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INTRODUCCION

Una queja constante de la mayoría de los docentes es que los estudiantes les
cuesta trabajo escuchar, razón por la cual hay que estarles llamando
constantemente la atención para que escuchen y hagan silencio. Esta situación
siempre me ha inquietado y me lleva buscar, investigar e indagar para encontrar
las estrategias que den solución a dicha problemática.
Partiendo de lo anterior se considera fundamental la escucha en los procesos de aprendizaje,
de ahí la importancia de establecer la diferencia entre oír y escuchar. Oír es
una actividad pasiva que se convierte en una simple sensación de escuchar; mientras que
escuchar es un proceso activo que conlleva a percibir y captar los mensajes emitidos por los
emisores; estos dos conceptos son totalmente diferentes. Oír es esencialmente pasivo; el
escuchar requiere adaptación voluntaria. Cuando el oír da paso a escuchar, la
conciencia aumenta, la voluntad se activa, y todos los aspectos de nuestro ser se involucran
al mismo tiempo. Es por ello que la concentración y la memoria son factores esenciales para
lograr una adecuada escucha.
En este orden de ideas se hace necesario entrar en el proceso de investigar cuales son las
causas de la dificultad que presentan los estudiantes para aprender a escuchar activamente
en la clase y en actividades que requieren de una adecuada escucha y concentración. Es por
ello que se hace necesario buscar estrategias y metodologías que fortalezcan la habilidad de
la escucha en los estudiantes.
Para concluir la escucha en el ámbito escolar y social se convierte en factor fundamental en la
interacción con los demás; por lo tanto es indispensable enseñar a los estudiantes a escuchar
atentamente y a valorar la intervención de los demás y así mejorar de manera significativa la
habilidad comunicativa.

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ESCUCHAR (Short Film, 2014)

La escucha activa, ¿en qué consiste?


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Barreras de la comunicación

Barreras personales Provienen de las emociones, los valores y los malos hábitos de escuchar. Las
emociones actúan como filtros en la comunicación. Se escucha y se ve lo que emocionalmente
sintonizamos. La comunicación, entonces, no se puede separar de nuestra personalidad.

Barreras físicas: Ocurren en el ambiente. Ruidos, distancia entre las personas, interferencias físicas
de otro tipo. Control ambiental: es modificar las condiciones físicas de modo de predisponer al
receptor e influir en sus sentimientos y comportamiento.

Barreras semánticas: Relacionadas con el significado. Surgen de la limitación de los símbolos a


través de los cuales nos comunicamos. Los símbolos suelen tener más de un significado y debemos
elegir uno de ellos. Interpretación de símbolo-inferencia basada en nuestras suposiciones y no en
hechos

Tex de la escucha activa


Responde a estas preguntas de manera sincera.
Cuando te encuentras en una situación de comunicación en la que tienes
que escuchar…
¿Construyes tu respuesta a la vez que el otro sigue hablando?
¿Supones lo que va a decir antes de que lo diga?
¿Interrumpes para dejar claro tu punto de vista o para terminar las frases
de la otra persona?
¿Desconectas y permites que tu mente divague en los temas que tienes
pendientes?
¿Reaccionas con impulsividad ante ciertas palabras?

Si tienes más de tres síes te conviene seguir leyendo.

Consejos para enseñar a los niños a


escuchar a los demás

Tenemos que captar su interés y aprender a comunicarnos con ellos con frases
cortas y directas. Los niños de menos de 3 años, no mantienen la atención por
mucho tiempo. De ahí que los cuentos que se dirigen a ellos sean cortos y con
muchos dibujos.

1. Utiliza los gestos para captar su atención. Tal vez no entiendan una palabra,
pero si la acompañas de algún movimiento o expresión del rostro, seguirá
escuchando.

2. No dejes que tu hijo te interrumpa en medio de una conversación importante. Si


estás hablando por teléfono y te reclama insistentemente, explícale que ahora no
puede hablar contigo, que tiene que esperar a que termines de hablar tú. Sabrá
que la comunicación implica saber esperar y respetar un turno.

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3. Evita distracciones. Si hablas con tu hijo mientras ojea un cuento, o con la


televisión encendida, o cuando está jugando, lo más seguro es que no te haga
caso. Si quieres que te escuche, asegúrate que ha oído lo que dices. Añade al
terminar un '¿me has entendido?'. O bien, 'a ver, qué te he dicho'. Así te aseguras
de que tu hijo ha prestado atención.

4. Mírale a los ojos cuando hables con él. Haz que te mire. Sabrá que le estás
diciendo algo importante y seguirá escuchando.
5. Utiliza juegos que potencian el aprendizaje de la escucha. Por ejemplo, el
clásico 'Teléfono escacharrado', en donde hay que escuchar una pregunta y
contestarla a la persona siguiente al oído para luego componer entre todos una
frase disparatada. También tienes juguetes con sonidos que el niño debe localizar.
Para eso, exige que esté concentrado y escuche.

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