Está en la página 1de 4

1.

¿DE QUÉ MANERA LAS NUEVAS CIUDADANÍAS ABREN NUEVAS


POSIBILIDADES PARA QUE LAS VOCES DE OTROS SUJETOS SE HAN
ESCUCHADAS?
Antes de entrar a dar respuesta al interrogante en mención, es menester hacer un análisis
conceptual, antropológico y social de ciudadanía en un contexto determinado. Así que, el
concepto de ciudadanía se puede definir como las pautas establecidas entre el ciudadano y la
sociedad, los cuales configuran una interrelación entre las acciones culturales y códigos
identitarios emanados por un territorio, unas costumbres y normas que favorecen a la convivencia
social y a la paz de los mismos.

Así mismo, es importante extrapolar el sentido lógico de ciudadanía en un contexto cambiante y


dinámica que, ante las afirmaciones ideológicas y políticas actuales, la noción de oportunidad para
los ciudadanos se desvaneces poco a poco, esto es, porque está marcada por la rampante
desigualdad e injusticia social que afecta todos los sectores políticos, económicos ambientales,
culturales, territoriales y de identidad de las personas. Por lo tanto, es un fenómeno social que
debe ser evaluado con todo el rigor necesario, para dar respuesta a las acciones marcadas por la
violencia y conflictos que afecta la tranquilidad de los pueblos.

Entonces, la herramienta determinante para que la ciudadanía de apertura a nuevas posibilidades


y otras voces sean escuchadas en espacios marcados por la desigual, es la educación; ya que, esta
permite comprender, analizar y participar de las pautas sociales, a través de las ideologías que
afectan positiva o negativamente las propuestas e intereses de una colectividad.

Por lo tanto, para Sears y Hughes (1996) aluden que las “personas informadas respecto a la
sociedad contemporánea y los problemas a los que ésta se enfrenta; están dispuestos a trabajar
por el bien común; apoyan el pluralismo; y son competentes para actuar para que mejore la
situación de sus comunidades, su nación y el mundo” (p.81). El concepto de los autores
mencionados, demuestran la perspectiva natural de la sociedad hacia la búsqueda del bienestar,
participación y compenetración con los fenómenos que se presentan en los distintos sectores de la
misma, y que a través de las fuerzas y luchas sociales han podido defenderse y defender sus
derechos.

Ahora bien, es importante mirar el concepto de ciudadanía y oportunidad desde las esferas de
participación ciudadana, mediante las acciones democráticas de elegir y ser elegidos que, deben
ser repensados e invitan a la reflexión por los nuevos enfoques de políticas que van en contra de
los intereses y equidad social en la humanidad. El sector político ha estructurado durante varias
décadas unas maquinarias que se impone en los intereses particulares de los colectivos.

Janoski define la ciudadanía como “[…] la membresía pasiva y activa de individuos en un Estado-
nación con ciertos derechos universales y obligaciones en un dado nivel de igualdad” (p.35). la
perspectiva de Janoski, es de suma relevancia porque da nociones claras sobre la importancia de la
participación ciudadana, así como lo significativo de hacer parte en la toma de decisiones en lo
político, ambiental, económico y social en los territorios.

Entonces, el concepto de participación en los sectores anteriormente mencionados es una


oportunidad que no puede ser arrebatadas a los ciudadanos, los cuales deben defenderse y
garantizarse sin importar las luchas que deban gestarse para la reivindicación de los derechos
fundamentales y la protección de los espacios comunitarios.

Para Laclau (2007) y Rancière (1998)‒ prestan atención a la formación de identidades políticas
“populares sobre la base de la expansión del principio igualitario y la constitución de un
antagonismo o bien de un desacuerdo ante un “otro” que permite crear un vínculo en torno a la
común condición de opresión (el pueblo resultado de la acción hegemónica en Laclau) o bien de
privados de existencia público/política (el pueblo de “la parte de los que no tienen parte” que
pretende ser contado en la esfera del logos, ser considerado como perteneciente al mundo de los
seres hablantes” (p.5)

2. ¿QUÉ RELACIÓN PODEMOS ESTABLECER ENTRE CIUDADANÍA Y LA CONSTRUCCIÓN


DE PAZ?

Para la construcción de una paz duradera en los distintos contextos sociales, es fundamental el
fortalecimiento de la igualdad y justicia social, de igual manera, que las políticas del gobierno local,
regional y central estén enfocado a la salvaguarda de la integridad de los ciudadanos y en la
garantía de los derechos fundamentales en cuanto al acceso a la educación, la salud, el trabajo,
vivienda digna, etc.

La construcción de paz y convivencia ciudadana, no se puede edificar en un escenario dominado


por la impunidad, la injusticia y con pocas garantías de participación en la toma de decisiones por
los sectores administrativos del estado. Entonces, este es el dilema que se encuentra la
humanidad en la actualidad porque la guerra se ha convertido en una estrategia complementaria
de las ideologías políticas, para el sometimiento de los débiles y la permanencia en el poder.

Según Muñoz (2015), “En nuestro sistema cognitivo-emocional, podemos reconocer la ciudadanía
asociada a tendencias al placer y a la bondad, a partir de los cuales se fueron desarrollando, y
desarrollamos imaginarios conceptuales que funcionaron y funcionan como orientaciones vitales y
epistémicas para nuestra conducta. Tales disposiciones nos llevarían a buscar el bien y evitar el
mal; el placer frente al dolor; lo común frente lo individual, aspectos todos ellos que —a pesar de
que en otro contexto necesitarían de un debate profundo sobre su propio significado— aquí nos
para entender la construcción de un “discurso originario” de la paz (p.7). es relevante este
concepto para este trabajo porque afirma las bases naturales para la construcción de ciudadanía y
la paz, los cuales deben interponerse el bienestar social frente a las perspectivas subjetivas e
ideologías políticas de un sector opresivo que acaba con la tranquilidad de una humanidad.

3. ¿QUÉ ALCANCES O LÍMITES TIENE LA CONSTRUCCIÓN DE LA CIUDADANÍA


ALREDEDOR DE UN PROYECTO DE PAZ?

Primeramente, para la construcción de paz es importante la reflexión de cada individuo sobre sus
conductas intrínsecas en el contexto y adoptar una cultura de cambio sobre los mismos. Estos
pues, es la base para definir los alcances, y por consiguiente establecer límites entre la
materialización del proyecto de paz y la disminución de la violencia en los territorios, así que los
ciudadanos deben convertirse en los actores primordiales para el fomento y fortalecimiento de la
convivencia social.
Esos alcances deben estar amparados en la consciencia y el respeto de los derechos humanos,
derechos fundamentales de cada individuo o ciudadano, es decir, que así como seres humanos
somos actores directos en la construcción de la violencia, injusticia y desigualdad social; también
podemos ser parte en la construcción de paz y convivencia.

Para Correa (2008), “El lenguaje contribuye a distinguir al ser humano de las demás especies y por
su naturaleza simbólica y metafórica puede, al mismo tiempo, revelar y ocultar, insinuar y negar,
iluminar y oscurecer. Por eso, los silencios, las exclamaciones y los interrogantes, además de
sustantivos, verbos y adjetivos que forman parte de ese recurso expresivo de los humanos,
favorecen la representación del pensamiento, pero dejan ver que “siempre existe una zona de
claroscuro inevitable entre las palabras y su sentido”, como lo señala Albert Chillón Asensio,
cuando habla del giro lingüístico en Cuadernos de Información” (p.10). este concepto es relevante
porque da nociones sobre la importancia del lenguaje en la materialización de ideas que
favorezcan a todos en igualdad de condiciones, entonces, la importancia para tomar la iniciativa
debe partir desde el diálogo entre los distintos sectores de la sociedad y la garantía de la
protección de los acuerdos.

Según Barrio (2004) Dicho consenso no puede ser una norma estricta o una imposición policial,
sino un acuerdo ético, un diálogo entre todas las tradiciones culturales, un no-centrismo de la
historia del pensamiento humano. Esto se obtiene más fácilmente cuanto mayor sea la percepción
de sentirse miembros responsables del planeta, solidarios con el mundo por ser parte de él, y
conscientes de que, para el bien de muchos, unos pocos deben limitar su bienestar. Esta nueva
mirada hacia el mundo persigue entender mejor su complejidad y diversidad, para después —o
paralelamente— consensuar un “código de conducta universal”. Todo lo que el hombre hace o
estudia tiene algo que ver con él, y la técnica se orienta también a hacer del entorno natural un
hábitat digno de su habitante. Un mundo, en definitiva, más habitable y a la medida del hombre.
Aquello sobre lo que versan las humanidades es, justamente, “lo más humano del hombre, su
dimensión personal y social, su estructura psíquica, su lenguaje, su estructura racional y moral”
(p.11).

Bibliografía
https://www.redalyc.org/pdf/3241/324127609008.pdf

https://www.ine.mx/wp-content/uploads/2020/02/cuaderno_27.pdf

http://rephip.unr.edu.ar/bitstream/handle/2133/2591/cheresky.pdf?sequence=1&isAllowed=y

También podría gustarte