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Eduardo Adduci
Psicoanálisis en la vejez.

Capítulo I: NOCIONES GENERALES DE GERONTOLOGIA.


La duración de la vida humana se ha duplicado , por ello, llegar a edades muy avanzadas no es el caso de
excepción, sino la regla general en los países civilizados. Actualmente hay en el mundo alrededor de 150
millones de personas que pasan los 65 años.
“Pero ni nuestra ideas acerca de la función de los viejos en la sociedad humana ni las leyes sociales
corresponden a este nuevo hecho”.
“Existen además libros, publicaciones, espectáculos, emisiones de T.V. y de radio destinadas a los niños y a
los adolescentes: a los viejos NO”. “Para la sociedad representan el peso de los NO-Activos”.
Para continuar más adelante: “si, los viejos manifiestan los mismos deseos, los mismos sentimientos, las
mismas reivindicaciones que los jóvenes, causa escándalo; en ellos el amor, los celos, parecen odiosos y
ridículos; la sexualidad, repugnante; la violencia, irrisoria. Deben dar ejemplo de todas las virtudes. Ante todo
se les exige serenidad”.
“La imagen idealizada que se propone de ellos es la del Sabio AUREOLADO, de pelo blanco, RICO en
experiencia y VENERABLE, que domina desde arriba la condición humana; si se apartan de ella, caen por
debajo; la imagen que se opone a la primera, es la del viejo loco, que chochea, dice desatinos y es el hazme
reír de los niños. De todas maneras, o por su virtud o por su abyección se sitúan fuera de la humanidad”.
Hay varios aspectos de la edad y del envejecimiento, entre los que se pueden establecer distinciones: el
cronológico, el biológico y el psicosocial.
Podríamos definir clásicamente la senescencia según el Grupo Científico de la O.M.S. e la Psicogeriatría,
reunido en Octubre de 1970, en Ginebra como “el periodo de la vida e que el menoscabo de las funciones
mentales y físicas, se hace cada vez mas manifiesto, en comparación con los periodos anteriores de la vida”.
Con fines estadísticos había que establecer un umbral arbitrario y se eligió en consecuencia la edad de 65
años como marca del comienzo de la vejez.
Podríamos definir clásicamente el envejecimiento, como una evolución que conduce al organismo desde su
nacimiento a su muerte, pasando por la infancia, la adolescencia, la adultez y llegando finalmente a la
senescencia. Los limites entre estos periodos son móviles y arbitrarios, pero la mayoría de los trabajos sobre
el envejecimiento humano se ocupan de las modificaciones producidas en el organismo en el periodo que
transcurre entre el fin del crecimiento y la muerte”.
Existe un cuestionamiento técnico a esta prueba haciendo entrar en juego o cuestionando la existencia de
enzimas intermediarias en este metabolismo así como una influencia sobre la misma prueba de dosaje. Lo que
no podemos cuestionar, y es un hecho de observación corriente, es que a medida que transcurre el tiempo y
el individuo envejece, se observa una disminución de la actividad metabólica global.
Hay hechos celulares: Las células del organismo pueden ser divididas en dos clases:
A) Las células renovables, como los epitelios (piel) y las parenquimatosas (p. hepático) que se designan
“intermitoticas”.
B) Las células no renovables que son incapaces de reproducirse (ej. Neuronas) y que se denominan
“postmitoticas”.
Orgel emitió la hipótesis de que perturbaciones o errores en las síntesis de las proteínas pueden explicar el
envejecimiento de las células no renovables.
Otra hipótesis, de Bouliere, determina que “el ciclo vital de un individuo estaría genéticamente programado”.
Todas las células no renovables (células nerviosas), dispondrían desde el instante en que se diferencian, de
una capacidad metabólica dada, que estaría probablemente determinada por la cantidad de ARN presente
después de la ultima división. Una vez que este fuera utilizado, la célula estaría condenada a muerte.

Hechos metabólicos y moleculares.


Un conjunto de trabajos realizadas, llegan a la conclusión que, en el curso del envejecimiento en particular, y
en lo que respecta a los elementos del tejido conjuntivo, se produce un aumento de la rigidez de la
organización molecular y una disminución del poder de hinchazón el colágeno, aumentando notablemente la
resistencia al estiramiento.
Consecuencias fisiológicas de hechos biológicos.
La disminución de la masa metabólica activa, la lentitud de la respuesta a los estímulos exteriores, la
desorganización progresiva de los sistemas de control acaban por concluir en una disminución progresiva de
la eficacia en el funcionamiento de los diferentes órganos y de las diferentes funciones del organismo en
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respuesta a las agresiones exteriores, tales como un esfuerzo físico o simplemente a las respuestas en
condiciones basales.
Es sabido que al final del periodo de crecimiento comienzan a aparecer fenómenos de decadencia en las
distintas funciones y órganos del ser humano; por ejemplo: Aparato respiratorio: disminución de la ventilación
máxima por minuto. Aparato cardiovascular: disminución del volumen de la onda sistólica y aumento de las
resistencias periféricas. Aparato digestivo: disminución de la cantidad de secreción digestiva, en particular
gástrica, de un tenor en C1 H y pepsina.
El envejecimiento del sistema nervioso ha sido abordado a través de baterías de test psicológicos. Desde el
punto de vista fisiológico se nota una disminución de la velocidad de conducción no corroborada por algunos
autores.

Los factores del envejecimiento


Podemos definir los factores del envejecimiento clasificándolos en Intrínsecos genéticos, que determinan el
termino de la vida de toda una población con variaciones individuales, a veces considerables y Extrínsecos,
entre los que podemos señalar los ecológicos por un lado y los patológicos por otro.

Conclusiones
Uno de los objetivo de la Gerontología y la Geriatría, en la actualidad es esencialmente la determinación de
factores de envejecimiento, para poder actuar sobre ellos y evitar los riesgos de sobre mortalidad que
imponen al género humano, tratándolos profilácticamente.

La investigación y el envejecimiento cerebral.


La “senescencia normal”, la demencia senil y las demencias preseniles (síndrome de Alzheimer), ¿son
fenómenos cualitativamente diferentes o se trata de variantes cuantitativas del mismo proceso patológico?
El cerebro que envejece muestra un grado variable de atrofia, os surcos están más ensanchados y el sistema
ventricular puede estar algo más dilatado. Microscópicamente, hay muerte de células nerviosas, aun cuando la
citoarquitectura de la corteza está bien conservada.
Se ha confirmado con precisión el hecho según el cual, muchos individuos “normales” de edad avanzada
presentan alteraciones que no pueden distinguirse cualitativamente de las observadas e individuos con
demencia grave.
Estas observaciones parecen indicar que las diferencias entre “senescencia normal” y “senescencia patológica”
deben ser consideradas más desde el punto de vista cuantitativo que cualitativo.
Dada la cantidad de celular irremplazables que contiene el cerebro y la importancia de su función central en la
regulación de los procesos vitales, se ha alentado la teoría de que la demencia senil no sería más que una
parodia de la senescencia ordinaria, tomando siempre en cuenta el alto índice de mortalidad que provoca.
En el momento en que me decidí a comenzar a tomar pacientes de más de 55 años en tratamiento
psicoanalítico y psicoterapéutico, me formule a mi mismo un método de trabajo. Este consistiría en dejar fuera
todo prejuicio teórico o técnico limitante y tratar de usar al máximo de sus límites operantes, todos aquellos
recursos teóricos que hasta ese momento había utilizado como encuadre en el tratamiento psicoanalítico de
pacientes adultos.
La culpa inconsciente que despierta esta tarea frente a la vejez, el desvalimiento, la enfermedad, la muerte,
como fantasía presente en el paciente y en el terapeuta, puede traducirse en sentimientos agresivos, o en sus
formas reactivas de excesiva comprensión y bondad, que culminan indefectiblemente en un resultado, común,
representado por el abandono del tratamiento.
Un tema que generalmente muestra caramente los prejuicios a vencer del terapeuta, son los temas
relacionados con la sexualidad de los pacientes añosos. Es como hablar de su sexualidad con nuestros propios
padres.
Debemos admitir cuan dificultoso ha de ser tratar temas como invalidez, la enfermedad o la muerte.

CAPITULO II.
EL PSICOANALISIS, SU APLICACIÓN A PACIENTES DE EDAD MADURA Y AVANZADA.
En 1898, en La sexualidad en la etiología de las neurosis dice Freud: “la terapia psicoanalítica n es por ahora,
generalmente aplicable, presentando que yo sepa las siguientes limitaciones: exige una determinada madurez
intelectual en los enfermos, siendo por tanto inútil en los niños y en los adultos mentalmente débiles o
incultos.
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Cuando se trata de personas de mucha edad, la duración del tratamiento, correlativa a la cantidad de material
acumulado resultaría excesivo, coincidiendo acaso su fin con el comienzo de un periodo de la vida en el que
no se concede ya gran valor a la salud nerviosa. Por último, solo es posible cuando el enfermo conserva un
estado psíquico normal, partiendo del cual puede dominarse e material patológico. Durante una gran crisis
histérica o una manía o melancolía interpolada, los medios psicoanalíticos no logran resultado alguno. Tales
casos solo pueden ser sometidos a nuestro método después de haber conseguido apaciguar, con los medios
acostumbrados, los fenómenos tormentosos”.
En 1904, Freud en El método psicoanalítico de Freud. “La persona que haya de someterse con provecho al
psicoanálisis debe llenar muchos requisitos. En primer lugar, tiene que ser capaz de un estado psíquico
normal; en épocas de confusión o de depresión melancólica, no se consigue nada, ni siquiera en el caso de la
histeria.
Además corresponde exigirle cierto grado de inteligencia natural y de desarrollo ético; e personas carentes de
todo valor, el médico pronto pierde el interés que le permite profundizar en la vida anímica del enfermo. Las
malformaciones acusadas de carácter, los rasgos de una constitución reamente degenerativa, se exteriorizan
en la cura como fuentes de resistencias que es muy difícil vencer.
En esa medida la constitución, en general, impone un límite de posibilidad de curación mediante psicoterapia.
También se crean condiciones desfavorables para el psicoanálisis si la edad del paciente ronda el quinto
decenio, pues en tal caso ya no es posible dominar la masa de material psíquico, el tiempo requerido para la
curación se torna demasiado largo y la capacidad de deshacer procesos psíquicos empieza a desfallecer”.
“La edad de los enfermos cumple un papel en su selección para el tratamiento psicoanalítico: por una parte,
en la medida en que las personas que se acercan a la cincuentena o la sobrepasan, suelen carecer de la
plasticidad de los procesos anímicos de la que depende la terapia.
Los ancianos ya no son educable y, por otra parte, porque el material que debiera reelaborarse
Prolongaría indefinidamente el tratamiento”.
Karl Abraham: “no se ha demostrado que ciertas enfermedades mentales, que la medicina psiquiátrica había
considerado totalmente intratable, resultan accesibles para los métodos psicoanalíticos. En consecuencia
parecería incorrecto negara a priori la posibilidad de ejercer una influencia curativa sobre la neurosis en el
periodo de involución”.
“Durante mi practica sicoanalítica he tratado varias neurosis crónicas en personas de más de cuarenta, e
inclusive de cincuenta años de edad”.
“Para mi sorpresa, un número considerable de ellos reacciono favorablemente ante el tratamiento. Puedo
agregar que cuento a algunas de esas curas entre mis exitosos resultados”.”LA prognosis es favorable
inclusive en casos de edad avanzada, si la neurosis apareció en toda su gravedad solo largo tiempo después e
la pubertad y si el paciente ha disfrutado por lo menos de algunos años de una actitud sexual próxima a la
normal y de un periodo de actividad social útil. Los casos desfavorables so aquellos de quienes ya han tenido
en la infancia una neurosis obsesiva, etc. Y, que los aspectos ya mencionados nunca consiguieron un estado
semejante al normal”.
“Estos son también los casos, sin embargo, en que la terapéutica psicoanalítica puede fracasar aunque el
paciente sea joven”.
En otras palabras, es de mayor importancia para el éxito del psicoanálisis de edad en la que aparece la
neurosis que la edad en que se inicia el tratamiento. Podemos decir que la edad de la neurosis es más
importante que la edad del paciente”.
Por eso hoy en día no solo los cuadros depresivos graves, sino también las esquizofrenias de la vejez, que
hasta hace poco concluían casi todas en el confinamiento, en un establecimiento psiquiátrico para el resto de
la vida, pueden tratar de en la seno de la comunidad. Como muchos de los desequilibrios de esta mitad de la
vida, la evolución sele ser lenta y hay que tener en cuenta la influencia de actores sociales, económicos,
familiares y biológicos.
Diagnostico y tratamiento.
La psiquiatría emplea tres criterios para el diagnostico de las enfermedades mentales:
a) Descriptivo
b) Etiológico
c) Evolutivo
Una cuestión muy importante que se ha de resolver, es la de si en la clasificación de las enfermedades
mentales de la vejez se están incluyendo los trastornos preexistentes, modificados o influidos por el
envejecimiento, o si se deben tener en cuenta solo aquellos que aparecen durante este periodo de la vía.
Así, deben considerarse globalmente en este periodo:
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1) Las psicosis seniles atróficas
2) Las psicosis arterioescloroticas
3) Estados confusionales agudos
4) Demencias preseniles
a) Síndrome de Alhzeimer.
b) Enfermedad de Pick
5) Psicosis afectiva
a) Depresión tardía
b) Manía tardía
6) Esquizofrenia tardía
7) Síndrome paranoide
8) Las neurosis
9) Cambios de la personalidad que aparecen en la vejez.

Los síndromes arterioscleróticos y seniles crónicos, se deben a procesos irreversibles, cuya gravedad tiende a
progresar regularmente hasta la total invalidez del enfermo.
El tratamiento no es aquí de competencia del psicoterapeuta, ya que debe ser sintomático y paliativo,
tratando de mantener la salud general y el bienestar del paciente.

CAPITULO III
LA ENTREVISTA CON EL PACIENTE DE EDAD AVANZADA.
La entrevista es el instrumento fundamental por intermedio del cual el médico, el psicólogo, el psicoanalista o
el psicoterapeuta va a tomar contacto con su futuro y posible paciente.
En todos los casos, en general la entrevista puede adquirir dos tipos fundamentales, puede ser:
a) abierta : si bien el entrevistador tiene amplia libertad para hacer preguntas e intervenciones, no es esto lo
que la caracteriza, sino que la tipifica una flexibilidad suficiente del campo, como para permitir que el
entrevistado lo configure según su propia estructura psicológica, y que las variables del campo dependan lo
más posible de la personalidad del mismo entrevistado.
o
b) cerrada: la entrevista cerrada, las preguntas ya están previstas tanto como los están el orden y la forma
de plantearlas.
La entrevista abierta posibilita un mejor conocimiento de los aspectos psicodinámicos del entrevistado; la
entrevista cerrada nos proporciona información valiosa, en cuanto a la historicidad del sujeto, dándonos pie en
un futuro a una mayor comparación sistemática de datos.
Algunos autores suelen hacer distinción entre entrevista y anamnesis.
“anamnesis es apara estos autores una amplia recopilación de datos, de tal extensión y detalle, que permite
obtener una síntesis tanto de la situación presente como de la historia de u individuo, de su enfermedad y de
su salud”.
“En la anamnesis, la preocupación y finalidad residen en la recopilación de datos, y el paciente queda reducido
a un mediador entre su enfermedad, su vida y sus datos por un lado y el médico por el otro”.
Si el paciente no ofrece los datos,, hay que “extraerlos de él”.
“Una diferencia fundamental entre entrevista y anamnesis, en lo que atañe a la teoría de a personalidad y a la
teoría de técnica, reside en que la anamnesis se opera con el supuesto de que el consultante conoce su vida y
está capacitado, por lo tanto, para dar datos sobre la misma, mientras que el supuesto de la entrevista es el
de que cada ser humano tiene organizada una historia de su vida y un esquema de su presente, y de esta
historia y de este esquema tenemos que deducir lo que no sabe”.
Todos estos hechos deben ser tenidos en cuenta al iniciar nuestra entrevista y así utilizar, en consecuencia,
aquello que resulte más adecuado para cada momento: a) entrevista vierta, b) entrevista dirigida o c) la
detallada anamnesis.

Entrevista.
La información no debe ser solicitada en bloque, ni en una sola sesión, debe ser requerida progresivamente
en el curso de varias entrevistas. Es necesario informarse sobre la historia médica del sujeto. Le invitamos a
formular su propia teoría, aun cuando esta pueda parecer delirante, ingenua o absurda. Entre el material
significante ofrecido, es posible encontrar temas míticos variados, como nacimientos prematuros, alguna idea
de alimentación toxica, etc. Las fantasías de los padres y de los abuelos sobre el origen de la enfermedad son
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también muy reveladoras. Estas fantasías se irán reubicando durante el proceso analístico y entonces será
posible con mayor facilidad darles su verdad relación edipica. Generalmente suelo preguntar sobre algún
recuerdo, episodio o sueño lejano que pueda haberle resultado significativo repetitivo en su vida.
Cuando la dolencia en crónica, es importante detectar el momento de su inicio y causales concomitantes
(recordar la frase de Abraham con respecto a la edad de la neurosis) y si ella se constituyo con una dolencia,
es decir al mismo tiempo que una dolencia física menos dramática.
SE hace necesario preguntar minuciosamente sobre la parental del paciente, padres, abuelos, hijos,
hermanos, etc. La prudente realización de un elemental árbol genealógico en el que se puedan ir marcando
las constelaciones familiares con las fechas de sus nacimientos, muertes y acontecimientos patológicos más
importantes, nos proporcionan pistas inestimables de rasgos de identificación de nuestro paciente.
¿Algún miembro de la familia murió a temprana edad? Este es un dato que no debe dejar de conocerse
nunca.
La entrevista puede tomarse cara a cara, o acostando al paciente en el diván, depende. Yo prefiero hacerla
cara a cara – ya dije que deben abarcar todo el tiempo que se crea necesario-. A veces el paciente necesita
apoyarse en la imagen de analista.
Frecuentemente tratamos de determinar en el paciente si los síntomas neuróticos tienen alguna relación con
una o alguna afección orgánica.
Posteriormente puede ser que en la entrevista este síntoma neurótico no aparezca, pero hace funcionar el
órgano o el conjunto fisiológico de una manera continua y exagerada en relación a la homeostasis del cuerpo.

CAPITULO IV
PSCOANALISIS Y CREATIVIDAD EN LA SESCENCIA.
L a creatividad también aparece en el anciano como una forma de prolongar su propia existencia.
Es un deseo de afirmar su propia identidad, en forma imperecedera a través de la actitud creadora.
La actitud creativa le permitiría revisar su experiencia de vida y visualizar una nueva perspectiva de la misma.
En los casos en que esta capacidad creativa se encuentra paralizada o inhibida por causas modificables
internas o externas, es allí donde está indicado el psicoanálisis, ya que brinda al individuo la oportunidad de
restablecer todas sus relaciones objetales abandonadas.
Todo proceso analítico, realizado a esta altura de la vida, implica ineludiblemente una “revisión de la vida”, del
que pueden producirse diversos efectos, creativos, adaptativos, patológicos o alguna combinación de ellos. La
reminiscencia, recuerdo cargado de afecto, puede dar nostalgia, pesar, dolor, culpa, desesperanza o
resolverse en reorganización constructiva, creatividad, sabiduría, serenidad, madurez y sobre todo deseos de
vivir en el presente.
En la segunda mitad de la vida y en la vejez se han acumulado capacidades y funciones potenciales que
estimuladas son la fuente de la capacidad creativa.
Conocimientos acumulados, juicio, erudición, prudencia, perspectiva, autonomía, honestidad, madurez y
autoridad permiten expresarse con mayor facilidad en una experiencia creativa.
Hay una “crisis de senescencia”, similar a la “crisis de adolescencia” y que se caracteriza por:
a- Sentirse marginado socio-culturalmente;
b- Tener dificultades para concretar una tarea;
c- Tener graves dificultades para integrar una pareja, sino la tiene o la han pedido;
d- Estar presionados por prejuicios sexuales;
e- Estar invadidos por cambios corporales que se le imponen desde afuera;
f- Estar obligados a integrar una nueva identidad y a elaborar los duelos por las perdidas ocurridas y, a
veces, presionados por condiciones económicas deficientes.
En la creatividad el anciano afirma su propia identidad en una actitud imperecedera.
Cuando la capacidad creativa disminuye, siempre está asociada a:
1. Enfermedad física;
2. Condiciones socioeconómicas y/o socioculturales adversas;
3. Perturbaciones de la personalidad.
En este sentido, los Historiales clínicos en u carácter de historias, constituyen los textos primarios del
psicoanálisis. Es este carácter narrativo el que le da un sello particular al hecho psicoanalítico.
Concluyendo, diré: que todo paciente de edad avanzada, capaz de dialogar y narrar libremente, es pasible de
ser personalizad, y nuestra larga experiencia al respecto nos demuestra que toda perturbación psíquica
psiconeurotica que tenga como fundamento un conflicto infantil, reprimido sexual y cuyo paciente se avenga a
respetar las normas de la asociación libre y las más elementales del encuadre psicoanalítico, horarios,
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honorarios, vacaciones, etc., obtiene beneficios incuestionables, que son observados primariamente como
desaparición de los síntomas y aplacamiento d la angustia.

CAPITULO V
LOS ESTADOS DEPRESIVOS
El termino depresión expresa, para nosotros, un síntoma complejo, pleno de significados.
Representa un humor triste, junto al cual se agrupan, a veces, la inhibición y el dolor moral.
LA inhibición se presenta como un enlentecimiento de los procesos de ideación que reduce el campo de la
conciencia y los intereses, encierra al sujeto sobre sí mismo y lo obliga además a rehuir las relaciones con sus
amigos y familiares.
El paciente experimenta una dificultad tremenda para pensar y para memorizar; una gran cansancio psíquico
que lo lleva a solicitar permanente auxilio y protección.
Este enlentecimiento psíquico va acompañado de quietud en la actividad motriz.
No es raro que se asocien a estas penurias psíquicas, malestares somáticos variados.
Las vivencias depresivas pueden manifestarse a raves de una expresión de “dolor moral”, o sentimientos de
autoacusación o culpabilidad según sea su tipo y grado de profundización en la melancolía; sobre todo la
agresividad vuelta contra si, adopta una actitud de aniquilación del propio yo; siempre hay una intensa
angustia.

Depresiones en la vejez.
¿Cómo se nos presentan, para su tratamiento, los pacientes en nuestra consulta? Primero: puede ser un
paciente con antecedentes de cuadros depresivos anteriores que pueden remontarse a su juventud y
adolescencia, y que ese ánimo depresivo hace a la verdadera personalidad del paciente.
Además se acompaña de angustia, inhibición, sentimiento de culpa y un polimorfo conjunto de síntomas
físicos: insomnio, inapetencia, pérdida de peso, etc. El paciente agrega que tiene periodos aun largos de estar
bien y otros más, es decir, un cuadro depresivo cíclico.
Es lo que psiquiátricamente como “depresiones endógenas”.
Segundo: el paciente describe que, a raíz de una causa externa real o noxa actual (ruptura de matrimonio,
noviazgo, perdida de un posición importante, etc.), pero siempre sobre un cuadro psiconeurotico previo, se ha
precipitado esta crisis depresiva. Con el mismo criterio que lo hicimos anteriormente calificaremos a este
cuadro de “depresiones reactiva”.
Tercero: un cuadro depresivo que aparece por primera vez en la tercera edad, carece en absoluto de
antecedentes previos, y se acompaña de grandes temores, agitación, insomnio grave, sentimiento de culpa
muy intensa y severa preocupación somática.
La falta de antecedentes previos, puede ayudar a diferenciarlas de la enfermedad maniaco-depresiva.
Cuarto: un cuadro depresivo, descripto por el Manual Diagnostico y Estadístico de la O.M.S., como
perturbaciones situacionales transitorias, propias de este periodo de cambio, calificado como reacciones de
adaptación a la vejez. Suelen presentarse con un sentimiento de rechazo asociado al retiro forzoso y al
retraimiento social.
Según he podido comprobar, las depresiones propiamente dichas en la senescencia están apoyadas en las
identificaciones mas primarias, vinculadas al narcisismo primitivo y a la simbiosis, a los que algunos atores
llaman “parte psicótica de la personalidad” y cuya defensa frente a la ruptura de esta simbiosis, se puede
presentar entonces como hipocondría, fobias muy intensas o enfermedad psicosomática.

Duelo y melancolía (1915/1917)


Duelo es por lo general, la recesión frente a la perdida de una persona amada o de una abstracción que haga
las veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc.
Nunca se nos ocurre considerarlo un estado patológico ni remitirlo al medio para su tratamiento, “juzgamos
inoportuno y aun dañino perturbarlo”. Falta en la perturbación del sentimiento de sí.
LA melancolía se singulariza, en lo anímico, por una desazón profundamente dolida, una cancelación del
interés por el mundo exterior, la perdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda la productividad y una
rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en autorresproches y autodenigraciones y se extrema hasta
una expectativa de castigo.
Nos muestra la extraordinaria rebaja en su sentimiento yoico el enorme empobrecimiento de su yo.
Su yo es indigno, estéril y moralmente despreciable. Se hace reproches, se denigra y espera repulsión y
castigo.
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Son importantes las querellas del paciente contra su propio yo, contras las que resulta infructuoso todo
intento terapéutico, ya que su tristeza proviene de n trabajo interior que devora su y, al que desconocemos y
que es comparable al duelo; la diferencia como sabemos es que la perdida no se ha producido en l objeto sino
en su propio yo.
Una parte de su propio y se contrapone a la otra, la aprecia críticamente, la toma como objeto. Esta instancia
separada e lo que usualmente llama “conciencia moral”.
Los autorreproches son reproches contra un objeto de amor que desde este han rebotado sobre el yo propio.
En su oportunidad hubo una elección de objeto con su correspondiente ligadura libidinosa; una afrenta real o
un desengaño produjo un sacudimiento de ese vínculo.
LA libido no fue retirada de ese objeto y desplazada. LA investidura de objeto resulto poco resistente y fue
cancelada, pero la libido libre se revirtió sobre el yo.
Pero ahí sirvió para establecer un identificación del yo con el objeto resignado. “La sombra del objeto cayó
sobre el yo”, quien en lo sucesivo será juzgado por una instancia particular como el objeto abandonado. De
esta manera la perdida de objeto hubo de mudarse en una pérdida del yo y el conflicto entre el yo y la
persona amada, en una bipartición entre el yo critico y el yo alterado por identificación.
Rolla señala que “a la indiferencia y diminución de la motilidad se contrapone un intenso trabajo
intrapsiquico”. El sujeto hace un esfuerzo ara hace positivas y por ende útiles las identificaciones narcisista
que significa recordar; llevar a producir reminiscencias (recuerdos afetivizados, con carga de afectos) tal como
en el trabajo del sueño y que permitan asociaciones que den las claves de su desciframiento”.
“En cambio las identificaciones narcisistas negativas, son las que no pueden fundamentalmente es
experiencias previas que sirvan para la construcción de reminiscencias, que a su vez resguarden la
autoestima” (…),prosigue: “mi idea es que se produce una herida narcisista en relación con ese sentimiento
de inoperancia y que es sobre esta herida narcisista que se acumulan combinaciones de catexis ambivalente
que producen una resultante afectiva muy particular cual es la depresión, que al llevar al sujeto a un estado
melancólico de las características de una depresión psicótica”.
“Pienso que esto es lo que ocurre en los sujetos longevos que no pueden producir los fenómenos positivos de
reminiscencias, trabajo mental que se ve perturbado frecuentemente por una ubicación negativa en el
presente, en el sentido de preocupaciones por la salud física”; agregaría yo a estas reflexiones sobre la
influencia de la edad señalada por el autor, la importancia de conflictos reprimidos muy primarios,
pertenecientes a fases de extrema dependencia, y que en la transferencia producirían ala secuencia de
recordar, repetir y no poder elaborar”.
Recalca el autor que, “reminiscencias es el recuerdo de la experiencia pero modificado a través del tiempo y
por experiencia posteriores de tal manera que lo expuesto verbalmente es una especie de síntesis de múltiples
experiencias que se ligan con la que cree que esta refiriendo y detallando”.
Creemos al respecto que, al promover la producción de reminiscencias en la transferencia psicoanalítica,
promovemos un recordar afectivizado y que este recordar y repetir afectivizado en la transferencia, es el que
permite, apoyado en la intemporalidad del inconsciente, elaborar sus situaciones traumáticas reprimidas al
anciano.

CAPITULO VI
CONDUCTA MANIACA
Porque así como en el melancólico la depresión ocurre por un sentimiento de culpabilidad ante su propio
sadismo (ambivalencia), en el viejo la depresión puede ocurrir ante la imposibilidad material de ejecutar sus
conductas maniacas.
LA semejanza que hacemos entre una “crisis normal de adolescencia” uy una “crisis normal de senescencia”.
Los ancianos se sienten marginados socioculturalmente, tienen dificultades para conseguir trabajo u
ocupaciones, padecen de situación económica deficiente derivada de lo anterior, tienen graves dificultades
para integrar parejas, sino la tienen o la han perdido, están presionados por prejuicios sexuales, invadidos por
cambios corporales que se les imponen como una realidad y obligados a integrar una nueva identidad,
elaborando los delos por las perdidas en todo sentido ocurridas hasta llegar a esta etapa de la vida.
Cerrando est capitulo diremos que, a) no es frecuente la presentación de pacientes de edad avanzada con
francos cuadros maniacos; b) que pienso que esta etapa del desarrollo, por sus características mentales
morfológicas y dinámicas, es una etapa poco propicia para prestar un marco de referencia adecuado a la
exteriorización de los rasgos de carácter y actividad de tipo maniaco; c) que de tratarse de un cuadro
psiconeurotico, reactivo a una conflictiva infantil como el relatado anteriormente, responde ene forma muy
adecuada al tratamiento psicoanalítico y es el que debe instituirse sin ninguna duda.
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CAPITULO VII
LA TRANFERENCIA Y CONTRATRANSFERENCIA EN EL TRATAMEITO DE PACIENTES DE EDAD
AVANZADA.
L trasferencia en el tratamiento de pacientes de edad avanzada.
Seria indispensable que recorriéramos minuciosamente cada uno de los párrafos del trabajo de Freud de 1912
“dinámica de la transferencia” pero solo no detendremos en el párrafo que dce “ si se persigue un complejo
patógeno desde su subrogación en lo consciente (llamativo como síntoma o bien totalmente inadvertida)
hasta su raíz en lo inconsciente, enseguida se entrara en una región en donde la resistencia se hace valer con
tanta nitidez que la ocurrencia siguiente no puede menos que dar razón de ella y aparecer como un
compromiso entre sus requerimientos y los del trabajo de investigación. En este punto según atestigua la
experiencia sobreviene la transferencia. Si algo del material del complejo (ósea su contenido) es apropiado
para ser transferido sobre la persona del médico, esta transferencia se produce y se anuncia mediante los
indicios de una resistencia”.
Estos conceptos ampliamente vinculados a los de la contratransferencia, podrían resultar dificultosos en estos
casos sino se tomara en cuenta la importancia de la atemporalidad del inconsciente y su forma de influir en la
transferencia con pacientes de edad avanzada. E, en virtud de este fenómeno, que la escala del tiempo
cronológico, biológico y psicológico en que se desarrolla el proceso transferencial, nada tiene que con la
verdadera edad cronológica de los personajes entre los que se está jugando el proceso en el aquí y ahora.
Entender esta escala del tiempo en lo cual está funcionando la transferencia, es la clave que le permite
entender su lenguaje, independientemente de la “relación subjetiva de parentesco” que pudiera aparecer
(padre, madre, abuelo, hijo, etc).
Trasferencia y reminiscencia
Uno de los aspectos importantes de la psicología del sujeto de edad avanzada es su preocupación por el
pasado. Es común que buena parte de su dialogo o relato este formado por reminiscencias, entendiendo por
estas al “acto o habito de pensar en las propias experiencias pasadas y relatadas minuciosamente, en especial
en aquello que consideran más significativo”. Es como un comprobar cómo el anciano vive en el pasado y es
muy común también tomar este hecho como signo de deterioro mental.
El relato de la reminiscencia se incluye en la transferencia, el paciente hace nombres y menciona lugares
como si fueran familiares con el analista, quien se siente incluido en el relato como si la situación fuera de
vivencia contemporánea.
Las contratrasferencias en el analista provocan n la remoción de sus propios temores al envejecimiento,
invalidez y muerte (castración), y es por eso que la premisa de Freud se vuelve tan valiosa, el psicoanálisis
personal del analista, su especial formación y entrenamiento en esta tarea o prepara al respecto. La culpa
inconsciente, por contraidentificación con la vejez, el desvalimiento, la enfermedad y la muerte, siempre
presentes en paciente y terapeuta, pueden generar sentimientos agresivos y rechazantes o sus formas
reactivas de excesiva comprensión y bondad, que culminan indefectiblemente en un fracaso del tratamiento.

Las reminiscencias- Respuesta adaptativa.


En el ser humano es normal la preocupación de los sujetos por su pasado y buena ate de su relato está
formado por reminiscencias “acto o hábito de pensar en las propias experiencias pasadas y relatarlas, en
especial aquellas que se consideran más significativas”.
La senescencia es una fase de la vida en que hacen crisis ciertos procesos de cambios específicos del yo del
sujeto, en relación con los objetos.
El sujeto debe ejercer una tarea de “control” de la “tristeza” y de la “depresión”, resultantes de perdidas
personales. El mantenimiento de la autoestima frente a la disminución de capacidades físicas e intelectuales
se vale de un mecanismo compensatorio: el aumento de las reminiscencias.
El aumento de las reminiscencias significa una conducta de control (tomado desde un lado mas abarcativo que
el de defensa) .
El proceso de identificación comienza con la vida misma y no concluye en ningún momento, está en un
permanente desarrollo; la senescencia constituye la ultima pero no por eso la menos importante fase en la
lucha por la constitución de la identidad del ser humano. Es decir que: el proceso de identificación se realiza
mas ampliamente dentro de una mayor y mejor adaptación, y esta mayor y mejor adaptación en esta etapa
del desarrollo, está vinculada al grado de capacidad de reminiscencias del sujeto, y a la capacidad
desempeñada por el analista para elaborarlas con importantes momentos de su vida, que puedan haber sido
hitos en su larga cadena de identificaciones que llegaron a la constitución de su identidad.
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LA sesión psicoanalítica, favorecida por su encuadre metodológico, tiene que ser el marco más adecuado para
que el psicoanalista, en dialogo permanente con su paciente y haciendo uso de las reminiscencias que el
mismo proporciona, como recuerdos cargados de afecto pueda ir construyendo y dando sentido a una vida
que su paciente, por el periodo crítico que está transcurriendo /vejez, duelos por perdidas reales e imaginarias
sufridas) ya le ha retirado.
CAITULO VIII
DE LAS RESISTENCIAS EN EL TRATAMEITO DE PACIENTES DE EDAD MADURA Y AVANZADA.
Freud: “Durante el trabajo analítico no hay impresión más fuerte de la resistencia que la de una fuerza que se
detiene por todo los medios contra la curación y a toda costa quiere aferrarse a la enfermedad y el
padecimiento. A una parte de esa fuerza la hemos individualizado, con aciertos sin duda, como conciencia de
culpa y necesidad de castigo y la hemos localizado en relación del yo con el súper yo”.
EL masoquismo moral de estos pacientes “ es notable sobre todo por haber aflojado todo vinculo con lo que
conocemos como sexualidad”, “El padecer por condición de la persona amada y ser tolerada por el orden de
ella ha desaparecido, en el masoquismo moral, el padecer como tal es lo que importa, as sea causado por
poderes circunstanciales o impersonales”.
La pulsión de destrucción se ha vuelto hacia adentro y abate su furia sobre el sí mismo propio.
La satisfacción de esta “necesidad de castigo”, es seguramente lo más fuerte de la ganancia de la
enfermedad; dice Freud “el padecer de la neurosis conlleva es justamente lo que la vuelve es valioso para la
tendencia masoquista” y, corroborando lo que decíamos más arriba, dice Freud “una neurosis que se mostro
refractaria a los empeños terapéuticos puede desaparecer si la persona cae en la miseria de un matrimonio
desdichado, pierde su fortuna o contrae una grave enfermedad”. “Una forma de padecer a sido revelada por
otra y lo que únicamente interesa es conservar una cuota de padecimiento”.
Sigmund Freud al hablar del masoquismo moral, nos señala la conducta de personas que, tanto en la vida
corriente, como en el proceso de la cura, adoptan una conducta particularmente susceptible, que parece
estuvieran bajo el imperio de una conciencia moral que, aunque no les sea consciente califica de hipermoral.
“La conciencia moral y la moral misma nacieron de la superación, desexualizacion del complejo de Edipo,
mediante el masoquismo moral es resexualidado, el complejo de Edipo, es reanimado, se abre la vía par a una
regresión de la moral al complejo de Edipo “.
“Así el masoquismo moral pasa a ser un testimonio clásico de la existencia de la mezcla de pulsiones. SU
peligrosidad se debe a que desciende de la pulsión de muerte, corresponde a aquel sector de ella que se ha
sustraído a su vuelta hacia afuera como pulsión de destrucción. Pero como por otra parte, tiene el valor
psíquico de un componente erótico, ni aun la autodestrucción de la persona puede producirse sin satisfacción
libidinosa”.
Tomamos la actitud caracterológica como un compromiso entre impulsos instintivos que tratan de
complacerse y fuerzas del yo que tratan de dirigir, bloquear o postergar dichos impulsos.
Estas defensas del carácter están ancladas en las identificaciones más primarias, conforman un verdadero
“encuadre de comportamiento” y “de pensamiento” para el paciente y cuando se pretende movilizarlas hay
que llegar hasta los más viejos conflictos del individuo siendo la primera reacción que experimenta, cuando
estamos sobre el buen camino, un gran sentimiento de angustia.
Las personas de edad avanzada vienen recibiendo de toda una vida, una suerte de gratificaciones defensivas,
que están firmemente engarzadas, en estos rasgos de caracteres que por esta misma razón se presentan al
analista, como “viscosos” e “inertes”, en forma de trabajosas resistencias de tratamiento.
REich, en su libro “análisis de carácter”, nos habla detalladamente de la importancia que adquieren en el
tratamiento psicoanalítico, los pacientes que se resisten a aceptar la regla fundamental de la “asociación
libre”.
En estos casos habla de “resistencias caracterológicas” y de “neurosis caracterológicas”.
En el análisis de pacientes de edad avanzada, mucho de los pacientes que llegan a nuestra consulta, lo hacen
por sugerencia de otro o por acceder a complacencias de filiares que, inclusive, pagan sus honorarios de
tratamiento, y si bien es cierto que se trata de pacientes que se beneficiaran enormemente con el
tratamiento, este no avanzara si no logramos vencer estos baluartes que, en algunos casos, pueden hacernos
pensar que estamos conduciendo un buen tratamiento. Dejar transcurrir el tiempo no resulta, en estos casos,
ser nuestro mejor aliado.
En diversas oportunidades hemos podido ver como se instituyen investiduras por identificaciones y como estas
identificaciones contribuyen esencialmente a reducir lo que denominamos el carácter del súper yo.
Si un objeto sexual es resignado, por represión, no es raro que, como consecuencia, sobrevenga una
alteración del yo, que preciso describir como erección del objeto en el yo (lo mismo que en la melancolía).
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Desde luego conviene aclarar que depende de la capacidad de resistencias de la persona la medida es que
estos influjos de la elección erotica del objeto dejan su huello historia sobre el carácter de las mismas.
CAPITULO IX
LA ADMINISTRACION DE PSICOFARMACOS EN LA DEPRESION
Generalmente cuando se trata de antiguos depresivos y sobre todo si son familiares de médico o
psicoterapeutas, estos vienen a menudo munidos de un “arsenal de estudios previos, tratando de detectar la
falla orgánica a ha sumido al paciente en el estado depresivo, aumentando aun mas su hipocondría y su
escepticismo y alejándolo consecuentemente de su verdadera fuente de curación que es el psicoanálisis.
El psicoanalista debe estar suficientemente entrenado sobre estas y otras eventualidades que pueden hacerlo
caer en dudas sobre su programa terapéutico.
No nos cansaremos de repetir que la senescencia es una etapa evolutiva de la vida, que liberada de prejuicios
socioculturales, no tiene porque ser enfermedad o decadencia sino que puede ser consumación.
Si bien es cierto que los cuadros depresivos en la tercera edad pueden adquirir características propias, como
las ya descriptivas o como las que suelen verse en la llamada melancolía involutiva, pueden comenzar por un
episodio de pérdida o duelo, y por una magnificación de la personalidad obsesivo-ansiosa previa.
Son cuadros graves, resistentes a los tratamientos, con grandes ansiedades esquizoparanoides y defensas
obsesivas que dificultan la comunicación.
En estos casos, como es todos os tratados por nosotros, de acuerdo a la gravedad del mismo, instituimos
tratamiento psicoanalítico de tres o cuatro sesiones semanales. Si razones de gravedad, tiempo o distancia
nos impiden manejarnos exclusivamente con el tratamiento psicoanalítico, recurrimos al auxilio
psicofarmacológico de la manera más simple posible; usando fundamentalmente los antidepresivos y
ansiolíticos.
Implicancias psicológicas de la administración de psicofármacos en la depresión.
La psicofarmacología, tal como se maneja hoy, es un concepto contemporáneo que viene de la década del
50, y se la interpreta como una rama de la farmacología, que estudia las influencias ejercidas por sustancias
químicas sobre las funciones mentales.
Los agentes químicos de la psicofarmacología se llaman psicotrópicos y son capaces de modificar la actividad
mental, sin efectuar juicio sobre el tipo de modificación que provocan.
Un psicofármaco no puede ser prescripto basándose pura y exclusivamente en el cuadro sintomatologico del
paciente. El psicofármaco actúa como una comunicación y por su intermedio se expresan actitudes y
sentimientos de la relación médico-paciente.
No olvidemos que el psicofármaco continua su acción fuera del consultorio y en muchos casos marca, señala y
fija la relación de dependencia con el médico.
El paciente realiza una relación de objeto con el medicamento que tiende a independizarse de la situación
transferencial con el psicoanalista.
Los estados melancólicos muy graves, los incrementos muy intensos de la ansiedad, los insomnios muy
pertinaces, nos inducen a usar el tratamiento combinado, sin olvidar que toda acción farmacológica debe estar
acompañada de un enfoque psicodinamico, en donde el proceso mental cobra toda su importancia si se logra
vincular sus manifestaciones sintomáticas con la estructura psicológica básica del paciente.
Centrando específicamente nuestra atención en las depresiones de la tercera edad, debemos tener en cuenta
varios factores que pueden hacer diferencias en el uso los psicofármacos. El análisis sicopatológico, cuidadoso
y meditado del paciente, el minucioso interrogatorio de la entrevista previa y el encuadre psicológico
acompañante, juegan un papel preponderante en la elección adecuada del psicofármaco.
Estos pacientes reaccionan frene a los fármacos con un sensible temor a la dependencia, y la aceptación en
forma pasiva de toda medicación sugerida es tomada como una herida narcisista de la cual deben defenderse
a cualquier costo.
El psicoanalista debe captar e interpretar estas ansiedades a fin de permitir su posterior elaboración por el
paciente.
Es decir que, si bien la administración de un psicofármaco puede e un determinad caso facilitar una tarea algo
compleja, no puede por sí solo en ningún caso resolver los problemas psíquicos de los pacientes.
CAPITULO X
TRASTORNOS DEL DORMIR EN LOS PACIENTES DE EDAD AVANZADA.
E dormir puede estar perturbado, en su duración, con despertar en la madrugada o despertar precoz. Puede
estarlo al inicio, como insomnio de conciliación, o puede estarlo en el curso de la noche, como insomnio
intermitente, lacunar o de fragmentación.
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El insomnio, generalmente está vinculado con alguna situación conflictiva reactiva, ya sea somática o psíquica,
consciente o inconsciente, la más de las veces, relacionada directa o indirectamente con el motivo que llevo al
paciente a la consulta.
Detrás de todo insomnio, siempre hay una situación angustiosa o conflictiva.

CAPITULO XI
EL GRUPO TERAPEUTICO PSICOANALITICO CON EL PACIENTE DE EDAD AVANZADA
El grupo terapéutico psicoanalítico ha resultado ser, en los casos indicados, un método de elección para el
tratamiento de las inhibiciones y conflictos neuróticos, que perturban tanto la creatividad como la asimilación
de los cambios en las estructuras socioculturales a través del pasaje del tiempo.
Usamos el dialogo libre, como las asociaciones libres de los pacientes, la atención flotante, así como la
transferencia, la contratrasferencia, las interpretaciones y las reconstrucción históricas que oportunamente
creemos convenientes.
En el marco grupal, usamos la modalidad de co-terapia, en la cual, si bien las transferencias se diversifican, el
sentimiento emociona l total se multiplica y se potencia por la misma situación grupal.
En el análisis grupal se realiza la exploración de las resistencias del pasado infantil reprimido del paciente, al
igual que el análisis individual, mediante la interpretación de las trasferencias, las reconstrucciones, el análisis
de los sueños, los síntomas, los lapsus y las fantasías.
DE esta forma se puede arribar el contenido inconsciente de un integrante grupal, en idéntica forma a como
se arriba al inconsciente de un paciente en análisis individual y, con la diferencia que, interactuando en el
grupo, se va constituyendo al mismo tiempo que una historia individual, una historia grupal.
De estas historias grupales, surgen situaciones de identificaciones graduales y sucesivas que aumentan el
umbral de tolerancia individual de la ansiedad, lo que favorece el análisis de situaciones en los pacientes del
mismo grupo terapéutico.
- ¿qué tipos de pacientes pasan a integrar nuestro grupo terapéutico?
Los pacientes son entrevistados individualmente por uno de los psicoanalistas coordinadores, las veces que
considere necesario y conveniente.
En ciertos casos, depresiones muy pronunciadas, duelos muy recientes, resistencias muy acentuadas al
tratamiento, se planifica un número reducido de sesiones individuales, 5 a 10, durante las cuales, al mismo
tiempo de actuar terapéuticamente, si es que se ha confirmado la idea de que a este paciente le conviene
recibir este tipo de tratamiento.
En nuestra práctica privada mantenemos en funcionamiento grupos terapéuticos abiertos, en los que vamos
integrando pacientes de acuerdo a sus características y al momento terapéutico del grupo.
El ingreso de cada paciente es avisado al grupo con anticipación y en términos generales se plantean a las
perspectivas de su ingreso al mismo, con la opinión de todos los integrantes.
En ocasiones adecuadas, se trata al grupo como una totalidad, como una unidad dinámica, haciendo del
fenómeno grupal, su campo de investigación y de posibles operaciones terapéuticas.
Los roles en conjunto, representados por pacientes en un momento determinado representan “las fantasías
inconscientes del grupo”, e interpretar en este momento esta fantasía, tomando en cuenta los cambios
emocionales que producen en nosotros estas informaciones, e interpretar las trasferencias, así como las
motivaciones que estos relatos del pasado tienen en la situación presente.
Muchos años de experiencia y un numero grande de pacientes han pasado por nuestros grupos terapéutico,
logrando modificar aspectos conflictivos neuróticos de su personalidad, incluyendo síntomas psicosomáticos,
pero creemos que el mayor beneficio que puede obtenerse de este tratamiento resulta el de suprimir las
inhibiciones de la creatividad y descongelar verdaderos “baluartes” e conducta y de pensamiento, que
convierten a la tercera edad en una clase pasiva, no integrada y por lo tanto segregada a nuestra socio-
cultura.
CAPITULO XII
DE LA SEXUALIDAD EN EL NIÑO A LA SEXUALIDAD DE SENESCENTE. LATENCIA DE
PRESENESCENCIA.
LA capacida de de reemplazar la meta sexual originaria por otro fin que no es sexual, pero se le halla
psiquicmente emparentada, la denominamos capacidad de sublimación.
Este tema de arte y ciencia sublimación, será uno de los pilares en que se fundamenta el destino de la
sexualidad senescente.
“Refiriéndose al ahorro, al orden y a la constancia afirma que son el resultado de la sublimación el erotismo
anal, que se ha vuelto inaprovechable para fines sexuales debido al curso del desarrollo y a las demandas de
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la civilización”. Oportunamente podremos ver como la regresión usada como defensa por el anciano no da
claro ejemplo de esta afirmación de Freud, sin que en esta regresión dejen de persistir metas sexuales ya
alcanzadas en su evolución primera.
En 1921, en “Psicología de las masas y análisis del yo”, Freud describe otro destino de la pulsión sexual, que
es la coartación e su fin”. “Los sentimientos tiernos, las relaciones afectivas, amistosas, de las cuales nos dice
que: tales tendencias han sido desviadas de dichos fines sexuales. Podemos ver en esta desviación del fin un
principio de sublimación de los instintos sexuales o también alejar aun mas los limites de estos últimos”.
Resumiendo podemos decir que en momentos determinados de la evolución sexuales del individuo, se
produce una atenuación de la pulsión sexual que es ofrecida para otros fines, haciendo uso de mecanismos
tales como la sublimación, el impulso epistemofilico, la formación reactiva y la coartación en su fin.
Ha resultado indispensable para mí, seguir las vicisitudes de la pulsión sexual en los momentos antes
señalados porque como describiré más adelante, en el senescente se produce en un momento determinado de
su vida, un aplacamiento de las pulsiones que pueden llevarnos a un equívoco en cuanto a su existencia,
intensidad y persistencia y calidad de la misma.
Sexualidad y senescencia.
Es una opinión generalmente aceptada por profanos y profesionales que la característica de la sexualidad de
la senescencia, es la persistencia de la tensión libidinal y la disminución de la capacidad orgásmica y la
erección. Esto relativamente cierto y no se ajusta la verdad en la totalidad de los casos.
Casi todos los autores coinciden en que existe una correlación entre a intensidad de la vida sexual en la vejez
y la de épocas anteriores, habiéndose podido verificar que una vida sexual particularmente intensa durante la
juventud, se presenta a menudo como antecedente de una prolongación de la vida sexual en la senescencia.
Al iniciar este trabajo con personas de edad avanzada, tuvimos que vencer la natural resistencia que se
presenta a investigar ampliamente los temas sexuales por parte de los terapeutas y de los pacientes.
Generalmente estos temas eran contestados ambiguamente evitados u olvidados.

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