Está en la página 1de 27

MAGISTRADA PONENTE: MÓNICA MISTICCHIO TORTORELLA

Exp. Nº 2013-1511

Adjunto a Oficio N° 2013-7108 de fecha 17 de octubre de 2013, la Corte Primera de lo Contencioso


Administrativo remitió a esta Sala el expediente contentivo del recurso de apelación ejercido por
el abogado Nicolás Badell Benítez, inscrito en el INPREABOGADO bajo el N° 83.023, en su carácter
de apoderado judicial de la sociedad mercantil SANITAS VENEZUELA S.A., anotada en el Registro
Mercantil Primero de la Circunscripción Judicial del estado Carabobo, en fecha 14 de agosto de
1998, bajo el Nº 61, Tomo 71-A, contra la sentencia N° 2013-1148 del 25 de junio de 2013 dictada
por la aludida Corte.

En el referido fallo se declaró sin lugar el recurso de nulidad interpuesto por la sociedad mercantil
apelante contra el acto administrativo de fecha en 25 de julio de 2008, dictado por el Consejo
Directivo del INSTITUTO AUTÓNOMO PARA LA DEFENSA Y EDUCACIÓN DEL CONSUMIDOR Y DEL
USUARIO (INDECU), hoy SUPERINTENDENCIA NACIONAL PARA LA DEFENSA DE LOS DERECHOS
SOCIO ECONÓMICOS (SUNDDE), mediante el cual se declaró sin lugar el recurso jerárquico incoado
por la sociedad mercantil actora, confirmando así el acto de fecha 7 de marzo de 2006 en el que el
referido Instituto le impuso sanción de multa por treinta unidades tributarias (30 U.T.) equivalente
para esa fecha a la cantidad de un millón ocho mil bolívares con cero céntimos (Bs. 1.008.000,00),
ahora mil ocho bolívares con cero céntimos (Bs. 1.008,00), de conformidad con lo previsto en el
artículo 122 de la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario por la transgresión de los artículos
18 y 92 eiusdem, al no haber notificado al contratante del servicio de medicina prepagada de la
terminación anticipada del contrato.

El 30 de octubre de 2013, se dio cuenta en Sala y por auto de esa misma fecha se designó Ponente
a la Magistrada Mónica Misticchio Tortorella. Asimismo, se fijó un lapso de diez (10) días de
despacho para fundamentar la apelación.

En fecha 19 de noviembre de 2013, los abogados Rafael Badell Madrid, Álvaro Badell Madrid y
Nicolás Badell Benítez, los primeros inscritos en el INPREABOGADO bajo los Nros. 22.748 y 26.361,
respectivamente y el último antes identificado, en su carácter de apoderados judiciales de la
sociedad mercantil apelante, según consta de poder cursante en autos a los folios 39 al 41,
consignaron escrito de fundamentación. No hubo contestación de la apelación.
Por auto del 5 de diciembre de 2013, se dejó constancia de que en esa fecha venció el lapso para
la contestación de la apelación, entrando la causa en estado de sentencia.

En fecha 14 de enero de 2014, reunidos los Magistrados y Magistradas de la Sala Político-


Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, se deja constancia de la incorporación de la
Tercera Suplente Magistrada María Carolina Ameliach Villarroel, a fin de suplir temporalmente la
falta absoluta de la Magistrada Trina Omaira Zurita hasta que la Asamblea Nacional proceda a la
designación definitiva del Magistrado (a) Titular, según lo dispuesto en los artículos 47 y 48 de la
Ley que rige las funciones de este Alto Tribunal. La Sala quedará integrada de la siguiente manera:
Presidente, Magistrado Emiro García Rosas; Vicepresidenta, Magistrada Evelyn Marrero Ortíz;
Magistrada Suplente Mónica Misticchio Tortorella; Magistrado Suplente Emilio Ramos González y
Magistrada Suplente María Carolina Ameliach Villarroel.

DEL ACTO ADMINISTRATIVO IMPUGNADO

El acto administrativo cuya impugnación originó el presente proceso fue dictado en fecha 25 de
julio de 2008, por el Consejo Directivo del Instituto Autónomo para la Defensa y Educación del
Consumidor y del Usuario (INDECU), hoy SUPERINTENDENCIA NACIONAL PARA LA DEFENSA DE
LOS DERECHOS SOCIO ECONÓMICOS (SUNDDE), mediante el cual se declaró sin lugar el recurso
jerárquico incoado por la sociedad mercantil actora, confirmando así el acto del 7 de marzo de
2006 por el que el referido Instituto le impuso la sanción de multa de treinta unidades tributarias
(30 U.T.) equivalente para esa fecha a la cantidad de un millón ocho mil bolívares con cero
céntimos (Bs. 1.008.000,00), ahora mil ocho bolívares con cero céntimos (Bs. 1.008,00), de
conformidad con lo previsto en el artículo 122 de la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario
por la transgresión de los artículos 18 y 92 eiusdem. En el aludido acto se expuso:

“(…) y por cuanto como se ha señalado anteriormente, los fundamentos del Recurso Jerárquico
como se ha sostenido son análogos a los alegados en el recurso de reconsideración declarado sin
lugar por el ente, siendo criterio nuestro, considerar y mantener objetivamente que el Instituto no
le conculco al administrado ningún derecho constitucional y legal citado y que bajo la potestad
administrativa que tiene el INDECU como Institución encargada de la defensa de los derechos e
intereses de los consumidores usuarios, quien desarrolla una actividad de policía administrativa en
materia económica para garantizar su seguridad jurídica, le correspondió adecuadamente conocer,
sustanciar y decidir en los términos expresados en la decisión recurrida, sin menoscabarse derecho
alguno. De igual forma, se ratifican los fundamentos de hecho y de derecho esgrimidos por el
Instituto, tanto del acto administrativo sancionatorio de fecha 07 de marzo de 2006, como de
aquel que declaro sin lugar el recurso de reconsideración
Sin embargo, en el caso de autos, igualmente se observa claramente que la decisión contra la cual
se ha ejercido Recurso Jerárquico, además de estar ajustada a derecho en lo atinente al debido
proceso y por ende a los derechos a la defensa y a ser oído, se aprecia de autos que ha quedado
demostrada la transgresión de los artículos 18 y 92 de la Ley de Protección al Consumidor y al
Usuario, por haber incurrido en los supuestos de hecho señalados por los artículos anteriormente
nombrados de la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario, al haberse valorado y estimado las
pruebas contentivas en autos.

En tal sentido, consideramos que en aras de preservar los derechos de los consumidores y
usuarios, el INDECU actuó con suficiente razones y motivos para hacer uso conforme a la ley de la
potestad administrativa que tiene y de los mecanismos pertinentes que dieron lugar al
procedimiento administrativo correspondiente, para la aplicación del acto administrativo
sancionatorio de fecha 07 de marzo de 2006 contra SANITAS VENEZUELA, S.A. (…).” (Sic).
(Destacado del Texto).

En el acto administrativo de fecha 5 de octubre de 2006, el Instituto Autónomo para la Defensa y


Educación del Consumidor y del Usuario (INDECU) declaró sin lugar el recurso de reconsideración
ejercido por la sociedad mercantil actora, en los términos siguientes:

“(…) De lo alegado por los recurrentes en cuanto a que es evidente que Sanitas sustentó no haber
incurrido en incumplimiento del artículo 18 de la LPCU, en la medida que no esta obligada, según
los términos del contrato, a continuar prestando el servicio, este despacho lo estima en su contra
motivado a que la normativa antes señalada establece que todo proveedor de servicio está en la
obligación de cumplir con su prestación de servicio de manera regular y eficiente, situación que no
ejerció debidamente la parte denunciada por cuanto de conformidad con el artículo 1133 del
Código Civil Venezolano (…), de este artículo se desprende que cuando las partes suscriben un
contrato deben sujetarse a las condiciones o términos que dispone el mismo, por lo tanto
debiendo la sociedad mercantil de autos, cumplir con la cláusula sexta en lo referente a la
notificación escrita de la voluntad unilateral de dar por terminada la relación contractual
existente, tal como se consta en el folio 96.

Argumenta la representante de SANITAS que según la declaración emitida por el ciudadano


Michelle Sanseviero en su denuncia, consta que SANITAS en efecto notificó al denunciante en
fecha 23 de septiembre de 2005, de la rescisión del contrato por causa de la omisión de
información en que este incurrió, este despacho estima en su contra lo alegado debido a que si
bien es cierto que de acuerdo a la cláusula sexta del contrato supra identificado la empresa podrá
rescindir del mismo unilateralmente, tampoco es menos cierto que se constata en las actuaciones
contenidas en el expediente el acuse de recibo por la parte denunciante, tan solo cursa en el folio
105 el comunicado de fecha 23-9-2005 dirigido al accionante pero sin estar firmado por éste, es
decir, no fue notificado de la decisión de Sanitas y en efecto no cumplió con ejecutar un servicio
regular.

Manifiestan los recurrentes que SANITAS es una empresa aseguradora y no le es aplicable lo


establecido en el artículo 19 de la Ley LPCU, este despacho considera si bien es cierto que dicha
empresa no es un seguro, tampoco es menos cierto el hecho que la misma realiza actividades
similares a la de una empresa aseguradora, sin embargo, de conformidad con el numeral 2° del
artículo 110 que dispone las atribuciones que le competen a este instituto, específicamente es ese
numeral que reza: (…), por lo tanto no pueden pretender los recurrentes eximir de responsabilidad
a su representada con el hecho de argumentar que habiendo este despacho hecho mención del
referido artículo ostente en alegar que la decisión se encuentra viciado, asimismo es oportuno
mencionar que para la fecha en que la Presidencia de este Instituto dictó la decisión recurrida
analizó y estudió todas las actuaciones y pruebas en el cual pudo constatar que SANITAS había
efectivamente transgredido la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario y en consecuencia se
deriva la imposición de la sanción correspondiente no existiendo vicio en la resolución impugnada.
La Presidencia de este instituto cuando emanó decisión de fecha 7-3-2006 expresó los motivos por
los cuales se multa a la sociedad mercantil de autos, teniendo como único fin la defensa de los
derechos de los consumidores y usuarios, resguardando de esta manera los intereses de los
administrados.

Con relación a la presunta violación al principio de la legalidad de las sanciones de acuerdo al


artículo 49.6 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 (…) este Instituto
para la Defensa y Educación del Consumidor y el Usuario, basa su actividad con el más profundo
apego a la misma, no dejando bajo ningún concepto su observancia, es decir, que el INDECU al
momento de sustanciar y decidir todos y cada uno de los procedimientos llevados por él, lo hace
con la mayor observancia a dichos principios y el procedimiento identificado con el numero de
expediente DEN-007595-2005-0101, no ha sido la excepción. Aunado a esto, se aprecia de las
actuaciones que integran el expediente, se pudo constatar que la parte denunciada no cumplió
con la prestación de un servicio eficiente ni con la condición suficientemente identificada en este
escrito como lo es la debida notificación de la terminación unilateral del contrato.

De lo esgrimido en el escrito recursivo referente a que la resolución recurrida se encuentra viciada


por el principio de falso supuesto de derecho; este despacho determina que en virtud de que la
empresa de autos fue sancionado conforme lo establece la Ley de Protección al Consumidor y al
Usuario, o sea que se le aplicó la sanción legal correspondiente a la infracción cometida, previa
constatación de la misma, tal como consta en autos, por tal motivo este Instituto para la Defensa y
Protección del Consumidor y del Usuario, afirma que no hubo momento alguno del proceso en el
cual se halla aplicado una sanción sin antes verificar que su conducta se traducía en infracción a la
Ley que nos ocupa.
(…Omissis…)

De lo antes transcrito se puede constatar que efectivamente este Instituto emitió su


pronunciamiento apegado a las garantías constitucionales y legales, tal como se puede apreciar de
la resolución recurrida que riela del folio 140 al 147, asimismo estableció en la misma los
supuestos de hecho y de derecho que conllevaron a ponerle una sanción de multa por haber la
sociedad mercantil de autos inflingido la normativa establecida n la Ley de Protección al
Consumidor y al Usuario, por lo tanto no existiendo vicio en la decisión impugnada.

Por todo lo antes expuesto este Despacho mantiene su decisión, al afirmar que en este Acto
Administrativo no incurrió en ningún vicio, por lo tanto la decisión que ha dictado esta apegada a
la normativa legal que nos rige, por lo tanto, ha aplicado la norma adecuada a éste caso, y lo más
importante aun, no ha aplicado una sanción sin antes verificar la conducta de las partes actuantes
en este Procedimiento Administrativo.

Por consiguiente esta Presidencia del Instituto para la Defensa y Protección del Consumidor y del
Usuario (INDECU), en uso de sus facultades legalmente conferidas por el Artículo 90 de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativo, Decide: DECLARAR SIN LUGAR el presente Recurso de
Reconsideración interpuesto y confirma en todas y cada una de sus partes la decisión dictada por
esta Presidencia en fecha 07-03-2006”. (Sic). (Destacado de la Sala).

II

DEL FALLO APELADO

Mediante decisión N° 2013-1148 del 25 de junio de 2013, la Corte Primera de lo Contencioso


Administrativo declaró sin lugar el recurso de nulidad incoado por la sociedad mercantil Sanitas
Venezuela S.A. contra el acto administrativo de fecha 25 de julio de 2008, dictado por el Consejo
Directivo del Instituto Autónomo para la Defensa y Educación del Consumidor y del Usuario
(INDECU), hoy SUPERINTENDENCIA NACIONAL PARA LA DEFENSA DE LOS DERECHOS SOCIO
ECONÓMICOS (SUNDDE), por la cual se declaró sin lugar el recurso jerárquico. Ello, en los términos
siguientes:

“(…) Del vicio de falso supuesto de hecho

(…Omissis…)
Partiendo de la argumentación que precede, advierte esta Corte que al folio ocho (8) del
expediente administrativo riela copia simple de la comunicación de fecha 23 de septiembre de
2005, suscrita por la ciudadana Rhyccia Solorzano, en su carácter de Coordinadora Médica de
Caracas de la Sociedad Mercantil Sanitas Venezuela, S.A., con referencia al contrato Nº 5010-6787-
1-2, a través de la cual se indicó al ciudadano Luigi Sanseviero Scolpini, que mediante la revisión de
sus registros “…específicamente en lo relativo a su declaración sobre su Estado de salud, realizada
a través de la solicitud de Afiliación identificada bajo el Nº 0034668 comité Médico verifico (sic)
que existe omisión en la información aportada (…) En virtud de lo anterior, SANITAS VENEZUELA,
S.A., no asumirá costo alguno originado por la atención que requieran los usuarios del precitado
Contrato como consecuencia de una enfermedad o accidente a partir de la presente fecha…”.

De lo anterior se colige, que la Sociedad Mercantil recurrente dirigió comunicación al ciudadano


Luigi Sanseviero Scolpini, quien es beneficiario del contrato de servicios suscrito entre Sanitas de
Venezuela, S.A., y Michelle Sanseviero Adinolfi.

(…Omissis…)

Precisado lo anterior, y partiendo de la revisión exhaustiva de los elementos probatorios que


constituyen el presente expediente, no entiende esta Corte en razón de que criterio, la
comunicación suscrita por Sanitas Venezuela, S.A., a través de la cual, realizó la terminación
anticipada del contrato de servicio signado bajo el Nº 50-10-6787, fue dirigido a uno de los
beneficiarios, es decir, el ciudadano Luigi Sanseviero Scolpini.

(…Omissis…)

Partiendo de tal situación, esta Corte entiende que la notificación no fue realizada al contratante
del servicio, quien en definitiva es el titular y principal contratante del servicio resuelto de manera
unilateral por la empresa recurrente.

(…Omissis…)

Es menester traer a colación el contenido del artículo 53 de la Ley del Contrato de Seguros,
publicado en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 5.553 Extraordinario de
fecha 12 de noviembre de 2001, que establece:
(…Omissis…)

Sobre la base de los elementos constantes en autos, concluye este Órgano Jurisdiccional en el
incumpliendo manifiesto en el que incurrió Sanitas de Venezuela, S.A., al realizar la terminación
anticipada del contrato de servicio sin realizar la notificación a la persona que detenta la
titularidad del contrato de suscrito. Por otra parte, conforme se advirtió la que la suscripción del
contrato rescindido constituye la renovación de un contrato de servicio que había sido contratada
desde el 1º de julio de 1996, tal como se indica en la planilla de solicitud de servicios Nº 0034668
de fecha 12 de junio de 2000, que cursa al folio cinco (5) del expediente administrativo.

Siendo ello así, no entiende esta Corte porque después en fecha 23 de septiembre de 2005,
aproximadamente nueve (9) años con posterioridad del conocimiento de la historia médica del
paciente, se decide de manera unilateral concluir por parte del equipo médico de dicha empresa
prestadora de servicio, la presencia de una enfermedad preexistente en el ciudadano Luigi
Sanseviero Scolpino, cuando lo correcto es realizar de manera periódica los exámenes médicos a
quienes en todo caso contratan como nuevas suscripciones o las renovaciones inclusive.

Bajo esta perspectiva, corresponde a este Órgano Jurisdiccional traer a colación el contenido del
artículo 117 de la Ley del Contrato de Seguro, publicado en Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela Nº 5.553 de fecha 12 de noviembre de 2001, el cual establece lo
siguiente:

(…Omissis…)

De la norma antes citada se colige que los sujetos regulados transcurrido tres años
ininterrumpidos desde la celebración del contrato de seguro por hospitalización, cirugía y
maternidad, no podrá anularlo, negarse a renovarlo con los fundamentos de la existencia de una
enfermedad preexistente, no obstante previo conocimiento de quien contrata el servicio se puede
establecer entre ambas partes ciertas enfermedades que no estarán cubiertas y dicho acuerdo
debe estar firmado entre ambos contratantes.

Ahora, si bien la norma está dirigida a las empresas de seguros, considera esta Corte que la misma
resulta aplicable al caso sub examine de forma análoga.

(…Omissis…)
Aunado al hecho, de la antigüedad del contratante Michelle Sanseverino Adinolfi con la empresa
Sanitas de Venezuela, S.A., que se encuentra expuesta en la planilla de solicitud de servicios (folio
5 del expediente administrativo), así como lo indicó en la denuncia que cursa al folio uno (1) del
mismo expediente, dejando en evidencia de forma palmaria que existe una contratación
consecutiva e ininterrumpida del servicio por parte del mencionado ciudadano y su
correspondiente grupo de beneficiario, tantas veces mencionada en la presente motiva, situación
que no fue desvirtuada, ni constituyó un hecho controvertido en este proceso.

(…Omissis…)

Sobre la base de las consideraciones que anteceden, esta Corte desestima la materialización del
falso supuesto de hecho en la presente causa. Así se decide.

Del principio de presunción de inocencia

(…Omissis…)

Sobre la base de los elementos probatorios que constituyen el expediente administrativo del
presente caso, esta Corte advierte que la Representación Legal de la Sociedad Mercantil Sanitas de
Venezuela, S.A., durante la fase recursiva del procedimiento iniciado en ante el Instituto para la
Defensa y Educación del Consumidor y del Usuario (INDECU), hoy Instituto para la Defensa de las
Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (INDEPABIS), hizo uso del ejercicio de su derecho a la
defensa.

(…Omissis…)

Concretamente, con el alegato expuesto por la parte accionante atinente a la violación del aludido
principio constitucional direccionado a la presunta omisión de pronunciamiento de ciertos medios
probatorios.

(…Omissis…)

No obstante, es preciso indicar que durante el procedimiento administrativo el Instituto para la


Defensa y Educación del Consumidor y del Usuario tiene la obligación de examinar y pronunciarse
de los medios probatorios promovidos por la recurrente durante la instrucción del mismo, pero tal
obligación no significa que la autoridad administrativa deba hacer una valoración exhaustiva de
todos y cada uno de los elementos cursantes en el expediente, pues lo relevante de tales
elementos es su capacidad es lo concluyente para probar algo que guarda relación con los hechos
debatidos en el curso del proceso.

Así las cosas, de conformidad con la argumentación expuesta por la parte recurrente en su escrito
libelar, esta Corte debe concluir que tal como fueron planteados los hechos y del análisis
efectuado principalmente al acto administrativo primigenio de fecha 7 de marzo de 2006, así
como el acto impugnado del 25 de julio de 2008, se observa que el Instituto recurrido además de
analizar las pruebas que constituyen el expediente de la etapa recursiva, analiza las fases del
procedimiento, en las cuales hubo participación activa por parte de la Empresa Sanitas de
Venezuela, S.A., no advirtiéndose de autos la conculcación de el analizado principio constitucional.

Aunado a lo anterior, la parte demandante no especifica en su escrito libelar cuales son los
elementos concretos que dejó de analizar la Administración al momento de producir el acto
impugnado.

(…Omissis…)

De la razonabilidad y proporcionalidad administrativa

(…Omissis…)

En ese sentido, se observa del acto administrativo primigenio que la sanción aplicada a la Sociedad
Mercantil Sanitas de Venezuela, S.A., se encuentra fundamentada con base a la previsión
establecida en el artículo 122 de la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario, el cual establece
lo siguiente:

(…Omissis…)

El artículo antes citado, establece la imposición de sanciones por parte de la Administración a los
prestadores de servicios que incumplan con la disposición establecida en el artículo 92 eiusdem.

(…Omissis…)
En ese sentido, advirtiendo el incumplimiento del sujeto regulado de lo establecido en el artículo
92 de la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario, le corresponde la aplicabilidad de la sanción
impuesta en el artículo 122 eiusdem, partiendo de una interpretación amplia que dispone la
norma, razón por la cual esta Corte desestima el señalado argumento expuesto en el escrito
libelar. Así se decide.

Principio de tipicidad de las penas

(…Omissis…)

En ese sentido, se observa del acto administrativo primigenio que la sanción aplicada a la Sociedad
Mercantil Sanitas de Venezuela, S.A., se encuentra fundamentada con base a la previsión
establecida en el artículo 122 de la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario, el cual establece
lo siguiente:

(…Omissis…)

El artículo antes citado, establece la imposición de sanciones por parte de la Administración a los
prestadores de servicios que incumplan con la disposición establecida en el artículo 92 eiusdem.

(…Omissis…)

Así las cosas no se observa de manera palmaria, sobre la base de los elementos constitutivos del
presente expediente, así como del acto sancionatorio primigenio que impuso la sanción
fundamentado en la previsión del artículo 122, toda vez que en la etapa recursiva la
Administración evidenció la contravención al artículo 92 resultando aplicable la consecuencia
jurídica de la norma usada por el Instituto de Protección al Consumidor y al Usuario, en el acto
impugnado.

Como corolario de lo anterior, esta Corte observa que la sanción pecuniaria impuesta obedece al
margen más bajo que establece la norma sancionatoria, situación que la Administración tomando
en cuenta los hechos expuesto en el presente caso impuso evaluó con respecto al principio de
proporcionalidad de la sanción, razón por la que este Órgano Jurisdiccional considera desestimado
el mencionado vicio. Así se decide.
Del vicio de falso supuesto de derecho

(…Omissis…)

En ese sentido, estando caracterizada tal compañía como prestadora de un servicio público
perteneciente al sector salud, el cual debe ser prestado con carácter continuo e ininterrumpido
resultando explicita la norma analizada que estos “…proveedores de bienes o servicios…” que
incurran incurrirán en responsabilidad civil y administrativa cualquiera sea su naturaleza jurídica,
acarrean la aplicación de la consecuencia jurídica de establecida en el artículo 122 de la misma
Ley, situación que ocurrió en el caso bajo análisis, razón por la que esta Corte considera que no
existe una errónea aplicación de la norma estudiada, desestimando dicho argumento. Así se
decide.

De la errónea interpretación del artículo 122 de la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario

En tal sentido, considerar que la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario publicada en Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 37.930 del 4 de mayo de 2004, aplicable
rationae temporis, que establece a las empresas de seguros como sujetos de supervisión por
comercializar bienes y prestar servicios públicos, y cuyas conductas ilícitas derivan
irremediablemente en una responsabilidad civil y administrativa, no se encuentran incluidas
dentro de los parámetros no sólo del artículo 122, sino en el texto íntegro del Capítulo “de los
Ilícitos Administrativos y Sanciones” por no señalarlas expresamente, resultaría a todas luces
insensato, pues no se puede considerar un ilícito administrativo sin su correspondiente sanción,
por lo que mal puede considerar la Sociedad Mercantil Sanitas de Venezuela, S.A., que su
conducta ilícita, la cual fue suficientemente demostrada en el procedimiento administrativo,
carezca de sanción administrativa alguna.

Ello así, la función calificadora del Consejo Directivo del Instituto para la Defensa y Educación del
Consumidor y del Usuario (INDECU), hoy Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a
los Bienes y Servicios (INDEPABIS), se deriva del aludido principio de legalidad, y dicha calificación
radica en el examen que debe hacer el referido Directorio de las denuncias sometidas a su
consideración para ser objeto de reparación. Por lo tanto, al evidenciarse de la documentación
inserta en el expediente, que el titular del contrato de servicio no fue notificado de manera
expresa y efectiva de la terminación anticipada del servicio contratado y en consecuencia la
interrupción de la prestación del servicio, queda sujeta la referida Sociedad Mercantil a la
responsabilidad civil por los perjuicios que causare, así como a la responsabilidad administrativa.
De allí, que esta Corte asume que la actuación del mencionado Consejo Directivo estuvo ajustada
a derecho, al sancionar con multa de treinta (30) unidades tributarias (30 UT), equivalentes a la
cantidad de un mil ocho bolívares sin céntimos (Bs. 1.008,00), la actuación de la prestadora de
servicio de medicina prepagada, motivo por el cual este Órgano Jurisdiccional estima que en el
caso de autos no se materializó la errónea aplicación del aludido artículo 122 de la Ley especial.
Así se decide.

De la errónea interpretación del artículo 18 de la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario

(…Omissis…)

En razón de ello, la Administración aplicó la consecuencia jurídica establecida en el previamente


citado artículo 122 eiudem atendiendo en todo momento al incumplimiento en el que incurrió
Sanitas de Venezuela, S.A., que comprende la interrupción de la prestación de un servicio de salud,
omitiendo las formalidades que correspondían al caso particular, como lo es la notificación al
contratante del servicio de salud; en concordancia con los hechos expuestos que fueron la –
presunta- presencia de una patología preexistente sin contar con la documentación probatoria
necesaria y sin tomar en cuenta el hecho sucesivo de los contratos que fueron renovados por el
grupo familiar, pues contaban con una antigüedad desde el 1º de julio de 1996.

Siendo ello así, no se corresponde la fundamentación utilizada por la demandante para denunciar
la errónea aplicación del señalado artículo 18 de la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario,
por lo que esta Corte desestima dicha denuncia. Así se decide.

Una vez analizadas la totalidad de las denuncias presentadas, resulta forzoso para esta Corte
declarar SIN LUGAR el recurso contencioso administrativo de nulidad interpuesto (…)”. (Sic).
(Destacado de la Sala).

III

FUNDAMENTOS DE LA APELACIÓN

Los apoderados judiciales de la sociedad mercantil Sanitas Venezuela, S.A., en el escrito de


fundamentación del recurso de apelación alegan que la sentencia impugnada adolece de los vicios
siguientes:
1.- Error de juzgamiento por errónea interpretación de los hechos, puesto que la Corte Primera de
lo Contencioso Administrativo equivocadamente señaló:

1.1.- Que su representada tenía la obligación de efectuar de manera periódica exámenes médicos
a quienes contratan nuevas suscripciones o renovaciones y que además no demostró que el
“ciudadano Luigi Sanseviero” tuviese una enfermedad preexistente; cuando lo cierto es que su
representada promovió en el lapso procesal correspondiente un informe médico de fecha 8 de
septiembre de 2005, suscrito por el ciudadano Michelle Sanseviero Adinolfi, en respuesta al
cuestionario realizado por el médico tratante, en el cual se evidencia que el ciudadano Luigi
Sanseviero padecía de diabetes desde hacía seis (6) años.

Agregaron que su representada no es una empresa de seguros, sino que se dedica a la gestión de
la prestación integral de servicios médico asistenciales bajo la modalidad prepagada, y por tanto
no le son aplicables las normas que las rigen como por ejemplo la Ley del Contrato de Seguro, no
teniendo así la obligación de realizar de forma periódica y continua exámenes médicos a todos sus
afiliados.

1.2.- Que su representada decidió de forma arbitraria rescindir el contrato, siendo lo cierto que
siempre actuó en pleno y cabal cumplimiento de las cláusulas contractuales suscritas entre las
partes.

1.3.- Que en la resolución recurrida se resguardó el derecho a la defensa de su representada,


cuando lo cierto es que no fueron valorados los elementos probatorios presentados durante el
procedimiento administrativo.

1.4.- Que su representada no prestó el servicio de salud de forma continua, regular y eficiente
ignorando que en todo momento la empresa cumplió con todas sus obligaciones con el
contratante y su familia.

1.5.- Que su representada no presentó pruebas en el proceso para desvirtuar el hecho afirmado
por el ciudadano Michelle Sanseviero, en virtud del cual aseguró que mantenía una relación
contractual con la empresa desde el año 1996.

2.- Error de juzgamiento por errónea interpretación del derecho, puesto que la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo determinó erradamente que el artículo 122 de la Ley de Protección al
Consumidor y al Usuario le era aplicable a todos los proveedores de bienes y servicios sin
distinguir si estos eran o no fabricantes e importadores de bienes.

3.- Incongruencia negativa, toda vez que en la sentencia impugnada la Corte no se pronunció
sobre todos los vicios denunciados por su representada, específicamente respecto al falso
supuesto en que incurrió la Administración por cuanto no valoró los efectos que se desprendían
de la comunicación del 23 de septiembre de 2005, por la que se notificó la terminación anticipada
del contrato por omisión de información, según lo previsto en la cláusula sexta del contrato de
prestación de servicio de asistencia médica.

IV

MOTIVACIONES PARA DECIDIR

Conforme se desprende de la narrativa del presente fallo la parte apelante impugna la sentencia
N° 2013-1148 del 25 de junio de 2013, mediante la cual la Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo declaró sin lugar el recurso de nulidad interpuesto contra el acto administrativo de
fecha 25 de julio de 2008, dictado por el Consejo Directivo del Instituto Autónomo para la Defensa
y Educación del Consumidor y del Usuario (INDECU), hoy SUPERINTENDENCIA NACIONAL PARA LA
DEFENSA DE LOS DERECHOS SOCIO ECONÓMICOS (SUNDDE), mediante el cual se declaró sin lugar
el recurso jerárquico incoado por la sociedad mercantil actora, confirmando así el acto de fecha 7
de marzo de 2006 por el que el referido Instituto la multó con treinta unidades tributarias (30 U.T.)
equivalente para esa fecha a la cantidad de un millón ocho mil bolívares con cero céntimos (Bs.
1.008.000,00), ahora mil ocho bolívares con cero céntimos (Bs. 1.008,00), de conformidad con lo
previsto en el artículo 122 de la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario por la transgresión
de los artículos 18 y 92 eiusdem.

En su escrito de fundamentación de la apelación, los apoderados judiciales de la sociedad


mercantil Sanitas de Venezuela, S.A., denuncian que el a quo al decidir el recurso de nulidad,
incurrió en errónea interpretación de los hechos y el derecho, por las razones siguientes:

1.- Error de juzgamiento por errónea interpretación de los hechos:

Importa destacar, que en cuanto al vicio de error de juzgamiento denunciado por la recurrente,
esta Sala ha sostenido lo siguiente:
“…Al respecto, resulta menester acotar que de acuerdo a pacífica y reiterada jurisprudencia de
esta Sala, el vicio de suposición falsa en las decisiones judiciales se configura, por una parte,
cuando el Juez, al dictar un determinado fallo, fundamenta su decisión en hechos inexistentes,
falsos o que no guardan la debida vinculación con el o los asuntos objeto de decisión,
verificándose de esta forma el denominado falso supuesto de hecho…”. (Vid. Sentencias Nros.
00183 y 0039 de fechas 14 de febrero de 2008 y 20 de enero de 2010, respectivamente).

1.1- Alegaron los representantes de la actora que la Corte Primera de lo Contencioso


Administrativo equivocadamente señaló que su representada tenía la obligación de realizar de
manera periódica exámenes médicos a quienes contratan nuevas suscripciones o renovaciones y
que además no demostró que el “ciudadano Luigi Sanseviero” tuviese una enfermedad
preexistente.

Al respecto, se advierte que según criterio sentado por esta Sala Político-Administrativa las
sociedades mercantiles prestadoras de servicios de asistencia médica y las compañías de seguros
que pretendan valerse legítimamente de las excepciones de pago estipuladas en las cláusulas de
exclusiones de riesgo, deberán someter al solicitante de la cobertura a exámenes médicos previos
a la suscripción del contrato. Estos exámenes médicos responden al principio de razonabilidad,
conforme a lo dispuesto en el artículo 116 del Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro,
publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 5.553, Extraordinario
del 12 de noviembre de 2001.

En ausencia de tales exámenes médicos previos, tanto las prestadoras de servicios de asistencia
médica como las aseguradoras, a los fines de determinar la preexistencia de enfermedades,
dispondrán de la declaración efectuada por el solicitante, contenida en la solicitud de afiliación al
servicio de asistencia médica o en el contrato de seguro, constituyendo tal declaración una de las
obligaciones a cargo del tomador, asegurado o beneficiario de dichos contratos, de conformidad
con lo establecido en el artículo 20, numeral 1 eiusdem. (Ver sentencia de esta Sala N° 195 del 8
de marzo de 2012, caso: Sanitas de Venezuela, S.A. Vs. INDEPABIS).

De lo expuesto se desprende que la aseveración efectuada por el a quo respecto a la obligación


del prestador del servicio de realizar exámenes médicos a los contratantes no estaba errada; sin
embargo se observa que según denuncian los apoderados judiciales de la sociedad mercantil
accionante su representada promovió en el lapso procesal correspondiente un informe médico de
fecha 8 de septiembre de 2005, suscrito por el ciudadano Michelle Sanseviero Adinolfi, en
respuesta al cuestionario elaborado por el médico tratante, en el cual se evidencia que el
ciudadano Luigi Sanseviero Scolpini, quien era una de los beneficiarios, padecía de diabetes desde
hacía seis (6) años.
En este sentido, se observa el artículo 116 del Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro,
el cual define lo que es la enfermedad preexistente, en los siguientes términos:

“Artículo 116. Se entiende por preexistencia toda enfermedad que pueda comprobarse ha sido
adquirida con anterioridad a la fecha en que se haya celebrado un contrato de seguros de
hospitalización, cirugía y maternidad y que sea conocida por el tomador, el asegurado o el
beneficiario. Salvo pacto en contrario los contratos de seguros no cubren las enfermedades
preexistentes.

Cuando la empresa de seguros alegue que una determinada enfermedad es preexistente deberá
probarlo. El asegurado estará obligado a someterse a los exámenes que razonablemente le sean
requeridos por la empresa de seguros a tales fines, a costa de ésta. En caso de dudas se
considerará que la enfermedad no es preexistente”. (Destacado de esta Sala).

Así se entiende por enfermedad preexistente un padecimiento cuya existencia pueda


comprobarse antes de la celebración del contrato, siempre y cuando sea conocido por el
beneficiario.

De igual forma, debe esta Sala precisar como lo ha hecho en fallos anteriores que cuando una
compañía de seguros alega la preexistencia de una enfermedad o padecimiento, por una parte,
deberá probar tal circunstancia, por lo cual el asegurado está obligado a someterse a los exámenes
que le sean solicitados y, en caso de duda, se considerará que la enfermedad no es preexistente;
pero en caso de probarlo, adicionalmente la aseguradora deberá demostrar que la enfermedad
era conocida por el asegurado. (Ver sentencia de esta Sala N° 195 del 8 de marzo de 2012, antes
citada).

Al respecto, observa la Sala que en efecto consta en autos al folio 93 el informe médico al que
alude la representación de la sociedad mercantil apelante, en el que se lee en los antecedentes:
“(…) Diabetes mellitus hace 6 años tratamiento actual avandia”; ahora bien, se aprecia que como
concluyó la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo consta en autos que el contratante del
servicio y los beneficiarios mantenían una antigüedad con la empresa desde el año 1996, según se
desprende de la solicitud de afiliación al servicio de asistencia médica suscrita en el año 2000 por
el ciudadano Michele Sanseviero Adinolfi (folios 5 al 7 del expediente administrativo); en razón de
lo anterior, comparte la Sala la posición de la Corte al sostener que no se entiende por qué
aproximadamente nueve (9) años con posterioridad del conocimiento de la historia médica del
paciente, es decir, en el año 2005, se decide de manera unilateral concluir por parte del equipo
médico de dicha empresa prestadora de servicio, la presencia de una enfermedad preexistente en
el ciudadano Luigi Sanseviero Scolpino, cuando lo correcto era realizar de manera periódica los
exámenes médicos a quienes en todo caso contratan como nuevas suscripciones o renovasen sus
contratos.

Aunado a lo anterior se advierte que según consta al folio 102 del expediente administrativo en
sello de asesoría médica anexo a la solicitud de afiliación N° 0034668 suscrita por el ciudadano
Michele Sanseviero Adinolfi, se reconoce antigüedad desde el 1° de julio de 1996.

De otra parte, se observa que la representación de la sociedad mercantil apelante denunció que su
representada no es una empresa de seguros, sino que se dedica a la gestión de la prestación
integral de servicios médico asistenciales bajo la modalidad prepagada, y por tanto no le resultan
aplicables las normas que las rigen como por ejemplo la Ley del Contrato de Seguro, no teniendo
la obligación de realizar de forma periódica y continua exámenes médicos a todos sus afiliados.

En ese sentido, resalta esta Sala, que la conclusión a la que arribó el tribunal de la causa, esto es,
considerar que la actividad desplegada por la recurrente, sí estaba sometida a la fiscalización,
control y vigilancia de la entonces Superintendencia de Seguros se encuentra ajustada a derecho.
En efecto debe atenderse al contenido de los artículos 19, 83, 84, 85 y 117 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela que disponen:

“Artículo 19. “El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin
discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los
derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público de
conformidad con esta Constitución, con los tratados sobre derechos humanos suscritos y
ratificados por la República y con las leyes que los desarrollen.” (Destacado de la Sala).

Artículo 83. “La salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará
como parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas orientadas a elevar
la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios. Todas las personas tienen
derecho a la protección de la salud, así como el deber de participar activamente en su promoción
y defensa, y el de cumplir con las medidas sanitarias y de saneamiento que establezca la ley, de
conformidad con los tratados y convenios internacionales suscritos y ratificados por la República”.
(Destacado de la Sala).

Artículo 84. “Para garantizar el derecho a la salud, el Estado creará, ejercerá la rectoría y
gestionará un sistema público nacional de salud, de carácter intersectorial, descentralizado y
participativo, integrado al sistema de seguridad social, regido por los principios de gratuidad,
universalidad, integralidad, equidad, integración social y solidaridad. El sistema público nacional
de salud dará prioridad a la promoción de la salud y a la prevención de las enfermedades,
garantizando tratamiento oportuno y rehabilitación de calidad. Los bienes y servicios públicos de
salud son propiedad del Estado y no podrán ser privatizados. La comunidad organizada tiene el
derecho y el deber de participar en la toma de decisiones sobre la planificación, ejecución y
control de la política específica en las instituciones públicas de salud”. (Destacado de la Sala).

Artículo 85. “El financiamiento del sistema público nacional de salud es obligación del Estado, que
integrará los recursos fiscales, las cotizaciones obligatorias de la seguridad social y cualquier otra
fuente de financiamiento que determine la ley. El Estado garantizará un presupuesto para la salud
que permita cumplir con los objetivos de la política sanitaria. En coordinación con las
universidades y los centros de investigación, se promoverá y desarrollará una política nacional de
formación de profesionales, técnicos y técnicas y una industria nacional de producción de insumos
para la salud. El Estado regulará las instituciones públicas y privadas de salud”. (Destacado de la
Sala).

Artículo 117. “Todas las personas tendrán derecho a disponer de bienes y servicios de calidad, así
como a una información adecuada y no engañosa sobre el contenido y características de los
productos y servicios que consumen, a la libertad de elección y a un trato equitativo y digno. La ley
establecerá los mecanismos necesarios para garantizar esos derechos, las normas de control de
calidad y cantidad de bienes y servicios, los procedimientos de defensa del público consumidor, el
resarcimiento de los daños ocasionados y las sanciones correspondientes por la violación de estos
derechos.” (Destacado de la Sala).

Como se desprende de los citados artículos constitucionales, es deber del Estado garantizar a toda
persona -sin discriminación alguna- el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente
de los derechos humanos, siendo el derecho a la salud, uno de carácter fundamental y en
consecuencia, tales disposiciones constituyen un motivo suficiente para justificar el control y
fiscalización de la actividad desplegada por la recurrente, conforme lo declaró esta Sala ante un
caso similar (Ver sentencia N° 1001 de fecha 21 de julio de 2011, caso: Sanitas Venezuela, S.A. Vs.
INDEPABIS), en el que se concluyó:

“(...) la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo 83, establece que “la
salud es un derecho social fundamental”, por tanto, todo lo relacionado con la prestación del
servicio de salud debe estar regulado por el Estado. En este sentido, se observa que la empresa
recurrente al tener como presupuesto básico la prestación de un servicio público, como es la
salud, bajo la modalidad de medicina prepagada, éste debe estar sujeto a la intervención,
vigilancia y control del Estado para precisar sus fines, alcances y límites, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 85 constitucional, según el cual ‘El Estado regulará las instituciones
públicas y privadas de salud’. Ahora bien, según lo alegado por la parte actora, con anterioridad a
la entrada en vigencia de la Ley de la Actividad Aseguradora publicada en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela N° 5.990 Extraordinario del 29 de julio de 2010, la medicina
prepagada no se encontraba regulada por la Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros; no
obstante, tal como se indicó en las normas constitucionales ya mencionadas, el Estado está en la
obligación de regular, controlar, vigilar y supervisar las Instituciones tanto públicas como privadas
que presten servicios de salud. En este sentido, la aludida Ley de la Actividad Aseguradora prevé
en su artículo 1°, lo siguiente (...) Asimismo, dispone el artículo 2 del referido texto normativo que
(...) De la normativa antes transcrita se observa que, en la actualidad, la medicina prepagada
constituye una forma de actividad aseguradora que se encuentra sujeta al control, vigilancia,
supervisión, autorización y regulación de la Superintendencia de la Actividad Aseguradora y, por
tanto, quienes la prestan deben cumplir con la normativa prevista en dicha Ley, a fin de desarrollar
legalmente su objeto principal, el cual es la prestación de los servicios de salud a sus contrata (...)”.

En atención a lo anteriormente expuesto, concluye esta Alzada que no erró el a quo al señalar que
la medicina prepagada está sometida al Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro y a la
fiscalización en el momento de la denuncia del Instituto para la Defensa y Educación del
Consumidor y del Usuario (INDECU), ello debido a que al ser la salud un derecho social
fundamental, todo lo relacionado con la prestación del servicio de salud debe estar regulado por
el Estado. Así se decide.

1.2- Denunciaron que la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo equivocadamente señaló


que su representada decidió de forma arbitraria rescindir el contrato, siendo lo cierto que siempre
actuó en pleno y cabal cumplimiento de las cláusulas contractuales suscritas entre las partes.

Al respecto, observa esta Sala que la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo concluyó que
la sociedad mercantil recurrente incurrió en un incumplimiento manifiesto, al terminar
anticipadamente el contrato de servicio sin realizar la notificación a la persona que detenta la
titularidad del contrato de suscrito.

En ese sentido, a los fines de determinar la veracidad de la conclusión a la que arribó el a quo
debe atenderse al contenido de la cláusula sexta del contrato suscrito entre el ciudadano Michele
Sanseviero Adinolfi y la Sociedad Mercantil Sanitas Venezuela, S.A., la cual es del tenor siguiente:

“(…) podrá dar por terminado de forma inmediata este contrato anticipadamente a la fecha de
expiración de su vigencia mediante aviso escrito dirigido a EL CONTRATANTE a la última dirección
que este hubiere suministrado, por las siguientes causas, las cuales se considerarán
incumplimiento a las obligaciones del Contratante y/o usuario(…)”. (Destacado de la Sala).
Ahora bien, según consta en el expediente administrativo al folio 10 por comunicación de fecha 23
de septiembre de 2005 la sociedad mercantil Sanitas de Venezuela, S.A., notificó al ciudadano Luigi
Sanseviero Scolpini, quien a los efectos del contrato signado bajo el Nº 50-10-5787, tiene el
carácter de “beneficiario” y no el de contratante del servicio de medicina prepagada, que la
señalada empresa decidió terminar anticipadamente el referido contrato en virtud de que
“mediante la revisión de nuestros registros, y específicamente en lo relativo a su Declaración
sobre su Estado de Salud, realizada a través de la Solicitud de Afiliación identificada bajo el N°
0034668 Comité Médico verifico que existe omisión en la información aportada”. (Sic).

De la mencionada cláusula sexta se evidencia que la compañía de seguros debe inexorablemente


notificar la terminación anticipada del contrato de seguro al tomador del contrato y no a los
beneficiarios; a su vez se destaca que el artículo 53 del Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de
Seguro, dispone:

“Artículo 53: La empresa de seguros podrá dar por terminado el contrato de seguros, con efecto a
partir del decimosexto (16º) día siguiente a la fecha del acuse de recibo de la comunicación que a
tal fin envíe al tomador, siempre y cuando se encuentre en la caja de la empresa de seguros, a
disposición del tomador el importe correspondiente a la parte proporcional de la prima no
consumida por el período que falte por transcurrir.

A su vez, el tomador podrá dar por terminado el contrato de seguro con efecto a partir del día
hábil siguiente al de la recepción de su comunicación escrita por parte de la empresa de seguros, o
de cualquier fecha posterior que señale en la misma. En este caso, dentro de los quince (15) días
continuos siguientes, la empresa de seguros deberá poner a disposición del tomador la parte
proporcional de la prima, deducida la comisión pagada al intermediario de seguros,
correspondiente al período que falte pro transcurrir.

La terminación anticipada de la póliza se efectuará sin perjuicio del derecho del beneficiario a
indemnizaciones por siniestros ocurridos con anterioridad a la fecha de terminación anticipada en
cuyo caso no procederá devolución de prima.

No procederá la terminación anticipada de la póliza en los casos de seguros obligatorios ni en los


seguros de personas” (Destacado de la Sala). (Sic).

Conforme a lo señalado, se advierte que acorde lo concluyó la Corte Primera de lo Contencioso


Administrativo la notificación de la terminación anticipada del contrato no fue realizada al
contratante del servicio, es decir, al titular y principal contratante del mismo, habiendo incumplido
así la sociedad mercantil apelante con la obligación contenida tanto en la cláusula sexta del
contrato como en el artículo 53 del Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro; debiendo
resaltarse que el contratante en este caso del contrato de medicina pregagada o el tomador de un
seguro resulta ser el débil jurídico de la relación, por lo que las compañías de seguros y en este
caso de la sociedad mercantil Sanitas Venezuela, S.A. están llamadas a proceder de manera
diligente y transparente en las relaciones con sus clientes.

Lo anterior hace evidente que la sociedad mercantil Sanitas de Venezuela, S.A., no prestó el
servicio de salud de forma continua, regular y eficiente tal como lo prescribe el artículo 18 de la
Ley de Protección al Consumidor y al Usuario, publicada en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela N° 37.930 del 4 de mayo de 2004. Así se decide.

1.3- Alegaron que la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo equivocadamente señaló que
en la resolución recurrida se resguardó el derecho a la defensa de su representada, cuando lo
cierto es que no fueron valorados los elementos probatorios presentados durante el
procedimiento administrativo. Específicamente indicaron que no valoró la comunicación de fecha
23 de septiembre de 2005 dirigida al denunciante, ni el escrito de denuncia formulada en la que, a
su decir, el ciudadano Michelle Sanseviero confesó que había sido notificado el 23 de septiembre
de 2005.

En primer término, debe destacarse que la parte apelante respecto a la no valoración de la


comunicación de fecha 23 de septiembre de 2005 también alegó el vicio de Incongruencia
negativa, asegurando que en la sentencia impugnada la Corte no se pronunció específicamente
respecto al falso supuesto en que incurrió la Administración al no valorar los efectos que se
desprendían de la comunicación del 23 de septiembre de 2005, por la que se notificó al
beneficiario la terminación anticipada del contrato por omisión de información, según lo prevé la
cláusula sexta del contrato de prestación de servicio de asistencia médica.

En ese sentido, se observa:

Con relación al vicio de incongruencia denunciado, se observa que en el ordinal 5º del artículo 243
del Código de Procedimiento Civil, se establece que toda sentencia debe contener una decisión
expresa, positiva y precisa con arreglo a la pretensión deducida y a las excepciones o defensas
opuestas, sin que en ningún caso pueda absolverse la instancia.

En razón de tal normativa, la Sala destaca que doctrinariamente se ha reconocido y así lo ha


interpretado este Máximo Tribunal, lo cual se ratifica en este fallo una vez más, que la decisión
que se dicte en el curso del proceso no debe contener expresiones o declaratorias implícitas o
sobreentendidas; debiendo por el contrario ser exhaustiva, es decir, pronunciarse sobre todos los
pedimentos formulados en el debate, para dirimir el conflicto de intereses que le ha sido sometido
en el proceso.

La inobservancia de tal requerimiento deriva en el vicio de incongruencia, el cual se origina cuando


no existe la debida correspondencia formal entre lo decidido y las pretensiones y defensas de las
partes intervinientes en el proceso, manifestándose cuando el juez con su decisión, modifica la
controversia judicial debatida, bien porque no se limitó a resolver sólo lo pretendido por las
partes, o bien porque no resolvió sobre algunas de las pretensiones o defensas expresadas por los
sujetos, en el litigio. Acarreando el primer supuesto una incongruencia positiva y, en el segundo,
una incongruencia negativa cuando la decisión omite el debido pronunciamiento sobre algunos de
los alegatos fundamentales pretendidos por las partes en la controversia judicial.

Concretándonos al caso de autos, se advierte que contrariamente a lo sostenido por la sociedad


mercantil apelante la Corte no ignoró los efectos de la comunicación de fecha 23 de septiembre de
2005 (folio 8 del expediente administrativo) sino que más bien de un análisis de dicho documento
resultó inobjetable, tal como se estableció supra, que el mismo no cumplió con los requerimientos
previstos en la cláusula sexta del contrato suscrito entre las partes ni con lo dispuesto en el
artículo 53 del Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro, pues no estaba dirigida al titular
o contratante sino a uno de los beneficiarios, por lo que no podía pretender la sociedad mercantil
Sanitas de Venezuela, S.A., que con dicha notificación la compañía estuviese cumpliendo
cabalmente con su obligación al haber dado por terminado el contrato anticipadamente.

En virtud del precedente razonamiento y del examen efectuado al fallo apelado, la Sala no
advierte del contenido del mismo error alguno de concordancia lógica y jurídica entre la
pretensión deducida y la sentencia recurrida, para considerar procedente la denuncia de
incongruencia aducida por la apelante, razón por la cual, a juicio de esta Alzada, no existe en la
decisión apelada el vicio de incongruencia negativa alegado por la representación fiscal. Así se
declara.

Con relación a la denuncia formulada por el accionante respecto a que el ciudadano Michelle
Sanseviero Adinolfi confesó al momento de presentar su denuncia que en fecha 23 de septiembre
de 2005 la sociedad mercantil apelante le había notificado la terminación anticipada del contrato;
reitera la Sala que tal como se estableció supra la comunicación contentiva de la notificación de la
terminación anticipada del contrato no fue dirigida al titular o contratante como lo exige el
contrato suscrito entre las partes y el Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro sino a
uno de los beneficiarios dejando constancia expresa la sociedad mercantil Sanitas de Venezuela,
S.A., que el beneficiario, esto es, el ciudadano Luigi Sanseviero Scolpini se había negado a firmar,
por no estar de acuerdo. (Folio 105 del expediente administrativo).
De lo anterior se desprende que no se cumplió con lo estipulado en la cláusula sexta del contrato
ni con lo dispuesto en el artículo 53 del Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro, siendo
además de vital importancia el perfeccionamiento de la notificación en cuestión ya que, como
prescribe el mencionado artículo 53, “el tomador podrá dar por terminado el contrato de seguro
con efecto a partir del día hábil siguiente al de la recepción de su comunicación escrita por parte
de la empresa de seguros, o de cualquier fecha posterior que señale en la misma”.

Así se advierte, que una vez notificado el contratante quedaría desprovisto del servicio que
prestaba la sociedad mercantil, de allí la importancia de la formalidad en la práctica de la referida
notificación. Así se decide.

2.- Error de juzgamiento por errónea interpretación del derecho, puesto que la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo determinó erradamente que el artículo 122 de la Ley de Protección al
Consumidor y al Usuario le era aplicable a todos los proveedores de bienes y servicios sin
distinguir si estos eran o no fabricantes e importadores de bienes.

En lo atinente al vicio de falso supuesto de derecho por errónea interpretación, esta Alzada ha
sostenido que tal vicio se constituye como un error de juzgamiento que se origina en la
construcción de la premisa mayor del silogismo judicial, específicamente, cuando el juez que
conoce del caso aunque aprecie correctamente los hechos y reconoce la existencia y validez de la
norma jurídica apropiada a la relación controvertida, distorsiona el alcance del precepto general,
dando como resultado situaciones jurídicas no previstas en la concepción inicial del dispositivo.
(Ver sentencia de esta Sala N° 937 de fecha 30 de septiembre de 2010).

Visto el alegato de la sociedad mercantil apelante debe traerse a colación el contenido del artículo
122 antes referido, vigente para la fecha de la ocurrencia de los hechos, el cual dispone:

“Artículo 122. Los fabricantes e importadores de bienes que incumplan las obligaciones previstas
en los artículos 21, 92, 99, 100, 101 y 102 de la presente Ley, serán sancionados con multa de
treinta unidades tributarias (30 UT) a tres mil unidades tributarias (3000 UT) ”. (Resaltado de la
Sala).

Como puede observarse, la aludida norma determina como sujetos pasivos de la sanción de multa
allí prevista, a los fabricantes e importadores de bienes, quienes de acuerdo con lo previsto en el
artículo 4 eiusdem, son igualmente considerados proveedores. En efecto, dicho artículo establece:

“Artículo 4. Para los efectos de la presente Ley se denominará:


(…)

Proveedor: Toda persona natural o jurídica, de carácter público o privado, que desarrolle
actividades de producción, importación, distribución o comercialización de bienes o de prestación
de servicios a consumidores y usuarios.

Por su parte, el artículo 92 eiusdem dispone:

“Artículo 92. Los proveedores de bienes y servicios, cualquiera sea su naturaleza jurídica,
incurrirán en responsabilidad civil y administrativa, tanto por los hechos propios como por los de
sus dependientes o auxiliares, permanentes o circunstanciales, aun cuando no tengan con los
mismos una relación laboral”.

Así, de las normas transcritas se evidencia sin lugar a dudas que las empresas proveedoras de
bienes y servicios (cualquiera sea su naturaleza jurídica) que incurran en responsabilidad civil o
administrativa, serán sancionadas con la multa prevista en el artículo 122 eiusdem. (Ver sentencia
de esta Sala N° 1241 de fecha 6 de noviembre de 2013, caso: Sanitas Venezuela, S.A. Vs.
INDEPABIS).

A su vez esta Sala, ha establecido que el legislador asignó a la expresión “proveedor”, un


significado amplio y extenso dentro del cual quedan comprendidos los otros supuestos, como por
ejemplo el prestador de servicios. (Ver caso de esta Sala N° 1214 del 24 de octubre de 2012, caso:
Sanitas Venezuela S.A. Vs. INDEPABIS).

Conforme a lo expuesto se desestima la denuncia formulada por la parte apelante con relación al
error de juzgamiento por la aplicación del artículo 122 supra mencionado. Así se decide.

Desestimados como han sido los alegatos de la parte apelante contra el fallo recurrido, esta Sala
debe declarar SIN LUGAR el recurso de apelación interpuesto y confirmar la sentencia apelada. Así
se declara.
V

DECISIÓN

En virtud de los razonamientos expuestos, esta Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo
de Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara SIN
LUGAR el recurso de apelación interpuesto por los apoderados judiciales de la sociedad mercantil
SANITAS DE VENEZUELA, S.A., contra la sentencia N° 2013-1148 del 25 de junio de 2013 dictada
por la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, en la que se declaró sin lugar en la que se
declaró sin lugar el recurso de nulidad ejercido contra el acto administrativo de fecha 25 de julio
de 2008, dictado por el Consejo Directivo del INSTITUTO AUTÓNOMO PARA LA DEFENSA Y
EDUCACIÓN DEL CONSUMIDOR Y DEL USUARIO (INDECU), hoy SUPERINTENDENCIA NACIONAL
PARA LA DEFENSA DE LOS DERECHOS SOCIO ECONÓMICOS (SUNDDE), mediante la cual se declaró
sin lugar el recurso jerárquico incoado por la sociedad mercantil actora, confirmando así el acto de
fecha 7 de marzo de 2006 por el que el referido Instituto le multó por treinta unidades tributarias
(30 U.T.) equivalente para esa fecha a la cantidad de un millón ocho mil bolívares con cero
céntimos (Bs. 1.008.000,00), ahora mil ocho bolívares con cero céntimos (Bs. 1.008,00), de
conformidad con lo previsto en el artículo 122 de la Ley de Protección al Consumidor y al Usuario
por la transgresión de los artículos 18 y 92 eiusdem. En consecuencia, se CONFIRMA el fallo
apelado y queda FIRME el acto impugnado.

Publíquese, regístrese y comuníquese. Devuélvase el expediente a la Corte Primera de lo


Contencioso Administrativo. Cúmplase lo ordenado.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Político-Administrativa del Tribunal


Supremo de Justicia, en Caracas, a los veintiocho (28) días del mes de enero del año dos mil
catorce (2014). Años 203º de la Independencia y 154º de la Federación.

El Presidente

EMIRO GARCÍA ROSAS


La Vicepresidenta

EVELYN MARRERO ORTÍZ

La Magistrada

MÓNICA MISTICCHIO

TORTORELLA

Ponente

El Magistrado

EMILIO RAMOS GONZÁLEZ

La Magistrada

MARÍA CAROLINA AMELIACH VILLARROEL

La Secretaria,

SOFÍA YAMILE GUZMÁN


En veintinueve (29) de enero del año dos mil catorce, se publicó y registró la anterior sentencia
bajo el Nº 00104.

La Secretaria,

SOFÍA YAMILE GUZMÁN

También podría gustarte