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CUASICONTRATOS

Los cuasicontratos se definen como "hechos voluntarios no convencionales, lícitos que


generan obligaciones".

El cuasicontrato se diferencia de los contratos en el elemento voluntario que debe concurrir


en el contrato, ósea, en el cuasicontrato no interviene un acuerdo de voluntades entre los
contratantes.

El cuasicontrato se diferencia también de los delitos en el elemento de licitud. Cuando el


hecho genera una obligación y el hecho propiamente tal es licito estamos en presencia de
un cuasicontrato, cuando el hecho que genera una obligación es ilícito estamos en presencia
de un delito civil.

Como ya advertíamos en el inicio de este apunte, los juristas romanos pudieron observar
que existían obligaciones que no nacían del contrato ni tampoco del delito, por lo que a
estas instituciones se les denomino cuasicontratos.

Sin perjuicio de lo anterior, los juristas romanos solo trataron de justificar


la fuerza obligatoria de estas obligaciones, por lo que ha sido la doctrina moderna la que se
ha encargado de regularlas en el ordenamiento jurídico positivo.

LOS CUASICONTRATOS. El Código Civil se refiere a dos clases de cuasicontrato, el


pago de lo indebido y la gestión de negocios, y la jurisprudencia ha añadido un tercer
cuasicontrato, el enriquecimiento injusto o sin causa. Todos estos cuasicontratos tienen un
elemento en común: una persona ha recibido, directamente o a través de un tercero, un
beneficio de otra persona, con la que no tiene vínculo contractual. La diferencia entre ellos,
a grandes rasgos, estriba en que, cuando el beneficio consiste de un pago estamos en
presencia de un pago de lo indebido; cuando consiste de un servicio, estamos ante una
gestión de negocios; y cuando consiste en el desplazamiento de un bien de un patrimonio a
otro, estamos ante un enriquecimiento injusto. En ningún caso el beneficio es el efecto de
una liberalidad. El que ha conferido el beneficio trata de obtener, a través de la acción
cuasicontractual, el pago del valor del beneficio o el pago de los gastos en que ha incurrido.

15.2 - EL PAGO DE LO INDEBIDO. La acción de pago de lo indebido, reglamentada por


los artículos 1376 y 1377 del Código Civil, es la descendiente de la condictio indebiti del
derecho romano, que. trataba de los pagos hechos por error, mientras otras condiciones
proporcionaban remedios por pagos indebidos hechos por otras causas. La condictio ob
turpem causam permitía recuperar un pago extorsionado bajo amenaza o hecho para
obtener la devolución de una cosa robada. Otra, muy similar a ésa, la condictio ob injustam
causam, permitía la recuperación de sumas pagadas en exceso del límite de la usura
(Monier, ob. cit, vol 2, no. 159). La acción de pago de lo indebido del Código Civil es ajena
a estos otros casos donde procedía en Roma la restitución, pero la jurisprudencia ha
remediado a esta deficiencia.

La computarización de las operaciones comerciales, en lugar de disminuir los casos de pago


de lo indebido, los ha multiplicado enormemente. Se cancela una póliza de seguro médico,
pero la compañía de seguros sigue efectuando los pagos requeridos por los hospitales y los
médicos, porque ningún empleado ha digitado la cancelación de la póliza. De modo similar,
una compañía de seguros de responsabilidad civil o de daños omite cancelar una póliza por
falta de pago de primas e indemniza la víctima de un accidente o de un incendio. Se muere
el beneficiario de una pensión vitalicia, pero nadie se lo informa a la Seguridad Social o a la
empresa privada de servicio de pensiones, que sigue depositando los pagos mensuales a la
cuenta del difunto. Los bancos pagan los cheques presentados por la cámara de compen-
sación sin verificar las firmas, con lo cual hacen pagos de lo indebido a los falsificadores.
Asimismo los bancos pagan los vouchers de las tarjetas de crédito perdidas o robadas, no
solamente antes de haber recibido el aviso de pérdida de la tarjeta, sino a veces después por
falta de digitación del aviso. Debido a errores de facturación, usuarios de teléfonos pagan
llamadas hechas desde un teléfono que no es el suyo. A veces los errores en los pagos se
descubren mucho tiempo después de haberse cometido.
15.3-LA REGLA DEL CÓDIGO CIVIL. El Código Civil dedica dos artículos al pago de lo
indebido, con la misma regla, dada desde dos ángulos distintos. El artículo 1376 enfoca la
situación del que recibe un pago de lo indebido, obligándolo a restituirlo. El artículo 1377
enfoca la situación del que ha hecho el pago de lo indebido y le da derecho a la restitución.
Este último artículo menciona expresamente el error como elemento de la restitución y,
hasta hace poco, la jurisprudencia y la doctrina requerían en todo caso que el que reclamaba
el pago de lo indebido hubiese actuado por error, y se le imponía la carga de probar su
error. Se razonaba que el que hace un pago sin que hubiese un error de su parte tiene
necesariamente que haber tenido una intención de liberalidad. Pero, como lo dijo un autor,
presumir que los bancos y demás instituciones, cuando no pueden probar sus errores, hacen
pagos con intención de liberalidad descansa "más sobre un deseo imaginario que sobre una
realidad fundada en la experiencia" (Chevallier en RTD civ.1966.284).

15.4 LA ELIMINACIÓN DEL ERROR. El Pleno de la Corte de Casación, en su sentencia


del 2 de abril de 1993, resolviendo una diferencia entre las salas, eliminó la necesidad de
probar el error (Grands arrets No. 226). Al tomar la decisión de liquidar una parte de su
personal, una sociedad había ofrecido pagar una prima, en adición a la prestación exigida
por la ley, a los empleados que voluntariamente renunciaban a sus empleos. Al pagar las
primas a estos empleados, la empresa hizo la retención de la cotización correspondiente a la
Seguridad Social. Semanas después se rindió una sentencia de la Corte de Casación,
declarando que las primas que los patronos pagaban por encima de las prestaciones
laborales estaban exentas de la cotización a la Seguridad Social. La empresa solicitó
entonces a la Caja de Seguridad Social la devolución de las primas, alegando que fueron
pagadas por error. Negándose a devolver las cotizaciones, la Seguridad Social argumentaba
que no había habido ningún error de parte de la empresa, puesto que, en la época en que se
hicieron, las cotizaciones eran obligatorias. Obviando hábilmente la cuestión de si había
habido o no un error en el pago, la Corte declaró que, como las cotizaciones no eran
debidas en virtud de la sentencia que así lo había declarado, la sociedad que las pagó tenía
derecho, sin ninguna otra prueba, o sea, sin la prueba del error, a obtener su restitución.

Con la eliminación de la necesidad de probar el error en un caso como el asunto de la


sentencia, en que el receptor no tenía derecho al pago, la Corte de Casación amplió el
ámbito del pago de lo indebido, que ahora abarca, no solamente los pagos hechos por error,
sino todo pago hecho a una persona sin derecho a recibirlo.

15.5 - LA RESTITUCIÓN DE LOS PAGOS ILÍCITOS. La eliminación del error cuando el


pago se hace a una persona sin derecho a recibirlo sirve de soporte a la decisión de la
Suprema Corte dominicana en un asunto en que un comprador de pollos, en una época en
que este producto estaba sometido a Control de Precios, reclamaba, en una acción de pago
de lo indebido, la devolución de la diferencia entre el precio que el vendedor le había
exigido y el precio permitido por la autoridad. La Corte dejó proceder la demanda,
estimando que el precio pactado constituía una maniobra para alterar el precio oficial
(B.J.960.195). La Suprema Corte consideró que era necesario permitir la devolución del
excedente para dar efecto a la ley. Aunque no expresó la tesis de que la repetición del pago
de lo indebido a una persona que no tiene derecho a recibirlo no requiere la prueba de que
se hizo por error, el efecto de su sentencia está en concordancia con este principio, puesto
que dejó proceder la acción de pago de lo indebido sin que hubiese habido error de parte
del comerciante que pagó el precio excesivo. El pago de intereses excesivos hecho por el
deudor de un préstamo usurario cae en la misma categoría que el pago de un precio en
exceso del precio de control. Allí también procede la restitución para dar efecto a la
finalidad perseguida por la ley aun cuando no haya error de parte del prestatario.

15.6 - LOS PAGOS EXTORSIONADOS. La existencia de un error tampoco .se requiere


para la restitución de los pagos que han sido extorsionados. Las empresas de distribución de
electricidad en ocasiones han exigido a sus clientes pagos estimados o pagos atrasados no
justificados. En estos casos, el usuario se ve presionado de pagar por la amenaza de la
compañía de corriente eléctrica si la factura no es pagada dentro de un plazo perentorio.
Cuando el usuario hace el pago para evitar el corte, lo hace con pleno conocimiento de su
situación y sin ningún error. Esta circunstancia no impide que proceda su demanda en
devolución basada en el principio del pago de lo indebido, a suponer que la reclamación de
la empresa distribuidora de electricidad carezca de base.
15.7 - LA ELIMINACIÓN DE LA NEGLIGENCIA. Cuando el pago se hace a una persona
que no tiene derecho al pago, la negligencia del solvens no lo priva del derecho a la
restitución. Verbigracia, después de haber recibido la notificación de una cesión de crédito,
el deudor paga al cedente. Su descuido, al no haber tenido en cuenta la notificación, no
obsta para la restitución de lo pagado al cedente. Además, el que hizo el pago puede no
haber sufrido ningún daño y, sin embargo, tiene derecho a la restitución. Como parte del
precio de una mercancía, un detallista pagó a su mayorista un impuesto al valor agregado
del que esa mercancía estaba exenta, y después repercutió su costo total a los consumidores.
El detallista tuvo derecho frente al mayorista a la devolución del impuesto que pagó,
aunque ese pago no hubiese disminuido su activo neto (RTDciv.1999.103).

15.8 - EL PAGO ILÍCITO. Siempre quedará, frente a la acción de pago de lo indebido, la


excepción de la ilicitud del pago, según el conocido refrán nemo auditur turpitudinem
propriam allegans. El que ha pagado una deuda de juego no podrá obtener la devolución de
su dinero, aun cuando lo haya hecho por error O bajo amenaza. Sin embargo, cuando la
ilicitud consiste en hacer un pago de intereses usurarios o de un precio superior al precio de
control, aunque el prestatario y el comprador participan en la ilicitud, la repetición procede
porque la ley pone la carga de la ilicitud sobre la parte que la aprovecha,el prestamista o el
vendedor, no sobre la parte víctima de la ilicitud.

15.9- MANTENIMIENTO DEL ERROR CUANDO EL PAGO SE HACE AL


ACREEDOR. La manera de conciliar la nueva jurisprudencia con el texto del artículo 1377
(persona se cree deudora por error ... ") consiste en separarlo del artículo 1376, que no hace
ninguna referencia al error del pagador. La sentencia de la Corte de Casación del 2 de abril
de 1993, precitada, se refería a un caso en que el receptor no tenía derecho al pago. Fue una
aplicación del artículo 1376, que rige los casos en que el pago se hace a una persona que no
es acreedora.

Por otra parte, el artículo 1377 rige los casos en que el pago se hace al acreedor verdadero,
pero por una persona que no es su deudor (RTD civ.1993.820, RTD civ.1994.101). En
estos casos, se requiere la prueba del error para obtener la restitución del pago. La
diferencia se justifica desde el punto de vista del receptor del pago. En el primer caso, al no
tener derecho de recibir el pago que se le hace, el accipiens que pretende conservarlo es de
mala fe, lo que justifica que tenga que restituir el pago sin más prueba que el hecho de
haberlo recibido; mientras que, en el segundo caso, el accipiens recibe un pago al que tiene
derecho y se requiere una persona dotada de una situación más merecedora para arrancarle
el pago mal hecho. El tercero que, sin ser deudor, paga al acreedor verdadero puede haber
tenido uno de estos cuatro motivos: 1) puede haberse equivocado de acreedor (hipótesis del
artículo 1376), 2) puede haber pagado porque tenía un interés en la obligación, en cuyo
caso queda subrogado por ley en los derechos del accipiens, 3) puede haber gestionado un
negocio del deudor, o 4) puede haber tenido una intención liberal. La subrogación excluye
el error, porque el solvens recibe por ley una transferencia a su favor de los derechos del
accipiens. Gracias a esta transferencia puede accionar contra el deudor. No hay razón para
que pueda además pedir la restitución al accipiens, porque tenía un interés personal en el
pago que hizo, interés que hace inverosímil que se haya equivocado al hacer el pago. El
gestor de negocios está en la misma situación que el que se subroga porque ya que obra con
intención de ser reembolsado por el deudor. El que paga al acreedor con intención de
liberalidad, está gratificando al deudor. El único caso en que procede la restitución contra
los acreedores cuando el pago se hace por error. Aunque para la nulidad de un contrato
celebrado bajo la influencia del error se requiere que el error sea inexcusable, este requisito
no aparece cuando lo que se pretende anular no es un contrato, sino un pago.

15.10 - LA DESTRUCCIÓN DEL TÍTULO. La acción de repetición por error contra el


acreedor que tenía derecho al pago se debilita por lo dispuesto en la segunda oración del
artículo 1377, según la cual" este derecho cesa en el caso en que el acreedor ha suprimido
su título por consecuencia del pago". Se parte aquí de la premisa de que el acreedor no se
daba cuenta del error del solvens y, recibiendo de buena fe el pago, destruyó su título, es
decir, el documento en que constaba su crédito. En esta hipótesis, si el accreedor se viese
obligado a restituir el pago, estaría en la imposibilidad de accionar contra su verdadero
deudor por falta de prueba. La jurisprudencia extiende este impedimento a los casos en que
el acreedor ha renunciado a las garantías que tenía frente al deudor (Ver anotación No. 6 al
arto 1377 del Código Civil anotado de Dalloz). Pero la hipótesis de que el acreedor ignore
quien le hace un pago no es muy verosímil. Si se daba cuenta del error del solvens, no se
justifica que pueda rehusarse a devolver el pago, alegando que destruyó su título .. Por otra
parte, si destruyó su título deliberadamente, con el propósito de evitar tener que devolver el
pago, su acto estaría corrompido por el fraude.

15.11 - EL INDEBIDO ENTRE TRES. El pago de lo indebido hecho a un tercero que no es


acreedor (hipótesis del artículo 1376) perjudica al acreedor verdadero. La jurisprudencia ha
vacilado para decidir si el verdadero acreedor tiene en este caso una acción directa contra el
tercero receptor del pago o si se debe proceder en dos tiempos, con una primera acción por
el solvens contra el accipiens en restitución del pago indebido seguida de una segunda
acción del acreedor, que no ha sido pagado, contra su deudor. En un artículo intitulado
L'indu a trois (RTD civ 2003.427), Vlncent Perruchot- Triboulet menciona varios asuntos
de clase. La serie de sentencias comienza en 1871. El destinatario de un cargamento, sobre
quien pesaba la obligación de pagar el flete, hizo un pago a la compañía de ferrocarril.
Debido a un error de facturación, este pago abarcaba no solamente la parte del transporte
efectuada por ferrocarril, sino también el trecho final hecho por camión. Al negarse el
destinatario a liquidar la factura del camionero, éste demandó a la empresa de ferrocarril.
La Corte condenó a esa empresa a restituir al camionero el importe indebidamente
percibido.

Una solución contraria apareció en 1914, cuando la Corte de Casación vió el asunto de un
municipio que había recibido del Estado un subsidio que legalmente correspondía al
municipio vecino. El municipio que tenía derecho al subsidio demandó al municipio que
por error lo había embolsado. Su acción fracasó en razón de que los artículos del Código
Civil relativos al pago de lo indebido contemplan solamente la acción intentada en
devolución del pago por el pagador contra el receptor.

Obviamente las dos sentencias se contradicen. Una sentencia más reciente corrobora esta
última. El médico recibió de la compañía de seguros de su paciente el pago de un servicio
no cubierto por la póliza. Se decidió que la compañía de seguros no tenía acción contra el
paciente que se había beneficiado del pago, sino solamente una acción de pago de lo
indebido contra el médico (RTD civ.l994.1ü2).

Otros asuntos de la misma índole, citados por el autor del artículo sobre L'indu a trois,
también se han presentado. 1) Creyendo que las grietas que aparecieron en una casa eran el
resultado de una sequía, la compañía de seguros indemnizó al propietario, cuando después
se reveló que fueron el efecto de un vicio de construcción. La compañía de seguros pudo
reclamar el pago al constructor. 2) Un médico recibió el pago de su servicio de su paciente,
que fue reembolsado por su aseguradora. Después la aseguradora pagó el mismo valor a un
acreedor del médico, que le había notificado un embargo retentivo. La aseguradora dirigió
su acción contra el médico en lugar de demandar al embargante. Estos asuntos citados por
el autor de este artículo justifican su conclusión de que "la jurisprudencia parece hoy
admitir la posibilidad de una acción directa contra el accipiens intelectual", expresión con
la cual designa al que fue beneficiado por el pago. Pero no todos estos asuntos se
resolvieron en base a la teoría del pago de lo indebido. Algunos se fundamentaron en el
enriquecimiento sin causa. Este fundamento fue acogido en la creencia de que la acción del
pago de lo indebido, en la forma concebida por el Código Civil, solamente hace posible la
repetición del pago de lo indebido contra la persona que lo recibió. En el asunto más
reciente, de 1994, en que fracasó la acción de la compañía de seguros contra el paciente que
se había beneficiado del pago hecho por error al médico, la acción fracasó por haberse
fundado en la teoría del pago de lo indebido, cuando probablemente hubiese prosperado si
se hubiese fundado en la teoría del enriquecimiento sin causa.

El dilema para el litigante ante un caso de indu a trois es adivinar cuál de las teorías, la del
pago de lo indebido o la del enriquecimiento sin causa, tiene la preferencia del juez. El
litigante que escoge mal pierde, a menos que el juez de oficio recalifique la acción, dándole
la naturaleza que para él es la correcta, cosa Asimismo, el pago erróneo hecho por un
tercero al verdadero acreedor (hipótesis del artículo 1377) beneficia al deudor, si no se
produce la subrogación. La cuestión aquí es la de si el tercero que hizo el pago tiene una
acción directa contra el deudor. Veamos tres ejemplos: 1) El heredero aparente paga una
acreencia de la sucesión. Puede reclamar el reembolso al verdadero heredero y no tiene
necesariamente que dirigir su acción contra el acreedor a quien hizo el pago. 2) Una
compañía de seguros, sin darse cuenta de que la póliza había vencido, paga la reclamación
de la víctima de un accidente de tránsito. La compañía de seguros puede demandar al
asegurado, que se benefició de este pago. 3) Un notario, creyendo que el comprador había
depositado el precio del inmueble en su cuenta, paga el precio al vendedor. El notario
puede exigir el pago al comprador que el artículo 12 del Nuevo Código de Procedimiento
Civil francés le permite hacer, pero que raramente utiliza (RTD civ.2006.268, no. 6, en la p.
271). El punto de vista de Perruchot- Triboulet se refleja en el texto de Terré, Simler y
Lequette (ob. cit., no. 1059): "En el caso del indebido entre tres la situación se complica.
Cuando el deudor se desapodera del importe de su deuda en manos de una persona que no
es su acreedor, este último puede, usando la acción oblicua, actuar contra el accipiens. La
jurisprudencia también ha admitido que puede actuar contra él mediante la acción de in rem
verso. Cuando el pago ha sido hecho al verdadero acreedor por una persona distinta del
deudor, el solvens reclama en principio el reembolso al accipiens, quien después se dirige
contra su verdadero deudor. Pero la jurisprudencia parece dispuesta a admitir un recurso
directo del solvens contra el verdadero deudor. Queda por ver si este recurso debe fundarse
en el enriquecimiento sin causa, como lo hacen entender algunas decisiones, o en la
repetición de lo indebido subjetivo, cuya solución sería simplificada".

Más adelante veremos que la acción de enriquecimiento sin causa o acción de in rem verso
está destinada a corregir los desplazamientos patrimoniales indirectos resultantes de
contratos, no de pagos. La acción que corrige el desplazamiento patrimonial resultante del
pago, es la acción de pago de lo indebido. A juicio de Perruchot-Triboulet, cuyo criterio
compartimos, el mejor fundamento de la acción de pago de lo indebido entre tres, no es el
enriquecimiento sin causa, sino la acción directa del que pagó por error contra el que se
benefició injustamente de ese pago.

CAPITULO I

De los cuasicontratos
Art. 1371.- Los cuasicontratos son los hechos puramente voluntarios del hombre, de los
cuales resulta un compromiso cualquiera respecto a un tercero, y algunas veces un
compromiso recíproco por ambas partes.

Art. 1372.- Cuando voluntariamente se gestiona el negocio de otro, ya sea que el


propietario conozca la gestión, o que la ignore, el que realiza aquella gestión contrae el
compromiso tácito de continuarla y de concluirla, hasta que el propietario pueda encargarse
personalmente del asunto; debe asimismo encargarse de todo lo que dependa de este mismo
negocio. Queda sometido a todas las obligaciones que resultarían de un mandato expreso
que le hubiese dado el propietario.

Art. 1373.- Está obligado a continuar la gestión, aunque muera el dueño antes que el asunto
se termine, hasta que el heredero haya podido tomar su dirección.

Art. 1374.- Está obligado a emplear en la gestión todos los cuidados de un buen padre de
familia. Sin embargo, las circunstancias que le hayan conducido a encargarse del negocio,
pueden autorizar al juez para que modere los daños y perjuicios que puedan resultar por las
faltas o negligencias del gestor.

Art. 1375.- El dueño, cuyo negocio ha sido bien administrado, debe cumplir los
compromisos que el gestor haya hecho en su nombre, indemnizarle de todos los
compromisos personales que haya contraído, y reembolsarle de todos los gastos que haya
hecho, siendo útiles y necesarios.

Art. 1376.- El que recibe por equivocación o a sabiendas lo que no se le debe, está obligado
a restituirlo a aquél de quien lo recibió indebidamente.

Art. 1377.- Cuando una persona que se cree deudora por error, ha pagado una deuda, tiene
derecho a repetir contra el acreedor. Sin embargo, este derecho cesa en el caso en que el
acreedor ha suprimido su título por consecuencia del pago, salvó el recurso del que ha
pagado contra el verdadero deudor.

Art. 1378.- Si ha habido mala fe por parte del que ha recibido, está obligado a restituir, no
sólo el capital, sino los intereses o frutos desde el día del pago.

Art. 1379.- Si lo recibido indebidamente fuere inmueble o un mueble corporal, el que lo


recibió está obligado a restituir el mismo objeto, si existe; o dar su valor, si ha perecido o se
ha deteriorado por culpa suya; es también responsable de su pérdida en caso fortuito, si lo
recibió de mala fe.

Art. 1380.- Si el que recibió de buena fe ha vendido la cosa, no debe restituir sino el precio
de la venta.

Art. 1381.- Aquél a quien se le ha restituido la cosa, debe abonar, aun al poseedor de mala
fe, todos los gastos útiles y necesarios que haya hecho para la conservación de ella.

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