a 42, inclusive, se aplica a todo
guard.ador, sea testamentario, legítimo
o dativo. Por consiguiente, rige con los
tutores y curadores generales, con los
curadsores de bienes (art. 487), con los
adjuntos, con los interinos y con los es-
peciales cuando haya lugar a elío (1)-
B) Padre y madre de familia
44. Por regla general, el acto consigo mismo entre el
padre y el hijo de familia es admisible.-45.
Cucindo es adma'sib1e.-46. Cómo pueden con-
traiar el padre y el A ~ deO fa~iiliaccztando no
es posible hucerlo en forma de auloconfrato.-47
Sanciiin del azclocontrato del padre de familia
cuando es inudmisible.-48. El cmtrato dc
compraaenta entrambos es16 prohibido aún
sin la fortna de autocon¿.rato.-49. Sanción de
la compraventa entre el Padre y el hijo de fami-
lia.-50. El padre y el hijo de fat?ziLia pzeden
adquirir por adjudtkacábn los bZenes en que
ambos son copropie!arios.-51. Caso del au-
tocoialrato del padre de familfa que tiene varios
heos bajo Patria Dotestad.-52. Caso del au-
--
(1) ALJZSSANDRI, obra citada, tomo 1, n.- 510 y
511, págs. 542 y 543.
toconfrafo del padre de familia que contrata
consígo mismo como representante & su hijo
y como mandatario o guardador de otra persona.
-53. Excepciones a los dos númros preceden-
tes.-54. Lo dicho anterwrmente es aplicable
a la madre que ejerce ka patria potestad.
C ) Marido
55. flpIicaciÓn al marido de los principios exbuestos
en los ~atíms.44 a 53.-56. Autoconfratos que
son posibles entre marido y mujer.-57. E¿
marido que contrata con su mujer puede darle
la autorización qrce prescribe el art. 197 del Cb-
dlgo Civil.-58. Contratos prohibidos entre ma-
rido y mzqier; szr sanción.-59. El ~narviiopue-
de celebrar un autocontrato como orepresentaate
de srr mujer y como representante legaal o volzcn-
tario de rrn tercero.