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Lectura 1.

Historia de la construcción en México y en otros países


Elaborado por:
C.P. Mauricio Valdez Maltos
Catedrático del IPN

El ser humano ha tenido siempre la necesidad de refugiarse de las inclemencias del


tiempo y no sólo de esto, sino también de otros seres vivos más fuertes que él, es por ello
que se ha visto obligado a buscar refugios cada vez más seguros, de comunicarse con
otros pueblos o de perpetuarse en la memoria de generaciones venideras llevándolo a
desarrollar su instinto para construir viviendas, fortalezas, puentes, caminos y grandes
monumentos (conmemorativos y funerarios).

Por consiguiente, hacemos mención del desarrollo que ha tenido la industria de la


construcción en México considerando su estudio desde el inicio de la Independencia,
pasando por varias etapas históricas como la insurgencia, el monarquismo, el centralismo,
el federalismo, concluyendo con la Revolución. Si bien la construcción en sí se remonta a
tiempos prehistóricos, las empresas constructoras en México tienen su origen después de
la Revolución Mexicana, pero ya desde 1812 regulaban las obras públicas. Actualmente
nuestro Artículo 134 constitucional nos dice más claramente cómo regular la llamada obra
pública.

El antecedente de la construcción se remonta a la etapa virreinal (1521-1821). Tras


finalizar la conquista de Tenochtitlán, los españoles se asentaron provisionalmente en una
de las poblaciones ribereñas del sur, Coyoacán, misma que fue el punto de partida para el
avance militar durante los primeros años de la Conquista, hasta que en 1528 se nombró a
México (La Antigua México – Tenochtitlán) sede de la Audiencia de México y ocho años
más tarde, capital del virreinato de la Nueva España.

Estas nuevas edificaciones se construyeron sobre los restos de la ciudad indígena


tomando como punto de partida la traza ortogonal de sus calzadas principales
conservando el gran espacio abierto de la antigua zona ceremonial, que con el transcurso
de los años, se convertiría también en la gran plaza central de la Ciudad de México y cuya
primera piedra fue la base de la futura catedral de México. De esa manera quedó
instituido un modelo de ciudad que sirvió de base para la fundación de otras ciudades en
el territorio mexicano y el resto de Latinoamérica.

Las principales construcciones durante y después de la conquista son:

 La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Obra máxima de la arquitectura


colonial en el continente americano, la catedral se erige majestuosa en el zócalo
capitalino como la más grande de Latinoamérica y uno de los templos más
emblemáticos de la cristiandad en el mundo.

La primera piedra de la catedral fue colocada por Hernán Cortés en 1524 en un acto
de gran significado simbólico al situarla en el cruce de las calzadas, que desde los
cuatro puntos cardinales, conducían al centro espiritual de la capital azteca, utilizando
en su construcción las piedras que habían formado parte del Templo Mayor de la
gran Tenochtitlán hasta antes de su destrucción.

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La catedral se inauguró el 22 de diciembre de 1667 aunque el exterior no se finalizó
hasta 1813, cuando tras siglos de trabajos, el arquitecto Manuel Tolsá fue designado
para diseñar y concluir las fachadas y campanarios.

 El Castillo de Chapultepec. En 1780 el virrey Matías Gálvez inició la construcción de


una residencia en la cumbre del cerro de Chapultepec que posteriormente se
convertiría en colegio militar. Durante la invasión estadounidense de 1847 el castillo
fue uno de los últimos baluartes que resistieron en la Ciudad de México.
Posteriormente, en la década de 1860, el emperador Maximiliano de Habsburgo fijó
en este sitio su residencia cautivado por las hermosas vistas del valle de México que
se aprecian desde el lugar, así embelleció el castillo con la adición de jardines y una
sofisticada decoración interior. El emperador comunicó el Castillo de Chapultepec con
el Centro Histórico mediante la construcción de un boulevard al estilo de los
construidos en París, el actualmente famoso Paseo de la Reforma. Con el transcurso
de los años el castillo fue la habitación de los presidentes de México, hasta que en
1940 Lázaro Cárdenas lo donó a la nación para convertirlo en el Museo Nacional de
Historia.

Tras la caída del imperio y el restablecimiento de la república, la Ciudad de México vivió


un periodo de gran desarrollo económico promovido por el establecimiento de vías de
ferrocarril, fábricas y comercio de gran escala, del cual son muestras los grandes
almacenes abiertos en el Centro Histórico como el Palacio de Hierro y el Puerto de
Liverpool, que permitían a los sectores más acomodados de la sociedad acceder a las
novedades del mobiliario y moda de Europa.

Es en esta época cuando se fraccionan los primeros ensanches de la ciudad: la colonia


Guerrero, Santa María la Rivera y la actual colonia Tabacalera como asientos de la
emergente clase media. También en ese entonces el gobierno inició una importante serie
de trabajos para conmemorar el centenario de la Independencia en 1910 que incluyó la
construcción de importantes edificios públicos como el Palacio de Comunicaciones, el
Palacio Postal y el Palacio de Bellas Artes, así como varios de los hitos que conforman el
eje monumental de Paseo de la Reforma, destacando especialmente el Ángel de la
Independencia, que se convertiría en el nuevo símbolo de la ciudad.

Ya en el siglo XX una de las construcciones emblemáticas fue la de Ciudad Universitaria


que fue inaugurada en 1952, icono de identidad nacional con la que se buscó el desarrollo
del país por medio de la ciencia y el conocimiento, al mismo tiempo en el norte de la
ciudad se fundaron los primeros fraccionamientos al estilo suburbano norteamericano, la
mancha urbana sobrepasó los límites del Distrito Federal. En 1969 se inauguró la red del
Metro, un sistema de transporte necesario para movilizar a la población que aumentaba
de manera exponencial debido a las mejoras de la calidad de vida y al crecimiento
urbano. En 1970, México fue sede del Mundial de Fútbol con lo que fue inaugurado el
Estadio Azteca, ya en el siglo XXI vamos a ver la construcción de grandes complejos
corporativos como Santa Fe y la actual Torre Mayor ubicada en Reforma.

Pero bien, habíamos comentado que en México la industria de la construcción no era tan
antigua, como dato tenemos que en 1939 existían en el país 90 empresas constructoras y
diversos grupos técnicos, que con financiamiento estatal, realizaban obras y adquirían
maquinaria. En los años cuarenta, el número de trabajadores ocupados en la construcción
representaba el 1.8% de la población económicamente activa, 5.9 millones en un total de
19.7 millones de habitantes. En esta década el mundo estaba sumido en la II Guerra

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Mundial, la industria de los países desarrollados estaba dedicada a la producción de
armamento, lo que permitía a las naciones dependientes ejecutar acciones tendientes a
fortalecer su mercado interno y aumentar su planta productiva.

En el período 1930-1950 se crean las empresas mexicanas más importantes,


especialmente las dedicadas a la construcción. Asimismo, se dan los primeros pasos para
organizar el gremio de los constructores.

El 4 de julio de 1947, 17 ingenieros inauguraron la empresa Ingenieros Civiles Asociados


(ICA). Entre los ingenieros egresados de la UNAM están: Bernardo Quintana, Javier
Barros Sierra, Raúl Sandoval, Fernando Espinoza, Fernando Hiriart y Raúl Haro López, el
capital social inicial de ICA fue de $100.00 pesos. El primer conjunto de vivienda popular
“Miguel Alemán” erigido en México fue encargado al grupo ICA, que también realizó la
primera obra de construcción pesada ejecutada por mexicanos en su totalidad: el proyecto
de ingeniería en la cuenca del río Tepalcatepec que abarcó presas, canales, puentes,
carreteras, viviendas y escuelas.

En la década de los 50´s se creó la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción,


actualmente Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), y se dio inicio a
la contratación de obras gubernamentales por concurso, de acuerdo con lo establecido en
el Artículo 134 de la Constitución.

Para 1966 se hizo patente el problema de vivienda, por lo que la industria de la


construcción empezó a contribuir en su solución para coordinar los esfuerzos en
programas de vivienda, se creó el Centro Impulsor de la Habitación, A.C.

Con relación al transporte aéreo, de 1966 a 1970 se buscó la construcción de 75


aeropuertos con una inversión de mil 200 millones de pesos. Para estos años el país
crecía a un ritmo económico del 7% anual, con un índice inflacionario del 2.8% al año, la
industria creció, pero de manera desequilibrada.

Después de la expansión que la industria de la construcción mantuvo entre 1970 y 1981


como resultado del crecimiento compartido y luego del proyecto petrolero gubernamental,
en 1982 se suscitaron cambios drásticos en el entorno macroeconómico nacional, mismos
que alteraron significativamente la evolución y las perspectivas de la economía en general
y de la industria de la construcción en particular.

Para concluir, en 2009 el número de empresas constructoras ascendía a 4,363 de las


cuales 627 correspondían al Distrito Federal, seguido de Nuevo León y Jalisco con 300 y
263 empresas, respectivamente.

La ingeniería mexicana asumió el reto de modernizar una extensa ciudad para


proporcionar techo, brindar seguridad y servicios a una población en rápido crecimiento
sobre uno de los subsuelos más complejos del mundo. Hacia mediados del siglo, se
emprendieron los proyectos para la construcción de grandes edificios, públicos y privados;
los primeros conjuntos habitacionales, estadios, escuelas y universidades, museos,
hoteles y vialidades como el Viaducto Miguel Alemán y el Anillo Periférico.

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La industria de la construcción en otros países

Como en todas las actividades, esta industria se ha desarrollado de manera muy diferente
en cada rincón de la tierra debido a la diversidad geológica de la superficie y a las
necesidades de infraestructura de cada país.

En la segunda mitad del siglo XIX y en la primera década del siglo XX la parte más grande
de la red ferroviaria fue construida. Con la primera guerra mundial y la consecuente crisis
económica se acabó la construcción de nueva infraestructura en muchos países, sin
embargo todos ellos siguieron requiriendo de desarrollo de infraestructura que se ve
reflejado en el crecimiento económico y, por tanto, en el desarrollo de los países en el
mundo.

Tal es el caso de Suiza, país pequeño situado en el centro de Europa, conocido por sus
chocolates y relojes, pero también por sus montañas y túneles. El túnel de St. Gotthard, el
túnel ferroviario de Simplon y el túnel de cuatro carriles de la carretera de Salzburg, todos
fueron los túneles más largos del mundo en la fecha de su inauguración. Basados en esta
experiencia, en Suiza se va a construir el túnel monumental más extenso del mundo: el
túnel de Saint Gotthard para trenes de alta velocidad.

En Japón las necesidades de infraestructura son totalmente diferentes, ya que su posición


geográfica es muy peculiar, está formado por cuatro islas principales y más de seis mil
islas adyacentes con necesidades de comunicación distintas a los túneles, aun cuando es
sumamente montañosa. Las necesidades de vivienda también tienen sus características
especiales, ya que aprovechan cada centímetro cuadrado procurando una resistencia
antisísmica gracias a la ingeniería de alta especialización única en el mundo, sin olvidar
las grandes construcciones ferroviarias, puentes que comunican una isla con otra y los
grandes rascacielos, y así cada uno de los servicios públicos requieren un gran desarrollo
de infraestructura único en el planeta.

Y así podemos continuar con otros países del mundo, donde las industrias constructoras
encargadas del desarrollo de infraestructura tienen una difícil tarea de diseñar procesos
constructivos acorde a cada tipo de geología, innovar maquinaria moderna para asegurar
la calidad, rapidez, y seguridad de las personas; además de darle movilidad a la
economía de los países creando fuentes de empleos y utilizando miles de materiales
favoreciendo el mercado nacional e internacional.

La ingeniería del futuro está determinada por los efectos del cambio a que está sometida
la sociedad contemporánea y los efectos de una economía global. México, no obstante
sus grandes transformaciones sociales, sus cambios políticos, su evolución económica y
su dinamismo urbano, requirió de numerosas décadas de transición para industrializarse,
aunque actualmente requiere de esfuerzos y tiempo para realizar los cambios
fundamentales que sincronicen a los mexicanos con el mundo contemporáneo.

El cambio para el futuro radica en la nueva tecnología, la informática y las


telecomunicaciones. La ingeniería del futuro deberá sustentarse más en el dominio de los
nuevos procesos de información y comunicación que surjan de las relaciones
económicas, comerciales y financieras. Sin duda, la capacidad para generar, adaptar y
utilizar conocimientos científicos y tecnológicos es un factor determinante en la creación
de bienes y servicios para mejorar los niveles de vida la humanidad, siendo ésta el fin
único en el mundo.

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