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INDICE
Presentación ................................................................................................................................. 2
LIDERAZGO PEDAGÓGICO ............................................................................................................ 3
UNA DIRECCIÓN ESCOLAR PARA EL CAMBIO: DEL LIDERAZGO TRANSFORMACIONAL AL
LIDERAZGO DISTRIBUIDO ............................................................................................................. 5
EL NÚCLEO DE LA PRÁCTICA EDUCATIVA..................................................................................... 8
CONSEJOS Y LECCIONES.............................................................................................................. 23
HABILIDADES SOCIALES PARA LA GESTIÓN DEL LIDERAZGO PEDAGÓGICO ............................. 24
RETROALIMENTACIÓN: PRINCIPIOS BÁSICOS ........................................................................... 26
FRAGMENTO DEL MARCO DEL BUEN DESEMPEÑO DOCENTE .................................................. 27
APRENDER A PREGUNTAR PARA APRENDER ............................................................................. 28
IDEAS FUERZA SOBRE MONITOREO DE LA PRÁCTICA ............................................................... 37
IDEAS FUERZA SOBRE ACOMPAÑAMIENTO PEDAGÓGICO ....................................................... 38
CUADRO DE HABILIDADES SOCIOEMOCIONALES ...................................................................... 39
CUADRO ORDENADOR PARA CONSTRUCCIÓN DE RECOMENDACIONES ................................. 40
GRÁFICO DE CONDICIONES NECESARIAS PARA PROMOVER LA INTERCULTURALIDAD Y LA
INCLUSIÓN EN LAS IIEE ............................................................................................................... 41
CUADRO DE PLAN DE ACCIÓN .................................................................................................... 42
LA RETROALIMENTACIÓN A TRAVÉS DE LA PIRÁMIDE ............................................................. 43
TERRITORIO, CULTURA Y CONTEXTUALIZACIÓN CURRICULAR ................................................. 47
EXPLORANDO EL TRABAJO Y LA TRAYECTORIA DOCENTE A TRAVÉS DEL PORTAFOLIO .......... 67
ANEXO: GLOSARIO BÁSICO ........................................................................................................ 76
ANEXO: ........................................................................................................................................ 77
ESQUEMA DEL INFORME FINAL DEL DISEÑO DEL PLAN DE ACCIÓN......................................... 77
ANEXO: ESQUEMA DE PRESENTACIÓN DE LA BUENA PRÁCTICA.............................................. 81
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Presentación
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Segunda Especialidad en Gestión Escolar con Liderazgo Pedagógico
LIDERAZGO PEDAGÓGICO
Tomado de: Dirección para el cambio de Javier Murillo Torrecilla
Para que ello se dé es necesario que los directivos asumen los planteamientos de un
liderazgo pedagógico. El mismo se caracteriza por las siguientes ideas:
1. Soñar y hacer comunidad
2. Preocupación por el desarrollo de las personas
3. Profesionalidad y liderazgo
4. Participación de la comunidad
5. Favorece una cultura del cambio
6. Se centra en el desarrollo de prácticas de enseñanza y aprendizaje eficaces
7. Favorece la colaboración entre familias y escuela.
Efectivamente, este planteamiento trae consigo un cambio cultural de la escuela en su
conjunto, fundamentado en conceptos tales como implicación y compromiso,
aprendizaje de todos, trabajo en equipo, buen humor, riesgo, respeto; una nueva cultura
en la que todos y cada uno de los miembros de la comunidad escolar son responsables
del centro, de su organización, funcionamiento y de sus resultados. Donde todos
aprenden, se desarrollan profesional y personalmente, hasta convertirse en una
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una tarea compartida por toda la comunidad escolar. Ello no significa que la dirección
desaparezca o se diluya, sino que se re conceptualiza, se reformula desde su esencia.
Todos los miembros de la comunidad escolar son agentes de cambio y todos han de
jugar al liderazgo en esa transformación. Reconocer, valorar, desarrollar y potenciar ese
liderazgo múltiple ha de ser la primera función de una dirección para el cambio.
Como se ha visto, este planteamiento trae consigo un cambio cultural de la escuela en
su conjunto, fundamentado en conceptos tales como implicación y compromiso,
aprendizaje de todos, trabajo en equipo, buen humor, riesgo, respeto; una nueva cultura
en la que todos y cada uno de los miembros de la comunidad escolar son responsables
del centro, de su organización, funcionamiento y de sus resultados. Donde todos
aprenden, se desarrollan profesional y personalmente, hasta convertirse en una
verdadera organización de aprendizaje. Con ello, el principal papel del director o
directora es hacer realidad este cambio cultural.
De esta forma, se refuerza la idea de que la dirección tiene como máxima prioridad las
personas, no los papeles ni las tareas. El director o directora para el cambio han de
centrarse en el desarrollo de las personas que conforman la escuela, han de tener altas
expectativas y comunicarlas. No en vano, sólo es posible un cambio positivo si está
basado en el buen humor, en las buenas relaciones. Sólo así es posible la implicación, el
compromiso, el trabajo en equipo. El director o directora, por tanto, tienen como
máxima obligación contribuir a generar ese buen humor.
Es más un líder que un gestor. La gestión es importante, un director o directora para el
cambio tienen que ser soñadores, visionarios pero deben tener los conocimientos,
destrezas y capacidades para convertir ese sueño en un plan de acción realista, con
estrategias útiles. De esta forma, no hay que despreciar la formación técnica de los
directivos. Pero no hay que olvidar que un directivo que no es un líder nunca puede
cambiar la escuela; un directivo que no sea un buen gestor puede, con el apoyo de otras
personas, conseguir cambiar el centro.
Decíamos que el director ha de ser un soñador, y también tiene que ser un aventurero.
Tiene que asumir riesgos, aunque se equivoque. Es muy sencillo para un directivo
acomodarse en sus funciones, realizar sólo actividades de mantenimiento de la situación
del centro: en muchas ocasiones se premia más la inactividad que el riesgo. Sin embargo,
recordando a Fullan, hay que reconocer los problemas y entenderlos como desafíos,
como oportunidades de mejora.
Volviendo a las aportaciones de la investigación, no se puede olvidar la importancia de
ser un líder también preocupado por lo pedagógico. La aportación de la investigación
sobre eficacia escolar es que nos recuerda que la importancia del líder instructivo no
debe caer en saco roto. Las cuestiones pedagógico/educativas son las más significativas
en la escuela, y el director o directora no puede desentenderse de esta cuestión. Si se
busca que la escuela cambie para que cumpla mejor los objetivos que se ha fijado, para
que contribuya a un desarrollo integral de todos sus alumnos, las cuestiones
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pedagógicas son fundamentales, y el directivo también tiene que estar presente en los
debates, reflexiones y decisiones que se tomen.
Con todo ello, en resumen podemos decir que para conseguir una dirección para el
cambio es necesario replantearse el modelo de dirección desde sus bases, empezando
por reformular el propio concepto de liderazgo: quién y cómo se asume. Así, es
necesario:
un liderazgo compartido, distribuido;
con una dirección centrada en el desarrollo de las personas tanto individual
como colectivamente,
con una dirección visionaria;
que asuma riesgos;
directamente implicado en las decisiones pedagógicas; y,
bien formado en procesos de cambio. Es posible que el lector, al finalizar el artículo,
piense lo alejado que está la dirección real, la que tiene que enfrentarse diariamente a
infinidad de problemas, a las ideas que antes hemos planteados. Posiblemente la
dirección para el cambio, tal y como la estamos formulando, sólo sea una visión, una
utopía. Pero para cambiar hay que tener una utopía por la que luchar. Y si para cambiar
la escuela el director o directora tienen que asumir el máximo compromiso, entonces se
debe empezar a cambiar el modelo de dirección y los primeros que han de dar ese paso
son los directores y directoras.
Porque sólo se conseguirán escuelas de más calidad y más equitativas si los directivos
se comprometen en la tarea de transformar la cultura de la escuela, trasformación que
pasa inevitablemente por una reformulación profunda del modelo de dirección tal y
como está planteado en la actualidad. Si queremos otra sociedad, necesitamos otras
escuelas, y también otro modelo de dirección.
…
Extracto: Artículo. Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio
en Educación. 2006, Vol. 4, N° 48
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1
Traducción del Capítulo 1, The Instructional Core del libro de Elizabeth A. City, Richard F. Elmore, Sarah
E. Fiarman, y Lee Teitel, Instructional Rounds in Education: A Network Approach to Improving Teaching
and Learning, Harvard Education Press, Cambridge, Mass., 2009.
2
K-8 se refiere a escuelas que van desde Kinder hasta octavo grado (en México segundo de secundaria),
en las que los estudiantes siguen un plan de estudios durante 9 años. Se busca con esto crear un sentido
de continuidad y pertenencia, pues los niños permanecen siempre con el mismo grupo.
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Estudiante
Maestro Contenido
Para David Hawkins, filósofo de la educación, este núcleo está formado por el "Yo"(el
maestro), el "Tú" (el estudiante) y el "Eso" (el contenido). David Cohen y Deborah Ball
desarrollaron y estudiaron más a fondo este marco de trabajo y, de acuerdo con ellos,
es la relación entre maestro, estudiante y contenido y no las cualidades de cada uno de
éstos por separado, lo que determina la naturaleza de la práctica educativa; asimismo,
cada parte del núcleo desempeña su propio papel y contribuye con distintos recursos al
proceso educativo.
En su trabajo sobre la práctica educativa, Walter Doyle ubica a la tarea educativa en el
centro del núcleo, pues, dicho de manera simple, la tarea educativa es el trabajo que
realmente se les pide a los estudiantes que realicen durante el proceso de educación;
no se trata de lo que los maestros creen que están pidiendo a los estudiantes ni de lo
que el programa dice que se les debe pedir que hagan, sino, como se mencionó, de lo
que en efecto se les pide. Por ejemplo, si en una clase de ciencia "avanzada" se les pide
a los estudiantes que memoricen todos los elementos químicos y su estructura atómica,
lo que se les estará dando, en realidad, es una tarea de memorización; la idea del
maestro es que esta tarea será de un nivel más alto que aquellas de los estudiantes de
la clase de ciencia "regular" porque el material es difícil y el trabajo que se requiere es
mayor.
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El modelo del núcleo de la práctica educativa brinda un marco de trabajo básico para
saber cómo intervenir en el proceso educativo y mejorar la calidad y el nivel de
aprendizaje de los estudiantes. Con base en esto, tenemos siete principios que guían
nuestro trabajo alrededor de este tema:
Figura 1.2 Siete principios del núcleo de la práctica educativa
1. El aumento en el aprendizaje del estudiante sucede sólo como
consecuencia del mejoramiento en el nivel del contenido, en el
conocimiento y las habilidades de los maestros y en el compromiso de
los estudiantes.
2. Si se cambia un elemento del núcleo de la práctica educativa, se deben
cambiar también los otros dos.
3. Si no lo puede ver en el núcleo, no está ahí.
4. La tarea predice el desempeño.
5. El verdadero sistema de responsabilidad está en las tareas que se les pide
a los estudiantes que realicen.
6. Las personas aprendemos a hacer el trabajo haciéndolo, no diciéndole a
otras personas cómo se debe hacer, no habiendo hecho el trabajo en el
pasado y no contratando a expertos que actúen como representantes de
nuestro conocimiento para llevar a cabo el trabajo.
7. Descripción antes del análisis, análisis antes de la predicción, predicción
antes de la evaluación.
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papel que desempeñen los estudiantes mismos en su propio aprendizaje. Si los cambios
en el modo de agrupar a los estudiantes no modifican al núcleo, la posibilidad de afectar
el aprendizaje del estudiante será, entonces, muy remota.
¿Qué sucede con los estándares de desempeño y contenido? Los estándares influyen
únicamente en el nivel de contenido que se está enseñando; asimismo, su efecto en las
aulas depende de si hay materiales que reflejen los estándares, de si los maestros saben
cómo enseñar lo que el material y los estándares requieren y de si los estudiantes
piensan que lo que se les está pidiendo que hagan es comprometedor y vale la pena.
¿Qué sucede con el desarrollo profesional? Si el desarrollo profesional llega a funcionar,
éste tendrá que darse a través de la influencia sobre lo que los maestros hacen, no sobre
la influencia de lo que ellos, o los capacitadores, creen que deben hacer. La calidad y el
impacto del desarrollo profesional depende de lo que se les pida a los maestros que
aprendan, de cómo lo aprendan y de que lleven a los salones de clase la práctica que se
les pide.
¿Qué sucede con la supervisión, la evaluación y el liderazgo educativo? La influencia de
los administradores sobre la calidad y efectividad de las clases no está determinada por
las prácticas de liderazgo que manifiesten, sino por la manera en la que dichas prácticas
influencian el conocimiento y las habilidades de los maestros, el nivel de trabajo en clase
y el nivel de aprendizaje activo que tengan los estudiantes. Gran parte de lo que los
legisladores y administradores hacen en nombre del mejoramiento escolar no llega
jamás al núcleo de la práctica educativa. Sin importar cuán buena sea la intención; si
esto no llega siquiera al salón de clases, mucho menos a la clase en sí. Ni siquiera
nuestras ideas más brillantes sobre las políticas y la administración provocan que el
aprendizaje aumente. En el mejor de los casos, si éstas funcionan bien, crean
condiciones que ejercen influencia sobre lo que sucede dentro del núcleo. El trabajo
principal de las escuelas sucede dentro del salón de clase, no en las organizaciones e
instituciones que lo rodean. Las escuelas no mejoran gracias a conjuros directivos y
políticos, mejoran a través del complejo y demandante trabajo de enseñar y aprender.
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con cierta frecuencia en las escuelas de los Estados Unidos. Los maestros asignan a los
estudiantes textos o problemas muy complejos y estructuran después el aprendizaje con
los conocidos ejercicios de “llene los espacios”, o dan una explicación directa de cómo
encontrar la respuesta a través de un procedimiento; esto hace que los estudiantes
registren solamente lo que dice el maestro en vez de que analicen los problemas por
ellos mismos. Si se hace una inversión en el desarrollo profesional del maestro, sin tener
un entendimiento claro de hacia dónde hay que orientarlos en cuanto al contenido que
se espera que los estudiantes dominen, entonces se tendrán innovaciones aleatorias
dentro de los salones de clases, que, al no ser uniformes en ningún sentido, no tendrán
ningún impacto en el aprendizaje.
Otra situación muy común que se presenta en los salones de clases de Estados Unidos
es que se eleva el nivel de contenido y también el conocimiento y habilidad de los
maestros, pero no se modifica el rol que los estudiantes tienen dentro del proceso
educativo. Los maestros, entonces, hacen todo o casi todo el trabajo y mantienen un
control considerable en el aula, mientras que los estudiantes son pasivos y únicamente
observan la actuación del maestro. De vez en cuando harán preguntas comunes de este
esquema de trabajo como: “Maestro, ¿esto lo escribimos?”. Si se eleva el nivel de
conocimiento y las habilidades de los maestros en la pedagogía general, sin anclar esto
en el contenido, se genera entonces una práctica de calidad que no está en sintonía ni
con la comprensión por parte de los estudiantes sobre lo que están aprendiendo, ni con
los problemas específicos que tienen los estudiantes con tareas cognitivas específicas.
A esto es a lo que se refiere David Hawkins cuando dice que “sin un eso, no hay
contenido para el contexto, no hay forma ni calor, sólo el caso de un espejo frente a
otro”.
Frecuentemente, escuchamos a los educadores hablar sobre cómo les fue en clase. Esto
lo hacen sin tomar en cuenta lo que los estudiantes en verdad estaban haciendo;
tampoco toman en cuenta las pruebas visibles de lo que los estudiantes en realidad
aprendieron como consecuencia de la enseñanza; en su mayoría, una clase “ha salido
bien” si ésta sucedió de acuerdo al plan, pero, como se mencionó antes, sin tomar en
cuenta lo que los estudiantes saben o no como consecuencia de la enseñanza. El
intervenir en uno de los ejes del núcleo de la práctica educativa, cualquiera que éste sea,
significa que habrá que intervenir también en los otros dos para obtener un efecto
predecible sobre el aprendizaje del estudiante.
Si se invierte en un contenido de más alto nivel y en los conocimientos y habilidades de
los maestros, pero se descuida el rol de los estudiantes en el proceso educativo, se
tendrán estudiantes (y padres) que, como en el caso de Kendall School, no comprenden
los nuevos roles y demandas que se espera que cumplan. Los estadounidenses se
sienten más cómodos hablando sobre los cambios en el contenido y la enseñanza, que
sobre los cambios en el rol del estudiante en la educación. Por ejemplo, la atención se
centra más en la adopción de un libro de texto y en los ajustes al programa de estudios
que en el análisis de la respuesta que tienen los estudiantes ante el contenido, de lo que
los motiva a comprometerse más con en contenido y de su rol real en el proceso
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En un contexto más específico, estas preguntas podrían dar la idea de que “estuvimos
haciendo evaluación formativa”; de acuerdo, pero, ¿cómo va a influir su inversión en la
tecnología de evaluación en los conocimientos y capacidades de los maestros, el nivel
de contenido que se espera ver en el aula y el rol del estudiante en el proceso educativo?
“Nos enfocamos en desarrollar líderes educativos fuertes”; de acuerdo, pero, ¿cuál es la
práctica concreta que les está pidiendo de los líderes para mejorar el contenido, el
conocimiento, las habilidades y el compromiso de los estudiantes? “Estamos adoptando
un nuevo programa de matemáticas más desafiante”; de acuerdo, pero, ¿cómo podría
usted saber si la práctica educativa en la cual está basado el programa está realmente
sucediendo en las aulas y con qué nivel de profundidad y consistencia?
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poco disruptivas), mucho menos importa si los demás lo están haciendo o no. Lo que
importa es que pueda verlo en el núcleo. Si no puede verlo, no está ahí.
El núcleo de la práctica educativa también puede ayudar a predecir lo que se espera
que suceda con el aprendizaje del estudiante a lo largo del tiempo. Aquí, la idea central
es la tarea académica. Citaremos un ejemplo: Una de nuestras redes de directores visitó
una escuela en el distrito de uno de los miembros de la red. El director anfitrión, que era
particularmente amable y activo, había logrado que sucedieran varios acontecimientos
educativos en su distrito en un periodo relativamente corto. Así pues, durante nuestra
visita, nos dividimos en grupos de tres o cuatro personas y alternamos entre distintos
salones de clases. Dos grupos observamos a cada uno de los cuatro salones de clase de
un mismo grado durante un determinado tiempo. Después, observamos la reunión de
los maestros cuyos grupos habíamos visitado; en otras palabras, lo que hicimos fue
observar la impartición de clases en cada salón y después observar a los maestros hablar
sobre esas clases en su junta de equipo. Gracias a que el distrito y la escuela habían
trabajado tanto en los ajustes al programa, los maestros podían hablar sobre la
secuencia común de lecciones que estaban enseñando y sobre el trabajo que los
estudiantes estaban produciendo en esa secuencia de acuerdo a una evaluación común
que todos los maestros utilizaban. Éste es un sistema bastante sofisticado.
Durante la junta de equipo, surgió un problema: el trabajo de los estudiantes,
evidentemente, variaba de salón en salón; en uno en particular, había un grupo de
estudiantes que, a juzgar por sus resultados en la evaluación, no parecían comprender
el contenido. La líder del equipo preguntó a los maestros qué podría explicar las
diferencias entre los salones. Cada maestro dio su explicación; éstas tenían que ver con
la interpretación que daba cada uno de ellos sobre los niveles de habilidad que cada
estudiante tenía al comienzo de la unidad, sentían que los estudiantes que batallaban
con el contenido habían tenido un aprendizaje previo más débil. La discusión entonces
cambió hacia las posibles estrategias que se podrían utilizar para remediar esto y ayudar
a los estudiantes a alcanzar el nivel deseado.
Dado que los maestros nunca habían observado a otros de sus colegas enseñando, no
sabían que el mismo trabajo que nosotros observamos a los estudiantes realizar de
acuerdo a un marco de trabajo común del programa, era considerablemente distinto en
cada uno de los cuatro salones; asimismo, el nivel de trabajo de los estudiantes que se
presentó en la junta de ese grado escolar tenía una relación muy cercana con el trabajo
que se les pedía que hicieran en cada salón. En otras palabras, las variaciones en el
desempeño de los estudiantes eran resultado de la enseñanza que se llevaba a cabo en
cada salón y de las tareas que se les pedía que hicieran, no, como creían los maestros,
del conocimiento previo de los estudiantes. Esto fue una prueba más de una lección
simple, pero poderosa. ¡Agárrense!… La enseñanza causa aprendizaje.
La líder del equipo, cuyos estudiantes habían mostrado el nivel de trabajo más alto de
manera consistente, asumía que su propia práctica era la práctica de los demás maestros
del equipo, pues no había pruebas acerca de lo que sus colegas estaban haciendo. Esto,
la llevó a sugerir que las variaciones no podían deberse a diferencias en la manera de
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enseñar pues “todos los maestros estaban enseñando los mismo”. No obstante, esto no
era así. La diferencia entre cada uno de los cuatro salones era lo que se les pedía
exactamente a los estudiantes que realizaran y el grado en el que el maestro los
comprometía con el trabajo utilizando el aprendizaje como plataforma para acceder a
la complejidad de la tarea. Se puede decir, entonces, que el programa era el mismo, las
tareas eran distintas.
En uno de los salones, un maestro tomó veinte de los cincuenta y cinco minutos de clase
para explicar la tarea y para dirigir a los estudiantes a través de un detallado
procedimiento sobre lo que se tenía que hacer; las instrucciones eran tan complejas que
los estudiantes (y los observadores) no pudieron repetirlas al momento de comenzar a
trabajar por su cuenta. En otro salón, el maestro dedicó muy poco tiempo a explicar la
tarea, más bien repartió el material y pidió a los estudiantes que trabajaran de manera
individual; pidió, asimismo, que resolvieran sus dudas con otros compañeros de clase.
En un tercer salón de clases, el maestro repartió la tarea y asignó un rol a cada
estudiante según la mesa en la que se encontrara sentado; después, el maestro recorrió
todo el salón para resolver dudas individuales. Finalmente, en el salón de la líder de
equipo, la maestra dedicó menos de cinco minutos para recordar a los estudiantes en
qué manera la tarea que debían hacer estaba relacionada con el trabajo que habían
hecho la clase anterior; después, preguntó a los estudiantes qué habían aprendido de
ese trabajo y pasó otros cinco minutos guiando a sus estudiantes en una discusión
modelo, similar a la que ellos debían hacer. Más tarde, dividió a los estudiantes en
grupos, les asignó roles y recorrió el salón para ver cómo trabajaba cada grupo.
Al preguntar a los estudiantes de los primeros tres salones sobre la tarea que estaban
realizando, ninguno pudo describir con precisión en qué consistía. Por el contrario, al
preguntar lo mismo a los estudiantes del último salón, éstos no sólo describieron con
precisión lo que debían hacer, sino cómo esta tarea estaba relacionada con el trabajo
que habían hecho anteriormente. Es muy importante mencionar que los estudiantes de
los cuatro grupos estaban “comprometidos” de acuerdo a las definiciones
convencionales: estaban atentos, no interrumpían y tenían disciplina.
Si se hubiera hecho un ejercicio de observación del ambiente en los salones de clase de
esta escuela, el resultado sería, sin duda alguna, salones en silencio, ordenados, en los
cuales el maestro hace todo lo que el ambiente externo espera de él: los “deberes del
día” escritos en la esquina superior izquierda del pizarrón, el objetivo del día claramente
resaltado, todo según lo establecido en el estándar. “Lo que los estudiantes podrán
hacer”, se encuentra escrito a lado del estándar; si uno se queda solamente con las
características superficiales de los salones, se puede predecir que todos los estudiantes
tienen acceso a la misma información; mas lo que sucedía en esta escuela era que los
estudiantes estaban comprometidos en niveles de trabajo muy distintos en torno a una
misma unidad del programa. No era sorprendente que en aquellos salones en los que
los estudiantes se basaban claramente en conocimientos previos para realizar las tareas
y en los que tenían ya experiencia en trabajo individual y de grupo, los estudiantes
tuvieran mayor competencia y mayor nivel para hacer lo que el maestro les asignaba;
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por el otro las expectativas de desempeño son altas y específicas, esperamos que hagan
lo correcto sin saber qué es lo más correcto a hacer. En tres de los salones que
observamos aquel día, los estudiantes hacían diligentemente lo que pensaban que el
maestro esperaba de ellos, sin saber qué tenían que hacer realmente ni por qué habrían
de querer hacerlo. Éste es un patrón muy común que observamos en los maestros, ellos
ponen su mejor esfuerzo para hacer de manera precisa lo que creen que se espera de
ellos sin tener claro el qué y el porqué. Esto, sin embargo, es una falla del sistema, no
del maestro.
En el cuarto salón que observamos, los estudiantes habían discutido la relación entre la
tarea de ese día, el trabajo hecho anteriormente y lo que habían aprendido de éste. Ellos
habían visto y discutido con la maestra una versión de la tarea, antes de comenzar a
trabajar individualmente o en grupos. La manera en la que trabajaban dejaba muy claro
que estaban familiarizados con esta rutina. Es importante notar que la práctica de la
líder de equipo no se extendía a los salones de los demás maestros del mismo grado;
esto lo garantizaba la cultura de la práctica autónoma.
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de trabajo inmediato para juzgar si los maestros la “están llevando a cabo” y desean
también que les digamos cómo hacer para que las personas que de momento no la
“están llevando a cabo”, lo hagan. Así, nuestro papel es decepcionarlos, pues nos
resistimos firmemente a responder estas preguntas, a tal grado, que esto se ha
convertido en un chiste de la práctica. ¿Por qué? Porque creemos que las personas
deben comprometerse a describir y análizar de manera continua la práctica educativa
antes de que puedan adquirir la experiencia o la autoridad para juzgarla, mucho menos
para evaluar a otras personas que la llevan a cabo. La mayoría de los educadores con
quienes trabajamos quieren un atajo rápido para obtener la respuesta. Esto es
comprensible dado a la presión bajo la que se encuentran; no obstante, no se puede
construir una cultura por medio de atajos. Tomó mas de cien años el construir la cultura
educativa disfuncional actual que vemos en las escuelas estadounidenses, así que ésta
no se transformará solamente con tomar un curso de supervisión y evaluación de tres
días o seis semanas.
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ocasión, cuando analizamos más detalladamente lo que los estudiantes hacían en los
equipos, los directores descubrieron (un hallazgo muy bueno para nuestro trabajo en
las escuelas) que aunque los estudiantes estaban sentados en equipos, estaban
haciendo tareas individuales. La naturaleza de la tarea parecía no tener nada que ver
con la distribución de los estudiantes en equipos, parecía que los estudiantes podían
hacerla sin mayor dificultad y sin ayuda del maestro o de otros compañeros; en otras
palabras, la tarea no exigía mucho compromiso ni cognitivo, ni individual, ni colectivo.
Con este descubrimiento, el enfoque de la red cambió de la estructura y organización
de los salones al trabajo real que se le pedía a los estudiantes que llevaran a cabo; la
pregunta cambio de “¿Cómo está organizado el salón de clases?” a “¿La organización
del salón sirve de apoyo para el trabajo que se espera que los estudiantes realicen?” En
vez de buscar una estructura en particular, los directores comenzaron a buscar la tarea
y a generar hipótesis sobre la estructura más adecuada para ese tipo de tarea. A partir
de ese momento, el trabajo de los directores se centró más en el trabajo que los
estudiantes efectivamente estaban haciendo y en la relación que esto tenía con lo que
los maestros y los administradores pensaban que estaban haciendo para apoyar el
aprendizaje de los estudiantes.
Ahora la pregunta es ¿Cómo se relaciona todo esto con el asunto más amplio de
organizarse para el mejoramiento a gran escala? Los instrumentos que una jurisdicción
estatal o local típica tiene disponibles para el mejoramiento escolar no son tan efectivos.
Se puede aumentar la rigidez de los estándares y los incentivos para aumentar el nivel
de desempeño esperado. Se puede clarificar el contenido que se pretende cubrir en
determinados grados escolares y adoptar materiales del programa para apoyarse en
ellos. Se puede llenar el sistema con información sobre el desempeño de los estudiantes
y crear la expectativa de que las personas lo utilizarán para monitorear y cambiar su
práctica. Se puede ofrecer capacitación y desarrollo profesional para maestros y
administradores y brindar apoyo a las escuelas que están construyendo una práctica
educativa de mayor nivel. Se puede liberar el control administrativo junto con la teoría
de que los incentivos de alto desempeño conducirán a las escuelas al resultado correcto
sin la necesidad de la guía y el apoyo del centro. El efecto total de estas medidas es que
algunas escuelas se mueven en la dirección adecuada; algunas básicamente se quedan
en la misma distribución en la que se encuentran, lo cual, en el actual sistema de
rendición de cuentas significa dar tan sólo un muy pequeño paso hacia delante y, en los
casos más típicos, algunas escuelas continúan empeorando contra un estándar cada vez
más desafiante. Este patrón describe lo que actualmente sucede en la mayoría de los
grandes sistemas urbanos. No creemos que sea apropiado decir que las estrategias de
mejoramiento en estos sistemas hayan fallado porque éstas hayan producido este
resultado, sino que estas estrategias han alcanzado el límite de lo que pueden producir
con sus teorías existentes. En la mayoría de los casos, cuando la gente nos pregunta
¿Qué más se puede hacer al nivel del sistema para fomentar el mejoramiento en las
escuelas y salones de clases?, nuestra respuesta es: “No amplíen el trabajo con nuevas
iniciativas, profundicen el trabajo con un mayor enfoque en la construcción de una
práctica educativa”. La gran parte de las escuelas de bajo desempeño en las que
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trabajamos no necesitan más programas, ni siquiera, más recursos; de hecho, parte del
problema en estas escuelas es que la presencia del apoyo externo ha aumentado la
incoherencia de una cultura educativa ya de por sí incoherente. Estas escuelas no
necesitan hacer más. Por el contrario, necesitan hacer menos con más enfoque;
necesitan una cultura de la práctica educativa más poderosa y coherente.
El patrón de mejoramiento que observamos en general con las estrategias de
mejoramiento existentes es una consecuencia directa de una cultura educativa
crónicamente débil. Cuando se ejerce demasiada presión con un fuerte conjunto de
elementos externos a una cultura pulverizada, el resultado es una cultura aún más
pulverizada, no una más coherente. Las escuelas que no logran responder a las ideas
sobre el mejoramiento escolar, básicamente no tienen la capacidad de abordar una
respuesta coherente a la presión externa, dado que, para empezar, no tienen una
cultura educativa en común; éstas son organizaciones para la práctica privada de la
enseñanza. Las escuelas que permanecen iguales, normalmente han descifrado cómo
cumplir con los requerimientos del sistema sin cambiar la cultura establecida; son
capaces de quedarse en una zona donde no tienen que afrontar el reto de la práctica
educativa, principalmente porque están produciendo un desempeño con capital social,
no con educación. Por último, las escuelas que poco a poco mejoran, normalmente han
logrado crear, por sus propios medios, una cultura educativa más fuerte dentro del
recinto escolar. La estrategia de mejoramiento no ha estado, en ningún caso, dirigida al
cómo construir una cultura educativa fuerte al nivel del sistema que rompa las fronteras
de los salones y las escuelas como elementos individuales. Esto es una tarea muy
compleja que requiere la creación de fuertes relaciones laterales dentro y entre las
escuelas que estén diseñadas en torno al desarrollo de una cultura educativa coherente;
en otras palabras, se requiere una práctica de mejoramiento.
Para que las estrategias de mejoramiento funcionen en todo el sistema, éstas deben
tratar la ausencia de un enfoque en el núcleo de la práctica educativa en el trabajo de
las personas en las escuelas y en el trabajo de aquellas personas cuya labor es supervisar
y apoyar a las escuelas. Esto significa enfrentar las difíciles tareas de construir un
lenguaje común de la práctica educativa, de construir una red conectiva a lo largo de las
escuelas por medio de la cual se propague la cultura, de generar los recursos en la
escuela y que el sistema apoye el trabajo de las personas en torno al desarrollo de la
práctica y de prestar mayor atención a los requerimientos de conocimientos y
habilidades para realizar el trabajo.
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CONSEJOS Y LECCIONES
La rendición de cuentas comienza en las tareas que se les pide a los estudiantes
que realicen: Si las tareas no reflejan las expectativas del sistema externo de
rendición de cuentas, o nuestras mejores ideas sobre lo que los estudiantes
deben saber y poder hacer, entonces no deberíamos esperar ver los resultados
reflejados en medidas externas de desempeño.
Las personas aprendemos a hacer el trabajo haciéndolo, no creando más y más políticas
sobre el trabajo, no gastando dinero en la siguiente idea sobre el trabajo, no pidiendo a
las personas que hagan lo que claramente no saben hacer y pretendan sí saberlo.
Además, no progresamos al expresar que las cosas van mejorando cuando una parte de
la distribución sí lo hace, pero las demás partes permanecen iguales o van empeorando.
Las rondas educativas son una práctica que se puede aprender por medio de la
repetición, la reflexión y el análisis a niveles cada vez más altos de capacidad y
conocimiento; las rondas son una manera de concentrarse en el núcleo de la práctica
educativa de los maestros y los estudiantes en presencia del contenido.
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Para Hellriegel y Slown los principios básicos que se deben seguir para proporcionar
retroalimentación deberían de ser:
1. Enfocar la retroalimentación en el comportamiento más que en la persona. Los
individuos pueden controlar y cambiar su comportamiento, más no pueden
cambiar sus personalidades ni sus características físicas.
2. Enfocar la retroalimentación en las observaciones más que en las deducciones; en
las descripciones más que en los juicios. Los hechos y la evidencia objetiva son más
dignos de confianza y aceptables que las opiniones y conjeturas.
3. Enfocar la retroalimentación en un comportamiento relacionado con una
situación específica actual, más que en un comportamiento abstracto o pasado.
Las personas no pueden cambiar algo que ya ha sucedido y no está presente.
4. Enfocar la retroalimentación en compartir ideas e información más que en dar
consejos. El emisor y el receptor deben explorar alternativas juntos. El emisor
debe ayudar al receptor a identificar los cambios y mejoras por ellos mismos.
5. Enfocar la retroalimentación en la cantidad de información que el receptor puede
utilizar, más que en la cantidad que al emisor le gustaría otorgar. La sobrecarga de
información ocasiona que las personas dejen de escuchar. La información
insuficiente provoca frustración y malos entendidos.
6. Enfocar la retroalimentación en el valor que puede tener para el receptor, no en
la descarga emocional que le proporciona al emisor. La retroalimentación debe
darse para el bien del receptor, no para que el emisor saque su enojo.
7. Enfocar la retroalimentación en el tiempo y el lugar para que los datos personales
puedan ser compartidos en momentos apropiados. Cuánto más específica sea la
retroalimentación, o cuánto más esté fijada en un contexto específico, más útil
puede…
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Competencia 3 Desempeños
Crea un clima propicio para 11. Construye de manera asertiva y empática relaciones interpersonales con y entre los
el aprendizaje, la estudiantes, basadas en el afecto, la justicia, la confianza, el respeto mutuo y la
convivencia democrática y colaboración.
la vivencia de la diversidad 12. Orienta su práctica a conseguir logros en todos sus estudiantes y les comunica altas
en todas sus expresiones, expectativas sobre sus posibilidades de aprendizaje.
con miras a formar 13. Promueve un ambiente acogedor de la diversidad, en el que esta se exprese y sea
ciudadanos críticos e valorada como fortaleza y oportunidad para el logro de aprendizajes.
interculturales. 14. Genera relaciones de respeto, cooperación y soporte de los estudiantes con
necesidades educativas especiales.
15. Resuelve conflictos en diálogo con los estudiantes sobre la base de criterios éticos,
normas concertadas de convivencia, códigos culturales y mecanismos pacíficos.
16. Organiza el aula y otros espacios de forma segura, accesible y adecuada para el trabajo
pedagógico y el aprendizaje, atendiendo a la diversidad.
17. Reflexiona permanentemente con sus estudiantes, sobre experiencias vividas de
discriminación y exclusión, y desarrolla actitudes y habilidades para enfrentarlas.
Competencia 4 Desempeños
Conduce el proceso de 18. Controla permanentemente la ejecución de su programación, observando su nivel de
enseñanza con dominio de impacto tanto en el interés de los estudiantes como en sus aprendizajes, introduciendo
los contenidos cambios oportunos con apertura y flexibilidad para adecuarse a situaciones imprevistas.
disciplinares y el uso de 19. Propicia oportunidades para que los estudiantes utilicen los conocimientos en la
estrategias y recursos solución de problemas reales con una actitud reflexiva y crítica.
pertinentes para que todos 20. Constata que todos los estudiantes comprenden los propósitos de la sesión de
los estudiantes aprendan aprendizaje y las expectativas de desempeño y progreso.
de manera reflexiva y 21. Desarrolla, cuando corresponda, contenidos teóricos y disciplinares de manera
crítica lo que concierne a la actualizada, rigurosa y comprensible para todos los estudiantes.
solución de problemas 22. Desarrolla estrategias pedagógicas y actividades de aprendizaje que promuevan el
relacionados con sus pensamiento crítico y creativo en sus estudiantes y que los motiven a aprender.
experiencias, intereses y 23. Utiliza recursos y tecnologías diversas y accesibles, así como el tiempo requerido en
contextos. función al propósito de la sesión de aprendizaje.
24. Maneja diversas estrategias pedagógicas para atender de manera individualizada a los
estudiantes con necesidades educativas especiales.
Competencia 5 Desempeños
Evalúa permanentemente 25. Utiliza diversos métodos y técnicas que permiten evaluar de forma diferenciada los
el aprendizaje de acuerdo aprendizajes esperados, de acuerdo al estilo de aprendizaje de los estudiantes.
a los objetivos 26. Elabora instrumentos válidos para evaluar el avance y logros en el aprendizaje
institucionales previstos, individual y grupal de los estudiantes.
para tomar decisiones y 27. Sistematiza los resultados obtenidos en las evaluaciones para la toma de decisiones y
retroalimentar a sus la retroalimentación oportuna.
estudiantes y a la 28. Evalúa los aprendizajes de todos los estudiantes en función de los criterios previamente
comunidad educativa, establecidos, superando prácticas de abuso de poder.
teniendo en cuenta las 29. Comparte oportunamente los resultados de la evaluación con los estudiantes, sus
diferencias individuales y familias y autoridades educativas y comunales para generar compromisos sobre los logros
los diversos contextos de aprendizaje.
culturales
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# Expresión 1 2 3 4 5
1
La calidad del pensar depende de la calidad de nuestras preguntas.
7
Docentes plantean más preguntas de reproducción que
preguntas reflexivas, más preguntas (semi) cerradas que
preguntas abiertas.
9
Las buenas preguntas (que incitan al pensar creativamente) no
permiten prever la respuesta, ni llevan a buenas o malas respuestas.
10
Saber plantear(nos) una buena pregunta es un arte… se aprende
ejercitando y reflexionando críticamente, sistematizando las
experiencias que se construyen en el camino.
11
12
13
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El diálogo y el encuentro son los escenarios idóneos para una Pedagogía de la pregunta,
porque implica el intercambio productivo, de creciente calidad. Además, nos implica
como sujetos ‘PerSociales’, nos implica como ‘Seres’.
“La pregunta como estrategia, como pedagogía o didáctica, se constituye en una opción
educativa para pensar y aportar a una educación para la incertidumbre, y para
desarrollar formas de pensamiento flexibles, y actitudes críticas y creativas hacia el
conocimiento, cualidades que constituyen la base de todo quehacer investigativo, y que
son fundamentales en la formación de los profesionales en la actual agitada e incierta
condición posmoderna.” (Plata Santos, Primer Semestre 2011)
¿Por qué pretendemos tantas veces dar la respuesta correcta y única a las preguntas de
estudiantes? ¿Por qué no responder con otra pregunta que les motive a encontrar
posibles respuestas, las cuales nos servirán para un nuevo diálogo y nuevo encuentro?
¿Por qué no acompañarles en esta búsqueda creativa de respuestas a sus propias
inquietudes, tal que vayamos aprendiendo todas/os, incluyéndome como docente?
“Cuánto más enriquecedor para los estudiantes y para el propio maestro podría ser
explorar lo que está supuesto e implícito en las preguntas y en las hipótesis que elaboran
los estudiantes, dentro de un ambiente de trabajo dialógico y colaborativo.” (Plata
Santos, Primer Semestre 2011)
La vida diaria está llena de preguntas… Otra invitación: trata de hacer una lista de todas
las preguntas, explícitas o implícitas, que te haces en todo un día, desde que te levantas
hasta que te acuestas. A lo mejor ya inicias el día con una pregunta, ¿no? ¿Me levanto o
me quedo en la cama otro ratito? Y… fíjate bien, tu propia respuesta te lleva a la acción:
al levantarte o al quedarte otro ratito.
También es así en los escenarios educativos: debemos plantearnos preguntas y al
responderlas, al construir las respuestas, estas mismas respuestas nos llevarán a la
acción. De hecho, la búsqueda o la construcción de una respuesta también ya es una
acción educativa muy importante en sí.
“Lo primero que tendríamos que reconocer es que el diálogo como propuesta pedagógica
va en contravía de la formación específica que hemos recibido como maestros (nos
formaron para «dictar clase»), y de las experiencias educativas que hemos tenido en
diferentes momentos de la vida.
Para muchos de nosotros, la familia, la escuela, el ambiente, no han sido propiamente
experiencias dialógicas; y quizá por esto valga la pena que nos preguntemos cuánto de
autoritarismo, de intolerancia, de actitudes y comportamientos excluyentes llevamos
nosotros a la escuela, al grupo o a la comunidad con la que trabajamos.” (Mariño S., G.
y Cendales G., L., 2004, pág. 55)
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Una pregunta filosófica es una pregunta cuya respuesta o cuyo método para
encontrar una respuesta no está definida, pero que la consideramos tan importante
que no la podemos obviar.
Hay que diferenciar entre preguntas abiertas por procedimiento y preguntas
abiertas por contenido.
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1. Enfocar la atención en la esencia del asunto. ¿Qué les pareció esta visita, este
cuento, este hecho? ¿Qué les llamó más la atención? ¿Qué inquietudes nos
provoca el cuento? ¿Qué queremos investigar? …
2. Cuestionar las preguntas. ¿Cómo formulamos mejor esta pregunta? ¿Qué tipo
de pregunta es? ¿Cuál es la importancia de esta pregunta? ¿Qué supone esta
pregunta? ¿Qué otras preguntas debemos responder antes de contestar esta
pregunta? …
3. Estrategia. ¿Cómo lo hacemos para responder esta pregunta? ¿Quién nos puede
ayudar para encontrar una respuesta? ¿Investigamos todas las alternativas?
¿Cómo manejamos la complejidad de este problema? …
4. Claridad, transparencia y cuido. ¿Todas/os comprenden este razonamiento?
¿Hablamos de lo mismo? ¿Qué quieres decir con…? Si te comprendo bien,
¿quieres decir que…? ¿Puedes puntualizar lo que es la esencia de tu mensaje?
¿Cómo dirías en tus propias palabras lo que dijo tu compañera? ¿Es esto lo que
pretendías compartir? ¿No deberíamos concretar un poco más este asunto?
¿Cuál es tu idea central de tu reflexión? …
5. Definiciones y significados. ¿Qué es ‘x’? ¿Qué quieres decir con ‘x’? ¿Qué
acordamos en función de ‘x’? ¿Cuál es la esencia de ‘x’? ¿Cómo se emplea ‘x’
normalmente? ¿Estas dos definiciones se contradicen, cómo? ¿Esta definición
también es válida en el siguiente ejemplo? …
6. Importancia y relevancia. ¿Son estos los hechos más importantes? ¿Es este el
argumento de mayor peso? ¿Qué tiene que ver esto con nuestra inquietud
inicial? ¿Cómo nos ayuda lo que estás planteando? ¿Necesitamos esta
información? …
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bien espiritual? ¿Cuáles son los puntos de vista relevantes, partiendo de nuestra
pregunta inicial? ¿Desde qué punto de vista aún no vimos la cuestión? Hasta aquí
la aproximación económica. Ahora, ¿también tengo una responsabilidad ética?
…
17. Analogías y metáforas. ¿Con qué lo podrías comparar? ¿Por qué coincide? ¿Es
esto algo como…? …
18. Honestidad intelectual. ¿Esta respuesta te conviene por alguna razón? ¿Así
presentas lo más honesto y fuerte posible el punto de vista de la otra persona?
¿No se trata de una caricatura de la posición de la otra persona? ¿Te ubicas en
esta posición porque consideras que es la que corresponde a la verdad o más
bien porque quisieras que sea la verdad? …
19. Formalización. ¿Podemos definir una regla para esto? ¿Puedes generalizar esto?
…
20. Sintetizar, ir cerrando, recapitalizar. ¿Qué podemos concluir? ¿Cuál ha sido
nuestra ruta de investigación? ¿Aprendimos algo? ¿Encontramos una respuesta?
¿Quién resume? …
21. Meta-conversación. ¿Qué hicimos bien y debemos continuar haciendo una
próxima vez? ¿Qué no hicimos bien y debemos evitar la próxima? …
¿Será que podemos elaborar un PLAN de trabajo para ejercitar los diferentes tipos de
preguntas y después compartir nuestras experiencias?
Para finalizar esta invitación a la reflexión crítica sobre el valor pedagógico y
políticoideológico de nuestras preguntas, cito:
“Debemos tener muy presente que en el ámbito de nuestras culturas latinoamericanas,
al estudiante se le ha negado la posibilidad de preguntar y no sólo en el proceso
educativo, sino en toda la vida cotidiana, en toda la vida cultural, porque en las
estructuras de poder tradicional y vigentes, la pregunta se convierte en subversiva.”
(Zuleta Araújo, eneromarzo 2005)
Es difícil imaginar una materia o situación pedagógica donde no pueda aplicarse este
método, que ofrece la posibilidad de participación creativa a los estudiantes.” (Habed
López, 2012)
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Roles
Habilidades socioemocionales Estrategias
(mencionar a cada
(observadas) (propuestas)
uno)
Actor 1:
Actor 2:
Actor 3:
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Cronograma
Objetivos
Metas Indicadores Actividades Responsables Recursos
específicos
Noviembre Diciembre Enero Febrero
2017 2017 2018 2018
PRESUPUESTO
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En el trabajo con los docentes, nos hemos dado cuenta que el combinar los diferentes
componentes de la retroalimentación, puede ser algo poderoso. Una de las formas de
organizar es- tos elementos es a través de la Pirámide, la cual los docentes utilizan, tanto
para planear como para reflexionar acerca de sus valoraciones. Con esta herramienta,
se combinan los diferentes componentes claves para crear mo- mentos y métodos de
retroalimentación. Es decir, la Pirámide describe los distintos tipos, formas, y fuentes de
retroalimentación.
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Los maestros también usan la Pirámide como una herramienta para la planeación. En
este caso, la pirámide puede servir para guiar la construcción de experiencias de
valoración. La pirámide ayuda a pensar en la creación de múltiples maneras de valorar
y hacerse preguntas como: ¿Es conveniente crear valoraciones in- formales, verbales o
autovaloraciones desde el comienzo de la unidad? ¿Cuáles pueden ser algunas formas
de valoración escrita, informal o valoraciones de compañeros? ¿Qué tipo de
valoraciones formales debo construir? En este sentido la Pirámide se convierte en una
herramienta que los maestros utilizan para crear retroalimentación que apoye la
comprensión.
LA ESCALERA DE LA RETROALIMENTACIÓN
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recomienda que la conversación tenga en cuenta los siguientes pasos: clarificar, valorar,
expresar inquietudes y hacer sugerencias.
Clarificar:
Cuando los estudiantes comparten su trabajo no siempre las ideas se entienden
claramente y en algunos casos parece faltar información. El clarificar a través de
preguntas que permitan entender mejor algunos puntos o que dan a co-nocer ideas que
no se han expresado, es algo importante antes de poder ofrecer retroalimentación.
Valorar:
Después de recoger la información apropiada, el valorar a sus estudiantes y sus ideas es
algo fundamental en el proceso de dar retroalimentación constructiva. El valorar
contribuye en la construcción de una cultura que apoya la comprensión. Hacer énfasis
en los puntos positivos, en las fortalezas y aspectos interesantes, y en los comentarios
honestos del trabajo de otro, ofrece un clima de confianza necesario para que se
desarrolle una buena sesión de retroalimentación. Simbólicamente poner atención,
manifestar acuerdo con un movimiento de cabeza y tomar notas son otros ejemplos de
comportamientos que crean una atmósfera positiva. Estas acciones de valoración
muestran respeto hacia los estudiantes y sus ideas.
Expresar Inquietudes:
Existen, sin embargo, inquietudes legítimas, tales como preocupaciones o dificultades o
des- acuerdos con algunas de las ideas en cuestión.
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Hacer sugerencias:
Finalmente, ya que expresar las preocupaciones es siempre algo delicado, ofrecer
sugerencias se convierte en el último toque para apoyar a los estudiantes en el
desarrollo de su comprensión. Hacer sugerencias nos pide conectar en forma
constructiva nuestras inquietudes, preocupaciones y preguntas de tal forma que el
estudiante (o colega) puede utilizarlas como retroalimentación positiva.
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Resumen
Introducción
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Este juego de tensiones entre lo local y lo global constituye un dilema al que la escuela
no ha dejado de enfrentarse nunca. De hecho, una de las características particulares
de las culturas escolares tiene que ver con la forma en la que, desde cada institución,
se aborda esa dicotomía. Sucede así porque de la escuela se espera que ejerza esa
doble influencia: actuar, por un lado, como instancia social comprometida con la
conservación de la identidad local y garante de la misma; actuar, por otro lado, como
elemento desequilibrador de los procesos de estancamiento aportando la energía e
información suficiente para trascender lo local e incorporarse a las nuevas dinámicas
globales (en cultura, arte, tecnología, modos de vida, etc.). Postman y Weingartern
(1973) lo denominaron “función termostática de la escuela”: actuar como
dinamizadora en contextos conservadores y como conservadora en contextos en riesgo
de perder su identidad ante la potencia homogeneizadora de las influencias externas.
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espacio de referencia necesario para la acción educativa. Y han sido muchos los autores
individuales y los equipos de investigación que han ido aportando argumentos y
evidencias sobre la importancia de este enfoque.
En cualquier caso, estamos ante un tema de notable interés. Pueden hacerse sobre él
lecturas muy diferentes y planteadas desde discursos variados: vinculados a la política,
a la economía, a la ecología; comprometidos con los enfoques centrados en la
multiculturalidad, en la equidad, en cuestiones de género; sensibles a los derechos de
la inmigración y de las comunidades indígenas; atentos a las culturas populares y los
“saberes marginales” (De Gregori, 2008). No son visiones contrapuestas sino
complementarias. La lectura que yo haré de él será, obviamente, de tipo pedagógico y
didáctico, aunque es bien sabido que cualquier posicionamiento en esos ámbitos
requiere de un fondo de consideraciones ideológicas, políticas y culturales que lo
sustenten. La cultura de la contextualización ha de afectar a todos los niveles de toma
de decisiones educativas, desde la legislación que establece los marcos curriculares y
las instituciones que los adaptan y operativizan, hasta llegar a los profesores que
lideran el trabajo dentro del aula y median los aprendizajes.
En los momentos actuales, las políticas educativas y curriculares se preocupan más por
alinearse con los planteamientos globales que por priorizar lo local. Se asume la
importancia de la contextualización, pero esa filosofía encuentra pocas facilidades para
proyectarse sobre las prácticas escolares cotidianas. Los sistemas de aseguramiento de
la calidad y las evaluaciones internacionales están provocando un modelaje de las
prácticas educativas muy condicionado por estándares internacionales. Volviendo a la
metáfora del termostato, quizás sea el momento de que las escuelas vuelvan su mirada
sobre el territorio en el que actúan de forma tal que se mitigue la pérdida acelerada de
la propia historia y de todos aquellos elementos que nos dotan de identidad
(tradiciones, cultura, estilos de vida, sabiduría local). Es en esa perspectiva que cabe
destacar la importancia transformadora que poseen los tres términos que conforman
el título de este trabajo, -TERRITORIO, CULTURA y CONTEXTUALIZACIÓN-, como
elementos capaces de volver a los antiguos principios de la Pedagogía, aquellos que
señalaban que los buenos aprendizajes escolares debían construirse a partir de los
significados que se iban elaborado a partir de las experiencias de la vida cotidiana. Me
interesaría destacar la importancia que para el desarrollo de una escuela bien alineada
con su propio territorio tiene el contexto y la contextualización del currículo escolar.
Territorio e Identidad
El caso.
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Segunda Especialidad en Gestión Escolar con Liderazgo Pedagógico
Al final el ser humano es alguien que vive inmerso en un marco de condiciones que
determina nuestra identidad y nuestras características. El mundo en el que nacemos y
en el que nos vamos desarrollando está constituido por un conjunto de elementos y
fuerzas que se condicionan mutuamente: Phisis, Bios y Anthropos (Juanbeltz et alii,
2002)i . Entre esos tres componentes de nuestra realidad se teje toda una red de
interacciones dinámicas. Los tres se condicionan mutuamente de manera que la
existencia y las formas en que cada uno de ellos se desarrolla dependen, en buena parte,
de la intervención de los otros elementos. Los componentes físicos de la naturaleza
(Phisis) determinan de forma absoluta los componentes biológicos que en ella se
producen (Bios) que, a su vez, también modifican y modelan a los físicos. Y, desde
luego, unos y otros, condicionan de forma evidente y plena el componente humano:
desde el color y la estructura física hasta las características somáticas y psicológicas
básicas; desde el estilo de vida hasta la estructura del pensamiento y el desarrollo
cultural. Las relaciones entre los tres elementos (y las relaciones en el seno de cada uno
de ellos) son relaciones dinámicas y dialécticas que generan equilibrios inestables y
cambiantes que van evolucionando con el tiempo, van modificándose a partir de los
conflictos que la interacción entre ellos provoca y todo ese proceso se va produciendo
en una lógica de con causalidad en la que los tres elementos mencionados participan.
Por otra parte, no siempre somos conscientes de esa interacción y de sus efectos sobre
nuestra identidad, porque tales efectos se producen en ciclos temporales largos y a
través de impactos no siempre apreciables.
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instancias sociales destinadas a satisfacer las necesidades de los niños y sus familias,
instituciones especializadas en propiciar y potenciar el desarrollo infantil, su punto de
partida no puede ser el estudiante como sujeto considerado en abstracto, sino todos
ellos considerados en el marco del contexto físico, biológico y cultural en el que su
existencia adquiere sentido.
Hablaba Pellerey (1981) del patrimonio cultural con el que los sujetos acuden a la
escuela como una marca definida de su identidad que debería constituir el marco de
referencia para la construcción de los apoyos didácticos que se habiliten para su
educación. Para este autor, la acción educativa se articula en torno a 4 ejes: la cultura,
la realidad física y social, los contenidos de enseñanza y la estructura cognitiva del
sujeto. También su idea de cultura integra el conjunto de elementos que marcan la
identidad de los sujetos: el lenguaje, las formas de comportamiento, los modos de
percepción de la realidad. Esta identidad que los sujetos construyen a partir de su
entorno se articula para Pellerey (1981, pag. 118) en torno a cuatro subsistemas: (a) un
subsistema de representación referido a la peculiar forma en que cada grupo cultural ve
el mundo e interpreta los fenómenos habituales y ocasionales en que se ve envuelto;
(b) un subsistema normativo que integra todo el contexto axiológico y de atribución de
valor desde el que se enjuician-justifican las acciones, situaciones, personas y
personajes; (c) un subsistema expresivo o las diversas modalidades de explicitación
externa de las representaciones y normas, así como las formas en que el sujeto, a partir
de los modelos y patrones asimilados en los grupos de pertenencia, vehicula sus
vivencias y da significado (codifica) su propia realidad; y (d) un subsistema de acción que
incluye tanto las modalidades técnicas como relacionales a través de las cuales los
sujetos resuelven los problemas que se les presentan y se manejan en su ambiente.
Resulta impactante, por ejemplo, el film documental francés BABIES, estrenado en 2010
y dirigido por Thomas Balmés, en el que se visualizan momentos del primer año de vida
de 4 bebés nacidos en partes muy diferentes del mundo: Ponijao (Namibia), Bayar
(Mongolia), Mari (Tokio) y Hattie (San Francisco). La película refleja muy bien cómo la
combinación de Phisis, Bios y Anthropos en sus respectivos lugares va condicionando la
existencia de estos niños ya desde antes de su nacimiento. Aunque pudiéramos
identificar una especie de programación básica del desarrollo humano en los cuatro
casos (nacer, alimentarse, crecer, entrar en contacto con el mundo exterior, moverse,
hablar, etc.) todos esos momentos y los avances que en ellos se van produciendo
adquieren características muy diferentes condicionadas por el contexto.
Cada uno de los niños que protagonizan el documental mencionado mantiene una
especial relación con el ambiente en que nació y es en ese entorno como va creciendo.
El ambiente es un agente vital (que genera vida). Actúa como una estructura compleja
de componentes físicos, biológicos y humanos que enmarca el desarrollo infantil y las
condiciones en que se produce. La imagen que esos sujetos van a tener de sí mismos,
del mundo que les rodea, de los componentes culturales que irán alimentando su
identidad está inevitablemente vinculada a ese ambiente. De esta manera, el contexto
se constituye como un sistema abierto estructurado en tres niveles en cada uno de los
cuales interactúan diversos subsistemas. Así podemos hablar de un MICROAMBIENTE
que abarca desde la propia configuración interna y corporal del sujeto (la huella interna
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e individual del medio en el sujeto: el ADN, las disposiciones innatas, las características
somáticas y psicológicas) hasta los psicogrupos (familia, clase, grupo de amigos) a los
que el sujeto pertenece y en función de cuyas influencias va creciendo personal y
socialmente. Como ya indicaba en un trabajo anterior (Zabalza, 1983), el niño o la niña
acuden a la escuela con todo un patrimonio de modos de ser, de expresarse, con un
conjunto de formas preferenciales de comportamiento, de relación, de diálogo consigo
mismo y con los demás. Esos recursos son fruto de su experiencia vital más básica y
cotidiana y, por tanto, del contexto en el que le ha tocado vivir y desarrollarse. Un
MESOAMBIENTE que abarcaría lo cercano, lo próximo experiencialmente (los familiares
y amigos, la comunidad local, el entorno físico y ambiental inmediato, el entorno
cultural, la escuela, el pueblo o barrio, todos aquellos espacios en los que transcurre la
vida diaria). Y finalmente un MACROAMBIENTE donde se sitúa todo el contexto natural,
social y cultural general de los estudiantes, eso que llamamos el mundo. Desde los
fenómenos naturales a la flora, la fauna, los estilos de vida y las formas de producción,
las diversas instancias e instituciones sociales, la organización social y ciudadana, los
usos y costumbres, etc. En definitiva, todo aquello que contribuye con su influencia a
que las cosas, las personas, las situaciones y la relación entre ellas sean como son en la
realidad.
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La forma como las escuelas se relacionan con el contexto tiene mucho que ver con la
concepción que se tenga de la escuela y de la función que ésta debe desarrollar como
instancia social. Ésa es la gran pregunta que las instituciones escolares deben plantearse
y replantearse en cada nuevo periodo: ¿cuál es la función de la escuela en este
momento?, ¿qué espera la sociedad de ella?
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El caso.
Entre mediados y finales de los años 80, se hicieron en España diversas evaluaciones sobre los
aprendizajes de los estudiantes de Educación Genreal Básica (E.G.B.) con vistas a que los
resultados sirvieran de base a la nueva reforma educativa que se estaba poniendo en marcha
(Cajide et alii, 1989). Los resultados aportaron algunas evidencias muy significativas. Por ejemplo,
se pudo comprobar que la tónica general de respuestas resultaban muy positivas, con
porcentajes de acierto que rondaban el 80- 85%; sin embargo, había algunas preguntas en que
los aciertos caían en picado hasta el 20-22%.
Aquella circunstancia, creó una gran inquietud entre los evaluadores que, inicialmente, no
tuvieron clara cuál podría ser la causa dado que se trataba de cuestiones que pertenecían a las
mismas categorías disciplinares en las que se producían niveles elevados de aciertos. La
explicación, con todo, fue sencilla. Los estudiantes españoles lograban altos niveles de acierto en
las preguntas de tipo general (características de los mamíferos; el románico; operaciones
matemáticas, etc.) pero les resultaba más difícil acertar cuando esos conocimientos tenían que
ver con datos de la vida real de su contexto: podían definir bien a los mamíferos pero no sabían
cuáles eran los mamíferos de su zona; sabían describir los sistemas de producción propios del
país pero desconocían cuáles eran los de su región. Sabían poco de lo que les rodeaba (sus libros
de texto, obviamente, no hablaban de eso).
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Este cruce de lógicas curriculares entre lo general y lo situacional, no afecta tan solo a
elementos periféricos de la acción escolar (metodología, recursos didácticos, etc.) sino
que llega a configurar la base misma desde la que concibe y planifica la educación. La
contextualización curricular actúa como una fundamentación pedagógica nueva y
diferente con respecto a la concepción del aprendizaje de niños y adolescentes.
Aprender no es recibir, decodificar, comprender y almacenar informaciones de diversa
naturaleza para poderla reproducir cuando nos sea requerido. Aprender es conocer cada
vez mejor el propio medio en que uno vive y saber utilizar ese conocimiento de lo
próximo para poder conocer lo que resulta menos habitual. Aprender constituye un
proceso de empowerment individual que permite a cada sujeto ir adueñarse de su
propio entorno, integrarse en él como sujeto competente y capaz de adoptar, en el
marco de sus posibilidades, las decisiones pertinentes. Se dice, a veces, que la escuela
acaba desclasando a los sujetos, interrumpiendo el proceso de aprendizajes informales
que resultan básicos para la vida para sustituirlos por aquellos otros que resultan
relevantes para la academia. El caso con el que se abre este apartado es un buen
ejemplo de esa “invisibilidad” del propio entorno.
Así pues, la contextualización curricular nos abre a nuestro entorno (en la triple
acepción, ya señalada, de Phisis, Bios y Anthropos), amplía los ambientes de aprendizaje.
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La primera de esas aportaciones tiene que ver con la continuidad y coordinación del
trabajo de los profesores. Podría pensarse que el entorno próximo a las escuelas es un
escenario demasiado reducido para que sirva de base al conocimiento escolar de
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Hace unos años, nuestro equipo de desarrollo curricular, puso en marcha el proyecto
denominado Espacio-Sociedad (Juanbeltz et alii, 2002). Se trataba de un diseño
curricular muy innovador en el que las diversas áreas curriculares se organizaban en
torno al eje del Conocimiento del medio. Como se trataba de un proyecto destinado a
niños y niñas desde la Educación Infantil a la Secundaria, tuvimos que plantearnos este
componente de secuencia entre las etapas para explicitar la forma en que se
organizaría el proceso en su conjunto. Nuestro planteamiento se concretó en la
tabla 1.
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Como toda secuencia, también ésta progresa desde una aproximación más global y
superficial a los elementos del contexto hasta una perspectiva más matizada y disciplinar
a los mismos. En la Educación infantil se trata de una especie de juego pensado para ir
ampliando imágenes, referencia y vocabulario sobre los que poder ir construyendo
esquemas mentales y competencias operativas cada vez más amplias. Proceso que
continuará durante la Educación Primaria a través de formatos más sistematizados de
estudio y análisis. Además, durante la Primaria se empieza ya a trabajar el contexto a
través de la dialéctica de contrarios: próximo-lejano; simple- complejo; propio-ajeno;
etc. De esta forma, los niños parten de las realidades y significados su entorno próximo
para ayudarse a comprender mejor lo que sucede en otros contextos y otras realidades.
Se trata, por tanto, de buscar una enseñanza que parta de lo que DEWEY definía como
“reconstrucción de la experiencia”. Reconstrucción que puede ser individual o colectiva.
Sin duda puede existir escolarmente información y conocimiento al margen del
conocimiento de uno mismo y de sus circunstancias, pero no puede haber formación
auténtica (por lo menos si entendemos ésta como “restructuración y reorganización
contínua de la experiencia”, Clausse 1961, p.89). Quizás haya erudición pero no
sabiduría. Entiendo que para superarse a sí mismo hace falta conocerse y trabajarse
educativamente, lo mismo que para mejorar el propio medio y la calidad de vida es
preciso conocerlo, analizarlo, trabajarlo didácticamente. Se trata de una enseñanza
VITAL en el doble sentido del término: porque se enseña y trabaja la vida diaria,
inmediata, próxima y porque ese trabajo educativo sirve para mejorarla. Es una
educación desde la vida y para la vida.
Entre otras razones porque se trata la educación debería ser un proceso basado en la
investigación. La investigación entendida como actitud pero también como conjunto de
competencias concretas que los niños y niñas van afianzando desde que son muy
pequeños. Si el contexto puede ser el marco de contenidos que permite articular los
procesos de aprendizaje, la investigación constituye la forma en que se accede a esa
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El tercero de los aspectos mencionado tenía que ver con las propias prácticas a
desarrollar con los estudiantes para operativizar lo que hasta aquí he venido señalando.
La contextualización del currículo, desde la perspectiva de trabajo sobre el propio
entorno, puede articularse a través de una serie de prácticas que conviertan en acciones
los planteamientos desarrollados en los puntos anteriores. Nuestro proyecto Espacio-
Sociedad concretaba este apartado en 10 procedimientos que permitían dar una
orientación competencial a todo el trabajo formativo con los estudiantes. Se trataba de
actividades vinculadas al mejor conocimiento del propio entorno utilizando los recursos
que ofrecen los enfoques basados en la investigación:
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1. Salimos a ...
Pueden ser salida programadas específicamente para tomar nota de los niveles de
contaminación del entorno (en todas sus modalidades). Puede tratarse de una de las
decisiones adoptadas en base a salidas anteriores en las que se detectara un deterioro
relevante del espacio estudiado. El objetivo es realizar algún tipo de acción que se
planifica o, bien, poner en marcha una campaña de sensibilización sobre la situación a
base de eslóganes, actuaciones interpretativas, juegos de simulación y gymkhanas
ecológicas, etc.
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requiere seguir una cierta lógica: preparación del material, estudio de sus
características, control de las variables que afectan al proceso en estudio, desarrollo de
las acciones planeadas, análisis de los datos e indicación de las conclusiones. Los
experimentos pueden hacerse de una manera más artesana o en los laboratorios
dependiendo de la edad de los niños y de los objetivos del proceso.
6. Sintetizamos ...
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9. Comunicamos resultados...
10. Valoramos...
Cada proyecto desarrollado, cada iniciativa puesta en marcha se cierra a través de una
meta-evaluación. Los estudiantes saben que ellos mismos serán evaluados, pero
aprenden que la evaluación forma parte del proceso mismo de trabajo y asumen que
también ellos han de evaluar el trabajo realizado. Por eso, realizan su autoevaluación,
en principio guiada, y finalmente de manera autónoma, sobre los aprendizajes, los
métodos y recursos utilizados, y las actitudes que ha desarrollado a lo largo de la
realización del proyecto. Cuando es toda la clase la que está implicada, toda ella se ve
implicada en la evaluación.
Este conjunto de procedimientos constituye una buena base para ir desarrollando las
competencias investigadoras y rutinizando los procesos que conllevan. Los estudiantes
aprenden la secuencia base de todo trabajo científico y son capaces de transferirla al
conjunto de sus actividades didácticas.
Los grandes desastres suele despertar ese espíritu local de apoyo a quienes se han visto
perjudicados, pero luego en la vida cotidiana es más difícil desarrollar sinergias que
permitan afrontar colectivamente otros desafíos. La tendencia actual en nuestra
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Referencias Bibliográficas
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Este trabajo pretende validar otras aproximaciones al estudio del trabajo docente que
incluya una reconstrucción de su trayectoria laboral como otros aspectos de su vida.
Para ello utiliza el Portafolio como un espacio para que el docente pueda desarrollar
una autorreflexión de su práctica profesional, trayectoria de carrera y vida personal.
A su vez la reflexión escrita del docente a través del Portafolio constituye una fuente
para el estudio más integral del desarrollo profesional docente. El texto parte de la
premisa de concebir al docente como un profesional reflexivo y saludable; luego
presenta las características y resultados del Portafolio, haciendo énfasis en el estrés
docente, para luego presentar algunas conclusiones y recomendaciones.
Visto desde la perspectiva del sistema educativo, además del desarrollo profesional
docente, también constituyen variables significativas para la mejora de la calidad
educativa el desarrollo curricular y el desarrollo institucional. Desde un enfoque más
sistémico, la interacción confluyente de estos tres tipos de desarrollo es in- dispensable
para el progreso de la educación. Complementando a García (1999), entendemos el
desarrollo profesional docente como el proceso protagonizado por los profesionales
de la educación en los niveles individual y colectivo para comprender y mejorar su
práctica docente y las condiciones laborales, orientado por un proyecto institucional y
de sociedad.
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una “profesionalidad restringida” según Hoyle (citado por Imbernon 1994). Este tipo
de práctica profesional restringida implicaba una baja en la autoestima, escasa
motivación y poca capacidad de repensar el sentido de la profesión, y una actitud de
dependencia ante lo planteado por los expertos. Nuevos enfoques han contribuido a
resaltar el protagonismo del docente, sustentado en sus potencialidades como
«intelectual crítico» (Giroux 1990), «profesor investigador» (Stenhouse 1987) o
«práctico reflexivo» (Elliot 1993).
Pero es sin duda Schón (1992) uno de los autores que más ha contribuido a valorar y
descubrir los problemas y potencialidades de los profesionales como profesionales
reflexivos. Según su punto de vista, los profesionales aprendemos a ser más
inteligentes en nuestros trabajos a través de la reflexión sobre los dile- mas de la
práctica. El profesional reflexivo requiere de ambientes que faciliten su reflexividad; de
lo contrario su desarrollo profesional será arrastrado por una racionalidad
excesivamente técnica que prescinde de la reflexión sobre la acción.
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Especial énfasis tuvo la reflexión con los docentes acerca del tema, el cual está
ausente en su propio imaginario. En esta medida la investigación fue, en sí
misma, un proceso de sensibilización y formación para pensar estrategias que
a muy bajo costo podrían implementarse en las mismas escuelas. Es cierto que
este es un tema de política nacional y requiere intervenciones más integrales y
con múltiples responsables, pero también hay un ámbito que les compete
directamente a los docentes y que pasa por la autoestima, el autocuidado y la
protección. Estrategias que pueden contribuir al ejercicio saludable de la
profesión, a valorar el “polo positivo” del trabajo y asumir corresponsablemente
su bienestar y calidad de vida.
Nuestro horizonte conceptual busca por un lado complementar estas dos tendencias
para reconocer al docente como un profesional reflexivo y saludable; así como ampliar
los ámbitos de estudio en tanto sujeto de una práctica, de una trayectoria y de una
vida.
3. Mis dilemas
profesionales: ser o no
ser
2.Satisfacción 4. ¿Cómo anda mi Valorar aspectos que a lo largo de la
Profesional satisfacción profesional? carrera hayan dado mayor y menor
satisfacción.
3.Creatividad 5.Mi creatividad Evocar momentos de mayor creatividad
profesional profesional profesional.
9. Mi actividad
psicofísica
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La guía del Portafolio presenta las secciones internas y al interior de ellas preguntas que
manejan temporalidades distintas: remiten tanto a su trabajo actual como a recordar su
trayectoria previa o proyectarse hacia el futuro. También hay preguntas que invitan al
uso y mezcla de diferentes lenguajes: gráficos, descriptivos sumarios, narrativos,
reflexivos y metafórico. El lenguaje narrativo es exigido a través de la reconstrucción de
incidentes críticos para ciertas preguntas. En ciertos casos la pregunta exige un nivel de
documentación bibliográfica de la respuesta.
“Un enfoque muy interesante para hacer conciencia sobre la carrera. Instrumentos y
recursos como espejo profesional.”
Quisiéramos detenernos en una parte del Portafolio que nos interesa llamar la atención.
Particularmente abordaremos en torno al eje de salud docente el tema del estrés por
ser este uno de los temas de mayor inquietud entre los docentes y cada vez más
emergente en la literatura académica. Allí se le pregunta al docente: “¿Cuál es (son)
el (los) aspectos más estresantes /tensionantes en tu experiencia profesional actual?
En primer lugar, los docentes señalan aspectos vinculados a la carga laboral aludiendo
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La interacción con autoridades es otra fuente de estrés donde hay tendencias hacia una
sobre expectativa por el desempeño; así como actitudes de indiferencia:
Igualmente la interacción con los pares es una fuente preocupante de tensiones por el
malestar proveniente del mal trato entre docentes y las limitaciones para diferenciar lo
personal de lo laboral:
“Creo que lo más tensionante son las malas relaciones interpersonales, pues
creo que trabajar con personas que no están dispuestas a tener un buen trato
con uno, es muy incomodo y estresante. Pues existen personas que no pueden
diferenciar los problemas personales del trabajo, no respetan opiniones
diferentes a las suyas y hacen que el trabajo se convierta en un tormento que
debemos vivirlo a diario, pues no se puede dejar de trabajar, así muchas veces
tenga que ser con personas conflictiva”.
Así también es percibida como fuente de tensiones la interacción con alumnos en donde
el desgaste mayor ocurre en torno al manejo disciplinario:
“El control del aspecto disciplinario de los jóvenes. Es difícil, para mí tener que
estar llamando al atención a cada rato, cuando jóvenes más altos que uno
tienen malas actitudes reiterativas. Son más estresantes, porque no sé si
significa que no les interesa lo que hago, o quieren molestarme o de repente
están demasiados mal formados; pero lo que más me tensa es tener que a veces
confrontarlo directamente para que se moderen. Definitivamente, lo hago si es
sumamente necesario, pero no cabe duda que me crea mucha ansiedad”.
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“Una de las cosas que mas me molestaba hacer, era hablar con los padres de
familia y hasta ahora cuando me toca algún padres que quiere que le cuente
detalladamente el día de su hijo me causa molestia, no soporto a los padres que
están encima de uno sin razón, inclusive hay algunos que quieren que deje el
salón para decirme que llegó tarde cuando es evidente o me llaman para
preguntar cosas totalmente lógicas de algún trabajo o tarea, como por ejemplo
si pega una figura con goma o cinta adhesiva o si esta bien que le mande en la
lonchera jugo o yogur, cosas como esas hay miles…”
En relación a las condiciones laborales, la inestabilidad laboral y los sueldos bajos son
mencionados por los docentes. Por otro lado, en vario de ellos la accesibilidad al trabajo
es motivo de estrés por la distancia y tiempo que toma movilizarse para la escuela.
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Por otro lado, estas evidencias cualitativas avalan los descubrimientos de otros autores
sobre el tema del estrés laboral. Así Byrne (1999: 22) señala entre los factores
estresores: “other contributing factors are work overload, and little support from
superiors and peers”. Por su parte Martín (2005) enfatiza también la sobrecarga de
trabajo: como un factor sustancial cuando el volumen, la magnitud o complejidad de la
tarea (y el tiempo disponible para realizarla) está por encima de la capacidad del
trabajador para responder a esa tarea. La cantidad de trabajo que sobrepasa sea por
falta de tiempo o exceso de tareas es también reportado como la principal causa de
estrés en otros autores, junto con la sobrecarga emocional proveniente del flujo de
interacciones (Salanova; Llorens y García-Renedo 2003). Estas coincidencias entre
nuestras evidencias y la de otros autores nos están hablando de una crisis en la manera
de organizar el trabajo docente dentro de un umbral que equilibre eficacia con
satisfacción y motivación; así como en la relevancia de la calidad de la convivencia
cotidiana en las instituciones educativas cuya conflictividad y falta de un clima laboral
que la canalice en mejores formas es generadora de estados de desgaste emocional en
el docente.
4. Conclusiones y recomendaciones
Los estudios sobre trabajo docente deben abrirse a enfoques que permitan no solo
abordar los problemas de la práctica laboral actual, sino también reconstruir las
trayectorias laborales del docente así como aspectos sobre su vida. En ese sentido, se
trata de asumir al docente como un sujeto integral con historia.
El portafolio, técnica hoy más expandida para documentar el desempeño docente con
fines de evaluación, puede ser adaptada con fines de generar un espacio para la
autorreflexión del propio docente sobre su trabajo actual y a lo largo de su carrera.
El análisis de este tipo de portafolio permite tanto una visión sobre las percepciones de
diferentes docentes sobre un mismo tema como también el estudiar más en conjunto a
uno solo docente a través de diversos temas. En ese sentido, permite una exploración
sobre el sujeto de forma más integral y puede ser parte de una estrategia de
acompañamiento (couching) en la escuela.
Un análisis mayor de estos portafolios, dada las características de los docentes a quienes
se aplicó el instrumento, debiera ayudarnos a comprender mejor el caso de los docentes
que además de la docencia vienen asumiendo estudios de postgrado, sin respaldo
institucional, en condiciones que agudizan sus niveles de estrés.
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capacitaciones que integren esos aspectos pueden ayudar a prevenir crisis vocacionales,
deserciones y estrés en el mundo de los docentes.
Referencias Bibliográficas
BYRNE, Barbara. The nomological network of teacher burnout: a literature review and
empirically validated model. En Vandenberghe, Roland y Michael Huberman (Ed.).
Understanding and preventing teacher burnout: a sourcebook of international research
and practice. Cambridge: Cambridge University Press, 1999
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ANEXO:
ESQUEMA DEL INFORME FINAL DEL DISEÑO DEL PLAN DE ACCIÓN.
ANEXOS
• • Árboles de problemas y objetivos
• • Evidencias de acciones ejecutadas
• • Memoria para la elaboración del plan de acción
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ANEXOS
• • Evidencias de acciones ejecutadas: fotos, videos, ppt, documentos
• • Memoria sobre anécdotas en la implementación de la buena práctica
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