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MODULO:
Escrituras
de donación
Directores:
Natalio Pedro Etchegaray
Rubén Augusto Lamber
CONSEJO DIRECTIVO 2016-2018

Presidente
Leopoldo Bernard

Vicepresidente 1º
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Vicepresidente 2º
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Secretario de Gobierno
Marcelo Néstor Falbo

Secretaria de Relaciones Institucionales y Cultura


Otilia del Carmen Zito Fontán

Secretario de Asuntos Previsionales


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Secretario de Aportes
Roberto Daniel Mayo

Secretaria de Relaciones Profesionales


Elba María de los Ángeles Frontini

Secretaria de Administración
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Tesorero
Bruno Maugeri

Protesorero
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Consejeros
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María del Carmen Ayarra Juan Martín Méndez
Martín Hernán Bruzzo Delia María Miranda
Juan Ignacio Cavagna María Florencia Peries
Alberto León De Cano Paola Julieta Pierri
Gastón R. di Castelnuovo Haydée Sabina Podrez Yaniz
Ramiro María Flores Federico José Rodríguez Acuña
Alejandro Alberto Glaría Nilda Cecilia Saling
Pablo Carlos Guerrero Patricia Elena Trautman
María Cristina Iglesias María Luciana Villate

Decano Honorario del Notariado Bonaerense


Natalio Pedro Etchegaray
CONSEJO DIRECTIVO

Rectora
Cristina N. Armella

Vicerrectora
Adriana N. Abella

Secretaria
Malvina Julia Zalabardo

Prosecretario
Jorge Raúl Causse

Tesorero
Leopoldo Bernard

Vocales
Norberto R. Benseñor
Alejandro D. Míguez

Consejo Consultivo Honorario


Augusto Mallo Rivas
Néstor O. Pérez Lozano

Guardasellos
Jorge F. Dumón

Doctores Honoris Causa


Rafael Núñez Lagos (†)
José María Mustapich (†)
Carlos Alberto Pelosi (†)
Juan Vallet de Goytisolo (†)
Aquiles Yorio (†)
Alberto Villalba Welsh (†)
Carlos Cossio (†)
Ángel Martínez Sarrión (†)
Mauro Cappelletti (†)
Manuel Fraga Iribarne (†)
Augusto Mario Morello (†)
Eduardo M. Favier Dubois (P) (†)
Jorge Horacio Alterini
Luis Moisset de Espanés
4
MODULO:
Escrituras
de donación
DONACIÓN A HEREDEROS LEGITIMARIOS EN EL
CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN.
Por Natalio Pedro Etchegaray

(El presente trabajo se publica por gentileza del diario La Ley. Fue difun-
dido en su edición del 8 de agosto de 2015)

“Al no advertirse en el Código Civil y Civil y Comercial de la Nación nin-


gún cambio sustancial en los artículos relativos a la colación y a la reduc-
ción y que sólo reubica y visualiza la acción reipersecutoria, surge la posi-
bilidad de insistir en la aplicación de la construcción doctrinaria y jurispru-
dencial, basada en el artículo 3477 del Código Civil y su nota, que permite
al donatario legitimario del donante, considerarse dueño del bien recibido
por donación y en tal carácter enajenarlo absolutamente, ya que ante una
acción de colación de sus coherederos, solamente debería reunir a la masa
hereditaria el ‘valor’ del bien y no la cosa misma, ya que el texto de aquél
artículo del Código Civil se reproduce conceptualmente en el artículo 2385
del Código Civil y Comercial de la Nación”.

Sumario: 1. Alarma notarial e inmobiliaria ante el entonces proyecto de


reformas del Código Civil y unificación con el Código de Comercio, hoy ley
de la Nación. 2. Intención de aquel trabajo. 3. Antecedentes doctrinarios y
jurisprudenciales sobre el tema durante la vigencia del Código Civil. 3. 1.
Opinión de Spota. 3.2. Opinión de Belluscio. 4. Situación jurídica al momen-
to de entrar en vigencia el nuevo Código Civil y Comercial. 5. El Código Civil
y el Código Civil y Comercial frente a frente. 5.1. Obligación de colacionar. El
artículo 3477 del Código Civil. La nota del codificador. Los artículos 3601 y
3602 del Código Civil y los artículos 2385 y 2386 del Código Civil y Comercial.
5.2. Donaciones inoficiosas y acción de reducción. Los artículos 1830, 1831 y
1832 del Código Civil y los artículos 1565 y 2386 del Código Civil y Comercial.
5.3. El artículo 3955 del Código Civil y los artículos 2458 y 2459 del Código
Civil y Comercial. 6. Caducidad de la acción de reducción. Artículo 2459 del
8 Curso de técnica notarial

Código Civil y Comercial. 7. Intención de los autores del Proyecto de Código


Civil y Comercial. 8. El artículo 2461 del Código Civil y Comercial y el artículo
3604 del Código Civil: posibilidades interpretativas. 9. Conclusiones.

1. ALARMA NOTARIAL E INMOBILIARIA ANTE EL ENTONCES PROYECTO


DE REFORMAS DEL CÓDIGO CIVIL Y UNIFICACIÓN CON EL CÓDIGO DE
COMERCIO, HOY LEY DE LA NACIÓN

En un trabajo anterior1 advertíamos “que desde que se conoció el


Proyecto de reformas y unificación de los Códigos Civil y Comercial, tan-
to notarios como entidades dedicadas al crédito inmobiliario se alar-
maron frente a los alcances de la reforma en lo relativo a donaciones,
al entender que el Proyecto deroga de plano la posibilidad que para la
doctrina mayoritaria otorga el Código Civil actual, de distinguir entre
donaciones a herederos forzosos y donaciones a quienes no tuvieren
tal carácter”.

2. INTENCIÓN DE AQUEL TRABAJO

Con aquel trabajo intentábamos dar inicio a un debate que en de-


finitiva determinara si es tan cierto como se asegura, que la eventual
sanción de la reforma proyectada, hoy ley, tornaría inviable la aplica-
ción de la doctrina mayoritaria, en cuanto impide la acción de reivindi-
cación contra los terceros adquirentes de inmuebles comprendidos en
una donación a herederos legitimarios.
Al día de hoy, el proyecto de unificación ha sido convertido en ley
por la 26.994, y por ley 27.077 se fijó su vigencia a partir del primero de
agosto de 2015.
Creo que convertido ya en ley el proyecto motivo de mi preocupa-
ción, se actualiza la necesidad de dar ese debate académico para tener
una definición en un tema social y económico tan sensible para la circu-
lación de los títulos de propiedad provenientes de donaciones.

1 Etchegaray, Natalio P., “Donaciones a legitimarios en el Proyecto de Código Civil y


Comercial”, Revista del Notariado Nº 916 Edición “on line” año 2015.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 9

Por ello y a despecho de la evidente reiteración de mi posición, tra-


tare en este trabajo de recrear los argumentos que dieron sustento
a la doctrina mayoritaria, nacida de los textos del Código Civil, dado
que considero que se mantiene su aplicabilidad ante el Código Civil y
Comercial de la Nación, al continuar vigentes en éste, las normas que
inspiraron aquella doctrina.

3. ANTECEDENTES DOCTRINARIOS Y JURISPRUDENCIALES SOBRE EL


TEMA DURANTE LA VIGENCIA DEL CÓDIGO CIVIL

Como ejemplo de las distintas posiciones doctrinarias sobre los al-


cances de los artículos del Código Civil velezano en este tema, transcri-
biré los argumentos de dos juristas indiscutidos que sostuvieron posi-
ciones diametralmente opuestas sobre la posibilidad de reivindicar o
no de terceros adquirentes, un inmueble donado a un heredero legiti-
mario del donante.
Analizaré primero la opinión de Alberto G. Spota2 que sostiene que
la existencia de la acción de colación, enerva toda posibilidad de reivin-
dicar el bien donado de manos de los terceros adquirentes del mismo;
luego traeré la opinión y argumentos de Augusto C. Belluscio3 que se
pronuncia decididamente sobre el carácter real de la acción de reduc-
ción, sin distinguir entre donaciones a legitimarios o a extraños.

3.1. Opinión de Spota

Dice Alberto G. SPOTA4 “1642. C) Carácter reipersecutorio de la ac-


ción de reducción e inexistencia de ese carácter en la de colación. La
acción de reducción es reipersecutoria (art. 3955). Ello no condice con
la acción de colación. La colación no es, en verdad, un supuesto de

2 Spota, Alberto “Instituciones de Derecho Civil” Tomo 8 pág. 316 y sgts. Ediciones
Depalma, Bs. As. 1982.
3 Belluscio, Augusto C. “Código Civil y leyes complementarias, comentado, anotado y
concordado”, Tomo 9, pág. 98 y sgts. Astrea, Bs. As., 2004.
4 Spota, op. cit. pág. 323.
10 Curso de técnica notarial

reducción de la donación, ni ella conduce a tornar inválida esa dona-


ción colacionable (v. n. art. 3477 in fine). No se produce, afirmase en
doctrina italiana (v. CASULLI, Donazione (dir.civ.), t. 13, pág. 984, núm.
8, tex. y n. 68), ‘la ineficacia relativa derivada directamente de la ley o
de la caducidad de la atribución patrimonial efectuada por el donante’.
Ni tampoco media una interversión del título, en el sentido de que el
donatario heredero pasa a contar con el derecho donado a título, no de
donatario, sino de heredero (en contra MESSINEO, Man. 205, núm. 5).
El derecho lo adquiere el donatario definitivamente y en ese carácter
de donatario, sin perjuicio de la colación ficticia o virtual del bien do-
nado, pero no éste mismo. Por lo demás, la pretensión reipersecutoria
del art. 3955 no comprende este supuesto de colación, porque los demás
herederos cuentan con la acción personal contra el heredero-donatario,
pero no contra los terceros adquirentes del inmueble. Toda vacilación so-
bre el ámbito de aplicación del mentado art. 3955 debe resolverse sobre la
base de una interpretación restrictiva de esta norma a fin de no aumentar
los supuestos de títulos ‘imperfectos’, que constituyen una rémora para el
tráfico jurídico”.

3.2. Opinión de Belluscio

Recuerda BELLUSCIO, en la obra citada5 que el problema de si la


acción de reducción de las donaciones es de carácter personal o real ha
dado lugar a controversia, inclusive por enfrentarse las notas de Vélez
Sarsfield y el texto del Código, y toma partido por calificarla como “una
acción personal que tiene efectos reivindicatorios cuando se trata de
donaciones de inmuebles”. Considera muy clara su posición -pero cita
sin embargo a PRAYONES, Derecho de sucesión, n° 71, pág. 242 y a LA-
FAILLE, Sucesiones II, n° 8, pág. 122- que no justifican una reivindicación
y niegan el carácter reipersecutorio de la acción, por tratarse de una
acción personal, no sobre las cosas, sino sobre su valor.
Cita también la existencia de otro criterio, el de LÓPEZ DE ZAVALÍA
-“Teoría de los contratos”, 2, pág. 528 y 529- que niega que se trate de

5 Belluscio, op.cit. pág. 101.


MÓDULO 4 - Escrituras de donación 11

una acción real, al sostener que es una acción personal, que pertenece
al género de las acciones de inoponibilidad, como la pauliana.
Considera BELLUSCIO6 que la esencia jurídica de la acción de reduc-
ción permite adjudicarle carácter real y constituirse en única manera
de asegurar la protección de la legítima, que de lo contrario quedaría
expuesta a la imposibilidad de hacerse valer frente a donaciones segui-
das de enajenación por los donatarios.
Más adelante BELLUSCIO7 recuerda la opinión de varios autores que
optan por la solución contraria -SALVAT-ACUÑA ANZORENA, III, n° 1657;
FORNIELES, Tratado de las sucesiones, II n° 125; LAFAILLE, Sucesiones, III,
pág. 121; MAFFÍA, Tratado de las sucesiones, II, pág. 881; LAJE, Eduardo J.,
“Los actos gratuitos del causante y la protección de la legítima”, JA 1948-
I-63 secc. Doctrina, punto VIII, “La reducción y las donaciones a legitima-
rios”; CNCiv, Sala A, 23/9/54, LL,77-382- que “sustentan la opinión que la
acción de reducción y, por tanto, la resolución de la donación lo mismo
que la reipersecución de terceros adquirentes es improcedente cuan-
do la donación ha sido hecha a quien resulte ser legitimario, pues éste
tiene la obligación de colacionar, la cual -conforme al art. 3477- recae
sobre valores y no sobre bienes. Se aduce también que por el modo
como se ha legislado la obligación de colacionar, la cosas donadas al
legitimario quedan irrevocablemente adquiridas por éste, y que es la
solución adoptada en el especial caso del art. 3604”.
Destaca BELLUSCIO8 que contra tal interpretación se alzan BORDA
-Sucesiones, II, pág. 996-; PÉREZ LASALA -Derecho de sucesiones II, n° 694-
y ZANNONI -Derecho de las sucesiones, parágrafo 988-: “realmente, sos-
tener que el legitimario sólo está obligado a colacionar y no puede ser
perseguido por reducción implica o bien una falta de comprensión del
problema, o bien la pretensión de torturar la interpretación de la ley
en pos de la consagración de una doctrina que impida la resolución de
las donaciones hechas a legitimarios, asegurando la irrevocabilidad del
dominio adquirido por éstos mediante aquellos actos. Pues no existe

6 Belluscio, op. cit. pág. 102.


7 Belluscio, op. cit. pág. 108.
8 Belluscio, op. cit. pág. 109.
12 Curso de técnica notarial

texto alguno que prohíba la acción de reducción contra los legitimarios


donatarios, ya que el art. 3477 no va más allá de regular la obligación
de colacionar las donaciones en general sin pronunciarse sobre las do-
naciones inoficiosas hechas a los legitimarios”.
Como vemos BELLUSCIO defiende su teoría con toda hidalguía pues
no oculta las opuestas.

4. SITUACIÓN JURÍDICA AL MOMENTO DE ENTRAR EN VIGENCIA EL


NUEVO CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL

Al filo del último día de vigencia del Código Civil velezano sintetizo
las diversas posiciones jurídicas sobre los alcances de la acción de re-
ducción, cuando la invocan herederos legitimarios con la intención de
reivindicar de terceros los bienes inmuebles que éstos hubiesen adqui-
rido de donatarios del causante, a saber:
a) Posición de LÓPEZ DE ZAVALÍA, que niega a la acción de reducción
toda posibilidad de ser invocada con intención reivindicatoria, ya se
tratare de donaciones a legitimarios o extraños. Esta posición ha sido
defendida por el notariado de la Provincia de Buenos Aires, fundamen-
talmente por los escribanos de la Delegación Morón de dicho Colegio9
b) Posición de SALVAT-ACUÑA ANZORENA, FORNIELES, LAFAILLE,
MAFFIA, LAJE y abrumadora doctrinaria y jurisprudencial que sostiene
que la acción de reducción y por tanto, la resolución de la donación lo
mismo que la reipersecución de terceros adquirentes, es improcedente
cuando la donación ha sido hecha a quien resulte ser legitimario.
c) Posición de BORDA, ZANNONI y BELLUSCIO, que reconoce a la ac-
ción de reducción la posibilidad absoluta de ser invocada con intención
reivindicatoria, ya se tratare de donaciones a legitimarios o extraños.
De las tres posiciones doctrinarias, la primera niega efectos reivin-
dicativos a la acción de reducción y la segunda y la tercera se la reco-
nocen; de estas dos últimas, una aplica la posibilidad de reivindicación
sólo en los casos de donación a quienes no fueran herederos legitima-
rios y la otra admite la reivindicación en todos los casos de donación. La

9 Juliano Alberto Félix y otros.”Hacia una revitalización de las donaciones”. Revista


Notarial año 1976, pág. 699. El Derecho, tomo 78, año 1978, pág. 843.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 13

primera y la segunda se basan en que la acción de colación del artículo


3477 del CC tiene preeminencia sobre la acción de reducción y la ter-
cera en cambio admite la preeminencia de la acción de reivindicación
que menciona el artículo 3955 del Código Civil, a la que se considera
un elemento esencial e inseparable de la acción de reducción. Como
vemos las tres teorías se basan en artículos concretos del Código Civil,
conceptos que, con leves variantes de redacción, se repiten en la nueva
legislación: acción de colación, acción de reducción y reivindicación de
bienes registrables. En consecuencia se puede afirmar que como las
normas aplicables a las donaciones inoficiosas no han tenido modifi-
caciones sustanciales en el Código Civil y Comercial, parece oportuno
intentar la aplicación de la doctrina que sostiene que en los casos en
que donatarios -herederos legitimarios- han transferidos a terceros los
bienes recibidos por donación del causante, la acción de colación ener-
va la aplicación de los efectos reivindicativos de la acción de reducción.

5. CÓDIGO CIVIL Y CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL, FRENTE A FRENTE

Para destacar la similitud de redacción, transcribiré a continuación


artículos del Código Civil y del Código Civil en las tres figuras jurídicas
básicas para el estudio del tema donaciones inoficiosas: 1) acción de
colación, 2) acción de reducción, 3) acción reipersecutoria.

5.1. Obligación de colacionar. El artículo 3477 del Código Civil. La


nota del codificador. Los artículos 3601 y 3602 del Código Civil y los
artículos 2385 y 2386 del Código Civil y Comercial.

Código Civil:

Artículo 3477
“Los ascendientes y descendientes sean unos y otros legítimos o
naturales, que hubiesen aceptado la herencia con beneficio de inven-
tario o sin él, deben reunir a la masa hereditaria los valores dados en
vida por el difundo. Dichos valores deben computarse al tiempo de la
14 Curso de técnica notarial

apertura de la sucesión, sean que existan o no en poder del heredero.


Tratándose de créditos o sumas de dinero, los jueces pueden determi-
nar un equitativo reajuste según las circunstancias del caso”.

Nota de Vélez Sarsfield:


“Designamos los valores dados en vida por el difunto y no las
cosas mismas, como lo dispone el Código francés. La donación fue
un contrato que transfirió la propiedad de las cosas al donatario,
y éste ha podido disponer de ellas como dueño. Ese dominio no se
revoca por la muerte del donante, y los frutos de las cosas dona-
das deben pertenecer al donatario, aun después de abierta la su-
cesión… El Código francés, por el contrario, dispone que la colación
se ha de hacer de los bienes mismos donados, y de los frutos que
hubieren producido desde la apertura de la sucesión”.

Artículo 3601
“Las disposiciones testamentarias que mengüen la legítima de los
herederos forzosos, se reducirán, a solicitud de éstos, a los términos
debidos”.

Artículo 3602
“Para fijar la legítima se atenderá al valor de los bienes quedados
por muerte del testador. Al valor líquido de los bienes hereditarios se
agregará el que tenían las donaciones, aplicando las normas del art.
3477. No se llegará a las donaciones mientras pueda cubrirse la legíti-
ma reduciendo a prorrata o dejando sin efecto, si fuere necesario, las
disposiciones testamentarias”.

Código Civil y Comercial:

Artículo 2385
“Personas obligadas a colacionar. Los descendientes del causante y
el cónyuge supérstite que concurren a la sucesión intestada deben cola-
cionar a la masa hereditaria el valor de los bienes que les fueron dona-
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 15

dos por el causante, excepto dispensa o cláusula de mejora expresa en


el acto de la donación o en el testamento. Dicho valor se determina a la
época de la partición según el estado del bien a la época de la donación.
También hay obligación de colacionar en las sucesiones testamentarias
si el testador llama a recibir las mismas porciones que corresponderían
al cónyuge o a los descendientes en la sucesión intestada. El legado he-
cho al descendiente o al cónyuge se considera realizado a título de me-
jora, excepto que el testador haya dispuesto expresamente lo contrario”.

Artículo 2386
“Donaciones inoficiosas. La donación hecha a un descendiente o
al cónyuge cuyo valor exceda la suma de la porción disponible más la
porción legítima del donatario, aunque haya dispensa de colación o
mejora, está sujeta a reducción por el valor del exceso”.
No encontramos en lo relativo a la obligación de colacionar diferen-
cias fundamentales entre ambos textos; además al reproducirse, casi a
la letra, el texto de Vélez Sarsfield estamos obligados a tener en cuenta
su nota al artículo 3477 y la doctrina y jurisprudencia elaboradas en
base a estos textos legales.

5.2. Donaciones inoficiosas y acción de reducción. Los artículos


1830 y 1831 del Código Civil y los artículos 1565 y 2386 del Código
Civil y Comercial.

Similar apreciación se puede hacer confrontando la redacción de


los artículos relativos a la tipificación de las donaciones inoficiosas, ba-
samento indispensable de la acción de reducción.

Código Civil:

Artículo 1830
“Repútase donación inoficiosa aquella cuyo valor exceda en la
parte de que el donante podía disponer; y a este respecto se procederá
conforme a lo determinado en el libro 4º de este Código”.
16 Curso de técnica notarial

Código Civil y Comercial:

Artículo 1565
“Se considera inoficiosa la donación cuyo valor excede la parte
disponible del patrimonio del donante. A este respecto, se aplican los
preceptos de este Código sobre la porción legítima”.

Código Civil:

Artículo 1831
“Si por el inventario de los bienes del donante fallecido, se conociere
que fueron inoficiosas las donaciones que había hecho, sus herede-
ros necesarios podrán demandar la reducción de ellas, hasta que
queden cubiertas sus legítimas”.

Código Civil y Comercial:

Artículo 2386
“Donaciones inoficiosas. La donación hecha a un descendiente
o al cónyuge cuyo valor excede la suma de la porción disponible más
la porción legítima del donatario, aunque haya dispensa de colación o
mejora, está sujeta a reducción por el valor del exceso”.
No se aprecia sino una expresa coincidencia en la redacción: ambas
se refieren exclusivamente a la reducción.

5.3. Acción de reivindicación o acción reipersecutoria. El artículo


3955 del Código Civil y el artículo 2458 del Código Civil y Comercial

Código Civil:

Artículo 3955
“La acción de reivindicación que compete al heredero legítimo,
contra los terceros adquirentes de inmuebles comprendidos en
una donación, sujeta a reducción por comprender parte de la legíti-
ma del heredero, no es prescriptible sino desde la muerte del donante”.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 17

Proyecto de unificación:

Artículo 2458
“Acción reipersecutoria. El legitimario puede perseguir contra
terceros adquirentes los bienes registrables. El donatario y el su-
badquirente demandado, en su caso, pueden desinteresar al legitima-
rio satisfaciendo en dinero el perjuicio a la cuota legítima”.

6. CADUCIDAD DE LA ACCIÓN DE REDUCCIÓN

Artículo 2459 del Código Civil y Comercial.

Artículo 2459
“Prescripción adquisitiva. La acción de reducción no procede con-
tra el donatario ni contra el subadquirente que han poseído la
cosa donada durante diez años computados desde la adquisición
de la posesión. Se aplica el artículo 1901”.
Considero un acierto legislativo que se otorgue plena certeza al mo-
mento de inicio del plazo para oponer la caducidad de la acción de
reducción. Discrepo con el membrete que le adjudica el Código Civil y
Comercial, cuando la califica como prescripción adquisitiva.

7. INTENCIÓN DE LOS AUTORES DEL PROYECTO DE REFORMA DE MEJORAR


LA VALORACIÓN DE LOS TÍTULOS PROVENIENTES DE DONACIONES

Destaco la intención de los propios autores del Proyecto de Unifica-


ción10 cuando reconocen que con su Proyecto “se intenta solucionar
el grave problema que las donaciones tienen en el tráfico jurídico”.

10 Lorenzetti, Ricardo Luis y otros, “Código Civil y Comercial de la Nación. Proyec-


to…” Exposición de los Fundamentos, pág. 697 Rubinzal-Culzoni Editores, Bs.
As.-Santa Fe, 2012.
18 Curso de técnica notarial

8. EL ARTÍCULO 2461 DEL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL Y EL ARTÍCULO


3604 DEL CÓDIGO CIVIL: POSIBILIDADES INTERPRETATIVAS

Los redactores del Código Civil y Comercial11 manifiestan su voluntad


de solucionar las dificultades interpretativas que muestra la jurispruden-
cia respecto del artículo 3604 del Código Civil, simplificando la figura en
la redacción del artículo 2461, que trata la materia en el nuevo Código.
Creo, a pesar de la intención de los autores del proyecto, que el ar-
tículo 2461 traerá una nueva discusión doctrinaria y su consecuente
traslado a la jurisprudencia, ya que si bien aclara desde el inicio que
se refiere a actos que exteriorizados como onerosos deben presumirse
gratuitos, supliendo así la indefinición que en esa materia se adjudicaba
al artículo 3604 del Código Civil, la aclaración que se introduce en el
párrafo final del artículo, ocasionará nuevas dificultades interpretativas.
Me refiero concretamente a la expresión “sea onerosa o gratuita”,
referida a la enajenación que el causante efectuare por acto entre vivos
a favor de legitimarios transmitiéndoles la propiedad de bienes con re-
serva de usufructo, uso o habitación; creo que introduce la posibilidad
de sostener que el legitimario, que da conformidad con la donación de
un bien registrable a otro legitimario, cuando lo fuera con alguna de
esas modalidades, no puede demandar la colación.
Este párrafo final del artículo 2461 amerita un futuro y pormenori-
zado estudio, dadas las diversas interpretaciones a que da lugar.

9. CONCLUSIONES

a. En el Código Civil y Comercial no se introducen cambios, respecto


del Código Civil, que puedan afectar la esencia de la figura jurídica de
la colación;
b. En el Código Civil y Comercial no se introducen cambios, respecto
del Código Civil, que puedan afectar la figura jurídica de la acción de
reducción;

11 Lorenzetti, Ricardo Luis y otros, op. cit. pág. 697.


MÓDULO 4 - Escrituras de donación 19

c. En el Código Civil y Comercial se produce, respecto del Código Ci-


vil, un cambio de ubicación de la acción de reivindicación o reipersecu-
toria que pueden intentar los herederos legitimarios, contra los terce-
ros adquirentes de bienes registrables comprendidos en una donación
inoficiosa. Se la quita de la sección destinada a la adquisición y pérdida
de los derechos por el transcurso del tiempo, en la que el Código Civil
la menciona en forma tangencial, refiriéndose al inicio del plazo de su
prescripción, para ubicarla, en el Libro quinto, transmisión de los de-
rechos por causa de muerte, título X, porción legítima. (Art. 2458);
d. En consecuencia, al no advertirse en el Código Civil y Comercial
de la Nación ningún cambio sustancial en los artículos relativos a la co-
lación y la reducción y que sólo reubica y visualiza la acción reipersecu-
toria, surge la posibilidad de insistir en la aplicación de la construcción
doctrinaria y jurisprudencial -basada en el artículo 3477 del Código Civil
y su nota- que permite al donatario legitimario del donante, conside-
rarse dueño del bien recibido por donación y en tal carácter enajenarlo
absolutamente, ya que ante una acción de colación de sus coherede-
ros, solamente debería reunir a la masa hereditaria el “valor” del bien
y no la cosa misma, ya que el texto de aquel artículo del Código Civil
se reproduce conceptualmente en el artículo 2385 del Código Civil y
Comercial de la Nación;
e. La sanción del Código Civil y Comercial de la Nación, en cuanto
reitera los textos del Código Civil, impone seguir aplicando las notas de
Vélez Sarsfield que los justifican, así como las doctrinas mayoritarias y
fallos judiciales que las tuvieron en cuenta.
f. El párrafo final del artículo 2461 del Código Civil y Comercial ame-
rita un profundo estudio doctrinario, dado que en primera lectura,
permite sostener que un legitimario no podrá demandar la colación,
cuando prestó conformidad con la donación de un bien registrable a
otro legitimario, si la transferencia de dominio se hizo con reserva de
usufructo, uso o habitación.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 21

POSIBILIDAD ACTUAL DE ACEPTAR OFERTAS DE


DONACIÓN, SI EL DONANTE FALLECIÓ DURANTE LA
VIGENCIA DEL CODIGO CIVIL DEROGADO
Por Natalio Pero ETCHEGARAY

(El presente trabajo se publica por gentileza del diario La Ley. Fue difun-
dido originalmente en su edición del 25 de julio de 2016)

“Creemos que actualmente es posible la aceptación de una oferta de


donación efectuada durante la vigencia del Código Civil, cuando el donante
ha fallecido con anterioridad al primero de agosto de 2015, por lo que nos
pronunciamos, según el notario lo considere pertinente, por alguna de las
dos soluciones que se indican, pero nunca negando su intervención, pues
es su función recibir declaraciones de voluntad cuando el requirente, debi-
damente asesorado, las considere válidas y eficaces”.

SUMARIO: I. Planteamiento del tema. II El debate del tema en el Tercer


Congreso Nacional de Derecho Civil y el artículo 3 del Código Civil deroga-
do. III. Fundamentos de la comisión que redactó el anteproyecto del Código
Civil y Comercial de la Nación. IV. Comentario de Néstor Lamber al artículo
7º del Código Civil y Comercial de la Nación. V. Posición del notario ante el
requerimiento de una aceptación de donación en estas condiciones.

I. PLANTEAMIENTO DEL TEMA

Según el artículo 1545 del Código Civil y Comercial de la Nación, a


partir del 1 de agosto de 2015, las ofertas de donación deben aceptarse
en vida del donante.
¿Cuál es la situación o relación jurídica del destinatario de una ofer-
ta de donación que a esa fecha, ya fallecido el causante, aún no había
aceptado la donación?
22 Curso de técnica notarial

La ley nueva no es retroactiva, se aplica solamente a las consecuen-


cias de una situación jurídica o relación jurídica.
¿En el caso de las ofertas de donación pendientes de aceptación al 1
de agosto de 2015, en las que ha fallecido el donante, cómo debe apli-
carse el art. 7º del CCyC de la Nación que reitera, con ligeras variantes,
el artículo 3 del Código derogado?
Si se aplica la ley nueva (art. 1545 del CCyC) en cuanto dice que la
oferta de donación debe aceptarse en vida del donante, se está modifi-
cando la relación jurídica del destinatario de la oferta que, en la arqui-
tectura del derogado Código Civil -art. 1795- aún después de fallecido
el donante podía aceptar la donación y los herederos del mismo, si no
se hubiera efectuado la tradición, debían entregar el bien al aceptante.

II. EL DEBATE DEL TEMA EN EL TERCER CONGRESO NACIONAL DE


DERECHO CIVIL Y EL ARTÍCULO 3 DEL CÓDIGO CIVIL DEROGADO

El lunes 9 de Abril de 1961 se inauguró en la Facultad de Derecho


y Ciencias Sociales de la Universidad de Córdoba el Tercer Congreso
Nacional de Derecho Civil y de los debates de sus distintas Comisiones,
tomamos los pasos cumplidos por la Comisión Nº 1, integrada por los
Drs. Alfredo ORGAZ, Amílcar MERCADER, Guillermo A. BORDA, Alberto
G. SPOTA, Jorge A. NÚÑEZ y Ezio V. MASONI, que trató el tema 1: “Vigen-
cia y retroactividad de la ley (arts. 2 a 5 y 4044 y 4045 CC)”.
El debate comenzó a partir de la ponencia del Dr. Guillermo A. BOR-
DA: “Art. 3: Las leyes producen todos sus efectos desde su entrada en
vigencia y se aplican aún a las consecuencias de las relaciones y situa-
ciones jurídicas existentes. No tienen efecto retroactivo salvo disposi-
ción en contrario. Los contratos en curso de ejecución no son alcanza-
dos por las nuevas leyes supletorias”.
El Dr. BORDA1: presentó sus fundamentos recordando las reglas
enunciadas por ROUBIER y aclara que los conceptos de leyes retroacti-
vas y leyes que afectan derechos adquiridos, no son coincidentes, más

1 Tercer Congreso Nacional de Derecho Civil. Tomo I, Universidad Nacional de


Córdoba, Córdoba, 1971, pág. 71.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 23

aún reconoce el desprestigio de la teoría de los derechos adquiridos, y


aclara que el legislador no tiene que preocuparse por adherirse a nin-
guna teoría, sino que debe dejarle esa tarea a los jueces, y que basta
con decir “que las leyes no tienen efecto retroactivo ,salvo disposición
en contrario”. Se refiere en sus fundamentos a las llamadas “normas
supletorias o interpretativas”, que son aquellas normas legales que se
aplican cuando la voluntad de las partes no las contradice en el texto
del contrato; cuando el contrato calla, ellas tienen vigencia. El principio
de la irretroactividad de la ley no se impone al legislador, sino al
juez; tiene carácter interpretativo.
El Dr. Alfredo ORGAZ2 en su dictamen preliminar dijo: “Ahora bien,
conforme a nuestro régimen institucional, las normas que se refieren
a los efectos de las leyes en cuanto al tiempo, son estas tres: 1) En
principio las leyes rigen para lo futuro (o, lo que es lo mismo no tiene
efecto retroactivo); 2) El Congreso puede, sin embargo, dictar leyes con
tal efecto mediante declaración expresa; 3) En este último caso, no obs-
tante, la retroactividad no puede afectar los derechos amparados por
la Constitución”.
EL Dr. Alberto D. MOLINARIO en sus observaciones a los dictámenes
preliminares escribió:3 “II.- El precepto proyectado, como ocurre con la
generalidad de los que integran el título preliminar de nuestro magní-
fico Código es más de carácter constitucional que legislativo ordinario.
De allí fluyen dos consecuencias: 1º) que dentro de nuestro actual régi-
men jurídico tienen necesariamente carácter legislativo; 2º) que, como
tales deben quedar supeditados en su aplicación a las disposiciones de
la Constitución Nacional. De acuerdo a reiterada jurisprudencia de la
Corte Suprema de Justicia Nacional la propiedad garantizada por el art.
17 consiste en todo derecho patrimonial subjetivo”.
El Dr. SPOTA, como miembro informante de la mayoría expresó4
“No es cierto que el concepto de derecho adquirido sea dificultoso…
esa ‘media verdad’ del derecho adquirido, no va, como dice ROUBIER,

2 Tercer Congreso…, pág. 75.


3 Tercer Congreso…, págs. 75 y 76.
4 Tercer Congreso…, págs. 78,79 y 80.
24 Curso de técnica notarial

al corazón del problema. De ahí que convenga eliminar este distingo entre
lo adquirido y la expectativa, este distingo entre derecho incorporado
definitivamente a nuestro patrimonio y lo que es una facultad no
ejercida”. Cita al autor italiano GATANO PACE, que en Diritto transitorio
propone: “una especie de acercamiento, en esta materia, entre el dere-
cho privado o civil y el derecho internacional”. Así como el derecho in-
ternacional privado rige la forma del acto -locus regit actum- también el
tiempo tendría que regir los efectos del acto -tempus regit actum-. Más
adelante SPOTA expone: “ese contrato, que nació bajo la vigencia de la
antigua ley, debe quedar sometido a las leyes dispositivas anteriores”…
“a nuestro modo de ver, el principio de que las leyes nuevas se esti-
man mejores, es mera presunción relativa… Cabe pensar además, que
si las contratantes no han derogado las leyes dispositivas, es porque
entienden que se trata de la ley que rige en el momento en que deben
aplicarse… como ejemplo podemos citar el testamento, que no da un
derecho adquirido al instituido mientras no sobrevenga la muerte del
testador. Sin embargo, si una ley suprimiera esa forma testamentaria, y
se la pretendiera aplicar al testamento ya otorgado, la misma ofendería
todos estos principios que rigen los testamentos”.
El Dr. BORDA, contestando un despacho en disidencia y respecto de
las leyes que suplen la voluntad de las partes manifestó5 “Muchas veces
los contratantes no incluyen ciertas cláusulas en sus contratos por es-
tar ellas contenidas en la legislación positiva. Y luego resultará que un
cambio de legislación viene a destruir esto que ha formado parte del
acuerdo, ha formado parte de la declaración de voluntad”.
El Dr. Roberto H. BREBBIA, delegado por la Federación Argentina de
Colegios de Abogados formuló esta observación al despacho de comi-
sión6: “La ley nueva debe ser aplicable a las consecuencias de hechos
anteriores cuando para regular tales consecuencias no se entre a juz-
gar la validez del hecho productor de dichas consecuencias porque en
ese caso la ley nueva se convertiría en retroactiva. Esta es la tesis que
predomina en la doctrina italiana con autores tan ilustres como el tra-

5 Tercer Congreso…, pág. 81.


6 Tercer Congreso…, pág. 84.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 25

tadista MESSINEO… Entiendo que si se quiere solucionar el problema,


la fórmula tiene que ser clara y para ello debe determinarse que la
nueva ley no puede entrar a juzgar la validez del hecho generador de la
consecuencia para regir esas consecuencias. En cuanto para regir esas
consecuencias tenga que determinar la validez o invalidez del hecho
que estaba regido por la ley anterior, ya sería retroactiva”.
Posteriormente el Dr. BORDA aclara su concepto sobre la retroacti-
vidad de la ley al decir7: “Habría retroactividad si volviera sobre la cons-
titución de una relación jurídica anteriormente constituida, o sobre la
extensión de una relación jurídica anteriormente extinguida, o sobre
los efectos de una resolución jurídica”.
Por su parte el Dr. Lisardo NOVILLO SARAVIA (h), por la Facultad
de Derecho de la Universidad Católica de Córdoba8 consideró “equí-
voco el empleo de la expresión retroactividad” y sugirió se dispusiera,
coincidiendo con lo dicho por el Dr. BREBBIA, “que las leyes nuevas no
afectaran los derechos, como consecuencia de una nueva regulación
del hecho que les dio origen”.
El Dr. SPOTA, con la claridad expositiva que siempre lo caracterizó
recordó9: “Es mejor, entonces, evitar muletillas, liberarnos de andado-
res y dejar que en cada caso las cuestiones se resuelvan de acuerdo a
los principios de justicia y seguridad, estableciendo en la ley la fórmula
más escueta posible. Vuelvo a insistir: el principio del Código Civil ita-
liano de 1942 es el que más me satisface: las leyes rigen para el futuro
y no tiene efecto retroactivo. Pero siguiendo nuestra tradición y nues-
tros principios constitucionales, está muy bien que aclaremos esto,
afirmando que ello es así, en la medida que no se alteren los derechos
amparados por la Constitución Nacional”.
El Dr. ORGAZ10 como conclusión expresa: “La ley ni el Código Civil
pueden decirle al juez concretamente cuándo va a haber retroactivi-
dad y cuándo no; cuándo va a haber derecho adquirido y cuándo un

7 Tercer Congreso…, pág. 85.


8 Tercer Congreso..., págs. 85 y 86.
9 Tercer Congreso…, pág. 87.
10 Tercer Congreso…, págs. 88 y 89.
26 Curso de técnica notarial

derecho es afectado por la nueva ley, de acuerdo con el orden constitu-


cional. Eso sería absolutamente imposible. Es como si una disposición
dijera de antemano cuándo hay o no orden público en las leyes. Son
todos conceptos que dependen de las circunstancias de una valoración
total de los elementos de hecho, incluso según el tiempo en que se va
a hacer el juicio… El juez siempre tendrá que plantearse el problema en
cada caso… La jurisprudencia y la doctrina están ahora suficientemente
orientadas. Sabemos, de acuerdo con la jurisprudencia -sobre todo de
la Corte Suprema- que hay cierta clase de derechos que no pueden ser
afectados por ninguna ley. Eso basta. Ese es el límite. Lo demás, son
indicaciones generales, directivas generales”.

III. FUNDAMENTOS DE LA COMISIÓN QUE REDACTÓ EL ANTEPROYECTO


DEL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

Es muy importante lo que expresa en los fundamentos la Comisión


redactora del Código Civil y Comercial de la Nación, integrada por los
Drs. Ricardo Luis Lorenzetti como Presidente y Elena Highton de Nolas-
co y Aída Kemelmajer de Carlucci, cuando expresa11: “se ha conservado
esta regla” (a partir de su entrada en vigencia, las leyes se aplican aún a
las consecuencias de las relaciones y situaciones jurídicas existentes) pero
la modifica al suprimir el adverbio “aún”, que así acentuado significa,
refiriéndose al futuro, “también”, exclusión que justifica cuando agrega:
“pero se aclara que las leyes se aplican a las consecuencias y no a las
relaciones, de acuerdo con lo que sostiene la doctrina mayoritaria”.

IV. COMENTARIO DE NÉSTOR LAMBER AL ARTÍCULO 7º DEL CÓDIGO


CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN

Néstor LAMBER12 en su comentario al art. 7º refiriéndose específi-


camente a la “Oferta de donación o donación diferida sujeta a posterior

11 Código Civil y Comercial de la Nación. Proyecto del Poder Ejecutivo Nacional,


Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2012, pág. 517.
12 Código Civil y Comercial de la Nación, Comentado, Anotado y Concordado, coordinado
por Eduardo Gabriel Clusellas, Editoriales Astrea y FEN, Bs. As., 2015, T. 1, pág. 25.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 27

aceptación” dice: “Esto lleva a concluir que la oferta de donación puede


ser aceptada por el donatario, fallecido el donante antes o después de
la entrada en vigencia de este Código, por tratarse de consecuencias
consumadas de relaciones o situaciones jurídicas existentes con ante-
rioridad y agotadas las consecuencias de la parte donante”, para agre-
gar: “Pero si alguna duda queda, ella se despeja por el artículo 1800
de este Código, que establece como regla general que ‘la declaración
unilateral de voluntad causa una obligación jurídicamente exigible en
los casos previstos por la ley o por los usos y costumbres. Se aplican
subsidiariamente las normas relativas a los contratos’. El donante, con
su declaración unilateral se obligó a transmitir el dominio de la cosa a
título gratuito, e incluso realizó actos de ejecución propios del plano de
los efectos, que ya quedaron consumados”. Y concluye “No cabe duda
de que la télesis normativa de este efecto diferido cabe aplicarla por el
reenvío de la parte final del citado art. 1800, es decir que las normas
supletorias en materia de donaciones (arts. 1809 y 1795 derogados)
configuraban la base del negocio e integraron la voluntad unilateral del
donante, que asumió la obligación y que ya cumplió, en tales términos”.

V. POSICIÓN DEL NOTARIO ANTE EL REQUERIMIENTO DE UNA


ACEPTACIÓN DE DONACIÓN EN ESTAS CONDICIONES

La doctrina notarial enseña que el escribano debe negar su inter-


vención como tal cuando el acto es notoriamente ilegal y que, en cam-
bio, cuando no lo fuera, pero el requerimiento contraríe su interpreta-
ción de la norma, puede actuar, y dejar constancia en el instrumento de
su posición y de la insistencia del requirente que ha sido debidamente
informado y por su parte ha obtenido asesoramiento de la situación, lo
que en la práctica notarial se denomina “minuta insistida” o más técni-
camente “consentimiento informado”. Puede también compartir la le-
galidad del acto, en este caso aceptación de la oferta en las condiciones
citadas, en cuyo caso corresponde advertir al requirente que el Re-
gistro de la Propiedad correspondiente al inmueble u objeto de la regis-
tración, tiene posición tomada para rechazar la inscripción o inscribirla
provisionalmente por el plazo legal, hasta que el adquirente interponga
28 Curso de técnica notarial

el recurso contencioso registral que le otorgan las leyes vigentes en la


materia. De esa advertencia puede quedar constancia en la escritura o
en documento separado.
A la vista de los antecedentes doctrinarios, tanto los de la discusión
en ocasión de la reforma del art. 3º del entonces Código Civil, como los
argumentos de los redactores del Código Civil y Comercial y la opinión
de uno de los primeros comentaristas del nuevo art. 7º, se fortaleció
nuestra posición doctrinaria que entiende que la exigencia por una
nueva ley de nuevos recaudos a quien se hallaba en posesión de todos
los requisitos necesarios para efectuar la aceptación de una donación,
menoscaba su derecho subjetivo, y en consecuencia expresamos nues-
tra opinión sobre la actitud que debe asumir el notario al que hoy se lo
requiera para autorizar una escritura de aceptación de oferta de dona-
ción efectuada durante la vigencia del Código Civil, cuando el donante
ha fallecido con anterioridad al primero de agosto de 2015.
Creemos que actualmente es posible la aceptación de una oferta
de donación efectuada durante la vigencia del Código Civil, cuando el
donante ha fallecido con anterioridad al primero de agosto de 2015,
por lo que nos pronunciamos por alguna de las dos soluciones que
se indican precedentemente, según el notario lo considere pertinente;
pero nunca negando su intervención, pues es su función recibir decla-
raciones de voluntad, cuando el requirente, debidamente asesorado,
las considere válidas y eficaces.
Será tarea de los jueces determinar en cada caso, a través de las
instancias sucesivas que prevén los procedimientos, cual es la aplica-
ción justa de la nueva ley frente a los principios que rigen su eficacia
temporal.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 29

DONACIONES
Por Rubén Augusto LAMBER

PARTE I
ALEGATO SOBRE LA PERFECCIÓN DE LA DONACIÓN A LEGITIMARIOS

Para comprender la diferencia entre donaciones a legitimarios o a


extraños y el efecto reipersecutorio de las últimas, vamos a partir del
siguiente supuesto:
El causante, al momento de su muerte, no ha dejado bienes regis-
trables en su patrimonio, y como acto de su voluntad ha donado el
último que le quedaba a un extraño o se lo ha dejado en su testamento.
Si hubiera un heredero legitimario que reclama por su legítima, tra-
tándose de la sucesión ab intestato, el extraño sólo podrá defender lo
recibido en donación, en la parte de la porción disponible del causante,
dado que, no habiendo otros bienes, ése será el único cálculo posible
al momento de la partición.
El extraño no puede pedir la colación de donaciones hechas en vida
por el causante, dado que esta acción está reservada únicamente a sus
descendientes y cónyuge supérstite (art. 2385 CCyC).
En cambio, si al momento de la muerte del causante los bienes se
hubieran distribuido entre extraños o éstos y legitimarios por vía testa-
mentaria, quien tiene derecho a recibir su porción legítima sin merma,
podrá solicitar la reducción de las disposiciones respectivas de última
voluntad.
El art. 2452 señala que “A fin de recibir o complementar su porción,
el legitimario afectado puede pedir la reducción de las instituciones
de herederos de cuota y los legados”, con remisión al art. 2385 se-
gundo párrafo, que se refiere al orden en que las mismas se deban
efectuar.
Lo que importa en este análisis es que la acción de reducción que
no era posible en el primer supuesto ante la inexistencia de bienes re-
30 Curso de técnica notarial

gistrables al momento de la muerte del causante, y la imposibilidad de


colacionar, sólo se aplica ahora para proteger la legítima de los herede-
ros legitimarios con relación a las disposiciones efectuadas.
Solo el heredero legitimario, a tenor de lo dispuesto en el art. 2453
es quien puede pedir la reducción de las donaciones hechas por el cau-
sante, y en este supuesto, el orden de reducción es de la última otorga-
da, hacia atrás, con reducción a prorrata de las de igual fecha.
Siempre en protección del heredero legitimario, el art. 2454, esta-
blece que si la reducción es total, la donación queda resuelta.
Si partimos del principio de que no hay otros bienes en la masa
partible siempre será total cuando la donación es a extraños, porque lo
único que estos pueden rescatar como válido, es la porción disponible
del causante, que sobre lo donado, será inferior al todo.
Si el o los bienes comprendidos en ella, son divisibles, se divide en-
tre legitimario y donatarios. Si es indivisible, la cosa debe quedar para
quien le corresponde una porción mayor, que en este supuesto, será
indudablemente el legitimario, dando la posibilidad de percibir al extra-
ño su porción menor, mediante un crédito por el valor de su derecho.
(Art. 2354 párrafo segundo).
En el párrafo siguiente, la norma le da una alternativa al extraño, de
conservar la cosa donada. Puede impedir la resolución, entregando al
legitimario la suma de dinero necesaria para completar el valor de su
porción legítima.
Todo esto no sucedería, si no existiera un tratamiento diferenciado
cuando se discute la acción de reducción entre legitimarios de cuanto
lo es con extraños.
Los legitimarios dirimen la cuestión en otro terreno, que abre la dis-
cusión a un patrimonio distinto que el analizado hasta aquí, dado que
la acción de colación, solo posible entre ellos, amplia el patrimonio o
masa partible, con la inclusión de las donaciones hechas por el causan-
te a sus herederos.
No es lo que se anticipara a los herederos lo que deriva en una le-
sión seria a la legítima, sino lo que se da a extraños, en cuyo caso se im-
pone el rigor de recuperar la cosa, antes que el valor de ella, debiendo
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 31

ser perseguida a terceros, cuando el que la recibiera la hubiera transfe-


rido y hasta insolventándose para no responder con la cosa.
Pero la situación es distinta entre herederos, por la multiplicidad de
situaciones que la ley contempla, tanto para referirse a las cosas dona-
das, como a otras que sin configurar tal contrato, conforman parte de
bienes colacionables.
Es por ello que se acude al valor de lo donado al momento de la
donación, determinado a la fecha de partición según el estado del bien
en aquella época (art. 2385 segundo párrafo).
Pero referido al “valor” mayor contundencia tiene el art. 2396 cuan-
do establece que “La colación se efectuará sumando el valor de la co-
lación al de la masa hereditaria, después de pagadas las deudas, y atri-
buyendo ese valor en el lote del donatario”.
En ningún momento señala la recuperación material de la cosa do-
nada, ni cuando la misma fue transmitida a un tercero y de buena fe.
Y no hay manera de que sea de otra forma, cuando en la colación se
meritúan a la par de la donación, entregas de valores que no lo son o
se los rechaza por circunstancias estrictamente familiares.
Así resulta de la redacción de los artículos 2391 y 2392. En el primer
supuesto, se incluyen como colacionables bienes que no son los típi-
cos de las donaciones reducibles, tales como los “beneficios recibidos a
consecuencia de convenciones hechas con el difunto, que tuvieran por
objeto procurarles una ventaja particular”.
Nunca podría hablarse de reducción por el recupero de lo que no
es cosa material mueble o inmueble registrable, pero que si es compo-
nente de la colación, como si configurara una donación de dinero, que
tampoco es tal, por cuanto el beneficio resulta de valores atribuibles al
negocio, participación, destino o actividad redituable, únicamente iden-
tificable por su valor, sin que haya un elemento concreto que permita
calificarlo como donación. Tan importante es este tipo de atribuciones,
que el legislador ha permitido lo que niega en materia de donaciones,
como sería el pacto sobre herencia futura, prohibido expresamente por
el art. 1010, pero con el reconocimiento de su validez cuando se trata
de pactos relativos a una explotación productiva o a participaciones
32 Curso de técnica notarial

societarias de cualquier tipo, con miras a la conservación de la unidad


de gestión empresaria o la prevención o solución de conflictos. Admite
entonces la norma incluir disposiciones referidas a futuros derechos
hereditarios y establecer compensaciones a favor de otros legitimarios.
Y agrega: Estos pactos son válidos, sean o no parte del futuro causante
y su cónyuge, si no afectan la legítima hereditaria, los derechos del cón-
yuge, ni los derechos de terceros.
De este extremo, en que la colación asimila valores a la donación,
se pasa en el artículo siguiente (2392), en que bien puede identificarse
la entrega de valores como si se tratara de donaciones de dinero, pero
que no son colacionables porque responden tanto a las necesidades
como a las obligaciones parentales en la familia, para su sostenimiento
y equilibrada realización.
Cualquier desequilibrio en la porción legítima con relación a los
restantes herederos, no es computado como donación colacionable,
cuando se refiere a gastos de alimentos ni por la asistencia médica por
extraordinarios que sean, ni tampoco por la educación y capacitación
profesional o artística de los descendientes.
Ningún padre o madre deben hacer diferencias entre sus hijos, pero
si de alimentos se trata, es la naturaleza la que marca la necesidad, y
dar igual significa desconocer las diferencias biológicas de las perso-
nas. Más aún cuando de asistencia se trate, en que no se puede limi-
tar en pos de la igualdad económica, cuando la salud está sujeta a los
avatares de la vida y su protección puede llevar fortunas, sin por ello
vacilar el legislador en no establecer limitaciones en pos de la igualdad
económica.
Por el contrario, la protección que da a la persona con discapacidad
permite mejorarlo con un aumento que configura la mejora estricta del
art. 2448.
En cuanto al último supuesto, si bien la educación y capacitación
son una especie de alimento para la formación espiritual, no debe
darse en desmedro del resto con entregas desproporcionadas con la
fortuna y condición del causante. Esta razonabilidad se exige también
para el aporte de los progenitores a la boda de los hijos o presentes
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 33

de uso. Con inclusión del seguro de vida que corresponde al heredero


aunque sí por las primas pagadas por el causante al asegurador hasta
la concurrencia del premio cobrado por el asegurado.
El último párrafo del art. 2392, siguiendo con la marcada diferen-
cia entre beneficios del heredero y donaciones, establece que también
debe ser colacionado lo empleado por el causante para establecer al
coheredero o para el pago de sus deudas, porque se trata de una cues-
tión estrictamente económica, atendible desde el afecto, pero injusto
en el equilibrio que merecen todos en lo económico, desde la conducta
de los ascendientes.
Como puede verse, no es una forma de proteger al heredero dona-
tario, reduciendo la donación que lo beneficia, como si fuera un extra-
ño que recibe con merma de la masa hereditaria.
La cuestión se debe dirimir en un ámbito familiar muy distinto a
la pretensión de los extraños que reciben sin tener nada que ver con
el donante y en perjuicio de los legitimarios. No hay cuestiones para
discutir en estos supuestos, y pretender convalidar una transmisión a
terceros, insolventándose, es el mayor perjuicio. Por ello, las menta-
das donaciones deben ser reducidas y extinguidos los derechos reales
constituidos por el donatario o sus sucesores, como dice el art. 2457,
pudiendo el legitimario perseguir contra tercero adquirentes los bienes
registrables (art. 2458).
Obsérvese la diferencia con las cuestiones planteadas entre cohe-
rederos en la defensa de la legítima, en la que entra un patrimonio
que excede en mucho lo registrable, que se conforma por colación con
donaciones y con otros beneficios, en algunos casos admitidos y en
otros no, y que son materia de discusión en el seno de la familia, que es
donde transcurre la formación integral de ese patrimonio.
Por ello, no integran los terceros lo que configura una partición an-
ticipada, como sucede en la regulación de la partición por donación
de ascendientes o por testamento, limitada a las personas que tienen
descendientes (art. 2411), con la opción de partir lo no incluido, a partir
de la muerte, con lo cual, lo partido en vida es parcial (art. 2412) y de
imposible ataque en vida del causante, no obstante lo cual se puede
34 Curso de técnica notarial

formar la masa trayendo en colaciones donaciones en vida que hubiera


anticipado el causante (art. 2413), o ejecutar el negocio en actos sepa-
rados (art. 2415 párrafo segundo).
Si bien admite la acción de reducción (art. 2417) por el descendiente
omitido en la partición o nacido después, lo es en tanto a la apertura de
la sucesión no existan otros bienes. En cuanto al valor de los bienes, el
art. 2418 marca su esencia natural para la colación y cálculo de la legíti-
ma, sin importar si estos están o no en el patrimonio, por cuanto no se
pretende recuperar el bien como cosa mueble o inmueble registrable,
menos aún cuando de otros bienes se trata, sino solo el valor al tiempo
en que se hacen las donaciones, apreciadas a valores constantes.
Sin insistir en otros argumentos que marcan la necesidad de discu-
tir valores entre coherederos, y de admitir una acción reipersecutoria
en caso de transmisión de bienes del heredero legitimario de mala fe,
con aviesa intención de insolventarse, el tema de la reducción de do-
naciones entre legitimarios no puede generar títulos imperfectos, dado
que lo único que podría resultar, es la merma en el patrimonio recibido
anticipadamente por el descendiente, que nadie computa normativa-
mente, pero que de ser observable el título impide negociaciones del
heredero con su atribución, que otros reciben por otros caminos ya
señalados.
Por ello insistimos en la interpretación que diéramos a las donacio-
nes a legitimarios dentro del régimen del Código velezano, así como
con la doctrina que fuera afín con esta interpretación, y que en modo
alguno, viene a cambiar el nuevo Código.
Cuando el art. 1061 dice que el contrato debe interpretarse confor-
me a la intención común de las partes y al principio de buena fe, ¿pue-
de admitirse que es intención de los padres que donan a su hijos y de
los donatarios que reciben, devaluar lo dado y recibido por un acto que
les impide circular los bienes en valores reales?
¿Quién parte anticipadamente entre sus herederos, puede tener
intención de dejar sujeto a un litigio entre sus beneficiarios, por dife-
rencias que pudieran resultar en la determinación final, agravada con
acción reipersecutoria que saca de circulación el bien? ¿Puede ello ser
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 35

de buena fe, cuando en las relaciones de familia, estas deben imperar y


solo como excepción se pueden dar situaciones a contrario?
Sin perjuicio de las reglas de interpretación de los contratos, una
merece especial atención, como es en el marco de la buena fe, y la pre-
disposición de los ascendientes a solucionar los problemas de sus he-
rederos, cual es la del principio de conservación. Si hay duda sobre la
eficacia del contrato o de alguna de sus cláusulas, debe interpretarse en
el sentido de darles efecto. Y en cuanto al alcance más adecuado al ob-
jeto del contrato, ¿puede serlo en dar al hijo, para que este se encuentre
frustrado en su intención de utilizarlo en su vida económica, con restric-
ciones al acceso al crédito para la producción o la vivienda cuando esta
tiene tratamiento preferencial en el desarrollo de la familia?
Debemos recordar que la donación sigue siendo un negocio irrevo-
cable, en tanto no exista una de las situaciones expresamente estable-
cida para la revocación como sucede con la reversión y la revocación
por ingratitud del donatario, incumplimiento de cargos o condiciones o
negación de alimentos al donante, cuando otro no tiene obligación de
darlos. ¿Y si para cumplir con esa obligación alimentaria o asistencia,
para tratar al donante en su salud, ante graves emergencias, no puede
utilizar el título de lo que recibiera del donante, para asegurar esa aten-
ción, de qué vale la donación efectuada?
¿Puede ello entrar en la calificación de finalidad del acto y buena fe,
cuando puede resultar en el propio perjuicio del donante?
Por todo ello consideramos plenamente aplicable a las donaciones
entre legitimarios, los argumentos que diéramos en el régimen de vi-
gencia del Código velezano y su influencia a la luz de la nueva legislación.

DONACIONES DE ASCENDIENTES A DESCENDIENTES. PERFECCIÓN


DEL TÍTULO. DISTINCIÓN CON LAS DONACIONES A EXTRAÑOS.

1- INTRODUCCIÓN

Aunque las donaciones tienen como contrato una regulación uni-


forme, hay distinciones fundamentales en cuanto a la o las personas
36 Curso de técnica notarial

que cumplen el rol de donatarios, por cuanto es muy distinto ser legi-
timario que extraño.
Los extraños terminan su relación contractual con la aceptación,
mientras que los legitimarios quedan vinculados a posteriori de la mis-
ma, por su vínculo parental.
Si son descendientes tendrán una imputación en la sucesión del
causante, según como se haya formulado, a la porción disponible como
mejora, o a cuenta de su parte en la sucesión.
Ya el art. 1805 del Código velezano, establecía que cuando el padre,
la madre o ambos juntos donan a sus hijos de cualquier edad que estos
fueran, si no se expresare a que cuenta debe imputarse la donación, se
entiende que es hecho como adelanto a la legítima. Esta imputación dio
lugar a discusiones por cuanto un artículo expreso, como lo era el art.
3484 CC establecía que la dispensa de colación “sólo puede ser acordada
por el testamento del donante, y en los límites de su porción disponible”.
Tomarlo como adelanto de la legítima según el 1805 del CC es de-
jarlo sujeto a la colación del bien en la sucesión del donante y si en este
supuesto se hubiera hecho la dispensa de colación por declaración en
la escritura, para atribuirle el carácter de mejora a fin de imputarlo a la
porción disponible, no se estaría cumpliendo con la forma prevista por
el art. 3484 que lo exigía bajo forma testamentaria.
Participamos de la doctrina que lo admitía, pero la discusión quedó
zanjada en el nuevo código porque lo admite en la escritura de dona-
ción o por testamento: “Art. 2385. Personas obligadas a la colación. Los
descendientes del causante y el cónyuge supérstite que concurren a la
sucesión intestada deben colacionar a la masa hereditaria el valor de
los bienes que le fueron donados por el causante, excepto dispensa
o cláusula de mejora expresa en el acto de la donación o en el tes-
tamento…”.
La modificación aclara la duda suscitada en el Código velezano, y
afirma un principio que ya establecía el mismo, como es la colación del
valor de los bienes donados, como resultaba también del art. 3477
CC, en el que se establecía que “debían reunir a la masa hereditaria los
valores dados en vida por el difunto”.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 37

La ley 17.711 le había agregado a este artículo el tiempo en que


debían computase esos valores (párrafo 2º del art. 3477 CC) estable-
ciendo que debía serlo al tiempo de apertura de la sucesión, sea que
existan o no en poder del heredero.
El último párrafo, que niega importancia a la existencia de la cosa
donada en ese momento, ratifica plenamente el concepto de “valor”
con el que se regula esta instancia.
En la reforma se modifica el tiempo en que se debe establecer el
“valor de la cosa donada”. Dicho valor se determina a la época de la
partición según el estado del bien a la época de la donación.
Se trata con ello de dar mayor realismo al valor que puede cambiar,
no sólo por las circunstancias económicas como resulta de procesos
de inflación o deflación, sino por las modificaciones materiales que se
pueden haber introducido en la cosa para cuyo supuesto, es recomen-
dable poder guardar prueba de lo recibido en la época de la donación,
para justificar si hay mejoras introducidas a posteriori.
En el artículo siguiente del nuevo Código, se establece cuándo una
donación está afectando la legítima de los herederos legitimarios dis-
poniendo: “Artículo 2386. Donaciones inoficiosas. La donación hecha a
un descendiente a al cónyuge cuyo valor excede la suma de la porción
disponible mas la porción legítima del donatario, aunque haya dispensa
de colación o mejora, está sujeta a la reducción por el valor del exceso”.
En tal caso, el “valor” resulta el elemento fáctico más útil para resol-
ver estos conflictos, por cuanto es en el momento de la partición cuan-
do se debe conocer. Pero tanto en la nueva como en la vieja legislación,
se suscitaron dudas, que trataremos de aclarar a continuación.

2. EFECTOS DE LA ACCIÓN REIPERSECUTORIA

Vamos a comenzar este análisis, a partir de la acción reipersecutoria


prevista en el art. 3955 del CC de Vélez y señalando las diferencias con
el actual.
Conforme a esa norma, la acción que compete al heredero legítimo
(legitimario para ser más precisos) estaba dirigida contra terceros ad-
38 Curso de técnica notarial

quirentes de inmuebles comprendidos en una donación sujeta a re-


ducción por comprender parte de la legítima del heredero.
La limitación a inmuebles, impedía extenderla a otras cosas como
los muebles registrables (aeronaves, buques, automotores, máquinas
agrícolas) y derechos en general (cesión gratuita de derechos heredi-
tarios) y por tanto sin efecto reipersecutorio alguno, no obstante que
correspondiera indudablemente la acción de reducción.
Hoy, la nueva regulación de las donaciones, hace extensiva la acción
a los bienes registrables, tal como resulta del rigor formal contemplado
en el art. 1552 CCyC, cuando exige la escritura pública, bajo pena de
nulidad, de las donaciones de cosas inmuebles, así como de las cosas
muebles registrables y de las prestaciones periódicas o vitalicias.
Respecto de estas últimas, parece no tener sustento lo de la acción,
por cuanto no son cosas de circulación que puedan subadquirirse, y
por tanto perseguirse, mientras que los dos primeros supuestos, confi-
guran un concepto de materialidad circulatoria, en las que se pretende
materializar la acción para recuperar en ella el valor que lesionara la
legítima del heredero reclamante.
Es decir, que no es propio de la donación, el contenido persecutorio
de la acción, sino la calificación por el medio que corresponda, de la
procedencia de la reducción, y esta como tal, podría ser en valores o en
los bienes según el caso.
Incluso el propio artículo 2458 CCyC que dispone y regula sobre la
acción reipersecutoria, tiene en el segundo párrafo una atenuación im-
portante, al establecer que “El donatario y el subadquirente deman-
dado, en su caso, puede desinteresar al legitimario satisfaciendo en
dinero el perjuicio a la cuota legítima”.
Indudablemente, reconoce el daño que causa en los intereses de los
involucrados, la restitución de la cosa misma y lo atenúa, permitiendo
el cumplimiento con la entrega del valor correspondiente, siguiendo así
los mismos preceptos que en materia de colación, se establece para las
donaciones a legitimarios.
Por ello decíamos en nuestra obra sobre DONACIONES, partiendo
de un supuesto habitual en las donaciones de padres a hijos que des-
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 39

de lo notarial, preocupa la observabilidad que pudiera tener un título


donde los padres hacen donación a dos de sus cuatro hijos, tanto
por el acto en perjuicio de los no beneficiarios frente a la lesión a la
legítima, como en cuanto a la responsabilidad profesional, por falta
de información suficiente a los otorgantes. (Ed. ASTREA, Bs.As., 2008,
pág. 155 y ss.).
La preocupación tiene su razón de ser desde la vieja doctrina que
conceptuaba toda donación como activante de la acción reipersecuto-
ria del art. 3955 del CC, sea a herederos legitimarios como a extraños.
(BORDA Guillermo A, Tratado de Derecho Civil, Sucesiones, Ed. actualiza-
da, Tomo II, págs. 156/158).
Por otra parte, la mala fe del tercero que conoce la existencia de
otros legitimarios perjudicados, resultaría del mismo título, dado que
concurren dos hermanos sin recibir nada.
Agregamos a este supuesto que nos planteáramos durante la vigen-
cia del CC, que el conflicto que genera la donación a legitimarios es to-
talmente ajeno a las situaciones simples de donaciones a extraños, por
cuanto el conflicto puede plantearse mediante compensaciones que
se hicieran al momento de la donación o mediante actos anteriores y
cuya determinación en valores puede llegar a ser altamente conflictiva.
Prueba de ello es la actual regulación de los artículos 2391 CCyC sobre
beneficios hechos al heredero y del 2392 sobre beneficios excluidos
de la colación. En el primer supuesto, tanto los descendientes como el
cónyuge supérstite, hoy incluido en la colación de donaciones, están
obligados a colacionar “los beneficios recibidos a consecuencia de con-
venciones hechas con el difunto que tuvieran por objeto procurarles
una ventaja particular” situación esta que suele presentarse cuando el
beneficiado colabora en tareas laborales, comerciales, societarias, etc.
con su ascendiente y puede premiarlo por la ayuda recibida de modos
tan particulares y diversos, en que la onerosidad del beneficio es de
dudosa valoración o entra en el campo de lo extramatrimonial.
Claro que podría evitarse la disputa fijando un valor al beneficio y
hacer dispensa de atribuirlo a su porción hereditaria, computándolo
como mejora, pero si además, se trata de un heredero con discapa-
40 Curso de técnica notarial

cidad, el problema se agudiza, por cuanto la misma ley, en el artículo


2448 CCyC establece una mejora especial para él, conceptuada por el
medio que el causante estime conveniente, entendido como mejora
estricta, por encima de la porción disponible.
Debilitar el efecto de esta donación y darle un efecto reipersecuto-
rio, cuando se trata de una cuestión familiar tan especial y de ribetes
tan particulares, parece excesivo.
Por otra parte, al excluir el nuevo código de la colación ciertos actos,
no lo hace en forma rotunda, y deja abierto supuestos en que la misma
procede, como cuando el art. 2392 CCyC señala que deben ser excep-
tuados de la exclusión prevista los gastos “por la educación y capaci-
tación profesional o artística de los descendientes, “ cuando sean des-
proporcionados con la fortuna y condición del causante, o cuando
los gastos de boda o presentes de uso, exceden de lo razonable, o por
el pago de primas del seguro de vida que benefician directamente al
heredero cuando son pagadas por el causante hasta la concurrencia
del premio cobrado, o cuando se trata de dinero empleado por el cau-
sante para establecer al coheredero o para el pago de sus deudas.
Todo esto es motivo de tratamiento muy especial, que se resolverá
en el momento de formación de la cuenta particionaria, pero de una
complejidad tal, que el resultado sólo podrá verse al momento de la
partición y que debe necesariamente considerarse en “valores” tal como
resulta del art. 2396 CCyC cuando expresa que “La colación se efectúa
sumando el valor de la donación al de la masa hereditaria después de
pagadas las deudas, y atribuyendo ese valor en el lote del donatario”.
Estas inquietudes se plantearon en el Código velezano, pero la doc-
trina y la jurisprudencia fue morigerando los efectos de aquella acción
reipersecutoria, atento a la notable diferencia que hay entre una do-
nación con reversión o cargos, donde la causa de la revocación está
contenida en la misma escritura, y aquella en que siendo irrevocable
y sin cargos o condiciones, transmite la cosa libremente. Tales supues-
tos protegerían entonces al tercero adquirente, tal como lo señalaba
Baldomero LLERENA, en Concordancias y Comentarios del Código Civil
Argentino, 2ª. Edición, tomo décimo, pág. 436/37, Ed. Peuser, 1903.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 41

FORNIELES fijó el límite entre las distintas donaciones, partiendo de


la colación en valores: “A primera vista, parece poco conforme con los
preceptos legales que rigen la reducción, porque los arts. 1830, 1831,
1832, 3600, 3601 y sobre todo el 3955, no distinguen. Sin duda, mien-
tras la donación quepa dentro de la legítima, no hay dificultad, pero
es admisible que la sobrepase y aún que abarque todos los bienes del
donante. ¿Por qué no reducirla con los mismos efectos que ante ter-
ceros? Es que se interpone un argumento de mucha fuerza, a saber,
que según el art. 3477, los herederos forzosos a quienes se hace una
donación, deben reunir a la masa los valores dados en vida por el di-
funto. Nuestro Código ha organizado la colación en forma tal, que las
cosas donadas a un heredero forzoso quedan irrevocablemente de su
propiedad y sólo se considera el valor de ellas en la cuenta de partición.
Ahora bien: como hasta el día de la muerte del causante no es posible
saber si el anticipo hecho a un heredero forzoso cabrá dentro de su
legítima o herirá las legítimas de las otras partes, el propósito de la ley,
que es el de dejar irrevocablemente el dominio en cabeza del heredero
forzoso donatario, se vería destruido si este hecho dependiera de la
cuantía de los bienes donados” (FORNIELES, Salvador, Tratado de las
Sucesiones, Tomo II, 3ª. Edición, pág. 194/95, Ed. Ediar, Bs. As.).
El principio de “irrevocabilidad” de las donaciones continúa tan vi-
gente en el nuevo código como en la época del Código velezano, en
tanto el artículo 1569 CCyC establece que “La donación aceptada sólo
puede ser revocada por inejecución de los cargos, por ingratitud del
donatario, y, en caso de habérselo estipulado expresamente, por su-
pernacencia de hijos del donante”, con lo que las conclusiones de FOR-
NIELES tienen hoy total vigencia.
LOPEZ DE ZAVALIA consideraba por su parte que la acción del art.
3955 del CC no tiene carácter de “reivindicatoria” y tampoco es acción
real, debiendo hacerse la reducción en valores. (Fernando LOPEZ DE
ZAVALIA, Teoría de los Contratos, Tomo 2, Parte Especial, I, pág. 535/39,
Ed. Zavalía, Bs. As. 1985).
Queda claro entonces que una cosa es la acción reipersecutoria,
perfectamente diferenciada de la acción de reducción, que es natu-
42 Curso de técnica notarial

ralmente personal y en valores, salvo cuando fuera posible perseguir


la cosa y lo justifique la naturaleza del acto, como cuando se trata de
donatarios extraños, que nada tienen que ver con la partición de una
herencia afectada por el acto gratuito, o la defensa de la legítima del o
los herederos legitimarios.
No hay reipersecusión posible fuera de los supuestos contemplados
y ampliados en el nuevo Código, comprendiendo inmuebles y muebles
registrables, y un planteo particular que se debe hacer es en cuanto a
los derechos, como es el clásico ejemplo de la cesión de derechos here-
ditarios, que comprenden derechos sobre la universalidad y no sobre
cosas materiales. Si bien a nivel local se ha previsto la registración de
cesiones de derechos hereditarios, el nuevo código no lo contempla
expresamente como registrables, y sólo establece que el momento a
partir del cual produce efectos, es desde que la escritura pública que la
contiene se incorpora al expediente sucesorio. (Art. 2302 inc. b CCyC).
Tampoco es posible cuando la cosa se pierde, y si lo es por culpa del
donatario, este debe su valor (art. 2455 CCyC párrafo primero). Y si pere-
ce sin su culpa, el valor de lo donado no se computa para el cálculo de la
porción legítima (art. cit., párrafo segundo), pero si perece parcialmente
por su culpa, se debe la diferencia de valor, y si perece parcialmente
sin su culpa, se computa el valor subsistente (art. cit., párrafo tercero).
Pero la incertidumbre sobre la persecución de la cosa misma, esta
dado en el art. 2454 CCyC en los tres supuestos sobre efectos de la
reducción de las donaciones: En el primero, si la reducción es total, la
donación queda resuelta. En el segundo, si es parcial, por afectar sólo
en parte la legítima, el donatario puede impedir la resolución, si el bien
es divisible, por división entre legitimario y donatario. Si es indivisible,
la atribución de la cosa será para aquél a quien corresponda una por-
ción mayor, con un crédito a favor de la otra parte por el valor de su
derecho. A esto se agrega el párrafo siguiente, en que también puede
impedirse la resolución “entregando al legitimario la suma de dinero
necesaria para completar el valor de su porción legítima”.
Resulta por demás evidente, que se trata de una acción personal, en
la generalidad de los casos, nunca real, y que la persecución afecta la
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 43

seguridad en las transacciones que tienen título con antecedentes de


esta naturaleza.
ZANNONI considera que si bien la mentada acción es personal, tie-
ne efectos reales, y transferido el bien a un tercero, procede la reiper-
secusión de la cosa, salvo que el tercero compense su valor. (Eduardo
ZANNONI, Derecho de las Sucesiones, Vol. I, pág. 402 y ss. Ed. ampliada,
Ed. Astrea, Bs.As.).
A su vez, SPOTA limita el efecto reipersecutorio sólo a los títulos pro-
venientes de donaciones a terceros, excluyendo los casos de donacio-
nes a legitimarios protegidos por la colación: “... la pretensión reiperse-
cutoria del art. 3955 no comprende este supuesto de colación, porque
los demás herederos cuentan con la acción personal contra el heredero
donatario, pero no contra los terceros adquirentes del inmueble. Toda
vacilación sobre el ámbito de aplicación del art. 3955 debe resolverse
sobre la base de una interpretación restrictiva de esta norma a fin de
no aumentar los supuestos de títulos imperfectos que constitu-
yen una rémora para el tráfico jurídico” (pág. 324), señalando que
“En vías de reformas al CC, deberá otorgarse a la pretensión de re-
ducción un carácter de acción no reipersecutoria, sino meramente
personal; sólo si el poseedor actual del inmueble tuvo el bien a título
gratuito esa pretensión accionable puede ejercerse contra este subad-
quirente. Es la solución propuesta por BIBILONI (art. 3175, Apr.) que
luego es recogida por el Proyecto de reformas del año 1936 (art.
2014, Pr.)” (pág. 320).
Y agrega SPOTA: “Como se expresa en la n. art. 3175, Apr., la ac-
ción de reivindicación que el art. 3955 autoriza, es incompatible con un
sistema razonable de publicidad y de crédito”. (pág. 321) SPOTA,
Alberto Gaspar. Instituciones de Derecho Civil. Contratos. Vol. VII, págs.
320/324, Ed. Depalma, Bs. As., 1982.
A los citados por SPOTA en la nota anterior debe sumarse el Ante-
proyecto de 1954, que en su art. 696 establecía: “Cuando la legítima
resulte lesionada, los damnificados podrán demandar a los beneficia-
rios de mejoras o donaciones inoficiosas para que estos restituyan el
valor que excediese la porción disponible del causante. La acción será
44 Curso de técnica notarial

personal, pero procederá también contra los sucesivos adquirentes a


título gratuito de los bienes cuyo valor corresponda incluir en la legíti-
ma lesionada, hasta la concurrencia del enriquecimiento obtenido por
los demandados. El beneficio de estos se computará al tiempo de la
apertura de la sucesión pero si fuese menor a la fecha de la donación
se estará al valor de entonces”.
De la evolución de la doctrina, y la afirmación de la colación en valor,
queda un amplio margen de razonabilidad en la interpretación de la
inobservabilidad de los títulos provenientes de donaciones a legitima-
rios.
Si bien la presencia de los herederos no beneficiarios, no permite
hacerlos renunciar o desistir a ninguno de sus derechos como herede-
ros (art. 1175 CC), hoy ratificado por el art. 2449 CCyC que establece la
“irrenunciabilidad” de la porción legítima de una sucesión no abierta
y del art. 1010 del CCyC, aunque ciertos acuerdos, protegen la buena
fe contractual mediante la notificación de la situación creada ante el
desprendimiento patrimonial gratuito del donante. Sin embargo, hoy
se admiten, conforme al segundo párrafo del art. 1010 CCyC pactos
relativos a una explotación o a participaciones societarias de cualquier
tipo, con miras a la conservación de la unidad de la gestión empresaria
o a la prevención o solución de conflictos, en cuyo caso, “pueden in-
cluir disposiciones referidas a futuros derechos hereditarios y es-
tablecer compensaciones a favor de otros legitimarios. Estos pac-
tos son válidos, sean o no parte el futuro causante y su cónyuge, si
no afectan la legítima hereditarias, los derechos del cónyuge ni los
derechos de terceros”.
Haya o no compensación en valores, en definitiva, la donación, si no
contiene cláusula de mejora, que podría resultar de la misma donación
o del testamento del causante a tenor de lo dispuesto por el art. 2385
CCyC, tiene el carácter de un anticipo de herencia, la que, al momento
de la muerte del causante, se integrará en la masa del sucesorio para
compensar cuentas en valores, pero nunca mediante la reclamación de
la cosa, tal como resultaba antes del art. 3477 en su texto actualizado
por la reforma de la ley 17.711, y ahora del art. 2385 y cc. del CCyC.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 45

Y si contuviera esa mejora, se limitaría a la porción disponible sin


por ello afectar la naturaleza del título. Del art. 2451 CCyC resulta que
“El legitimario a quien el testador le ha dejado, por cualquier título, me-
nos de su porción legítima, solo puede pedir su complemento” y por
tanto, se está refiriendo al valor para cubrir su parte.
En consecuencia, el acto es inobjetable. Tanto en el Código veleza-
no, como en el actual. De ellos deriva un título perfecto, y ninguna im-
putación podrá hacerse por autorizar tal acto el escribano.

3. CONCLUSION

El cuestionamiento que se pudiera hacer a las donaciones de pa-


dres a hijos en razón de la supuesta observabilidad del título por estar
afectado por una acción reipersecutoria sobre la cosa adquirida, es el
mismo que se planteara durante la vigencia del Código Civil velezano.
La temible acción reipersecutoria del art. 3955 del CC está, con al-
gunas variantes que la extienden a otras donaciones de cosas muebles
registrables, reiterada en el art. 2458 CCyC.
Pero también se repiten preceptos que las diferencia de las dona-
ciones a extraños, como la regulación de la acción de colación que com-
prende el valor de las cosas donadas y no las cosas mismas, reiterando
el art. 3477 CC en el art. 2385 CCyC, así como en los arts. 2396, 2391,
2392 y cc CCyC.
Queda, como en aquellos antecedentes, la sombra reipersecutoria
de la acción de reducción, en el art. 2454 CCyC, pero a través de un
planteo de situaciones que no dan soluciones iguales y muestran las
diversas facetas de esta acción, que es como en la de colación personal,
a pesar de cierta doctrina que le daba a pesar de ello, efectos reales
para justificar la persecución de la cosa.
Los casos regulados se refieren a las variantes de reducción total o
parcial o de cosas divisibles o indivisibles, no siendo iguales los efectos.
Tal es el caso cuando el valor reducible es inferior al reclamo del legi-
timario, en cuyo supuesto la cosa debe quedar en poder del donatario,
dejando un crédito al primero para compensar su cuenta lesionada.
46 Curso de técnica notarial

De lo contrario, si el legitimario tiene una porción que supera el va-


lor de la cosa donada, tendrá derecho sobre ella, con a favor de per-
mitir al donatario, para conservar la cosa, entregar en dinero el valor
necesario para cubrir la legítima.
En este último supuesto, es cuando la reducción alcanzaría el carác-
ter persecutorio sobre la cosa, pero tratándose de legitimarios, antes
que a la reducción misma de efectos cambiantes según las circunstan-
cias, está la acción de colación, que es en valores, y por tal motivo, siem-
pre se priorizó esta solución, porque además la reducción únicamente
es persecutoria de la cosa cuando se trata de inmuebles y ahora de
muebles registrables, mientras que en los demás supuesto, la reduc-
ción, necesariamente debe serlo en valores, porque no es posible per-
seguir derechos, títulos valores, muebles no registrables y otros bienes
que circulan libremente, sin poder los terceros conocer los orígenes o
causas de la adquisición.
Desde el realismo jurídico, que se impregna de prácticas sociales,
usos y costumbres de fuerte raigambre en el ejercicio de los derechos,
no se justifican modificaciones interpretativas contrarias a ellas, mas
cuando el propio Código, regula en el artículo 1º el reconocimiento ple-
no con carácter vinculante, cuando las leyes o los interesados se refie-
ran a ellos o en situaciones no reguladas legalmente, siempre que no
sean contrarios a derecho.
Y tanto no lo es, cuando con una legislación que mantiene en sus-
tancia los mismos principios generales en esta materia, no se generó
durante años conflictos que terminaran en fallos condenatorios de es-
tas prácticas, ni reclamos por lesiones a los derechos de los legitima-
rios, ni otros por una reforma legislativa, que como se viera anterior-
mente, era coherente con la seguridad jurídica que estas costumbres o
prácticas plasmaran.
Tan es así, que se reitera en el nuevo Código, para mantener la ar-
monía familiar, el instituto de la partición por donación o testamento
de ascendientes, tan valorado en su importancia en el Código velezano,
que en la nota al art. 3514 su autor resaltaba la importancia de dejar
a los padres el poder de hacer las atribuciones que consideraran más
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 47

convenientes a los intereses de sus hijos, que ellos mejor que nadie
conocían.
Se pretendía así dejar a la familia la solución de conflictos que entre
otras situaciones podría generar los reclamos de los herederos, como
lo hace ahora mismo, en los artículos 2411 y ss del CCyC y en particular
en el art. 2413, cuando establece, para este acto partitivo, la obligación
de colacionar a la masa el valor de los bienes que anteriormente haya
donado y sean susceptibles de colación.
Y cuando en el art. 2417 CCyC se refiere a la reducción, lo hace no-
toriamente sobre valores, por cuanto tiene un contenido global, sobre
la masa partible o ya partida y adjudicada, dado que, a pesar de la ex-
presión “si a la apertura de la sucesión no existen otros bienes del cau-
sante suficientes para cubrirla” el modo de ejecutarla es mediante una
recomposición de la masa, y en ese supuesto, como lo señala el art.
2374 CCyC, si es posible dividir y adjudicar los bienes en especie, nin-
guno de los comparecientes puede exigir su venta, y si no es posible,
se debe proceder a su venta y a la distribución del producto obtenido.
En la nueva partición, se respetará ahora la legítima de cada here-
dero y para ello no se necesita del procedimiento de perseguir incluso
a subadquirentes de la cosa donada, sino compensando en valores, o
como dice el art. 2451, pidiendo el complemento para cubrir su legíti-
ma.
No se justifica entonces, la interpretación de soluciones que lesio-
nan seriamente a los títulos que se originan en donaciones de ascen-
dientes a sus descendientes, para equilibrar cuentas, que entre parien-
tes son difíciles de esconder u ocultar, salvo caso de manifiesta mala fe,
por el conocimiento que pudieran tener los subadquirentes del cues-
tionamiento de los otros legitimarios, en cuyo caso, cuando los herede-
ros accionan para cubrir su legítima, es aconsejable, trabar la litis para
conocimiento de terceros y evitar conductas contrarias a la buena fe
que se exige normativamente en el art. 9 del CCyC.
Salvo en estos supuestos de publicidad del reclamo, debe primar el
principio de la perfección de los títulos proveniente de donaciones en
tanto sea de ascendientes a descendientes.
48 Curso de técnica notarial

4. LAS DONACIONES A EXTRAÑOS EN EL CÓDIGO VELEZANO

En cuanto a las donaciones a extraños, también merecen un cuida-


doso tratamiento, por cuanto quien no tiene legitimarios, puede donar
libremente, sin que haya herederos que puedan pretender reducción.
Por eso, a modo de advertencia, recordamos lo dicho en una consulta,
en el régimen del Código velezano, que merece igual tratamiento en el
actual.
«DICTAMEN: Vengo por la presente a producir dictamen con motivo
de la consulta formulada el 8 del corriente por el notario J. M. M.
El nombrado fue citado a una reunión en un Tribunal de Mediación
el 28 de febrero pasado, con motivo de su intervención como escribano
autorizante de una escritura de compraventa pasada en su Registro
en 1994, en cuyos antecedentes obra una donación de dos hermanos
solteras, sin descendencia, una nacida en 1905 y la otra en 1899, a una
tercera casada.
Se habría argumentado, que habiendo pretendido vender la actual
compradora, quien pretendía adquirir solicitó un crédito al Banco de
Galicia y Buenos Aires, el que lo habría observado por tener origen en
una donación a terceros (dado que los hermanos no son entre sí legi-
timarios).
Se alega que por ese sólo hecho el título es imperfecto; resuelven
el boleto y la titular pretende ahora ser indemnizada por el escribano
por ello.
Debemos señalar previamente algunos aspectos básicos:
1) Si todo título emanado de donación entre quienes no son legiti-
marios, es imperfecto, debió el codificador prohibirlo, por cuanto en el
sistema de coherencia y seguridad jurídica que pretende implementar
en la transmisión de inmuebles, perfeccionado luego por la ley 17.711
mediante el agregado de la inscripción registral (art. 2505), no debió
regular un instituto que impedía la libre transmisión del dominio.
Por el contrario, en ninguna parte de la magna obra prohibió tales
transmisiones, sino que reguló su limitación, cuando las mismas afecta-
ban a legitimarios. Es el caso de los artículos 1831 y 1832, que siguien-
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 49

do la definición del 1830 reputa la donación como inoficiosa cuando su


valor excede en la parte de que el donante podía disponer. En conse-
cuencia, no habiendo excedente, o no habiendo herederos legitimarios,
o habiendo renunciado éstos a su legítima después de la muerte del do-
nante o a la acción reipersecutoria, es evidente que la donación era per-
fecta e inobjetable, como fuera de toda duda señala la nota al art. 3477
del CC”… la donación fue un contrato que transfirió la propiedad de las
cosas al donatario y éste ha podido disponer de ellas como dueño”.
2) La acción reipersecutoria del art. 3955 ha sido largamente cues-
tionada, en cuanto desde el mismo fallo plenario para la Capital Federal
Escary c/ Pietranera ( JA T° 5, pág. 3) en una situación semejante a la pre-
sente pero sometida al veredicto judicial y no desistida ante la primera
negativa como en este caso, se resolvió que el título era imperfecto no
porque fuera una donación a extraños, sino porque del propio título se
desprendía indubitablemente la existencia de un legitimario: “… El doc-
tor Zapiola dijo: Tratándose de un título que proviene de una donación
y resultando del mismo título, que el donante tiene una hija que
pudiera haber sido perjudicada en su legítima, opino que no puede
afirmarse que se trata de un título inatacable, atenta la disposición del
artículo 3955 del Código Civil…” (Fallo y ob. cit., pág. 2, columna 2).
3) La acción del 3955, que no es propiamente una acción reivindica-
toria (no es ejercida por el titular de dominio por cuanto no lo es el he-
redero que ataca la donación, tal como lo exigiría esta acción en el art.
2758 del CC) tiene un limitado alcance (solo afecta las donaciones de in-
muebles, pero quedan excluidos las de dinero, muebles, derechos, etc.
por no estar comprendidos expresamente), y se discute su efecto real,
al punto que mientras parte de la doctrina se lo confiere en un esfuerzo
interpretativo para salvar la legítima, (BORDA, Guillermo A. Tratado de
Derecho Civil, Sucesiones, 5ª. Ed. Act. Tomo II, págs. 156/158, Ed. Perrot,
Bs. As.) otros le dan un carácter mixto, de acción personal con efectos
reales (ZANNONI, Eduardo, Derecho de las Sucesiones, Vol. 1, pág. 402 y
ss, Ed. Ampliada, Ed. Astrea, Bs. As., 1976) y un tercer grupo dice que es
acción personal (Fernando LÓPEZ DE ZAVALÍA, Teoría de los Contratos,
Tomo 2, Pte. Especial (I), págs. 535/39, Ed. Zavalía, Bs. As., 1985).
50 Curso de técnica notarial

Partiendo de estos supuestos, parece temerario pretender reclamar


por la imperfección de un título, porque a un Banco se le ha ocurrido
calificarlo de tal, cuando es sabido que los bancos no tienen ninguna
entidad para sentar bases de jurisprudencia o doctrina, y los dictáme-
nes de las diversas Asesorías hasta son contradictorios, se modifican a
través del tiempo y según los casos particulares y dan motivo a ciertas
regulaciones para evitarlo sin conseguirlo.
La sola sospecha de que pudiera existir un heredero legitimario, es
el fundamento de la imperfección, consiguiendo por ese solo hecho
un efecto que en ningún momento sostuvo la ley, y menos aun el fallo
plenario antes citado.
Pretender suprimir el derecho a donar, legítimamente admitido por
el Código, y sin restricción alguna cuando no existen legitimarios, es
una verdadera lesión a derechos de la persona humana, que por la sola
sospecha no puede ser inculpado, y menos privado de sus libertades.
Si nadie puede ser considerado culpable sino por sentencia que así
lo declare, menos aún puede ser privado de lo que la ley le da y que el
libremente puede hacer.
Pretender apoyarse en la posibilidad de que existan herederos, es
instalar la “prueba diabólica”, aquella imposible de producir, porque
nadie puede ejercer acción probatoria alguna sobre la inexistencia de
herederos. La sola declaración de inexistencia de herederos, o las evi-
dencias obrantes en el título que no lo pongan de manifiesto, tienen
entidad suficiente para permitir lo que la ley no prohíbe y sólo limita
cuando el heredero aparece.
Por ello dice LLORENS que “El heredero preterido puede demandar
la inoponibilidad de la enajenación hecha por el donatario a un tercero,
aun a título oneroso, en el caso de que esa enajenación se haya hecho
en fraude a sus derechos, a cuyo fin se requerirá el cumplimiento de to-
dos los requisitos de procedencia de esa acción que surge del art. 961 y
ss del Código Civil…” (LLORENS, Luis R.; ARMELLA y LAMBER, Usufructo y
donaciones como negocios jurídicos familiares, Ed. Centro Norte, Bs. As.,
1990, pág. 130/131).
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 51

Que la sola sospecha, no puede tener entidad para una acción como la
que motiva la consulta, resulta claramente del art. 1425 del Código Civil, en
tanto limita la suspensión del pago del precio por el comprador, a motivos
fundados: “Si el comprador tuviese motivos fundados de ser molestado
por reivindicación de la cosa, o por cualquier acción real, puede suspender
el pago del precio a menos que el vendedor le afiance su restitución”.
En el caso de la consulta, la sola sospecha, que para nada puede
configurar los motivos fundados de la norma, deriva en un voluntario
desistimiento de la operación, sin reclamación alguna, cuando, de ser
fundado, podría haberse cumplido igualmente afianzando el vendedor
la restitución.
Es una postura muy cómoda del accionante, no defender su dere-
cho, y reclamar se lo indemnice.
Por ello la jurisprudencia ha dicho que “Lo relativo a la imperfección
del título debe ser juzgado con criterio estricto para dar estabilidad a
las transacciones” (C.Civ. 2ª. LL 59 – 727…) y quien arguya sus dudas
debe concretarlas de modo claro y serio (C.Civ. 1ª. LL 26-559…).
Si el mero informe de un banco, no crea doctrina alguna y por el
contrario es contradictoria, ¿puede el rechazo de un Banco generar el
motivo fundado del 1425 del CC?
La jurisprudencia ha dicho que “La cuestión, en definitiva, depende
de la apreciación judicial de las circunstancias” (C.Civ. 1ª. LL 9-90, C.Ci-
v.2ª.LL 59-486, C.Civ. Sala B, LL 89-625), circunstancias que no se produ-
cen en este caso, porque quien reclama, no accionó judicialmente, ni
demostró la existencia de herederos legitimarios que pudieran ejercer
alguna pretensión contra su título.
Se ha dicho también en otros fallos, que “Si el título proviene de una
donación… pues, en principio, ello no obsta a su perfección (C.Civ. 2ª. LL
36-653) máxime si surge que no hay herederos legitimarios del donan-
te (C.Civ. 1ª. JA 25-926… LL 77-382) y la donación solo afecta la porción
disponible del causante… o si ya están prescriptas las acciones de re-
ducción y reipersecutoria (C.Civ. 2ª. LL- 19-200); en otro caso se decidió
que la eventual colación se reduciría a una disputa por los valores pero
no daría lugar a una acción real fundante de la defensa del art. 1425,
52 Curso de técnica notarial

ya que el bien no estaría en poder del donatario (C.Civ. 2ª. LL 21-348).


La jurisprudencia fue seleccionada entre la amplia cita contenida en la
obra de Jorge Joaquín LLAMBIAS y Atilio A. ALTERINI, Código Civil Anota-
do, Tomo III-A, pág. 515 y ss, Ed. Abeledo Perrot, Bs. As., 1982).
La interpretación del art. 1425 en la doctrina y el efecto de las do-
naciones a terceros, tiene un importante tratamiento en el trabajo de
Gastón DI CASTELNUOVO, obrante en Curso de Derecho Notarial, bajo la
dirección de Ana Raquel Nuta, pág. 131 y ss y en especial 161 y ss, Ed.
Ad Hoc., Bs. As., 1999.
Por lo expuesto, el dictaminante, entiende que para iniciar acción
contra el escribano por vicio de título, debe demostrarse previamente
haber accionado en cumplimiento de lo dispuesto en el art. 1425, y ha-
ber sido rechazada su demanda o probarse que existen pretensiones
serias de herederos legitimarios. De lo contrario, parece temerario el
intento, y daría lugar a infinidad de pleitos sin sustento legal alguno».

NOTA: En el marco del derecho velezano, sin modificaciones sustan-


ciales a la fecha del nuevo Código, es recomendable la lectura del traba-
jo presentado por el Not. Natalio Pedro Etchegaray que se reproduce a
continuación. Publicado originalmente en el Cuaderno del XL Seminario
Laureano A. Moreira de la Academia Nacional del Notariado del mes de
octubre de 2000. Se han agregado las referencias al nuevo Código.

SUBSANACION DE TITULOS PROVENIENTES DE DONACIONES


EFECTUADAS A TERCEROS. (PERSONAS QUE NO SON HEREDEROS
FORZOSOS DEL DONANTE)

Expositor: Natalio P. Etchegaray

“Toda vacilación sobre el ámbito de aplicación del mentado art.


3955 (hoy 2458 CCyC) debe resolverse sobre la base de una interpreta-
ción restrictiva de esta norma a fin de no aumentar los supuestos de tí-
tulos ‘imperfectos’, que constituyen una rémora para el tráfico jurídico”.
Alberto Spota (Contratos, Tomo VII, pág. 324)
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 53

A) EL MUNDO NOTARIAL ESTÁ CONMOCIONADO

Los departamentos jurídicos de las instituciones de crédito hi-


potecario, unánimemente, han hecho suya la doctrina que declara
imperfectos los títulos de propiedad que ostentan entre sus antece-
dentes donaciones a terceros, es decir a quienes no son herederos
forzosos del donante.
A estos pueden sumársele los que extienden su rechazo aún a
las donaciones realizadas a herederos forzosos; afortunadamente
son minoría.
Conocidas son las fuentes de este razonamiento: el artículo 3955
del Código Civil (hoy 2450 CCyC) y su aplicación en el fallo plenario
dictado en 1912 por las Cámaras Civiles de la Capital Federal, en
autos “Escary c/Pietranera”.
No voy a referirme a la discusión doctrinaria de fondo, pues las
entidades bancarias, por el momento, no han sentido la necesidad
de rever su posición, ya que pareciera que la colocación de los fon-
dos disponibles para el crédito hipotecario se ha mantenido dentro
de sus previsiones.
Otra sería, seguramente, la decisión de las instituciones crediti-
cias si se encontraran frente a una prolongada retracción de solici-
tudes de préstamo hipotecario.

B) FINALIDAD DE ESTE TRABAJO

Abordaré entonces lo que considero útil en las actuales circunstancias:


“LA POSIBILIDAD DE BONIFICAR EL TITULO IMPUGNADO POR EL
TEMA DE LA DONACION”, tal como textualmente lo expresa Osvaldo
SOLARI, en su trabajo sobre este problema (ver Revista del Notaria-
do Nº 841 pág. 197, año 1995) cuya intención y solución comparto
totalmente y que es la causa de haber elegido este tema para esta
disertación, ya que cada uno de nosotros trató de referirse a una
cuestión que ya hubiera merecido la atención de nuestro querido
homenajeado de hoy.
54 Curso de técnica notarial

También me pareció oportuno este Seminario para presentarle a


la comunidad notarial las soluciones que la hora está reclamando, ha-
bida cuenta que la responsabilidad se torna agobiante para aquellos
notarios que en los últimos veinte años (período de auge de las dona-
ciones), autorizaron las escrituras que hoy son motivo de observación.

C) RECHAZO FRONTAL DE CADA SOLUCIÓN

Y además porque me parece ver en los estudios de muchos intér-


pretes una actitud de negación, de aniquilamiento, de cada una de las
soluciones que trabajosamente van apareciendo en el campo notarial.
Como que ante cada propuesta de bonificación, se creyera ne-
cesario reaccionar vigorosamente en defensa de un derecho ideal,
abstracto, mancillado por la donación.
Así ha sucedido frente a los intentos de utilizar: a) el distracto; b) la
declaración de onerosidad; c) la escritura de revocación de la donación
por reconocimiento voluntario de incumplimiento de cargos omitidos
en la escritura; d) el reintegro voluntario del inmueble al donante para
librar al donatario de la obligación alimentaria; e) con idéntica inten-
ción, el reembolso al donante del dinero obtenido en la venta del bien
donado (estos dos últimos casos contemplados en el artículo 1837 del
Código Civil, hoy 1559 del CCyC); y f) la prescripción adquisitiva.
Inclusive en sede judicial se han esmerado en acumular argu-
mentos para descartar soluciones, al rechazar la apertura de la su-
cesión del donante, solicitada por un donatario necesitado de de-
mostrar de alguna manera la aparente inexistencia de pretensiones
hereditarias legítimas. (Autos “Soncín, Zulema A.”, Cám. Nac. Civil,
Sala II, Revista Notarial Nº 932, pág. 255).

D) EL RECHAZO SE BASA EN LA APLICACIÓN ABSTRACTA DEL


ARTÍCULO 3955 DEL CÓDIGO CIVIL

E insisto en que pareciera que se quiere proteger un interés


ideal, casi virtual, solamente de papel y ley; pues ante una escritura
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 55

de donación de inmueble a quien no fuera descendiente directo o


por derecho de representación del donante, se presume “jure de
jure”, que existen herederos con derecho a reivindicar el inmueble
(ya que la prueba en contrario se torna imposible, como en el apun-
tado caso “Soncín...”).
No se considera necesario demostrar la existencia de heredero al-
guno con derecho reipersecutorio sobre el inmueble, basta solamente
para sustentar el rechazo del título la existencia de una escritura de
donación y la consecuente referencia al artículo 3955 del Código Civil
(hoy 2458 CCyC).
No se considera necesaria tampoco referencia alguna a la sin-
gularidad de las relaciones concretas de ese negocio específico,
basta para rechazarlo una conjunción virtual: un instrumento que
documenta la donación y la difusa acción de reivindicación que la ley
otorgaría a un hipotético heredero forzoso del donante.
Es decir que el derecho al rechazo del título se basa solamente en
lo que surge de la calificación del contrato causal (donación) y la ley
(artículo 3955 del Código Civil, hoy 2458 CCyC); no es necesaria nin-
guna referencia a la singularidad de ese inmueble, a su importancia
en el patrimonio del donante; ninguna referencia a la familia del do-
nante o a la existencia concreta de herederos legitimarios del mismo.

E) ENTONCES LA BONIFICACIÓN DEBE DESTRUIR LA CAUSA DEL


RECHAZO

Pienso entonces que la bonificación debe darse en el mismo


campo, destruyendo la realidad virtual que motiva el rechazo.
Si la donación es atacada por ser tal, por sí misma, sin necesidad
de ninguna referencia a la realidad familiar o patrimonial de los suje-
tos negociales, nuestros esfuerzos subsanatorios deben desarrollarse
en el mismo plano; en otras palabras debe desaparecer la donación.
Parece razonable entonces, que no exigiéndose para impugnar
la donación ninguna referencia a la realidad patrimonial o familiar
del donante, tampoco se la exija para dejarla sin efecto.
56 Curso de técnica notarial

Si no es necesario demostrar existencia de herederos para ob-


servar la donación, si la observabilidad se basa solamente en que el
origen del dominio es una donación, es razonable tener como sufi-
ciente la declaración que cambia la causa gratuita en onerosa, resul-
tando excesivo tener que demostrar documentadamente la realidad
de la onerosidad declarada. (Arts. 957 y1197 Código Civil, hoy 334 y
957 a 959 CCyC).
En igual forma se debería razonar cuando se procede a la res-
titución del inmueble para liberar al donatario de su obligación de
suministrar alimentos al donante (art. 1837 Código Civil, hoy 1559
CCyC); resulta excesivo exigir la demostración de la real necesidad
alimentaria, así como su actualidad y perentoriedad; basta con su
reconocimiento por los contratantes, a nadie más puede interesarle.
Tampoco parece razonable que para acordar la revocación de
una donación por incumplimiento de un cargo (arts. 1850 y 1854 Có-
digo Civil, hoy 1569 y 1570 CCyC) omitido en la escritura de donación
(arg. art. 1855 Código Civil) se exija algo más que el mero reconoci-
miento de las partes.

F) ALGUNAS CONCLUSIONES SOBRE LA BONIFICACIÓN DE LOS


TÍTULOS PROVENIENTES DE UNA DONACIÓN

La voluntad de las partes contratantes, o de sus sucesores en su


caso, puede:
1) Reconocer la simulación del acto causal, dándole su verdadera
calificación. (Por aplicación de los artículos 957 y 1197 del Código Civil,
hoy 334 y 957 a 959 CCyC).
2) Revocar voluntariamente una donación para liberar al donata-
rio de la obligación de suministrar alimentos al donante, restituyen-
do el inmueble con los efectos del artículo 1867 del Código Civil. (Por
aplicación del artículo 1837 del Código Civil, hoy 1559 CCyC).
3) Revocar voluntariamente una donación por inejecución de
cargos omitidos en la escritura, restituyendo el inmueble con los
efectos del artículo 1867 del Código Civil. (Por aplicación de los ar-
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 57

tículos 1850, 1854 y 1855 del Código Civil, hoy 1569 y 1570 CCyC).
4) Revocar voluntariamente una donación por imposibilidad de
ejercer el derecho de propiedad, restituyendo el inmueble como si la
donación no se hubiera celebrado. (Por aplicación del artículo 1200
del Código Civil, 2da. Parte, hoy 1076 CCyC).

G) ANÁLISIS DE LAS DISPOSICIONES LEGALES SOBRE PRESCRIPCIÓN


ADQUISITIVA

En la misma línea de rechazo frontal a cuanta solución se trata


de aplicar frente al actual disvalor de las adquisiciones por vía de do-
nación, se ubican las opiniones de quienes niegan la aplicación del
instituto de la prescripción adquisitiva del dominio (artículos 4015 y
4016 del Código Civil, hoy 1899 y 2565 CCyC), anteponiéndole, para
comenzar el ciclo prescriptivo, la necesaria muerte del donante.
Pienso que quienes niegan la aplicación de estos artículos en
realidad están creando un privilegio especial para quien ha donado
sus inmuebles, frente a los otros propietarios que pueden perder su
dominio (por el transcurso del tiempo) por cualquier título o circuns-
tancia, inclusive por usurpación.
El propietario que ha perdido la posesión por cualquier título,
inclusive vicioso o aún sin causa, pierde su dominio a los veinte años
de desposeído; no encuentro cuál es la razón para que este tiempo
no corra contra el donante.
Es muy ilustrativo el texto de ambos artículos y de sus notas.
Artículo 4015 (Según ley 17.711, art.1, inc. 156): “Prescríbese tam-
bién la propiedad de cosas inmuebles y demás derechos reales por
la posesión continua de veinte años, con ánimo de tener la cosa para
sí, sin necesidad de título y buena fe por parte del poseedor, salvo
lo dispuesto respecto a las servidumbres, para cuya prescripción se
necesita título”.
De la nota: TROPLONG dice: “Nada puede escapar al imperio de
esta prescripción: ella excluye todo factor y todo privilegio, y se ex-
tiende sobre todos los derechos”.
58 Curso de técnica notarial

Artículo 4016 (Según ley 17.711, art.1, inc. 157): “Al que ha poseí-
do durante veinte años sin interrupción alguna, no puede oponér-
sele ni la falta del título, ni su nulidad, ni la mala fe en la posesión”.
De la nota: “Resulta de lo que precede: 1) que el que tiene duran-
te treinta años una posesión pacífica, pública y continua, y la con-
serva sólo en su interés propio, no tiene ya cosa alguna que probar,
para usar en beneficio de la prescripción; 2) que el que quiere pres-
cribir por treinta años no tiene que alegar título alguno, y con más
razón no tiene que temer las excepciones que se alegaren contra
los vicios de su título, con excepción del vicio de precario; 3) que la
buena fe exigida para la prescripción de diez años, no lo es para la
prescripción de treinta años”.
El artículo 3955 del Código Civil (hoy 2458 CCyC) establece un
plazo extintivo (se interpreta pacíficamente que es de diez años a
partir de la muerte del donante) en cuyo transcurso el heredero le-
gítimo puede entablar su acción reipersecutoria contra los terceros
adquirentes de inmuebles comprendidos en una donación, sujeta a
reducción por comprender parte de la legítima del heredero. Obvia-
mente -sin entrar a discutir si dicha acción verdaderamente existe
en nuestro derecho-, está acotando temporalmente los derechos
del heredero, pero frente a este derecho, nacido del fallecimiento
del donante, también existe el derecho del adquirente, nacido de la
posesión que tomó cuando adquirió.
El cumplimiento del término de la prescripción adquisitiva -20
años- que la ley acuerda al poseedor con ánimo de dueño -con pres-
cindencia que se hubiera originado en una donación- se produce
aunque el donante continúe con vida o hubiere fallecido, resultando
indiferente la existencia o no de herederos.
A su vez, a partir del fallecimiento del donante, sus herederos
gozan de un plazo de 10 años para intentar la acción aludida en
el artículo 3955 del Código Civil (hoy 2458 CCyC), pero pueden en-
contrarse con que ya se ha cumplido la prescripción adquisitiva por
parte del donatario o sus sucesores.
Puede pasar también que pierdan el derecho a la eventual ac-
ción reipersecutoria por haber vencido el aludido plazo de 10 años
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 59

sin que la hubieran iniciado, sin perjuicio que todavía no hubieran


transcurrido 20 años de la donación.
En otras palabras, la prescripción juega en favor de las donacio-
nes a terceros por dos caminos distintos: a los 10 años de la muerte
del donante por prescripción liberatoria frente a la eventual acción
del heredero; a los 20 años de efectuada la donación, por prescrip-
ción adquisitiva a favor del adquirente donatario.

H) ANÁLISIS DEL ARTÍCULO 1200 DEL CÓDIGO CIVIL


(Distracto y revocación)

Me ocuparé ahora del artículo 1200 del Código Civil (hoy 1076
CCyC), tan ligado al tema principal, dada la gran cantidad de escritu-
ras en las que, buscando eliminar la causa de la observación, se han
distractado donaciones.
En el artículo 1200 aparecen dos situaciones perfectamente di-
ferenciadas:
Artículo 1200 - (Primera parte) - (hoy 1076 CCyC) “Las partes
pueden por mutuo consentimiento extinguir las obligaciones crea-
das por los contratos, y retirarlos derechos reales que se hubiesen
transferido”; Esto es la rescisión o distracto, acuerdo bilateral que
deja sin efecto el contrato; que extingue las obligaciones pendientes
y que autoriza asimismo, aunque el negocio se hubiera cumplido a
devolver las mutuas prestaciones que se hubieran realizado, inclu-
sive los derechos reales (por ejemplo dominio, hipoteca, usufructo,
servidumbres). Sus efectos no llegan a configurar un aniquilamiento
retroactivo. No permite argumentar que el negocio no existió.
Artículo 1200 - (Segunda parte) - (hoy 1076 CCyC) “y pueden tam-
bién por mutuo consentimiento revocar los contratos, por causas
que la ley autoriza”. Esto es la revocación, acuerdo bilateral que deja
sin efecto el negocio; que autoriza a extinguir retroactivamente los
derechos reales (por ej. transferencias de dominio, hipotecas, usu-
fructos, servidumbres), como si el contrato no se hubiera realizado.
Requiere una causa que la ley autorice y en la nota el codificador
aclara que se trata de contratos celebrados por incapaces, o con
60 Curso de técnica notarial

vicios de la voluntad, lo que nos permite interpretar que la revoca-


ción está prevista para cuando las partes voluntariamente arriban
a la conclusión de la inviabilidad del contrato, por detectarse en el
mismo razones legales que lo tornan inválido o ineficaz.
Si como vimos en el punto E) in fine (autos “Soncín, Zulema A.”) la
presunción de la existencia de herederos con derecho a invocar el art.
3955 del Código Civil (hoy 2458 CCyC), se ha convertido en “jure de
jure” (ya que se está ante la imposibilidad legal de demostrar lo con-
trario), se me ocurre razonable interpretar que la revocación de las do-
naciones a terceros, por aplicación de la última parte del art. 1200 (hoy
1076 CCyC), es un remedio digno para estas “malditas donaciones”,
como se las podría denominar siguiendo la actual moda calificatoria.
Más allá de la calificación que las partes realicen “distracto o re-
vocación”, la aplicación que hacen del art. 1200 del Código Civil (hoy
1076 CCyC) en la escritura en la que se reintegra el inmueble al do-
nante, debe interpretarse como intención de revocar la transferen-
cia anterior por aplicación de la segunda parte del artículo, es decir
que ante la imposibilidad legal de ejercer el derecho de propiedad,
se está simplemente retrotrayendo un acto palmariamente ineficaz,
con lo que no cabría suponer, por el solo hecho de ser una transfe-
rencia sin cargo, que se está ante una nueva donación.

I) RECONOCIMIENTO VOLUNTARIO DE LA NULIDAD. RESTITUCIÓN


DEL INMUEBLE AL DONATARIO
(Aplicación de la segunda parte del artículo 1200 del Código Civil,
hoy 1076 CCyC)

Trataremos de demostrar que en sede judicial y notarial se pro-


clama un dogma que no es tal.
Se afirma: “La nulidad de una escritura pública no puede decre-
tarse sino por decisión judicial”.
Lo confirman la Cámara Civil, Sala A, en los autos “K.A. y K. M.V. y otro
s/homologación de acuerdo” y el comentario respectivo de la autoría de
Pedro Di Lella, publicados en Revista del Notariado Nº 859, pág. 271.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 61

Dice el Tribunal, en forma impersonal, que “las partes no pue-


den pronunciar por sí y ante sí -ni siquiera por escritura pública- la
invalidez de una donación, por ser ello de incumbencia del órgano
jurisdiccional”; y el comentarista asiente: “La nulidad de una escritu-
ra pública no puede decretarse sino por decisión judicial, luego las
partes siguieron el único camino expedito para obtenerla”.
La Cámara acoge favorablemente el pedido conjunto de donan-
te, donataria y escribano autorizante (que había sido rechazado por
el Juez de Primera Instancia), de declarar la nulidad de la donación,
efectuada por ambos cónyuges a favor de la hija de uno solo de ellos.
Rubén A. LAMBER -en su comentario al fallo, contenido en la pá-
gina 277 de la misma Revista- critica que se declare la nulidad total y
no la parcial de la donación, como autoriza el artículo 1039 (hoy 389
CCyC) del Código Civil, pero no hace referencia alguna a la exclusivi-
dad de tratamiento del asunto en sede judicial.
Destaca el Tribunal que: “se trata de una demanda y contestación
conjunta (art. 336 Código Procesal), que incluyen un allanamiento
absoluto, total e incondicionado, o sea, el sometimiento de la parte
demandada a la pretensión de la demandante “, para concluir: “Final-
mente, aparece justificado el interés en la declaración de nulidad que
se persigue, ya que es la única vía con que cuentan las interesadas
para que el dominio revierta a cabeza de la causante y de la codispo-
nente; de lo contrario, la donataria conservaría un título objetable”.
Suscribimos totalmente este razonamiento, es necesario encon-
trar la solución para un título objetable; a conseguirlo se encamina
todo lo que hoy pretendemos explicar.
Lo que no comparto es la exigencia de montar artificialmente un
proceso judicial; si las partes están de acuerdo en la demanda y en el
allanamiento simultáneos y la causa es la existencia de una invalidez
reconocida por la ley, creo que se está tipificando el enunciado de
la segunda parte del artículo1200 del Código Civil (hoy 1076 CCyC),
cuando autoriza a aniquilar retroactivamente por mutuo consenti-
miento un contrato que se juzga no haber tenido lugar.
Así lo pedimos para otros casos en el punto H) de este trabajo y
allí nos remitimos.
62 Curso de técnica notarial

Hasta aquí la reproducción del aporte de Natalio Etchegaray en el


XL Seminario Teórico Práctico “Laureano Arturo Moreira”. Continua-
mos con el desarrollo del tema.

LA CUESTIÓN EN EL NUEVO CÓDIGO

1. EL ANÁLISIS NORMATIVO

¿Las conclusiones que anteceden pueden considerarse modificadas


por el nuevo Código?
Para ello deberíamos encontrar una norma que prohíba las dona-
ciones en vida de los donantes o que declare observables por la sola
posibilidad de que pudieran presentarse herederos legitimarios con
vocación a la herencia del donante.
La existencia de una condición legal implícita no tiene sustento ante
personas que carecen de herederos legitimarios y por tanto, las dona-
ciones que estos otorguen son irreprochables.
Pretender que la sola posibilidad de que se presenten herederos en
algún momento, es como decir que toda enajenación es observable si
se presentan acreedores anteriores a la enajenación, que no tienen su
reclamo inscripto al momento del acto.
En todos casos, la acción posible sería la de quiebra, si el acto fuera
otorgado en el período de sospecha, pero para ello habrá que demos-
trar dos cosas: Que fue otorgado en ese período y que hay un desa-
poderamiento de los bienes por quiebra, medidas que requieren los
procedimientos propios del estado falencial.
¿Qué derecho hay en prohibir lo inexistente por las dudas? ¿No re-
presenta acaso una situación de violación de los derechos personales a
disponer de sus bienes libremente en tanto no se acredite la existencia
de herederos que reclamen?
La legítima se defiende desde que la misma existe como tal, no cuando
pudiera existir si hay legitimarios. En tanto el donante libre de legitimarios,
puede disponer sin restricción alguna ni condición legal que no existe.
¿Cómo afectar el derecho personal sin acreditar que hay legitima
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 63

oponibilidad o acción de reducción con efectos reipersecutorios, si no


existe quien lo reclame?
La condición, que en el régimen de Vélez Sarsfield, era una moda-
lidad de las obligaciones, se ha extendido razonablemente hoy a los
actos jurídicos, tal como resulta del Capítulo 7 del título IV del Libro
Primero del CCyC, y del art. 343 resulta de carácter voluntario, cuando
señala que “Se denomina condición a la cláusula de los actos jurídicos
por la cual las partes subordinan su plena eficacia o resolución a un
hecho futuro e incierto”.
En materia de donaciones limita el alcance de las “suspensivas”
cuando tiene por objeto producir efectos a partir del fallecimiento del
donante (art. 1546).
Las demás condiciones están contempladas expresamente en la
Sección 4, capítulo 22, título II del Libro tercero, referidas a la reversión
o revocación para los supuestos de incumplimiento y demás supuestos
contemplados en los arts. 1566 a 1573 CCyC.
Quedaría diferenciada la regulación en dos partes: la primera, de los
arts. 1542 a 1564 y la segunda en los referidos a los artículos referidos
a la reversión y revocación, que marca su carácter a las donaciones de
revocables.
A contrario, las primeras serán “irrevocables” como contrato que
merece una cuidadosa regulación, en particular en la medida que com-
prenda actos celebrados entre legitimarios, en cuyo caso, la protección
de la legítima se regula a través de la acción de colación, que es en
valores, como ya se ha señalado.
En el medio de estos dos grupos, se encuentra el art. 1565 que se
refiere a las donaciones inoficiosas, que son aquellas cuyo valor excede
la parte disponible del patrimonio del donante. Agrega que en tal caso
se aplican los preceptos sobre la porción legítima.
Y se refiere a los valores, propio de las donaciones entre legitima-
rios, por cuanto si de extraños se tratara, sería imposible establecer un
patrimonio, dado que los extraños, como ya se dijo, no pueden traer
a colación las donaciones que el causante hiciera a sus legitimarios, y
solo se computa la donación que se hiciera al extraño si resultara el
64 Curso de técnica notarial

único bien que ha quedado o que resulte de la sucesión testamentaria,


y ese único bien se persigue, porque la lesión a la legítima la produce
de por sí, sin consideración a actos anteriores, que sólo los herederos
pueden traer a la masa.
Por tanto, el extraño, por el mero acto de donación, ya está afec-
tando la legítima, y si transmite ese bien a terceros, bien puesta esta la
disposición de la acción reipersecutoria para recuperar la cosa, dado
que no hay posibilidad de discutir valores, en tanto se insolventa con
esta transferencia. El art. 2548 CCyC da el derecho al legitimario de per-
seguir contra terceros adquirentes los bienes registrables.
Véase la diferencia, que mientras entre herederos se discute una
masa formada por todo el patrimonio transmitido por muerte, mas la
colación de las donaciones hechas en vida, aquí de lo único que se ha-
bla es de bienes registrables.
No se discute la lesión a la legítima global, sino la mera sospecha
que causa el acto de transmisión del donante a un extraño, que de por
sí es lesivo de la legítima.
Pero entre herederos, que por el art. 2391 se excede el marco de las
donaciones propiamente dichas, incluyen beneficios que tuvieron por
objeto alguna ventaja particular, que habrá que precisar determinando
su valor concreto en la masa, no se trata de recuperar tal o cual bien en
particular, sino de acreditar sobre la masa total el perjuicio a la legítima,
y si se produjera un acto del heredero, mediante la transmisión de un
bien registrable para insolventarse, recién la mala fe del heredero po-
drá justificar la acción reipersecutoria.
La pretendida condición legal, que resulta únicamente de la norma
referida al dominio imperfecto, resulta ahora del art. 1946 cuando está
sometido a condición o plazo resolutorio, o si las cosas están gravadas
con cargas reales, precisado en el art. 1965, al tratar del dominio revo-
cable, estableciendo, como lo decía en materia de condiciones, cuando
resulta por disposición voluntaria expresa, o por la ley.
Así como debe ser expresa la que las partes acuerdan, también lo
debe ser la que dispone la ley, pero incluida la inoficiosidad entre las
donaciones irrevocables, 1565, los efectos no pueden ser los mismos
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 65

que las revocables y si las diferencias entre coherederos se resuelven


por una acción de valores como es la de colación, es diametralmente
opuesta a la acción del art. 2458, que en el segundo párrafo, deja una
alternativa al donatario o subadquirente, conservando la cosa, desinte-
resando al legitimario, satisfaciendo en dinero el perjuicio de la cuota
de legítima.

2- PROTECCIÓN DE LA LEGÍTIMA

Decía REBORA en la interpretación del Código Civil velezano: “Lla-


mamos régimen legal imperativo al que se abre cuando existen here-
deros a quienes la ley reserva en los bienes del difunto una porción de
que dichos herederos no pueden ser privados, de tal modo que la ca-
pacidad del testador para hacer sus disposiciones testamentarias respecto
de su patrimonio , sólo se extiende hasta la concurrencia de la porción
legítima que la ley asigna a sus herederos” (REBORA, Juan Carlos, Derecho
de las Sucesiones, Ed. Bibliográfica Argentina, Bs. As., 1952, pág. 65).
A pesar de las modificaciones que sufriera el Código Civil, en parti-
cular con la ley 17.711, y con las ahora sancionadas, este principio no
ha cambiado. Y ello es así, porque a la primitiva libertad de testar en
forma absoluta, se impuso la razonabilidad de una limitación para sa-
tisfacer las necesidades de su familia inmediata, que en definitiva había
participado con el causante en la formación de su patrimonio. En la
Roma primitiva se comenzó a ejecutar esta defensa, mediante la “que-
rella de inoficiosidad” que declaraba la nulidad del testamento toda vez
que al heredero no se le había dejado una porción legítima, que podía
serlo reservando para ellos una parte de los bienes, o atribuyéndolo
por otro título como sería el legado o donación mortis causa.
Cuando estos actos de disposición en vida del causante, eran a fa-
vor de extraños, en perjuicio de la legítima, se obtenía la nulidad de es-
tas disposiciones, y si solo afectaba a una parte de la porción legítima,
se le daba la acción de suplemento para completarla. Conforme con
ello, para salvar el testamento de la nulidad, se dispuso con el tiempo
una cláusula para que se completara la legítima según el arbitraje de
66 Curso de técnica notarial

un hombre honrado. Dice PÉREZ LASALA que en tiempos de Justiniano


la cláusula se dio por sobreentendida por una constitución del año 528,
por la cual se obtenía la diferencia hasta completar la legítima y se sal-
vaba el testamento en todo lo que no interfiriera con ella. Ya en el año
40 A.C. con la sanción de la “Ley Falcidia”, se reconoce a los herederos
legitimarios un cuarto del haber hereditario quedado por muerte del
testador, y reduciendo al efecto, los legados. (PEREZ LASALA, José Luis,
Derecho de las Sucesiones, Vol II, Parte Especial, Ed. Depalma, Bs. As.
1981, pag. 756 y ss).
Ya no se trata de la nulidad del testamento, sino de la protección de
la legítima, y al efecto se incluyen en la masa las donaciones efectuadas
en vida. La cuarta Falcidia, anticipa el origen de la “pars legítima” como
parte de la herencia compuesta por el caudal relicto y el donatum.
Si las donaciones habían sido hechas a un heredero legitimario, se
imputaban a la porción legítima y si lo era a un extraño, a la porción
disponible. En cuanto a los legados se imputan a la porción disponible,
pero si no es suficiente y afecta la porción legítima, deben ser reduci-
dos. Lo mismo sucedió con las donaciones.
Por el año 361, para evitar que las disposiciones del testador fueran
anuladas, se reguló, como ya dijimos la acción de complemento, las
que junto a la reducción, vemos hoy vigentes en nuestro derecho.
En nuestro CC, se reguló la obligación de colacionar las donaciones
hechas en vida por el causante, y si las mismas eran a favor de legitima-
rios, se imputaban a su legítima, salvo dispensa de colación, mediante
la cual, la imputación podía hacerse a la porción disponible, la que por
el art. 3484 debía serlo por testamento, con algunas discrepancias doc-
trinaras fundadas en el art. 1805, para admitirla en la misma escritura
de donación.
Hoy en el CCyC, se resuelve el conflicto, admitiendo la dispensa por
cualquiera de las dos formas posibles (testamento o escritura de do-
nación).
Por el art. 2376 del CCyC se fija la integración de la masa partible
conformada por los bienes del causante que existen al tiempo de la
partición; los que se han subrogado a ellos, los acrecimientos de unos
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 67

y otros para deducir seguidamente las deudas y agregarle los valores


que deben ser colacionados y los bienes sujetos a reducción.
Conforme al art. 2458 del CCyC la acción de reducción tiene por fina-
lidad restablecer la merma que ha sufrido la masa partible, con efectos
reipersecutorios incluso contra terceros adquirentes para recuperar la
cosa misma, no obstante lo cual, se puede impedir dando su valor en
dinero.
Resulta ello de los efectos de las donaciones conforme al art. 2454
CCyC, conforme con el cual, si la reducción es total, la donación queda
resuelta y por tanto se podría pedir la restitución en especie. Pero en el
párrafo tercero del citado artículo, se establece que “el donatario pue-
de impedir la resolución entregando al legitimario la suma de dinero
necesaria para completar el valor de su porción legítima”.
Ante la incertidumbre que generaba en nuestro derecho vigente
antes de la reforma, la recuperación de la cosa misma, conforme a lo
dispuesto por el art. 3955 del CC, cuyo plazo de prescripción es de diez
años, pero contados desde la muerte del donante, y las vacilaciones
sobre las donaciones a los mismos legitimarios, que para parte de la
doctrina no tienen reipersecución porque solo se colacionan sus valo-
res, ahora se establece en forma expresa la condición legal para todos
los casos, de que se aplica si perjudica a la legítima, salvo que estos
renunciaran a la acción o a la herencia después de muerto el causante.
Así las cosas, se estableció que la acción de reducción con efectos
reipersecutorios, no procede cuando el donatario o su subadquirente
ha poseído la cosa donada durante diez años desde la adquisición de
la posesión (art. 2459 CCyC).
Debemos suponer que la misma se adquiere en el mismo acto de
la donación y ante la posibilidad de posteriores enajenaciones, el art.
1901 CCyC contempla la posibilidad de unir las posesiones, en cuyo
caso la misma debe derivar directamente de su antecedente y la unión
debe ser de buena fe y por un vínculo jurídico.
Si partimos de que el subadquirente conoce el título que causa la
transmisión, no puede hablarse de mala fe u ocultamiento del trans-
mitente, por cuanto está transmitiendo quien adquirió por un título
68 Curso de técnica notarial

legítimo, no prohibido en modo alguno, pero sujeto a una acción de


reducción para el caso de que en el plazo indicado, se presentara algún
legitimario a reclamar por el perjuicio que le produjo el acto.
La donación, como se ha dicho reiteradamente en doctrina vigente,
no está afectada de nulidad por atacar la legítima. Prueba de ello es
que ante el reclamo por reducción, se puede entregar a cambio de la
cosa donada su valor, y que si nadie reclama, el título se perfecciona
por el transcurso del tiempo.
Por tanto, como título causal, establece un verdadero vínculo jurídi-
co. Si luego el donatario transmite y el adquirente lo hace a título onero-
so, hay buena fe y vínculo inobjetable, lo que hace correr el plazo desde
la primitiva donación. Es lo que requiere el art. 1901 cuando dice que el
sucesor particular puede unir su posesión a la de sus antecesores, siem-
pre que derive inmediatamente de las otras. En la prescripción breve,
las posesiones unidas deben ser entonces, de buena fe y estar ligadas
por un vínculo jurídico, de lo que no hay duda para el supuesto tratado.
Confesamos que la norma nos provoca incertidumbre sobre la na-
turaleza jurídica de la adquisición, dado que siendo la donación un títu-
lo válido, aunque se tratara de un dominio revocable, es la verdadera
causa de la misma y no la mentada prescripción corta que opera direc-
tamente sobre el posible reclamo de los herederos legitimarios afecta-
dos protegidos por la acción de reducción y no sobre el título.
El plazo, en los términos del art. 1901, no genera un justo título,
dado que el mismo en el derecho vigente sería el que proviene de
quien no es dueño y en el art. 1902 del CCyC, del otorgante que no es
capaz o no está legitimado al efecto.
Quien dona, si no fuera capaz, estaría afectando el título mismo de
la donación, que sería nulo por esa causal, y si es capaz y la donación
reúne los requisitos legales, está legitimado para transmitir, sea como
dominio pleno o perfecto o revocable.
Por tanto, la adquisición no se produce por prescripción adquisitiva,
sino por la causa fuente que le dio origen al título.
Señala el último párrafo del art. 1902 CCyC: “Cuando se trata de
cosas registrables la buena fe requiere el examen previo de la docu-
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 69

mentación y constancias registrales, así como el cumplimiento de los


actos de verificación pertinente establecidos en el respectivo régimen
especial” no puede por ello generar mala fe de quien adquiere de un
donatario, porque ya sabe que lo hace como dominio revocable o so-
metido a un condición que acepta como tal, y de lo que se trata es de
unir las posesiones para que con el tiempo se extinga el posible recla-
mo de herederos legitimarios perjudicados.
Por tanto, entendemos que no adquiere el donatario o sus subadqui-
rentes con relación a la primera donación por la prescripción corta, sino
que esta extingue la acción de reducción y perfecciona lo que estaba su-
jeto a condición, perfeccionando el título como dominio pleno y perfecto.
En este aspecto es coherente el nuevo Código con la normativa ge-
neral del art. 1965 CCyC en que se limita toda acción resolutoria al tér-
mino de diez años.
El otro aspecto que en la práctica se ha de plantear, es el de las
donaciones hechas con anterioridad a la sanción del CCyC, dado que al
establecerse nuevas normas de prescripción de la acción de reducción
con efectos reipersecutorios, se debe aplicar la nueva ley, dado que la
misma opera sobre las consecuencias del acto celebrado.
La duda es si se cuenta el plazo transcurrido desde la celebración
del acto y la sanción del CCyC como ley, pero en ese aspecto queda
claro que el plazo de diez años, se cuenta desde este último acontecer,
tal como resulta del art. 2537: “Los plazos de prescripción en curso al
momento de entrada en vigencia de una nueva ley se rigen por la ley
anterior. Pero si por esa ley se requiere mayor tiempo que el que fijan
las nuevas, quedan cumplidos una vez que transcurra el tiempo desig-
nado por las nuevas leyes, contado desde el día de su vigencia”.
Pero si el plazo conforme al CC hubiera transcurrido por efecto
del cómputo desde la muerte del causante, se aplicaría la ley anterior,
como dice el primer párrafo del artículo referido, dado que se requiere
para operar la prescripción un plazo menor que el cómputo de diez
años desde la vigencia de la nueva.
En cuanto a la otra defensa de la legítima, resulta de la acción de
complemento, conforme con la cual, puede pedirla el legitimario a
70 Curso de técnica notarial

quien se le ha dejado menos de su porción legítima (art. 2451 CCyC).


En sustancia, en camino a la defensa de la legítima, se busca la igual-
dad de los herederos legitimarios y para ello, es necesaria la colación
de las donaciones efectuadas en vida del causante para determinar la
masa partible, formada por el caudal relicto y el donatum.
Por tanto, vamos a hacer un examen comparativo del derecho vi-
gente (Código Civil velezano) y la reforma introducida por el nuevo Có-
digo Civil y Comercial.
1. Las donaciones se imputan a la porción legítima como un anticipo
de la misma, salvo dispensa de colación. Igual en el art. 3476 CC como
en el art. 2385 CCyC.
2. Forma de la dispensa: Para el art. 3484 CC la dispensa se debe
acordar en testamento. Para la doctrina, aplicando el art. 1805, sería
admisible en la donación, pero parte de la doctrina lo rechaza. En el
art. 2385 del CCyC la dispensa o cláusula de mejora puede hacerse en
la donación o por testamento. En el mismo artículo se dispone que el
legado no requiere dispensa y se entiende hecho como mejora.
3. Los herederos instituidos por testamento no colacionan (art. 3713
CC) aunque la doctrina lo admite cuando se instituye a los propios le-
gitimarios. Este criterio fue adoptado por el art. 2385 del CCyC cuando
los instituidos sean los propios legitimarios o cónyuge.
4. ¿Quiénes deben colacionar? Para el art. 3476 del CC los legitima-
rios descendientes y ascendientes. Excluye a los colaterales. En doctri-
na se admite también al cónyuge (no incluido en la norma) así como
las donaciones “propter nupcias”. En el art. 2385 CCyC colacionan los
descendientes del causante y cónyuge. No incluye a los ascendientes.
Desaparecida del CCyC la prohibición de donar entre cónyuges en los
supuestos especiales, se resuelve como en el supuesto de los descen-
dientes “inoficiosa” en tanto el valor de la misma excede la suma de la
porción disponible más la porción de legítima del donatario. Aunque
haya dispensa de colación o mejora, está sujeta a reducción por el valor
del exceso. Según el art. 2395 CCyC la colación no puede ser pedida por
quien no era heredero presuntivo a la fecha de la donación, ni por el
cónyuge de las que recibiera antes del matrimonio. Las que son “propter
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 71

nupcias” (las que se hagan entre ellos según el art. 446 inc. c. CCyC) de-
ben considerarse simultáneas a la celebración del matrimonio porque
se perfeccionan con él (art. 451 CCyC) y por tanto, son colacionables.
5. Derecho de representación. En el art. 3482 del CC se establece
que los nietos, en representación de sus padres pre-muertos, deben
colacionar lo que éstos hubieren recibido del causante. En el párrafo
2° del art. 2389 CCyC se establece que las donaciones hechas a los
descendientes del heredero no deben ser colacionadas por este, pero
el descendiente del donatario que concurre a la sucesión del donante
por representación deben colacionar la donación hecha al ascendien-
te representado.
6. Donaciones al cónyuge. Prohibidas por el art. 1807 del CC y per-
mitidas en el CCyC, relacionado con las que se hicieran al cónyuge del
heredero, establece el art. 2390 CCyC que no deben ser colacionadas
por éste, y las que se hicieron conjuntamente deben colacionarse por
la mitad, por el que resulta heredero.
7. Renuncia de herencia. Por el art. 3353 CC se considera como si
nunca hubiera sido heredero, pero puede retener las donaciones que
el causante le hubiera hecho (art. 3345 CC). En el nuevo CCyC el art.
2387 dispone que los descendientes o cónyuge que renuncian pueden
retener la donación recibida o reclamar el legado hasta el límite de la
porción disponible. El art. 2385 del CCyC disponer en su último párrafo,
que el legado hecho se considera a título de mejora, salvo que el testa-
dor haya dispuesto expresamente lo contrario.
8. Objeto de la colación: desaparecidas las liberalidades del art. 1791
del CC en el actual CCyC, se puede interpretar la donación -como ya lo
venía haciendo la doctrina- como todo enriquecimiento patrimonial a
título gratuito. Si bien el art. 1542 del CCyC define la donación “cuando
una parte se obliga a transferir gratuitamente una COSA a otro y ésta
lo acepta”, en el artículo siguiente, se resuelve aplicar subsidiariamente
las normas de este capítulo a los demás actos jurídicos a título gratuito
(art. 1543 CCyC). Trasladado el problema a la colación, encontramos
aplicación del criterio extremo, según el cual no sólo las donaciones
de cosas son colacionables, sino también, como dice el art. 2391 CCyC,
72 Curso de técnica notarial

“a los beneficios recibidos en consecuencia de convenciones hechas


con el difunto que tuvieron por objeto procurarles una ventaja particu-
lar” (a modo de ejemplo dando el usufructo, uso o habitación de algún
bien, que no transfiere la propiedad como se sostiene en el régimen
del CC, o con simples derechos personales como el comodato para el
desarrollo de una actividad, que lo beneficia por la gratuidad que impli-
ca), “Excepto dispensa y lo dispuesto para el heredero con capacidad
restringida en el art. 2448”.
Es decir que de la primera parte se desprende que los mentados
“beneficios” deben ser colacionados a la masa y sólo si se hace dispen-
sa se imputan a la porción disponible. En cuanto a la excepción con
relación a la mejora del artículo 2448 CCyC, no se debe colación, por
cuanto la misma se toma de la porción legítima, desequilibrando así la
igualdad de los herederos pero con el principal objetivo de equilibrar la
diferencia que entre ellos provoca la discapacidad.
En el artículo 2392 CCyC, si bien se mantienen las excepciones a la
obligación de colacionar gastos de alimentos, asistencia médica por ex-
traordinarios que sean, educación y capacitación profesional o artística
de los descendientes, se limita, contra lo que señalaba el art. 3480 CC,
cuando los mismos sean desproporcionados con la fortuna y condi-
ción del causante, en cuyo caso, el exceso deberá ser colacionado. Igual
criterio se sigue para los gastos de boda, que no debe exceder de lo
razonable así como los presentes de uso. También se debe colacionar
las primas del seguro de vida pagadas por el causante que favorecen al
heredero, hasta la concurrencia del premio cobrado por el asegurado.
En forma expresa en el CCyC se establece el deber de colacionar lo
utilizado para la colocación o establecimiento del coheredero o lo dado
para el pago de deudas de este.
En el art. 2393 del CCyC se establece que si lo donado por el causan-
te, perece sin culpa del donatario heredero, este no está obligado a co-
lacionar, pero si deberá hacerlo si ha recibido una indemnización por la
pérdida. Y en cuanto a los frutos, no se deben colacionar, pero debe los
intereses del valor colacionable desde la notificación de la demanda.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 73

PARTE II
COMENTARIO A LOS ARTÍCULOS 1542 a 1565 CCyC
Por Rubén Augusto LAMBER

CAPITULO 22
DONACIÓN
Sección 1ª
Disposiciones generales.

Artículo 1542. Concepto. Hay donación cuando una parte se obliga


a transferir gratuitamente una cosa a otra, y esta lo acepta.

Si definir es señalar las cualidades y caracteres de un objeto, la


definición que pretende el artículo hace solo una aproximación que
deja dudas, por cuanto al considerarlo tal cuando una parte se obli-
ga a transferir gratuitamente una cosa a otra, excluye las donaciones
onerosas, esas que están sujetas a cargos (art. 1562 CCyC) o que pre-
tenden sustituir una obligación de remunerar servicios prestados al do-
nante (art. 1561 CCyC) o que quedan compensadas por otra donación
(mutua s/art. 1560 CCyC), con lo que la expresión “gratuita” es relativa.
Por otra parte, la expresión “cosa” también se ve contrariada, desde
que no se trata como en la definición del art. 1789 CC de transferir
el dominio, comprendiendo distintos “bienes” como resulta del propio
desplazamiento de las liberalidades que se incluyen ahora como ver-
daderas donaciones y en cuanto a la aceptación, única exigencia de
parte del donatario para cumplir su rol en el contrato, tiene al menos
ciertos cuestionamientos desde la aceptación en otros contratos, con
prestaciones diversas que se conjugan en el acuerdo que resulta de la
relación intersubjetiva acreedor deudor, para ser voluntad contractual.
No obstante, tan escueta definición mejora la del Código velezano,
que necesitara de dos artículos para adecuarla a su carácter de “con-
trato”, dado que mientras el art. 1789 CC planteaba el concepto sin la
aceptación, y debía complementarlo el art. 1792, a fin de darle efectos
legales, el actual lo precisa ahora correctamente.
74 Curso de técnica notarial

Y no se trata de un defecto de Vélez en dejar algo olvidada la acep-


tación, porque si lo analizamos con los demás contratos, presenta una
diferencia sustancial. En todo contrato hay contraprestaciones, como
que se contemplan intereses de cada parte, para luego cuajarlo en el
contrato definitivo como respuesta al interés de cada uno.
En la donación la aceptación es casi intrascendente, como si tuviera
como única finalidad respetar el derecho del donatario de aceptar o
rechazar, pero nunca de contraponer intereses distintos al donante.
Es casi una “promesa unilateral” que la doctrina francesa ha definido
como el acto jurídico que crea una obligación con cargo a una persona
y por su sola voluntad.. No obstante, la diferencia con el contrato unila-
teral, resulta en tanto este último es una convención, un acuerdo, pro-
ductor de obligaciones con cargo a una sola de las partes; es unilateral
en sus efectos, pero bilateral o plurilateral en su formación. (MAZEAUD,
Henri, León y Jean. Lecciones de Derecho Civil, Parte Segunda, Vol. I, Ed.
EJEA, Bs. As., 1960, pág. 399).
Esta aproximación tiene antecedentes en el Código Napoleón,
cuando se trata de las donaciones junto con los testamentos, subsu-
miéndolo -como sostiene SPOTA- en el carácter común de disposición
de bienes a título gratuito que habla de acto (art. 893 CC Francés), no
obstante lo cual se lo trata como un contrato, porque el donante se
despoja actual e irrevocablemente de la propiedad de la cosa, a favor
del donatario que acepta, cuya definición resulta del art. 894 Código
francés citado. El vocablo “acto” -dice SPOTA- responde a una exigencia
del primer cónsul (Napoleón), quien parecía no entender que el contra-
to bilateral debe distinguirse del contrato unilateral, y los consejeros
de Estado tuvieron la debilidad de ceder ante esta observación, según
PLANIOL, RIPERT y TRASBOT. (Instituciones de Derecho Civil. Contratos.
Vol. VII, Ed. Depalma, Bs. As., 1982, pág. 229).
Esta desviación conceptual, tuvo también recepción normativa en
el Código Civil italiano de 1942 que si bien define a la donación como
contrato por el cual, con espíritu de liberalidad, una parte enriquece a
la otra, disponiendo a favor de esta de su derecho o asumiendo hacia la
misma una obligación, termina regulándola en el Libro II dedicado a las
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 75

sucesiones (arts. 769 a 809), con lo que va estableciendo ciertas pautas


particulares para nuestro contrato.
Francesco MESSINEO, al clasificar los “negocios jurídicos” diferen-
cia el “negocio unilateral” como el que resulta de una sola decla-
ración (y de una sola voluntad) y produce efectos ex uno latere inde-
pendientemente de la aceptación ajena y aun contra la voluntad ajena,
del “bilateral” el que resulta de dos declaraciones de voluntad (y de
dos voluntades), y produce efecto para ambas partes. Y agrega luego:
“Debe observarse que, cuando se habla de declaración de voluntad,
se hace referencia a la emanada de una ‘parte’, o sea de un ‘centro de
intereses’, que, de ordinario, está constituido por una sola persona; y
en tal caso persona singular y ‘parte’ tiene el mismo significado (parte
simple)…”. Y agrega más adelante: “La diferencia entre negocio unilate-
ral y declaración unilateral de voluntad está, pues, en que el primero
es un negocio perfecto y de ordinario irrevocable, mientras que en la
declaración unilateral es solamente el germen de un posible negocio
bilateral” (Manual de Derecho Civil y Comercial, Ed. EJEA, Bs. As., 1954,
tomo II, pág. 343/44).
Sospechamos, desde la expresión “centro de intereses” utilizada por
MESSINEO, que la distancia entre declaración unilateral y negocio uni-
lateral, en materia de donaciones se estrecha sin confundirse, y ese
acercamiento es lo que lo diferencia de los demás contratos en que el
centro de intereses está en las dos partes y no solo en el donante, que-
dando el donatario en la única función o interés de aceptar o rechazar.
Veremos luego, como incide ese acercamiento en los otorgamien-
tos separados, sea de la oferta de donación con relación a la posterior
aceptación, o en lo que llamara en su momento LOPEZ DE ZAVALIA,
oferta de aceptación, sujeta a la posterior donación por parte del titu-
lar. Dos cuestiones que no modifican la calidad contractual de la dona-
ción, pero que en la ejecución, presenta situaciones en que el otorga-
miento separado, hace necesario en ciertos casos, un acto complemen-
tario que los una, para permitir su registración, cuando de inmuebles
o bienes registrables se trate. (“Donaciones de espacios a subdividir”
en mi obra sobre Donaciones, Ed. Astrea, Bs. As., 2008, pág. 121 y ss.).
76 Curso de técnica notarial

En cuanto a las cosas muebles no registrables o títulos al portador, la


unión la produce la tradición, como lo señala el art. 1554 CCyC.
También avanza en precisión el nuevo Código, cuando no limita
como el 1789 CC la donación a la transferencia “en propiedad” de una
cosa, y permite así incluir otros derechos reales, de los cuales el “usu-
fructo” fue el más cuestionado, porque a pesar de su naturaleza como
uno de los dos aspectos del dominio (nuda propiedad y usufructo), es-
taba considerado como simple liberalidad en la amplia limitación del
inciso 8º del art. 1791 CC, conforme con el cual “No son donaciones:…
8º Todos aquellos actos por los que las cosas se entregan o se reciben
gratuitamente; pero no con el fin de transferir o de adquirir el dominio
de ellas”.
No solo desaparece el concepto amplio de “propiedad” del 1789 CC,
sino también el de “dominio” para establecer un límite entre donación
y liberalidad.
Pero la diferencia se profundiza, siguiendo el avance que a través
de los años tuvo el tema, al suprimir totalmente el concepto de “libera-
lidad”, con lo que nos enfrentamos con un análisis ni tan amplio como
para considerar que toda “liberalidad” es hoy una donación, ni tan es-
trecho como para que ninguna “liberalidad” pueda considerarse tal.
En el análisis que hiciéramos de esa norma advertíamos de la dos
importantes modificaciones: la primera con la ley “fe de erratas” que
excluye de las liberalidades a la “cesión gratuita de un crédito” (art.
1791 inc. 1º de la primitiva numeración CC) y la “renuncia de una deu-
da” (entonces art. 1791 inc. 3º CC).
En la segunda etapa, ya con la sanción de la ley 17.711, se intro-
ducen otras dos limitaciones al concepto de “liberalidad”. Se deroga
el inciso 1º del art. 1791 CC en la nueva numeración, según la cual “la
repudiación de una herencia o legado, con miras de beneficiar a un ter-
cero” deja de serlo y el art. 6º, conforme con el cual, “el pago de lo que
no se debe, con miras de beneficiar al que se llama acreedor” tampoco
es liberalidad. (LAMBER, Donaciones, Astrea, 2008, pág. 64).
Entendíamos entonces que al suprimir como “liberalidad” la cesión
gratuita de un crédito, nos aproximábamos más al concepto de “dona-
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 77

ción”, por cuando el art. 1437 del CC establecía que a este contrato se
aplicaban las reglas de las donaciones.
En cuanto a la renuncia de una deuda, que BELLUSCIO corrigiera
adecuadamente como “renuncia de un crédito” dado que las deudas
no se renuncian (BELLUSCIO (dir.) ZANNONI (coord.) Código Civil, t. 9,
pág. 11), hay por parte del acreedor, un desprendimiento patrimonial
que se aproxima al acto precedente.
Igual criterio parece aplicable desde lo conceptual a los otros dos
supuestos que resultan de la derogación impuesta por la ley 17.711,
mas cuando en la repudiación de una herencia o legado, si establece
que lo sea con miras de beneficiar a un tercero y en el pago de lo que
no se debe, tiene la intención de beneficiar al acreedor.
Marcamos la “intencionalidad” porque al estar establecida en for-
ma expresa, nos plantea la falta de inclusión del supuesto contrario.
Si podemos deducir que no son liberalidades estos supuestos cuando
hay intención de beneficiar a alguien, queda por ver si la falta de esa
intención produce el efecto contrario.
Al no estar incluido entre “liberalidades” no podía considerarse tal,
pero la reflexión vale si consideramos que con la “intención”, se apro-
xima a la donación.
Porque en otras liberalidades, aún suprimidas como tales, es difícil
adecuarlas al concepto de donación. Tales “la renuncia de una hipote-
ca, o la fianza de una deuda no pagada, aunque el deudor esté insol-
vente” (art. 1791 inc. 2º CC) porque en ninguno de estos casos, hay re-
nuncia a percibir el crédito. El debilitamiento de la garantía no implica
renuncia al cobro del crédito. Lo mismo sucede con “el dejar de cumplir
una condición a que esté subordinado un derecho eventual, aunque en
la omisión se tenga la mira de beneficiar a alguno” (inc. 3º) por cuanto
lo que se deja perder es un derecho eventual.
Tales reflexiones valen para la “omisión voluntaria para dejar per-
der una servidumbre por el no uso de ella” (inc. 4º) o el “dejar de
interrumpir una prescripción para favorecer al propietario” (inc. 5º) o
el “servicio gratuito, por el cual el que lo hace acostumbra a pedir un
precio” (inc. 7º).
78 Curso de técnica notarial

En consecuencia, ni en el Código velezano (art. 1789) que exige la


transferencia de la propiedad de una cosa, ni en el actual (1542 CCyC),
que exige la obligación de transferir una cosa, entran estas liberalida-
des donde el concepto de “transferir” es totalmente ajeno.
Pero si estas liberalidades que no tienen recepción en el nuevo Có-
digo, no pueden ampliar en modo alguno el concepto de “donación”, no
por ello puede llegar a excluirse por no ser cosa en el concepto del có-
digo velezano modificado por la ley 17.711 que la define como “objetos
materiales susceptibles de valor”, con la extensión a la “energía y a las
fuerzas naturales susceptibles de apropiación” (art. 2311 CC).
En el nuevo Código, las “cosas” integran los “bienes”, sin una dife-
renciación precisa que los identifique por su “materialidad”, y así como
el “usufructo” derecho real sobre una cosa, se lo define hoy como “el
derecho real de usar, gozar y disponer jurídicamente de un bien ajeno
sin alterar su sustancia” (art. 2129 CCyC) y es perfectamente aplicable
al usufructo sobre un derecho (2130 inc. CCyC) o sobre el todo o una
parte indivisa de una herencia cuando el usufructo es de origen testa-
mentario (art. 2130 inc. d CCyC) también puede pensarse la donación
como comprendida en una cesión de derechos sobre universalidades
jurídicas (herencia, indivisión post comunitaria) o en otros supuestos
donde el desprendimiento patrimonial a título gratuito, tiene por fin
expreso y directo favorecer al adquirente, haciendo transferencia de
los mismos.
La extensión del concepto de donación a un “patrimonio” que exce-
de en mucho el concepto de “cosa”, tiene expreso reconocimiento en el
art. 1551 CCyC, permitiendo que sea objeto de la misma, en todo o en
parte, con la única limitación de que el donante se reserve el usufructo
o cuente con otros medios suficientes para su subsistencia.
En cuanto al concepto de “transferir” no está limitado por un con-
cepto material de “cosa”, como ya lo anticipamos, y por tanto es exten-
sible a los otros derechos incluidos en la calificación de “bienes”, sin
limitación en materia de donaciones, ni a la “propiedad amplia” ni al
“dominio” como derecho real sobre la cosa.
La transmisión de los derechos de las personas, en la medida que
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 79

no estén limitados por su carácter personalísimo o por estar fuera del


comercio, pueden serlo por “actos entre vivos” o por “causa de muerte”.
En el primer caso, si se lo hace “gratuitamente” pueden encuadrarse en
el concepto de “donación” y en el segundo, como sucesión universal o
testamentaria.
En ambos supuestos, la “gratuidad” esta relativizada por cargos o
condiciones que establecen cierta onerosidad en la transmisión, y que
en materia de donaciones permite tipificarlas como sucede en los artí-
culos 1560 al 1565 CCyC, con el expreso reconocimiento de su natura-
leza en el art. 1564 CCyC.
Finalmente, la “aceptación” es parte esencial para la existencia del
“contrato” como resulta del art. 957 CCyC cuando expresa que es el
acto jurídico mediante el cual dos o mas partes manifiestan su consen-
timiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones
jurídicas patrimoniales, el que tiene carácter de “consensual” porque
se configura con el solo consentimiento de ambas partes, sin que sea
necesario que la transferencia opere la entrega del bien objeto de la
donación, en cuyo supuesto el donatario deberá constituir en mora al
donante (art. 1555 CCyC).
La sola expresión referida al donante, que “se obliga” a la entrega de
la cosa pone de manifiesto la mentada consensualidad.
Así era también en el Código velezano, aunque la definición del art.
1789 CC, dejaba alguna duda cuando sostenía que habrá donación
cuando una persona por un acto entre vivos, transfiera… la propie-
dad de una cosa. Esta contundencia, quedaba luego desmentida por
el art. 1833 CC cuando dejaba previsto el supuesto en que el donante
no hubiera hecho tradición de la cosa donada, y establece la obligación
de entrega y la regulación, además de la acción penal, de la que co-
rresponde en lo civil personal contra donante y sus herederos a fin de
obtener la ejecución de la donación (art. 1834 CC).
La única excepción a la consensualidad, parecería marcarlo el caso
especial de la “donación manual” en cuyo supuesto se establece que
deben hacerse por la tradición del objeto donado (cosas muebles no
registrables y títulos al portador) según art. 1554 CCyC.
80 Curso de técnica notarial

Pero el alcance de esta norma, no presenta las dificultades del Có-


digo velezano, cuando en el art. 1816 establecía que “para que valgan
las donaciones manuales es preciso que ellas presenten los caracteres
esenciales del contrato, y que la tradición que la constituye sean en
sí misma una tradición verdadera”.
Esta norma le hizo decir a SPOTA que se trataba de un contrato real
(Instituciones…, Contratos, Vol. I, pág. 177), opinión no compartida por
otros. ZAGO interpreta que en el Código velezano la donación manual
sigue siendo un contrato consensual, dado que la entrega de la cosa
mueble puede hacerse en forma coetánea a la donación o posterior a
ella. Esta facultad resultaba del art. 1815 CC cuando dice: “puede no ser
hecha por un acto escrito”. A contrario, y atento a que puede exigirse
su cumplimiento no habiendo entrega, puede serlo con un acto escrito.
(ZAGO en BUERES, Código Civil, t. 4D, pág. 83). Concluíamos de ello, que
la donación manual era también consensual (Donaciones, pág. 39) cues-
tión que la nueva redacción deja superada definitivamente, al estable-
cer la entrega en el art. 1555 CCyC, cualquiera sea la cosa comprendida
en el contrato, y una vez constituido en mora.

Artículo 1543. APLICACIÓN SUBSIDIARIA. Las normas de este ca-


pítulo se aplican subsidiariamente a los demás actos jurídicos a
título gratuito.

Ya hemos anticipado en el comentario al artículo precedente, las di-


ficultades de identificar la “donación” con las “cosas” como objetos ma-
teriales, dificultad que ya había anticipado la reforma de la ley 17.711 al
Código velezano al tener que incluir la energía y fuerzas naturales sus-
ceptibles de apropiación entre los objetos de una materialidad extraña
a lo que puede asirse con las manos.
Al incluir las “cosas” entre los “bienes” ya no establece tamaña dife-
rencia y las reconoce y clasifica simplemente, como en el supuestos de
los inmuebles por su naturaleza (art, 225 CCyC) o inmuebles por acce-
sión (226 CCyC) o cosas muebles (227 CCyC).
Pero de pronto nos encontramos con la moneda, que a pesar de
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 81

estar materializada por el carácter representativo del papel billete, se


moviliza en cuentas sin desplazamiento material alguno, así como los
títulos valores cartulares, que tiene materialidad en el pliego de papel
que lo identifica, y los no cartulares, que al decir del art. 1850 CCyC,
tiene circulación autónoma en las condiciones de creación que resultan
del art. 1820 CCyC, “aunque la prestación no se incorpore a un docu-
mento” y tanto la transmisión o constitución de derechos reales sobre
el título valor, los gravámenes, secuestros, medidas precautorias y cual-
quier otra afectación de los derechos conferidos por el título valor de-
ben efectuarse mediante asientos en registros especiales que debe
llevar el emisor o, en nombre de éste, una caja de valores, una en-
tidad financiera autorizada o un escribano de registro, momento a
partir del cual la afectación produce efectos frente a terceros.
En ese aspecto, ambos títulos valores, cartulares o no, son cosas a
pesar de su variable materialidad y no se puede dudar que la cesión
gratuita de ellos, implica la aplicación de las reglas sobre las donacio-
nes.
Ya anticipamos también el carácter de verdadera donación, aquella
que comprende un patrimonio o parte del mismo conforme a la regu-
lación del art. 1551 CCyC, con los límites allí establecidos en protección
del donante, dejando fuera de dudas la aplicación de estas reglas a las
cesiones de créditos en general, pero en particular a la ahora regulada
cesión de derechos hereditarios (2302 y cc CCyC) y cesión de ganan-
ciales en la liquidación de los bienes del matrimonio por muerte (2308
CCyC), en tanto se trate de transferencias gratuitas.
Y por expresa indicación del nuevo Código, deben considerarse ta-
les los beneficios colacionables y las excepciones establecidas a la apli-
cación a la exclusión de la colación, que resulta de los artículos 2391 y
2392 CCyC.
En el primero de ellos se establece que los descendientes y el cón-
yuge supérstite deben colacionar los beneficios recibidos a conse-
cuencia de convenciones hechas con el difunto que tuvieron por ob-
jeto procurarles una ventaja particular (vivienda, explotación gratuita
de un negocio, explotación agrícola etc.).
82 Curso de técnica notarial

En la segunda norma citada, al enunciarse los supuestos de exclu-


sión de la colación, se hace excepción por la desproporcionalidad de
gastos con relación a la fortuna y condición del causante en materia de
educación y capacitación profesional o artística de los descendientes;
también de los gastos de bodas cuando exceden de lo razonable o por
las primas de seguros de vida pagados por el causante a favor de los
herederos o lo empleado para establecer al coheredero o para el pago
de sus deudas.
En todos estos casos hay un desprendimiento patrimonial, por lo
dado efectivamente en los últimos supuestos o por lo que le permi-
te obtener ventajas particulares del uso o explotación de bienes del
causante. Y si bien no podría identificarse el desprendimiento con una
verdadera transferencia gratuita a favor del donatario, como para con-
figurar un verdadero contrato de donación, la norma permite ajustarlo
a sus reglas por imperio de este artículo 1543 CCyC.
En cuanto a las suprimidas liberalidades, adelantamos ya que no
todas pasan a ser donaciones, en unos casos por ausencia de una ver-
dadera transferencia de valores y en otras por no existir verdaderas
ventajas particulares.
No hay transferencia en el dejar de interrumpir una prescripción
para beneficiar al propietario o la omisión voluntaria para dejar perder
una servidumbre por el no uso de ella. Sin embargo, podría configurar
una ventaja para el beneficiario si estuviera en su intención el producir
ese beneficio en su favor y quitar la posibilidad a sus propios herede-
ros. Lo mismo sucedería con la renuncia a una hipoteca o fianza que
garantiza un crédito, porque ese solo hecho no configura renuncia del
crédito en forma gratuita, pero si se lo hace para extinguir la deuda y
beneficiar al deudor, la conducta podrá ser valorada en la medida que
causa perjuicio a sus herederos, igual que cuando se deja de cumplir
una condición a que está subordinado un derecho eventual.
El nuevo Código ha preferido dejar estas situaciones sujetas a la
interpretación, porque no pueden tener una lectura puntual caso por
caso, la que resultará del proceso en que se ventile la verdadera in-
tención del que se desprende de un derecho o deja de aprovechar sus
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 83

ventajas, y su situación personal en el entorno familiar, que tiene una


regulación de orden público en cuanto a la protección de la legítima.
La calificación de las conductas, sea por la vía de comprensión del
acto como verdadera donación o por aplicación subsidiaria de sus nor-
mas, una vez precisada permite el ejercicio de las acciones de defensa
de la legítima, tales como la colación y reducción, y su aplicación reiper-
secutoria.
Entre los actos jurídicos que deberán someterse el análisis para de-
terminar si se le aplican las reglas de las donaciones, se encuentra la
multifacética figura del fideicomiso (arts. 1666 y ss CCyC), que como
acto neutro (ni oneroso ni gratuito) puede resultar a través de su ejecu-
ción, un extremo o el otro.
Dado la importancia que tiene su utilización para protección de inca-
paces, a los que se agrega ahora las personas con capacidad limitada,
cuando el o los beneficiarios o el fideicomisario como receptor del re-
manente del fideicomiso, perciba en forma totalmente gratuita estos, es
natural que se apliquen las reglas de las donaciones y las consiguientes
defensas en protección de la legítima de los herederos legitimarios.
Pero en este aspecto, el legislador ha establecido un régimen prefe-
rente en materia hereditaria, conforme con el cual, quien siendo ascen-
diente o descendiente, esté afectado por discapacidad, podrá ser be-
neficiado por el testador con un tercio de las porciones legítimas para
aplicarla como mejora estricta, amén de lo que por ley le corresponde
en su calidad de heredero (art. 2448 CCyC). La norma incluye a toda
persona que padece una alteración funcional permanente o prolon-
gada, física o mental, que en relación a su edad y medio social implica
desventajas considerables para su integración familiar, social, educa-
cional o laboral.
Con ello podríamos sostener que esta mejora, debería computar-
se para el cálculo de la legítima. Sin embargo, tanto énfasis ha puesto
el legislador en tratar de nivelar la desigualdad biológica de la perso-
na con relación a sus coherederos con un beneficio económico im-
portante, que al referirse a los actos gratuitos colacionables, excluye
a estas ventajas para su cómputo (art. 2391 párrafo final CCyC).
84 Curso de técnica notarial

Está claro que esta mejora, solo se dispondrá por vía testamentaria,
que es cuando nacen los derechos de los herederos y no antes. Pero
debemos pensar en su posible utilización al menos como contrato de
fideicomiso, en vida de los herederos, y fuera de la mejora tratada, el
contrato puede establecer variadas mejoras en la calidad de beneficia-
rios del fideicomiso o como fideicomisarios. Probada que sea la gratui-
dad de esta participación, es indudable que el acto debe considerarse
como sujeto a las reglas de las donaciones.
La regulación del fideicomiso testamentario resulta de los arts. 1699
y 1700 CCyC y particularmente este último debe tenerse en cuenta, por
cuanto no obstante que el plazo, cuando de incapaces o personas con
capacidad restringida se trate, no tiene límites, no por ello puede pen-
sarse en una sustitución para perdurar la administración de los bienes
después de su muerte a otro fiduciario de existencia actual o futura.
Con carácter general el art. 1614 CCyC regula la cesión de derechos
y como una ratificación más de lo que venimos sosteniendo, establece
que “Se aplican a la cesión de derechos las reglas de la compraventa,
de la permuta o de la donación, según se haya realizado con la contra-
prestación de un precio en dinero, de la transmisión de la propiedad de
un bien, o sin contraprestación…”, norma esta equivalente a la que se
regulaba en el Código velezano artículos 1435, 1436 y 1437, pero como
“cesión de créditos”, aunque luego se ampliaba a los demás derechos
en el art. 1444 CC.
Queda así explicitada la amplitud que alcanza por vía interpretativa,
no solo los actos incluidos como donaciones propiamente dichas, sino
aquellos al que le son aplicables sus reglas.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 85

Artículo 1544. ACTOS MIXTOS. Los actos mixtos, en parte onerosos


y en parte gratuitos, se rigen en cuanto a su forma por las disposi-
ciones de este capítulo; en cuanto a su contenido, por éstas en la
parte gratuita y por las correspondientes a la naturaleza aparente
del acto en la parte onerosa.

La relativa onerosidad de las donaciones, ya estaba planteada en el


Código velezano, a través de la regulación de algunas donaciones par-
ticulares como lo son ahora las de la Sección 3ª de este capítulo (arts.
1560 a 1565 CCyC) con la forma de donaciones mutuas, remunerato-
rias o con cargos, de las que ya nos ocuparemos.
Pero también puede resultar de distintos actos encubiertos. No es
extraño en que bajo la compraventa aparente, se oculte también otro
contrato con causa onerosa, como es el de renta vitalicia, existiendo un
instrumento privado suscripto entre las partes donde se incluyen en
contra de lo dispuesto en la escritura pública de compraventa, estipula-
ciones en virtud de los cuales una de las partes transmite unos bienes a
cambio de cuidados y alimentos, con lo que al acto aparente, de carácter
oneroso, se le opone otro oculto, que sin ser totalmente gratuito, guar-
da cierta onerosidad, la que definirá el negocio verdadero, caracterizado
así como acto mixto en los términos del artículo que comentamos.
En la difícil tarea de la determinación de los valores, una vez ajus-
tados marcarán el efecto de las acciones en mérito a la parte gratuita,
en cuyo caso, debemos tener en cuenta que -de considerarse donación
ese beneficio- si la exigencia para la donación como forma es la escritu-
ra pública, no estaría dada en este supuesto.
El acto ostensible, es la compraventa que se hizo por escritura pú-
blica, pero no así el acto gratuito, que resulta del contradocumento,
generalmente en instrumento privado, e inoponible a los herederos,
porque, además de la forma, si esa donación perjudica por el ocul-
tamiento a los legitimarios, sería ilícita como simulación y no podría
hacerse valer en modo alguno, más que para poner de manifiesto la
simulación y consiguiente nulidad del acto. Por tanto, el bien debería
retornar al patrimonio del vendedor-donante.
86 Curso de técnica notarial

Otra situación de acto mixto, puede resultar de la propia previsión


normativa, cuando se trata de transmisiones de bienes onerosas a legi-
timarios, en tanto el transmitente se haga reserva de usufructo, uso, ha-
bitación o con la contraprestación de una renta vitalicia (art. 2461 CCyC).
Esta venta es considerada como acto gratuito como presunción iuris
et de iuris, por cuanto dice que no se admite prueba en contrario con
la intención de mejorar al beneficiario. Pero a continuación señala que
se debe deducir del valor de lo donado las sumas que el adquirente
demuestre haber efectivamente pagado, con lo que la presunción pasa
a ser iuris tantum. Si el valor entregado, no representa el total del valor
de la cosa, lo gratuito se imputará a la porción disponible y el exceden-
te será objeto de colación. Con ciertas variantes, el artículo se compara
con el art. 3604 del CC, considerado como un pacto de herencia futura
por la renuncia que hacen los demás legitimarios a sus derechos fu-
turos, tanto en una como en otra norma, pero con el agravante en la
que comentamos (art. 2461 CCyC) que esta imputación y esta colación
no pueden ser demandadas por los legitimarios que consintieron en la
enajenación, sea onerosa o gratuita, razón por la cual, compartimos el
criterio de Jorge O. AZPIRI de que “éste será un claro supuesto de pacto
sobre herencia futura y una renuncia en vida a las acciones de colación
y eventualmente de reducción” (“La Legítima en el Anteproyecto de Có-
digo Civil”, en JA, número Especial 2012-III, Fascículo 7, pág. 83).
Fuera del supuesto de intervención de los demás legitimarios, el
caso del acto mixto, queda expresamente planteado, desde la sola po-
sibilidad de probar la parte onerosa del acto.
También debe contemplarse el supuesto en que el contrato es na-
turalmente oneroso, pero el precio pagado excede al valor de la cosa
y BORDA incluía entre los “negotium mixtum cum donatione” conside-
rando dos casos diversos: 1) la típica donación con cargo o la remune-
ratoria, que sin dejar de ser donaciones, “se consideran negocios one-
rosos en la medida del valor del cargo o en el de la justa retribución del
servicio prestado: al excedente se aplica el régimen de las donaciones”.
Y 2) el de contratos onerosos en que el comprador paga más de lo que
la cosa vale, o el empleador retribuye generosamente con exceso a su
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 87

empleado, y se pregunta: “¿Cuándo la donación con cargo deja de ser


un negocio gratuito para convertirse en oneroso? ¿Cuándo la despro-
porción de las prestaciones convierte el negocio supuestamente one-
roso en una donación?”, y valora la técnica del codificador al resolver
la cuestión en el primer caso (donaciones con cargo o remuneratorias)
aplicando el régimen de las donaciones al excedente. (BORDA, Guiller-
mo A. Manual de Contratos, 13 Edición Actualizada, Ed. Perrot, Bs. As.,
1987, pág. 671).
Indudablemente esta valoración de BORDA tiene acogida en el nue-
vo Código, no solo por la inclusión entre los negocios mixtos, sino por
lo que resulta del art. 1564 CCyC, como recepta también el criterio de
BELLUSCIO quien sostenía que aún cuando el cargo o la remuneración,
absorbiera totalmente la cosa donada, no por ello el acto dejaría de ser
“donación” y se aplicaría la forma de las mismas, así como las reglas
que rigen la aceptación, capacidad de los contratantes y revocación.
(BELLUSCIO, Código Civil… tomo IX, pág. 96).
En muchos supuestos, es tan difícil establecer los límites entre lo
oneroso y lo gratuito, que la opción es la determinación de la intención
de las partes, para establecer el desequilibrio. Con relación a la inten-
ción, la jurisprudencia ha dicho: “Si el contrato contiene algo de oneroso
y de gratuito a la vez, su carácter se fijará por el elemento que predomine,
salvo la intención expresa o implícita de los contratantes” (LLAMBIAS, Có-
digo Civil, cit. pág. 23. LL 3-281). Este criterio es concordante con el art.
1061 del CCyC en materia de interpretación de los contratos, en que
se valora la intención común de las partes y el principio de la buena fe.
La intención expresa está en la declaración de voluntad que encua-
dra el acto conscientemente y en la letra de su texto, como donación
con cargo o contrato oneroso de renta vitalicia. Y ese carácter expreso y
expresado, es superior a toda referencia económica como pudiera ser
la que resulta de la mayor o menor onerosidad, salvo que hubiere una
voluntad oculta o reserva mental simulada o fraudulenta, en perjuicio
de los acreedores o herederos legitimarios.
En cuanto al hecho económico en sí, tiene valor ante la falta de una
referencia expresa, pero precisado qué es gratuito y qué oneroso, se
88 Curso de técnica notarial

aplicará la forma por las reglas de las donaciones y en cuanto al conte-


nido, según la naturaleza de cada parte.

Artículo 1545. ACEPTACIÓN. La aceptación puede ser expresa o tá-


cita, pero es de interpretación restrictiva y está sujeta a las reglas
establecidas respecto a la forma de las donaciones. Debe producir-
se en vida del donante y del donatario.

Como contrato que es, la donación requiere la manifestación de


voluntad de ambas partes, donante y donatario, pero mientras del do-
nante se espera una declaración expresa, que no queden dudas de la
voluntad de donar, la aceptación puede resultar tácitamente.
En el art. 262 CCyC, se establece cómo se debe manifestar la volun-
tad, debiendo los actos exteriorizarse oralmente, por escrito, por signos
inequívocos o por la ejecución de un hecho material, mientras que en
el art. 264 CCyC, la manifestación tácita de la voluntad resulta de actos
por los cuales se la puede conocer con certidumbre. Carece de eficacia
cuando la ley o la convención exigen una manifestación expresa.
Todo lo dicho queda subordinado a la forma que debe revestir el
acto, y como en las donaciones es distinta para transmitir un inmue-
ble, un mueble registrable o las prestaciones periódicas o vitalicias (art.
1552 CCyC) que de las cosas no registrables o títulos al portador (art.
1554 CCyC), las soluciones son distintas.
Siendo en el primer supuesto la forma por escritura pública, la
aceptación tácita debe tener la misma forma, aunque el carácter tácito
resulta de la propia manifestación de voluntad, como cuando en una
escritura se acepta sin declaración expresa, pero sin dejar dudas de la
intención del donatario. Podría estar aceptando sin hacerlo expresa-
mente, cuando constituye una hipoteca u otro derecho real, porque
con ese sólo hecho, y bajo la forma de escritura pública, actúa como
dueño, lo que implica la certidumbre de su aceptación.
En otros supuestos, como señalábamos con relación a los muebles
no registrables y títulos al portador, la propia intención del donante
de transmitir, puede resultar de un acto no escrito, por el que se des-
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 89

prende de la cosa entregándola al donatario, y este la recibe sin dejar


lugar a dudas sobre su adquisición como dueño y no como mandatario,
depositario, comodatario o de cualquier otro modo en que la tiene en
nombre de quien la entrega.
Son signos inequívocos de la adquisición como donatario cuando de
inmediato deposita los títulos a su nombre o los da en garantía de sus
obligaciones, o los muebles no registrables los coloca bajo su custodia
y cuidado, no habiendo constancia escrita alguna de compromiso a su
devolución, reintegro, etc., a quien se lo entregara.
El último párrafo del artículo, marca una transformación total en
la materia de las donaciones, pues mientras en el Código velezano la
aceptación podía hacerse aún después de la muerte del donante (art.
1795 CC), en el nuevo Código se establece la condición de vida de am-
bas partes al momento de la aceptación.
Nada dice de la posterior incapacidad del donante a su otorgamiento
como tal, pero al tratar de la formación del consentimiento en el art. 976
CCyC se refiere a la caducidad de la oferta por muerte o incapacidad
del proponente o destinatario si fallecen o se incapacitan antes de la
recepción de la aceptación, con lo que ambas causales, de aplicar el mis-
mo criterio general de oferta a las donaciones, quedan comprendidas.
La limitación a la vida de ambas partes en las donaciones, presenta
algunas dificultades prácticas que es necesario señalar. Sucede en mu-
chos casos que la voluntad de aceptar está, pero no se formula por la
existencia de inconvenientes técnicos, legales o económicos que impi-
den su formalización, sin que por ello deba entenderse como inexistente.
Entre los obstáculos técnicos se encuentra en ciertos casos la in-
determinación de lo donado, que no puede transmitirse si no se con-
fecciona previamente un plano de mensura, de unificación o de sub-
división, o la simple confección del estado parcelario que es requisito
previo a toda transmisión de dominio.
En otros supuestos el corrimiento de límites del lote, invadiendo es-
pacios públicos o sobrantes fiscales, requiere de la previa transmisión
por el Municipio del excedente, para incorporarlo a la parcela.
En cuanto a obstáculos legales, se dan cuando previo a la transmisión
90 Curso de técnica notarial

debe concluirse un proceso sucesorio por el que el donante acredita su


propiedad desde la muerte del titular originario a quien sucedió a partir
de su muerte o debe concluir un juicio de usucapión, o el levantamiento
de medidas cautelares en cuanto al bien o a la persona del donante.
En otras circunstancias las dificultades son de carácter económicas,
y están relacionados con deudas de impuesto sobre la cosa, o el pago
del impuesto a la transmisión de inmuebles y costos de escritura, por
citar algunos de los problemas por las cuales el donatario no formaliza
su aceptación a pesar de estar totalmente de acuerdo en hacerlo.
Nada de esto debería configurar una imposibilidad para aceptar la
donación, pero como la misma está directamente relacionada con la
transmisión de la cosa, se confunde el no poder con el no querer.
En tales términos, la libre voluntad del donante de dar, está con-
dicionada a la libre voluntad del donatario de poder recibir y no del
aceptar, y allí es donde consideramos un obstáculo por el efecto que
produce la muerte, frustrando la donación.
Incluso la muerte puede llegar en el iter que conduce a la formaliza-
ción y la frustra generando una verdadera injusticia por la expectativa
perdida y los gastos incurridos sin reembolso.
Se está lesionando el derecho de aceptar, mucho más que en otros
contratos, porque aquí el que recibe no frustra una contraprestación
sino el percibir un beneficio de otro, que no está condicionado y que si
hubiera querido revocarlo el donante, pudo hacerlo, pero mantuvo su
voluntad.
No se pretende consumar actos para después de la muerte, sino
evitar que esta impida lo que la libre voluntad ha tratado de ligar y he-
chos totalmente ajenos a ella lo impiden.
Si la voluntad del donatario ha quedado en alguna medida forma-
lizada en escritura pública, por más que no se hubieran concluido los
trámites que permitan la registración cuando de inmuebles se trata,
no por ello debe desconocerse y tenerse por rechazada la donación o
extinguida por un efecto no querido.
Creemos por tanto, que la misma puede formalizarse por escritura
pública bajo la condición en cuanto al cumplimiento de su registración,
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 91

de llenar los requisitos que la obstaculizan. La aceptación quedaría así


formalizada y la condición no se refiere a la aceptación sino a los trámites
de registración. Incluso, tal aceptación podría formalizarse por vía de un
testamento, que si tiene la forma de escritura pública, no ofrecería dudas
sobre el cumplimiento de la exigencia formal, dado que una cosa es que
la interpretación debe ser restrictiva en cuanto a la forma y no excluyente.
No se trata por cierto de una disposición de última voluntad para
adquirir un derecho después de la muerte por esta vía, sino de po-
ner de manifiesto, en ejercicio de su libertad y en cumplimiento de los
acuerdos celebrados, la aceptación de la donación.
En tal supuesto, si al otorgar el testamento el testador acepta una
donación que se le hubiere hecho en vida, se cumpliría con la exigencia
del art. 1545 CCyC, probada que sea la vida del donante, pero quedaría
pendiente la registración de ese acto, por cuanto la aceptación no tiene
expresión hasta la muerte y debe preservarse la privacidad del acto.
Sin embargo, dado que esta aceptación es una disposición “extrapa-
trimonial” (receptadas por el art. 2462 CCyC), porque no es la cosa que
la recibe por este medio, sino una manifestación para poner en eviden-
cia una voluntad que permite consolidar la transmisión, la misma, con
la conformidad del testador, podría ponerse de manifiesto aun durante
la vida del otorgante, y la revocación del testamento, no produciría la
revocación de la aceptación si no resulta de la declaración expresa, por-
que desde lo consensual, el contrato ha quedado firme e irrevocable.
Este tipo de disposiciones ha sido tratada por la doctrina y como
sostuviera FASSI, “Debemos denominarlas disposiciones extrapatrimo-
niales, aun cuando puedan tener repercusión patrimonial” (Tratado de
los Testamentos, Tomo I, pág. 244) como sucede en este caso, y parti-
cularmente en cuanto a los propios herederos del donatario que ven
incrementada la masa sucesoria.
Referido al reconocimiento de hijos en el Código velezano, típica
disposición “extramatrimonial” ZANNONI sostiene que es “irrevocable”
y produce efectos desde el mismo momento en que es hecho como
presupuesto para la obtención del título de estado. ”En este caso, esta
disposición, a pesar de estar contenida en un testamento, se regirá por
92 Curso de técnica notarial

las normas atinentes a los actos entre vivos en cuanto a su materia y a


su forma” (Derecho de las Sucesiones, tomo 2, pág. 271).
Entendemos que igual criterio debe aplicarse a la aceptación de la
donación en testamento, por cuanto recepta una declaración de vo-
luntad que de no producirse, lesiona el derecho de su beneficiario y
estaría restringiendo el ejercicio de sus derechos.
Pero es evidente que la razonabilidad de lo argumentado, se debi-
lita ante las dificultades para conocer esta aceptación, si bien podría
resolverse por comunicación que hiciera el propio testador al donante,
citando la escritura de testamento que la contiene o por alguna de las
formas admitidas para producirla.
Para el nuevo Código, la muerte o incapacidad impide la formación
del contrato y por tanto, no se consuma la donación.
Más grave aún resulta ser cuando aceptada, no se llega a comuni-
car al donante, antes de su muerte o incapacidad. El primer supuesto
es indiscutible ahora, por cuanto no se puede aceptar después de la
muerte, circunstancia que no preocupaba antes, dado que al poderse
aceptar después de la muerte, no importaba la comunicación.
Ahora no se puede comunicar y por tanto, aun aceptada, si la muer-
te se produce antes que la misma sea efectuada, no hay donación.
Con respecto a la “incapacidad” tenemos algunas reservas para la
aplicación del mismo criterio, primero por cuanto no fue tenido en
cuenta en materia de aceptación de la oferta de donación que presen-
ta diferencias con las otras ofertas con contenido patrimonial, y luego
por el efecto que tiene la “declaración unilateral de la voluntad” como
fuente de las obligaciones, en que sólo se aplican subsidiariamente las
reglas de los contratos, privando lo previsto en la ley o en los usos y
costumbres (art. 1800 CCyC).
En tal sentido, nadie discutía hasta le fecha, que la incapacidad del
que hiciera oferta de donación, tuviera comprometida la legitimidad
de su aceptación por incapacidad del donante antes de formalizarla.
De diferenciarse la oferta de donación, por particularidades que luego
analizaremos, sería razonable pensar que la solución no es la misma
que para el caso de muerte.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 93

De aplicarse la misma solución que para las demás ofertas, enton-


ces tendremos que igualar las soluciones y decir que en ambos casos,
la oferta aceptada pero no comunicada deja sin efecto alguno la dona-
ción y quien aceptó ignorando la muerte o incapacidad del donante, si
ha hecho gastos o sufrido pérdidas, tiene derecho a reclamar su repa-
ración (art. 976 CCyC).
Para que la donación quede perfeccionada, es necesaria entonces,
la recepción de la manifestación de voluntad del donatario que acep-
ta, por el donante. Pero lo que queda por aclarar es cómo se debe
producir la misma, resulta por el art. 983 del CCyC: “A los fines de este
capítulo se considera que la manifestación de voluntad de una parte es
recibida por la otra cuando ésta la conoce o debió conocerla, trátese
de comunicación verbal, de recepción en su domicilio de un instru-
mento pertinente, o de otro modo útil”.
La comunicación verbal, si bien es eficaz para dejar consumado el
contrato, cuando la misma se da antes de la muerte o incapacidad, es
difícil de probar en caso de ser cuestionada, pero en tanto no lo sea,
debe tenerse por producida si el aceptante manifiesta que la ha comu-
nicado al donante o su representante en esa forma, por cuanto no hay
la misma exigencia que para la aceptación, que cuando se debe otorgar
por escritura pública, debe guardar la forma. La comunicación es sólo
la ejecución de un hecho no formal, como resulta de la misma norma,
y si de ella no se desprende lo contrario, la declaración vale hasta que
se demuestre lo contrario.
Cuando la norma dice que se tiene por hecha la manifestación cuan-
do el donante la conoce o debió conocerla está abriendo la puerta a
las presunciones, que como tales integran la prueba en caso de cues-
tionamiento, pero valen cuando el mismo falta.
En cuanto a la recepción en el domicilio del donante de un instru-
mento pertinente, está referido a la precisión o claridad del contenido
como comunicación de la aceptación y como tal puede constar en un
telegrama, carta documento, notificación notarial, etc.
En el último supuesto, “otro modo útil”, afirma lo que venimos afir-
mando en cuanto al valor de las presunciones, y no tiene por qué ser
94 Curso de técnica notarial

expresa, sino estar tácitamente contenida, en cartas o declaraciones


del donante que hace referencia a ese desprendimiento patrimonial
ya producido, o que en su propio testamento indica haber transmiti-
do ya al donatario, o cuando en contrato celebrado entre ambos, el
donatario da en comodato o en locación el bien recibido del donante
a este que lo acepta, o cuando se extiende una fianza del donatario
al donante indicando como respaldo patrimonial el bien dado al do-
natario. También puede hacerse la comunicación al apoderado del
donante con facultades suficientes para tomar conocimiento de la
aceptación, o que reconoce tácitamente la misma, como si se tratara
del mismo donante.
El “debió conocerlas” es concluyente para la interpretación de cual-
quier situación que haga presumir la existencia de la recepción de la
manifestación del aceptante, como en el supuesto en que este mantu-
viera la posesión de la cosa que le entregara el donante con la oferta,
por cuanto para revocar la oferta, debió ser el donante quien reclama-
ra la devolución de la cosa dada, y el no hacerlo deja firme el conoci-
miento de esa aceptación.
La aceptación de las presunciones citadas, permite a su vez, la re-
nuncia por el donante para acreditar por cualquier medio fehaciente la
aceptación de la donación, en tanto la voluntad, aunque no se hubiera
formalizado, se debe tener por firme y definitiva y traslada al donante
la necesidad de notificar su revocación. Claro que si esta se produce
cuando hubiera fallecido ya el donante sin formalizarse la aceptación,
el donatario se verá desplazado por otro principio esencial que es el de
la aceptación en vida del donante.
En definitiva, cabe destacar el cuidado que deberá tener el Notaria-
do en el cumplimiento de esta nueva modalidad de la “comunicación
de la aceptación”, que no era necesaria en el Código de Vélez, y para
ello debemos destacar la importancia del art. 983 CCyC, en cuanto ad-
mite una amplia gama de situaciones que se pueden tener como de
“recepción de la manifestación de la voluntad”, en particular cuando
incluye expresamente la presunción que resulta del “debió conocerla”
o su extensión a “otro modo útil”. No se trata de la forma de la acep-
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 95

tación, como ya lo hemos aclarado, sino del modo en que se debe


producir la recepción de la manifestación de la voluntad, y en este hay
tal amplitud de criterio para tenerlo por producido, que de no estar
establecido expresamente un modo especial por el propio donante,
la producción de la misma se presume por la simple declaración del
aceptante en cualquiera de los modos previstos, salvo declaración en
contrario del donante.
De no ser así, se generaría una incertidumbre en cuanto a la exis-
tencia del contrato de donación, porque los modos establecidos no ge-
neran actos notorios, ni se exige normativamente que así lo sea.
Bastaría entonces decir al aceptar, que se ha puesto de manifies-
to esta aceptación, por medio de comunicación verbal recibida por el
donante o su apoderado, o por otro modo de comunicación en ins-
trumento pertinente receptada por el donante en su domicilio o por
alguna de las situaciones que dejan en evidencia el conocimiento por el
donante, ya referidas entre otros modos útiles.
No es a terceros a quien se debe justificar el cumplimiento de la
comunicación, sino al donante, y será éste, si no se cumpliera, quien
podrá atacar el acto acreditándolo o sus herederos de haber fallecido
o a su representante legal en caso de incapacidad, si se admitiera el
mismo criterio que para la muerte.
De pretender decir que la comunicación debía acreditarse de al-
gún modo o forma fehaciente, debió incluirse en forma expresa. Al no
hacerlo, basta la invocación del aceptante, atacable del mismo modo
que pueden atacarse las declaraciones falsas en una escritura públi-
ca, y en particular la “falsa causa”, que de no estar expresada en el
acto se presume que existe mientras no se pruebe lo contrario (art.
282 CCyC).
Sólo el donante o sus herederos o representantes podrán atacar el
acto por falta de comunicación y pedir se declare la nulidad de la dona-
ción por falta de aceptación comunicada en tiempo y forma. En tanto
ello no ocurra, la manifestación se tiene por efectuada en los términos
señalados.
96 Curso de técnica notarial

Artículo 1546. DONACION BAJO CONDICION. Están prohibidas las


donaciones hechas bajo la condición suspensiva de producir efec-
tos a partir del fallecimiento del donante.

El nuevo Código ha desplazado supuestos contenidos en el de Vélez


Sarsfield, tal como las que se denominaran “mortis causa” por valer
desde la muerte del donante, admitidas únicamente por la vía testa-
mentaria (art. 1790 CC) y las que naciendo como contrato en vida del
donante, producen efecto a partir de su muerte, como lo eran las do-
naciones entre cónyuges para después del fallecimiento, a que se refi-
rieran los artículos 1232 a 1237 del CC.
Excluidas las primeras desde lo contractual, con las restantes soste-
nía SPOTA: “la promesa de atribución patrimonial gratuita sometida a la
modalidad suspensiva (o término suspensivo) de la muerte del donante
no es disposición testamentaria en cuanto tal promesa no quede sujeta
a la revocación al arbitrio del promitente… si esa revocación ad nutum
no ha sido establecida, entonces la promesa sujeta a la modalidad sus-
pensiva de la muerte del promitente, no es disposición testamentaria
sino supuesto de donación. En ese caso, la donación ya tiene efecto,
sólo que sometido a esa modalidad suspensiva de la muerte de la per-
sona, o sea que el derecho nace a favor del donatario y nace, no como
expectativa… sino como derecho modal pero con un derecho al fin.”
(SPOTA, Alberto Gaspar, Instituciones… Contratos, Tomo VII, pág. 249).
La nueva normativa, deja totalmente desiertas estas posibilida-
des, prohibiéndolas expresamente.
Tampoco se regulan las promesas de donación, que podían va-
ler solo si estaban contenidas en un testamento. Hoy no hay donación
mortis causa, y si quiere canalizarse las mismas como disposición de úl-
tima voluntad, deberá serlo bajo la forma de “legados” tal como resulta
de los artículos 2278, 2479, 2494 y cc del CCyC.
Concretamente, no tienen más recepción en la legislación los dos
institutos antes señalados como vigentes en el Código velezano y que
distinguiera GUASTAVINO entre “actos mortis causa” e “in diem mor-
tis dilati”, porque mientras los primeros nacen como tales a partir de
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 97

la muerte del otorgante, en los restantes, nacen con su otorgamien-


to, pero difiere el cumplimiento de los efectos para el momento de la
muerte. (GUASTAVINO, Elías P. Pactos sobre Herencia Futura, Ed. Ediar,
Bs. As., 1968).
Pero la total supresión de estos actos bajo condición suspensiva de
producir efectos a partir del fallecimiento del donante, no impide las
donaciones bajo condición, resolutoria o suspensiva, en que no se dé
la circunstancia de la muerte.
El nuevo Código supera un viejo error del Código velezano, cuan-
do en el artículo 1803 se refería a las donaciones por causa de muer-
te, y que no eran tales, sino supuestos de revocación por la causa de
muerte, en el primer supuesto por la sobrevida del donante que había
hecho la donación bajo condición suspensiva de que quedara en su
patrimonio si él no moría en un lance previsto (no era que la muerte
perfeccionaba la donación sino que impedía la perfección por la sobre-
vida) y la otra, que era un típico caso de revocación porque el donatario
fallecía primero, que actualmente está contemplado como supuesto de
reversión. Al respecto SPOTA sostenía que no se trata de verdaderas
donaciones “mortis causa” sino de donaciones modales, aunque con-
sideraba que comprendía también las condiciones “suspensivas” (SPO-
TA, Alberto Gaspar, Instituciones… Contratos. Tomo VII, Ed. Depalma, Bs.
As., 1982, pág. 277).
Por su parte BELLUSCIO consideraba que se trataba de condiciones
resolutorias, pero admite que la cosa no sea entregada, ya que no hay
prohibición expresa para concretarla sin esa entrega, en cuyo caso,
cuando hay que restituir, la misma no se efectuará pero el derecho so-
bre la cosa operará a favor del donante. (Código Civil Comentado… tº 9,
pág. 38).
La validez de los actos bajo condición resolutoria, resulta de la pro-
pia regulación en materia de reversión (art. 1566 CCyC) y el plazo o la
condición suspensiva resulta del artículo 280 CCyC, incluso aunque el
objeto del acto haya sido inicialmente imposible, si deviene posible an-
tes del vencimiento del plazo o el cumplimiento de la condición, como
lo regula el artículo citado.
98 Curso de técnica notarial

Asimismo, aun cuando nada se dice de las condiciones que le dejen


directa o indirectamente al donante el poder de revocarla, de neutra-
lizar o de restringir sus efectos, como estableciera el art. 1802 del CC,
resultaría igual efecto del objeto mismo del acto jurídico que en el art.
279 CCyC establece que no debe ser un hecho imposible o prohibido
por la ley, contrario a la moral, a las buenas costumbres, al orden públi-
co o lesivo de los derechos ajenos o de la dignidad humana.
Por otra parte la irrevocabilidad de la donación resulta del art. 1569
CCyC en que limita los supuestos en que la misma se puede producir,
es decir, por inejecución de los cargos, por ingratitud del donatario y en
caso de habérselo estipulado expresamente por supernacencia de hi-
jos del donante, con lo que ninguna otra reserva de revocación, puede
producir efectos legales.
No obstante lo dicho, vamos a desarrollar, siguiendo en esto a
Néstor Daniel LAMBER en su investigación sobre “Convenciones ma-
trimoniales en el proyecto de unificación de Código Civil y Comercial”,
presentada en la XXX Jornada Notarial Argentina (Mendoza, agosto de
2012), convertidas en ley en el CCyC, partiendo de las donaciones que
un cónyuge hiciera a otro, conforme al art. 1217 inciso 3º del CC, según
la ley 26.618, y cotejado con el actual régimen del Código Civil reforma-
do.
Refiriéndose primero al Código velezano dice nuestro autor que la
otra convención prematrimonial que había quedado vigente era la de-
nominada “donatio propter nuptias” en el derecho romano, que ori-
ginariamente hacía el futuro esposo a la mujer. Históricamente estas
donaciones, junto con la dote, permitían formar un grupo de bienes
propios a la mujer, para solventar las desigualdades económicas en
caso de viudez especialmente1.
La ley 26.618 recogió la interpretación dominante, tanto en doctrina
como jurisprudencia, en el concepto que tanto podría hacerlo el futuro
marido a la mujer como a la inversa, dejando sin efecto la prohibición
velezana de la norma del art. 1231 CC.

1 ZANNONI, Eduardo, Op. Cit. T. I, ág. 491


MÓDULO 4 - Escrituras de donación 99

Esta donación en el marco de una convención prematrimonial, a


diferencia de las que un futuro cónyuge haga al otro antes de contraer
nupcias, están condicionadas en cuanto a sus efectos a la celebración
de matrimonio válido, como ha quedado resuelto con la reforma de la
ley 23515, al art. 1238 CC, que así lo prescribe, salvo que el matrimonio
fuera anulado, dejando a salvo la validez del cónyuge putativo o de
buena fe (art. 1239 CC).
En doctrina se sostuvieron dos posturas en cuanto al carácter de la
condición y el momento de la adquisición de los bienes:
a. Una prioriza el carácter condicional de la convención prenupcial
como causa categórica y fin del contrato, donde la celebración del ma-
trimonio válido (salvo la excepción del putativo para el de buena fe)
determina la adquisición del bien comprometido en donación2.
b. Otra entendía que no debía ser considerada condicional, sino que
el acto de celebración del matrimonio integraba la convención concre-
tando el fin, y la transmisión del dominio ocurre con la suscripción del
contrato y entrega de la cosa, sin que ello obste a que luego quede sin
efecto, retroactivamente, por no celebrarse el matrimonio3.
Esta segunda posición también encontraba respaldo en la remisión
que hacía el art. 1230 CC a las normas de las donaciones, y por ende
el art. 1789 CC que exige la transmisión de la propiedad de la cosa al
momento de celebrarse el contrato de donación.
También al respecto señala ZANNONI, la norma del art. 1240 CC que
parecía distinguir las donaciones condicionales de aquellas en que el
matrimonio no se celebraba, al enunciarlos como distintos supuestos
de revocación4.
Esta discusión es resuelta por la primera postura en el Código ac-
tual, que mantiene estos supuestos como convención prenupcial (art.
446 inc. c) CCyC), y en el art. 452 CCyC determina que las donaciones

2 Conf. BORDA, Guillermo TRATADO DE DERECHO CIVIL - FAMILIA - 9 ed. T. I, N°


272,a.
3 GUAGLIANONE, Aquiles H - REGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO, Ed. Ediar,
Bs.As. 1968, T. I, 177.
4 ZANNONI, Eduardo A. op. cit. T I, pág. 493.
100 Curso de técnica notarial

hechas “en consideración del matrimonio futuro, lleva implícita la condi-


ción de que se celebre matrimonio válido”.
El texto es claro sobre estar ante una donación condicional, pero
además en la correlación con las normas de las donaciones (a la que
también remite el art. 451 CCyC), nos encontramos con la modificación
al citado art. 1789 CC en el nuevo Código art. 1542 CCyC, que define
que hay contrato de donación cuando una de las partes se obliga a en-
tregar gratuitamente la cosa, pero ya no requiere la entrega en ese mo-
mento, quedando armonizado el efecto condicional para la adquisición
de la cosa, con efecto suspensivo. Sin embargo, de la lectura completa
del capítulo de donaciones en el Código velezano, existía la posibilidad
de celebrar el contrato, dejando en suspenso la entrega de la cosa, con-
forme a lo regulado en los artículos 1833 y 1834 CC. En el primero se
dejaba previsto para el caso de falta de tradición la obligación de entre-
garla, y por el siguiente, las acciones para la ejecución de la donación.
En el CC velezano la donación entre futuros cónyuges era irrevoca-
ble (art. 1240 CC). La celebración en el contrato prematrimonial, obliga
a concurrir la voluntad de ambas partes de la donación, con lo cual
existe una verdadera aceptación, aún cuando se la considere tácita con
respecto a la cosa, pero sin duda expresa por toda la convención.
El Nuevo Código mantenía este carácter irrevocable en el antepro-
yecto, pero en la redacción definitiva ingresada en el Congreso, se su-
prime la “irrevocabilidad”. En este cuerpo legal, en el capítulo de las
donaciones por razón de matrimonio (arts. 451 a 453 CCYC) se regla-
menta tanto la donación por causa de matrimonio, entre futuros espo-
sos en una convención prematrimonial, como la que terceros hagan a
uno o ambos futuros contrayentes por esta misma causa (en el Código
velezano limitada a la dote en los arts. 1241 y 1242 CC).
Esta promesa dotal, en el nuevo Código se considera como otro su-
puesto de donación por causa de matrimonio y se generaliza a terceros
donantes, no indicando vínculo de parentesco con alguno de los futuros
contrayentes, pero pierde el carácter irrevocable, que sólo lo adquiere
desde que el matrimonio se celebra, como en los demás donaciones
no afectadas por una causal de revocabilidad expresa (art. 1569 CCyC).
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 101

En el art. 453 CCyC, en su proyecto originario modificado por el PEN,


se regula la oferta de donación de estas donaciones por causa de ma-
trimonio hechas por un tercero, a favor de uno o ambos novios, adop-
tando la terminología sugerida por la doctrina, pero suprime expre-
samente la irrevocabilidad que contenía el anteproyecto, consignando
expresamente en su último párrafo “si antes no ha sido revocada”.
Por último establece que esta donación se presume aceptada desde
que el matrimonio se celebra, lo cual parece remitir a la norma del art.
1235 CC que establecía que la donación que uno de los cónyuges hicie-
ra al otro de bienes para después del fallecimiento “no necesita para su
validez ser aceptada por el donatario”.
En esta reforma la aceptación de esta oferta, se presume aceptada
por la sola celebración del matrimonio, sin requerir aceptación expresa
(art. 453 CCyC) lo cual en cuanto a inmuebles o bienes registrables trae
aparejado el inconveniente de su falta de legal registro y consecuente
oponibilidad a terceros.
El anteproyecto del código reformado, remitido originariamente
por la comisión de notables que lo elaboró mantenía la denominación
promesa y no oferta, y en la materia era más clara que la modificación
introducida por el PEN, por denotar que se está en un instituto diferen-
ciado de la oferta de donación en general.
La remisión al vocablo oferta lleva un supuesto de interpretación a
resolver. En el cuerpo normativo sancionado el art. 1545 CCyC prevé
que la donación debe aceptarse en vida del donante y donatario, pero
¿qué ocurre en particular si el donante fallece antes de la celebración
del matrimonio que se realiza después de su deceso, pero antes de
cumplirse el plazo del año legal? Dado que está condicionado a la ce-
lebración del matrimonio, la revocación por muerte del donante, cam-
biaría quizá las expectativas económicas de los futuros cónyuges, tal
como si se hubiera donado el inmueble que será su vivienda familiar,
en circunstancias muy distintas que en una donación común.
¿Deben aplicarse los arts. 1545 y 1547 2° párrafo CCyC que determi-
nan la imposibilidad de la aceptación por fallecimiento del donante o
revocación de la oferta, o priva la vigencia de la convención cuya acep-
102 Curso de técnica notarial

tación incluso se presume, aunque para esta donación de terceros a los


futuros cónyuges no la integrara?
El tratamiento conjunto en el 2° párrafo del art. 1547 CCyC de los su-
puestos de fallecimiento y revocación nos parecería indicar que el pri-
mero es un supuesto del segundo, es decir, que el fallecimiento cons-
tituye un supuesto asimilables al de revocación de la oferta impuesto
por la propia ley, debiendo confundirse ambos en la misma causa de
imposibilidad de aceptación.
Sin embargo, el art. 1547 CCyC se refiere a los aceptantes y no al
donante, y el supuesto del art. 453 CCyC, que presume la aceptación
desde que el matrimonio se celebra, si antes no ha sido revocada, está
planteando la revocación de la convención en conjunto que puede
comprender los demás supuestos del artículo 446 CCyC y no la de la
donación por causa de muerte del donante, aplicable por el capítulo
de las donaciones como contrato, pero ajeno a la donación por con-
vención o en la etapa prenupcial, con régimen similar al de los futuros
cónyuges entre sí.
Pero aún refiriéndose solo a la oferta unilateral hecha por un terce-
ro, la nueva norma solo prevé la caducidad de los efectos de esta oferta
en caso de no celebración del matrimonio (hecho ajeno al donante); y
regula como medio exclusivo para desvirtuar la eficacia y validez de
esta aceptación por el hecho del o los donatarios, solo al supuesto de
revocación por el otorgante, y no lo extiende al supuesto del falleci-
miento del donante. Se está ante una aceptación “jure et de jure” que
demuestra la inserción de este acto unilateral en el marco de una rela-
ción contractual, cuya firmeza por un acto futuro, categorizado el acto
por la finalidad matrimonio pendiente de celebración dentro del plazo
legal establecido.
Por ello, el haber modificado el carácter de irrevocable de esta ofer-
ta durante el plazo de sostenimiento obligatorio por un año, no se com-
padece con el especial tratamiento que merece la perduración de la
oferta por el plazo de un año, que no existe en el régimen contractual
de las donaciones.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 103

Entendemos que la interpretación de esta contradicción, debe hacer


privar esta norma especial, y el fallecimiento durante el año no puede
causar la extinción de la misma, acorde con la vigencia de las conven-
ciones en forma conjunta o de las donaciones de extraños a los futuros
cónyuges, la que debería ser válida en consideración de las especiales
expectativas que despierta en el futuro inmediato, quedando aceptada
desde la celebración del matrimonio durante el plazo de un año previs-
to, aún cuando el donante fallezca con anterioridad a esta celebración.
Además en la economía de la reforma, queda reconocida la posibili-
dad de la donación de un tercero a los novios, suscripta por ambas parte
(es decir aceptada) y con la condición implícita de celebrarse el matrimo-
nio válido, pudiendo operar la transmisión de los bienes a ese momento
posterior (conf. art. 1542 CCyC); caso en que ya está firme el contrato de
donación, en cuanto a todos sus elementos con anterioridad.
Queda así planteada la interpretación del art. 1546 CCyC, en conso-
nancia con las nuevas normas sobre donaciones prenupciales entre o
a futuros cónyuges previos al matrimonio.

Artículo 1547. OFERTA CONJUNTA. Si la donación es hecha a varias


personas solidariamente, la aceptación de uno o algunos de los
donatarios se aplica a la donación entera. Si la aceptación de unos
se hace imposible por su muerte o por revocación del donante
respecto de ellos, la donación entera se debe aplicar a los que la
aceptaron.

Este artículo, bajo el título de “oferta conjunta” nos aproxima al cono-


cido tema de la “oferta de donación” en el Código velezano, que criticá-
ramos fundadamente en nuestra obra sobre Donaciones (Astrea, 2008)
diferenciándola bajo la denominación de “donación diferida” o “sujeta a
posterior aceptación” y que en esta normativa, a pesar de las aproxima-
ciones que se hacen a la “oferta” no llegan a conformar una integración
total, configurando quizá, la única excepción prevista en el art. 977 CCyC
al tratar el contrato plurilateral para permitir a la mayoría celebrar el
contrato en nombre de todos, sin representación ni gestión a la vista.
104 Curso de técnica notarial

Los principales argumentos que esgrimiéramos para sostener la di-


ferencia, hoy están derogados, como lo eran la subsistencia de la men-
tada “oferta” después de la muerte del donante (art. 1795 CC) y el de-
recho de acrecer que se concedía conforme al art. 1798 CC, que como
beneficio contractual solo era admitido, además de este supuesto, en
la renta vitalicia, que hoy se mantiene por previsión contractual según
el art. 1603 CCyC cuando hay pluralidad de beneficiarios y en materia
de usufructo, que en el art. 2132 CCyC lo admite si en el acto constituti-
vo se deja expresamente establecido.
Por otra parte, desaparece de la nueva normativa, el rechazo que
hacía Vélez en el art. 3810 del derecho de acrecer en lo contractual, re-
servado a los testamentos, aunque justificaba el derecho de no decre-
cer en la nota al mismo: “si resultase formalmente de los términos de la
donación, que ella es hecha in solidum a cada uno de los donatarios, la
no aceptación del uno no podría dañar al otro, puesto que el aceptante
habría aceptado por el todo, no por el derecho de acrecer, sino por lo
que se llama jus non decrecendi”.
Como prueba de la extensión del derecho de acrecer en lo contrac-
tual, está el supuesto contemplado para los beneficiarios del fideicomi-
so, según el art.1671 CCyC.
En su momento hicimos la distinción entre la donación hecha soli-
dariamente a varios donatarios, del derecho de acrecer, aunque pro-
ducían iguales efectos, por distintos caminos. En el primer supuesto
por efecto de la “solidaridad” en materia de obligaciones (art. 701 y cc
CC) y en el otro por el derecho de acrecer, que debía estar convenido
expresamente (art. 1798 CC). No obstante, para unos autores, como
BELLUSCIO, una depende de la otra, pero para otros el tratamiento
es independiente. En el primer supuesto BELLUSCIO condicionaba el
efecto del 1794 CC al pacto de acrecimiento del art. 1798 CC, de modo
que si se hizo en forma solidaria, no por ello hay acrecimiento del que
acepta, cuando son varios. “Ello no significa que su aceptación aproveche
a los otros beneficiarios sino que vale como aceptación por el todo para
la eventualidad de que tenga lugar el derecho de acrecer” (BELLUSCIO,
Código Civil Comentado… Ob. y tº cit., pág. 20).
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 105

Por su parte ZAGO, dice para el caso de solidaridad, que “Si los do-
natarios que no habían aceptado lo hacen con posterioridad, ello obli-
ga a los donatarios solidarios que ya lo habían hecho a reconocerles su
parte en la cosa motivo de la donación” (BUERES… Código Civil… ob. y tº
cit., pág. 23).
Luego, hace la diferencia de la donación hecha “in solidum” de la
que se pacta con derecho de acrecer, conforme al art. 1798 CC, y trata
este caso en forma autónoma. (Ob. y tº cit., pág. 30).
Esta contradicción esta hoy resuelta, y el art. 1547 CCyC trata la do-
nación hecha solidariamente a varias personas, sin que por ello, desco-
nozca, que la misma se pudo hacer por partes, en cuyo caso, la acepta-
ción de unos, no tiene influencia alguna sobre los otros.
Hoy, como en el Código velezano, nos remitimos al título de las
“obligaciones” para ver como son tratadas las que son “solidarias” y
nos encontramos con dos artículos que tienen influencia directa en la
norma que comentamos.
Según el art. 827 CCyC “Hay solidaridad en las obligaciones con plu-
ralidad de sujetos y originadas en una causa única cuando, en razón
del título constitutivo o de la ley, su cumplimiento total puede exigirse
a cualquiera de los deudores por cualquiera de los acreedores”.
Ello no contradice al art. 1547 CCyC, sino que lo complementa, dado
que resultaría de la propia ley el efecto de la solidaridad, pero también
del pacto expreso que las partes hagan en la escritura. Condice esta
interpretación con el art. 828 CCyC cuando refiriéndose a la “fuente”
dice que “La solidaridad no se presume y debe surgir inequívocamente
de la ley o del título constitutivo de la obligación”.
Podría decirse expresamente que la donación se hace “solidaria-
mente” en cuyo caso concurren las dos fuentes: la ley porque regula los
efectos de la donación solidaria, y el acuerdo o voluntad del donante,
porque así lo ha dispuesto.
Pero también podría ocurrir que se haga la donación de la misma
cosa, en el mismo acto, a las mismas personas, diciendo que podrá ser
aceptada por cualquier de los donatarios por el todo.
106 Curso de técnica notarial

En este supuesto la solidaridad no es expresa, pero resulta del art.


827 CCyC ya que admite que cualquiera pueda exigir el cumplimiento
por el todo.
En cambio si se dispusiera la donación en partes, como ser a A, un
cuarto, a B un medio y a C un cuarto, estamos ante una obligación “sim-
plemente mancomunada” que el art. 825 CCyC define como aquella,
en que el crédito o la deuda se fracciona en tantas relaciones indepen-
dientes entre sí como acreedores haya” y siendo como dice el párrafo
final, deudas o créditos distintos los unos de los otros, aplicables a la
donación por partes, quien acepta su parte, no tiene vinculación alguna
con los restantes, y si estos no aceptan o caduca la oferta por revoca-
ción o muerte, pierde su derecho.
En cambio, en la “solidaridad” en general, y en la regulación que se
da en materia de “donaciones” resulta que la aceptación de uno o al-
gunos de los donatarios se aplica a la donación entera. De este modo,
ya no existe posibilidad de que el donante revoque la donación, dado
que por más que haya aceptado uno sólo, su aceptación perfecciona
la transmisión en cabeza del aceptante, pero dejando la expectativa
de aceptación para los restantes, que se incorporarán por efecto de la
solidaridad, al todo.
A los efectos prácticos, y tratándose de inmuebles o bienes regis-
trables, la inscripción debería hacerse a nombre del aceptante, con la
aclaración que se trata de una donación solidaria a favor de otros mas,
que como una gestión de negocios comparada sólo desde la práctica
registral, podrán ir aceptando y completando su parte a expensas del
total registrado originariamente a nombre del primer aceptante.
¿Qué sucede si alguno de los aceptantes pendientes fallece, o el do-
nante, revoca contra los no aceptantes? El hecho de la registración del
todo a nombre del aceptante, no quita al donante la facultad de revo-
car donaciones no aceptadas, pero el donante no puede recuperar par-
te de la cosa, porque la solidaridad produce el acrecimiento en favor
del aceptante. Igual sucede con la muerte del que no aceptó y beneficia
al aceptante en cuanto a su parte, porque el último párrafo del artículo
1547 CCyC dice expresamente que “la donación entera se debe aplicar
a los que la aceptaron”.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 107

En cambio si la donación es por partes, la revocación por el donante


de una parte o el fallecimiento del no aceptante, vuelve esta parte a su pa-
trimonio y lo único donado y perfeccionado, será la parte del aceptante.
Es por demás evidente, que el tratamiento que se da a la oferta de
donación, no es equiparable a la que corresponde a los demás con-
tratos, especialmente en tanto se trate de contraprestaciones y no de
absoluta gratuidad como en este supuesto.
Tan particular es el contrato de donación, que su forma en la oferta
no puede ser otra que la exigida por el contrato mismo. La oferta de do-
nación no se puede formular de modo que quede sujeta a contraofertas,
modificando la oferta originaria (art. 978 CCyC) porque nada se puede
modificar, quedando sujeta al único camino de aceptar o no. Tampoco
se puede aceptar por una conducta de las partes que sea suficiente para
demostrar la existencia del acuerdo, como dice en general el art. 971
CCyC, porque para el caso rige el art. 1545 CCyC y en cuanto a la capaci-
dad de las partes, la del donante debe existir al momento de manifestar
su voluntad de donar y no cuando acepta el donatario, dado que la única
condición a la que se sujeta la mentada aceptación, es que ambas partes
estén con vida (art.1546 CCyC), mientras que para los contratos en gene-
ral la oferta caduca cuando el proponente o el destinatario fallece o se
incapacite, antes de la recepción de la aceptación (art. 976 CCyC).
No es compatible con el instituto de la donación la invitación a ofer-
tar (art. 973 CCyC) y no puede aplicarse a las donaciones lo regulado en
el art. 981 CCyC sobre retractación de la oferta, porque una vez acepta-
da perfecciona el contrato en forma irrevocable, y no hay posibilidad de
dejarla sin efecto, salvo causal admitida de revocación.
Tampoco es aplicable el régimen sobre acuerdos parciales (art. 982
CCyC), porque al no haber posibilidades de contraprestación, se acep-
ta o no.
Una de las pocas coincidencias entre oferta de donación y oferta de
contratar en general, resulta del artículo 977 CCyC ya citado, pero con
la diferencia que mientras el art. 1547 CCyC está referido únicamente a
la pluralidad de donatarios, en este supuesto se trata la “pluralidad” en
general: “Si el contrato ha de ser celebrado por varias partes, y la oferta
108 Curso de técnica notarial

emana de distintas personas, o es dirigida a varios destinatarios, no


hay contrato sin el consentimiento de todos los interesados, excepto
que la convención o la ley autoricen a la mayoría de ellos para celebrar-
lo en nombre de todos o permitan su conclusión sólo entre quienes lo
han consentido”.
El efecto del artículo 1547 CCyC tiene un contenido expreso y único:
Si hay solidaridad, la aceptación de unos, implica la aceptación por el
todo, que aún dentro de la excepción del párrafo final, es muy distin-
to de decir que la mayoría de ellos, si los autoriza la convención o la
ley, pueden celebrarlo en nombre de todos o concluirlo entre los que
consintieron. Ni hay en la donación una opción abierta, ni se refiere a
“mayoría” de ninguna especie, y el régimen es absolutamente especial.
Tan diverso es el régimen de “oferta” de los contratos en general,
que a pesar de las modificaciones introducidas en el nuevo código,
con el cercenamiento del derecho de acrecer y de la imposibilidad de
aceptar después de la muerte del donante, no por ello deja de tener
un régimen tan particular, que nos obligaría a seguir hablando de “do-
nación diferida” y no de “oferta de donación” porque se trata de cosas
totalmente distintas, pero el efecto de la costumbre instalada habilita
el uso, sin identificarlo plenamente.
En la donación de aceptación diferida, el donante tiene una expecta-
tiva cierta y determinada, que resulta de su voluntad absoluta en cuan-
to al contenido del contrato, que no lo subordina en modo alguno a la
voluntad del donatario. No obstante conservar su poder de revocarla
mientras no fuera aceptada, late en su espíritu la convicción de haber
hecho un acto de desprendimiento patrimonial que beneficia a la otra
parte, sin pretensiones a obtener más devolución que el reconocimien-
to moral del donatario.
En el mundo de los negocios, en que se disputan ventajas y bene-
ficios, a veces al límite de lo legal, esta actitud, no puede degradarse
con una asimilación que lo único que tiene de particular, es el nombre,
aunque el donante dice “dono” en tono imperativo y no “ofrezco” a la
espera de una respuesta conveniente y con el aval de una reconsidera-
ción favorable de mi posición contractual.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 109

Artículo 1548. CAPACIDAD PARA DONAR. Pueden donar solamente


las personas que tienen capacidad de disponer de sus bienes. Las
personas menores emancipadas pueden hacerlo con la limitación
del inciso b) del artículo 28.

Para definir quién tiene capacidad de disponer de sus bienes debe-


mos considerar las nuevas normas sobre limitaciones a la capacidad
que resultan de este Código, teniendo en cuenta que el segundo pá-
rrafo del art. 22 CCyC, establece que “La ley puede privar o limitar esta
capacidad respecto de hechos, simples actos, o actos jurídicos deter-
minados”.
A la incapacidad declarada judicialmente, debemos agregar hoy las
restricciones establecida por el juez cuando una persona mayor de tre-
ce años padece adición o alteración mental permanente o prolongada,
de suficiente gravedad, siempre que estime que del ejercicio de su ple-
na capacidad puede resultar un daño a su persona o a sus bienes (art.
32 CCyC) o es inhabilitado por la prodigalidad que expone a su cónyu-
ge, conviviente o a sus hijos menores de edad o con discapacidad a la
pérdida del patrimonio (art. 48 CCyC). En el párrafo siguiente de este
artículo se considera la persona con discapacidad a la que padece una
alteración funcional permanente o prolongada, física o mental, que en
relación a su edad y medio social implica desventajas considerables
para su integración familiar, social, educacional o laboral.
Sin perjuicio de la designación de un “curador” para estos supues-
tos, la capacidad de disponer está limitada por la propia función, que
según el art. 138 CCyC es la de cuidar a la persona y los bienes de la
persona incapaz o con capacidad restringida y tratar de que recupere
su salud. En la remisión que hace a la tutela, resulta la aplicación de
prohibiciones expresas, conforme con las cuales, no puede ni con au-
torización judicial, celebrar con su representado los actos prohibidos a
los padres respecto de sus hijos menores, ni celebrar contrato alguno
con el pupilo, aunque haya cesado la incapacidad (art. 120 CCyC) y si de
constitución de derechos reales se tratara, el art. 122 CCyC requiere el
examen por el juez de la conveniencia del acto para autorizarlo.
110 Curso de técnica notarial

En materia de patria potestad, a la prohibición de contratar con los


hijos sujetos a ella, ni con autorización judicial (art. 689 CCyC), se re-
quiere autorización judicial para disponer de los bienes de los hijos y
los actos realizados sin autorización pueden ser declarados nulos si
perjudican al hijo (art. 692 CCyC). La única excepción al art. 689 CCyC es
la donación sin cargo al menor, conforme al art. 1549 CCyC.
Queda de manifiesto entonces que ni los incapaces, inhabilitados
o personas con capacidad restringida, tienen capacidad para donar,
dado que está limitada su capacidad de disposición de los bienes, y
difícilmente pueda la donación ser un acto de disposición que los jue-
ces lleguen a autorizar, por la evidente disminución patrimonial que
produce.
Debe tenerse en cuenta también, que aunque no hubiera declara-
ción de incapacidad, inhabilitación o restricción a la capacidad de dis-
poner, la ley contempla el efecto de los actos anteriores a la inscripción
de la sentencia, y dispone que pueden ser declarados nulos, si per-
judican a la persona incapaz o con capacidad restringida, y entre los
supuestos comprendidos señala cuando el acto es a título gratuito
(art. 45 inc. c CCyC).
Respecto de los menores emancipados, a pesar de la plena capa-
cidad que le reconoce el art. 27 CCyC, tiene sus limitaciones en el art.
28 CCyC, donde se establece entre otras cosas, que no puede, ni con
autorización judicial “b) hacer donación de bienes que hubiera recibido
a título gratuito”.
Queda claro que puede donar, pero esta facultad está limitada a
los bienes adquiridos con motivo de su actividad laboral, negocial, fi-
nanciera, etc. en forma onerosa, sea por compra, permuta, dación en
pago, etc. Pero no puede en modo alguno, lo que hubiera recibido por
donación, ni antes, ni durante su emancipación.
No tienen plena capacidad de disponer de sus bienes, aquellos que
están limitados por una norma especial, como podría suceder con el
fallido, desapoderados de sus bienes y no rehabilitado, a los que de
todos modos se les aplican las reglas de la incapacidad. En ese aspecto,
el nuevo código dispone en el art. 1001 CCyC que no pueden contratar
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 111

en interés propio o ajeno, según sea el caso, los que están impedidos
de hacerlo conforme a disposiciones especiales. Tampoco pueden ser
otorgados por interpósita persona. Igual sucede con actos en que haya
inhabilitación especial por la función o profesión en razón de lo dis-
puesto por el art. 1002 CCyC.
Pero si hay un cambio importante en la materia, es la supresión de
la prohibición de contratar entre cónyuges, que no solo resultaba para
la donación del Código velezano (art. 1807 inc. 1º CC) entre ambos, sino
de uno a los hijos de otro matrimonio del otro o de las personas de
quien éste sea heredero presunto al tiempo de la donación.
Claro que esta libertad, tan exigida desde gran parte de la doctrina y
que el anteproyecto afirmaba, fue morigerada por la modificación que
se hiciera a último momento, estableciendo en el inc. d) del art. 1002
CCyC al regular inhabilidades especiales. En este supuesto, se estable-
ce que no pueden contratar en interés propio, los cónyuges, bajo el
régimen de comunidad, entre sí.
Es decir, que hay libertad de contratar plena entre cónyuges mien-
tras administren sus bienes con régimen de separación, lo que implica
decir, que la mentada inhabilidad, no es prohibición, sino limitación en
atención a la distorsión que pudiera producir el contrato en el régimen
de bienes del matrimonio.
Mientras ella no se produzca, no puede considerarse como “pro-
hibición” y en todos casos se deberá atender a la naturaleza del acto
celebrado.
Si partimos de un ejemplo, como es la libertad de contratar socieda-
des entre cónyuges, la suficiente regulación del contrato en cuanto a la
administración y disposición de bienes integrados a la misma, excluye
todo riesgo en el sentido señalado, y por tanto, con régimen de separa-
ción o de comunidad, la misma se puede celebrar,
Pero respecto del caso particular de la donación, tratándose de bie-
nes registrables, no parece producir perjuicio alguno con ninguno de
los regímenes, dado que al adoptar el criterio de que hay una inhabili-
dad especial, bien pueden los cónyuges acordar el cambio de régimen
y con ello lograr con el régimen de separación, el efecto buscado.
112 Curso de técnica notarial

La sobreprotección normativa que se pretende establecer con esta


inhabilidad a los cónyuges, de nada vale entonces si hay acuerdo, y si
no lo hubiera, tampoco existiría contrato de donación.
También desaparece la limitación del 1218 CC, de celebrar conven-
ción entre los esposos sobre cualquier otro objeto relativo al matrimo-
nio, fuera de lo que autorizaba el artículo precedente, o renuncia del
uno al otro o de los gananciales de la sociedad conyugal.
Es que al establecer la igualdad de derechos pergeñada a partir de
la ley 11.357, y perfeccionada con la administración y disposición se-
parada a partir de la ley 17.711, ahora se libera totalmente de restric-
ciones por la posibilidad de elegir y modificar incluso el régimen de co-
munidad o separación, rigiendo solo el primero con carácter supletorio
(463 CCyC).
A la falta de prohibición legal, debe agregarse la poca incidencia que
tiene este tipo de acuerdos, dado que entre partes resulta acreditado
el acto cuando se trate de bienes registrables por la debida publicidad
y para los terceros no produce más efecto que cualquier otro despren-
dimiento patrimonial a favor de terceros.
Pero cualquier duda que pudiera generar estos actos, debemos ad-
mitir que si se permite el cambio de régimen, y allí se precisan los bie-
nes de cada uno, por ejemplo en un régimen de separación, los acree-
dores anteriores al cambio que sufran perjuicios por tal motivo pueden
hacerlo declarar inoponibles a ellos en el término de un año a contar
desde que lo conocieron, como establece el art. 449 CCyC. La modifica-
ción debe hacerse por escritura pública y la única restricción para esta
convención después de celebrado el matrimonio, es su otorgamiento
después de un año de celebrado el matrimonio.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 113

Artículo 1549. CAPACIDAD PARA ACEPTAR DONACIONES. Para


aceptar donaciones se requiere ser capaz. Si la donación es a una
persona incapaz, la aceptación debe ser hecha por su representan-
te legal; si la donación del tercero o del representante legal es con
cargo se requiere autorización judicial.

Esta norma pierde la contundencia del artículo anterior, y ya no se


trata de la capacidad plena de disponer de sus bienes, sino simplemen-
te de ser capaz. Y en tal sentido lo es quien no fue declarado tal por
sentencia judicial.
En principio, como sostenía SPOTA, refiriéndose al menor emanci-
pado, la aceptación de una donación no podía entenderse como un
acto de disposición de sus bienes propios adquiridos a título gratuito
(Instituciones…, Vol. II, pág. 196), razón por la cual, la aceptación era váli-
da, incluso cuando la donación fuera con cargo, por cuanto le quedaba
la facultad de abandono de lo recibido.
En igual medida podemos decir que todo aquél que tenga capacidad
restringida o inhabilidad no declarada judicialmente, es capaz y puede
aceptar la donación que se le hiciera y la nulidad del acto sólo podría
ser declarada si perjudica a la persona del donatario (art. 45 CCyC).
En cuanto a las personas con capacidad restringida o inhabilitados,
posteriores a la inscripción de la sentencia que los declare tales, al igual
que con relación a los declarados incapaces, se aplica el segundo párra-
fo de la norma que comentamos: ”la aceptación debe ser hecha por su
representante legal”, pero si así no fuera, y a pesar de una de las refe-
ridas formas de incapacidad o de capacidad limitada, para que el acto
sea declarado nulo, deberá perjudicar al donatario, y la nulidad relativa
sólo puede declararse a instancia de las personas en cuyo beneficio se
establece (art. 388 CCyC) como sucede en este caso.
Como representantes legales que son de sus hijos menores de
edad, los padres pueden aceptar donaciones que a ellos se le hicieran,
incluso en el supuesto de autocontratación cuando los padres preten-
den hacer donación a sus hijos menores, en cuyo caso, el art. 1805 CC,
permitía que los donantes aceptaran por sus hijos beneficiados.
114 Curso de técnica notarial

De todos modos, la norma dispone que si la donación es con cargo,


se requiere de la autorización judicial para celebrarla.
En el supuesto de la reserva de usufructo, la donación no es con car-
go, y justamente libera de impuestos al nudo propietario, con lo cual,
de ser una donación de extraños, los padres podrán aceptarla, al igual
que cuando lo fuera de los padres que donan la nuda propiedad reser-
vándose el usufructo.

Artículo 1550. TUTORES Y CURADORES. Los tutores y curadores no


pueden recibir donaciones de quienes han estado bajo su tutela
o curatela antes de la rendición de cuentas y pago de cualquier
suma que haya quedado adeudándoles.

La equiparación normativa en el tratamiento del caso, tanto para la


tutela como para la curatela, tiene su fundamento en la profunda in-
fluencia que ejerce el representante legal, durante la etapa de su ejer-
cicio, sobre el incapaz.
A ello debe agregarse la importancia de la función con relación a la
administración de los bienes del representado que genera y generara
igualmente en la anterior legislación, un régimen de restricciones es-
trictas, con actos prohibidos para el que la ejerce, aún cuando se hubie-
ra otorgado autorización judicial, como sostiene hoy el art. 120 CCyC,
o en un marco de exigencias con relación a los actos que la requieren.
Entre ellos, hoy se desarrolla en el art. 121 supuestos en que los
mismos padres necesitaban autorización judicial, agregando para el tu-
tor, conforme al inciso a. el adquirir inmuebles o cualquier bien que no
sea útil para satisfacer los requerimientos alimentarios del tutelado y
según el inc. e. para contraer deudas, repudiar herencias o donaciones,
hacer transacciones y remitir créditos aunque el deudor sea insolvente.
En este marco de intereses contrapuestos, es por demás necesario
una perfecta separación de patrimonios entre representante y repre-
sentado y la liquidación total de los negocios o cuentas pendientes.
El art. 131 CCyC establece con relación a la rendición final de cuen-
tas, que una vez terminada la tutela, quien la ejerza o sus herederos
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 115

deben entregar los bienes al representado de inmediato, pero bajo el


control judicial, por cuanto se debe informar al juez de la gestión den-
tro del plazo que este indique y para no dar alternativa alguna a la
elusión de esta norma, se rechaza la propia voluntad del tutelado de
eximirlo, por declaración en su testamento. Además, debe intervenir el
Ministerio Público.
En tales circunstancias, pretender hacer valer una donación del re-
presentado a su tutor antes de que se cierre totalmente este período
de rendición de cuentas, sería atentar contra el sistema de seguridad y
garantía que ha pretendido el legislador, mas cuando, hoy en día, en la
legislación comparada, se ha extendido el marco familiar del primitivo
derecho romano, al ámbito social de protección de la persona no solo
en lo patrimonial, sino también con intervención estatal de carácter in-
terdisciplinario para su tratamiento, la debida información, la asisten-
cia letrada como señala el art. 131, incluyendo personas que siendo
capaces, adolecen de ciertas restricciones para actos que le pueden
resultar lesivos (art. 32 CCyC), creando sistema de apoyos al ejercicio de
la capacidad (art. 43 CCyC y dando representación tanto a estos como a
los inhabilitados (arts. 48 a 50 CCyC).
Por ello, como decía ZANNONI en el marco del Código velezano “Las
circunstancias históricas apuntadas provocan que en el derecho mo-
derno no sea uniforme el empleo de los términos tutela y curatela, para
designar las mismas instituciones. En diversas legislaciones modernas
se comprende en la tutela tanto a los menores como a los incapaces
mayores de edad. Así por ejemplo, en el derecho italiano se alude a
la tutela de los menores (arts. 343 y ss) y de los interdictos (art. 424 y
ss.). Se alude, en cambio a la curatela de los emancipados (art. 392) e
inhabilitados (art. 427) que satisface funciones de asistencia para los
actos que excedan la administración ordinaria por parte de aquellos
(art. 324 y 424)” (Derecho de Familia, Tomo II, Ed. Astrea, Bs. As., 1978,
pág. 806/807).
La reforma ha dado razón a esta extensión, y hoy debemos aplicar el
concepto y las limitaciones para tutores y curadores tanto cuando cum-
plen funciones tradicionales de cada instituto, como cuando resulten
116 Curso de técnica notarial

de las nuevas regulaciones para las personas con capacidad restringida


e inhabilitados, sin dejar de tener en cuenta la nueva visión de la tutela,
en tanto puede ser ejercida por una o más personas, conforme al art.
105, en tanto sea más beneficioso para el niño, niña o adolescente, con
los anticipos, en materia de protección de los menores e incapaces que
resultan de las leyes 26.579 y 26.061.

Artículo 1551. OBJETO. La donación no puede tener por objeto


la totalidad del patrimonio del donante, ni una alícuota de él, ni
cosas determinadas de las que no tenga el dominio al tiempo de
contratar. Si comprende cosas que forman todo el patrimonio del
donante o una parte sustancial de éste, sólo es válida si el donante
se reserva su usufructo o si cuenta con otros medios suficientes
para su subsistencia.

Mientras el artículo 1800 del CC establecía la nulidad de las donacio-


nes de todos los bienes del donante, incluyendo los futuros, para luego
en el párrafo siguiente admitir la de los bienes presentes si el donante
se reserva el usufructo o una porción conveniente para subvenir a sus
necesidades, el nuevo lo regula con más precisión técnica al hablar no
de bienes sino de patrimonio como objeto del contrato, pero al mismo
tiempo genera una confusión con relación a la discutida referencia de
los bienes futuros.
Concretamente, la donación en el nuevo Código, no puede tener
por objeto no solo la totalidad del patrimonio del donante, sino tam-
bién una alícuota de él, con lo que se excluyen de la donación, la ex-
presa referencia a un porcentaje total de patrimonio, que por cierto
podría ser materia de un testamento, pero no de una donación por la
indeterminación que de ello resulta.
¿Cómo saber cuánto representa el diez por ciento del patrimonio
al momento de la donación?, si el mismo titular dudará de ello cierta-
mente en razón del carácter evolutivo y cambiante, que no se fija en
un momento, como en el supuesto de muerte, sino que se modifica
constantemente.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 117

En igual medida, decir que se dona todo el patrimonio, tiene el mis-


mo grado de incertidumbre, y la norma no dice más que lo que la inter-
pretación realista debería decir en un contrato de tal especie. ¿Qué es
todo? ¿Lo que tengo hoy?, o ¿lo que tendré al cierre de un inventario y
balance que se hará en tal fecha? y en tanto, que sucede con las mejo-
ras, frutos, productos posteriores a él o pendientes, etc.
La norma es razonable, pero a continuación incluye, no ya como
en el artículo 1800 CC la referencia a los bienes futuros, con todas las
incertidumbres que representa saber cuáles son, y a los que nos refirié-
ramos en nuestra obra sobre Donaciones, atento a que no es lo mismo
donar un bien futuro, que hacerlo respecto de una cosa de evolución
futura, como sería la cosecha a levantar, todavía no madura o el edificio
en construcción, en pie pero sin terminar (pág. 46 y ss.).
Al establecer la nueva norma, no ya la prohibición de donar cosas
futuras, sino “cosas determinadas de las que no se tenga el dominio al
tiempo de contratar”, no alcanza a resolver la problemática planteada,
por cuanto hay cosas de las que por derecho me pertenecen por ha-
berlas adquirido lícitamente como heredero del causante, y tal adqui-
sición, igual que en el Código velezano se produce desde el momento
mismo de la muerte, aunque no se haya efectuado trámite sucesorio
alguno, ni haber inscripto declaratoria de herederos o adjudicación por
partición si fuera con otros (art. 2277 CCyC y 2403 CCyC).
Soy propietario por la ley, pero no tengo el dominio al tiempo de
contratar, aunque mi derecho como heredero, a pesar de la indivisión
comunitaria, es un derecho de propiedad, que no está precisado en
cuanto a las cosas materiales o bienes de la masa, pero que integran
mi patrimonio, razón por la cual pueden ser embargados, cedidos o
dados en garantía.
Si pretende la norma decir que por objeto prohibido, es nula la do-
nación de estas cosas, caeríamos en el mismo problema de interpreta-
ción de las cosas futuras del artículo 1800 del CC, mas cuando no se ha
puesto de acuerdo en su integridad como cuerpo normativo, dado que
al tratar de un instituto afín, como es la “partición por donación de as-
cendientes” (a la que se aplican las reglas de las donaciones y de las par-
118 Curso de técnica notarial

ticiones) establece que “la partición por donación no puede tener por
objeto bienes futuros”, volviendo entonces al régimen del art. 1800 CC.
Si partimos de principios propios de la contratación, tales como la
intención común de las partes y el principio de la buena fe (art. 1061
CCyC), y que a las palabras se le debe dar el sentido que les da el uso
general (art. 1063 CCyC) o la atribución apropiada al conjunto del acto
(art. 1064 CCyC), protección de la confianza (art. 1067 CCyC), etc., la
única razón de la supuesta nulidad, sería de orden público.
Pero no vemos como el orden público, puede impedir a quien tiene
derechos adquiridos a que haga uso de ellos en la forma más convenien-
te a sus intereses, en la esfera de la autonomía de la voluntad que regula
los derechos y obligaciones de cada uno, y entonces no vemos razón
alguna para establecer una duda sobre este negocio, que si no puede
concretarse por falta de precisión en la titularidad de la cosa, no por ello
significa una contratación sobre cosa ajena ni contraria a derecho.
Más aún cuando esa falta de precisión, no es en cuanto a la titu-
laridad que se tiene plena y registrada sobre un conjunto, del que se
desprenderá una parte. Si divido mi lote mediante plano, y en el trámi-
te de división resuelvo donar una de las parcelas, se me puede decir
conforme a la norma comentada, que no tengo el dominio sobre la
cosa donada, pero ello es porque todavía no hay configuración de la
cosa por la aprobación de la subdivisión, pero la tengo por el total y el
acto merece toda la protección del sistema jurídico.
En la segunda parte, pasando el artículo del concepto de patrimonio
como generalidad, al de cosas que forman ese patrimonio, hace la ex-
cepción a la restricción, estableciendo la validez de donaciones de aque-
llas cosas que forman el todo o una parte si el donante se reserva el
usufructo o si cuenta con otros medios suficientes para su subsistencia.
Es decir que no es la mera prueba de una reserva de usufructo, acto
manifiesto, evidente, inscripto y con toda la protección legal lo que sal-
va la donación, sino, a falta de esto, la prueba de que el donante cuenta
con otros medios suficientes para su subsistencia.
Quiere ello decir, que lo único que puede ser atacado como acto de
objeto prohibido, no es la donación de todas las cosas que integran el
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 119

patrimonio del donante, en tanto no se diga en esos términos abstrac-


tos, sino en la enunciación de las cosas que lo componen, por cuanto,
aún cuando no se haya hecho reserva de usufructo alguna, se tendría
que probar que el donante no cuenta con otros medios suficientes
para su subsistencia.
En conclusión, las dificultades del art. 1800 del CC no fueron resuel-
tas, sino que por el contrario su aplicación resulta casi imposible. Los
títulos emanados de donaciones, en tanto no contengan una referencia
abstracta a todo el patrimonio o una parte indivisa de él, o a bienes futu-
ros en forma genérica serán perfectos y únicamente la acción de parte
interesada podrá determinar su nulidad luego de la acreditación judicial.

Artículo 1552. FORMA. Deben ser hechas en escritura pública, bajo


pena de nulidad, las donaciones de cosas inmuebles, las de cosas
muebles registrables y las de prestaciones periódicas o vitalicias.

El criterio formalista “ad solemnitatem” para ciertas donaciones que


resultara de la reforma de la ley 17.711 al Código Civil, se ve hoy no sólo
ratificado en cuanto a los actos comprendidos(inmuebles y prestacio-
nes periódicas o vitalicias) sino ampliado, dado que en este supuesto se
incorporan la “cosas muebles registrables”, que son todos aquellas que
siendo aptas para desplazarse por sí mismo o por una fuerza externa,
según la definición que da el art. 227 del CCyC, deben ser registradas
conforme a las leyes que los regulan (automotores, aviones, buques,
etc.).
Escapan estos supuestos a la pretendida desolemnización de cier-
tos contratos, exigiendo ahora el rigor que el caso requiere en razón
de las dudas del donante entre la gratitud o ingratitud futura de sus
donatarios y las formas más adecuadas para preservar su patrimonio
ante el desprendimiento patrimonial formado en cargas de conciencia,
reproches y la generosidad que posiblemente sustenta su determina-
ción (de nuestra obra sobre Donaciones, pág. 32 y ss.).
El debido asesoramiento del autorizante de la escritura pública es
absolutamente personalizado y permite el mayor conocimiento del
120 Curso de técnica notarial

acto celebrado. Entre otros, hacer la donación con reserva de usufruc-


to, o establecer el derecho de reversión para el caso de que el donata-
rio le preceda en la muerte, o poder concretar su voluntad en un acto
sujeto a futura aceptación con las limitaciones que la nueva legislación
ha puesto a la aceptación post mortem. Ni qué decir, de cómo preservar
la legítima de sus herederos legitimarios, o las formas de compensar-
los, o la utilización de la donación por partición de ascendientes como
modo más adecuado.
Se trata de un contrato de aristas muy amplias, que no pueden
desarrollarse sin el preciso conocimiento normativo y sus efectos, en
particular cuando regula los cargos y condiciones, o el camino a seguir
frente a la inoficiosidad.
La importancia económica de las cosas muebles registrables, puede
significar en ciertos casos valores muy superiores a los de algunos in-
muebles y por tanto, no hay razón para diferenciarlos en su tratamien-
to formal.
Por otra parte, el sistema de publicidad registral que resulta de ello,
da plenitud de garantías en las oscilaciones entre los derechos de las
partes y los terceros, manteniendo un equilibrio necesario para la paz
social.
La reforma recogió las críticas de BELLUSCIO a la redacción que die-
ra la ley 17.711 al artículo 1810 del CC al establecer que sean hechas
“ante escribano público” olvidando el legislador que eso no responde
plenamente a la forma “escritura pública”, ya que podría entenderse
que lo es por instrumento privado con firma certificada o bajo la for-
ma de un acta notarial. Critica también la mención superflua sobre la
forma ordinaria de los contratos, errores ambos que vienen del texto
original, pero que pudieron ser adecuados debidamente. (BELLUSCIO,
Augusto C. Código Civil Concordado, Comentado y Anotado, bajo su direc-
ción. Ed. Astrea, Vol. IX, Buenos Aires, pág. 61/62).
Asimismo, la reforma al régimen de bienes del matrimonio, admi-
tiendo tanto la separación de bienes o el de comunidad, permite ce-
lebrar convenciones, que deben ser hechas por escritura pública (art.
448 CCyC) y las donaciones hechas en las convenciones matrimoniales
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 121

se rigen por las disposiciones relativas al contrato de donación, para


cuyos supuestos nos remitimos al comentario efectuado al artículo
1546 CCyC.

Artículo 1553. DONACIONES AL ESTADO. Las donaciones al Estado


pueden ser acreditadas con las actuaciones administrativas.

La excepción está perfectamente fundada en el carácter de verda-


dero instrumento público del expediente administrativo y así lo sostu-
vimos ya en la obra sobre Donaciones. En cuanto a la excepción de la
forma solemne en los casos indicados, está dada por las donaciones
al Estado, por cuanto las mismas constan de un instrumento público
valioso como es el expediente administrativo donde las mismas se re-
cogen. Lo justifica BUERES al comentar el art. 1810 en su párrafo final:
“Dejamos constancia de que un expediente administrativo lleva siem-
pre un tiempo antes que la donación sea aceptada y que ello permite
al donante revocar la misma con anticipación a la aceptación” (BUERES,
Alberto J. Código Civil y normas complementarias, Ed. Hammurabi, Bs.
As., 2003, tomo 4D, pág. 76).
Compartimos el criterio y lo fundamos en el carácter de “instrumen-
to público” del expediente administrativo, en la distinción que hiciéra-
mos respecto de las tres categorías de ellos (administrativo, judicial y
notarial) (LAMBER, Rubén Augusto, La Escritura Pública, tomo I, Ed. FEN,
La Plata, 2004, pág. 12 y ss).

Artículo 1554. DONACION MANUAL. Las donaciones de cosas mue-


bles no registrables y de títulos al portador deben hacerse por la
tradición del objeto donado.

Tratamos el tema de la tradición como forma en los casos de dona-


ciones no formales, o sea las excluidas de la solemnidad del artículo
1552 en el marco de la anterior. El artículo 1815 decía: “La donación de
cosas muebles o de títulos al portador puede ser hecha sin un acto es-
crito, por la sola entrega de la cosa o del título al donatario”. Y en el art.
122 Curso de técnica notarial

1816: “Para que valgan las donaciones manuales es preciso que ellas
presenten los caracteres esenciales del contrato, y que la tradición que
la constituye sea en sí misma una tradición verdadera”.
Este último artículo le ha hecho decir a SPOTA que las donaciones
manuales configuran un supuesto más de contrato real en la enumera-
ción del art. 1142 del CC (mutuo, comodato, depósito, constitución de
prenda y anticresis), por cuanto como en el supuesto de la renta vita-
licia, que también incorpora a la lista legal, “no quedará concluido sino
por la entrega del dinero o por la tradición de la cosa en qué consiste
el capital” como dice para el último el art. 2071. Y concluía: “Por lo que
respecta a la donación manual, debemos entender por tales aquellas
que para su formación se requiere, no sólo el consentimiento contrac-
tual, sino también la entrega de la cosa” (Instituciones… Contratos, Tomo
I, pág. 177).
A ello le seguía la crítica de otros autores: ZAGO, en la obra de BUE-
RES y siguiendo la opinión del Director de esa obra, considera que la
donación manual sigue siendo un contrato consensual, dado que la
entrega de la cosa mueble puede hacerse en forma coetánea a la dona-
ción o posterior a ella. Esta facultad resulta del art. 1815: puede ser he-
cha sin un acto escrito. A contrario, puede serlo con un acto escrito.
“Entendemos que ello no quita su carácter consensual al contrato y que
el perfeccionamiento que se menciona en el artículo no lo convierte en
real, resultando ser sólo indicativo de la no necesidad de formalidad
instrumental alguna” (Código Civil… Ob. y tº cit. pág. 83).
En la disputa se define hoy la importancia de la tradición, pero sin
cambiar la naturaleza del contrato, porque ni en el Código de Vélez,
se le dio carácter real al contrato de donación. Siempre tuvo carácter
consensual a pesar de la disputa, porque aquella normativa, a pesar
de la desafortunada nota de Vélez al art. 1791, según la cual si no hay
enajenación no hay donación, la regulación admitía la consensualidad
cuando reglaba la falta de entrega de la cosa en los artículos 1833 y
1834 CC.
Con mas previsión el artículo 1555 del CCyC que comentamos segui-
damente, establece la obligatoriedad del donante de entregar la cosa
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 123

desde que ha sido constituido en mora, es decir, que de un contrato


consensual, como resulta ahora claramente del art. 1542 CCyC ya co-
mentado, resulta la obligación. Se trata de un contrato nacido del acuer-
do de partes y no por la entrega misma de la cosa, por más que deba
hacerse por la tradición del objeto donado, como dice el último párrafo
de este artículo 1554 CCyC para el supuesto de donación manual.

Sección 2ª
Efectos
Artículo 1555. Entrega. El donante debe entregar la cosa desde que
ha sido constituido en mora. En caso de incumplimiento o mora,
sólo responde por el dolo.

Ante la consensualidad del contrato, la entrega de la cosa podría


ser anterior al contrato mismo, simultánea o posterior, pudiendo dife-
renciarse la naturaleza de la tradición, si es que siendo anterior tenía
la tenencia como comodatario o locatario, en cuyo caso la celebración
del mismo, operaba como una “traditio brevi manu”, en cuyo caso, el
contrato produce la interversión del título (art. 1915 CCyC).
Así debería entenderse en estos casos, si nada se dice, por cuanto la
manifiesta intención de donar la cosa, así aceptada, produce el efecto
de extinguir el derecho que tenía el tenedor a nombre del poseedor
(donante) para pasar a serlo con un derecho a poseer en mérito a la
nueva relación.
Pero la consensualidad del contrato, no produce por sí, la adquisi-
ción del derecho real, y como lo establece el art. 750 CCyC es necesaria
la tradición para transformar el derecho a la cosa (ius ad rem) resultante
de una relación jurídica, en un derecho sobre la cosa misma (ius in re).
Además, la nueva normativa distingue claramente en el art. 1890
los derechos reales sobre cosas registrables, cuando la ley requiere
la inscripción de los títulos en el respectivo registro a los efectos que
correspondan y cosas no registrables, cuando los documentos por-
tantes de derechos sobre su objeto no acceden a un registro a los fines
de su inscripción.
124 Curso de técnica notarial

Por tanto, no solo debe constar la voluntad de donar, sino la de


entregar la cosa, y si la misma ya se encontraba bajo la custodia del
donatario como mero tenedor, es necesario poner de manifiesto la in-
tención de cambiar el ejercicio del poder sobre la cosa. El tercer párrafo
del art. 1892 CCyC establece que no es necesaria la tradición posesoria
“cuando la cosa es tenida a nombre del propietario y éste por un acto
jurídico pasa el dominio de ella al que la posee a su nombre, o cuando
el que la poseía a nombre del propietario principia a poseerla a nombre
de otro”.
Ocurriría lo mismo si la entrega es simultánea al contrato, salvo que
se manifestara expresamente que la entrega se hará en otro momento,
posterior al contrato, por alguna razón que justifique la demora, pero
no por mero olvido.
De todos modos, la norma tiende a evitar conflictos y pone fin a las
vacilaciones, mediante la constitución en mora, en cuyo caso, el donata-
rio está intimando la entrega, con lo que se requiere un acto expreso de
voluntad del donante, para cambiar la relación de poder sobre la cosa.
Concretamente, mientras no haya tradición o no se dieran los su-
puestos de “traditio brevi manu” o “constituto posesorio” del art. 1892
CCyC, habrá título para operar la transmisión, pero faltará el modo su-
ficiente, con lo que el derecho real no se habrá transmitido.
Constituido en mora de entregar el donante la cosa, hasta que la
misma no se produce, no se habrá adquirido el derecho real y es allí,
donde se produce el otro efecto previsto en la norma comentada.
En materia contractual, el incumplimiento genera responsabilidad y
los consiguientes daños y perjuicios, pero con la particularidad en esta
materia, de atribuirla únicamente en caso de dolo del deudor.
La explicación está en la falta de contraprestación en un contrato
donde alguien da, sin recibir nada a cambio, pero ni es en todos los
casos (hay donaciones onerosas) ni queda fuera de aplicación la expec-
tativa generada por la relación jurídica trabada.
En el primer supuesto, si la donación se hizo con carácter de mutua,
o remuneratoria o con cargos, la mala fe del donante en no entregar la
cosa produciría un evidente desequilibrio patrimonial, y deberá o bien re-
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 125

integrar con los intereses correspondientes lo que aportara para la dona-


ción el donatario o cumplir con su obligación de entrega tal lo prometido.
Pero aunque no fuera onerosa la donación, sino simplemente
gratuita, la expectativa del acto pudo haber generado en el donata-
rio perjuicios en razón de la expectativa de la adquisición, que lo hi-
ciera incurrir en gastos. Suponiendo una donación de un automotor,
con cuya expectativa el donatario, antes de recibir la cosa, construyera
una cochera, adaptara su vivienda a las nuevas necesidades creadas o
suprimiera sectores para afectarlos al cuidado y atención del vehícu-
lo, no puede considerarse desplazado por la inexistencia de dolo del
donante, y su mera culpa o el mero incumplimiento justificado, no po-
dría desplazar el derecho del donatario perjudicado, tal como resulta
de la misma expectativa que resulta de la declaración unilateral de la
voluntad, que como dice el art. 1800 CCyC causa una obligación jurídi-
camente exigible y por otra parte, ante la mera oferta aceptada, el art.
976 CCyC establece ante la muerte o incapacidad, que el que aceptó
la oferta, a pesar de la caducidad operada por un hecho extraño a la
voluntad, y que el aceptante desconocía, si ha hecho gastos o sufrido
pérdidas, tiene derecho a reclamar su reparación.
Debemos recordar también que el registro constitutivo del acto, en
algunos casos no es tal, como sucede con los inmuebles, por cuanto el
negocio se perfecciona con título y modo, pero la registración tiene una
función complementaria a los efectos del conocimiento de los terce-
ros. En tales casos, la transmisión entre las partes se habrá producido
por el otorgamiento de la escritura con tradición, aunque no estuviera
registrada. Y en cuanto a los muebles no registrables, atento al viejo
principio de que la posesión vale título, el dominio lo adquiere el dona-
tario a quien se le entregara, pero siendo gratuita la adquisición, debe-
rá probarlo. Frente a otros subadquirentes se aplica el art. 1895 CCyC,
y la posesión de buena fe, debe ser de cosas que no sean hurtadas o
perdidas.
Está visto que la gratuidad genera notables diferencias con los ne-
gocios onerosos, justamente por la falta en los casos extremos, de la
debida contraprestación.
126 Curso de técnica notarial

En materia de incumplimiento del donante en la entrega de la cosa,


coinciden las soluciones en algunos casos, como cuando el cumpli-
miento se hace imposible por caso fortuito o fuerza mayor. Según el
art. 1732 CCyC “El deudor de una obligación queda eximido del cum-
plimiento y no es responsable, si la obligación se ha extinguido por
imposibilidad de cumplimiento objetiva y absoluta no imputable al obli-
gado” (En nuestro caso, la destrucción total del vehículo ofrecido en
donación).
Claro que ello es así, como dice el párrafo final de la norma, cuando
“La existencia de esa imposibilidad debe apreciarse teniendo en cuenta
las exigencias de la buena fe y la prohibición del ejercicio abusivo de
los derechos”. (Si el vehículo no fue retirado del lugar donde se guarda,
frente a un cercano incendio, el desinterés no es dolo, pero si hay una
culpa en la falta de diligencia adecuada, y si bien el donante no respon-
de por el valor de la cosa dada gratuitamente, si debe hacerlo por todos
los gastos incurridos por el donatario para preparar el lugar destinado
al vehículo, como construcción de cochera, etc.).
Por su parte, el art. 1733 establece las excepciones a la falta de res-
ponsabilidad frente al caso fortuito o imposibilidad de cumplimiento y
entre otros, en el inciso c. incluye el caso de mora, que contemplaría
el caso de mora, que en nuestro caso, solo se aplicaría en el supuesto
de “dolo”, con la excepción antes apuntada. Para los demás supuestos,
nos remitimos al artículo citado.
En cuanto a cómo debe entregarse la cosa, y su vinculación con las
mejoras y frutos antes de la entrega, consideramos que las normas
que regulan estas situaciones (art. 751 a 754 CCyC) están destinados a
los contratos onerosos, y difícilmente pueda el donatario reclamar al
donante, por el retiro de mejoras incorporadas después de la donación
o de los frutos percibidos antes de la entrega. La gratuidad del contrato
en estos caso priva en las soluciones que correspondan y la responsa-
bilidad del deudor deberá analizarse sobre las pautas al comienzo mar-
cadas, de donaciones onerosas o de las expectativas generadas por el
contrato incumplido y los gastos derivados de ellas.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 127

Artículo 1556. GARANTÍA POR EVICCIÓN. El donante sólo responde


por evicción en los siguientes casos:
a. si expresamente ha asumido esa obligación;
b. si la donación se ha hecho de mala fe, sabiendo el donante que
la cosa donada no era suya e ignorándolo el donatario;
c. si la evicción se produce por causa del donante;
d. si las donaciones son mutuas, remuneratorias o con cargos.

Ya no se trata en estos supuestos, de la imposibilidad de cumpli-


miento por las razones antes apuntadas o de incumplimiento volun-
tario, sino de “la privación total o parcial del derecho patrimonial que
sufre su adquirente”, como señala SPOTA, aunque poniendo especial
énfasis en la onerosidad del contrato, con la excepcional aplicación
a los actos gratuitos. Y a modo de ejemplo en el carácter general del
instituto incluye en esa privación total o parcial “derecho reales no
declarados -de terceros o cargas reales ocultas- toda turbación del
derecho vicioso adquirido, sea en lo atinente a la propiedad, sea en
lo referente al uso del derecho adquirido…” (SPOTA, Alberto Gaspar,
Instituciones de Derecho Civil. Contratos. Vol. IX, pág.1, Ed. Depalma,
Bs. As., 1984).
Marcada la diferencia con los supuestos del artículo anterior, la res-
ponsabilidad por evicción en las donaciones, tienen cierta similitud con
las excepciones apuntadas antes en el caso fortuito o imposibilidad de
cumplimiento (art. 1733 citado) dado que en el inciso a. de la norma
que comentamos, predomina el elemento voluntario (asumir la obliga-
ción) como en el inciso a. del 1733.
En los incisos b. y c. predomina la conducta del donante, definiendo
la “mala fe” por una hecho tan notorio como es el saber que lo daba en
forma gratuitamente, no le pertenecía, agravado por el desconocimien-
to del donatario o porque el hecho que produce la evicción tiene origen
o causa en su propio accionar.
El caso más genuino en las excepciones, es el del inciso d. por cuan-
to ya no se trata de donaciones gratuitas propiamente dichas, sino que
las mutuas, remuneratorias o con cargos, marcan una onerosidad ma-
128 Curso de técnica notarial

nifiesta que permite una asimilación a la evicción de los actos onero-


sos, con las limitaciones que por su monto, pueden diferenciarlo.
Debe recordarse el artículo 1828 del Código velezano, cuando re-
ferido a las donaciones con cargos, expresaba que cuando estos re-
presentaban un valor equivalente al de la cosa dada en donación, no
está sujeta a ninguna de las condiciones de las donaciones gratuitas.
Esta norma tiene su equivalente en el nuevo Código en el art. 1564
CCyC, que ya comentaremos, así como en materia de responsabilidad
del donatario, en el art. 1563 CCyC. Responde por el cumplimiento con
la cosa donada, y si esta se pierde por evicción, desaparece el objeto de
la mentada responsabilidad. En tal caso, responde hasta su valor si la
ha enajenado o ha perecido por hecho suyo.
La evicción en estos supuestos, funciona en plenitud cuando se trata
de este tipo de donaciones onerosas, en que la protección responde a
un principio de equidad en el tratamiento de la relación jurídica creada.
En cuanto al monto de esa indemnización, es materia del artículo
siguiente.

Artículo 1557. Alcance de la garantía. La responsabilidad por la


evicción obliga al donante a indemnizar al donatario los gastos en
que éste ha incurrido por causa de la donación. Si esta es mutua,
remuneratoria o con cargos, el donante debe reembolsarle ade-
más el valor de la cosa por él recibida, lo gastado en el cumplimien-
to del cargo, o retribuir los servicios recibidos, respectivamente.

Tal como lo venimos desarrollando en los dos artículos preceden-


tes, se diferencian las donaciones totalmente gratuitas en el primer pá-
rrafo, de las que tienen cierto grado de onerosidad en el segundo, y en
mérito a ello, se regulan los alcances de la garantía.
Este artículo tiene la particularidad de dar cabida plena a principios
éticos, que ya son propios del contrato en su concepción general, pero
que la realidad puede confundir.
Si dar es un acto virtuoso, no por ello todos dan desinteresadamen-
te. Algunos lo hacen porque les molesta la cosa donada, la consideran
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 129

sin valor alguno para su uso personal o muy costosa la reparación, y no


saben dónde tirarlo. Bajo el pretexto del dar desinteresado, entregan
una cosa que luego resulta al donatario que desconocía los defectos,
costosa y tan inútil como para quien se lo diera. Diríamos que fue sor-
prendido en su buena fe. Para marcar con más precisión la diferencia,
es virtuoso dar ropa usada a quien la necesita, pero no es lo mismo
darla limpia y planchada, que en estado ruinoso. Es que detrás del acto
de dar, está la persona que lo recibe, y su dignidad, con la misma razón
que quien formula una declaración de recompensa por una pérdida,
debe responder a su declaración por respeto a la expectativa creada.
Si la evicción destruye la expectativa que tenía el donatario, y lo que
creía recibir como una ayuda, para la que se preparó haciendo gastos
de recibo (escritura de aceptación de donación de un inmueble, pago
de transporte del vehículo que le regalaban o las cosas muebles que ha
debido trasladar con ciertos cuidados, por ejemplo), justo es que la nor-
ma imponga al donante la obligación de indemnizar estos gastos por
la frustración producida, que no es lo mismo que con los preparativos
anteriores a la donación (en el ejemplo que antes diéramos, el haber
construido una cochera) porque en este último supuesto se trata de res-
ponsabilidad precontractual, mientras que en el supuesto actual, son
gastos propios de la entrega de la cosa y de la aceptación de la donación.
La segunda parte de la norma, analiza donaciones onerosas, en que
la transmisión del donante, se ve frustrada por la evicción en cuanto a
la finalidad del contrato, cualquiera fuera la causa de la misma, pero a
su vez el donante ha resultado ser al mismo tiempo donatario de otra
donaciones (caso de las donaciones mutuas, que siendo independien-
tes una de otra, sin embargo, si de nulidad se tratara, como dice el art.
1560 CCyC, también afecta a la otra).
No es justo beneficiarse con lo recibido, y este es el valor que debe
indemnizar el donante cuya donación fuera afectada por evicción.
El mismo criterio se aplica para las otras donaciones onerosas, en
que por lo dado y frustrado por evicción tiene causa en una remunera-
ción que pretendió el donante compensar o el costo de los cargos que
ha debido cumplir el donatario para recibir la cosa donada.
130 Curso de técnica notarial

Por supuesto que a ese reembolso, se le debe sumar todos los gas-
tos contemplados en el primer párrafo del artículo.
En un tercer párrafo el artículo contempla el caso de una evicción
producida por una hecho posterior a la donación (después de donado y
no entregado, el donante la vende a un tercer, o permite que un vecino
demuela construcciones, o introduzca modificaciones en la cosa que le
hacen perder todo o parte de su valor de origen), que sea imputable al
donante.
La norma concluye con un principio de equilibrio en la determinación
del resarcimiento, considerando expresamente el caso en que la evicción
sea parcial, admitiendo la reducción proporcional de la indemnización.
Respecto de la evicción parcial, queda por despejar las dudas que
puedan generar las interpretaciones que -partiendo del principio de
no responder por evicción en los actos gratuitos, salvo los supuestos
desarrollados- sentaba el art. 2149 del Anteproyecto Bibiloni, en su
segunda parte: “En caso de evicción parcial, si l parte que conservase
el donatario fuese suficiente para cubrir el valor de los cargos, nada
podrá reclamar del donante. Si esa parte fuese inferior al valor de los
cargos cumplidos, el donante indemnizará por el excedente según las
reglas del enriquecimiento indebido. Si las cargas fuesen impuestas a
favor de un subdonatario, sólo tendrá el donatario acción contra éste”.
Dado que la indemnización no pretende sancionar una conducta
por incumplimiento ni hay una verdadera retribución de una cosa por
otra, sino que es una consecuencia del acto gratuito, en la medida que
esa indemnización quede cubierta por el valor útil del remante que
queda en poder del donatario, nada más se podrá reclamar.

Artículo 1558. Vicios ocultos. El donante sólo responde por los vi-
cios ocultos de la cosa donada si hubo dolo de su parte, caso en el
cual debe reparar al donatario los daños ocasionados.

SPOTA, se refería a los vicios redhibitorios como característicos del


acto oneroso, más todavía que la propia evicción en la que señalamos
excepciones plenamente justificadas para ciertos actos gratuitos.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 131

Citaba los artículos 2164 CC definiendo los “defectos ocultos”, cuyo


dominio, uso o goce se transmitiera por título oneroso, y por si no al-
canzara con ello agregaba el CC velezano la expresa exclusión de los
mentados vicios a las adquisiciones por título gratuito (art. 2165 CC).
Recordaba su naturaleza en fuentes como el art. 3581 del Proyecto
de Freitas y 1846 del Código francés, marcando sus particularidades:
que existan al momento de la adquisición y que resulten relevantes
(que tornen no idónea la cosa para su destino y que por ello no se
habría adquirido o que el precio hubiera sido menor si el adquirente
hubiera conocido el vicio oculto. (SPOTA, Alberto Gaspar, Instituciones…,
Ob. cit., tomo IX, pág. 53).
El nuevo Código ha regulado con mejor precisión la obligación de
saneamiento por evicción y vicios redhibitorios en disposiciones ge-
nerales contenidas en los artículos 1031 a 1043, y especiales, para el
primer supuesto en los artículos 1044 a 1050 y para los vicios ocultos
en los artículos 1051 a 1058, con la particularidad de no desconocer
plenamente la posibilidad de responder por estos en ciertos negocios
gratuitos.
Primero porque en el art. 1035 CCyC el adquirente a título gratui-
to puede ejercer en su provecho las acciones de responsabilidad por
saneamiento correspondientes a sus antecesores; segundo por la po-
sibilidad de las partes de regularla, como resulta del art. 1036 CCyC y
en tercer lugar, por la expresa admisión en cuanto a los vicios ocultos,
cuando hubo dolo de parte del donante.
El “dolo” resulta manifiesto cuando se analizan las características
del vicio en el art. 1051 inc. b) CCyC, porque difícilmente el que detenta
el poder sobre la cosa desconozca defectos que la hacen impropia para
su destino por razones estructurales o funcionales, o la disminución de
su utilidad.
Para comprender la actitud del donante, debemos analizar su con-
ducta: si resulta manifiesto que se trata de una cosa arrumbada, sin
uso desde largo tiempo, es de pensar que el donante deberá advertir
esa circunstancia para que el que lo reciba lo haga en el estado en que
se encuentra.
132 Curso de técnica notarial

Si la cosa está en uso, y los defectos ocultos habrían impedido el


buen funcionamiento antes o después de la entrega, por sus caracte-
rísticas, debió al menos advertir al donatario. No debemos olvidar la
definición de “dolo” del art. 271 CCyC cuando se refiere a “toda aserción
de lo falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o
maquinación que se emplee para la celebración del acto, y que el acto
no se hubiere realizado sin la reticencia u ocultación”.
Estas conjeturas deben analizarse desde los principios éticos que
pueden representar el acto de donar, para favorecer y no para entor-
pecer al donatario en el uso de la cosa que ya sabe como titular que
no funciona o lo hace mal, y fundamentalmente, cuando el donante se
beneficia con el acto, por desprenderse de algo que le resulta molesto
y costoso para deshacerse de él.
Es en estos casos excepcionales, que el nuevo Código admite, a di-
ferencia del Código velezano, la necesidad de reparar el donante los
daños ocasionados, que pueden ser por traslado, desarme y armado en
otro lugar, acondicionamiento de lugares para ese fin, etc. Téngase en
cuenta las dificultades que grandes máquinas industriales tienen para
cambiarlas de lugar e instalarlas, razón por la cual, cuando se regula el
“leasing”, se trata en forma expresa sobre los “servicios y accesorios” ne-
cesarios para el diseño, la instalación, puesta en marcha, etc. (art. 1233).

Artículo 1559. Obligación de alimentos. Excepto que la donación


sea onerosa, el donatario debe prestar alimentos al donante que
no tenga medios de subsistencia. Puede liberarse de esa obliga-
ción restituyendo las cosas donadas o su valor si las ha enajenado.

En este capítulo hemos analizado distintas situaciones originadas


en el contrato de donación, claramente diferenciadas si las mismas son
propiamente gratuitas o tienen cierto grado de onerosidad.
Después de ver los efectos del incumplimiento en la entrega, co-
mentamos las normas sobre responsabilidad por evicción y el alcance
de la garantía, así como de los vicios ocultos de la cosa, ahora materia
indemnizable en los supuestos especiales considerados.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 133

La norma que ahora comentamos, tiene su origen en el Código ve-


lezano en el art. 1837, para los supuestos en que la donación fuera
celebrada sin cargos, omitiendo los otros supuestos de donaciones
onerosas como las mutuas y las remuneratorias, que ahora se incluyen
con amplitud bajo la expresión precisa y genérica de “onerosidad”.
El donatario de una donación absolutamente gratuita, tiene un de-
ber moral, elevado a la categoría de jurídica desde que así se lo expre-
sa, de dar alimentos a su donante si este en algún momento se encon-
trara en situación de indigencia o no tuviera los medios necesarios para
su subsistencia.
Nada dice de parientes que pudieran prestar la obligación alimen-
taria por otros fundamentos. Exige, como un deber por el acto de des-
prendimiento patrimonial que lo benefició, la prestación alimentaria
necesaria. Pero al tratar las causas de revocación por ingratitud, inclu-
yendo el rehusar alimentos al donante (art. 1571 inc. d. CCyC) resuelve
que la misma no prospera si el donante puede obtenerlos de las perso-
nas que están obligados por las relaciones de familia (art.1572 CCyC).
Por otra parte, la relación de onerosidad, debe ser razonablemente
equivalente a lo dado en donación, por cuanto el art. 1564 CCyC esta-
blece el alcance de la onerosidad, y la misma, para que se consideren a
título oneroso (remunerativas o con cargos) deben mantener una equi-
tativa retribución de los servicios recibidos o en que exista equivalencia
de valores entre la cosa donada y los cargos impuestos.
Deducimos de lo dicho, que no cualquier requerimiento debe ser
atendido por el donatario, ni la onerosidad insignificante la genera.
Se trata de una obligación legal, que ya resultaba en el Código vele-
zano del art. 1837 tal como lo señala Gustavo A. BOSSERT: “En nuestro
ordenamiento existe también una obligación alimentaria de fuente le-
gal, pero que no tiene como fundamento los vínculos de familia, sino la
gratitud que debe existir de parte del donatario hacia el donante, y que
se halla contemplada en el art. 1837 del Código Civil” (Régimen jurídico
de los alimentos, Ed. Astrea, Bs.As., 1993, pág. 2).
Como tal, deberá en caso de reclamo, probar su procedencia, es de-
cir, que no hay parientes obligados o que habiéndolos no cumplen con
134 Curso de técnica notarial

su obligación, o que en la donación predomina la gratuidad, como para


no debilitar una acción rechazada cuando hay cierto grado de onero-
sidad.
Del supuesto de revocación por ingratitud por incumplimiento de la
obligación alimentaria legal, nos ocuparemos al tratar de la ingratitud,
pero de lo que ahora nos vamos a ocupar, es de la extinción del contra-
to, fundado en la imposibilidad de cumplir por el donatario.
Nos referimos a ello, porque el art. 1837 CC fue tomado como re-
ferencia para justificar un distracto causado, y poder volver la cosa do-
nada al donante, aunque la verdadera razón de este recurso, no era
generalmente la imposibilidad de dar los alimentos, sino la observabi-
lidad que pudiera tener el título, particularmente cuando la donación
era a extraños.
Se pretendía con ello, volver la cosa al comercio ante la potencial
acción reipersecutoria que pesaba sobre la donación, aunque algunos
críticos consideraban que se trataba de una nueva donación, en este su-
puesto del donatario al donante originario, y por tanto, afectado como
la primera por la misma observabilidad, por la supuesta acción reiper-
secutoria, en este supuesto de los herederos del donatario restituyente.
En medio de las disputas doctrinarias sostuvimos nuestras dudas
sobre el distracto, para retrotraer una donación, sobre la regulación
que daba el art. 1200 del CC.
Antes de entrar en la naturaleza jurídica del acto, vamos a partir del
supuesto que nos interesa, como contrato firme a irrevocable.
Desanudar lo que ya estaba anudado, tenía fundamento en el art.
1200 del CC, sin entrar a discutir si la norma se limita a los contratos de
cumplimiento sucesivo, a está abierta a cualquier otro contrato.
En esta amplitud anticipamos una contradicción, en tanto los de
cumplimiento instantáneo, pueden estar sujeto convencionalmente a
una condición resolutoria, una prelación contractual, cargo, plazo reso-
lutorio, etc., que haga de lo naturalmente irrevocable, contractualmen-
te revocable.
Ocurre ello particularmente con los negocios onerosos como la
compraventa, que tan marcada regulación tiene entre pactos sobre re-
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 135

serva de dominio, pacto comisorio, pacto de retroventa, reventa, etc.


Y decimos que estos contratos son naturalmente irrevocables, pri-
mero porque si no están sujetos a ninguno de éstos pactos, no pueden
dejarse sin efecto. Una venta con precio pagado, escritura firmada, po-
sesión entregada, ya no podrá dejarse sin efecto.
El contrato con su transmisión ha quedado definitivamente consu-
mado y solo una nueva relación contractual, podrá retrotraer el domi-
nio al originario vendedor, pero no como una extensión de la primera,
sino por un nuevo contrato.
Nada agrega a esto la existencia contractual de los pactos, que solo
ponen una pausa en la determinación precedente. Siguen siendo irre-
vocables, salvo que por contrato se haya dejado prevista una forma de
retrocesión, o retransmisión.
Por ello decimos que es contractualmente revocable, y naturalmen-
te irrevocable.
A nuestro criterio, ninguno de estos supuestos, podían encuadrarse
en el 1200 del CC, pero si admitiéramos su extensión, la misma se de-
bería limitar únicamente a lo que hace excepción a la irrevocabilidad, y
nunca más allá de ello.
Lo que entonces dejaba dudas a través de un “distracto”, se puede
resolver hoy a la luz del nuevo Código, como una cuestión de “resci-
sión bilateral”. El art. 1076 del CCyC establece que “el contrato puede
ser extinguido por rescisión bilateral, excepto estipulación en contra-
rio, sólo produce efectos para el futuro y no afecta derechos de ter-
ceros.
Si de común acuerdo donante y donatario resuelven la restitución
de la cosa donada, en tanto no haya terceros perjudicados, la misma
elimina la obligación del donatario y el donante se hace nuevamente
de la cosa dada.
Advertimos una importante diferencia con el distracto regulado por
el art. 1200 CC, en que se trata ahora de un nuevo contrato, de carácter
extintivo, sin relación causal con el anterior, con lo que superamos la
causa del distracto y el problema de su inaplicabilidad a los contratos
de cumplimiento sucesivo únicamente.
136 Curso de técnica notarial

Con la nueva norma, el contrato extintivo se puede celebrar sin in-


vocar causa alguna, porque es el mero acuerdo que lo convalida, aun-
que pueda estar reflejada la causa cuando interese a las partes, como
en el caso de la obligación alimentaria, para justificar su eximición.
Quedaría respaldada ahora una extinción sin invocación de causa,
como en cualquier contrato, en cuyo supuesto el artículo 282 CCyC la
presume. “Aunque la causa no esté expresada en el acto, se presume
que existe mientras no se pruebe lo contrario. El acto es válido aunque
la causa expresada sea falsa si se funda en otra causa verdadera”.
De modo que toda donación que quiera dejarse sin efecto por la
causa que sea, entre las que cuenta también sin necesidad de invocar-
la, restituir la plena comercialidad al título que pudiera estar afectado
por una acción reipersecutoria.

SECCION 3ª
Algunas donaciones en particular

Artículo 1560.- Donaciones mutuas. En las donaciones mutuas la


nulidad de una de ellas afecta a la otra, pero la ingratitud o el in-
cumplimiento de los cargos sólo perjudican al donatario culpable.

En la nueva legislación está reconocida la cierta onerosidad de las


donaciones mutuas, junto a las remunerativas o con cargos, pero de-
pendientes siempre del valor que cada una de ellas representa.
Una cosa es dar valores equivalentes y otra, diferencias que hacen
pensar más en una predominante gratuidad de una de ellas, por la
poca relevancia de la otra.
Se ha dejado de lado la exigencia del art. 1819 del CC de que ambas
donaciones se hagan en un solo y mismo acto.
Se justifica la reforma porque la letra de la norma no había sido
siempre interpretada literalmente, y mientras algunos sostenían que la
falta de concurrencia mentada, no las invalida, sino que tienen eficacia
como donaciones separadas, (BELLUSCIO, Código Civil… Tomo IX, pág.
85) sin los efectos de las “mutuas”, porque, como señala SALVAT “sólo
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 137

en esta forma puede tenerse la certeza de que una de las donaciones


sea… la causa o condición de la otra” (Tratado… Fuente de las Obligacio-
nes, Tº III, pág. 58) otros admiten en ciertas circunstancias, la instrumen-
tación separada. “Si de las circunstancias se desprende lo contrario, o
sea, si la causa de ambas donaciones estriba en el afecto recíproco, en
la consideración y aprecio personal de los dos contratantes , entonces
ha de concluirse que se trata de donaciones mutuas aun cuando apa-
rentemente se hayan efectuado en actos separados” (SPOTA, Alberto
Gaspar, Instituciones… Vol. VII, pág. 306).
El legislador ha preferido la valoración de cada caso en particular,
sin recurrir a esquemas rígidos y la sola relación en una u otra de las
donaciones que las vincule, permitirán considerarlas como mutuas o
mediante la prueba que al efecto se aporte.
En algunos supuestos, se elegía esta figura para resolver problemas
entre legitimarios, dado que un hermano recibía en donación del otro
la parte que le correspondía en la herencia sobre un bien, a cambio de
lo que este daba a su vez sobre otro de la misma herencia.
Analizados en forma separada, lo único que hacía esta modalidad,
era generar donaciones inoficiosas, cuando en verdad, debieron ser
resueltas no por donaciones de esta especie, sino por adjudicaciones
por partición de herencia.
Si de adjudicar bienes se trata, en una partición genuina, nadie ha-
blaría de “inoficiosidad del acto” y de reducción, porque las compensa-
ciones resultan de la propia formación de la masa, el equilibrio de las
relaciones patrimoniales entre lo tenido como heredero y lo recibido
en bienes y la falta total de onerosidad.
Y el acto, tomado en su conjunto, generaría un título perfecto, lo
que no ocurre en el caso de las instrumentaciones separadas.
El otro conflicto que genera este instituto, es el de su propia cali-
ficación, por cuanto el equilibrio entre las dos cosas dadas en dona-
ción, nos colocaría más cerca de un típico contrato oneroso como es
la “permuta”.
Sin embargo, el factor desequilibrante, es el “animus donandi” que
existe en éste contrato, a diferencia de la permuta, y que pone de ma-
138 Curso de técnica notarial

nifiesto la propia regulación normativa, dado que, como señalaba el úl-


timo párrafo del art. 1821 CC “…la revocación de una de las donaciones
por causa de ingratitud o por inejecución de las condiciones impuestas
no trae la nulidad de la otra”, de manera que si no hubo verdadera
intención de hacer un desprendimiento patrimonial a favor del otro,
mejor no haber elegido este instituto. (LAMBER, Rubén Augusto, Dona-
ciones, Ed. Astrea, Bs. As., 2008, pág. 249).
Queda debidamente aclarado en la nueva norma, que las revocacio-
nes por causa de ingratitud o incumplimiento de cargo sólo perjudican
al donatario culpable.
Este es un factor relevante en el asesoramiento profesional, porque
las partes deben conocer en profundidad las consecuencias del institu-
to elegido para cerrar su negocio y muchas veces, se trata de eludir el
oneroso por la carga fiscal que representa, y en tales circunstancias se
pueden producir consecuencias impensadas para los otorgantes.
Desde un aspecto más técnico, LÓPEZ de ZAVALÍA marca la dife-
rencia entre permuta y donación mutua: “…mientras la compraventa
(como la permuta) es un contrato, del que resultan dos obligaciones
reciprocas en dependencia total o interna, las donaciones mutuas son
dos (o más) contratos de los cuales resultan obligaciones en dependen-
cia parcial o externa. O en otros términos: las donaciones mutuas no
son un contrato bilateral, sino una pluralidad de contratos unilaterales.
(Teoría de los Contratos, Tomo 2, pág. 471).
De todos modos, si de nulidad se trata, la nulidad de una de ellas
afecta a la otra, como dice la norma que comentamos, y por tanto des-
aparece el desequilibrio que pudiera generar la validez de una en per-
juicio de la otra.
Una cosa es el desequilibrio económico que pudiera producir el in-
cumplimiento de un cargo, con los efectos propios sobre la legítima, y
otra muy distinta, la nulidad de uno de los actos.
Entre los efectos previstos en el Código velezano, el art. 1821, en
su primer párrafo establecía que “La anulación por vicio de forma, o
de valor de la cosa donada, o por efecto de incapacidad en uno de los
donantes, causa la nulidad de la donación hecha por la otra parte…”.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 139

Consideramos que éste es uno de los principales elementos aglu-


tinantes de dos contratos unilaterales separados, pero unidos bajo la
denominación de donaciones mutuas y por estos efectos.
Por tal aglutinación, resulta la aplicación al acto, de las reglas de
forma y de fondo de las donaciones en general -como señala BELLUS-
CIO, con cita de SALVAT- concordante con los efectos señalados, (Códi-
go Civil… IX, pág. 86) aunque con la razonable crítica sobre la expresión
“valor de la cosa donada” que nada tiene que ver con la validez del
contrato, y que en modo alguno puede dejar subordinado el acto con-
forme al mismo.
En tales casos, como decía LÓPEZ de ZAVALÍA, no se trata de anu-
lación, sino de reducción: “si una de las donaciones debe reducirse a
tenor del art. 1830 y sigs., la otra debe experimentar igual suerte por
vía refleja, o lo que es lo mismo, aplicando el instituto de la compen-
sación, la primera sólo debe reducirse en la medida en que su valor
exceda a la segunda” (Teoría…, Tomo 2, pág. 472).
Realzamos la expresión compensación, por tratarse de una cons-
tante posible en los conflictos entre la gratuidad y la onerosidad de las
donaciones y configurar un instituto separado para el tratamiento de
los efectos de la acción de reducción y la calificación de los títulos ema-
nados de ella o subsanados por su utilización posterior.
En consecuencia es acertada la reforma en diferenciar los efectos
de la nulidad (la nulidad de una afecta a la otra) de la revocación que
pudiera resultar de una de ellas por ingratitud o incumplimiento de los
cargos, en cuyo caso, sólo resulta perjudicado el donatario culpable, y
la otra donación permanece plenamente vigente.
140 Curso de técnica notarial

Artículo 1561. Donaciones remuneratorias. Son donaciones remu-


neratorias las realizadas en recompensa de servicios prestados al
donante por el donatario, apreciables en dinero y por los cuales el
segundo podría exigir judicialmente el pago. La donación se juzga
gratuita si no consta en el instrumento lo que se tiene en mira
remunerar.

Mantiene el nuevo Código en forma simplificada los mismos princi-


pios del código velezano para las donaciones remuneratorias.
El primer supuesto que las caracteriza, es la “recompensa de ser-
vicios prestados al donante por el donatario”; el segundo, que sean
“apreciables en dinero” y el tercero, que el donatario “podría exigir ju-
dicialmente el pago”.
Así resultaba del art. 1822 del CC, y de no ser así, se trataba de sim-
ples donaciones gratuitas.
Es contundente al efecto, la exteriorización exigida actualmente por
el último párrafo en cuanto a la constancia de lo que se tiene en mira
remunerar. Si ello no resulta del documento, ya no se podrá probar por
otros medios.
Decíamos con relación al régimen anterior que “Para que aquellas
atenciones, servicios o favores, dieran lugar a una donación remune-
ratoria, deberían estimarse en dinero y dar lugar a su cobro judicial.
Si ello no ocurre, serán donaciones simples o comunes, a pesar de la
contribución que hubiera hecho el donatario”.
Así resultaba del art. 1824 CC: “Las donaciones hechas por un deber
moral de gratitud, por servicios que no dan acción a cobrar judicial-
mente su valor en dinero, aunque lleven el nombre de remuneratorias,
deben considerarse como donaciones gratuitas”.
Se insiste en la interpretación del contenido del acto por encima
de su simple enunciado, y se privilegia lo que del mismo resulte. Si no
hay derecho a cobrar los servicios, no hay donación remuneratoria sino
simple donación.
BELLUSCIO distinguía en medio de estas modalidades contractua-
les, tres institutos posibles: “la dación en pago, por el precio de ser-
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 141

vicios prestados por quien no renunció a cobrarlos; la donación pura


por servicios que no daban acción para su cobro y la donación remu-
neratoria por servicios que sí daban acción para cobrar su precio pero
que fueron prestados sin intención de percibirlo” (Código Civil… tomo
IX, pág. 88).
Como en las donaciones mutuas, el hilo se corta por lo más fino.
La diferencia entre la dación y nuestro instituto, lo marca el animus
donandi.
LÓPEZ de ZAVALÍA lo ejemplifica diferenciando el que debe una
suma de dinero por un servicio que puede exigir judicialmente y la con-
traparte lo paga, en cuyo caso habrá pago sin ninguna duda, del que
prestó el mismo servicio, pero nada quiere cobrar, despertando así la
generosidad del deudor, que hace la donación como recompensa. Dice
nuestro autor: “Es donación porque Juan no está obligado, ya que Pe-
dro no quiere cobrar; es remuneratoria porque implica una retribu-
ción, pero no a título de pago sino de recompensa…Y recompensar no
es pagar, ni dar en pago, ni prometer pagar ni nada que se vincule con
el cumplimiento de una obligación precedente” (Teoría…, Tomo II, pág.
466/67).
Esta intención debe ser precisa y clara y no puede quedar como
reserva mental, porque entonces no podrá calificarse la donación re-
muneratoria.
Lo objetivo es la obligación, y ésta se puede conocer por su conteni-
do externo, si da o no derecho a exigir su cumplimiento judicial. Pero la
intención del acreedor, si está dispuesto o no a cobrarla, debe ser por
expresión de la voluntad.
La primera era exigida por el art. 1823 CC: “Si del instrumento de la
donación no constare designadamente lo que se tiene en mira remu-
nerar, el contrato se juzgará como donación gratuita”.
Se deberá describir entonces el tipo de obligación, indicando con
precisión, no lo que se quiere pagar, porque ante la negativa de la con-
traparte de cobrar, no es ésta la función del contrato, sino lo que se
quiere recompensar, que como se dijo, hace a la esencia de la dona-
ción remuneratoria.
142 Curso de técnica notarial

El segundo elemento, la intención de no cobrar por el acreedor y la


de remunerar por el favorecido, debe también quedar de manifiesto.
Por más que uno no quiere cobrar lo que tiene derecho, y el otro
quiera recompensar por lo que no pagó, el negocio no es un despren-
dimiento patrimonial gratuito puro, sino que existe onerosidad total o
parcial, según que lo dado en donación sea equivalente al valor de lo
que debía el donante o con cierta gratuidad por uno o por el otro, de lo
que recibe de mas sin compensación.
Es por ello que el art. 1825 CC señalaba: “Las donaciones remune-
ratorias deben considerarse como actos a título oneroso, mientras no
excedan una equitativa remuneración de servicios recibidos” (LAMBER,
Rubén Augusto, Donaciones, Ob. cit., pág. 254).
Resumía BELLUSCIO los efectos de esta onerosidad, considerando
la garantía de evicción (2146 inc. 4 CC), hoy art. 1556 inc. d, CCyC y por
vicios redhibitorios (art. 2164 CC), hoy art. 1558 CCyC, la imposibilidad
de reducir por inoficiosidad (art. 1832 inc. 2 CC) hoy art. 1565 CCyC, la
exclusión de colación si son legitimarios hoy art. 2392 CCyC y la impro-
cedencia de la revocación (art. 1863 CC), hoy art. 1569 párrafo final
así como la subsistencia de las reglas sobre forma y contenido de las
donaciones. (Código Civil… Tomo IX, pág. 92/93).
La reforma ha sabido concretar en un solo artículo, la esencia de la
materia tratada con todos los efectos de la donación remuneratoria.
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 143

Artículo 1562. Donaciones con cargo. En las donaciones se pueden


imponer cargos a favor del donante o de un tercero, sean ellos re-
lativos al empleo o al destino de la cosa donada o que consistan en
una o más prestaciones.
Si el cargo se ha estipulado a favor de un tercero, éste, el donante
y sus herederos pueden demandar su ejecución; pero sólo el do-
nante y sus herederos pueden revocar la donación por inejecución
del cargo.
Si el tercero ha aceptado el beneficio representado por el cargo, en
caso de revocarse el contrato tiene derecho para reclamar del do-
nante o, en su caso, de sus herederos, el cumplimiento del cargo,
sin perjuicio de sus derechos contra el donatario.

El cargo está regulado en el nuevo Código, como modalidad de los


actos jurídicos, en los artículos 354 a 357 CCyC, donde podemos ex-
traer los principios generales, uno de los cuales es la de “obligación
accesoria impuesta al adquirente de un derecho”.
Así lo entendíamos en nuestra obra sobre Donaciones, bajo el régi-
men velezano. Este supuesto ahonda el conflicto entre onerosidad y
gratuidad, con la variable de cargos con prestaciones apreciables en
dinero o sin ellas, pero marcando a su vez, una verdadera línea de divi-
sión entre donaciones irrevocables y las revocables.
Por tanto, nos vemos obligados a un tratamiento más amplio que
los anteriores institutos y a una precisión del “cargo” inserto en el con-
trato de donación, no como un elemento constitutivo de la misma, sino
como una obligación accesoria que lo acompaña, sin afectar ni condi-
cionar su existencia ni su resolución.
Así se pronuncia el art. 354 CCyC, cuando en su segundo párrafo,
referido a la accesoriedad del cargo, señala: “No impide los efectos del
acto, excepto que su cumplimiento se haya previsto como condición
suspensiva, ni lo resuelve, excepto que su cumplimiento se haya esti-
pulado como condición resolutoria. En caso de duda se entiende que
tal condición no existe”.
144 Curso de técnica notarial

Debemos señalar primero la diferencia entre el cargo en actos jurí-


dicos en general, del que se incluye en las donaciones, particularmente
porque no necesita de una condición resolutoria expresa para revocar
el acto, sino que la condición es legal, resulta de la propia normativa
jurídica, como lo era con el art. 1849 CC: “Cuando el donatario ha sido
constituido en mora respecto a la ejecución de los cargos o condiciones
impuestas a la donación, el donante tiene acción para pedir la revo-
cación de la donación”, y ahora a través del art. 1570 CCyC que luego
comentaremos, referida al incumplimiento de los cargos.
En el artículo que comentamos, se legitima la posibilidad de impo-
ner cargos en las donaciones, los que pueden serlo a favor del propio
donante, en cuyo caso marca conforme a su valor, un cierto grado de
onerosidad, o a favor de un tercero, con lo que la donación aparece
como desdoblada en cuanto a los beneficiarios, dado que uno es el
destinatario de la donación y otro el de los cargos que el donante ha
impuesto al donatario.
De todos modos, para éste último, es tan onerosa la donación, que
el cargo sea para uno o para el otro.
Seguidamente se establece las características del cargo, cuando se
refiere a que sean relativos al empleo o destino de la cosa (por ejemplo
transmito el dominio de un inmueble, pero con el cargo de que sea
destinado a comedor de los niños del barrio), o que consistan en una
o más prestaciones. Al respecto, sosteníamos a la luz de la legislación
velezana que “La regla general en la materia es que el objeto del cargo
puede ser cualquiera de los actos admitidos como objeto de las obli-
gaciones (dar, hacer o no hacer) (arts. 953, 1167, 574 y siguientes CC)
incluso revistiendo naturaleza no patrimonial. (BUSSO, Eduardo, Código
Civil Anotado, Ed. EDIAR, Bs. As., 1958, tomo III, pág. 544). Conforme con
esto, como dice la nota al art. 558 CC, tanto puede existir en los actos
de beneficencia como en los a título oneroso. (“Casos de Donaciones”
Néstor y Rubén LAMBER, Cuaderno del LXVII Seminario de la Academia
Nacional del Notariado, junio 2014, pág. 15).
En el ejemplo de los niños del barrio como beneficiarios, no hay be-
neficio económico alguno para el donante, pero predomina el altruis-
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 145

mo social, para dar favoreciendo no sólo al destinatario de la donación,


sino a un grupo social necesitado.
En tal supuesto, el segundo párrafo del artículo sub examine, esta-
blece que el cumplimiento del cargo no sólo pueden exigirlo los bene-
ficiarios (niños del barrio debidamente representados por el Ministerio
Público) sino también por el donante y sus herederos que como suce-
sores que son en todos los derechos y obligaciones, ratifican de este
modo el fin altruista de su causante.
Lo que no pueden los beneficiarios del cargo, es reclamar ante el
incumplimiento, la revocación de la donación, reservada únicamente al
donante y sus herederos.
Pero a su vez, los beneficiarios del cargo, pueden reclamar el cum-
plimiento del cargo al donante o sus herederos, si es que estos revoca-
ron la donación, sin perjuicio, claro está, de reclamar contra el donata-
rio por el incumplimiento.
Las acciones de cumplimiento y revocación, están relacionadas,
como decía el artículo 954 CC con las condiciones suspensivas o reso-
lutorias, si así se hubiere pactado, como un refuerzo de garantía del
cumplimiento. Y en ese aspecto, recordamos la vinculación que hicié-
ramos en el Seminario citado, marcando las diferencias y efectos. “Se
diferencia el cargo de las ‘condiciones’, en especial de las ‘suspensivas’
por cuanto el cargo no impide la adquisición del derecho (art. 558 CC) y
su incumplimiento implica una sanción menor, dado que como señala
la nota al artículo referido, la ‘condición’ es suspensiva, pero no coerci-
tiva, mientras que el ‘cargo’ es coercitivo pero no suspensivo”.
En cuanto a la “condición resolutoria”, mientras ésta produce sus
efectos de pleno derecho (art. 555 CC), el cargo requiere de sentencia
judicial, aunque fuera impuesto bajo condición resolutoria, para que el
beneficiario pierda su derecho (art. 559 CC) y por tanto, está sujeto a la
exigibilidad del acreedor.
Como señala BUSSO, la condición resolutoria produce la resolución
del derecho por el cumplimiento mismo de la condición, “sin depender
de la voluntad o del conocimiento de los interesados ni de la sentencia
judicial” diferencia que se marca también con relación al pacto comiso-
rio. (Ob. y Tª cit., pág. 530).
146 Curso de técnica notarial

Se trata entonces de precisar la diferencia de cargo o condición, y la


misma queda perfectamente graficada por BOFFI BOGGERO, cuando
en la nota 231 del ítem 899 señala que puede detectarse la misma;
“Cuando surja claramente que se impone la obligación como elemento
sine qua non del nacimiento o de la extinción del derecho, se estará en
presencia de una condición y no de un cargo. Cuando fluya con claridad
que el deudor ha querido instituir una obligación con independencia
de la vida del beneficio se tendrá un cargo” (Tratado de las Obligaciones,
Ed. ASTREA, Bs. As., 1975, Tomo 3, pág. 281).
Como dice el autor citado, el cargo entraña una obligación, de carác-
ter accesorio y que por tanto no afecta ni la adquisición del derecho ni
su ejercicio, y por tanto no produce ninguno de los efectos suspensivos
o resolutorios como sucede con la resolución, sin perjuicio de lo cual,
se pueden ejercer las acciones de “cumplimiento” o de “revocación”
aunque nunca de pleno derecho ni ex tunc como en la condición.
El cargo puede haberse establecido con o sin condición resolutoria.
Sin embargo, al establecerse con la condición resolutoria, el incumpli-
miento requiere de la sentencia del juez, para que el beneficiario pierda
el derecho adquirido (art. 559 CC) y como dice BUSSO, no se trata pro-
piamente de resolución del derecho, circunstancia esta que, unida a la
necesidad de accionar y a la falta de norma expresa que consagre la re-
troactividad, diferencia bien de la sola condición resolutoria, resultando
que cuando está incorporada al cargo, “sólo autoriza para demandar la
pérdida del derecho ex nunc, es decir, a partir del momento del incum-
plimiento (mora en la ejecución del cargo)” (Ob. y tº cit., pág. 541).
En cambio, cuando no tiene anexa la condición resolutoria, “no se
incurrirá en la pérdida de los bienes adquiridos” (art. 560) y sólo podrá
demandarse el cumplimiento.
Claro que cuando se trate de donaciones, se aplican el régimen
especial en la materia, y no es necesario que en el contrato esté incor-
porada la condición resolutoria, dado que en estos supuestos “Cuando
el donatario ha sido constituido en mora respecto a la ejecución de los
cargos o condiciones impuestas a la donación, el donante tiene acción
para pedir la revocación de la donación” (art. 1849 CC).
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 147

La acción de revocación procede entonces, a) cuando se la hubie-


re previsto en el acto; b) en las donaciones (arts. 1849 y ss. CC); c) en
los legados (arts. 3841 y 3842 CC) y d) en los supuestos de reversión
(art. 562 CC).
La reforma no ha modificado estas conclusiones, por cuanto el car-
go y la condición son naturalmente contractuales, aunque en algunos
supuestos alcanza el carácter de legal.
El art. 343 CCyC luego de definir la condición como la cláusula de
los actos jurídicos por los cuales las partes subordinan su plena efica-
cia o resolución a un hecho futuro e incierto, establece las aplicación
de las disposiciones de este capítulo (modalidad de los actos jurídicos)
en cuanto fueran compatible, a las cláusulas por la cual las partes su-
jetan la adquisición o extinción de un derecho a hechos presentes o
pasados ignorados, avanzando en este último supuesto sobre la limi-
tación del CC.
La aplicación de la acción de revocación y de reversión, resulta hoy
claramente incluida en las donaciones, por lo regulado en las secciones
tercera (arts. 1560/1565) y cuarta (arts. 1566/1573), del capítulo 22 (do-
nación) del libro tercero del CCyC.
Y en materia de legados, en el artículo 2520 CCyC se admite la re-
vocación por ingratitud y por incumplimiento de los cargos impuestos
por el testador, si son la causa final de la disposición. En este caso, los
herederos quedan obligados al cumplimiento de los cargos.
Resolvamos ahora el tema de la terminología, por cuanto hablar de
cargos o condiciones -como lo hacía el art. 1849 del CC- no se refería a
dos modos distintos, sino solo al cargo, que en la primera expresión,
cuando se trata de una prestación apreciable en dinero, se aplican las
acciones de cumplimiento y de resolución y cuando no es apreciable en
dinero, solo es posible la acción de resolución (BELLUSCIO, Augusto C.
Código Civil. Comentado, Anotado y Concordado, Ed. Astrea, tomo 9, pág.
143), con cita de LÓPEZ DE ZAVALÍA, pero concluyendo que el artículo
comentado comprende inequívocamente las prestaciones apreciables
en dinero y las que no lo son, referidos siempre, al cargo con efectos
resolutorios.
148 Curso de técnica notarial

Según SPOTA, el incumplimiento del cargo, más que ante una acción
de revocación, nos coloca frente a la resolución de un contrato, por no
cumplir el donatario moroso con la obligación asumida. (Instituciones…,
Vol. VII cit., pág. 334).
Sostiene este autor, que si bien la donación es un contrato unilate-
ral, el cargo la sume en la bilateralidad, con lo cual, bien podría estable-
cerse un pacto comisorio o tratándose de prestaciones recíprocas, en-
tenderse implícita la facultad de resolver las obligaciones emergentes,
como resulta del art. 1204 CC.
La mora se producirá, siendo expreso el plazo, por su solo venci-
miento (hoy arts. 886 y 350 CCyC) y si no lo fuere deberá interpelar su
cumplimiento, y a falta de plazo, ser fijado por el juez, resultando la
mora, de la fecha de la sentencia (art. 509 CC) y en el nuevo régimen
por el procedimiento judicial más breve, según el art. 887 inc. b CCyC.
A diferencia de la condición resolutoria, la revocación o resolución
de la donación por incumplimiento del cargo, no se produce entonces
de pleno derecho, sino previa constitución en mora, expresa o tácita,
y la voluntad del donante de exigir el cumplimiento o la resolución,
siendo en definitiva el juez quien lo disponga en la correspondiente
sentencia. (ZAGO, en Código Civil…, dirección de Alberto J. Bueres, Vol.
4D, “Contratos”, pág. 161, Ed. Hammurabi, Bs. As., 2003).
El otro requisito a examinar, además del plazo, es la determinación
del cargo, que muchas veces resulta confuso en su conformación o
plantea problemas con su ejecución, dado que mientras algunos son
de ejecución instantánea (constituir un derecho real) otros son de cum-
plimiento sucesivo (mantener en exhibición cierta mercadería, produc-
tos o insumos, etc.).
Como se sostuviera en la obra sobre Donaciones el cargo debe ser
interpretado desde su formulación hasta su ejecución, y sobre esta
materia, no hay reglas para su formulación, equiparando la cuestión
al objeto social, que aunque preciso y perfecto en su constitución, se
desvía en el resultado de su aplicación, como objeto funcional, diferen-
ciado del genético. (LAMBER, Rubén Augusto, Ed. Astrea, Bs. As., 2008,
pág. 419).
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 149

Y además, puede resultar que el cargo no se cumple, o se cumple


a medias, o no se exige el cumplimiento ni tampoco la prescripción,
quedando el dominio imperfecto a través del tiempo, sin limitación.
Esto puede dar lugar a que la intemporalidad del cargo, o lo difuso de
su formulación transforme la donación modal en una verdadera “vin-
culación” derecho real suprimido por nuestro Código y prohibido por el
codificador en el art. 2614. (Donaciones, Ob. cit., pág. 421).
Esta cuestión, ha quedado definitivamente resuelta en la actual le-
gislación, al tratar del dominio revocable, cuando el art. 1965 establece
un plazo de diez años para el cumplimiento del cargo, tema que deja-
remos desarrollado al tratar la reversión y la revocación de las dona-
ciones.

Artículo 1563. Responsabilidad del donatario por los cargos. El do-


natario sólo responde por el cumplimiento de los cargos con la
cosa donada, y hasta su valor si la ha enajenado o ha perecido por
hecho suyo. Queda liberado si la cosa ha perecido sin su culpa.

Para pronunciarnos sobre el contenido de este artículo, debemos


considerar previamente varias situaciones particulares relacionadas
con los cargos, tales como la legitimidad, su naturaleza patrimonial o
extramatrimonial o el carácter personalísimo de su ejecución, así como
la conducta del donatario incumplidor que la pudo haber enajenado,
destruido o abandonado sin cumplir con el cargo.
Decimos esto por cuanto el cargo puede representar un hecho im-
posible, contrario a la moral o buenas costumbres, prohibido por el
ordenamiento jurídico o que dependa exclusivamente de la voluntad
del obligado, como señala el art. 344 CCyC referido a condiciones pro-
hibidas. Concordante con ello, el art. 357 define el cargo prohibido, es-
tableciendo que “La estipulación como cargo en los actos jurídicos de
hechos que no pueden serlo como condición, se tiene por no escrita,
pero no provoca la nulidad del acto”.
Es decir que el acto conserva su plena vigencia, pero el cumplimien-
to no puede exigirse, y el donatario queda liberado.
150 Curso de técnica notarial

Respecto del aspecto patrimonial del cargo, que parece ser el más
apropiado en el análisis de las obligaciones, excluyendo cuando no lo
son, tienen sus excepciones que en su momento hemos considerado al
comentar el art.725 CCyC, que en su párrafo final, se refiere al interés
del acreedor, y junto al patrimonial incluye el extramatrimonial.
En tales circunstancias dijimos: “La exigencia es acorde con el plan-
teo de la obligación cuya causa fuente es contractual, dado que, tal
como resulta del art. 1003 CCyC sobre el objeto de los contratos, debe
ser susceptibles de valoración económica y corresponder a un interés
de las partes, aun cuando éste no sea patrimonial.
Esta cuestión divide la interpretación que la doctrina hace entre el
objeto de la prestación que siempre debe ser patrimonial, del interés,
que puede ser también extramatrimonial.
Es la duda que genera la legislación, emparentada casi naturalmen-
te con la economía, de la ética que tiene ópticas diversas y donde el in-
terés no puede expresarse en esos términos, aunque luego deba resol-
verse en términos económicos, como la indemnización del daño moral,
o lesiones a la persona en su honor, en su intimidad o en sus libertades
existenciales” (LAMBER, Rubén Augusto, comentario a los arts. 724 y
ss., en Código Civil y Comercial…, bajo la coordinación de Eduardo Ga-
briel Clusellas, tomo 3, Ed. Astrea-FEN, Bs. As., 2015, pág. 161).
El cargo en las donaciones puede tener entonces un interés extra-
patrimonial, y en la medida en que se concrete a través de una indem-
nización de daños, es evidente que la responsabilidad del donatario se
concretará como en los cargos puramente patrimoniales.
En cuanto al tema del cargo cuyo cumplimiento es inherente a la
persona del obligado y fallece antes de su ejecución, el art. 562 del CC
establecía que la adquisición del derecho queda sin ningún efecto y la
cosa debe volver al imponente del cargo o sus herederos.
En igual sentido se pronuncia el nuevo Código en el art. 356 párrafo
segundo, en cuyo supuesto, ya no se trata de garantizar el cumplimien-
to con la cosa, sino que la misma vuelve al donante.
Determinada así, las circunstancias en que deba o no responder el
donatario por el incumplimiento del cargo, la norma que comentamos
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 151

establece que si debe hacerlo, responde “con la cosa donada”, pero


como la cosa se pudo haber enajenado, perdido o abandonado, agrega
en el párrafo siguiente, “y hasta su valor”, incluyendo los supuestos de
enajenación o perecimiento por hecho suyo.
Nada dice del abandono, pero indudablemente el mismo es volun-
tario y por tanto responde por el valor de la cosa abandonada.
Respecto de los supuestos en que la cosa ya no puede darse, la
dependencia de su valor hasta lo que responde con su patrimonio,
desaparece en tanto la cosa ha perecido sin su culpa.
No se incluyen otras responsabilidades por daños que superen el
valor del cargo, por cuanto se trata de una atribución gratuita.

Artículo 1564. Alcance de la onerosidad. Las obligaciones remune-


ratorias o con cargos se consideran como actos a título oneroso
en la medida en que se limiten a una equitativa retribución de los
servicios recibidos o en que exista equivalencia de valores entre la
cosa donada y los cargos impuestos. Por el excedente se les apli-
can las normas de las donaciones.

Venimos de analizar donaciones onerosas, como las mutuas, remu-


neratorias o con cargos, y queda claro que el límite de la gratuidad lo
marcan los valores que en cierto modo compensan lo dado gratuita-
mente, con lo que el donatario debe dar a su vez a cambio, sea al mis-
mo donante o a un tercero, y en ese aspecto recordamos el comentario
que hiciéramos en el marco del Código velezano a los artículos 1826 a
1829 CC en particular el 1828 que establecía que “Cuando la importan-
cia de los cargos sea más o menos igual al valor de los objetos transmi-
tidos por la donación, ésta no está sujeta a ninguna de las condiciones
de las donaciones gratuitas”.
Partiendo de la realidad de los negocios, BORDA contemplando los
“negotium mixtum cum donatiene” considera dos casos diversos: 1) la
típica donación con cargo o la remuneratoria, que sin dejar de ser do-
naciones, “se consideran negocios onerosos en la medida del valor del
cargo o en el de la justa retribución del servicio prestado: al excedente
152 Curso de técnica notarial

se aplica el régimen de las donaciones”, y 2) el de contratos onerosos


en que el comprador paga más de lo que la cosa vale, o el empleador
retribuye generosamente con exceso a su empleado, y se pregunta:
“¿Cuándo la donación con cargo deja de ser un negocio gratuito para
convertirse en oneroso? ¿Cuándo la desproporción de las prestaciones
convierte el negocio supuestamente oneroso en una donación?” y va-
lora la técnica del codificador al resolver la cuestión en el primer caso
(donaciones con cargo o remuneratorias) aplicando el régimen de las
donaciones al excedente. (BORDA, Guillermo A. Manual de Contratos,
13º Edición actualizada, Ed. Perrot, Bs. As., 1987, pág. 671).
Este criterio se mantiene en la nueva legislación en la medida que se
diferencia la equivalencia de prestaciones y el mayor o menor destino
para lo oneroso o gratuito, dejando ello reflejado en la frase final del
artículo, cuando expresa que “Por la diferencia se aplican las reglas de
las donaciones”.
Además, no hay duda que a las remuneratorias o con cargos, se le
debe sumar las donaciones mutuas, que tienen el mismo nivel de com-
plejidad en la compensación de una con la otra, a pesar de ser actos
separados, como ya lo señalamos al comentar el art. 1560 CCyC.
SPOTA, luego de analizar una y otra donación, concluye en la im-
portancia del distingo para aplicar el régimen de evicción: en cuanto
a la natural exclusión de ésta garantía dispuesta por el artículo 2145
CC, opone la responsabilidad en proporción al importe de los cargos
y el valor de los bienes donados (arts. 2146 inc. 3º y 2149 CC) o de los
servicios recibidos en las remuneratorias (arts. 2146 inc. 4º y 2150 CC).
(SPOTA, Alberto Gaspar, Instituciones…, Vol. VII, págs. 315 y 310 respec-
tivamente).
La aplicación de estos conceptos resulta hoy del artículo 1557 ya
comentado, y al que nos remitimos.
De todos modos, aún cuando el cargo o la remuneración, absorbie-
ra totalmente la cosa donada, no por ello el acto dejaría de ser “dona-
ción” y se aplicaría la forma de las mismas, así como las reglas que rigen
la aceptación, capacidad de los contratantes y revocación. (BELLUSCIO,
Código Civil…, tomo IX, pág. 96).
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 153

La onerosidad condicionará también las acciones de colación y re-


ducción.
Sin embargo, una cosa es la onerosidad o gratuidad; otra la causa
fin de contrato y otra muy distinta el efecto de un contrato cuando
se traba una relación entre legitimarios en perjuicio de otros o entre
extraños.
Para los últimos funcionaban correctamente las diversas clasifica-
ciones de los contratos, en particular la que resultaba del art. 1139 CC,
en que la gratuidad estaba determinada por alguna ventaja indepen-
diente de toda prestación de la otra y del 1169 CC, que consideraba
como tal, sólo la ventaja material y nunca las satisfacciones morales
o de conciencia, puramente extrapatrimoniales que caracterizan a las
donaciones.
Jorge O. LAVALLE COBO, comentando justamente el art. 1139 CC
y tras citar a MESSINEO, dice que “El contrato es gratuito tanto si la
parte obligada se empobrece por transferir un bien que estaba en su
patrimonio (donación) como si renuncia a incorporarlo a él (liberalidad)
o si otorgare una ventaja a la otra parte sin empobrecerse (mandato
gratuito, comodato, etc.)”. (Código Civil y Leyes complementarias. Comen-
tado, anotado y concordado bajo la Dirección de Augusto C. Belluscio,
Ed. Astrea, Bs. As., 1984, Tomo 5, pág. 729).
Recordaba LAVALLE COBO en la página indicada, conforme al art.
1169, que “la ventaja o provecho tiene que ser material, quedando ex-
cluida la satisfacción puramente moral o de conciencia”.
En la nueva legislación, al definir los contratos onerosos y los gratui-
tos, señala el art. 967 CCyC: “Los contratos son a título oneroso cuando
las ventajas que procura a una de las partes les son concedidas por una
prestación que ella ha hecho o se obliga a hacer a la otra. Son a título
gratuito, cuando aseguran a uno o a otro de la contraparte alguna ven-
taja, independiente de toda prestación a su cargo”.
Por su parte, Julio César RIVERA en la obra de LLAMBIAS-ALTERI-
NI, Código Civil Anotado, Tomo III-A, pág. 21, expresaba: “si bien todo
contrato bilateral es oneroso -pues existen obligaciones recíprocas- los
unilaterales pueden ser gratuitos u onerosos… En última instancia, se
154 Curso de técnica notarial

trata de una cuestión relacionada… a la causa final, es decir que, si la


prestación que uno debe cumplir encuentra su causa fin en la que debe
satisfacer la contraparte, se está en presencia de un contrato oneroso;
en caso de que no sea así, el contrato es a título gratuito” (Ed. Abeledo
Perrot, Bs. As., Tomo III-A, pág. 21).
De lo expuesto resulta que la donación con cargo de renta vitalicia
o pensión alimenticia, será un contrato oneroso en la medida del valor,
pero su medida no se conocerá hasta la muerte del cabeza de la renta,
que marcará la extinción de la misma, al igual que en el contrato one-
roso de renta vitalicia.
Al regular el nuevo Código el contrato oneroso de renta vitalicia,
marca una clara distinción con aplicación de reglas subsidiarias, cuan-
do es a favor de un tercero. Dice el art. 1600 CCyC “Si el contrato es a
favor de tercero, respecto de éste se rige en subsidio por las reglas de
la donación, excepto que la prestación se haya convenido de otro ne-
gocio oneroso”.
En ambos funciona el alea y sin embargo son dos contratos distintos.
¿Para qué sirve diferenciarlos y cómo es posible hacerlo?
Si el contrato es “oneroso de renta vitalicia” como todo contrato
oneroso merece las medidas de protección que desarrolla la ley para
el adquirente de buena fe y a ése título, sea para proteger al tercer ad-
quirente de la revocación por fraude, según el art. 967 CC, (hoy art. 338
CCyC) o por las acciones de nulidad o anulabilidad en el caso del art.
1051 CC (hoy art. 392 CCyC) o del heredero aparente con declaratoria de
herederos contra el heredero no incluido en la misma según el art. 3430
CC (hoy art. 2315 CCyC), y en estos casos, la onerosidad abarca todo el
contrato aunque se hubiera pagado una sola cuota de la renta, porque
el alea fue aceptada por ambas partes y frente a ello, se gana o se pierde
según el hecho futuro e incierto de la muerte del cabeza de la renta.
Consideramos que en estos casos el tercero que pretenda atacar
el contrato no podrá hacerlo, salvo que encubriera una simulación o
fraude a los acreedores.
Pero si el contrato es realmente aleatorio (naturalmente oneroso)
poco importa cuánto se pagó como compensación por el bien entrega-
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 155

do por el deudor contra el que se quiere accionar en mérito al supuesto


perjuicio que el acto hubiera ocasionado a sus acreedores.
En cambio, si se trata de un acto naturalmente gratuito -como es
la donación- las acciones de los acreedores prosperarán como contra
cualquier acto gratuito, limitado al derecho del que pagó la renta como
cargo, en la medida de su aporte.
Consideramos que allí está la diferencia y para distinguir uno de
otro, amén de lo que se diga por la letra del contrato, habrá que atener-
se a la intención de las partes, y fundamentalmente a la causa fin que
le sirviera de fundamento.
Así resulta del art. 1061 CCyC cuando se refiere a la intención común
en el contrato, en el que hay que aplicarlo junto al principio de la buena
fe y del art. 281 CCyC en que “la causa es el fin inmediato autorizado por
el ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la voluntad…”.
Pero el problema de la distinción, se plantea más seriamente, cuan-
do los que se oponen al acto, no son los acreedores, sino otros legi-
timarios, por tratarse de un acto entre padres e hijos, con desplaza-
miento de otros, porque aquí funciona entonces la presunción del art.
3604 CC, hoy desarrollado en el art. 2461 CCyC y aún hasta la propia
onerosidad (monto de la renta pagada en venta con cargos de este
tipo) se presumirán gratuitas salvo que los herederos no beneficiados
hubieran consentido en la enajenación.
Con relación a la intención, es el elemento preponderante para es-
tablecer la naturaleza del contrato. La jurisprudencia ha dicho: “Si el con-
trato contiene algo de oneroso y de gratuito a la vez, su carácter se fijará
por el elemento que predomine, salvo la intención expresa o implícita de
los contratantes” (LLAMBIAS, Código Civil… cit. pág. 23, LL 3-281).
La intención expresa está en la declaración de voluntad que encua-
dra el acto conscientemente y en la letra de su texto, como donación
con cargo o contrato oneroso de renta vitalicia. Y ese carácter expreso y
expresado, es superior a toda referencia económica como pudiera ser
la que resulta de la mayor o menor onerosidad, salvo, reiteramos, que
hubiere una voluntad oculta o reserva mental simulada o fraudulenta,
en perjuicio de los acreedores o herederos legitimarios.
156 Curso de técnica notarial

En cuanto al hecho económico en sí, tiene valor ante la falta de una


referencia expresa.
En definitiva, el tratamiento de estas cuestiones están signadas por
reglas precisas de interpretación como las desarrolladas en el capitulo
X del Título II (De los contratos en general) arts. 1061 a 1068 y como la
buena doctrina, necesita siempre del caso particular en que el contrato
toma vida, la conducta es la materia primera de toda interpretación,
antes que el contenido mismo de la legislación que resuelve casos en
abstracto.
El trialismo, ante la norma, conducta y valor, tendrá el mejor caldo
de cultivo para la aplicación de las doctrinas filosóficas.

Artículo 1565. Donaciones inoficiosas. Se considera inoficiosa la


donación cuyo valor excede la parte disponible del patrimonio del
donante. A este respecto, se aplican los preceptos de este Código
sobre la porción legítima.

Aunque esta materia deberá desarrollarse en profundidad al tratar


de la legítima de los herederos legitimarios, por cuanto la “inoficiosidad”
tiene por principal objeto proteger a los herederos en su porción, vamos
a tratar de trazar algunas líneas que anticipen la problemática a resolver.
El artículo 2444 CCyC dice que “Tienen una porción legítima de la
que no pueden ser privados por testamento ni por actos de disposición
entre vivos a título gratuito, los descendientes, los ascendientes y el
cónyuge”.
Si bien la nueva legislación disminuyó esa porción reservada a los
legitimarios, no por ello modificó la protección, e incluso incorporó una
protección especial como mejora para herederos con discapacidad
(art. 2448 CCyC).
Se mantienen las reglas de la colación, como acción de valor entre
los mismos legitimarios (art. 2385 CCyC) y se autoriza la dispensa de
colación, no solo por la vía extrema del testamento del art. 3484 CC,
sino que se permite pactarlo expresamente en la misma donación. Se
admite asimismo la “reducción” por el valor excedente de la porción
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 157

disponible. En esta materia de donaciones inoficiosas, el artículo 2386


establece que “La donación hecha a un descendiente o a un cónyuge,
cuyo valor excede la suma de la porción disponible más la porción le-
gítima del donatario, aunque haya dispensa de colación o mejora, está
sujeta a reducción por el valor del exceso”.
Si bien la norma genera cierta incertidumbre en esta materia, por
cuanto al momento de la donación no se puede conocer si la misma
afecta a la legítima, más sorprende aún que no se haya tenido en cuen-
ta el distinto tratamiento que merecen las donaciones entre legitima-
rios de las que son a extraños, que nada tienen que ver con el futuro
patrimonio sucesorio, y razonablemente es donde se debe proteger la
legítima a ultranza.
El problema ya lo teníamos con la acción reipersecutoria prevista en
el art. 3955 del CC, pero limitado a las donaciones de inmuebles, ahora
extendido a todos los bienes registrables.
Esta extensión, resulta del art. 1552 CCyC, cuando exige la escritura
pública, bajo pena de nulidad, de las donaciones de cosas inmuebles,
así como de las cosas muebles registrables y de las prestaciones perió-
dicas o vitalicias.
Respecto de estas últimas, parece no tener sustento lo de la acción,
por cuanto no son cosas de circulación que puedan subadquirirse, y
por tanto perseguirse, mientras que los dos primeros supuestos, confi-
guran un concepto de materialidad circulatoria, en las que se pretende
materializar la acción para recuperar en ella el valor que lesionara la
legítima del heredero reclamante.
Es decir, que no es propio de la donación, el contenido persecutorio
de la acción, sino la calificación por el medio que corresponda, de la
procedencia de la reducción, y esta como tal, podría ser en valores o en
los bienes según el caso.
Incluso el propio artículo 2458 CCyC que dispone y regula sobre la
acción reipersecutoria, tiene en el segundo párrafo una atenuación im-
portante, al establecer que “el donatario y el subadquirente deman-
dado, en su caso, puede desinteresar al legitimario satisfaciendo en
dinero el perjuicio a la cuota legítima”.
158 Curso de técnica notarial

Indudablemente, reconoce el daño que causa en los intereses de los


involucrados, la restitución de la cosa misma y lo atenúa, permitiendo
el cumplimiento con la entrega del valor correspondiente, siguiendo así
los mismos preceptos que en materia de colación, se establece para las
donaciones a legitimarios.
Por ello decíamos en nuestra obra sobre Donaciones, partiendo de
un supuesto habitual en las donaciones de padres a hijos que “Desde lo
notarial, preocupa la observabilidad que pudiera tener un título donde
los padres hacen donación a dos de sus cuatro hijos, tanto por el acto
en perjuicio de los no beneficiarios frente a la lesión a la legítima, como
en cuanto a la responsabilidad profesional, por falta de información
suficiente a los otorgantes”.
La preocupación tiene su razón de ser desde la vieja doctrina que
conceptuaba toda donación como activante de la acción reipersecuto-
ria del art. 3955 del CC, sea a herederos legitimarios como a extraños.
(BORDA Guillermo A, Tratado de Derecho Civil, Sucesiones, Ed. actualiza-
da, Tomo II, pág. 156/158).
Agregamos a este supuesto que nos planteáramos durante la vi-
gencia del CC velezano, que el conflicto que genera la donación a legi-
timarios es totalmente ajeno a las situaciones simples de donaciones
a extraños, por cuanto el conflicto puede plantearse mediante com-
pensaciones que se hicieran al momento de la donación o mediante
actos anteriores y cuya determinación en valores puede llegar a ser
altamente conflictiva. Prueba de ello es la actual regulación de los artí-
culos 2391 CCyC sobre beneficios hechos al heredero y del 2392 sobre
beneficios excluidos de la colación. En el primer supuesto, tanto los
descendientes como el cónyuge supérstite, hoy incluido en la colación
de donaciones, están obligados a colacionar “los beneficios recibidos
a consecuencia de convenciones hechas con el difunto que tuvieran
por objeto procurarles una ventaja particular” situación esta que sue-
le presentarse cuando el beneficiado colabora en tareas laborales,
comerciales, societarias, etc. con su ascendiente y puede premiarlo
por la ayuda recibida de modos tan particulares y diversos, en que la
onerosidad del beneficio es de dudosa valoración o entra en el campo
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 159

de lo extrapatrimonial.
Claro que podría evitarse la disputa fijando un valor al beneficio y
hacer dispensa de atribuirlo a su porción hereditaria, computándolo
como mejora, pero si además, se trata de un heredero con discapa-
cidad, el problema se agudiza, por cuanto la misma ley, en el artículo
2448 CCyC establece una mejora especial para él, conceptuada por el
medio que el causante estime conveniente, entendido como mejora
estricta, por encima de la porción disponible.
Debilitar el efecto de esta donación y darle un efecto reipersecuto-
rio, cuando se trata de una cuestión familiar tan especial y de ribetes
tan particulares, parece excesivo.
Por otra parte, al excluir el nuevo código de la colación ciertos actos,
no lo hace en forma rotunda, y deja abierto supuestos en que la misma
procede, como cuando el art. 2392 CCyC señala que deben ser excep-
tuados de la exclusión prevista los gastos “por la educación y capaci-
tación profesional o artística de los descendientes, “ cuando sean des-
proporcionados con la fortuna y condición del causante, o cuando
los gastos de boda o presentes de uso, exceden de lo razonable, o por
el pago de primas del seguro de vida que benefician directamente al
heredero cuando son pagadas por el causante hasta la concurrencia
del premio cobrado, o cuando se trata de dinero empleado por el cau-
sante para establecer al coheredero o para el pago de sus deudas.
Todo esto es motivo de tratamiento muy especial, que se resolverá
en el momento de formación de la cuenta particionaria, pero de una
complejidad tal, que el resultado sólo podrá verse al momento de la
partición y que debe necesariamente considerarse en “valores” tal como
resulta del art. 2396 CCyC cuando expresa que “La colación se efectúa
sumando el valor de la donación al de la masa hereditaria después de
pagadas las deudas, y atribuyendo ese valor en el lote del donatario”.
Estas inquietudes se plantearon en el Código velezano, pero la doc-
trina y la jurisprudencia fue morigerando los efectos de aquella acción
reipersecutoria, atento a la notable diferencia que hay entre una do-
nación con reversión o cargos, donde la causa de la revocación está
contenida en la misma escritura, y aquella en que siendo irrevocable
160 Curso de técnica notarial

y sin cargos o condiciones, transmite la cosa libremente. Tales supues-


tos protegerían entonces al tercero adquirente, tal como lo señalaba
Baldomero LLERENA, en Concordancias y Comentarios del Código Civil
Argentino, 2a. Edición, tomo décimo, pág. 436/37, Ed. Peuser, 1903.
FORNIELES fijó el límite entre las distintas donaciones, partiendo de
la colación en valores: “A primera vista, parece poco conforme con los
preceptos legales que rigen la reducción, porque los arts. 1830, 1831,
1832, 3600, 3601 y sobre todo el 3955, no distinguen. Sin duda, mien-
tras la donación quepa dentro de la legítima, no hay dificultad, pero
es admisible que la sobrepase y aún que abarque todos los bienes del
donante. ¿Por qué no reducirla con los mismos efectos que ante ter-
ceros? Es que se interpone un argumento de mucha fuerza, a saber,
que según el art. 3477, los herederos forzosos a quienes se hace una
donación, deben reunir a la masa los valores dados en vida por el di-
funto. Nuestro Código ha organizado la colación en forma tal, que las
cosas donadas a un heredero forzoso quedan irrevocablemente de su
propiedad y sólo se considera el valor de ellas en la cuenta de partición.
Ahora bien: como hasta el día de la muerte del causante no es posible
saber si el anticipo hecho a un heredero forzoso cabrá dentro de su
legítima o herirá las legítimas de las otras partes, el propósito de la ley,
que es el de dejar irrevocablemente el dominio en cabeza del heredero
forzoso donatario, se vería destruido si este hecho dependiera de la
cuantía de los bienes donados” (FORNIELES, Salvador, Tratado de las
Sucesiones, Tomo II, 3a. Edición, pág. 194/95, Ed. Ediar, Bs. As.).
El principio de “irrevocabilidad” de las donaciones continúa tan vi-
gente en el nuevo código como en la época del Código velezano, en
tanto el artículo 1569 CCyC establece que “La donación aceptada sólo
puede ser revocada por inejecución de los cargos, por ingratitud del
donatario, y, en caso de habérselo estipulado expresamente, por su-
pernacencia de hijos del donante”, con lo que las conclusiones de FOR-
NIELES tienen hoy total vigencia.
LÓPEZ DE ZAVALÍA consideraba por su parte que la acción del art.
3955 del CC no tiene carácter de “reivindicatoria” y tampoco es acción
real, debiendo hacerse la reducción en valores. (LÓPEZ DE ZAVALÍA,
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 161

Fernando. Teoría de los Contratos, Tomo 2, Parte Especial, I, pág. 535/39,


Ed. Zavalía, Bs. As. 1985).
Queda claro entonces que una cosa es la acción reipersecutoria,
perfectamente diferenciada de la acción de reducción, que es natu-
ralmente personal y en valores, salvo cuando fuera posible perseguir
la cosa y lo justifique la naturaleza del acto, como cuando se trata de
donatarios extraños, que nada tienen que ver con la partición de una
herencia afectada por el acto gratuito, o la defensa de la legítima del o
los herederos legitimarios.
No hay reipersecusión posible fuera de los supuestos contemplados
y ampliados en el nuevo Código, comprendiendo inmuebles y muebles
registrables, y un planteo particular que se debe hacer es en cuanto a
los derechos, como es el clásico ejemplo de la cesión de derechos here-
ditarios, que comprenden derechos sobre la universalidad y no sobre
cosas materiales. Si bien a nivel local se ha previsto la registración de
cesiones de derechos hereditarios, el nuevo código no lo contempla
expresamente como registrables, y sólo establece que el momento a
partir del cual produce efectos, es desde que la escritura pública que la
contiene se incorpora al expediente sucesorio (art. 2302 inc. b, CCyC).
Tampoco es posible cuando la cosa se pierde, y si lo es por culpa
del donatario, este debe su valor (art. 2455 CCyC párrafo primero). Y si
perece sin su culpa, el valor de lo donado no se computa para el cálculo
de la porción legítima (artículo citado, párrafo segundo), pero si perece
parcialmente por su culpa, se debe la diferencia de valor, y si perece
parcialmente sin su culpa, se computa el valor subsistente (artículo ci-
tado, párrafo tercero).
Pero la incertidumbre sobre la persecución de la cosa misma, esta
dado en el art. 2454 CCyC en los tres supuestos sobre efectos de la
reducción de las donaciones: en el primero, si la reducción es total, la
donación queda resuelta. En el segundo, si es parcial, por afectar sólo
en parte la legítima, el donatario puede impedir la resolución, si el bien
es divisible, por división entre legitimario y donatario. Si es indivisible,
la atribución de la cosa será para aquél a quien corresponda una por-
ción mayor, con un crédito a favor de la otra parte por el valor de su
162 Curso de técnica notarial

derecho. A esto se agrega el párrafo siguiente, en que también puede


impedirse la resolución “entregando al legitimario la suma de dinero
necesaria para completar el valor de su porción legítima”.
Resulta por demás evidente que se trata de una acción personal, en
la generalidad de los casos, nunca real, y que la persecución afecta la
seguridad en las transacciones que tienen título con antecedentes de
esta naturaleza.
ZANNONI considera que si bien la mentada acción es personal, tie-
ne efectos reales y, transferido el bien a un tercero, procede la reiper-
secusión de la cosa, salvo que el tercero compense su valor. (Eduardo
ZANNONI, Derecho de las Sucesiones, Vol. I, pág. 402 y ss. Ed. ampliada,
Ed. Astrea, Bs. As.).
A su vez, SPOTA limita el efecto reipersecutorio sólo a los títulos pro-
venientes de donaciones a terceros, excluyendo los casos de donacio-
nes a legitimarios protegidos por la colación: “...la pretensión reiperse-
cutoria del art. 3955 no comprende este supuesto de colación, porque
los demás herederos cuentan con la acción personal contra el heredero
donatario, pero no contra los terceros adquirentes del inmueble. Toda
vacilación sobre el ámbito de aplicación del art. 3955 debe resolverse
sobre la base de una interpretación restrictiva de esta norma a fin de
no aumentar los supuestos de títulos imperfectos que constituyen
una rémora para el tráfico jurídico” (pág. 324), señalando que “En
vías de reformas al CC, debe otorgarse a la pretensión de reducción
un carácter de acción no reipersecutoria, sino meramente personal;
sólo si el poseedor actual del inmueble tuvo el bien a título gratuito
esa pretensión accionable puede ejercerse contra este subadquirente
Es la solución propuesta por Bibiloni (art. 3175, Apr.) que luego es
recogida por el Proyecto de reformas del año 1936 (art. 2014, Pr.)”
(pág. 320).
Y agrega SPOTA: “Como se expresa en la n. art. 3175, Apr, la acción
de reivindicación que el art. 3955 autoriza, es incompatible con un
sistema razonable de publicidad y de crédito” (pág. 321) (SPOTA,
Alberto Gaspar. Instituciones de Derecho Civil. Contratos. Vol. VII, págs.
320/324, Ed. Depalma, Bs. As., 1982).
MÓDULO 4 - Escrituras de donación 163

A los citados por SPOTA en la nota anterior debe sumarse el Ante-


proyecto de 1954, que en su art. 696 establecía: “Cuando la legítima
resulte lesionada, los damnificados podrán demandar a los beneficia-
rios de mejoras o donaciones inoficiosas para que estos restituyan el
valor que excediese la porción disponible del causante. La acción será
personal, pero procederá también contra los sucesivos adquirentes a
título gratuito de los bienes cuyo valor corresponda incluir en la legíti-
ma lesionada, hasta la concurrencia del enriquecimiento obtenido por
los demandados. El beneficio de estos se computará al tiempo de la
apertura de la sucesión pero si fuese menor a la fecha de la donación
se estará al valor de entonces”.
De la evolución de la doctrina, y la afirmación de la colación en valor,
queda un amplio margen de razonabilidad en la interpretación de la in-
observabilidad de los títulos provenientes de donaciones a legitimarios.
Si bien la presencia de los herederos no beneficiarios, no permite
hacerlos renunciar o desistir a ninguno de sus derechos como herede-
ros (art. 1175 CC), hoy ratificado por el art. 2449 CCyC que establece la
“irrenunciabilidad” de la porción legítima de una sucesión no abierta
y del art. 1010 del CCyC, aunque ciertos acuerdos protegen la buena
fe contractual mediante la notificación de la situación creada ante el
desprendimiento patrimonial gratuito del donante. Sin embargo, hoy
se admiten, conforme al segundo párrafo del art. 1010 CCyC pactos
relativos a una explotación o a participaciones societarias de cualquier
tipo, con miras a la conservación de la unidad de la gestión empresaria
o a la prevención o solución de conflictos, en cuyo caso, “pueden in-
cluir disposiciones referidas a futuros derechos hereditarios y es-
tablecer compensaciones a favor de otros legitimarios. Estos pac-
tos son válidos, sean o no parte el futuro causante y su cónyuge, si
no afectan la legítima hereditarias, los derechos del cónyuge ni los
derechos de terceros”.
Haya o no compensación en valores, en definitiva, la donación, si no
contiene cláusula de mejora, que podría resultar de la misma donación
o del testamento del causante a tenor de lo dispuesto por el art. 2385
CCyC, tiene el carácter de un anticipo de herencia, la que, al momento
164 Curso de técnica notarial

de la muerte del causante, se integrará en la masa del sucesorio para


compensar cuentas en valores, pero nunca mediante la reclamación de
la cosa, tal como resultaba antes del art. 3477 en su texto actualizado
por la reforma de la ley 17.711, y ahora del art. 2385 y cc. del CCyC.
Y si contuviera esa mejora, se limitaría a la porción disponible sin
por ello afectar la naturaleza del título. Del art. 2451 CCyC resulta que
“El legitimario a quien el testador le ha dejado, por cualquier título, me-
nos de su porción legítima, solo puede pedir su complemento” y por
tanto, se está refiriendo al valor para cubrir su parte.
En consecuencia, el acto es inobjetable, tanto en el Código velezano
como en el actual. De ellos deriva un título perfecto, y ninguna imputa-
ción podrá hacerse por autorizar tal acto el escribano.
Dejamos sentada nuestra opinión que el efecto reipersecutorio tie-
ne plena vigencia en las donaciones a extraños, pero las que se otor-
guen entre legitimarios merecen una reflexión profunda del daño que
pueden causar en la circulación de los títulos con ese origen y en la
armónica solución de los conflictos familiares.

NOTA: el autor advierte que el comentario a los artículos siguientes,


1566 a 1573 CCyC, fue publicado en el Cuaderno del curso de técnica
notarial, correspondiente al Módulo 2, referido a escrituras de transmi-
sión de dominio.
ÍNDICE

Donación a herederos legitimarios en el Código Civil y Comercial


de la Nación................................................................................................... 7
Posibilidad actual de aceptar ofertas de donación, si el donante
falleció durante la vigencia del Código Civil derogado...........................21
Donaciones
Parte I
Alegato sobre la perfección de la donación a legitimarios.
Donaciones de ascendientes a descendientes. Perfección del título.
Distinción con las donaciones a extraños...............................................29
Parte II
Comentario a los artículos 1542 a 1565 CCyC. Donación a
herederos legitimarios en el Código Civil y Comercial de la Nación.... 73
Impreso en el Taller de Producción Gráfica
del Colegio de Escribanos
de la Provincia de Buenos Aires.

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