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1) Los adolescentes tienen dificultades para tolerar la frustración y es importante enseñarles a hacerlo desde pequeños. 2) Para tolerar mejor la frustración, los padres deben evitar la sobreprotección, ayudar a poner nombre a las emociones, enseñar paciencia y a aceptar el error, y dar ejemplo de cómo afrontar su propia frustración. 3) Tolerar la frustración significa afrontar los problemas con optimismo, aceptar los cambios y pedir ayuda sin que afecte a la autoest
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Cinco claves para que los adolescentes toleren mejor la frustración
1) Los adolescentes tienen dificultades para tolerar la frustración y es importante enseñarles a hacerlo desde pequeños. 2) Para tolerar mejor la frustración, los padres deben evitar la sobreprotección, ayudar a poner nombre a las emociones, enseñar paciencia y a aceptar el error, y dar ejemplo de cómo afrontar su propia frustración. 3) Tolerar la frustración significa afrontar los problemas con optimismo, aceptar los cambios y pedir ayuda sin que afecte a la autoest
1) Los adolescentes tienen dificultades para tolerar la frustración y es importante enseñarles a hacerlo desde pequeños. 2) Para tolerar mejor la frustración, los padres deben evitar la sobreprotección, ayudar a poner nombre a las emociones, enseñar paciencia y a aceptar el error, y dar ejemplo de cómo afrontar su propia frustración. 3) Tolerar la frustración significa afrontar los problemas con optimismo, aceptar los cambios y pedir ayuda sin que afecte a la autoest
Cinco claves para que los adolescentes toleren mejor la frustración
Un menor desengañado se comporta con ira, impotencia o tristeza. Los
padres deben enseñarle que cualquier error es un aprendizaje y a enfrentar con optimismo el fracaso a la vez que evitan la sobreprotección
Si algo recuerdo de mi adolescencia es la dificultad que tenía para hacer
frente a la frustración y digerir correctamente mis tropiezos. Cuando no alcanzaba lo que pretendía surgía en mí la aflicción, el enfado o el impulso de abandonar aquello que me había propuesto. Podía pasarme días en bucle, enfadada con el mundo y con los que me rodeaban, intentando dominar mi ira o buscando culpables a mis malas decisiones. Los adultos que me acompañaban me explicaban la necesidad de analizar todo aquello que me pasaba con tranquilidad, pero a mí me costaba mucho hacerles caso.
Si hay una emoción desagradable que los adolescentes muestran
dificultades para manejar es la frustración. Una emoción que aparece cuando no son capaces de conseguir aquello que desean o se proponen. Surge de la diferencia entre lo que ocurre realmente y lo que has pensado que pasaría. Sentimiento muy molesto que te provoca desánimo y frustración.
La tolerancia hacia ella es una habilidad que necesita un aprendizaje
específico y que debe empezar desde que uno es pequeño. Ésta ayuda a afrontar los cambios inesperados y los fracasos, así como a saber manejar aquello que no está a la altura de las expectativas. Desarrollarla es imprescindible para poder afrontar de forma saludable situaciones que crean incertidumbre y rabia.
En esta etapa de desarrollo tan convulsa y repleta de cambios, el cerebro
adolescente no siempre está preparado para actuar desde la reflexión y frenar correctamente los impulsos. Por este motivo, a menudo tienen conductas disruptivas —dificultad para controlar sus emociones y su comportamiento— y dificultades para mostrarse resilientes.
No busques satisfacer tus necesidades de manera inmediata y no te enfades
desmesuradamente e intenta modular correctamente tus emociones. Los que tenéis una baja tolerancia a la frustración interpretáis los límites como algo inmerecido, lo que os lleva a ser impulsivos y desafiantes y os cuesta mucho aceptar los cambios y sus consecuencias. Te desmotivas muy fácilmente ante cualquier contratiempo y, a menudo, abandonando tus objetivos. En cambio, un adolescente con un elevado nivel de tolerancia podrá mantener su estado de ánimo sin alteraciones, aunque no vea cumplidas sus expectativas, pedirá ayuda cuando lo necesite y sabrá aceptar las críticas, asumir sus responsabilidades, trabajar en equipo y gestionar mejor los conflictos. Será más optimista, se sentirá capaz de probar cosas nuevas y transformará las situaciones problemáticas en oportunidades para aprender y mejorar.
Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y
limitaciones que se encuentran en el camino diario con optimismo e intentar buscar soluciones. Aprender a adaptarte a los cambios, aceptar que no siempre vas a ganar y solicitar ayuda cuando lo necesites sin que eso afecte tu autoestima. Superar los obstáculos con responsabilidad, inteligencia y determinación.
Para aprender a tolerar la frustración necesitas la oportunidad de enfrentarte
a ella sin que te sobreprotejan, trabajo que se debería haber empezado a hacerse desde los primeros años de tu vida. Potenciando tu autonomía e iniciativa personal para que seas capaz de hacerle frente desde la calma y la reflexión. Si tus padres no te dejan que te enfrentea a ella, intentando resolverte las dificultades continuamente, provocan que te conviertas en una adulta que no sabe solucionar sus problemas sin depender de los demás.
Estas son cinco claves que los padres pueden poner en práctica para enseñar a los adolescentes a tolerar la frustración:
1. Ayudándoles a poner nombre a todas las emociones que aparecen
cuando se sienten frustrados: recelo, ira, decepción, angustia... Explicándoles que estas emociones desagradables son necesarias para su desarrollo y deben aprender a darles respuesta. 2. Evitando la sobreprotección y la permisividad encontrando un equilibrio en la exigencia. Ayudándoles a marcarse metas razonables, realistas y precisas, animándoles a probar sin miedo a tropezar. Ajustando las expectativas a sus capacidades para que no se sientan agobiados o juzgados. 3. Animándoles a entrenar su paciencia a diario. Sin ella no serán capaces de examinar, desde la tranquilidad y objetividad, todo aquello que les ocurra ni ser persistentes para poder conseguir aquello que se propongan. 4. Enseñándoles a enfrentarse a las situaciones negativas o a los problemas con realismo y positivismo y a aceptar el error como factor imprescindible para el aprendizaje. A persistir y ser conscientes de que las cosas cuestan un esfuerzo y a menudo no se consiguen a la primera. 5. Los padres deben convertirse en el mejor ejemplo que puedan tener a la hora de hacer frente a su propia frustración. Pidiendo disculpas cuando se equivoquen con humildad y mostrándoles que con tenacidad y paciencia será mucho más fácil conseguir aquello que se propongan.
Se debe explicar a los adolescentes, con grandes dosis de cariño y respeto,
que la vida no es perfecta y tampoco controlable. Que está repleta de desafíos diarios que van a exigir trabajo y su mejor versión. Animémoslos a superar las piedras que se encontrarán en el camino con seguridad y atrevimiento.