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WINNICOTT
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poco en lo que hace a la adaptación sensible sí fallará en .otro nieos, sino que debe ir a cargo de un ser hum .. no que se
sentido; fallará (debido a su inmadurez o a sus angustias pro- ~uestre ~iempre como. él o,. mejor dicho, ella misma. AqUÍ no
pias) en aar a la criatura motivos de enfado. La criatura que tle?e cabIda la perfec.clón. La perfección es propia de las má-
no tenga ningún motivo de enfado, pero que por supuesto qUInas; lo que nece~lta la criatura es, st':ncillamen te, lo que
lleve en sí misma los ingredientes de]a agresividad, se encuen- suele obtener: ~l CUIdado y la atención de alguien que sigue
tra con grandes dificultades al tratar de unir la agresión con sIendo «ella mIsma». Huelga decir que eS lo es igualmente
el amor. aplicable al padre.
Así, pues, durante la fase de dependencia absoluta la cria- Conviene hacer hincapié en este «ser ella misma». En efec~
tura no dispone de medio alguno que le permita ser cons- to,. hay que est.ablecer una distinción entre la persona y el hom~
ciente de la provisión materna. bre o la mUJer, la madre o la niñera, que imerprete el
papel, tal vez. de forma muy convincente por haberlo apren.
dldo en los lIbros dedicados al c uidado de Jos niños peque-
Dependencia relariva ñ~s. Pero no ba~t~ con esta actuación o interpretación. La
CrIatura sólo recIbIrá una presentación clara de la rcalídad
Lo mismo que a la primera fase la llamo «dependencia ab- ex tern~ cuando sea cuidada por un ser humano consagrado
• soluta», empleo la denominación de «dependencia relativa. a l.a cnatura y a la tarea de cuidarla. La madre irá despl'en-
para referirme a la siguiente. De esta · manera podemos d is- dJendose poco a poco de este estado (nada difícil de alcan-
tinguir entre la dependencia que se halla completamente fue- zar) de consagración, y pronto reanudará sus actividades nor-
ra del alcance del niño y la dependencia de la que el niño males; pero de momento se halla metida en él hasta el cuello.
puede conocer algo. La madre lleva a cabo una tarea inmensa El premio que se recibe en la primera fase (la de depen-
para satisfacer las necesidades del ego del niño, sin que en la dencia absoluta) reside en que el proceso de d~sarro llo de la
mente de éste quede constancia de nada de todo ello. cnatura no s~ fre nir:guna deformación. En es ta segunda fase
La fase siguiente, la de dependencia relativa, consiste en d«; dependenCIa ~eIatJva la recompensa consiste en que, de al-
una fase de la adaptación en la que ésta va disminuyendo gun ~odo, ]a criatura empieza a ser consciente de su depenw
poco a poco. La gran mayoría de las madres están capacitadas d~",c!a. Cuando la madre permanece alejada durante un pe-
para aportar una desadaptación gradual que esté perfecta- nado superior a la capacidad de la criatura para creer en su
mente acoplada a la rapidez con que el niño vaya haciendo s upervivencia (~s decir, en la de la madre), la angustia hace
progresos. Así, por ejemplo, nos encontramos con el comien· acto de prese~cJa, lo cual es el primer indicio de que la cria~
zo de la capacidad de comprensión intelectual, que se desa- tura es conscIente. Antes, por el contrario, la ausencia de la
rrolla como una gran extensión de procesos simples, como madre no hace más que privar a la cria tura de la especial
son los reflejos condicionados. (Imaginen una criatura en es- habilidad materna para salvaguardarla de todo ataque. exte-
pera de que la alimenten. Llegará un tiempo en que la criatu- rIOf, con ]0 que se impide una eficaz instauración de ciertos
ra sabrá esperar unos minutos porque los ruidos que le lle- avances esenciales en la estructuración del ego infantil.
gan de la cocina anuncian la pronta aparición de la comida. La fase que sigue a esa en la que la criatura tiene cierta
En lugar de excitarse a causa de estos ruidos, la criatura los conciencia de que necesita a la madre se caracteriza por el
aplica a su capacidad de espera.) hecho de que la criatura empieza a comprender que la madre
Naturalmente, no todas las criaturas en1piezan a utilizar es necesaria.
su comprensión intelectual a la misma edad; las variaciones En los casos normales, la necesidad de una madrt: real va
son muy grandes y, a menudo, la comprensión que pueden hadéndose gradualmente terrible, hasta el punto que las ma-
haber tenido sufre retrasos a causa de la confusión con que dres llegan a odiar sinceramente el tener que abandonar a
se les aparece la realidad. He aquí una idea que debe ponerse sus hijos, y prefieren sacrificarse antes que causar su aflic-
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ción o, de hecho, suscitar odio o desencanto en esta fase t6 u~ juego que tenía que repetirse muchas Veces: él se es-
de especial necesidad, cuya duración aproximada podríamos condIa, momento, ~l!e yo aprovechaba para cambiar muy li-
cifrarla entre seis meses y dos años. ge.ramente la poslclon de, por ejemplo, el lápiz que habia en
Cuando la criatura alcanza los dos años de edad, se han . mi mesa. Entonces él salía de su escondite, se pt.'fcataba dd
producido ya algunos acontecimientos que la preparan para Jiger? ca~bio y se enfadaba hasta el punto de..: <qnatarrne».
enfrentarse con la pérdida. Será necesario hacer referencia Huble~e SIdo capaz de se~ir este j~ego duran te lloras y horas.
a ello. Al lado de estos acontecimientos o avances de la per- ApIJcando lo que habla aprendldo, le (lije" la madrilstl'a
sonalidad de la criatura existen ciertos factores ambientales, que s~ dispusiera a habl.arle de la muerte al pequeño. Aque.
importantes aunque variables, que deben tenerse en cuenta. ll~ misma tarde, por pnmera vez en su vida, el pequcfío le
Así, por ejemplo, cabe la existencia de un equipo formado dIO a la madrastra la oportunidad de hablal' de la mucrle
por la madre y una niñera, equipo que es digno de estudio Inmediatamente quiso saber con exactitud toda cI<:lsC de dcti.l~
por derecho propio. Probablemente habrá también una serie Hes act!rca de la madre de cuyas entrañ~s había salido así
de personas adecuadas -tías, abuelos, amigos íntimos de los c~mo de. su falledmiento. Todo fue cobrando ímpetu er; los
padres- que por su presencia constante se hacen acreedoras dlas SiguIentes, slendo necesario que toda la hislOria le fue-
al titulo de -madres sustitutivas •. También es posible que se repetida una y otra vez, Las relaciones con la madrastra
el marido de la madre desempeñe un papel importante en el siguieron siendo buenas y el pequeño no dejaba de llamarla
hogar, creado gracias a su ayuda; también él puede ser una «madre»,
buena madre sustitutiva o, de forma más masculina, dará a El mayor de los tres niños tenía seis años al morir su ma-
sI'! esposa un apoyo y un sentimiento de seguridad que ella dre. Se limitó a lamentar su pérdida, como era natural tra-
transmitirá a la criatura. tán~ose de una persona querida. El proceso de atlicción si-
No me parece necesario examinar en detalle todos estos gulO durante dos años aproximadamente, y al sa lir de él el
pormenores, ya que su importancia salta a la vista. Sin em~ muchacho daba muestras de un acceso de cleptomanía. Acep-
bargo, se verá que varian considerablemente y que afectan taba a la madrastra como tal y recordaba a su verdadera
notablemente los procesos de crecimiento de la criatura. madre como persona tristemente desaparecida. ,
El _segundo de los hermanos, es decir el mediano, tenía
tres anos en el l?omento de la tragedia. Por aquel enlonces
Caso clínico se hallaba muy Inmerso en una relación positiva con su pa-
dre, y acabó ~lendo u~ caso psi~uiátrico al que hubo que so-
Tuve ocasión de observar a tres hermanos al producirse ~eter ~ la PSlco~~rapJa (un.as Slete seSiones en el espacio de
la muerte repentina de su madre. El padre actuó responsa- cho anos). ~~.firlendose a el, el mayor de los hermanos dijo:
blemente, y una amiga de la madre que conocía bien a los -No le dIjImos que papá se había vuelto a casar, porque
muchachos se hizo cargo de su cuidado; al cabo de un tiem~ él cree que el matrimonio significa «matar».
po se convirtió en su madrastra. El mediano estaba metido en un embrollo y se veía inca-
El más pequeño de los tres contaba solamente cuatro me- paz d.e afront~r el sentimiento de culpabilidad que le era ne-
ses de edad al producirse la súbita desaparición de la madre. cesarIO experimentar debido a la muerte de su madre en el
Su desarrollo prosiguió satisfactoriamente, sin que se obser- momento en que él se hallaba en la fase homosexual con un
vase ningún signo clínico de reacción. Recurriendo a mi ter- apego especial hacia su padre. Dijo: '
minología, diré que la madre era un <objeto subjetivo» para -No me importa. Era ... (el hermano mayor) quien la
este bebé; la amiga de la madre pasó a ocupar el lugar de quería,
ésta. Posteriormente, el pequeño pensaba en su madrastra
como si se tratase de su madre verdadera. h' Desde el punto de vista clínico, se convirtió en un caso de
Sin embargo, cuando el menor de los tres hermanos cum- 'pomanía. Su estado de extremo desasosiego se prolongó du-
plió los cuatro aftas, me fue traído porque daba muestras de rante largo tiempo y era evidente que la depresión estaba al
l
diversos trastornos de la personalidad. En los juegos com- acecho. Sus juegos mostraban cierto grado de confusión
p ero supo orga' I ' .
~mzar os convementemente para transmiticme,
•
prendidos en la entrevista psicoterapéutica el pequeño inven-
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durante las sesiones de psicoterapia, cuáles eran las angustias -Vaya salir a por pan.
específicas que provocaban su desasosiego. Es posible que ello dé resultado, a menos, clUl'O, que per-
Todavía se observan restos de trastorno psiquiátrico en manezca ausente más rato del que permite Ja capacidad in-
este muchacho, que actualmente tiene trece años; es decir, fantil para mantener la idea, en sus sentimientos, de que la
diez años después de la tragedia, que, para él, resultó trau- madre está viva.
matizante. Quisiera citar una forma de desarrollo que afecta de modo
especial la capacidad del niño para llevar a cabo identifica-
Un importante aspecto del desarrollo de la criatura figura ciones complejas. Se trata de algo relacionado con la fase en
bajo el título de «identificación». Es posible que, de forma la que las tendencias integradoras del pequeño producen un
bastante precoz, el pequeño denote su capacidad de identifi· estado en el que éste es una unidad, una persona completa,
cación con la madre. Hay reflejos primitivos de los que puede provista de un in terior y un exterior, aparte de ser una pl!l'-
decirse que forman la base de estas facetas del desarrollo; sona que vive dentro de un cuerpo, más o menos limitado
por ejemplo, cuando la criatura responde a las sonrisas con por la piel. Una vez el exterior significa un «no yO», el inte-
otra sonrisa. Rápidamente el pequeño va siendo capaz de foro rior significa un «yo», con lo cual se c uen ta con un lugar
mas más complejas de identificación, lo cual entraña la e"is- donde «guardar cosas» . En la fantasía del niño, la realidad
teneia de una imaginación. Ejemplo de esto lo tendríamos psíquica personal se sitúa dentro. Si se si túa fuera es porque
en el pequeño que busca la boca de su madre y pretende ali- hay buenas razones para ello.
mentarla con el dedo mientras ena le está dando el pecho. He Al llegar aquí, el crecimiento de la criatura toma la forma
l"odido comprobarlo en niños de tres meses , pero no debe· de un intercambio continuo entre la realid ad interior y la
mas preocuparnos por las fechas . Antes o después, estas ca· exterior, cada una de las cuales es enriquecida por la otra.
sas les suceden a todas las criaturas. (a excepción de algunos Ahora el niño .no es sólo un creador potencial del mundo,
casos de enfermedad) y sabemos que la situación de depen- sino que, además, es capaz de poblarlo con muestras de su
dencia se ve considerablemente mitigada por la aparición en propia vida interior. Así, paulatinamente, el niño va siendo
el pequeño de la capacidad de «meterse en el pellejo de su capaz de «abarcar» casi todos los acontecimiento~ externos,
madre ». De ahí procede el pleno desarrollo de la comprensión y, como se sabe, la percepción y la creación son práct icamen-
de la existencia personal y aparte de la madre y, con el tiem- te sinónimas. He aquí, pues, otro medio que permite al niño
po, el niño llega a ser capaz de creer en el ayuntamiento de adquirir dominio sobre los acontecimientos externos así como
los padres que, de hecho, fue lo que condujo a su concep· sobre el funcionamiento interior de su propia personalidad.
ción. E sto sucede mucho más adelante y nunca se logra en
los niveles más profundos.
Hacia la independencia
El efecto que estos mecanismos mentales nuevos ejercen
sobre el tema de la dependencia estriba en que el niño es Una vez estas cosas han quedado instauradas, cQmo suce~
capaz de hacerse cargo de acontecimientos que escapan a su de en la salud (o normalidad), el niño se va viendo, poco a
dominio y, gracias a que es capaz de identificarse con la ma- poco, capacitado para enfrentarse con el mundo y todas sus
dre o con la madre y el padre, puede también arrinconar complejidades, ya que cada vez ve más y más cosas de las
parte del intenso odio que en él suscita todo cuanto representa que ya se hallan presentes en su propia personalid"d. Me-
una amenaza para su omnipotencia. diante una serie de CÍrculos, cada vez más amplios, de Ja
Empieza a comprender y acaso a utilizar las palabras. Este vida social, el niño se identifica con la sociedad, ya que la so-
tremendo avance en el animal humano permite a los padres ciedad local es una muestra del mundo personal de) ser adc~
brindar al pequeño todas las oportunidades posibles de coa· más de ser muestra de unos fenómenos verdaderarn(~ nt{: ex-
peración, a través de la comprensión intelectual, aun cuando ternos.
en sus sentimientos profundos sigan albergándose el dolor, Así es como se desarrolla una verdadera independencia, en
e! odio, la desilusión, el miedo y la impotencia . Supongamos la que él se halla en situación de vivir una existencia personal
que la madre dice: satisfactoria al nlismo tiempo que se ve envuelto en los asun-
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