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Versos Sencillos

José Martí
Librodot Versos sencillos José Martí

Índice
Yo soy un hombre sincero... ............................................................................................... 3
Yo sé de Egipto y Nigricia.................................................................................................. 3
Odio la máscara y vicio ...................................................................................................... 4
Yo visitaré anhelante... ....................................................................................................... 4
Si ves un monte de espumas... ............................................................................................ 5
Si quieren que de este mundo... .......................................................................................... 5
Para Aragón en España... .................................................................................................... 5
Yo tengo un amigo muerto... .............................................................................................. 6
Quiero a la sombra de un ala... ........................................................................................... 6
El alma trémula y sola... ..................................................................................................... 6
Yo tengo un amigo muy fiel... ............................................................................................ 7
En el bote iba remando... .................................................................................................... 7
Por donde abunda la malva................................................................................................. 7
Yo no puedo olvidar nunca................................................................................................. 8
Vino el médico amarillo... .................................................................................................. 8
En el alféizar calado............................................................................................................ 8
Es rubia la del cabello suelto... ........................................................................................... 8
El alfiler de eva loca... ........................................................................................................ 8
Por tus ojos encendidos....................................................................................................... 8
Mi amor del aire se azora.................................................................................................... 9
Ayer la ví en el salón... ....................................................................................................... 9
Estoy en un baile extraño.................................................................................................... 9
Yo quiero salr del mundo.................................................................................................... 9
Sé de un pintor atrevido... ................................................................................................... 9
Yo pienso cuando me alegro............................................................................................... 9
Yo que vivo aunque me he muerto... ................................................................................ 10
El enemigo brutal.............................................................................................................. 10
Por la tumba del cortijo..................................................................................................... 10
La imagen del rey ............................................................................................................. 10
El rayo surca sangriento.................................................................................................... 10
En el negro callejón... ....................................................................................................... 11
De mi desdicha espantosa... .............................................................................................. 11
Penas... .............................................................................................................................. 11
¿Qué importa que tu puñal...? ........................................................................................... 11
Ya sé: de carne se puede hacer... ...................................................................................... 11
Aquí está el pecho mujer... ............................................................................................... 11
Del tirano... ....................................................................................................................... 12
Cultivo una rosa blanca..................................................................................................... 12
Pinta mi amigo el pintor.................................................................................................... 12
Cuando me vino el honor.................................................................................................. 12
En el extraño bazar... ........................................................................................................ 12
Mucho señora daría........................................................................................................... 12
Tiene el leopardo un amigo... ........................................................................................... 13
Sueño con claustros de mármol ........................................................................................ 13

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Vierte corazón tu pena... ................................................................................................... 13

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Y no es un suspiro,—es
Yo soy un hombre sincero... Que mi hijo va a despertar.
Yo soy un hombre sincero Si dicen que del joyero
De donde crece la palma, Tome la joya mejor,
Y antes de morirme quiero Tomo a un amigo sincero
Echar mis versos del alma. Y pongo a un lado el amor.
Yo vengo de todas partes, Yo he visto al águila herida
Y hacia todas partes voy: Volar al azul sereno,
Arte soy entre las artes, Y morir en su guarida
En los montes, monte soy. La víbora del veneno.
Yo sé los nombres extraños Yo sé bien que cuando el mundo
De las yerbas y las flores, Cede, lívido, al descanso,
Y de mortales engaños, Sobre el silencio profundo
Y de sublimes dolores. Murmura el arroyo manso.
Yo he visto en la noche oscura Yo he puesto la mano osada,
Llover sobre mi cabeza De horror y júbilo yerta,
Los rayos de lumbre pura Sobre la estrella apagada
De la divina belleza. Que cayó frente a mi puerta.
Alas nacer vi en los hombros Oculto en mi pecho bravo
De las mujeres hermosas: La pena que me lo hiere:
Y salir de los escombros, El hijo de un pueblo esclavo
Volando las mariposas. Vive por él, calla y muere.
He visto vivir a un hombre Todo es hermoso y constante,
Con el puñal al costado, Todo es música y razón,
Sin decir jamás el nombre Y todo, como el diamante,
De aquella que lo ha matado. Antes que luz es carbón.
Rápida, como un reflejo, Yo sé que el necio se entierra
Dos veces vi el alma, dos: Con gran lujo y con gran llanto.
Cuando murió el pobre viejo(*), Y que no hay fruta en la tierra
Cuando ella me dijo adiós(**). Como la del camposanto.
Temblé una vez —en la reja, Callo, y entiendo, y me quito
A la entrada de la viña,— La pompa del rimador:
Cuando la bárbara abeja Cuelgo de un árbol marchito
Picó en la frente a mi niña. Mi muceta de doctor.
Gocé una vez, de tal suerte (*) El padre de Martí quien murió el 9 de marzo
Que gocé cual nunca:—cuando de 1887, en Cuba.
La sentencia de mi muerte (**) Se refiere a la despedida de María Cristina
Leyó el alcalde llorando. Granados, “La niña de Guatemala”.
Oigo un suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Yo sé de Egipto y Nigricia...
Yo sé de Egipto y Nigricia,
Y de Persia y Xenophonte;

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Y prefiero la caricia Monta, callado, en su coche,


Del aire fresco del monte. Que es la piña de un pinar.
Yo sé de las historias viejas Las jacas de su carroza
Del hombre y de sus rencillas; Son dos pájaros azules:
Y prefiero las abejas Y canta el aire y retoza,
Volando en las campanillas. Y cantan los abedules.
Yo sé del canto del viento Duermo en mi cama de roca
En las ramas vocingleras: Mi sueño dulce y profundo:
Nadie me diga que miento, Roza una abeja mi boca
Que lo prefiero de veras. Y crece en mi cuerpo el mundo.
Brillan las grandes molduras
Yo sé de un gamo aterrado Al fuego de la mañana,
Que vuelve al redil, y expira, Que tiñe las colgaduras
Y de un corazón cansado De rosa, violeta y grana.
Que muere oscuro y sin ira.
El clarín, solo en el monte,
Odio la máscara y vicio Canta al primer arrebol:
Odio la máscara y vicio La gasa del horizonte
Del corredor de mi hotel: Prende, de un aliento, el sol.
Me vuelvo al manso bullicio ¡Díganle al obispo ciego,
De mi monte de laurel. Al viejo obispo de España
Con los pobres de la tierra Que venga, que venga luego,
Quiero yo mi suerte echar: A mi templo, a la montaña!
El arroyo de la sierra
Me complace más que el mar Yo visitaré anhelante...
Yo visitaré anhelante
Denle al vano el oro tierno
Los rincones donde a solas
Que arde y brilla en el crisol: Estuvimos yo y mi amante
A mí denme el bosque eterno Retozando con las olas.
Cuando rompe en él el sol.
Solos los dos estuvimos,
Yo he visto el oro hecho tierra Solos, con la compañía
Barbullendo en la redoma: De dos pájaros que vimos
Prefiero estar en la sierra Meterse en la gruta umbría.
Cuando vuela una paloma.
Y ella, clavando los ojos,
Busca el obispo de España
En la pareja ligera,
Pilares para su altar;
Deshizo los lirios rojos
¡En mi templo, en la montaña,
Que le dio la jardinera.
El álamo es el pilar!
La madreselva olorosa
Y la alfombra es puro helecho,
Cogió con sus manos ella,
Y los muros abedul,
Y una madama graciosa,
Y la luz viene del techo Y un jazmín como una estrella.
Del techo de cielo azul.
Yo quise, diestro y galán,
El obispo, por la noche,
Abrirle su quitasol;
Sale, despacio, a cantar:

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Y ella me dijo: “¡Qué afán! Si quieren, por gran favor,


¡Si hoy me gusta ver el sol!” Que lleve más, llevaré
La copia que hizo el pintor
“Nunca más altos he visto
De la hermana que adoré.
Estos nobles robledales:
Aquí debe estar el Cristo, Si quieren que a la otra vida
Porque están las catedrales.” Me lleve todo un tesoro,
¡Llevo la trenza escondida
“Ya sé dónde ha de venir
Que guardo en mi caja de oro!
Mi niña a la comunión;
De blanco la he de vestir
Para Aragón en España...
Con un gran sombrero alón.”
Para Aragón, en España,
Después, del calor al peso, Tengo yo en mi corazón
Entramos por el camino, Un lugar todo Aragón,
Y nos dábamos un beso Franco, fiero, fiel, sin saña.
En cuanto sonaba un trino.
Si quiere un tonto saber
¡Volveré, cual quien no existe, Por qué lo tengo, le digo
Al lago mudo y helado: Que allí tuve un buen amigo,
Clavaré la quilla triste: Que allí quise a una mujer.
Posaré el remo callado!
Allá, en la vega florida,
Si ves un monte de espumas... La de la heroica defensa,
Por mantener lo que piensa
Si ves un monte de espumas,
Juega la gente la vida.
Es mi verso lo que ves,
Mi verso es un monte, y es Y si un alcalde lo aprieta
Un abanico de plumas. O lo enoja un rey cazurro,
Mi verso es como un puñal calza la manta el baturro
Y muere con su escopeta.
Que por el puño echa flor:
Mi verso es un surtidor Quiero a la tierra amarilla
Que da un agua de coral. Que baña el Ebro lodoso:
Quiero el pilar azuloso
Mi verso es de un verde claro
De Lanuza y de Padilla.
Y de un carmín encendido:
Mi verso es un ciervo herido Estimo a quien de un revés
Que busca en el monte amparo. Echa por tierra a un tirano:
Lo estimo, si es un cubano;
Mi verso al valiente agrada:
Lo estimo, si aragonés.
Mi verso, breve y sincero,
Es del vigor del acero Amo a los patios sombríos
Conque se funde la espada. Con escaleras bordadas;
Amo las naves calladas
Si quieren que de este mundo... y los conventos vacíos.
Si quieren que de este mundo Amo la tierra florida,
Lleve una memoria grata, Musulmana o española,
Llevaré, padre profundo, Donde rompió su corola
Tu cabellera de plata. La poca flor de mi vida.

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Yo tengo un amigo muerto... Ella por volverlo a ver,


Yo tengo un amigo muerto Salió a verlo al mirador,
Que suele venirme a ver: Él volvió con su mujer,
Mi amigo se sienta, y canta; Ella se murió de amor.
Canta en voz que ha de doler. Como de hierro candente,
“En un ave de dos alas Al beso de despedida,
”Bogo por el cielo azul: Era su frente la frente,
”Un ala del ave es negra, Que más he amado en la vida.
”Otra de oro Caribú. Se entró de tarde en el río,
“El corazón es un loco La sacó muerta el doctor,
”Que no sabe de un color: Dicen que murió de frío,
”O es su amor de dos colores, Yo sé que murió de amor.
”O dice que no es amor. Allí en la bóveda helada,
“Hay una loca más fiera La pusieron en dos bancos,
”Que el corazón infeliz: Besé su mano afilada,
”La que le chupó la sangre Besé sus zapatos blancos.
”Y se echó luego a reír. De tarde al oscurecer,
“Corazón que lleva rota Me llamó el enterrador,
”El ancla fiel del hogar, Nunca más he vuelto a ver,
”Va como barca perdida, A la que murió de amor.
”Que no sabe a dónde va.”
El alma trémula y sola...
En cuanto llega a esta angustia
El alma trémula y sola
Rompe el muerto a maldecir:
Padece al anochecer:
Le amanso el cráneo: lo acuesto:
Hay baile; vamos a ver
Acuesto al muerto a dormir.
La bailarina española.
Quiero a la sombra de un ala... Han hecho bien en quitar
Quiero, a la sombra de una ala, El banderón de la acera;
Contar este cuento en flor, Porque si está la bandera,
La niña de Guatemala No sé, yo no puedo entrar.
La que se murió de amor. Ya llega la bailarina:
Eran de lirios los ramos, Soberbia y pálida llega:
Y las orlas de reseda ¿Cómo dicen que es gallega?
Y de jazmín: la enterramos Pues dicen mal: es divina.
En una caja de seda. Lleva un sombrero torero
Ella dio al desmemoriado, Y una capa carmesí:
Una almohadilla de olor, ¡Lo mismo que un alelí
Él volvió, volvió casado, Que se pusiese un sombrero!
Ella se murió de amor. Se ve, de paso, la ceja,
Iban llevándola en andas, Ceja de mora traidora:
Obispos y embajadores, Y la mirada, de mora:
Atrás iba el pueblo en tandas, Y como nieve la oreja.
Todo cargado de flores.

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Preludian, bajan la luz Salgo, y el vil se desliza,


Y sale en bata y mantón, Y en mi bolsillo aparece;
La virgen de la Asunción Vuelvo, y el terco me ofrece
Bailando un baile andaluz. Una taza de ceniza.
Alza, retando, la frente; Si duermo, al rayar el día
Crúzase al hombro la manta: Se sienta junto a mi cama:
En arco el brazo levanta: Si escribo, sangre derrama
Mueve despacio el pie ardiente. Mi paje en la escribanía.
Repica con los tacones Mi paje, hombre de respeto,
El tablado zalamera, Al andar castañetea:
Como si la tabla fuera Hiela mi paje, y chispea:
Tablado de corazones. Mi paje es un esqueleto.
Y va el convite creciendo
En el bote iba remando...
En las llamas de los ojos,
Y el manto de flecos rojos En el bote iba remando
Se va en el aire meciendo. Por el lago seductor
Con el sol que era oro puro
Súbito de un salto arranca: Y en el alma más de un sol.
Húrtase, se quiebra, gira:
Abre en dos la cachemira, Y a mis pies vi de repente,
Ofrece la bata blanca. Ofendido del hedor,
Un pez muerto, un pez hediondo
El cuerpo cede y ondea; En el bote remador.
La boca abierta provoca;
Es una rosa la boca: Por donde abunda la malva...
Lentamente taconea.
Por donde abunda la malva
Recoge, de un débil giro, Y da el camino un rodeo,
El manto de flecos rojos: Iba un ángel de paseo
Se va, cerrando los ojos, Con una cabeza calva.
Se va, como en un suspiro...
Del castañar por la zona
Baila muy bien la española; La pareja se perdía:
Es blanco y rojo el mantón: La calva resplandecía
¡Vuelve, fosca a su rincón Lo mismo que una corona.
El alma trémula y sola!
Sonaba el hacha en lo espeso
Y cruzó un ave volando:
Yo tengo un amigo muy fiel...
Pero no se sabe cuándo
Yo tengo un paje muy fiel Se dieron el primer beso.
Que me cuida y que me gruñe,
Y al salir, me limpia y bruñe Era rubio el ángel; era
Mi corona de laurel. El de la calva radiosa,
Como el tronco a que amorosa
Yo tengo un paje ejemplar Se prende la enredadera.
Que no come, que no duerme,
Y que se acurruca a verme
Trabajar, y sollozar.

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Yo no puedo olvidar nunca... La abeja estival que zumba


Yo no puedo olvidar nunca Más ágil por la flor nueva,
La mañanita de otoño No dice, como antes, “tumba”:
En que le salió un retoño ”Eva” dice: todo es “Eva”.
A la pobre rama trunca. Bajo, en lo oscuro, al temido
La mañanita en que, en vano, Raudal de la catarata:
Junto a la estufa apagada, ¡Y brilla el iris, tendido
Una niña enamorada Sobre las hojas de plata!
Le tendió al viejo la mano. Miro, ceñudo, la agreste
Pompa del monte irritado:
Vino el médico amarillo... ¡Y en el alma azul celeste
Vino el médico amarillo Brota un jacinto rosado!
A darme su medicina, Voy, por el bosque, a paseo
Con una mano cetrina A la laguna vecina:
Y la otra mano al bolsillo: Y entre las ramas la veo,
¡Yo tengo allá en un rincón Y por el agua camina.
Un médico que no manca
Con una mano muy blanca La serpiente del jardín
Y otra mano al corazón!. Silba, escupe, y se resbala
Por su agujero: el clarín
Viene, de blusa y casquete, Me tiende, trinando, el ala.
El grave del repostero,
A preguntarme si quiero ¡Arpa soy, salterio soy
O Málaga o Pajarete: Donde vibra el Universo:
¡Díganle a la repostera Vengo del sol, y al sol voy:
Que ha tanto tiempo no he visto, Soy el amor: soy el verso!
Que me tenga un beso listo
Al entrar la primavera! El alfiler de eva loca...
El alfiler de Eva loca,
En el alféizar calado... es hecho del oro oscuro,
En el alféizar calado que le sacó un hombre puro,
De la ventana moruna, del corazón de una roca.
Pálido como una luna, Un pájaro tentador,
Medita un enamorado. le trajo en el pico ayer,
Pálida en su canapé un relumbrante alfiler
De seda tórtola y roja, de pasta y de similor.
Eva, callada, deshoja Eva se prendió al oscuro talle
Una violeta en el té. el diamante embustero,
y echó en el alfiletero,
Es rubia la del cabello suelto... el alfiler de oro puro.
Es rubia: el cabello suelto
Da más luz al ojo moro: Por tus ojos encendidos...
Voy, desde entonces, envuelto Por tus ojos encendidos
En un torbellino de oro. Y lo mal puesto de un broche,

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Pensé que estuviste anoche Estoy en un baile extraño...


Jugando a juegos prohibidos. Estoy en el baile extraño
Te odié por vil y alevosa: De polaina y casaquín
Te odié con odio de muerte: Que dan, del año hacia el fin,
Náusea me daba de verte Los cazadores del año.
Tan villana y tan hermosa. Una duquesa violeta
Y por la esquela que vi Va con un frac colorado:
Sin saber cómo ni cuándo, Marca un vizconde pintado
Sé que estuviste llorando El tiempo en la pandereta.
Toda la noche por mí. Y pasan las chupas rojas,
Pasan los tules de fuego,
Mi amor del aire se azora... Como delante de un ciego
Mi amor del aire se azora; Pasan volando las hojas.
Eva es rubia, falsa es Eva:
Viene una nube, y se lleva Yo quiero salr del mundo...
Mi amor que gime y que llora. Yo quiero salir del mundo
Se lleva mi amor que llora Por la puerta natural:
Esa nube que se va: En un carro de hojas verdes
Eva me ha sido traidora: A morir me han de llevar.
¡Eva me consolará! No me pongan en lo oscuro
A morir como un traidor:
Ayer la ví en el salón... ¡Yo soy bueno, y como bueno
Ayer la vi en el salón Moriré de cara al sol!
De los pintores, y ayer
Detrás de aquella mujer Sé de un pintor atrevido...
Se me saltó el corazón. Sé de un pintor atrevido
Sentada en el suelo rudo Que sale a pintar contento
Está en el lienzo: dormido Sobre la tela del viento
Al pie, el esposo rendido Y la espuma del olvido.
Al seno el niño desnudo. Yo sé de un pintor gigante,
Sobre unas briznas de paja El de divinos colores,
Se ven mendrugos mondados: Puesto a pintarle las flores
Le cuelga el manto a los lados, A una corbeta mercante.
Lo mismo que una mortaja. Yo sé de un pobre pintor
No nace en el torvo suelo Que mira el agua al pintar, –
Ni una viola, ni una espiga: El agua ronca del mar, –
¡Muy lejos, la casa amiga, Con un entrañable amor.
Muy triste y oscuro el cielo!...
Yo pienso cuando me alegro...
¡Esa es la hermosa mujer
Que me robó el corazón Yo pienso, cuando me alegro
En el soberbio salón Como un escolar sencillo,
De los pintores de ayer! En el canario amarillo, –
¡Que tiene el ojo tan negro!

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Librodot Versos sencillos José Martí

Yo quiero, cuando me muera, Por la tumba del cortijo...


Sin patria, pero sin amo, Por la tumba del cortijo
Tener en mi losa un ramo Donde está el padre enterrado,
De flores, –¡y una bandera! Pasa el hijo, de soldado
Del invasor: pasa el hijo.
Yo que vivo aunque me he
muerto... El padre, un bravo en la guerra,
Envuelto en su pabellón
Yo que vivo, aunque me he muerto,
Alzase: y de un bofetón
Soy un gran descubridor,
Lo tiende, muerto, por tierra.
Porque anoche he descubierto
La medicina de amor. El rayo reluce: zumba
El viento por el cortijo:
Cuando al peso de la cruz
El padre recoge al hijo,
El hombre morir resuelve,
Y se lo lleva a la tumba.
Sale a hacer bien, lo hace, y vuelve
Como de un baño de luz. La imagen del rey
El enemigo brutal... La imagen del rey, por ley,
Lleva el papel del Estado:
El enemigo brutal
El niño fue fusilado
Nos pone fuego a la casa:
Por los fusiles del rey.
El sable la calle arrasa,
A la luna tropical. Festejar el santo es ley
Del rey: y en la fiesta santa
Pocos salieron ilesos
¡La hermana del niño canta
Del sable del español:
Ante la imagen del rey!
La calle, al salir el sol,
Era un reguero de sesos. El rayo surca sangriento...
Pasa, entre balas, un coche: El rayo surca, sangriento,
Entran, llorando, a una muerta: El lóbrego nubarrón:
Llama una mano a la puerta Echa el barco, ciento a ciento,
En lo negro de la noche. Los negros por el portón.
No hay bala que no taladre El viento, fiero, quebraba
El portón: y la mujer Los almácigos copudos;
Que llama, me ha dado el ser: Andaba la hilera, andaba,
Me viene a buscar mi madre. De los esclavos desnudos.
A la boca de la muerte, El temporal sacudía
Los valientes habaneros Los barracones henchidos:
Se quitaron los sombreros Una madre con su cría
Ante la matrona fuerte. Pasaba, dando alaridos.
Y después que nos besamos Rojo, como en el desierto,
Como dos locos, me dijo: Salió el sol al horizonte:
”¡Vamos pronto, vamos, hijo: Y alumbró a un esclavo muerto,
La niña está sola: vamos!” Colgado a un seibo del monte.
Un niño lo vio: tembló
De pasión por los que gimen:

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¡Y, al pie del muerto, juró Penas...


Lavar con su vida el crimen! ¡Penas! ¿Quién osa decir
Que tengo yo penas? Luego,
En el negro callejón... Después del rayo, y del fuego,
En el negro callejón Tendré tiempo de sufrir.
Donde en tinieblas paseo,
Yo sé de un pesar profundo
Alzo los ojos, y veo
Entre las penas sin nombres:
La iglesia, erguida, a un rincón.
¡La esclavitud de los hombres
¿Será misterio? Es la gran pena del mundo!
¿Será Revelación y poder?
Hay montes, y hay que subir
¿Será, rodilla, el deber
Los montes altos; ¡después
De postrarse? ¿Qué será?
Veremos, alma, quién es
Tiembla la noche: en la parra Quien te me ha puesto al morir!
Muerde el gusano el retoño;
Grazna, llamando al otoño, ¿Qué importa que tu puñal...?
La hueca y hosca cigarra. ¿Qué importa que tu puñal
Graznan dos: atento al dúo Se me clave en el riñón?
Alzo los ojos y veo ¡Tengo mis versos, que son
Que la iglesia del paseo Más fuertes que tu puñal!
Tiene la forma de un búho. ¿Qué importa que este dolor
Seque el mar, y nuble el cielo?
De mi desdicha espantosa... El verso, dulce consuelo,
De mi desdicha espantosa Nace alado del dolor.
Siento, oh estrellas, que muero:
Yo quiero vivir, yo quiero Ya sé: de carne se puede
Ver a una mujer hermosa. hacer...
El cabello, como un casco, Ya sé: de carne se puede
Le corona el rostro bello: Hacer una flor: se puede,
Brilla su negro cabello Con el poder del cariño,
Como un sable de Damasco. Hacer un cielo, – ¡y un niño!
¿Aquélla?... Pues pon la hiel De carne se hace también
Del mundo entero en un haz, El alacrán; y también
Y tállala en cuerpo, y ¡haz El gusano de la rosa,
Un alma entera de hiel! Y la lechuza espantosa.
¿Esta?... Pues esta infeliz
Aquí está el pecho mujer...
Lleva escarpines rosados,
Y los labios colorados, Aquí está el pecho, mujer,
Y la cara de barniz. Que ya sé que lo herirás;
¡Más grande debiera ser,
El alma lúgubre grita: Para que lo hirieses más!
”¡Mujer, maldita mujer!”
¡No sé yo quién pueda ser Porque noto, alma torcida,
Entre las dos la maldita! Que en mi pecho milagroso,

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Mientras más honda la herida, Pensé en mi padre, el soldado:


Es mi canto más hermoso. Pensé en mi padre, el obrero.
Cuando llegó la pomposa
Del tirano...
Carta, en su noble cubierta,
¿Del tirano? Del tirano Pensé en la tumba desierta,
Di todo, ¡di más! ; y clava No pensé en Blanca ni en Rosa.
Con furia de mano esclava
Sobre su oprobio al tirano. En el extraño bazar...
¿Del error? Pues del error En el extraño bazar
Di el antro, di las veredas Del amor, junto a la mar,
Oscuras: di cuanto puedas La perla triste y sin par
Del tirano y del error. Le tocó por suerte a Agar.
¿De mujer? Pues puede ser Agar, de tanto tenerla
Que mueras de su mordida; Al pecho, de tanto verla
¡Pero no empañes tu vida Agar, llegó a aborrecerla:
Diciendo mal de mujer! Majó, tiró al mar la perla.
Y cuando Agar, venenosa
Cultivo una rosa blanca...
De inútil furia, y llorosa,
Cultivo una rosa blanca, Pidió al mar la perla hermosa,
En julio como en enero, Dijo la mar borrascosa:
Para el amigo sincero,
Que me da su mano franca. “¿Qué hiciste, torpe, qué hiciste
De la perla que tuviste?
Y para el cruel que me arranca, La majaste, me la diste:
El corazón conque vivo, Yo guardo la perla triste”.
Cardo ni ortiga cultivo,
Cultivo una rosa blanca. Mucho señora daría...
Mucho, señora, daría
Pinta mi amigo el pintor...
Por tender sobre tu espalda
Pinta mi amigo el pintor Tu cabellera bravía,
Sus angelones dorados, Tu cabellera de gualda:
En nubes arrodillados, Despacio la tendería,
Con soles alrededor. Callado la besaría.
Pínteme con sus pinceles Por sobre la oreja fina
Los angelitos medrosos Baja lujoso el cabello,
Que me trajeron, piadosos, Lo mismo que una cortina
Sus dos ramos de claveles. Que se levanta hacia el cuello.
La oreja es obra divina
Cuando me vino el honor... De porcelana de china.
Cuando me vino el honor
Mucho, señora, te diera
De la tierra generosa,
Por desenredar el nudo
No pensé en Blanca ni en Rosa
De tu roja cabellera
Ni en lo grande del favor.
Sobre tu cuello desnudo:
Pensé en el pobre artillero Muy despacio la esparciera,
Que está en la tumba, callado: Hilo por hilo la abriera.

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Tiene el leopardo un amigo... ¡Que pierden en lengua inútil


Tiene el leopardo un abrigo El último fuego! ¡Dicen,
En su monte seco y pardo: Oh mármol, mármol dormido,
Yo tengo más que el leopardo, Que ya se ha muerto tu raza!”
Porque tengo un buen amigo. Échame en tierra de un bote
Duerme, como en un juguete, El héroe que abrazo: me ase
La mushma en su cojinete Del cuello: barre la tierra
De arce del Japón: yo digo: Con mi cabeza: levanta
”No hay cojín como un amigo”. El brazo, ¡EI brazo le luce
Lo mismo que un sol! : resuena
Tiene el conde su abolengo: La piedra: buscan el cinto
Tiene la aurora el mendigo: Las manos blancas: del zoclo
Tiene ala el ave: ¡yo tengo Saltan los hombres de mármol!
Allá en México un amigo!
Tiene el señor presidente Vierte corazón tu pena...
Un jardín con una fuente, Vierte, corazón, tu pena
Y un tesoro en oro y trigo: Donde no se llegue a ver,
Tengo más, tengo un amigo. Por soberbia, y por no ser
Motivo de pena ajena.
Sueño con claustros de mármol
Yo te quiero, verso amigo,
Sueño con claustros de mármol Porque cuando siento el pecho
Donde en silencio divino Ya muy cargado y deshecho,
Los héroes, de pie, reposan: Parto la carga contigo.
¡De noche, a la luz del alma,
Hablo con ellos: de noche! Tú me sufres, tú aposentas
Están en fila: paseo En tu regazo amoroso,
Entre las filas: las manos Todo mi amor doloroso,
De piedra les beso: abren Todas mis ansias y afrentas.
Los ojos de piedra: mueven Tú, porque yo pueda en calma
Los labios de piedra: tiemblan Amar y hacer bien, consientes
Las barbas de piedra: empuñan En enturbiar tus corrientes
La espada de piedra: lloran: Con cuanto me agobia el alma.
¡Vibra la espada en la vaina!
Mudo, les beso la mano. Tú, porque yo cruce fiero
La tierra, y sin odio, y puro,
¡Hablo con ellos, de noche! Te arrastras, pálido y duro,
Están en fila: paseo Mi amoroso compañero.
Entre las filas: lloroso
Me abrazo a un mármol: “¡Oh mármol, Mi vida así se encamina
Al cielo limpia y serena,
Dicen que beben tus hijos
Y tú me cargas mi pena
Su propia sangre en las copas
Con tu paciencia divina.
Venenosas de sus dueños!
¡Que hablan la lengua podrida Y porque mi cruel costumbre
De sus rufianes! ¡Que comen De echarme en ti te desvía
Juntos el pan del oprobio, De su dichosa armonía
En la mesa ensangrentada! Y natural mansedumbre;

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Librodot Versos sencillos José Martí

Porque mis penas arrojo


Sobre tu seno, y lo azotan,
Y tu corriente alborotan,
Y acá lívido, allá rojo,
Blanco allá como la muerte,
Ora arremetes y ruges,
Ora con el peso crujes
De un dolor más que tú fuerte,
¿Habré, como me aconseja
Un corazón mal nacido,
De dejar en el olvido
A aquel que nunca me deja?
¡Verso, nos hablan de un Dios
Adonde van los difuntos:
Verso, o nos condenan juntos,
O nos salvamos los dos!

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