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El Derecho Internacional Privado, entendido como la rama del Derecho Privado que tiene por
objeto el régimen de las relaciones jurídicas en las que existe uno o varios elementos extraños al
derecho local, ha sufrido un cambio sustancial en aquello que nuestra doctrina ha llamado
autonomía legislativa: desde el año 2014 contamos con una sistematización de esta materia
superando aquella crítica -razonable- a nuestra legislación por encontrarse las normas dispersas en
todo su texto y en leyes especiales.
En este trabajo abordamos diferentes temas competentes al derecho internacional privado, como
lo son las homologaciones y execuátur de sentencias emitidas en el exterior pero además, el
presente trabajo aborda algunos temas del Derecho Sucesorio dentro del ámbito del Derecho
Internacional Privado, usualmente no tratados por la doctrina ius privatista con la profundidad que
consideramos merecen a fin de determinar el contenido y el alcance de la categoría sucesiones ya
que el expediente que encontramos en los tribunales para fines de análisis pertenecía a esta materia.
En busca de este objetivo, se analizarán cada una de las disposiciones que la legislación y tratados
internacionales firmados por la Republica Dominicana dedican a este tema, estudiando en cada
situación cual es la ley aplicable y determinando finalmente el tribunal competente para conocer
el fenómeno sucesorio como una relación internacional.
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OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
Analizar el derecho aplicable a las sucesiones emitidas por tribunales extranjeros y que puedan ser
ejecutados en la Republica Dominicana.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
METODOLOGÍA
Metodológicamente esta investigación se realiza a partir del método bibliográfico, analizando las
diversas informaciones obtenidas. El cual contiene una hoja de presentación, índice, introducción,
objetivos generales y específicos, desarrollo, conclusión, Recomendaciones y bibliografía.
Utilizamos este método para profundizar en la teoría de varios autores, donde hemos recopilado
informaciones previas.
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CAPÍTULO I
Para las tradicionales concepciones amplias del Derecho internacional privado, a la nacionalidad
y a la extranjería han de añadirse dos sectores centrales del Derecho internacional privado: los
conflictos de leyes y los conflictos de jurisdicciones. La primera locución hace referencia al
problema de la determinación del Derecho aplicable, en tanto que la segunda, partiendo del
problema de la determinación de la competencia judicial internacional de jueces y autoridades,
acaba extendiéndose al Derecho procesal civil internacional en su conjunto, esto es, tanto al
problema de determinación de la competencia judicial como al régimen del proceso con elemento
extranjero y al reconocimiento y ejecución de decisiones judiciales.
Cualquiera que sea la naturaleza exacta, la forma del reconocimiento o la fuente de las normas
aplicables, dicho reconocimiento obedece a unos principios comunes que se cifran básicamente en
los mecanismos de verificación de dos series de condiciones: unas relativas los efectos del acto o
de la decisión en el Estado de origen (autenticidad y eficacia), y otras que fijan los criterios de
admisión del Estado requerido (principalmente, control de la competencia judicial, del respeto a
las garantías procesales en el caso de una decisión judicial y de adecuación al orden público). En
definitiva, desde un punto de vista formal, en atención al tipo de normas y a las técnicas de
reglamentación utilizadas, parece fácil afirmar la autonomía del problema del reconocimiento de
decisiones y actos públicos extranjeros. Aun así, la perspectiva formal solo ofrece una explicación
incompleta de la autonomía del sector del reconocimiento. Solo podemos concluir su sustantividad
si esta responde a un análisis funcional.
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jurídicas en el espacio, los supuestos de reconocimiento de decisiones y actos se erigirían como
los más significativos de esta realidad del Derecho internacional privado.
Este sentido del problema del reconocimiento es el que permite afirmar que “reconocer es dejar
valer”, y de ahí que reconocer una sentencia extranjera implica dejar valer en el foro los efectos
que esa sentencia tiene en el país en que se dictó, siempre que no sean incompatibles con nuestro
sistema, de forma que tras el reconocimiento la decisión extranjera sigue siendo extranjera, sin
producirse ningún fenómeno de asimilación de esta con las decisiones del foro (nostrificación).
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constitutivas implica una solución definitiva a una situación de tráfico externo. Cosa distinta es si
dicho reconocimiento debe someterse al trámite de execuátur o a condiciones severas, o merece,
por el contrario, dada su especialidad, fórmulas de reconocimiento menos rígidas.
La decisión extranjera puede producir, como cualquier otro documento público extranjero, efectos
probatorios al margen del reconocimiento si cumplimenta las condiciones de legalización y de
traducción. En tanto que documento público, la sentencia extranjera puede ser utilizada, como
elemento de prueba, en un proceso abierto en el foro, si bien en ningún caso el efecto probatorio
cubre el fallo o parte dispositiva de la sentencia, sino, únicamente, los elementos de hecho que se
consideran probados. Ello permite reconocer el efecto probatorio de una sentencia, aun cuando el
efecto de cosa juzgada, ejecutivo o constitutivo de la misma no pudiese obtenerse, al incumplirse
alguna de las condiciones que nuestro ordenamiento exige para su reconocimiento. No existe,
evidentemente, inconveniente alguno en que la decisión extranjera, como documento público,
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sirva de elemento de prueba acerca de los hechos en ella dilucidados. Ahora bien, ello excluye el
efecto de cosa juzgada y el efecto ejecutivo de la decisión extranjera.
El bloque fundamental del sector del reconocimiento se refiere a las decisiones judiciales
extranjeras dictadas en procedimientos contenciosos y en materia de Derecho privado.
Habitualmente, se constriñe la cuestión al reconocimiento de «sentencias firmes». En la
generalidad de los sistemas estatales se suele exigir el requisito de firmeza como condición para
el reconocimiento de sentencias dictadas en procedimientos contenciosos.
En relación con el alcance del reconocimiento, la cuestión fundamental es concretar los límites
dentro de los cuales tiene lugar la extensión de los efectos que la resolución despliega en el Estado
de origen. Con respecto a la ejecución, se impone el requisito adicional de que la resolución debe
tener eficacia ejecutiva en el ordenamiento de origen.
Reconocer una decisión extranjera implica dejar valer en el foro los efectos que esa decisión tiene
en el país en que se dictó, siempre que no sean incompatibles con nuestro sistema, de forma que
tras su reconocimiento la decisión extranjera sigue siendo extranjera, no se produce ningún
fenómeno de «nostrificación».
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ii. La obligatoriedad o efecto de cosa juzgada material de la sentencia extranjera, en cuya
virtud su contenido vincula a las autoridades y órganos jurisdiccionales del foro y se actúa
el principio de non bis in ídem, que impide no solo la iniciación en el foro de un nuevo
proceso con idénticas partes, objeto y causa, sino también que se vuelva a suscitar como
cuestión incidental en todo tipo de procesos. Se alude, en este sentido, al «efecto
prejudicial» de la sentencia extranjera. La cosa juzgada material solo despliega sus efectos
tras el reconocimiento, si bien los derechos de las partes deben retrotraerse a la fecha de la
sentencia extranjera.
iii. La consecución del efecto registral de las decisiones extranjeras. Dicho efecto consiste
exclusivamente en el acceso al registro de la decisión extranjera como título para practicar
la inscripción registral. Su inclusión obedece, de un lado, a la consideración de la práctica
de la inscripción registral como un supuesto de ejecución impropia de la sentencia
extranjera; de otro, al hecho de que en el Derecho dominicano dicho efecto se somete al
trámite del execuátur o del reconocimiento. Dicha necesidad deriva no tanto de su presunto
carácter de «efecto del reconocimiento» como de las propias exigencias y principios
básicos del Derecho registral, en particular, en orden a procurar la veracidad de los hechos
inscritos y la adecuación del registro a la realidad.
El art. 149 de la Constitución dispone que la justicia se administra en nombre de la República por
el Poder Judicial en todo tipo de procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado,
correspondiendo su ejercicio a los tribunales y juzgados determinados por la ley. El ejercicio del
poder jurisdiccional es una consecuencia inmediata de la soberanía estatal. Únicamente los
tribunales dominicanos gozan, en nuestro Estado, del poder de dictar sentencias y resoluciones
judiciales, y de darles ejecución. La ineficacia de principio de las resoluciones judiciales
extranjeras y la imposibilidad inicial de aceptar sus efectos en la República Dominicana supone,
empero, un grave obstáculo para la continuidad de las relaciones jurídicas en espacio.
Para remover dicho obstáculo, todos los sistemas jurídicos establecen de una u otra forma algún
sistema de reconocimiento de decisiones, documentos y actos extranjeros siguiendo esta corriente,
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la Ley No. 544-14 sobre Derecho Internacional Privado dedica los arts. 89 a 91 al reconocimiento
y ejecución de las sentencias extranjeras e internacionales.
El carácter extranjero de las decisiones debe ser entendido con un carácter excluyente, esto es,
referido a toda decisión dictada en el ejercicio de un poder jurisdiccional distinto al dominicano,
ya se trate de un tribunal estatal, de una instancia internacional, de un tribunal eclesiástico, etc.
Cada uno de estos supuestos conduce a distintos mecanismos de reconocimiento.
Siguiendo las disposiciones iniciales de la Ley No. 544-14, su art. 3 da primacía a los tratados
internacionales.
Art. 423. Toda sentencia civil o contencioso-administrativa dictada en uno de los Estados
contratantes, tendrá fuerza y podrá ejecutarse en los demás si reúne las siguientes condiciones:
1) Que tenga competencia para conocer del asunto y juzgarlo, de acuerdo con las reglas de
este Código, el juez o tribunal que la haya dictado;
2) Que las partes hayan sido citadas personalmente o por su representante legal, para el juicio;
3) Que el fallo no contravenga el orden público o el derecho público del país en que quiere
ejecutarse;
4) Que sea ejecutorio en el Estado en que se dicte;
5) Que se traduzca autorizadamente por un funcionario o intérprete oficial del Estado en que
ha de ejecutarse, si allí fuere distinto el idioma empleado;
6) Que el documento en que conste reúna los requisitos necesarios para ser considerado como
autentico en el Estado de que proceda, y los que requiera para que haga fe la legislación
del Estado en que se aspira a cumplir la sentencia.
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1.3.2 Decisiones judiciales extranjeras
Aquí nos referimos a las decisiones judiciales extranjeras dictadas en procedimientos contenciosos
y en materia de Derecho privado. El reconocimiento solo es posible respecto de las sentencias
declarativas, cuyos efectos, singularmente el ejecutivo, pretendan obtenerse en la Republica
Dominicana. No es posible ejecutar sentencias extranjeras si no es a través de los procedimientos
de ejecución contemplados en la legislación interna aplicable.
Con carácter general el art. 89 de la Ley No. 544-14 establece que las decisiones judiciales
extranjeras en materias contenciosas serán reconocidas en la Republica Dominicana. El
reconocimiento de las sentencias contenciosas no firmes, pero ejecutivas, dependerá de la
interpretación y alcance que la jurisprudencia confiera, ya que la ley no especifica que la sentencia
extranjera debe de ser firme e irrevocable.
Además, este articulo indica que todas las decisiones judiciales dictadas en procedimientos
contenciosos, independientemente de que en el país extranjero se reconozcan decisiones
dominicanas. Con ello el legislador a eliminado un criterio, presente en otras legislaciones, de
retorsión política, que no debe ser utilizado en materias de Derecho privado, por cuanto perjudica
los intereses privados de los justiciables.
Debe entenderse por decisión extranjera cualquier resolución adoptada por un tribunal o autoridad
equivalente de un Estado con independencia de la denominación que recibiere el procedimiento
del que daría la resolución misma, tal como auto, sentencia, providencia o mandamiento de
ejecución.
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El carácter extranjero de las decisiones debe ser entendido en sentido excluyente referido a toda
decisión dictada en el ejercicio de un poder jurisdiccional distinto al dominicano, se trate de un
tribunal estatal o de una instancia internacional.
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Primera Sala de la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, sentencia civil núm.
026-02-2016-SCIV-00715. Expediente núm. 026-02-2015-00838, de fecha 9 de agosto del 2016.
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reconocimiento y ejecución de decisiones y actos extranjeros, interesa al orden público y debe, en
cuanto tal, ser acatado y suplido de oficio cuantas veces sea necesario.2
2
Primera Sala de la Cámara Civil y Comercial de la Corte de Apelación del Distrito Nacional, Sentencia civil núm.
026-02-2016-SCIV -00383. Expediente núm. 026-02-2014-00507, de fecha 10 de mayo de 2016.
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En consecuencia, tanto el efecto ejecutivo como el efecto de cosa juzgada, constitutivo o registral
de las decisiones judiciales contenciosas precisan la homologación obtenida mediante el trámite
previo de execuátur. La competencia para el reconocimiento recae en la Cámara Civil y Comercial
del Tribunal de Primera Instancia del Distrito Nacional (art. 91). El procedimiento se sustancia
conforme a las reglas del procedimiento en jurisdicción graciosa (art. 91, párrafo I), siendo
susceptible de recurso de apelación (art. 91, párrafo 11). En contrapartida, otras decisiones
judiciales y documentos públicos no exigirán execuátur para su reconocimiento.
La sucesión por causa de muerte es una de las instituciones donde la diversidad legislativa es más
acusada. Constituye un sector del ordenamiento jurídico caracterizado por una marcada autonomía
que se asienta en la consideración patrimonial de los bienes que componen la sucesión, cuya
regulación escapa de una concepción real de los bienes considerados uti singuli. La consideración
de los bienes sucesorios desde una óptica patrimonial implica que las normas de Derecho
internacional privado estén informadas en este ámbito por un principio de unidad y universalidad
de la sucesión, que permite que el tribunal competente y la ley aplicable comprendan todos los
bienes del causante, con independencia de su naturaleza y del lugar en que se encuentren.
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pruebas, la ejecución de la decisión y de las medidas cautelares y la administración del caudal
relicto. Por su parte, la existencia de bienes inmuebles en la República Dominicana se justifica en
la fuerza atractiva de la propiedad inmobiliaria.
Nuestra jurisprudencia a utilizado para las soluciones la doctrina unitaria, la que, a su vez, plantea
la alternativa entre la ley nacional del causante y la ley de su domicilio o de su residencia habitual,
temporalmente localizadas en el momento de su muerte.
La ley del lugar de situación de un bien inmueble determinará el régimen sucesorio del mismo, sea
cual sea; y lo mismo cabe decir de la ley del último domicilio del causante o de la ley nacional del
causante en el momento del fallecimiento.
El art 54 de la Ley No. 544-14 determina que la sucesión por causa de muerte se rige por la ley del
domicilio del causante en el momento de su fallecimiento. También dicho artículo admite que el
testador pueda someter, por declaración expresa, en forma testamentaria, su sucesión a la ley del
Estado de su residencia habitual.
El art. 55 de la Ley No. 544-14 implanta una norma especial para los supuestos de anticipación
sucesoria mediante el otorgamiento de un testamento. En concreto, dispone:
Este precepto da respuesta a la situación, que no tiene por qué ser infrecuente, en la que el
testamento se redacta al amparo de la ley del domicilio «actual», que resulta no ser a la postre el
último domicilio del causante, que será ley sucesoria. Este conflicto móvil puede desencadenar la
radical ineficacia de los testamentos que no tuvieron para nada en cuenta la ley sucesoria,
sencillamente porque el testador la desconocía. El art. 55 trata de salvaguardar en la medida de lo
posible la planificación sucesoria efectuada conforme a la ley de la nacionalidad o domicilio del
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testador conservando su validez. De hecho, una de las grandes virtudes que posee la professio iuris
es, precisamente, evitar este potencial cambio de ley aplicable.
El art. 96 de la Ley No. 544-14 da una respuesta directa a la cuestión al prescribir lo siguiente:
Se reconocen las decisiones o los documentos relativos a una sucesión y los derechos derivados
de una sucesión abierta en el extranjero, cuando se cumpla con lo siguiente:
1) Cuando hayan sido pronunciadas o expedidos en el Estado del último domicilio del
causante o en el Estado al amparo de cuya ley este último sometió su sucesión;
2) Cuando se refieran a bienes inmuebles y hayan sido pronunciadas o expedidos en el Estado
en el cual dichos bienes están situados.
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CAPITULO II
El caso que nos ocupa, comprende un expediente sobre una solicitud de homologación de
testamento extranjero. El mismo testamento fue realizado antes de fallecer por el Sr. Richard
Charles Winkler, hecho en la ciudad de New Jersey, USA. A fin de que dicho testamento pueda
ser utilizado o ejecutado ante cualquier institución, persona física o jurídica, así como ante
cualquier entidad de la Republica Dominicana, indicando de manera expresa en el mismo que la
persona beneficiaria y ejecutante del mismo es la Sra. Kathleen Svoboda.
En la Republica Dominicana el Tribunal competente para conocer los casos de sentencias dictadas
por jurisdicciones extranjeras es la Cámara Civil y Comercial del Tribunal de Primera Instancia
del Distrito Judicial del domicilio del demandado, sea que la sentencia proceda de una jurisdicción
diferente a la civil o de un grado jurisdiccional diferente, como es el caso de las sentencias
laborales, comerciales, civiles o en grado de primera instancia o apelación.
Como observamos en la sentencia este caso fue conocido por la Octava Sala del Juzgado de
Primera Instancia del Distrito Nacional, por lo que en cuanto a la competencia jurisdiccional esta
sentencia es válida en virtud de lo establecido por el artículo 326 del Código Civil, 45 de la Ley
821 sobre organización judicial.
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2.3 PRUEBAS APORTADAS
Las pruebas aportadas al tribunal junto con la solicitud de homologación de testimonio extranjero
son las siguientes:
1) Poder especial de abogado emitido por la beneficiada para que los abogados mencionados
en el puedan ejercer los derechos de reclamos de propiedad y realizar las gestiones
necesarias ante los tribunales de la Republica para hacer homologar y ejecutar el testamento
realizado por el Sr. Richard Charles Winkler, el cuan beneficia a la misma.
2) Testamento original respecto al Sr. Richard Charles Winkler (fallecido), debidamente
apostillado;
3) Certificación expedida por el Tribunal de Sucesiones del estado de New Jersey, USA.
4) Certificado de defunción del Sr. Richard Charles Winkler por el oficial del registro del
estado de New Jersey, USA.
5) Fotocopia del pasaporte correspondiente al fallecido y de la Sra. Solicitante.
6) Certificado original de propiedad de vehículo de motor expedido por la Dirección General
de Impuestos Internos.
Como podemos ver todas estas pruebas documentales primeramente fueron expedidas por la
jurisdicción competente, están debidamente traducidas y apostilladas conforme a los tratados
internacionales que rigen sobre la materia.
Pudimos observar que todos los documentos presentados reúnen los requisitos necesarios para ser
considerados como auténtico en el Estado de que proceden, en conformidad con lo establecido por
el artículo 423 del Código de Bustamante.
En el caso que nos compete el tribunal realizo un examen de forma y fondo, comprobación del
carácter definitivo y ejecutorio de la sentencia en el país de origen y su conformidad con el orden
público contencioso donde se hizo hacer comparecer a toda persona que pueda tener interés3.
3
Jurisprudencia de la SCJ Sentencia dictada el 8/5/2002. B.J. No. 1098, págs. 75-78.
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Sabemos que la intención del tribunal es poder resolver si procede autorizar la ejecución del
testamento, que se origina en los Estados Unidos, en la Republica Dominicana.
El tribunal entendió que por ser un procedimiento donde existe la voluntad de una persona, la
obligación de dar o hacer, con respecto a la beneficiaria, el tribunal procedió a darle el verdadero
alcance a esta instancia y otorgar el execuátur al testamento que se pretendió homologar, ya que
es el procediendo competente y la solicitud cumple con todos los requisitos establecidos por la
legislación dominicana que rigen sobre la materia.
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CONCLUSIÓN
Gracias a las disposiciones de Derecho Internacional Privado en la Ley No. 544-14 hemos
superado, en parte, uno de nuestros principales problemas: la sistematización de las normas, ya no
tenemos dispersas las normas en toda nuestra legislación de fuente interna, aunque todavía quedan
unas cuantas normas dispersas fuera de esta Ley.
Esta Ley dispone que en materia civil o contenciosa administrativa, las sentencias dictadas en los
Estados contratantes tendrán fuerza y podrán ejecutarse en los demás si reúnen una serie de
condiciones previstas en la misma.
La ley exige que previo a su ejecución, la sentencia extranjera deba someterse a la consideración
de un Juez local, quien le otorgará el correspondiente exequátur.
Pero no debemos conformarnos, aún nos queda mucho camino por recorrer, solo esperamos que
no tarde mucho tiempo para que el legislador actué para crear una nueva regulación.
Por todo ello, y a modo de conclusión, si bien el resultado final no sea el ideal ni el esperado, al
menos contamos con la posibilidad de expresar que la Republica Dominicana cuenta con una
sistematización del Derecho Internacional Privado, lo cual ha sido desde hace unas cuantas
décadas una aspiración que veíamos muy lejos de lograr y que hoy está aquí.
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BIBLIOGRAFÍA
Arias Núñez, L. (2001) Manual de Derecho Internacional Público. Santo Domingo, República
Dominicana. Editora Centenario.
Capitant, H. (1997) Vocabulario Jurídico. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Buenos Aires.
Gaceta Oficial (2014) Ley N° 544-14 De Derecho Internacional Privado. República Dominicana.
José Carlos Fernández, Sixto A. Sánchez, Nathanael Concepción (2017) Derecho Internacional
Privado de la Republica Dominicana. Primera reimpresión. Editorial Funglode.
Plinio Terrero Peña (2012) Código Civil de la República Dominicana. 12 va. Edición. Editora
Corripio, C. por A., Santo Domingo.
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ÍNDICE
Introducción .................................................................................................................................... 1
Objetivos ......................................................................................................................................... 2
Metodología .................................................................................................................................... 2
Capítulo I ........................................................................................................................................ 3
Capitulo II ..................................................................................................................................... 15
Análisis de una Sentencia de Sucesión con elementos aplicables del derecho privado internacional
....................................................................................................................................................... 15
Conclusión .................................................................................................................................... 18
Bibliografía ................................................................................................................................... 19