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El etnógrafo las entrevistas

Atributos personales que se requieren en las entrevistas, confianza, la curiosidad y la


naturalidad. Establecer un sentimiento de confianza y de relación.
Qué tipo de persona estaría uno dispuesto a confiar algunos de sus más íntimos
secretos. Para mí tendría que tratarse de una persona comprensiva, a la que yo supiera
interesada en mi por mí mismo y que quisiera escuchar y apreciar mis opiniones sin
juzgarlas, por raras, malignas absurdas o mal expresadas que pudieran parecer. El
entrevistador fuera capaz de apreciar las dificultades con que los maestros se
encuentran en su trabajo, la dificultad consiste en cómo aparecer como un ser
humano, maduro, pues eso incluye tanto una cantidad de intereses y disposiciones. El
segundo atributo, es la curiosidad, un deseo de saber: de conocer las opiniones y las
percepciones que las personas tienen de los hechos, oír sus historias y descubrir sus
sentimientos. Esta es la fuerza motivadora, y tiene que haber un motivo
desencadenante que impulse a los investigadores a apoderarse y dominar las múltiples
dificultades que se presentan en la preparación y conducción de entrevistas.
Y entonces el investigador debe apelar al tacto y la discreción para detectar si es
oportuno presionar en busca de mayor información o si es mejor prescindir de ella. Es
frecuente encontrarse en la primera entrevista con una información insulsa y sin
fisuras.
Debemos buscar la que hay “en la cumbre”. Se presta atención a palabras o frases
clave, que pueden no ser, se pueden buscar indicadores de la importancia que una
cuestión tiene para un entrevistado. El tercer elemento es la espontaneidad. El
objetivo es el de captar lo que se encuentra en el interior de los entrevistados, sin la
coloración ni la distorsión que el entrevistador pueda imprimirle. Las entrevistas son
no estructuradas, pensadas para facilitar la expresión de las opiniones y hechos
personales con toda sinceridad y precisión, el entrevistado proporciona la estructura;
las preguntas del entrevistador tienen a ayudar a descubrir de qué se trata. “Ser
natural” o “ser espontáneo” significa que no se adopta ninguna postura especial en
calidad de “investigador”, “experto”, “burócrata”, sino que lo que se hace es
relacionarse con las gentes sobre la base del vínculo de persona a persona. En primer
lugar, “entrevista2 implica una formalidad que el etnógrafo trata de evitar. Prefiero
llamarlas conversaciones o discusiones, lo que indica mejor un proceso libre, abierto,
democrático, bidireccional e informal, y en el que los individuos pueden manifestarse
tal com son, sin sentirse atados a papeles predeterminados, pueden al mismo tiempo
representar el papel y reflejarlo, y exhibir menos interés en presentar “frentes2
impenetrables. Veamos en qué términos se plantea y se conduce la entrevista. Cuanto
mayor sea la incidencia del elemento voluntario, y cuando menor sea la presión de la
dirección en la participación, mayores son las probabilidades de lograr este estado de
espontaneidad y reciprocidad. Como hemos observado, todo esto tiene su fuente en la
naturalidad en la recogida de las cosas tal como son, no tal como se las fuerza a que
sean. En consecuencia, es muy grande el crédito que se otorga a las conversaciones
que tienen lugar dentro del curso normal de los acontecimientos. El rasgo
sobresaliente del profesional en el pleno sentido del término es su capacidad para el
autodesarrollo profesional autónomo a través del estudio sistemático de sí mismo.
Las conversaciones y los procesos de pensamiento que se establecen entre ellos
suministran un tipo de psicoterapia social. Los entrevistados pueden buscar otro tipo
de “contrato”. Cuando las entrevistas se “preparan2, debiera darse a los entrevistados
siempre que sea posible, oportunidad de elegir el momento y el lugar. Cuanto menos
formal, más relajado, menos competitivo y más estimulante sea un sentimiento de
comunidad, mejor. Resulta necesario concebir entrevistas continuas a lo largo de un
periodo prolongado, aun cuando no se formule ninguna pregunta, los datos surgen de
la interacción normal. Es necesario establecer contacto y hacer que la gente se sienta
cómoda. Esto significa empezar amablemente y no formular preguntas íntimas ni
intimidantes. Puede utilizarse una cantidad de fórmulas de buena educación y
presentarse de manera agradable. Hay que cultivar actitudes y disposiciones que
normalmente no se poseen, pues es preciso empatizar con el entrevistado, lo que, al
menos por ahora significa hablar su lenguaje, valorar sus argumentos y aparentar
ponerse de su lado.
A medida que se desarrolla la entrevista pueden tener lugar marcos alternativos de
trabajo, sugeridos por las respuestas mismas. El original no se ha perdido, pero los
aspectos importantes para el entrevistado sólo se vuelven evidentes cuando éste habla,
y puede, en la realidad, absorber la lista de control original. La orientación debiera
relacionarse tanto con el marco de la entrevista como con su contenido.
Las entrevistas implican también la observación de las mismas cosas que se buscan en
otros tipos de observación. Estos serán indicadores de lo que haya que enfocar en
entrevistas posteriores. La entrevista puede compararse con la observación
participante, así también la realización de un registro puede compararse con las notas
de campo. Es evidente que un grabador puede ser un instrumento magnífico, pero a
condición de que no provoque “interferencia”. Además de grabar y participar en la
conversación, el investigador puede tener necesidad de tomar notas. Se trata de ese
tipo de notas que se forman en el trabajo de campo etnográfico, cuando el etnógrafo
se ve abrumando por un torrente de datos. Los crípticos apuntes del momento son
suficientes para poner más tarde la memoria en movimiento, y recordar todos los
datos e impresiones.

La más breve de las notas puede ayudar a la memoria. También es difícil conservar en
mente todos los puntos sobre los cuales se desearía una elaboración posterior del
informante, pues fueron arrastrados por el torrente de palabras.
El investigador debe registrar impresiones de la disposición del entrevistado, la actitud
de éste respecto de la investigación y en general respecto del investigador.
Pueden transcribirse algunos puntos particularmente elocuentes. El índice hace las
veces de registro de la conversación y guía la memoria durante el largo periodo en que
lo probable es que no se tenga a disposición la cinta. Durante la primera etapa, vale la
pena considerar si es realmente necesario transcribir toda la grabación. Tono, humor,
aspecto, vacilaciones, etc.

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