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El papel del tejido adiposo (grasa) se deriva del hecho de que el órgano está activo en
la secreción de citocinas, denomina adipocitoquinas. Estos incluyen factor de necrosis
tumoral α (TNFα), interleukina-6 (IL-6), la leptina, adiponectina y la resistina. La leptina
ha recibido particular atención en los últimos tiempos debido de su papel en la obesidad,
además del hecho de que los datos recientes indican que los niveles plasmáticos de leptina
se encuentran para ser predictivo de la posibilidad de patología cardiovascular. (King,
2015)
Aunque los mecanismos precisos por los que la obesidad conduce al desarrollo del
síndrome metabólico no se entienden completamente, hay muchas vías de la superposición
de metabolismo que se ven perturbadas por la obesidad que puede ser identificada como
importante en la progresión a síndrome metabólico. No es la menor de las cuales es el
papel que la obesidad, en obesidad visceral particular, desempeña en la progresión de la
resistencia a la insulina. Hay que recordar que como se mencionó anteriormente,
resistencia a la insulina es la manifestación sello del síndrome metabólico. (King, 2015)
Dado que muchas de estas patologías se pueden revertir con una dieta adecuada y
ejercicio, es en el mejor interés de las personas asuman la responsabilidad de la función de
sus opciones de estilo de vida en el desarrollo del síndrome metabólico. (King, 2015)
2. REGULACIÓN DE LOS DEPÓSITOS DE GRASA CORPORAL
Se sabe hace mucho tiempo que el aumento de la ingesta de energía sin un aumento
adecuado de gasto energético se asocia con obesidad, que se caracteriza por un aumento de la
adiposidad, en términos tanto de número de adipocitos como de su contenido en grasa. Está
claro que el tejido adiposo, lejos de ser una reserva inerte de alimentos, es hormonal mente
activo. Las hormonas como las hormonas como la leptina, la adiponectina y la resistina
(conocidas como adipocinas), los factores de crecimiento como el factor de crecimiento del
endotelio vascular y las citosinas proinflamatorias (como el factor de necrosis tumoral α [TNF-
α] y la interleucina 6 [IL-6]), son todas producidas por los adipocitos. (John W Baynes, 2011)
La cantidad de leptina presente en la sangre es proporcional al contenido de grasa
corporal
La principal molécula que lleva la información relativa a los almacenes de grasa es la
leptina. Las concentraciones de leptina indican el contenido de tejido adiposo. La leptina
atraviesa la barrera hematoencefálica, reduce el apetito y aumenta el gasto energético. Los
animales con deficiencia de leptina son obesos y letárgicos, y la administración de leptina a esos
animales revierte esas características. Sin embargo, la mayoría de individuos obesos tienen
concentraciones elevadas de leptina, sin que ello limite su peso. Estos pacientes parecen ser
resistentes al efecto de la leptina sobre el sistema nervioso central y la administración adicional
de leptina no resuelve las características clínicas y metabólicas de la obesidad. (John W Baynes,
2011)
Diversas sustancias similares a las hormonas están relacionadas con los depósitos totales
de grasa corporal
Las concentraciones de insulina también están afectadas por la cantidad de grasa
corporal, con el páncreas endocrino segregando cantidades mayores para compensar el
fenómeno de la resistencia a la insulina, algo que se da particularmente en la obesidad
abdominal. Hay una relación compleja entre la insulina, el peso y los depósitos de grasa; la
insulina ejerce un efecto de supresión del apetito sobre el sistema nervioso central, pero a
menudo origina una ganancia de peso en personas con diabetes que empiezan el tratamiento con
inyecciones de insulina. Fisiológicamente, la insulina inhibe la lipólisis y sus acciones están bajo
la influencia de otras hormonas liberadas por el tejido adiposo, como la adiponectina. (John W
Baynes, 2011)
El número de hormonas y marcadores celulares relacionados con la interacción del equilibrio
energético y los depósitos del tejido adiposo está aumentando, y las interrelaciones son
complejas. A su vez, estos mecanismos fisiológicos se interrelacionan y pueden ser superados
por factores ambientales, sociales y conductuales. (John W Baynes, 2011)
3. TRATAMIENTO
Objetivos del tratamiento
Las metas principales del tratamiento son mejorar los trastornos concomitantes derivados de la
obesidad y aminorar el riesgo de que surjan otros en el futuro. La información obtenida en la
anamnesis, la exploración física y los estudios diagnósticos permite determinar el riesgo y
elaborar un plan de tratamiento (Kasper, 2015).
El estado de riesgo, las expectativas y los recursos disponibles del paciente determinan la
intensidad del tratamiento y las modalidades que se utilizaran. No todos los pacientes
considerados obesos por el BMI necesitan tratamiento como lo ejemplifican los conceptos de
paradoja de obesidad o del obeso metabólicamente sano. No obstante, los pacientes con
trastornos concomitantes relacionados con la obesidad y las personas que se beneficiarían de
una intervención de pérdida de peso deben manejarse con medidas proactivas. El tratamiento de
la obesidad siempre comienza con modificaciones del estilo de vida y puede consistir en
farmacoterapia o cirugía, según la categoría de riesgo basada en BMI. Un objetivo realista es la
pérdida de peso inicial de 8 a 10%, en un lapso de seis meses (Kasper, 2015).
Autocontrol: es útil pedir al paciente que registre detalladamente las ingestas para
verificar el cumplimiento e identificar las sensaciones y los factores personales y
ambientales que influyen. Esta pauta contribuye a aumentar la adherencia al tratamiento
(BASILIO MORENO ESTEBAN, 2015)..
2. Farmacoterapia
Fármacos anoréxicos
Noradrenérficos
Son fármacos que actúan a nivel central sobre la recaptación de neurotransmisores
aumentando su biodisponibilidad y produciendo una disminución o supresión del
apetito. En los años 50 y 60 se utilizaron las anfetaminas de forma indiscriminada.
En la actualidad las anfetaminas (anfetamina, metanfetamina y fenmetracina) están
proscritas debido a su potencial de abuso y adicción (Galicia Martín, 2002).
Serotoninérgicos
Estos fármacos tienen similitudes bioquímicas con los derivados anfetamínicos pero su
acción se ejerce sobre los receptores de serotonina hidroxitriptamina), estimulando la
liberación de serotonina e inhibiendo su recaptación por lo que carecen del efecto
estimulante de la noradrenalina y de su potencial de abuso. Entre estos agentes se
encuentran la fenfluramina y la dexfenfluramina (Galicia Martín, 2002).
Fármacos termogénicos
Las sustancias que contienen derivados de alcaloides de la ephedra (efedrina) y cafeína
son los únicos de los que tenemos datos de eficacia a partir de estudios controlados. La
efedrina es un agente adrenérgico con propiedades termogénicas y supresora del apetito.
En dosis altas aparecen efectos secundarios adrenérgicos por lo que se suele asociar a
cafeína para potenciar sus efectos sin aumentar su dosis. Disponemos de varios estudios
que han demostrado el aumento del consumo de oxígeno con la administración conjunta
de efedrina y cafeína, siendo este efecto mayor que el de cada uno de ellos por sí solo.
Esta combinación sufre una retroalimentación negativa mediada por prostaglandinas,
AMPc y adenosina, por este motivo se asocian a fármacos que interfieren con estos
mediadores (ácido acetil salicílico y metilxantinas). Esta asociación ha demostrado ser
eficaz en la pérdida de peso en estudios de hasta un año de evolución aunque la mayoría
son a corto plazo. Recientemente se ha estudiado su efecto en jóvenes demostrando su
eficacia y seguridad en esta población (Galicia Martín, 2002)
I. Conclusiones
La obesidad es un trastorno del peso corporal, la cual se puede valorar usando el índice
de masa corporal (IMC) que nos muestra una correlación con la cantidad de grasa
corporal mediante intervalos aplicados a la mayoría de personas.
La distribución anatómica de la grasa corporal en los depósitos subcutáneos y viscerales
contribuye a conocer los riesgos de salud asociados, mediante el uso de cocientes
cintura/cadera en varones y mujeres, los cuales nos permiten diferenciar entre la
obesidad superior e inferior.
La importancia de la circulación portal y la función endocrina del tejido adiposo para
asociar el mecanismo de la obesidad con la enfermedad de la diabetes.
La regulación del peso corporal es el equilibrio entre los factores ambientales que
influyen en la ingesta de alimentos y gasto de energía, y los factores biológicos que
controlan el peso corporal.
Los ácidos grasos esenciales, que constituyen componentes importantes para el
crecimiento y desarrollo, deben ser adquiridos mediante la dieta debido a nuestra
incapacidad de sintetizarlos.
El tratamiento sólo debe iniciarse después de un período variable (de 3 a 6 meses) de
dieta hipocalórica asociada a ejercicio y a intento de modificación conductual, en el que
la pérdida de peso no haya alcanzado un mínimo de 0,5 kg semanales.