Está en la página 1de 8

LA BIOÉTICA, RETO Y DESAFÍO EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO

“Describir el pasado,
entender el presente,
prever el futuro”.

Esta frase, atribuida a Hipócrates, médico de la Antigüedad a la que luego me referiré,


me ha parecido la adecuada para abordar un tema de tanta complejidad y amplitud como el
que nos convoca esta tarde, la Bioética.
“Describir el pasado”, acercarnos a la Historia desde una escucha atenta intentando
profundizar en el contenido de sus mensajes, considerándola Maestra como en ocasiones se
afirma. “Para entender el presente”, lo que tenemos ante nosotros como realidad, que nos
maravilla o nos cuestiona, que es nueva o de siempre y a la que debemos procurar dar,
conociéndonos como seres humanos, nuestra mejor respuesta. La respuesta que haga posible
el futuro de la Humanidad: “Prever el futuro”
Con este deseo de fondo he seleccionado los siguientes apartados:
I. Nacimiento de la Bioética
II. Origen y camino recorrido
III. Los cuatro grandes Principios
IV. La Bioética hoy. Cuestiones

I – NACIMIENTO DE LA BIOÉTICA
La Bioética es una palabra que aparece en 1971, que ha permanecido en el ámbito académico
y, concretamente, en el de la Medicina y que ahora forma parte ya de nuestro vocabulario y de
nuestra atención.
¿Qué es la Bioética?
La Bioética, según el título que nos convoca, es “reto y desafío en el mundo
contemporáneo”, es “llamada al comienzo del Milenio”, es “urgencia” y también es
“descubrimiento”, hallazgo de algo que como humanidad necesitábamos en este momento de
nuestra historia y que algunos de nuestros contemporáneos han sido capaces de formular e
impulsar. De ellos citaré a tres que, sin duda, tienen la categoría de primeros:
 Charles Percy Snow, catedrático de Física de la Universidad de Cambridge (Reino Unido)
 van Rensselaer Potter, Doctor en Biología Celular y especialista en cáncer de la
Universidad de Wisconsin (EE.UU.)
 André Hellegers, Médico especialista en Obstetricia y Ginecología, fundador del Instituto
Kennedy de la Universidad Georgetown (EE.UU.)
Voy a detenerme en sus formulaciones porque hoy, a pesar del desarrollo de esta materia y
del avance –podríamos decir espectacular- de la ciencia, dichas formulaciones siguen siendo
válidas
 El profesor Snow es citado como “físico y humanista excepcional” en la obra Bioética:
orígenes, presencia y futuro del Dr F. Abel, ginecólogo, que hizo su tesis doctoral en el Instituto
Kennedy, en el lugar y momento en que la Bioética nacía.
El Profesor Snow era, como hemos dicho, catedrático de la Univ. de Cambridge y
también asesor del Gobierno Británico en la II Guerra Mundial, encargado de seleccionar el
personal para las investigaciones científicas con fines militares. Consciente del divorcio que
existía entre las culturas científica y humanística, en 1956 da una conferencia en la que trata de
la necesidad de establecer el diálogo entre esas dos culturas, que se ignoraban mutuamente.
En mayo de 1959 pronunció una conferencia en Cambridge titulada “Las dos Culturas y
la Revolución Científica”, que tuvo una repercusión importante, incluido el mundo científico.
En 1960 impartió clases sobre las dos Culturas y las consecuencias de su respectivo
desinterés. Él lo describe así: “Durante el año 1960 pasé algún tiempo en cuatro de las grandes
universidades del mundo: la inglesa de Cambridge; la U. Lomonosov de Moscú; la de
California, en Berkeley, que tuvo la amabilidad de invitarme a pasar el invierno allí, y la de
Harvard”. Según la opinión de los expertos, la idea central de la Bioética, esa necesidad de
diálogo entre la cultura científica y la humanística, se encuentra en la obra de este profesor de
Física.

 El oncólogo van R. Potter es el autor del término bioética.


Bio: representa el conocimiento biológico
Ética: representa el conocimiento de los valores humanos.
Lo utiliza por primera vez en su libro Bioética: un puente hacia el futuro, publicado en 1971.
En dicho libro piensa en un mundo diferente, un mundo en el que se combine el conocimiento
biológico con el de los valores humanos. La Bioética es una disciplina que debe servir de
puente entre dos culturas distanciadas, la de las ciencias y la de las humanidades.
En 1975 escribe: “Desde un buen principio he contemplado la Bioética como el nombre de
una nueva disciplina que combinaría ciencia y filosofía. Para ser más concreto: se trataría de la
permanente investigación de la sabiduría por parte de la humanidad. Defino esta sabiduría
como el conocimiento de cómo utilizar el conocimiento para asegurar la supervivencia humana
y la mejora de la condición humana”.
En 1988 publica el libro Bioética Global en el que expresa: “Lo que me interesaba en ese
entonces, cuando tenía 51 años, era el cuestionamiento del progreso y hacia dónde estaban
llevando a la cultura occidental todos los avances materialistas propios de la ciencia y de la
tecnología… La misión de la Bioética: intento de responder a la pregunta que encara la
humanidad ¿qué tipo de futuro tenemos por delante? Y ¿tenemos alguna opción?... Bioética:
disciplina que guiara a la humanidad a lo largo del puente hacia el futuro”.
En 1988 publica su último artículo “Bioética Puente, Bioética Global, Bioética Profunda”. En
él comenta: “A medida que llego al ocaso de mi experiencia siento que la B. Puente, la B.
Global y la B. Profunda han alcanzado el umbral de un nuevo día, que va más allá de lo que yo
pudiera haber imaginado o desarrollado… Les pido que piensen en la Bioética como una nueva
ética científica, que combina la humildad, la responsabilidad y la competencia, que es
interdisciplinar e intercultural, y que intensifica el sentido de la humanidad”.
 El tercero de nuestro personajes es el Dr. Hellegers, ginecólogo holandés trasladado a
EE.UU. al terminar su carrera, con un profundo conocimiento en humanidades. Fue miembro
de la Comisión sobre Población y Planificación familiar del Presidente Johnson y Secretario
General Adjunto de la Comisión Pontificia para el estudio de la población y el control de la
natalidad. Según él, la Bioética es el lugar de diálogo entre diversas disciplinas para configurar
un futuro plenamente humano. Para este diálogo “los humanistas deben familiarizarse con los
progresos realizados en el terreno de las ciencias, que hacen que el poder del hombre sobre la
vida sea una realidad, a la vez esperanzadora y peligrosa. Por otra parte, los científicos no
pueden ignorar el mundo de la cultura y de los valores humanos no técnicos, que son
esenciales.”
II – ORÍGEN Y CAMINO RECORRIDO
Es indiscutible, creo se puede afirmar, que el desarrollo de la Bioética y su consolidación
durante sus primeros treinta años de existencia, ha sido en el mundo de la medicina. La razón
es obvia: la Medicina, desde su nacimiento como ciencia, ha estado vinculada a la Ética.
Porque la Medicina es “el arte de curar” y su tarea es el ser humano en su condición de
fragilidad y en su situación de límite.
También aquí, como en el nacimiento de la Bioética y aunque el salto en el tiempo sea
mucho mayor, merece la pena hacer una pequeña aproximación a otros primeros:
 Hipócrates
 John Locke
 Organización Mundial de la Salud (OMS)

 Hipócrates, médico griego, es considerado padre de la medicina científica. “El gigante de


Kos”, como viene denominado en la exposición del Castillo de Milán, titulada “Los secretos del
cuerpo”, en la que se recoge la Historia de la Medicina como un largo viaje para descubrir la
“máquina maravillosa del cuerpo humano” y se presenta la primera edición de los diseños de
Anatomía de Leonardo. De la Escuela de Hipócrates, entre los siglos V y IV a.C., procede el
Corpus Hippocraticum y el Juramento Hipocrático.
El primero es una colección de 70 trabajos que recopila el conocimiento médico que,
basado en el método científico, intenta responder a la pregunta sobre el cuerpo humano: cómo
está hecho y cómo trabaja. Hipócrates, que busca las causas de la enfermedad separándolas
del mundo de los dioses, ante la epilepsia afirma: “Para mí, esta enfermedad no es más divina
que otras; por el contrario, tiene una explicación física común a todas las demás enfermedades
y tiene una causa racional de la que cada una depende: es curable, no más o menos que
otras”.
El segundo gran legado es el Juramento Hipocrático. En palabras del profesor Diego Gracia
es “el documento que supo expresar de modo insuperable los principios que exige el ejercicio
del arte de curar”. De hecho, durante siglos y en concreto hasta el nacimiento de la Bioética, la
medicina occidental ha mirado al Juramento Hipocrático como el paradigma de la ética médica.
Y lo ha hecho compatible con todo el avance que la ciencia y la tecnología han puesto en sus
manos. Su lectura detenida nos lleva a pensar cómo, desde sus afirmaciones, también intenta
responder a una pregunta, la principal pregunta, ¿qué es el ser humano? Y lo hace indicando
cómo tratarlo:
“Haré uso del régimen de vida para ayuda del enfermo, según mi capacidad y recto
entender. Del daño y de la injusticia le preservaré. No daré a nadie, aunque me lo pida,
ningún fármaco letal, ni haré semejante sugerencia. Igualmente tampoco proporcionaré
a mujer alguna pesario abortivo. En pureza y santidad tendré mi vida y mi arte… Al
visitar una casa, entraré en ella para bien de los enfermos, absteniéndome de todo
agravio intencionado o corrupción… Si soy fiel a este juramento y no lo quebranto,
séame dado el gozar de mi vida y de mi arte, rodeado de la consideración de todos los
hombres”.

 John Locke. Corresponde a este filósofo británico lo que se considera la primera


formulación de los Derechos Humanos. En 1690 escribe:
“La razón, que coincide con esa ley, enseña a cuantos seres humanos quieren
consultarla que, siendo iguales e independientes, nadie debe dañar a otro en su vida,
salud, libertad o posesiones”.
Después de justificar su afirmación de que todos los hombres son obra de un Hacedor
omnipotente e infinitamente sabio, Locke señala las obligaciones para con los demás:
“De la misma manera que cada uno de nosotros está obligado a su propia
conservación… lo está así mismo a mirar por la de los demás seres humanos y a no
quitarles la vida, a no dañar ésta, ni todo cuanto tiende a la conservación de la vida, de
la libertad, de la salud, de los miembros o de los bienes de otro…”
El descubrimiento del derecho a la libertad, de la autonomía de la persona, propio de la
Modernidad, ha entrado también en el mundo de la medicina, en concreto en el concepto de
salud, ampliando así el horizonte de la ética. Ésta dejó de ser una llamada exclusiva de los que
“ejercen el arte de curar” para convertirse en una llamada personal: ser responsable –cada
persona- de la propia salud, y no sólo en cuanto al antiguo deber de cuidarla y protegerla, sino
también en cuanto al nuevo deber de tomar decisiones en relación a ella.

 Organización Mundial de la Salud


Inmediatamente después de la II Guerra Mundial, en 1946, se crea la OMS con el objetivo de
“conducir a todos los pueblos al nivel de salud más elevado posible. Y es interesante repetir
aquí, en este momento, aunque la conozcamos, la definición de salud que ella da: “La salud es
un estado de perfecto bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad”.
La salud pasa a ser uno de los Derechos Humanos fundamentales y como tal,
respondiendo a ello, en la Conferencia Internacional de Alma-Ata, convocada por la OMS en
1978, se declara: “Los gobiernos tienen la obligación de cuidar la salud de sus pueblos”. Y se
añade: “Uno de los principales objetivos sociales de los gobiernos, de las organizaciones
internacionales y de la comunidad mundial entera en el curso de los próximos decenios debe
ser el de que todos los pueblos del mundo alcancen en el año 2000 un nivel de salud que les
permita llevar una vida social y económicamente productiva”.
No es momento de entrar en debate acerca de esa definición de salud, ni en la crítica o los por
qué estamos tan lejos de ese objetivo, divulgado como eslogan que a muchos nos suena
“Salud para todos en el año 2000”, pero sí de quedarnos con él. Hablar de derecho a la salud
es hablar de igualdad y de justicia, y de ampliar de nuevo el horizonte de la ética, porque es
responsabilidad del Estado la protección de esos derechos. Es también momento de
preguntarnos: como ciudadano, ¿cuánto puedo exigir?, como sociedad ¿hasta dónde dar para
que la distribución de unos recursos limitados sea equitativa?.

III – LOS CUATRO GRANDES PRINCIPIOS


Después de este recorrido histórico breve, en frases de personas e instituciones, podemos
entender el nacimiento de la Bioética, el oficial, vinculado a la formulación de los Principios de
la Bioética. En aquel contexto de los años setenta, del que hemos recogido llamadas y al que
habría que añadir los avances de la ciencia en el campo de la Biología y la Medicina, se sitúa la
convocatoria, por parte del Congreso de los Estados Unidos, de un grupo de expertos con el
encargo de trabajar esta nueva y urgente disciplina, la Bioética. El fruto de dicho trabajo fue la
formulación de cuatro Principios Fundamentales, llamados a convertirse en el nuevo paradigma
de la ética médica, en sustitución del Juramento Hipocrático.
Estos Principios son: Autonomía, Beneficencia, No Maleficencia y Justicia. Fueron
universalmente aceptados e inmediatamente pasaron a ser, en efecto, el nuevo paradigma de
la ética médica. Dos de ellos, el de Beneficencia y el de No Maleficencia, son los dos deberes
básicos contenidos en el Juramento Hipocrático, “hacer el bien” y “no hacer mal”. Los otros
dos, Autonomía y Justicia, recogen lo que podríamos llamar descubrimientos que la humanidad
había hecho, la libertad, la responsabilidad y la igualdad de todos los seres humanos.
A pesar de su fácil aceptación, es importante reconocer que en el momento de su
aplicación, es decir, en la práctica médica, surgieron pronto problemas, concretamente en las
prioridades. ¿Existe un orden prioritario en la aplicación de estos Principios?. En el mundo de
la Medicina, ante la enfermedad, existen con relativa frecuencia situaciones complicadas en las
que las decisiones a tomar no aparecen con absoluta claridad, en las que la búsqueda del
comportamiento ético se mueve en la zona de los grises, de la penumbra, porque no todos los
principios pueden cumplirse. Estos cuatro pueden, incluso, entrar en conflicto. Un ejemplo: un
paciente que desde su autonomía pide una actuación que va claramente en contra del deber
del médico de “no hacer mal” o, sería otro ejemplo, el paciente que pide un tratamiento de un
costo que va en contra del principio de justicia. –estamos en el caso de los sistemas nacionales
de salud-. Estos dos ejemplos, que son sencillos, llevaron a pensar en la prioridad de los
Principios y algunos expertos en Bioética se pronunciaron, debatieron y escribieron en relación
a este tema. Desde mi punto de vista, y generalizando, se puede decir que en esta cuestión
afloraron entonces diferencias culturales: una corriente norteamericana, con un subrayado de
la autonomía, y una corriente europea en la que, en caso de conflicto, no se ponía ésta en
primer lugar. En concreto el profesor Diego Gracia afirmaba que, en caso de tener que priorizar,
hay dos principios básicos, el de No Maleficencia y el de Justicia; estos dos nunca se pueden
conculcar y, de hecho, están respaldados por el Derecho –Código Penal-.

IV – LA BIOÉTICA HOY. CUESTIONES


Así nace la Bioética y así comienza su andadura intentando, en la medida de lo posible, dar
respuesta a las grandes cuestiones que nos traía el avance de la humanidad. Pero en estos
casi 40 años, esas grandes cuestiones –por otra parte las que siempre ha tenido ante sí el ser
humano- han aumentado, tanto en número como en profundidad. Y me atrevo a decir sin
mucho temor a equivocarme que este aumento es, en gran parte, fruto de una velocidad de
progreso del conocimiento, concretamente en el campo de la ciencia y de la tecnología,
desconocida hasta ahora. Y esto que es un logro, del cual podemos enorgullecernos, implica
un reto del cual podemos no ser del todo conscientes. El reto de poder contestar a la pregunta
que nos planteaba van Potter en 1975: “¿Qué tipo de futuro tenemos por delante? Como
humanidad, ¿tenemos alguna opción?”.
Sabiendo que el reto no está sólo en la pregunta sino en las condiciones para poder
contestarla o, al menos, abordarla. Poder contestar significa tiempo de reflexión e información
objetiva. Y, además, como también sugería el profesor Snow, diálogo entre la cultura científica y
la humanística.
¿Hacia dónde se puede caminar si las cosas se dan ya hechas con una información capaz
de crear opinión y sin diálogo científico humanista?
Hay un elemento más que añadir: ¿Sigue siendo la economía el principio rector de la
sociedad?
En nuestro mundo occidental hay algunos indicadores en relación a ella:
 Producir y rendir económicamente implica tener ciudadanos sanos
 La sociedad se ha medicalizado hasta límites insospechados
 La industria farmacéutica constituye hoy una de las inversiones más rentables.
¿Hacia dónde se puede caminar si la acción va por delante del pensamiento
auténticamente humano sobre sí mismo y el futuro de la humanidad?
Ésta es, a mi modo de ver, la gran pregunta –una, aunque formulada en dos partes para
recoger sus matices principales-. La gran pregunta ante la que nos encontramos hoy y a la que
cada uno tenemos el deber de aportar, o responder, en la medida de nuestras posibilidades. La
gran pregunta que debemos abordar también entre nosotros, conscientes de lo que somos y
con la responsabilidad de lo que hemos recibido. Cada uno sabe, pero tenemos una ficha de
identidad común:
Ciudadanos de un mundo rico
Poseedores de una formación, de unos estudios
Creyentes en el Señor Jesús
Convocados por Poveda.
Esta tarde deseaba fundamentalmente llegar hasta aquí, hasta lo que yo entiendo como
fondo o punto de partida. Sé, por otra parte, que hay en este momento cuestiones serias, que
nos desbordan y que son, en nuestro aquí y ahora, la concreción de lo que he llamado gran
pregunta. Sobre ellas hay que seguir reflexionando, pero permitidme que, al menos, señale
direcciones:
1. El principio y el final de la vida
Cuestiones de siempre. Juramento Hipocrático.
Hoy, ¿cómo se abordan?. Distintas legislaciones
2. Medicina: nuevas especialidades
Medicina Genómica. Predicción. Perfeccionamiento.
Medicina Regenerativa. Células troncales. Clonación.
Neurociencia. El cerebro humano.
3. Farmacología
Nuevos fármacos. Ensayos clínicos.
4. Salud mundial
5. Medio Ambiente
Sostenibilidad. Recursos.
Después del reconocimiento de nuestra responsabilidad personal y de la aproximación a
estas cinco grandes direcciones, hemos de conocer también, agradeciéndolo, el camino hecho
por la comunidad internacional. Tras la Declaración Universal de los Derechos Humanos en
1948, han sido numerosos los Convenios, Pactos, Normas y Declaraciones elaborados. Me
referiré sólo a dos:
 “Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos”. Constituye el
primer instrumento universal en el campo de la Biología. Fue aprobada por unanimidad por la
Conferencia General de la UNESCO en noviembre de 1997. Y un año después por la Asamblea
General de las Naciones Unidas. En su Prefacio se dic e que es un punto de partida: anuncia
una toma de conciencia mundial de la necesidad de una reflexión ética sobre las ciencias y las
tecnologías.
 Los Objetivos del Desarrollo del Milenio. “Construir un mundo mejor”
En septiembre del 2000, líderes de 189 naciones suscribieron una visión para el futuro: un
mundo con menos pobreza, hambre y enfermedades, mejores expectativas de vida para
madres y sus hijos, hijos mejor educados, igualdad de oportunidades para las mujeres y un
medioambiente más sano, un mundo en el cual, tanto los países desarrollados como aquellos
en desarrollo, trabajaran juntos para un mejoramiento de todos. Esta visión tomó forma en los
ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio
Estos objetivos son un desafío que se ha fijado la comunidad mundial. Son un desafío para
los países pobres, que deben demostrar una buena gestión de gobierno y el compromiso de
reducir la pobreza, y también para los países ricos, que deben cumplir su promesa de respaldar
el desarrollo económico y social.
1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre
2. Lograr la Enseñanza Primaria universal
3. Promover la igualdad entre los géneros
4. Reducir la mortalidad infantil
5. Mejorar la salud materna
6. Combatir las enfermedades
7. Asegurar la sostenibilidad del Medio Ambiente
8. Fomentar una asociación mundial.
De ellos vamos a tomar algunos datos, brevemente, de los que están en relación directa
con nuestro tema.
1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre
Reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de la población cuyos ingresos sean
inferiores a 1 dólar USA al día
La segunda meta es reducir a la mitad el porcentaje de personas que padecen hambre.
El hambre y la malnutrición suelen acompañar a la pobreza, pero aún en aquellos países en
los que las tasas de pobreza están disminuyendo, cientos de millones de personas no
obtienen los alimentos suficientes para satisfacer sus necesidades diarias, y muchos
millones de niños están malnutridos.

4. Reducir la mortalidad infantil


Reducir en dos terceras partes la tasa de mortalidad de los niños menores de cinco años.
En los países en desarrollo las tasas de mortalidad correspondientes a estos niños han
disminuido el 27 % respecto de la cifra de 1990. Pese a ello, cada día fallecen 30.000 niños,
principalmente por causas que podrían prevenirse, y casi la mitad de estos fallecimientos se
producen en el África subsahariana.
Sin una adecuada inmunización, continuarán muriendo niños de sarampión y otras
enfermedades infecciosas. Aunque la incidencia del sarampión está en descenso en los
países en desarrollo, éste continua afectando a treinta millones de niños por año. Y en
algunas circunstancias produce ceguera o sordera.

5. Mejorar la salud materna


Reducir la tasa de mortalidad materna en tres cuartas partes
El 99 % de los fallecimientos maternos se producen en los países en desarrollo y más
de la mitad en África. En muchos países pobres de ese continente muere una madre por
cada cien niños nacidos.
Cerca del 40 % de las mujeres en parto no son atendidas por personal médico
cualificado. Mejorías importantes se registraron en el Medio Oriente, donde los partos
atendidos por profesionales de la salud se incrementaron de 48% en 1990 a 77 % en 2006.
La situación en Asia Meridional y África subsahariana es preocupante ya que, en 2006, sólo
el 41 y 45 % de los partos respectivamente fueron atendidos por profesionales.

6. Combatir las enfermedades.


Detener y comenzar a reducir la propagación del VIH / SIDA. El SIDA es la principal causa
de fallecimiento en África subsahariana y la cuarta en el ámbito mundial. Casi 40 millones
de personas viven con VIH / SIDA y la enfermedad plantea un desafío sin precedentes en
materia social, económica y de salud pública.
Alrededor de dos millones de personas mueren de tuberculosis anualmente. Esta
enfermedad es la principal causa de muerte ocasionada por un único agente infeccioso en
los adultos de los países en desarrollo. La mayor tasa de casos nuevos se registra en
África, donde la enfermedad ataca a las personas infectadas con VIH.

Termino. Y voy a hacerlo con esa ficha de identidad común que he citado, pero
invirtiendo su orden:
 Reflexionemos sobre el “Humanismo verdad” de Pedro Poveda
Observemos su vocación educadora
Atendamos su llamada al diálogo fe-ciencia
 Escuchemos:
“La Bioética, situada en la encrucijada de grandes realidades humanas como la persona, la
familia, la justicia social y la defensa del ambiente, sabe que debe afrontar cuestiones que
afectan a las mismas fronteras de la vida para garantizar el respeto a la Naturaleza según
las exigencias éticas de una cultura humanista. Sirviéndose de las necesarias aportaciones
de las disciplinas jurídicas, socioeconómicas y ambientales y, sobre todo, de la
antropología, tiene el deber de indicar al mundo de la medicina, de la política, de la
economía, y a la sociedad en su conjunto, la orientación moral que se ha de imprimir a la
actividad humana y al proyecto del futuro” (Juan Pablo II, Discurso al Congreso de Bioética.
Universidad del Sagrado Corazón. 17 febrero, 1996)
 Sorprendámonos y reconozcamos como aquellos primeros y oremos:
“Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre para que te acuerdes de él…?
¡Señor, Dueño nuestro,
qué admirable es tu nombre
en toda la tierra!”.

Mª José Rivera
Roma, junio 2008

También podría gustarte