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Basilea 4
Basilea 4
Basilea: I (1988: Riesgo de crédito y mercado), II (2004: +Operacional, supervisión bancaria y disciplina de mercado), III
(2010: + Estandar de liquidez, endeudamiento).
SBS, Organismo encargado de la regulación y supervisión de los Sistemas Financiero, de Seguros y del Sistema Privado
de Pensiones, así como de prevenir y detectar el lavado de activos y financiamiento del terrorismo.
MEJORES PRÁCTICAS PARA LA GESTIÓN DE RIESGOS: COSO ERM (2004 – 2017): Objetivos: Estratégicos, operacionales,
información y cumplimiento.
Uno de los temas de mayor interés en la reciente reunión del Institute of International Finance se centró en los
desafíos de la regulación financiera y la evolución de las recomendaciones del Comité de Basilea, establecido en 1974
con el objetivo de promover el fortalecimiento del sistema bancario internacional. Originalmente, Basilea tuvo como
foco más importante el riesgo crediticio o de incumplimiento, en línea con la actividad tradicional de intermediación.
Para ello, se exigía capital en función de cargos fijos predeterminados por las entidades reguladoras. Este modelo
estandarizado preponderó durante las décadas de los 80 y 90.
En plena década de estructuras financieras complejas, surge Basilea 2 (junio del 2004), que pone especial énfasis en
requerimientos de capital ad hoc basados en modelos internos desarrollados por cada entidad bancaria en función de
sus propios riesgos financieros y operacionales. En el 2008, se desencadena la crisis financiera de EE.UU., durante la
fase final de implementación de Basilea 2 en los países desarrollados, brindando evidencia de capitalización
insuficiente por parte de las entidades bancarias más importantes. Tomando en cuenta las lecciones de esta crisis,
emerge Basilea 3 en el 2010, cuyas medidas están orientadas a una mayor capitalización bancaria, una mejor calidad
de la misma (más acciones comunes) y una mayor participación del sector privado en los mecanismos de resolución de
crisis sistémica. Con ello, el sistema bancario de EE.UU. y Europa ha experimentado una capitalización progresiva en un
entorno de desaceleración económica y políticas monetarias expansivas.
Recientemente, el Bank of International Settlements, emitió un documento de consulta (Basilea 4), en el que se
enfatiza requerimientos de capital más estandarizados, con cargos preestablecidos, disminuyendo así la excesiva
discrecionalidad de los modelos internos desarrollados por cada banco. Asimismo, establece un ratio de
apalancamiento más exigente, como mecanismo más directo para evitar descapitalización. Este camino hacia Basilea 4
nos indica, por lo tanto, que la regulación financiera no es una tarea fácil y que debe estar en línea con la evolución y
sofisticación del sistema bancario. La crisis reciente nos ha señalado que los incentivos vinculados al ahorro de capital y
a las mejoras de rentabilidades por parte del sistema bancario pueden introducir mucha subjetividad en los modelos
internos, lo que termina originando eventos de subcapitalización. Ante esta situación, es preferible volver a criterios
simples y objetivos de medición de riesgos, que permitan tomar acciones oportunas de capitalización y que se vean
complementadas con otros indicadores de riesgo más acordes con las particularidades de la entidad bancaria.
“Estandarizar de forma más enfática los requerimientos de capital, disminuir la discreción que tienen
los bancos con sus modelos internos propios, establecer un ratio de apalancamiento más exigente
(para evitar la descapitalización).
La crisis reciente nos ha señalado que los incentivos vinculados al ahorro de capital y a las mejoras de
rentabilidades por parte del sistema bancario pueden introducir mucha subjetividad en los modelos
internos, lo que termina originando eventos de subcapitalización”
El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea ha informado que trabaja en la calibración final de la estructura de las
reformas poscrisis orientadas a reducir la variabilidad en los activos ponderados por nivel de riesgo entre instituciones
y a fortalecer la confianza en el capital basado en riesgo como indicador de la solvencia de los bancos.
Se trata de garantizar que las entidades mantengan indicadores de capital acordes con sus niveles de riesgos, que las
metodologías estén bien definidas, que hayan sido bien calculados y que los resultados se puedan comparar con los de
otras instituciones. Que las diferencias que existan entre ellos correspondan efectivamente a diferencias en los niveles
de riesgo y no a problemas de definición y medición. En este sentido, con la revisión es posible que las posiciones más
riesgosas de una entidad requieran aumentar el capital regulatorio, pero al mismo tiempo, las menos riesgosas podrían
disminuirlo.
El objetivo, se ha señalado, no es aumentar automáticamente los requerimientos de capital, sino medir mejor el riesgo
y hacerlo más comparable entre bancos y tener mayor simplicidad para su lectura e interpretación. Por supuesto que
en casos aislados y atípicos, podría requerirse de más capital.
En síntesis, luego de haberse fortalecido sustancialmente la estructura regulatoria del sistema bancario, la atención se
centra ahora en la complejidad y comparabilidad de los indicadores de capital adecuado entre bancos. Las nuevas
iniciativas se mueven a la exigencia de información más transparente, oportuna y comparable entre instituciones al
tiempo que se busca mejorar su calidad y contenido, para lo cual se establecen unos principios de revelación del riesgo
en el sentido de que ella sea clara, balanceada y entendible, incluya las principales actividades y riesgos del banco,
presente información relevante y refleje cómo la manejan, sea consistente en el tiempo, comparable y provista de
forma oportuna.
Durante los últimos años han sido varias las circunstancias que han apretado a un sector bancario del Viejo Continente
al que cada día le salen nuevas piedras en el camino. La amenaza de las fintech, los bajos tipos de interés o el proceso
de desendeudamiento privado vivido en la región han golpeado a los bancos, pero la regulación tampoco ha dado
respiro a las entidades financieras.
Las fintech (sector de la tecnología de finanzas - empresas de servicios financieros que utilizan la última tecnología para
ofrecer productos y servicios innovadores). empresas que usan sistemas informáticos y la comunicación para ofrecer
servicios financieros de forma más eficaz y menos costosa. Cada vez son más las personas que utilizan más las
soluciones digitales para tener más control sobre diversos aspectos de la vida (salud, cultura, diversión, finanzas).
En el país este año tenemos ya 42 fintech operando y se espera que se sigan sumando más empresas similares porque
existe un alto potencial para su desarrollo.
Para The New York Times, la amenaza que se cierne sobre las instituciones financieras tradicionales es la creación de
muchas startups que están minando partes claves de sus franquicias. Según datos de Citigroup, sólo el año 2015 se
invirtieron $19.000 millones en el sector fintech, que hace cinco años solo recibió $1.800 millones.
Se dice que la rápida expansión de las Fintech afectará a los bancos, pero en mi opinión, esta es una aseveración muy
apresurada. Los bancos normalmente compiten entre ellos para brindar créditos a empresas y personas naturales, así
como para captar el dinero de ambos. En el caso de las Fintech, la ley no les permite ni captar fondos de sus clientes ni
realizar préstamos de otros fondos que no sean propios de la empresa o de inversionistas, lo cual limita su liquidez
Si consideramos que las Fintech no son reguladas ni por la SBS ni por ninguna entidad, y no existe legislación que
proteja al cliente, la relación entre cliente y Fintech termina siendo casi un acto de fe entre ambas partes.
Plataforma, las personas pueden fondear proyectos que les gusten con solo 250 pesos y a su vez, los interesados
pueden buscar créditos para lo que necesiten.