LEUCIPO

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LEUCIPO fue un filósofo griego (Mileto, Jonia) del siglo V a.C.

al que se atribuye la
fundación del atomismo, al parecer "el primero en poner en tela de juicio la
suposición aparentemente natural que afirma que cualquier trozo de materia, por
muy pequeño que sea, siempre puede dividirse en otros trozos aún más pequeños".
Él afirmaba que llegaba un momento en que dicha división llegaba a un fin.
Se sabe muy poco de su vida e incluso Epicuro consideró la posibilidad de que
Leucipo no hubiera existido, lo cual dio lugar a numerosos debates. Se considera lo
más probable que naciera en Mileto, Asia menor, aunque también se han propuesto
las posibilidades de Abdera, Melos, Elea o Clazómenas. Posteriormente, se
trasladó a Elea, donde habría sido discípulo de Parménides y de Zenón de Elea y
maestro de Demócrito. Se le atribuyen las obras La ordenación del cosmos y Sobre
la mente, aunque este segundo libro pudo ser un capítulo de la obra anterior.
Lo que se sabe de su pensamiento se encuentra en fragmentos de obras de otros
autores, tales como Aristóteles, Simplicio de Cilicia o Sexto Empírico. Se dice que
Demócrito inventó a Leucipo como su maestro para ganar prestigio y para que
respaldasen su teoría, ya que se suponía que Leucipo era un gran físico (es decir,
un filósofo interesado especialmente en lo que hoy se denomina física), discípulo
de Parménides, de Zenón de Elea o de Pitágoras.
Fue maestro de Demócrito y a ellos dos se les atribuye la fundación del atomismo
mecanicista, según el cual la realidad está formada tanto por partículas infinitas,
indivisibles, de formas variadas y siempre en movimiento, los átomos (del griego
antiguo ἄτομοι, "lo que no puede ser dividido"), como por ejemplo el vacío. Así, tal
vez en respuesta a Parménides, afirma que existe tanto el ser como el no-ser: el
primero está representado por los átomos y el segundo, por el vacío, «que existe no
menos que el ser» (Simpl., Fís. 28, 4), siendo imprescindible para que exista
movimiento. Particularmente, postula, al igual que Demócrito, que el alma está
formada por átomos más esféricos que los componentes de las demás cosas. Niega
la génesis y la corrupción, formas de cambio que eran aceptadas casi por
unanimidad entre los filósofos presocráticos.
DEMOCRITO
Cuyo nombre significa "escogido del pueblo", era conocido por el sobrenombre de
Milesio o Abderita. Nació en la ciudad de Abdera (Tracia), capital de una polis griega
situada en la actual costa norte de Grecia, al este de la desembocadura del
río Nestos, cerca de la isla de Tasos. Estudió con magos y eruditos caldeos que el
rey Jerjes I de Persia dejó en la casa de su padre, cuando se hospedó en el hogar
de este durante su campaña militar contra los griegos en las guerras médicas.
Siendo todavía muy joven, aprendió de ellos sobre todo astrología y teología.
Tradicionalmente se le considera un filósofo presocrático, aunque es un error de
cronología, ya que fue contemporáneo de Sócrates. Desde el punto de vista
filosófico se le asocia a los presocráticos por su temática (physis), mientras
que Sócrates y los filósofos que le siguieron abordaron una temática ético-política.
Demócrito fue discípulo y después sucesor de Leucipo de Mileto, natural también
de Abdera. Fueron además oriundos de Abdera Anaxarco y Protágoras.
Demócrito de Abdera vivió entre los años 460 al 370 a. C., y fue conocido en su
época por su carácter extravagante. Se le adjudican numerosas leyendas. Realizó
numerosos viajes por Egipto, Persia y Mesopotamia, donde habría aprendido de
magos persas, sacerdotes egipcios y caldeos. Una leyenda dice que se arrancó los
ojos en un jardín para que no estorbara en sus meditaciones la contemplación del
mundo externo. Se dice de él que presentía el futuro, y entre sus obras más
importantes se cita su "Gran Diacosmos", por la cual obtuvo, por plebiscito popular,
un premio de 500 talentos. Hiparco de Nicea asegura, según Diógenes Laercio, que
Demócrito murió a los 90 años de edad; y todos los autores de la antigüedad que
hayan hecho referencia a su edad, coinciden en que vivió más de cien años.
También se dice que viajó por Egipto, donde vivió cinco años y adquirió
especialmente conocimientos de geometría, así como que
visitó Etiopía, Mesopotamia, Babilonia, Caldea y Persia y que incluso llegó a
la India en busca de conocimientos. Había adquirido dinero para viajar de la
herencia que le dejó su padre a él y a sus dos hermanos; le correspondieron
cien talentos. Posteriormente escribió precisamente el Gran Diacosmos para
defenderse de las posibles acusaciones que se hacían a aquellos que malgastaban
la herencia de sus padres.
Siendo ampliamente ignorado en Atenas durante su vida, la obra de Demócrito fue
bastante conocida sin embargo por Aristóteles, que la comentó extensamente. La
razón de que no adquiriera fama fue que él mismo «no se cuidó de ser conocido; y
aunque él conoció a Sócrates, Sócrates no lo conoció a él». Asimismo asistió a
escuchar a los pitagóricos. Es famosa la anécdota que Platón detestaba tanto a
Demócrito que quería que todos sus libros fuesen quemados. Se dice que estuvo
a punto de quemarlos pero que se lo impidieron los
pitagóricos Amiclas y Clitias aludiendo que era inútil pues ya sus escritos circulaban
en muchas partes.
Hay anécdotas según las cuales Demócrito reía muy a menudo irónicamente ante
la marcha del mundo, y decía que la risa torna sabio, lo que lo llevó a ser conocido,
durante el renacimiento, como "el filósofo que ríe" o "el abderita risueño",
oponiéndolo a Heráclito, "el filósofo que llora".
En la Grecia antigua, Protágoras de Abdera fue su discípulo directo8 y,
posteriormente, el principal filósofo influido por Demócrito fue Epicuro. En
el Renacimiento, muchas de sus ideas fueron aceptadas (por ejemplo, por Giordano
Bruno), y tuvieron un papel importante durante la Ilustración. Muchos consideran
que Demócrito es "el padre de la ciencia moderna".
Diógenes Laercio listó una serie de escritos de Demócrito que superan las 70 obras
sobre ética, física, matemática, técnica e incluso música, por lo que Demócrito es
considerado un autor enciclopédico. No se conservaron tales escritos, y de toda
esta producción solo han sobrevivido unos trescientos fragmentos menores, la
mayor parte de los cuales son reflexiones morales de las cuales solo se conocen
fragmentos, sobre todo gracias a las alusiones de Aristóteles y de Teofrasto.
Existen diversas colecciones de esos fragmentos, como las de Diels-Kranz, Luria y
Leszl. Según Aulo Gelio, Tertuliano y Cicerón, Demócrito, que llegó a vivir casi un
centenar de años, se privó voluntariamente de la vida.
Existen dos fechas sobre su fallecimiento: En 420 a. C., o, la que actualmente se
toma como verdadera, en 370 a. C.

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