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INTRODUCCIÓN

La historia de los poises iberoamericanos estuvo vinculada por más de trescientos años a

la de la monarquía española. Durante ese largo periodo, las instituciones castellanas sirvieron de

modelo para la constitución de las que habían de regular la vida política, social y económica de

los territorios americanos.

Los reinos y provincias americanos comenzaron a transitar por el camino institucional

sobre la base de la recepción de leyes e instituciones mayoritariamente castellanas; pero una vez

conseguida la emancipación, en algunos de estos países se dio la espalda a la herencia jurídica

colonial, y se buscó en el derecho francés o el norteamericano el fundamento para conformar

estructuras políticas, sociales y económicas distintas a las del antiguo régimen.

En los países americanos, pues, para explicar cualquier tema sobre historia del derecho o

de las instituciones, no puede dejarse de lado la herencia cultural española.

Al analizar el sistema jurídico de la monarquía española a lo largo del periodo colonial, no

puede dejar de reconocerse que, en efecto, España y sus colonias compartieron todos estos

elementos por más de trescientos años.1 Sin embargo, para comprender las especificidades que en

relación con el núcleo del sistema se fueron dando es importante tener en cuenta la diversidad de

condiciones geográficas, políticas, sociales y económicas de cada uno de los territorios

ultramarinos.

1 El comportamiento de los sistemas jurídicos en: González, María del Refugio, Historia del derecho, Historiografía

y metodología, México, Instituto Mora-Universidad Autónoma Metropolitana, 1992, págs.: 32-36.


En relación con América, en el sistema jurídico de la monarquía se fue conformando un

conjunto de ordenamientos que se conocen en la historia del derecho, sobre todo español, como

derecho indiano. A explicar la perspectiva desde la que se estudia este derecho tanto en España

como en América están dedicadas las siguientes páginas.

El trabajo presentado a continuación nos habla de las instituciones más importantes

implementadas durante la época de la Colonia, las cuales tenían como objetivo común lograr

imponer un orden, organizar políticamente y administrar las tierras del nuevo continente, tanto

en España como en la misma Hispaniola.


OBJETIVOS

I. GENERALES

Establecer la constitución política y jurídica de la Colonia Española en América en sus

últimos anos de existencia.

II. ESPECÍFICOS

1. Analizar el sistema político y administrativo de la colonia española

2. Exponer la conceptualización del derecho humano durante la colonia

3. Desarrollar el tipo y las generalidades de la administración de justicia durante la época

colonial.

MÉTODO DE INVESTIGACIÓN

Para este trabajo de investigación se utilizaron los métodos deductivos, inductivos y

analíticos, apoyados en técnicas de investigación en libros y páginas web de entero crédito y

confiables que estuvieron acordes con los datos que se requieren.

FUENTES TÉCNICAS PARA LA RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN

Las fuentes utilizadas los resultados acordes con los datos requeridos y estas son:

 Libros de Textos

 World wide web

 Fichas Bibliográficas
MARCO TEÓRICO

ANTECEDENTES

El primer documento jurídico concerniente a Las Indias es un contrato de puro corte

medieval. Se trata de Las Capitulaciones acordadas entre los Reyes Católicos y Colón, firmadas

en “Santa Fe de la Vega de Granada”, en fechas 17 y 30 de abril de 1492. Mediante estos

interesantes documentos, génesis del derecho indiano, Colón y los Reyes acordaron entre ellos

un negocio monopolístico para el descubrimiento, población y reparto de beneficios en las

empresas ultramarinas que se iban a emprender.

Como se ha señalado en diferentes libros, Colón llegó a América provisto de documentos

jurídicos para la colonización de las tierras que descubriría, consistentes en unos contratos

mercantiles entre él y los Reyes Españoles, en los cuales todo se repartía entre ellos: riquezas,

gobierno y habitantes. Los compañeros de Colón en sus hazañas, así como los otros españoles

que llegarían después, no podían ser otra cosa que empleados de la Corona o pobladores por

cuenta de ésta.

Cerrado el primer capítulo de la colonización con la llegada a La Española del Gobernador

Nicolás de Ovando (1501) y su numerosa comitiva, empezó la etapa de institucionalización

jurídica de la Colonia.

Los Reyes mostraron desde un principio el deseo de reglamentar detalladamente las

materias concernientes al gobierno, la economía, la religión, el comercio y la vida pública y

privada tanto de los aborígenes como de los colonizadores. Todo fue regimentado por Reales

Cédulas, Leyes, Instrucciones, Ordenanzas, Pragmáticas, Cartas Reales, Capitulaciones y

Declaraciones con las firmas de los Reyes mismos, o de sus delegados, los Regentes, Consejeros

de Indias, Virreyes, Adelantados, Audiencias y Gobernadores.


Nicolás de Ovando fue nombrado Gobernador de La Española y demás tierras descubiertas y por

descubrir en Las Indias, por Real Cédula del 3 de septiembre de 1501 y recibió amplísimos

poderes.

Los poderes del Gobernador Ovando fueron de orden administrativo, militar y fiscal, pero

además fue designado juez de apelación para las decisiones de los Alcaldes. Así vemos que las

Reales Cédulas le dieron facultad para establecer y organizar pueblos con los nuevos inmigrantes

peninsulares; repartir tierras e indios que no se aviniesen pacíficamente a trabajar para los

españoles; designar los funcionarios cuyos nombramientos no hubieran estado reservados a los

mismos reyes; velar por la recaudación de la parte de la Corona en los productos sacados de la

Isla; ser el Jefe militar y el representante del Monarca en lo concerniente al Real Patronato

Indiano.

La parte este de la Isla Española, hoy República Dominicana, estuvo bajo la dominación

y las leyes de España durante un período continuo que abarca desde 1493 hasta 1801; es decir,

307 años. Durante esta larga etapa nuestras leyes vinieron de España, nuestro sistema jurídico

fue el de las Leyes de Indias y el mecanismo gubernativo fue el que se nos imponía desde la

metrópoli.

La historia del derecho imperante en nuestro país durante ese período es de suma

importancia para los dominicanos. Aunque en la actualidad nuestro derecho no está basado en el

Derecho Indiano, nos atrevemos a asegurar que mucha de la idiosincrasia del pueblo dominicano

tiene sus raíces en aquel período y que sólo conociendo bien el derecho de esa época estaremos en

condiciones de apreciar claramente los problemas y las luchas presentes.

La historia del primer derecho de la Isla Española es la historia de una constante pugna

entre la buena intención y el marcado paternalismo de los reyes de España para con sus nuevas
tierras y súbditos, frente a la ambición, la autonomía y las ideas feudales que quisieron implantar

-por no decir revivir- los colonizadores. El feudalismo, en vías de desintegración en España como

régimen jurídico y económico, intento resurgir en las tierras vírgenes de Quisqueya y sobre los

hombros de su inocente raza aborigen.

El sistema judicial creado por España para sus colonias en las Indias fue un reflejo bastante

fiel de que existía en la metrópoli a partir del reinado de los Reyes Católicos.
CAPITULO I

EL SISTEMA POLÍTICO-ADMINISTRATIVO COLONIAL

1.1 PRESENCIA ESPAÑOLA

El sistema político-administrativo que se estableció en América fue un modelo creado por

España. Las instituciones clásicas del mundo español tendieron a mantener las características

esenciales en estas nuevas tierras, aunque los criollos y peninsulares tendieron a transformarlas

de acuerdo a su realidad.

El rey estuvo a la cabeza de toda la institucionalidad administrativa, jurídica y política. El

Consejo de Indias gobernó América por orden real. Para poder controlar y fiscalizar América, la

Corona creó, a medida que fue necesario, toda una institucionalidad, parte con residencia en

España y parte en América.

La política administrativa fue creada durante la Colonia, época que sigue a la Conquista.

A través de ella la población se dedicó a cultivar la tierra, a explotar los minerales, a la actividad

comercial y a fortalecer el crecimiento de las ciudades. En virtud de ello surge la prosperidad que

a su vez permite el desarrollo de la vida social y cultural.

El período colonial abarca aproximadamente, desde mediados del siglo XVI hasta los

inicios del siglo XIX.

Los vínculos de América con España estuvieron regulados por instituciones que

representaban la autoridad y el poder del rey en estas tierras, ya que ellas eran posesiones de la

corona y no del pueblo o nación hispana. Así había quedado dispuesto en la Bula Papal Inter

Caetera de 1493. Las Indias, como fueron llamadas, pasaron a constituir un bien público que los

reyes no podían enajenar o vender, como podían hacerlo con sus otros reinos. Los monarcas se
denominaban comúnmente como los reyes de España y de las Indias, para dejar establecida la

diferencia entre la administración en territorio español y americano. Sus autoridades no estaban

vinculadas entre sí y obedecían jerárquicamente a una sola autoridad que era la persona del rey.

El monarca Carlos V, en 1524, definió una administración para las Indias, creando

instituciones que funcionarían en territorios españoles y otros en territorios americanos.

Los organismos que administraron América fueron:

a) Consejo de Indias

b) Casa de Contratación

c) Virreinatos

d) Capitanías generales-Gobernaciones

e) Audiencias

f) Consulado

g) Cabildo

El Consejo de Indias y la Casa de Contratación eran organismos que funcionaban en

España, mientras que el resto estaba establecido en América.

1.1.1 El Real y Supremo Consejo de Indias:

En 1519, se estableció en el Consejo de Castilla una oficina destinada a resolver los asuntos

de las Indias. De ellas surgió el Consejo de Indias, cuyo primer presidente fue el cardenal García

Jofré de Loayza, nombrado el 1º de agosto de 1524.

Las primeras disposiciones respecto de la organización de este nuevo organismo son de

1526. Las Leyes Nuevas de 1542, dictadas en favor de los indios, dedicaron sus nueve primeros

títulos a establecer las ordenanzas definitivas que el Consejo necesitaba. Por último, el 24 de
septiembre de 1571 se dictó una nueva ordenanza que reorganizó esta institución. Aunque hubo

modificaciones en 1636 y 1680, se estima que las de 1571 presidieron la época de mayor auge del

Consejo.

Las atribuciones del Consejo de Indias, establecidas por el rey, se resumieron en la

Ordenanza Nº 2 de 1571. En ella se señalaba qué funciones tocaban el ámbito de lo ejecutivo, lo

legislativo y lo judicial, realizando sus actuaciones en nombre del rey.

Al Consejo de Indias le correspondió llevar a cabo dos sistemas de control de la realidad

americana. Uno de ellos fue el Juicio de Residencia o examen judicial al cual eran sometidas todas

las autoridades al término de sus respectivos gobiernos. Consistía en una rendición de cuentas

que se hacía a través de un funcionario delegado, el cual, en el lugar donde había actuado el

funcionario examinado, escuchaba a los posibles agraviados. El Consejo aprobaba o rechazaba el

informe presentado de acuerdo a los antecedentes reunidos. Si el juicio era negativo, podía

implicar el término de la carrera del funcionario. Si, por el contrario, resultaba favorable, lo

habilitaba para ascender de grado.

El segundo sistema estuvo constituido por las visitas. Éstas consistían en viajes de

inspección, que podían ser generales, cuando se hacían a un virreinato o a una capitanía general,

o específicas, cuando se realizaban para inspeccionar la gestión de un funcionario o un suceso

particular. Constituían una medida excepcional y, como tal, se la reservó para hechos de primera

y grave importancia.

Como organismo legislativo para América, el Consejo de Indias era el encargado de

elaborar las ordenanzas, reales cédulas y otros documentos normativos. Como poder judicial,

tenia la función de árbitro en los conflictos de competencia surgidos entre las Audiencias, los de

las Audiencias con la Casa de Contratación, o los conflictos que se suscitaban entre estos
organismos y los particulares. Como tribunal de apelación, era la última instancia para los pleitos

entre particulares por sumas superiores a los seis mil pesos de oro.

En el siglo siguiente, este organismo experimentó una serie de transformaciones,

ocasionadas por las reformas borbónicas. Éstas, al crear en 1717 la Secretaría del Despacho

Universal de Indias, dejaron al Consejo como una instancia meramente consultiva.

Durante los primeros años del siglo XIX, el Consejo de Indias fue afectado por las

alteraciones políticas ocurridas en la Península. Fue eliminado en 1809, reestablecido el año

siguiente y suprimido otra vez por la Constitución de Cádiz en 1812. Al volver, en 1814, Fernando

VII de su destierro, el Consejo reinició su funcionamiento, desapareciendo definitivamente en

1834.

El real y supremo Consejo de las Indias estaba integrado por un presidente, cinco

consejeros y un fiscal. Su función principal era la legislatura, vale decir, formular las leyes para

las Indias. Además sugería al rey el nombramiento de los funcionarios superiores para

representarlo en los territorios americanos.

1.1.2 La Casa de Contratación

Con sede en Sevilla primeramente y luego en Cádiz, tenía a su cargo la organización del

tráfico comercial entre España y América. También le correspondía preparar al personal para

estudiar y desarrollar la cartografía y continuar las investigaciones de reconocimiento del

continente americano. Además debía controlar el proceso migratorio hacia el Nuevo Mundo.

La Casa de Contratación era una institución compuesta por un importante número de

funcionarios, fue creada para llevar a cabo la política de Monopolio comercial de España. Ésta

legitimó su dominio sobre los territorios descubiertos, e intentó impedir que otro reino europeo

pudiese obtener las eventuales riquezas a descubrir. Como fue la Corona de Castilla la que se
adjudicó los territorios, el puerto de Sevilla, situado al interior de Andalucía y a orillas del

Guadalquivir, adquirió la misión de controlar el monopolio. Se eligió este puerto

fundamentalmente por dos razones: estaba a salvo de los ataques de los corsarios y de los piratas,

y era un puerto castellano. Más tarde, en 1717, Sevilla fue reemplazada por Cádiz, puerto que

tenía mejor acceso, pero que se encontraba expuesto a los ataques de piratas y corsarios.

La Casa de Contratación se fundó por cédula del 20 de enero de 1503. Una de sus obras

fue la creación de una escuela náutica y de estudios geográficos.

Entre las atribuciones de la Casa de Contratación se encontraban:

1. Control de todo el tráfico comercial de flotas y galeones entre España y América.

2. Registro de todos los que venían a América, evitando el paso de aquellos que no eran

cristianos.

3. Jurisdicción civil y criminal durante la travesía de las naves.

4. Tribunal de comercio encargado de aclarar todos los problemas de tipo económico y

comercial que tuviesen relación con América.

En 1790, la Casa de Contratación fue suprimida a raíz de la implementación y aplicación de

las Ordenanzas de Libre Comercio, que inhabilitaban el principio de monopolio comercial.

1.1.3 El Virreinato:

América estaba dividida en virreinatos, capitanías generales y presidencias o

gobernaciones. Los virreinatos eran gobernados por un virrey, quien fue el representante directo

de la Corona, y tenía a las capitanías y presidencias bajo su tuición. En el siglo XVI se

establecieron en América dos virreinatos: el de Nueva España o México (1535) y el de Perú

(1544); en el siglo XVIII se incorporaron otros dos: Nueva Granada (1717) y el Río de la Plata

(1776).
El virreinato fue la máxima expresión territorial y administrativa que existió en las Indias.

Se creó en las célebres Capitulaciones de Santa Fe, firmadas el 17 de abril de 1492 entre los Reyes

Católicos y Cristóbal Colón. Este último recibió, en aquella oportunidad, el título de Virrey y

Gobernador General de todas las tierras que descubriera, cargo que le fue reconocido a su regreso

del descubrimiento por cédula de los Reyes Católicos otorgada en Barcelona el 28 de mayo de

1493.

Sin embargo, la poca destreza demostrada por el almirante para gobernar aquellas tierras,

hizo que la Corona lo destituyera de esos cargos en 1499 y le nombrara un sucesor, el cual no

recibió el título de Virrey. En 1509, Diego Colón, hijo del Almirante, logró el reconocimiento del

título de Virrey de la Isla Española y de las otras que fueron descubiertas por el Almirante, su

padre. Pero este título era ya sólo honorífico.

El virrey era la máxima autoridad existente en las Indias, por lo que gozaba, en el

territorio que se le había asignado, de las mismas facultades que el rey, aunque las instrucciones

para su gobierno las recibía directamente del Consejo de Indias.

Por su cargo, ejercía la potestad ejecutiva, le correspondía el gobierno superior del

virreinato, en general, y la administración interior, en particular, cuidando especialmente de la

paz, sosiego y quietud de todos sus habitantes, del ejercicio del patronato, de las obras públicas,

de la defensa de su territorio y de la protección y evangelización de los naturales. El monarca

agregó en sus cédulas que daba a los virreyes todo el poder necesario para desempeñar su

cometido y les daba su “palabra Real de que todo cuanto hicieren, ordenaren y mandaren en

nuestro nombre, poder y facultad, lo tendremos por firme, estable y valedero para siempre jamás”.

En su calidad de vicepatrono de la Iglesia, al virrey le corresponda ejercer todas las

funciones del Patronato Real en calidad de delegado. Respecto de la Real Hacienda, tenía el
control y vigilancia del cobro y administración de las rentas del rey como superintendente de

ellas. Finalmente, en lo que toca a la defensa del territorio, sobre su persona recaía el mando

supremo de las fuerzas de mar y de tierra, incluido el mando de las Reales Armadas que llegaran

desde España con sus almirantes, como lo ordenaba la cédula del 17 de enero de 1593.

Con respecto a sus funciones legislativas, podía crear leyes mediante ordenanzas. Éstas,

sin embargo, no podían contradecir las que dictaba el propio monarca o el Consejo de Indias en

su nombre.

Los virreyes eran designados como propuesta del Consejo de las Indias. Debían proceder

de la alta nobleza. La corona española eligió sus mejores servidores para que ocuparan este cargo

que significaba una gran responsabilidad. El virrey era el representante personal del rey y por lo

tanto depositario del Poder real.

1.1.4 Capitanías generales y gobernaciones

Las capitanías generales fueron territorios dirigidos por un jefe militar que desarrollaba

el poder civil y judicial. Durante la Colonia eran cuatro capitanías generales: Santo Domingo,

Guatemala, Venezuela y Chile.

Por último, las gobernaciones eran gobiernos creados en territorios ya pacificadas. El

poder lo ejercía el presidente de la Real Audiencia, como era el caso de Ecuador y Bolivia.

1.1.5 Las Audiencias

La Real Audiencia era el supremo tribunal de justicia durante la época colonial. Fue un

organismo político-administrativo que residía en las principales ciudades de América. Formado

por cuatro magistrados, era tribunal de primera instancia en algunos casos, y de apelación de las

sentencias de los jueces inferiores.


Las Audiencias fueron el más alto Tribunal Judicial de Apelación en las Indias, con

jurisdicción civil y criminal y con amplia competencia, ya que ésta solía extenderse a la

jurisdicción eclesiástica. Sobre la Audiencia sólo estaba el Consejo de Indias, al que se podía

recurrir únicamente en casos de muy elevada cuantía.

Las Audiencias tenían, además, que ocuparse de casos especiales, como los pleitos relativos

a los intereses de los indios, para los que solían reservar dos días a la semana. En éstos, los

naturales estaban exentos de gastos procesales y se les designaban abogados especiales para que

los representaran.

Lo mismo ocurría con los recursos de fuerza (apelaciones a la justicia seglar ordinaria);

éstos podían presentarse por los abusos cometidos en las decisiones judiciales de un tribunal

eclesiástico. Le correspondía juzgar, en primera instancia, los juicios eclesiásticos de carácter

secular, como los problemas relativos a la disposición de los diezmos, a las tierras de la Iglesia y

otros semejantes. También veía las causas por los delitos cometidos por eclesiásticos que estaban

regidos por la ley civil.

Finalmente, conocía, en primera instancia, los casos en que estuvieran en juego los

intereses de la Corona y sus funcionarios, y en los llamados casos de corte, que eran una medida

de protección al interés social. Debían ventilarse ante la Audiencia y no ante el tribunal del

domicilio del demandado y constituían un privilegio en favor de los pobres, personas desvalidas

y otras que litigaban en inferioridad de condiciones contra personas o instituciones importantes.

Durante el siglo XVI las autoridades españolas llevaron a cabo una activa política de

fundación de Audiencias en los territorios donde se fue asentando la conquista. De este modo, a

fines del siglo, había tribunales establecidos desde La Española hasta Concepción, en Chile.
Las Audiencias más importantes coincidieron con los virreinatos en que fue dividido

administrativamente el territorio americano: la de México (1527); la de Lima (fundada en 1542);

Bogotá (1549), y Buenos Aires (1782).

1.1.6 El Cabildo

Fue una de las primeras instituciones que España llevó a América. Fueron el trasplante a

América de los municipios españoles de la Edad Media, los cuales eran cuna y defensa de las

libertades populares. Los cabildos eran instituciones urbanas que existían en Castilla. Apenas los

españoles fundaban una ciudad, se creaba el cabildo. Eran entidades importantísimas, porque

representaban a la comunidad y derivaban su nombramiento de ésta, y -caso único- no del rey

(debe recordarse que todos los nombramientos los hacía personalmente el rey). El cabildo se

ocupaba del gobierno de las ciudades.


CAPITULO III

EL DERECHO EN LOS ÚLTIMOS AÑOS DE LA COLONIA ESPAÑOLA

3.1 ANTECEDENTES

Durante los siglos XVII y XVIII, la soberanía española sobre la totalidad de la Isla

Espanola, fue mermando, al ir los franceses ocupando poco a poco la porción occidental de ella,

primero como bucaneros y filibusteros sin control de su gobierno y luego como colonos mas o

menos autónomos de las autoridades francesas. Ya a finales del Siglo XVII, la parte occidental de

la isla estuvo firmemente en manos de Francia, la cual nombro Gobernadores, creando una

organización administrativa y aplicando entre los habitantes el derecho francés; todo esto sin

poder Francia basar su ocupación en instrumento jurídico alguno.

3.2 EL GOBIERNO EN LA ISLA

La situación de guerra y ocupaciones de tierra obligo a las autoridades de Santo Domingo

a crear una milicia permanente, poniendo a cargo de las arcas fiscales locales su mantenimiento y

desde temprano se instruyo a la Real Audiencia a no inmiscuirse en los asuntos militares, los

cuales quedaron exclusivamente a cargo del Gobernador; en su calidad de Capitan General,

convirtiendo la ciudad de Santo Domingo en una ciudad amurallada con dotación permanente.

Las funciones del Gobernador se fortalecieron en el transcurso de los annos, recibiendo

amplias facultades en el campo político en dezmero de otros órganos administrativos como la

Real Audiencia y los Cabildos. En 1706 se llego a tal punto de crisis, que solo se evito una rebelión

de las autoridades inferiores contra el Gobernador cuando entre todos llegaron a un acuerdo, “el

papel de concordia”2, en el cual cada órgano reconoció el limite de sus atribuciones. No obstante,

2 Moya Pons, Historia Colonial. Santo Domingo. P. 262.


y desde ese mismo año, por exigencia de la guarnición local, el Rey en lo adelante designo siempre

como Gobernador a un militar de carrera.

Todos los controles y reclutamientos sometieron a la colonia a una dictadura militar del

Gobernador.

3.3 LA JUSTICIA

En 1776 se cre el cargo de Regente de la Real Audiencia, este funcionario con función

inferior al de Gobernador, tenia como misión servir para amortiguar las constantes diferencias

entre el Gobernador y los oidores. Fue el encargado de agilizar los procesos, asi cmo velar porque

los recursos contra las deciciones del Gobernador fueran vistos prontamente y con imparcialidad

por la Real Audiencia. Con esto se logro independizar algo las funciones judiciales de las

ejecutivas.

3.4 CAMBIO EN ESPANA

El depotismo ilustrado llevado a Espana por los reyes de la Casa de Borbon, introdujo

cambios tanto en la administración central como en la de la colonia. En 1717 se creo un Ministerio

para asuntos coloniales llamado “Secretaria del Despacho Universal de Indias”, al cual se le

encargaron muchas de las funciones que venia ejerciendo el Real Consejo de Indias. Luego en

1787, ese Ministerio se dividio en dos, uno de Gracia y Justicia y el Otro para asuntos de Guerra,

Hacienda, Comercio y Navegacion.

La Casa de Contratacion de Sevilla fue desmantelada en 1790, ya que su razón de ser, el

monopolio estatal en el comercio colonial, había sido abolido.

3.5 EL COMERCIO

En 1756 la Corona Espanola se asocio a un grupo de comerciantes de Barcelona para

formar una sociedad comercial llamada Real Compania de Cataluna, a la cual se le autorizo
realizar comercio entre Barcelona y los puertos de Santo Domingo, Puerto Rico y la Isla

Margarita, en desmero del monopolio Sevillano.3

El 16 de octubre de 1756 se abrió al comercio internacional los puertos de Cuba, Santo

Domingo, Trinidad y la Isla Margarita, habilitándose siete puertos españoles para tal trafico, y

estableciendoce un flujo del 3% para los productos españoles importados a las colonias citadas.

3 Wenseslao Vega. Historia del Derecho Dominicano. Pag. 96-97.


CAPITULO IV

LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA EN EL PERÍODO COLONIAL

4.1 GENERALIDADES

Desde muy antiguo el bien común se constituyó en el objetivo fundamental del Estado en

el derecho hispánico. En este sentido, la monarquía se caracterizó por implantar un sistema

jurídico superior al de cualquier otro Estado de su tiempo.

España, más que ninguna otra comunidad medieval, había recibido y asimilado la

influencia tanto del Derecho Romano como de la religión católica. Ambas, aunque inspiradas en

móviles de distinta naturaleza, coincidían en dar a la justicia un puesto sobresaliente en el

ordenamiento social, colocándola por encima de todas las virtudes, puesto que las comprende y

perfecciona, tal como señalaba Aristóteles en la Etica a Nicómaco y Santo Tomás en la Suma

Teológica. Sabían los españoles que tanto la libertad como la riqueza sólo tenían sentido en un

régimen justiciero y bajo el imperio de la Ley. Más que la grandeza de la monarquía, aspiraban a

crear un orden justo, a fin de no caer en el despotismo ni en la idolatría del Estado. Y aplicando

el pensamiento político católico, reconocían que sólo la justicia daba existencia legítima a una

comunidad.

Estos ideales se trasladaron de inmediato a la legislación indiana. La Recopilación de las

Leyes de Indias afirmaba que “la buena administración de justicia es el medio en que consisten la

seguridad, quietud y sosiego de todos los Estados”. Al sancionar esta obra, Carlos II recordaba

que fue “el primero y más principal cuidado de los Señores Reyes nuestros gloriosos predecesores,

y nuestro, dar leyes con que aquellos Reinos sean gobernados en paz, y en justicia”.
4.2 EL ÁMBITO DE LA JUSTICIA PARA LOS COLONIZADORES ESPANOLES.

Debe señalarse, ante todo, que esta función no parece limitada en su ejercicio a ciertos

órganos del Estado, sino que concierne a la generalidad de ellos. La justicia supera el campo de

las acciones privadas y de las decisiones judiciales para extender su esfera de aplicación a todas

las materias de gobierno. De tal manera, los actos de los funcionarios públicos debían inspirarse

también en las normas impuestas por la justicia.

Era el rey el primer encargado de llevar a la práctica la noción de justicia; “su propio oficio,

es hacer juicio, y justicia”, como puede verse tanto en las Ordenanzas Reales de Castilla como en

la Nueva y la Novísima Recopilación de ese reino. Era esta la primera de las regalías de la corona,

de la cual derivaban su jurisdicción los otros magistrados. Pero este poder no procedía

simplemente de las leyes o del consentimiento de los súbitos, sino que era una especie de

delegación divina otorgada precisamente para ejercer la justicia. Según las Partidas, “El Rey es

puesto en la tierra en lugar de Dios, para cumplir la justicia, y dar a cada uno su derecho”.

Esta obligación de justicia se completaba con la sumisión a la ley. Es cierto que el soberano

podía modificar el derecho como supremo legislador que era, pero mientras no recayera una

expresa decisión al respecto, el monarca tenía el deber de cumplir las leyes, lo cual era

precisamente lo que distinguía a la realeza de la tiranía.

Al rey y a las autoridades superiores correspondía, en primer término, ejercer la justicia

distributiva, mientras la conmutativa era normalmente del resorte judicial. También permanecía

aquélla a los virreyes y gobernadores como ejecutores de la voluntad real y delegados

administrativos. Y en tal sentido la aplicaban al repartir tierras o encomiendas a los

conquistadores, al recomendar a los funcionarios o al proponer candidatos para llenar las vacantes

eclesiásticas o civiles.
En lo que toca al ejercicio de la función de la justicia conmutativa, debe señalarse que no

existieron órganos con facultades exclusivamente jurisdiccionales, ni tribunales dedicados por

entero al cumplimiento de esa función, como existen en los sistemas constitucionales modernos,

en los que un poder del Estado se encarga especialmente de la tarea judicial. En el sistema político

indiano no existía la separación estricta de funciones del derecho actual, y en vez de los tres

poderes que la doctrina constitucional distingue, se encuentran cuatro grandes categorías de

funciones netamente separadas: el gobierno, la justicia, la guerra y la administración de la real

hacienda, que derivaban todos del rey. Así, por ejemplo, en virtud de una ficción legal que

implicaba igualmente un homenaje a la soberanía del monarca, todos los magistrados impartían

la justicia en nombre del rey, aunque no hubieran sido designados por él. Por es los alcaldes, que

recibían su título del Cabildo, llevaban “la vara de la real justicia” símbolo a la vez de la

jurisdicción y del sistema político que integraban.

Por extraño que parezca, dada la importancia que el régimen indiano asignó a la justicia,

no hubo magistrados encargados exclusivamente de esta función. El gobierno y la guerra

quedaron a cargo de los virreyes, gobernadores y demás funcionarios menores; el manejo de la

hacienda correspondía a los oficiales reales, pero la función judicial no tuvo magistrados

autónomos.

Todos los jueces de primera instancia fueron a la vez mandatarios de otras categorías: los

alcaldes ejercían también funciones administrativas en el gobierno comunal; los gobernadores,

corregidores y tenientes acumulaban atribuciones políticas, militares y judiciales; los oficiales

reales, además del cobro, cuidado y aplicación de las rentas podían perseguir a los deudores del

fisco sin necesidad de recurrir a los tribunales. Y si se analiza la organización de las Audiencias,

que eran los tribunales superiores en América, es fácil advertir que a sus facultades
predominantemente judiciales, unían otras de índole gubernativa, realizando idéntica

acumulación.

4.3 DIVERSIDAD DE JURISDICCIONES

La Justicia en las Colonias era de un mecanismo complejo. La abundancia de los jueces y

la diversidad de los fueros que por motivos diversos iban apareciendo en el escenario americano

obligan al intento de una nueva clasificación de los tribunales que actuaron en América durante

la época colonia. Pueden distinguirse, en efecto, cuatro categorías fundamentales de órganos

jurisdiccionales, hubo jueces capitulares, reales, eclesiásticos y los que integraban el sistema de la

Audiencia, sin contar con otros tribunales especiales de características propias, como el

consulado, el protomedicato y el fuero universitario.

Los jueces capitulares eran los que formaban parte o recibían su nombramiento de la

corporación municipal. Alcaldes ordinarios, de la Santa Hermandad, de indios, de aguas, jueces

de menores y algunos funcionarios auxiliares como los defensores de pobres y de menores, los

escribanos del Cabildo, los alguaciles y los ministros, todos ellos integraban un sistema judicial

constituido por magistrados electivos, que no recibían sueldo de la corona, carecían de títulos

universitarios, desempeñaban casi siempre una función anual y dependían exclusivamente del

Ayuntamiento. Estos magistrados eran elegidos cada año por los regidores salientes o por los

que recién se iniciaban en el gobierno de la ciudad, y resultaban así jueces designados por algunos

de los que luego, eventualmente iban a quedar sometidos a su imperio. No era necesario tener

conocimientos jurídicos para desempeñar esos cargos, pero sí era preciso ser vecino de la ciudad

en donde iban a actuar, y tener otras condiciones señaladas en las leyes. El ayuntamiento era, a

su vez, tribunal de alzada en juicios civiles de menor cuantía.


Los jueces reales constituyen otro grupo completamente diferenciado del anterior. En él

pueden agruparse los gobernadores, sus tenientes y los jueces comisionados nombrados por ellos;

los capitanes generales y demás militares subalternos que actuaban en el fuero de la guerra; los

oficiales de reales como magistrados encargados de conocer en los pleitos del fisco; los

intendentes, sus asesores letrados y la Junta Superior de Real Hacienda; los virreyes; y, por

último, los jueces de residencia nombrados por el rey. Todos ellos recibían un sueldo fijo y eran

nombrados directa o indirectamente por el soberano, ejerciendo al mismo tiempo funciones

ejecutivas mucho más importantes que sus tareas judiciales. Integrando este sistema actuaban

numerosos funcionarios auxiliares o ejecutores, como los escribanos, alguaciles, asesores letrados,

tenientes de los oficiales reales, subdelegados de real hacienda, comandantes de armas,

comisionados de justicia, administradores de rentas, etc.

A veces se hacia referencia a la justicia real por oposición a la eclesiástica, y otras

comprendía tanto a los magistrados enumerados como a los oidores y demás jueces que

integraban el sistema de la Audiencia.

Los jueces eclesiásticos, que debían ser religiosos y por lo general no pertenecientes a

ordenes monásticas, se diferenciaban totalmente de los anteriores, que eran casi siempre legos, y

a los cuales se les denominaba genéricamente como jueces seculares. Aquellos eran los obispos y

arzobispos, los vicarios generales, capitulares y foráneos; los jueces conservadores; los capellanes

castrenses, los jueces hacedores de diezmos; el tribunal de la santa Cruzada y el tribunal de la

Inquisición. Eran peritos en el derecho canónico que de preferencia aplicaban, recibían su

investidura directa o indirectamente del Sumo Pontífice, aunque el rey realizara la presentación

del candidato.
Las Audiencias constituían los supremos tribunales indianos, en representación directa

del monarca en cuyo nombre actuaban, pudiendo, incluso, corregir los abusos de los funcionarios.

Como organismos colegiados estaban formados por los oidores, y su jurisdicción se ejercía

generalmente en segunda o tercera instancia.

Quedaría incompleto el cuadro de la administración de justicia indiana si no se mencionara

a los tribunales residentes en la península, de los cuales sin duda el de mayor importancia era el

Consejo Real y Supremo de las Indias, que empezó a funcionar en agosto de 1524 y , en materias

de justicia, ejercía el control de los tribunales que funcionaban en el Nuevo Mundo y tenía

jurisdicción suprema en las causas judiciales.


CONCLUSIÓN

La presente investigacion pone de manifiesto la integración de las Indias en la Corona de

Castilla. En ellas se recoge la reflexión jurídica que trata de revisar los conflictos que surgieron

entre los colonizadores y la metrópoli.

El interés de los monarcas españoles no radicaba en justificar la invasión sino en resolver

el problema jurídico de su dominio y para conseguirlo favorecieron la disputa jurídica en el

Consejo Real y en juntas especiales, y, a pesar de los radicalismos de unos y otros juristas, todos

coincidían en la conservación y defensa de los justos títulos de la Corona, al mismo tiempo que

convenían de qué forma debían ser instruidos los indios.

Es de agradecer la singularidad este trabajo para la difusión de la documentación existente

en los archivos españoles y americanos relacionados con la situación jurídica que derivó del

descubrimiento de América, alentándonos a una revisión atenta del derecho que legitimó a la

Corona española a la conquista de las Indias primero y de establecimiento y poblamiento después.

Aquí queda plasmada la conformación jurídica y administrativa del territorio político de

las indias, en especial del territorio de la Espanola. Podimos desglosar en sus partes el sistema

político y jurídico del gobierno español en la isla y como este funcionaba en sus partes.

Las Leyes Nuevas intentan fijar un espacio de entendimiento entre la Corona y los

españoles implicados en la penetración, así como entre los españoles y los indios. Vinieron a

limitar la concesión de licencias para hacer descubrimientos y fijaron las gratificaciones para

quienes habían participado en el descubrimiento, pacificación y poblamiento de América y para

sus descendientes.
BIBLIOGRAFÍA

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historia de América”. Página Web:
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http://es.slideshare.net/edgarlibustos/conquista-y-colonizacion-23929055
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4. GONZÁLEZ, María del Refugio. “El comportamiento de los sistemas jurídicos en:
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Universidad Autónoma Metropolitana, 1992.

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Instituciones e instancias del derecho indiano”. 2001. Página Web:
http://www.banrepcultural.org/node/32330
(visitada el 2/15/2016)
TABLA DE CONTENIDOS

INTRODUCCIÓN 1

OBJETIVOS 3

I. GENERALES 3

II. ESPECÍFICOS 3

MÉTODO DE INVESTIGACIÓN 3

FUENTES TÉCNICAS PARA LA RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN 3

MARCO TEÓRICO 4

ANTECEDENTES 4

CAPITULO I 7

EL SISTEMA POLÍTICO-ADMINISTRATIVO COLONIAL 7

1.1 PRESENCIA ESPAÑOLA 7

1.1.1 EL REAL Y SUPREMO CONSEJO DE INDIAS: 8

1.1.2 LA CASA DE CONTRATACIÓN 10

1.1.3 EL VIRREINATO: 11

1.1.4 CAPITANÍAS GENERALES Y GOBERNACIONES 13

1.1.5 LAS AUDIENCIAS 13

1.1.6 EL CABILDO 15
CAPITULO III 16

EL DERECHO EN LOS ÚLTIMOS AÑOS DE LA COLONIA ESPAÑOLA 16

3.1 ANTECEDENTES 16

3.2 EL GOBIERNO EN LA ISLA 16

3.3 LA JUSTICIA 17

3.4 CAMBIO EN ESPANA 17

3.5 EL COMERCIO 17

CAPITULO IV 19

LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA EN EL PERÍODO COLONIAL 19

4.1 GENERALIDADES 19

4.2 EL ÁMBITO DE LA JUSTICIA PARA LOS COLONIZADORES ESPANOLES. 20

4.3 DIVERSIDAD DE JURISDICCIONES 22

CONCLUSIÓN 25

BIBLIOGRAFÍA 26

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