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Elizabeth Jenny Hernández Ramírez

Candidata al Doctorado en Filosofía de la ciencia


Estudios filosóficos de ciencia y tecnología

“Un golpecito en el cristal, como si hubieran tirado algo, luego un caer ligero y amplio
como de granos de arena lanzados desde una ventana de arriba, y por fin, ese caer
que se extiende, toma reglas, adopta un ritmo y se hace fluido, sonoro, incontable,
universal: llueve”.
Marcel Proust.
“solo podemos conocer lo que los fenómenos permiten”
I. Kant.

La critica de la razón pura


El conocimiento como estructura

En la critica de la razón pura, plantea los alcances pero también los


límites de la razón y de la posibilidad de conocimiento. Afirma que es
posible conocer algo a priori sobre la naturaleza del objeto, tal como
hacen las matemáticas y la física que para Kant tienen un camino firme.
Así el problema principal de su obra estriba en ver cuáles son las
condiciones de posibilidad del conocimiento a priori y sobre él trata de
elucidar en toda su obra.
Kant define la metafísica en términos de “cogniciones” a partir de las
cuales la razón puede prescindir de toda experiencia. La metafísica de
Kant concierne entonces al conocimiento a priori, relacionando esta
forma de conocimiento con la razón. De hecho el proyecto dela crítica es
para examinar de qué manera y cómo la razón humana es capaz de
conocimiento a priori.
Ahora bien, ¿qué es el conocimiento a priori y cómo se distingue del a
posteriori? ¿cuáles son esas formas puras o principios a priori de la
sensibilidad? Es decir ¿cuáles son los conceptos o fenómenos que
podemos conocer a priori? ¿qué es lo que podemos conocer de las cosas
y a través de qué podemos conocer a cerca de ellas?¿La razón puede
realmente llegar a conocer realmente? Las respuestas a estas preguntas
serán presentadas en el desarrollo de este texto, con la finalidad de

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clarificar cada uno de los puntos y problematizar posteriormente sobre la
posibilidad de conocimiento de acuerdo con Kant.
Comencemos pues el recorrido, ¿qué es el conocimiento a priori? Así
como Kant lo afirma, el conocimiento a priori es “absolutamente
independiente de la experiencia”, la universalidad y la necesidad son
propiedades distintivas del mismo y ejemplo de ello son las
proposiciones matemáticas poseen este carácter.
Pero existe otro tipo de conocimiento para Kant que es propio de la
experiencia es decir es meramente empírico y nunca es estrictamente
necesario, ni estrictamente universal sino más bien, es una
generalización inductiva; ese tipo de conocimiento es el conocimiento a
posteriori.
De acuerdo con Ribas (1978) en la introducción que hace a la crítica de
la razón pura, si el alcance del conocimiento a priori es poseer
conocimientos independientes de la experiencia ¿eso significa que
podemos construir una ciencia desentendiéndonos de lo empírico? Para
dar respuesta a ello, expone que Kant distingue en su obra una
distinción entre juicios sintéticos y juicios analíticos.
Los juicios analíticos son aquellos en los que el predicado explica lo ya
implícitamente contenido en el sujeto, el lazo entre ambos se da
mediante la identidad; son simplemente explicativos, es decir, no hacen
progresar nuestro conocimiento sino que se limitan a explicarlo.
En cambio, los juicios sintéticos añaden al conocimiento algo que no
estaba contenido en el juicio. Su verdad o falsedad no dependen del lazo
de identidad entre sujeto y predicado, se puede pensar un lazo sin
identidad. Por lo tanto todos los juicios empíricos son sintéticos, es decir,
amplían el contenido del sujeto. El concepto de juicio sintético en sí, es
la base sobre la que se produce la revolución Kantiana, ya que es en él y
desde él donde las estructuras cognoscitivas construyen el objeto. Es a
partir de la síntesis entonces en la que el sujeto ordena u organiza la
naturaleza y establece leyes sobre ésta.

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Lo anterior expresa el señalamiento de Kant sobre la necesidad de que
la filosofía necesite una ciencia que determine la posibilidad, los
principios y extensión del conocimiento a priori, conocimientos que
traspasan el mundo delos sentidos y en los que la experiencia no puede
representar guía ni rectificación; dando prioridad a la razón como
aquello que persigue e investiga todo lo que el entendimiento que el
campo fenoménico le puede dar. Dando cabida a un idealismo
trascendental como una tesis metafísica que distingue entre dos clases
de objetos: las apariencias y las cosas en sí mismas.
Las apariencias son entidades mentales o representaciones mentales o
creencias, por lo tanto es imposible tener el conocimiento verdadero a
cerca del mundo. En este sentido el idealismo trascendental no distingue
entre dos clases de objetos, pero si entre dos diferentes aspectos del
mismo objeto, esto es, una ontología de los objetos por medio de la cual
podremos entender lo que nos ‘aparentan’ y lo que ‘no aparece’ ante
nosotros. Esto se encuentra explicado de una manera resumida en la
siguiente cita:
“Hemos pretendido afirmar que todas nuestras intuiciones no son más
que una intuición fenoménica; que las cosas que intuimos no son en sí
mismas tal como las intuimos, ni sus relaciones tienen en sí mismas el
carácter con que se nos manifiestan; que si suprimiéramos nuestro
sujeto a simplemente el carácter subjetivo de los sentidos en general,
todo el carácter de los objetos, todas sus relaciones espaciales y
temporales, incluso el espacio y el tiempo mismos, desaparecerían.
Como fenómenos, no pueden existir en sí mismos, sino solo en nosotros.
Permanece para nosotros absolutamente desconocido qué sean los
objetos en sí independientemente de toda receptividad de nuestra
sensibilidad. Solo conocemos nuestro modo de percibirlos, modo que nos
es peculiar y que si bien ha de convertir a todos los humanos, no
necesariamente ha de convertir a todos los seres” (A 42 p. 82).

Esto nos introduce al problema de la representación que no se torna en


realidad un poco confuso en la obra de Kant ya que parece que plantea
el concepto de representación en dos sentidos, primero la
representación de acuerdo al mundo sensible como el fenómeno que se
presenta en la mente y otro en el que la representación ya está dada

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como algo a priori, tal es el caso del espacio y el tiempo. De acuerdo con
Kant “espacio y tiempo son formas o intuiciones puras del conocimiento
y la sensación es su material”. Es decir, espacio y tiempo son
previamente a toda percepción efectiva y por ello les llama intuiciones
puras.
Por su parte el espacio es concebido por Kant como un fenómeno de
posibilidad de conocimiento, como lo aclara en la siguiente cita:
“El espacio no es un concepto empírico extraído de experiencias
externas […] es una representación a priori que sirve de base a todas las
intuiciones externas. Jamás podemos representarnos la fala de espacio,
aunque si podemos pensar muy bien que no haya objetos en él. El
espacio es pues, considerado como una condición necesaria de
posibilidad de los fenómenos, no como una determinación dependiente
de ellos, y es una representación a priori en la que se basan
necesariamente los fenómenos externos. En consecuencia tal
representación no puede tomarse, mediante la experiencia, las
relaciones del fenómeno externo, sino que esa misma experiencia
externa es posible gracias a la representación… una representación que
está contenida en una infinita cantidad de diferentes representaciones
posibles […] todas sus partes coexisten ad infinitum. (A 24-B 39).

Con todo lo anterior concluye entonces que espacio lo podemos


entender como una intuición más no como un concepto, por la
característica propia de finitud que tienen los conceptos.
Ahora, la noción de tiempo la plantea también Kant de una manera muy
interesante, pues lleva a la percepción interna de uno mismo, es decir a
la intuición de nuestro estado interno. Puesto que no puede ser una
determinación de fenómenos externos, al contrario de la noción de
espacio; sin embargo puede contenerlos y el sujeto puede intuirlos de
manera interna, como bien afirma Kant: “todos los fenómenos, es decir,
todos los objetos de los sentidos se hallan en el tiempo y poseen
necesariamente relaciones temporales”. (B 51)
A su vez, el tiempo solo adquiere validez objetiva en relación con los
fenómenos pero solo por ser estos cosas de nosotros, es decir, en tanto
son objetos de nuestros sentidos. Esto nos lleva a la conclusión de que la
concepción del tiempo no es nada, sin la percepción de los sentidos. Por

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lo tanto al conocer las condiciones de los objetos mismos solo por la
sensibilidad, nada del mundo podemos conocer.
Esto nos lleva a pensar en un argumento propio del escepticismo en la
obra de Kant, sin embargo es un punto que trataré de problematizar
posteriormente para dar entrada a la explicación en la forma en la que
de acuerdo con Kant el conocimiento es posible, puesto que está en
nosotros. Esta idea completamente revolucionaria para su época nos
muestra la brillantez de sus ideas, puesto que estamos hablando que en
la tradición de su época aún no abandonaba del todo la idea de tener
conocimiento solo por la influencia de un ser superior. El esfuerzo de
Kant por mostrar que no todo está perdido, que existe en el hombre algo
más que el conocimiento de los fenómenos, y que, aun siendo cierto que
el conocimiento científico lo es de fenómenos, los reinos de la libertad y
de la autonomía también pueden ser analizados de forma racional.
A través de su obra, se desarrolla una cultura al margen de la tradición
cristiana, la religiosidad decae, sobre todo en los sectores cultos. Se
critica la religión institucional y la tradición, y se rechaza la revelación,
por cuanto es algo ajeno e impuesto a la razón. Hasta ahora, el sentido
de la humanidad y de la Historia estaba regido por la providencia divina.
Frente a este providencialismo, orientado hacia la salvación sobrenatural
y eterna por la gracia redentora divina, se instaura la fe en el progreso
continuo de la razón.
Recapitulando, hasta aquí hemos contestado las primeras tres preguntas
planteadas al inicio de este texto y que se desarrollan en la estética
trascendental. Se ha dicho que existe algo a lo que Kant denomina
conocimiento a priori y que es independiente de la experiencia, ese
conocimiento a priori lo conforman intuiciones puras, en donde podemos
considerar a las nociones de espacio y tiempo como intuiciones puras de
posibilidad de conocimiento de los fenómenos y finalmente que de esos
fenómenos no podemos conocer más que lo que nos permiten, por la

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representación que nos hacemos de los mismos a través de los sentidos,
pero es imposible conocer más a cerca de ellos.
Llegamos ahora al punto de exponer la solución a la ultima de las
preguntas que planteo al inicio de este texto ¿la razón puede realmente
llegar a conocer realmente? Y le agrego en este momento ¿cuáles son
las condiciones necesarias para que eso suceda?
Siendo esta una de las preguntas que más importan para el tema de la
epistemología, quisiera abordar el tema con cuidado. En la critica de la
razón pura, además de la estética trascendental, Kant propone hablar de
una lógica trascendental compuesta por una analítica y una dialéctica
trascendental; en las que aborda el tema del entendimiento, cuyo
objetivo es realizar una descomposición de todos los conceptos a priori
en los elementos del conocimiento puro del entendimiento. Aquí rescata
la existencia de categorías como condiciones del conocimiento; las
cuales divide en los siguientes cuatro sectores:
a) de la cantidad: –unidad pluralidad y totalidad-
b) de cualidad: realidad, negación y limitación.
c) de relación: sustancia y accidente, causa y efecto y comunidad
d) de moralidad: posibilidad- imposibilidad, existencia –
inexistencia, necesidad-contingencia.
Estas categorías son importantes ya que son reglas que unifican la
diversidad dada en espacio y tiempo y que nos permiten pensar a cerca
de los objetos. Es decir, son condiciones necesarias para la experiencia.
Para pensar en las categorías como tales Kant afirma:
“…la espontaneidad de nuestro pensar exige que esa
multiplicidad sea primeramente recorrida, asumida y unida de una
forma determinada, a fin de hacer de ella un conocimiento. A este
acto lo llamo síntesis… entiendo por síntesis, en su sentido más
amplio, el acto de reunir diferentes representaciones y de
entender su variedad en un único conocimiento. Semejante
síntesis es pura si la variedad no está dada empíricamente, sino a
priori… la síntesis es mero efecto de la imaginación, una función
anímica ciega, pero indispensable, sin la cual no entenderíamos
conocimiento alguno y de la cual, sin embargo, raras veces somos
conscientes.

Es así como a partir de la síntesis pura en su representación general, se


genera el entendimiento como una intuición de unidad, a la que

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denomina como concepto puro del entendimiento. De acuerdo con ello
tenemos que de la unión de los fenómenos que se representan a través
de la sensibilidad y las categorías que llevan al entendimiento es como
se llega al conocimiento.
De esta manera Kant entiende y describe que el conocimiento sólo es
posible porque existe un Yo trascendental que piensa, no en el sentido
de cartesiano, sino en el sentido de que si el Yo es el que posee la
facultad de conocimiento a priori y además de la síntesis puede
entenderse como un Yo trascendental que por lo tanto conoce. Es decir,
de las intuiciones puras y los conceptos formales que se unen en
conjunción en el Yo trascendental -que razona- es como consigue
fundamentar el conocimiento.
Hasta aquí las ideas de Kant. A partir de este momento quisiera plantear algunos aspectos
que me parece, son de relevancia en el análisis de la crítica a la razón pura. Uno de esos
aspectos y al cual le dedicaré las siguientes líneas, está relacionado con la posibilidad de
conocimiento a priori, una facultad que Kant ubica como inherente al Yo trascendental.
Esta es una cuestión que ha sido criticada por la falta de objetividad, la pregunta que surge
es ¿de donde viene aquello a lo que denomina a priori? Es una pregunta que parece que
trata de resolver en su obra, dándola de hecho como una facultad inherente al ser humano,
no obstante, no la podemos considerar parte innata del ser humano, o heredada sino como
una facultad per se. Ante este pensamiento uno de los filósofos contemporáneos más
prominentes ha criticado esta postura; Richard Rorty filósofo pragmático, tuvo especial
interés en debatir sobre este aspecto y sobre la idea de síntesis. Se centró a cuestionar la
filosofía basada en la metafísica que parece obsesionada con ponerse en un lugar
privilegiado desde el cual someter y limitar toda la realidad bajo el juicio soberano de una
razón omnipotente. De acuerdo con Kalpocas (2005:p.28) lo que señala Rorty, Kant debió
suponer que la diversidad es ‘dada’ y que la unidad se ‘hace’. La razón no oficial de esta
suposición… no hay que suponer que la sensibilidad nos da una diversidad no puede ser
representada como tal, antes de que los conceptos la hayan sintetizado.
La objeción que Rorty plantea con ello es que si sólo podemos ser conscientes de una
diversidad sintetizada ¿cómo es que podemos saber de esa diversidad antes de la síntesis?

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Pregunta que me parece válida y que en realidad nos lleva nuevamente al punto inicial, de
cómo es posible lo a priori, cómo es que surge y cómo el fenómeno de la síntesis puede ser
a priori. Es algo a lo que en este momento no tengo respuesta. Pero para Rorty es algo que
podría llegar al ansurdo y afirma que Kant podría haber considerado a la persona como
una caja negra que emitía oraciones, estando la justificación de estas emisiones en su
relación con el entorno.
Por otra parte, en las primeras líneas del este texto planteaba la idea de
que uno de los objetivos de la crítica, era para Kant abordar el tema de
la razón desde la razón misma, describiendo sus alcances, pero también
sus limitaciones, sin embargo a lo largo de la crítica pareciera que trata
de sostener con múltiples argumentos lo trascendente de la razón ante
el conocimiento, apelando a una serie de facultades a priori y que en
conjunto con las categorías pueden llevar al yo trascendental al
conocimiento. Sin embargo, ¿el Yo trascendental conoce realmente? Si
Por un lado Kant afirma que sólo podemos conocer lo que el fenómeno
nos permite conocer de él, ¿no es esto una especie de escepticismo
epistémico? Si el sujeto solo puede realizar una descripción de los
fenómenos y conocer lo que el fenómeno permite, parece que está
jugando en dos planos, en el plano del empirismo, en el que reconoce la
existencia de las cosas –o fenómenos- y por otro lado en el del
escepticismo en tanto que sólo se puede conocer de ellos una parte, la
que se representa.
En este sentido uno de los críticos más importantes, del S. XIX A. Arthur
Shopenhauer plantea dos problemas en la obra de Kant; el no distinguir
entre el conocimiento intuitivo y perceptivo y el conocimiento abstracto
y discursivo. En esencia, Schopenhauer, como Kant, compartían el
objetivo de lograr un sistema único pensado en dar cuenta del mundo y
el hombre. Sin embargo para Schopenhauer el mayor descubrimiento de
Kant era la distinción entre fenómeno y noúmeno; también afirmaba que
el conocimiento del mundo no se limita al fenómeno, tiene algo que
precede a las representaciones que es: ‘la cosa sí’. Es decir al parecer

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para Schopenhauer la esencia del fenómeno puede conocerse puesto
que está en la cosa misma que puede representarse al sujeto o al Yo
trascendental. Reniega del escepticismo Kantiano de esta manera y
abandona once categorías de Kant y solo toma en consideración la
causalidad.
Finalmente para concluir, considero que la obra de la crítica es
fundamental para la época en la que surge, como un movimiento de
ruptura entre la idea del conocimiento místico y el conocimiento
objetivo. Con su frase ‘sapere aude’ (atrévete a saber), Kant convirtió esta característica
de audacia de la razón en objetivo fundamental de esta época. Me parece valioso el
planteamiento en el que afirma que la razón debe atreverse a pensar por sí misma de
manera autosuficiente, trazándose su propia trayectoria y ateniéndose solo a sus propios
imperativos, sin encuadrarse en otros límites que aquellos que le vengan impuestos por su
propia naturaleza. Ya que de ahí surge también la necesidad de analizarla y reconocer sus
propios límites internos.
Al parecer en el pensamiento de Kant confluyen las cuatro grandes corrientes culturales de
la época: la nueva el racionalismo, el empirismo y, por último la Ilustración. En este
contexto, Kant intentó elaborar una Teoría del conocimiento que sintetizara lo mejor del
racionalismo y del empirismo, superando las limitaciones de cada uno. Tenemos así que,
mientras el racionalismo, caía en el dogmatismo, el empirismo al hacer de la experiencia el
origen y el límite del conocimiento, se veía incapacitado para justificar el valor universal y
necesario de las leyes científicas, desembocando al final en un escepticismo que no queda
del todo claro. Además de que dejo en el tintero la pregunta sobre las condiciones que
afirman el conocimiento a priori que desde el análisis de la obra no parecen tan claros.

Bibliografía
 Gondim, E. Rawls: (2009) Critica de Schopenhauer a la filosofía Kantiana. Crítica
de ciencias sociales y jurídicas, 22(2), pp.6-7.

 Kant, I. (1998). La crítica de la razón pura. 15th ed. Bogotá, Colombia: Alfaguara,
pp.17-34, 43-92, 104-181.

9
 Rawls: Critica de Schopenhauer a la filosofía Kantiana. (2009). Crítica de ciencias
sociales y jurídicas, 22(2), pp.6-7.

 Rolhf, M. (2016). Immanuel Kant. In: Stanford Encyclopedia of philosophy, 1st ed.
Palo Alto, CA: Stanford, University, pp.7-20.

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