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A las compañeras incansables

a los compañeros cansables,


a los compañeros insistentes
en una vida intensa.

Psicología Comunitaria y subjetividad en lucha*1

Se presentarán aquí algunas reflexiones sobre el hacer desde la


psicología comunitaria sobre el eje de la igualdad y las condiciones de
emancipación en tiempos adversos.

La psicología comunitaria tiene ya una larga trayectoria de producción de


experiencias y conocimientos sobre la producción de encuentros con al
gente en los territorios y barrios. Ha mantenido y continúa trabajando en la
producción de condiciones de emancipación e igualdad ante condiciones
cada vez más difíciles2.

Más de una vez desde nuestro trabajo cotidiano hemos andado junto con
los vecinos en proyectos sobre cultura, deporte, salud, ambiente, etc. Del
mundo en que co-vivimos con la gente siempre están presentes dificultades
a las que nos avocamos en procesos participativos. A veces a riesgo de
naturalizar lo que lamentablemente a cambiado poco: la terrible distribución
desigual de oportunidades y riquezas. Consideramos importante recordar
esto porque entre otros aspectos es en el Estado (o Estados) donde también
deja huella esta terrible condición a modo de una inconsistencia3 que toma

*
Presentado en el X Congreso Internacional de Salud Mental y Derechos Humanos. 17 al 19 de
Noviembre 2011. Córdoba. Arg.
1
Lo que se expresa aquí es resultado de innumerables encuentros-desencuentros con vecinas,
compañeros de camino en los barrios y en la universidad, y sin ellos sería imposible
2
Al respecto se puede consultar una reciente publicación compilada por Maritza Montero e Irma
Serrano-Garcia (2011)
3
Parece obvio, pero olvidamos, más de una vez, que estamos en un sistema capitalista que ha
maximizado sus estrategias de sometimiento y de imposición de una lógica cruel (para muchos, no
para todos). El Estado con sus políticas públicas no está exento de este contexto-texto, y tiene entre
otras inconsistencias, que lidiar en la máxima expresión de un Estado “participativo” con la
exigencia de su misma autotranformación por la participación de los ciudadanos. ¿Qué Estado se
“banca” la participación real de los vecinos?. “Las desigualdades socioeconómicas son resultado de
una larga tradición de cultura política autoritaria y excluyente. La compatibilización entre
democracia y exclusión social es posible, siempre y cuando, restrinjamos la democracia a un
régimen democrático, aún con elecciones periódicas e institucionalizadas, relativamente libres, para
el acceso a las principales posiciones gubernamentales. Bajo esta concepción, los derechos de
participación se identificarían con los mecanismos de representación”(Fleury 2010:48). Y en este
sentido, Fleury, propone “radicalizar la democracia” y, en todo caso, atenerse a sus consecuencias.

1
cuerpo, aparece expresada, en aspectos como el represivo y vulneración de
derechos, por ejemplo.

El capitalismo ha sabido regenerarse y transformar los modos de


relacionamiento cotidiano hasta límites antes impensados en formas
culturales, artísticas, políticas y científicas. A manera de sometimiento
(Barrault 2009) y domesticación (Freire 1972 , Scribano 2007). Este modo
relacional de sometimiento no se expone en parámetros moralistas
repudiables, sino en formas sutiles de autosometimiento, y exclusión
negada. Se puede sostener, entre otros, por dos condiciones: la sofisticación
del los modos de sometimiento, y la distancia –como indiferencia- construida
entre las personas.

Sofisticación del los modos de sometimiento


El capital y los soportes ideológicos-políticos han construido ciencia que
refina al máximo (como siempre por ahora) los modos de afectación a las
personas y de no reflexividad. La subjetividad4 actual transita en lógicas de
sometimiento. Se pueden pensar distinto modos actuales:

La lógica de la vanguardia. Cómo decíamos en otro lugar: “La idea de


los “iluminados” (actualmente con mucha sofisticación discursiva) que
priorizan llegar a una idea-acción –ya concebida- que a la construcción
colectiva.”(Greco, Diaz, Barrault 2010). No se puede hablar de
construcción colectiva si hay imposición, en todo caso nos pone en el
desafío, tensión, de la construcción en conjunto a partir de lo común
pero también de la diferencia. Implica una ética de la relación
irrenunciable.

la utilización constante de estrategias de desorientación. La distancia


entre acciones y palabras, enunciaciones y prácticas a llegado a límites
insospechados. En el uso coloquial entre los vecinos de los barrios

4
La subjetividad la entendemos como una configuración, que hace a los sujetos en un lugar. En
donde están imbrincados prácticas, pensamientos y sentimientos. La subjetividad hace a los sujetos
como es expresión de los mismos. Nos interesa en todo caso la experiencia que hacen los sujetos,
los modos de sostenimientos de una subjetividad, los modos colectivos. Es configuración,
construcción desde un lugar histórico-social. En este sentido es que Galende plantea: “no existe una
subjetividad que pueda aislarse de la cultura y la vida social, ni tampoco existe una cultura que
pueda aislarse de la subjetividad que la sostiene”. (Barrault 2008)

2
sería algo así como: “se puede decir cualquier cosa y hacer cualquier
otra”. Ejemplos de estos son los usos sobre la idea de “participación”,
“redes comunitarias”.

Estrategias de despolitización: la ilusión de la participación. No es


novedoso, pero si vigente. El uso, como efectos de estrategias de
desorientación, de ideas (en otro tiempo ideas-fuerza) como la
participación aporta a las condiciones de posibilidad de una
subjetividad adormecida. Actores sociales, funcionarios y programas
políticos hablan en términos de participación en su máxima
reducibilidad .”(Greco, Diaz, Barrault 2010). La participación real
(Sirvent) sigue siendo un desafío actual en su indefinición de un
horizonte prefijado. Aparece así la delegación-representación como
ilusión de una participación activa. La idea de la
representación/delegación sigue siendo en todo caso una tensión.
Dussel (2006) nos habla de Fetichización del poder. La delegación
como práctica “mandar obedeciendo” (poder obedencial diría Dussel)
sería una de las maneras desafiantes actualmente 5. Tanto Badiou
(2000) como Cerdeiras (2011) mantienen en tensión la representación-
presentación, denunciando las consecuencias que ha tenido en
invisibilizar las construcciones colectivas (para cualquiera, pero no de
cualquier modo) la representación6.

La distancia –como indiferencia- construida entre las personas


Como dicen varios autores, la generación de vínculos centrados en la
reproducción de las lógicas de sometimiento ha generado cercanías

5
Nos dice Dussel: “La potentia ha sido des-potenciada y se ha tornado una masa pasiva que recibe
órdenes del poder político (las clases dominantes, la elites del poder, las instituciones políticas, el
Estado, el Leviatán). La potestas se ha divinizado; se ha separado de su origen y se ha vuelto sobre sí
misma, auto-referencialmente” (pag. 27). “Es decir, desune la comunidad, impide el consenso
“desde abajo” del pueblo; crea conflicto “Dividir para reinar” dice el adagio fetichista. El poder auto-
referente solo puede triunfar si destruye el poder originario y normativo de toda política: el poder
de la comunidad política” (pag. 29).
6
“…el sistema llamado democracia y los pilares que la sostienen son: la representación, el Estado y
los partidos, y la subjetividad política que hace germinar es la pasividad, la visión victimaria de la
gente, el socorro estatal y el mando desde arriba. Pero, sobre todo, esta concepción dominante
subordina la política a ser una práctica servil respecto de las necesidades (principalmente las
económicas) de la población…” (Cerdeiras 2011)

3
instrumentales en clave de desconocimiento o negación del otro en su
máxima expresión7. Algunos hablan de romper este vinculo (Cerdeiras
2008)8 y generar otros, o de de rescatar modos relacionales no capitalistas 9
(Zibechi 2006, 2008). En todo caso nos mantienen advertidos de que la
subjetividad esta imbrincada en estos modos relacionales y no podemos
desconocerlos.

Requieren así un trabajo constante de ruptura de lazos de sometimiento

El transito por lógicas de la igualdad: aprendizajes de modos colectivos


de afectación, transitar la experiencia (Fernandez y col. 2006)

Construcción colectiva de un hacer-en-común

Ante tanta experiencia de sometimiento y construcción de distancias


¿cómo se construye un mutua relación en clave del respeto y el
descubrimiento mutuo de la potencia de esa relación?. Esta pregunta no es
nueva, pero pareciera que nos ha ganado la resignación a “cambiar el
mundo” en cada acción que hacemos. ¿Cómo sostenemos esta pregunta
hasta sus máximas consecuencias? ¿Cómo nos afectamos mutuamente
para que cualquier proyecto de emancipación resuene en nosotros/otros?.

De hecho modificamos trayectorias individuales, aceptamos o


rechazamos proyectos, nos sumamos a movimientos y andares, y eso nos
modifica pero muchas veces no tomamos conciencia que son modos de
construcción de un relacionamiento con el otro que no son del orden del

7
En el análisis que realiza Bader Burihan Sawaia (1999) sobre el sufrimiento ético-polìtivo
nos advierte que “al mismo tiempo que se valoriza el afecto y la sensibilidad individual, se
asiste a la banalización del mal del otro, a la insensibilidad del sufrimiento del otro.”
8
“Entonces, el poder de una política se mide por su capacidad de interrumpir los lazos
sociales establecidos interrumpiendo el funcionamiento de los dispositivos políticos
hegemónicos. En sí mismo el poder emancipativo de una política no es el de portar un
sentido dado ya desde siempre y que como objetivo final alumbraría su camino. Por el
contrario, creo que la idea misma de emancipación debe ser una creación singular de cada
secuencia política, y hoy nos toca a nosotros decir qué nuevo pensamiento liberador somos
capaces de inventar e inscribir en nuestro tiempo.”
9
“El punto de partida de estos cambios son las relaciones y vínculos solidarios que
establecen los obreros entre ellos, y con el entorno social, a partir de las luchas
desarrolladas para recuperar o mantener sus puestos de trabajo” (Zibechi 2006:135). “En
los territorios en resistencia de los movimientos, la trama que compone el tapiz del mundo
otro son las relaciones sociales que hacen posible el aprendizaje, la curación y la
producción, sin reproducir los moldes del sistema” (Zibechi 2006:143)

4
sometimiento, sino mas bien de un mutuo sostenimiento. Cada proyecto
barrial en que nos embarcamos, con temporalidades del exceso
(madrugadas y corridas para presentarlo), en la medida que dejamos actuar-
trabajar en nosotros la afectación marca una construcción, a modo de
sostenimiento de una subjetividad.

En semejante contexto ¿cómo se sostiene una subjetividad?

En este sentido pensar el aporte de la psicología comunitaria, lo científico,


lo técnico, vendrían a ser modos de concentrar disposiciones, energías,
ideas, cuerpos, en una sola cosa: transformar este mundo sobre el eje de la
igualdad. El resto es solo paliar obsecuentemente los efectos de un sistema
capitalista-neoliberal extremo, llámese técnico, científico, académico,
servicio de “salud” o como sea. Requiere el posicionamiento ético político en
la producción de herramientas, dispositivos, saberes y experiencias bajo
este eje. Los modos llamados “técnicos” de implementación de saberes
construidos desde el campo de la psicología comunitaria (como de cualquier
otro) esta imbrincada en un posicionamiento político-ideológico que no es
solo el “posicionamiento” en el uso de determinada técnica sino en la
definición de la misma. El trabajo con una red comunitaria en un barrio que
vive las condiciones de exclusión puede aparecer como el modo de paliar el
desamparo actual de las instituciones10, o puede ser trabajar sobre la
máxima exigibilidad de una vida vivible11.

10
Por momentos parece ponerse de “moda” el trabajo en red. Requiere de una reflexión
crítica, sobre todo en el uso que hacen los funcionarios del mismo. Se utiliza una idea de
red que prescinde de la consideración del estado de los recursos de esa red. Lo que está
en juego es la definición misma de lo que es un recurso. En la ciudad de Córdoba existe un
vaciamiento de recursos en psicología desde los efectores públicos y más bien una
sistemática negación del aporte que desde la Psicología Social Comunitaria se puede
hacer al bienestar de la población.
11
Sobre todo aludimos aquí a dos cosas: la no limitación de los horizontes posibles de
despliegue de una vida, y el posicionamiento político de una vida intensa (Barrault 2010).
Mauricio Berger (2004) lo resalta de una manera muy interesante: “Cuando la respuesta
de los colectivos no se enmarca en estos términos, cuando los colectivos demuestran al
poder que no son simples efectos de estructuras, se quiebra la lógica de la vida que no
merece ser vivida, se recupera la vida en un sentido político, como forma- de- vida, que es
la vida asignada inevitablemente a la felicidad, como dice Agamben. La bio-potencia radica,
como se dijo anteriormente, en la afirmación colectiva de las vidas que sí merecen ser
vividas, la auto- afirmación de las formas de vida.” (pág. 27)

5
Las vidas y mundos posibles
Hablar en términos de una vida desplegada a su máxima expresión choca
inmediatamente con tan extrema condiciones del los barrios cordobeses,
pero también de muchos otros de nuestra querida Latinoamérica.

La construcción de una vida vivible es el desafío de muchos vecinos,


profesionales, talleristas que en el día a día transforman y se
autotransforman en modos colectivos de un mundo habitable. Los modos de
habitar este mundo, en su construcción sociohistórica, han generado
distancias inmensas con aspectos específicos del despliegue de la vida
como es cuando pensamos en el medio ambiente. Tenemos aún mucho que
aprender de los pueblos originarios una idea de vida amplia que no restringa
fronteras12.

Otro modo de hablar del las limitaciones de una vida, para estos
sectores de la población es ponerlo en términos de la definición (a fin de
cuenta consensuada) de los derechos humanos. Es poner la tensión misma
de lo “humano”13 y no su máxima reducibilidad (Greco, Diaz, Barrault 2010).

12
Un modo de nombrar es el Buen vivir o Vivir bien -suma qamaña (aymara) o sumak
kawsay (quechua)-. Es una manera que no se restringe solo a la relación entre las
personas sino con todos los seres vivientes, con el medio con el que estamos
interrelacionados: “El término aymara “suma qamaña” se traduce como “vivir bien” o “vivir
en plenitud”, que en términos generales significa “vivir en armonía y equilibrio; en armonía
con los ciclos de la Madre Tierra, del cosmos, de la vida y de la historia, y en equilibrio con
toda forma de existencia” (Huanacuni Mamani 2010:20).
13
Se podría pensar en por lo menos dos sentidos. La definición misma de lo humano: por
un lado Bozzolo (2008) nos recuerda –citando a Agamben- que la humanidad es
contingente producto de prácticas de humanización y reflexiona sobre la situación de los
expulsados sociales y como estas prácticas en todo el tejido social se disponen como
desubjetivación. “Humanización” nos seria así un término que denomina una sustancia,
sino más bien pensar las operaciones y mecanismos de subjetivación y desubjetivación.
Por otro lado Badiou (2008) en una fuerte crítica –entre otras cosas- al modelo actual de
democracia –materialismo democrático- plantea que este materialismo “es enemigo temible
e intolerante de toda vida humana digna de tal nombre”, “La finitud, el constante machacar
de nuestro ser mortal, para decirlo todo, el miedo a la muerte como única pasión: tales son
los ingredientes amargos del materialismo democrático” (pag.562 y 564). El otro sentido a
destacar acá tiene que ver con la discusión en Psicología comunitaria respecto de si se
trabaja o no para la “inclusión de los excluidos” (Plaza, Diaz, Barrault 2008). Pareciera una
obviedad, pero en todo caso se pone en tensión un resquicio que este texto pretende
resaltar: no es tanto trabajar por la inclusión a un sistema ya definido sino trabajar por la
expansión de una vida vivible a su máxima expresión. No es incluir a lo ya definido sino
conformar –provisoriamente- nuevas totalidades que se redefinen constantemente. La
trampa de la inclusión puede ser -no necesariamente- la subjetivación a un estado con
poco margen de autotransformación, sería algo así como “un grado menos de despojo”, “la

6
La enunciación es atroz (sacando todo adormecimiento): en los barrios
de Córdoba –como de muchos otros lugares- podemos enumerar el
incumplimiento de innumerables derechos.

Por definición no existen “medios derechos”, “casi derechos”. No se la


puede separar de una ética de la relación. Tanto es así que solo se hace
entendible la importancia de esta dimensión del trabajo comunitario desde
una lectura contextual: producción de encuentros y la lógica de la igualdad14

Sólo la lógica del sometimiento puede justificar –y sostener- la ilusión de


la partición de un derecho o “aplicación parcial”. No existen parcialidades en
los derechos humanos. En todo caso existen intencionalidades político-
ideológicas.

El ejemplo terrible lo encontramos en la consideración de lo que se


entiende por vida y necesidades. Y aparece allí una jerarquía que le toca a
algunos más que otros tener que vivir.

El derecho a una vida de un joven en un barrio en condiciones de


pobreza significa entre otros: dificultades en el acompañamiento de su
desarrollo, límites en sus expectativas y valoración de la educación, limites
en el acceso a políticas públicas culturales y deportivas. Por suerte, o más
bien por el hacer colectivo de quienes no restringen la vida a “mero
órganos” sino a sueños, ideas y formas poco asibles se construyen modos y
subjetividades en clave no de sometimiento sino diríamos ahora, en lucha15.

aplicación parcial de un derecho”, “tienen más voz ahora”, etc. El resto no enunciable sigue
siendo de la lógica del sometimiento, por duro que sea decirlo.
14
Cómo lo entendemos, esta relación es inseparable. La igualdad no se produce “allá” en
la “gran transformación”, sino que es un eje ético-político que se verifica (Ranciere 2007)
en cada acción: cuando participamos de una reunión con vecinos, con funcionarios u otros
colegas de trabajo. No tiene excepciones. En cada producción de encuentros en el barrio,
se re-produce esta lógica que requiere un sostenimiento pero a la vez es sostenedora y
posibilita el descubrimiento-encuentro con el otro en su máxima expresión. “la igualdad no
es un objetivo. Es un punto de partida, una opinión o un supuesto que habre el campo de
una posible verificación” (Ranciere 2010:168)
15
“Lucha” es un término muy usado en el campo de la política. A su vez desde hace
muchos años compañeras/os vienen “luchando” por una psicología comunitaria
comprometida con el cambio social. Aquí solo se hará alusión a algunos aspectos que, nos
parece, visibilizan características actuales de un hacer comprometido. De los sentidos
existentes nos interesa destacar uno (Coraminas 2001:706): del latín LUCTARI, “contender
dos personas cuerpo a cuerpo”. Contender (pág. 459): “esforzarse”. Implica exponer el
cuerpo a la afectación, en un esfuerzo, una acción dirigida.

7
Sirva solo de ejemplo la consideración de algunos derechos vulnerados
en los barrios en que trabajamos desde la Psicología Comunitaria:

Derecho o aspecto relacionado16 Situación en los barrios de la


Ciudad de Córdoba

A una vida en su máxima expresión Vidas precarizadas. Lógica de la


mínima vida vivible

El derecho al trabajo (digno) Trabajo precarizado. Trabajo de


poco valor socialmente reconocido:
construcción, changas, cirujeo,
domestico. ¿Sería un derecho
parcialmente cumplido? ¿porque
algunas/os pueden estar en
condiciones a acceder a “mejores
trabajos”

El estado como garante de los El estado como ejemplo perfecto de


derechos humanos la violación de los derechos: trabajos
precarizados, burocracia, simulacros
de participación. A modo de ejemplo
en la ciudad: utilización de
modalidad de contrato eventual para
trabajos permanente (figura de
monotributo); el intendente firma
acta acuerdo con los vecinos de la
zona sur y la incumple

Derecho a participar en las Simulacros de participación


definiciones de cómo vivir alentados por el estado (ej.
Presupuesto participativo, políticas

16
No pretende ser exhaustiva ni taxativa estas consideraciones sobre los derechos, sirva
solo como ejemplo. Las discusiones sobre los discursos y prácticas sobre los derechos
humanos excede en mucho los objetivos de este artículo, solo se alude a un modo de
pensar el derecho a una vida (que valga la pena vivir).

8
de salud)

Derecho a recrearse y hacer un Algunos sectores de la población


deporte pagan clubes, gimnasios, clases y
otros, en los barrios: la calle.

Derecho a la (diversidad de Algunos sectores de la población


experiencias de la) cultura pagan teatro, títeres, shows, cenas,
cine, festejos, y otros, en los barrios:
salen a la vereda, ven teatro por
televisión, títeres con suerte. En todo
caso un aspecto en común: acceso a
la televisión.

Derecho a la libre circulación Con suerte conocen el “centro”, van


a la plaza, van al baile. Y si se viaja
a otra localidad es para ver un
pariente. Son detenidos por
portación de rostro o identidad
17
barrial .

Derecho a no ser discriminado ¿Quién toma a alguien de un barrio


alejado o de “Zona Roja”?. ¿Cómo
se tiene las competencias para
disputar estos lugares laborales?

Derecho a la educación ¿Cómo se sostiene lo educativo


como parte de la vida cuando las
familias y vecinos tienen fragilidad
en los lazos y tantos
condicionantes? ¿Cuándo las
instituciones no tienen la capacidad

17
En la ciudad de córdoba, desde hace varios años, el Colectivo de Jóvenes, organismos
no gubernamentales, agrupaciones políticas, cátedras universitarias, vienen trabajando
sobre la visibilidad de esta situación. A modo de ejemplo sirva la denominada “Marcha de
la gorra”.

9
de acompañar a niños, jóvenes y
adultos? (instituciones “estalladas” y
“desbordadas”)

En el trabajo cotidiano, mas de una vez nos preguntamos ¿por cual de


tantas vulneraciones seguir?. La no domesticación de las pasiones y la
posibilidad dolorosa –hay que reconocerlo- de tanta injusticia en muchos
compañeros de trabajo (técnicos, vecinos) produce más de una vez
desánimo. Pero también los sostenimientos colectivos y posibilidades de
encontrarse e inventar nuevas formas y sostener otras posibilita una
subjetividad que no sea en clave de sometimiento. Requiere a modo de una
vida intensa el sostenimiento de una subjetividad en constante confrontación
por la defensa de un derecho. Una subjetividad en lucha.

Hablar de vida intensa requiere “la disposición a un padecer que produce


al modo de intensidad que valoriza el existir , es la disposición de energías
en procesos de vida, que en estos tiempos, está más del lado del exceso,
del más allá de lo establecido como esperable. Es modo intensivo de
desplegar existencia.”

Afirmar un hacer no separado de las ideas, que hace de la igualdad un eje


sin excusas, trabajar en contextos de tanta adversidad y derechos
vulnerados requiere un modo subjetivo que en los contextos actuales trabaje
sobre los modos colectivos de construcción de emancipación, o ¿se podría
decir de lucha?. Como dicen muchos vecinos de la zona sur 18 respecto de
sus experiencia: “lo conseguimos luchando” (el agua, el gas, etc.).
Requerimos avanzar aún más, desde la psicología comunitaria, en la
construcción de herramientas que contribuyan a la defensa de
derechos (vulnerados) y al sostenimiento de una subjetividad en lucha.

18
Los vecinos de la zona sur de la ciudad de córdoba tiene una larga trayectoria en
experiencias de lucha –como otros barrios de la ciudad- por el mejoramiento de sus
condiciones de vida. Al punto que más de una vez lo refieren como “lo conseguimos
luchando, nada nos dieron”.

10
Una subjetividad que requiere apelar a modos intensos, movibles, de
accionar activo y colectivos de afirmación de una sola cosa y sin
concesiones: la igualdad.

El sostenimiento de una subjetividad en lucha en los tiempos actuales


parecería requerir:

la tramitación constante de la afectación ante el sometimiento y la


desigual distribución de las condiciones para el despliegue de la vida.
Los márgenes de esta tramitación son singulares.

Tener que trabajar con los efectos iatrogénicos del Estado. La


inconsistencia emerge en sus bordes con mayor o menor medida:
represión ante el reclamo de vecinos por derechos vulnerados,
degradación de los servicios de salud, incumplimiento de acuerdos con
vecinos19, etc.

La construcción de modos de visibilidad como afirmación


sostenible singularmente20.

La invención de modos de construir la mutua afectación en los


proyectos colectivos en tiempos de dispersión 21.

19
Es paradigmático el hecho acontecido con los vecinos de la zona sur de la ciudad de
Córdoba: En el año 2010 el intendente de la ciudad en acto público desarrollado en la
parroquia –ante insistencia de los vecinos de Barrio Comercial Firma “el compromiso de
que el basural de reciente instalación en la ruta 36 es de carácter provisorio”, y un año
después cumplido el plazo, sin mediar conversación con estos vecinos, comunica en la
inauguración de las sesiones del Concejo deliberante que el predio será definitivo (Diario
La voz del interior 1 de marzo 2011). Requiere de un trabajo sobre las afectaciones de
estas acciones en los vecinos: sentimiento de impotencia y exclusión, culpa, desilusión,
enojo y bronca.
20
Un presupuesto de esto es que aún es importante trabajar en el registro de las
visibilidades e invisibilidades. Construcciones simbólicas que toman sentido a través de las
afectaciones de los cuerpos, las pasiones. La vivencia de lo terrible de tener un basural
enfrente de la casa solo es accesible, por ahora, a través de las imágenes y el relato vívido
a modo de testimonio de una vida existente. Nos recuerda Le blanc (2007:153): “El
deterioro de la voz, esta voz que es la condición psicosocial de la vida ordinaria,
compromete no solo la posibilidad de una historia de vida, sino asimismo el advenimiento
de las artes del hacer.(…) La viabilidad de la vida se encuentra así ampliamente sometida
a la posibilidad de la voz”.
21
El encontrarse sin las garantías de cómo seguirá nos mantiene en la siempre vigente
pregunta: “¿Qué tipo de conocimiento es el que se produce en estos encuentros y que
estilo de prácticas habilitan?. ¿Qué prácticas profesionales pueden soportar propuestas
como estas?¿Qué posicionamientos permiten navegar esas formas relacionales tan
distantes de las seguridades que otorgan las certezas y las verdades incuestionables?
(Fuks 2007:36). En tiempos de dispersión (Zibechi 2006b) parece un desafío la
construcción en común, transitar experiencias que por más extenuantes que sean

11
La construcción colectiva de modos de lucha. Una subjetividad en
clave de lucha y no de adormecimiento de las pasiones y sueños.
Probablemente lo más alejado de modos “tranquilos” de pensar la
subjetividad. Requiere de dispositivos específicos de acompañamiento.

La constante búsqueda de los modos expansibles de una vida a


su máxima expresión22.

Un lógica de la simultaneidad:

* “lo queremos todo”23. Si bien el “todo” es un cierre provisorio, es una


manera simple de referenciar la máxima exigibilidad de una vida.

* Cualquier componente de este mundo es pasible de ser elemento


fundamental de la transformación (Badiou, Psicología Comunitaria).

* La secuencialidad de las acciones es solo un modo. La complejidad de lo


comunitario requiere destrezas y producción de capacidades de trabajo en la
simultaneidad. Solo de ejemplo: durante el tránsito por la experiencia de un
corte de ruta se planifica un taller, se realiza el aprendizaje en conjunto de la
tramitación y exploración de los sentimientos de injusticia e impotencia, se
experimenta acciones de libertad, se tensiona la relación legal-legitimidad,
se difunde actividades comunitarias, se rompen-establecen lazos y
relaciones comunitarias, se generar condiciones de apoyo social, se diseñan
proyectos y se trabaja en la tramitación de imaginarios sobre futuros
inimaginables (discusión sobre secundaria para la zona). ¿Cuáles son las
condiciones para que esto deje huella, marca en las subjetividades? ¿Qué

contribuyan al sostenimiento de una subjetividad en lucha. ¿Cuáles son las experiencias


colectivas que nos impactan, nos sacuden, nos afectan, mantienen viva, a fin de cuentas,
nuestro deseo de continuar?.
22
Se podría referir aquí también a lo que muchos entienden por salud mental que sería un
modo reducido de pensar la vida, pero válido en tiempos donde la dimensión psicológica es
cada vez mas negada. En parte, se podría pensar en consonancia con lo que nos advierte
Zizek (2010:236): “la nueva política emancipadora ya no será el acto de un agente social
particular, sino una combinación explosiva de diferentes agentes. Lo que nos une es que,
en contraste con la imagen clásica de los proletarios que “no tienen nada que perder, salvo
sus cadenas”, corremos el peligro de perderlo todo: la amenaza que pende sobre nosotros
es que quedemos reducidos al sujeto cartesiano abstracto y vacío, despojados de todo
contenido sustancial, desposeídos de nuestra sustancia simbólica, expuestos a la
manipulación de nuestra base genética, vegetando en un ambiente inhabitable”.
23
En más de una reunión o asamblea de vecinos de la zona sur aparece esta expresión.
Que alude a no embarcarse solo en lo posible, sino lo que parecería imposible para esta
zona que como expresan ellos, parece “olvidada” para los funcionarios y políticas públicas.

12
hace que un conversación cualquiera se transforme, tome cuerpo en la
enunciación de un principio de vida?

Siguiendo esto hablar de una lógica de la simultaneidad, sigue siendo, una


manera de nombrar por referencia a los esquemas ya conocidos –
secuencialidad-. Otra manera es pensar que algo “es” en más de un sentido
(sea a la vez o no). Y que el modo de intervenir se compone a veces de
secuencialidades, pero otras no. La incorporación de un mundo cada vez
más amplio de afectaciones potencia las condiciones de emancipación.

* La disposición de energías, pensamientos y aperturas en pos de la


transformación del mundo en condiciones más igualitarias, según una lógica
de simultaneidad no tiene límites.

Parece necesaria la constante recomposición de otras figuras del


“juntar fuerzas” (Barrault 2009)24. Parecemos mas acostumbrados a la
figura de lo estable, solido, grueso, consistente, que a la de inestable,
frágil, mínimo, precario.

Ante un contexto tan adverso, se hace necesario, construir modos


de tramitar la imposibilidad actual de algunos resultados y a la vez
mantener la apertura a la máxima exigibilidad de una vida vivible.

El trabajo constante en la afirmación de la ética de la relación en


la construcción en común. Se pone en discusión aquí el tema del poder
y el modo de construcción. Como ya decíamos “No hay motivo que
justifique someter al otro/los otros al tiempo, prioridades, necesidades,
definido por algunos. Que el otro/os puedan aparecer en toda su
dimensión requiere la persistencia y ejercicio cotidiano” (Barrault 2010).
Sigue siendo un ejemplo actual la discusiones sobre la

24
“La gran dificultad de la política de emancipación es, desde siempre, que no puede partir
de posiciones de poder. Lo que yo llamo el adversario está instalado en una posición de
poder y es guardián del mundo “tal como es”. Entonces una política de emancipación se
encuentra con dos obstáculos. En primer lugar, tiene que inventar y construir su propia
fuerza, porque la fuerza no está ahí, disponible, como la propiedad, el capital o el ejército;
y, en segundo lugar, tiene que hacerse además del trabajo cotidiano. Porque aquellos que
van a comprometerse en la política nueva no son en su mayoría rentistas o jubilados, son
trabajadores comunes que van a tener que dedicarse a la política además de cumplir con
sus obligaciones cotidianas. Hay entonces una profunda asimetría entre las fuerzas de
emancipación y las fuerzas de conservación.” (Badiou 2000b:65)

13
delegación/representación y presentación (Badiou, Cerdeiras, Dussel,
EZLN).

El trabajo constante, desde la psicología comunitaria, con el


sentimiento de injusticia, la bronca y el enojo. Se hace necesario
desarrollar herramientas que permitan acompañar una vida desplegada
en la tramitación, punto por punto, del transitar por una vida tensa.
Estamos acostumbrados a considerarlos como obstaculizadores de la
razón. Más de una vez, en el trabajo comunitario, estos sentimientos
han permitido el sostenimiento de decisiones individuales y colectivas y
las aperturas a “otros mundos”. En unos de sus aspectos permiten la
ruptura de lo posible. En una vida intensa, una subjetividad en lucha,
no se posible pensar la inexistencia de estos sentimientos.

Parece “de otro mundo” pretender que la igualdad no sea solo un


enunciado vacio. Más bien es la exigencia ético–política para la Psicología
Comunitaria. Construir herramientas teórico-metodológicas en clave de
emancipación. Visibilizar modos construidos históricamente por las
comunidades para afrontar las injusticias, empoderarse, sostener lógicas de
la igualdad, de la horizontalidad, en contextos tan adversos y en sostener
una vida más allá de los meramente biológico. Se trabaja desde la igualdad
en talleres, con los compañeros en los equipos de trabajo, con los distintos
dispositivos (asamblearios, piquetes, acciones públicas, grupos, etc.).

Parecen tiempos de seguir construyendo herramientas desde la psicología


comunitaria que aporten a una subjetividad en lucha.

Córdoba, Octubre 2011


Omar Barrault
omar_barrault@yaho.com.ar
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