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MAX WEBER, MICHAEL MANN Y LA SOCIOLOGÍA HISTÓRICA

Este escrito tiene el propósito de analizar superficialmente la relación del pensamiento


de Max Weber con el desarrollo teórico del intelectual Michael Mann respecto al Estado
moderno. Para tal fin se realizó la lectura, de Weber, del prólogo y el capítulo I Conceptos
sociológicos fundamentales de la obra Economía y Sociedad (1944) de la edición del Fondo
de Cultura Económica (F.C.E.) (1997) y del capítulo 4 del libro Ensayos de sociología
contemporánea (1972) titulado La política como vocación (1918); y de Mann se realizó la
lectura del capítulo 3 Una teoría del Estado moderno del volumen II de la obra Las fuentes
del poder social (1997) y del capítulo 1 del volumen I titulado Las sociedades como redes
organizadas de poder.

Michael Mann (1942) tiene un Bachelor of Arts (B.A.) en Historia Moderna y es Doctor en
Sociología de la universidad de Oxford. De origen británico, es actualmente profesor de la
Universidad de California en Estados Unidos; Mann tiene doble nacionalidad, británica y
estadounidense. Por otro lado, Max Weber es considerado uno de los padres de la Sociología
junto a Karl Marx y Emile Durkheim, sus aportes al estudio de la sociedad son considerables,
sin embargo, vale destacar el hecho de ser el fundador de la escuela de la sociología
comprensiva a partir de la construcción de tipos ideales para el estudio y análisis de la acción
social1.

Estos dos autores, separada su actividad intelectual por casi un siglo, tienen en común el
hecho de ser sociólogos que abordan categorías que son sobresalientes en el estudio de la
historia. El Estado moderno en Mann y la política en Weber; son éstas categorías que en sí
mismas parecen representar problemas sobre los cuales deben trabajar los intelectuales y
académicos hoy en día, y sin duda, problemas que han implicado históricamente el desarrollo

1
“Por <acción> debe entenderse una conducta humana (bien consista en hacer externo o interno,
ya en omitir o permitir) siempre que el sujeto o los sujetos enlacen a ella un sentido subjetivo. La
<acción social>, por tanto, es una acción en donde el sentido mentado por sus sujeto o sujetos
está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta en su desarrollo” (Weber, 1997, p.5).
de escuelas, disciplinas y corrientes de pensamiento diversas, complementarias y opuestas.
Un diálogo necesario entre la historia y la sociología se convierte en la ruta metodológica
para dar luz a tan importantes cuestiones desde una perspectiva histórica. No obstante, no se
debe hacer caso omiso de los aprendizajes y métodos de otras disciplinas como la Ciencia
Política o la Antropología, sólo por mencionar las más sobresalientes.

En el centro del análisis de Mann se encuentra la complejización, ampliación e interrelación


de las nociones de sociedad e historia teniendo como eje principal de análisis la cuestión del
poder. La idea y el estudio de las sociedades como redes organizadas de poder significa
abandonar una concepción organicista y unitaria de la sociedad, en otras palabras, dejar
de lado la posibilidad de definir la sociedad como un todo o como un organismo 2, para dar
paso a una noción de las sociedades vinculada con el estudio, parafraseando a Mann, de redes
de poder yuxtapuestas e intersectas que las configuran (Mann, 1997, V. I, p.14). Estos
desarrollos teóricos se podrían ver como respuestas desde una propuesta de sociología
histórica a la pregunta weberiana sobre ¿Cómo y cuándo obedecen los hombres? (Weber,
1972, p.99); en otro capítulo de la voluminosa obra de Mann afirma que la aparición de los
Estados, las civilizaciones y la estratificación social son el resultado de poderes enjaulantes
y poderes aislantes (Mann, 1992, V. I p.115)

Mann se esfuerza por mostrar de qué manera desarrolla los conceptos políticos weberianos y
revisa cinco de las teorías del Estado en boga (Mann, 1997, p.70). Cabe decir que el autor
tiene una actitud ecléctica, por lo cual formula una teoría del Estado que denomina la teoría
del embrollo que toma características y postulados de las diferentes teorías del Estado a las
que pasa revista, sobre todo, de la estatista institucional (Ibíd., p.71). Muy importantes es
comprender la idea de la cristalización. El Estado moderno cristaliza en varias formas
políticas. Las otras tres fuentes del poder social, es decir, lo ideológico, militar y económico
cristalizan también en varias formas ideológico-capitalistas y militaristas. “Atendiendo a sus
propias luchas políticas, cristalizan en puntos variables dentro de dos constantes, una
constante <representativa>, que durante este periodo conducirá de la monarquía autocrática

2
Mann afirma que por extraño que parezca para un sociólogo, él aboliría el concepto de sociedad
de la sociología. (Mann, 1997, V. I p.15).
a la democracia de partidos, y una constante <nacional>, que irá del Estado-nación
centralizado a un régimen más o menos confederal” (Ibíd., pp. 70-71). De un modo más
general, cristalizan también como un patriarcado que regula las relaciones familiares y de
género”. La crítica de Mann a las teorías del Estado que analiza se refiere a lo funcionalistas
y reduccionistas de estas para abordar el Estado. En unos casos se refiere a un cierto
determinismo económico marxista que analiza un único factor de cristalización del Estado:
el capitalismo (Ibíd., p.73). Y en otros a lo funcionalista que resulta la premisa pluralista de
ver el Estado como el factor de <cohesión> de la sociedad (Ibíd., p.75). El profesor Mann
resalta el hecho de que las teorías elitistas del Estado aborden, a diferencia de los teóricos de
las clases y pluralistas, el factor geopolítico para comprender el Estado dentro de un sistema
de Estados (Ibíd., p.76), así mismo, se vale de las teorías elitistas -auténticas e institucionales-
para ilustrar las diferentes interrelaciones dentro del Estado entre las instituciones políticas
que se formaron en el siglo XIX y el antiguo régimen y para definir el Estado moderno como
actor y lugar de las relaciones de poder (Ibíd., pp. 8o-81). Finalmente el autor va formular su
teoría del embrollo en pocas líneas: “El Estado no es una conspiración sino un <embrollo>.
O, lo que es igual, el Estado no es funcional sino <embrollador>.” (Ibíd., p.82)

Por último, en el análisis de Max Weber sobre la política y la formación del Estado
burocrático moderno describe un proceso histórico que configura una democracia de partidos
o un “aparato de partido”, con políticos profesionales que actúan en una suerte de negociación
por el poder bajo un Estado en tanto institución que regula la dominación. Mann va más allá
y complejiza multiplicando los actores de poder y la dimensión temporal para el análisis de
la formación de los Estados hasta llegar al Estado Moderno o burocrático-democrático, el
cual se caracteriza por una tendencia hacia un mayor poder infraestructural y despótico en
comparación con sus predecesores el Estado autoritario, el imperial-absolutista y el feudal.
A diferencia de Weber, Mann analiza en detalle las configuraciones del poder estatal,
infraestructural y despótico, y caracteriza el aparato burocrático como segmentado en la
mayoría de los casos, es decir, la burocracia estatal no tendría el poder infraestructural que
imagina Weber (Ibíd., pp. 100-101).

JUAN SEBASTIÁN RAMÍREZ MAHECHA


BIBLIOGRAFÍA

Mann, Michael (1997), Capítulo 1. Las sociedades como redes organizadas de poder en Las
fuentes del poder social, I. Una historia del poder desde los comienzos hasta 1760 d.C.,
Madrid, Alianza, pp 13-58.

Mann, Michael (1997), Capítulo 3. Una teoría del Estado moderno en Las fuentes del poder
social, II. Una historia del poder desde los comienzos hasta 1760 d.C., Madrid, Alianza, pp.
70-131.

Weber, Max (1997), Prólogo y Conceptos sociológicos fundamentales en Economía y


sociedad: esbozo de sociología comprensiva, México F.C.E., pp. 5-45.

Weber, Max (1972), Capítulo 4 La política como vocación en Ensayos de sociología


contemporánea, Barcelona, Martínez Roca, pp.97-159.

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