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Educación

FLACSO ARGENTINA
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales

40
propuesta@flacso.org.ar
ISSN 1995- 7785
ARGENTINA

2013
Artículo
“Imágenes de la escuela rural.
Apuntes sobre las fotografías de Cecilia Gallardo”,
por Nicolás Arata,
Propuesta Educativa Número 40 – Año 22 – Nov. 2013 – Vol 2 – Págs 99 a 110
Imágenes de la escuela rural.
Apuntes sobre las fotografías de Cecilia Gallardo

Nicolás Arata*

“Hoy abundan las imágenes por


donde quiera.
Nunca se había retratado ni
observado tanto”
(Berger, La forma de un bolsillo,
2002)

La muestra titulada “Zona desfavo-


rable”1 de Cecilia Gallardo es una
contribución importante a un gé-
nero que despierta gran interés en-
tre quienes estudian las prácticas y
la cultura material de la escuela: la
fotografía escolar. Las quince imá-
genes que conforman la obra com-
ponen un retrato de la escuela rural
N° 282 de El Desvío, un paraje de 99
la provincia de Santiago del Estero
perteneciente a la comuna Vilelas,
ubicado a 180 kilómetros de la ciu- La atención depositada en las fo- de redefinir los que ya fueron abor-
dad capital. tografías escolares no representa dados) tanto como de repensar las
una novedad, aunque sí los modos relaciones entre imagen y escritura

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Tomé contacto con la obra de Ce- en que nos acercamos a ellas y las a partir del uso de nuevos enfoques
cilia trabajando en un proyecto del formas de interrogarlas. El empleo metodológicos y categorías4.
Ministerio de Educación que propo- de las imágenes como fuente de la
nía presentar: mediante estampas investigación social no solo repre- En este ensayo ilustrado quisiera
armar una crónica de los aconteci- senta una oportunidad para que realizar un ejercicio en esa dirección.
mientos educativos argentinos más la historiografía educativa revise el Para ello, me propongo establecer
significativos de los últimos 200 modo en que los documentos visua- un diálogo con las fotografías que
años para vestir un stand de la XX les fueron utilizados en el análisis componen “Zona Desfavorable”
Cumbre Iberoamericana de Presi- del pasado educativo. Como sugiere desde un enfoque especulativo; es
dentes2. Una foto de Cecilia formaba Inés Dussel, tan importante como decir, desde un punto de vista que
parte de la muestra. El resto lo hizo eso es aprovechar ese envión para no pretende ser verdadero ni falso,
posible internet. Le escribí el 13 de generar una renovación del campo que no busca transformar las imáge-
enero de 2011, para invitarla a parti- de estudios, a partir de la elabora- nes en fuentes para someterlas a la
cipar en un manual sobre historia de ción de nuevos conceptos que per- rigurosidad del análisis histórico, así
la educación en el que me encontra- mitan pensar y trabajar con imáge- como tampoco se preocupa por su
ba trabajando junto a Marcelo Ma- nes de otras maneras (mimeo). Por veracidad. Un pensamiento especu-
riño3. Nos habíamos propuesto po- consiguiente, se trata de explorar lativo persigue, en cambio, un tipo
tenciar los textos a través del monta- el universo de imágenes educati- de saber que apela a la imaginación,
je con imágenes y las fotografías de vas con el propósito de identificar intenta pensar a partir de imágenes
Cecilia ofrecían esa posibilidad. nuevos objetos de investigación (o y procura encontrar aquello que

Dr. en Educación; Prof. de Historia de la Educación Argentina y Latinoamericana, Universidad de Buenos Aires y Univer-
sidad Nacional de Río Negro. E-mail: nicolasarata@yahoo.com.ar

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Nicolás Arata

quiere decir en la creatividad del se podían distinguir con claridad los c­­ ivilizada­ -­basada en conceptos como
lenguaje (Ludmer, 2010). elementos urbanos que encarnaban la higiene, el recato y el control de los
el progreso –el centro, el ferrocarril, excesos-­” (2012, pág. 80) que mostra-
el edificio escolar­, de sus antónimos ban, entre otras cuestiones, cómo te-
-la carreta, la zona del bajo, la prác- nía que lucir una escuela del Estado
Mirar escuelas tica de ciertos oficios­-. Al igual que y de qué manera había que disponer
el afamado fotógrafo Christiano Ju- los cuerpos.
Retratar escuelas es un oficio con nior, los hermanos Boote pretendían
historia. El trabajo de Cecilia Gallar- capturar en cada retrato de la edili- El ejercicio visual que despliega Ce-
do se inscribe en una tradición es- cia pública una imagen del futuro. cilia Gallardo forma parte de la tradi-
tética de largo aliento -la fotografía En ese sentido, se puede pensar la ción de fotografiar escuelas, aunque
escolar­- probablemente inaugura- fotografía como un potente recurso cambie el paisaje y las tecnologías
da en nuestro país por el fotógra- pedagógico a través del cual se bus- de la imagen sean otras, sus intere-
fo Samuel Boote hacia 1889. Él y caba educar la mirada enseñándole ses estén animados por otros moti-
su hermano Arturo (argentinos de al ojo qué paisajes formaban parte vos y su exploración estética se ubi-
primera generación descendientes de la república moderna y cuáles, que en las antípodas de los retratos
de una familia inglesa) capturaron en cambio, quedaban confinados al monumentales de Boote. Intenté
una serie de vistas y costumbres de pasado. Las fotografías de la Nación leer las imágenes que forman parte
la Argentina de finales de siglo XIX en ciernes no dejaban, sin embargo, de “Zona desfavorable” guiado por
donde se retrató un conjunto de de presentar una particularidad: las la siguiente pregunta: ¿qué revelan
sujetos y edificios envueltos por un imágenes de Buenos Aires devuel- las fotografías de Gallardo sobre la
aura de modernización. Ambos fo- ven la vista de una ciudad que se ex- escuela rural respecto a otros dis-
tógrafos fueron contratados por el pandía del centro hacia la periferia cursos que han vuelto su atención
Estado con el propósito de enlazar, gracias a la infraestructura y los em- sobre ella?
a través de esas imágenes, dos dis- préstitos británicos, siguiendo crite-
cursos: el que exaltaba el proceso de rios estéticos franceses y ejecutada
modernización abierto por el Estado por arquitectos italianos, donde lo
nacional desde su conformación en único “argentino” que se puede en- ¿Qué hace a una escuela, escuela?
100 1880 (modernización que ya podía contrar en ellas es, precisamente, la
palparse en el progreso material de mirada de los hermanos Boote. La obra de Cecilia Gallardo hace
Buenos Aires) y el llamado a la con- foco en una región de la experiencia
solidación de una identidad nacio- ¿Qué hay con las escuelas? Hacia escolar que, a pesar de ser una rea-
nal (a través de la invención de una 1889, El Estado nacional, a través lidad notablemente extendida a lo
historia patria que identificaba en del Consejo Nacional de Educación, largo y ancho del territorio nacional,
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las luchas por la independencia y la volvió a contratar los servicios pro- no ocupa un lugar preponderante
batalla de Caseros sus puntos más fesionales de Samuel Boote para fo- en nuestro imaginario educativo: la
fuertes). La combinación de ambos tografiar los edificios escolares de la escuela rural. Realicé una primera
discursos dio lugar a una mirada es- Capital que habían sido inaugurados aproximación a través de las esta-
trábica, que con un ojo observaba el oficialmente entre 1884 y 18865. La dísticas. El relevamiento anual efec-
pasado para ordenarlo y con el otro cámara de Boote retrató fachadas tuado por la Dirección Nacional de
se dirigía hacia el futuro, de donde monumentales, aulas luminosas y Información y Evaluación de la Ca-
emanaba la fuente de legitimación batallones escolares disciplinados. lidad Educativa en 2005 registró la
del progreso. Bajo esa peculiar mira- Observados de manera aislada, aque- existencia de 11.454 establecimien-
da, la ciudad oficiaba como núcleo llas fotos despiertan curiosidad; colo- tos estatales de educación primaria
del relato modernizador y el “ser cadas en serie, producen en quien las común rural; las mismas representa-
argentino” consistía en asumirse y observa un impacto acumulativo. Las ban entonces el 61,6% del total de
formar parte de un proceso civiliza- fotografías escolares de Boote contri- las unidades educativas públicas del
torio sin precedentes en la historia buyeron a configurar una mirada de país y sus aulas recibían a 563.092
nacional. larga productividad en el imaginario alumnos y alumnas, es decir, el
educativo nacional. Las 40 fotos que 15,7% de los alumnos matriculados
Aquella “república fotográfica” es- componen el Álbum de Vistas de es- del total país7. Entre 2006 y 2009, el
taba compuesta por un repertorio cuelas comunes ofrecen una de las Relevamiento de Escuelas Rurales
preciso de imágenes (La Administra- primeras imágenes modernas sobre estableció la existencia de 15.596
ción de Rentas, el Consejo Nacional las escuelas argentinas6. ¿Por qué? edificios de educación común y ges-
de Educación, la Estación de Ferro- Porque en ellas, además de verse tión estatal, esta vez tomando en
carriles, el Congreso) que construían reflejado un programa arquitectó- cuenta los niveles inicial, primario y
“un modelo de inteligibilidad para la nico, urbano y cultural, se plasmó lo medio8.
ciudad” (Cortés-Rocca, 2011). En ellas que Pablo Pineau llamó “una estética ¿Qué expresan estos números? En

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Imágenes de la escuela rural. Apuntes sobre las fotografías de Cecilia Gallardo

principio, que la escuela rural es Las definiciones que remiten a lo para asistir a la escuela por su ac-
una realidad institucional cuyo peso rural y a lo urbano cambiaron con tividad laboral, los accidentes del
es muy significativo si la miramos el tiempo. Esos cambios tuvieron terreno o la movilidad de las per-
desde una perspectiva nacional (ya lugar en diferentes planos y nive- sonas hacia las fuentes de trabajo”
que más de la mitad de las escue- les. De ahí que resulte indispensa- (2011, pág. 13). Por ello, para com-
las públicas del país cumplen con ble contrastar las transformacio- prender las lógicas de la escuela
este perfil) y tiene una incidencia nes que sufrió la noción de educa- rural hay que empezar por dejar
sensible en algunas regiones. Al ción rural desde una perspectiva de verla como una institución que
mismo tiempo, puede inferirse que diacrónica, así como de observar simplemente se posa en un paisa-
las escuelas rurales emplazadas a lo lo que la normativa educativa je distinto al urbano y comenzar a
largo y ancho del territorio nacional o la estadística define como “lo estudiar cómo se producen las in-
proveen educación a un número rural”, con lo que puedan estar terrelaciones entre lo escolar y lo
relativamente bajo de alumnos si indicándonos sobre los procesos rural y qué efectos concretos tie-
se lo compara, por ejemplo, con la de escolarización rurales las cul- nen sobre las prácticas educativas
matrícula que asiste a las escuelas turas locales y las instituciones que allí tienen lugar.
públicas de la provincia de Buenos del campo, así como el modo en - En tercer lugar, es importante
Aires. Claro que estamos hablando que maestros y alumnos, padres y mencionar que no existe una
de números y no de derechos ina- madres perciben a la escuela. Con sino varias ruralidades y que estas
lienables, o de los instrumentos de ello no resigno toda posibilidad pueden pensarse, al menos, a par-
los que dispone el Estado para ga- de construir miradas de conjunto tir de dos tópicos: como un modo
rantizar el acceso a una educación sobre la escuela rural; en cambio, de habitar el espacio o como un
de calidad para todos. acepto que puede haber muchas modo de imaginarlo. Respecto
narrativas para un mismo objeto al primero, estos pueden distin-
Que las herramientas estadísticas y que si seguimos, por ejemplo, el guirse unos de otros “según las
son un instrumento valioso para camino de los estudios etnográ- formas de propiedad de la tierra,
conocer e interpretar la realidad ficos, seguramente realizaremos la producción y sus formas de co-
educativa, no hay dudas. Sucede más descubrimientos que com- mercialización, su cercanía o leja-
que al procesar una multiplicidad probaciones. nía de centros urbanos, sus formas
de experiencias para transformar- - En segundo lugar, como indica de relacionarse con el Estado y el 101
las en datos, indefectiblemente se Alicia Civera, la escuela fue incor- mercado interno…” (Civera, 2011,
generan algunos problemas que porando características propias al pág. 10). Con relación al segundo,
ponen en tensión diferentes mo- introducirse en ella el mundo ru- se pueden identificar un conjunto
dos de construir un saber sobre la ral: “los problemas de inasistencia de reflexiones gestadas durante
escuela rural. Un ejemplo. El criterio según las temporadas de siembra el siglo XIX, donde se puso de ma-

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estadístico que se implementó para y cosecha, la dificultad de los niños nifiesto una voluntad interpretati-
el relevamiento de escuelas rurales
consistió en identificarlas dentro
del grupo de establecimientos que
están emplazados en poblaciones
de menos de 2000 habitantes o en
campo abierto. Pero ¿qué es lo que
le confiere a la escuela rural su ca-
rácter específico? ¿La distancia que
la separa de una urbanización? ¿Una
localización específica? En otras pa-
labras: ¿qué hace a una escuela, una
escuela rural?

Hay al menos tres dimensiones a ser


tenidas en cuenta a la hora de pen-
sar este interrogante:

- En primer lugar, como advierte


Elsie Rockwell, lo que fue defini-
do como “lo rural” en el dominio
educativo, siempre fue una idea
relativa que dependió de con qué
se la comparara (Rockwell, 2010).

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Nicolás Arata

va común que identificó “lo rural” En algunas fotografías, Cecilia Ga- torno a las cuales se hace, se deshace
con “lo desierto”. Para no pocos llardo retrata una escena de límites y se rehace el sentido de vacío de lo ar-
hombres de letras, lo rural-desier- imprecisos, desprovista de acciden- gentino” (Rodríguez, 2010, pág.13).
to estableció con la ciudad un par tes, sin variedad ni contrastes, sin Una larga tradición literaria argen-
de opuestos que se implicaban orden ni medida. Una escena donde tina hizo de la llanura su desvelo.
mutuamente como localizaciones la naturaleza se abre frente a nues- El desierto como el grado cero de
de la cultura desde las cuales era tra mirada recreando un paisaje no la literatura nacional y la literatura
posible imaginar el propio lugar intervenido por el hombre, bajo un nacional como el punto de partida
en el mundo, es decir, un modo de infinito cielo de pampa. Me gusta hacia el desierto. Porque mucho
ser argentino. El par urbano-rural imaginar ese espacio como un mun- antes que la brújula, el teodolito o
fue, entonces, algo más que la re- do de tradiciones autosuficientes, el sextante hicieran su ciencia, la lla-
ferencia a lugares concretos. Son, sin dilemas de identidad, seguro de nura fue hablada por la literatura; allí
en palabras de Malosetti Costa, sí. Un mundo donde la escuela es donde el saber técnico del cartógra-
espacios que “Condensan ideas, un punto blanco, un accidente de fo aún callaba, la imaginación litera-
sentimientos, deseos y frustraciones la civilización, una isla de cemento ria dio testimonio.
en relación con la sociedad y con la rodeada de tierra parda. Aún más:
política. […] Involucran las ideas de me inclino a pensar que nuestras En Facundo, Domingo F. Sarmiento
progreso y de tradición, de acción escuelas rurales están mucho más dió cuerda y echó a andar ese ar-
y contemplación, de guerra y paz” determinadas por su geografía que tefacto discursivo, ejecutando con
(2007, pág. 7). por su historia; en el caso particular palabras un desplazamiento de sen-
de la escuela de El Desvío, creo que tidos: a la llanura pampeana la nom-
La condensación de estos relatos esa inmensidad de tierra que la re- bra desierto y al desierto lo equiparó
se cuela en las imágenes de Gallar- cibe y la rodea es la que le otorga con “la imagen del mar en la tierra”
do. Aunque sus fotografías sugieran su verdadero carácter y le imprime (1977, pág. 24). El mar simboliza el lí-
distancia, silencio, pero no vacío. su misión: contener el desierto allí mite, pero también la imposibilidad
Esto tiene que ver con el punto de donde se impone la opresión de lo de lo público. Si el desierto, como el
vista que adopta la autora para cap- abierto. Si esto fuese cierto, enton- mar, conforma un mundo sin histo-
turar las imágenes. Haciendo foco ces, tal vez sea más pertinente pre- ria, sus habitantes no pueden más
102 en la escuela, caracterizada por guntarse dónde empieza la escuela que vagar libremente por él, sin nin-
el discurso pedagógico moderno que cuándo se fundó. gún tipo de sujeción a la autoridad y
como un puesto de avanzada de la sin la necesidad de tener que iden-
civilización,­ las imágenes también Vale una aclaración. En este caso tificarse con el Estado ni con el mer-
retratan la torre de una iglesia o la no apelo a la palabra desierto para cado. Claro que aquella imagen del
presencia de un aljibe. Esos objetos describir una vasta extensión de desierto puede asociarse también
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nos recuerdan que la escuela mo- médanos transitada por beduinos con una utopía; me gusta entrever
derna, estatal y laica coexistió y co- y salpicada de tanto en tanto por en esa imagen del desierto el origen
existe con otras instituciones con las algún oasis. Pienso aquí al desierto de Acracia, la patria del libertario: un
cuales la educación pública llegó a como “una suerte de artefacto dis- país utópico, sin gobierno, a-mone-
rivalizar pero que, al menos en este cursivo que provee las imágenes en tario, sustentado en acuerdos mu-
caso, forman parte de un mismo
paisaje. ¿Qué relación establecerá el
maestro con el cura del paraje? ¿Será
una cimentada alrededor de la cola-
boración sincera o, por el contrario,
se tratará de un vínculo astillado por
miradas recelosas? ¿Y el aljibe? ¿Se
inscribe dentro de un imaginario
modernizador que lo concibe como
una rémora del pasado, o bien se lo
asocia con una herramienta cotidia-
na e imprescindible, ligada a la más
elemental subsistencia? Claro que
no se trata de preguntas dirigidas a
las fotos, sino de interrogantes que
emanan de ellas cuando las obser-
vamos.

La escuela de tierra adentro

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Imágenes de la escuela rural. Apuntes sobre las fotografías de Cecilia Gallardo

Aires, a la que había sido enviado


“castigado” por dejar entrever su
posición política durante un acto
escolar. ¿En qué consistía el casti-
go? Precisamente, en que la escuela
estaba ubicada a 8 kilómetros de la
urbanización más cercana y, por lo
tanto, era la más alejada del distri-
to. Más que un castigo, Iglesias veía
en aquella distancia la condición de
posibilidad para llevar adelante un
ensayo pedagógico sin padecer el
control permanente del inspector.
En la escuela plurigrado de Esteban
Echeverría, Iglesias desarrolló una
experiencia de escolarización rural
centrada en las necesidades de sus
alumnos, procurando que esta “se
tuos, preñado de solidaridad. cio de fuerte intervención política y adecuara a sus condiciones de vida,
cultural en el que se buscó configu- fundamentalmente su alternancia
La historia de la escuela de tierra rar una identidad revolucionaria, en con el trabajo rural” (Padawer, 2008,
adentro configura una zaga que va Argentina la escuela rural circulaba pág. 166). En La escuela rural unitaria
desde las escuelas de primeras letras en el imaginario normalista como (1958) Iglesias dejó testimonio de
que pretendía fundar José de San Al- un destino profesional poco menos aquella experiencia, para la cual de-
berto en las zonas más despobladas que incómodo, muchas veces rehu- sarrolló técnicas originales de ense-
del obispado de Córdoba del Tucu- sado, o bien aceptado a regañadien- ñanza (los “guiones escolares”), pro-
mán hacia fines del siglo XVIII, hasta tes por numerosos maestros. movió el trabajo cooperativo y favo-
las Aldeas escolares que impulsaba reció la autoconducción del grupo
el presidente del Consejo Nacional El tiempo de la escuela rural llegaría sin que recayera sobre los niños la 103
de Educación Ramón Cárcano en el durante las décadas de los 20 y 30; intervención constante del maestro.
sur del país, en la década de los 30. entonces las pedagogías ruralistas
Se trata de una tradición muy rica en cobrarían nuevos bríos cuando una
términos de su extensión temporal serie de acontecimientos brotados
-así como de los matices que pre- de las rebeliones subjetivas de un “Mi papá es maestro rural”

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senta- que fue muy poco estudiada grupo de maestros y maestras co-
en nuestro país. Un trabajo de in- locaron en el centro del debate la También podemos leer las fotos de
vestigación de estas características importancia del ensayo pedagógico Cecilia como una forma de trabajo
podría enseñarnos mucho sobre los en las aulas. La escuela rural fue per- sobre las narraciones familiares. El
distintos perfiles que asumió la es- cibida por algunos maestros como origen de la escuela de El Desvío se
cuela rural en el espacio abierto, la un territorio fértil en tanto se presta- remonta a la década de 1980, cuan-
población que recibió y los modos ba a la experimentación pedagógi- do el maestro Ignacio y don Leoca-
en que encaró la labor educativa, ca. No faltaban las fuentes de inspi- dio comenzaron a tramar una idea:
además de contribuir a desmitificar ración, entre las que se contaban la levantar un edificio donde pudiera
algunas de las ideas románticas que iniciativa de Jesús Aldo Sosa -Jesual- funcionar la escuela. Entretanto, Ig-
pesan sobre ella y que impiden pen- do- en la escuela de Canteras, Uru- nacio continuaría reuniendo a sus
sarla en su devenir histórico9. guay, y el trabajo que desarrollaban alumnos bajo una enramada, para
las hermanas Cossettini en el barrio dar la clase. Ignacio es el padre de
¿Cuáles son las improntas que talla- Alberdi, en las afueras de Rosario. Cecilia. Ella me cuenta que su pa-
ron los perfiles de las escuelas rura- dre se presta a relatar esta historia
les en nuestro país? Con seguridad, En Argentina, una de las iniciati- cada vez que ella lo visita. En cierto
las experiencias más interesantes vas más relevantes que tuvo lugar punto, creo que muchas de las imá-
que registra la historia de la escue- en una escuela rural unitaria, por genes que retrata Cecilia Gallardo
la rural durante al menos la primera su difusión y trascendencia, fue la ya estaban alojadas en su memoria,
mitad del siglo XX en Argentina, es- emprendida por el maestro Luis y que sus fotografías son una forma
tuvieron vinculadas a iniciativas in- Iglesias. Entre 1938 y 1957, Iglesias de extender y compartir ese relato,
dividuales más que al despliegue de desarrolló una experiencia educa- como si lo estuviera viendo.
políticas de Estado. Mientras que en tiva en la escuela N° 11 de Esteban
México la escuela rural fue un espa- Echeverría, provincia de Buenos Cecilia Gallardo conoce muy bien la

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escuela. Las imágenes que captura


son el resultado de un proceso en el
que se combina un intenso trabajo
de campo y la elaboración de la me-
moria personal y familiar. Ese saber
de la artista afecta al modo en que
ve el paisaje que envuelve la escue-
la o al modo en que los alumnos se
relacionan entre sí. Imagino que un
tipo de conocimiento así, se cons-
truye en relación con el entorno y
se agudiza cuando quien porta la
cámara se interna en el paisaje, dis-
puesto a retratarlo. Como sostiene
Berger, cada imagen encarna un
modo de ver del fotógrafo, y cada
vez que miramos una fotografía
“somos conscientes, aunque solo sea
débilmente, de que el fotógrafo esco- les donaron un predio. Que “Lupín” ser argentino fue una misión y una
gió esa vista de entre una infinidad de levantó las paredes… En El Desvío no apuesta al futuro. Pero, también, con
otras posibles” (1972, pág. 6). hay agua, ni hay luz. Ni tele. Ni mé- los distintos colectivos sociales que
dico. Pero hay una escuela. La es- renegaban de la educación oficial
Quiero volver sobre el texto que cuela del maestro Ignacio. Algunos (o la consideraban insuficiente) y se
acompaña la muestra, porque en- piensan que es una zona desfavora- lanzaban a fundar círculos cultura-
cuentro allí un síntoma. Gallardo ble. Yo creo todo lo contrario. les, bibliotecas populares, escuelas
compartía con los visitantes de la libres, racionalistas o modernas que
muestra parte de la historia familiar: En la historia de la escuela pública compensaran o suplieran la educa-
argentina podemos encontrar este ción estatal.
104 Mi papá es maestro rural. Se lla- gesto fundacional repetido innu-
ma Ignacio. Él dice que quería ser merables veces. Hombres y mujeres A mi lado tengo dos obras que retra-
ingeniero.Yo creo que, aunque no que, de manera individual o colec- tan los avatares del trabajo docente
lo supiera, desde siempre quiso ser tiva, se hicieron eco del mandato en ámbitos rurales. Se trata de Un
maestro. Cada vez que lo visito, le civilizatorio y, anticipándose a la maestro. Una historia de lucha, una
pido que me cuente cómo fue que acción del Estado (o compensando lección de vida, de Guillermo Sac-
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fundó la escuela de El Desvío. Él me su ausencia), dispusieron tiempo, comanno, y El inspector Ratier y los
cuenta cada detalle, todas las veces. capital y energía para levantar el maestros de tierra adentro, de Adria-
Que se encontró con don Leocadio edificio escolar del barrio o del para- na Puiggrós, publicados en 2011 y
Cano y querían una escuela. Que je. Se puede identificar esta pulsión 2012 respectivamente. Una hojeada
hicieron un censo. Que comenzó a colectiva con varias generaciones rápida basta para identificar algu-
enseñar bajo una enramada. Que de hombres y mujeres para quienes nos puntos en común: los dos sitúan
buena parte de su relato en la región
patagónica, su narrativa se sustenta
en el trabajo con los archivos (orales,
en el caso de Saccomanno, y escritos,
en el caso de Puiggrós) y en ambos
se retrata la experiencia de ser maes-
tro en la Patagonia argentina. Desta-
quemos ahora las particularidades
de cada libro.

En la novela de Puiggrós conviven


hombres y mujeres cuya existencia
puede ser datada y personajes a los
que la autora define como “imagi-
narios en lo referente a su identidad,
pero probables en el contexto del dis-
curso pedagógico de su época” (2012,
pág. 13). La pluma de Puiggrós talla

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Imágenes de la escuela rural. Apuntes sobre las fotografías de Cecilia Gallardo

maestros de su región a incorporar


las artes plásticas, el teatro y la músi-
ca en la enseñanza (aunque más no
fuera utilizando un peine para emitir
sonidos). Además, supo encontrar
tiempo para dictar conferencias y
mantener intercambios epistolares
con Benito Quinquela Martín, las
hermanas Cossettini y Javier Villafa-
ñe, entre otros.

¿En qué medida estas pequeñas re-


formas se inspiraban en la especifi-
cidad del trabajo en las escuelas de
tierra adentro? Me interesa destacar
una de las novedades que introdujo
Ratier en las escuelas patagónicas,
que se va construyendo en torno a
una imagen del inspector patagóni- “armoniosa”, precisamente). Sabía la amistad que mantiene con Javier
co agitado por un espíritu inquieto también que, en reiteradas oportu- Villafañe. Puiggrós relata cómo, en-
y resuelto, sensible a la inmensidad nidades, la resolución de los deba- tre 1937 y 1938, el inspector y el ti-
de la Patagonia y a la introspección tes había derivado en la exclusión tiritero recorren las escuelas del sur
de sus habitantes. Es precisamente de los que imaginaban una escuela leyendo poesía, contando cuentos y
esa sensibilidad lo que lleva a Ratier distinta. Ratier no era así. Mientras pidiéndoles a los chicos que dibujen
a indignarse por el contraste que recorro la novela de Puiggrós me fi- los paisajes en los que viven para
existe entre el rancho donde funcio- guro al inspector patagónico como que Villafañe pueda compartirlos
na la escuela y la caballeriza de port- una suerte de equilibrista; uno que luego con los niños de otras regio-
land del estanciero, o a contrariarse debía plasmar su ideario educativo nes del país. Creo identificar en esos
(al igual que Raúl B. Díaz, aquél otro sin caer en “las teorías del científico gestos trashumantes que conectan 105
peregrino del sistema educativo de la educación más importante de escuelas, un esfuerzo por elaborar
y quien fuera su predecesor en el la época, Víctor Mercante”, mante- y reelaborar también, la noción de
cargo de inspector de Territorios) niendo cierta distancia de los man- sistema educativo.
cuando debía colocar la transmisión datos normalistas que postulaban
de los valores y leyes nacionales por la transmisión de “disciplinas y sa- El protagonista de Un maestro es

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encima de los saberes y tradiciones beres disciplinados” pero sin derra- Santiago, el Nano Balbo. Maestro y
que portaban los pueblos origina- par en “las peroratas de los maestros militante político; fue detenido de
rios o los inmigrantes europeos que libertarios [que] no entienden que manera ilegal durante el golpe de
habitaban la Patagonia. hace falta un equilibrio” (ibíd., pág. Estado de 1976, sufrió el exilio y re-
104). gresó al país durante la reapertura
La sensibilidad que experimenta democrática. Balbo había trabaja-
Ratier por la Patagonia y sus maes- Su programa se inscribió en ese mo-
tros tenía su correlato en las ideas saico de experiencias que nosotros
pedagógicas del inspector. Aun- llamamos el escolanovismo. Dentro
que se identificara con el “Loco” de ese mundo de módicas reformas,
Vergara, Ratier no había sido ben- Ratier libraba sus batallas contra
decido con la verba incendiaria del los usos y costumbres normalistas.
mendocino. Ni era un agitador de Cuestionaba el uso de láminas es-
conciencias, ni corría por sus venas colares por su estilo perfeccionista
el llamado a una reforma moral de y poco natural (¡y por el tiempo que
tono krausista. Ratier sabía que el debían dedicarle los maestros!) y
Consejo Nacional de Educación -la proponía, en cambio, que se las re-
patria chica del magisterio- estuvo emplazara con la creación de mu-
atravesada por debates y polémi- seos escolares (Rosario Vera Peñalo-
cas desde el momento de su fun- za se ubicaba en la misma sintonía,
dación (la relación que mantuvo aunque desconozco si hubo o no
Sarmiento con los vocales, cuando algún tipo de contacto entre ellos).
se desempeñó como Superinten- Ratier también tendió puentes entre
dente de escuelas no calificaría de el arte y la enseñanza, estimuló a los

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Nicolás Arata

traron ser instrumentos útiles para


iniciar la enseñanza, pero no corrie-
ron la misma suerte los métodos
participativos. Sobre sus alumnos
pesaba una concepción tradicional
del aprendizaje escolar, organizada
a partir de una relación asimétrica
entre la posición del maestro como
portador del saber y la del alumno
sumido en la ignorancia. Un día,
Nano decide guardar en un cajón de
manzanas todas las metodologías y
los recursos. Había que volver sobre
esa memoria de la escuela, recorrer
el camino de la educación tradicio-
nal con la esperanza de alumbrar,
durante el recorrido, un nuevo tipo
de vínculo pedagógico.
do en la Campaña para la Reacti- Al regresar al país, Balbo se conectó
vación Educativa del Adulto para con el Obispo don Jaime de Nevares Aquí aflora una diferencia central
la Reconstrucción (CREAR), lanzada y con la Universidad del Comahue. entre Ratier y Balbo. La pedagogía
en 1973. El objetivo de la Campaña A través de ellos llegó a Huncal, un que intentaba poner en práctica
no consistía tanto en la transmisión paraje ubicado a 350 kilómetros de Balbo no gravitaba en torno al eje
mecánica de técnicas de lecto-es- la ciudad de Neuquén. Entonces, escuela tradicional-escuela nueva o
critura como en la prosecución de Huncal estaba habitado por la co- al de sujeto de la educación pasivo-
una causa emancipatoria; la CREAR munidad mapuche Millain Currical, sujeto activo; Nano partía de otro
concebía la educación de adultos integrada por 800 familias. No se tra- fundamento filosófico: aquél que
como el escenario donde podía taba de un territorio escolar yermo. sostiene que una sociedad cual-
106 articularse “lo político y lo educativo Desde 1911 existía en el paraje una quiera puede ser leída en clave de
como parte de un proceso de recupe- escuela rural que durante 70 años opresores y oprimidos. Ratier estaba
ración de la cultura popular” (Botta- no había tenido un solo egresado. imbuido del optimismo pedagógico
rini y Medela, s/f, pág. 4). ¿A qué había ido allí? En un sentido, que cimentó la identidad del ma-
a emprender un proyecto de alfabe- gisterio argentino; Balbo en cambio
Hasta el golpe, Balbo se desempe- tización con la comunidad. No obs- sospecha del ser maestro y buscaba
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ñó como maestro de una escuela tante, en su testimonio, Balbo subra- respuestas en los fundamentos pe-
rural situada en Cipolletti. Para en- ya que ese destino no representaba dagógicos que, como el de Freire,
tonces, ya había tomado contac- ni una salida económica ni un gesto fueron concebidos y ensayados más
to con las ideas de Paulo Freire y romántico (pág. 170), sino un “au- allá del ámbito escolar.
descubierto “la importancia de la toexilio para sacarse el exilio” (Ibíd,
pregunta en el tiempo pedagógico” pág. 179). Hay en esta expresión dos Una fotografía de Cecilia distrajo mi
(Saccomanno, 2011, pág. 73). Dice nociones interpuestas: la del exilio atención sobre estos textos. En ella
sobre aquella institución: “Era una como el lugar que se deja o pierde veo un pizarrón con números roma-
escuela marginal. Los alumnos eran y la de autoexilio como aquel lugar nos. Vuelvo a ver la foto mientras por
los hijos de los peones golondrina. que se busca o encuentra. la espalda me recorre un escalofrío
Y las autoridades consideraban a freireano. ¿Números romanos? Ape-
los pibes como delincuentes juveni- Las clases tenían lugar en el local nas podría sostenerse el valor de
les. (Ibíd, pág. 79). En realidad, sus donde funcionaba la cooperativa enseñarlos en una escuela urbana.
alumnos eran en su mayoría canilli- y en dos casas prestadas (vuelvo a ¿Quién podría interpretar que su en-
tas que trabajaban de noche y asis- insistir aquí con la pregunta: ¿qué señanza en una escuela de Santiago
tían a la escuela durante el día. La hace a una escuela, escuela? ¿El edi- no fuese otra cosa que tiempo per-
experiencia quedó interrumpida el ficio? ¿Una situación de enseñanza? dido? La respuesta provisoria esta-
24 de marzo de 1976, cuando Balbo ¿La presencia de un sujeto dispues- ba a vuelta de página. Saccomanno
fue detenido, conducido a la U9 de to a enseñar?). Balbo chocó con las narra una escena en la que Waico, el
Neuquén –donde estuvo 6 meses-, representaciones sobre lo que es paisano que oficiaba de intermedia-
luego fue trasladado a un penal de una escuela y un maestro que tenía rio entre la gente de la comunidad
Rawson durante un año y medio, en la comunidad. Recuerda que el em- y el maestro, le transmite a Nano el
el que fue sometido a torturas, has- pleo de historietas y de las láminas interés que existe en el pueblo por
ta que logró exiliarse en Italia. que dibujó Mariano Villegas demos- aprender los números romanos.

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Imágenes de la escuela rural. Apuntes sobre las fotografías de Cecilia Gallardo

bido, objetos que hablan a quienes que portan estos objetos. Por otra
les hacen hablar. Contienen, en ese parte, no sostengo que las res-
sentido, memoria” (Viñao, 2012, puestas a todas las preguntas so-
pág. 10). La memoria de un objeto bre la cultura material puedan en-
está hecha de pliegues y replie- contrarse en estos objetos, ya que
gues; estos pueden distinguirse en muchos casos sólo a través de
entre la memoria de su creación rodeos y empleando otras fuentes
(¿En qué pensaba quién diseñó tal pueden ser interpretadas. Pero sí
o cual objeto? ¿De qué materiales creo que lo que estos objetos nos
y técnicas se valió? ¿A qué proble- informan sobre las formas escola-
mas pretendía dar solución?), y la res pueden ayudarnos a identificar
memoria de sus usos (¿Cómo uti- nuevas canteras documentales, a
lizó el objeto en cuestión su pro- formular nuevas preguntas a las
pietario? Esos usos, ¿cambiaron fuentes habituales y a instalar una
con el tiempo? ¿Existe o no una mirada oblicua sobre los proble-
correspondencia entre las funcio- mas de siempre (Gorelik, 1998).
nes para las cuáles fue diseñado el
objeto, respecto de las formas en ¿Cómo pueden ser leídas estas
En un primer momento, el maestro que fue empleado?). La memoria imágenes? Walter Benjamin suge-
rechaza la solicitud argumentan- de los objetos nos recuerda, en ría que el modo en que ha transcu-
do que los números romanos no se última instancia, que aquellos son rrido una velada con invitados era
utilizaban más. Waico insiste y Nano el resultado de “una construcción algo que, quien se quedase hasta
accede a enseñarlos, aunque seguía cultural que expresa y refleja, más el final, podía apreciar dando una
sin comprender lo que motivaba allá de su materialidad, determina- ojeada a la posición de los platos
aquel pedido. Ese día la capilla don- dos discursos” y representan “una y las tazas, las copas y las fuentes.
de tenían lugar las clases rebasaba fuente silenciosa de enseñanzas” De manera análoga, podemos in-
de gente. Después de explicar el por- (Escolano, 2000, pág. 184-185). ferir qué sucedió durante una jor-
qué de la base diez, Balbo comenzó nada escolar por la disposición en
a escribir en el pizarrón los números Las quince piezas que conforman la que se encuentran los pupitres 107
romanos al lado del número arábigo la muestra de Cecilia Gallardo es- o los restos de escritos en el pi-
correspondiente. Cuando llegó al XV, tán impregnadas de esa materiali- zarrón. Se trata, por cierto, de un
más de la mitad de la gente se había dad. Pero dos en particular hacen saber indiciario elaborado a partir
retirado del reciento. ¿Qué había pa- foco en su forma específica. ¿Cómo del esfuerzo por descifrar las hue-
sado? “Un par de años atrás había pa- pueden ayudarnos los objetos ma- llas, síntomas y trazos que forman

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sado un mercachifle por la comunidad. teriales a comprender las relacio- parte de una situación de aula.
Les había vendido unos relojes rusos de nes y los procesos que tienen lugar Muy probablemente, la potencia
bolsillo con números romanos. Y ellos en el salón de clases? La materia- de este saber puede desplegarse
no podían leer la hora” (Ibíd, pág. 187). lidad de los objetos escolares, sus más y mejor en la construcción de
Los números romanos significaban formas, texturas, tamaños e incluso hipótesis que en la elaboración de
algo antes que el maestro los ense- su durabilidad, son matrizados por definiciones.
ñara y, por lo tanto, formaban parte la cultura escolar al tiempo que
de la experiencia común de la comu- contribuyen a matrizarla. Las foto- Liernur advierte que la expresión
nidad, aunque Balbo lo ignorara. grafías pueden ser un medio para benjaminiana puede emplearse
explorar la capacidad informativa como una poderosa metáfora para
Tomé nota sobre la importancia de
apartar mi propio cajón de manzanas.

Historia visual, historia material

¿Qué tienen en común una piza-


rra, el frontispicio de un edificio
escolar y un sacapuntas? Que to-
dos ellos son objetos mudos. Aun-
que ese silencio no implica que
no puedan ser interrogados. “Los
objetos materiales son, como es sa-

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Nicolás Arata

representar los intereses que or- escuela, si ninguno de nosotros tras palabras solo pueden intentar
ganizan la tarea de reconstrucción estuvo cuando esas fotos fueron acercarse a ese arte silencioso, que
historiográfica. Así, sostiene, “mien- tomadas? (2010). Desde el punto detiene todo lo que se mueve.
tras los historiadores de objetos no de vista de las relaciones que se
se hubieran preocupado por lo que establecen entre materialidades y
sucedió en la velada, dedicándose a prácticas: ¿hasta dónde la forma de
una clasificación y descripción de la un lápiz o un pupitre se relaciona
vajilla, los historiadores de la vela- con la cultura escolar? ¿Qué pode-
da no se hubieran preocupado por mos alcanzar a vislumbrar a través
la vajilla, dedicándose a la biografía de estos objetos? ¿Qué nos permi-
de los comensales” (2010, pág. 25). ten inferir estas imágenes sobre la
Mucho se ha escrito ya en el ámbito cultura material de una escuela?
de la historiografía educativa sobre ¿Qué nos dicen sobre sus alumnos
las consecuencias que acarrea un y maestros?
enfoque que aborde las ideas pe-
dagógicas sin problematizar la rela-
ción que éstas mantuvieron con las
prácticas concretas (o con las “tra- El discreto encanto de fotografiar
ducciones” realizadas por quienes
las implementan). Algo semejante En estas páginas procuré estable-
podríamos advertir sobre los pro- cer una relación especular entre
blemas que se desprenden del es- texto e imagen. Especular porque
tudio de la cultura material cuando mi intención no consistió tanto
ésta se limita pura y exclusivamen- en ilustrar las palabras con imá-
te al análisis de las meras formas de genes, sino en pensar a partir de
los objetos. ellas algunos problemas que de
otra forma muy probablemente
La premisa que debería guiar nues- no se me hubieran figurado. No se
108 tras indagaciones sobre la cultura piensa lo mismo con palabras que
material de la escuela (en su doble con imágenes y, por lo tanto, hay
función de “guías hacia” el pasado que servirse de ellas para identifi-
de la cultura escolar y como “mani- car problemas nuevos, desplegar
festación de” ella) podría resumirse nuevos ángulos de lectura o refor-
en el apotegma: todo es relación, mular viejas preguntas de investi-
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nada es sustancia. Como señala An- gación. En este sentido, a partir de


tonio Viñao, “El mobiliario como tal la observación de las fotografías
no existe de forma aislada, sin rela- de Cecilia Gallardo sobre la escuela
ción alguna con las personas […] que rural, me pregunté qué revelaban
lo utilizan” (Ibíd, pág. 12). Por ende, respecto a otros discursos que ha-
el interés que despierta en nosotros blaron de ella. Las estadísticas, la
no deriva de su condición de obje- literatura y la cultura material fue-
tos o artefactos, sino de las conexio- ron registros que se prestaron para
nes que nuestra mirada puede esta- realizar una lectura potenciada a
blecer entre ellos y sus contextos de partir de las imágenes. En ese sen-
producción y uso. tido, el trabajo de Cecilia Gallardo
permitió interrogar qué sabemos
Tomando en cuenta los puntos sobre la escuela rural, al tiempo
mencionados, sumemos algunas que nos desafía a construir un con-
preguntas a nuestra inquietud es- texto para cada fotografía en con-
peculativa. Antes nos cuestioná- creto; un contexto que sólo puede
bamos qué hace a una escuela, es- ser construido a través de palabras.
cuela. Desde el punto de vista de la Así, el ensayo se revela como una
cultura material, la pregunta perti- forma de ejercer la traducción. To-
nente sería: ¿por qué las escuelas mar fotografías, en cambio, es algo
son como son?, o mejor aún, ¿por- más puntual, más instantáneo. Una
qué sus formas son las que son? (o, foto llama la atención, apunta, se-
como advierte Kate Rousmaniere: ñala. Recorta algo de su contexto Recibido el 8 de marzo de 2013
¿cómo sabemos que eso es una y lo vuelve visible: descubre. Nues- Aceptado el 10 de julio de 2013

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Imágenes de la escuela rural. Apuntes sobre las fotografías de Cecilia Gallardo

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Saccomanno, Guillermo, Un maestro. Una historia de lucha, una lección de vida. Buenos Aires, Planeta, 2011.

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Sarmiento, Domingo Faustino, Facundo. Civilización y barbarie. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1977.
Viñao, Antonio, “La historia material e inmaterial de la escuela: memoria, patrimonio y educación”, en Educação, vol. 35, núm.
1, enero-abril, 2012, págs. 7-17. Porto Alegre, Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul, 2012.

Notas

1 La muestra se expuso en la 4ta. Bienal Argentina de Fotografía Documental, entre el 15 de octubre y 14 de noviembre de 2010,
en San Miguel de Tucumán y en Rayuela Resto Bar, entre el 19 de marzo y 20 de abril de 2011, en San Miguel de Tucumán. La
obra de Cecilia Gallardo puede visitarse en: http://ceciliagallardo.blogspot.com.ar.
2 La cumbre tuvo lugar en la ciudad de Mar del Plata los días 3 y 4 de diciembre de 2010.
3 Entre los estudios que realizan aportes en este sentido, subrayamos el trabajo de Daniel Feldman: “Imágenes en la historia de la
enseñanza”, en Educação & Sociedade, Campinas, vol. 25, Nº 86, pág. 75-101, 2004. Disponible en: http://www.cedes.unicamp.br

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4 Un informe sobre la construcción de los 40 edificios escolares inaugurados durante la primera presidencia de Julio A. Roca
(1880-1886) puede encontrarse en Zorrilla, Benjamín: “Los edificios de la Capital: el grande acontecimiento”, en Educación
Común en la Capital, Provincias y Territorios Nacionales. Buenos Aires, Imprenta de la Tribuna Nacional, 1887.
5 Una versión del álbum: “República Argentina. Consejo Nacional de Educación. Vistas de Escuelas Comunes. 1889” puede
consultarse en el banco fotográfico digital de la fototeca de la Biblioteca Nacional (http://www.bn.gov.ar/fototeca).

110 Resumen Abstract


A partir de la muestra fotográfica Zona desfavorable de In this article I propose an interpretation of the images
Cecilia Gallardo, en este artículo propongo una interpre- taken from the photographic exhibition “Zona Desfavor-
tación de esas imágenes a la luz de las preocupaciones able” / “Unprivileged zone” by Cecilia Gallardo, given the
actuales del campo historiográfico educativo. La pre- actual concerns of the historiographical field of educa-
sencia de la fotografía escolar en la historia de la educa- tion. The presence of scholar photography in the his-
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ción argentina se remonta a finales del siglo XIX; desde tory of Argentinean education goes back to the late nine-
entonces la cámara ha registrado el desenvolvimiento teenth century, since then the camera has recorded the
de las prácticas escolares; ha retratado a sus protagonis- development of school practices, it has portrayed their
tas —maestras, maestros, alumnos-; ha dejado testimo- protagonists -teachers, students-; it has left testimony of
nio de sus espacios y rituales, entre otros aspectos de la their spaces and rituals, amongst other aspects of life in
vida en las escuelas, contribuyendo a formar un valioso schools, helping to create a valuable body of documen-
acervo de fuentes documentales que permiten recons- tary sources that allow to reconstruct different sections
truir diferentes tramos y aspectos de la experiencia es- and aspects of the school experience. In addition, the in-
colar. Por otra parte, el interés por la fotografía escolar se terest in scholar picture has been renewed in recent years
ha renovado en los últimos años como resultado de los as a result of the new ways in which documentalists and
nuevos modos en que los documentalistas y fotógrafos photographers record educational events, as well as the
registran los eventos educativos, y de las estrategias y strategies and frameworks used by historians to interro-
marcos conceptuales que emplean los historiadores gate visual sources. In this case, I lean on Gallardo’s im-
para interrogar las fuentes visuales. En este caso me ages about the Rural School Nº 282 located in “El Desvío”
apoyo en las imágenes elaboradas por Gallardo sobre to pose, from a historical perspective, some problems
la escuela rural N° 282 situada en El Desvío para plantear, and suggest some approaches to study the forms that
desde una perspectiva histórica, algunos problemas y the “inland” school, adopts.
sugerir algunos enfoques en torno al estudio de las for-
mas que adopta la escuela de “tierra adentro”.

Palabras clave Key words


Fotografía escolar - Escuela rural - Cultura material - Scholar Photography - Rural School - Material Culture -
Historia de la educación History of Education

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