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La perseverancia es un esfuerzo continuo, supone alcanzar lo que se propone y buscar soluciones a las dificultades que
puedan surgir, un valor fundamental en la vida para obtener un resultado concreto.
Con perseverancia se obtiene la fortaleza y esto nos permite no dejarnos llevar por lo fácil y lo cómodo. El estudio siempre
implica paciencia y perseverancia para su conclusión. Por esto es muy importante que los niños aprendan a ser perseverantes.
Les brindará de estabilidad, confianza en sí mismos y madurez.
La Perseverancia es un valor fundamental en el que ponemos nuestras fuerzas mentales, intelectuales, espirituales y
emocionales para lograr resultados concretos en las metas, objetivos y propósitos que queremos lograr en el desarrollo
nuestra vida familiar, profesional, como estudiantes y en fin como persona.
Además, es la fuerza interior, constancia que se adquiere y se desarrolla en los más jóvenes y sobre todo en los niños y
niñas como expresión de confianza en sí mismos, estabilidad y madurez emocional.
Es por el valor de la perseverancia que aprendemos a actuar con disciplina, compromiso, poder de decisión y firmeza frente
a los retos que enfrentamos y que nos permite actuar de manera positiva en las dificultades y con la capacidad de asumir
con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas ante los distintos eventos de la vida.
La Perseverancia se aprende en el proceso de socialización en la familia, la escuela y el entorno social que nos rodea. De
ahí que los maestros, padres y personas mayores que rodean y educan a los niños y niñas deben educar con el ejemplo y
fomentar este valor en ellos.
Casi todos sabemos del dicho que dice “El que persevera triunfa”. A nuestro alrededor vemos cada día a héroes y heroínas
anónimas que logran grandes realizaciones de la vida en base a la perseverancia principalmente. Las historias están llenas
de obras engrandecedoras de personajes famosos.
Todo lo que vale, exige esfuerzo, disciplina, dedicación. Decídase a emprender ese camino, cada día.
La paciencia todo lo alcanza. Cambie la impaciencia por la perseverancia en el empeño. El tiempo es necesario
para alcanzar cualquier objetivo.
Ejercitar la paciencia es una manera de fortalecer la voluntad: paciencia para escuchar a los inoportunos, para
controlar los impulsos, para no contestar mal, etc.
Establezca un horario para su vida y ajústese a él, con flexibilidad, pero con exigencia. No lo cambie por
cualquier excusa.
Lo que hay que hacer, se hace: ¡ahora! Sin aplazarlo. Si algo le supone esfuerzo, esa es una buena razón para
hacerlo. Ahí radica la clave de la superación personal.
Hable claro, aunque pase un mal rato. Pero hágalo como le gustaría que lo hicieran con usted.
¡Atrévase! Corra riesgos, sin dejar de ser prudente. No se asuste por el miedo a fracasar o por las dificultades
que encontrará. Sea audaz.
Ejercite la voluntad cuidando los detalles pequeños: organizar el escritorio, recoger un papel del piso, sonreír a
alguien, contestar bien el teléfono, cumplir un plazo, etc.
Otras maneras de fortalecer la voluntad es perseverar en lo que comienza: una dieta, un plan de ejercicios, el
aprendizaje de un idioma, la lectura de un libro… Comenzar lo hace cualquiera; sólo los triunfadores van hasta el
final.
El autodominio es importante para ser libre, pues de lo contrario se es prisionero de uno mismo. No acepte ser
esclavo de sus vicios o de sus sentimientos negativos: sublévese, sepárelos de su vida.