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Término CRIMIPEDIA: Teoría de la elección

racional de Cornish y Clarke

2015
CRIMIPEDIA: Teoría de la elección racional de Cornish y Clarke

TEORÍA DE LA ELECCIÓN RACIONAL DE CORNISH Y CLARKE

MARÍA PATIÑO ORTEGA

RESUMEN

En 1986 Cornish y Clarke formularon la teoría de la elección racional. Se trata de


un enfoque que se incluye dentro de los modelos de prevención situacional del
delito. Esta teoría sostiene que quienes cometen un delito lo hacen tras un
proceso de toma de decisiones. También defiende que los delincuentes no son
tan distintos del resto de personas, centrándose en buscar las similitudes y
haciendo una crítica a la visión que hay en la actualidad que los tiende a
sobrepatologizar y es motivo de dificultad a la hora de realizar programas de
prevención del delito. Asímismo, los autores hacen una necesaria triple distinción
entre los tipos de delincuentes, a saber: el delincuente depredador, el oportunista
y el situacional, todo ello sin olvidar la importancia del proceso motivacional
intrapsíquico que lleva a la comisión del delito y por lo tanto el proceso de toma
de decisiones.

INTRODUCCIÓN

La teoría de la elección racional (en inglés rational choice theory, bajo las siglas
RCT), se recoge en el primer capítulo de un volumen editado por Cornish y Clarke,
y que surgió como resultado de la conferencia que tuvo lugar en la universidad
Christ's College (Cambridge, Reino Unido) en julio de 1985. Dicho volumen lleva
por título “el razonamiento criminal: perspectivas sobre la teoría de la elección
racional en el delito”. Los coordinadores habían observado que diferentes
enfoques (procedentes de la psicología, la sociología, la criminología, la economía
y el derecho) parecían asumir que gran parte de la delincuencia era, en general,
racional por naturaleza, de forma que ese foro dio lugar a la puesta en común de
cómo es el proceso de toma de decisiones dentro del ámbito de la delincuencia.

Derek B. Cornish y Ronald V. Clarke desarrollaron la teoría de la elección


racional en 1986. Se trata de una de las teorías que se incluye en los modelos de
prevención situacional del delito, ya que junto a otras1 mantienen la importancia
del contexto y los factores ambientales, y no sólo de la disposición criminal, que
hasta el momento se presuponía constante. La teoría de la elección racional se
asocia a la escuela clásica de pensamiento criminológico, pues mantiene que
1
Estas otras teorías son las actividades rutinarias (Cohen y Felson, 1979); la teoría del patrón
delictivo (Brantingham y Brantingham, 1984, 1993); prevención criminal basada en la modificación
del ambiente físico (Jeffery, 1971) y la teoría del espacio defendible (Newman, 1972); la policía
orientada a la solución de problemas (Goldstein, 1979)
2
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quienes cometen un delito lo hacen tras un proceso racional de toma de


decisiones que incluye, por un lado, la elección inicial de involucrarse y, por otro,
la decisión de cometer o no un acto delictivo. Por su parte, Cohen y Felson (1979),
incluyeron los factores sociales dentro de la teoría de las actividades rutinarias, al
hacer referencia al concepto de oportunidad (objetivo apropiado), y también
considerando un delincuente motivado y la ausencia de un guardián capaz. Por
último, la teoría del patrón delictivo, formulada por Brantingham y Brantingham
(1994) da cuenta de la parte situacional, cerrando el triángulo de las teorías de la
oportunidad delictiva.

Cornish y Clarke han elaborado este enfoque de desarrollo dentro de la


teoría de la elección racional en la delincuencia, el cual plantea varias hipótesis: 1)
Los delincuentes buscan beneficiarse mediante su comportamiento delictivo. 2)
Lo cual implica tomar decisiones y hacer elecciones, a pesar de lo rudimentarias
que puedan ser. 3) El proceso de toma de decisiones está restringido por el
tiempo disponible (muchas oportunidades delictivas tienen una duración
limitada), por la disponibilidad de información relevante (a menudo esta será
insuficiente) y por las habilidades cognitivas propias del delincuente (relacionadas
presuntamente con el Cociente Intelectual verbal). Se deduce que la racionalidad
será limitada, antes que completa. 4) Tanto el proceso de toma de decisiones
como los factores que tienen en cuenta los delincuentes varían significativamente
según las diferentes etapas de la toma de decisiones y según el delito (y
presuntamente también dependiendo de los diferentes delincuentes dentro de
los diferentes delitos; existen notables diferencias en los índices de éxito, siendo
la planificación por adelantado un rasgo clave en los delincuentes más exitosos).
Cornish y Clarke (1987), debaten que es necesario (a) centrarse en el delito a la
hora de analizar las elecciones delictivas y (b) entender que las decisiones están
relacionadas con las diferentes etapas de la implicación de un delincuente en un
delito determinado. De este modo, hacen una distinción entre la implicación
inicial, el hecho delictivo, continuación, y desistencia2. La secuencia general en la
implicación debería analizarse al margen de los factores, como por ejemplo la
selección de un objetivo, —los cuales están relacionados con el delito en sí—
.Cabe aclarar que, esencialmente, este grupo de factores afectan a la fase de
implicación.

2
Términos traducidos del inglés: implicación inicial (initial involvement), el hecho delictivo
(the event), continuación (continuation), y desistencia (desistance).
3
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Una perspectiva de la elección racional sostiene que los delincuentes


eligen cometer delitos específicos y que esos delitos se cometen por razones
específicas. Es necesario entender los factores que los delincuentes tienen en
cuenta a la hora de exponerse a una situación de riesgo determinada: análisis de
beneficios de una variedad de factores, incluyendo los incentivos, los beneficios
anticipados, el peligro que conlleva, las habilidades requeridas, todo ello
relacionado con sus objetivos, móviles, experiencia, habilidades, especialización y
preferencias. Todas estas variaciones se combinan con el fin de hacer atractivas
las oportunidades delictivas a individuos y grupos determinados (Cornish y Clarke,
1987).

Cornish y Clarke se refieren a dichas variaciones mediante la expresión


“propiedades que estructuran la elección” (del inglés choice-structuring
properties). A continuación aparece una lista de esas propiedades, aportada por
los autores, las cuales estructuran la elección en el caso concreto de los delitos
relacionados con el dinero en efectivo (por ejemplo, robos de dinero en lugar de
bienes, que pueden ir desde el robo de bancos al fraude informático):

1) Disponibilidad (número de objetivos, accesibilidad).

2) Conocimiento del método.

3) Probabilidad de conseguir dinero efectivo.

4) Especialización requerida.

5) Necesidad de planificación.

6) Recursos requeridos.

7) Necesidad de actuar solo o en grupo.

8) Tiempo requerido para cometer el delito.

9) La posibilidad de necesitar actuar con la cabeza fría.

10) Riesgo de ser detenido.

11) Severidad del castigo (en caso de detención).

12) Violencia instrumental requerida (por parte del delincuente).

13) Confrontación con la víctima.

14) Víctima conocida.


4
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15) Caché social en el ámbito delictivo3.

16) Herramientas necesarias4.

17) Evaluación moral5.

En el futuro, investigaciones más detalladas podrían dar lugar a


modificaciones en esta lista que, por supuesto, no debe aplicarse a todos los
delincuentes.

Los autores basan el RCT de forma muy explícita en los modelos


económicos de la toma de decisiones delictiva, los cuales “desmitifican de forma
efectiva y vuelven rutinaria la actividad delictiva”. Se presupone que el delito […]
implica reflexión racional y es una transacción económica o una cuestión de
elección ocupacional (Cornish y Clarke 1985, p.156). Los modelos económicos de
delincuencia no son sólo aquellos que están motivados por bienes gananciales,
sino que también se extienden a los delitos violentos.

Otra fuente de RCT puede encontrarse en los modelos de procesamiento


de información y estrategias que se relacionan con la toma de decisiones que se
da en casos no delictivos (Kahneman, Slovic y Twersky, 1982), los cuales se aplican
a la toma de decisiones de los casos delictivos posteriormente.

ENFOQUES DE LA ELECCIÓN RACIONAL DE LA DELINCUENCIA

En primer lugar, se parte de la hipótesis de que los delincuentes buscan


beneficiarse a través de su comportamiento delictivo; de que esto implica un
proceso de toma de decisiones y de realización de elecciones, a pesar de lo
rudimentarios que puedan resultar esos procesos en ocasiones; y de que estos
procesos muestran cierta racionalidad, aunque pueda verse restringida por límites
de tiempo, capacidad y la disponibilidad de información relevante. Cornish y
Clarke admitieron que esta concepción de la criminalidad parecía encajar algunas
de sus formas (de la delincuencia) mejor que otras concepciones. Sin embargo,
incluso en el caso de aquellos delitos que parecían haber sido motivados de forma
patológica o ejecutados impulsivamente, se consideró que los componentes
racionales también estaban a menudo presentes y que la identificación y
descripción de éstos podría entrañar lecciones para la política de control de la
delincuencia (Cornish y Clarke, 1986, pp.1-2).

3
No se adquiere el mismo prestigio por robar una caja fuerte que por cometer un atraco, por
ejemplo.
4
Por ejemplo, para la intrusión en propiedades.
5
En el sentido de autoevaluación.
5
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En segundo lugar, adoptaron un enfoque centrado en el delito, no sólo


porque delitos diferentes pueden tener necesidades diferentes, sino también
porque el contexto situacional de la toma de decisiones y la información que se
maneja pueden variar mucho entre un delito y otro. Ignorar estas diferencias
podría reducir significativamente el alcance de la investigación para identificar los
puntos calientes para la intervención […]. Es probable que un enfoque que se
centre en el delito implique unas distinciones más precisas que las que
normalmente se han hecho en criminología. Por ejemplo, puede que dividir el
robo simplemente en sus formas comerciales y residenciales no sea suficiente.
También puede que sea necesario distinguir entre los robos cometidos en los
suburbios de clase media, en viviendas públicas y en enclaves residenciales de
clases adineradas. Los estudios empíricos sugieren que los tipos de delincuentes
que participan en estas diferentes formas de robo doméstico, sus motivaciones y
sus métodos varían considerablemente. Podrían exponerse argumentos similares
para distinguir entre las diferentes formas de robo, violación, hurto en tiendas y
robo de vehículos, por poner algunos ejemplos más obvios. Un corolario de este
requisito es que el enfoque explicativo de la teoría se encuentra en los delitos, en
lugar de en los delincuentes. Tal enfoque, proporciona un contrapeso a las
preocupaciones teóricas y políticas sobre el delincuente (Cornish y Clarke, 1986,
p.2).

En tercer lugar, sostuvieron que un enfoque (de la toma de decisiones


delictiva requiere hacer una distinción fundamental entre la implicación delictiva y
el hecho delictivo. La implicación delictiva se refiere a los procesos mediante los
cuales los individuos deciden involucrarse inicialmente en formas determinadas
de delito, seguir delinquiendo, y desistir. Los procesos de toma de decisiones en
estas diferentes etapas de implicación delictiva se verán influenciados en cada
caso por diferentes conjuntos de factores6. De la misma manera, los procesos de
toma de decisiones que se dan en la comisión de un delito específico (es decir, el
hecho delictivo) recurrirán a sus propias categorías especiales de información.
Habitualmente las decisiones sobre la implicación tienen varias etapas, que se
extienden en períodos considerables de tiempo, y hacen uso de una amplia gama
de información, aunque no toda se relacione directamente con los propios delitos.
Además, las decisiones sobre los hechos delictivos a menudo son procesos más
cortos, y utilizan la información más limitada, en gran medida relativa a las
circunstancias y situaciones inmediatas (Cornish y Clarke, 1986, p.2).

6
Véase propiedades que estructuran la elección en el apartado “Introducción”.
6
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La teoría de la elección racional según Cornish y Clarke

Los autores parten de la idea de que el pensamiento del delincuente racional, en


tanto que razona, emplea las mismas estrategias cognitivas que cualquier otra
persona cuando se plantea tomar decisiones, es decir, se rige por castigos y
recompensas al igual que ocurre en el pensamiento económico, sociológico,
psicológico y jurídico.

En la actualidad se observa una tendencia teórica a sobrepatologizar la


delincuencia y a subestimar su racionalidad, lo que dificulta el diseño de
estrategias más eficaces para el control de la conducta delictiva. Los autores
plantean que, en lugar de concentrar exclusivamente la atención en el
delincuente y en aquellos factores que influencian su implicación en ciertos
delitos, debe prestarse más atención al propio acto delictivo y a los factores
situacionales, como ya se ha mencionado previamente. Clarke y Felson (1998)
remarcan la importancia del papel del elemento de oportunidad en la causación
del delito, y para ello hacen una compilación en la que incluyen también el
enfoque de la actividad rutinaria, la teoría del patrón delictivo y la perspectiva de
la elección racional.

Hasta el momento, los intentos de explicación de la conducta delictiva en


determinadas personas que habían hecho los criminólogos no habían dado lugar a
identificar similitudes entre los delincuentes y el resto de personas, agravando así
las diferencias intergrupos. Cornish y Clarke (1986) subrayan esas similitudes. Si
bien no niegan la existencia de componentes irracionales y patológicos en algunos
delitos, sugieren que deben examinarse más de cerca los aspectos racionales y
adaptativos de la delincuencia y deje de analizarse como un fenómeno individual,
sino como uno circunscrito a lo social.

En el prólogo al libro “el razonamiento criminal: perspectivas sobre la


teoría de la elección racional del delito”, Cornish y Clarke hacen una aclaración
sobre la elección pragmática del concepto “perspectiva de la elección racional del
delito”. En primer lugar destacan que con “perspectiva” se obvia el concepto de
teoría pues se trata de un enfoque: un esquema organizativo que intenta arrojar
luz sobre las teorías previas al respecto. El término “elección” enfatiza la idea de
que los delincuentes toman decisiones sobre sus actos. El vocablo “Racional”
pone de relieve el concepto de pensamiento estratégico, es decir, el delincuente
hace un procesamiento de la información y evalúa las oportunidades y las
alternativas. Dicho de otro modo: los autores afirman que se trata más bien de un
enfoque que de una teoría en su sentido más estricto.

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Cabe hacer mención de que la perspectiva de la elección racional fija su


atención en la toma de decisiones del delincuente, siendo esta una conducta
intencional, que el delincuente realiza para obtener unos beneficios. Como ya se
ha explicado previamente, el pensamiento durante la decisión está limitado por
las circunstancias, la cantidad de tiempo y esfuerzo que dedican a la decisión así
como a la calidad de información disponible, por lo que no es habitual que
dispongan de una imagen completa de todos los costes y beneficios de cometer el
delito a corto plazo, obviando aquellos más remotos. En la comprensión de las
elecciones delictivas es necesario hacer un análisis muy específico de las
categorías de los delitos, pues el móvil de cada uno responde a factores
situacionales diversos. Sin embargo, no se excluye que quienes cometan un tipo
de delito puedan cometer otro distinto, sino que depende de la circunstancia que
acontezca.

Tipología del delincuente

En la teoría de la elección racional se considera que el delincuente medio está


centrado en el momento presente. Por consiguiente, se considera que los costes o
repercusiones futuras probablemente tendrán consecuencias limitadas. El
individuo más propenso a responder a la idea de consecuencias futuras es el
“delincuente marginal”.

Malatesta (2008), aclara que a pesar de que la prevención situacional se


centra fundamentalmente en los factores ambientales, y no en el delincuente,
Cornish y Clarke han ampliado el marco teórico para incorporar tipologías de
delincuente que reflejen de forma más precisa la manera en que el ambiente
podría influir sobre su comportamiento. Dicha ampliación ha sido valorada
positivamente en este aspecto, pues la prevención situacional sigue aplicándose
en áreas más amplias de la participación delictiva. En respuesta a la ampliación
que Wortley realizó en el modelo de control situacional, Cornish y Clarke
revisaron la perspectiva teórica para incluir unas “tipologías” de delincuente más
imprecisas, las cuales afectaron la trascendencia de las claves ambientales (del
inglés enviromental cues). Ellos afirman que, “a pesar de que la prevención
situacional aplica sus técnicas a delincuentes que no han sido clasificados en una
tipología, existe un peligro similar al ignorar ciertas hipótesis sobre su naturaleza,
pues es fácil que éstas pasen desapercibidas”. (Cornish y Clarke p.56, 2003). (pp.
56-57).

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Los tres tipos de delincuente que describen los autores son los siguientes:
el depredador antisocial, el delincuente oportunista y el delincuente situacional.

Depredador antisocial (Predatory or “Anti-Social Predator”)

Busca activamente objetivos y lugares para involucrarse en la actividad delictiva.


Cornish y Clarke (2003) argumentan que “muchas de las hipótesis sobre la
naturaleza de los delincuentes depredadores antisociales son también coherentes
con aquellas que se formularon en las teorías tradicionales del control de la
delincuencia” (p.57). Este tipo de delincuente está dispuesto a tomarse el tiempo
necesario para embaucar a la víctima para implicarse a largo plazo. Estos
delincuentes ya han tomado la decisión de tener un comportamiento delictivo
antes de que se les presente la oportunidad de delinquir.

Delincuente oportunista (Mundane or “opportunists”)

Estos delincuentes son menos propensos a delinquir de forma impulsiva porque


“tienen un interés superior en ser deseables socialmente, y por lo tanto están
sujetos a mayores restricciones personales y sociales sobre su comportamiento”
(Wortley, 2006, p.15). Cornish y Clarke afirman que éstos son delincuentes “cuyos
modos de vida son convencionales en lugar de delictivos, y cuyas necesidades
están satisfechas en general […]. Como mínimo, este tipo de delincuente es el que
siente la necesidad de justificar su conducta” (p. 63, 2003). Además, están
comprometidos con la sociedad y demuestran tener razonamiento moral. En
comparación con el depredador antisocial, los delincuentes oportunistas son
mucho más propensos a involucrarse en la actividad delictiva de forma transitoria.
Sus compromisos morales y sociales limitan su participación en la actividad
delictiva, además del miedo al castigo y la posibilidad de ser descubierto
(Malatesta, J. 2008).

Delincuente situacional (Provoked ofender or “Situational”)

“Los delincuentes situacionales reaccionan a un conjunto determinado de


circunstancias ambientales (frustraciones situacionales, irritaciones, presiones
sociales, entre otras) que les induce a cometer determinados delitos que, de otra
manera, no habrían cometido” (Wortley, 2006). A menudo, este tipo de
delincuentes actúan “en caliente”. Es decir, es poco probable que delinca, salvo si
ocurre un cambio en una situación determinada que le provoque o instigue a
cometer un delito.

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Motivación

Para los delincuentes depredadores, la motivación que les lleve a plantearse


delinquir surge de deseos humanos ordinarios (Cornish y Clarke, 2001). Los
responsables de la naturaleza de los deseos y las necesidades delictivas son los
impulsos fisiológicos básicos, las preferencias personales adquiridas durante el
desarrollo, y las prioridades generadas por los placeres y situaciones del modo de
vida del delincuente.

En el caso de los delincuentes novatos (primarios), el hecho de vivir o


estar en contacto con modos de vida marginales puede hacer que se vean
atraídos de forma selectiva a la delincuencia como una solución a sus problemas.
En el caso de los delincuentes habituales (reincidentes) puede que la actividad
delictiva se convierta en una parte fundamental de su modo de vida, ya sea como
un medio para satisfacer los distintos anhelos que no pueden saciar fácilmente de
forma legal (por ejemplo, para mantener un ritmo de vida de “fiesta continua”) o
como un fin en sí mismo (por ejemplo, el abuso de sustancias). Sin embargo, tanto
para los primarios como para los habituales, la motivación proviene
característicamente de los rasgos de sus modos de vida, que han mantenido
desde antaño y no son el resultado casual de factores situacionales puntuales.

Toma de decisiones

El enfoque de la elección racional formula la hipótesis de que el proceso de toma


de decisiones que ocurre en los delitos cometidos por delincuentes depredadores
es un proceso por etapas. El delincuente estará preparado para cometer un delito
concreto una vez se haya motivado y cuando logre resolver si le será más fácil
alcanzar un objetivo deseado a través de medios delictivos en lugar de medios no
delictivos. El conocimiento directo o indirecto que se adquiere en el transcurso de
la vida diaria entrena al delincuente potencial para generar una serie de posibles
recursos (algunos de ellos delictivos) que satisfagan sus posibles necesidades y
anhelos (Cornish y Clarke, 1986).

Según Cornish y Clarke (1987, 1989), estas opciones se evalúan en función


de si el delincuente potencial es capaz y está dispuesto a poner dichas opciones
en práctica, y en función de los elementos relacionados con la toma de decisiones
racionales7, los cuales influyen en los delitos que se están evaluando. En el caso de
que los escrúpulos morales sean un problema para el delincuente, también éstos
contribuirán en el proceso de evaluación de soluciones posibles en ese momento.

7
Del inglés Choice-structuring properties, que se desarrollan previamente en la Introducción.
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Si los medios delictivos se seleccionan como los más adecuados para lograr los
objetivos personales, se considerará entonces que el delincuente está listo para
delinquir.

Una vez estén listos para cometer un delito, el proceso únicamente


quedará determinado por las consideraciones instrumentales y los factores de
oportunidad. La prevención situacional relega a los modelos de elección racional
sobre la implicación (o, de hecho, a las teorías de la criminalidad en general). Para
explicar cómo se consigue la “disposición delictiva”8, cómo se mantiene o reduce.
Para expresarlo en términos criminológicos tradicionales: se presupone la
existencia de un delincuente motivado y se centra en frustrar las subsecuentes
decisiones instrumentales que fueron tomadas durante la comisión del delito.
Esta división de la toma de decisiones delictiva en dos etapas básicas, relacionada
con la implicación delictiva y el hecho delictivo respectivamente, tiene una serie
de consecuencias (negativas) en cuanto a la manera en la que se percibe a los
delincuentes depredadores. En primer lugar tiende a confinar las cuestiones
motivacionales a etapas tempranas de la toma de decisión. La intención delictiva
o “disposición”, según esta teoría, está modelada en esencia por procesos
motivacionales ya presentes en la vida del delincuente. La disposición delictiva
también conlleva una “crueldad” temporal, pues en este punto las
consideraciones morales —si es que hay alguna—ya se habrán resuelto (Cornish y
Clarke, 2008).

La hipótesis que sostiene que las decisiones en torno al hecho delictivo


deberían separarse de las decisiones de implicación también hace hincapié en qué
hacen los delincuentes cuando cometen un delito y, de este modo, sigue
destacando los aspectos inmorales predatorios y calculadores de la delincuencia.
Las decisiones que se tomen en este punto, en general están relacionadas con los
aspectos técnicos de la “caza”, el “asesinato”, y la huída de la escena del delito.

Clarke y Felson (1998) aseguran que, indudablemente, algunos principios


de oportunidad sí pueden aplicarse a todos los delitos. Pero incluso esos
principios deben aplicarse teniendo en cuenta el escenario concreto y el modus
operandi. Dicho de otra forma, la teoría de la elección racional es aplicable a
cualquier delito, pero es imprescindible tomar en consideración la situación en
que ocurre el hecho delictivo y la variabilidad del procedimiento9.

8
Traducido del término en inglés: readiness. Cabe señalar que los autores emplean como sinónimo
de este concepto la expresión criminal intention, en español “intención delictiva.”
9
Véase lo expuesto previamente en el apartado “enfoques de la elección racional de la
delincuencia”.
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Gráfica 1. Modelo de implicación inicial. Adaptada y traducida de Cornish y Clarke


(1985).

PREVENCIÓN SITUACIONAL

En base al enfoque propuesto, Cornish y Clarke plantean una serie de técnicas


cuyo objetivo es aumentar el esfuerzo y hacer la comisión del delito más difícil, o
al menos hacer que lo sea a la percepción del delincuente.

Tabla 1. Las veinticinco técnicas de la prevención situacional del delito de Cornish


y Clarke, extraída de Summers, (2009).

AUMENTAR EL AUMENTAR EL DISMINUIR REDUCIR ELIMINAR


ESFUERZO RIESGO GANANCIAS PROVOCACIONES EXCUSAS
Entorpecer Aumentar el Ocultar objetivos Reducir Establecer reglas
objetivos Seguros número de Aparcar en garajes; frustraciones/estrés Contratos de
antirrobos de guardianes Salir en furgonetas de Mantener eficiencia alquiler; registros
vehículos; grupo por la noche; bancos sin marcar. en las colas; en hoteles;
pantallas y llevar móvil. suficientes asientos. códigos de

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Controlar accesos Facilitar la vigilancia Desplazar objetivos Evitar disputas Fijar instrucciones
Porteros Mejoras en la Radios extraíbles; Zonas en estadios «No aparcar»;
automáticos; iluminación; diseño refugios para para distintos »Propiedad
accesos con de espacio mujeres aficionados; reducir la privada»;
tarjeta; control de defendible. maltratadas; aglomeración en «Extinguir
Controlar salidas Reducción del Identificar la Reducir la excitación Alertar la
Tickets en los anonimato Tarjetas propiedad emocional Controlar conciencia
aparcamientos; de identidad de Marcadores de la difusión de Campañas de
licencias de taxistas; uniformes. propiedad, inc. en pornografía infantil. tráfico (alcohol,
exportación. vehículos (ej. velocidad).
número de chasis) y
Desviar Introducir Trastornar los Neutralizar la presión Asistir la
trasgresores «gestores» de sitios mercados delictivos del grupo de conformidad
Dispersar bares; Cámaras de Controlar referencia «Di no a Proporcionar
evitar servicios seguridad en vendedores las drogas»; dispersar servicios públicos
unisex; cierre de autobuses. ambulantes. a alborota- dores en y papeleras.

Controlar Reforzar la Eliminar beneficios Disuadir imitaciones Controlar las


facilitadores vigilancia formal Limpieza de graffiti; Censurar detalles del drogas y el
Deshabilitar Alarmas antirrobo; montículos de modo de operar; alcohol
móviles robados; personal de velocidad; reparar rápidamente Alcoholímetros;
controlar la venta seguridad. contenedores de los daños por cacheos.
de cuchillos. tinta roja. vandalismo.

CONCEPTOS RELACIONADOS

Teoría de la elección racional, rational choice theory (RCT), modelo económico,


prevención situacional, teoría de las actividades rutinarias, implicación delictiva,
hecho delictivo, choice-structuring properties.

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