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La mayoría de las «rabietas» que se dan en niños con TEA se deben a sus problemas de comunicación y
lenguaje, lo que les produce frustración, enfado, rabia… También se pueden dar cuando hay un cambio inesperado
en su rutina, al haber demasiada estimulación a su alrededor, y no ser capaz de procesarla, cuando no
consiguen algo. Son manifestaciones conductuales que se pueden dar en forma de patadas, gritos, llantos, golpes…
Factores que incrementan estas situaciones
Dificultades en la comunicación, haya o no lenguaje:
El no poder expresarse, o que se les entienda a la petición sobre lo que quieren, desean o rechazan, les genera
frustración, enfado, angustia…
Diferente forma de percibir y sentir, lleva a estilos perceptivos y cognitivos diferentes:
1. Sobrecarga sensorial
2. Cambios inesperados en rutinas y planes
3. Sobrecarga social y de interacción
4. Demandas elevadas por el adulto sin sentido para la persona TEA.
Ambiente poco predecible y desordenado:
Las personas con autismo prefieren un ambiente predecible, que esté estructurado y sea familiar, para poder tener
el control sobre el entorno.
Para ellos cualquier cambio, por pequeño que sea, les puede alterar, por lo que siempre que sea posible, será
mejor anticiparles.
¿Cómo podemos actuar?
1. Asegurarnos que tiene un sistema de comunicación, que te permita comunicarte con la persona para poder
entenderos. Adaptarnos a su código, respetando su ritmo, usando expresiones claras y sencillas.
2. Conoce cómo siente, que le gusta y que no.
Adapta los espacios y rutinas a su día a día y no le obligues a realizar tareas que no le gustan, por ejemplo cortarse
el pelo, las uñas, peinarse… No le obligues, no significa que no tenga que hacerlo, sino que utilizaremos diferentes
herramientas y formas de conseguirlo, adaptadas a la persona.
3. Sigue un orden y estructura para que la persona pueda anticipar. Utiliza apoyos visuales como agendas,
calendarios…informando de lo que va a ir haciendo, y anticipa cualquier salida o cambio que se pueda dar. Mejor no
improvisar.
4. Utiliza el tiempo para disminuir rabietas de transición (de una actividad a otra).
Para ello una herramienta muy útil en estos casos es un temporizador que le marque lo que va a durar la actividad, e
ir avisándole según vaya terminando el tiempo, por ejemplo: quedan 5 minutos, quedan 2 minutos, y cuando quede 1
minuto para que sepa que la actividad va a finalizar. Esto les sirve para hacer una mejor transición, aunque la
actividad siguiente no tenga nada que ver con la anterior.
Si el temporizador es visual mucho mejor.
5. Sistema de trabajo PRIMERO-DESPUÉS.
La frase PRIMERO-DESPUÉS se utiliza para que el niño termine una tarea antes de conseguir una cosa motivadora.
Por ejemplo: PRIMERO recoger, DESPUÉS coche.
Dependiendo de sus necesidades y habilidades se utilizarán imágenes, escritura…
6. Refuerzo conductual positivo
Reforzar, identificar y afirmar acciones positivas específicas de los niños les anima a repetir aquella conducta
adecuada. Importante reconocer los comportamientos positivos que el niño presenta, de esta manera reforzamos
para que vuelva a suceder.
Para algunos niños las alabanzas no sirven para nada, y tenemos que actuar mediante pequeñas negociaciones. En
este caso tenemos que encontrar alguna cosa que le sea gratificante para dársela después de la tarea menos
motivadora.
7. Reforzar lo que se quiere que el niño haga
Evitar decir NO, y dar la opción en positivo. Por ejemplo: ¡No grites!- Silencio. ¡No corras!-Camina despacio. ¡No
comas con las manos!-Utiliza los cubiertos para comer.
De esta manera el niño sabe lo que tiene que hacer exactamente.
8. Mantener la calma
Quizá sea la estrategia más complicada, pero hay que mantener la calma, y que nuestras palabras suenen tranquilas
aunque por dentro no lo estemos.
Tendremos que ser amables, estar tranquilos y pacientes si queremos que sigan nuestro ejemplo
Los niños con autismo pueden frustrarse con facilidad cuando se tiene dificultad con una actividad o interacción con
los demás. Una incapacidad para comunicar el problema también conduce a más frustración y el resultado común es
la conducta agresiva, gritando y llorando o una rabieta. Las situaciones sociales pueden ser impredecibles y
aterradoras. Al no tener habilidades verbales para expresar sus emociones, pueden experimentar una ‘crisis’ en su
lucha por salir adelante.
Pueden producirse Explosiones de ira si el niño está siendo acosado o molestado. Además, un cambio en la rutina
puede causar ansiedad en un niño. La agresión puede ser desencadenada por una extrema sensibilidad a ciertos
sonidos, olores o sensaciones. También pueden utilizar esta forma para evitar algo que el niño no quiere hacer. La
agresión puede ser usada para llamar la atención. Si la respuesta al mal comportamiento causa un gran revuelo y
excitación el comportamiento pueden enquistarse – un hábito difícil de romper.
No todos los niños con autismo tienen problemas de comportamiento. Los que lo hacen son a menudo reaccionando a
un mundo que les resulta confuso e impredecible.
Mantener la calma y dirigir al niño a un lugar tranquilo. Si se trata de un incidente menor, prestar atención a otro
niño que está herido.
Tratar con el comportamiento en un momento posterior. Cuando estamos estresados o enojados, la capacidad del
niño para entender el lenguaje disminuye.
Mantener la calma y mirar el berrinche como un acto de comunicación. Tratar de establecer por qué se está
produciendo el comportamiento. Evitar dar mensajes verbales o visuales hasta que la rabieta haya parado. Recordar
elogiar el buen comportamiento.
Comportamientos de oposición:
Primero, pregúntese si el niño podría comportando esta manera de salir de la ansiedad, el miedo al fracaso, la falta
de comprensión, falta de interés o búsqueda de atención. Tratar el comportamiento de acuerdo a la causa.
Revise sus peticiones. ¿Son afirmaciones y no preguntas? No le dé mucho a la vez. ¿El niño está demasiado ocupado?
¿Ha dejado de ganar su atención?
En algunos casos, el comportamiento es debido a una falta de entendimiento – el comportamiento se produce para
enmascarar la incapacidad para completar la tarea. Repetir el pedido en una forma simplificada y luego pedir al niño
lo que tiene que hacer para comprobar su comprensión de la tarea.