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Tomás Navarro (1884-1979) fue un filólogo español que estudió Filosofía y Letras en Valencia y Madrid. Fue discípulo de Ramón Menéndez Pidal y se dedicó al estudio de dialectos, poesía popular y fonética experimental. En 1918 publicó su Manual de pronunciación española, que estableció las bases de la fonética moderna en español y aún es una obra fundamental para el estudio de los sonidos del idioma.
Tomás Navarro (1884-1979) fue un filólogo español que estudió Filosofía y Letras en Valencia y Madrid. Fue discípulo de Ramón Menéndez Pidal y se dedicó al estudio de dialectos, poesía popular y fonética experimental. En 1918 publicó su Manual de pronunciación española, que estableció las bases de la fonética moderna en español y aún es una obra fundamental para el estudio de los sonidos del idioma.
Tomás Navarro (1884-1979) fue un filólogo español que estudió Filosofía y Letras en Valencia y Madrid. Fue discípulo de Ramón Menéndez Pidal y se dedicó al estudio de dialectos, poesía popular y fonética experimental. En 1918 publicó su Manual de pronunciación española, que estableció las bases de la fonética moderna en español y aún es una obra fundamental para el estudio de los sonidos del idioma.
Comenzó la carrera de Filosofía y Letras en Valencia, aunque la terminó
en la Universidad de Madrid, en la que también se doctoró. En la capital entró en contacto con Ramón Menéndez Pidal, al que estaría ligada su carrera como investigador mientras permaneció en España.
Una de las figuras más sobresalientes de la historia de la fonología
española, discípulo predilecto de Ramón Menéndez Pidal, fundador de la fonética experimental al comienzo de su carrera y maestro indiscutible del estudio de la métrica, ya al final de sus venturosos y prolongados años laboriosos de trabajo incansable.
Sus primeros trabajos se centraron en el estudio de dialectos y poesía
popular. Con la creación de la Junta para la Ampliación de Estudios (JAE), recibió una pensión para realizar encuestas dialectales y estudiar archivos en Aragón.
Su ingreso por oposición en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y
Arqueólogos (1909) lo llevó a Ávila y a Madrid, donde compaginó su trabajo en el Archivo Histórico Nacional con su desempeño en el Centro de Estudios Históricos, creado en 1910 con Menéndez Pidal a la cabeza. Este centro contó con un laboratorio de fonética desde sus inicios (dirigido por Navarro Tomás con el auxilio de Gili Gaya) que fue ganando independencia a partir de 1916. Las investigaciones se basaban en encuestas de campo o trabajos de archivo. Pero se debió dar cuenta de que el análisis del habla, de la pronunciación, de la fonética, requería de los medios técnicos a los que la tecnología contemporánea ya permitía acceder; esto es, que necesitaba de una fonética verdaderamente experimental.
El Manual de pronunciación española de Tomás Navarro Tomás (1º
edición, 1918) supuso un hito en la fonética española, y aún hoy ocupa un lugar preferente entre los estudios de los sonidos del español como trabajo inaugural de la fonética moderna. Esta obra, reeditada en numerosas ocasiones, es también la base que han tomado varios autores a lo largo de las décadas siguientes para establecer el inventario de fonemas y alófonos de la lengua española. La fecha de la primera edición del volumen, concebido para la descripción y la enseñanza de la pronunciación, nos sitúa en un momento en el que aún no se había llevado a cabo la decisiva diferenciación entre fonética y fonología. Cuando vio la luz la obra de Navarro Tomás, apenas habían
David Aponte López
transcurrido dos ańos desde la publicación del Curso de lingüística general de Saussure (1916), cuya dicotomía lengua/habla resultaría fundamental en la constitución de la lingüística moderna, comenzando por la configuración de las disciplinas del plano fónico.
Con sus trabajos e investigaciones tanto la lengua como la literatura en
españoles experimentaron avances científicos fundamentales, de los que hoy tantos filólogos se sirven para un mejor conocimiento de nuestra filología y nuestra historia literaria.