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CICLO:
DR. MESTAS PONCE, JAIME
TUMBES – PERÚ
2018
Actividad Nro. 04/ Actividad de Investigación Formativa I Unidad
1. Aperturan la clase estableciendo una comparación entre la vida social de los aguarunas y
la de los chiclayanos. Los alumnos tratan de explicar las diferencias, relacionando sus
intervenciones con el tema en comentario.
AGUARUNAS CHICLAYANOS
Los Aguarunas son una etnia amazónica peruana a En su actividad económica se dedicaron
la que a lo largo de nuestra vida, no le hemos prioritariamente a la agricultura, pesca y artesanía
prestado la debida atención. (arquitectura, cerámica, metalurgia, textilería y
comercio).
Los aguarunas tienen una sólida conciencia social Socialmente en Lambayeque hubo toda una jerarquía
de su identidad étnica e histórica. Es una etnia de social constituida por los emperadores, los cortesanos,
la selva amazónica peruana. Descienden de los los sirvientes, los campesinos, los artesanos y
fieros jíbaros, guerreros formidables que pescadores.
defendieron incansablemente su libertad y que,
por lo mismo, se mantuvieron durante mucho Existió en esa zona todo un asentamiento humano de
tiempo fuera del alcance y el conocimiento del donde emergió un héroe legendario llamado Ñam-lap o
hombre occidental. Así, se enfrentaron a las Naymlap, posible fundador del Estado Lambayecano y
invasiones incaicas, que no lograron someterlos. fundador de la dinastía de los gobernantes hasta la
Tampoco los pudieron adoctrinarlos sacerdotes, conquista de los Chimús.
especialmente jesuitas y dominicos, muchos de los
cuales murieron en el intento. Una gran crisis política facilito la conquista de los
Chimús, quienes establecieron una nueva dinastía bajo
Los aguarunas se organizan socialmente sobre la la influencia y dependencia chimora. Como dice
base del parentesco de tipo dravidio, que se Lumbreras, los lambayecanos tuvieron tres épocas: un
distingue entre parientes paralelos (cosanguíneos) periodo de gobierno local, con la dinastía Ñam-lap; un
y cruzados (afines). periodo de dependencia del reino Chimú y un periodo
de dependencia del imperio Inca.
Tradicionalmente no tuvieron una organización
definida, pero respetaron niveles jerárquicos que Chiclayo “Ciudad de la Amistad”, ubicada en el
fueron más efectivos que una institución actual. departamento de Lambayeque, en la parte norte del
Perú, ofrece a nuestros visitantes y turistas una gran
El padre enseña los fundamentos de la vida: variedad de destinos turísticos, entre los que se
trabajo, respeto, valor, habilidades para la caza, encuentran, restos arqueológicos, museos, reliquias y
sabiduría de la naturaleza, etc. A fines de la mas... Heredados de un pasado milenario, los mismos
adolescencia, para integrar al joven a la vida que marcan una gran parte de la historia del Perú.
adulta, se realizaba el rito del Ayahuasca, una
sustancia alucinógena extraída de una planta del En la ciudad de Chiclayo también encontrará todo el
mismo nombre, que al beberla produce visiones. confort de una estadía agradable, con la gran variedad
Así podía definir lo que iba a ser en su vida futura, de hoteles, restaurantes, agencias de turismo, centros
si sería guerrero, cazador, etc. de recreación, rutas turísticas, empresas de transporte.
Al mismo tiempo podrá disfrutar de las comidas y
Los aguaruna manifiestan su justicias de acuerdo bebidas típicas de nuestra ciudad, región y del encanto
con sus costumbres, emplean la justicia con sus de nuestras costumbres…
propias manos (algunos siguen teniendo la de ojo
por ojo, diente por diente). La Ciudad de la Amistad, Chiclayo, es una de las
ciudades importantes del Perú que no fue fundada por
El grupo Aguaruna llegó al Alto Mayo hace más de los conquistadores españoles, su reconocimiento oficial
100 años, asentándose en la parte no oriental del como provincia fue gestionada por nuestro prócer José
valle, procedentes de la zona de Cahuapanas y del Leonardo Ortiz y refrendado por decreto del 18 de abril
Marañón. A lo largo de varias décadas los de 1935.
aguarunas han ido ocupando la parte alta del río
Huascayacu, posteriormente del río Mayo. Señor de Sipan
Chiclayo se dice, viene de Chidayep o Chiclayoc, que
esencialmente son vocablos mochicas, cuyo significado
es “verde que cuelga” (probablemente el chinche o
cipche), otra versión desde el punto de vista
etimológico, en lengua mochica, son las palabras
semejantes a Chiclayo, por ejemplo: Chiclayap o
Chekliayk, que quiere decir “lugar donde hay ramas
verdes”.
2. Buscan información: referente a “estructura normativa del Código Procesal
Constitucional peruano”, texto base: Yupanqui, S. (2016) Constitución y procesos
constitucionales. 6ta. ed. Lima: Palestra Editores.
SU ESTRUCTURA NORMATIVA
El código procesal constitucional cuenta con un Título Preliminar y trece títulos, compuesto
por 121 artículos, siete disposiciones finales y dos transitorias. En el Título Preliminar se fijan
algunos principios y criterios generales, existiendo un título que reúne disposiciones
generales comunes para los procesos de hábeas corpus, amparo, hábeas data
cumplimiento; y otro título para las disposiciones generales comunes a los procesos de
inconstitucionalidad y acción popular.
Sin perjuicio de ello, existen títulos específicos para la regulación detallada de cada uno de
estos procesos, así como para el proceso “competencial”.
Título Preliminar.
3. Se organizan en equipos de trabajo e identifican las ideas centrales del tema de clases y
explican la estructura normativa del Código Procesal Constitucional peruano, señalando
su importancia para la defensa de la supremacía constitucional, a través de una matriz
expositiva la misma que será debatida, con responsabilidad social y mostrando trabajo en
equipo.
LA JURISDICCION CONSTITUCIONAL:
Por influencia francesa también se suele utilizar el término "Justicia Constitucional", que en rigor
significa prácticamente lo mismo, tanto es así que el gran teórico de la disciplina, Hans
KELSEN, les dio un significado equivalente. Al imponerse el "Derecho Procesal
Constitucional" como una nueva disciplina, el tema sobre la "Jurisdicción Constitucional", como
el de "Justicia Constitucional" serán considerados como uno de los capítulos de estudio de éste.
MODELOS.
Los "Modelos" o "Sistemas" de Jurisdicción Constitucional, vienen a ser las formas, usos, estilos
o estructuras existentes para analizar, procesar y resolver los problemas que plantea la
Constitución y su defensa. Esto significa que para llegar al tema de los "Modelos", no hace falta
tomar partido con las disquisiciones teóricas existentes, sino partir de ellas y seguir adelante.
El Modelo Difuso nace en Norteamérica, como fruto de una larga experiencia colonial
alimentada por la experiencia inglesa, y que se fija en 1803 en el célebre caso Marbury vs.
Madison. Luego viene un largo silencio hasta después de la Guerra Civil en donde nuevamente
es retomado el problema lentamente, y se reanuda en el siglo XX, especialmente en la
denominada Revolución Constitucional de la Corte Suprema, a raíz de su enfrentamiento con
Rooselvelt, Bajo este Modelo, es el Poder Judicial el responsable del control constitucional.
La experiencia Norteamericana, nacida dentro de una familia jurídica distinta cual es el common
law, fue mal vista en Europa. Fue así que nació el llamado Modelo Kelseniano, plasmado en un
proyecto de 1918, sancionado por el Parlamento Austriaco en 1919 y hecho realidad en la Carta
Austriaca de 1920, correspondiendo al Tribunal Constitucional el control de la Constitución.
Por otro lado, además de estos dos modelos clásicos, se ha colocado el denominado Modelo
Político, creado por la Revolución Francesa, desahuciado desde KELSEN, pero admitido en
cuanto modalidad existente, y que consiste en que la tarea del control constitucional se adjudica
a un órgano político , clásicamente al Parlamento.
Ahora bien, estos tres modelos surgidos en el siglo XIX, tanto en Estados Unidos, como en
Europa, son los que más se han desarrollado y han alcanzado mayor influencia.
Los modelos antes señalados, son los que por comodidad podemos llamar originarios, pues
nacieron con una relativa autonomía, fruto de especiales circunstancias. Al lado de los
originarios existen los derivados, que son los que partiendo de éstos, han ido más lejos y han
creado una nueva realidad. Entre estos derivados tenemos el Mixto y el Modelo Dual o Paralelo.
La actual Constitución mantiene en sustancia el modelo Dual o Paralelo, esto es tanto el Difuso
o Norteamericano, como el Concentrado o Europeo, con las siguientes variantes que no alteran
su esencia:
Las Acciones de Hábeas Corpus, Acción de Amparo, Acción de Cumplimiento, Acción de Hábeas
Data y Acción Popular, corresponde conocer en su inicio al Poder Judicial, con sujeción a normas
procesales que regulan su ejercicio (Modelo Difuso).
Adopta el nombre de Tribunal Constitucional, más técnico en opinión del Dr. Domingo GARCIA
BELAUNDE, (Modelo Concentrado).
Sus resoluciones no operan en casación, sino en fallo definitivo para conocer los instrumentos
protectores que ahora son más: Hábeas Corpus y Amparo, y adicionalmente, el Hábeas Data y
la Acción de Cumplimiento, pero sólo para las sentencias denegatorias que se dan en tales
acciones, el resto se mantienen en sede judicial.
Resuelve en exclusiva los conflictos de competencia o función que tengan o se produzcan en los
Órganos del Estado que señala la ley.
Nadie pone en duda que las normas reguladoras de los Procesos Constitucionales deben ser
estudiadas con independencia de las normas sustantivas; sin embargo, décadas atrás, los
estudios de los procesos constitucionales eran asumidos por los constitucionalistas con
evidentes deficiencias de técnica procesal. En la actualidad, no obstante el reclamo de que su
estudio requiere una perspectiva estrictamente procesal como lo viene propugnando hace ya
buen tiempo Jesús GONZALEZ PEREZ, esta disciplina viene, por lo general, siendo diseñada por
los propios constitucionalistas y quizás el fermento del tiempo ha podido vadear una serie de
dudas y hoy se podría con vigorosa firmeza proclamar que el Derecho Procesal Constitucional
tiene ya un sitial en el conocimiento de las demás ramas del Derecho Procesal.
Un breve planteamiento demasiado esquemático confirma la existencia de esta rama procesal
cuando se observa que, frente al Código Civil (código sustantivo) le corresponde su
respectivo Código Procesal Civil (código adjetivo), ocurre con igual fuerza de estudio las
disciplinas jurídicas específicas: el Derecho Civil y el Derecho Procesal Civil. Lo propio ocurre con
el Código Penal cuyas disciplinas académicas llamadas a estudiarlo son el Derecho
Penal y el Derecho Procesal Penal. En realidad podemos afirmar que, en términos del episteme
jurídico, las normas jurídicas sean sustantivas o procesales del derecho civil o penal o de
cualquier otra norma "sustantiva", son simplemente eso: normas de conductas, mandatos,
imputaciones que prescriben algo; en cambio, la ciencia jurídica correspondiente en cada
materia, estudia y describe dichas normas, como objeto de estudio.
En la realidad, sumado al texto o código fundamental, existe una suerte de Código Procesal
Constitucional que se refleja dispersamente en una serie de instituciones procesales tendientes
a hacer prevalecer la "parte sustantiva" de aquel Código Constitucional. En definitiva, se trata
de que un virtual Código Procesal Constitucional regule los procesos constitucionales que se
reflejan en las diversas "Garantías Constitucionales" y, por tanto, traten de afirmar - pues he ahí
la ratio legis de dichas normas procesales - la defensa de la Constitución a través de los
diversos mecanismos procesales que establezca la propia normatividad constitucional. A este
tipo de instituciones de naturaleza procesal constitucional, distintas a las otras normas, le asiste
la respectiva disciplina llamada a cubrir su estudio: el Derecho Procesal Constitucional.
El Artículo 200º, in fine de la Constitución Política del Perú de 1993, prescribe: "Una ley orgánica
regula el ejercicio de estas garantías y los efectos de la declaración de inconstitucionalidad o
ilegalidad de las normas"; empero, ha transcurrido a la fecha más de seis años y el Congreso
no ha cumplido con este mandato, incurriendo en una grave omisión constitucional.
EL NUEVO CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL DEL PERÚ, POR DOMINGO GARCÍA BELAUNDE.
El 6 de mayo del 2004, el Pleno del Congreso inició su discusión y aprobó el proyecto por 72
votos a favor, ninguno en contra y una abstención, inició su discusión y el 28 del mismo mes fue
promulgado por el Presidente de la
República. El 31 de mayo se publicó en el diario oficial la Ley 28237, que aprobó el primer Código
Procesal Constitucional peruano.
Los dos cambios sustanciales que sufrió el anteproyecto en el Congreso de la República fueron
a los artículos 15 y 22, que regulan las medidas cautelares y las medidas coercitivas. Asimismo,
la Comisión de Constitución agregó el artículo 63, que regula la ejecución anticipada en el
proceso de Hábeas Data, y que inicialmente no había sido previsto en el anteproyecto.
Título Preliminar.
La normatividad de todo Título Preliminar de un texto legal está fuera de discusión, la cual está
vinculada con la función de marco que está llamado a cumplir. El Título Preliminar se presenta
tanto como marco introductorio, así como marco normativo. Como marco introductorio
significará que da cuenta, de modo general, de lo que tratará el texto legal que le sigue. Como
marco normativo, recoge el conjunto de reglas y principios que el intérprete ha de tomar en
consideración a la hora de determinar el significado normativo de las distintas disposiciones
legales que conforman el restante cuerpo legal. Por ejemplo, en el caso del Título Preliminar
del Código Procesal Constitucional se recogen reglas como la que defi ne –de modo general–
los órganos jurisdiccionales encargados de tramitar y resolver los distintos procesos
constitucionales; y se recogen principios como los diversos principios procesales que deberán
animar no solo el iter procesal, sino también la formulación de las correspondientes decisiones
Los principios procesales en el Código.
El principio de dirección judicial del proceso se enmarca como la expresión más evidente de
una concepción publicista del proceso. Esto es, la consideración de que éste tiene por
finalidad permitir que el Estado imponga la vigencia del sistema jurídico que ha propuesto y
no, como se consideró en el siglo XIX, un medio para que los particulares discutan sus
derechos privados.
El principio de economía procesal, que intenta enfrentar no sólo el tema de los costos, sino
también de la duración y de la cantidad de actos que deben realizarse en un proceso.
Probablemente, sus expresiones más importantes sean la economía de tiempo y de
esfuerzo.
El principio de socialización del proceso probablemente sea uno de los más trascendentes
del proceso civil, y tal vez sea el menos usado hasta la fecha por el juez peruano. Sin
embargo, se guarda la esperanza de que en sede constitucional el empleo de la norma sea
mayor. Lo que ésta regula es la facultad concedida al Juez de intervenir en el proceso, a fin
de evitar las naturales desigualdades en que concurren los litigantes.
Precisamente en la tónica de un proceso adscrito a una tendencia publicista, se regula
también el principio de impulso oficioso, esto es, el deber procesal que tiene el juez del
proceso constitucional de conducirlo a su conclusión, más allá del eventual desinterés del
sujeto en su resultado.
De una manera más genérica a las usadas en algunos procesos constitucionales presentes
en la legislación comparada, se regula el llamado principio de elasticidad, según el cual las
formalidades previstas para los actos procesales, deben ser exigidas atendiendo a la función
que éstas cumplen en el proceso y en la obtención de su resultado, a criterio del juez.
NOTAS SOBRE EL ESTADO CONSTITUCIONAL:
El derecho procesal constitucional es una rama del derecho que se encarga del estudio de las
vías procesales que permiten la protección de la supremacía constitucional y de los derechos
contenidos en la Constitución.
Está constituido por el conjunto de procedimientos (como, por ejemplo, la acción de amparo, el
habeas corpus y la acción de inconstitucionalidad) y órganos destinados a preservar la
supremacía de la Constitución.
El Derecho Procesal Constitucional es una disciplina jurídica que forma parte del Derecho
Procesal en general, encargada de cultivar y estudiar los conocimientos teóricos y prácticos para
la debida comprensión, interpretación y aplicación de las normas procesales constitucionales
destinadas a regular el inicio, desarrollo y culminación de los procesos constitucionales. En
consecuencia, estudia los procesos constitucionales en una doble vertiente: en su enfoque
teórico y en su concreción práctica. A ello se suma una dimensión axiológica que envuelve el
thelos finalista al que persigue: afirmar los valores constitucionales que encarna la norma
constitucional.
Podría afirmarse que es el pleno ejercicio de los derechos fundamentales el fin de todo Estado
Constitucional es que se valore de serlo.
Justamente son los procesos constitucionales aquellas herramientas con las cuales contamos a
fin de evitar que nuestros derechos constitucionalmente protegidos se vean menoscabados sea
por la actuación de un órgano jurisdiccional, de una entidad de la Administración Pública y/o por
cualquier particular.
Ahora bien, pero como ya habíamos señalado líneas arriba, hoy se hace referencia más bien a un
Estado Constitucional como la aspiración de todo Estado que se considera comprometido con los
fines que en esencia le corresponden, lo cual supone mecanismos de control y limitación del
poder; el reconocimiento, respeto y tutela de los derechos fundamentales; y el respeto y
aseguramiento de la supremacía de la Constitución en tanto norma fundamental.
Ahora bien, nosotros nos referimos a un reconocimiento, respeto y tutela de los derechos
fundamentales en virtud de que, en primer lugar, el reconocerlos supone el consagrarlos en una
norma jurídica, por lo tanto resultan exigibles, máxime si se encuentran recogidos en el texto
constitucional.
DÍAZ RICCI, Sergio. Necesidad de un Código Procesal Constitucional. En: VEGA GÓMEZ,
Juan y CORZO SOSA, Edgar (Coordinadores). Instrumentos de tutela y justicia
constitucional. Memoria del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional.
México: UNAM, 2002.
DÍAZ RICCI, Sergio. El primer Código Procesal Constitucional de Latinoamérica. En:
Revista Peruana de Derecho Público. Año 1, Nº 1. Lima: Editorial Jurídica Grijley,
diciembre 2000.
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. La Constitución como norma y el Tribunal
Constitucional. Tercera edición. Madrid: Editorial Civitas, 1985.
MONROY GÁLVEZ, Juan. Introducción al proceso civil. Tomo I. Bogotá: Témis, 1996.
PÉREZ ROYO, Javier. Tribunal Constitucional y División de Poderes. Madrid: Tecnos,
1988.
SAGÜÉS, Néstor Pedro. La codificación del derecho procesal constitucional. En: FERRER
MAC-GREGOR, Eduardo (Coordinador). Derecho Procesal Constitucional. Primera
edición. México: Editorial Porrúa, junio 2001.