Está en la página 1de 6

Ensayo: Claude Levi-Strauss, Tristes trópicos (Bororó y Nambiquara).

Pensamiento Antropológico I, 2019-1.

Lucas Arango (1007829633)

Jorge Luis Camargo (1032507133)

Juan Pablo Rivera (1032492394)

William Santiesteban (1233693588)

Claude Levi-Strauss, antropólogo francés, apasionado por la lingüística y por el


trabajo etnológico. Considerado el padre de la antropología estructural, que se
basa en los planteamientos metodológicos y teóricos de la lingüística para hallar
los patrones de pensamiento subyacentes a las múltiples formas de desarrollo de
la cultura en los grupos humanos. Consideraba que la mente de todas las formas
de la humanidad funcionaba de la misma forma, y se esmeraba por encontrar
precisamente esos planteamientos que pudieran extenderse y generalizarse a los
grupos humanos a lo largo del mundo. Su trabajo más importante, y el que nos
concierne aquí es Tristes trópicos, publicado en 1955, es una compilación de las
experiencias y análisis que realiza Levi-Strauss a través de sus viajes por los
diferentes lugares de la geografía del mundo, siempre centrado e interesado en la
organización social de los pueblos o sociedades étnicas con los cuales entra en
contacto. Su búsqueda se fija en lo importante de hallar aquellos puntos en los
cuales se conectan las estructuras básicas del pensamiento humano a través de
analizar patrones culturales y elementos universalizables, que a su vez se
manifiestan de forma particular y mutable dependiendo del grupo humano sujeto
de estudio.

En los capítulos 21 al 29 se nos presentan las peripecias y desafíos que se


presentan en el trascurso del viaje emprendido por Levi-Strauss en el Brasil. Es
notable la descripción que realiza sobre las condiciones en las que viven las
personas que se encuentra por sus caminos hacia Cuiabá. Relata cómo es el
ambiente y las historias sobre las fiebres que aquejaron a este lugar en tiempos
anteriores, esto es evidente por la cantidad de montículos con flores encontradas
alrededor de toda la ciudad. Describe también la importancia de la riqueza material
de la ciudad, pues narra cómo hay una inmensa cantidad de oro en la ciudad,
tanto que los habitantes recogieron, en buenos tiempos, toneladas de oro en
pepitas, y cómo usaban este oro como moneda de cambio para conseguir víveres
y otros recursos que fueran necesarios. Cuenta cómo aún se recoge polvillo de
oro del suelo en un valle cercano a un río. También se denota la presencia de
diamantes, estos más escasos que el oro. Una costumbre interesante es cómo se
introducen bolitas de cera en el río, con la finalidad de que el oro se adhiera a
estas. (pp. 196) Se acerca entonces a la gobernación para solicitar credenciales
con fines exploratorios. En medio de su viaje, y al encontrarse con los primeros
aborígenes bororó, se entera de una cuestión curiosa, dicho por los misioneros,
éstos no tienen “ni fé, ni ley ni rey”, pues su fonética no les permite pronunciar los
fonemas de la f, la l o la r. Esto se evidencia cuando se da cuenta de que la única
palabra en portugués que pueden pronunciar los bororó es fumo que, leída como
sumo, se relaciona con el tabaco, y es leída de esta forma por la imposibilidad de
los Bororó de pronunciar la f. (pp. 204)

Sus análisis sobre las formas de comportamiento y costumbres de la comunidad


bororó no están específicamente centradas en sus condiciones de vida, sino en
sus costumbres y en su forma de relacionarse entre ellos, pero más importante, en
los comportamientos que asumen para con él mismo. Esto abre luces a nuevas
perspectivas sobre el rol que asume el etnólogo en campo, a partir de empezar a
construir sus perspectivas sobre la organización social desde una posición de
cierta exterioridad que busca adentrarse en las estructuras de organización social.

Esto se demuestra también a través de las descripciones que realiza Levi-Strauss


sobre el proceso de incursión y adentramiento en los contextos socio-culturales de
las comunidades. “Me proponía pasar un año entero en el matorral y había
dudado mucho sobre el objetivo. Sin poder sospechar que el resultado con-
trariaría mi proyecto, más preocupado por conocer América que por profundizar
la naturaleza humana fundándome sobre un caso particular, había decidido
operar una especie de corte a través de la etnografía (y de la geografía)
brasileña, atravesando la parte occidental de la meseta, desde Guiaba al río
Madeira. Hasta una época reciente esta región era la menos conocida del
Brasil. Los exploradores paulistas del siglo XVIII apenas habían ido más allá de
Guiaba, rechazados por la desolación de la comarca y el salvajismo de los
indios. A comienzos del siglo xx, los 1500 kilómetros que separan Guiaba del
Amazonas eran aún tierra prohibida, a tal punto que para ir de Guiaba a
Manaos o a Belem, en el Amazonas, lo más sencillo era pasar por Rio de Janeiro
y continuar hacia el norte por mar, tomando el río desde su estuario.” (pp. 242-
243)

El uso del método etnográfico, profundamente descriptivo se abre paso como un


elemento fundamental en la construcción de un punto de enunciación y abre
perspectivas alrededor de las funciones y estructuras que se ven representadas
en la naturaleza de los rasgos culturales que se aprehenden en medio del
acercamiento etnográfico.

Es notorio también, al leer Tristes trópicos el profundo detalle con que son
descritos los ambientes y los rasgos de las personas. Esto nos muestra un interés
profundo en la cotidianidad de los sujetos estudiados, profundamente importante
para poder comprender las dinámicas y procesos de estructuración del
pensamiento, que desembocarán en una comprensión amplia de la cultura.

Esto permite adentrarse de lleno en un análisis de la situación y de los marcos de


comprensión de la cosmovisión y la religión de las comunidades aborígenes que
se dedica a estudiar el etnólogo. Muestra de esto es, por ejemplo, la descripción y
análisis que realiza Levi-Strauss del pensamiento religioso y mítico del pueblo
bororó.

“No es que la religión tuviera más imponencia entre los bororo; al contrario, era
algo consabido. En la casa de los hombres los gestos del culto se cumplían con la
misma desenvoltura que todos los otros, como si se tratara de actos utilitarios
ejecutados con vistas al resultado, sin reclamar esa actitud respetuosa que se
impone aun al incrédulo cuando penetra en un santuario” (pp. 247)

Es interesante cómo a partir del entendimiento de los procesos de rituales


funerarios, es posible para Levi-Strauss adentrarse en un análisis de las formas de
entender el mundo de los indígenas.

“Antes de encarar este nuevo aspecto de la cultura bororo, abriré un paréntesis a


propósito de las relaciones entre muertos y vivos. Sin él sería difícil comprender la
solución particular que el pensamiento bororo da a un problema universal, y que
es notablemente parecida a la que se encuentra en el otro extremo del hemisferio
occidental…Probablemente no exista ninguna sociedad que no trate a sus
muertos con consideración… Sin duda, las prácticas funerarias varían según los
grupos. ¿Puede decirse que esta diversidad no tiene importancia, dado el
sentimiento unánime que oculta? Aun cuando nos esforcemos por simplificar al
máximo las actitudes hacia los muertos que se observan en las sociedades
humanas, hay que respetar una gran división entre cuyos polos se opera el paso a
través de toda una serie de intermediarios.” (pp. 247)

También, el análisis comparativo de estas otras formas de concebir el mundo con


la misma cultura occidental, o con otras culturas aborígenes alrededor del mundo
permite realizar ciertas generalizaciones, no para tratar de enmarcar o teorizar una
verdad última sobre la raíz y el origen de la cultura en el ser humano, sino en pro
de una búsqueda por hallar los puntos comunes que pueden dar luces sobre cómo
se construyen de forma diversificada la concepciones culturales sobre la vida.
"Las civilizaciones americanas despiertan otros ecos al sur del continente
asiático. Las poblaciones de las fronteras meridionales de la China, que están
calificadas de bárbaras, y más aún las tribus primitivas de Indonesia, presentan
extraordinarias afinidades con las americanas. En el interior de Borneo se han
recogido mitos indiscernibles de otros que son los más difundid os en América
del Norte. Ahora bien, hace mucho tiempo que los especialistas vienen llaman-
do la atención sobre las semejanzas entre los documentos arqueoló gicos que
provienen del Asia sudoriental y los que pertenecen a la protohistoria de
Escandinavia. Por lo tanto, hay tres regiones —Indonesia, noroeste americano y
países escandinavos— que de alguna manera constituyen los puntos
trigonométricos de la historia precolombina del Nuevo Mundo.” (pp. 278)

Por otra parte, es importante resaltar también el constante ejercicio reflexivo


que es realmente notorio en la producción y comprensión de un trabajo etnológico,
y que es necesario a la hora de pensar en los verdaderos alcances del
entendimiento de un contexto cultural a nivel histórico y de unas ciertas formas de
pensamiento que son ajenas al pensamiento que pusiera tener a priori el etnólogo.
Esto nos lo muestra Levi-Strauss a continuación: “Lo que precede me ha alejado
mucho de la descripción de los preparativos de una expedición al Mato Grosso
occidental; sin embargo era necesario hablar de ello, para que el lector
respirara esa atmósfera apasionada que impregna toda investigación
americanística, ya sea en el plano arqueológico o en el etnográfico. La
dimensión de los problemas es tal, los rastros de que disponemos tan
frágiles y tenues, el pasado —en paneles inmensos— tan irrevocablemente
aniquilado, el asiento de nuestras especulaciones tan precario, que el menor
reconocimiento del terreno pone al investigador en un estado inestable en el
cual la resignación más humilde lucha contra locas ambiciones: sabe que lo
esencial está perdido y que todos sus esfuerzos se reducirán a rascar la
superficie; y sin embargo ¿no encontrará siquiera un solo índice,
milagrosamente preservado, de donde surja la luz? Nada es posible, por lo
tanto, todo es posible. La noche donde tanteamos es demasiado oscura como
para que nos asentemos a afirmar nada sobre ella: ni siquiera que está
destinada a durar.” (pp. 282)

Las posibilidades que ofrecen los acercamientos etnográficos desde el enfoque


estructuralista son inmensas, pues permiten entender la sistematicidad de los
procesos de aculturación intrínseca de las sociedades nativas, las cuales pueden
llegar a conclusiones bastante precisas con datos y puntos interesantes alrededor
de la organización de las ideas que construyen sociedad y que aglutinan a las
personas dentro de ciertos marcos culturales. Levi-Strauss nos deja un legado
profundo y fértil, del cual podemos retomar ideas y procesos de pensamiento que
ayudan a dilucidar los aspectos comunes que pueden entenderse como patrones
culturales y que lejos de estandarizar y unilateralizar el concepto de la cultura,
permiten entender la importancia de las manifestaciones diversas de estos rasgos
que caracterizan a los diferentes grupos humanos. El carácter riguroso en la
descripción y el análisis de los datos etnográficos también nos deja lecciones
acerca de la importancia de la disciplina en las disciplinas, más cuando nos
referimos a un tema tan importante como es la vida humana y las múltiples formas
de comprenderla, tanto desde adentro como desde afuera.

Bibliografía
C. Levi-Strauss., 1995. Tristes trópicos. Páginas: 196, 204, 242, 243, 247, 278,
282.

Gazeta de Antropología, 2010, 26 (1), artículo 01.

También podría gustarte