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El glucógeno, un polisacárido de almacenamiento de la glucosa, es nuestra primera línea de defensa contra la

disminución de la concentración de glucosa en sangre la glucosa se convierte en glucógeno tanto en el hígado como en
el músculo, un proceso conocido como glucogénesis. El glucógeno hepático se degrada gradualmente entre las comidas
por la vía de la glucogenólisis, liberando glucosa para mantener su concentración en sangre. Sin embargo, las reservas
totales de glucógeno en el hígado apenas son suficientes para mantener una concentración de glucosa en sangre
durante un ayuno de 12h. cuando no estamos comiendo, hay un desplazamiento gradual de una vía hepática conocida
como gluconeogénesis. La gluconeogénesis es esencial para la supervivencia en el ayuno o la inanición, cuando las
reservas de glucógeno son mínimas. El hígado utiliza los aminoácidos de las proteínas musculares como precursores
primarios de la glucosa. El glucógeno del músculo no está disponible para el mantenimiento de la glucosa en sangre. La
glucosa obtenida de la sangre y del glucógeno se usa exclusivamente para el metabolismo energético en el músculo,
especialmente durante los estallidos de actividad física.

GLUCOGÉNESIS HEPÁTICA A PARTIR DE LA GLUCOSA SANGUÍNEA

La glucosa se canaliza a glucógeno, El exceso de Glc-6-P en el hígado, por encima de lo necesario para rellenar las
reservas de glucógeno, se deriva entonces a la glucólisis, en parte para la producción de energía, pero principalmente
para la conversión en ácidos grasos y triglicéridos, que se exportan para su almacenamiento en el tejido adiposo.
La glucosa que atraviesa el hígado causa un aumento en la concentración de glucosa en la sangre periférica tras comidas
ricas en hidratos de carbono.
Esta glucosa se utiliza en el músculo para la síntesis y almacenamiento del glucógeno y en el tejido adiposo como fuente
de glicerol para la biosíntesis de triglicéridos.
La vía de la glucogénesis a partir de la glucosa ( comprende cuatro pasos:
■ Conversión de Glc-6-P en glucosa-1-fosfato (Glc-1-P) por la fosfoglucomutasa.

■ Activación de la Glc-1-P para formar el azúcar nucleotídico, uridina difosfato glucosa (UDP)-glucosa mediante la
enzima UDP-glucosa pirofosforilasa.

■ Transferencia de la glucosa desde UDP-Glc al glucógeno en un enlace a1→4 mediante la glucógeno sintasa, un
miembro de la clase de enzimas conocida como glucosil transferasas.

■ Cuando la cadena a1→4 excede 8 residuos de longitud, la enzima ramificante del glucógeno, una transglucosilasa,
transfiere parte de los azúcares de los enlaces a1→4 a una rama a1→6, estableciendo el estadio para el alargamiento
continuo de ambas cadenas en a1→4 hasta que, a su vez, se hacen lo suficientemente largas para la transferencia por la
enzima ramificante

REGULACIÓN HORMONAL DE LA GLUCOGENÓLISIS HEPÁTICA

La glucogenólisis se activa en el hígado en respuesta a una demanda de glucosa en sangre. Existen tres activadores
hormonales importantes de la glucogenólisis: el glucagón, la adrenalina y el cortisol . El glucagón es una hormona
peptídica segregada por las células a del páncreas endocrino. Su función principal es activar la glucogenólisis hepática
para mantener una glucemia normal (normoglucemia. La glucogenólisis también se activa como respuesta al estrés
agudo y crónico. El estrés puede ser:
■ Fisiológico, por ejemplo como respuesta al aumento de la utilización de la glucosa en sangre durante el ejercicio físico.
■ Patológico, por ejemplo como resultado de la pérdida de sangre (shock).
■ Psicológico

Independientemente de su origen, el estrés agudo causa una activación de la glucogenólisis a través de la acción de la
hormona catecolamínica (adrenalina), liberada por la médula suprarrenal. Durante el ejercicio prolongado, tanto el
glucagón como la adrenalina contribuyen a la estimulación de la glucogenólisis y al mantenimiento de la concentración
de glucosa sanguínea. El aumento de las concentraciones sanguíneas de la hormona esteroidea adrenocortical cortisol
también induce la glucogenólisis.
Glucagón’ Células a pancreáticas ‘Hipoglucemia Activación rápida

Adrenalina ‘Médula suprarrenal ‘Estrés agudo, hipoglucemia Activación rápida

Cortisol ‘Corteza suprarrenal’ Estrés crónico Activación crónica

insulina ‘Células b pancreáticas’ Hiperglucemia Inhibición

El glucógeno se almacena en dos tejidos del organismo por diferentes razones: en el hígado para mantener la
homeostasis de la glucosa sanguínea a corto plazo, y en el músculo como fuente de energía.

MECANISMO DE ACCIÓN DEL GLUCAGÓN

El glucagón se une a un receptor de la membrana plasmática del hepatocito e inicia una cascada de reacciones que da
lugar a la movilización del glucógeno hepático durante el estado postabsorcional

MOVILIZACIÓN DEL GLUCÓGENO HEPÁTICO POR LA ADRENALINA

La adrenalina actúa a través de varios receptores distintos en diferentes células, reconocen diferentes características de
la molécula de adrenalina, unen la adrenalina con distintas afinidades, actúan mediante mecanismos distintos y se
inhiben por diferentes clases de fármacos. Durante la hipoglucemia grave, el glucagón y la adrenalina actúan
conjuntamente para amplificar la respuesta glucogenolítica en el hígado. Sin embargo, incluso cuando la glucosa en
sangre es normal, se libera adrenalina como respuesta a amenazas reales o percibidas, causando un aumento en la
glucemia para apoyar la respuesta de «lucha o huida Glucogenolisis muscular .

La localización hística de los receptores de una hormona es lo que confiere especificidad al tejido para la acción de la
misma. Sólo los tejidos con receptores para el glucagón responden al glucagón. El músculo puede ser rico en glucógeno,
incluso durante la hipoglucemia, pero carece del receptor para el glucagón y también de Glc-6-Pasa. Por tanto, el
glucógeno del músculo no puede movilizarse para reponer la glucosa en sangre, pero la glucosa se metaboliza mediante
glucólisis para la producción de energía. Esto ocurre no solamente durante las situaciones de «lucha o huida», sino
también como respuesta a las exigencias metabólicas durante el ejercicio prolongado.

REGULACIÓN DE LA GLUCOGÉNESIS

La glucogénesis, y en general el almacenamiento de energía, tiene lugar durante e inmediatamente después de las
comidas. La glucosa y otros hidratos de carbono, que penetran rápidamente en el hígado desde los intestinos a través de
la circulación portal, son captados eficazmente para fabricar glucógeno. El exceso de glucosa prosigue a la circulación
periférica, donde es captada en el músculo y el tejido adiposo para las reservas de energía o su almacenamiento.
La insulina se segrega a la sangre tras una comida, como respuesta a la concentración de glucosa en sangre. Sus
funciones primarias en el metabolismo de los hidratos de carbono son dos: primero, la insulina revierte las acciones del
glucagón en la fosforilación de las proteínas, desconectando la glucógeno fosforilasa y activando la glucógeno sintasa,
promoviendo el almacenamiento de glucosa; en segundo lugar, estimula la captación de la glucosa por los tejidos
periféricos (músculo y tejido adiposo), facilitando la síntesis y el almacenamiento del glucógeno y los triglicéridos

GLUCONEOGÉNESIS

A diferencia de la glucogenólisis, que puede responder rápidamente al estímulo hormonal, la gluconeogénesis es una
respuesta más lenta que depende de cambios en la expresión génica y que alcanza una actividad máxima en un período
de horas se convierte en la fuente primaria de nuestra concentración de glucosa en sangre aproximadamente a las 8h
siguientes al estado postabsorcional. La gluconeogénesis requiere una fuente de energía para la biosíntesis y una fuente
de carbonos para la formación del esqueleto de la molécula de glucosa. La estructura carbonada es suministrada por
tres fuentes principales:

■ El lactato producido en tejidos como los hematíes y el músculo.

■ Los aminoácidos derivados de las proteínas musculares.

■ El glicerol liberado a partir de los triglicéridos durante la lipólisis en el tejido adiposo.

Entre éstos, la proteína muscular es el precursor más importante de la glucosa sanguínea (la velocidad de la
gluconeogénesis, a menudo, está limitada por la disponibilidad del sustrato, incluida la tasa de proteólisis en el músculo
o, en algunos casos, la masa muscular.

Regulación de la gluconeogénesis Lo mismo que el metabolismo del glucógeno en el hígado, la gluconeogénesis está
regulada principalmente por mecanismos hormonales. En este caso, el proceso regulador conlleva la regulación en
sentido contrario de la glucólisis y gluconeogénesis, en gran parte por la fosforilación/desfosforilación de las enzimas,
bajo el control del glucagón y la insulina.Cuando la glucosa entra en el hígado después de una comida, la insulina media
la desfosforilación, poniendo en marcha su actividad El aumento resultante en ella activa e inhibe la actividad. La
gluconeogénesis se inhibe y la glucosa que penetra en el hígado se incorpora, a continuación, al glucógeno o es
encaminada hacia la glucólisis para la lipogénesis. Así, el metabolismo del hígado después de una comida está enfocado
a la síntesis y almacenamiento de las reservas energéticas de hidratos de carbono y lípidos, que más tarde se utilizarán

Conversión de la fructosa y la galactosa en glucosa

Durante el estado gluconeogénico, esta fructosa puede dirigirse también hacia Glc6-P, suministrando una fuente
adecuada de glucosa sanguínea. La gluconeogénesis a partir de la galactosa es igualmente eficaz, ya que la Glc-1-P
derivada de la galactosa 1-fosfato (cap. 26) se isomeriza fácilmente a Glc-6-P por la fosfoglucomutasa. La fructosa y la
galactosa son buenas fuentes de glucosa, independientemente de la glucogenólisis y la gluconeogénesis.

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