Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Psicologia Comunitaria y Subjetividad en Lucha PDF
Psicologia Comunitaria y Subjetividad en Lucha PDF
Más de una vez desde nuestro trabajo cotidiano hemos andado junto con
los vecinos en proyectos sobre cultura, deporte, salud, ambiente, etc. Del
mundo en que co-vivimos con la gente siempre están presentes dificultades
a las que nos avocamos en procesos participativos. A veces a riesgo de
naturalizar lo que lamentablemente a cambiado poco: la terrible distribución
desigual de oportunidades y riquezas. Consideramos importante recordar
esto porque entre otros aspectos es en el Estado (o Estados) donde también
deja huella esta terrible condición a modo de una inconsistencia3 que toma
*
Presentado en el X Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos. 17 al 19 de
Noviembre 2011. Córdoba. Arg.
1
Lo que se expresa aquí es resultado de innumerables encuentros-desencuentros con vecinas,
compañeros de camino en los barrios y en la universidad, y sin ellos sería imposible
2
Al respecto se puede consultar una reciente publicación compilada por Maritza Montero e Irma
Serrano-Garcia (2011)
3
Parece obvio, pero olvidamos, más de una vez, que estamos en un sistema capitalista que ha
maximizado sus estrategias de sometimiento y de imposición de una lógica cruel (para muchos, no
para todos). El Estado con sus políticas públicas no está exento de este contexto-texto, y tiene entre
otras inconsistencias, que lidiar en la máxima expresión de un Estado “participativo” con la
exigencia de su misma autotranformación por la participación de los ciudadanos. ¿Qué Estado se
“banca” la participación real de los vecinos?. “Las desigualdades socioeconómicas son resultado de
una larga tradición de cultura política autoritaria y excluyente. La compatibilización entre
democracia y exclusión social es posible, siempre y cuando, restrinjamos la democracia a un
régimen democrático, aún con elecciones periódicas e institucionalizadas, relativamente libres, para
el acceso a las principales posiciones gubernamentales. Bajo esta concepción, los derechos de
participación se identificarían con los mecanismos de representación”(Fleury 2010:48). Y en este
sentido, Fleury, propone “radicalizar la democracia” y, en todo caso, atenerse a sus consecuencias.
1
cuerpo, aparece expresada, en aspectos como el represivo y vulneración de
derechos, por ejemplo.
4
La subjetividad la entendemos como una configuración, que hace a los sujetos en un lugar. En
donde están imbrincados prácticas, pensamientos y sentimientos. La subjetividad hace a los sujetos
como es expresión de los mismos. Nos interesa en todo caso la experiencia que hacen los sujetos,
los modos de sostenimientos de una subjetividad, los modos colectivos. Es configuración,
construcción desde un lugar histórico-social. En este sentido es que Galende plantea: “no existe una
subjetividad que pueda aislarse de la cultura y la vida social, ni tampoco existe una cultura que
pueda aislarse de la subjetividad que la sostiene”. (Barrault 2008)
2
sería algo así como: “se puede decir cualquier cosa y hacer cualquier
otra”. Ejemplos de estos son los usos sobre la idea de “participación”,
“redes comunitarias”.
5
Nos dice Dussel: “La potentia ha sido des-potenciada y se ha tornado una masa pasiva que recibe
órdenes del poder político (las clases dominantes, la elites del poder, las instituciones políticas, el
Estado, el Leviatán). La potestas se ha divinizado; se ha separado de su origen y se ha vuelto sobre sí
misma, auto-referencialmente” (pag. 27). “Es decir, desune la comunidad, impide el consenso
“desde abajo” del pueblo; crea conflicto “Dividir para reinar” dice el adagio fetichista. El poder auto-
referente solo puede triunfar si destruye el poder originario y normativo de toda política: el poder
de la comunidad política” (pag. 29).
6
“…el sistema llamado democracia y los pilares que la sostienen son: la representación, el Estado y
los partidos, y la subjetividad política que hace germinar es la pasividad, la visión victimaria de la
gente, el socorro estatal y el mando desde arriba. Pero, sobre todo, esta concepción dominante
subordina la política a ser una práctica servil respecto de las necesidades (principalmente las
económicas) de la población…” (Cerdeiras 2011)
3
instrumentales en clave de desconocimiento o negación del otro en su
máxima expresión7. Algunos hablan de romper este vinculo (Cerdeiras
2008)8 y generar otros, o de de rescatar modos relacionales no capitalistas 9
(Zibechi 2006, 2008). En todo caso nos mantienen advertidos de que la
subjetividad esta imbrincada en estos modos relacionales y no podemos
desconocerlos.
7
En el análisis que realiza Bader Burihan Sawaia (1999) sobre el sufrimiento ético-polìtivo
nos advierte que “al mismo tiempo que se valoriza el afecto y la sensibilidad individual, se
asiste a la banalización del mal del otro, a la insensibilidad del sufrimiento del otro.”
8
“Entonces, el poder de una política se mide por su capacidad de interrumpir los lazos
sociales establecidos interrumpiendo el funcionamiento de los dispositivos políticos
hegemónicos. En sí mismo el poder emancipativo de una política no es el de portar un
sentido dado ya desde siempre y que como objetivo final alumbraría su camino. Por el
contrario, creo que la idea misma de emancipación debe ser una creación singular de cada
secuencia política, y hoy nos toca a nosotros decir qué nuevo pensamiento liberador somos
capaces de inventar e inscribir en nuestro tiempo.”
9
“El punto de partida de estos cambios son las relaciones y vínculos solidarios que
establecen los obreros entre ellos, y con el entorno social, a partir de las luchas
desarrolladas para recuperar o mantener sus puestos de trabajo” (Zibechi 2006:135). “En
los territorios en resistencia de los movimientos, la trama que compone el tapiz del mundo
otro son las relaciones sociales que hacen posible el aprendizaje, la curación y la
producción, sin reproducir los moldes del sistema” (Zibechi 2006:143)
4
sometimiento, sino mas bien de un mutuo sostenimiento. Cada proyecto
barrial en que nos embarcamos, con temporalidades del exceso
(madrugadas y corridas para presentarlo), en la medida que dejamos actuar-
trabajar en nosotros la afectación marca una construcción, a modo de
sostenimiento de una subjetividad.
10
Por momentos parece ponerse de “moda” el trabajo en red. Requiere de una reflexión
crítica, sobre todo en el uso que hacen los funcionarios del mismo. Se utiliza una idea de
red que prescinde de la consideración del estado de los recursos de esa red. Lo que está
en juego es la definición misma de lo que es un recurso. En la ciudad de Córdoba existe un
vaciamiento de recursos en psicología desde los efectores públicos y más bien una
sistemática negación del aporte que desde la Psicología Social Comunitaria se puede
hacer al bienestar de la población.
11
Sobre todo aludimos aquí a dos cosas: la no limitación de los horizontes posibles de
despliegue de una vida, y el posicionamiento político de una vida intensa (Barrault 2010).
Mauricio Berger (2004) lo resalta de una manera muy interesante: “Cuando la respuesta
de los colectivos no se enmarca en estos términos, cuando los colectivos demuestran al
poder que no son simples efectos de estructuras, se quiebra la lógica de la vida que no
merece ser vivida, se recupera la vida en un sentido político, como forma- de- vida, que es
la vida asignada inevitablemente a la felicidad, como dice Agamben. La bio-potencia radica,
como se dijo anteriormente, en la afirmación colectiva de las vidas que sí merecen ser
vividas, la auto- afirmación de las formas de vida.” (pág. 27)
5
Las vidas y mundos posibles
Hablar en términos de una vida desplegada a su máxima expresión choca
inmediatamente con tan extrema condiciones del los barrios cordobeses,
pero también de muchos otros de nuestra querida Latinoamérica.
Otro modo de hablar del las limitaciones de una vida, para estos
sectores de la población es ponerlo en términos de la definición (a fin de
cuenta consensuada) de los derechos humanos. Es poner la tensión misma
de lo “humano”13 y no su máxima reducibilidad (Greco, Diaz, Barrault 2010).
12
Un modo de nombrar es el Buen vivir o Vivir bien -suma qamaña (aymara) o sumak
kawsay (quechua)-. Es una manera que no se restringe solo a la relación entre las
personas sino con todos los seres vivientes, con el medio con el que estamos
interrelacionados: “El término aymara “suma qamaña” se traduce como “vivir bien” o “vivir
en plenitud”, que en términos generales significa “vivir en armonía y equilibrio; en armonía
con los ciclos de la Madre Tierra, del cosmos, de la vida y de la historia, y en equilibrio con
toda forma de existencia” (Huanacuni Mamani 2010:20).
13
Se podría pensar en por lo menos dos sentidos. La definición misma de lo humano: por
un lado Bozzolo (2008) nos recuerda –citando a Agamben- que la humanidad es
contingente producto de prácticas de humanización y reflexiona sobre la situación de los
expulsados sociales y como estas prácticas en todo el tejido social se disponen como
desubjetivación. “Humanización” nos seria así un término que denomina una sustancia,
sino más bien pensar las operaciones y mecanismos de subjetivación y desubjetivación.
Por otro lado Badiou (2008) en una fuerte crítica –entre otras cosas- al modelo actual de
democracia –materialismo democrático- plantea que este materialismo “es enemigo temible
e intolerante de toda vida humana digna de tal nombre”, “La finitud, el constante machacar
de nuestro ser mortal, para decirlo todo, el miedo a la muerte como única pasión: tales son
los ingredientes amargos del materialismo democrático” (pag.562 y 564). El otro sentido a
destacar acá tiene que ver con la discusión en Psicología comunitaria respecto de si se
trabaja o no para la “inclusión de los excluidos” (Plaza, Diaz, Barrault 2008). Pareciera una
obviedad, pero en todo caso se pone en tensión un resquicio que este texto pretende
resaltar: no es tanto trabajar por la inclusión a un sistema ya definido sino trabajar por la
expansión de una vida vivible a su máxima expresión. No es incluir a lo ya definido sino
conformar –provisoriamente- nuevas totalidades que se redefinen constantemente. La
trampa de la inclusión puede ser -no necesariamente- la subjetivación a un estado con
poco margen de autotransformación, sería algo así como “un grado menos de despojo”, “la
6
La enunciación es atroz (sacando todo adormecimiento): en los barrios
de Córdoba –como de muchos otros lugares- podemos enumerar el
incumplimiento de innumerables derechos.
aplicación parcial de un derecho”, “tienen más voz ahora”, etc. El resto no enunciable sigue
siendo de la lógica del sometimiento, por duro que sea decirlo.
14
Cómo lo entendemos, esta relación es inseparable. La igualdad no se produce “allá” en
la “gran transformación”, sino que es un eje ético-político que se verifica (Ranciere 2007)
en cada acción: cuando participamos de una reunión con vecinos, con funcionarios u otros
colegas de trabajo. No tiene excepciones. En cada producción de encuentros en el barrio,
se re-produce esta lógica que requiere un sostenimiento pero a la vez es sostenedora y
posibilita el descubrimiento-encuentro con el otro en su máxima expresión. “la igualdad no
es un objetivo. Es un punto de partida, una opinión o un supuesto que habre el campo de
una posible verificación” (Ranciere 2010:168)
15
“Lucha” es un término muy usado en el campo de la política. A su vez desde hace
muchos años compañeras/os vienen “luchando” por una psicología comunitaria
comprometida con el cambio social. Aquí solo se hará alusión a algunos aspectos que, nos
parece, visibilizan características actuales de un hacer comprometido. De los sentidos
existentes nos interesa destacar uno (Coraminas 2001:706): del latín LUCTARI, “contender
dos personas cuerpo a cuerpo”. Contender (pág. 459): “esforzarse”. Implica exponer el
cuerpo a la afectación, en un esfuerzo, una acción dirigida.
7
Sirva solo de ejemplo la consideración de algunos derechos vulnerados
en los barrios en que trabajamos desde la Psicología Comunitaria:
16
No pretende ser exhaustiva ni taxativa estas consideraciones sobre los derechos, sirva
solo como ejemplo. Las discusiones sobre los discursos y prácticas sobre los derechos
humanos excede en mucho los objetivos de este artículo, solo se alude a un modo de
pensar el derecho a una vida (que valga la pena vivir).
8
de salud)
17
En la ciudad de córdoba, desde hace varios años, el Colectivo de Jóvenes, organismos
no gubernamentales, agrupaciones políticas, cátedras universitarias, vienen trabajando
sobre la visibilidad de esta situación. A modo de ejemplo sirva la denominada “Marcha de
la gorra”.
9
de acompañar a niños, jóvenes y
adultos? (instituciones “estalladas” y
“desbordadas”)
18
Los vecinos de la zona sur de la ciudad de córdoba tiene una larga trayectoria en
experiencias de lucha –como otros barrios de la ciudad- por el mejoramiento de sus
condiciones de vida. Al punto que más de una vez lo refieren como “lo conseguimos
luchando, nada nos dieron”.
10
Una subjetividad que requiere apelar a modos intensos, movibles, de
accionar activo y colectivos de afirmación de una sola cosa y sin
concesiones: la igualdad.
19
Es paradigmático el hecho acontecido con los vecinos de la zona sur de la ciudad de
Córdoba: En el año 2010 el intendente de la ciudad en acto público desarrollado en la
parroquia –ante insistencia de los vecinos de Barrio Comercial Firma “el compromiso de
que el basural de reciente instalación en la ruta 36 es de carácter provisorio”, y un año
después cumplido el plazo, sin mediar conversación con estos vecinos, comunica en la
inauguración de las sesiones del Concejo deliberante que el predio será definitivo (Diario
La voz del interior 1 de marzo 2011). Requiere de un trabajo sobre las afectaciones de
estas acciones en los vecinos: sentimiento de impotencia y exclusión, culpa, desilusión,
enojo y bronca.
20
Un presupuesto de esto es que aún es importante trabajar en el registro de las
visibilidades e invisibilidades. Construcciones simbólicas que toman sentido a través de las
afectaciones de los cuerpos, las pasiones. La vivencia de lo terrible de tener un basural
enfrente de la casa solo es accesible, por ahora, a través de las imágenes y el relato vívido
a modo de testimonio de una vida existente. Nos recuerda Le blanc (2007:153): “El
deterioro de la voz, esta voz que es la condición psicosocial de la vida ordinaria,
compromete no solo la posibilidad de una historia de vida, sino asimismo el advenimiento
de las artes del hacer.(…) La viabilidad de la vida se encuentra así ampliamente sometida
a la posibilidad de la voz”.
21
El encontrarse sin las garantías de cómo seguirá nos mantiene en la siempre vigente
pregunta: “¿Qué tipo de conocimiento es el que se produce en estos encuentros y que
estilo de prácticas habilitan?. ¿Qué prácticas profesionales pueden soportar propuestas
como estas?¿Qué posicionamientos permiten navegar esas formas relacionales tan
distantes de las seguridades que otorgan las certezas y las verdades incuestionables?
(Fuks 2007:36). En tiempos de dispersión (Zibechi 2006b) parece un desafío la
construcción en común, transitar experiencias que por más extenuantes que sean
11
La construcción colectiva de modos de lucha. Una subjetividad en
clave de lucha y no de adormecimiento de las pasiones y sueños.
Probablemente lo más alejado de modos “tranquilos” de pensar la
subjetividad. Requiere de dispositivos específicos de acompañamiento.
Un lógica de la simultaneidad:
12
hace que un conversación cualquiera se transforme, tome cuerpo en la
enunciación de un principio de vida?
24
“La gran dificultad de la política de emancipación es, desde siempre, que no puede partir
de posiciones de poder. Lo que yo llamo el adversario está instalado en una posición de
poder y es guardián del mundo “tal como es”. Entonces una política de emancipación se
encuentra con dos obstáculos. En primer lugar, tiene que inventar y construir su propia
fuerza, porque la fuerza no está ahí, disponible, como la propiedad, el capital o el ejército;
y, en segundo lugar, tiene que hacerse además del trabajo cotidiano. Porque aquellos que
van a comprometerse en la política nueva no son en su mayoría rentistas o jubilados, son
trabajadores comunes que van a tener que dedicarse a la política además de cumplir con
sus obligaciones cotidianas. Hay entonces una profunda asimetría entre las fuerzas de
emancipación y las fuerzas de conservación.” (Badiou 2000b:65)
13
delegación/representación y presentación (Badiou, Cerdeiras, Dussel,
EZLN).
14
(2000) Movimiento social y representación política. En Revista
Acontecimiento. Nº19-20. Bs As.
(2000b) La ética y la cuestión de los derechos humanos. En
Revista Acontecimiento. Nº19-20. Bs As.
Barrault, O. (2010) Vida intensa y Psicología Comunitaria. Presentado
en el V Foro de Trabajo Comunitario (2010). Organizado por la
Cátedra Estrategias de Intervención Comunitaria. Facultad de
Psicología. U.N.C. Arg
(2009) Juntar fuerzas: experiencia de encuentro desde la
Psicología Comunitaria. Presentado en el IV Foro de Trabajo
Comunitario. Organizado por la Cátedra Estrategias de
Intervención Comunitaria Facultad de Psicología U.N.C. Arg.
(2008) Psicología Comunitaria y Espacios de encuentro: una
lectura desde la subjetividad. En apuntes de Cátedra Estrategias
de Intervención Comunitaria. Facultad de Psicología. UNC.
Berger M. (2004) Poder, vida y política. Inscripciones en las gramáticas de
las acciones colectivas en salud pública. Informe final del concurso:
Poder y nuevas experiencias democráticas en América Latina y el
Caribe. Programa Regional de Becas CLACSO. 2004. Recuperado
de http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/becas/2003/poder/berger.pdf
Bozzolo R. (2008) ¿Derechos humanos?- Notas sobre el término
“humanidad”. En El oficio de intervenir. Políticas de subjetivación
en grupos e instituciones. Ed. Biblos. Bs.As.
Cerdeiras (2011) ¿El regreso o la re-invención de la política?. Algunas
reflexiones pensando en la juventud kirchnerista. En Revista
Acontecimiento Nº40. Bs.As.
(2008) Algunas ideas para otra política. Revista Acontecimiento
Nº35 Bs. As.
Coraminas (2001) Diccionario Crítico etimológico. Ed. Gredos 5ta
Reimp.
Dussel E. (2006) 20 Tesis de política.
Fernandez A. y col. (2006) Política y subjetividad. Asambleas barriales y
fábricas recuperadas. Ed. tinta y limón. Bs. As.
Fleury, S. (2010) ¿Qué protección social para cual democracia?. Dilemas de
la inclusión social en América Latina. En Medicina Social, vol.5 Nº1
marzo. Recuperado de
http://www.medicinasocial.info/index.php/medicinasocial/article/view/406/80
2
Freire, P. (1972) Pedagogía del oprimido. Bs As.
Fuks, S. (2007) Reflexiones acerca de las paradojas del empowerment. En
Aportes de la Psicología Comunitaria a problemáticas de la
actualidad latinoamericana. JVE. Editores. Bs.As.
Greco, Diaz, Barrault (2010) Desafíos en el primer nivel de APS: La Salud
Mental. De la máxima reductibilidad posible de lo vivible a la
15
máxima exigibilidad por la vida vivible. En Cuaderno de Trabajos
Nº2 “Los derechos humanos y las prácticas en salud mental.
Realidades y proyectos en tiempos de transformación”. Mesa de
Salud Mental y Derechos Humanos. Diciembre. Córdoba.
Argentina.
Huanacuni Mamani Fernando (2010) Buen Vivir / Vivir Bien. Filosofía,
políticas, estrategias y experiencias regionales andinas.
Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas – CAOI
1°Edición Febrero.
Le Blanc (2007) Vidas ordinarias. Vidas precarias. Sobre la exclusión social.
Ed. Nueva Visión. Bs. As.
Montero, Serrano-Garcia (2011) Comps. Historias de la Psicología
Comunitaria en América latina. Participación y transformación. Ed.
Paidós. Arg.
Plaza, Diaz, Barrault (2008) Discusiones en torno a las categorías de
exclusión y de lo construido en común desde la Psicología
Comunitaria”. III Congreso de Psicología de la Facultad de
Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba. “Ciencia y
Profesión”. 30 y 31 de Octubre, 1 de Noviembre. Córdoba
Ranciere, J. (2007) El maestro ignorante. Cinco lecciones sobre la
emancipación intelectual. Libros del Zorzal. Bs. As.
(2010) ¿Comunistas sin comunismo?. En: Sobre la idea de
comunismo. Analia Hounie (Comps). Ed. Paidos Bs.As.
Sawaia B. (1999) El sufrimiento ético político como categoría de análisis de
la dialéctica exclusión/inclusión. En:As artimanhas da exclusao. Ed.
Vozes. Petrópolis.
Scribano A. (2007) La Sociedad hecha callo: conflictividad, dolor social y
regulación de las sensaciones. En Mapeando Interiores. Cuerpo,
Conflicto y Sensaciones. Adrián Scribano (Comp.) CEA-UNC –
Jorge Sarmiento Editor. P.P 119-143. Marzo
Zibechi (2008) Territorios en resistencia. Cartografía política de las
periferias urbanas latinoamericanas. Ed. La vaca. Bs As.
(2006) La emancipación como producción de vínculos. En: Los
desafíos de las emancipaciones en un contexto militarizado.
Ceceña Ana Esther. Clacso. Bs As. pp 123-149
(2006b) Dispersar el poder. Ed. Tinta y limón. Bs.As. Zizek
Zizek (2010) Como volver a empezar…desde el principio. En: Sobre la
idea de comunismo. Analia Hounie (Comps). Ed. Paidos Bs. As.
16