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WINNICOTT

pabilidad o retenerla en espera de la oportunidad de ofrecer


una reparación. A esta culpabilidad contenida pero no sentida
como tal la denominamos «inquietud». En las fases iniciales
r Capítulo séptimo
I,

del desarrollo, de no existir ninguna figura materna estable


que reciba el gesto de reparación, la culpabilidad resulta in- De la dependencia
tolerable y es imposible que se sienta la inquietud. La falta a la independencia en el desarrollo
de reparación conduce a la pérdida de la capacidad para la
inquietud, y a su sustitución por formas primitivas de culpa- del individuo l (1963)
bilidad y angustia.

Si hace treinta años me hubiesen pedido q l/e describiese


el crecimiento emocional desde la dependencia hasta la indc:~
pendencia, es más que probable que hubiese contestado ha-
blando de los cambios en virtud de los cuaks la inmadurez
da paso a la madurez a modo de progresión en la ¡qida ins-
tintiva del individuo. Hubiese hecho referencia a la fase oral,
a la fase anal, a la fálica y a la genital. Tal vez hubiese sub-
dividido cada una de estas fases: la oral primera, la prcam-
bivalente, la oral segunda, la oral~sádica, etc. Algunos autores
han establecido numerosas subdivisiones de la fase anal;
otros, en cambio, se han contentado con la idea de una fí:\se
pregenital basada, de modo general, en el funcionmniento de
Jos órganos de ingestión, absorción y eliminación. Todo esto
me parece bien; es tan cierto ahora como lo era antes y ha
puesto en marcha nuestro pensamiento y la estructuración
de la teoría que guía nuestros pasos. Sin embargo, por así
decirlo, lo tenemos metido muy dentro, sin saber por qué.
Lo aceptamos sin más y nos ponemos a examinar otros as~
pectos del crecimiento cuando, como me sucede ahora a mí,
se espera que digamos algo que no sea precisamente parte del
conocimiento común, o bien que tenga en cuenta los más rc~
cien tes avances en el campo de la teoría y del enfoque del
tema.

1. Conferencia dada en la Atlanta Psychiatric Clink, en octubre


de 1963.
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Me ha parecido oportuno examinar el crecimiento en tér·


minos del cambio gradual, mejor dicho. de los cambios gra·
duales que van sucediéndose a partir de la dependencia y has-
ta alcanzar la independencia. Confío en que estén de acuerdo
r
I
EL PROCESO DE MADURACIÓN EN EL NIÑO

ya que la madurez plena del individuo no es pOSible dentro


de un marco social inmaduro o enrermo.
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conmigo en el sentido de que eUo no invalida la exposición Tres categorías


del crecimiento en términos de zonas erógenas o de relacio-
nes objetales, como muy bién hubiese podido hacer. Al planear es ta breve exposición de un tema que es muy
compleJO. me encue~tro con que necesito tres categorías en
~ugar de dos; es decIr, no me basta con la dependencia y la
La socialización IndependencIa sllnplemente. Así, pues, nos será útil pensa r
en las tres categorías siguientes:
La madurez del se r humano es un término que entraña no
sólo el crecimiento personal del individuo, sino también su dependencia absoluta;
socialización. Digamos que en la salud, o en la normalidad dependencia relativa, y
(términos que son casi sinónimos de madurez), el adulto es hacia la independencia.
capaz de identificarse con la sociedad sin tener que sacrificar
excesivamente su espontaneidad personal; o, puesto al revés,
el adulto es capaz de atender a sus prop ias necesidades per- Dependencia absoluta
sonaltlis sin por ello ser a ntisocial Y, de hecho, s in dejar de
aceptar cierta responsabilidad con respecto al mantenimiento En primer lugar llamaré su atención sobre J,ts primeras
o la modificación de la sociedad tal como él o ella la encuen- fases. del desarrollo emocional de toda criatura. Al principio,
tra. Se nos deja insertos en determinadas condiciones sociales la cnatura depende por completo de la provisión física apor-
que constituyen un legado que tenemos que aceptar y, si hace tada ~or la madre viva, ya sea en su vientre o por medjo de
falta, alterar; es esto lo que, andando el tiempo, entregamos los CUidados que presta al hijo una vez nacido. No obstante
a quienes vienen detrás de nosotros. en términos de la psicología tendremos que decir que el niñ¿
La independencia jamás es absoluta. El individuo sano no es a la vez dependiente e independiente. Es esta paradoja lo
queda aislado, sino que se relaciona con el medio ambiente que ~enemo s que investigar. Por un lado, está todo lo que
de tal forma que el individuo y el medio podrlan calificar- la cnatura hered~, incluyendo .los procesos de maduración y
se de interdependientes. tal vez t~mblén cI~rtas tendenCIas patológicas; todo ello tiene
una reahdad propIa, y nadie puede alterarlo. Al mismo tiem-
po, l~ ~volució? de los procesos de maduración depende de la
El recorrIdo prOVISión ambIental. Cabe decir que el medio ambiente posi-
b~~lta la marcha ininterrumpida de los procesos de madura-
Nada ti ene de nuevo decir que el paso de la dependencia ClOno Pero el medio ambiente no hace al niño; en el mejor
a la independencia es equiparable a un viaje. Cada ser huma- de los casos, lo que hace es permitirle realizar su potencial.
no debe emprenderlo; muchos llegan hasta un punto no muy El térmmo .procesos de maduración. se refiere a la evo-
alejado de s u des tino, y alcanzan la independencia llevando lución del ego y de la personalidad, e incluye toda la teorla
en sí mismos . un sentido social. En tales casos, la psiquiatría del Id, de Jos instintos y sus vicisitudes, así como las defen-
se encuentra examinando un crecimiento sano o normal, que sas en el ego en re]ación con el instinto.
es más frecuente dejar en manos del educador o del psi- Dich? de ot~o modo: una madre y un padre no producen
cólogo. Un bebe del mIsmo modo que el pintor produce un cuadro
El valor de este método estriba en que nos permite estu- o el alfarero un jarrón. Lo que hacen es poner en marcha un
diar y comentur simultáneamente los factóres personales y proceso de desarrollo que da por resultado la existencia de
ambientales. Al hablar de la salud en este contexto, nos refe- ~n «huésped. dentro del cuerpo de la madre, luego en sus
rimos tanto a la salud del individuo como a la de la sociedad, razas y más tarde en el hogar provisto por los padres; lo
que acabe por ser ~I «huésped» en cuestión escapa al control
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de los demás. Los padres dependen de las tendencias here-


dadas por la criatura. Tal vez el lector se pregunte qué es lo
que pueden hacer Jos padres si no puedl:n hact!r a su proplO
hijo. La respues ta, por supuesto, es que pueden hacer mu-
cho. Por ejemplo, pueden proveer lo necesano para que el
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dona a su hijo», si bien puede y debe frustrarlo en el sentido


de satisfacer las necesidades instintivas. Resulta asombroso
comprobar lo bien que las madres satisfacen las necesidades
del ego de sus hijos, incluso las madres que no saben dar el
niño esté sano, en el sentido de que alcance la madurez pro- pecho pero que rápidamente recurren al biberón y a la
pia de cada etapa de su vida. Si el éxito los acompaña en esta fórmula.
tarea, entonces los procesos de maduración de la criatura no Siempre hay unas cuantas que son incapact!s de la t;ntre~
se ven bloqueados, sino que reciben satisfacción y, por tanto, ga total necesaria en esta primera fase, aunque ésta dure unos
pasan a formar parte del niño. ., pocos meses solamente, hacia el fin del embarazo y el prin.
Sucede que esta adaptación a los proce.sos de mad~.r(tclOn cipio de la vida de la criatura.
de la criatura es algo sumamente complejo y que eXige n? u- Dada su variedad, será mejor describir las necesidades del
chísimo de los padrt::s. Al principio es la misma madre q UIen ego. El mejor ejemplo lo constituye posiblemente la cuestión
constituye el medio ambiente posibilitador, para lo cual ne- del sostenimiento. Nadie es capaz de sostener un bebé en
cesita apoyo. Quien mejor apoyo puede prestarle es el padre brazos a menos que sepa identificarse con él. Balint (1951,
de la criatura (digan10s que su marido), la abucla mat~rna , 1958) se ha referido al oxígeno que hay en el aire y del que la
la familia y el medio ambiente social más inmediato. Todo criatura no sabe nada. También podría recordarles lo de la
esto resulta más que evidente, pero no por e llo deja de ser temperatura del baño, que la madre comprueba con )a mano
cierto ni puede pasarse por alto, 0 - con el codo; la criatura no sabe que tal vez el agua cstu.
Mé gusta dar una denominación concreta a este es~ado . cs. viese demasiado caliente o demasiado fría: se limita a tomar
pecial de la madre, pues me parece que no es apreciado en por sentado que estará a la temperatura del cuerpo. Sigo ha.
todo Su valor. Las madres superan este estado y se olVida n blando de la dependencia absoluta. Todo se reduce a un.
de él. Yo lo llamo «preocupación maternal primaría», aunque cuestión de qUt: la existencia de la criatura se vea o no ame.
eso no significa que la denominación sea for~osaI?ente acer. nazada. Quisiera desarrollar este tema. _
tada; pero lo cierto es que durante las postnmenas del e m- Todos los procesos de una criatura viva constituyen una
barazo y primeras semanas después del p.arto, la madre se continuidad existencial, una especie de programa o plan dela.
preocupa del cuidado del niño o, mejor dicho, se entrega a liado para la existencia. La madre que sabe entregarse du-
esta tarea; el niño parece formar parte d~ ella; es más,. la rante un breve período a esta su misión natural, sabe igual-
madre se halla muy identificada con el bebe ~ sabe muy bl.en mente proteger la continuidad existencial de su hijo. Todas
cómo se siente. Para ello aprovecha sus propIaS expenenclas las amenazas, conflictos o fallos de adaptación suscitan en
de cuando era un bebé también. De esta manera la misma la criatura una reacción que trunca la citada continuidad. Si
madre se halla en estado de dependencia y de vulnerabilidad. tales reacciones marcan la pauta en la vida de una criatura ,
Es para describir esta f~se que utilizo [as pala?ras «depen- se producirá una grave interferencia en la tendencia natural
dencia ab soluta» al refenrme al estado del bebe. a convertirse en una unidad integrada, capacitada para con-
Así es como la naturaleza dispone lo que el niño necesita: servar una personalidad dotada de pasado, presente y futuro.
un elevado grado de adaptación. Explicaré lo que quiero de· Con la ausencia relativa de reacciones ante amenazas, etc¿le.
cir con esta palabra. ra, las funciones corporales de la criatura proporcionan una
En los primeros tiempos del psicoanálísis la, pa ) a~ra «adap. buena base sobre la que edificar un ego corporal. De esta
tación » sólo podia tenel' un significado: la salt sfaCClón de las manera se coloca la quilla para la salud mental en el futuro .
necesidades instintivas de la criatura. La lent itud de algunos Verán cómo es que la adaptación sensible a las necesida-
en comprender que las necesidades infantiles no se limiian des del ego de la criatura dura únicamente un breve período .
a las tensiones instintivas, por importantes que ést~~ sca~, La cliatura no tarda en encontrarle gusto al dar patadas , y
ha dado pie:! a gran número de errores de interpretacJO,n. ASl, en obtener algo positivo de las rabietas causadas por lo que
existe el desarrollo total dd ego infantil, con sus propi as ne- POdríamos denominar «pequeños fallos de adaptación •. Pero
cesidades. A este respecto diremos que ,da madre no aban- para entonces la madre ya empieza a reemprender su propia
vida, que a la larga se independiza relativamente de las nc-

l..
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cesidades de su criatura. A lTIcnudo, el crecimiento del niño


coincide con bastante exactitud con la reanudación de la in-
dependencia propia por parte de la madre. Estarán de acuer-
do conmigo en que una madre que no sepa ir fa l/ando poco a
r EL PROCESO DE MADURACIÓN EN EL NIÑO

de relieve : la totalidad del procedimiento del cuid"do infan-


til debe caracterizarse principalmente por el modo firme y
estable de presentarle el mundo a la cria tura . ESlo es algo
que no puede hacerse con el pensamiento o por lTI t!dios mecá~
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poco en lo que hace a la adaptación sensible sí fallará en .otro nieos, sino que debe ir a cargo de un ser hum .. no que se
sentido; fallará (debido a su inmadurez o a sus angustias pro- ~uestre ~iempre como. él o,. mejor dicho, ella misma. AqUÍ no
pias) en aar a la criatura motivos de enfado. La criatura que tle?e cabIda la perfec.clón. La perfección es propia de las má-
no tenga ningún motivo de enfado, pero que por supuesto qUInas; lo que nece~lta la criatura es, st':ncillamen te, lo que
lleve en sí misma los ingredientes de]a agresividad, se encuen- suele obtener: ~l CUIdado y la atención de alguien que sigue
tra con grandes dificultades al tratar de unir la agresión con sIendo «ella mIsma». Huelga decir que eS lo es igualmente
el amor. aplicable al padre.
Así, pues, durante la fase de dependencia absoluta la cria- Conviene hacer hincapié en este «ser ella misma». En efec~
tura no dispone de medio alguno que le permita ser cons- to,. hay que est.ablecer una distinción entre la persona y el hom~
ciente de la provisión materna. bre o la mUJer, la madre o la niñera, que imerprete el
papel, tal vez. de forma muy convincente por haberlo apren.
dldo en los lIbros dedicados al c uidado de Jos niños peque-
Dependencia relariva ñ~s. Pero no ba~t~ con esta actuación o interpretación. La
CrIatura sólo recIbIrá una presentación clara de la rcalídad
Lo mismo que a la primera fase la llamo «dependencia ab- ex tern~ cuando sea cuidada por un ser humano consagrado
• soluta», empleo la denominación de «dependencia relativa. a l.a cnatura y a la tarea de cuidarla. La madre irá despl'en-
para referirme a la siguiente. De esta · manera podemos d is- dJendose poco a poco de este estado (nada difícil de alcan-
tinguir entre la dependencia que se halla completamente fue- zar) de consagración, y pronto reanudará sus actividades nor-
ra del alcance del niño y la dependencia de la que el niño males; pero de momento se halla metida en él hasta el cuello.
puede conocer algo. La madre lleva a cabo una tarea inmensa El premio que se recibe en la primera fase (la de depen-
para satisfacer las necesidades del ego del niño, sin que en la dencia absoluta) reside en que el proceso de d~sarro llo de la
mente de éste quede constancia de nada de todo ello. cnatura no s~ fre nir:guna deformación. En es ta segunda fase
La fase siguiente, la de dependencia relativa, consiste en d«; dependenCIa ~eIatJva la recompensa consiste en que, de al-
una fase de la adaptación en la que ésta va disminuyendo gun ~odo, ]a criatura empieza a ser consciente de su depenw
poco a poco. La gran mayoría de las madres están capacitadas d~",c!a. Cuando la madre permanece alejada durante un pe-
para aportar una desadaptación gradual que esté perfecta- nado superior a la capacidad de la criatura para creer en su
mente acoplada a la rapidez con que el niño vaya haciendo s upervivencia (~s decir, en la de la madre), la angustia hace
progresos. Así, por ejemplo, nos encontramos con el comien· acto de prese~cJa, lo cual es el primer indicio de que la cria~
zo de la capacidad de comprensión intelectual, que se desa- tura es conscIente. Antes, por el contrario, la ausencia de la
rrolla como una gran extensión de procesos simples, como madre no hace más que privar a la cria tura de la especial
son los reflejos condicionados. (Imaginen una criatura en es- habilidad materna para salvaguardarla de todo ataque. exte-
pera de que la alimenten. Llegará un tiempo en que la criatu- rIOf, con ]0 que se impide una eficaz instauración de ciertos
ra sabrá esperar unos minutos porque los ruidos que le lle- avances esenciales en la estructuración del ego infantil.
gan de la cocina anuncian la pronta aparición de la comida. La fase que sigue a esa en la que la criatura tiene cierta
En lugar de excitarse a causa de estos ruidos, la criatura los conciencia de que necesita a la madre se caracteriza por el
aplica a su capacidad de espera.) hecho de que la criatura empieza a comprender que la madre
Naturalmente, no todas las criaturas en1piezan a utilizar es necesaria.
su comprensión intelectual a la misma edad; las variaciones En los casos normales, la necesidad de una madrt: real va
son muy grandes y, a menudo, la comprensión que pueden hadéndose gradualmente terrible, hasta el punto que las ma-
haber tenido sufre retrasos a causa de la confusión con que dres llegan a odiar sinceramente el tener que abandonar a
se les aparece la realidad. He aquí una idea que debe ponerse sus hijos, y prefieren sacrificarse antes que causar su aflic-
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ción o, de hecho, suscitar odio o desencanto en esta fase t6 u~ juego que tenía que repetirse muchas Veces: él se es-
de especial necesidad, cuya duración aproximada podríamos condIa, momento, ~l!e yo aprovechaba para cambiar muy li-
cifrarla entre seis meses y dos años. ge.ramente la poslclon de, por ejemplo, el lápiz que habia en
Cuando la criatura alcanza los dos años de edad, se han . mi mesa. Entonces él salía de su escondite, se pt.'fcataba dd
producido ya algunos acontecimientos que la preparan para Jiger? ca~bio y se enfadaba hasta el punto de..: <qnatarrne».
enfrentarse con la pérdida. Será necesario hacer referencia Huble~e SIdo capaz de se~ir este j~ego duran te lloras y horas.
a ello. Al lado de estos acontecimientos o avances de la per- ApIJcando lo que habla aprendldo, le (lije" la madrilstl'a
sonalidad de la criatura existen ciertos factores ambientales, que s~ dispusiera a habl.arle de la muerte al pequeño. Aque.
importantes aunque variables, que deben tenerse en cuenta. ll~ misma tarde, por pnmera vez en su vida, el pequcfío le
Así, por ejemplo, cabe la existencia de un equipo formado dIO a la madrastra la oportunidad de hablal' de la mucrle
por la madre y una niñera, equipo que es digno de estudio Inmediatamente quiso saber con exactitud toda cI<:lsC de dcti.l~
por derecho propio. Probablemente habrá también una serie Hes act!rca de la madre de cuyas entrañ~s había salido así
de personas adecuadas -tías, abuelos, amigos íntimos de los c~mo de. su falledmiento. Todo fue cobrando ímpetu er; los
padres- que por su presencia constante se hacen acreedoras dlas SiguIentes, slendo necesario que toda la hislOria le fue-
al titulo de -madres sustitutivas •. También es posible que se repetida una y otra vez, Las relaciones con la madrastra
el marido de la madre desempeñe un papel importante en el siguieron siendo buenas y el pequeño no dejaba de llamarla
hogar, creado gracias a su ayuda; también él puede ser una «madre»,
buena madre sustitutiva o, de forma más masculina, dará a El mayor de los tres niños tenía seis años al morir su ma-
sI'! esposa un apoyo y un sentimiento de seguridad que ella dre. Se limitó a lamentar su pérdida, como era natural tra-
transmitirá a la criatura. tán~ose de una persona querida. El proceso de atlicción si-
No me parece necesario examinar en detalle todos estos gulO durante dos años aproximadamente, y al sa lir de él el
pormenores, ya que su importancia salta a la vista. Sin em~ muchacho daba muestras de un acceso de cleptomanía. Acep-
bargo, se verá que varian considerablemente y que afectan taba a la madrastra como tal y recordaba a su verdadera
notablemente los procesos de crecimiento de la criatura. madre como persona tristemente desaparecida. ,
El _segundo de los hermanos, es decir el mediano, tenía
tres anos en el l?omento de la tragedia. Por aquel enlonces
Caso clínico se hallaba muy Inmerso en una relación positiva con su pa-
dre, y acabó ~lendo u~ caso psi~uiátrico al que hubo que so-
Tuve ocasión de observar a tres hermanos al producirse ~eter ~ la PSlco~~rapJa (un.as Slete seSiones en el espacio de
la muerte repentina de su madre. El padre actuó responsa- cho anos). ~~.firlendose a el, el mayor de los hermanos dijo:
blemente, y una amiga de la madre que conocía bien a los -No le dIjImos que papá se había vuelto a casar, porque
muchachos se hizo cargo de su cuidado; al cabo de un tiem~ él cree que el matrimonio significa «matar».
po se convirtió en su madrastra. El mediano estaba metido en un embrollo y se veía inca-
El más pequeño de los tres contaba solamente cuatro me- paz d.e afront~r el sentimiento de culpabilidad que le era ne-
ses de edad al producirse la súbita desaparición de la madre. cesarIO experimentar debido a la muerte de su madre en el
Su desarrollo prosiguió satisfactoriamente, sin que se obser- momento en que él se hallaba en la fase homosexual con un
vase ningún signo clínico de reacción. Recurriendo a mi ter- apego especial hacia su padre. Dijo: '
minología, diré que la madre era un <objeto subjetivo» para -No me importa. Era ... (el hermano mayor) quien la
este bebé; la amiga de la madre pasó a ocupar el lugar de quería,
ésta. Posteriormente, el pequeño pensaba en su madrastra
como si se tratase de su madre verdadera. h' Desde el punto de vista clínico, se convirtió en un caso de
Sin embargo, cuando el menor de los tres hermanos cum- 'pomanía. Su estado de extremo desasosiego se prolongó du-
plió los cuatro aftas, me fue traído porque daba muestras de rante largo tiempo y era evidente que la depresión estaba al

l
diversos trastornos de la personalidad. En los juegos com- acecho. Sus juegos mostraban cierto grado de confusión
p ero supo orga' I ' .
~mzar os convementemente para transmiticme,

prendidos en la entrevista psicoterapéutica el pequeño inven-
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durante las sesiones de psicoterapia, cuáles eran las angustias -Vaya salir a por pan.
específicas que provocaban su desasosiego. Es posible que ello dé resultado, a menos, clUl'O, que per-
Todavía se observan restos de trastorno psiquiátrico en manezca ausente más rato del que permite Ja capacidad in-
este muchacho, que actualmente tiene trece años; es decir, fantil para mantener la idea, en sus sentimientos, de que la
diez años después de la tragedia, que, para él, resultó trau- madre está viva.
matizante. Quisiera citar una forma de desarrollo que afecta de modo
especial la capacidad del niño para llevar a cabo identifica-
Un importante aspecto del desarrollo de la criatura figura ciones complejas. Se trata de algo relacionado con la fase en
bajo el título de «identificación». Es posible que, de forma la que las tendencias integradoras del pequeño producen un
bastante precoz, el pequeño denote su capacidad de identifi· estado en el que éste es una unidad, una persona completa,
cación con la madre. Hay reflejos primitivos de los que puede provista de un in terior y un exterior, aparte de ser una pl!l'-
decirse que forman la base de estas facetas del desarrollo; sona que vive dentro de un cuerpo, más o menos limitado
por ejemplo, cuando la criatura responde a las sonrisas con por la piel. Una vez el exterior significa un «no yO», el inte-
otra sonrisa. Rápidamente el pequeño va siendo capaz de foro rior significa un «yo», con lo cual se c uen ta con un lugar
mas más complejas de identificación, lo cual entraña la e"is- donde «guardar cosas» . En la fantasía del niño, la realidad
teneia de una imaginación. Ejemplo de esto lo tendríamos psíquica personal se sitúa dentro. Si se si túa fuera es porque
en el pequeño que busca la boca de su madre y pretende ali- hay buenas razones para ello.
mentarla con el dedo mientras ena le está dando el pecho. He Al llegar aquí, el crecimiento de la criatura toma la forma
l"odido comprobarlo en niños de tres meses , pero no debe· de un intercambio continuo entre la realid ad interior y la
mas preocuparnos por las fechas . Antes o después, estas ca· exterior, cada una de las cuales es enriquecida por la otra.
sas les suceden a todas las criaturas. (a excepción de algunos Ahora el niño .no es sólo un creador potencial del mundo,
casos de enfermedad) y sabemos que la situación de depen- sino que, además, es capaz de poblarlo con muestras de su
dencia se ve considerablemente mitigada por la aparición en propia vida interior. Así, paulatinamente, el niño va siendo
el pequeño de la capacidad de «meterse en el pellejo de su capaz de «abarcar» casi todos los acontecimiento~ externos,
madre ». De ahí procede el pleno desarrollo de la comprensión y, como se sabe, la percepción y la creación son práct icamen-
de la existencia personal y aparte de la madre y, con el tiem- te sinónimas. He aquí, pues, otro medio que permite al niño
po, el niño llega a ser capaz de creer en el ayuntamiento de adquirir dominio sobre los acontecimientos externos así como
los padres que, de hecho, fue lo que condujo a su concep· sobre el funcionamiento interior de su propia personalidad.
ción. E sto sucede mucho más adelante y nunca se logra en
los niveles más profundos.
Hacia la independencia
El efecto que estos mecanismos mentales nuevos ejercen
sobre el tema de la dependencia estriba en que el niño es Una vez estas cosas han quedado instauradas, cQmo suce~
capaz de hacerse cargo de acontecimientos que escapan a su de en la salud (o normalidad), el niño se va viendo, poco a
dominio y, gracias a que es capaz de identificarse con la ma- poco, capacitado para enfrentarse con el mundo y todas sus
dre o con la madre y el padre, puede también arrinconar complejidades, ya que cada vez ve más y más cosas de las
parte del intenso odio que en él suscita todo cuanto representa que ya se hallan presentes en su propia personalid"d. Me-
una amenaza para su omnipotencia. diante una serie de CÍrculos, cada vez más amplios, de Ja
Empieza a comprender y acaso a utilizar las palabras. Este vida social, el niño se identifica con la sociedad, ya que la so-
tremendo avance en el animal humano permite a los padres ciedad local es una muestra del mundo personal de) ser adc~
brindar al pequeño todas las oportunidades posibles de coa· más de ser muestra de unos fenómenos verdaderarn(~ nt{: ex-
peración, a través de la comprensión intelectual, aun cuando ternos.
en sus sentimientos profundos sigan albergándose el dolor, Así es como se desarrolla una verdadera independencia, en
e! odio, la desilusión, el miedo y la impotencia . Supongamos la que él se halla en situación de vivir una existencia personal
que la madre dice: satisfactoria al nlismo tiempo que se ve envuelto en los asun-
!la D. W. WINNICOTT

tos de la sociedad. Naturalmente, incluso en las últimas fases


r
!
Capítulo octavo
posteriores a In pubertZ'td y a la adolescencia, ahundan las po·
sibiHdaues de que se produzca un retroceso en este desarrollo
de la socialización . Hasta los individuos sanos se expon 7n ~
encontrarse con una tensión social superior a ]0 que el lndl~ La moral
viduo podía prever antes de ensanchar su base personal de y la educación 1 (1963)
tolerancia.
Podemos ver. en la práctica, de qué manera los adolescen-
tes van pasando de un grupo ~ o~ro, ensa~~hando co~stante.
mente el círculo, abarcando Sin lnterrUpClOn los fenomenos
nuevos y cada vez más extraños que la sociedad v~ colocando
en s u camino. Los padres resultan muy necesanos para el
gobierno de sus hijos adolescentes mientras éstos van explo-
rando un círculo social tras otro; y lo son porqu~ ellos pueden
ver mejor que sus hijos en qué casos es dcma.Slado rapldo d
paso desde un círculo social limit ad~ a otro Circulo SOC13,I Ih-
mitado debido tal vez a la presencia de elementos SOCiales El título de esta conferencia me ofrece la oportunidad de
peligro~os en el vecindario inmediato, o quizás a ,causa de la desarrollar el tema no tanto en el sentido de una socicrhld
• actitud desafiante propia de la pubertad y el rápido desarro- que cambia como en el de una naturaleza, la humana, que no
llo de la capacidad sexua1. Los padres son necesanos debJdo cambia. La naturaleza humana no cambia . He aquí una idea
especialmente a las tensiones instintivas y a los patrones sus- que pudiera ser puesta en duda. Sin embargo, la aceptaré
ceptibles de reaparecer tras haber sido ~bandonados por vez COlno derta y sobre ella edificaré mi disertación. Es cierto que
primera a la edad en que se dan los p~lmeros p~sos. la naturaleza humana evolucionó, del mismo modo que lo hi-
Las palabras «hacia la independencla» descnben los es- cieron los cuerpos y los seres humanos, a lo largo de cente·
fuerzos del niño pequeño y del niño que se encuentra en la nares de miles de años. Pero tenemos pocas pruebas d~ que
pubertad. Durante el período de ]atencia los niños suelen la naturaleza humana haya cambiado en el breve espacio de
contentarse con cuanta dependenCia tengan la suerte de ex- tiempo del que tenemos constancia gracias a la historia; equi-
perimentar. El período de l~tencia es aquel en que la escuel~ parable a esto es el hecho de que lo que podemos decir de la
desempeña el papel de susl1tuta del hogar. No siempre es aSI,. naturaleza humana en Londres hoy en día es igualmente cier-
pero no noS queda espacio para desarrollar aún más este to en Tokio, en Acera, en Amsterdam yen Timbuctú. Es cierto
tema. para los blancos y para los negros, para los gigantes y los
El proceso de crecimiento debe seguir en la edad adulta, pigmeos, para los hijos del científico de Harwell o Cabo Ca-
ya que raras veces llegan los adultos a alcanzar la ma?urez. fiaveral y para los del aborigen australiano.
plena. Pero una vez han encontrado su lugar e~. la socI~dad Aplicándolo al tema que es objeto de nuestro estudio (la
a través del trabajo, tal vez contrayendo tamblen matllmo-' educación moral en nuestros días), esto significa que existe un
nio o estableciendo algún patrón de vida que represente un campo para la investigación de lo que podríamos denominar
compromiso entre la emulación de los padres y el desafío a «la capacidad del niño humano para ser educado moralmen-
los mismos mediante la instauración de una Identidad p~rso­ le». A este campo queda delimitado todo aquello a lo que me
nal, una vez hayan tenido lugar todos estos pasos evolutiVOS, refiera en esta conferenci~: el desarrollo en el niño humano de
entonces podremos decir que la vida como. adulto ha empe· la capacidad para poseer un sentido moral, para experimt:ntar
zado, y los indi viduos, uno a u~o~ ,van sallen.do. de la zo~a
comprend ida en esta breve exposlclon del c~eC lmlento en ter~ 1. Conferencia de un ciclo pronunciado en el Instituto de Educa·
minos de dependencia hacia la independencJa. ción de la Universidad de Londres, 1962, y publicada por primt:ra vez
bajo el título de The Young Clzild al Home and al School, en Moral
Education in a Changing Society, ed. W. R. Niblett. Londres, FólbeJ',
1963.

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