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.segu~idad laboral
PSICOLOGIA DE LA SEGURIDAD Y SALUD LABORAL
José Luis Meliá Navarro
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El factor humano
en la seguridad laboral
Psicología de la Seguridad y Salud Laboral·
José Luis Meiiá Navarro
Universltat de Valencia
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índice
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Presentación 5
Capítulo 1. Contribución de la psicología de la seguridad a la 13
explicación de los accidentes laborales.
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Presentación
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El factor humano en la seguridad laboral
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nes inseguras a que estos comportamientos dan lugar, y de cómo conseguir que )
tanto las condiciones inseguras en seguras. Dado que en el contexto del trabajo
humano no hay condición de riesgo que no derive de comportamiento humano,
por acción u omisión, la importancia de considerar lo que las personas hacen y lo
que dejan de hacer en el trabajo desde el punto de vista de la salud y seguridad
es una de las cuestiones centrales, ineludibles, que deben ser abordadas. Una de
las facetas de la prevención, junto con otras perspectivas igualmente necesarias
y valiosas, pero cuya trascendencia y ubicuidad condiciona las posibilidades de
éxito de muchas de las medidas preventivas adoptadas con el concurso de otras
disciplinas preventivas.
)
En los últimos años la cuestión de los denominados riesgos psicosociales en
el trabajo ha cobrado relevancia pública y está recibiendo cada vez más atención
en prevención. El enfoque habitual de estas aproximaciones se ha centrado en
las variables de la literatura del estrés y la calidad de la vida laboral (por ejemplo,
carga mental de trabajo, autonomía temporal, contenido del trabajo, supervisón,
participación, relaciones personales, satisfacción o insatisfacción laboral, etc.)
(Meliá, Nogareda, Lahera, et al. 2006). Esta aproximación es valiosa y supone
que afortunadamente se comienza a considerar todo este grupo de factores. Sin
embargo, la que podemos considerar principal aportación de la psicología de la
seguridad a la prevención continua siendo ignorada. Esa aportación consiste en
que la psicología de la seguridad es la pieza decisiva para conseguir la reducción
de los comportamientos inseguros y su sustitución por comportamientos segu-
ros. Este libro está dedicado a explicar como la psicología de la seguridad puede
ayudar a comprender por qué tenemos la siniestralidad que tenemos y que cami-
nos son necesarios, desde el punto de vista de psicología de la seguridad, para
)
cambiar la situªción. Por supuesto, como se explica y justifica precisamente en
)
este libro, no bastará con conocer o saber las técnicas y metodologías indicadas
)
para convertir comportamientos (y condiciones) inseguros en seguros, además
será necesario que se adopte el impulso político y empresarial y que se asignen )
los recursos necesarios. )
)
El diseño de puestos y contextos de trabajo seguros o inseguros depende
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siempre de cadenas de decisiones que son parte esenciál del comportamiento
seguro o inseguro en las organizaciones. Adiciohalmente, una vez que se proveen
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puestos de trabajo raZonablemente seguros con unos medios razonablemente
seguros y en un ambiente razonablemente seguro, todavía nada está garantizado ..J
si el comportamiento de las personas que ocupan esos puestos no adopta los ,..)
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El factor humano en la seguridad laboral
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muestra deficiencias esenciales del enfoque preventivo actual, así como muestra
algunas de las oportunidades esenciales para su mejora. '\
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1998), acuático (Le-Blanc y Rucks, 1996), educación vial (p.e., Stevenson y Sleet,
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1996-1997), y por supuesto el tráfico rodado (p.e., Robertson, 1996).
)
Pero, es, sin duda, en el contexto del trabajo y las organizaciones donde el ')
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así como las repercusiones personales y sociales para los afectados y sus fami-
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lias constituyen un poderoso argumento social y humano. Por otro, los enormes R
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costes económicos que estos daños a la salud y a los bienes suponen para las .1
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empresas, las aseguradoras, el sistema sanitario y la administración pública son
de tal magnitud que aunque sólo fuera por razones económicas, para reducir
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pérdidas por siniestralidad, absentismo, disminución de la productividad y de la )
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calidad, etc. sería necesario considerar la prevención un asunto de la máxima -¡
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El factor humano en la seguddad laboral
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contribución de la psicologfa a fa exp(icadón de los accidentes laborales
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Algunos aspectos son bien conocidos por los profesionales de los denomina-
dos recursos humanos e incluso gozan de cierta divulgación entre el-público (por
ejemplo, el estrés en el trabajo o algunos problemas ergonómicos). Sin embargo,
la contribución decisiva de la psicología de la seguridad al establecimiento y man-
tenimiento de conductas seguras todavía no cuenta con ese nivel de divulgación.
y este es sin embargo un punto principal: Los accidentes laborales y las enfer-
medades profesionales son en gran medida resultado de conducta humana y la
psicología de la seguridad puede ayudar eficazmente a conseguir que se den los
comportamientos seguros en lugar de los comportamientos inseguros.
En cada uno de estos aspectos la psicología de la seguridad cumple un triple
cometido:
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contribuclón de la de [os accidentes laborales
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sólo mostrar sino también demostrar qué elementos de los programas de
intervención presentan efectos reales sobre los accidentes laborales, las
enfermedades profesionales y otms daños a la salud (Meliá, 1999).
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El factor humano en la seguridad laboral
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de diversa magnitud. )E
pueden ser tangibles inmediatamente; sin embargo las causas subyacentes, con
frecuencia varias, en cadenas de causación más o menos complejas, pueden
haberse desarrollado durante años, y, así mismo, sus consecuencias y secuelas
pueden extenderse y continuar teniendo efectos perjudiciales de diversa índole
durante dilatados periodos de tiempo.
Desde una perspectiva legal, una enfermedad profesional es aquella contraída
a consecuencia del trabajo por cuenta ajena, en las actividades que se especifican
en el cuadro legal de enfermedades profesionales, considerando que esté provo-
cada por la acción de los elementos o sustancias que se indica en BI cüadiO.
Desde una perspectiva de prevencíón, las enfermedades profesionales son da-
ños a las personas que aparecen como resultado de la exposición en un tiempo
anterior o durante un periodo de tiempo más o menos dilatado a ambientes, con-
diciones o métodos de trabajo que producen, inciden o facilitan la aparición de
esos daños.
Con frecuencia los sistemas de causas de las enfermedades profesionales
están presentes durante periodos de tiempo extensos y las causas continúan
actuando mientras que los daños a las personas se acrecientan de modo· no
siempre fácilmente perceptible o discernible de otros posibles orígenes de enfer-
medad. Las consecuencias perniciosas con frecuencia se manifiestan también
durante periodos dilatados en los que muchas veces conviven tratamientos, fa-
ses de mejoría y fases de agravamiento, efectos sobre el empleo, y efectos socia-
les, económicos y familiares.
Los daños a la salud psicológicos y sociales producen efectos sobre la salud, .
el comportamiento, las relaciones sociales, e incluso las oportunidades económi-
cas, sociales y la empleabilídad de los afectados. Entre estos se cuentan algunos
de los efectos de los denominados riesgos psicosocíales o riesgos emergentes
que incluyen en una lista no exhaustiva el estrés, el burnout, y el mobbing o bu-
I/ying. Cada vez se es más consciente de la importancia específica de estos ries- .
gos y de sus muy importantes efectos no sólo para la salud de los trabajadores
sino también para las empresas en términos de absentismo, disminución de la
productividad, disminución de la calidad del trabajo y perdida de oportunidades
de desarrollo para las empresas, además de las infortunadas consecuencias que
se desprenden de los procesos judiciales.
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de la contribución de conocimiento experto procedente de la ingeniería, la psicolo- '\
gía, la ergonomía, la medicina, la química, la economía, el derecho... Cada uno de ')
estos campos de conocimiento es necesario en alguna faceta de la prevención. No
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se puede hacer prevención de riesgos sin tener en cuenta las disciplinas necesarias
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en cada contexto. Por ejemplo, no puede abordarse la prevención desde una pers-
pectiva de factor humano sin tener en cuenta los factores técnicos que son también
esenciales, o los factores y condicionantes legales o económicos que no pueden
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descuidarse nunca. Una actuación adecuada desde uno de estos ámbitos no suple
la necesaria desde otro. Estos campos de conocimiento resultan en prevención
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complementarios, pero no intercambiables o mutuamente compensables. t
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La ingeniería de seguridad por ejemplo, tiene el legítimo propósito de diseñar 1
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ambientes, máquinas y procesos donde el accidente sea virtualmente imposible. .
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La aplicación de ingeniería de seguridad es imprescindible en todo lugar donde se ~
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requiere, por ejemplo en el diseño de dispositivos, máquinas, procesos produc- >
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tivos, locales, Equipos de Protección Colectiva (EPC) o Equipos de Protección ~
Individual (EPls) y ha resultado un factor de desarrollo preventivo central durante t'
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El factor humano en la seguridad laboral
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Además de ser un campo multidisciplinar o pluridisciplinar, la prevención es
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además un campo interdisciplínar, es decir, que no es suficiente con la mera adi-
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ción o yuxtaposición de conocimientos; las diversas disciplinas deben colaborar,
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integrarse y alimentarse mutuamente para conseguir los mejores resultados. De
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ese modo, por ejemplo, el diseño de máquinas, materiales, productos y procesos
en que participa la ingeniería de seguridad debe estar informado y guiado por los /
conocimientos que aportan la medicina del trabajo, la psicología de la seguridad J
y la ergonomía en orden a producir resultados eficaces. En ergonomía y preven-
ción de riesgos laborales es la ingeniería la que debe seguir a la psicología, y no
al revés. Se trata de adaptar el trabajo a la persona -como recoge acertadamer:'lte
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el Art. 15 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales- más que de adaptar la
persona al trabajo.
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contribución de fa psicología a fa expl¡cac~ón de fes accidentes labora~es
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El factor humano en la seguridad laboral
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res críticos para que cualquier programa de acción preventiva obtenga resultados
reales. Generalmente no basta con que la alta dirección "deje hacer" en preven-
ción, es necesario su compromiso explícito y su apoyo como una condición para
que los programas de acción preventiva se integren en la gestión de toda la línea
jerárquica y adquieran la relevancia necesaria para toda la organización.
Adicionalmente a estos seis factores, internos a la organización, deben consi-
derarse los factores contextuales y ambientales en que se enmarca la empresa.
Particularmente, en el entorno próximo, los clientes, los proveedores, la compe-
tencia, los órganos de la administración pública en contacto con la empresa, la
mutua a la que se pertenece, el servicio de prevención externoó mancomunado
de referencia, si lo hay, y las organizaciones sociales relacionadas con la empresa
configuran un contexto en el que se establecen las posibilidades y también las
limitaciones inmediatas que afectan al modo en que se puede abordar la seguri-
dad. En el contexto general, el contexto cultural, y sobre todo económico, legal r
y administrativo, juegan un papel importante. Las organizaciones son sistemas
abiertos que nutren y se nutren de un medio externo social y económico, y los
efectos de la interacción con las condiciones de ese medio constriñen, condicio-
nan y posibilitan el tipo de respuesta hacia la seguridad que las organizaciones .j
pueden desarrollar.
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Estos seis grupos de factores "M", así como algunos de los factores contex-
tuales, son sustancialmente diferentes de empresa en empresa e incluso, den- )f
tro de la misma empresa, entre diferentes puestos de trabajo, lo que ofrece una )1
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inmensa diversidad y complejidad de factores, combinaciones de los mismos )
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10. ¿Cuál es el papel del comportamiento humano en la gestación de )
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accidentes? J.
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Los accidentes son de naturaleza multicausal, fruto de secuencias más o menos )1
complejas de factores que se materializan de forma probabilística en el accidente. .) I
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Tradicionalmente en prevención, el conjunto complejo y heterogéneo de cau-
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sas se ha clasificado en dos grandes grupos:
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1. Las condiciones inseguras, o factores técnicos y J
2. El comportamiento inseguro, o factor humano.
Las condiciones inseguras incluyen todos los aspectos del medio, máquinas, ...) ,
materiales, etc. que permiten, ponen las condiciones, facilitan, coadyuvan 0, di- 'J
rectamente, generan los accidentes. ,J,
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contribución de la pSicología a fa explicación de fOS accidentes laborak~s
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El factor humano en la seguridad laboral
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comportamiento humano inseguro produce accidentes laborales, enfermedades
profesionales y otros daños y por ello el comportamiento humano necesariamen-
te ha de ser considerado explícitamente en cualquier proceso diagnóstico de eva-
luación de riesgos y programa de prevención.
Dada la presencia generalizada del comportamiento inseguro en las secuen-
cias multicausales que llevan a los accidentes laborales, todo proceso diagnóstico
de evaluación de riesgos debería responder la pregunta ¿ qué comportamientos in-
seguros se dan en cada puesto y área de trabajo? Es una pregunta sencilla y fun-
damental a la vez, análoga a la pregunta ¿qué riesgos están presentes en cada
puesto y área de trabajo?
Ambas preguntas deben responderse en un proceso de evaluación de riesgos.
La primera hace referencia a los comportamientos inseguros, la segunda a las
condiciones inseguras. Dado que ambos grupos de factores se interrelacionan en
la práctica, no puede considerarse que hemos hecho una evaluación de riesgos
adecuada sin haber contestado ambas.
Del mismo modo, no podrá haber una intervención plenamente eficaz sin con-
siderar ambos aspectos. Los programas de acción preventiva en la empresa de-
ben considerar simultáneamente las condiciones inseguras (factor técnico) y los
comportamientos inseguros (factor humano). )
(
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Está claro que el comportamiento humano tiene una gran importancia en la
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aparición de los accidentes, las enfermedades profesionales y otros daños ...
pero, siendo todos estos eventos indeseados de consecuencias tan negativas )'
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no puede dejar de analizarse como un producto organizacional más, del mismo ')
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Puede asumirse que toda conducta organizacional es la resultante de tres vec- '
tores de fuerza principales: '
1. Productividad.
2. Calidad.
3. Seguridad.
Estos vectores tiran de la conducta organizacional para conseguir que los
miembros de la organización sean productivos, trabajen con calidad y lo hagan
también con seguridad.
La composición de estos vectores produce un comportamiento organizacional
en el que productividad, calidad y seguridad pueden tener diversos pesos. Mien-
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lenguaje puede considerarse en algunos puntos obsoleto, contienen una serie de ,,'\
ideas motrices esenciales, muchas de las cuales pueden considerarse vigentes y .:~
respaldadas por la investigación posterior. \.
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3. La persona que sufre una lesión causada por un acto inseguro, como
promedio escapó 300 veces de una lesión seria como resultado de
la repetición del mismo acto inseguro. Igualmente, las personas están
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expuestas a cientos de riesgos mecánicos antes de sufrir una lesión. j
4. La gravedad de una lesión es fortuita, la ocurrencia del accidente pue-
5.
de prevenirse.
Los cuatro motivos o razones básicas para la ocurrencia de actos in-
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seguros proveen una guía para la selección de medidas correctivas ~
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apropiadas. ¡j
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6. Hay cuatro métodos básicos válidos para prevenir los accidentes: revi- ~ J~
sión de la irigeniería, persuadir y convencer, ajuste de personal y disci- "~
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plina. II
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7. Los métodos de mayor valor en la prevención de accidentes son aná-
lagos a los métodos requeridos para el control de la calidad, coste y
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cantidad de la producción. i j
8. La dirección tiene la mayor oportunidad y habilidad para iniciar el tra-
bajo de prevención y debería asumir esta responsabilidad.
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9. El supervisor es el hombre clave en la prevención de accidentes industria- ~
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les. Su aplicación de la supervisión para controlar el desempeño del tra- ~
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bajador es el factor de mayor influencia en la prevención de accidentes.
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10. El incentivo humanitario para la prevención de lesiones y accidentes ¡
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está complementado por dos poderosos factores económicos: (1) lo e
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lesiones y por tratamientos médicos es tan solo una quinta parte del i; ,~
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El factor humano en la seguridad laboral
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Un ejemplo aclara el significado de este cuarto axioma. Supongamos una obra
de construcción, unos materiales indebidamente apilados en cierta altura provo-
can que un ladrillo del 4 caiga por un vano yendo a precipitarse contra el suelo
en la parte externa de la fachada en un lugar no debidamente protegido parla
preceptiva red. ¿Qué consecuencias tiene un suceso como este?Depende de in-
numerables factores circunstanciales. El mismo suceso puede dar lugar a cuatro
tipos de siniestros con consecuencias de muy distinta gravedad:
a) Accidente blanco o cuasi-accidente. El ladrillo puede caer cuando no pasa
'-.)
nadie, no habiendo bajo objeto alguno al que afecte. Quizás ni siquiera
nadie lo observe o se percate de lo que ha sucedido. El coste de un ladri- o
llo del 4 es despreciable y las consecuencias de este accidente blanco o o
cuasi-accidente son nulas o despreciables. .. ()
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una visión probabmstica de los accidentes laborales
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.;;:" De hecho un accidente así puede causar, si hay implicadas personas:
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cir, desde el punto de vista de intentar prevenir que no sucedan daños de ninguna lt,
naturaleza, son igualmente importante ambos sucesos. ')
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Si se atiende al cuasi-accidente de hoy y eliminamos sus causas estamos re- t-")
duciendo drásticamente la probabilidad del accidente de mañana. Precisamente j
muchos accidentes mayores vienen precedidos de muchos avisos más o menos , '),
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débiles del sistema a los que no se prestó atención. Aunque no siempre y ne- '1I1 <X:,
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cierto es que preventivamente, dado que no hay generalmente forma de prevenir .,~
todos los pequeños factores fortuitos que afectan a la gravedad y que intencio- -~.~
nadamente hemos recalcado en el ejemplo, hay que atender al sistema de causas r-~
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y tomar en serio los accidentes blancos, accidentes con daños a la propiedad o
accidentes leves, antes de que se materialice un accidente con daños importan- ~ )1
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al menos 3 días de ausencia. En España se solicita registrar y comunicar periódi- ~
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camente los accidentes sin baja, pero el subregistro es tan obvio y manifiesto que •
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estos datos no pueden considerarse seriamente más que como un indicatiVO de 1-
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que el sistema preventivo faHa en conseguir un registro adecuado de los acciden- "
tes con daños a las personas que no producen bajas. ""'
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1.5. Quinfo axioma :.,i
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Los axiomas 5 y 6, están estrechamente relacionados. El axioma 5 señala que ~
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la selección de las medidas de acción preventiva frente a los comportamientos
inseguros debe fundamentarse en los motivos o razones que los causan. Este es
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un principio esencial. Una lectura generosa del mismo implica que es necesario
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un conocimiento de las causas del comportamiento inseguro para escoger las t .-
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medidas de acción preventiva adecuadas y que está elección debe estar guiada 1, )
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El factor humano en la seguridad laboral -1
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y qué no, quien dice qué hay que hacer y como hay que hacerlo realmente.
En las organizaciones con una estructura jerárquica donde las decisiones flu- 1
yen esencialmente de arriba abajo el supervisor es el nexo de conexión que per- ~ ro.
)
mite trasmitir realmente la política de seguridad al trabajador que es quien está
por lo general más expuesto a daños debido a problemas de seguridad y salud.
Por ello el supervisor es fundamental para establecer y mantener comportamien-
II Do.
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supervisión, una función cuya importancia en seguridad y salud no debe minusva- ~
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lorarse, y, que, junto a otras, corrobora la importancia de esta posición de la cadena !1
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jerárquica en materia de seguridad y salud laboral. ~j",
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es importante, que debe ser incorporada en el modo habitual, normal, diario, de l·
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una visión probabiffstica de los accidentes laborales
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gestión. El axioma menciona los dos tipos de motivos que nos llevan a preocu-
parnos de la seguridad:
a) Las razones sociales: evitar los daños a la salud, la enfermedad, el sufri-
miento y la muerte; lo que Heinrich llama el incentivo humanitario.
b) Las razones económicas.
En este segundo grupo Heinrich distingue dos argumentos importantes distin-
tos aunque relacionados. El primero lo hemos esbozado anteriormente al ocupar-
nos de la relación entre seguridad y calidad. La inseguridad es ineficiencia, yen
muchos casos puede llegar a ineficacia. La seguridad por el contrario supone un
aseguramiento de la eficacia y forma parte de la búsqueda de la eficiencia: poder
producir con certeza, con calidad y reduciendo los costes sin perder eficacia. Es
imposible abordar estos principios básicos de funcionamiento de una empresa
en un contexto de inseguridad laboral, La inseguridad es sin duda ineficiencia y
es sin duda un indicador de una empresa poco fiable. ¿Cómo puede confiarse
en la calidad y servicio de una empresa que ni siquiera se toma en serio prevenir
los accidentes laborales que pueden arruinar su personal y su propio proceso de
trabajo? El primer certificado de calidad que debería pedirse a un proveedor, a un
suministrador, es una política preventiva decidida y unos resultados demostrables
impecables en prevención.
El segundo argumento de Heinrich incide en los costes ocultos de la siniestrali-
dad. Muchas empresas, incluso empresas de cierto tamaño y con recursos, viven
en una sorprendente ignorancia de los costes en que incurren por inseguridad.
Alguna empresas tienen bien analizados los costes de cada elemento mínimo que
interviene en sus productos y en sus procesos productivos y se toman muy en
serio rebajar unos céntimos en cada componente, y sin embargo no tienen claro,
ni siquiera recopilan los datos al respecto, que les está costando la inseguridad
laboral en términos de:
a) absentismo, bajas, sustituciones, entrenamiento ...
b) daños a productos, materiales, útiles, máquinas e instrumentos ...
c) perdidas de productividad y de calidad, paradas innecesarias, retrasos ...
d) costes de la gestión del accidente: investigación de accidentes, limpieza,
e) perdidas por demandas, sanciones administrativas, ...
f) repercusiones sobre los clientes, perdida de oportunidades de venta, de
imagen ...
No debe prejuzgarse ·ninguno de estos factores antes de indagar en los datos.
Por ejemplo las repercusiones de imagen pueden parecer un factor de escaso
valor económico, pero en muchos casos relevantes es todo lo contrario. Algu-
nas grandes empresas pueden dedicar cifras muy importantes en publicidad a
construir una imagen de empresa segura, responsable y cuidadosa con el medio
ambiente, lo cual cada vez más es un factor importante en la aceptación pública
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El factor humano en la seguridad l a b o r a l - )
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estará interesada en rebasar ese punto por razones que exceden las económicas
acorto plazo.
Ese punto óptimo donde se reduce la suma de costes insegu!idad más se-
guridad es distinto para diversas empresas, y ello depende mucho de los costes
que puede tener un siniestro en esa empresa. En las denominadas empresas de
sectores de riesgo, por ejemplo ciertas plantas químicas, petroquímicas, nuclea-
res, de armamento, los costes de un posible accidente son tan elevados que su
punto óptimo se obtiene sin duda maximizando la contribución de la prevención
a la función, para buscar el aseguramiento de todos los procesos, materiales,
productos, etc. sensibles.
En empresas de bajo riesgo, la función debe tener en cuenta el punto en donde
costes tales como absentismo y efectos perniciosos para los resultados no son
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gravosos. En estas empresas al menos debe considerarse junto a estos costes
de absentismo y producción, los derivados de posibles sanciones administrativas
y otras de orden legal que puedan aplicarse.
Una propiedad importante de la inversión en prevención es que, si la inversión
está bien escogida, los efectos de las primeras inversiones pueden ser precisa-
mente los más provechosos. Usualmente, desde un punto de vista de prevención, .
las causas de la siniestralidad pueden ordenarse en un diagrama de Pareto. Un
diagrama de Pareto aplicado a esta cuestión es un gráfico de barras donde se
sitúan las causas en el eje horizontal ordenadas por su frecuencia de aparición en
los accidentes, o por el impacto económico en los accidentes en que han parti-
cipado. El principio de Pareto señala que el 20% de las causas son responsables
del 80% de los problemas o de los costes, en este caso de inseguridad. Aunque
no necesariamente se cumple estrictamente el principio en términos de 20-80,
lo cierto es que si se escogen adecuadamente esas pocas causas que afectan
a la mayoría de nuestros costes de inseguridad, aplicando este principio, una
inversión sobre las causas clave puede reducir una mayoría de costes de insegu-
ridad, idealmente la inversión en el 20% de las causas puede reducir el 80% de
los costes. Efectivamente, en sistemas relativamente inseguros con poca o nula
inversión real en prevención algunas inversiones bien escogidas pueden dar lugar
a efectos muy notorios y positivos; sin embargo, como la prevención es un todo
con el sistema sociotécnico en el que se ubica, esto no significa que esas inver-
siones deban consider:arse como una pincelada aislada.
En el otro extremo, el de las organizaciones seguras, fiables y saludables, tam-
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bién se cumple la relación, pero en sentido inverso. Es decir, en un sistema que ya .
es muy seguro, donde se han hecho buenas inversiones en prevención y el sistema
Ej' funciona de modo seguro y fiable, reducir los últimos focos residuales de inseguri-
dad puede ser extraordinariamente difícil y costoso técnica y económicamente. Un
poco de efecto positivo más puede tener costes en prevención considerables.
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El factor humano en la seguridad laboral
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En sistemas inseguros y con poca prevención es relativamente fácil mejorar los
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resultados con las debidas acciones, seleccionando adecuadamente las medidas ")
y con la inversión y el apoyo de dirección pertinente. En sistemas muy seguros .~
y fiables, con fuertes inversiones en prevención, conseguir pequeñas mejoras -~
adicionales es un trabajo de considerable dificultad y puede implicar inversiones -~
muchísimo mayores proporcionalménte. Los prevencionistas deben conocer esta .~
expectativa acerca de los resultados esperables de su trabajo en función del gra-
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do de seguridad establecida del sistema antes de su actuación, y comunicarla
adecuadamente a sus clientes, internos o externos, para no generarfalsas expec-
)
tativas que podrían afectar negativamente a su trabajo y a la prevención.
j )
axioma tres )
Debido a que a partir del tercer axioma se puede desarrollar un número elevan-
)
do de implicaciones, conviene analizarlo separadamente.
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El tercer axioma dice implícitamente que la probabilidad de accidente al rea- )
lizar un acto inseguro es de 0,0033, es decir 1/300. También establece que la
)
probabílidad por exposición a condiciones inseguras es al menos 0,005, es decir
1/200, haciendo la lectura más restrictiva de la expresión "cientos de veces";
aunque quizás es más razonable interpretarlo en el sentido que la probabilidad
de accidente en condiciones de actos y/o condiciones inseguras es del orden de
0,0033, tal como se suele representar en el llamado triangulo de Heinrich. l
En el llamado Triangulo de Heinrich (figura 2.1), este autor, basado en sus propias
investigaciones, reflejó la relación proporcional entre las conductas inseguras y con-
diciones inseguras y las consecuencias de diversa gravedad para el trabajador. )
)
(
Estas cifras han sido recalculadas en diferentes estudios y, aunque puede ha-
ber variaciones debidas a muchos factores, las ideas esenciales que suponen se
mantienen constantes. Por ejemplo, Bird calculó que por cada lesión incapacitan-
)
te, había 100 lesiones leves y 500 accidentes con daños a la propiedad.
Aunque no hay datos españoles sobre la frecuencia de comportamientos inse-
guros o condiciones inseguras en los puestos de trabajo, el análisis de los datos
estadísticos oficiales sobre siniestralidad a la luz del triangulo de Heinrich, aporta
algunas reflexiones de interés. Los datos de siniestralidad españoles -como en
otros países de economías de mercado desarrolladas- no mantienen un registro
de los accidentes con daños a la propiedad y el registro de los accidentes sin baja
es tan poco riguroso, produciendo una subestimación tan abrumadora, patente y
manifiesta, que no pueden considerarse como datos razonablemente fiables.
Esto significa que no pOdémos estimar directamente la amplitud real de la
base del triangulo de Heinrich con datos estadísticos. Sin embargo, si que se
una visió n de los accid entes labor ales
o
baja I~,,",y,,,l
300 \
accidentes \
sin baja que \
3.000 pequeños accidentes requieren ayuda \
de botiquín médica
niendo
Figura 2.1. Una representación del tríangulo de Heínrích mante
aproximadamente la proporcionalidad.
a a accidentes
dispone de datos razonablemente fiables sobre mortalidad debid
laborales, accidentes graves y accidentes con baja leves.
a en 2005, del
Considerando los datos sobre accid entes con baja en Españ
son leves, un
total de accidentes de trabajo en jorna da laboral, un 98'85 62%
aproximadamente,
1'0389 % son graves y un 0'104 9% son muertes. Es decir,
cada muerte hay
considerando los accidentes con baja en jorna da de trabajo, por
graves como
10 accidentes graves y 989 accid entes leves. Tanto los accidentes
y 2005
Tabla 2 Accidentes con baja en jorna da de Trabajo entre 2003
(Datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales).
Accid entes con baja en jorna da de traba jo 2003 2004 2005
45
El factor humano en la seguridad laboral
o r..=r~
;lí;.;.....~
los leves de esta estadística son accidentes con incapacidad, con baja, por tanto,
con datos de 2005 hay 999 accidentes con baja en jornada de trabajo por cada
muerte en jornada de trabajo.
El Triangulo de Heinrich establece una relación entre sus dos primeros niveles
de 1 a 30, es decir, establece que por cada muerte hay 30 accidentes con baja.
La relación entre muertes por accidente laboral en España con datos de 2005 no
es de 1 a 30 sino de 1 a 999. Es decir hay 999 accidentes laborales con baja en
jornada de trabajo por cada muerte en jornada de trabajo, lo que sugiere que el
ángulo de apertura del triángulo en población general trabajadora española es )
mucho mayor que el estimado por Heinrich.
~
;11
l.
<.JI
1
"
I
880.682 I )
)
en jornada de trabajo :1:1
'. 1
!
)
)
Figura 2.2. La cúspide del Triángulo de Heínrich con datos estadísticos. Accidentes .)
de trabajo con baja en e/ puesto de trabajo en España en 2005. (Datos del Ministerio de ..J
Trabajo y Asuntos Socia/es).
.J
)
Si se considera la hipótesis de la proporcionalidad que sugieren los estudios
..J
de Heinrich y de Bird, el hecho de que el ángulo superior del triangulo en los
datos reales de las estadísticas españolas resulte mucho más amplio, afecta al .J
conjunto de las estimaciones en cada nivel del triangulo. Aunque hay variaciones ,J
anuales, la relación entre los dos primeros niveles se mantiene aproximadamente' ~)
47
'1
~. ')
.':'-::
~
")
El factor humano en la seguridad laboral -e
:: el
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~
-,
: _o)
seguros en el trabajo sin que pase nada, -al menos nada importante en términos 1J
de daños,- aunque eso sí, probabilísticamente, una vez de entre muchísimas, es 'r
posible que se materialice un accidente, que los actos inseguros y las condicio- T
nes inseguras se plasmen en un accidente. Conviene reflexionar detenidamente .~
o
en el sentido estadístico del término, es decir sucesos con muy baja probabilidad,
incluso en presencia de condiciones inseguras y comportamientos inseguros.
El concepto de probabilidad puede definirse técnicamente de diversos mo-
dos, axiomático, frecuencial, etc. En términos muy sencillos una probabilidad es
un número p entre O y 1, donde O significa el suceso imposible, algo que seguro
no sucederá, y 1 el suceso seguro, algo que estamos ciertos que sucederá. Ese
número p indica la proporción de veces que un suceso acontece o esperamos
que acontezca.
Si la probabilidad p la obtenemos de datos estadísticos previos disponibles,
en el caso más sencillo, la probabilidad es el número de veces que se ha verifica-
do el suceso partido por el número casos posibles, es decir por el número de ve-
ces que podría haberse verificado. Por ejemplo, una probabilidad p=0,5 significa
que algo sucede o esperamos que suceda 1 de cada dos veces, y una p=0,1 , que
sucede o esperamos que suceda una de cada 10 veces.
Dado que estos números se refieren necesariamente a un universo posible de
sucesos (un espacio muestral de sucesos), la definición del denominador, el nú-
mero de ocasiones o sucesos posibles, es importante.
En el caso de accidentes hay que fijar la unidad temporal a que se refieren los
datos sobre frecuencias absolutas de accidentes u otros eventos no deseados,
y también las frecuencias relativas correspondientes y las probabilidades que se
infieren de ellas. Por ejemplo en 2005 hubieron en España 890.872 accidentes
con baja laboral en jornada de trabajo (frecuencia absoluta). Considerando simpli-
ficadamente que cada accidente corresponde a un trabajador de los 14.518.774
afiliados a la seguridad social con contingencia de accidentes cubierta, tenemos
que la categoría accidentados con baja en jornada laboral tiene una frecuencia
relativa igual a 890.872/14.518.774 = 0,06136. Lo que corresponde a un índice de.
frecuencia por cada 100.000 trabajadores de 6136. En ausencia de otra informa-
ción adicional, esa frecuencia relativa es nuestra mejor estimación de la probabi-
lidad de que un trabajador con las prestaciones de accidentes cubiertas afiliado
a la seguridad social española tenga un accidente laboral con baja en jornada
de trabajo a lo largo de un año. De modo que la probabilidad general de sufrir un
accidente con baja en jornada laboral bajo esas especificaciones es p=0'06136.
Es decir esperamos algo más de 6 accidentes con baja en jornada de trabajo por
cada 100 empleados. La probabilidad de sufrir un accidente con baja en general,
en jornada o in itinere, calculado con datos de 2005 es 981.795/14.518.774 =
0'06762.
Para un mismo riesgo, la probabilidad de sufrir un accidente se incrementa
según aumenta la exposición al riesgo y un factor de la exposición al riesgo es el
tiempo de exposición al riesgo. Es decir, manteniendo constantes todas las de-
más cosas, la probabilidad de tener un accidente es mayor en un año que en un
49
1
"
T
~
~ '1
El factor humano en la seguridad laboral , /)
. .
~ '\
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día o que en una hora. La unidad operativa ideal podría ser una unidad de tarea tal 1
como el número de acciones seguras y/o inseguras realizadas, pero esta unidad '\
es muchas veces difícil de fijar, incluso dentro de un determinado puesto en estu- "\
dios dentro d8 una misma empresa, y además difícilmente permitiría comparacio- "\
nes entre puestos y sectores. En su lugar se pueden tomar unidades de tiempo. )
J
No tenemos datos de probabilidades de accidentes tomadas considerando
J
los accidentes cuando se trabaja con comportamientos-condiciones inseguras,
0----J
J
J
'00 FiO )
una visión probabmstica de íos accidentes laborales
O
:< ..-¡i
"
Descubrir el significado del triangulo de Heinrich o el significado de la expresión
J los accidentes son sucesos de muy baja probabilidad significa caer en la cuenta
\ .--~
¡( de que, estrictamente hablando, en términos probabilísticos, los actos inseguros
':I(
:í 51
El factor humano en la seguridad laboral
00
y las condiciones inseguras tan comunes en las empresas generalmente, en una l~
relación que es siguiendo a Heinrich de 1000 contra 1, no producen accidentes. O \'
enfocado en términos de probabilidades de accidente por hora de trabajo, que in- ~;
cluso en el sector mas peligroso ese riesgo suele estar por debajo de 1 accidente t'\
por cada 1000 horas. Esto es una consecuencia impresionante que se desprende ,,~
de los datos estadísticos y del resultado de numerosas investigaciones sobre la '~
relación entre exposición a comportamientos inseguros y condiciones inseguras I€
\,
y accidentes. Los datos dicen que, generalmente, la inmensa mayoría de las ve- 'It;
)
ces, las condiciones inseguras y los actos inseguros que encontramos fácilmente
)
en las empresas no producen accidentes. Si se reflexiona sobre ello no deja de
r~
ser un resultado chocante. La doctrina ingenua tradicional dice que los compor- . tt,
tamientos-condiciones inseguras producen accidentes, pero esto, sin más mati- )
1~
ces, es claramente erróneo. La realidad es que los comportamientos-condiciones
inseguras mantienen una relación probabilística compleja con los accidentes y
otros daños y que los comportamientos-condiciones inseguras incrementan la
probabilidad de accidentes, aunque en general, todas las probabilidades de acci-
dentes son números muy pequeños, en el entorno de cero.
)
Un problema adicional es que no somos capaces de discriminar claramente
entre probabilidades tan bajas. Para nuestra lógica cotidiana ordinaria un suceso )
ahora (¡ya sería mala suerte!). Estas sutilezas están muy lejos de nuestra lógica )l¡
cotidiana y frente a ellas se imponen por tanto otro tipo de razones y urgencias , .)'2
más tangibles y claras que sí somos capaces de discriminar y que tienen conse-
cuencias tangibles aquí y ahora.
I ,.' )'e
JE
I
todo lo contrario. Pero obsérvese que "os datos son contrarios a la doctrina inge- o,) ;
nua en la que tantas veces se ha educado a los prevencionistas según la cual las ,j
condiciones inseguras y los, actos inseguros causan accidentes. Esto la mayoría i
-.J ,
de las veces, en términos de datos estadísticos es manifiestamente faJso. La in- :,,)
.,J
'::J
;:.)
una visión probabHistica de los accidentes laborales
O
mensa mayoría de las veces los actos inseguros y las condiciones inseguras no
causan accidentes, y, en alguna ocasión, en realidad en realmente muy pocas en
relación a su frecuencia, dan lugar al accidente. La percepción de que el acciden-
te no sucede de muchos trabajadores está arraigada y bien fundamentada en la
experiencia cotidiana. Los empresarios, directivos y trabajadores, generalmente,
no perciben las consecuencias dañinas de modo tangible e inmediato, y difícil-
mente perciben la importancia práctica de la diferencia entre dos probabilidades
de accidente ambas cercanas a cero.
Para los prevencionistas, los inspectores de trabajo y otros profesionales vin-
culados a la prevención, los accidentes son muy visibles porque tienen su foco de
atención sobre ellos y su prevención. Para los trabajadores y las empresas lo que
es visible es que realizan su trabajo una y otra vez de un determinado modo y no
ven que se materialice el accidente. Las consecuencias de este hecho son enor-
mes para la prevención. La doctrina ingenua contraria resulta realmente contraria
a la prevención, impide a los prevencionístas entender bien y calibrar con que tipo
de fenómeno se enfrentan y por tanto les induce a tomar decisiones equivocadas
sobre factor humano.
53
El factor humano en la seguridad laboral
------
O
siniestralidad laboral. Una supuesta causa que 999 de cada mil veces no produce
su supuesto efecto y 1 de cada mil si lo produce no covaría con el accidente. En
todo caso parece que covaría con el no accidente. En términos estadísticos una
columna con una variable dicotómica donde de 1 significa condición-comporta-
miento inseguro, valor que está siempre o casi siempre presente en un puesto,
tarea o industria, no correlaciona, no covaría, con una columna donde la variable
dicotómica presencia o ausencia de accidentes es una secuencia interminable de
ceros con algún 1 extraño y ocasional.
La tercera condición también es técnicamente difícil de verificar. Dado que
los sistemas de causas de los accidentes se estructuran en redes más o menos
complejas, con diversas interacciones entre sí, aun cumpliendo las dos primeras
condiciones, sería difícil establecer para una variable X, supuesta causa del acci-
dente, que no existe una tercera variable Z desconocida y no controlada que es
en realidad el origen de la covariación entre X y la siniestralidad.
Técnicamente, desde un punto de vista formal, en investigación de campo en
contextos naturales, establecer la relación entre accidentes y sus causas, ponien-
do de manifiesto que se satisfacen las condiciones formales de causalidad es una
tarea compleja. Estamos convencidos de que el axioma 1 de Heinrich es cierto,
es decir, que los accidentes tienen causas y que estas se ordenan en sistemas
de causas, pero en el ámbito de la investigación de campo, es decir en contextos
reales de empresas, no es precisamente fácil contrastar y demostrar que se cum-
plen las condiciones formales de causalidad.
j
)
)
La noción de causalidad está muy arraigada en nuestro modo de pensar occi-
)
dental del siglo XXI, arranca en la lógica de los presocráticos y fue formalizada ya ,
t )
por Aristóteles. Nuestros modelos mentales de relación causa-efecto, como en
otros aspectos, provienen de la física elemental y de la experiencia cotidiana. Por
1
!
',1 )
1,
ejemplo, el fuego que aplicamos a un cazo hace que el agua de este hierva. In- )
variablemente, cada vez que aplicamos fuego, el agua acaba por hervir; además
la cantidad de calor aplicada es (aproximadamente) inversamente proporcional al
tiempo que tardará el agua en hervir, y, (aproximadamente) a más calor aplicado
más temperatura del agua. Este modelo de causa-efecto cotidiano, cumple las ,)
tres condiciones formales para establecer causalidad y se asemeja bastante a las J
relaciones de ca4sa-efecto que analizamos generalmente en muchas ciencias, i.,J
incluida la psicología.
\~
Sin embargo, esta noción de causa-efecto del tipo cada vez que sale el sol éste ,J
ilumina y calienta no se corresponde en absoluto con lo que sucede en el ámbito J
de la siniestralidad. Los conceptos usuales de causalidad no rigen en este ámbito :.,,;
..
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una visión probabmstica de ~os accidentes laborales
O
55
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El factor humano en la seguridad laboral
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",
La convicción de que los accidentes tienen causas y que estas pueden cla-
sificarse en términos generales en comportamientos-condiciones inseguros es I "" ~\
,
una primera aproximación razonable que forma parte de las convicciones de mu-
chos prevencionistas; pero esta convicción cultural no asienta bien con la per-
cepción ingenua de la causalidad y la relación entre las supuestas causas y los
t
~.
.~):
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}J ';
11
~
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des muy pequeñas y discriminar entre probabilidades próximas a cero. ~¡
!í
ra, no será fácil cambiar esta convicción -con argumentos racionales trasmitidos T)
a través de la formación. ¡.~IJI 1.
¡:
~'
,~ i
~r
9. El comportamiento inseguro es un comportamiento adaptativo ,1
r,'
,',
~.:
f
(
son precisamente un hecho excepcional, sino por el contrario, como dicta la ex- t:
i'
periencia de muchos prevencionistas en muchos contextos, materia frecuente ,\
',él
~
10. El difícil concepto de riesgo tolerable '",}
,..)
La cuestion de las probabilidades de accidentes en condiCiones de seguridad
o inseguridad nos ha mostrado que la probabilidad de accidentes nunca es es- ,
~t
;
".
una visión probabmstica de los accidentes laborales
O
r
l,
57
El factor humano en la seguridad laboral
n
DibJ
)
3 Explicando los accidentes laborales: modelos de dominó,
de equilibrio y de error humano1
O
59
El factor humano en la seguridad laboral
DO
intervención que alteren las cadenas causales, reduciendo o impidiendo el riesgo
de tales accidentes o de sus consecuencias.
Bajo estos supuestos implícitos se ha desarrollado cierto número de modelos
comprensivos que intentan estructurar grupos seleccionados de factores en es-
quemas racionales integradores y explicativos que optan por algún nivelo enfo-
que de explicación determinado.
Los modelos se diferencian por elecciones en el nivel de análisis, por el foco de
variables a explicar, y por las variables seleccionadas como explicadoras, entre otros
factores. Los modelos pueden clasificarse en dos grandes clases: modelos secuén-
ciales, que ponen el énfasis en la concatenación de eventos que conducen al acci-
dente, y, modelos explicativos, que seleccionan los grupos de factores ambientales
y de tarea que sostienen la producción de accidentes (Smíth y Beringer, 1987).
Los modelos secuénciales enfatizan una concatenación temporal; los modelos
explicativos enfatizan una concatenación lógica, pero no necesariamente secuen-
cial. Sin embargo, los límites entre ambos tipos de modelos son en muchos casos
difusos y por ello aquí presentaremos modelos de ambos tipos clasificados en
grandes grupos en función del tipo de componentes explicativos que consideran.
previos podemos prevenir el accidente al detener la caída del resto de las fichas )
)
Heinrich abrió este camino de representación de los sistemas de causas for-
mulando el primer modelo de esta naturaleza. Los factores que considera el mo- )
delo de dominó de Heinrich son los siguientes: )
J
Primero, la herencia y el entorno social. Aquí menciona los rasgos de la
personalidad indeseables que provocan el fallo de la persona '-impruden-
)
cia, avaricia, terquedad, etc.- debidos, según Heinrich, a factores heredi-
tarios o a condiciones del entorno.
.)
Segundo, fallo de la persona. Los caracteres de personalidad como tempe-
ramento violento, imprudencia o excitabilidad, constituyen razones para co- -!
meter actos inseguros o para la existencia de riesgos físicos o mecánicos. . J
J
"-.J
.J
J
modelos de dominó, de equmbdo y de error humano
O
61
El factor humano en la seguridad faboral
F~
DW
de Bird (Heinrich, Petersen y Roas, 1980), Weaver (1971, 1980), Adams (1976) y
Zabetakis (Heinrich el al. 1980).
~'
ma no lograremos un control efectivo.
e
Cuarto, accidente y contacto. A nivel práctico, el accidente es definido .-
;1
por Bird como un evento indeseado que tiene como resultado un daño
a la propiedad o una lesión. El accidente es un contacto de un cuerpo )
o estructura con una fuente de energía (eléctrica, química, cinética, etc.)
)
por encima de su umbral límite, o también un contacto con una sustancia "
)
que interfiere con el proceso normal del cuerpo (Heinrich et al. 1980). El ,1
;,
./
"
i
i
--
modelos de dominó, de equilibrio y de error humano
O
:1
!
a más largo plazo. Entre ellas se mencionan la educación del personal, primera
ayuda, y la rehabilitación en caso de daño físico.
El énfasis del modelo recae en la pérdida de control por parte de la dirección, .
a la que sitúa como iniciadora y máxima responsable del accidente. implicando la
necesidad de una regulación en las funciones de la dirección (Byrom, 1992).
63
El factor humano er'! la seguridad laboral
¡;;=-li
o:¡~~ ~
J
"RL1.
J
modelos de dominó, de equilibrio y de error humano
O
ésta idea mediante la superposición de las áreas de riesgo. En éste modelo, tanto
el sujeto como el objeto disponen de un área de acción. Cuando se produce una
liberación de energía, tales áreas se tornan en áreas de riesgo. Esto se debe a su
vez a condiciones humanas o técnicas de la dirección. Tanto el sujeto como el
objeto, presentan sus respectivos carriers, portadores, que en situación de ries-
go y tras su interacción, provocan un incremento en la probabilidad de que se
produzca un accidente. Esta situación es la que genera un área de peligro. La
colisión entre los portadores de riesgo del hombre y del objeto puede tener como
resultado una lesión (Hoyos y Zimolong, 1988).
65
~-
,
'1
~ 1
~
El factor humano en la seguridad laboral -:.-;'
1
I
:~
1
1
I
' .
La energía liberada puede ser de muchos tipos: eléctrica, química, térmi- '>\t
.'')
ca, mecánica. Cuando la cantidad de esos materiales o energía es excesi- '.il 'j
='f'
"
_.
va se produce el accidente.
La identificación de las causas directas permite rediseñar el equipo y los I
-~ l
1
-j
,
El modelo plantea como medidas preventivas la identificación y corrección de t·
"~.
las causas básicas. Los programas de prevención deberían estar dirigidos a lo- ,
,
,!
grar un entorno saludable y seguro, al establecimiento de operaciones adecuadas
1:l.-
y de procedimientos de emergencia. ~:~
"
El modelo, presenta un equilibrio en cuanto a factores humanos y a condicio- l
nes ambientales, ya que ambas son las causas básicas del accidente. Cobran ,í
especial relevancia las variables organizacionales que engloban el modelo. Con i 1
respecto a otras adaptaciones anteriores de la teoría del dominó, Zabetakis man- >
,
tiene el énfasis en el papel organizacional de la dirección y considera de una for-
ma más clara la relevancia de los factores ambientales al situarlos junto con los
personales como causa básica del accidente. 0Jer tabla 3.1. página 67.) .'
:1
~
'::~
-~
2. Modelos de equilibrio-desviación
Bajo éste apartado se incluyen una serie de modelos también de carácter se- ~,
\t
~
cuencial que han sido considerados más integradores por recoger las aportacio- i )
.~
nes de la teoría de sistemas y el concepto de liberación de energía, introduciendo
así mismo el concepto de error humano (Hoyos y Zimolong, 1988). i-,, )
~ )
Estos modelos analizan el estado del sistema y distinguen dentro de éste dos )
tipos de situaciones, el equilibrio y la desviación. Estos dos estadios son denomi- -)
nados y conceptualizados de forma distinta por cada uno de los autores. Kjel'ién
(1984) distingue entre estado normal y desviación, Smillie y Ayoub (1976) entre
homeostasis y perturbación, y McDonald (1972) entre fase estable e inestable.
El sistema se considera como una interacción de elementos humanos y de ma-
j
quinaria. En general, el proceso que concluye en accidente comienza cuando un
desequilibrio afecta al sistema produciendo como resultado una desviación en el
mismo.
o..
p5 Factores personales y del Liberación de Accidente. Retroalimentación a ro
1980. del entorno. entorno, acto inseguro, energíay!o partir del accidente. ro
(modelo de
dominó y de
liberación de
condición insegura,
liberación de energía
y!o material peligroso,
material peligroso
a
""t
::::r
energía). accidente. 1:
---_._- ._..... _ .." . _ -
3ro
(j)
""-J O¡g
El factor humano en ~a seguridad laboral
oM
- normal que es segura y a partir de la cual el peligro se desarrolla a través de un
proceso de desviación progresiva.
Fase 1. El estado de operación normal se caracteriza por un uso de la máquina
por el trabajador competente, en el modo para el que fue diseñada y en
condiciones adecuadas.
La preplanifícación en éste estadio se propone como un tipo de inter-
vención destinada a bloquear el proceso de incremento del riesgo.
Fase 2. La siguiente fase es la desviación. Una desviación o desestabilización
(Leplat, 1985) es un evento no esperado en el sistema (Hale y Glendon,
1987) que supone que el sistema no puede regresar al estado normal a
no ser por una intervención en forma de controles.
Fase 3. Una vez iniciada una pérdida de control o desviación hay un período
en el que se sigue incrementando el nivel de riesgo en el sistema. Esta ¡
es la denominada fase metaestable de McDonald, que en el modelo de
KjeIlén (1984) se corresponde con la llamada fase inicial. 11
A este nivel, el sujeto puede intervenir reconociendo los riesgos y pue-
de iniciar acciones para hacer volver al sistema a su estado normal.
Fase 4. La siguiente fase es la denominada fase inestable, que se caracteriza
por un cambio en el dinamismo del sistema y supone que el daño, en
algún grado, ya es inevitable. En Kjellén (1984) correspondería con la
fase concluyente.
Aquí, las medidas de intervención sólo permiten desviar el flujo de ener-
gía, escapar de él o amortiguarlo. Con ello, se logra que se minimice el
daño o que sean dañados los elementos del sistema de menor impor-
tancia. ,!
,f
)
Aquí, las únicas medidas de intervención que se pueden tomar son
aquellas que reducen el daño, limitando, mediante acciones de salva-
mento, el tiempo en el que el sujeto absorbe la energía.
Fase 6. Por último, se llega a una fase de estabilización en la que el sistema y
sus componentes vuelven al nivel de operación normal o a un estado
de operaciQn modificado por la experiencia del incidente o accidente.
En esta fase se pueden desarrollar estrategias de información post-ac-
cidente: información, rediseño y nueva fase de formación, que son los .
'J
<)
..... ~("'\-
j .'~)
moáeios de dominó, de equH!!?rio y de error humano
·0
69
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j
El factor humano en la seguridad laboral '11 1
I
~':I
O~ ;i 1
~~
'1
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próximos, considerándose consecuencias de la desadaptación, el incidente y el
accidente. 1
1
Estos conceptos fueron el punto de partida de la secuencia de eventos multili-
'\
neal desarrollada por Benner (1975). Según ésta aproximación, y de forma similar
al modelo de Smillie y Ayoub, el accidente es el resultado de la incapacidad de un it
factor de un sistema particular para adaptarse a las perturbaciones del entorno
~~~l .)
(Hoyos y Zimolong, 1988). Es por tanto, la inadecuación de la percepción con
respecto a la valoración y a la presentación de información lo que desencadena
t.
:(. )
el desequilibrio en el sistema. ·z
¡¡: '1
'f:,
7-
2.3. Modelo de equilibrio-desviación de Kjellén •
~
~,
)
'¿
El modelo elaborado por Kjellén (1984a, 1984b) pone el énfasis en el concepto .}/
de desviación como agente causal del accidente.
El análisis de la desviación está basado en la suposición de que los accidentes
están precedidos, a menudo, por desviaciones de las funciones normales y pla-
'i¡1
,"
g:
neadas de un sistema (Harms-Ríngdahl, 1987). Algunos tipos de desviaciones en ~
i
el sistema hombre-máquina incrementan la probabilidad de accidentes o el valor
esperado de pérdidas debidas a accidentes, siendo por tanto, indicadores válidos i,
del riesgo. De éste modo, la secuencia de accidentes se sistematiza como una ~
;:
",f
cadena de desviaciones (Hoyos y Zimolong, 1988). .~
.~
-f
Kjellén (1984a, 1984b) explica el proceso que culmina con el accidente desde ~I
el modelo del sistema de producción de Seiler (1967). A lo largo del proceso de •
~
71
j
~I o m -
r'~
"",...~ oi:t
o;i Modelo VS. Directrices VS. Principales Causa directa V. Dependiente Aportaciones
.....
C'
cr
accidente ...,
O
McDonald,
(,.) Vs. de situación Predisposiciones, Desestabilización Daño. Posibilidad del sujeto :r
e
~ 1972. del proceso. operación normal, salida del sistema. de controlar el riesgo. 3
s:
o
de lo normal, metaestable,
inestable, evento con
Análisis del momento
en el que comienza la
tu
::J
D.
daño. desviación. o
ro ----,- ---- ro
O- --~'-----'-._-_._-----'---'----"
::J
(f) SmiJlie y Perturbación/ Hombre, máquina, entorno, Efectos en Extensión de Evaluación de
D. Ayoub, 1976. Homeostasis. información, Homeostasis/ cascada. la perturbación todas las posibles O)
ro (f)
ro perturbación, acciones al entorno, consecuencias de ro
..a posibles, decisión coste/ máquinas cada acción. (Q
e r.:
o-
beneficios, disrupción o personas ...,
::l. de! sistema, efectos en próximas. o..
o I cascada. ro
a. ~--------,----------------~---_.,-- ------,---------~------ O-
ro Kjellén,
(J) Vs. de situación Fase inicial, fase Pérdida Lesión/daño/ Limitaciones y w
< 1984a y b.
55' del proceso. concluyente, fase de de control: retrasos potencialidades o-
() lesión. liberación de inesperados. del concepto de ..,
O
5:
:::J
energía. desviación. -ro
;4 Modelo VS. Directrices VS. Principales Causa directa V. Dependiente Aportaciones
tT
cr
(,.)
accidente
.
(.:, Petersen,'
1984.
Fallo del sistema,
error humano.
Sobrecarga de trabajo,
decisión hacia el error,
Error humano,
fallo del sistema.
Lesión/pérdida,
problemas
Concepto de
sobrecarga .
s:o trampas, error humano, de calidad y
a. falio de sistema, accidente/ producción.
~ incidente,lesión/ pérdida.
o(f) ---.....-_- -,-----------.-
D. Dejoy, 1990. Vs., de la tarea y Comunicación personal Error humano. Daño/pérdida. Distinción microtarea-
ro del entorno máquina, entorno, macrotarea.
ro
'"'1 elaboración de la decisión,
a
..., error humano, situación
, :r potencial de daño/
e
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modelos de dominó, de de error humano
o
simultáneamente variables humanas, ambientales y de la tarea en la explicación
del accidente.
73
El factor humano en la seguridad laborar
DO
reducir el error humano. La minimización del error humano es el centro de todos
los modelos de factores humanos de la causación de accidentes (Dejoy, 1990).
En cuanto a medidas interventivas explícitas, el modelo considera dos tipos de
controles para tratar con el error: \v
• Controles tradicionales, que abarcarían medidas como análisis del entor-
no, rediseño del trabajo, inspección, entrenamiento o análisis de la tarea.
• Controles no tradicionales, que incluyen la identificación de la situación
que provoca el accidente, el análisis del estado arousal (nivel de activa-
ción), registro de actitudes, modificación de conducta y registro del com-
portamiento de los superiores.
Dentro de los factores humanos que provocan el error en el trabajador, se
presta una especial atención a las variables del sujeto que interaccionan con las
de la maquinaria al realizar la tarea. En éste modelo destaca el intento de explicar
el accidente desde una perspectiva que considera los dos bloques de factores
primordiales que producen el accidente: fallos en el sistema (las tradicionales va-
riables de ingeniería) y error humano (las tradicionales variables del sujeto).
las que crean situaciones que provocan error. Es el énfasis sobre esas variables el
que guiará la configuración del modelo propuesto por Dejoy (1990).
El modelo de DeJoy (1990) muestra que los accidentes, con daños humanos ó
con perdidas materiales, suceden en situaciones potencialmente generadoras de
esos daños, y que, a su vez, esas situaciones son fruto del error humano.
El error ocupa un pape! central que frecuentemente se ha identificado operati-
vamente con los accidentes (Chapanis, 1980) lo que lleva a su vez a la necesidad
de establecer cuales son las causas del error humano. El modelo de DeJov (1990)r
, J"
75
El factor humano en la seguridad laboral
~
01 ~
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bajo seguro. El entrenamiento, de entre éstas, es la más usada. .~)
c2) Las técnicas. no directivas son estrategias' más difusas y dirigidas a in-
d..
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flue'19iar el estilo de la dirección, los objetivos y los asuntos de seguridad 'f
!
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de toda la dirección. J
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modelos de dom¡nó~ de equilibrio y de error humano
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77
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1
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El factor humano en ~a seguridad laboral }~
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'1
~. "
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I
(Kjellén, 1984b), implicando que el factor tiempo y el concepto de secuencia es
'1
básico. Estos modelos se caracterizan por una concepción causal lineal, básica-
')
mente unidireccional y con las limitaciones implícitas de la metáfora de la caída :t _~"
)
de una fila de fichas que inspira estos modelos. '"!.
"
'i"~ 1
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Las sucesivas adaptaciones que el modelo de Heinrich ha ido generando han ,
1
ido aumentando progresivamente en complejidad, culminando en el modelo de ~
";..,
" ')
causación del accidente de Zabetakis. Este modelo incorpora a la secuencia la .. .)
.\¡
liberación de energía como causa directa del accidente, un concepto que ha sido .,
empleado en las elaboraciones posteriores de Kjellén. Los modelos de Skiba y ',;
1
Zabetakis presentan una orientación notablemente específica al explicar el acci- .
dente desde la perspectiva de la liberación de energía, pero tratan de mantener
un equilibrio entre las variables del entorno y las variables humanas. Con relación
a la dimensión tiempo, estos modelos surgen desde dos enfoques muy diferen- ~.,
:~ I
tes. Mientras que el modelo de Zabetakis mantiene la postura común a las teorías ~:
79
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a nivel cognitivo y también a nivel de la percepción, la sensación, la emoción y j
todas las demás áreas característicamente psicológicas.
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El papel, cada vez más importante, de la psicología de la seguridad no es 0j
principalmente adaptar las personas a las condiciones de los contextos, sino, i~ ')
principalmente, desarrollar, valorar y aportar los conocimientos psicosociales que !!'
')
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permitan adaptar los contextos a la seguridad de las personas. Una meta muy ,4~
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1
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lejana de la vieja y obsoleta idea que pretendía reducir el papel de la psicología de
'0 1
la seguridad a la búsqueda de los factores de personalidad que causan los acci- ?,'
~. 1
dentes. En seguridad la psicología ha de guiar y prevalecer sobre la ingeniería, al :.!
• )
menos hasta allá donde la misma ingeniería pueda llegar. ~
I_}
')
,i,
Los modelos de explicación de los accidentes son, necesariamente y desde las I o~
primeras formulaciones, modelos psicológicos de explicación de los accidentes.
Sin embargo, por el contexto de su generación no siempre han estado atentos a
las aportaciones que la psicología científica y profesional ha estado en condición
permanente de ofrecer. Un cierto aislamiento histórico del campo de la seguridad,
como disciplina tradicionalmente ligada a otras disciplinas, requiere poner de ma-
nifiesto el lugar central que los conceptos y las explicaciones psicológicas han
)
ocupado en todas las conceptualizaciones del ?ccidente y de la prevención, aun
cuando sus autores no identificaran esos campos con la psicología. d
La visión reduccionista que limita la psicología de la seguridad a los factores k
de personalidad que pueden afectar a la seguridad y como mucho, a las conse- h
cuencias más o menos psicopatológicas de ciertos trabajos, como el estrés, que- '. . .
)
da desmentida por un análisis de los modelos propuestos en la disciplina desde e
sus mismos orígenes. Evidentemente, dada la trascendencia social del fenómeno
de la seguridad, como dimensión de cualquier conducta humana más que como )e
h
una clase particular de conducta, y las consecuencias sociales y profesionales )
.1
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{ 4 Explicando los accidentes laborales: modelos
. _1 conductuales, cognitivos, de personalidad y de
( ,1 perspectiva psicosociológica 1
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81
1
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El factor humano en la seguridad laboral
00
(Hansen, 1988; Dingus, Wreggit y Hathaway, 1993; Shaw y Sichel, 1971). Se han
desarrollado varios modelos con consideración de esta clase de variables. En
este capítulo nos centraremos en la denominada hipótesis de la propensión al
accidente y en el modelo de Hansen (1988) que introduce aspectos aptitudinales,
de ajuste social y de características de la persona.
liaccidentados han sufrido dos o más accidentes debido a que hay en ellos un )
I
grupo de poliaccidentados. ..)
.....
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riesgo p de sufrir un accidente en un contexto, permiten explicar y anticipar la J
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82
expHcando los accidentes laborales
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El factor humano en la seguridad laboral ;'l:;;
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4. Escala de distractibilidad. Una condición neurótica podría producir una I
desviación de la atención a la tarea en función de síntomas físicos o psí- 'i
quicos de la persona (Eysenck, 1962). El efecto de éste lapsus de la aten- ~.
j
"
Todas las variables fueron definidas operacional mente, bien a través de cues- )
tionarios, indicadores, o tiempo medido en meses o años. Para contrastar el
'. )
modelo se utilizaron 362 trabajadores de producción y mantenimiento en una )
compañía química. El modelo fue analizado mediante el programa estadístico )
LlSREL, -que permite evaluar modelos de ecuaciones estructurales como el
aquí planteado- seleccionando las dos terceras partes del total de sujetos de la . )
)
muestra. J )
"
¡
j J
:11 j
dos, lo cual tuvo como consecuencia práctica la eliminación del test Wonderlic
como uno de los predictores (Hansen, 1989).
Del modelo de Hansen pueden destacarse como aportaciones el esfuerzo por
operacionalizar las variables, la definición de las mismas en un contexto orga-
nizacional, aunque mantiene una perspectiva individual sin considerar factores
psicosociales y organizacionales, y la introducción de la metodología de las ecua-
ciones estructurales en el campo del contraste de modelos de seguridad laboral.
Desde una perspectiva tradicional del accidente éste estudio se centra sobre
variables propiamente psicológicas de naturaleza personal, con una orientación
especifica ya que predice la variable criterio a través de variables personales,
aptitudinales y de personalidad. Aunque la generalizabilidad de los resultados
de éste estudio está restringida debido a que se limitó a una sola industria, la
principal objeción teórica y metodológica a un tiempo es que se trata de un mo-
delo ad hoc generado a partir de la reutilización de los datos disponibles de tests
empleados en el proceso de selección y otros datos disponibles en los registros .
de la compañía, seleccionando las variables e incluso los ¡tems de las esc~las de
medida para que el modelo alcance el ajuste.
(Ver tabla 4.1. página 86.)
2. La perspectiva psicosociológica
El fenómeno accidente puede ser analizado desde distintos niveles que impli-
can la elección de variables y diversas contribuciones a la prevención. Frente a
las perspectivas que enfatizan procesos psicológicos individuales, la perspectiva
psicosociológica trabaja sobre el marco contextual de naturaleza social y organi-
zacional que condiciona y facilita la aparición de los accidentes.
85
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Modelo VS. Directrices VS. Principales Causa directa V. Dependiente Aportaciones
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Hansen, Personalidad, 1.Exógenas: habilidad Distracción, Consistencia del Emplea metodología de ::T
$lO" accidente. modelos causales. c:
ep- 1989.
'""I W
cognitivas. cognitiva, edad desajuste social,
Identificación de 3
_
......
Cñ'~
o.
.... empleados, escala
desajuste social,
escala distractibilidad,
demanda de
consejo, riesgo
de accidente.
las características
que hacen al sujeto
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rn$: experiencia en el trabajo. propenso al accidente. ::J
"'00 2.Endógenas: demanda Creación de dos
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ülep de ayuda, riesgo de nuevas escalas.
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Modelo VS. Directrices VS. Principales Causa directa
accidente
V. Dependiente Aportaciones \~
ñi'
C" Dwyer y Relaciones Nivel social: recompensas, Relaciones Accidente. Concepto de
Di' Rattery, 1991. sociales en el órdenes, control de la sociales: sobrecarga.
..
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1\)
trabajo. dirección. Nivel individual. autocontrol
Peligro de los materiales. bajo, marcada
"'O$: influencia de la
(1)0
_.a. organización y
oep dirigentes que
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_.a. administración de
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(1)
Leather, 1987. Vs. de percepción Inputs, sujeto potencial Procesamiento Accidente. Percepción del sujeto
"'O e interpretación de accidente, outputs, de información del clima hacia la
ro del sujeto. control de seguridad, erróneo. seguridad de la
o.....
=:::. retroalimentación, organización.
-O> accidente.
.-'
cuerpo de trabajadores, etc. Para modificarlos es suficiente con alterar las rela-
ciones que los producen o introducir nuevos elementos en el sistema. Y segundo,
en el lugar de trabajo, esos elementos se ensamblan y son dirigidos en un proce-
so que puede tener como resultado tanto productos y servicios como accidentes
laborales.
Un concepto básico de ésta teoría es el de "relación social" que es definida
como "la forma en la que se rigen las relaciones entre las personas y su trabajo"
(Dwyer y Raftery, 1991). Los tres niveles de relaciones sociales implicados en el
modelo presentan interrelaciones, de forma que los cambios en un nivei afectan
a los restantes niveles. Ninguno de éstos factores por sí mismos causan necesa-
riamente un accidente, los efectos podrían diferenciarse en función del sector o
la organización (Masan, 1977).
En cada uno de los tres niveles de relación social, estos productos se articulan,
según el modelo, de la siguiente manera:
87
El factor humano en la seguridad laboral
oC
A partir de las 31 variables medidas se escogieron 6 para los modelos estadís-
ticos finales. Estas variables fueron:
• x1 = peligro de los materiales ordenados por plantas (1 = bajo, 7= alto);
• x2 = autocontrol del empleado (1 = alto, 2= bajo);
• x3 = peso de los niveles organizacional y de recompensas
(1 = bajo, 2 = alto);
• x4 = peso del nivel de mando (1 = bajo, 2 = alto);
• x5 = es definida por una ecuación en la que x5 = 1 si x2 := 1,
x3 = 1 Y x4 = 1 (x5 = O en cualquier otro caso).
Esta variable es la primera hipótesis propuesta a partir del modelo y que )
tes será alta cuando el auto-control sea bajo, el peso de las recompensas )
r
89
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nano en la seguridad laboral ·l'
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ravés de las cuales el sujeto llega a conocer y a adaptarse a su medio l:
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Ique comportamental o conductual 11
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es difícil reconocer un trabajo teórico aislado que haya definido un
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corte conductual para la explicación e intervención sobre los acciden- 11i
f,
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es (p.e., Chhokar y Wallin, 1984; Komaki, Barwick y Scott, 1978; Peter- (I -\
)1
Sulzer-Azaroff, 1987), debe reconocerse que ha habido una extensiva
de los principios de la psicología del aprendizaje, y particularmente de ~"1
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)s basados en el modelo de aprendizaje operante, al tratamiento de la '1
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,egura e insegura, y, en consecuencia, sobre los accidentes laborales y 1"
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J.
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lcipios básicos del modelo comportamental son. un lugar común en í, di
desde hace muchas décadas, extraordinariamente fundamentados en ...
'o' )
"
ón básica experimental y considerablemente contrastados, siempre
rdinaria y manifiesta eficacia, en todos los ámbitos del comportamien-
1~ la
J.(
'~
(p.e., Carter, 1992; Hathaway y Dingus, 1992; Komaki, Collins y Penn, ~ ,-,~
per, Phillips, Sutherland y Makin, 1994). i
~;
;tigación y práctica profesional publicada es particularmente abundan-
ramas de intervención, es decir, en programas de acción preventiva.
n otro modelo se han desarrollado tantos proyectos de intervención, en
aíses, en numerosas industrias y organizaciones, de diversos sectores
I
~
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1:
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Ja
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(
~ actividad y para problemas muy diyersos, siempre relacionados con j3
:amiento inseguro y seguro. La evidencia acumulada que pone de ma- Y.
eficacia de los programas conductuales para aumentar las conductas .'-..)
~ducir las inseguras y disminuir la accidentabilidad es extraordinaria- 0)1
da y muy convincente (Johnston, Hendricks y Fike, 1994; McAfee y ,JT
); Smith, Cohen, Cohen y'Cleveland, 1978). 1
J
J
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.~.
~xpHcando los ~ccidentes laborales
O
91
El factor humano en la seguridad laboral
O ~
. ,
conductas peligrosas (Duhon, Knouse, Reber y Wallin 1989); se ha operado so- . ).
bre el cumplimiento de normas de seguridad (Arvey y Jones, 1985); sobre el uso
de equipos de protección individual (Zohar, .1980). También ha sido objetivo de
) e
intervención la mejora de la cumplimentación de los partes de accidentes reper-
)I
cutiendo esto en el diagnóstico de la seguridad yen la evaluación de programas . )I
de intervención (Fax y 8ulzer-AZaroff, 1987). . .. I
. ;' l ..
explicando íos accidentes laborales
I O
93
1
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-,
~,
tamientos seguros. Según las revisiones de Sulzer-Azaroff (1982), Wexley (1984), .-1
Decker y Nathan (1985), Burke y Day (1986), Mayer y Rusell (1987) y Peters (1991) ;1
han resultado adecuados para formar nuevas conductas, especialmente en su- !
~
pervisores y mandos intermedios, si bien la evidencia independiente sobre su -1
1
i
aplicación a la seguridad en el trabajo es más escasa (Baldwin, 1992; Duhon et al. t
l )
1989; Mayer y Russell, 1987). -{ )
refuerzo o elemento positivo disponible, como cuando se aplica una multa) ó uti- f
l )
lizar estímulos aversivos socialmente aceptables, sancionando de alguna forma t )
conductas no encaminadas a la seguridad. Por ejemplo, en un programa con i
j.
J
el objetivo de incrementar el uso del cinturón de seguridad en una base naval i
.t .J
retirando incentivos (Kalsher, Gel/er, Clarke y Lehman, 1989), se consiguió una 1
\;
-.J
mejora aproximada del 24% respecto a la tasa inicial. Según la revisión de Arvey
J
y Jones (1985), estos métodos han mostrado ser eficaces especialmente si van
-~
acompañados de otros elementos de intervención positivos que compensen sus
~
efectos secundarios negativos.
~
Los programas de información basados en mensajes amenazadores hacen --~
explícitos los riesgos, daños y consecuencias de los accidentes. Revisando 35 J
-_J
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94
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El factor humano en la seguridad laboral ..", -"•
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estudios, Sutton (1982) concluyó que la efectividad de los mensajes amenazantes ", 1
~
para obtener actitudes y conductas seguras aumenta en función del grado de te- ;t
'j
mor suscitado. De acuerdo con diversas revisiones, estos programas producen un '1
cambio positivo en la actitud hacia la seguridad (Goldberg, Dar-El y Rubin, 1991), "
)
cada conducta objetivo o para cada grupo se obtiene la denomin'ada línea base ,.~)n
I J
I
explicando los accidentes laborales
O
-,
.','. acción del programa de intervención. Lo que caracteriza a un diseño de línea base
~~:
múltiple es que la intervención se inicia en momentos temporales distintos para
cada línea base, escalonadamente, de este modo, a partir de un determinado
momento todas las líneas base (una para cada conducta diferente de un mismo
grupo, o bien una para cada grupo evaluándose para todos la misma conducta)
entrarán en la fase de intervención. Como la intervención entra en momentos tem-
porales diferentes sobre cada línea base, el hallazgo de efectos en cada uno de
estos cambios fundamenta la confianza en que los cambios observados, a pesar
de darse en un contexto natural, se deben precisamente al efecto del método de
intervención introducido y no a terceras variables.
Los diseños de línea base múltiple se han mostrado especialmente indicados
para evaluar el efecto de programas de intervención en seguridad en el contexto
organizacional porque no requieren, como lo hacen otros diseños, volver a la lí-
nea base, es decir, retirar el tratamiento o intervención de seguridad, evitando las
condiciones más peligrosas, inseguras o dañinas. A su vez facilitan el trabajo al
ser de implantación gradual y pueden ser fácilmente justificados a las empresas y
a los trabajadores por su carácter progresivo (Komaki et al., 1982).
Existe a su vez una gran variedad de tipos de diseños de línea base múltiple
que se pueden utilizar según lo aconseje la naturaleza de las circunstancias. Las
líneas base a través de grupos suele ser el más indicado en contextos organi-
zacionales. Se han utilizado como grupos para establecer las líneas base, por
ejemplo, departamentos de una planta industrial (Komaki et al. 1978), secciones
de un departamento de policía (Larson, Schnelle, Kirchner, Carr, Domash y Risley,
1980), departamentos de producción en industria (Sulzer-Azaroff y De Santama-
ria, 1980), poblaciones (López-Mena y Bayés, 1988) y empresas (López-Mena
y Veloz-Santidrian, 1990). Pero también se han utilizado líneas base a través :de
sujetos, donde fue pionera Sulzer~Azaroff (1978) en conducta segura en un labo-
ratorio, y en la aplicación en supervisores de un departamento industrial (Sulzer-
Azaroff y De Santamaria, 1980).
Las líneas base a través de conductas se obtienen de diferentes conductas
de un mismo grupo y también han sido utilizadas en algunos trabajos (Fellner y
Sulzer-Azaroff, 1984). También se han utilizado líneas base a través de contextos
(p.e., Komaki et al 1980) y más ocasionalmente otras variantes y otros diseños.
Por ejemplo, Komaki, Barwick, y Scott (1978) utilizaron un diseño de línea base
múltiple combinado con una fase de inversión -una fase en que se retira el pro-
grama de intervención- para mostrar a la gerencia la necesidad de seguir con el
programa.
También se han utilizado otros tipos de diseños, siempre con el propósito de
mantener controlados los efectos del programa y poder cuantificar exactamente
que cambios de comportamiento seguro y que efectos sobre la siniestralidad pre-
97
'"')
""'"'1
""'"'1
El factor humano en la seguridad laboral '1
O "1 ')
senta el programa de intervención. Geller et al. (1987), utilizan un diseño estruc- I "")
.~
")
retira el tratamiento varias veces para contrastar efectos entre ambas fases- fue <f "l
utilizado por Fax y Sulzer-Azaroff (1987). 3
~
1
En conjunto el modelo comportamental explica la conducta segura y la con- )
ducta insegura que antecede a los accidentes desde una base motivacional y ,
~. !
de aprendizaje (López Mena, 1989). Esto puede verse como una limitación para i
--
)
4. El enfoque cognitivo
Los modelos que se enmarcan bajo el enfoque cognitivo están fuertemente )
influenciados por los conceptos de la teoría de la información y cibernéticos. )
Las personas son vistas como procesadores de información, que la reciben y I )
la filtran a partir del entorno, ordenándola y dándole sentido, utilizándola para )
tomar decisiones y actuar. Por lo tanto, a partir de la información se modifica )
el entorno y se registran los resultados obtenidos a partir de las acciones, para
)
guiar conductas posteriores y conseguir metas a corto o largo plazo (Hale y
)
Glendon, 1987).
.)
Los modelos secuénciales de procesamiento de información humana inclu- j
yen, en líneas generales, las siguientes fases: percepción, cognición, valoración, )
decisión y ejecución (Gagné, 1970). Mientras que las variables de Jos modelos .-.)
secuénciales forman una secuencia temporal lineal, en los modelos lógicos las -
.J
variables están estructuradas en un orden racional, con posibles secuencias
~
complejas concebidas de modo interactivo.
Este esquema general o variaciones del mismo han sido aplicados al proce- ~)
samiento de la información acerca de la situación de trabajo (Hale y Hale, 1970;
J
Smillie y Ayoub, 1976), y de la información acerca de las desviaciones, tal como
J
advertencias o peligros (Andersson, Johansson, Linden, Svanstrom y Svanstrom,
1978; Surry, 1969). En conjunto, los modelos de enfoque cognitivo explican el ac- I
_.
-~.
.....}
cidente desde la perspectiva del error en algunas tle las fases del procesamiento j
cognitivo de la información. El fallo en alguna de las fases del procesamiento de ,1
-\
J
-1
.J
:1 ~,
J
J
i )
explicando los accidentes laborales
O
información, tendrá como resultado una respuesta mal adaptada y como conse-
cuencia, un incremento del riesgo de lesión (Kjellen, 1984a y 1984b).
99
-J
:~r'" ")
i -')
El factor humano en la seguridad laboral
~,.,. i 1
°U - ')
gro inminente. El segundo estadio se diferencia del primero, en que ahora hay una
liberación de peligro o período de emergencia que puede conducir a una lesión o I "
"
~,
I
!
Surry define el riesgo como sinónimo del peligro inminente e incluye las nocio- ,
~'
\
Esta definición de riesgo casa con los modelos de liberación de energía (Heinrich, i" (. '1
Petersen y Roas, 1980), para los cuales el peligro y el riesgo existen en función de j
:t
'i
la liberación de energía. En contraste, Hale define el riesgo como un agente espe- ~,
~
cífico que en circunstancias definidas podría causar daño a un elemento del siste- "
ma (Hale, 1984). Surry enfatiza, al igual que Hale y Hale, la naturaleza dinámica del J:i,
proceso de accidente. Ambos modelos han sido usados y parcialmente modifica- 't )
dos por otros investigadores (Andersson et al, 1978; Corlett y Gilbank, 1978; Porter ,
y Corlett, 1989). Andersson y col. (1978), por ejemplo, han tenido en consideración ~
"
¡ )
el' proceso por el cual se introducen los riesgos en el sistema, y Hale y Pérusse '~
(
(1977) enfatizan la cuestión de la responsabilidad en la toma de decisiones. ,;
,
4.3. Los niveles de procesamiento cognitivo de Rasmussen )
)
A finales de los setenta aparecen los trabajos de Rasmussen (1981) estable-
ciendo tres niveles diferentes de procesamiento y de abstracción en el comporta-
miento. Cualquier tarea exige un cierto nivel -o niveles- de procesamiento. i
J
J )
• En el nivel de habilidad un bloque de información está asociado directa- ,
'~
)
mente a una respuesta automática. Esta tarea puede desempeñarse de
)
modo automático.
)
• En el nivel de las reglas, no hay una respuesta automática asequible, el " .;1
.. )
sujeto tiene varias respuestas posibles de entre las cuales debe elegir una.
~)
Los estímulos que se presentan al sujeto exigen la aplicación de reglas
más o menos complejas especificadas que permiten adoptar la decisión y . .J
la acción adecuada',
• En el nivel de conocimiento éiparecen los pensamientos constructivós para .J
interpretar y solucionar el problema, No hay reglas c1ar?ls y cerradas o bien
no son suficientes para resolver el problema requiriéndose un procesa- J
miento más complejo que escoger reglas adecuadas y aplicarlas. J
Asociados a éstos niveles de funcionamiento, aparecen variables pertenecien- ",J
tes a la función cognitiva (interpretación, identificación y observación/activación)
y a la respuesta conductual (evaluación/definición de la tarea, procedimiento y
ejecución) que se desarrollan en paralelo.
J
" J,'
explicando ,os accidentes laborales
O
101
El factor humano en la seguridad laboral
or-,
t;,~
tanto con un incremento del peligro objetivo. Este término abarcaría uno o más
riesgos diferentes.
Para Hale y Glendon (1987) cada situación peligrosa contiene uno o más ries-
gos. De ésta forma, un sujeto, a partir de una situación de peligro objetivo que )
"'r. I
se encuentra en situación estática se plantearía la "primera cuestión localizada, )
según los ejes, en habilidades-input: ¿Hay señales de peligro insistentes o pro- )
atajar el peligro. La primera pregunta planteada para ello es: ¿La responsabilidad )
J ',J
explicando los accidentes laborales
O
103
m
Dl
lJ s:
I Modelo VS. Directrices VS. Principales Causa directa V. Dependiente Aportaciones o
r+
accidente ..,O
Hale y Hale, Vs. de percepción Situación, información Procesamiento Accidente. Papel de las ::r
1970. y de interpretación presentada, información de información expectativas en e
del sujeto. percibida, expectativas, erróneo. la percepción de 3
CJ
acciones posibles, información. Marcada :J
~
decisión, acción, interacción entre el o
([)
sujeto y el entorno. :J
--
;t Surry,1969. VS.de percepción Percepción, procesos Peligro inminente. Lesión y/o daño. Enfasis en la naturaleza ro
O" y de interpretación cognitivos, respuestas dinámica del proceso en
5' del sujeto. psicológicas, riesgo/ de accidente. ro
ce
~ peligro, lesión/daño. Procesamiento de ..,e
,~
s:
información en torno al
peligro,
o.:
Q.)
o-
&
ro
Rasmussen, Niveles de Niveles de Elección de Error y/o Correcto nivel de
CJ
O" 1985. procesamiento. funcionamiento, función un nivel de accidente. funcionamiento para O"
eh cognitiva, respuesta funcionamiento _ una tarea o situación ..,o
O- conductual. incorrecto para la concreta. ~
ro tarea o situación
ro
::l dada.
O'
.c Ramsey, Vs. cognitivas del Percepción del peligro, Fallo en algún Aumenta la Descripción de
e 1987. sujeto. cognición del peligro, estadio en la probabilidad de las variables
ro
n decisión de evitarlo y cognición del accidente. fundamentales del
(Q
o habilidad para ello. peligro. procesamiento de
:::J información.
- - - - - - - , - .. _--------------
;::::¡: -
o<' Hale y
Glendon,
Niveles de
procesamiento.
Nivel de funcionamiento,
input, procesamiento,
Peligro objetivo. Peligro que
amenaza a la
Descripción de las
formas de evitación del
1987; . output, peligro, peligro persona o a la peligro presente en el
objetivo. colectividad. entorno.
--
~~.1t"'IJ"j·-I9A_~.~''''''_'''''''l:.:<¡''''''~~ltr~
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explicando los accidentes faborales
O
105
El factor humano en la seguridad laboral
'~
O ~~~
causa del accidente el error en alguna de las fases o niveles del procesamiento
de esa información (Rasmussen, 1981; Leather, 1987; Hale y Glendon, 1987). Al-
gunos modelos no aportan definiciones operativas, instrumentos y metodologías
de medida, pronósticos, y por tanto, tampoco contraste empírico, sin menoscabo
de que algunas de sus relaciones están fundamentadas en investigaciones es-
pecíficas. Sólo algunos modelos aislados llevan a cabo contrastes parciales de
sus postulados (Hale y Glendon, 1987; Surry, 1969). Algunos modelos, desde una
perspectiva global, intentan abarcar todo el conjunto de posibles factores que
contribuyen al accidente, por el contrario, con la notoria excepción de los trabajos
de orientación conductual, son casi inexistentes aquellos que se enfrentan a éste
desde una dimensión práctica, es decir, incluyendo solamente aquellas variables
que son relevantes y suficientes para predecir accidentabilidad.
Desde la perspectiva teórica hay que destacar que tanto los modelos de enfo-
que cognitivo, como los de perspectiva psicosocial y de aspectos de la persona
presentados han hecho un esfuerzo por enraizar los modelos explicativos de los
accidentes en las teorías disponibles. Sin embargo, este esfuerzo es solo parcial
y se echa de menos una mayor correspondencia entre el desarrollo de los cono-
cimientos psicológicos y sociológicos y la evolución de los modelos teóricos de
explicación de los accidentes.
Numerosos estudios, (p.e. Ferguson, Farnsworth, Cox y Cox, 1992; Leigh,
1986) han mostrado que los modelos de comportamiento que el empleado perci-
be y las contingencias -consecuentes, refuerzos, etc.- que los trabajadores reci-
ben al respecto de la seguridad, sin menospreciar la importancia de las caracte-
rísticas del puesto de trabajo, son mucho más importantes que las características
personales para determinar el grado de conductas seguras (Peters, 1991).
Estos resultados enfatizan que la conducta insegura es aprendida y manteni- .Jr
da, y que, portanto, esperanzadoramente, es susceptible de cambio mediante el . J)
t.
)r
procedimiento de intelVención adecuado (DeJoy, 1986). Por eso el enfoque con- f"o·
'. )E
ductual ha dado lugar más que ningún otro a programas de intervención cuyos
efectos positivos se han contrastado de modo tangible en términos de mejora de )r
las conductas seguras y reducción de los accidentes (Geller, Rudd, Kalsher, Streff . )c
y Lehman, 1987). . )
107
El facto r huma no en la seguridad laboral
e:::S;t-
O~ A
f=~
razones técnicas,
diciones reales son difícilmente incorporables al laboratorio por
nte el uso de
económicas y éticas, puede compensarse ahora parcialmente media
o.
modelos de ecuaciones estructurales en investigación de camp
licidad de ni-
El panorama de modelos revisados pone de manifiesto la multip
el punto de vista
veles a que puede ser abordado el fenómeno accidente d,esde
persona referidas
del factor humano: desde las dimensiones de la psicología de la
psicosociales y
a cognición, conducta y personalidad hasta las más puramente
porque es nece-
organizacionales. Esta multiplicidad de niveles ayuda a entender
les y en los equi-
sario fomentar una perspectiva pluridisciplinar en los profesiona
e unap erspe c-
pos de prevención (Geller, Kalsher, Rudd, y Lehman, 1989). Desd
accidente desde
tiva aplicada convendría evitar el reduccionismo de explicar el
una única orientación, favoreciendo una intervención multinivel.
relativamen-
Los accidentes son, por sí, sucesos de baja probabilidad, eventos
narrativa puede
te raros de naturaleza compleja incluso cuando su descripción .J
o, no deseado,
ser muy simple y aparentemente ingenua. Son un resultado atípic
ctivos. Su im-
que aparece de modo más o menos súbito en los procesos produ
ífico complican
predictibilidad y su dependencia de un marco tecno lógico espec
de explicarlos,
seriamente la generalidad y la simplicidad de las teorías que tratan
explicativas si son
llamadas a ser poco útiles si son demasiado generales y poco
iento humano
específicamente útiles. Sin embargo, los principios de comportam
agentes socia-
abarcan transversalmente la multiplicidad tecnológica. Todos los
de modo patente
les y técnicos que intervienen en la seguridad laboral reconocen
papel esencial del
y desde los primeros trabajos de ingeniería de seguridad, el
entes y los daños
comportamiento humano en la génesis y prevención de los accid
reconocimiento
a la salud en general; sin embargo, todavía está fraguándose un
especialista en
explícito de la psicología de la seguridad y del papel del psicólogo )
de seguridad al
seguridad. Puede apreciarse que la visión que limita al psicó logo
car el trabajo, al
tratamiento de los daños psicológicos a la salud que puede provo
n para mejorar
estrés, a la aplicación de la ergonomía y, a lo sumo a la intervenció )
ial de la valiosa
la satisfacción con estos aspectos, desperdicia una parte esenc ~)
.»:
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·J I
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10R
5 I El modelo psicosocial de los accidentes laborales
109
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Clima de
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CQ Seguridad
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O- .026 (,Q
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superiores .442* Compañeros .129* Seguridad -.277 .230*
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III
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Riesgo Basal
.....
~ .760* .812* .794* .829* .959*
as-
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el modelo psicosocial de los ~ccidel1tes de trabajo
O
111
:r.f(
~.~
-.~.
términos diagnós- :~
relativas al entorno social. Esta comp lejida d resulta muy útil en ~:"':
',w.
el modelo se
Cada una de las cuatro respuestas de seguridad incluidas en
cada uno de esos
manifiestan en el comportamiento o cond ucta de seguridad de "
los elementos
cuatro estamentos de la organización, pero contiene asimismo
y suceden a esa
cognitivos, volitivos, emocionales y actitudinales que anteceden
respuesta observable.
el riesgo basal,
Estos cinco factores, las cuatro respuestas de seguridad más ~"
de variables, se
cada uno de los cuales supone a su vez un conjunto comp lejo .~.
a:
articulan en una cadena de efectos psicosociales que afectan
relacionado
f) la probabilidad de accidentes o riesgo real, que a su vez está ,
probabilísticamente con, .~.
,J
2. Respuesta de Seguridad de la Empresa
de la empre-, J
En este modelo cuando se identifica la respuesta de seguridad r
se está utilizando ,,-) (
sa percibida por los empleados con el clima de seguridad,
~
J
J
-1 -1 1") .)
el modelo psicosociaf de los accidentes de trabajo
O
Alta dirección
Dirección
Mandos intermedios
Supervisores
Trabajadores
113
•
1
1
'l
El factor humano en la seguridad laboral
" l
DD ~.~:.
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.;.~;
~:
'1
Debe considerarse que la presencia de este tipo de factores corresponde a de- ')
las decisiones afectan en general a más personas y afectan por más tiempo, y <
con mayor intensidad, es decir, con mayor magnitud posible de sus efectos. La ,~
organización puede ser concebida como una cadena de medios-fines donde las ,tf
1
decisiones de cada nivel (1) establecen las metas, (2) proveen el marco de op- "t
.r
ciones de solución viables y aceptables, (3) proveen los recursos, los límites de " )
,
recursos y/o los métodos para adquirirlos, (4) establecen los modos de supervi- k
"
sión y control y (5) establecen los estándares admisibles, para el nivel siguiente. ,~
]."
') ,
Por esta razón, el comportamiento seguro o inseguro más importante de toda la
t
..:
)I
organización es siempre el de la alta dirección.
)1
El modelo psicosocial de los accidentes laborales refleja muy bien la desigual )1
magnitud de la importancia de las decisiones, y por tanto del comportamiento )
(
~ )E
las decisiones en seguridad, afectan más, a más personas, por más tiempo y ~
l
~
)t
de modo más irreversible, mientras que, por otro lado, cuanto mayor es el nivel
jerárquico menor es la probabilidad de ser afectado personalmente por esas deci-
1Ji
E
l
siones, por ejemplo, menor es el riesgo de sufrir un accidente como resultado de )
~
;¡
las condiciones inseguras generadas por una decisión equivocada de dirección .';z
1 k
f:
sobre métodos de trabajo, ritmo, sistemas de recompensas, materiales o diseño
de la planta.
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'"
;:1
:O;
~
',' J;: , e
JJ
,]
;~
De acuerdo con Deming (1986) la alta dirección es responsable del 94% de los .~
·l
problemas dado que establece las metas, decide la asignación de recursos, es !
{
responsable del personal encargado de dirigirlas, de los métodos de trabajo, etc. 1
1
' '
.)
e
Este principio es cierto en calidad, ,y lo es en seguridad, en productividad y en ',t )
medio ambiente. ~ .)
~
,~ .Y
1
~ >Jc
¡
y
3. las fuentes de riesgo inherentes o el riesgo basal ')t
El único grupo de factores cuyo estado se entiende en el modelo que no de- . ",)
pende de acciones u omisiones de la dirección, yen su caso la propiedad de la J(
J
,)
-_.J14 J
1
el modelo psicosocial de los accidentes de trabajo
O
115
~l factor humano en la seguridad laboral
o[j
nivel, el riesgo de incendios o ciertos riesgos ergonómicos o psicosociales. Sin
embargo, claramente, hay perfiles de alto riesgo basal característico- como el de
un encofrador, un picador en una mina, o un piloto militar.
~~ . 'J
,
....)
consciente de ello, reforzar o castigar el comportamiento seguro o insegu-
ro de sus subordinados, en parte por procedimientos relativam,ente sutiles ....)
como la aprobación o la indiferencia. Este tercer 'factor abarca las funcio-:- J
nes clásicas de supervisión y control de todo mando.
'J
~,~
-1 -1 t:'
._----------
' .'-..J
el modelo psicosocial de los ~ccidentes de trabajo
O
117
El factor humano en la seguridad laboral
r·
o· ,~
w
'I'I!
)'
8. La variable dependiente final: accidentes y otros efectos no
J.
deseados
.:
.
),.
"
Por último, esta probabilidad que expresa el riesgo real se actualiza aleato- )
riamente, de acuerdo con un modelo probabilístico, en la accidentabílidad regis-
trada en un determinado trabajo, empresa o grupo laboral. Esta última relación, .JI
la que se da entre el riesgo real y la siniestralidad -materialización de accidentes
y otros daños,- es particularmente sutil, de naturaleza probabilística compleja
y metodológicamente esquiva al análisis. Obsérvese que unas condiciones de
riesgo dadas pueden no materializarse en un accidente a pesar de una dilatada
exposición mientras que otras pueden dar lugar a un accidente con una exposi-
ción corta. Sucesos de alta probabilidad pueden no. materializarse en un periodo
determinado y otros de probabilidad mucho menor pueden dar lugar a efectos.
,-)
Los accidentes son por su naturaleza lo que se conoce en términos estadísti-
J r
cos por sucesos raros, es decir, sucesos de muy baja probabilidad que requieren'
. modelos estadísticos especiales para su descripción y que, por su propia natu-
J(
J
.j:
~I mt?de!~o psicosocia! de los ~_ccidentes de trabajo
O
... dificultan establecer las conexiones con sus causas y factores latentes y
119
El factor humano en la seguridad laboral
f:I'e~
Dl,J
)~
El modelo presenta muchas consecuencias aplicadas específicas substancia-
les en el enfoque de la prevención de riesgos laborales. Estas son algunas de ~tl
)
ellas:
-)
El Modelo Psicosocial de los Accidentes Laborales muestra que no es r:
válido el planteamiento -tantas veces postulado o insinua.do en preven-
)r:
~)u
ción,- que atribuye los accidentes a la conducta individual de los trabaja-
dores. -1.
El modelo deja claro que no puede intervenirse en factor humano exclu;;. Jo
,)f(
sivamente desde la aplicación de formación. La formacíón e información
es una parte de la cuestión, pero, aun siendo muy importante, es sólo una -)p
,)8
pequeña parte. Incluso la más adecuada de las formaciones en seguridad
no revertirá una cadena causal de influencia que permita, aliente o confi-
gure condiciones para un comportamiento inseguro. La información y la . .:-!p
formación forma parte de uno de los mecanismos a través de los cuales la 0lé
J
J
...J
~I modelo psicosociaf de los accidentes de trabajo
O
121
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6 Análisis funcional del comportamiento seguro e inseguro
en la empresa
O
123
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"
1 ')
I
I
oC i 1
_o;: ')
e de influencia E
riables antecedentes y consecuentes están agrupadas por el agent
análisis funcional ~
en el que se originan, esta agrupación habilita un enfoque de ..¡
lo que permite
del comportamiento en cada agente o nivel psicosocial del mode
iento seguro e in-
identificar los antecedentes y los consecuentes del comportam i
físicos o sociales
seguro. Estos antecedentes y consecuentes son tanto externos
i
I '?
les ...- cuanto in- I
-por ejemplo, instrucciones, normas, estímulos físicos o socia 'i!
ternos, relativos a procesos cognitivos, motivacionales y afectivos,
-por ejemplo,
"
¡ ..')
o las autocontin-
las autoinstrucciones que se da la persona al realizar un trabajo,
gencias que se procura a si mismo a medida que lo va completand
como autorefuerzos o autocastigos cognitivos.
o, que actúan
I
I
,
'B
):
)(
.. I
cognitivo, per- ;I ,{
Este análisis funcional del comportamiento, comportamental y ': I
aprendizaje al \')
mite aplicar los conocimientos desarrollados en la psicología del
la psicología, la d)
campo de la seguridad. Como en otros campos aplicados de
aplicación de la psicología del aprendizaje a la seguridad labora
l ha resultado 1.
,~
If
n del fenómeno
extraordinariamente fructífera, en términos tanto de comprensió :') .
j
ortamiento in-
de los accidentes laborales -en la medida en que se deben a comp };
especial de entre 41
traordinario por el que esta contribución merece una atención J1
e
de la seguridad. J<'
las diversas que, como antes señalábamos, ofrece la psicología 1>
J(
;•
as como apli-
Evidentemente una revisión de las contribuciones tanto teóric
~.
i'
J.
de la seguridad y l
cadas del campo de la intervención conductual a la psicología '~
'<1
)
embargo, con-
salud laboral excede con mucho el propósito de este trabajo. Sin
"
i
teórico es el del
J ..¡'r
viene esbozar brevemente algunas ideas principales. El marco *
~ )c
conocimiento
denominado análisis funcional de conducta, fundado en el sólido Ji
.~
..
Jé
todo, operan-
sobre los procesos de condicionamiento tanto clásico como, sobre ,~
'¡¡,
)
.
te y su probada y eficaz aplicación al cambio del comportamiento ~
1
incrementa o
~
JC
Desde un paradigma o modelo operante, un comportamiento ~
.l ~
suceden que de-
disminuye su probabilidad en función de los eventos que le .t
j
genérico conse- 1
nominamos contingencias ó más informalmente, en un sentido íi ,.~
e incrementa la
cuentes. Esencialmente, todo suceso que sigue a una cond ucta "
aquellos seguidos por elementos de naturaleza punitiva que actúan como cas-
tigos tienden a disminuir su probabilidad de aparición. Si un comportamiento
no recibe ningún refuerzo, ni interno ni externo, ni material ni social, tiende a
extinguirse. La extinción es el proceso por el que un comportamiento no refor-
zado va disminuyendo progresivamente su frecuencia de aparición hasta des-
aparecer.
El concepto de contingencia que se utiliza en psicología hace referencia aque
estos consecuentes (reforzantes o punitivos) son contingentes a la aparición de
la conducta a la que afectan. Es decir, aparecen asociados a ella, si esta condüc-
ta se da, de modo por ejemplo que un refuerzo aparece todas o algunas de las
veces que aparece el comportamiento al que refuerza y no aparece en general
fuera de esta circunstancia, es decir, el reforzador no está a la libre disposición
del sujeto al menos de modo ilimitado fuera de su asociación con la conducta a
la que refuerza. Si un consecuente aparece cada vez que aparece la operante a la
que sigue, sólo algunas veces según una pauta de razón o sólo algunas veces se-
gún cierta pauta temporal, es una las principales propiedades que distingue entre
distintos programas de aplicación de los consecuentes (por ejemplo programas
de razón fija o variable, programas de intervalo fijo o variable). Estos diferentes
programas tienen indicaciones específicas y producen una pauta de aprendizaje
y extinción diferente.
Por otra parte los consecuentes han de ser autoapropiativos, es decir, un re-
fuerzo ha de ser refuerzo para quien lo recibe y un castigo ha de ser castigo para
quien lo recibe. Esta propiedad significa que personas distintas pueden tener
reforzadores útiles distintos, o que lo que resulta un refuerzo para una persona o
para una etapa de la vida, puede no serlo para otra persona o para otra etapa de
la vida de la misma persona.
A su vez los efectos de las contingencias (reforzantes o punitivas) dependen de
. una serie de variables bien conocidas, entre las que hay que destacar por su im-
portancia en seguridad y salud laboral la magnitud del consecuente y el tiempo que
transcurre entre la presentación de la contingencia y la conducta a la que sigue.
En términos generales, consecuentes de mayor magnitud para el sujeto o gru-
po que los recibe tenderán a producir efectos más notorios sobre la conducta a
la que siguen.
También en términos generales, cuanto mayor es el tiempo transcurrido entre
el comportamiento y el consecuente, menor es el efecto del consecuente, hasta
el punto de que consecuentes presentados mucho tiempo después de laconduc-
ta pueden perder su eficacia para modificar la probabilidad de aparición de esa
conducta.
Aunque las relaciones entre estas variables no son lineales y están sujetas a
diversas complejidades, bajo estás premisas, aquí sólo sucintamente enuncia-
125
")
1
\
El facto r huma no en la segu ridad labor al 1
,¡
D t--r.~
U
')
is que identifique
das, puede efectuarse un análisis funcional, es decir un anális
"j
ientos seguros e
los estímulos externos o internos que sostienen los comportam '1
inseguros en cualquier puesto de trabajo. 1
xtos, el com- ')
Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que, en muchos conte
, de modo que
portamiento seguro o inseguro resultan alternativos para el sujeto
')
la siniestralidad. '\
o muestra
Un análisis funcional de los consecuentes del comp ortam iento segur
)
comportamiento
que, frecuentemente, de modo espontáneo, por si mismo, el
ias reforzantes
seguro presenta una ausencia de refuerzo tangible o consecuenc )
o. Aunque el
débiles o muy débiles y generalmente muy distantes en el tiemp }
y por tanto a la
comportamiento seguro reduzca la probabilidad de un accidente
es nada tangible,
larga facilite la seguridad y salud, debe observarse que esto no
seguro. Un cam-
nada que el sujeto perciba o reciba al realizar el trabajo de modo
los cambios en la
bio en la probabilidad no es un consecuente eficaz y, además,
de aquellos que
probabiiidad de sufrir un accidente están generalmente más allá
son discernibles o relevantes para nuestra percepción cotidiana.
seguro es con
La recompensa positiva de escoger realizar el trabajo de modo
ciones que hacen
frecuencia intangible y sólo se muestra a largo plazo, dos condi }-
tanto, sólo por
que esta consecuencia positiva no actúe como reforzador. Por "f )
lecer o mante-
este hecho, si no actúan otros elementos que contribuyan a estab "
.," )
ner el comportamiento seguro, éste tendería a extinguirse. ri
e; )
!
ortamiento ,.
Pero la situación generalmente es sustancialmente peor. El comp ,', )
iatas e impor- j:
seguro frecuentemente sí presenta consecuencias aversivas inmed ~
,)
o para realizar el
tantes, como por ejemplo más cansancio, más costes de tiemp ,~
ctividad y meno-
trabajo, mayor incomodidad, incluso en ocasiones menor produ j
ciones aver-
res recompensas económicas o tiemp o de descanso. Estas condi ..J
no, y tienden por
sivas actúan como un castigo, en el sentido técni co del térmi )
a a la que siguen.
tanto a reducir la probabilidad de aparición de la cond ucta segur
y de apreciable
Además estas consecuencias aversivas son tangibles, inmediatas
castigos. .)
magnitud, lo que incrementa fuertemente su efecto y eficacia como
J
para el traba-
Este balance negativo de consecuencias reforzantes y aversivas j
jos que requieren
jo seguro puede analizarse muy bien con muchos de los traba j
cada vez que el 1
el uso de EPls (Equipos de Protección Individual). Por ejemplo, .~
.J
llevarlo, cada vez
empleado usa el EPI puede experimentar la incomodidad de
de tiempo o qe ~
que realiza un trabajo de modo seguro ha de dedic.arese plus ?
nte el análisis es J
atención que facilita más fatiga, menos descanso, etc. No obsta l
'!i J'
'g
• J.
,,
..'-
'k
J
)
análisis funciona! del comportamiento seguro e inseguro en la empresa
O
127
El factor humano en la seguridad laboral
1?R
análisis funcional del comportamiento seguro e inseguro en la empresa
O
129
El factor humano en la seguridad laboral
l<t~
DW
Es decir, contrariamente a otra idea muy extendida de sentido común -y esencial-
mente equívocada,- el comportamiento inseguro de alta frecuencia no es general-
mente fruto de una ausencia de información o de formación.
Por supuesto, es necesario e imprescindible que las personas dispongan de
información y de formación en seguridad. Absolutamente necesario. Pero es con-
trario a lo que sabemos, creer que la información o la formación traerán por si
mismas comportamientos seguros. Ejemplos dramáticos de esta aseveración
pueden encontrarse en las conductas de riesgo al volante. En general el público
y los conductores están informados de los riesgos de determinadas conductas
de riesgo y necesariamente han recibido formación al respecto, lo que no evita
un número considerable de muertos en carretera. Lb mismo sucede con la con-
ducta deliberada contra la salud de fumar cigarrillos de tabaco. En general, todo
fumador conoce los riesgos de fumar y, además, actualmente se encuentra con
la advertencia escrita explícita sobre las consecuencias aversivas que sucederán
-. en el futuro todas y cada una de las veces que va a tomar un nuevo cigarrillo de
su cajetilla, lo que no evita una cifra impresionante de muertes anuales atribuibles
exclusivamente al tabaco.
La información y la formación son necesarias, imprescindibles, en todas las
condiciones que marca la Ley de Prevención y allí donde un diagnóstico las recla-
ma y para las funciones que les corresponden. Pero debe considerarse que entre
esas funciones no se cuenta la de alterar el desequilibrio de consecuentes a favor
de la conducta insegura, al que puede no obstante contribuir pero sólo como una ,;'
¡
medida coadyuvante. )
• En segundo lugar que este análisis debe realizarse en todos los niveles ')r
)
considerados por el Modelo Psícosocial de los Accidentes Laborales y no
exclusivamente al nivel de los trabajadores individuales. )
~ ¡.J
j,
J
:~
1:iO ¡
análisis f_uncional del comportamiento seguro e inseguro en la empresa
O
131
... )
.;..;
El facto r huma no en la segu ridad labor al
f'.>I!~
0 1 j
~
ra prácticamente
se sabe perfectamente que habría que hacer para que no hubie
sabe que tiene
ningún contagio más. Se expande porque la gente no hace lo que
os) o porque la
que hacer para frenarlo (causa principal en los países desarrollad
ación y forma-
gente no tiene los recursos (por ejemplo preservativos) ni la inform
ción adecuadas (causas principales en los países en desarrollo). ,¡
esto a hacer
Una cuestión esencial en prevención es siempre: ¿Se está dispu
nible y reduc ir drásti-
las inversiones necesarias para aplica r el conoc imien to dispo
came nte la siniestralidad? Conviene decir inmediatamente que
los métodos efica-
sionales y otros
ces para reducir los accidentes laborales, las enfermedades profe
n de prevención
daños a la salud no se refieren a los llamados métodos de gestió
de riesgos laborales.
os con sin-
Los métodos de gestión de la prevención -cuan do son emprendid
contribuyen a su
cera intención de hacer prevención- ayudan a la prevención,
la gestión no es
gestión, es decir a su planificación, organización y registro. Pero
en si la prevención.
incluso una
La gestión de la prevención es necesaria para la prevención. Pero
que la admi-
buena gestión no garantiza una buena prevención; del mismo modo
ventas, pero una
nistración en la empresa es necesaria para la producción y las
documentación,
buena gestión administrativa no produce ni vende. El énfasis en la
e ayudar hasta
la organización, los procedimientos escritos y los certificados pued
pero, es impor-
cierto punto a organizar, planificar y valorar la acción preventiva, )
n a prevenir.
tante advertir que, por si mismos, estos elementos formales no ayuda )1
son instrumen-
Si se hace una adecuada gestión preventiva todos estos aspectos )1
ntivas.
tales, si se quiere incluso secundarios, respecto a las acciones preve )(
nción si se
Un método de gestión de prevención puede ayudar a hacer preve )/
jo real en pre-
toma como lo que es, un instrumento auxiliar para ordenar el traba )
Sin embargo, en
vención, pero no un fin o un método preventivo en si mismo. )(
es muy ajenas a
ocasiones parece que se escogen métodos de gestión por razon J,e
parece que se
la prevención -o a la calidad, o al medio ambiente-. En ocasiones -Ji
propaganda. En
escogen estos métodos de gestión por razones de imagen o de .. )c
a particularmente
prevención la imagen no salva vidas ni evita accidentes, y result .)(
sos que deberían
doloroso y costo so en términos económicos desviar los recur )t
imagen" en
dedicarse a prevención a "cumplir con el papeleo" o "dar una buena js
ntan, al contrario,
seguridad laboral mientras que los problemas reales no se enfre .)
se ocultan detrás del·papeleo del sistema de gestión. .
··jn
ncia de un
La investigación en psicología de la seguridad ha mostrado la existe JI¡
ciones e indica-
conjunto de métodos de intervención eficaces bajo .ciertas condi Jir
, 1999). Aunque
dos para ciertas ne6esidades (por ejemplo, Rivara y Mackenzie JC
ención probados .
sólo es una metáfora; puede pensarse en los métodos de interV ..~
os. Los fárma-
en psicología de la seguridad laboral como fármacos contrastad
'J
análisis funcional del comportamiento seguro e inseguro en la empresa
O
cos son útiles para ciertas indicaciones bajo ciertas circunstancias del paciente,
y raramente puede asegurarse que un fármaco será eficaz siempre, para todos
los pacientes y sin efectos secundarios. Por ello, es obvio que un fármaco o un
conjunto de fármacos deben aplicarse basándose en conocimiento experto, en la
dosis y pauta adecuada y basados en un diagnóstico experto y profesional que
avale la conveniencia e indicación de la prescripción. Lo mismo, análogamente,
puede decirse en seguridad laboral. Disponemos de métodos eficaces y con-
trastados de intervención. Cada uno tiene sus indicaciones y debe prescribirse
para determinados problemas o combinación de problemas de seguridad. Ningún
método es la panacea que pueda y deba recomendarse como solución univer-
sal alegremente. Y lo más importante: Es necesario un diagnóstico riguroso para
determinar que métodos o combinación de métodos deben ser articulados en·
programas de intervención en seguridad laboral.
Un proceso diagnóstico de seguridad laboral es mucho más que un análisis
tradicional de riesgos. Un diagnóstico de seguridad debe abarcar:
1. Las condiciones físicas y materiales, que configuran el riesgo basal y el
riesgo real y
2. La respuesta de seguridad de cada estamento de la organización conside-
rado en el modelo psicosocial de los accidentes laborales
Esto implica considerar en el análisis de riesgos laborales la cultura de seguri-
dad, la organización y los métodos organizacionales, y los aspectos del compor-
tamiento organizacional, incluyendo el análisis funcional de comportamiento y las
dimensiones psicosociaJes que he expuesto. Habría que incluir también dentro de
los aspectos psicosociales los ahora denominados riesgos psicosociales, de los
que no nos hemos ocupado explícitamente en este volumen pero que evidente-
mente son una dimensión más de posible riesgo (Meliá et al 2006).
El diagnóstico por tanto ha de abarcar tanto los aspectos técnicos y materiales
como los organizacionales y comportamentales, es decir, ha de recorrer todos los
aspectos considerados en el Modelo Psicosocial de los Accidentes Laborales,
incluido el análisis funcional del comportamiento seguro e inseguro en cada nivel
de la organización. A partir de este proceso diagnóstico se pueden establecer los
objetivos de intervención, y a partir de ellos los métodos de intervención estruc-
turados en un plan de intervención que ha de estar sujeto a control, valoración y
seguimiento (p.e. Groeneweg, 1994).
Toda intervención debería ser fruto de un diagnóstico y toda intervención debe-
ría ser valorada rigurosamente por sus resultados sobre el comportamiento seguro
y sobre los accidentes laborales y las enfermedades profesionales. Es absurdo
intervenir sin diagnosticar. Tan absurdo como recetar sin ver ni reconocer al pa-
ciente. Empresas distintas, con culturas distintas y con problemáticas distintas en
seguridad requerirán sin duda combinaciones diferentes de acciones y métodos
133
El factor humano en la seguridad laboral
135
El factor humano en la seguridad laboral
oW
los riesgos psicosociales y conductuales debe incluir básicamente dos compo-
nentes distintos aunque relacionados entre sí:
1. La evaluación de la respuesta de seguridad en todos los factores descritos
en el modelo psicosocial de los accidentes laborales, incluido el análisis
funcional del comportamiento seguro e inseguro en todos los niveles en
que sea pertinente (Meliá, 2004). '¡
j
)
análisis funcional del comportamiento seguro e inseguro en la empresa
O
cede en unos afecta a otros y no puede efectuarse una prevención adecuada sin
tener en cuenta el conjunto que encontramos en una empresa.
Tener en cuenta el conjunto de factores relevantes no supone ni mucho menos
actuar sobre todos ellos. Muy al contrario el impacto de todos estos factores en
la salud, en la siniestralidad y en los resultados económicos sigue el principio de
Pareto: unos pocos factores son la causa de la mayoría de los problemas. Pre-
cisamente esa es una de las razones por las que es esencial diagnosticár, para
escoger bien el conjunto de factores clave sobre las que conviene intervenir prio-
ritariamente teniendo en cuenta que resulten adecuados dado el contexto.
137
"
-)
.~j j 1
b: I
~
)
)
e
).
f.1
~
.n
-
11
xl
)
7 El modelo tricondicional de la seguridad laboral o· ¿qué
hace falta para que se dé un comportamiento seguro en el
trabajo?
O
139
::~w ~1
: 1 .,
El factor humano en la seguridad laboral
oC .
I
I
~
1. El mod~lo tricondicional del trabajo seguro
De acuerde con este modelo, para que una persona trabaje con seguridad
hacen falta tres condiciones. Las tres son condiciones necesarias y ninguna es
condición suficiente; por ello, las tres deben darse simultáneamente para que se
dé el trabajo seguro en la empresa. En un contexto de trabajo dado, es decir, bajo
ciertas condiciones de riesgo basal, para que una persona trabaje seguro debe .' I
)
1. Pueda hacerlo,
1
2. Sepa hacerlo y
')
3. Quiera hacerlo.
.I )
La persona ha de poder, ha de saber y ha de querer trabajar seguro. Estas son ¡
las tres condiciones del trabajo seguro. : I
i I
:. ¡
f :c
. I
I
olo-
:::J
O)
Q)
Poder hacerlo
en I
o
...... i )
ctI
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TRABAJO ~
TRABAJO ~~
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"
o
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o
o
en .. ?
Q)
lo-
+-' )
en Querer hacerlo
ctI j
....1
Condicionante: )
Riesgo Basal
t ).
.~
Figura 7.1. El modelo tricondicional del Trabajo Seguro: Las tres co,!diciones J
::.' -:
...........1 An
o
modelo tricondicional de la seguridad
O
Factores físicos,
.organización del
)-
trabajo, métodos, Poder hacerlo
cultura y sistema
directivos
Factores
cognoscitivos
y motores: )o
Saber hacerlo )o TRABAJO
conocimientos, SEGURO
habilidades y
modelos f.
Factores
motivacional es )o
y aprendizaje: Querer hacerlo
sistemas de Condicionante:
contingencias Riesgo Basal
141
1
"-.,.~
1
1
2. Fact ores de los que depe nde la prim era cond ición ")
conju nto de fac-
La prime ra condi ción, "pode r trabajar seguro", depende de un ~1
ón tradic ional a la
tores bien conoc idos, en parte coinc ident es con una aprox imaci
preve nción . Para pode r traba jar seguro los factor es de riesgo
de naturaleza física,
a para la prevención
, 'J
.. A 1"\
modelo tricondicional de la seguridad
O
143
El factor humano en la seguridad laboral
O'
los factores en que estos aparezcan (p.e. Guastello, 1993). Los déficits son I
'. )
n
Factores
'~ Información, cognoscitivos
~ y motores: ~ Saber ~ TRABAJO
~ formación, normas conocimientos, hacerlo SEGURO
y modelos
o habilidades y
«
o modelos
a:
::J
(!J Seguridad
W basada en el
en Factores -
comportamiento:
.s(!J feedback, refuerzos motivacionales
Querer
O
..J
O
O
ü5
c.
\ y economías de
fichas. SupelVisión
y control.
Participación
.
~ y aprendizaje:
sistemas de
contingencias
~
hacerlo Condicionante:
. Riesgo Basal
Cada medicina sirve para sus indicaciones y no para otras. Una buena medi-
cina aplicada donde no está indicada no sólo puede ser inútil, puede incluso ser
contraproducente. Lo mismo sucede con los métodos y programas de interven-
ción disponibles en seguridad laboral. Los que corresponden a una condición
no pueden suplirse con los de otra. Es esencial que nuestros prevencionistas
conozcan bien (a) qué herramientas, programas, métodos de acción preventiva
contrastados existen; es decir, cuales han probado su eficacia en prevención. (b)
Es necesario que" conozcan y que sean entrenados en" como deben ser utiliza-
145
El factor humano en la seguridad laboral
oC
dos y aplicados esos métodos. Pero además (c) los prevencionistas tienen que
saber claramente cuales son las indicaciones de cada programa, para que sirve
y para que no sirve; es decir, el prevencionista ha de ser capaz de identificar las
condiciones en que cada programa está indicado y que se puede esperar de
ese programa en esas condiciones. Para ello (d) han de conocer las técnicas
diagnósticas que permiten evaluar cada grupo de factores. Como luego se verá
no defiendo aquí que todos los prevencionistas sean expertos en el diagnóstico
e intervención en las tres condiciones, pero todos los prevencionistas deben
,.
tener el esquema general claro, y conocer los grupos de programas de pre- ..~
'
..~ ")
vención contrastados y sus indicaciones. Es algo semejante al vademécum del t ..
"
prevencionista, al menos conocer claramente el panorama general y los grupos
de acciones posibles.
__-1 A~,
modelo tricondi~ional de la seguridad
O
equipo de trabajo adecuado éste no puede sustituirse por charlas sobre como
evitar el dolor de espalda en el trabajo.
Muchas medidas preventivas meramente formales e inadecuadas son por lo
general visiblemente inadecuadas para todos y especialmente para los trabaja-
dores que han de padecerlas, y, contrariamente a lo que podría pensarse pueden
tener precisamente efectos contrarios a los deseados pues inducen desmotiva-
ción y trasmiten de modo patente y con los hechos un mensaje claro del tipo
"aquí la seguridad de verdad NO nos importa" y además el mensaje disfuncional
y pernicioso a todos los niveles "aquí nos importa la apariencia, ocúpate de las
apariencias mas que de los objetivos reales".
Una vez que el conjunto de los miembros de la organización han comprendido
y asimilado este tan desafortunado mensaje -que se transmite las más de las ve-
ces con hechos u omisiones, más que con palabras- difícilmente otras medidas
o inversiones en seguridad van a ser eficaces.
147
El factor humano en la seguridad laboral
DO
Un mismo tipo de riesgo puede presentarse de muchas formas distintas en
función del modo en que se trabaja en cada empresa y en cada puesto. A no ser
que el trabajador conozca y esté bien informado acerca del puesto concreto y Jos
riesgos concretos a que está expuesto, tal y como allí se manifiestan, las conside-
raciones generales y la adquisición de conocimientos teóricos generales, aunque
"
recomendables como cultura y facilitan la motivación y la participación, pueden .',
"
.:;.
resultarle escasamente útiles en la práctica.
La existencia de cursillos generales que se repiten de centro en centro sin
añadir ni considerar los aspectos especificas de la empresa y los lugares de , I
,.,.
trabajo implicados, sin que el monitor haya siquiera conocido o visitado los
lugares de trabajo, sin un feedback especifico sobre la problemática especifica
de la empresa, es un ejemplo manifiesto de incumplimiento de la propiedad de
,<
especificidad. .'¡
"~ J
~
modelo tri condicional de !a seguridad
O
Por ejemplo, son los riesgos específicos y el modo de afrontarlos de las má-
quinas específicas que se maneja o puede manejar en la empresa los que son de
interés, y el modo seguro de operarlas integrado en el modo de producir que la
empresa realmente utiliza.
Las instrucciones, formación o información de seguridad que no se inserta en
el modo en que la empresa produce realmente carece muchas veces de utilidad
preventiva, puede no servir para nada o incluso resultar contraproducente al pro-
ducir un efecto desesperante o desensibilizante, al saber que se está expuesto a
riesgos y que no se cuenta con medios para enfrentarlos adecuadamente.
La información y la formación debe ser adaptada, actualizada y, en todo caso,
reiterada periódicamente, con cierta frecuencia que resulte razonable para la em-
presa. Incluso en condiciones de un puesto de trabajo estable y sin cambios
importantes, es necesario que la información y la formación sobre seguridad sea
reiterada periódicamente, con las modificaciones y adaptaciones necesarias,
aunque estas sean aparentemente pequeñas.
La capacidad humana para retener información es notoria, pero también clara-
mente limitada, y la disponibilidad eficaz de la información en la memoria dismi-
nuye rápidamente con el paso del tiempo. La curva de olvido describe la relación
entre la proporción de material que se recuerda y el tiempo transcurrido desde
el aprendizaje. Las curvas de olvido dependen de muchos factores importantes:
importancia del material para quien aprende, método de aprendizaje empleado;
número de repeticiones en un proceso de estudio, canal sobre el que se presentó
la información, uso de métodos prácticos, etc. La información presentada sólo de
forma verbal, con poco tiempo de exposición a la misma, sin ejercicio práctico
real es de aquella que antes se olvida.
En el mejor de los casos, pasados unos meses las informaciones e instruc-
ciones sobre riesgos, prevención, protección, emergencias y salvamento habrán
dejado de estar disponibles en la memoria para la persona que las recibió si es-
tas no son puestas en práctica, reiteradas o reforzadas por otros medios. Esto
es particularmente cierto para las informaciones relativas a acciones o medidas
inusuales o poco frecuentes, por ejemplo, aquellas que se refieren a tareas que la
persona sólo realiza ocasionalmente o aquellas referidas a como actuar en caso
de emergenóia, dado que estos casos se producen raramente~
Para las tareas habituales las informaciones e instrucciones de seguridad son
recordadas reiteradamente ante la presencia de las mismas y se desarrollan ha-
bilidades -incluso habilidades inseguras indeseadas- para afrontar y convivir con
los riesgos siempre que las informaciones y habilidades seguras aprendidas se
practiquen efectivamente; pero este fenómeno no puede suceder para las tareas
con las que el sujeto se enfrenta sólo ocasionalmente ..
149
El facto r huma no en la segu ridad labor al
or~,
¡,...,¡;
con relativa
Esta es una -ni mucho menos la única - de las razones por las que
an realizando
frecuencia suceden accidentes importantes a personas que estab
organización que
una tarea inusual para ellas o estaban de paso en un área de la
tarea inusual se
no es la suya habitual. En ocasiones es posible que para una
lo cual puede en
recuerde la información relevante de modo parcial o sesgado,
rdo que impul-
ocasiones ser más peligroso que una absoluta ausencia de recue
antes de afrontar
saría a obtener la información de nuevo de alguna fuente fiable
ncialmente peor
la tarea. Creer que se sabe cuando no se sabe puede ser susta
que no saber y saber que no se sabe.
er informa-
Por razones básicas de limitaciones de nuestra capacidad de reten
lizada, adaptada
ción de forma eficaz la información y la formación debe ser actua
y reiterada periódicamente.
conocimien-
La formación debe proveer las habilidades necesarias, no sólo los
manifiesta de
tos. Entre saber y saber hacerlo hay un abismo que puede ser causa )
por ejemplo,
accidentes. Esto es obvio en muchos contextos de la vida cotidiana, )
e perfecta-
es obvio que una persona no sabe conducir un coche aunque domin
se pu~de apren-
mente los conocimientos teóricos sobre como conducir; que no )
es sobre cómo
der a conducir -una habil idad- basándose sólo en explicacion )
s docentes,
se hace -conocimientos-o Ni siquiera si se usan los mejores medio ):
el mejor moni-
audiovisuales, activos, ni siquiera con los mejores materiales o
¡,
,
~.
a conducir se
tor. Finalmente, como sucede con todas las habilidades prácticas,
l'
'i
)1
aprende conduciendo. )1
formación en
Sin embargo, este principio es frecuentemente olvidado en la )I
puede enseñar . )I
seguridad. Es obvio que una habilidad compleja visomotora no se
a tareas que exi-
sólo en un aula, pero ¿cuántos cursillos de seguridad relativos .... )
gen habilidades son todavía solamente cursillos de aula? ;,,)1
tipo trans-
La información y formación del tipo lápiz y papel, o incluso del )!
parencias, proyección, imagen y sonido, video, etc. puede ser
útil y necesaria.
mismo modo '. ")<
>
Pero no puede sustituir la formación en el puesto de trabajo del
dentro de un ve-
que no puede sustituir la formación que se da y se adquiere ;1
por un conjunto
hículo, manejando el vehículo en condiciones de cond ucció n, )
como conducir.
de explicaciones y esquemas o por una buena película sobre
(
se acerca mu-
.->. I
Los simuladores virtuales son una metodología intermedia que .,Jl
más realistas y
cho a la práctica misma; en la medida en que cada vez son
habilidades que
complejos pueden resultar un buen sustituto de la práct ica en
adecuados para JI
implican riesgos importantes. Por ello los simuladores resultan
a. El objetivo de ,.)(
aplicarlos justo antes de pasar a una práctica real supervisad
imientos, ha de \Ji
la formación en seguridad no puede ser sólo formar en. conoc -~'" .
s necesarias en . JE
formar además de modo explícito y específico en las habilidade
' JL
el puesto de trabajo.
o
o
'-.,)
. )
modelo tricondicional de la seguridad
O
151
El Íactor humano en la seguridad laboral
oC
irresponsabilidad disfrazada de cumplimiento formal nos cuesta tan graves daños
a la vida y a salud -además de cuantiosos costes económicos.
Las características que se han expuesto y que se reclaman aquí para la for-
mación en seguridad -y que están muy lejos de lo que por ahora sucede en nu-
merosas empresas- requieren explícitamente un diagnóstico de seguridad que
muestre, exactamente, qué formación y qué información son necesarias dónde.
Evaluar las necesidades de formación de modo específico, puesto a puesto y en
muchos casos empleado a empleado es necesario para poder aplicar la forma-
ción e información útil que ayude a prevenir accidentes y enfermedades profesio-
nales.
Hay muchos malentendidos, todos e1los ude sentido común", acerca del papel
de la formación y de las posibilidades de esta en seguridad. Durante un tiempo,
una manifiesta falta de conocimientos sobre el comportamiento humano ha lle-
vado a que en el mundo de la prevención en España se predicase la formación
como el ungüento universal en prevención. Ante problemas en comportamiento
humano y no sabiendo que otra cosa hacer parecía decirse: "Formación, aplí-
quese formación y más formación, esto resolverá los problemas. La formación lo
cambiará todo".
Nadie duda que elevar el nivel de formación en seguridad laboral es positivo y
muy necesario. Pero debe advertirse a la vez que eso no es la solución a todos los
problemas de seguridad, ni la panacea. Ni siquiera es la solución a todos los pro-
blemas relativos a factor humano, como hemos analizado. Si, además, la forma- )
ción se concibe de un modo general e inespecífico no se puede esperar observar
)
efectos concretos. La formación inespecífica y generalizada puede ser positiva,
pero es poco más que árnica para los problemas de seguridad reales.
'. )
Las visiones de la formación en seguridad como' un negocio estándar -bien )
para recabar fondos de la administración, bien para recabarlos de las empresas )
clientes, bien para documentar el cumplimiento de la ley- hace un flaco favor a la
)
prevención. Toda formación e información debe estar necesariamente basada en
,J
un proceso de evaluación diagnóstica y debe estar necesariamente contrastada
'.,,,)
por un proceso de evaluación de los conocimientos y las habilidades específicas
y concretas adaptadas a cada puesto de trabajo que han sido adquiridas. id
J
La conclusión es: ¿Formación en seguridad? Por supuesto que sí, allí donde
~
hace falta y la que de verdad hace falta, después de un proceso diagnóstico de
.~
evaluación de necesidades y seguida a su vez de una evaluación de su eficacia.
'J
La información y la formación rara vez es la solución a los problemas de segu- J
ridad y salud, pero,. siendo tan valiosa y necesaria, casi siempre forma parte de J
algún modó en mayor o menor medida de los programas de intervención y acción ...J
preventiva indicados. .,~
J
.,..).'
.,J.
l2lodelo tricondicionat de la seguridad
O
;
i
¡ El foco de la intervención para conseguir que la tercera condición para obtener
! trabajo seguro sea satisfecha es, en muchas ocasiones, el conjunto de contingen-
cias positivas y negativas que el comportamiento seguro e inseguro presenta y
que deben haber sido desveladas por un análisis funcional del mismo.
En muchos contextos las personas pueden realizar la conducta segura, saben
cual es la conducta segura, saben como realizarla y saben las posibles conse-
cuencias de la conducta insegura. No obstante, realizan la conducta insegura.
Como hemos analizado, frecuentemente no es una elección personal descabella-
da, es el fruto del desequilibrio de contingencias a favor de la conducta insegura
';ji
... \
que refuerza ésta aumentando su probabilidad y castiga la conducta segura in-
compatible reduciendo su probabilidad. La elección -no necesariamente fruto de
0.;;'.1··".. un proceso consciente y deliberado- de la conducta insegura, pudiendo hacer la
,.. \,~ segura, y sabiendo que hay que hacer la segura y cómo hacerla, es una situación
.-:~j~ .
usual y frecuente.
153
.,
')
\
El factor humano en la seguridad laboral
1
D~
t..d "
')
Algunos pensarán que es inverosímil que esto suceda y que todavía es más ~)
C \
tabaquismo, dicho sea de paso, es la conducta adictiva más dañina y mortífera ..
..
en el planeta, sin ningún género de dudas, y por una diferencia aplastante con .:~ )
respecto a cualquier otra causa de muerte evitable, salvo quizás las grandes gue- .-, )
)
9. Las listas de conductas clave y el control de resultados )
155
1
~ , "
")
,
El factor humano en la seguridad laboral "
i
00
I
I
I, ')
Lec son escogidos de modo que tiendan a erradicar los comportamientos inse-
guros incompatibles con ellos.
..
I
I
)
I
I
1
Se seleccionan aquellos comportamientos seguros que disminuyan los com-
portamientos inseguros que están produciendo accidentes o daños a la propie- ')
conductas seguras, importantes en términos prácticos por ser las conductas se-
guras incompatibles con sus alternativas inseguras que presentan una asociación
directa con los accidentes; conductas seguras que han de ser concretas, defi-
nidas y observables. Las conductas clave son cuidadosamente seleccionadas
, 1
por su relación con los accidentes, daños o enfermedades a evitar y han de ser I
pocas, observables y, por lo general, incompatibles con la conducta insegura que ..
se trata de eliminar.
.I
" I
Esas conductas de la LCC son registradas y evaluadas permanentemente por :r
medios de observación, antes y durante la intervención, a la vez que se registran ,
~' )
otros indicadores, incluidos los índices de accidentabilidad y los indicadores de j
i
;:~
costes económicos asociados con la inseguridad y sus consecuencias. El registro ¡
'it )~
de una conducta segura, mediante muestreo de observación, antes de poner en .f
~
". )1
marcha la intervención, da lugar a una línea base. )I
Es muy frecuente que haya que desarrollar protocolos de registro específicos
-intencionadamente muy sencillos y prácticos- que se aplican por procedimien-
tos de muestreo -también muy sencillos e integrados en el trabajo habitual- de j"
modo que puedan ser aplicados en el trabajo real sin interferir en este. General-
mente la evolución de la conducta o conductas seguras de la Lee bajo análisis se
representan en un gráfico de seguimiento, donde en el eje horizontal está el tiem- )r
po -por lo general expresado en días, semanas, quincenas, meses, trimestres o !(
años- y en el eje vertical la frecuencia o porcentaje de la o las conductas seguras, Ji
de modo que cada punto es una frecuencia o un porcentaje de conducta segura )C
mucho más viables y prácticos de lo que podría parecer a primera vista. Los pro- fi
gramas de intervención basados en psicología de la seguridad tienen bien claro )
que han de ser prácticos, que han de ser viables sin interferir con el trabajo, que .~.
han de ser económicos y rentables, y que han de demostrar su eficacia mediante
~
.·~lc
un control directo y completo, continuo, de sus resultados.
~
!.
~I
,~r
Los refuerzos pueden ser individuales o colectivos y existen muchos modos '.
f:.
de dispensarlos con características y propiedades técnicas muy distintas y bien •i ..J
.~.
conocidas que sirven para finalidades diferentes. Así hay programas de razón y ,~,
~I
~
~ '--.J
~
!;. ',,j
.)'
't
g
i
modelo tricondicional de la seguridad
O
157
El factor humano en la seguridad laboral
fF'j
O~
" '
requieren también que se den otras condiciones adicionales para que puedan
aplicarse.
Entre estas condiciones adicionales se cuentan:
i.
if·~. .' )
.:"f:' ,
11. Los programas participativos l~'
)
:t::i ~
Los programas participativos constituyen una familia heterogénea basada en '~,.
'.}~ )
el principio común, soportado por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, de ;¡~!..
.ri:,
que los trabajadores deben participar en la prevención de riesgos laborales. i~'·
:!--
--!
Los programas participativos pretenden que esta participación no se reduzca 1,S" :)
;
., J
a una participación de los representantes de los trabajadores o a una participa- .~~...
.. '"
~
-)
ción más o menos formal. ',!'.
J:"L
i
li¡.
.~
La metodología de algunos programas participativos en seguridad laboral ha .-.J
heredado las técnicas y procedimientos de participación que se vienen aplicando '.~.
J
en otras áreas de la empresa, como el área de calidad, desde hace décadas. De J:
i J
este modo en los programas participativos se pueden utilizar diversas técnicas .~
1 ,.)
bien conocidas en la gestión de recursos humanos como: ;~
¡:
...!~
.
'
J
J
.~.
..:j! 'J
.~ )
· I
I¡
mode~o tri condicional de la seguridad
·... 1
O
159
El factor humano en la seguridad laboral -)
-')
-')
diciones de seguridad, etc. pueden ser una aspiración legítima, pero también '1
son especialmente costosos y sensibles a otros problemas organizacionales (por "'!.I
)
ejemplo a la presencia de problemas sociales o de negociación colectiva). Las i
empresas dispuestas a abordarlos deben hacer un cálculo realista del tiempo, re- +1
cursos económicos y esfuerzo necesarios, y apostar por ellos, sirviendo el apoyo
!-'9 1
directivo y los recursos económicos y temporales que serán necesarios. Adicio-
nalmente, por lo general no deben esperarse resultados tangibles en el corto pla-
'1
)
zo, por lo que las empresas deben tener también la capacidad de ser pacientes
para esperar a ver contribuciones sustanciales si deciden abordar la puesta en
marcha de un programa de estas características.
En todo caso, la participación debe considerarse necesaria en cualquier pro-
ceso decidido de mejora continua y puede considerarse en el marco del estable-
cimiento de procesos de gestión y de acción preventiva integrados con objetivos
de productividad, calidad y medio ambiente.
Generalmente el cumplimiento de las tres condiciones del comportamiento
seguro (poder, saber y querer trabajar seguro) es de algún modo secuencial, pro- t- 1~
gresivo y acumulativo. Primero hay que procurar posibilitar que se de el trabajo
"lE
seguro, después las personas tienen que tener la oportunidad de aprender a tra- . ~(
bajar de forma segura, por último hay que dar motivos -actuar sobre los aspectos r~r
motivacionales, quizás en algunos casos con programas conductuales, yen otros cali
)
muchos casos al menos evitando que el diseño del método de trabajo y la super-
visión incentive el comportamiento-inseguro.
)
Por supuesto no se puede ni se debe esperar a que las cosas sean perfectas
)
en un nivelo condición para poder enfrentar el siguiente. Perfectas no, pero hay
)
que afrontar las tres condiciones honestamente, considerando que es necesario
)
en la empresa en cada una de ellas. De un modo progresivo y siguiendo los dic-
tados de un proceso de evaluación de riesgos comprehensivo.
160 ,J
)
modelo tri condicional de la seguridad
O
que hacer es una cuestión puramente psicológica; en algún sentido, como decía
la
el maestro Mariano Yela, puede decirse que es la cuestión de psicología.
y en tercer lugar porque los programas de intervención conductual o compor-
tamental han sido contrastados en numerosas empresas en diferentes países y
sometidos a estrictos criterios científicos que les ha permitido probar su eficacia
de modo claro y muy reiterado.
Adicionalmente, cuando un programa de intervención psicológico está bien·
implementado necesariamente ello supone una continua valoración de sus efec-
tos, lo que permite contrastar sus resultados y, en su caso, adaptar las modifica-
ciones que sean necesarias.
Un programa de diagnóstico e intervención psicológica en seguridad laboral es
un conjunto estructurado de acciones sobre la empresa, consensuadas, planifi-
cadas y desarrolladas sin excluir las aportaciones necesarias de otras disciplinas
implicadas en la seguridad (medicina del trabajo, ingeniería de seguridad, higiene,
ergonomía...), cuya finalidad es reducir los accidentas laborales, las enfermeda-
des profesionales y otros daños, y sus costes económicos, e incrementar la salud,
orientado a elementos organizacionales y conductuales, y sometido a control y
valoración metodológica rigurosa y constante. Los objetivos de seguridad y salud
han de obtenerse necesariamente integrados en las necesidades de producción,
calidad y medio ambiente de la organización.
161
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8 La siniestralidad como feedback o las razones para
considerar la situación en prevención de
riesgos laborales
o
163
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El factor humano en la seguridad laboral '. ¡
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1. Datos de siniestralidad
En la tabla 8.1 se presentan los datos estadísticos relativos al número de ac-
cidentes laborales con baja en España desde 1988 hasta 2005. También se pre-
senta el Índice dB incidencia calculado como número de accidentes con baja por ~
I
cada 1000 trabajadores para el mismo periodo. 1
I
Actualmente el índice de incidencia tiende a mostrarse como número de acci- , 1
dentes por cada 100.000 trabajadores; aquí se ha seguido la serie iniciada en los i
I
años 80 manteniendo el mismo denominador; no obstante, evidentemente basta 1
I
con multiplicar por 100 las cifras dadas para acomodarlo a un índice de incidencia )
I
calculado por cada 100.000 trabajadores. 1
I
Todos los datos de la tabla 8.1 se refieren al número total de trabajadores ac- í
Trabajo.
)
El gráfico 8.1 muestra la información sobre el número de accidentes con baja
entre 1988 y 2005 en forma visual, permitiendo apreciar mejor la evolución. Un I )
)
punto de referencia importante en este gráfico es la promulgación en 1995 de 1 '
)
la Ley de Prevención de Hiesgos Laborales (LPRL), como trar.tsposición de la , .
directiva europea 89/391/CEE del Consejo de 12 de Junio de 1989 relativa a la
aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad y la salud de los
trabajadores en el trabajo. I I
)
)
La LPRL entró en vigor en febrero de 1996 y supuso, sobre el papel, un cam- 1
bio radical en la concepción de la prevención en España -no así en los sistemas ", ; \
J
~,J
164
. la siniestralidad corrlO feedback
O
1990 696.703
1991 688.535
1992.' .. ""628.640·
1993 . . 534~606'i
1994 537.600
1995 599.069
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'1996 622.095
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806.819
931.813
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1.016.670
Tabla 8.1. Accidentes con baja en España e índice de incidencia calculado como
número de trabajadores con baja laboral por cada 1000 trabajadores (Datos del
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, elaboración propíá)
Debido a que las vicisitudes del número bruto de accidentes laborales con
baja depende también de la evolución económica, especialmente de la población
empleada, dado que a más trabajadores ocupados es obviamente más probable
que la cifra bruta de accidentes laborales con baja suba, es importante analizar
estas cifras a partir de alguno de los índices de siniestralidad.
En la tabla 8.1 se ofrece el índice de incidencia, calculado de modo que ofrece
el número de accidentes con baja totales, incluyendo conforme a la definición
legal de accidente laboral en España tanto los accidentes durante la jornada de
.'
165
El factor humano en la seguridad laboral
O
1200000
1000000 : ..
800000 .•....
600000
400000
200000
Gráfico 8.1. Siniestralidad laboral en España entre 1988 y 2005 en número de accidentes
con baja totales (Datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y antecesores,
elaboración propia).
trabajo como los accidentes in itinere, por cada 1000 trabajadores con empleo
registrados en la seguridad social con la prestación de accidentes laborales cu-
bierta. Este índice ha sido también usualmente ofrecido, junto con otra mucha
información estadística, por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales o equiva-
lentes predecesores, de modo que los datos son de fuente oficial aunque la tabla,
recopilando los datos a través de los años, sea de elaboración propia.
En el gráfico 8.2 puede apreciarse que la evolución en los últimos años, desde
el año 2000 al 2005, del número de accidentes con baja por cada 1000 trabaja-
dores ha sido más positiva. La media antes de la entrada en vigor de la LPRL era
de 62,11 trabajadores con accidentes laborales con baja por cada mil; ese índice
llegó a su punto más bajo en 1993 con 54,6 accidentados por cada mil. Nunca
hasta la fecha se ha vuelto a alcanzar un índice tan bajo. La media después de
la entrada en vigor de la LPRL, de 1997 a 2005, ha sido de 70,06 accidentados
por cada mil. Desde 1995 hasta 2000 el índice ha mostrado un Incremento lento Y.
paulatino pero constante, alcanzando en el año 2000 su máximo histórico en 75,6
fa siniestralidad como feedback
O
80·r-------------------------------------------------~
70
60
50
40
30
20 ... _..... .
1 0 -. _ .... _..
o .~------------~----~------------------------------~
~~~~~~~~~~~~&~~~~~
~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Gráfico 8.2. Evolución del índice de incidencia en España entre 1988 y 2005, calculado
como número de accidentes totales con baja por cada mil trabajadores (Datos del:
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, gráfico de elaboración propia)
accidentados por cada mil trabajadores. Desde 2001 a 2005 el índice ha descrito
un descenso paulatino, moderado pero con una clara tendencia positiva. La me-
dia para los últimos años, 2000 a 2005, se sitúa en 70'49 trabajadores accidenta-
dos con baja de cada mil. Después del progresivo y consistente empeoramiento
de los resultados entre 1994 y 2000, la progresiva y consistente mejora desde
2001 a 2005 ha llevado a que los resultados de 2005 en términos de número de
accidentes con baja por cada mil trabajadores sean aproximadamente semejan-
tes a los de 1992 o a los de 1997-1998.
El análisis de los accidentes laborales en función de su gravedad permite apre-
ciar "en los últimos años una evolución en general paralela a la del número total de
accidentes con baja, evolucionando de modo positivo paulatinamente tanto los
accidentes graves como los mortales, tanto si se considera en cifras absolutas
como si se considera en el índice de incidencia (Tabla 8.2).
167
El factor humano en la seguridad laboral
oC]
En cuanto a las enfermedades profesionales (tabla 8.3), en los últimos años se )'
. ~(
observa un incremento en las cifras registradas. Sin embargo en este caso esta Jr
evolución puede deberse tanto a los cambios legislativos, incrementando progre- Jé
sivamente la casuística aceptable como enfermedad profesional, a una paulatina )l
mejora del tradicional infraregistro de las enfermedades profesionales o a un au- )
mento real de patologías (fabla 8.3). )
(
)(
Total Enfermedades profesionales 26.857 28.728 30.030
Lb
'. )8
Con baja 23.722 24~O47 24.524 )::
.....
Leves 23.550 23.888 24.402 ...Ja
~, '-1
)e
Graves 172 157 120
Y
Mortales - 2 2 ')
169
El factor humano en la seguridad laboral
ot"'-''''l
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contexto, unido a un cambio tecnológico rápido que afecta a los usos y modos
de trabajar, se ha roto la cadena de formación y socialización tradicional de los
oficios, se ha incrementado el número de trabajadores que acceden a oficios en
los que no han desarrollado una formación práctica específica durante un periodo ')
suficiente y se han incrementado las presiones productivas y hacia la rentabilidad.
1
Además una súbita multiplicidad lingüística, sin mecanismos educativos adecua-
1
dos y suficientes para hacerle frente, ha convertido algunos sectores en algunas
zonas, como la construcción, en una Babel donde la misma comunicación básica
)
está en entredicho. Esta tremenda variabilidad se acusa también en importantes y
notorias diferencias en las actitudes y los usos hacia la seguridad exigiendo de to-
dos, administración, empresas, agentes sociales y trabajadores, un considerable )
esfuerzo adicional. Por otra parte, las organizaciones sindicales -un contrapeso
esencial del mercado y de la facilidad del legislador para favorecer el mercado- se
han convertido en grandes, poderosas y muy complejas organizaciones de servi- )
)
2. Costes de los accidentes laborales
Los accidentes, las enfermedades profesionales y otros daños a la salud no )
son únicamente una cuestión social y humana de la máxima importancia. Ade- )
más, el coste económico de estos accidentes resulta una pesada carga para la -)
economía. )
A principios del siglo XXI se estimaba que la siniestralidad laboral suponía '; .)
.~Jt
pérdidas por valor del 1,57% del PIB, con unos 6.500 millones de euros anuales :~':
~~:
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de costes explícitos; incluyendo jornadas perdidas (aproximadamente unos 1500 :t j
:i· j
millones anuales) y coberturas de riesgos, incluyendo las prestaciones y asisten-
cia sanitaria (í3proximadamente 5000 millones). En los costes implícitos, por valor
de aproximadamente 4500 millones de euros, se incluían autónomos, economía
sumergida y accidentes y enfermedades profesionales no declé\rados como tales.
Estas estimaciones no incluyen los costes implícitos para las empresas, que en
la siniestralidad corrlo feedback
171
~)
:':,J';¡ -1
:;,' I
)
Si observamos el índice de número de accidentes laborales con más de tres
días de baja por cada 100.000 trabajadores, la media para los países EME es )
3.240. Es decir 32,4 accidentados anuales por cada 1000 trabajadores. De nuevo .~
España presenta con mucha diferencia el peor índice de todos los países EME, ... J
situándose según este estudio en 68'03 accidentados con baja por más de tres ,)
días de cada mil trabajadores. España es seguida a mucha· distancia por Ita- ,~
lia (52,32), Canadá (48,52), Portugal (45,15) Y Estados Unidos (39,59). El índice· J
..~
<.--.J
.17? :J
~a siniestralidad como feedback
O
español es algo más del doble de la medía de los países EME y representa un
incremento sobre esa media del 109,97%. Es decir, si España rebajara a la mitad
, su siniestralidad -algo por ahora difícil de imaginar a la vista de la evolución de los
índices- todavía estaría por encima de la media.
Los datos y los índices de Hamalf:Unen, Takala y Saarela (2006) no dejan lugar a
dudas sobre el lugar que ocupa España entre los· países desarrollados en materia
de seguridad y salud en el trabajo, lugar que no se corresponde en absoluto con
el nivel de desarrollo económico del país, con los recursos económicos disponi-
bles, con el grado de desarrollo social y político, con el desarrollo tecnológico, ni
con la voluntad y propósito de su legislación preventiva.
· .\~
.~.
·1.
173
\
9 El modelo preventivo actual desde la psicología de la
seguridad y la salud laboral
o
Evidentemente, este texto no tiene por objetivo ofrecer una panorámica del
modelo preventivo español, sin embargo parece necesario aludir a este marco
por dos razones. En primer lugar porque es adecuado para destacar el conjunto
de implicaciones explícitas e implícitas que afectan de modo pleno al compor-
tamiento humano en materia de seguridad y salud. En segundo lugar, porque la
comprensión sobre las luces y las sombras del actual modelo preventivo ayudan
! a entender donde estamos y sugerir algunas reflexiones acerca de que debería
I considerarse desde un punto de vista de factor humano para avanzar en la direc-
ción de la prevención.
Resaltar la importancia esencial de la prevención de riesgos laborales para las
empresas requiere mencionar, aunque sea brevemente, el marco legal básico en
que ésta se ha de desenvolver. Este marco legal define claramente los principios
de la acción preventiva en los que encaja perfectamente la contribución de la psi-
cología de la seguridad, hasta el punto de que puede afirmarse que será virtual-
mente imposible efectuar una prevención adecuada conforme a los principios le-
gales vigentes sin hacer un uso adecuado y suficiente de los conocimientos de la
psicología de la seguridad laboral. Por un lado, la psicología de la seguridad y sa-
lud es necesaria y pu~de contribuir decisivamente a lograr los objetivos del actual
marco legal; por otro, puede ayudar a comprender mejor algunas oportunidades
para desarrollarlo -positivamente teniendo en cuenta los factores organizacionales,
psicosociales y comportamentales que juegan un papel decisivo en prevención.
Este capítulo se ha estructurado en dos partes. En la primera se citan algu-
nos antecedentes ideológicos del marco vigente y se mencionan algunas de sus
175
')
",
1
"1
"
que estas consideraciones se efectúan desde una de las perspectivas del prisma a
multifacético de la seguridad y salud en el trabajo, deberían completarse con v
otras aportaciones desde otras sensibilidades en prevención orientando un con- )
junto de consideraciones técnicas que podrían favorecer la mejora del modelo. )
p
,l¡
j
1. Antecedentes y propiedades del modelo preventivo ,~
177
~I factor humano en la ~eguridad laboral
OM
U
I
. I
1.2. La legislación española en materia de seguridad y salud
El punto de arranque de la legislación española sobre prevención puede en-
contrarse en el artículo 40.2 de la Constitución Española que encomienda a los
: I
poderes públicos velar por la seguridad e higiene en el trabajo. Siguiendo este
mandato constitucional, también recogido en el Acta Única Art. 118, Y en el Con- ¡
venio 155 de la OIT ratificado por España, la Ley 31/1995 de Prevención de Ries- +
gos Laborales (LPRL) traspone la directiva 89/391/CEE de 12 de Junio de 1989
relativa a la aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad y
salud de los trabajadores en el trabajo.
La LPRL establece el marco legal general y básico en España y establece los )
principios de la acción preventiva y las obligaciones legales de las empresas y )
los trabajadores en materia de seguridad y salud. Muchas de esas obligaciones y I
),
derechos atañen directa y explícitamente al factor humano, y, por tanto requieren )
para su correcto desarrollo de los conocimientos que puede aportar la psicología
J
de la seguridad y salud laboral.
~)
La LPRL persigue "fomentar una auténtica cultura preventiva" y establece que )
"la protección del trabajador frente a los riesgos laborales exige una actuación de )
la empresa que desborda el mero cumplimiento formal de un conjunto predeter- .. )
minado, más o menos amplio, de deberes y obligaciones empresariales y, más
J
aun la simple corrección a posteriori de situaciones de riesgo ya manifestadas".
No hay en la LPRL una definición de cultura preventiva, un concepto desarrollado ,~
en la literatura de la psicología de la seguridad laboral, especialmente en la de- t
nominada literatura sobre clima y cultura de seguridad; sin embargo, aunque nOi
se aborda una definición especifica del término, está implícito que éste se refiere. ..~~
a un estado positivo relativo a la seguridad y salud que involucra al conjunto de S:
l
f
17Q I
el modelo preventiv~ _actual desde la psicología de la seguridad y la salud laboral
O
179
El factor humano en la seguridad laboral
oC
ción. En el enfoque de autorregulación no se prescribe y no puede prescribirse de
modo específico que se ha de hacer en cada empresa y en cada puesto porque
esto requiere y se fundamenta en un análisis de los riesgos del puesto. Qué es
lo que se debe hacer en concreto ya no emana de las especificaciones de una
norma general independiente de la empresa y el puesto, sino de una evaluación
especifica ajustada a la realidad y a las necesidades de cada puesto y de cada
empresa. En el enfoque de autorregulación todos los riesgos que no se pueden
eliminar debÉm ser evaluados (art. 15.1.b).
La LPRL considera una infracción grave no llevar a cabo las evaluaciones de
riesgos iniciales y en su caso el control periódico de las condiciones de traba-
jo y de la actividad de los trabajadores. (art. 47). Pero, ¿de qué daños hay que
proteger y qué riesgos hay por tanto que evaluar y afrontar mediante la acción
preventiva adecuada? Esta cuestión es fundamental para establecer cual puede
ser la contribución de la psicología de la seguridad y salud, y de cualquier otra
especialidad preventiva en el marco preventivo legal.
,
La LPRL define explícitamente, y de un modo perfectamente acorde con una . 1
,
orientación preventiva, cada uno de estos conceptos (arto 4°). La prevención es
"el conjunto de actividades o medidas adoptadas o previstas en todas las fases
de actividad con el fin de evitar o disminuir los riesgos derivados del trabajo". Esta )
teriales o de los métodos y de la organización del trabajo. De este modo todos los )
riesgos de naturaleza organizacional, psicosocial o psicológica quedan igualmente
amparados por la definición. Por si fuera poco la declaración de que la gravedad de
un riesgo se valorará considerando la probabilidad de materialización y la severidad
del daño esperada, conlleva la declaración implícita de que la gravedad de un riesgo
no depende de su naturaleza, lo que significa que independientemente de su origen
aquellos riesgos directamente ligados a factor humano pueden ser tan graves como
€
otros de diferente naturaleza dependiendo de su probabilidad y severidad.
J(
La evaluación de los riesgos que no hayan podido evitarse deberá exten9~rse ,
acada uno de los puestos de trabajo en que concurran dichos riesgos teniendo en
J,
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J
:1Af) .--!.
, I
el modelo preventivo__actual des~ la psicología de la seg,:!~dad y la salud laboral
O
cuenta las condiciones de trabajo existentes o previstas (art. 4.1. R.O. 39/1997).
La LPRL define explícitamente lo que se entiende por condiciones de trabajo.
"Se ente'nderá como 'condición de trabajo' cualquier característica del mismo
que pueda tener una influencia significativa en la generación de riesgos para la
seguridad y salud del trabajador" abarcando junto a otros aspectos de naturaleza
tangible, los procedimientos y "todas aquellas características del trabajo inclui-
das las relativas a su organización y ordenación que influyan en la magnitud de
los riesgos a los que esté expuesto el trabajador" (LPRL, Art. 4.7). A tenor de los
estudios internacionales que señalan que el ,comportamiento inseguro as causa
necesaria en al menos un 80% de los accidentes laborales, es evidente que nece-
sariamente el comportamiento humano en el trabajo, incluidas las conductas de
los trabajadores, de los supervisores y las conductas directivas, puede influir de
modo significativo en la generación de riesgos para la seguridad y salud. Es más,
probablemente el comportamiento humano es, precisamente, el principal factor o
condición con una influencia significativa en la generación -yen la prevención- de
riesgos. Por tanto, la evaluación de riesgos al abarcar las condiciones de traba-
jo debe considerar las conductas inseguras como fuente de riesgos. Por otra
parte, debe añadirse que la definición de condición de trabajo abarca también
claramente los denominados riesgos psicosociales que viene estudiando la psi-
cología de la salud laboral desde hace ya décadas. Esto implica que los factores
psicosociales forman parte de las condiciones de trabajo, y que, como resultan
ser factores omnipresentes que de uno u otro modo están presentes en todos
los puestos, la evaluación de riesgos psicosociales debe incorporarse y formar
parte rutinariamente de los procesos de evaluación de riesgos (Meliá, 2006; Meliá,
Nogareda, Lahera et aL, 2006). La evaluación de los riesgos psicosociales no es
pues una evaluación especial que deba abordarse aislada u ocasionalmente. La
evaluación de riesgos psicosociales se ocupa de condiciones de trabajo relevan-
tes y, conforme al espíritu y letra de la ley, debe realizarse, en el grado e intensidad
que resulte adecuada según la naturaleza de los riesgos psicosociales presentes,
en todas las evaluaciones de riesgos.
La LPRL se edifica sobre el pilar central del derecho de los trabajadores a una
protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo (art. 14.1). Ese
derecho, núcleo y motor de la ley y de todo el ordenamiento preventivo, da lugar
al correlativo deber de protección del empresario, el cual deberá garantizar la se-
guridad y salud de los trabajadores a su servicio (art. 14.2). El derecho a la protec-
, ción eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo implica la necesidad de
una evaluación de-riesgos (art. 16) que permita desarrollar una acción preventiva
adecuada (art. 15). La evaluación de riesgos y la acción preventiva constituyen
el dueto central de actividades que, han de ser desarrolladas por el empresario,
con la participación de los trabajadores a los que se debe también información
y formación en orden a conseguir la adecuada protección. El par evaluación-in-
tervención, tan familiar para los profesionales de todos los ámbitos de la salud
181
El factor humano en la seguridad laboral .'\
,
D r~; .
'1
.á;Il-;Lt!
sea orgánica o psicológica, aparece aquí con toda claridad bajo la denominación
evaluación de riesgos-acción preventiva. La LPRL Y los reales decretos que la
desarrollan adoptan este modelo aunque con cierta timidez. La evaluación de
riesgos aparece como subsidiaria de los riesgos que no se han podido eliminar.
Evidentemente, el objetivo es, donde sea posible, eliminar el riesgo en su origen.
También es cierto que un tipo de riesgo que no existe en un espacio de trabajo y
que no puede existir en él, no tiene sentido evaluarlo. Pero, esto no puede inter-
pretarse en el sentido de que en algunos puestos no correspondería evaluar ries-
gos. Inevitablemente en todos los puestos de trabajo hay algunos riesgos; para
)
empezar porque existen riesgos omnipresentes como, precisamente los riesgos
psicosociales y los riesgos ergonómicos. No todos los riesgos psicosociales
y no todos los riesgos ergonómicos, evidentemente. Pero sí algunos riesgos
psicosociales y algunos riesgos ergonómicos. Como el riesgo de incendio o el
riesgo de caídas al mismo nivel, en mayor o menor medida nunca están del todo
ausentes. Por tanto, siempre es necesario efectuar una evaluación de riesgos.
Efectuada la evaluación de riesgos, la planificación de la acción preventiva debe
basarse en ella. Esta conexión está presente en la ley (art. 8 RO. 39/1997) pero
poco presente en muchos ámbitos de la prevención. A veces parece que se hace )i
prevención por un lado, y se hace una evaluación de riesgos por otra. Pero carece ,
) .
de sentido recetar sin un diagnóstico. Aunque está explícitamente en la legisla-
ción que la planificación de la acción preventiva, y por tanto la acción preventiva, )\
se fundamenta en la evaluación de riesgos, la ausencia de conexión en la práctica
)1
entre ambas es una de las razones de una prevención ineficaz. Con frecuencia,
)I
particularmente en lo que se refiere a la gestión del factor humano en prevención,
)l
se aplican recetas preventivas genéricas independientemente de cuales son las
lC
necesidades y dificultades específicas. El modelo tricondicional del trabajo segu- r,
ro que he aportado en este volumen señala, precisamente,que es el diagnóstico I
)
debido a la evaluación de riesgos el que debe establecer que tipo o combinación Ja
de tipos de métodos de acción preventiva resultan indicados. Esto pone de mani-
fiesto que la evaluación de riesgos es algo más que acumular datos por métodos
1
~
o procedimientos válidos y fiables que se comparan con un estándar. La evalua- Jé
ción de riesgos implica, además, un trabajo diagnóstico. La interpretación de los ,
J
datos para tomar decisiones de prevención, de modo similar a como sucede en
otros ámbitos de la salud. Ni el análisis de sangre, ni la radiografía, ni los tests -tÉ
psicológicos, constituyen por sí un diagnóstico. Es necesario el especialista que -J.E
convierta los datos en una interpretación estableciendo un diagnóstico y, basado -éi
en ese diagnóstico, prescriba los medios de intervención adecuados si es que es --41
,-Jj(
necesario alguno o algunos en particular.
-lIl
No se puede desarrollar una acción preventiva adecuada (art. 15), sin conside- .,--fi
rar los derechos de formación (art. 19), información, consulta y participación de
JC
los trabajadores (art. 18 y Art. 33 Y 34), e implica también las debítfas obligacio-
Jil
nes de los trabajadores (art. 29). La LPRL y muchos de los RO que la desarrollan
0
;~
----------
el modelo preventivo .actual desde la psicología de la seguridad y la salud laboral
O.
185
El fac~or humano en la seguridad laboral
----------------- '. J
186 )
.)
~Imodelo preventivo actual desde !a psicología de la seguridad y la salud laboral
O
183
El factor humano en la seguridad laboral
O ~
la formación como herramienta de cambio que nos traería una nueva cultura de )
seguridad, ha impregnado durante casi una década muchas contribuciones. Aun
hoy en día el discurso usual no sólo de la administración y organismos oficiales,
también muchas veces de los agentes sociales, es del tipo: tenemos una excelen-
te legislación orientada por principios preventivos, lo que falta es que se aplíque.
Por supuesto el nuevo modelo preventivo tiene aspectos positivos esenciales.
Sin duda alguna. Y desde luego, un problema esencial de la legislación actual
reside en su grado de aplicación. Pero la cuestión no es en absoluto tan sim-
ple como "la legislación y el aparato normativo está muy bien" o "es excelente"
I
como a veces se dice, y por tanto, explícita o implícitamente, son ustedes, empre-
sas, agentes sociales, profesionales de la prevención los que lo hacen mal porque
no la aplican. Reconociendo todos los valores positivos del modelo de preven-
ción actual, que son muchos, una consideración acrítica del mismo contribuiría a
afianzar deficiencias y limitaciones que deben ser analizadas y perfeccionadas en
la medida de lo posible.
)
Junto y además de los muchos aspectos positivos del modelo preventivo ac-
)
tual, es conveniente y necesario analizar algunas de las dificultades que el mismo
)
modelo supone a la luz de los conocimientos disponibles en psicología de la
seguridad y salud y del modelo de las tres condiciones para el trabajo seguro .~
En el modelo actual, esencialmente, una parte sustancial de los costes de la in- ~,:'
seguridad los paga el estado de uno u otro modo, es decir, los ciudadanos y las em-
presas con sus impuestos, y el trabajador mismo, mientras que las inversiones en
prevención -los costes de la seguridad- los paga la empresa. Este modelo no sólo
no alienta la inversión en prevención; por el contrario la desalienta decididamente.
Esto no es así por decisión de las empresas, por decisión de los trabajadores o por
decisión de lbS agentes sociales. Esto es así por decisión del legislador. El modelo
actual por un lado exige una asignación de recursos muy considerables a las em-
presas y por otro, en términos económicos de una eficacia indudable y sustancia!,
alienta y estimula decididamente que esos recursos no sean asignados.
Sin menoscabo de los sistemas de protección del trabajador, es necesario a
todas luces revertir el proceso de modo que los costos de la inseguridad reper-
cutan directamente sobre quien los genera. El principio quien contamina paga
que se ha intentado aplicar en cuestiones medioambientales -tan próximas por
otro lado por diversas razones a las cuestiones de prevención de riesgos- debe
.; I aplicarse en prevención, quien genera inseguridad (y sus consecuencias) paga y
quien genera seguridad y no genera inseguridad se beneficia. No se trata de un
sistema de sanciones, sino de un sistema de recompensas p9-ra la inversión en
seguridad. Una intervención legislativa de esta naturaleza afectaría simultánea-
mente a la primera condición, al dotar de recursos, 'y a la tercera condición, al mo-
tivar a las empresas y a sus directivos eficazmente hacia la prevención. El día que
podamos percibir claramente en el terreno de los hechos que las empresas están
muy interesadas en invertir en prevención y evitar la siniestralidad podremos con-
cluir que el legislador ha acertado en las disposiciones que guían la generación
y el flujo de recursos haCia la seguridad. El frecuente desinterés actual es una
respuesta racional ajustada a la realidad: el sistema desalienta profundamente de
hecho la asignación de recursos a la prevención; aunque el discurso vacío de las
palabras diga, evidentemente, lo contrario.
Si aplicamos el modelo tricondicional del trabajo seguro que he presentado en
este volumen a la legislación y al sistema de seguridad y salud, puede apreciarse.
que no se han desarrollado herramientas específicas de motivación positiva. Pero
esas herramientas de motivación positiva son esenciales para que se desarrolle
una respuesta de seguridad de las empresas adecuada.
.-
187
El factor humano en la seguridad laboral
o t
:i
que al basarse en la punición como elemento motivador hay una fuerte propen-
sión a evitar el comportamiento deseado.
Aunque en los últimos tiempos se ha incrementado la capacidad de vigilancia
e inspección de la administración, comparada con el volumen de empresas, de
situaciones, de puestos y de incumplimientos en mayor o menor grado, esta es
infinitesimal. Quizás, además de que los recursos a esta área de la administración
deben ser claramente incrementados, la cuestión principal es que el sistema de-
bería proveer mecanismos de motivación, completamente distintos al modelo de
vigilancia-castigo.
Por otro lado, en buena parte, de hecho, esa vigilancia e inspección:
a) contradictoriamente con el modelo de prevención que propugna la LPRL,
no es precisamente pro activa, sino básicamente reactiva -se investigan
por ejemplo los siniestros con victimas mortales- pero no todas las situa-
ciones de riesgo,
b) dispone de un tiempo y recursos extraordinariamente limitados para cada
acto de inspección, lo que limita la calidad y profundidad de la vigilancia,
en buena parte porque, además,
c) no es una inspección especializada, sino que combina la inspección en
este ámbito con otras muchas tareas importantes -una inspección espe- j
cializada requeriría no sólo inspección especializada en seguridad y salud,
más allá de eso se requiere inspección especializada en seguridad y salud )
por sectores y áreas de actividad-,
)
d) con frecuencia confía y ha de confiar dadas las circunstancias y la legis-
)
lación vigente en elementos formales-por ejemplo, documentación sobre
)
formación- que, como todo el mundo sabe, y es público y notorio, -la mis-
ma ley lo insinúa en varios puntos-, no necesariamente ajusta a la realidad )
-:1.00
ei modelo preventivo_ actual desde la psicología de la seguridad y la salud laboral
O
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189
El factor humano en la seguridad laboral ~ .. --,
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Por tanto, hay una dualidad entre lo que prescribe la ley que puede ser cumpli- -)
do formalmente sin ser eficaz en términos preventivos, y lo que debería hacerse ')
para ser eficaz en términos preventivos.
Esta dualidad entre lo que prescribe la ley y lo que sería necesario se ma-
nifiesta con claridad en la Ley 54/2003 de reforma del marco normativo de la
prevención de riesgos laborales. En esta Ley de 2003 se señala de nuevo que "la
exigencia de una actuación en la empresa desborda el mero cumplimiento f o r m a l )
de un conjunto de deberes y obligaciones".
Aunque es claro que la intención preventiva es buena, la ley insinúa con toda
claridad que la empresa debe ir mas allá de cumplir lo que la ley le pide. Esto no
deja de ser paradójico. Es semejante a un código penal que, solicitará a los ciu-
dadanos que, además de no incurrir en los delitos señalados, sean buenos. La
legislación sobre prevención persigue el desarrollo moral de la sociedad y pide a
los ciudadanos, y en particular a las empresas, abiertamente, que no solo cum-
plan la ley sino que sean, además, moralmente buenas. En cualquier ámbito legal,
cumplir la ley, y justamente cumplirla formalmente es justo lo que se requiere; por i
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el mode.1o preventivo actual desde la psicología de fa seg~ridad y fa salud labora!
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191
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Cuando los RO evitan las especificaciones y remiten el problema al INSHT )
para que elabore una guía, el problema está lejos de solucionarse. Para empe- ¡
zar, las guías del INSHT, aunque para aquellos temas para los que existen son
frecuentemente la base y orientación para interpretar que es aceptable y que no ..
)
en términos de inspección y en términos de procesos judiciales, lo bien cierto es
que no son ley. Por otra parte, con alguna excepción concreta, las guías están
bien fundamentadas preventivamente en sus recomendaciones pero, en muchas
ocasiones, están escritas con un delicado tiento que sugiere una extraordinaria
prudencia o un consistente control político de modo que, en muchos puntos, se
limitan a una exégesis de Jos RO o sus anexos, cuando existen. En más de una
ocasión es fácil imaginar el conflicto de rol de los técnicos del INSHT desarro-
llando estas guías y otros materiales documentales que han de servir bien a la
prevención y al césar.
La inespecificidad puede que sea positiva para el desarrollo económico de las
empresas y para evitar barreras comerciales en una economía abierta -dos de las
razones esenciales de fondo que sustentan el modelo y rara vez desveladas- pero
constituye también en muchos casos un obstáculo para una mínima prevención, ')
)
Un ejemplo de elusión de especificaciones: El manejo manual de cargas )
.J
,J
,J
192
el modelo preventivo actual desde la psicología de la seguridad y la salud laboral
O
señala que a este tema debe aplicarse la LPRL; obviamente. El Art. 2 aporta
una definición de manipulación manual de cargas considerándola "a efectos de
este Real Decreto cualquier operación de transporte o sujeción de una carga
por parte de uno o varios trabajadores, como el levantamiento, la colocación,
el empuje, la tracción o el desplazamiento que por sus características o condi-
ciones ergonómicas inadecuadas entrañe riesgos, en particular dorsolumbares
.i para los trabajadores". El Art. 3 describe las obligaciones del empresario, acor-
J des con los principios de la acción preventiva del Art. 15 de la LPRL. El Art. 4
reitera la 0bligación de formación e información que expresan los Art. 10 Y í 9
de la LPRL precisando que debe darse formación sobre el manejo adecuado
de cargas, y los riesgos asociados. "La información suministrada debe incluir
indicaciones generales y.las precisiones que sean posibles sobre el peso de
las cargas, y, cuando el contenido de un embalaje esté descentrado, sobre su
centro de gravedad o lado más pesado". El RO expresa claramente que deben
darse "indicaciones generales" y "las precisiones que sean posibles". El Art.
5 reitera la LPRL en cuanto a consulta y participación de los trabajadores. El
Art. 6 sobre vigilancia de la salud establece que "el empresario garantizará el
derecho de los trabajadores a una adecuada vigilancia de la salud cuando su
actividad habitual suponga una manipulación manual de cargas y concurran al-
gunos de los elementos o factores contemplados en el Anexo". Puede añadirse
que y si no efectúa manipulación manual de cargas también pues este es un
derecho del trabajador y una obligación del empresario independientemente de
que la persona manipule o no cargas. "Tal vigilancia será realizada por personal
sanitario competente ... ", evidentemente, pero afortunadamente ya hay legis-
lación general que establece esto. Concluido el cuerpo del decreto sin a'penas
elemento alguno tangible más allá de reiterar la LPRL entran las disposiciones
adicionales.
La disposición derogatoria que sigue a continuación es un caso manifiesto
de hasta donde llega el celo del legislador en evitar especificaciones concretas
y las paradojas a las que puede dar lugar. La disposición derogatoria establece
literalmente que "quedan derogados el decreto del Ministerio de Trabajo de 15
de noviembre de 1935, que prohíbe la utilización de sacos o fardos de más de
80 kilogramos cuyo transporte, carga o descarga haya de realizarse a brazo, y
la Orden del Ministerio de Trabajo de 2 de junio de 1961 sobre prohibición de
cargas a brazo que excedan de 80 kilogramos'". Resulta llamativo que en 1997
haya que derogar un decreto de 1935 y una orden de 1961 porque desde en-
tonces no se había revisado el tema, lo que trasluce la atención legislativa a es-
tas cuestiones durante décadas. Pero esto no es lo más interesante. La primera
vez que se lee esta derogación, en términos de 1997 y después de la LPRL la
sensación es ¡por fin! ¿cómo se habrá podido mantener durante décadas un lí-
mite de carga tan abusivo, tan extraordinariamente lejos de un límite aceptable
193
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El factor humano en la seguridad laboral i "
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para la salud y seguridad de los trabajadores? Evidentemente uno lee el RO de
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1997 con espíritu preventivo. Sin duda es razonable anular tan excesivo límite.
"')
Pero lo chocante es que el celo del legislador por evitar dar especificaciones le
-')
lleva a ¡no fijar legalmente ningún límite! En ningún lado del RO o del anexo se
-,
fija un límite legal claro y absoluto para el manejo manual de cargas. De hecho I
en términos legales hasta la entrada en vigor del RO 487/1997 en España había ")
fórmula para la cuestión. En la disposición final primera encarga allNSHT que .c!
elabore y mantenga actualizada una guía técnica para la evaluación y preven- ...J
ción de los riesgos relativos a la manipulación manual de cargas, y que en -)
dicha guía "se considerarán los valores máximos como referencia para una J
manipulación manual en condiciones de seguridad y salud". El problema se .J
traslada pues al INSHT, pero, al hacerlo se renunCia a legislar sobre el tema: J
,
una guía del INSHT no es ley. El mismo RO al efectuar el encargo sugiere
"
-.J
que carece de valor normativo al señalar que "se consideraran" los valores 'j, -,
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194
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el modelo preventivo actual desde la psicología de la seguridad y la salud laboral
O
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máximos, en lugar de "se establecerán" "se fijarán" o cualquier otra fórmula
menos ambigua; por otra parte los va/ores máximos se considerarán "como
referencia" expresión que tiene al menos dos lecturas contradictorias según
el grado de imperatividad que se le atribuya.
y, puestos en esta tesitura ¿qué sucede con la guía? ¿cómo resuelve el
INSHT este delicado encargo en el que el legislador le dice que diga lo que él
hace por no decir? Pues la guía hace un esfuerzo coherente y sensato, funda-
mentado en los conocimientos disponibles, por resolver el problema, pero, en
este contexto, con algunas ambigüedades esenciales que conviene analizar.
Para empezar la guía, en una interpretación restrictiva inusual del encargo
del RO se restringe a cargas mayores de 3 Kg. Y manipuladas de pie. Cargas
menores de 3 Kg., particularmente si son manejadas con frecuencia, ritmo ó
en periodos de tiempo extensos o bajo otras condiciones desfavorables pue-
den ser también dañinas pero quedan fuera del ámbito de la guía. Cuando la
J evaluación es más compleja y las condiciones pueden ser más adversas en
I posturas no de pie, en tareas con manipulación de cargas "multitareas" o que
conlleven sobreesfuerzo físico adicional se recomienda "una evaluación más
detallada". Es decir, para los casos complejos para los que iNSHT no da orien-
tación en la guía, precisamente por su complejidad, el INSHT traslada el pro-
blema sin resolverlo al técnico de prevención que desde luego se encuentra
por lo general sin los recursos dellNSHT para resolver de modo satisfactorio
justamente los casos complejos.
En segundo lugar la guía establece un estándar de peso m~imo recomen-
dado de las cargas en condiciones ideales de levantamiento pon tres niveles.
El primero, "en general" fija en 25 Kg. ese peso máximo, con un porcentaje
1 de población protegida del 85%; Un segundo nivel de "mayor protección" fija
-, el peso máximo en 15 Kg., protegiendo a un 95% de la población; un tercer
nivel para "trabajadores entrenados" en "situaciones aisladas" fija el estándar
en 40 Kg. pero este tercer nivel se propone con "datos no disponibles" acerca
del porcentaje de población protegida. El método toma en cuenta todos los
factores relevantes, y esencialmente, reduce proporcionalmente, según deter-
minados coeficientes el peso máximo que se puede manejar según van inter-
viniendo circunstancias desfavorables. No obstante, a pesar de los esfuerzos
de definición de la guía, en muchas circunstancias no resultará claro a efectos
prácticos cual de los tres niveles de peso máximo se debe aplicar a un caso
determinado, lo que fácilmente puede llevar cuando las circunstancias lo re-
r quieran -en función de las demandas de la tarea y no de la seguridad y salud
de los trabajadores- a admitir el máximo de 40 Kg. aun cuando no hay eviden-
cia de que este máximo proteja a una parte sustancial de los trabajadores. En
todo caso se trata de recomendaciones más o menos razonables porque, el
.. r
195
El factor humano en fa seguridad laboral
oD
legislador ha eludido comprometer una especificación, siquiera la mas desfa-
vorable sugerida por la guía del INSHT.
Los reales decretos que desarrollan la LPRL generalmente están escritos evi-
tando todo compromiso explícito sobre qué acciones de prevención específicas
deben efectivamente emprenderse. Una de las consecuencias de esta voluntaria
in especificidad es que la ley está llena de vaguedades, de cláusulas que admiten
toda clase de excepciones y ni siquiera se atreve a solicitar claramente el cum-
plimiento de mínimos internacionales en numerosos ámbitos. Una consecuencia
indeseada de este modelo es que con frecuencia no se sabe bien que se puede
exigir a las empresas. Esto plantea dos problemas serios, ambos vertientes de
esta misma dificultad. Por un lado, los trabajadores y la parte social con frecuencia
acuden a la ley en busca de las orientaciones claras sobre que se debe cumplir en
las empresas y con frecuencia no está claro, no está definido, o si lo está, la ley
deja explícitamente puertas abiertas al incumplimiento a través de excepciones
justificables. Las empresas con la voluntad y los recursos para hacer prevención
)!
más allá de la ley no encontrarán dificultad en cumplir la ley y conseguir resultados
preventivos, pero las empresas -no nos engañemos, hoy por hoy todavía la inmen- )1
)(
sa mayoría- con los recursos y la voluntad justa para cumplir la ley se encuentran
)1
con que, cuando se toca la arena concreta, esta está llena de ambigüedades in-
)(
terpretables y que, además, el espíritu de la leyes explícitamente que no basta
con un cumplimiento formal de la ley. Sin embargo, por otra parte, a medida que )f
(
se ha ido incrementando la presión de la inspección y la presión de las fiscalías, )
particularmente en casos de siniestros, las empresas aprenden que, (a) en realidad )
el cumplimiento formal es de lo más esencial para evitar sanciones indeseables )€
administrativas, civiles y penales y (b) que más allá del cumplímiento formal se
extiende una zona de ambigüedades que en ausencia de criterios bien definidos
lt
.)
.. - \
legalmente facilitan la sombra de las decisiones subjetivas e incluso en el peor de
los casos la sensación de indefensión. En algunos ámbitos concretos la ausencia ·_h
de especificaciones concretas lleva a los profesionales y a los responsables de la )11
prevención a situaciones ambiguas, a presiones indeseadas y a dificultades profe- ·.J/l
sionales que pueden llegar a ser muy serias en algunos puestos, especialmente en .Jc
casos de accidentes con consecuencias para la vida de los trabajadores. _.k
.JC
2.5. Un enfoque orientado a riesgos específicos puesto a puesto y:.
La LPRL declara explícitamente que su objetivo es conseguir implantar una _JS
autentica cultura de prevención, sin embargo el enfoque de la evaluación de ries-
-jt!
gos que se describe en diversos puntos de la legislación está orientado a evaluar J
en cada puesto de trabajo aquellos riesgos que no se han podido eliminar. Este j(
es un enfoque verdaderamente limitado y distinto de un enfoque de cultura de Ys
seguridad y salud. Para establecer una auténtica cultura de seguridad hay que J
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el mod~lo preventivo_ actual desde la psicología de la seguridad y la salud laboral
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vención alguna.
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el modelo preventivo ~ctual desde !a 'psicología de la segu!idad y la salud laboral
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199
El factor humano en la seguridad laboral
O .~
Pero esto, aunque se refiera a un punto, tan crucial por otra parte, como las
definiciones mismas de accidente laboral y enfermedad profesional, no es un \
hecho aislado. Lo mismo sucede a través de buena parte de la legislación. Por
ejemplo los estándares específicos que se citan en los anexos del Real Decreto
486/1997 sobre lugares de trabajo (uno de los pocos puntos en los que la legis-
lación señala algunos puntos concretos, específicos y tangibles), además de ser
imprecisos en diversos puntos y estar redactados de modo que abren continua-
mente -de modo claramente intencional- la ocasión a excepciones y -de modo
suponemos no intencional- a incumplimientos, están claramente muy por debajo
de los estándares aceptables en prevención que encontramos, por ejemplo, en
las normas ISO internacionales correspondientes. Para decirlo brevemente con
toda claridad, en muchos puntos, lo que es legal no es lo que es preventivo. Es
claro que la ley sólo establece mínimos, y que evidentemente la ley no obliga a
un desempeño tan pobre como el que exige en diversos puntos concretos; pero
es claro también que por tratarse de mínimos estas van a ser justamente las re-
ferencias exigibles, las referencias que adoptarán aquellos más reacios a tomar
en serio la prevención -que son por cierto los que más necesitan que una ley
proteja a sus trabajadores y diga lo que han de hacer-o Es sintomático, que en
muchos aspectos de la prevención un enfoque que puede ser estrictamente legal
no sea un enfoque preventivo. Por otra parte también es sintomático el fuerte
contraste entre la grandilocuente declaración de principios y las generalidades
y la fuerte exigencia sobre las empresas y todo el mundo de la prevención que
estos principios establecen y la ambigüedad y ausencia de compromiso preven-
tivo del legislador cuando establece conceptos operativos concretos y los pocos
mínimos concretos que establece. El legislador exige mucho a todos y se exige
poco o nada a si mismo. La ley, vacía de especificaciones operativas concretas,
rehuyendo de compromisos específicos y orientada a solicitar compromisos ge- )
lo que debería hacerse para hacer prevención. Se dice que se busca que la for-
mación y la información favorezca y estimule actitudes positivas en prevención:
estas dicotomías del doble lenguaje en la misma legislación le aclaran a todo él
mundo que esto es sólo un nivel de discurso.
201
El factor humano en la seguridad laboral
La ley recoge con acertado sentido preventivo la necesidad de que todos los ) ,
trabajadores reciban formación en prevención y enfatiza la necesidad de formación
)
acerca de los riesgos y las medidas de prevención que corresponden a su puesto )I
de trabajo. También recoge acertadamente los principios de prevención integrada
en la línea y de participación. El énfasis en los riesgos y las actividades preventivas ) .I
del propio puesto y del entorno inmediato son en general razonables, sin embargo, )
'. (
para que la prevención integrada y la participación sean efectivamente posibles )(
y fructíferas es necesario ir un poco más allá, es necesario que cada empleado, )1
en todas las funciones y en todos los niveles jerárquicos, reciba una formación ~1
razonable en aspectos generales de prevención y no solo prevención en aspectos . )
locales de su puesto. El conocimiento exclusivo de los aspectos de prevención
:)t
circunscritos al propio puesto puede limitar drásticamente la capacidad de partici- .)(
pación de los trabajadores y el ejercicio de una prevención realmente integrada.
~\
2.10. La necesidad de estándares comunes de formac·ión y evaluación .~~
Je
Un problema adicional, incluso allí donde se regula la existencia de formación, .J~
es la ausencia de criterios externos claros que permitan fijar estándares en esa Jc
formación y que permitan asegurar que las acreditaciones o titulaciones corres- JS
ponden efectivamente con la aptitud, los conocimientos y las habilidades profe-
sionales necesarias. J
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el modelo preventivo ~ctual desde la psicología de la seguridad y la salud laboral
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prevención
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Específicamente, en el ámbito de la formacíón de los técnicos esta ausencía
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de estándares comunes y esta ausencia de un proceso de evaluacíón objetiva, ,
externa y pública para la habilitación agrava la confusión de unas especialidades
'1
que, salvo en el caso de la medicina del trabajo, no exigen ningún requisito ade-
cuado sobre currículo previo.
Para ser médico del trabajo y poder ejercer, como es de sentido común, hay
que ser previamente médico. Aquí se acaba el sentido común sobre la formación
previa necesaria para acceder a las especialidades. Por ejemplo, actualmente
uno puede ser técnico superior en higiene sin haber oído jamás una palabra en
su formación anterior sobre química. Lo mismo sucede también por ejemplo en
psicosociología y ergonomía, el manifiesto desconocimiento de estos campos
científicos y profesionales que demuestra el legislador se plasma entre otras mu-
chas cosas en que uno puede impartir y evaluar la mal llamada psicosociología
a diestro y siniestro sin tener ni un ápice de formación psicológica previa, que es
tanto como decir sin tener ni la más remota idea de psicología una vez habilitado
como técnico superior de la especialidad. La barbaridad legal es tan absoluta
y rotunda como lo sería que un psicólogo titulado mediante un curso adicional
pudiera acceder a la especialidad de médico del trabajo y se le habilitara para
ejercer. Un gran daño ya está hecho, lo que no excluye que debería corregirse
adoptando medidas que permitieran abordar la formación en las especialidades
con una mínima seriedad.
Con todos los respetos a las personas y a las titulaciones, y precisamente por-
que todos nos debemos un respecto a personas y titulaciones, hay que afrontar
este desaguisado monumental. Un informe de evaluación de riesgos psicosociales
efectuado por un ingeniero técnico electrónico, por poner un ejemplo, tiene el
mismo valor que un informe sobre evaluación de la calidad de un circuito elec-
trónico de seguridad efectuado por un psicólogo titulado por mas -que tuviera la
especialidad de seguridad.
En este punto el legislador ha empeorado sustancialmente las cosas. Antes de
organizar este descomunal entuerto a ningún psicólogo con un cursillo se le ocu-
rriría hacer informes de ingeniería de seguridad y a ningún titulado en relaciones
laborales, por ejemplo, emitir informes sobre TLVs. Ahora una vez superada la es-
pecialidad oportuna srn ningún control externo y sin criterios claros ni estándares
comunes de suficiencia, no sólo es que se les puede ocurrir, es que se les puede
exigir y deben de hacerlo en sus puestos como técnicos de prevención.
La ,situación propiciada por el legislador es todavía más grave, al amparo de
una ausencia de coherencia en las especialidades y de unos requi'sitos mínimos de
calidad, el mercado de la prevención ~ue cada vez en los últimos tiempos parece
el modelo preventivo actual desde la psicología de la seguridad y la saJud laboral
O
205
El factor humano en la seguridad laboral
~
DW
y, en general defendido por prevencionistas de todas las especialidades, incluida
la psicología de la seguridad y salud. Tiene varias vertientes y varias acepciones,
distintas pero consistentes entre sí.
-)
decididamente la integración de la prevención, pero, a la vez, establece y de al-
gún modo alienta modos de organización de la prevención que, de hecho, sacan
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207
El factor humano en la seguridad laboral
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