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Versión preliminar, Para uso interno

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Presidenta de la Nación

Dra. Cristina Fernández de Kirchner

Jefatura de Gabinete

Dr. Juan Manuel Abal Medina

Ministro de Educación

Prof. Alberto Sileoni

Secretaría de Educación

Lic. Jaime Perczyk

Jefatura de Asesores de Gabinete del Sr. Ministro


A.S. Pablo Urquiza

Instituto Nacional de Formación Docente



Directora Ejecutiva
Lic. Verónica Piovani

Coordinación Nacional de Tecnicaturas Superiores Sociales y Humanísticas


Lic. Gustavo Wansidler
Versión preliminar, Para uso interno

Postítulo Pedagogía y Educación Social


Problemáticas Socioculturales
Ignacio Amatriain
Versión preliminar, Para uso interno

Instituto Nacional de Formación Docente


Directora Ejecutiva
Lic. Verónica Piovani

Tecnicaturas Superiores Sociales y Humanísticas


Coordinador Nacional
Lic. Gustavo Wansidler

Área de Fortalecimiento Institucional


Responsable
Prof. Valeria Frejtman

Línea de Desarrollo Profesional


Responsable
Esp. Marcela Browne

Postítulo en Pedagogía y Educación Social


Responsable General
Esp. Marcela Browne

Responsables Pedagógicas
Lic. Marianela Giovannini
Dra. Alicia Villa

Entorno virtual de enseñanza y aprendizaje


Asistente técnico pedagógico
Lic. Alejandro Alfonso

Módulo
Problemáticas Socioculturales

Autor
Mg. Ignacio Amatriain

Edición y diagramación
Trad. Vanesa Frejtman

Diseño Gráfico
Dg. Natalia Gloverdans
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5 2.2.4. El fantasma del peronismo: “la pequeña 49

Indice burguesía en el purgatorio”

CAPÍTULO 3. Globalización y neoliberalismo 56


INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS 6 3.1. Crisis y mutación hacia un capitalismo 58
mundial integrado
CAPÍTULO 1. La cuestión de lo “social” 8
3.1.1. Crisis de acumulación y de hegemonía 58
1.1. Paradojas y tensiones del contrato social li- 9
del capital
beral
3.1.2. El embate del neoconservadurismo 60
1.2. Estratificación social y clases sociales 12
3.2. El neoliberalismo y la “globalización” del 64
1.2.1. Capitalismo y lucha de clases 13
capital financiero
1.2.2. Crisis de entreguerras, reformas de pos- 15
3.2.1. El “Consenso de Washington” y el neoli- 64
guerra y nueva ciudadanía social
beralismo
1.2.3. Nuevas demandas sociales y “deconstruc- 16
3.2.2. América Latina: laboratorio de experi- 68
ción” teórico-filosófica de las clases
mentación neoliberal
1.2.4. La formulación de Pierre Bourdieu: espa- 17
cio social multidimensional y habitus de clase CAPÍTULO 4. La nueva cuestión social y la po- 74
breza
1.2.5. Mutación histórica, posfordismo y socie- 20
dad postsalarial: “Adiós al proletariado” 4.1. Nueva sociedad, nueva cuestión social 76
1.2.6. “Nueva cuestión social” y redefinición de 21 4.1.1. “Neodecisionismo” del Estado y transición 78
la pobreza del pacto de unión al “consenso por apatía”

4.1.2. Desintegración de la solidaridad social e 82


CAPÍTULO 2. Evolución histórica de la cuestión 32
individualismo
social en la Argentina
4.1.3. Reflexividad: prácticas expresivo-estéti- 85
2.1. Emergencia de la cuestión social en el siglo XIX 33
cas y consumos de las clases medias
2.1.1. Modelo agroexportador. Dominio territorial 33
4.1.4. La “opacidad” de lo social: empobreci- 88
y violencia fundacional del Estado-Nación
miento y heterogeneidad de trayectorias
2.1.2. La cuestión social en las ciudades: el mie- 36
4.2. Las políticas de la pobreza 95
do a las epidemias físicas y morales
4.2.1. La definición del “pobre” 95
2.1.3. Protopolítica científica y medicalización: el 38
par normal-patológico 4.2.2. Otros términos: “desarrollo humano” y 97
“capital social”
2.2. La sociedad de masas y el Estado de bienestar 42
4.2.3. Modelos de política social: focalización y 101
2.2.1. Crisis del liberalismo, auge del nacionalis- 43
universalización
mo y sustitución de importaciones

2.2.2. El peronismo y el Estado de bienestar 44 Por razones estrictamente gramaticales y para facilitar
2.2.3. El ascenso y la doble moral de las clases 47 la lectura, en este Módulo usaremos el género mascu-
medias lino para referirnos tanto a varones como a mujeres.
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6
Introducción Objetivos
Las sociedades modernas y contemporáneas se El objetivo general es brindar herramientas de análi-
caracterizan por una complejidad y dinamismo in- sis para comprender la significación y relieve de “lo
éditos en la historia humana, transformadas por el social”, como realidad y problemática en sí misma y
advenimiento del capitalismo, los Estados burocráti- dimensión de análisis que atraviesa todos los demás
cos, las comunicaciones globales y las tensiones de aspectos y dimensiones de análisis de la vida mo-
la vida urbana. Uno de los problemas transversales derna. Se procurará desarrollar una sensibilidad para
a la economía, la política y la cultura modernas es lo captar dichos factores de lo social (y su relación con
que llamamos “cuestión social”: la tensión entre los lo cultural, lo político, lo económico) en el análisis de
ideales de la democracia y las desigualdades pro- cualquier fenómeno, y en particular en la interpreta-
pias del capitalismo. También vemos realizarse hoy ción y diagnóstico en el ámbito educativo y las prác-
el proyecto original de la modernidad: una cultura ticas pedagógicas.
verdaderamente universal, producto de la “globali-
zación” de las industrias culturales y los medios de OBJETIVOS ESPECÍFICOS
comunicación masivos, y signada a la vez por nue- • Establecer las características definitorias y los
vas formas de diversidad cultural. orígenes históricos concretos de la llamada “cues-
En este módulo, con perspectiva histórica y foco en tión social”. Comprender su influencia en la historia
la contemporaneidad, atendiendo procesos globa- moderna y reciente, tanto a nivel mundial, como en
les sin perder de vista las particularidades de la reali- particular para apreciar acontecimientos de la histo-
dad argentina, ordenamos diversos aportes teóricos ria argentina (los proyectos decimonónicos de Na-
en torno del eje planteado de la cuestión social, pro- ción, el radicalismo, los modelos agroexportador y
blemática aún determinante para la vida moderna e de industrialización sustitutiva, el peronismo, la su-
ineludible en particular para analizar el marco en que cesión de regímenes militares, etc.)
se desenvuelven las instituciones y el trabajo en el • Entender las formas generales de expresión de
campo de la educación. las disputas de poder en la sociedad, y en particu-
Un antecedente de este trabajo es el módulo coordi- lar la relación tensa entre las lógicas e intereses de
nado por la Dra. Susana Murillo junto con las soció- lo “público” y lo “privado”; es decir, el balance entre
logas Paula Aguilar y Ana Grondona, llevado a cabo los márgenes de intervención de las políticas públi-
en el año 2007 como material de capacitación para cas estatales y la lógica económica liberal del mer-
el área de Tecnicaturas Sociales y Humanísticas y cado. Apreciar críticamente bajo esta luz el impacto
que finalmente permaneció inédito. Debe señalarse de los discursos y las políticas del “neoliberalismo”
la deuda con aquél trabajo (incluido entre la biblio- en nuestro país y nuestra región.
grafía de apoyo para el trabajo con el presente mó- • Distinguir las formas y dimensiones de la desigual-
dulo), del que se procuró retomar varios conceptos dad (social, económica, cultural), y conocer los distin-
teóricos y lineamientos temáticos incluyendo citas tos factores y discernir críticamente los discursos que
textuales, y que serán abordados en esta ocasión caracterizan hoy en día los fenómenos de la “pobre-
aquí de modo más sintético junto con el desarrollo za” y de la “exclusión”, la “vulnerabilidad” social, etc.
de otros nuevos enfoques y problemáticas. • Clarificar el sentido de las dimensiones de “lo lo-
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7
cal” y “lo global”, transversales a todo fenómeno o
proceso sociocultural. En particular, comprender el
relieve de la llamada “globalización” como aspecto
definitorio de la contemporaneidad (y aun antes, del
propio proceso de la modernidad), apreciando críti-
camente los discursos sobre ella, y cómo se expre-
sa en los planos de la economía y el comercio, de la
sociedad y las migraciones, de la cultura y las comu-
nicaciones, de la producción de conocimiento, etc.
• Interiorizarse en las discusiones y corrientes teóri-
cas más importantes, en el campo de las ciencias so-
ciales y el análisis sociológico, y en otros campos afi-
nes como la ciencia política y los estudios culturales.
• Leer críticamente los discursos sobre lo social, lo
político y lo cultural, que circulan en documentos ofi-
ciales e institucionales, en medios de prensa, en el
ámbito educativo, en la fundamentación de políticas
públicas, en el sentido común, etc.
• Desarrollar una capacidad de diagnóstico sobre
problemáticas socioculturales concretas, utilizando
las herramientas teóricas y la información adquiridos
en el curso. Ser capaz de formular y plasmar dichos
análisis y diagnósticos en una producción escrita y
un discurso articulado, para la fundamentación de
proyectos y prácticas pedagógicas.
• En particular, poder trasladar la comprensión de
las problemáticas socioculturales, para la percep-
ción de las características y condicionamientos en
concreto del ámbito educativo: las características
sociológicas de la población (alumnos, docentes,
autoridades), las formas de desigualdad y de diver-
sidad en su seno, las lógicas institucionales y políti-
cas, las formas de ejercicio del poder y construcción
de autoridad, los modos de formulación y circula-
ción de discursos y saberes, la relación entre co-
nocimiento escolar-académico y el conocimiento y
prejuicios del sentido común, etc.
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Capítulo 1

La cuestión de lo “social”
1.1. Paradojas y tensiones del contrato social liberal

1.2. Estratificación social y clases sociales

E l concepto de lo “social”, término integrado a


nuestro lenguaje más cotidiano con una vasta
amplitud de sentidos, tuvo un significado y origen
histórico precisos. Difundido durante el siglo XIX en
el contexto de los nuevos conflictos de la vida urba-
na moderna y, en particular, las crecientes deman-
das de derechos de los trabajadores, designó la pro-
gresiva contradicción entre los ideales y principios
igualitarios abstractos del contractualismo liberal y
la realidad concreta de la desigualdad y la pobreza
reproducidos por el naciente capitalismo industrial.
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9
1.1. Paradojas y E
l ideario político liberal heredado de la Revolu-
ción francesa, inspiración hasta hoy de los más
básicos principios políticos de nuestras democra-

tensiones del contrato cias, se basó en la consabida tríada de valores de


“libertad, igualdad y fraternidad”. En el plano de la
filosofía política, el marco de inteligibilidad y legiti-
social liberal mación de los nuevos regímenes políticos lo brindó
el contractualismo: el relato y premisa de un míti-
co pacto originario o “contrato social”, fundante a la
vez tanto de la soberanía del pueblo, como del vín-
culo de representación por el que se transfiere el po-
der al gobernante (en este relato se basan y convi-
ven en tensión los valores y tradiciones políticas del
liberalismo y la democracia1). En otros términos, di-
cho contrato social instituye la relación vis-à-vis en-
tre las instancias separadas de la sociedad civil y el
Estado modernos.
Este proceso consagró una peculiar idea del Dere-
cho y de la Ciudadanía. El Derecho se basa en la
idea de una ley universal, un régimen jurídico cuya
abstracción y formalidad suponía y confirmaba la
idea de una racionalidad universal (ínsita también
en la propia idea ilustrada del Sujeto racional que la
fundaba) y a los gobernantes como meros ejecuto-
res neutrales de la misma. La Ciudadanía asimismo
se basa en el reconocimiento para todos los miem-
bros de la comunidad política de ciertos derechos:
vida, libertad, seguridad, propiedad (según la doctri-
na del “iusnaturalismo”, atributos naturales del ser
humano, universales, previos y por ende superiores
o independientes de su institución jurídico-política).
El Estado y la ley aparecen así como una instancia
trascendente, representante de una posición uni-
versalista y neutral respecto del particularismo de la
pugna de intereses en la sociedad civil.

1 • Es necesario destacar las variantes intrínsecas de la tradición contractualista, en particular sus dos exponentes más destacados, el inglés Thomas Hobbes
(1588-1679) y el francés Jean Jacques Rousseau (1713-1788). En su obra Leviatán (2003), Hobbes se basa en una antropología esencialmente individualista
negativa (“el hombre es el lobo del hombre”), y el pacto es la respuesta aterrorizada en procura de seguridad que aliena la soberanía de los individuos en la
sujeción al poder absoluto del Estado-Leviatán. El relato de Rousseau, en su magnus opus El contrato social, se funda por el contrario en una concepción
humanista positiva (“el buen salvaje”), y enfatiza la voluntad y soberanía del pueblo como prioritaria e irrevocable. Puede decirse grosso modo que Hobbes y
Rousseau fundan respectivamente, por un lado, el ideario liberal, y por otro, el democrático y también el socialista. Liberalismo y democracia, constituyen pues
dos tradiciones diferentes, aunque histórica e íntimamente entrelazadas; así como lo han sido también, correlativamente, las muy distintas ideas de “libertad”
e “igualdad”, aunadas en un mismo grito por la Revolución francesa (Bobbio, 1993).
“La doctrina de la soberanía popular no debe ser confundida con la doctrina contractualista, tanto porque la doctrina contractualista no siempre ha tenido
resultados democráticos (piénsese en Hobbes, a manera de ejemplo, pero no se olvide a Kant, que es contractualista, pero no democrático), [...] así también no
todo el democraticismo es contractualista. Por cierto, [...] teoría de la soberanía popular y teoría del contrato social están estrechamente conectadas, al menos
por dos razones: el populus, concebido como universitas civium, es en su origen el producto de un acuerdo (el llamado pactum societatis); una vez constituido
el pueblo, la institución del gobierno, sean cuales fueren las modalidades de la transmisión del poder, total o parcial, definitiva o temporal, irrevocable o revo-
cable, se produce en la forma propia del contrato (el llamado pactum subiectionis). A través de la teoría de la soberanía popular la teoría del contractualismo
entra con pleno derecho en la tradición del pensamiento democrático moderno” (Bobbio, 1981: 444).
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penarauenta
tener
c
El “Leviatán”, monstruo bíblico con que Hobbes
bautizó y representó el nuevo orden político mo-
derno.
En la ilustración original de tapa del libro, el Le-
La Declaración Universal de los Derechos del
viatán posee en su interior la fuerza de los miem-
Hombre y del Ciudadano, es uno de los docu-
bros del pueblo que lo componen y de los que
mentos fundamentales de la Revolución france-
emerge la soberanía.
sa de 1789, que decreta la universalidad de los
A la vez, constituye una única entidad soberana,
un gigante que posee en sus manos los funda- derechos personales y colectivos: libertad, pro-
mentos del poder público: el cetro de la ley y la piedad, seguridad, y resistencia a la opresión.
violencia de la espada.
El Estado aparece aquí como una instancia fun- Declaración Universal de los Derechos del Hom-
dada en el contrato social, pero a la vez es tras- bre y del Ciudadano
cendente, está por encima de la sociedad civil.
La tierra y la ciudad a sus pies. Leviatán es el I. Los hombres nacen y permanecen libres e igua-
dueño y garante del orden, de la seguridad y de les en cuanto a sus derechos. Las distinciones ci-
la propiedad privada. viles sólo podrán fundarse en la utilidad pública.
II. La finalidad de toda asociación política es la
conservación de los derechos naturales e im-
En este relato de armoniosa racionalidad, conviven prescriptibles del hombre. Esos derechos son la
sin embargo varias paradojas y contradicciones. En libertad, la propiedad, la seguridad y la resis-
primer lugar, la paradoja lógica insinuada por Rous- tencia a la opresión.
seau y no resuelta por los contractualistas, por la III. La fuente de toda soberanía reside esencial-
que los hombres deben enajenar su libertad al Esta- mente en la Nación; ningún individuo ni ninguna
do para permanecer libres; es decir, una libre autoe- corporación pueden ser revestidos de autori-
najenación de la libertad, a una entidad estatal per dad alguna que no emane directamente de ella.
se inexistente antes de dicho acto de enajenación. IV. La libertad consiste en poder hacer todo
En el mismo sentido, los derechos son considerados aquello que no cause perjuicio a los demás. El
naturales, pero a la vez se realizan solamente en su ejercicio de los derechos naturales de cada hom-
efectiva garantía y vigilancia por parte del poder po- bre, no tiene otros límites que los que garan-
lítico. Estas paradojas se vuelven al fin especialmen- tizan a los demás miembros de la sociedad el
te evidentes en el ejercicio del Estado como garante disfrute de los mismos derechos. Estos límites
de la propiedad: “La cuestión social emerge pues el sólo pueden ser determinados por la ley.
Estado es, paradojalmente, quien está por encima V. La ley sólo puede prohibir las acciones que
de los intereses de los propietarios y quien a la vez son perjudiciales a la sociedad. Lo que no está
los garantiza. Él es quien al tiempo que garantiza la prohibido por la ley no puede ser impedido.
propiedad privada como derecho natural, debe ga- Nadie puede verse obligado a aquello que la
rantizar también el igual acceso a los bienes a todos ley no ordena.
los ciudadanos. Lo anterior conduce a que en los
hechos libertad y propiedad entren en colisión” (Mu- [...] (se reproducen sólo los primeros cinco ar-
rillo, Grondona y Aguilar, 2007: 4). tículos)
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Estas contradicciones intrínsecas al discurso políti-
co, atravesaban asimismo la realidad efectiva, con
las crecientes protestas de la clase obrera por el
derecho al trabajo, y la escalada de eventos revo-
lucionarios y traumáticos que convulsionó la histo-
ria del siglo XIX. La Comuna de París en 1848 y en
1871, y la temprana Revolución mexicana en Amé-
rica Latina, pusieron de manifiesto, según el reco-
mendable análisis específico del francés Jacques
Donzelot (2007), una “fractura del derecho”, la con-
tradicción entre sus principios esenciales, “libertad”
e “igualdad”: la primera aparece de modo negativo y
egoísta (libertad individual limitada a no afectar a los
demás), resulta ser fundamentalmente la libertad de
los propietarios; la segunda aparece como una abs-
tracción, cuando el imperio de la ley por sobre los
propietarios presupone las diferencias patrimoniales
entre los mismos, y no se estipulan vías jurídicas que
garanticen un efectivo disfrute universal e igualitario
de la propiedad para todos los ciudadanos. Es de-
cir, se trata del contraste insalvable entre la igualdad
abstracta y la desigualdad real concreta.
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1.2. Estratificación L
a idea de una desigualdad social estructurada se
halla muy naturalizada, expresada en el concep-
to corriente de “estratificación social” que, en senti-

social y clases sociales do lato y estricto, supone pensar de modo muy ge-
neral un orden de diferenciación social de grupos
horizontales como estratos, de modo jerárquico y
vertical. Ello se ha plasmado históricamente en las
formas de castas, estamentos y clases sociales (por
principios religiosos, adscripción por nacimiento, tí-
tulos de nobleza, regulaciones estatal-legales, atri-
butos socio-económicos, división del trabajo, etc.).
El concepto de “clase social” corresponde específi-
camente a las formaciones sociales capitalistas.
Un debate epistemológico clásico en las ciencias
sociales es la pregunta por el estatuto de verdad y la
realidad de sus constructos teóricos. Concretamen-
te: si las únicas entidades reales o, digamos, empí-
ricamente observables son los individuos y sus re-
laciones, entonces, la clasificación de grupos como
las clases sociales ¿existen más allá de su definición
en el papel?
Podemos responder rápidamente que las clases son
construcciones teóricas pero se basan en procesos
efectivos de diferenciación social y dialécticamente
participan de dicha realidad social. Las clasificacio-
nes e imaginarios y consignas clasistas se filtran en
el sentido común y “encarnan” en los sujetos orien-
tando sus prácticas y direccionando las políticas de
grupos e instituciones, factor subjetivo que revierte
pues o constituye siempre la propia realidad social.
A continuación veamos algunas importantes teorías
sobre la cuestión de la estratificación social y las cla-
ses sociales en el capitalismo, tomando como punto
de partida el clásico planteo de Marx, para luego ver
la reformulación bourdieuana y el debate actual so-
bre las clases sociales.
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lismo sientan las bases del nuevo régimen de acu-
1.2.1. Capitalismo y lucha de mulación y de la antedicha división social. Pero el or-
den de clases sociales sólo deviene real y con fuerza
clases sobre la vida de los sujetos al pasar de la “subsun-
ción formal” o jurídica (libertad de la fuerza de traba-

L a obra del filósofo alemán Karl Marx (1818-1883)


constituyó el marco teórico más influyente para
el análisis del capitalismo y la “lucha de clases”: el
jo para venderse al mercado) a la “subsunción real”
del trabajo en su forma específicamente capitalis-
ta3: su disciplinamiento en la industria, donde el tra-
paradigma del “materialismo histórico”. bajador repite operaciones parciales convertido en
En la tradición marxista (que refiere tanto a la obra apéndice de la máquina, perdiendo el conocimiento

penarauenta
de Marx como a las múltiples exégesis y reelabora- pleno y el dominio del proceso productivo4.
ciones de sus seguidores, incluso las versiones a ve-
tener
c
ces simplificadas del llamado “marxismo ortodoxo”
soviético), la distinción antes planteada entre clases
teóricas “en el papel” y clases reales o movilizadas
se tradujo en el dilema teórico-político de la distin-
ción entre clases “en sí” y “para sí”. Las clases en sí El Manifiesto del Par tido Comunista
o a nivel estructural se definen por la propiedad o no
de los medios de producción, que tendería a resumir “Toda la historia de la sociedad humana, hasta
las divisiones sociales al enfrentamiento entre bur- la actualidad, es una historia de luchas de cla-
guesía y proletariado. Esta situación objetiva confi- ses”. Con esta sentencia lacónica y contundente,
guraba todas las condiciones materiales de existen- Marx y Engels comienzan el primer capítulo del
cia y la pertenencia de ambas clases a verdaderos texto encargado por la Liga de los Comunistas
“mundos” socioeconómicos (y aun culturales) radi- para 1848, uno de los tratados políticos más

p mirar
calmente diferentes y distantes entre sí2. influyentes de toda la historia.
“Hoy, toda la sociedad tiende a separarse, cada
ara vez más abiertamente, en dos grandes campos
enemigos, en dos grandes clases antagónicas:
la burguesía y el proletariado”.
Germinal (Francia, 1993). Dirección: Claude Be- La burguesía tiene un rol histórico verdadera-
rry. Basada en la clásica novela homónima de mente revolucionario, pues "no puede existir si
Émile Zola. no es revolucionando incesantemente los instru-
mentos de la producción, que tanto vale decir
La política liberal y la sanción jurídica de la propie- el sistema todo de la producción, y con él todo
dad privada y el proceso de “acumulación origina- el régimen social".
ria” de patrimonio y medios de producción por parte El ímpetu con que la burguesía empuja el de-
de las clases dominantes en los orígenes del capita- sarrollo de las fuerzas productivas, se topará

2 • “Las condiciones de vida de los diferentes burgueses o vecinos de los burgos o ciudades, empujadas por su oposición a las relaciones existentes o por
el tipo de trabajo que ello imponía, convertíanse al mismo tiempo en condiciones comunes a todos ellos e independientes de cada individuo [...]. Al entrar en
contacto unas ciudades con otras, estas condiciones comunes se desarrollaron hasta convertirse en condiciones de clase. Idénticas condiciones, idénticas
antítesis e idénticos intereses tenían necesariamente que provocar en todas partes, muy a grandes rasgos, idénticas costumbres” (Marx y Engels, 1985: 60,
la cursiva es nuestra).
3 • “La cooperación, esta fuerza productiva del trabajo social, se presenta como una fuerza productiva del capital, no del trabajo” (Marx, 2005: 22).
4• Así “no basta con el desarrollo tecnológico sino que el ordenamiento legal debe posibilitar la existencia de trabajadores libres que ofrezcan su fuerza de
trabajo en el mercado, de ahí la importancia de la Revolución francesa y la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano que cimentaron los dere-
chos de ciudadanía política, frente a las limitaciones de la esclavitud o el vasallaje. Todo este proceso fue acompañado con la expansión de la escolarización
primaria y de políticas centradas en el control de las familias como forma de capacitar a la fuerza de trabajo y de incorporar valores culturales ligados a la
moral, al trabajo y a la responsabilidad” (Murillo et al., 2007: 2).
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y forzará al fin los límites de las propias dad grupal y organización del proletariado para la re-
relaciones sociales de producción burguesas. volución. El ajuste de esa brecha entre clase “en sí”
"Desde hace varias décadas, la historia de la y “para sí”, el dichoso problema del despertar de la
industria y del comercio no es más que la “conciencia de clase”, era una conquista siempre
historia de las modernas fuerzas productivas pendiente en el plano de la ideología y la labor de or-
que se rebelan contra el régimen vigente de ganización y lucha política5.
producción, contra el régimen de la propiedad, La política del socialismo y el comunismo, en adelan-
donde residen las condiciones de vida y de te, también quedaría de este modo permanentemen-
predominio político de la burguesía". te condicionada por el dilema entre “reformismo” y
Más aún, el capitalismo engendra a su pro- “revolución”: la cuestión de si las conquistas de de-
pio sepulturero: el proletariado, cuya revolución rechos políticos y sociales por la clase obrera son un
significará la emancipación humana universal. avance hacia la transformación radical de la socie-
"Los proletarios sólo pueden conquistar para dad o, por el contrario, un retroceso en la conciencia
sí las fuerzas sociales de la producción abo- de clase y un engaño o estrategia de captación de la
liendo el régimen adquisitivo a que se hallan clase dominante para evitar la revolución. Esta discu-
sujetos, y con él todo el régimen de apropiación sión se actualizaría especialmente en el siglo XX con
de la sociedad. Los proletarios no tienen nada la integración de los trabajadores en la economía for-
propio que asegurar, sino destruir todos los dista y el Estado de bienestar y el apogeo hacia me-
aseguramientos y seguridades privadas de los diados de siglo XX de partidos y regímenes políticos

p mirar
demás. [...] Hasta ahora, todos los movimientos conducidos por la social-democracia.
sociales habían sido movimientos desatados
por una minoría o en interés de una minoría.
El movimiento proletario es el movimiento au-
ara
tónomo de una inmensa mayoría en interés de
una mayoría inmensa. El proletariado, la capa • El cómic del francés Jacques Tardi, El grito
más baja y oprimida de la sociedad actual, del pueblo, sobre los sucesos de la Comuna
no puede levantarse, incorporarse, sin hacer de París de 1971. Disponible en: http://www.
saltar, hecho añicos desde los cimientos hasta normaeditorial.com/libros_img/01203436101_g.jpg
el remate, todo ese edificio que forma la so-
ciedad oficial" (Marx y Engels, 1932). • El cuadro Manifestación (1934) del argentino
Antonio Berni, que muestra la muchedumbre
Esta división estructural entre clases a la vez debía multicolor de inmigrantes y trabajadores en
condicionar (pero podría o no “determinar”, he ahí la plena ebullición de la cuestión social en nues-
cuestión) el antagonismo o lucha de clases, y de ahí tro país. Disponible en: http://coleccion.educ.ar/
el imperativo de la revolución (liberación del proleta- coleccion/CD5/contenidos/img/bernichicos/pop/
riado que ulteriormente sería la emancipación res- bg02_11.jpg
pecto del capital de la humanidad toda). Pero he
aquí que las condiciones materiales de vida y situa- • Una escena de Tiempos modernos de Chaplin,
ciones objetivas comunes (no-propiedad, explota- representación paradigmática de la alienación
ción laboral, pauperismo, barrios y culturas obreras) y las luchas del trabajador fabril. Disponible
habilitaban pero no garantizaban la efectiva identi- en: http://3.bp.blogspot.com/-NtFSFpwyCw4/
5 • “Los diferentes individuos sólo forman una clase en cuanto se ven obligados a sostener una lucha común contra otra clase, pues de otro modo ellos mis-
mos se enfrentan los unos con los otros, hostilmente, en el plano de la competencia” (Marx y Engels, 1985: 61, citado en Murillo et al., 2007: 3).
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15
UKiWYTl27vI/AAAAAAAABBI/1HUXOJh4U2U/ John Maynard Keynes (1883-1946). Y a la vez, es
s1600/tiempos+modernos+Chaplin.jpg importante señalar, que tuvo también especial éxi-
to para instituir una solución política de la cuestión
La nota común en todas es el protagonismo social, conjurando la tentación de las clases subal-
de las “masas”, un fenómeno históricamente ternas por la revuelta y el fantasma del comunismo.
novedoso, que funda la representación de la Tras la segunda guerra mundial, la reconstrucción
cuestión social moderna. de Europa se dio a través de un conjunto de políticas
en lo que se denominó Plan Marshall (oficialmente,
European Recovery Program). La base material fue
la asistencia financiera y la promoción de la integra-
1.2.2. Crisis de entreguerras, ción económica y el libre mercado. Y en el marco de
la Guerra Fría, la estratégica contención del avance
reformas de posguerra y del comunismo se basó en el sostén de regímenes
democráticos liberales y políticas de seguridad uni-
nueva ciudadanía social versal que redefinieron la cuestión social a través de
una ampliación de derechos de la ciudadanía.

E l mundo sobre el que pensaron los autores clá-


sicos de la sociología fue trastocado por la su-
cesión de las dos guerras mundiales de 1914-18 y
La primera formulación teórica sistemática se debe
al británico Thomas H. Marshall en una conferencia
de 1949 editada con el título de Ciudadanía y clase
1939-45, la revolución rusa en 1917 y el auge del so- social (1997). La ciudadanía es concebida como un
cialismo, la crisis económica de 1929, la emergencia proceso histórico de progresiva adquisición de dere-
del fascismo y el nazismo. Estos eventos tendieron chos: en primer lugar, los derechos civiles, relativos
un manto sombrío sobre las ilusiones de progreso a las libertades básicas individuales; luego, los polí-
de la modernidad decimonónica y el optimismo bur- ticos, con la participación en el poder por votación; y
gués de la belle époque. En las humanidades se en- finalmente, el “elemento social”, que el autor define
treveía una suerte de crisis civilizatoria y comenza- como “todo el espectro desde el derecho a un míni-
ría a hablarse de la “decadencia de occidente” y de mo de bienestar económico y seguridad al derecho
un “malestar en la cultura”, a la vez que se prendían a participar del patrimonio social y a vivir la vida de
nuevas luces de alerta en torno de la cuestión social. un ser civilizado conforme a los estándares corrien-
En EEUU, tras el crac de la bolsa de Nueva York en tes en la sociedad. Las instituciones más estrecha-
1929 y la posterior depresión y desempleo crecien- mente conectadas con estos derechos son el sis-
tes, el presidente Franklin D. Roosevelt auspició el tema educativo y los servicios sociales” (Marshall,
llamado New Deal, un conjunto de medidas de refor- 1997: 302-303)6.
ma financiera y bancaria, promoción industrial y agrí- “De manera entonces, que el plan Marshall, que
cola, ayudas sociales y a desempleados, así como se aplicó con variantes en Europa y América latina,
la legalización y fortalecimiento de los sindicatos y sanciona la ciudadanía social que promueve el de-
acuerdos de mejora laboral y aumento salarial y del recho al trabajo, a la salud, a la educación y a la vi-
consumo que redundó en una mejor distribución so- vienda; son tiempos de políticas universales en los
cial del ingreso. Ello supuso un fuerte intervencio- cuales el Estado funciona como condición de po-
nismo del Estado para la reactivación de la econo- sibilidad de la resolución de la vieja cuestión social
mía, atribuido en especial a las ideas del economista actuando como árbitro entre empresas y sindicatos.
6 • Podemos citar también otra clasificación distinta pero cercana, formulada originalmente por el jurista checo y Director de Derechos Humanos y Paz de la
Unesco Karel Vasak (1977), entre derechos humanos de “primera, segunda y tercera generación”. Respectivamente: 1ra. derechos civiles y políticos; 2da.
derechos económicos, sociales y culturales; 3ra. derechos de solidaridad.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

16
Se produce un profundo proceso de movilidad so- empleo. La estabilidad de los sistemas políticos, sin
cial ascendente, que en la estrategia pensada por embargo, se vería continuamente desafiada tanto en
los países industrializados debería tender a disolver, la periferia como en el mismo centro de las potencias
o al menos remediar más profundamente la cuestión occidentales, por la emergencia -especialmente des-
social en un contexto de fuerte presencia de la ame- de los años sesenta- de nuevas demandas y agrupa-
naza ‘comunista’ de la U.R.S.S. Con ello, la pobreza mientos que complejizaban la siempre persistente y
y la desigualdad decrecieron fuertemente” (Murillo renovada cuestión social.
et al., 2007: 8). En este contexto, se comienza a cuestionar la per-
En América Latina, el fortalecimiento de los Estados tinencia del concepto mismo de clase social. Este
y la ciudadanía social en la posguerra fue muy des- revisionismo del paradigma clasista, que se difun-
igual y en muchos casos muy débil. En el caso parti- de tras la caída del comunismo y con el auge neo-
cular de Argentina, se produjo el acceso de una ma- liberal7, se planteó desde dos perspectivas: por un
yoría de la población a la “ciudadanía social”, que lado, una deconstrucción y crítica teórico-filosófica
consolidaría el predominio y protagonismo de las del concepto de clase por parte de nuevas corrientes
“clases medias” como rasgo peculiar del país, aun- intelectuales; por otro lado, se ligó con cambios en
que siempre con un excedente persistente de pobla- la producción y el trabajo (a veces llamado “post-in-
ción subalterna de origen migratorio interno y mesti- dustrial”), que abre interrogantes sobre la centralidad
zo (analizaremos esto en profundidad más adelante del mismo como eje de orden y diferenciación social.
en el próximo capítulo). En el campo de la discusión teórica, ciertas posturas
filosóficas relativistas cuestionaban la idea de cla-
se social, como una fijación esencialista de la identi-
dad en la estructura socioeconómica, y sugerían, en
1.2.3. Nuevas demandas cambio, una idea de identidad social multidimensio-
nal y flexible8. Estas apuestas antitéticas del clasis-
sociales y “deconstrucción” mo, potencialmente afines al ethos e ideología des-
politizadora del neoconservadurismo9, se nutrieron
teórico-filosófica de las clases sin embargo también de una “nueva izquierda”, con
nuevas perspectivas ideológicamente radicales y au-

E l marco de las así llamadas “sociedades de bien-


estar” posibilitó una inclusión de mayorías de
la población y trazó, de este modo, un mapa social
tonomistas (por entonces críticas del marxismo orto-
doxo que inspiró el régimen del socialismo real sovié-
tico). Éstas se inspiraban en la antedicha emergencia
más homogéneo característico del auge de las “cla- de nuevas minorías y focos de demanda y moviliza-
ses medias” que parecía borronear los contrastes y ción, menos anclados en lo socioeconómico y guia-
tensiones de la lucha de clases. Asimismo, ésta fue dos por un reconocimiento político-cultural (grupos
la época de los treinta “años dorados” del capitalis- étnicos, sexuales y de género, movimientos juveniles
mo de posguerra, con crecimiento industrial y pleno y estudiantiles, etc.).

7 • Debe destacarse la coincidencia, en la misma época, de los cuestionamientos al clasismo en el plano teórico académico, y también en el de la práctica
política, con el auge de recetas neoconservadoras (reaganismo y thatcherismo en los países centrales, y dictaduras militares con complicidad civil en América
Latina), bases de un proceso sistemático de reconversión y disciplinamiento de la fuerza de trabajo (Holloway, 1994).
8• La difusión académica del “posestructuralismo” desde fines de los años sesenta (con epicentro en Francia), suerte de crítica interna del paradigma teórico
estructuralista hasta entonces dominante, basada en diversos autores en varias disciplinas (Jacques Derrida, Michel Foucault, Gilles Deleuze, entre otros),
reivindicó la dimensión diacrónica históricamente cambiante de las significaciones sociales y de los anclajes identitarios, así como una metodología para su
“deconstrucción” (variantes de la semiología, la lingüística y los “juegos de lenguaje”). Esta corriente se definió muy en general en oposición al “esencialismo”,
por ejemplo, contra la reivindicación de identidad nacionalista; aunque también muy notoriamente, contra el esencialismo clasista del marxismo, que llegó a
tener mucha influencia en la academia europea continental.
9 • Al atacar dos factores de identidad e ideas-fuerzas fundamentales de la modernidad, como fueron las de la de Nación y de la cuestión y clase social, la
crítica deconstructiva en el campo intelectual se aunaba así con los proyectos de política neoliberal, que buscaban transgredir tanto el proteccionismo de las
fronteras nacionales, como también las fronteras de resistencia clasista contra una mayor “flexibilización” y subsunción real del trabajo, ambos obstáculos
para el libre flujo y valorización del capital.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

17
La conclusión general de las críticas teórico-filosó- desigualdad (al punto que se hablará de una “nueva
ficas es que el creciente protagonismo político de cuestión social”). Haremos antes un paréntesis para
las minorías, o -particularmente en América Latina- reseñar en el apartado siguiente una expresión de
de los llamados “movimientos sociales”, o también estos nuevos debates teóricos a través de la socio-
más contemporáneamente la reivindicación posmo- logía de Pierre Bourdieu.
derna de nuevos agrupamientos como las llamadas
“tribus” urbanas y los nuevos estilos de vida, cues-
tionarían en conjunto la centralidad o aun la existen-
cia eficiente de las clases sociales como factor or- 1.2.4. La formulación de

p mirar
denador de la subjetividad y la identidad social.
Pierre Bourdieu: espacio
ara social multidimensional y
En primer lugar, les proponemos observar habitus de clase
el cuadro Quarto stato, del pintor italiano

E
Giuseppe Palliza da Volpedo (1901). Este n el campo de las ciencias sociales, ligado con
representa el tono monocolor y homogéneo las nuevas corrientes teórico-filosóficas antes
de la masa del proletariado de comienzos reseñadas, se destacó la difusión contemporánea
del capitalismo. Disponible en: http://upload. del “constructivismo”10 (denominación que englo-
wikimedia.org/wikipedia/commons/2/29/ ba a autores como Norbert Elias, Anthony Giddens,
Quarto_Stato.jpg Pierre Bourdieu, Peter Berger y Thomas Luckmann)
(Corcuff, 2005; Giménez, 2002).
En segundo lugar, nos referiremos a un collage Aquí interesa destacar el aporte del sociólogo fran-
con una estética más acorde a la representa- cés Pierre Bourdieu (1930-2002), con su peculiar
ción contemporánea del abanico multicolor de las versión de “constructivismo estructuralista”11 en par-
culturas juveniles y las “tribus” urbanas, ima- ticular, para la reformulación de las clases sociales.
gen publicada en el Blog de la Juventud Arica. La perspectiva constructivista de Bourdieu (conti-
Disponible en: (http://2.bp.blogspot.com/_vi- nuando de modo más o menos explícito ideas ya
c8EZmef4/SVW-Lwh7EMI/AAAAAAAAA0U/ presentes en Marx, Foucault, Bachelard y Gramsci,
Z6BiFlc-teQ/S1600-R/collage1.jpg) entre otros) es “relacional”: ve la realidad no como
conjunto de substancias fijas existentes en sí, sino
Resulta evidente el contraste: en el primer caso,
como complejo de relaciones constituidas históri-
una cultura unitaria de clase; en el segundo, la
camente; y éstas condicionan las prácticas de los
celebración múltiple de las “diferencias”.
agentes, y así sus nuevas relaciones. De ahí que
Retomaremos más adelante esta contextualización también se trate de un enfoque “praxeológico”, por
histórica y la discusión general sobre las nuevas su concepción de lo social interiorizado subjetiva-
orientaciones para definir las clases y las formas de mente, como principios generadores de prácticas (el

10 • El constructivismo social, en líneas generales, se caracteriza por tres rasgos fundamentales: 1) la voluntad de superar los conceptos dicotómicos que la
sociología heredó de la vieja filosofía social (idealismo/materialismo, sujeto/objeto, individual/colectivo); 2) aprehender la realidad social como una construcción
histórica, cotidiana y práctica de los actores; 3) la doble dimensión recíproca de lo social como objetivado (reglas, instituciones) e interiorizado subjetivamente
(representaciones, sensibilidad, valores) (Giménez, 2002: 2).
11 • Bourdieu define “constructivismo” como “la afirmación de que existe una génesis social de los esquemas de percepción, de pensamiento y de acción que
son constitutivos de lo que llamo habitus, por una parte; y por otra de las estructuras sociales, particularmente de lo que llamo campos o grupos, así como
también de lo que ordinariamente suelen llamarse clases sociales” (las cursivas son propias). Y el adjetivo “estructuralista” difiere aquí de su sentido usual (de
tradición saussuriana o levi-straussiana): “Por estructuralismo o estructuralista entiendo la afirmación de que existen -en el mundo social mismo, y no sólo en
los sistemas simbólicos como el lenguaje, el mito, etc.- estructuras objetivas independientes de la conciencia y de la voluntad de los agentes y capaces de
orientar o de restringir sus prácticas y sus representaciones” (Bourdieu, 2000: 127).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

18
habitus de clase, conjunto de “esquemas de percep- medidas: el volumen (de cada capital, y un volumen
ción, pensamiento y acción”) (Bourdieu, 2000: 127). global), su composición (el peso relativo de cada for-
Bourdieu absorbe y reformula el análisis marxista de ma de capital dentro del total, fundamentalmente del
las clases sociales, pero su enfoque estructural ya económico y el cultural) y su evolución en el tiempo
no radica sólo en el espacio económico o de la pro- (que define distintas trayectorias sociales15).
piedad de los medios de producción, sino también Al tratar en particular sobre la forma incorporada del
en otros espacios sociales con sus distintivos rasgos capital cultural, Bourdieu sigue los pasos de Marx
y tipos de poder. Estos últimos son definidos como y Foucault al plantear que “estas distancias socia-
“capitales”12, y se clasifican fundamentalmente en les están inscritas en el cuerpo” (2000b: 109) (en-
los tipos: económico, cultural, social, simbólico. tendido no sólo como lo corporal físico, sino como
Muy sucintamente, definamos a continuación cada sustrato de una interiorización profunda de lo social
variante de capital. El capital económico es el patri- en la subjetividad). Esto explica lo que comúnmen-
monio directamente transformable en dinero13, ins- te se entiende por “socialización”, definida en espa-
titucionalizado en forma de derechos de propiedad. cios como la familia y la escuela, pero que aún más
El capital cultural (su análisis es uno de los apor- profundamente ancla la subjetividad en torno de lo
tes específicos de la sociología bourdieuana) puede que el autor francés llama -citando a Erving Goff-
eventualmente rendir o devenir en capital económi- man, sociólogo referente del interaccionismo simbó-
co, institucionalizado fundamentalmente bajo forma lico- “sentido de la posición de uno”, que caracte-
de títulos escolares14. El capital social son las rela- riza como “lo que, en una situación de interacción,
ciones, vínculos y compromisos sociales que pue- mueve a aquellos que llamamos en francés les gens
den habilitar lugares en el espacio social y apoyos humbles, literalmente ‘gente humilde’ [...] a perma-
para oportunidades varias (“conversiones” a otros ti- necer ‘humildemente’ en su lugar, y que lleva a los
pos de capital); y la pertenencia a un grupo otorga otros a ‘mantener su distancia’ o ‘mantener su posi-

p mirar
recursos y obliga a rituales que actualizan y visibili- ción en la vida’” (2000b: 108-109).
zan socialmente la pertenencia de sus miembros. El
capital simbólico, es el capital -en cualquiera de sus ara
formas- en la medida que es representado simbóli-
camente en una relación de reconocimiento (deriva-
ción del antiguo valor del “honor” o prestigio social). El gusto de los otros (Francia, 2000).
Las clases sociales, sobre esta base, se deberán de- Dirección: Agnès Jaoui.
finir de modo relativo por la distribución de las dis- En síntesis, el constructivismo de Bourdieu brin-
tintas formas de capital, según tres dimensiones o da elementos para pensar lo social estructurado de

12 • Como en Marx, el capital se concibe aquí como trabajo acumulado, sea de modo cosificado materialmente o interiorizado corporal-subjetivamente, res-
pectivamente como trabajo objetivado o trabajo vivo. El capital cultural, por caso la educación que puede objetivarse en títulos académicos, es una disposición
interiorizada (por ejemplo, como una hexis corporal, o en criterios diferenciales de “gusto” estético), el producto encarnado de una gran cooperación y trabajo
colectivo de socialización, que involucra una extensa trama de instancias y relaciones sociales: la crianza de la familia, la formación en la escuela y la sociali-
zación de los grupos de pares, así como también la trayectoria laboral, etc.
13 • El capital económico puede ser objetivado en patrimonio o riqueza y medios de producción, pero también es una forma de poder que provee o admite
su conversión a otros tipos de capitales, por ejemplo un capital social de relaciones y poder de “influencias”, que puede o no garantizar a su vez un capital
simbólico de prestigio social.
14 • El capital cultural puede tener asimismo tres estados: a) incorporado, en el modo de disposiciones duraderas interiorizadas a nivel subjetivo; b) objetivado,
en bienes y consumos culturales (que precisan de disposiciones interiorizadas para poder ser aprovechados); c) institucionalizado, a través de títulos y formas
de reconocimiento y pertenencia de asociaciones. Al tratar sobre la forma incorporada del capital cultural, Bourdieu sigue los pasos de Marx y Foucault,
15 • Las trayectorias (individuales y grupales), desconsideradas a menudo en los análisis estadísticos (limitados a una “foto” estática de un corte en tiempo
presente de ciertas variables socioeconómicas), son muy importantes, porque hacen a la dimensión propiamente histórica y a la memoria biográfica personal
de cada sujeto. La alquimia entre las distintas formas de capital puede ofrecer distintas combinaciones y resultados según su evolución temporal. Por ejemplo,
dado un similar volumen presente de capital económico, pueden distinguirse, por caso: la autoestima y memoria de tiempos mejores de una clase media
empobrecida, respecto de la condición más modesta de sectores populares de origen humilde; o los modales de distinción de alguien “de familia” tradicional,
frente a la pretensión chillona del “nuevo rico” (y esto era aún más claro en tiempos pre-modernos, cuando las diferencias estamentales estaban institucio-
nalizadas con títulos de nobleza, y mediaba aún un abismo simbólico entre las familias nobles y la naciente y aún no reconocida burguesía, aun cuando ésta
acumulaba ya mucha riqueza).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

19
modo multidimensional y no determinista, interioriza- del Sistema Capitalista 2.0 (actualizada). Allí se
do en las múltiples relaciones que traman el espa- representa una típica figuración del orden de
cio social y encarnado en estilos de vida y habitus clases sociales, caricatura del modelo vertical de
que son a la vez generadores de prácticas o, como él la “pirámide social”. En la misma, se contemplan
define, “estructuras estructuradas y estructurantes” varios estratos (es decir, que difiere a priori
(Bourdieu, 2002: 54). Con estas fórmulas, apuesta a del marxismo y su división fundamental entre
superar las dicotomías y aunar los principios tradi- burguesía y proletariado) y representa distin-
cionalmente antinómicos de estructura y acción, de- tos niveles de poder y actitudes de conciencia,
terminismo y libertad. Y además no descarta, sino complicidad o disconformidad.
que retoma y complejiza, el concepto marxista de las Disponible en: http://4.bp.blogspot.com/-
clases sociales, analizando las nuevas formas de di- hQyOrUddPM0/TmIfKK-z85I/AAAAAAAAERw/
ferenciación estamental y “distinción” simbólica que BCxKF3Bi3N8/s1600/piramide%2Bsocial.jpg
con mil matices separan a clases y fracciones de cla-
se (hábitos típicos de la “pequeña burguesía” o “cla- Básicamente, uno de ellos plantea una estructu-
ses medias”, no identificables sencillamente dentro ra con una única dimensión jerárquica vertical,
del clásico par marxista de burguesía vs. proletaria- y el otro un plano extendido en dos dimensiones
do). En especial a través de sus célebres investiga- en forma de diagrama de ejes cartesianos.
ciones sobre la reproducción del capital cultural en
el sistema escolar, Bourdieu nos permite pensar las 1. Reflexioná acerca de cuáles son las sentidos
formas en que la desigualdad social se extiende y se diferenciales y las miradas sobre la cuestión
naturaliza como desigualdad cultural. social y la clasificación de clases inherentes a

m
cada uno de los gráficos; y cuáles serían las

omento ventajas o utilidades que pueden tener uno y

de reflexión
otro modo de representación.

2. Representá un diagrama similar al de Bou-


Observá los dos gráficos: rdieu, e incluí otros tipos de prácticas y dis-
posiciones que crea pertinentes para carac-
• El Esquema de Habitus elaborado por terizar los diferentes “habitus” de clases: por
Bourdieu en base a investigaciones estadís- ejemplo, trayectoria y títulos escolares, gustos
ticas (2003: 31), donde se plasma un orden de culturales y artísticos, tipo de “hexis” corporal,
afinidad de prácticas, posiciones y disposicio- confesión y prácticas religiosas, localidad y ba-
nes diferentes (orientaciones políticas, profe- rrio de residencia, etc.
siones, actividades recreativas) que hacen a la
cotidianeidad de habitus de clase, en cuadran- 3. ¿Dónde te ubicarías en cada uno de los
tes relativos a volúmenes de capital global y su gráficos? ¿Y en qué lugar ubicarías a otras
composición en las formas de capital económico personas con las que compartís tu rutina de
y cultural. Disponible en: http://upload.wikimedia. trabajo? (colegas, alumnos, etc.)
org/wikipedia/commons/e/ed/Espace_social_de_
Bourdieu-es.svg
• La ilustración de Azagra sobre La pirámide
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

20
De aquí también la difundida idea emparentada de
1.2.5. Mutación histórica, “sociedad de la información” que alude a esta cen-
tralidad de la información y la comunicación en red
posfordismo y sociedad tanto en el trabajo como en las relaciones sociales en

p mirar
general y en la vida cotidiana (Castells, 2002).
postsalarial: “Adiós al
proletariado” ara
Los lunes al sol (España, 2002).
A partir de la década de los setenta, asistimos a
una mutación histórica con cambios a nivel po-
lítico, económico, cultural, social, subjetivo que re-
Dirección: Fernando León de Aranoa.

Paralelamente en el plano social, con la reorganización


percuten también en el orden de la teoría social. La de la producción y las relaciones laborales, cada vez
crisis económica del capitalismo ubicada en torno más analistas daban su “adiós al proletariado” indus-
de los años 1971-73, con la caída de la tasa de ga- trial (Gorz, 1981)16, lo que sugería una pronta extinción
nancia y la “crisis del petróleo”, tenía un correlato de las culturas obreras tradicionales y las políticas labo-
en el orden sociopolítico, visto que el modelo bien- ristas, y la consiguiente transformación del viejo para-
estarista de ciudadanía social no había debilitado la digma de lucha de clases. Todo ello planteaba, a la vez,
cuestión social, sino que la había complejizado, con un escenario de “metamorfosis de la cuestión social”
la emergencia de nuevas demandas y la reactualiza- (Castel, 1997).
ción de viejas y nuevas formas de la lucha de clases. Es importante repetir la advertencia, sobre el carác-
En este contexto, se divulga la idea de “sociedad ter “performativo”17 de todos estos discursos: las re-
postindustrial”, formulado por autores como el fran- presentaciones sobre las clases y la cuestión social
cés Alain Touraine (1969) o el norteamericano Daniel no son neutras, deben tratarse como “actos de ha-
Bell en 1973 (1991). Este concepto daba cuenta, por bla” que tanto describen la realidad como también
un lado, de las transformaciones en la economía, a forman parte e influyen en ella. En este caso, los dis-
saber, un rápido crecimiento del sector de servicios cursos sobre el declive del proletariado industrial, li-
en detrimento del sector industrial; y, por el otro, de la gados a intentos de deconstrucción teórica de las
nueva “revolución industrial” que ubicaba las nuevas clases sociales, se difundieron en un contexto de re-
tecnologías de la información y la comunicación (las planteo de la relación de fuerzas entre capital y tra-
dichosas TICs) como nueva materia prima y fuente bajo, y acompañaban (intencionadamente o no) y
central de aumento de la productividad (en detrimen- daban cierto sustento a los efectivos intentos del ca-
to del componente de trabajo humano en el capital). pital por torcer la fuerza del sindicalismo y aumen-
16 • Citamos la obra homónima de André Gorz, por su temprana difusión e impacto en 1980. También luego el marco teórico y discursivo sobre los cambios
del proletariado y el trabajo “postsalarial” se verá nutrido por el aporte de muchos autores: Claus Offe, Benjamin Coriat, Alain Touraine, Jean Lojkine, Fergus
Murray, Adam Schaff, Ernest Mandel, István Mészáros, Robert Kurz, Alain Bihr, Thomas Gounet, Frank Annunziato, David Harvey, Simon Clarke, por sólo citar
algunos destacados.
17 • En su Diccionario Enciclopédico de las Ciencias del Lenguaje, Ducrot y Todorov definen como “performativo” (por oposición a “constativo”) al enunciado
que: “1) describe una determinada acción de su locutor y si 2) su enunciación equivale al cumplimiento de esa acción” (1983: 384). Se relaciona con la teoría
lingüística de John Langshaw Austin y de John Searle sobre los “actos de habla” (2001).
18 • El mundo del trabajo sigue siendo siempre un espacio de lucha y de definición de modelos de sociedad alternativos y antagónicos. El paradigma del lla-
mado “posfordismo” se caracteriza por las estrategias de “flexibilidad” y “polivalencia” del trabajo (por oposición a la descomposición del proceso productivo
propio del taylorismo, y la segmentación del trabajo característica de la tradicional industria fordista) y de “descentralización” de las decisiones e instancias
de producción.
Es interesante destacar la alternancia de orientaciones e interpretaciones por “derecha e izquierda”, en torno a esta transformación de las relaciones laborales
(Wydler, 2005). Por derecha, expresan usualmente el consciente proyecto de embate del capital para disciplinamiento del trabajo (los oficios obreros y los recla-
mos sindicales de protección del trabajo definidos como “rigideces” laborales). Por izquierda, en cambio, hay autores que ven la polivalencia y la descentraliza-
ción -características por ejemplo del modelo japonés “toyotista”- respectivamente como una ruptura con el embrutecimiento y explotación del trabajo industrial
y como una posible variante de “democracia en las relaciones de trabajo” (Coriat, 1992), y aun una alternativa política al verticalismo de las organizaciones
sindicales. En síntesis, a partir de la “crítica de la razón productivista” propia de la sociedad industrial (Valdivieso, 2008), la utopía posindustrial de la nueva
izquierda autonomista permite vislumbrar la “riqueza de lo posible” (Gorz, 1997), las potencialidades de las nuevas tecnologías productivas y formas de trabajo
contemporáneas para multiplicar y emancipar el poder del trabajo cooperativo social más allá de su constricción en las relaciones del salariado (Coriat, 1992b).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

21
tar la explotación y “flexibilización” del trabajo18, y namiento académico de las clases sociales: del rela-
desandar las conquistas de los derechos sociales. to de la lucha entre burgueses y proletarios pasamos
Ello se expresó hacia comienzos de la década de los al binomio, cualitativamente diferente, de los “inclui-
ochenta en las políticas neoliberales del reaganismo dos” y “excluidos”. Éstos ya no están fuera tan sólo
y thatcherismo y los regímenes autoritarios implanta- del trabajo, sino también del mismo lazo o contrato

p mirar
dos en muchos países de la periferia global. social, situación que Castel denomina “desafiliación”.
De todos modos, lo cierto es que en este contex-
to resultaba crecientemente difícil “leer” las socieda-
des contemporáneas a partir del mundo del traba-
ara
jo. El sociólogo francés Robert Castel (1997) analizó
la metamorfosis de la cuestión social en torno de
Pizza, birra, faso (Argentina, 1997).
dichas transformaciones del trabajo. En una des-
Dirección: Adrián Caetano y Bruno Stagnaro.
cripción retrospectiva del capitalismo de posguerra,
describe la institución estable del “salariado” más Todo esto actualiza, redefine y da renovada centra-
que como una mera relación económica, como todo lidad a la problemática de la “pobreza”. Exclusión y
un modelo de sociedad: la inclusión social y la asig- pobreza devienen centros de un espacio discursivo,
nación de recursos y derechos se basaba privilegia- asociadas con otros términos o categorías, como por
damente en la participación en el mundo del trabajo. ejemplo la apropiación del concepto bourdieuano del
Hoy en día, en cambio, estaríamos viviendo la transi- “capital social”.
ción hacia una “sociedad postsalarial”: frente al de- La nueva concepción de la pobreza parte de la re-
clive del rol socializador del contrato laboral, en un visión crítica del tradicional “enfoque de ingresos”.
contexto de auge neoliberal, el “post” es una defini- Éste se basaba en dos métodos de medición de la
ción por transición de un modelo anterior sin un mo- pobreza. Uno es el método directo, que estima ne-
delo sistémico alternativo de integración social. cesidades básicas insatisfechas (NBI). El otro es el
método indirecto o estudio de la “línea de pobreza”,
que concibe diferentes criterios de medición: el de la
pobreza absoluta (definición de un núcleo básico mí-
1.2.6. “Nueva cuestión social” nimo de privación absoluta; se utiliza en países como
Chile, México, Uruguay y EEUU) y el de la pobreza re-
y redefinición de la pobreza lativa (que asume que las necesidades humanas son
relativas y el umbral o la sensación de pobreza varían

L o que muchos comenzaron a denominar “nueva en cada sociedad y dependen del nivel del ingreso

penarauenta
cuestión social” parte de la premisa de los cam- general; es el criterio de la Unión Europea).

tener
bios en el mundo del trabajo, y se plantea a partir

c
de la creciente difusión por parte de gobiernos y or-
ganismos internacionales de una nueva agenda de
problemas y conceptos: se trata del desplazamien-
to del problema de la “desigualdad social” hacia una
generalización de la nueva problemática contempo- La CEPAL recomienda construir el índice de ne-
ránea de la “exclusión” y la “pobreza”. cesidades básicas a partir de las siguientes
El cambio del reparto protagónico ratifica el cuestio- variables:
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

22
Necesidades básicas Dimensiones Variables Censales
Acceso a la vivienda Calidad de la vivienda Materiales de construcción utilizados en
piso, paredes y techo
Hacinamiento a) Número de personas en el hogar
b) Número de cuartos de la vivienda
Acceso a servicios Disponibilidad de agua potable Fuente de abastecimiento de agua en la
sanitarios vivienda
Tipo de sistema de eliminación de excretas a) Disponibilidad de servicio sanitario
b) Sistema de eliminación de excretas
Acceso a educación Asistencia de los niños en edad escolar a un a) Edad de los miembros del hogar
establecimiento educativo b) Asistencia
Capacidad económica Probabilidad de insuficiencia de ingresos del a) Edad de los miembros del hogar
hogar b) Ultimo nivel educativo aprobado
c) Número de personas en el hogar
d) Condición de actividad
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Necesidades_b%C3%A1sicas_insatisfechas Elaborado según informe http://www.eclac.cl/deype/mecovi/
docs/taller5/10.pdf

En la Argentina, el Instituto Nacional de Estadísticas Instituto Nacional de Estadísticas y Censos


y Censos (INDEC) pone en práctica el “enfoque de (INDEC)
ingresos”, siguiendo el criterio de la pobreza absolu- Línea de Pobreza y Canasta Básica
ta, para definir sobre esta base las condiciones de la El cálculo de los hogares y personas bajo la Línea
“pobreza” y la “indigencia”. de Pobreza (LP) se elabora en base a datos de la

penarauenta
Encuesta Permanente de Hogares (EPH). A partir

tener
de los ingresos de los hogares se establece si és-

c
tos tienen capacidad de satisfacer -por medio de
la compra de bienes y servicios- un conjunto de
necesidades alimentarias y no alimentarias con-
sideradas esenciales. El procedimiento parte de
Acerca del método utilizado para la medición de
utilizar una Canasta Básica de Alimentos (CBA)
la pobreza en la Argentina. Instituto Nacional
y ampliarla con la inclusión de bienes y servicios
de Estadísticas y Censos (INDEC).
no alimentarios (vestimenta, transporte, educa-
En: http://www.indec.gov.ar/nuevaweb/cuadros/7/
ción, salud, etc.) con el fin de obtener el valor de
sesd-metodologia-pobreza.pdf
la Canasta Básica Total (CBT). Para calcular la in-
Valorización Mensual de la Canasta Básica Ali- cidencia de la pobreza se analiza la proporción
mentaria y de la Canasta Básica Total. Aglo- de hogares cuyo ingreso no supera el valor de la
merado Gran Buenos Aires. Febrero de 2010. CBT; para el caso de la indigencia, la proporción
En: http://www.indec.mecon.gov.ar/nuevaweb/ cuyo ingreso no superan la CBA.
cuadros/74/canasta_03_10.pdf
Hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas
En el caso argentino, los indicadores de NBI son
cinco y basta con carecer de cualquiera de ellos
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

23
para entrar en la correspondiente categorización. mo lugar, a la voluntad de progresar o no y la capa-
Se consideran hogares con NBI aquellos en los cidad de éxito en la lucha por la vida. Finalmente, a
cuales está presente al menos uno de los siguien- la percepción de que la situación es inmodificable,
tes indicadores de privación: 1) Hogares que ha- la resignación a un destino inevitable” (Murillo et al.,
bitan viviendas con más de 3 personas por cuar- 2007: 15).
to (hacinamiento crítico); 2) Hogares que habitan Por otro lado, todo diagnóstico de un problema lleva
en una vivienda de tipo inconveniente (pieza de implícita una mirada sobre las prioridades y vías para
inquilinato, vivienda precaria u otro tipo); 3) Ho- la resolución del mismo. El concepto de lo “social”
gares que habitan en viviendas que no tienen re- en particular también ha sido siempre tanto la for-
trete o tienen retrete sin descarga de agua; 4) Ho- ma de nominar el problema (las contradicciones del
gares que tienen algún niño en edad escolar que contrato social liberal, las luchas contra las crecien-
no asiste a la escuela; 5) Hogares que tienen 4 tes desigualdades concretas del capitalismo) como
ó más personas por miembro ocupado y en los la necesaria búsqueda política de una solución (la in-
cuales el jefe tiene bajo nivel de educación (sólo tervención del Estado, la vigilancia policial a las polí-
asistió dos años o menos al nivel primario). ticas sociales para suturar la brecha social y política).
En el mismo sentido, la redefinición del concepto de
Retomando la discusión anterior sobre la represen- pobreza se liga también con un replanteo y crítica de
tación de las diferencias sociales, puede decirse que la solución tradicional, el intervencionismo del Esta-
el “enfoque de ingresos” es afín con la imagen tradi- do, que supuestamente inhibiría las capacidades in-
cional de la “pirámide social”: la división social por dividuales y la iniciativa colectiva de auto-organiza-
estratos socioeconómicos verticalmente ordenados, ción de la sociedad civil.
en una única escala cuantitativa unidimensional, liga- Aquí aparece el concepto de “capital social”, tam-
da a necesidades básicas y estándares de consumo. bién convenientemente resignificado. Bourdieu lo
Frente a este enfoque, muchos intelectuales e inves- definía como una forma de poder, entre otras, en que
tigadores reivindican una resignificación de la pobre- se expresaba y reproducía la desigualdad social. En
za que refiera a varias dimensiones: “En primer lugar, su nuevo uso actual, se lo concibe optimista y virtuo-
a la carencia de libertades fundamentales de acción samente como un reservorio de valores solidarios y
o decisión para influir sobre los propios problemas. un potencial de auto-organización civil. En resumen:
En segundo lugar, al déficit en vivienda, alimentos, en esta operación discursiva, el eje de solución de la
servicios de educación y salud. En tercer lugar, a la cuestión social se desplaza de la demanda de políti-
vulnerabilidad a enfermedades, reveses económicos cas públicas sociales del Estado al “empoderamien-
y desastres naturales. En cuarto lugar, a tratamientos to” y el “capital social” de los pobres.

penarauenta
vejatorios por parte del Estado, aquejado de corrup-

tener
ción. En quinto lugar, a la estigmatización por parte

c
de la sociedad que somete a la pobreza a un trata-
miento también arbitrario, pues las normas y valo-
res, así como las costumbres provocan la exclusión
de mujeres, grupos étnicos o de todos aquellos que
sufren discriminación, tanto en el seno de la familia, “Capital Social en español”.
como en la comunidad y en los mercados. En sexto Disponible en el sitio web del Banco Mundial:
lugar, a la intensa vivencia de ‘sufrimiento’. En sépti- http://go.worldbank.org/S03YKDP0L0
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

24
“En esta nueva estrategia discursiva, compartida por ción que está técnicamente por encima de la
teóricos sociales y organismos internacionales, la línea de pobreza se siente, de todas maneras,
pobreza y la desigualdad son presentadas como in- pobre.
evitables. Frente a esta carencia constitutiva, se afir- La conclusión surge de un estudio realizado en
ma, es posible construir alternativas, basadas funda- base a una muestra de 650 jefes y jefas de
mentalmente en que los pobres se articulen en redes hogares del Gran Buenos Aires, por el Centro
que les permitan acceder a un ‘capital social’ que los de Economía Regional y Experimental. En total,
sostenga frente a la inevitable adversidad. En este seis de cada diez bonaerenses sufren algún
punto, lo que alguna vez fueron políticas de integra- tipo de pobreza, ya sea porque están obje-
ción social y ciudadanía universal se trocan en po- tivamente en esa condición o bien porque se
líticas focalizadas sobre ciertos grupos, y lo social sienten pobres.
como trama contenedora se disuelve a favor de una La semana pasada se conocieron los datos
concepción en la cual la sociedad es un conjunto de a agosto de la cara real de la pobreza, que
individuos, cada uno de los cuales debe velar por sí mostraron que 12,1 millones de personas se
mismo” (Murillo et al., 2007: 16). encuentran en esta condición: un 31,4% de la
Volveremos sobre esto más adelante en el siguien- población. Y 4,3 millones son indigentes que no
te capítulo, en torno a las características de la cues- llegan a cubrir los 391 pesos en los que está
tión social y las políticas sociales actuales en la Ar- valuada la canasta básica de alimentos.
gentina. La percepción de pobreza cayó en el último

m
año: en el 2005, un 53% de los que estaban
omento por encima de la línea marcada por el Indec se

de reflexión
sentían pobres, y ahora ese porcentaje bajó
al 48%. Sin embargo, en la investigación, tres
de cada cuatro personas encuestadas seña-
Diario Clarín, Jueves 5 de octubre de 2006 laron que los ingresos mensuales que recibe
su hogar no alcanzan para cubrir los gastos
La pelea contra la inflación: Conclusiones de un necesarios.
estudio de economistas sobre “pobreza sub- "El caso típico es el de una pareja joven del
jetiva” GBA, en la que ambos trabajan y juntan más
de 1.000 pesos al mes, pero deben pagarle a
Se sienten pobres aunque las estadísticas lo alguien para que cuide a su hijo en el horario
nieguen laboral, postergan su consumo y no pueden
solventar el colegio y la prepaga que realmente
Los economistas suelen decir que las estadís- quisieran", explicó Victoria Giarrizzo, econo-
ticas son como las salchichas: pueden resultar mista del Cerx e investigadora de la Univer-
muy sabrosas, pero mejor ni preguntar cómo sidad de Buenos Aires. "Técnicamente no son
se hicieron. En el caso de los 861 pesos que pobres, pero ellos sí lo sienten", agregó.
hacen falta, según el Indec, para no ser pobre Los estudios sobre "pobreza subjetiva" (así
en la Argentina al mes de agosto, se trata se llama esta rama), están extendidos en Eu-
de un promedio que tiene poco que ver con la ropa y EE.UU, pero en la Argentina aún son
percepción de la gente. La mitad de la pobla- escasos. En parte, admite Giarrizzo, porque
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

25
no se trabaja con estadísticas duras, algo que 1. Cómo se vincula la distinción entre “pobreza
suele provocar alergia en los economistas. Sin objetiva” y “pobreza subjetiva”, con la proble-
embargo, la percepción de pobreza es funda- mática de la relación entre el concepto teórico
mental para moldear expectativas: quienes se de las clases sociales (“clases en el papel”) y la
sienten pobres actúan como tales, caen el el “realidad” de las mismas.
desánimo y ven perspectivas sombrías para
su futuro. 2. Cuáles considerás que son las ventajas y
límites de las distintas formas de medir la
Del estudio surgieron otras conclusiones inte- pobreza.
resantes:
• El valor de los bienes alimentarios y no ali- 3. Qué criterios, bienes de consumo, servicios y
mentarios que según la encuesta necesitan los otros factores, considerás como elementos indis-
hogares para cubrir su subsistencia se ubica, pensables o importantes para no ser “pobre”.
en promedio, en $ 1.732 mensuales, el doble del
costo de la canasta básica total (CBT) que 4. Qué reflexión podés hacer sobre los dos úl-
informa el Indec. timos párrafos del artículo, en relación con los
• El ingreso promedio que, según declara la conceptos de “capital cultural” y “capital social”
gente, necesita el hogar para no sentirse po- de Bourdieu.

penarauenta
bre ascendía en julio a $1.904 mensuales, 10%
superior al ingreso promedio que manifiestan
tener
c
los hogares precisar para cubrir sus gastos
necesarios y 120% superior al costo de la CBT.
• Los factores más mencionados para dejar
se sentirse pobre son mejoras en la salud y En este capítulo, hemos definido la llamada
en la educación, contó Dardo Ferrer, del Cerx. “cuestión social” y visto sus orígenes y evolución
Una política pública que refuerce estas áreas histórica, así como las consecuentes formas y
es la que más impacto tendría para bajar la abordajes teóricos de la estratificación social y
percepción de pobreza. el antagonismo entre clases sociales, en relación
• Las mediciones de pobreza subjetiva están, con las transformaciones del capitalismo.
a su vez, sujetas a subjetividades geográfi- En cada apartado, podemos resumir las si-
cas. En la Capital federal, por caso, el dinero guientes definiciones conceptuales:
que hace falta para no sentirse pobre es • La “cuestión social” se define y origina histó-
mayor al del interior del país, contó Giarrizzo, ricamente por la contradicción entre el principio
donde "la educación privada es más barata y de igualdad abstracta de la política democrá-
hay menos aversión de la gente a mandar a tica y las desigualdades concretas propias de
sus hijos a un colegio público". la economía y sociedad capitalistas. Esta es la
------------------------------------------------------- paradoja insalvable del contractualismo liberal
El artículo periodístico retoma la cuestión de las que funda la idea de ciudadanía y el derecho
formas de concebir y percibir la pobreza. En modernos.
relación con el planteo del mismo, reflexioná en • La idea común de “estratificación” o división
torno de los contenidos vistos en esta unidad: de grupos sociales debe adaptarse para el
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

26
caso específico del capitalismo al análisis del éste en la definición de las desigualdades y la
antagonismo o “lucha” de clases sociales, tal clasificación de grupos y estamentos sociales.
como lo desarrolló originalmente en el siglo XIX • La crisis y mutación histórica del capitalismo
la obra clásica de Karl Marx. Éste definió el a comienzos de la década de los setenta prepa-
criterio de clasificación en torno a la propiedad ró el cambio hacia la economía “posindustrial” y
de los medios de producción, y la cuestión de la la innovación tecnológica de la llamada “sociedad
organización política e identidad de clase (clase de la información”. Esto se dio en un contexto
“en sí” y “para sí”). Ello condicionó la política del de reducción del proletariado y de embate con-
socialismo en torno al dilema entre reforma y tra el poder de los sindicatos, en el contexto de
revolución. auge del neoconservadurismo y los regímenes
• La crisis del capitalismo de entreguerras y autoritarios. Estos cambios tenderían a des-
la posterior política del New Deal y el plan plazar la centralidad del trabajo y la relación
Marshall de reconstrucción europea (estrate- del salariado como marcos de integración social.
gia de contención del comunismo), legitimaron • La llamada “nueva cuestión social”, emerge de
la idea de una “ciudadanía social”, base de una las transformaciones de fines de siglo XX y el
“segunda generación” de derechos al bienestar auge de las políticas neoliberales. En función de
económico y la seguridad, y el acceso a servi- este contexto debe leerse críticamente la nueva
cios sociales y a la educación. Ello replantea la preocupación de organismos internacionales y
cuestión social, apaciguando las luchas de cla- políticas públicas afines por la problemática
ses y preparando la emergencia y consolidación hoy privilegiada de la “pobreza” y la “exclusión”.
de las “clases medias”. La “pobreza” busca desviar el eje de la cuestión
• En las sociedades y Estados de “bienestar” de social respecto del viejo problema de la des-
posguerra, se comenzó a criticar y “deconstruir” igualdad (y la discusión técnica sobre su medi-
el paradigma conceptual de las clases sociales. ción, puede distraer de su discusión política).
En el campo teórico, se planteó una mirada Asimismo, la problemática de los “excluidos”
relativista y de análisis multidimensional de las desplaza el análisis de las clases sociales. Esta
diferencias sociales. En el campo social y polí- mirada liberal se asocia a nuevas políticas
tico, se verificó una reducción del proletariado sociales no universalistas, sino focalizadas;
industrial, en transición a regímenes de trabajo basadas menos en la garantía de derechos por
“posindustrial”, y la emergencia de nuevos gru- la intervención del Estado, que en un redes-
pos de minorías y demandas no definidas por cubierto “capital social” (concepto de Bourdieu
el factor socioeconómico o de clase. prestado y resignificado) para interpelar a la
• Entre las nuevas teorías sociológicas, es des- auto-organización y responsabilización de los
tacable el aporte del francés Pierre Bourdieu. propios damnificados.
En particular, su “constructivismo estructura-
lista” permite un análisis multidimensional ba-
sado en distintas formas de poder o “capita-
les” y la interiorización subjetiva de la condición
y trayectoria social en los “habitus” de clase. En
particular, analiza la reproducción en el sistema
escolar del capital cultural y la importancia de
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

27
m
antes plena existencia “en sí”)
omento
r
La resignificación contemporánea del “capital
social”, en la medida que responsabiliza a la
de eflexión propia sociedad civil en lugar de buscar ga-
rantías en el campo de la política y el Estado,
Contractualismo y liberalismo. “Contrato social” ¿cómo puede relacionarse con la discusión so-
y “capital social” cialista en torno del reformismo? Las estra-
Comencemos por los principios del contractua- tegias de auto-organización del “capital social”,
lismo y su relación con la cuestión social. ¿en qué sentido son “movilizadoras”?; es decir,
Esta última, la definimos repetidamente por el ¿puede decirse que fomentan la organización
choque del ideal de igualdad con la realidad de política, o aún más, alguna forma de “conciencia
desigualdad del capitalismo. De todos modos, de clase”? ¿Apuntan en última instancia a un
también está planteada en el título una “para- horizonte de cambios estructurales o de conser-
doja” o contradicción interna del contractualismo vación del statu-quo?
liberal: ¿en qué sentido?
Asimismo, es dable pensar relaciones entre la Lo “social” como adjetivo omnipresente
filosofía y la política práctica. Concretamente, Hemos intentado aclarar la definición original
podemos interrogarnos por la relación de la de lo “social”, para clarificar un poco el sentido
idea del “contrato social”, con el concepto de “ca- de un término que aparece de modo omnipre-
pital social” que en la actualidad determina mu- sente en los debates políticos, y como adjetivo
chas políticas sociales. ¿Qué filiación o afinidad asociado a muchos conceptos teóricos.
puede encontrarse entre ambas ideas? Acaso Hemos reseñado aquí varias ideas calificadas
esta filiación deba buscarse en su común ads- por lo “social”, a saber: “cuestión social”, “clase
cripción al ideario del liberalismo (político, y social”, “ciudadanía social”, “capital social”. ¿De
económico). ¿De qué modo? qué modo estos términos adquieren y dan a
la vez un sentido diferencial de lo “social”? Por
Clases “en sí” y “para sí”: la importancia de la ejemplo, entre las ideas de “ciudadanía social”
organización y la movilización y “capital social”, ¿cuáles son los contextos de
La cuestión de las clases teóricas o “sobre el emergencia y sus sentidos diferenciales? ¿Qué
papel” y las clases reales o movilizadas, que horizonte cabe en cada caso a la intervención
hemos expuesto de modo muy sintético y sim- estatal y a la garantía política de derechos?
plificado, se vincula con una discusión central
y siempre abierta en las ciencias sociales, la Bourdieu y el análisis marxista de las clases
de la respectiva relación entre determinación y sociales
libertad, “objetividad y subjetividad”, o “estruc- Hemos dicho que la obra de Pierre Bourdieu,
tura y acción” sociales. en el cruce de diversas corrientes de la socio-
¿De qué modo comprendemos al fin las ideas logía (al decir de García Canclini, un “marxismo
de clase “en sí” y “para sí”? Dichas ideas, ¿no weberiano”), habilita una actualización y com-
encierran en sí una paradoja? (plantear que plejización multidimensional del análisis de clase
algo existe más allá de cobrar “conciencia”; o al marxista. ¿Por qué?
revés, que algo adquiere conciencia sin tener ¿En qué sentido puede decirse que el esquema
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

28
teórico de Bourdieu es superador, o acaso clases o fracciones de clase, ¿en qué sentido
más apto que el de Marx para pensar las di- son útiles para pensar la dinámica del espacio
visiones de clases contemporáneas? Y a la vez, social de las clases medias?
¿en qué medida retoma o incluye aun el análisis
de clases sociales? De otro modo: ¿cuáles son Modelos de representación de la estratificación
las ventajas de clasificar las clases según la social: la “pirámide” social y el diagrama de
propiedad de los medios de producción, o se- Bourdieu
gún distintas formas de poder-capital? Vimos más arriba una comparación entre dos
gráficos, el primero un diagrama diseñado por
Bourdieu: los habitus de clase, la educación y el propio Bourdieu (ordenado según diferencias
la “distinción” de volumen global y composición capital cultural
El constructivismo de Bourdieu supone incluir la y económico); el segundo una representación
dimensión de interiorización subjetiva de lo so- típica de un modelo estratificado de “pirámide
cial. Este marco epistemológico se vincula con su social”. Vale otra vez reflexionar y repetir las
concepto de “habitus” de clase. ¿De qué modo? siguientes preguntas: ¿en qué se diferencian?,
Y estos habitus, al definir una adscripción ¿cuáles son las teorías sobre lo social implíci-
social de clase y ser definidos como “estruc- tas en cada modo de representación?, ¿cuáles
turas” (en rigor, como “estructuras estructura- las ventajas de cada una?
das y estructurantes”), ¿qué margen de liber- Evidentemente, el gráfico de Bourdieu aparenta
tad dejan para los sujetos? He aquí la difícil ser más complejo que la pirámide social. ¿Por
cuestión: ¿cómo puede torcerse a nivel de las qué? ¿Cuáles son en cada caso las variables
trayectorias individuales el profundo destino que ordenan la representación? Retomando el
social marcado por lo que Bourdieu denomina análisis de clases sociales de Marx, ¿cómo se
“sentido de la posición de uno”? lo puede relacionar o incluir en la representa-
En relación con esto, se discute si la escuela ción de ambos gráficos?
puede ayudar a compensar y rectificar estas
trayectorias merced al esfuerzo y trabajo edu- La “nueva cuestión social”
cativos. ¿Cuál es el repertorio de formas del ¿En qué sentido general hemos comprendido la
“capital cultural” que la escuela hoy reproduce diferencia entre la “cuestión social”, tal como
y que podría proveer? ¿En qué medida dicho se definió al comienzo del capítulo, y la hoy
espacio reproduce, compensa o nivela las des- llamada “nueva cuestión social”?
igualdades de capital cultural? Basándonos en Reflexionemos sobre nuestra concepción y
la reflexión teórica, y aun en nuestra intuición nuestra imagen mental, de las características
y nuestra experiencia, ¿cómo imaginamos que concretas de la “exclusión” (en sus aspectos
las formas del capital cultural y escolar interac- económicos, culturales, urbanísticos, legales,
túan, al interior de los sujetos educandos, con etc.), y la imagen tradicional de la clase obrera
las disposiciones profundas que conforman el y el “proletariado”. ¿Qué diferencias aparecen
“habitus” de clase? entre nuestras imágenes del “excluido” y del
Por otro lado, la teorización de Bourdieu sobre “proletario”?
las formas de “distinción”, y las diferencias del ¿Qué significación política tiene el cambio de
capital cultural y simbólico y sus matices entre foco de atención, del problema de la “desigual-
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

29
B iblioteca
dad”, al de las “diferencias”, la “equidad”, o la
“pobreza”, la “exclusión” y la marginalidad?
Buscando una posible fundamentación de este
cambio de enfoque, ¿responde a cambios efec- • Bell, Daniel (1991). El advenimiento de la socie-
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Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

32

Capítulo 2

Evolución histórica de la
cuestión social en la Argentina
2.1. Emergencia de la cuestión social en el siglo XIX

2.2. La sociedad de masas y el Estado de bienestar

E n este capítulo retomaremos la problemática de


la “cuestión social”, junto a la revisión de algu-
nos ejes conceptuales y el desarrollo de otros nue-
vos, en perspectiva histórica y para el caso específi-
co de la República Argentina. El análisis comenzará
en la emergencia de la cuestión social en el siglo
XIX, en particular en función de los problemas de la
vida urbana que hicieron eclosión en la ciudad de
Buenos Aires y otras grandes urbes del país. Y con-
tinuaremos con las formas de políticas de inclusión
social y bienestar hacia mediados de siglo XX, para
finalmente llegar al análisis de las nuevas formas de
la cuestión y las políticas sociales en la actualidad.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

33
2.1. Emergencia L
as formas que adquirió la llamada “cuestión so-
cial”, según hemos visto ya en el capítulo 1, eclo-
sionaron no sólo en Europa, sino que también impac-

de la cuestión social taron en la joven República Argentina, merced a su


fuerte integración al mercado mundial, sobre la base
del desarrollo de un modelo económico agroexpor-
en el siglo XIX tador. Las paradojas y contradicciones del contrato
social liberal que constituyen el corazón de la mo-
derna cuestión social (Donzelot, 2007), junto con los
problemas concretos de la desigualdad y las condi-
ciones de pauperismo y la vida obrera en las aglo-
meraciones urbanas y fabriles, también se repitieron
en nuestro país, y despertaron fuertes dudas e in-
quietudes en las clases dirigentes ilustradas en fun-
ción del proyecto de construcción de una “Nación”.

2.1.1. Modelo agroexportador.


Dominio territorial y violencia
fundacional del Estado-Nación
L a Argentina de fines de siglo XIX se constituyó
como moderno Estado-Nación a partir de la inte-
gración a la economía mundial, básicamente a través
de la exportación de productos agropecuarios y la im-
portación de capitales y productos manufacturados.
Este patrón de integración subordinada al mercado
mundial se conoció como “modelo agroexportador”.
La relación fundamental a nivel geopolítico y de las
transacciones económico-comerciales internaciona-
les durante esta etapa se estableció con Inglaterra,
alimentando de este modo el continuado desarrollo
de su revolución industrial y ampliación de mercados.
El modelo agroexportador se fundaba en una acu-
mulación capitalista basada sobre el latifundio impro-
ductivo y la agricultura extensiva, con mínima agre-
gación de valor en la producción y un incipiente y
poco significativo desarrollo industrial endógeno.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

34
La expansión de la frontera agrícola se llevó a cabo ducción y sustento (la pequeña unidad rural agríco-
a través de campañas militares, como las que se co- la, las economías comunitarias tradicionales) se ven
nocieron con la mala denominación de “Conquista forzosamente convertidos en mano de obra “libre”
del desierto” dirigidas por el general Julio Argentino jurídicamente, obligados a venderse en un mercado
Roca entre los años 1869 y 1888 sobre los territorios de trabajo. Estas formas históricas de violencia sen-
de La Pampa y la Patagonia. El combate contra los taron la base de lo que constituiría, merced a la inte-
“malones” y el poder territorial de algunos pueblos gración de los expropiados de la vida rural en la ruti-
originarios (tehuelches, mapuches), con el saldo del na fabril y urbana, la nueva clase obrera, el moderno
exterminio sistemático de dichas poblaciones indí- proletariado, base de la explotación de plusvalía en
genas originarias19, corresponde a lo que Marx ana- el capitalismo.
lizó en El Capital, en torno a la transición del modo Por otro lado, la concepción de un “desierto” a con-
de producción feudal al capitalista, ligado a formas quistar se acompañó con el ideal de “poblar la Na-
de “violencia extraeconómica” y “violencia económi- ción”, que alentó la apertura a la inmigración de ori-
ca” (Marx, 1988: 891). La primera forma, propia de gen europeo20. Los inmigrantes fueron el grueso de
las antedichas campañas militares, inauguró lo que los colonos, pero en muchos casos no se asentaban
en jerga marxista se llamaría proceso de “acumula- en el campo más que temporariamente, y el grue-
ción originaria”: la expulsión de poblaciones de sus so de los asalariados permanentes rurales siguie-
tierras que pasarán a constituir el patrimonio de la ron siendo criollos. El flujo inmigratorio tuvo de to-
oligarquía terrateniente y la base de acumulación del dos modos un peso demográfico determinante, y el
capitalismo agroexportador. Este proceso, a la vez censo de población de 1869 en la ciudad de Buenos
que una acumulación de tipo económico fue también Aires arrojaba una cifra de 51,8% de población ex-
político, fundando lo que comúnmente se entiende tranjera. Esto comenzaría a fundar el mito -aún muy

penarauenta
como "monopolio de la violencia” sobre un territo- discutido- de una Argentina “blanca”.
rio, elemento definitorio esencial del Estado-Nación
tener
c
moderno.
Los gauchos e indios eran poblaciones nómades,
que no conocían ni la forma convencional burgue-
sa de la familia y la civilidad, ni la propiedad privada
ni el Estado. Expulsados de su hábitat y despojados En el año 2012, los aborígenes constituye-
de su modo de vida y su libertad, serían empujados ron alrededor del 1,5% de la población total
hacia los bordes de los centros urbanos, forzados del país, la mayor parte de ellos están ya
a constituirse en fuerza de trabajo o transitar en la transculturizados, desconociendo su len-
marginalidad. Muchos de ellos olvidarían y perderían gua y sus costumbres tradicionales. Al-
sus costumbres y alimentarían la penosa rutina de la gunos estudios señalan que la población
“mala vida”, de los “compadritos” al servicio de pa- mestizada en la Argentina —con por lo menos
trones de dudosa moral o de la prostitución. un antepasado amerindio— rondaría el 50%.
La violencia “extraeconómica” de la expulsión por la
fuerza es entonces complementada con la violencia Diario Clarín, Revista Ñ, Domingo 26 de sep-
“económica”: cuando aquellos que han sido expul- tiembre de 2011
sados y privados de sus medios de vida y de pro-

19 • Estas campañas contaron, en algunos casos, con la complicidad de algunas pocas tribus o fracciones indígenas que participaron en combate como
aliados del gobierno nacional argentino. De todos modos, la mayor parte de las tribus fueron exterminadas al resistir el avance del Estado sobre sus territorios.
Este proceso que fue reivindicado como fundacional por el Estado-Nación argentino, más tardíamente se reconoció como un verdadero “genocidio” sobre los
pueblos originarios de nuestras tierras.
20 • La gran mayoría de los inmigrantes era de origen italiano, 571.057 sobre un total de 859.919 llegados de ultramar, entre los años 1857 y 1887. Sobre esa
cifra, el 87% eran adultos; y entre los adultos, el 75% eran varones y el 12%, mujeres (Murillo et al., 2007: 25).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

35
El Mar tín Fierro, remixado el primer asesinato. En el original, El Gaucho
El clásico de clásicos de la literatura argentina Martín Fierro, el que escribió José Hernández y
en una nueva versión del joven poeta Oscar se publicó en 1872, el gaucho mata porque está
Fariña. El poema, “traducido” a la clave marginal borracho. Le hace un chiste pasado de tono a
de hoy: el gaucho matrero es un pibe chorro. una negra –le dice “vaca” y quiere seducirla–. El
negro que la acompaña se enoja. Y Fierro lo
Por Gabriela Cabezón Cámara mata. En la reescritura, El guacho Martín Fie-
rro, de Oscar Fariña, publicado hace poco más
(…) Si el primero se ponía a cantar al compás de dos meses, el guacho mata por el mismo
de la vigüela, éste, el de hoy, prefiere la “kum- chiste. En vez de a un negro, a un boliviano.
bia” villera. Al primero lo vuelven matrero la Los dos hacen el mismo comentario racista: uno
pobreza y una institución del Estado, el ejército dice “los negros”, el otro “los bolis”, y afirman
y su leva. Al segundo, lo tornan chorro malo la que Dios (“D10s” en la versión contemporánea)
misma pobreza y una institución distinta, la los creó “para carbón del infierno” (“tizón” en el
cárcel. Si uno padece a los oficiales y el trabajo original). Si uno se pasa al indio después de
gratis, el otro padece a los “pitufos” –presos robarse unas vacas, el otro se va a Paraguay
“antipresos” que, según muchas versiones, en con unas bolsas de soja ajena. Los dos rompen
las cárceles roban, violan y matan bajo protec- ese mito tonto, ese que sostiene que quienes
ción de miembros el Servicio Penitenciario– y son víctimas deben ser necesariamente buenos,
“trabaja” gratis para los oficiales carcelarios. como si hubiera alguna relación lógica entre la
Los dos pierden mujer, hijos y casa. Los dos co- adversidad y el altruismo, como si ser bueno
meten dos crímenes sin sentido. Contemos uno, fuera más fácil con todo en contra. (…)

El guacho Martín Fierro El gaucho Martín Fierro


Era un cheto e Capital que nada se le entendía, Era un gringo tan bozal, que nada se le entendía.
que flor de papa tendría en la boca, ese marcia- ¡Quién sabe de ande sería! Tal vez no juera cris-
no: lo único que repetía es que era palermitano. tiano, pues lo único que decía, es que era
Ahí nomás ¡Gilda me valga! el ruido a metal yo papolitano.
siento me agaché, y en el momento el gato vino Ay no mas ¡Cristo me valga! rastrillar el jusil sien-
a los tumbos; mamado fakeó sin rumbo, que si to; me agaché, y en el momento el bruto me lar-
no, no cuento el cuento. gó un chumbo; mamao, me tiró sin rumbo, que
Y aguante el que ahora se anime a meterse con sinó, no cuento el cuento.
este chorro, o si no que pase el porro y para otro Y aguante el que no se anime a meterse en tan-
barrio emigre: yo trasca mando en el Tigre y te re to engorro, o si no apretese el gorro, o para otra
garcho sin forro. tierra emigre; pero yo ando como el tigre que le
Yo junté todos los cuerpos, me harté y les eché roban los cachorros.
un clorito; hice una cruz con palitos y pedí a Yo junté las osamentas, me hinqué y les rezé un
D10s y al Frente perdonaran mi delito de achurar bendito; hice una cruz de un palito y pedí a mi
a esos agentes. Dios clemente me perdonara el delito de haber
muerto tanta gente.

(Selección de párrafos comparados del original de J.Hernández y la versión de O.Fariña, (2011). “El guacho Martín Fierro”. Buenos Aires: Factotum.)
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

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Es importante replantear una advertencia y una La mayor concentración de población se dio pues
síntesis del siguiente modo: hemos planteado ya alrededor de las ciudades cercanas a los puertos,
antes la “cuestión social” y acostumbramos ima- dotadas aún de un escaso desarrollo industrial e in-
ginar su nacimiento en torno de las luchas del fraestructura urbana. Según datos de los censos na-
proletariado industrial y urbano; pero hay una fa- cionales de 1895 y 1914 (ver tabla de censos), en
ceta distinta y previa, ligada a la historia invisible el transcurso de dicho período, la población urba-
de las poblaciones originarias y del colonialismo na aumentó hasta constituir más de la mitad del to-
en América Latina. Como acabamos de describir, tal de la población del país. Y asimismo, el 71,5%
en el propio proyecto de fundación de un Estado- de los incrementos demográficos totales se acumu-
Nación moderno en la Argentina, se concibió una ló en la zona Este, correspondiente a las provincias
acumulación originaria de tierras y propiedad, así de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes,
como una acumulación y monopolio de la vio- y la Capital Federal. Las mayores concentraciones
lencia, y un ejercicio sistemático de la misma por de población se dieron en las ciudades de Buenos
parte del aparato represivo estatal en el genoci- Aires y Rosario.
dio de las poblaciones originarias. Este genocidio
se extendió en el plano cultural, con poblaciones
amerindias diezmadas, gauchos condenados a
la errancia y la persecución; todos expulsados a 2.1.2. La cuestión social en
los márgenes de la “mala vida” en las ciudades,
donde debieron perder y olvidar sus culturas y las ciudades: el miedo a las
modos de vida rurales y ancestrales, para mal-
venderse como fuerza de trabajo en el nuevo or- epidemias físicas y morales
den del capitalismo.

La temprana mecanización de la producción rural,


por una parte, y el pobre desarrollo de una industria
“E n Argentina, y especialmente en Buenos Ai-
res, esas paradojas se evidenciarán con toda
fuerza luego de 1853. Fue entonces cuando en pri-
local de manufacturas o maquinarias agrícolas, por mer lugar se usó la violencia directa para ‘pacificar’
la otra, limitó el acceso al trabajo y por ende el asen- la incipiente nación y luego se actuó de modo pre-
tamiento rural. Es el principio de un éxodo de pobla- dominante a través del discurso de la persuasión
ción del campo a la ciudad. sobre la heterogénea multitud de inmigrantes que
amenazaban como ‘microbios’ con corroer el cuer-
AÑO Población de la Argentina (según los censos nacionales) po social” (Murillo, 2005: 197).
Total Urbana Rural El explosivo crecimiento demográfico planteó una
Número % Número % cuestión a la vez social y urbana. Las manifesta-
1869 1.737.076 496.680 28,6 1.240.396 71,4 ciones más crudas del pauperismo, los problemas
1895 3.954.911 1.479.452 37,4 2.475.459 62,6 del hacinamiento y los déficits de infraestructura,
1914 7.885.237 4.157.370 52,7 3.727.867 47,5
la difusión de epidemias, todo ello provocó cierta
Fuente: Censos nacionales21 desazón en el optimismo de los sectores ilustra-
dos de las élites y la difusión de miedos en la po-
blación, que acompañaban el resquemor frente a la
creciente presencia y demandas de las “masas” de
21 • (en Murillo et al., 2007: 23)
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

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trabajadores22. jar la salud de la Nación. Todos ellos, flagelos traídos
El paisaje de los “conventillos”, que conocemos por los inmigrantes, visto además que había fraca-
gracias a inolvidables letras de tangos y sainetes, sado la política de atracción de laboriosos trabaja-
fue cuna de dichas expresiones de la cultura popu- dores del norte europeo y, en cambio, abundaban
lar, pero también caldo de cultivo de muchas de las anarquistas españoles24 y otros elementos de países
aberraciones de la cuestión social23. Las figuras del mediterráneos, cerrados en sus propias asociacio-
“compadrito”, tan homenajeado luego en voces de nes mutuales y cada vez más organizados y cons-
nuestra literatura, o los burdeles, en los arrabales cientes de su derecho al trabajo y la ciudadanía.
donde se ubica el nacimiento mítico del tango, eran
por entonces vistos como formas de “mala vida”: Miguel Cané y la “Ley de Residencia”
delito, proxenetismo, promiscuidad, vagancia, des- En 1889, desde su puesto de cónsul argentino
arraigo, violencia, alcoholismo, abandono de niños, en España, Miguel Cané llamaba a controlar a las
falta de higiene. En fin, un foco de enfermedades fí- compañías contratistas para seleccionar a los in-
sicas y morales. migrantes, y advertía que “durante varios meses
se han embarcado en los puertos de Andalucía
“Los compadritos muertos” millares de hombres sin oficio conocido, vaga-
Jorge Luis Borges bundos, inhábiles para el trabajo, futuros parási-
tos de nuestras ciudades, verdadera lepra social
Siguen apuntalando la recova en vez de contingente de riqueza […]. La inmi-
Del Paseo de Julio, sombras vanas gración, lejos de ser un beneficio para la Repúbli-
En eterno altercado con hermanas ca, es un elemento de disolución social, no sólo
Sombras o con el hambre, esa otra loba. por los vicios morales que esa masa de hombres
Cuando el último sol es amarillo pervertidos importa, sino también por las nume-
En la frontera de los arrabales, rosas enfermedades físicas que padecen” (cita-
Vuelven a su crepúsculo, fatales do por González Leandri, González Bernaldo de
Y muertos, a su puta y su cuchillo. Quirós y Suriano, 2010: 203).
Perduran en apócrifas historias, El mismo Cané (1851-1905), autor de Juvenilia
En un modo de andar, en el rasguido y una de las plumas más representativas de la
De una cuerda, en un rostro, en un silbido, Generación del 80 en la literatura argentina, des-
En pobres cosas y en oscuras glorias. empeñándose como senador nacional y por en-
En el íntimo patio de la parra cargo de la Unión Industrial Argentina, fue quien
Cuando un tango embravece la guitarra. auspició y dio aun su nombre a la infausta Ley
4144 sancionada por el Congreso Nacional en el
Las “epidemias morales” (delito, prostitución, locu- año 1902, conocida como “Ley de Residencia” o
ra), junto con los flagelos del cólera, el tifus o la fiebre “Ley Cané”. Dicha legislación facultó al gobier-
amarilla, eran las dolencias que comenzaban a aque- no a expulsar sin previo aviso a extranjeros, y fue

22 • Una referencia ineludible es el conocido Informe Bialet Massé. “El estado de las clases obreras Argentinas” de 1904, encargado al catalán Joan Bialet
Massé por el presidente Julio A. Roca, que sirvió de precedente para la primer creación de un Código y un Departamento Nacional de Trabajo. “El Informe
se constituye en un dispositivo productor de sujetos trabajadores argentinos ‘normales’ que abominan del socialismo y que ‘aman’ el capitalismo buscando
crear un efecto de realidad que justifique por una parte la necesaria ‘tutela’ del Estado sobre los trabajadores, y por el otro estigmatice como ‘normales’,
‘anti-argentinos’, y ‘enfermos’ a quienes luchaban por la revolución social” (García Fanlo, 2009).
23 • Recordemos las variables de definición del umbral de “necesidades básicas insatisfechas” (NBI), a saber: más de tres personas viviendo en una misma
habitación; alojamiento en viviendas precarias o de inquilinato; falta de retrete con descarga de agua o sistema de cloacas; presencia en la familia de un
niño de entre 6 y 12 años que no asista a la escuela. Es claro que en los conventillos se conjugaban prácticamente todos estos males y otras formas de
precariedad.
24 • La fuerte tradición anarquista de los españoles, alentó bajo esa orientación la fundación en 1901 de la primera organización obrera en nuestro país, la
Federación Obrera Regional Argentina (FORA). La posterior escisión de los gremios socialistas daría origen un año después a la Unión General de Trabaja-
dores (UGT). Esas dos orientaciones, junto con la del sindicalismo revolucionario, serían las variantes fundamentales en los orígenes del movimiento obrero
argentino (Matsushita, 1983).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

38
utilizada para perseguir y reprimir la organización
sindical de los trabajadores y expulsar fuera del
país principalmente a anarquistas y socialistas.
p mirar
ara
Les recomendamos visitar la obra Un epi-
Este tipo de discursos, como se aprecia muy clara-
sodio de la fiebre amarilla en Buenos Aires
mente en la cita de Cané, amén de discriminatorios (1871), de Juan Manuel Blanes. Disponible en:
y xenófobos, respondían a toda una peculiar y nove- http://www.buenosaires.gob.ar/areas/cultura/
dosa matriz de pensamiento conservador, que con- arteargentino/00sigloxix/02gr_crono_1871_1a.php
jugaba prejuicios con cientificismo, con el que las
élites pensaron la cuestión social, a la vez como un En pleno auge de la inmigración extranjera y la ame-
problema de orden político y de salubridad y moral naza contestataria de las masas, el discurso con que
públicas. Discurso policial y discurso médico se au- las élites argentinas respondieron a la cuestión so-
naban en una protopolítica científica. cial concibió a la sociedad como un “cuerpo” (metá-
fora organicista25), cuyo equilibrio u homeóstasis era
menester proteger y sanar. La ciencia, y en especial
la medicina, se transformaba en matriz discursiva y
2.1.3. Protopolítica científica modelo de intervención sobre lo social. Esto expresó
la hegemonía del “positivismo” como base del pro-
y medicalización: el par yecto de “Nación” de las fracciones intelectuales de
las clases dirigentes de la Argentina de fines de siglo
normal-patológico XIX y comienzos del XX (Terán, 1987).
Los médicos, dotados de la autoridad cuasi absoluta

E l análisis siguiente se desprende del marco teóri-


co del francés Michel Foucault (1926-1984), muy
influyente en otros análisis de la cuestión social que
de la ciencia y revistiendo en nuevos organismos de
Estado (como la Asistencia Pública, o el Departamen-
to Nacional de Higiene creado en 1880), devinieron
citamos aquí (Castel, Donzelot, Murillo y otros). El en profesionales de intervención en lo social (prefigu-
concepto de “gubernamentalidad” (Foucault, 1981) ración genealógica de lo que más adelante conoce-
aludió a una economía específica del poder (o “bio- ríamos como “trabajadores sociales”). El Estado pue-
poder”; 1977 y 1992), distinta de las formas premo- de pensarse aquí pivoteando y articulando entre las
dernas de la soberanía (el viejo poder del soberano, instancias de lo político y lo civil, tejiendo una alianza
externo y por ejercicio de la violencia, poder de “ha- estratégica entre instituciones estatales y paraesta-
cer morir y dejar vivir”), basado ahora en la regula- tales, contándose entre estas últimas las formas li-
ción no-violenta de lo público y la interpelación al berales de acción social: la filantropía, las socieda-
auto-control y gobierno de sí de los sujetos libres, des de beneficencia, los agentes de la Iglesia, o aun
para regulación tanto de individuos como de pobla- clubes, mutuales y organizaciones civiles, etc.
ciones, merced a saberes y técnicas de poder que Estas estrategias y prácticas de intervención, arti-
articulaban la acción del aparato del Estado con la cularon especialmente con los espacios de la fami-
de esferas institucionales paraestatales (familia, es- lia26 y la escuela, lugares de constitución (“sociali-
cuela, prisiones y hospicios). zación”) del futuro ciudadano, que fueron rodeados
con prescripciones de cuidado de sí y de normas de

25 • La analogía organicista y la metáfora del “cuerpo social” fundan la idea novedosa, luego integrada en el sentido común sociológico, del “sistema” so-
cial: una nueva forma de solidaridad “orgánica” entre los miembros de la comunidad, cuando ya disueltos los lazos de autoridad tradicional y religión del
medioevo, frente a la afirmación del individualismo moderno, debe procurarse una nueva forma de integración y subordinación de las partes al todo, y de
solución y conjura de los conflictos y amenazas.
Este pensamiento positivista y organicista sobre lo social estuvo en la base de la teoría sobre la sociedad industrial de los primeros precursores de la so-
ciología como disciplina, Henri de Saint-Simon (1760-1825) y su discípulo Auguste Comte (1798-1857) (Forte, 2008).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

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conducta, de higiene y de moral. Todo esto auspició “Podríamos decir esto: todo sucedió como si el po-
un proceso de “medicalización de la población”, una der, que tenía la soberanía como modalidad y esque-
“protopolítica científica” aplicada a la salud física y ma organizativo, se hubiera demostrado inoperan-
moral de la población (Murillo, 2000). te para regir el cuerpo económico y político de una
La institución en dispositivos estatales y paraestata- sociedad en vías de explosión demográfica e indus-
les de esta matriz de discurso disciplinario susten- trialización a la vez. […] Para recuperar el detalle se
taba un régimen de verdad: toda una forma de pen- produjo una primera adaptación: adaptación de los
sar la sociedad en sus alcances y en sus límites, una mecanismos de poder al cuerpo individual, con vi-
prescripción de conducta social que era interioriza- gilancia y adiestramiento; eso fue la disciplina. […]
da en forma de imperativo moral (los valores bur- fue la más temprana -en el siglo XVII y principios del
gueses de la “moral y buenas costumbres”, la “de- XVIII- en un nivel local, en formas intuitivas, empíri-
cencia”). En fin, se generalizaba el nuevo par de la cas, fraccionadas, y en el marco limitado de institu-
“normalidad/anormalidad” como imperativo de inte- ciones como la escuela, el hospital, el cuartel, el ta-
gración social y, correlativamente, como criterio de ller, etcétera. Y a continuación, a fines del siglo XVIII,
clasificación y juicio de las conductas desviadas. tenemos una segunda adaptación, a los fenómenos
“Todo ese proceso demandó a la disciplina como globales, los fenómenos de población, con los pro-
técnica-táctica de poder y estableció una línea de cesos biológicos o biosociológicos de las masas hu-
demarcación social, entre el ciudadano normal y el manas. Adaptación mucho más difícil porque implica-
desviado; en esta última categoría cayó la locura y el ba, desde luego, órganos complejos de coordinación
crimen, así como su zona intermedia: la contraven- y centralización. Tenemos, por lo tanto, dos series:
ción. Estas figuras, se transformaron en lo Otro, que la serie cuerpo-organismo-disciplina-instituciones; y
le dio sentido a la identidad de la nación y a sus ciu- la serie población-procesos biológicos-mecanismos
dadanos. La medicina, a través de su modalidad de regularizadores-Estado. Un conjunto orgánico institu-
intervención dio el modelo para el establecimiento cional: la órgano-disciplina de la institución, por decir-
de parámetros de ‘normalidad’ y desvío de la nor- lo así, y, por otro lado, un conjunto biológico y estatal:
ma, así como para rencauzar al desviado. Las técni- la biorregulación por el Estado” (Foucault, 2000: 226).
cas de los trabajadores sociales, desde el pedago- “Los conceptos de ‘normal’ y ‘patológico’, tal como
go hasta el criminólogo, pasando por el maestro y el fueron acuñados por la medicina, se transformaron
psicólogo, se constituyeron sobre la matriz de diag- en la medida de una serie de acciones políticas con
nóstico e intervención terapéutica de la medicina” las que se articulan instituciones estatales y priva-
(Murillo et al., 2007: 32). das, tendientes a lograr la gubernamentalidad de
Retomando la reseña del marco teórico de Foucault, la población. Ello se evidencia entre otras cosas en
el nuevo régimen de gubernamentalidad involucraba las funciones de organismos del Estado y de insti-
dos vías complementarias del poder, individualizante tuciones de encierro a cargo del mismo. La articula-
y socializante, orientadas a interiorizarse y construir ción de esas instituciones posibilitó un ejercicio de
subjetividad o a regular estrategias de solidaridad y la gubernamentalidad que actuó en una doble di-
orden social; se corresponden respectivamente con rección: por un lado tuvo un sentido totalizante, en
lo que Foucault denominó “anatomopolítica” (disci- tanto toda la ciudad a través de diversos dispositi-
plinas, a nivel de los cuerpos) y “biopolítica” (regula- vos (DNH, Asistencia Pública, Escuela) cayó bajo la
ciones, a nivel de las poblaciones). mirada controladora y cuadriculadora de los pode-

26 • Esta concepción de la institución familiar, estratégicamente vista como complemento de la acción estatal y relleno de los vacíos o déficits de lo social,
prescribía roles estrictos para sus miembros. Lo femenino, como cualidad de sensibilidad y abnegación, tanto para la crianza del niño como para arrancar al
hombre de los malos hábitos de la taberna, el callejeo y el motín. El padre, con su autoridad, era quien portaba y acercaba la función de la Ley. La infancia,
en fin, era vista como matriz del adulto normal, futuro ciudadano y fuerza de trabajo. Sobre este espacio se fundaron así conscientemente toda una serie de
estrategias de “familiarización”, según ha sido analizado en el trabajo específico y muy recomendable de Jacques Donzelot, La policía de las familias (1990).
También hemos desarrollado en otra ocasión una investigación específica sobre las relaciones familiares (Amatriain, 2003).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

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res; por otro lado la gubernamentalidad se ejerció de las estrategias, reglamentaciones y agencias del
de modo individualizante, en tanto esos dispositivos Estado (a través de su propio funcionariado y de sus
gestaron a través de diversas estrategias, el gobier- articulaciones y ramificaciones paraestatales) alcan-
no de sí mismo, por medio de la aspiración a ideales zó bajo su jurisdicción el diseño urbanístico, de ca-
de limpieza, orden y moral. La construcción de un yo lles y cursos cloacales (“sistema arterial y venoso de
interior, de una conciencia moral, jugó en ello un pa- la ciudad”, según rezaban documentos públicos de
pel central. Y en la construcción de esa conciencia la época, reproduciendo la imagen organicista de lo
moral, el miedo a las enfermedades físicas y mora- social) y la regulación en la construcción de edificios
les fue esencial para la interiorización del imperativo de viviendas y de plazas y espacios públicos (Gore-
ético” (Murillo et al., 2007: 32). lik, 1998). Las regulaciones también alcanzarían la
El proceso de medicalización que describimos se inspección de escuelas y la normatividad de la rutina
tradujo en varias orientaciones o estrategias, entre de trabajo. El prestigio científico de la medicina le-
ellas las del “alienismo” y el “higienismo”. Estas es- gitimó la intervención estatal sobre los espacios del
trategias médico-jurídicas valorizaron e instrumenta- ocio y trabajo públicos, y de la privacidad.
lizaron la dimensión del espacio, respectivamente el El modelo higienista y el correccional tuvieron su es-
espacio cerrado y el espacio abierto de los intercam- plendor a nivel internacional entre los años 1930 y
bios (Murillo, 2002). 1950. Sus propuestas fueron en buena medida la
El alienismo se aplicó al diseño de espacios de en- matriz de políticas públicas emprendidas durante el
cierro, valorados como agentes de educación, cura- Estado de bienestar. No es posible en este trabajo
ción y regeneración, con un modelo eminentemente inventariar los avatares de las mismas, sino sólo se-
hospitalario (Robert Castel se centró en la difusión ñalar en qué medida la emergencia de la cuestión
del orden psiquiátrico, que definió como “edad de social ligada a los temores de lo urbano impulsó la
oro del alienismo”; 1980). Dicho modelo (que con- articulación de “un triple eje: la gestión de los espa-
taba a la vez con una triple estrategia: distribución cios públicos y privados, la construcción de un suje-
precisa del espacio; clasificación diferenciada de pa- to universal desde el punto de vista de sus facultades
tologías de conducta; relación de autoridad entre morales, aunque con diferenciaciones particulares
médico y paciente) se trasladó al régimen de prisio- desde la perspectiva de sus obligaciones y lugares
nes, depósitos de mendigos y contraventores, ma- sociales, y la implementación de la ciencia como ins-
nicomios, instituciones de minoridad, etc. En fin, trumento para la gestión de tales espacios y la cons-
instituyó la idea de lo “correccional”, el encierro con- titución de tales sujetos” (Murillo et al., 2007: 36).
trolado para el estudio científico de la psicogénesis y La contraparte de este proceso de “normalización”
la etiología moral, la “secuestración” de sujetos por social fue la difusión, a nivel tanto de las regulaciones
parte del aparato estatal no para purgar sus conde- públicas como del sentido común, de la discrimina-
nas, sino para su “resocialización". ción de aquello que la clasificación incluía en el os-
El higienismo, complementariamente, fue la exten- curo espacio de la “degeneración” y la “desviación”
sión de estas estrategias al espacio abierto, al es- social27. Entraban en este espectro tanto la preven-
pacio público donde concurre la población sana y ción de enfermedades28, la sanción de los problemas
laboriosa, es decir, normal. La progresiva extensión de aprendizaje y conducta en la escuela, la disolu-

27 • El caso de Cayetano Santos Godino, que pasaría a la posteridad como el “Petiso orejudo”, se destacó y mostró bien la representación de la criminalidad y
la cuestión social por parte de las autoridades y la opinión pública de la época. El susodicho resumía en su biografía los males típicos de la cuestión social:
hijo de inmigrantes calabreses, víctima en su infancia de la enfermedad y de la violencia de un padre alcohólico, fue expulsado de varias escuelas y creció
vagando en los terrenos baldíos y conventillos de los barrios de Almagro y Parque Patricios. El propio mote de “petiso orejudo”, concentrado en sus carac-
teres físicos, honra el sentido común permeado por el pensamiento positivista, en sus variantes del darwinismo social y el lombrosianismo (por el médico
y crimonólogo Césare Lombroso, que ligaba la criminalidad con causas físicas y biológicas). Los dictámenes médicos lo definieron como “un imbécil o un
degenerado hereditario, perverso instintivo, extremadamente peligroso”, sentenciándolo así a reclusión perpetua, hasta su muerte en el penal de Ushuaia,
presuntamente por un ataque de los propios reclusos.
28 • En 1909, en tren de evitar la potencial “degeneración de la raza argentina”, el Departamento Nacional de Higiene promovió una reglamentación para pro-
hibir la unión de tuberculosos, sifilíticos y alcohólicos, que eran los progenitores que tenían un mayor porcentaje de mortalidad en sus hijos (Murillo, 2003).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

41
ción familiar o el descuido de los hijos (aun al límite
de su eventual secuestración estatal, contemplada
en la ley de patronato), e incluso las faltas de mo-
m omento
de reflexión
dales y el aspecto exterior (ser pobre, pero “honra-
do” o “limpio”). Los inmigrantes que llegaban al país, Retomemos el análisis sobre la conjugación de
a imagen de las familias aristocráticas tradicionales, técnicas disciplinarias (anatomopolítica) y de
internalizarían estos criterios de juicio y prejuicio, de regulación de las poblaciones (biopolítica), ins-
conducta, vestimenta e higiene, que devenían sig- pirado en la obra de Michel Foucault.
nos de distinción y pertenencia a la “gente decente”,
constitutiva de una cuasi raza, opuesta a los “otros” 1. ¿En qué medida es pertinente y provechoso
de los criollos y poblaciones originarias, en una for- para pensar las instituciones y prácticas edu-
ma de larvado o abierto racismo. cativas?
“La ‘raza argentina’ se constituyó en un horizonte a
lograr. Raza que no tenía en todo caso una marca 2. En concreto, pueden plantearse, entre otros,
étnica (si bien la apostura de los aristócratas anglo- los siguientes interrogantes:
sajones o franceses solían servir de modelo), sino • En general, ¿en qué medida puede conside-
que consistía sobre todo en un modo de ser que im- rarse la institución escolar como una de las
plicaba respetar a la patria, a la familia, ser limpio, estrategias de respuesta a la cuestión social?
aplicado, trabajador, decente, respetar la palabra • El diseño espacial de la escuela, ¿en qué
dada y tomar precauciones para el futuro” (Murillo se asemeja al diseño espacial panóptico, y a

p mirar
et al., 2007: 43). otros dispositivos institucionales y espacios
de encierro?
ara • ¿La práctica educativa apunta a un objetivo
de “normalización” social?
• ¿La pedagogía constituye una técnica de dis-
• Mapa fundacional de la ciudad de La Plata: ciplinamiento?, ¿en qué medida y de qué forma
la representación del sueño positivista de puede ir más allá del disciplinamiento?
diseño racional urbano y dirección científica
de la vida social.
Disponible en: http://www.laplata80.org.ar/wp-
content/uploads/2011/03/la-plata-plano.jpg
• El “panóptico”, diagrama espacial de encierro,
usado en prisiones y hospicios, adoptado por
Foucault como modelo social de vigilancia.
Disponible en: http://www.alrededoresweb.com.
ar/2012/02/el-panoptico-social.html
• El “Petiso orejudo”, famoso asesino serial
arrestado en 1912, caso que conjugaba dos
figuras: la criminalidad y la “degeneración”.
Disponible en: http://commons.wikimedia.org/
wiki/File%3APetiso2.jpg
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

42
2.2. La sociedad L
a cuestión social, como hemos visto, surgió ori-
ginalmente en el siglo XIX en el marco de desa-
rrollo del comercio, la industria y la urbanización, en-

de masas y el Estado cuadrada en las estrategias de construcción de un


poder de Estado y una “Nación”, y avivada en sus
términos más dramáticos por la reacción conserva-
de bienestar dora frente a la inmigración y las primeras manifesta-
ciones del pauperismo y, luego, hacia fines de siglo
XIX y comienzos del XX, frente a las demandas po-
pulares de participación política (la “Revolución del
Parque” en 1890, liderada por la Unión Cívica, ger-
men del radicalismo, y marca fundacional de estas
luchas hasta la conquista del sufragio universal con
la ley Sáenz Peña en 1912) y por derecho al traba-
jo (los sucesos de la “Semana trágica” de enero de
1919, y la “Patagonia rebelde” entre 1920-21, repre-
sión feroz de obreros en reclamo de derechos, por
parte ya del gobierno civil democrático de Yrigoyen).

p mirar
ara

La Patagonia rebelde (Argentina, 1974).


Dirección: Héctor Olivera. Basada en la novela
Los vengadores de la Patagonia trágica, de
Osvaldo Bayer.

En las primeras décadas del siglo XX, con la pau-


latina integración de trabajadores en la economía
industrial, y la socialización de los inmigrantes que
devendrían parte de las nuevas “clases medias”, el
centro de la decisión política y aun el modelo cultu-
ral dejarían de depender exclusivamente de las éli-
tes aristocráticas de la oligarquía, y en cambio, un
nuevo protagonismo político y social de las “masas”
marcaría el advenimiento de una nueva era histórica
en la Argentina.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

43
2.2.1. Crisis del liberalismo, “Yira, yira” (fragmento)
Cuando la suerte qu'es grela
auge del nacionalismo y fayando y fayando
te largue parao...
sustitución de importaciones Cuando estés bien en la vía,
sin rumbo, desesperao...

E l cambio histórico hacia una mayor participación


e integración de las mayorías no sería un pro-
ceso exento de tensiones. Especialmente, con los
Cuando no tengas ni fe,
ni yerba de ayer
secándose al sol...
trastornos debidos a la crisis económica mundial Cuando rajés los tamangos
tras el crac de la bolsa de Nueva york en 1930 que buscando ese mango
afectó la dependencia del modelo agroexportador y que te haga morfar...
auspició un nuevo régimen económico de sustitu- La indiferencia del mundo
ción de importaciones. La repercusión política local que es sordo y es mudo
de este marco histórico de crisis sistémica del capi- recién sentirás…
talismo está en el golpe militar de Uriburu que puso
fin al gobierno democrático radical e inauguró una “Cambalache” (fragmento)
serie tristemente larga y duradera de golpes milita- Que el mundo fue y será
res y gobiernos de facto en la historia argentina. una porquería, ya lo sé.
En el contexto del debate de ideas en la época de En el quinientos seis
entreguerras, en las décadas de los veinte y los trein- y en el dos mil, también.
ta, acontecimientos como la guerra mundial y la cri- Que siempre ha habido chorros,
sis capitalista parecían inaugurar una suerte de “cri- maquiavelos y estafaos,
sis civilizatoria”, de cuestionamiento del paradigma contentos y amargaos,
del progreso asociado a la modernidad y de un pesi- barones y dublés.
mismo generalizado a nivel mundial y, en particular, Pero que el siglo veinte
el descrédito y la aparición de cuestionamientos al li- es un despliegue
beralismo y el positivismo. Esta atmósfera de crisis y de maldá insolente,
desazón en nuestro país tuvo por ejemplo su expre- ya no hay quien lo niegue.
sión, más allá del debate académico o filosófico, en Vivimos revolcaos en un merengue
letras de tangos que devendrían clásicos del género, y en el mismo lodo
como las del gran compositor Enrique Santos Dis- todos manoseados…
cépolo, “Yira, yira” (1930) y “Cambalache” (1935), u
otras muy conocidas como el tango “Pan” (letra de
Celedonio Flores, 1932), o “Al mundo le falta un tor- Volviendo a la caracterización de la crisis y el debate
nillo” (letra de Enrique Cadícamo, 1933). ideológico de entreguerras, en la Argentina la crisis
del liberalismo se expresó a nivel político en el auge
de un nacionalismo conservador, crítico tanto del li-
beralismo como del socialismo29, y con fuerte des-
confianza respecto de las “masas” (entendidas en
29 • Tras la Revolución rusa de 1917, liberalismo y socialismo ya se perfilaron como los dos polos que tensionarían la geopolítica y el debate de ideas a nivel
mundial y devendrían más adelante en la llamada “guerra fría”. Los discursos nacionalistas, en este marco, resultarían igualmente críticos de ambas corrientes
y aparecerían ubicados dentro del espectro ideológico en una suerte de “tercera posición”.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

44
dicha matriz discursiva como una mera agregación por las corrientes de migración interna que tuvieron
atomizada de individuos indiferenciados, proclives a su primer apogeo en esta época, desde las provin-
la agitación populista y al motín). Los nacionalistas cias más pobres del norte hacia los centros urbanos
de la década de los treinta ejercieron una crítica de más importantes del país. El consecuente desarrollo
la democracia, frente a la cual reivindicaban un or- del sector industrial llegaría en 1943 a superar por
den social jerárquico en el que el gobierno político primera vez al sector de la economía agropecuaria,
expresara a las facciones sociales organizadas de y sería la base de una transformación mayor del sis-
modo corporativista (el agro, la Iglesia, la patronal in- tema social y político.
dustrial), y no a todos los ciudadanos por igual, que Estas transformaciones de la matriz económica in-
sumados como individuos en la “masa” sólo podían dustrial y los cambios y movimientos poblacionales,
fundar una “tiranía de las mayorías”30. como sucedió ya en las primeras manifestaciones
La cuestión social se vio excitada tanto por la crisis de fines del siglo anterior, impactaron dramática-
capitalista como por la creciente difusión local de las mente en las ciudades; y de la realidad de los vie-
ideas del fascismo europeo, a las que se superpon- jos conventillos dentro del espacio urbano pasaría-
drían también las propuestas económicas de ins- mos hacia mediados de siglo XX a la nueva imagen
piración keynesiana del New Deal norteamericano. de las “villas miseria” agigantadas en los bordes de
La prédica fascista y las políticas del keynesianis- la trama urbana, lo que a la vez agitaba en la pobla-
mo constituían dos programas diferentes que coin- ción nuevos miedos y suponía nuevas formas de la
cidían sin embargo en una crítica –respectivamente cuestión social. Si a comienzos del siglo la oligarquía
en lo filosófico-político y lo económico– del liberalis- manifestaba su desdén elitista y su temor por la epi-
mo, y apuntaban ambas a un mismo objetivo: paliar demia de las “masas”, promediando el siglo serían
la acuciante cuestión social. ahora las clases medias urbanas las que revelarían
La llamada “década infame”, inaugurada con el gol- su discriminación y temor frente a la invasión de los
pe militar de 1930, se caracterizó en lo político por “cabecitas negras”.
el auge de las ideologías ya descritas del nacionalis-
mo y por el fraude electoral, la represión de los opo-
sitores y la corrupción generalizada. El filofascismo
y la simpatía con las potencias del Eje en la Segun- 2.2.2. El peronismo y el
da Guerra Mundial no impidieron, sin embargo, las
concesiones a Gran Bretaña en materia comercial (el Estado de bienestar
pacto Roca-Runcimann) y de control de transportes.
En el plano económico, la crisis mundial y el aisla-
cionismo comercial de las grandes potencias aus-
piciaron a nivel local un proyecto de industrializa-
E l ascenso de Juan Domingo Perón, de Secretario
de Trabajo y Previsión a la presidencia de la Na-
ción en el año 1946 y, aun antes, la irrupción de las
ción por sustitución de importaciones (modelo ISI) y masas en la Plaza de Mayo para exigir su liberación
un mayor dirigismo de la política económica con la el 17 de octubre de 1945 son los hitos que marcan
creación del Banco Central junto a muchos organis- el nacimiento del peronismo y, con él, un proceso de
mos estatales reguladores (como las Juntas Nacio- transformación fundamental en la historia argentina.
nales de Granos y de Carnes) y empresas públicas. No se pretende aquí hacer un análisis histórico ex-
El modelo ISI de capital intensivo requeriría ingentes haustivo, sino apenas señalar y retomar algunos as-
cantidades de mano de obra, que fueron aportadas pectos ligados a la evolución de la cuestión social en
30 • Esta matriz ideológica conservadora y antidemocrática, que alentaba diversas expresiones de racismo, paternalismo y aristocratismo, tiene un ejemplo
acabado en el discurso de Leopoldo Lugones, quien describe bien las paradojas del antiliberalismo en su propia trayectoria que va desde la militancia juvenil
en el Partido Socialista hasta su ulterior vuelco ideológico al militarismo y el fascismo (Fanlo, 2007).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

45
relación con el peronismo y, en particular, su aporte otra, más cargada de contenidos de clase y tributa-
para la institución en nuestro país de un modelo polí- ria de los conflictos que acompañaron la expansión
tico-social conocido en general en la historia mundial de los derechos sociales y la integración política y
y en la teoría política como “Estado de bienestar”. social de vastos sectores del mundo del trabajo”
De modo muy general y sintético, y apelando a lo (Torre, 2002: 3).
consabido, digamos que la etapa histórica signada La oposición fundamental en la Argentina de la pri-
por el período correspondiente a las dos primeras mera mitad del siglo XX entre radicales y conserva-
presidencias de Perón (1946-52 y 1952-55) se sue- dores se había basado en las luchas en pos de la
le asociar, en lo económico, a una consolidación del conquista de la “primera generación” de derechos
modelo ISI, con el consecuente crecimiento de la civiles y políticos. Y la etapa inaugurada por el pero-
clase obrera industrial, y un creciente intervencionis- nismo, con “la institucionalización de las realidades
mo de la política económica estatal. En lo político, propias de una sociedad industrial” (Ib.: 4) se carac-
dentro de un marco democrático, se instituyó una terizó, al decir de Torre, por mayores “contenidos de
ideología antiliberal, un fuerte liderazgo carismáti- clase”, con el reconocimiento de una segunda gene-
co y una orientación corporativista para el ejercicio ración de derechos, un nuevo horizonte de “justicia
efectivo del poder, con un significativo crecimiento y social”. En este sentido, la interpelación política del
reconocimiento de los sindicatos, y una mayor inte- peronismo a la organización de la clase obrera, con
gración del movimiento obrero dentro del esquema un discurso crítico de los privilegios de clase de las
socio-económico. viejas élites ligadas al modelo agroexportador, supu-
La enumeración de estos hechos en alguna medida so una tensa explicitación y una redefinición política
expresa una continuidad respecto del marco eco- de la vieja “cuestión social”31.
nómico-político que se insinuaba en años previos La crítica planteada contra el peronismo desde la
y del perfil que asumían muchos regímenes políti- izquierda política (con el extremo de la alianza del
cos en la época de la posguerra y los años dorados Partido Comunista con la candidatura del embaja-
del capitalismo fordista. La gran significación y sin- dor norteamericano Braden contra Perón, concebi-
gularidad del peronismo, sin embargo, puede acaso da como una versión local de los frentes anti-fascis-
situarse en un nivel político-cultural: se trató de un tas), por el contrario, entendió que la interpelación
parte-aguas histórico que reordenó el mapa social y del discurso peronista al “pueblo”, como unión inter-
dividió de modo profundo y duradero a la sociedad clases, significaba un retroceso y desdibujamiento
argentina entre dos polos político-ideológicos: el an- de la contradicción clasista fundamental del capita-
tagonismo fundamental e irreconciliable entre pero- lismo (burguesía vs. proletariado) y suponía el para-
nismo y anti-peronismo. dójico compromiso de la clase obrera con su propia
“La historia política de la Argentina en el siglo XX se explotación dentro del sistema capitalista.
divide en dos: antes y después del peronismo. Al En una perspectiva alternativa, el historiador Daniel
constituirse como fuerza política en 1945 desplazó James (1995) interpretó en los sucesos del 17 de oc-
hacia el pasado la tradicional oposición entre radi- tubre de 1945, jornada de bautismo del peronismo,
cales y conservadores sobre la que habían girado lo que definió como una “iconoclasia laica”: la profa-
las luchas políticas desde la cruzada por la libertad nación de propiedades y espacios de las élites, por
del sufragio. En el lugar de esa oposición se levantó ejemplo el diario La Prensa, el Banco Comercial o la

31 • En relación con las diversas interpretaciones posibles sobre el polémico fenómeno histórico del peronismo, podemos reseñar aquí apenas un par de
análisis sociológicos de entre los más difundidos. En primer lugar, Gino Germani, referente fundacional de la sociología en la Argentina, en su momento perse-
guido por su posición política antiperonista, dejó sentada una interpretación clásica del peronismo (1962), que asimiló el mismo con los movimientos fascistas
europeos y basó su explicación en factores psicosociales: el choque por la migración de la vida tradicional de provincias al mundo urbano y moderno, facilitó
la disponibilidad irracional de los trabajadores para su engaño y adhesión a un régimen carismático y totalitario. En segundo lugar, una mirada diferente y aun
opuesta es la de Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero (1971), quienes conciben una participación más activa y racional de los trabajadores, reconociendo
la importancia de su organización gremial en articulación con el aparato de Estado, y la continuidad con las viejas demandas de la clase obrera por la concreta
distribución del ingreso, que el gobierno peronista habría sabido satisfacer.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

46
sede del Jockey Club y otros clubes y universidades treinta “años dorados” (1945-73) del capitalismo de
constituían actos de transgresión del orden simbó- posguerra.
lico establecido. El peronismo tendría en esta pers- Visto en una perspectiva más general o macro, este
pectiva, de modo inaugural en la historia argentina, marco histórico auspició una estabilización del or-
el valor de un reconocimiento, y aun la institucionali- den político, una articulación entre las políticas pú-
zación desde el propio Estado, de una identidad de blicas y el esquema económico del capitalismo in-
la clase obrera, la “dignificación” de los trabajado- dustrial fordista, la integración de la clase obrera en
res y los humildes, y la elevación de la cultura popu- la sociedad salarial y de consumo y una consolida-
lar de masas al estatuto de una cuasi cultura oficial. ción de los procesos antes descritos de disciplina-
Volviendo al análisis de los aspectos sociales del pe- miento de los sujetos y de regulación y “normaliza-
ronismo, podemos encauzarlo con la descripción de ción” de la población. “El período de tres décadas
la difusión más general en esta época de lo que se que va desde 1945 hasta mediados de los setenta
llamó “Estado de bienestar”. Se trató de la institu- constituye a nivel mundial lo que dio a llamarse los
cionalización de nuevos derechos sociales a nivel “treinta gloriosos” considerados como una “etapa
del espacio laboral (períodos de vacaciones y des- de oro” de la economía industrial capitalista. A partir
canso, condiciones de trabajo y sobre todo salarios de una articulación de taylorismo y fordismo, en tan-
más dignos) y de la intervención estatal y la presta- to formas predominantes de organización del traba-
ción de servicios públicos universales (planes de vi- jo, con la teoría económica keynesiana y las políticas
vienda, ampliación de los sistemas públicos de sa- welfaristas se construye un modo particular de “dar
lud y educación, empresas públicas e inversiones en respuesta” a la cuestión social y una forma definida
energía, transporte e infraestructura). En el caso ar- de gobierno de la fuerza de trabajo y de administrar
gentino, durante el gobierno peronista, varias de es- la contraposición entre trabajo y capital: el salariado
tas políticas sociales lograron amplia difusión y vi- (Castel, 1997). Esta forma de gobierno de los suje-
sibilidad a través de la labor de la Fundación Eva tos supuso la construcción de fuertes anclajes iden-
Perón y de la figura y memoria indeleble de su con- titarios, en particular en el trabajo, y la posibilidad
ductora. Y claro está, también debe destacarse en de construcción de cuerpos y proyectos colectivos”
este período la ampliación del voto femenino; el re- (Murillo et al., 2007: 52).
conocimiento, por fin, de una plena ciudadanía y de- Los debates en el campo académico mundial y

p mirar
rechos políticos para las mujeres. las alternativas teóricas en torno al análisis y defi-

ara
nición del Estado de bienestar han sido abundan-
tes y es imposible reseñarlos aquí. Digamos apenas
que aquél puede en verdad concebirse como una
extensión del Estado protector moderno clásico, lo
Eva Perón (Argentina, 1996).
que por ejemplo el francés Pierre Rosanvallon (1995)
Dirección: Juan Carlos Desanzo.
llamó “Estado Providencia”32. La propia denomina-
Ahora bien, hecho este breve racconto histórico del ción del Welfare State, por otro lado, también asocia
primer peronismo y su política social, pasemos al este modelo de bienestar con la difusión de las polí-
análisis de las características del Estado de bien- ticas económicas keynesianas durante la posguerra,
estar en un sentido más general, para considerar la como respuesta a la vez a la crisis económica y la
efectiva difusión de este modelo en regímenes polí- cuestión social (Hobsbawm, 1995; Holloway, 1994).
ticos de todo el mundo, acompañando los llamados Podemos reseñar el conocido planteo del sociólogo

32 • Este término État-Providence fue acuñado en la época del Segundo Imperio en Francia (1852-70), por los republicanos que preconizaban un “Estado
social” en la crítica a leyes antisindicales. El Estado protector clásico entronca también en la tradición europea, en Inglaterra con el antecedente de la asis-
tencia social o pública organizada bajo las “leyes de pobres”; y en la Alemania del Segundo Reich (1871) con el Wohlfahrtsstaat que designaba las políticas
bismarckianas en materia social.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

47
danés Gøsta Esping-Andersen (1990), provechoso social, los regímenes de bienestar parecieron brin-
por la simplicidad de su clasificación, que distingue dar una aparente solución, suturando las heridas del
tres modelos de bienestar: “liberal”, “conservador” y contrato social con su éxito para la integración de las
“socialdemócrata”; respectivamente, vinculados con mayorías de la población en el salariado. En un or-
las experiencias de los países anglosajones como den de posguerra signado por la memoria cercana
EEUU y Reino Unido, los países de la Europa conti- de la guerra del fascismo contra el liberalismo y del
nental como Alemania y Francia y los países escan- auge del comunismo, la fórmula práctica del “bien-
dinavos. En el marco teórico de Esping-Andersen, estarismo” socialdemócrata fue exitosa en la integra-
estos modelos (a los que agregaría más adelante un ción del movimiento obrero al orden político liberal y
posible cuarto modelo mediterráneo, tras su expe- la economía capitalista, el establecimiento durade-
riencia en Italia y España) se basan diferencialmen- ro (al menos hasta fines de la década de los sesen-
te “en las hipótesis fundamentales sobre las insufi- ta) de una cierta paz social, y resultó una estratégica
ciencias del mercado laboral y de la familia” (Esping contención de la amenaza soviética en el marco de
Andersen, 2001: 202) (los regímenes de bienestar re- la Guerra Fría.
sultan así en procesos de des-mercantilización y des-
familiarización); y “se distinguen entre sí de acuerdo
con la distribución de responsabilidades sociales en-
tre el Estado, el mercado y la familia (los que consti- 2.2.3. El ascenso y la doble
tuyen la “tríada del bienestar”) y, como elemento re-
sidual, las instituciones sin fines de lucro del ‘tercer moral de las clases medias
sector’” (Esping-Andersen, 2001: 207-8)33.

Los tres modelos de regímenes de bienestar (Esping-Andersen)


Liberal Socialdemócrata Conservador
T ras el anterior análisis de las políticas económi-
cas keynesianas y de intervención estatal en el
mundo del trabajo, y de las variantes políticas del
Familia Marginal Marginal Central
Mercado Central Marginal Marginal Estado de bienestar que caracterizaron la consolida-
Estado Marginal Central Subsidiario ción y los “años dorados” del capitalismo fordista en
(versión simplificada del esquema de Esping-Andersen, to- la posguerra, cabe concluir este capítulo acerca de
mado de: Sunkel, 2006: 22) la sociedad de masas atendiendo a algunas varia-
La difusión de los modelos y regímenes bienestaris- bles sociales sobre el impacto de aquellos procesos
tas, ligados a las experiencias de las socialdemocra- macro políticos y económicos en la vida cotidiana y
cias europeas, como correlato del establecimiento de en la morfología de la sociedad. En particular, con
una “ciudadanía social” (Marshall), tuvieron un indu- la integración de las mayorías de la población en el
dable éxito en la reducción de la pobreza y la redis- salariado y la difusión de regímenes bienestaristas,
tribución social de la riqueza, la articulación política se destaca como nota sociológica dominante en la
entre corporaciones y grupos de interés (sindicatos, contemporaneidad el creciente predominio y prota-
partidos políticos, patronales empresarias), una rela- gonismo de las llamadas “clases medias”.
tiva eficiencia en la productividad y desarrollo econó- Esta denominación peca de cierta vaguedad teóri-
micos, la recompensa y protección contra riesgos en ca34 y designa un amplio espectro social cada vez
el mercado de trabajo. más mayoritario en las sociedades modernas, de-
En un balance político general relativo a la cuestión finido por la variable económica y laboral (profesio-

33 • Según estos criterios de Esping-Andersen, podemos describir pues sintéticamente las variantes de cada modelo de bienestar: El modelo socialdemócrata
resulta el extremo más igualitarista, con prestaciones públicas universales que profundizan a la vez la independencia del individuo respecto del mercado
y de la familia. El modelo conservador -con la influencia histórica del estatismo, el corporativismo tradicional y el catolicismo- se basa en la protección del
trabajo, con una des-mercantilización e intervención de política social menores, y la protección laboral del varón en tanto sostén de la familia, vista como
núcleo de seguridad y garantía de bienestar. El modelo liberal anglosajón, se basa en soluciones de mercado, y -afín a la mirada liberal decimonónica del
“alivio a los pobres”- promueve un Estado “residual” con intervención mínima y asistencia a un espectro circunscrito de necesidades especiales (por ende,
al contrario del universalismo, es individualista y tiende a la focalización) entendidas como fallas de mercado.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

48
nes liberales y un cierto poder adquisitivo) y tam- al mundo del trabajo y la necesidad económica, las
bién por aspectos socio-culturales, que nos interesa clases medias se refugiaron y anclaron sus esperan-
aquí destacar: una cierta pretensión de estatus so- zas de ascenso social en el valor de la educación y
cial diferencial, que aleja a las clases medias de los en los ideales y formas y modales de la “decencia”
sectores populares (y de la rutina del trabajo fabril o (como ya hemos visto, formas ellas todas del pro-
manual), para auto-percibirse en cambio a imagen ceso de “normalización” social y de disciplinamien-
del modelo burgués; y en particular, una voluntad de to de los sujetos para el orden y la vida laboral del
“ascenso social” con una fuerte apuesta y valoriza- capitalismo). Como dijo el ensayista Arturo Jauret-
ción del acceso a la educación y la cultura. che, en relación con su famosa definición del “medio
El análisis de clases sociales clásico tiene una ló- pelo” en la sociedad argentina: “Es la situación for-
gica dificultad para incluir la realidad de las clases zada de quien trata de aparentar un status superior
medias dentro de su clasificación de las clases so- al que en realidad posee […] El medio pelo procede
ciales35; y, como vimos ya en un capítulo anterior, la de dos vertientes. Los primos pobres de la alta clase
obra de Pierre Bourdieu permite complejizar el análi- y los enriquecidos recientes” (Jauretche, 1966: 280).
sis de clases y resulta especialmente pertinente para En la Argentina, hacia fines de siglo XIX y comien-
pensar las clases medias, por las apuestas de éstas zos del XX, las ocupaciones secundarias ligadas a
a la distinción social a través de la trayectoria profe- la economía agroexportadora (industria y manufac-
sional y un mayor capital cultural y educativo. turas y servicios como el transporte y la estiba) con-
La posición estructural de medianía entre clase alta formaron la clase obrera; y fue la expansión de las
y baja definió como parte del habitus de las clases actividades llamadas “terciarias”, ligadas a la admi-
medias lo que puede definirse como “doble moral” nistración y el comercio, la que dio origen a la cla-
o “hipocresía pequeñoburguesa”. Esta doble moral se media. Los extranjeros inmigrantes serían quie-
explicaba, por una parte, la reacción especialmente nes se integrarían a las ocupaciones más modernas,
feroz de las clases medias contra toda forma de gro- como industria y servicios, y los argentinos nativos
sería y de las desviaciones y enfermedades morales quedarían en actividades tradicionales, como arte-
de la plebe y, por otra, la vara distinta con que se sanía y servicio doméstico.
juzgaba la dudosa virtud de las clases altas, respon- Hay dos mitos muy difundidos y vinculados entre sí
sables de las múltiples formas de corrupción políti- acerca de la Argentina que han buscado distinguir-
ca y de explotación de clase, y que aún miraban con la como un supuesto caso excepcional respecto del
desdén a las propias clases medias y su ostento- resto de países de América Latina. El primero es el
sa pretensión de ascenso. Entre una dignidad ima- mito de la Argentina “blanca”, basado en la ante-
ginaria cuasi aristocrática y, a la vez, una cercanía dicha filiación de la clase media local con los con-

34 • La denominación de “clases medias” ha sido usada comúnmente para referir a los grupos sociales que practican actividades y oficios vinculados con el
comercio, la administración, así como las llamadas “profesiones liberales” (abogados, escritores, arquitectos, contadores y, en general, todos los oficios de
trabajo no manual). Incluye también a pequeños propietarios y sectores con un cierto poder adquisitivo que conforman lo que se daría también en llamar
la “pequeña burguesía”. En verdad puede decirse que la existencia de tal espectro social así vagamente definido se remonta al siglo XVIII (respondía por
ejemplo a la llamada “gentry” en Inglaterra), asociada íntimamente pues con el desarrollo de la Revolución industrial y de la administración propias de la
modernidad. La clase media moderna surge en el siglo XX, al comienzo principalmente en los EEUU, con el desarrollo del modelo industrial fordista y la
difusión de las políticas keynesianas, que supusieron un incremento general de los salarios.
35 • La apuesta marxista era que la radicalización del antagonismo entre burguesía/proletariado tendería a devenir cada vez más excluyente y a separar bina-
riamente la sociedad, limitando las clases medias a un lugar residual. La realidad mostraría que, al revés, durante el siglo XX las clases medias tenderían a
generalizarse, desplazando el relieve demográfico y político anterior del proletariado.
Es comprensible que Marx no atendiera tanto a este problema, pues vivió el nacimiento del capitalismo y la sociedad industrial de primera mitad del siglo
XIX, cuando el problema más acuciante que saltaba a la vista era la realidad del pauperismo y la explotación de la clase obrera y las revoluciones plebeyas
que trastornaban la cuestión social.
En cambio, otro clásico de la sociología como Max Weber, ya sobre fines del siglo, podía dar testimonio del desarrollo de la intelligentsia técnica de “cuello
blanco” que problematizó con su teoría sobre la burocracia; y pensó una estratificación social en tres dimensiones paralelas (económica, política y social)
y una conformación de estamentos sociales basada pues en las variables de “estatus” económico y político y de “prestigio”, entendidos como distintas
especies de poder (Weber, 1997).
En buena medida, puede decirse que la obra más contemporánea de Pierre Bourdieu es una cierta forma de “marxismo weberiano” (García Canclini, 1990),
que retoma el análisis de clases del marxismo pero lo complejiza y que retoma las dimensiones de análisis y la mirada sobre lo social de Weber, traduciendo
las formas de poder y estatus weberianas a distintas formas de “capitales”.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

49
tingentes de la inmigración europea, que sentó un A medida que se consolidaron las clases medias
precedente y marca de distinción de tipo étnico, en- en ascenso, al integrarse y confundirse como par-
tre una clase trabajadora “morocha” y una pequeña te de la burguesía, el eje de diferenciación pasaría
burguesía “blanca”. El segundo mito, que ahora eva- a la distinción en el espacio social respecto de la
luamos, es la idea de la Argentina “de clase media”. clase trabajadora y los grupos sociales subalternos.
Ambos relatos responden en parte a la realidad y, en Paradójicamente, y mostrando acaso lo que antes
parte, son producto de una lectura parcial e interesa- definimos como una cierta forma de “doble moral”,
da de la historia del país, una narrativa histórica ofi- los inmigrantes y sus descendientes, que habían su-
cial inaugurada ya en el siglo XIX con Mitre que, junto frido antaño el rechazo de las familias patricias tra-
también con los planes sarmientinos de educación dicionales, reprodujeron paralelamente después una
pública y otras estrategias de integración social, ex- reacción similar en contra del aluvión inmigratorio in-
presaron al fin el propio proyecto de Nación de las terno de los “negros” y “grasas” del norte que ha-
élites ilustradas locales, que imaginaban un país con bían arribado a las ciudades. Este giro de la cues-
distancias sociales menores y más integrado, inscri- tión social y los nuevos prejuicios de la clase media
biendo la historia nacional dentro de un proceso uni- urbana correspondieron y se hicieron visibles espe-
versal de “modernización” (Adamovsky, 2009b). cialmente con la nueva etapa histórica inaugurada
En la historia política concreta, en verdad el ascenso por el ascenso al poder del gobierno peronista.
de las clases medias no fue sencillo ni exento de al-
ternativas dramáticas, y para su reconocimiento so-
cial tuvieron que librar una primera batalla contra la
cerrazón y los privilegios de la aristocracia. En este 2.2.4. El fantasma del
sentido, la entrada protagónica de las clases medias
en la historia argentina, que marcaría su identidad peronismo: “la pequeña
política, suele asociarse con el ascenso del radica-
lismo36, que expresó el espíritu de ascenso social e burguesía en el purgatorio”
integración a partir de la conquista de derechos po-
líticos, traducido en la conquista del sufragio univer-
sal que llevó a la presidencia a Hipólito Yrigoyen. En
dicho ciclo, con hitos como la reforma universitaria
E n un plano estrictamente sociológico, el primer
peronismo fue una etapa de consolidación de la
clase trabajadora, aunque no tanto en lo que respec-
de 1918 y con la apertura y distribución del empleo ta a las clases medias, las que tendrían una nueva
público, se cimentó una relación duradera entre el expansión significativa recién en los años sesenta

p mirar
radicalismo y las clases medias asalariadas. por efecto del desarrollismo: “A partir de 1945, en el
modelo del primer justicialismo, claramente hay una
ara política social de mejoramiento del bienestar de los
sectores populares, pero en lo que hace a la estruc-
tura social, en términos del volumen y movilidad de
Clase media (Argentina, 2011). las clases, no hubo grandes cambios. Esas modifi-
Dirección: Juan Carlos Domínguez. Ver afiche de caciones ocurrieron más intensamente durante el pe-
difusión del film en: http://www.alrededoresweb. ríodo del modelo desarrollista, que va a desplegarse
com.ar/2012/08/cine-historia-de-una-clase.html entre 1958 y 1972. No es posible decir que no haya
cambiado nada, pero el del justicialismo no fue un

36 • El radicalismo, vale aclarar, aparece a veces mitificado como expresión de clase media, pero en sus orígenes la UCR fue un partido con líderes de la élite,
que no se dirigiría particularmente a la clase media hasta entradas las décadas de los veinte y treinta. Asimismo, vale decir que más adelante, frente a la
emergencia del peronismo, se hizo también evidente este componente elitista y el rechazo del plebeyismo político que aquel movimiento supo encarnar.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

50
modelo transformador en ese aspecto: uno de los in- en estos años cargada de componentes peculiares
dicadores de modernización que suele tomarse para y furiosamente anti plebeyos”.
el análisis de la estructura social es el incremento de La clase media quedó entonces parada (duradera-
las clases medias asalariadas (técnicos y profesio- mente) en la vereda del antiperonismo (o “gorilismo”,
nales de inserción estable, con trabajo en blanco y en jerga peronista) y se plegó al frente civil-político
pleno) y éste no ha sido uno de las rasgos caracterís- que derrocó a Perón, bajo la bandera de la democra-
ticos del primer peronismo, cosa que sí es más no- cia contra la presunta “tiranía” del régimen depues-
table en el desarrollismo por las modificaciones que to. Para aquellos sectores de clase media reprimi-
introdujo en la producción industrial” (Torrado, 2010). dos o efectivamente postergados por el peronismo,
Sin embargo, cabe decir del peronismo que fue la los años inmediatamente posteriores a la “Revolu-
etapa histórica de una cierta consolidación de las ción Libertadora” parecieron insinuar un tiempo de
clases medias en el aspecto político-cultural e ideo- apertura y mayor libertad en el ámbito cultural: por
lógico. El historiador Ezequiel Adamovsky (2011) ejemplo, con el restablecimiento de la autonomía
plantea de este modo una de las hipótesis centrales universitaria con cogobierno estudiantil y la desig-
de su análisis sobre la clase media argentina: “el mo- nación del socialista José Luis Romero como rec-
mento de arraigo definitivo de la identidad de ‘clase tor de la UBA; o la reorganización del CONICET; o la
media’ fue el del peronismo. […] La reacción anti- creación del Fondo Nacional de las Artes, presidido
peronista agrupó por primera vez de forma sólida por la aristocrática Victoria Ocampo, al tiempo que
los intereses de la élite con los de una gran propor- reabría también, por ejemplo, el principal teatro de
ción de los sectores medios. En los años peronistas, la comunidad judía, el IFT, de tendencia comunista.
ser ‘de clase media’ era una forma de diferenciarse Pero este optimismo prontamente entraría en crisis
de las identidades que proponía el peronismo, cen- con las divisiones de los representantes políticos res-
tradas en el ‘trabajador’ como figura principal de la pecto de qué hacer con el peronismo y, luego, fren-
nueva nación que se buscaba construir. También en te a las deficiencias de las presidencias radicales y la
esta ocasión hubo políticos e intelectuales que favo- creciente imposibilidad de sostener una efectiva ins-
recieron la expansión de la identidad de ‘clase me- titucionalidad democrática (Cavarozzi, 2006). La evi-
dia’, esperando estimular así una reacción de orgu- dencia creciente de una tendencia al autoritarismo
llo social contra el fenómeno peronista. En tiempos en la sociedad y la política se comprobó plenamente
de Perón se instalaron poderosas visiones académi- con el golpe del general Onganía contra el debilitado
cas acerca de la sociedad argentina y de su historia, gobierno radical de Arturo Illia en 1966. El proceso de
que por primera vez colocaban a la ‘clase media’ en la “Revolución Argentina” inauguró un largo período
el papel protagónico estelar. Como en tiempos de de inestabilidad política, signado por la disputa en-
Sarmiento y Mitre, las clases bajas (‘negras’ y pe- tre sectores nacionalistas-desarrollistas y otros más
ronistas) fueron catalogadas como portadoras de la liberales al interior de los grupos dirigentes, la repre-
‘barbarie’ que amenazaba la ‘civilización’ argentina. sión y el conservadurismo cultural (con casos emble-
En esta forma de imaginar la nación, la ‘clase media’ máticos como el de la irrupción policial dentro de la
-que, por omisión, se suponía blanca, educada y de UBA en la “noche de los bastones largos” del 29 de
las regiones ‘modernas’ de Buenos Aires y el Litoral- julio de 1966), y la resistencia cada vez más abierta
ocupaba el sitial de honor como motor del progreso de la clase trabajadora y la imposibilidad de encon-
y garante de la libertad contra la tiranía populista. trar una solución a la proscripción del peronismo.
Así, la identidad de clase media arraigó fuertemente Podemos pues repetir aquí el planteo de Adamovs-
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

51
ky: la concepción del parte-aguas histórico del pe- litólogo Guillermo O'Donnell definió como un “Estado
ronismo como anclaje fundante y persistente de la burocrático-autoritario” (1982). La llamada “resisten-
identidad de clase media argentina. Efectivamente, cia peronista” en las fábricas entre 1955-58 fue base
podemos ver cómo la clase media siguió signada de un nuevo sindicalismo más “basista” y clasista
en forma duradera por la experiencia y el fantasma (que también derivó en grupos de izquierda no pe-
del peronismo y, tras el derrocamiento de Perón en ronista; por ejemplo, el caso del dirigente de ideolo-
1955 y a medida que se imponía la desazón frente a gía marxista Agustín Tosco, importante referente del
la inestabilidad y el autoritarismo en el campo políti- Cordobazo); el cual chocaría luego con la facción del
co, cada vez más amplios sectores de intelectuales sindicalismo más participacionista y conciliador con
de la clase media comenzaron una severa auto-críti- los gobiernos de facto, representada por la fracción
ca (como la definió Carlos Altamirano en un conocido “Azopardo” de la CGT de Augusto Vandor y su pro-

p mirar
ensayo sobre el tema: “La pequeña burguesía, una yecto de un “peronismo sin Perón” (James, 2010).
clase en el purgatorio”; 1997), un replanteo de su am-
biguo lugar social y político y su distancia respecto
de los sectores populares y de la clase trabajadora.
ara
La progresiva politización de sectores intelectuales
de clase media responderá tanto al propio contexto No habrá más penas ni olvido (Argentina, 1983).
nacional, como también al contexto mundial de fines Dirección: Héctor Olivera. Basada en la novela
de los años cincuenta y de la década de los sesenta, homónima de Osvaldo Soriano.
signado por los procesos de descolonización y re-
sistencia “tercermundista”, con el impacto singular A la par de estas alternativas en el movimiento obre-
en la región y en nuestro país de la revolución cuba- ro, un sector politizado en el seno de la clase media
na en 1959 (Terán, 1993). “La imagen de la clase me- buscó a su vez acercarse al movimiento popular, nu-
dia y su lugar en la nación sufrieron severos cuestio- triendo una nueva corriente de “izquierda peronis-
namientos luego de 1955. Un creciente giro hacia la ta”, de lo que surgirían en los años setenta agrupa-
izquierda afectó todas las áreas de la vida nacional, ciones como FAR, FAP y Montoneros (junto a las de

p mirar
incluyendo las identidades” (Adamovsky, 2009b). izquierda marxista como el PRT-ERP). En suma, la
conflictiva cuestión social y política planteada tras el
ara derrocamiento del peronismo seguiría condicionan-
do la historia argentina, sin una solución por parte de
las clases dirigentes, hasta el gobierno de Lanusse,
La hora de los hornos (Argentina, 1968). cuando se habilitaría por fin el retorno del peronismo
Dirección: Fernando Solanas. al poder en 1973.
La proscripción política y represión sistemática del En fin, para recapitular e ir concluyendo este aparta-
peronismo no hicieron más que acrecentar su repre- do, debemos cerrar aquí el relato histórico, para re-
sentatividad en la clase obrera y lo convirtieron en una tomar en lo que sigue unas consideraciones socio-
bandera de resistencia, que no tardaría en identificar lógicas más generales.
a sectores cada vez más mayoritarios de la sociedad Retrospectivamente, la época inaugurada a media-
civil, provocando una situación de vacío o “empate dos de siglo XX por el peronismo constituyó, para-
hegemónico”37, en contra de los regímenes político- dójicamente y a pesar del anti-peronismo de la clase
militares de facto, que buscaban instituir lo que el po- media argentina, la de la generalización más plena en
37 • Desde una perspectiva gramsciana, el sociólogo Juan Carlos Portantiero explicó la inestabilidad endémica del sistema político argentino por un vacío
o crisis de hegemonía, o un “empate hegemónico”. La resistencia y trabas efectivas que ponían los trabajadores en las fábricas a la acumulación del nuevo
capital monopolista dominante (ligado a la apertura a inversiones extranjeras directas y multinacionales en el desarrollismo) hacían que “las líneas generales del
proceso desde 1955 se encuadran dentro de lo que llamaríamos fase de no correspondencia entre nueva dominación económica y nueva hegemonía política”
(Portantiero, 1973).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

52
nuestro país de un modelo social típico de clase me- “Mayo francés” de 1968, o también un año después
dia. Efectivamente, el peronismo auspició la integra- aquí en el “Cordobazo”) (Hobsbawm, 1995; Longoni
ción de una mayoría de la población trabajadora en y Mestman, 2010; Grieco y Bavio, 1995).
un espectro social de clase media, en un sentido de- Así pues, desde mediados de siglo XX, con la ge-
mográfico y socioeconómico, gracias al acceso ma- neralización de la sociedad y cultura de masas, la
yoritario a nuevos estándares de bienestar y de po- sociedad argentina adquirió un nivel inédito de ho-
der adquisitivo y de consumo. mogeneidad de su población (sobre todo en com-
Como base de esta transformación social debe con- paración con otros países de la región) tanto en lo
tarse, claro está, el factor del desarrollo de la eco- social como en lo cultural (y más allá de las diver-
nomía industrial fordista, con su correlativa política gencias planteadas en lo político en nuestro país por
de pleno empleo y altos salarios. Pero también debe el fantasma del peronismo). Corresponderá pues afi-
destacarse un nuevo fenómeno, cada vez más signi- nar la mirada y distinguir matices; y, al mismo tiem-
ficativo: el desarrollo e impacto creciente de los me- po que vale conservar la clave del análisis de clases
dios de comunicación masivos y de las industrias clásico, el nuevo escenario habilita la concepción o
culturales. Estos incorporaron elementos de la cul- análisis de “fracciones” de clase al interior del am-
tura popular y los fundieron en el nuevo paradigma plio y dinámico espectro de las clases medias. Esto
de una verdadera “cultura de masas”, matriz cultural es lo que comúnmente hemos todos incorporado ya
contemporánea que aunó y asimiló valores, imagi- en el sentido común, con la distinción nominal en-
narios y hábitos de recreación y consumo comunes tre sectores de clases “media-alta” o “media-baja”.
a las distintas franjas de la población. También veremos que se hablará, en función del
La época que coincide con la década de los sesen- análisis dinámico de las trayectorias sociales, de
ta quedará siempre caracterizada por el auge de un una “nueva pequeña burguesía” contemporánea, li-
proceso de “modernización” de la cultura y los hábi- gada con la nueva economía de servicios, y surgi-
tos de la población, con impacto directo en las cla- rá la denominación de “nuevos ricos”. Por otro lado,
ses medias, que involucró toda una serie de fenóme- también aparecería contemporáneamente la “clase
nos diversos. Podemos resumirlo, por una parte, en media empobrecida”, en el contexto de crisis eco-
una complejización de la estructura social con prota- nómica y desempleo estructural configurado por el
gonismo de nuevos grupos de demandas (feminismo auge de las políticas neoliberales de las últimas dé-
y “revolución sexual”, demandas de nuevas mino- cadas del siglo XX. Nos ocuparemos más de esto en
rías) y, por otra parte, en la difusión de una cultura de un próximo capítulo, cuando abordemos el análisis
masas más globalizada, ligada tanto a la expansión de la situación contemporánea, y lo que hoy en día
de una sociedad de consumo y una industria cultu- se denominaría “nueva cuestión social”.
ral mediática y mercantil, así como a la difusión de
nuevas expresiones culturales y estilos de vida libe-
rales y libertarios y de impronta juvenilista (el rock y
la cultura juvenil, el hipismo, los happenings y modas
del diseño y arte contemporáneos, el ecologismo y el
pacifismo, el movimiento estudiantil, las nuevas va-
riantes de izquierdismo anti-soviético, con el existen-
cialismo, el estructuralismo y el marxismo dando que
hablar en aulas y tertulias, dándose todos cita en el
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

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Capítulo 3
Globalización y neoliberalismo
3.1. Crisis y mutación hacia un capitalismo mundial
integrado

3.2. El neoliberalismo y la “globalización” del capital


financiero

E n este capítulo debemos adoptar una perspecti-


va macro a escala global, para evaluar las trans-
formaciones sociales y la mutación del modo de
acumulación capitalista a nivel mundial. Ello nos ubi-
cará cronológicamente a comienzos de la década de
los setenta, tiempo de transición hacia un paradig-
ma económico y sociopolítico definitorio de la con-
temporaneidad.
En lo económico, esta nueva etapa contemporánea
se caracteriza por nuevas formas de flexibilización
del trabajo y los procesos productivos, una nueva in-
tegración a escala global del mercado, del comercio
y la división internacional del trabajo, y la irrupción
del capital financiero como nuevo factor económico
estratégico y hegemónico. En lo político, la crecien-
te influencia del llamado Consenso de Washington
y la hegemonía del neoliberalismo, que condicionó
a Estados y organismos internacionales en pos de
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

57
la implementación de políticas de liberalización eco-
nómica y de reducción de las seguridades y regula-
ciones del Estado de bienestar, para un nuevo disci-
plinamiento de los trabajadores y un despojo de las
conquistas sociales de antaño.
Esta nueva corriente político-ideológica, que co-
menzó en las potencias del hemisferio norte y se
hizo conocer allí como “neoconservadurismo”, tuvo
también su réplica y un espacio privilegiado para
la experimentación de las recetas neoliberales en
América Latina, con un giro autoritario de la políti-
ca y asociada con regímenes de facto, como el de
la dictadura militar del llamado Proceso de Reorga-
nización Nacional de 1976 en nuestro país. Fue la
salida del capital frente a un contexto de crisis sisté-
mica, y la respuesta política represiva frente al poder
que habían ganado los sindicatos y la clase obre-
ra organizada en alianza con algunas franjas de las
clases medias, desestabilizando la “gobernabilidad”
del sistema político con nuevas demandas sociales
y de ampliación de ciudadanía.
Muchas de las reformas estructurales surgidas de
esa matriz y esos procesos históricos serían deter-
minantes del escenario actual de flujo global de capi-
tales y de interconexión y borramiento de las fronte-
ras nacionales que ha sido denominado y celebrado
con el nombre de “globalización”. Dichas transfor-
maciones en la economía y la política, que veremos
a continuación, constituyeron el marco general que
determina y da inteligibilidad a los cambios y nue-
vos problemas sociales, de los que nos ocuparemos
luego en el siguiente capítulo, en torno a la llamada
“nueva cuestión social”.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

58
3.1. Crisis y mutación E
l período de los treinta “años dorados” del ca-
pitalismo de posguerra concluyó hacia comien-
zos de la década de los setenta. La época de desa-

hacia un capitalismo rrollo económico sostenido del capitalismo fordista


y la estabilidad política enmarcada en los regíme-
nes de los Estados de bienestar se vio trastornada
mundial integrado por la concurrencia de una crisis económica y una
agudización de las luchas de clases que puso bajo
cuestionamiento y redefinió todo el régimen social
de acumulación y abrió la puerta para el auge en lo
económico de las teorías neoliberales del Consenso
de Washington y el embate político del neoconser-
vadurismo. En este contexto se prepararon las con-
diciones para un salto cualitativo en la internaciona-
lización (y financiarización) del capital, con un giro
radical en el balance de poder entre capital y trabajo,
y una redefinición de la (nueva) cuestión social.

3.1.1. Crisis de acumulación


y de hegemonía del capital
A comienzos de la década de los setenta comien-
za a verificarse una sensible disminución de la
tasa de ganancia del capital en su fase monopolista.
Esto se debió, por un lado, a una crisis extendida ya
por años en el nivel de la disciplina y organización
del trabajo y, por otro, a la llamada “crisis del pe-
tróleo” y el consecuente encarecimiento energético.
En cuanto a la organización del trabajo, comenzó a
plantearse una merma de la productividad del tra-
bajo, organizado según el viejo modelo taylorista38
y condicionado por las “rigideces” del mundo labo-
ral debidas al dominio de los sindicatos (fortalecidos
en el contexto de garantías laborales y negociación
sectorial propio de los Estados de bienestar). Enton-
ces, se trató de una dimensión más técnica relati-
38 • El taylorismo es el análisis y gestión propiamente científicos del trabajo que descompone el proceso productivo unitario en una multiplicidad de tareas
fragmentarias homogéneas para maximizar el rendimiento de cada trabajador y minimizar las pérdidas de los pequeños tiempos improductivos u ociosos que
separan la repetición de las operaciones; y, a la vez, despoja a los operadores separados del saber o dominio del proceso total de la producción, cuyo control
se concentra en la figura del manager.
Este tipo de organización laboral avanza en lo que Marx denunciaba como un extrañamiento o “alienación” del trabajador respecto de su trabajo. Esto se da
en un triple sentido: se trata de una enajenación respecto del producto concreto de su trabajo (perteneciente al capitalista en virtud de ser propietario de los
medios de producción), de su actividad (que no es autónoma sino heterónoma, controlada por los managers, los propietarios de los medios de producción y
aun por las propias máquinas) y de su ser genérico (la realización de su esencia humana que es transformar la naturaleza y transformarse y reconocerse en el
trabajo con el que crea su mundo material, pero que deviene una mera labor y medio de subsistencia).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

59
va a los modos de organización óptima del proce- y del contexto de la “guerra fría”; en nuestra región
so productivo; y también, en última instancia, una en particular, de la Revolución cubana y su influjo en
dimensión netamente política relativa a la lucha de el resto de Latinoamérica; y en nuestro país, de la
clases, con un balance de importantes conquistas resistencia peronista y de los nuevos sindicatos de
en la redistribución de la riqueza entre el capital y base, y luego la lucha de las guerrillas y grupos in-
los trabajadores y en el control del espacio laboral y surgentes armados, o aun cambios en el seno de la
las condiciones de trabajo, que había alentado cada Iglesia católica, tras el Concilio Vaticano II y la vía por

p mirar
vez mayores huelgas y la resistencia obrera a la ex- los pobres de los sacerdotes tercermundistas.

ara
plotación y la plusvalía capitalistas (Holloway, 1994).
En lo que hace al otro aspecto mencionado, la “crisis
del petróleo” se ligó a la conformación de la Organi-
zación de Productores y Exportadores de Petróleo
(OPEP), federación de los principales países produc- El Mayo Francés (ver imágenes en http://goo.gl/
tores que comenzaron a regular la producción y ofer- rmchP) y el Cordobazo (ver imágenes en http://
ta del “oro negro” con el consecuente aumento del goo.gl/z28Zp) en los años 1968 y 1969 respec-
tivamente, mostraron en Europa y en nuestro
precio de la energía y, por ende, de uno de los prin-
país, el poder de los trabajadores organiza-
cipales insumos de la industria a nivel mundial. Ello
dos y la eventual alianza con los movimientos
forzaría el imperativo de desarrollo de nuevas fuen-
de estudiantes y otros sectores medios. Las
tes energéticas y materiales y la reconversión indus-
demandas y resistencias civiles mostraban su
trial y del sistema productivo, conducentes a un sal-
capacidad de condicionar la acumulación capi-
to cualitativo de la innovación científico-tecnológica
talista y la gobernabilidad del sistema político.
(todo lo que sustentará luego el paradigma de la lla-
mada economía y sociedad del “conocimiento” y la En fin, las décadas de los sesenta y setenta del siglo
“información”). pasado configuraron un contexto de crisis de acu-
La concurrencia de estos dos problemas estaba en mulación económica y crisis de hegemonía políti-
la base de la caída de la tasa de ganancia capitalista ca del capital (y en particular, del dominio geopolí-
y se conjugó con factores de índole social y política. tico estadounidense), reavivando y complejizando la
Por un lado, una creciente conflictividad a nivel de la cuestión social y generando un clima de cambio ge-
política interna, aun en los países centrales (la resis- neralizado, en el que el mundo parecía estar a punto
tencia sindical obrera, sumada a la “sobrecarga de de estallar (literalmente, vista la “crisis de los misiles”
demandas” en el Estado benefactor; un clima gene- de 1962 y la amenaza cotidiana de una hecatom-
ral de creciente insatisfacción y rebeliones, tanto de be nuclear). Ello forzaría un cambio del diagnóstico
minorías en busca de mayor reconocimiento como y estrategia de los grupos dominantes frente a las
en el espacio laboral y en contra de las normas dis- protestas y demandas sociales: los remedios para
ciplinarias del sistema39). Por otro lado, un balance su contención (el contractualismo liberal, junto a los
conflictivo de la geopolítica internacional, en que la dispositivos disciplinarios de formación de sujetos y
expansión del capital de empresas multinacionales garantía de la seguridad y derechos sociales del Es-
encontraba resistencias y la potencial competencia y tado de bienestar) resultaban disfuncionales y al fin
alianza de los países “en vías de desarrollo”. Esta era resurgía la cuestión social.
la época de la descolonización en África, de la reti- La vieja máxima de la Moral Universal, incorporada
rada de EEUU de Vietnam, del apogeo de la URSS en los dispositivos de la educación masiva y del em-
39 • Podemos mencionar aquí, a modo de ejemplo de movimientos de rebelión en el seno de los países centrales, los casos salientes del Mayo francés de 1968,
las luchas de la minoría afroamericana (movimientos como el Black Power, figuras como Malcolm X y Martin Luther King) y las manifestaciones antibélicas en
EEUU, y aun grupos armados insurgentes como las Brigadas rojas en Italia o separatistas como el IRA en Irlanda (ambos fundados en 1969) o las primeras
acciones de ETA en España; todo ello sumado a las ya mencionadas rebeliones y demostraciones del poder sindical en las fábricas.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

60
pleo calificado estable (como instrumentos de go- gan y la dinastía de Bush padre e hijo, entre fines del
bernabilidad y gubernamentalidad), “había logrado siglo pasado y comienzos del actual.
gestar (además de formas de dominación), cuerpos Esta expresión alude también más en general a la
sociales solidarios. Sus ideales […] habían generado reacción ideológica a la socialdemocracia y a la con-
aspiraciones, conocimientos y destrezas capaces de tracultura de izquierda que signó la década de los
cuestionar el orden establecido (aunque también ser sesenta, y que fundó sucesivos hitos de avanzada
complacientes a menudo). En ese contexto la dis- de una organización y “revancha” del capital con-
ciplina había dejado de ser un instrumento para re- tra la fuerza y rebelión del trabajo. El “neoconserva-
parar el desperfecto social. Lo mismo ocurría con la durismo” conjuga en el discurso y en la práctica un
educación, el derecho al trabajo y a la salud. Paula- conservadurismo en lo político con una orientación
tinamente los viejos remedios a la cuestión social se liberal ortodoxa en lo económico.
habían transformado en reactivadores de la misma” Entre los antecedentes destacados de esta corrien-
(Murillo, 2003: 65). Estudiantes y trabajadores, capa- te, está la llamada “Comisión Trilateral”, creada a co-
citados y organizados disciplinadamente y con cier- mienzos de los años setenta por la confluencia de
to estándar de bienestar mínimo en lo referente a la empresarios, intelectuales y políticos de los tres nú-
salud y al ocio oponían resistencias y cuestionaban cleos de poder geopolítico mundial de entonces:
de diversas maneras y con distintos grados de inten- EEUU, Japón y algunos países de Europa. Esta co-
sidad el statu quo. “Las estrategias de poder habían rriente política comenzó a difundir un discurso crítico
sufrido un relleno estratégico que las tornaba disfun- de la política socialdemócrata y la “sobrecarga” de
cionales para los grupos más poderosos de la tierra. demandas civiles y sociales en los Estados de bien-
La categoría sociológica del “desarrollo” construi- estar, y buscó instalar la nueva problemática de la
da luego de la segunda guerra mundial mostraba su (in-)“gobernabilidad”. La premisa de este concepto
cara ambivalente respecto de la dominación de cla- es la contradicción entre democracia y gobierno, ex-
se: generaba sujetos previsibles, pero también cuer- plícita en el “Informe” de dicha Comisión: “el corazón
pos sociales resistentes. Era menester desestructu- del problema radica en las contradicciones inheren-
rarlos y, con ello, sus memorias y hábitos colectivos. tes relacionadas a la misma frase de lo gobernable
Es aquí donde la subjetividad cobra un relieve inusi- de la democracia. Porque en cierta medida, gober-
tado” (Murillo, 2006: 13). nable y democracia son conceptos en conflicto. Un
exceso de democracia significa un déficit de gober-
nabilidad; una gobernabilidad fácil sugiere una de-
mocracia deficiente”40 (Informe de la Comisión Trila-
3.1.2. El embate del teral, 1978: 385) (las cursivas son propias).
En el mismo sentido, frente al desarrollo de los paí-
neoconservadurismo ses del tercer mundo y sus orientaciones a la auto-
nomía y posibles lazos con el movimiento de paí-

E l “neoconservadurismo” designa originalmente el


movimiento de los también llamados “neocons”
en los EEUU, con base política en el Partido Republi-
ses “no alineados” y la URSS, la Comisión planteó
un imperativo y un nuevo concepto de “interdepen-
dencia” global, el auspicio de una nueva integración
cano y apogeo con las presidencias de Ronald Rea- y división internacional del trabajo. “La ‘interdepen-

40 • Vale repetir la advertencia, acerca de la carga polisémica y polémica de muchos términos, y en particular respecto del concepto de “Gobernabilidad”, que
siempre quedará asociado a este paradigma discursivo neoconservador, la idea general de una contradicción Gobierno vs. Democracia, o al menos un riesgo
en la ampliación “excesiva” del horizonte de libertades y derechos de esta última.
“Estas perspectivas son retomadas para América Latina en los años noventa, a partir de los documentos elaborados por los organismos de financiamiento in-
ternacional, en particular el Banco Mundial y el BID. Probablemente los documentos Governance and Development (1992) del Banco Mundial y Gobernabilidad
y Desarrollo. El estado de la cuestión (1992) del BID, han jugado un papel fundamental en la reaparición del concepto en la arena de la política y las ciencias
sociales de la región. Recuperada la institucionalidad democrática y habiendo desaparecido (al menos momentáneamente) los enemigos ‘externos’ del siste-
ma, los problemas de gobernabilidad se visualizan principalmente como deficiencias del propio Estado y del sistema político” (Filmus, 1996).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

61
dencia’ es el nombre de lo que luego se conocerá obrero […] El remedio, entonces, era claro: mantener
como ‘mundialización’ ‘globalización’ o ‘capitalismo un Estado fuerte en su capacidad de quebrar el po-
mundial Integrado’ (Guattari, 1995). Se trató de una der de los sindicatos y en el control del dinero, pero
estrategia política, cultural, tecnológica y económica limitado en lo referido a los gastos sociales y a las in-
que tendió gradualmente a integrar a todo el mundo, tervenciones económicas. La estabilidad monetaria
profundizando la brecha entre países pobres y ricos, debería ser la meta suprema de cualquier gobierno.
así como la dependencia de los segundos, bajo el Para eso era necesaria una disciplina presupuestaria,
pretexto de que dicha interdependencia unida a un con la contención de gasto social y la restauración
‘ambiente liberal internacional’ mitigaría la pobreza” de una tasa ‘natural de desempleo’, o sea, la crea-
(Murillo et al., 2007: 59). ción de un ejército industrial de reserva para quebrar
Entre los exponentes más significativos del idea- a los sindicatos. Además, eran imprescindibles refor-
rio y la práctica neoconservadora, y como inspira- mas fiscales para incentivar a los agentes económi-
ción fundamental en lo económico del neoliberalismo cos. En otras palabras, esto significaba reducciones
que preparaba su apogeo en años venideros, debe de impuestos sobre las ganancias más altas y sobre
citarse el aporte de Friedrich von Hayek, y su obra las rentas. De esta forma, una nueva y saludable des-
Camino de servidumbre (1944). Ya tempranamen- igualdad volvería a dinamizar las economías avanza-
te, en tiempos de éxito del keynesianismo y el Es- das” (Anderson, 1999: 16).
tado de bienestar, Hayek profesó el liberalismo con- Estas fórmulas pasarían del discurso a la práctica y a
tra toda regulación económica, la necesidad natural la ejecución de políticas en la década de los ochen-
de la competencia contra todo igualitarismo social, ta, de modo especial y notorio en los gobiernos de
convocando periódicamente (con reuniones bianua- Ronald Reagan en EEUU y Margaret Thatcher en
les de la “Sociedad de Mont Pélerin” en Suiza) a los Gran Bretaña, que lideraron el embate neoconserva-
enemigos de la política del laborismo y la socialde- dor y la imposición y generalización en todo el occi-
mocracia, hasta que la crisis capitalista les daría una dente capitalista de una nueva hegemonía.
oportunidad. En América Latina el embate neoconservador tam-
“La polémica contra la regulación social tuvo una bién brindó un marco global y dio bríos para la acción
repercusión mayor. Hayek y sus compañeros argu- de los regímenes militares autoritarios en muchos
mentaban que el nuevo ‘igualitarismo’ de este perío- países de la región que, más allá de las alternati-
do (ciertamente relativo), promovido por el Estado de vas singulares del conflicto político armado domés-
bienestar, destruía la libertad de los ciudadanos y la tico, implementaron las mismas políticas y apunta-
vitalidad de la competencia, de la cual dependía la ron a un mismo modelo de país que aquel inspirado
prosperidad de todos. […] Con la llegada de la gran por las corrientes neoconservadoras y neoliberales.
crisis del modelo económico de posguerra, en 1973 En Argentina, en un escenario de crisis hegemónica
cuando todo el mundo capitalista avanzado cayó en (O'Donnell, 1977) signado por la efervescencia social
una larga y profunda recesión, combinando, por pri- y la endémica inestabilidad política post 1955, la lu-
mera vez, bajas tasas de crecimiento con altas tasas cha de clases se volcó en un embate de los grupos
de inflación, todo cambió. A partir de ahí las ideas dominantes para fragmentar el poder de negociación
neoliberales pasaron a ganar terreno. Las raíces de de la clase obrera, que se expresó ya hacia finales
la crisis, afirmaban Hayek y sus compañeros, esta- del último gobierno peronista con el Plan Rodrigo (ju-
ban localizadas en el poder excesivo y nefasto de los nio de 1975) y luego con la represión sistemática y la
sindicatos y, de manera más general, del movimiento política económica de Martínez de Hoz en la dictadu-
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

62
ra militar de 1976-1983 (no en vano bautizada “Pro- del trabajo mediante la “flexibilización” de las condi-
ceso de Reorganización Nacional”). Ya en democra- ciones laborales y el proceso de producción.
cia también el terrorismo de Estado se continuaría en El concepto recurrente de la “flexibilidad”, tan po-
un virtual terrorismo económico, expresado en los ri- lisémico y polémico como otros que difunden esta
gores del proceso inflacionario de los años ochenta nueva matriz discursiva, adquirió en este contex-
y los “ajustes estructurales” de los noventa, formas to histórico los siguientes significados: “una flexibi-
ambas de un embate disciplinador y una redistribu- lidad cuantitativa, en relación a las condiciones de
ción regresiva del ingreso en la población. contratación (disminución de los plazos de preaviso,

p mirar
contratos temporarios), una flexibilidad organizacio-

ara nal (acomodamiento de horarios según fluctuaciones


diarias, semanales o mensuales y en la organización
del trabajo a partir de la polivalencia de los trabaja-
dores), una flexibilización funcional que supone una
Margaret Thatcher (1) y Ronald Reagan (2), en recentralización de la empresa sobre una actividad,
los países anglosajones, y las dictaduras mili-
por medio de la subcontratación de las funciones
tares latinoamericanas encabezadas por Jorge
“adjetivas”, flexibilización de los límites “naturales”
Videla (3) y Augusto Pinochet (4). La avanza-
de la acumulación. Nos extendemos un poco más
da neoliberal.
sobre este punto pues es clave para comprender las
Imágenes disponibles en:
actuales transformaciones. La superación de los lí-
(1) http://upload.wikimedia.org/wikipedia/
mites “naturales” de la acumulación se dio en dos
commons/f/f6/Margaret_Thatcher_cropped1.png
sentidos, en lo que hace a los recursos naturales
(2) http://upload.wikimedia.org/wikipedia/
(por ejemplo mediante la biotecnología y los nuevos
commons/1/16/Official_Portrait_of_President_
Reagan_1981.jpg materiales) y en lo que refiere a la fuerza de trabajo
(3) http://upload.wikimedia.org/wikipedia/ (por ejemplo mediante la lisa y llana desaparición de
commons/f/f6/Videla_Sociedad_Rural.jpg puestos en los que la habilidad del cuerpo del tra-
(4) http://commons.wikimedia.org/wiki/ bajador era fundamental) (Murillo, 2005). Esto último
File:Pinochet_de_Civil.jpg?uselang=es#file implicó, además, la superación de las limitaciones
socio-históricas a la acumulación de capital, puesto
Volviendo a los principios generales del pensamien- que el proceso económico depende cada vez menos
to neoconservador y neoliberal, éste se basa en la de las capacidades humanas y por ende de los resul-
prioridad absoluta del mercado por sobre el Estado tados de las resistencias y luchas sociales” (Murillo

p mirar
como vía privilegiada y eficiente de asignación social et al., 2007: 60).
de recursos. El objetivo político inmediato, expresa-
do en lo económico por una obsesión con la inflación
y el gasto público (que, de modo indirecto, eran, res-
ara
pectivamente, resultado de la puja distributiva por el
crecimiento de la masa salarial y de la inversión es- Recursos humanos (Francia, 1999).
tatal en los servicios sociales), apuntó a resolver la Dirección: Laurent Cantet.
crisis de acumulación capitalista mediante el quiebre
de la resistencia obrera y sindical y sus reivindicacio-
nes salariales y un nuevo y radical disciplinamiento
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

63
m omento la educación como un derecho y un servicio pú-

r
blico, y la idea de aquella como una mercancía?

de eflexión 3. ¿Qué sentido y valor adquiere en estos dis-


cursos la idea de la “libertad”?
El discurso neoliberal y la educación
“Es bastante deseable que todos los jóve- 4. ¿Cómo se relaciona la visión neoliberal so-
nes, independientemente de la riqueza, de bre la educación y la institución escolar, con la
la religión o del color, o, también, del nivel mirada más general de dicha doctrina sobre
social de sus propias familias, tengan la las relaciones entre el Estado, el mercado y la
oportunidad de recibir tanta instrucción sociedad civil?
cuanto puedan asimilar, siempre que estén
dispuestos a pagar por ella, sea en el 5. ¿De qué modos dicha perspectiva funda-
presente, sea a costa de rendimientos su- mentó las políticas de descentralización y re-
periores que percibirán en el futuro, gra- formas educativas de la década del noventa en
cias a la instrucción recibida” (Friedman y nuestro país?
Friedman, 1934: 188).

“No demorará mucho tiempo para que las


personas se convenzan de que la solución
está en despojar a la autoridad de sus
poderes en el ámbito de la educación” (Ha-
yek, 1982: 497).

Arriba citamos pasajes de textos de Milton


Friedman y Friedrich Hayek, dos de los más
renombrados referentes intelectuales del dis-
curso neoliberal, que hablan sobre la educación.
Es consabido que el neoliberalismo fundó las
políticas de descentralización y “financiamiento
basado en la demanda” del sistema educativo
durante la década de los noventa en nuestro
país. Podemos reflexionar sobre las relaciones
intrínsecas entre los discursos y aquellas polí-
ticas concretas.

1. ¿Qué sentido adquiere en el marco del dis-


curso de la primera cita, la mención del acceso
a la educación “independientemente de la rique-
za” o del “nivel social”?

2. ¿En qué se diferencian u oponen la idea de


Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

64
3.2. El neoliberalismo E
l embate neoconservador, sobre fines de la dé-
cada de los setenta y en los años ochenta, tor-
ció el rumbo y balance de la lucha de clases y abrió

y la “globalización” del la puerta para el dominio en la agenda política de los


organismos financieros internacionales y de muchos
países de los preceptos del llamado “Consenso de
capital financiero Washington”; la hegemonía, en especial en la déca-
da de los noventa, del neoliberalismo. Asimismo, es-
tas orientaciones en el plano político se vincularon
con una mutación del capitalismo y del mundo del
trabajo. La novedosa expansión del capital financie-
ro, así como la internacionalización del proceso pro-
ductivo y los flujos migratorios del capital y el traba-
jo, plantearon el imperativo de una “globalización”
de los flujos económicos por sobre las fronteras de
los viejos Estados nación (así como por sobre los
demás límites o fronteras políticas, sociales, ecoló-
gicas, etc.).

3.2.1. El “Consenso de
Washington” y el neoliberalismo
E l “Consenso de Washington”, en alusión a los or-
ganismos financieros internacionales y centros
de poder económico con sede en la capital de EEUU
y ligados a los intereses de ese país, remite original-
mente a un documento redactado por el economista
John Williamson (“What Washington means by Policy
Reform”, de 1989), que resumía una serie de “refor-
mas de política económica que casi todos en Wash-
ington consideraban necesario emprender en Amé-
rica Latina en ese momento” (Williamson, 2003: 10).

El “Consenso de Washington”
• Disciplina presupuestaria (los presupuestos pú-
blicos no pueden tener déficit)
• Reordenamiento de las prioridades del gasto
público (el gasto público debe concentrarse don-
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

65
de sea más rentable) menzando con la vivienda pública y pasando ense-
• Reforma Tributaria (ampliar las bases de los im- guida a industrias básicas como el acero, la electri-
puestos y reducir los más altos) cidad, el petróleo, el gas y el agua. Este paquete de
• Liberalización de las tasas de interés medidas fue el más sistemático y ambicioso de to-
• Tipo de cambio competitivo das las experiencias neoliberales en los países del
• Liberalización del comercio internacional (dis- capitalismo avanzado” (Anderson, 1999: 17-18).
minución de barreras aduaneras) El fenómeno que pujaba por salir a la luz y estable-
• Liberalización de la inversión extranjera directa cerse tras estos dramáticos acontecimientos históri-
(levantar barreras al flujo de capitales) cos era el proceso de creciente “financiarización” del
• Privatización capital. Éste se originó en la confluencia de dos fac-
• Desregulación de los mercados tores: por un lado, la acumulación de una gran masa
• Derechos de propiedad (garantías de protec- de dinero excedente en busca de valorización tras la
ción de la propiedad privada) crisis del petróleo de 1973; y, por el otro, el desarro-
llo de las comunicaciones electrónicas que permi-
Estas prescripciones políticas, más allá de ser men- tieron (claro está, junto con las políticas de desregu-
tadas en relación con la política de EEUU hacia Amé- lación financiera) el movimiento instantáneo de las
rica Latina, tuvieron una proyección ulterior como un inversiones en un espacio verdaderamente global. Y,
programa de liberalización económica general de al- por supuesto, la promoción de políticas de desregu-
cance global. En efecto, junto con las elecciones de lación, que permitieron el efectivo desanclaje y libre
Thatcher y Reagan respectivamente en 1979 y 1980, entrada de las inversiones financieras en busca de
la década inauguró un viraje político a la derecha en “oportunidades de negocios” entre países y encla-
los gobiernos de casi todos de los países del norte ves en permanente disputa de competitividad, cada
de Europa occidental41. En un contexto de recrude- vez más dependientes todos del favor y el ciclotími-
cimiento de la “guerra fría” (tras la invasión soviética co “humor” de “los mercados”.
de Afganistán en 1978), esta nueva derecha se legi- La nueva política neoliberal, que en la experiencia
timó y pudo avanzar en un sentido militarista (el caso thatcherista destacó por su giro neoconservador so-
especial de Reagan en EEUU, aunque no debe dejar bre el mundo del trabajo y la cuestión social, también
de mencionarse la aventura belicista de Thatcher en en el plano económico buscó efectivamente allanar
Malvinas), así como sobre los sindicatos y las con- el terreno al capital financiero. La insistencia en la
quistas sociales del Estado de bienestar. “apertura de la economía”, la “libertad de inversión” y
“El modelo inglés fue, al mismo tiempo, la expe- la “seguridad jurídica” procuró alzar las barreras pro-
riencia pionera y más acabada de estos regímenes. teccionistas y dejar la puerta abierta para la entrada
Durante sus gobiernos sucesivos, Margaret That- irrestricta de capitales, con fuerte orientación a inver-
cher contrajo la emisión monetaria, elevó las tasas siones especulativas de corto plazo. Ello generó una
de interés, bajó drásticamente los impuestos sobre gran volatilidad en las economías desprotegidas y un
los ingresos altos, abolió los controles sobre los flu- fuerte condicionamiento del capital y organismos in-
jos financieros, creó niveles de desempleo masivos, ternacionales sobre las políticas de los gobiernos.
aplastó huelgas, impuso una nueva legislación anti Esta libertad del flujo global del capital, amén de ali-
sindical y cortó los gastos sociales. Finalmente y mentar grandes “burbujas” financieras (valorización
ésta fue una medida sorprendentemente tardía, se exponencial de patrimonios ficticios, en base a deri-
lanzó a un amplio programa de privatizaciones, co- vados financieros cada vez más desconectados de
41 • A mismo tiempo, en los países del sur europeo llegaban al poder gobiernos socialistas. Estos insinuaron en algunos casos una política más progresista,
aunque más adelante también sufrirán condicionamientos para la reorientación neoliberal de la política económica. Al fin, el eurosocialismo se convertirá en
una de las variantes “progresistas” de la misma hegemonía neoliberal global.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

66
la economía real y el trabajo, fuentes genuinas de tado y abierto, sin fronteras (políticas, económicas,
creación de riqueza), también propició una nueva di- sociales), en especial para el libre flujo y valorización
visión internacional del trabajo, con la que el capital global del capital.
buscó resolver su crisis de acumulación de ganan-
cia. Esto comprendió dos dimensiones: la “flexibili- “Globalización” y “mundialización” de la
zación” y reducción de costos laborales, y la innova- cultura

p mirar
ción tecnológica de la producción. El concepto de “globalización” es polisémico
y polémico y ha adquirido en los últimos años

ara múltiples usos y connotaciones sobre las que es


preciso establecer algún acuerdo. En el marco
de nuestro análisis hemos puesto un claro énfa-
sis en el aspecto económico, ligado a la nueva
Capitalismo. Una historia de amor (EEUU, 2009).
dinámica del capitalismo financiero y las políti-
Dirección: Michael Moore.
cas neoliberales.
Por un lado, los flujos de capital se orientaron a En el Diccionario de la Real Academia Españo-
aquellas naciones o enclaves productivos donde se la, hay tres escuetas definiciones de la globali-
garantizaran más bajos costos y “seguridad jurídica” zación, entendida como: la “extensión del ám-
para sus inversiones. Ello subordinó aún más a mu- bito propio de instituciones sociales, políticas y
chos países periféricos en esta nueva división global jurídicas a un plano internacional”; la “difusión
del trabajo, forzando una represión de la cuestión mundial de modos, valores o tendencias que fo-
social y una “flexibilización” laboral y reducción de menta la uniformidad de gustos y costumbres”;
salarios para compensar la falta de “competitividad” y el “proceso por el que las economías y mer-
y “no quedar fuera” del mercado mundial. cados, con el desarrollo de las tecnologías de
Por otro lado, la flexibilización se conjugó con un la comunicación, adquieren una dimensión mun-
nuevo paradigma socio-técnico, orientado a una in- dial, de modo que dependen cada vez más de
novación permanente tecnológica y organizacional los mercados externos y menos de la acción re-
del proceso productivo. A diferencia del paradigma guladora de los gobiernos”.
del fordismo (explotación intensiva de una fuerza Es importante notar que dichas definiciones alu-
de trabajo poco calificada, concentración gerencial den a diferentes procesos (o más bien, dimen-
del saber), el nuevo paradigma posiciona el cono- siones diferenciadas de un mismo proceso his-
cimiento como insumo clave, y no sólo el conoci- tórico); respectivamente, a los aspectos político,
miento científico-tecnológico, también los demás cultural y económico. En el primer caso, podría-
saberes socializados y propios de los trabajadores mos acordar en hablar alternativamente de “in-
y agentes del proceso productivo. Esto es central en ternacionalización”, proceso de más larga data
el nuevo paradigma técnico-organizacional del tra- que identifica en su propia definición un rol aún
bajo conocido como “posfordismo” (Coriat, 1992b). relevante para los estados y territorios naciona-
El concepto de “globalización”, en este contexto, les y los acuerdos e intercambios entre ellos.
fue el significante clave, socializado en forma profu- En los otros dos casos, es conveniente distinguir
sa y difusa en los discursos políticos y académicos los cambios de la economía capitalista, designa-
hasta permear en el sentido común, que expresó es- dos más generalmente con el término “globali-
tratégicamente este ideal de un mundo interconec- zación”, de la dimensión cultural que podemos
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

67
aludir con el concepto de “mundialización”, si- leño en una entrevista (Dussel, 2006):
guiendo para ello el análisis del sociólogo brasi- “La idea de globalización nos remite a una di-
leño Renato Ortiz (1996 y 1997). mensión de unicidad. Se habla de mercado glo-
Este autor critica la difundida visión de una nue- bal y de tecnología global asumiendo una con-
va cultura mundial unificada, tácita tanto en cier- notación de que existiría una ‘única’ economía
tos discursos sobre la “posmodernidad” y en las y una ‘única’ tecnología. Difícilmente podríamos
apologías del consumo y la cultura de masas calificar al universo de la cultura de esta manera.
mundializados, como alternativamente también No existe, ni existirá, una cultura global. La cues-
en las advertencias apocalípticas sobre la “mac- tión en esta esfera no es la de la homogeneiza-
donalización” de la sociedad como extensión ción sino la de la diversidad; por ejemplo, las len-
de un presunto imperialismo cultural norteame- guas diferentes (pese a la hegemonía del inglés).
ricano. Estas ideas conciben equivocadamen- En este sentido, prefiero hablar de mundializa-
te como una realidad nueva y unificada, aquello ción de la cultura. El término nos remite a la no-
que Ortiz constata alternativamente como pro- ción de concepción del mundo, que es diversa y
longación de un proceso que él denomina “mo- diferenciada en función de los países, los grupos
dernidad-mundo”. La tendencia inherente de la sociales y los intereses.
modernidad a la unificación de las categorías de La mundialización cultural se encuentra eviden-
tiempo y espacio por la comunicación entre dis- temente asociada con el proceso de globaliza-
tintos territorios, proceso fundamental de “des- ción económica y técnica, pero no coincide de
territorialización” ya comenzado mucho tiem- manera íntegra con él. Por eso los temas de las
po atrás con la primera unificación de territorios identidades nacionales y étnicas siguen estando
nacionales en épocas del naciente capitalismo, presentes en el contexto de la globalización.
hoy simplemente se amplía y profundiza en una Tal vez el elemento más característico del proce-
nueva escala transnacional, con la más intensa so de mundialización de la cultura sea la desterri-
e instantánea interconexión debida a los medios torialización de determinados patrones cultura-
electrónicos de comunicación, los movimientos les, que se distancian de sus raíces nacionales o
migratorios contemporáneos y la creciente inte- regionales, para volverse mundializados. En este
gración de la economía-mundo capitalista. caso, ocurre una gran transformación de nues-
Lo que nos importa señalar, junto con Ortiz, es la tras categorías espaciales. Al lado de nuestra
distinción del proceso de “mundialización” cul- concepción de una realidad local nacional, hay
tural, diferenciado de la “globalización” econó- otra -transnacional- que las atraviesa, redefinien-
mica, contra la falsa idea de una única cultura do el propio mundo en el cual estamos insertos.”
mundial signada por la estandarización del con-
sumismo. Se trata de preservar la concepción tí-
picamente antropológica de la cultura como es-
pacio de la “diversidad” y de la(s) identidad(es)
en plural (sin perder atención, claro está, de la
tensión permanente con las tendencias homo-
geneizantes de la economía-mundo; evitan-
do pues la celebración ingenua de un armónico
“multiculturalismo”). Así lo explica el autor brasi-
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

68
te la clase obrera industrial, y se dio una baja del sa-
3.2.2. América Latina: lario real; también se diversificó la fuerza de trabajo,
con un crecimiento de los trabajadores independien-
laboratorio de experimentación tes y una mayor estratificación salarial, tras el fin de
los contratos colectivos. En paralelo, se dio un au-
neoliberal mento de la desocupación y de las formas de tra-
bajo informal, que se volverían notas constantes en
adelante de la nueva cuestión social.

L as tendencias de mutación y de globalización del


capital, y las políticas neoliberales que buscaron
abrirles cauce, marcaron efectivamente la agenda y
En el nivel de las clases dominantes, éstas se fue-
ron agrupando en torno del capital financiero. La cri-
sis de 1975 y el golpe de 1976 rompieron la pre-
condicionaron las políticas de los gobiernos de mu- via situación de “empate” socio-político de la élite
chos países latinoamericanos. Ello fue en particular con los sectores defensores de la industrialización
también el caso, ejemplarmente, de la Argentina. sustitutiva y permitieron expandir una “gran burbu-
“Con la caída del gobierno de Isabel Perón se puso ja” de negocios liderada por el endeudamiento (No-
en marcha una estrategia de inserción en el sistema chteff, 1998: 30). Comenzaba una orientación hacia
financiero internacional y de desmantelamiento de un modelo de acumulación neoliberal, desmontando
la industria manufacturera desarrollada en el perío- el esquema industrial nacional de sustitución de im-
do 1930-1975” (Ferrer, 1997: 83). La dictadura militar portaciones y ampliando la asociación con el capi-
de 1976, bajo la presidencia de Jorge Rafael Vide- tal extranjero, y sentando las bases para consolidar
la y con José Martínez de Hoz como representan- una economía financiera, agroexportadora y de ser-
te miembro de las clases dominantes al mando del vicios. Al final del período, “en el centro del proceso
Ministerio de Economía, orientó el rumbo económi- económico se instala un nuevo ‘bloque social’ cons-
co hacia la valorización financiera y la apertura a las tituido por capitales nacionales y extranjeros: los
importaciones con revaluación del tipo de cambio, grupos económicos y las empresas transnacionales
lo que afectó gravemente la trama de la industria y la diversificadas y/o integradas” (Aspiazu, Basualdo y
producción nacional. Khavisse, 1989: 10).
La apertura al capital financiero, y la posterior estati- La restauración democrática, en el año 1983, des-
zación de las deudas contraídas por el sector priva- pertó enormes esperanzas, proporcionales con la
do, dejaron la pesada herencia de la deuda externa, frustración frente a la posterior evidencia de una
cuyos compromisos estallarían en los años venide- continuidad de la tendencia neoliberal. En el con-
ros, en nuestro país y otros de la región, en la llama- texto de este resumen, no se busca ahondar en la
da “crisis de la deuda” (en 1982, las tasas de inte- historia económica reciente, sino apenas la breve
rés se habían cuadruplicado respecto de fines de los mención de algunos hitos que marcarían la hege-
años setenta, generando una transferencia enorme monía del neoliberalismo en el país, condicionando
de recursos a la banca acreedora y un déficit cróni- la evolución y las nuevas formas de la cuestión so-
co de las balanzas de pagos frente a deudas impa- cial. En pocas palabras, los términos que signaron
gables). Esta situación propiciaría más adelante la y sembraron la disciplina del miedo entre la pobla-
intervención en nuestros países de los organismos ción argentina durante las décadas de los ochenta
internacionales de crédito. y noventa fueron respectivamente “hiperinflación” y
En el mundo del trabajo, se redujo cuantitativamen- “ajuste estructural”.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

69
p mirar
“Existe un equivalente funcional al trauma de la dic-
tadura militar como mecanismo para inducir demo-
crática y no coercitivamente a un pueblo a aceptar
ara
las más drásticas políticas neoliberales: la hiperinfla-
ción” (Anderson, 1999: 25). Efectivamente, ésta fue Carlos Menem (1) (Argentina, 1989.1999), Fernan-
una nota distintiva del período coincidente con el do Collor de Melo (2) (Brasil 1990-1992), Carlos
gobierno radical de Raúl Alfonsín que, amén de sus Salinas de Gortari (3) (México 1988-1994), Alber-
méritos en la apertura y reconstrucción de una ins- to Fujimori (4) (Perú, 1990-2000). Líderes de la
titucionalidad democrática, sufrió la creciente con- consolidación del neoliberalismo en la década de
flictividad del movimiento obrero, el deterioro de los los noventa.
términos de intercambio en el comercio internacio- Imágenes disponibles en:
nal y la enorme sangría de la deuda externa, y el fla- (1) http://upload.wikimedia.org/wikipedia/
gelo de la hiperinflación que apareció al fin entre las commons/0/05/Carlos_Menem_%28Retrato_
principales razones de su prematuro ocaso político. Oficial_1989%29.jpg
“Durante los ochenta la subordinación de la fuerza (2) http://es.wikipedia.org/wiki/
de trabajo vino de la mano de procesos hiperinfla- Archivo:Fernando_collor.jpg#file
cionarios, de sus consecuencias inmediatas en la (3) http://embamex.sre.gob.mx/vaticano/images/
depreciación del salario y de su largo impacto en Salinasoficial.jpg
la memoria. Asimismo, durante esta década co- (4) http://upload.wikimedia.org/wikipedia/
menzaron a aplicarse estrategias de gobierno de la commons/7/76/Al_Fujimori.jpg
fuerza de trabajo vinculadas a las reformas estruc-
turales que serían centrales en la década siguiente En la Argentina, la política había quedado signada
-el Plan Austral en Argentina; el Cruzado en Brasil, por el anterior ocaso del gobierno de Alfonsín frente
y el INTI en Perú-. A pesar de estos primeros atis- al terror hiperinflacionario, que dejó allanado el terre-
bos de reformas estructurales, para los intelectuales no para el menemismo. El gobierno de Carlos Me-
del neoliberalismo se trató de una ‘década perdida’, nem permitió, desde dentro del propio peronismo, al-
justificando el fracaso de los planes citados por su terar la orientación histórica nacionalista-popular de
carácter ‘populista’ y heterodoxo. El diagnóstico de dicho movimiento político y conducir un programa
las agencias internacionales no se hizo esperar: ha- neoliberal con un masivo apoyo político (refrendado
bía que realizar un ‘ajuste estructural’ en toda la re- en su reelección en 1995) por parte de la población.
gión” (Murillo et al., 2007: 63). El plan de convertibilidad del ministro Domingo Ca-
Los años noventa son el momento de mayor auge vallo mostró una faceta inicial exitosa para detener
neoliberal en toda la región, que convirtió a los paí- el proceso inflacionario; aunque luego la extensión
ses y pueblos de América Latina (Menem en Argen- de la convertibilidad y de las recetas neoliberales re-
tina, Collor de Melo en Brasil, Salinas en México, Fu- sintió la competitividad de la producción nacional
jimori en Perú, Pérez en Venezuela, Paz Zamora en frente a las importaciones y promovió la valorización
Bolivia) en un laboratorio de experimentación privile- en divisa extranjera de los activos financieros, de
giado de las políticas del Consenso de Washington. las empresas privatizadas y de un nuevo “establish-
ment”, que desde la década de los ochenta fue con-
formándose con los grupos económicos y empresas
transnacionales.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

70
En esta época se desarticuló definitivamente la alian- cas públicas, la política neoliberal menemista proce-
za social de la industrialización sustitutiva. “Condi- dió al desmantelamiento de los programas de bien-
cionado por la sobrevaluación cambiaria, la libera- estar social; la reforma administrativa que redujo
lización comercial y financiera y la permanencia de las capacidades de gestión e intervención estatal,
altas tasas de interés activas en el mercado financie- ahondado con la privatización de las empresas pú-
ro local, el grueso del aparato productivo se vio obli- blicas. Se trató pues de verdadero proceso de “co-
gado a realizar un severo proceso de reconversión lonización” del Estado por parte del sector privado,
en condiciones francamente adversas, en especial plagado de evidencias escandalosas de una siste-
para las pequeñas y medianas empresas” (Mance- mática corrupción.
bo, 1998: 190). Ello produjo una mayor concentra- No puede aquí hacerse una consideración particular
ción económica y un aumento de la desocupación. sobre las gestiones de gobierno de los presidentes
La larga lista de “recetas” (condicionamientos que nacionales en este período. Baste decir que el mo-
arbitraban, en forma directa o indirecta, la concesión delo neoliberal se instituyó principalmente durante
o refinanciación de préstamos externos) de ajuste las dos gestiones de Carlos Menem que signaron la
estructural expresó el control de la política local por década de los noventa (1989-1999) y se extendió (y
parte de los organismos internacionales de crédi- aún profundizó42) en la gestión radical-aliancista de
to. Entre ellos, instituciones heredadas de Bretton Fernando De la Rúa (1999-2001) hasta la final crisis
Woods como el Fondo Monetario Internacional y, económica terminal y la explosión política y la renun-
también, con especial injerencia específica en Amé- cia presidencial tras las puebladas y las trágicas jor-
rica Latina, el importante rol y las “recetas” del Ban- nadas del 19 y 20 de diciembre del año 2001.
co Mundial. A efectos de nuestro eje de análisis específico, en
Estas medidas de ajuste (inaugurado en nuestro país torno a la evolución de la cuestión social en la Ar-
con la firma de los planes Baker y Brady, y la primera gentina, interesa destacar un cambio de paradigma,
“ola” o ciclo de reformas de orden administrativo y inducido por los propios organismos financieros in-
financiero) seguían al pie de la letra los lineamientos ternacionales y otros “socios” del desarrollo en la re-
de política del Consenso de Washington, con sus gión, acerca del problema de la pobreza y la redefi-
respectivas consignas (a veces eufemismos que evi- nición de las políticas sociales de los Estados. Las
taban hablar de “recortes”): disciplina presupuesta- propias agencias de investigaciones sociales de di-
ria (es decir, recorte del gasto o inversión pública) y chos organismos asumieron que las transformacio-
redirección del gasto (en cierta forma el Estado no nes económicas, a la vez que reactivarían las eco-
se “achicó” sino que se sostuvo el gasto en ciertas nomías (según la polémica teoría del “derrame”),
áreas, en especial de las fuerzas represivas, que de- tendrían como costo o daño colateral un cierto au-
finieron el nuevo perfil de un “Estado gendarme”); mento (presuntamente marginal) de la pobreza, liga-
liberalización financiera (desregulación del capital) da a situaciones de desempleo e informalidad labo-
y comercial (desprotección arancelaria); “flexibili- ral. Estos problemas ahora comenzarían a definirse
zación” laboral (facilitar despidos y contrataciones como “estructurales”; es decir, conformarían un “nú-
temporarias o “de prueba”); privatización (justifica- cleo duro” irreductible, definitivamente excluido del
da con el discurso de la supuesta mayor “eficiencia” mundo del trabajo formal.
privada contra el dispendio y la endémica “corrup- Esta situación define la nueva condición contempo-
ción” en la empresa pública y la política), etc. ránea de lo que denominamos “exclusión”. En efec-
En cuanto al modelo general de Estado y de políti- to, si las garantías del Estado de bienestar de antaño
42 • Considérense, por caso, la aprobación, en un Congreso salpicado de corrupción en el año 2000, de la Ley de Reforma Laboral; o la reincorporación del
propio ministro del menemismo Domingo Cavallo, para sostener la convertibilidad con renovado endeudamiento público externo, a través del “blindaje” y el
“megacanje”.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

71
B iblioteca
se basaban en la integración social de los trabajado-
res en la relación del salariado (ello caracterizó, por
caso, al peronismo), el paisaje actual de informali-
dad y exclusión laboral representa una exclusión del • Amin, Samir (2002). El capitalismo en la era de
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hay que asistir) fueron definidos como no trabajado- • Arceo, Enrique y Urturi, María Andrea (2010).
res lisa y llanamente o como trabajadores del sec- Centro, periferia y transformaciones en la econo-
tor informal. Razón por la cual las políticas de ‘lucha mía mundial. Documento de trabajo n°30 (agos-
contra la pobreza’ se separarán tajantemente de la to de 2010). Buenos Aires: Centro de Econo-
red de seguridad social estatal, dado que alimentar mía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina
a ésta era ir contra el interés de los ‘pobres verdade- (CEFIDAR).
ros’. La pobreza se separaba, así, de la relación sa- • Arceo, Enrique (2011). El largo camino a la cri-
larial, y con ello, de los derechos sociales, para pa- sis. Centro, periferia y transformaciones de la
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Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

74

Capítulo 4

La nueva cuestión social y


la pobreza
4.1. Nueva sociedad, nueva cuestión social

4.2. Las políticas de la pobreza

E n el comienzo de este texto, en el primer capí-


tulo definimos el sentido y origen histórico de la
llamada “cuestión social” como una fractura interna
del derecho, debida al desfasaje entre el ideal polí-
tico moderno de igualdad de la ciudadanía y la des-
igualdad y pauperismo que signaron la vida del pro-
letariado en el orden naciente del capitalismo y la
sociedad industrial.
Más adelante, vimos en el segundo capítulo la con-
solidación de una idea de ciudadanía y de ciertos
dispositivos de seguridad social, que caracteriza-
ron a los Estados de bienestar de la posguerra en el
mundo y también en nuestro país, con una relativa
estabilidad del sistema político y económico hasta
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

75
comienzos de los años setenta. Y en el tercer capí- riencias cercanas o que están aún en curso, puede
tulo, vimos la crisis de dicho orden y el despliegue constatarse un cambio del modelo económico, con
de las políticas neoliberales en la era de la “globali- una mayor apuesta al crecimiento de la producción y
zación” del capitalismo financiero, con un saldo de el empleo orientados al mercado interno, y una recu-
desempleo estructural y mayores desigualdades y peración de resortes institucionales y mayores már-
brechas sociales. genes para la intervención del Estado en la política
Sin embargo, como advierte Pierre Rosanvallon, si económica. Asimismo, como consecuencia de este
la recaída en el liberalismo económico y las formas cambio político y económico, se constata una rever-
de la pobreza “parecieron llevarnos a largo tiempo sión o contención de algunas de las consecuencias
atrás”, hay algo en el actual escenario social cualita- sociales del neoliberalismo, con un descenso del
tivamente nuevo. “Los fenómenos actuales de exclu- desempleo y una reducción de la pobreza e indigen-
sión no remiten a las categorías antiguas de la explo- cia, entre otros cambios en los indicadores sociales,
tación. Así, ha hecho aparición una nueva cuestión que serán oportunamente reseñados más adelante.
social” (Rosanvallon, 1995: 7). De todos modos, en el presente análisis haremos
En este último capítulo, comenzaremos con una re- omisión deliberada de la crónica política de los cam-
visión de los factores que fundan la idea general de bios que distinguen al kirchnerismo, muy notoria-
un “cambio de época”. El escenario que se asentó mente en la gestión del Estado, la dinámica del cam-
en los noventa estuvo signado por la transición polí- po político y de sus actores.
tica hacia un “pacto por apatía” y la aparición de for- Por una cuestión de recorte temático y de método,
mas más positivas o negativas de individualismo, y nos deberemos concentrar más bien en el análisis de
una nueva (des)estructuración y heterogeneidad de aquellas variables y problemas que definen especí-
lo social. En la segunda parte, concluiremos con la ficamente la cuestión de lo social, la desigualdad, el
revisión crítica de la actual problemática de la po- desempleo y las formas viejas y nuevas de pobreza.
breza, atendiendo las distintas variantes teóricas y la En este sentido, vale advertir que los problemas que
profusión de nuevos conceptos alternativos. Estas veremos en este apartado, como la desigualdad y la
concepciones y discursos no fueron indiferentes al fragmentación social, o los estigmas de la pobreza y
influjo y las sugerencias de los organismos interna- la exclusión, aún si acompañaron en especial la eta-
cionales como el Banco Mundial, y fundamentaron pa de implantación neoliberal en los años ochenta y
decisiones políticas y lineamientos para el diseño de noventa, han mantenido en buena medida su vigen-
programas de intervención sobre la cuestión social. cia y sus consecuencias se hacen aún sentir y carac-
Antes de comenzar, cabe hacer una advertencia y terizan hasta el día de hoy la nueva cuestión social.
aclaración, respecto de la cronología y los alcances
y objetivos del presente análisis.
Hay un acuerdo general, tanto a nivel del debate po-
lítico como académico en la actualidad, acerca del
cambio sustantivo que en nuestro país constituye
el período político inaugurado por la presidencia de
Néstor Kirchner en el año 2003, respecto de los años
previos de hegemonía neoliberal y el escenario de-
solador dejado por la crisis de fines del 2001.
Aunque es prematuro hacer un balance de expe-
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

76
4.1. Nueva sociedad, E
n las últimas tres décadas, tras crisis y cam-
bios sociales como los que venimos evaluando,
nos hemos habituado al fin a la idea de un cambio

nueva cuestión social de época: vivimos en una era “post”. Resulta sinto-
mática la profusión en muchos discursos y ensayos
académicos de dicho prefijo, antecediendo a varios
términos con que acostumbrábamos denominar el
orden social previo. Lo “post” denota una transición
hacia otro orden y, a la vez, la incertidumbre sobre la
deriva final o la forma de concebir y nombrar los ras-
gos definitorios de la nueva época.
La idea de una nueva cuestión social, ligada a nue-
vos problemas como la llamada “exclusión”, en cier-
ta forma puede también dar cuenta de este estado
de cosas. El preanuncio de la ola neoliberal y de una
virtual era “postsocial”, característica de las formas
de desregulación y desestructuración de la sociedad
debidas al avance de la lógica de mercado en casi
todas las relaciones sociales, tuvo su más categó-
rica definición en boca de la propia Margaret That-
cher, al pronunciar la famosa frase, lacónica y cate-
górica: “lo social no existe”.
A modo de resumen, para recapitular lo visto en el
capítulo anterior, podemos a continuación ordenar
en un cuadro distintas variables o factores, ligados
a transformaciones en la política, la economía y lo
social, divididos cronológicamente en un antes y un
después, respecto de la crisis y transición de co-
mienzos de los años setenta del siglo pasado. Esto
nos permite marcar un contraste, de modo muy es-
quemático, entre el orden de posguerra con econo-
mía regulada y Estado de bienestar, y el perfilamien-
to de un nuevo orden contemporáneo.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

77
Los “años dorados”. Los años “Post”.
La sociedad de bienestar ¿Una nueva sociedad?
Marco sistémico mundial Estados nación y concertación internacional Globalización
Tipo de Estado Estado de bienestar Estado neoliberal (“mínimo” o “gendarme”)
Legitimación del contrato social Pacto de unión Consenso por apatía
Tendencia política hegemónica Social-democracia Neodecisionismo
Modelo socio-productivo Fordismo Posfordismo o toyotismo
Regulación económica Keynesianismo Librecambio y “derrame”
Valorización capitalista Industrialización Servicios, economía informacional, capital
financiero
Mundo del trabajo Salariado (Estado-sindicatos-empresas) Postsalariado
Mercado laboral Estabilidad y pleno empleo Flexibilización y desempleo estructural
Integración social Ciudadanía social Dualización: incluidos/excluidos
Cuestión social Desigualdad Pobreza/Exclusión
Políticas sociales Servicios universales y prestaciones laborales Programas focalizados para familias y
grupos “vulnerables”
Paradigma cultural Modernidad (verdad universal y proyectos Posmodernidad (relativismo y “fin de los
colectivos) grandes relatos”)
Espacio Espacio público. Ciudad y “barrio” Desterritorialización y virtualidad.
Suburbanización
Temporalidad Linealidad y acumulación a futuro de proyectos, Puro presente y contingencia,
progreso profesional (carrera) y social (“ascenso incertidumbre (“vivir al día”)
social”)
Identidad/Sujeto Socialización disciplinaria Individualismo (positivo y negativo) y
sociedad “posdisciplinaria”
Identidad colectiva Identidad de clase social. Culturas nacionales, “Multiculturalismo”. Minorías, “tribus” y
populares y masivas estilos de vida

m omento
Es preciso prevenir de esta exposición binaria que,

de reflexión
aunque esquemática, confronta bien ciertos bino-
mios y conceptos contrastantes, muy difundidos en
el discurso de sentido común y el campo académi-
co, con que se describió (y aun auspició y celebró) 1. ¿En qué aspectos de nuestra memoria per-
el proceso de transformación social de las últimas sonal y nuestra vida cotidiana podemos apre-
décadas. Sin embargo, podría también inversamen- ciar las dimensiones clasificadas en el cuadro
te remarcarse la continuidad, entre antaño y hoy, de de más arriba sobre el cambio histórico y la
ciertos pilares básicos de un mismo orden: economía nueva cuestión social?
capitalista, mercado mundial, Estados nacionales,
sociedad de clases, cultura de masas. Las noveda- 2. ¿En qué medida ello atraviesa y signa las
des de la época no deben pues ni desconocerse, ni experiencias subjetivas en términos de dife-
tampoco exagerarse o mitificarse. rencias generacionales?
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

78
De cualquier modo, la propia proliferación de los dis- de producción. Pero también deben contarse ciertos
cursos ya es sintomática de cambios efectivos ha- cambios operados a nivel de la política y la gestión
cia una nueva sociedad y una nueva cuestión social. de Estado, con los que comenzaremos nuestro aná-
“En los últimos veinte años del siglo XX se produce lisis a continuación.
el proceso que hoy nos llama la atención: proceso
centrado en el pasaje de una sociedad de integra-
ción a la actual de tendencias excluyentes, del bien-
estar a la pobreza, de la apropiación del tiempo his- 4.1.1. “Neodecisionismo”
tórico a un presente perpetuo, de la homogeneidad
intra-clases y grupos sociales a un grado de hete- del Estado y transición del
rogeneidad inédito en nuestra historia contemporá-
nea, reemplazado por otra sociedad donde reina la pacto de unión al “consenso
diversidad en cada uno de los dos sectores que la
integran, que ya no son sólo diferentes sino profun- por apatía”
da e insalvablemente desiguales, y que se muestra
desintegrada en relación con su funcionamiento. En
el contexto de esta desigualdad, la nueva pobreza
es una estrella” (Feijoó, 2001: 22-23).
P odemos ensayar una descripción general del
marco político, retomando los conceptos y aná-
lisis de Susana Murillo (2004), como un pasaje del
Uno de los autores más citados en nuestro país en “pacto de unión” a un nuevo “pacto por apatía”.
torno de la metamorfosis de la cuestión social, el El pacto de unión alude a la alianza táctica entre Es-
francés Robert Castel, investigó y ubicó como eje tado, empresas y sindicatos que se insinuó ya con
del análisis los cambios en el mundo del trabajo. las políticas keynesianas a partir de la crisis de 1929
“La tesis que planteo es que en estos momentos y que se generalizó especialmente en el mundo de
hay una constante para todos los países occiden- la posguerra. Este pacto por unión, como ya hemos
tales -dominados por la mundialización- que es su visto, fue el que instituyó la parcial integración de la
respuesta, en una triple vertiente: A) Degradación fuerza de trabajo, merced a los derechos sociales y
de las garantías del empleo. Antes la existencia de servicios propios del Estado de bienestar. Y a la vez
diferencias sociales no implicaba precarización al- que supuso un amplio control del Estado burocrático
guna. Esas diferencias se podían regular mediante sobre la vida de la población y una eficaz contención
acuerdos, por ejemplo, la negociación colectiva. de la cuestión social, habilitó, sin embargo, también
Ahora esas diferencias están desreguladas. B) Por una socialización de recursos económicos y cultu-
otro lado, la precarización hace que la solidaridad y rales y propició, al fin, la rebeldía civil en nombre del
los acuerdos inter-grupos sean más difíciles por la ideal político de una mayor igualdad social.
heterogeneidad de los mismos. Eso implica un in- Este paradigma se quebró con la crisis capitalista y
dividualismo negativo. C) Finalmente se produce un el auge del neoconservadurismo a comienzos de la
nuevo descubrimiento para la sociedad: los inútiles- década de los setenta, frente al creciente peso de
normales, esos sujetos que ya no son integrables” los flujos del capital financiero, la política neoconser-
(1997b). vadora de disciplinamiento de la fuerza de trabajo y
Este análisis ubica como principio determinante o la relocalización global de la producción. La difusión
estructural -para decirlo, alternativamente, con tér- de discursos “globalistas” (ya citamos antes el an-
minos del marxismo- el de las relaciones sociales tecedente de la Comisión Trilateral, con su énfasis
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

79
en los conceptos de “complejidad” e “interdepen- eficaz de los “técnicos” (de ahí la alusión a las nue-
dencia” global) buscó desacreditar la viabilidad del vas “tecnocracias”).
anterior pacto de unión, que tenía por ámbito natu- Evidentemente, una primera expresión extrema de
ral de negociación el espacio nacional, desbordado este modelo de gobierno en la región y en nuestro
ahora por la lógica global del capital. país encarnó en las dictaduras militares que, con su
Esta perspectiva significó una redefinición tanto de la política económica liberal y de represión sistemáti-
política como de la cuestión social y la asignación de ca, permitieron la primera transformación fuerte del
nuevas funciones para los Estados. En primer lugar, orden socioeconómico y el terror y repliegue en el
éstos debían articular con nuevos agentes, líderes descompromiso político y la apatía por parte de la
locales (“gurúes” neoliberales, consultores y miem- población. De este modo, el neodecisionismo parece
bros de agencias internacionales) ligados con el nue- haber oficiado de respuesta a la obsesión neocon-
vo “establishment” representante de los intereses del servadora por la “gobernabilidad”, procurando un
capital global para asegurar la sanción local de las nuevo balance entre las dos lógicas contradictorias
políticas de desregulación y flexibilización y garan- de la represión y la legitimación; o, en otros términos,
tizar la “seguridad jurídica” para las inversiones. En los dos extremos en tensión en todo régimen políti-
segundo lugar, hacia dentro de los límites geográfi- co, entre la “dominación” y el “consenso”. Este últi-
cos nacionales, los Estados debían oficiar de policías mo consistiría menos en un compromiso civil activo
locales para la contención de las poblaciones exclui- con la política de gobierno que en el resultado por
das tras los “ajustes estructurales”, a través del ejer- defecto de una sociedad civil más desmovilizada y
cicio directo de la violencia extraeconómica y la cri- un acompañamiento resignado de la población (sig-
minalización de la creciente protesta social (Murillo et nada por tantos años de terrorismo y violencia eco-
al., 2007: 79). El Estado fue perdiendo así su carácter nómica y extraeconómica). Así se fue consumando,
de espacio político promotor y articulador del pacto desde mediados de los años setenta hasta el fin de
o “contrato social”, y fue definiéndose pues el nuevo siglo, una transición del anterior “pacto de unión” a lo
perfil alternativo de un “Estado-gendarme”. que puede pues definirse como un nuevo y parado-
Este nuevo modelo de Estado y de ejercicio de la jal pacto o “consenso por temor”, o una “gobernabi-
política coetáneo del auge del neoliberalismo es lo lidad por apatía”, con una creciente desmovilización
que los politólogos han definido como “neodecisio- de la sociedad civil y un descrédito general de la po-
nismo” (Bosoer y Leiras, 1999). Este modelo de go- lítica (Murillo et al., 2007: 78).
bierno, aunque formalmente mantiene el marco re- Asimismo, valga decir también que este ejercicio de-
publicano, confiere la suma del poder al Ejecutivo43, cisionista del gobierno, sea por su relativa indiferen-
a fin de viabilizar las reformas propiciadas por los cia por las instancias legislativas, o como respuesta
centros de poder mundial y su rápida traducción en frente a la crisis del sistema político-institucional, fue
decisiones concretas. Estas decisiones, fundadas característico del peculiar tipo de liderazgo denomi-
siempre en la urgencia y la excepcionalidad44, elu- nado (a veces peyorativamente) “neopopulismo”,
den pues la instancia de deliberación y consenso aplicado a muchos de los presidentes de América
encarnada tradicionalmente en los parlamentos y el Latina (entre ellos, la mayor parte de quienes imple-
debate ciudadano y, de este modo, acaban delegán- mentaron las políticas neoliberales; aunque también,
dose, en cambio, al saber supuestamente neutro y algunos líderes exponentes de lo que hoy se con-

43 • Este gobierno neodecisionista caracterizó la gestión presidencial de Carlos Menem en la Argentina: “Hacia comienzos del año 1994, cinco factores habían
hecho de la institución presidencial argentina, un instancia gubernamental muy poderosa: (1) una amplia y extendida disciplina partidaria en el ámbito legis-
lativo, (2) el fortalecimiento de la posición del gobierno federal vis a vis los estados provinciales, (3) utilización del veto parcial y total en forma recurrente,
(4) la utilización de los decretos de necesidad y urgencia por parte del presidente Carlos Menem y (5) la cooptación del Poder Judicial” (Leiras, 2005: 7).
44 • “Soberano es quien decide sobre el estado de excepción”. Así comenzaba la Teología Política (1999) escrita en el año 1922 por Carl Schmitt, comúnmente
citado como inspiración de filosofía política para interpretar el “decisionismo” político (asociado a los gobiernos autoritarios) y sus nuevas manifestaciones
contemporáneas (Dotti, 2000).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

80
cibe como una “nueva izquierda” latinoamericana). especialista en la nueva problemática de los “parias
“Serían casos paradigmáticos en Argentina, Brasil, urbanos”, desarrolla esta problemática de “genera-
Perú, Ecuador y Venezuela, Carlos Menem (1989- lización de la inseguridad social”, vinculada con una
1999), Fernando Collor de Mello (1990-1992), Al- nueva cuestión social, signada por políticas de asis-
berto Fujimori (1990-2000), Abdalá Bucaram (1996) tencia social resignadas a la aceptación del empleo
y Hugo Chávez (1999-presente), dado que los mis- precario (“workfare”) y una tendencia a la penaliza-
mos tuvieron como común denominador constituir ción de la pobreza (“prisonfare”) constitutivas del
verdaderos liderazgos de ruptura en medio de un Estado neoliberal.
contexto de crisis del estado, fragmentación y des-
estructuración social y crisis de representación y re- La regulación penal de la pobreza en la era
presentatividad política” (Leiras, 2008: 2). neoliberal - por Loïc Wacquant
El estado de excepción y de crisis que funda el ejer- ¿Cómo y por qué la cárcel ha vuelto a ocupar un
cicio más discrecional y autoritario del gobierno lugar central en las instituciones de las socieda-
neodecisionista, el “consenso por temor” y el refor- des avanzadas? En mi libro Castigar a los po-
zamiento de las prerrogativas y capacidades puni- bres. El gobierno neoliberal de la inseguridad so-
torias de un “Estado gendarme” se vinculan a la vez cial (2010) expongo tres tesis que resuelven este
con las respuestas punitivas que los analistas deno- enigma histórico.
minan “criminalización de la cuestión social”. Y todo
ello se liga en un sentido profundo con otro tema re- Tesis 1: El refuerzo del Estado penal en res-
levante de la agenda política contemporánea, la ge- puesta a la inseguridad social
neralización de una idea devenida fetiche ideológico Mi primera tesis consiste en que el refuerzo de la
del discurso de la derecha política, y amplificada por vertiente penal del Estado es una respuesta a la
los mensajes mediáticos: el ubicuo fantasma de la generalización de la inseguridad social y no una
“inseguridad”. reacción a las cifras de crímenes.
La cuestión de la inseguridad, en primera instancia, En las tres décadas que siguieron al momen-
alude de modo explícito al problema de la criminali- to álgido del movimiento de los derechos civi-
dad (sean los hechos y estadísticas concretas de de- les, EE UU pasó de ser un ejemplo de justicia
litos, o la más volátil “sensación” de inseguridad di- progresista a convertirse en el apóstol de la po-
fundida por los propios discursos sociales, políticos y lítica de "tolerancia cero" [...] Entonces descu-
mediáticos). Pero de modo menos manifiesto, expre- briremos que tras los disturbios raciales de los
sa al fin la preocupación y temor frente a las alarman- '60, se utilizó a la policía, a los tribunales y a las
tes consecuencias sociales de las políticas neolibera- cárceles para refrenar las dislocaciones urbanas
les. Y aun también, indirectamente, es el emergente causadas por la desregulación económica y la
de un estado general de malestar más profundo, fren- implosión del gueto como contenedor étnico-ra-
te a la desintegración de las viejas solidaridades so- cial, así como para imponer la disciplina del tra-
ciales, y la inseguridad por la ruptura de los marcos bajo precario en las capas más bajas de la es-
de inteligibilidad y previsibilidad que antaño garanti- tructura polarizada de clases y lugares. [...] la
zaban la contención del Estado de bienestar y la inte- tendencia dominante es similar: una renovación
gración salarial propia del capitalismo fordista. disciplinaria de las políticas públicas que asocia
En el siguiente texto, el sociólogo francés Loïc la "mano invisible" del mercado con el "puño de
Wacquant, destacado discípulo de Pierre Bourdieu, hierro" del Estado penal.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

81
Tesis 2: Volver a vincular la política social y la Conclusión:
penal La corrosión de la democracia por vía del
Mi segunda tesis es que para dilucidar las nue- neoliberalismo
vas políticas de la marginalidad debemos vincu- El vínculo existente entre la mezquina contrac-
lar de nuevo los cambios introducidos en la po- ción del Estado del bienestar y la munificencia
lítica penal y en la social, en lugar de tratarlas del Estado penitenciario, procesos ambos pre-
como dos ámbitos separados, como suele ocu- sididos por el patrón de la moral, han provoca-
rrir tanto en los espacios académicos como en do cambios en el diseño y funcionamiento del
los políticos. Los recortes en la ayuda pública, estamento burocrático que son seriamente per-
por un lado, unidos al proceso de transforma- judiciales para los ideales democráticos. [...] En
ción por el cual el Estado de bienestar con su resumen, la criminalización de la pobreza frag-
derecho a la protección se convierte en el "Es- menta a la ciudadanía a lo largo de las diversas
tado del trabajo", en el que uno se ve obligado a estructuras de clase, mina la confianza cívica de
aceptar empleos precarios como condición para las capas más bajas y anticipa la degradación de
recibir la ayuda, y la apuesta por la cárcel como los principios republicanos.
herramienta, por el otro, son las dos caras de
una misma moneda. Juntas, las políticas de em- Wacquant, Loïc (2012). La regulación penal de la
pleo y las penales ejercen un control simultáneo pobreza en la era neoliberal. En periódico Diago-
sobre la pobreza en un tiempo en el que se pro- nal, Nro. 171, jueves 5 de abril de 2012, Madrid.
fundizan las desigualdades sociales y se genera- Disponible en: http://ar.globedia.com/regulacion-
liza la inseguridad social. [...] penal-pobreza-neoliberal-loic-wacquant

Tesis 3: La construcción del Estado neoliberal


Mi tercera tesis es que la puesta en marcha de las
políticas de empleo y penales forma parte de la
m omento
de reflexión
construcción del Estado neoliberal. Los econo-
mistas han propuesto una concepción del neoli- 1. ¿Cómo se puede definir y qué aspectos pue-
beralismo identificada con la aséptica norma del de involucrar la idea de Wacquant de una “ge-
"libre mercado" y el advenimiento del "pequeño neralización de la inseguridad social”?
gobierno" [gobierno reducido o Estado en retira-
da, N. del T.]. Dicha concepción, que establece 2. ¿Qué relación sugiere el autor que existe
al Estado y al mercado como entidades antago- entre política social y política penal?
nistas, ha sido asumida de manera general por
otros científicos sociales. El problema reside en 3. ¿Cómo se relaciona la política penal con el
que lo que describe es la ideología del neolibe- fenómeno de precarización del empleo?
ralismo, no su realidad. [...] El dominio del mer-
cado por tanto necesita de sólidos dispositivos 4. ¿No hay contradicción entre la idea de Es-
institucionales que los sostengan y apoyen [...] tado penal neoliberal, y el discurso acerca del
“achicamiento del Estado”?
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

82
fico. [...] Aparecen dos problemas mayores: la desin-
4.1.2. Desintegración tegración de los principios organizadores de la soli-
daridad y el fracaso de la concepción tradicional de
de la solidaridad social e los derechos sociales para ofrecer un marco satis-
factorio en el cual pensar la situación de los exclui-
individualismo dos” (Rosanvallon, 1995: 8-9).
Este marco de análisis sobre la nueva cuestión so-

E l análisis que venimos haciendo en un nivel más


macro, sobre el nuevo balance de poder entre el
capital y los organismos financieros internacionales
cial fue desarrollado especialmente por algunos au-
tores en torno a la cuestión social en Francia, como
el mismo Rosanvallon, quien junto con Jean-Paul
y los Estados y las sociedades civiles nacionales en Fitoussi ha también publicado un muy recomenda-
la nueva etapa de “globalización”, fue acompañado ble ensayo sobre La nueva era de las desigualdades
en paralelo por una serie de transformaciones a nivel (1997); o el sociólogo Robert Castel, en su ya citada
más “micro” en la trama de las identidades y relacio- obra La metamorfosis de la cuestión social (1997).
nes sociales cotidianas y las formas de solidaridad Estos trabajos y este marco teórico tuvieron mucha
en la sociedad civil que son el correlato sobre el que difusión también en el ámbito académico y político
se funda todo orden político. En este sentido, lo que local, como base de valiosos trabajos de investiga-
definimos como un pasaje del pacto de unión al con- ción sobre las consecuencias del empobrecimien-
senso por apatía, o del Estado de bienestar al Esta- to y la exclusión social hacia fines de siglo pasado
do neodecisionista y la política neoliberal, se expresa en nuestro país; por ejemplo, vale mencionar en la
también en el análisis que citaremos a continuación misma línea el trabajo colectivo editado por Maris-
del historiador francés Pierre Rosanvallon (acerca de tella Svampa, Desde abajo. La transformación de las
lo que define como la “nueva cuestión social” rela- identidades sociales (2000), entre otros que citare-

p mirar
cionada con la “quiebra del Estado providencia”), mos en lo sucesivo.
como parte de una crisis aún más amplia, de orden
“filosófico” o “antropológico”:
“Pueden distinguirse tres dimensiones que constitu-
ara
yen también tres etapas en la quiebra del Estado pro-
videncia. Las dos primeras son de orden financiero e
Mala época (Argentina, 1998).
ideológico. [...] La crisis financiera se desencadenó
Dirección: Nicolás Saad, Mariano De Rosa, Sal-
en los años setenta. [...] La crisis ideológica marca
vador Roselli y Rodrigo Moreno.
sobre todo los años ochenta. Traduce la sospecha
bajo la que se encontraba entonces el Estado em- La advertencia acerca de la desintegración de la so-
presario en cuanto al manejo eficaz de los problemas lidaridad social remite a la tradición clásica de la so-
sociales. Corresponde a la puesta en tela de juicio de ciología y, en particular, a uno de sus “padres funda-
una maquinaria cada vez más opaca y burocrática, dores”, el francés Émile Durkheim. Éste planteó en
que enturbia la percepción de las finalidades y entra- su obra una concepción de la sociedad moderna en
ña una crisis de legitimidad. Estas dos dimensiones riesgo permanente de “anomia” (literalmente, falta de
subsisten hoy en día. [...] El hecho verdaderamente normas); ello debido a la supremacía de la figura del
importante del período actual: está comenzando una individuo en la modernidad, la correlativa pérdida de
tercera crisis del Estado providencia, de orden filosó- fuerza de las normas de la tradición y, por ende, un
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

83
creciente desajuste entre los individuos y los mar- “La crisis que atravesamos es entonces indiso-
cos tradicionales de integración social que cimenta- ciablemente económica y antropológica; es, a
ban antiguamente el orden social, como la familia, la la vez, crisis de civilización y crisis del individuo.
iglesia o comunidad religiosa, o aun los lazos de va- Fallan simultáneamente las instituciones que ha-
sallaje y de autoridad tradicional. En el nuevo orden cen funcionar el vínculo social y la solidaridad (la
de la solidaridad social (“orgánica”, como la definía crisis del Estado providencia), las formas de la
Durkheim) que integra la compleja trama de la divi- relación entre la economía y la sociedad (la cri-
sión del trabajo social moderna, deberían cuidarse sis del trabajo) y los modos de constitución de
dichos marcos integradores (o de “socialización”, en las identidades individuales y colectivas (la crisis
jerga funcionalista) y lazos sociales intermedios entre del sujeto)”.
el individuo y el todo social o el Estado; en particu-

m
lar, para Durkheim, cabía un rol importante de inte-
gración en la sociedad industrial a las corporaciones
omento
de reflexión
o gremios laborales-profesionales (Durkheim, 1993).
Efectivamente, fueron dichos lazos de participación
estable en el mundo del trabajo (constitutivos de lo
que Robert Castel denomina “salariado”), ya en el
siglo XX a través de la afiliación sindical y gremial, 1. ¿Cuáles son los aspectos diferenciales de
los que permitieron la integración social en tiempos cada una de las tres crisis que identifican
del capitalismo fordista y la sociedad de bienestar Rosanvallon y Fitoussi? ¿Qué relaciones intrín-
secas hay entre ellas?
de posguerra (integración traducida políticamente
en el reconocimiento de los “derechos sociales”; y
2. ¿Cuáles son las implicancias de lo que los
también, como fue el caso destacado del peronis-
autores denominan “crisis de civilización y cri-
mo, en una legitimación de la cultura obrera). Y son
sis del individuo”? ¿Cuáles son los desafíos
estos mismos marcos o soportes relacionales inte-
que plantea en el campo de la educación?
gradores los que son hoy vulnerados, tanto los del
trabajo como los de la familia o la vida barrial, que Si ya se han planteado y descrito anteriormente las
sufren directamente los impactos del desempleo y dos primeras crisis, del Estado providencia y del
la exclusión. Ello volvería pues a plantear contem- mundo del trabajo, podemos avanzar ahora en el
poráneamente el riesgo de la desintegración social análisis de la “crisis del sujeto” y de las identidades,
anómica, con el abandono de los sujetos al “sálvese expresada en las manifestaciones contemporáneas
quien pueda” de las relaciones de mercado. Es de- de un nuevo individualismo (Rosanvallon, 1995; Cas-
cir, un debilitamiento de la solidaridad y del horizon- tel, 1995 y 1997; Lasch, 1999; Bauman, 2001, 2003
te de igualdad social (crisis filosófica y política) y una y 2004).
regresión o recaída en el individualismo (crisis antro- El “individualismo” es un término ambivalente, carga-
pológica o del sujeto). do de sentidos y valoraciones diversas y aun opues-
En fin, podemos resumir con una cita de Rosanvallon tas; y es empleado aquí menos como mera y obvia
y Fitoussi (1997: 14), que sintetizan el panorama de la referencia a la existencia de una sociedad de indivi-
nueva cuestión social contemporánea, como la con- duos (creación original de la modernidad) que para
junción de una triple crisis: calificar el grado y carácter de los lazos que estable-
ce el individuo con la sociedad. “Califica por turno
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

84
una evolución moral (el triunfo de la lógica del mer- El individualismo positivo tuvo su celebración en las
cado y el repliegue sobre sí mismo), un hecho socio- décadas de los setenta y ochenta con la oportuni-
lógico [el desmoronamiento de los cuerpos interme- dad de reivindicar la propia diferencia y la autonomía
dios, la fragilización de los vínculos comunitarios y la de las coacciones colectivas. En un marco históri-
tendencia a la atomización social ]y un principio filo- co de crisis y mutación del orden económico-social,
sófico (la valorización de la autonomía y la autentici- ello acentuó una tendencia individualista más atomi-
dad)” (Fitoussi y Rosanvallon, 1997: 36). zadora de lo social, que finalmente “encuentra sus

p mirar
inflexiones narcisistas, hecho que se combina con la

ara expansión de una cultura psicologizante (que implica


la extensión de las terapias a los ‘normales’) en las
clases sociales más cultivadas, fuertemente resistida
American psycho (EEUU, 2000). por los sectores populares” (Svampa, 2000: 12). El
Dirección: Mary Harron. ensimismamiento subjetivo y la ideología del cultivo
de la “interioridad” en la “era del narcisismo” (Lasch,
La expansión del individualismo en las últimas déca- 1999) inducen un desajuste entre subjetivación y so-
das admite interpretaciones y valoraciones opuestas, cialización, entre identidades individuales e identida-
y “mientras algunos consideran que la dinámica de des sociales.
la individualización se caracteriza por la progresiva Otra variante celebratoria del individualismo ha sido
emancipación del agente respecto de las estructuras, el imaginario del “emprendedor” privado que co-
otros ponen de relieve el carácter deficitario del indi- menzó en estos mismos años y fue muy afín a la
vidualismo contemporáneo, despojado de sus ‘anti- ideología liberal del valor de la competencia de mer-
guos’ soportes colectivos” (Svampa, 2000: 10). cado. “En los años setenta y ochenta, la glorificación
En este último sentido, varios de los autores citados de la empresa acompañó el proceso de individuali-
más arriba han descrito el escenario contemporáneo zación, como si la independencia de las personas
como una transición entre dos formas del individua- tuviera que prolongarse necesariamente en un him-
lismo: de un individualismo “positivo” (valor de “au- no sin matices a la empresa y en la valorización de
tonomía” y adhesión contractual al orden social) a las aventuras personales [...] Por doquier, nos vemos
uno de tipo “negativo” (signado por un déficit o “ca- cada vez más obligados a hacernos cargo de noso-
rencia”, propio de un sujeto librado sólo a sí mismo). tros mismos” (Fitoussi y Rosanvallon, 1997: 38).
Ésta es por caso la perspectiva de Castel (1995), Sin embargo, desde fines de siglo pasado, comien-
para quien el mundo del salariado había conseguido zan a ponerse de manifiesto los aspectos menos po-
una cierta desindividualización, un marco de integra- sitivos y más problemáticos de este individualismo,
ción colectivo y de seguridad superador de la visión que afectan tanto a los trabajadores más subalter-
del orden contractual liberal. La protección social y nos como también a los cuadros ejecutivos y téc-
laboral redujo los riesgos del individualismo negativo nicos más calificados típicos del “posfordismo”. En
y promovió una cierta forma de individualismo posi- este último caso, el conocido y recomendable ensa-
tivo. La identidad individual en este caso anclaba o yo del sociólogo norteamericano Richard Sennett, La
formaba parte, a la vez, de una identidad colectiva, corrosión del carácter. Las consecuencias persona-
relativa al rasgo común vinculante de la ciudadanía les del trabajo en el nuevo capitalismo (2000), mos-
y a los lugares específicos que cada cual ocupaba tró la conexión de este espíritu individualista de em-
en el espacio social. presa con las nuevas pautas de trabajo propias del
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

85
“capitalismo flexible” (con sus ideas asociadas, por
ejemplo, de “polivalencia” o de movilidad y “forma- 4.1.3. Reflexividad: prácticas
ción permanente”). El imperativo de “reinventarse”
permanentemente, en el trabajo y en la vida cotidia- expresivo-estéticas y consumos
na, “corroe el carácter”: rompe la rutina y el propio
hilo biográfico (o sea, la identidad) de las personas (y de las clases medias
sus familias), la capacidad de interpretar su trayec-
toria social y proyectar en el largo plazo, de sentirse Existe una línea alternativa de análisis, formulada por
dueños de sus propias vidas, todo lo cual estaría en autores como Anthony Giddens, Ulrich Beck y Scott
la raíz de nuevos y severos trastornos subjetivos45. Lash, más ligada al espacio académico anglosajón47
La crisis de la sociedad salarial, la desprotección so- y con relativa difusión también en nuestro país, que
cial y la creciente precarización laboral, generalizan insinúa un mayor optimismo acerca de las oportuni-
los efectos atomizadores del individualismo negati- dades de un individualismo positivo (Giddens, 1991
vo, que junto con los efectos del empobrecimiento y 1996; Beck, 1996 y 1998).
y el desempleo, está en la base de las nuevas pro- El eje de atención de estos autores se desplaza
blemáticas que Castel definió con los conceptos de del análisis económico de las finanzas y el merca-
“vulnerabilidad” y “desafiliación” (concepto éste úl- do mundiales al análisis de ciertos aspectos cultura-
timo crítico y sustituto de la común idea de “exclu- les de la “globalización”, concebida como una etapa
sión”46). La falta de soportes relacionales e institu- de expansión de “modernidad tardía” o “moderniza-
cionales de integración social, el desfasaje entre los ción reflexiva” (Beck, Giddens y Lash, 1997), como el
procesos de socialización y subjetivación acaban proceso histórico de emancipación de los individuos
“en el límite, con un individuo anómico y desociali- respecto de la tradición y las sujeciones sociales. El
zado, cuyas figuras extremas son los desocupados aflojamiento de los lazos y regulaciones sociales, la
sin domicilio fijo” (Svampa, 2000: 13). distancia entre las estructuras y la acción, es vista así
menos como un proceso negativo de desintegración
y atomización social que positivamente como el de-
safío y oportunidad de una mayor “reflexividad”: los
sujetos están expuestos hoy día a más riesgos e in-
certidumbre, pero sus trayectorias vitales están me-
nos determinadas que antaño por su ubicación en
una categoría o encasillamiento social. El individua-

45 • La insatisfacción identitaria, frente a la obligación y la “fatiga de ser uno mismo” (Ehrenberg, 2000) y la carencia de rutinas y soportes de referencia esta-
bles para el anclaje de la identidad, puede estar en la raíz de nuevos fenómenos de depresión y dependencia, el consumo compulsivo de mediadores como
los psicofármacos (mediación del sujeto consigo mismo) y los medios de comunicación (mediación con los otros). Al fin, “dependencia y depresión son las
dos caras del ‘individuo soberano’” (Svampa, 2000: 13).
46 • Frente a la idea común de “exclusión” (división binaria y estática de la sociedad y fijación del excluido en un no-lugar social definitivo), el concepto de “de-
safiliación” de Castel constituiría una perspectiva más relacional y dinámica sobre las trayectorias de (des)enclasamiento en una sociedad en transformación.
“Para Castel la vulnerabilidad no es un término estático, pues un individuo puede localizarse en distintas zonas de vulnerabilidad. Esta posición le permite
al autor realizar una crítica al término de exclusión social -muy en boga en Europa, en particular en Francia en los últimos años- y sugerir la utilización del
concepto de ‘desafiliación’: proceso mediante el cual un individuo se encuentra disociado de las redes sociales y societales que permiten su protección de
los imponderables de la vida (Castel, 1995). La decisión para utilizar el término ‘desafiliación’ radica en que el concepto de exclusión parecería reflejar, para
Castel, una inmovilidad y designar en cierta medida un estado o diversos estados de privación, y con ello soslayarse los procesos que generan esos estados
de privación. Además, el término exclusión provoca la sensación de referirse a una sociedad que al parecer está dividida en dos: los que se encuentran afuera
-los excluidos- y los que se localizan adentro -los incluidos-, como si no existieran matices de afiliación en función de los distintos niveles y escalas del orden
y de la estructura social. Por el contrario, cuando se habla de desafiliación se tiene como objetivo visualizar no tanto una ruptura sino un recorrido hacia una
zona de vulnerabilidad -esa zona inestable que mezcla la precariedad del trabajo y la fragilidad de los soportes de proximidad-, lo que permite, además,
subrayar la relación de disociación con respecto de algo, apreciándose el hecho de que un individuo puede estar vinculado, por ejemplo, más estrechamente
con las relaciones societales y menos con las estructuras institucionales de trabajo” (Arteaga Botello, 2008: 165-166)
47 • El universo intelectual de los países anglosajones, cuna del librecambio y de una cultura esencialmente liberal, resulta afín con el ethos y la perspectiva
individualistas. Esto contrasta con las preocupaciones y marcos teóricos en los países de la Europa continental; y, en particular, con los ensayistas antes
citados, mayormente ellos de Francia, país con una tradición histórica, intelectual y político institucional más orientada por el ideal de la solidaridad y la
integración social.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

86
lismo así visto supone una mayor libertad para la au- titutivas al fin de una nueva “economía de signos y
toconstrucción de la propia identidad como un pro- espacio” (Lash y Urry, 1998), pone a nuestra dispo-
yecto reflexivo y autónomo. sición un flujo de signos y recursos culturales de un
Una manifestación posible de esto se encontraría en volumen y potencial inéditos. La recepción de este
la variante que Lash (1997) definió como “reflexivi- magma cultural-informacional ya no debería com-
dad estética”: una comprensión y construcción de sí prenderse solamente como aceptación pasiva de
menos ligada al factor cognitivo, que a la dimensión mensajes y productos de una cultura estandarizada y
mimético-expresiva subjetiva y la estética de la vida mercantilizada, sino también como oportunidad para
cotidiana. En fin, ello alude a toda la gama de prác- una elaboración activa de sentidos y valores propios.
ticas y la dimensión del espacio-tiempo de la vida A decir verdad, este tipo de prácticas reflexivas y
cotidiana no ancladas en el mundo del trabajo, pero expresivas y consumos culturales requieren bastan-
importantes sin embargo también para la afirmación te tiempo, así como un alto capital cultural y social,
de la identidad y los grupos y marcos de pertenen- amén de económico. Es decir, que constituyen al fin
cia de los sujetos. Es el espacio de lo que suele de- desde siempre un privilegio de los estratos medios
nominarse también como “estilos de vida”, muy li- y altos de la sociedad, y podrían oficiar de símbolos
gados a ciertas prácticas de consumo, cuyo estudio de distinción social y una conquista de status por
se puso en boga en los últimos años con la difusión parte de “los que ganaron” con el modelo neoliberal
académica de los “estudios culturales” posmoder- (Svampa, 2001).

p mirar
nistas (Featherstone, 2000; Wortman, 2003 y 2004;
Bauman, 2006).
Como ejemplos de manifestación de esta reflexivi- ara
dad estética, suelen mentarse la creciente asiduidad
y extensión de las prácticas artísticas, la variedad de
Los lugares, el esparcimiento, los estilos
las modas, la amplia gama de los consumos cultura-
de vida. Les sugerimos recorrer algunas
les, los rituales múltiples que hacen a la valorización
imágenes como: panorámica de Puerto
del tiempo de ocio y a la marcación de lugares y cir-
Madero (1) (2), emprendimiento inmobilia-
cuitos propios en el espacio urbano, etc. Ello no se
rio paradigmático de los años noventa (3), cer-
limita a prácticas y sentidos individualistas, sino tam-
cano y a la vez separado del centro de la ciu-
bién a la conformación de diversos grupos y nuevos
dad, con un puerto reciclado y reservado para
lazos colectivos, por ejemplo, proyectos culturales y
viviendas y oficinas para los “nuevos ricos”;
“colectivos” artísticos, grupos religiosos o de mino-
el shopping, símbolo de los paseos recreativos
rías, fiestas o emprendimientos comunitarios, etc. que integran en un mismo espacio cerrado,
El sesgo claramente culturalista de esta línea teórica estandarizado y privatizado el consumismo,
se vinculó también, en particular entre algunos auto- esparcimiento y servicios para la clase media;
res latinoamericanos (García Canclini, 1990; Martín- y el perfil de un típico “yuppie” (acrónimo para
Barbero, Jesús, 1987), a una reconsideración posi- “young urban professional”, joven profesional
tiva de las prácticas y los consumos culturales. La urbano), figura icónica propia de las nuevas
globalización de los medios de comunicación masi- profesiones ligadas a las finanzas y los ser-
vos y los productos de las industrias culturales, la vicios, representativa de los “ganadores” de la
valorización del conocimiento y expansión global de época de auge neoliberal.
las redes en la “sociedad de la información”, cons-
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

87
Imágenes disponibles en: dido y consumido en las clases medias y altas; pero
(1) http://upload.wikimedia.org/wikipedia/ también, en las clases bajas y los sectores popula-
commons/2/27/Puerto_Madero_DLightning.jpg res, nuevos grupos religiosos e iglesias evangelistas,
(2) http://upload.wikimedia.org/wikipedia/ murgas en calles y plazas, tribus juveniles y bandas
commons/3/3e/Puerto_Madero.png que cultivan el ritual del “aguante” en el fútbol o en
(3) http://1.bp.blogspot.com/-UISZz8Z6LRg/ conciertos, etc.
TZJlYqlNJLI/AAAAAAAABgo/ZV7-iQ0E2Q4/ Esta línea teórica de la identidad reflexiva-estética
s1600/shopping.jpg ha servido también para la interpretación y estudio
de las “culturas juveniles”, calificadas contemporá-
Podemos interponer pues una básica advertencia e neamente en torno de consumos de determinada
interrogante crítico: ¿En qué medida la mentada “re- música o vestimenta (el signo o marca propiamente
flexividad” y las oportunidades de auto-realización, antropológica de la “marca” comercial), u otros tan-
en tanto recurso social desigualmente distribuido, tos elementos culturales distintivos, como su estéti-
es válida para interpretar las prácticas del conjunto ca corporal (“¡el estigma como emblema!” podría ser
de los grupos y niveles sociales? Estas teorías ori- el grito de guerra de los adolescentes cultores del
ginarias y en boga en los países anglosajones, ¿son piercing, cada vez más extendido e intrusivo con el
pertinentes y aplicables sin más, en sociedades con propio cuerpo), rituales de sociabilidad, apropiación
mayores restricciones económicas, desigualdades y de espacios urbanos, términos y códigos de comu-
procesos de empobrecimiento, y con carencias de nicación propios. En fin, todo el universo los nue-
tiempo y de acceso para disfrutar de las bondades vos agrupamientos comunitarios denominados “tri-
de la globalización cultural que afectan a una mayo- bus urbanas”, fuertemente identificadas en torno de
ría de la población? prácticas de estetización de la vida cotidiana y múl-
En efecto, la valoración y asiduidad de las prácticas tiples consumos.
culturales reflexivas en cuestión caracterizan en par- Esta dimensión reflexivo-expresiva puede reivindi-
ticular la rutina y el repertorio de consumos culturales carse aun también en el desarrollo de los llamados
de una franja social de alto capital cultural, constitu- “nuevos movimientos sociales”. El protagonismo de
tiva de lo que puede identificarse como una “nueva la sociedad civil frente a la “retirada” del Estado neo-
clase media” ligada a las profesiones típicas de las liberal, con un nuevo despliegue en nuestro país tras
nuevas áreas de la economía informacional y de ser- la crisis de diciembre de 2001, dio testimonio pre-
vicios. “Entonces la ‘nueva pequeña burguesía’ viene cisamente de la existencia de múltiples actividades
representada por ocupaciones que implican presen- culturales que crecen en su seno: grupos de con-
tación y representación, y por todas las instituciones trainformación, nuevos realizadores de cine y docu-
que proporcionan bienes y servicios simbólicos, pro- mental, múltiples colectivos de teatro que conforman
ducción y organización cultural” (Wortman, 2003: 72). el enorme circuito “off”, revistas, murgas y fiestas o
En fin, la búsqueda reflexivo-expresiva de la identi- conciertos de bandas de música alternativas, cen-
dad no es privativa de un grupo y puede acaso ca- tros culturales barriales, talleres y seminarios orga-
racterizar prácticas en todos los niveles sociales; por nizados por grupos independientes, proyectos de
ejemplo: consumos naturistas, “terapias alternati- producción de artesanías o de alfabetización, y un
vas”, talleres artísticos o de salud y “vida sana”, gru- largo etcétera. Todas estas prácticas conforman un
pos de meditación o de “autoayuda”, todo aquello arco múltiple de iniciativas en buena medida ajenas
que constituye el llamado universo “new age”, difun- al predominio del mercado y la industria cultural y
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

88
en relación tensa con los intentos de cooptación por como espacios de pertenencia y de identidad per-
parte del Estado que, a través de la autogestión (de sonal y colectiva, cuando ésta depende de una “re-
principio, y muchas veces también inevitable), po- flexividad coactiva” (Svampa, 2000: 14) sin anclajes
drían incluso alcanzar a extender un cierto capital sociales definidos y estables y se convierte en una
cultural hacia los sectores más postergados de la construcción cada vez más trabajosa e incierta.
población y abrir la apuesta a la construcción de in- El riesgo y la gran paradoja que la teoría de la “mo-
terpretaciones del mundo alternativas. dernización reflexiva” parece insinuar y a la vez ocul-
Por último, digamos que estas interpretaciones op- ta es que el saldo de las políticas neoliberales y la
timistas encuentran casi siempre su contraparte en desintegración de la solidaridad social, que involu-
estudios que destacan los aspectos más negativos cra causas, responsabilidades y soluciones nece-
del nuevo individualismo. Remitiéndonos a los ca- sariamente colectivas, pueda al fin traducirse fal-
sos recién vistos, por caso respecto de las culturas samente en una responsabilidad y una salvación
juveniles, debe señalarse que es sobre la juventud puramente individuales. En este sentido, Svampa
donde impactan en primer lugar varios de los pro- formula el siguiente interrogante crítico: “¿quién po-
blemas sociales vistos hasta aquí: son los jóvenes dría negar que, en el contexto de los nuevos proce-
quienes engrosan los mayores índices de desem- sos de globalización existe también algo más que
pleo y precarización laboral, o quienes sufren y sin- una afinidad electiva entre modelos neoliberales y
tomatizan más directamente la carencia de normas las nociones de desregulación y autorregulación que

p mirar
o marcos sociales integradores (Torrado, 1995). están en el corazón de la teoría de la reflexividad?”48

ara
(Svampa, 2006: 6).
La virtual responsabilización de los sujetos por el
contexto de crisis, acarreada por el pesado impera-
tivo de una incierta autoconstrucción identitaria, sig-
Tan de repente (Argentina, 2002). na trayectorias que varían entre el potencial de la
Dirección: Diego Lerman.
“reflexividad” y la realidad angustiante de la precari-
Las “tribus urbanas”, que algunos celebran en su zación y la “vulnerabilidad”.
colorida estética y multiplicidad, son descritas a ve-
ces por otros como equivalentes de las bandas ju-
veniles signadas por la delincuencia o la violencia,
o subculturas captadas por una lógica consumista 4.1.4. La “opacidad” de lo
y mercantil, “estrategias del desencanto” de jóve-
nes que procuran un precario sentido de pertenen- social: empobrecimiento y
cia grupal frente a los déficits de integración institu-
cional, laboral y social (Reguillo Cruz, 2000). heterogeneidad de trayectorias
En fin, acaso sean todas éstas expresiones de un
mismo “malestar identitario” (Fitoussi y Rosanvallon,
1997: 43). Esto caracteriza también otros casos ex-
puestos más arriba: la “búsqueda de sí mismo” en
E l orden del salariado de posguerra había conse-
guido construir una sociedad relativamente or-
denada. El esquema de la economía industrial, con
terapias y grupos de autoayuda entre las clases me- su división del trabajo y de categorías profesionales
dias, o los templos evangélicos que penetran la reli- y sociales, tendía a organizar la sociedad como con-
giosidad en los sectores populares. Estos aparecen junto estable y jerarquizado de colectividades liga-
48 • Valga decir que uno de los autores más destacados de la teoría de la “modernidad reflexiva”, el inglés Anthony Giddens, hizo en la década de los noventa
una defensa y reivindicación de la orientación liberal que entonces asumieron el laborismo inglés y las socialdemocracias europeas, con su conocida teoría de
la “tercera vía” (Giddens, 1999).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

89
p mirar
das por el derecho y la solidaridad. Ello permitía una
“lectura” de la sociedad, desagregada estadística-
mente en series de datos geográficos y sociológi-
ara
cos, para consideración de los investigadores y para
la posible orientación de las decisiones políticas. • Gráfico 1: “El `nuevo consumo’ según la pirámide
La rápida desestructuración de aquel esquema eco- social”. Se refiere a la última pirámide socioeco-
nómico y social desde la década de los setenta ten- nómica elaborada por la consultora especializa-
dría como resultado una progresiva “opacidad”, una da CCR Group (ajustada al tercer trimestre de
dificultad de “lectura” de lo social y de interpreta- 2009). Este nivel socioeconómico se subdivide,
ción de sus transformaciones; ello supone un con- a su vez, en "clase media típica", "media baja"
creto desafío de adaptación de las herramientas de y "media recuperada", en orden descendente. Allí
las ciencias sociales así como de ciertas categorías podemos ver una clásica pirámide social, donde
del sentido común. apreciamos la necesidad de descomposición del
Un síntoma acaso de respuesta aún tentativa a estas antaño homogéneo universo de la “clase media”,
transformaciones sociales en el lenguaje, es la divul- en distintos estratos o fracciones de clase, dis-
tinguidos según variables estáticas y dinámi-
gación en el análisis sociológico o en el periodístico
cas, de nivel promedio de ingresos (ajustados a
de términos como “fragmentación”, “desestructura-
cifras correspondientes a fines del año 2009)
ción”, “polarización” o “dualización” para calificar el
y de trayectoria social estable (“precavido”) o
cambio social actual; o también nuevos nombres o
descendente (“deteriorado”).
adjetivos de la pobreza, “estructural” o “histórica”,
Disponible en: http://www.iprofesional.com/
“empobrecimiento”, “desclasamiento”, “marginali-
adjuntos/jpg/2010/10/320432.jpg
dad”, “exclusión”, “desafiliación”. Todos ellos son
conceptos que suelen conjugarse aunque remiten a
• Gráfico 2: “Clase social real vs. Clase perci-
distintas lecturas, y alumbran con mayor o menor bida” Se muestran dos pirámides que repre-
justeza distintos aspectos o fenómenos de la nueva sentan la realidad según datos objetivos de la
cuestión social. condición social, y la percepción subjetiva de la
En general, lo que tenemos es una complejización pertenencia de clase. Esto muestra la genera-
de la estructura de clases y un escenario social ca- lización de una abarcativa identidad de “clase
racterizado por una progresiva “heterogeneidad”. Y media”, que es declarada por los grupos más
como segundo fenómeno asociado con este último, acomodados en la punta de la pirámide social,
una nueva tendencia al empobrecimiento, que im- y persiste también entre sectores empobreci-
pacta no sólo en los niveles más bajos de la esca- dos que siguen referenciándose identitariamen-
la social, sino también notoriamente en el espacio te en aquella pertenencia social.
de las clases medias. Heterogeneidad y empobre- Disponible en : http://1.bp.blogspot.com/_krRC4R-
cimiento son dos de las problemáticas fundamen- qA4TY/TVHxcmhfWtI/AAAAAAAACCY/fiRP-
tales que definen la nueva cuestión social y se re- dhtlPM/s400/El%2BCerdo%2BCapitalista%2B-
lacionan con algunos procesos que hemos descrito %2BSantiago%2BA.%2BMagnin%2BG%25C3%2
antes, como la reconversión del mundo del trabajo, 5B3mez%2B-%2BClase%2BSocial%2BReal%2B
la distribución regresiva del ingreso y la naturaliza- vs%2BClase%2BPercibida.jpg
ción de un modelo social de reproducción de formas
de desigualdad, viejas y nuevas.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

90
m omento diciones objetivas en que se fundaron desaparecen

r
rápidamente -como, por ejemplo, en el caso de la

de eflexión
condición obrera, identificando a trabajadores ma-
nuales o de cuello azul, trabajadores industriales e
integrados socialmente- sustituidos por una mano
1. ¿Qué factores pueden diferenciar los de obra poco calificada, desprotegida, de desem-
distintos estratos o fracciones de clase peño intermitente e intersticial en lo que queda de
en que se divide el amplio universo de la clase la vieja economía [...] Sin embargo, aunque quedan
media (“alta, típica, baja, recuperada”)? pocos obreros manuales industriales, el concepto
sigue manteniéndose con fuerza como referencia en
2. ¿Cómo se explica la divergencia entre las
ciertos discursos” (Feijoó, 2001: 9-10).
pirámides correspondientes a la “clase social
En cuanto a la distribución de la riqueza, los años
real” y la “clase social percibida”?
neoliberales se caracterizaron por una distribución
más regresiva y una mayor concentración del ingre-
3. ¿Cuáles podrían ser las razones por las que
so en los deciles más altos de la escala social. En-
los miembros de la clase alta se identifican con
tre los grupos sociales privilegiados, el desarrollo de
la clase media?, ¿y cuáles las razones para
algunos sectores de la economía de servicios y de
que hagan lo mismo aquellos sectores empobre-
cidos o de la clase baja? la valorización financiera prohijaron la aparición de
nuevas figuras como la del “yuppie”, la pretenciosi-
En el plano laboral, se dio una diversificación de las dad del “nuevo rico” (con perfil más moderno y de-
ramas ocupacionales, y junto a un mundo obrero in- contracté que el “cheto” tradicional) cuya distinción
dustrial fabril declinante en términos cuantitativos y debe menos al estatus que al logro profesional y el
de importancia económica, creció todo un universo consumo suntuario. Estas figuras tuvieron un plus
de ocupaciones no manuales propias de la econo- simbólico, el de convertirse en estereotipos del “éxi-
mía de servicios que se expandió en nuestro país to”, hipertrofiados por su incesante exposición me-
en los años noventa. Asimismo, el estatus y cali- diática, durante los años menemistas de la “pizza
dad de contratación en el mercado laboral se tornó con champán”, como paradigma de los “ganadores”
más fragmentario y heterogéneo, entre los emplea- del modelo de los años noventa.
dos más protegidos del sector público o de secto- Los demás grupos mayoritarios de la población, sin
res fuertemente sindicalizados, y el crecimiento de embargo, cayeron más o menos precipitadamente
nuevos contratos “flexibles” y formas de cuentapro- en la vía de la degradación en la escala social. El es-
pismo (jóvenes que se inician en el empleo, o profe- pacio siempre diverso de las clases medias se frac-
sionales “free-lance”, o empleos y “changas” oca- turó y tornó aún más heterogéneo. Algunos grupos
sionales signados por la informalidad). minoritarios de una nueva pequeña burguesía em-
Estos cambios muestran un mercado laboral en re- prendieron el éxodo hacia una vida “verde” y apar-
conversión, flexibilizado y precarizado en todas sus tada en los nuevos “countries” y barrios privados
distintas ramas de trabajo, niveles de calificación y y emularon el consumismo y los estilos de vida de
jerarquías socio-profesionales. Nuestro tradicional la clase alta (Svampa, 2001; Arizaga, 2003 y 2005).
imaginario sobre el mundo del trabajo difiere bastan- A su lado, muchas otras franjas de la clase media
te de este escenario disperso, donde “viejas identi- debieron en cambio “ajustarse el cinturón”, resig-
dades subsisten en contextos en los que las con- nar salidas y reducir o abaratar ciertos consumos
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

91
o privilegios (preservando casi siempre la apuesta Una de las características del empobrecimiento es su
por una buena educación como última variable de cualidad de proceso dinámico e incierto. A diferencia
ajuste), popularizando al fin otra figura estereotípi- del concepto estático de “pobreza” (como condición
ca, la de los “gasoleros” (Feijoó, 1992). En un extre- fijada por ciertos parámetros o indicadores), el empo-
mo desgraciado, algunos sectores de clase media brecimiento describe la línea de trayectorias individua-
viven al borde o pueden caer (técnicamente hablan- les o grupales. Cuando los destinos y las identidades
do) en la pobreza, aunque no tengan “apariencia” están cada vez menos prefijados o garantizados por
de ser pobres. Paradójicamente, la gran mayoría de un lugar estable en la estructura social, se ponen en
nuestra población, aun con todo, se consideraba y juego las astucias tácticas para mantenerse a flote, las
sigue identificando como perteneciente a la “cla- estrategias y tácticas para sacar provecho de las “re-
se media”; lo que denota la persistencia y dinámi- laciones” que hacen al capital social y cultural (ya ha-
ca propia de las identidades e imaginarios (en este blamos y volveremos más adelante sobre estos con-
caso, la identidad “clasemediera”), y en cierta medi- ceptos), sea un contacto para conseguir un empleo,
da, sus tiempos más lentos y su posible desfasaje la solidaridad familiar o comunitaria en una emergen-

p mirar
con la realidad social objetiva. cia, o un intermediario para facilitar una ayuda esta-

ara
tal (aquello que se denomina, peyorativamente, como
“clientelismo”). Hay quienes indagan y descubren al-
ternativas vitales y nuevos lazos y espacios comunita-
rios y quienes desesperan, en cambio, por encontrar
Buena vida delivery (Argentina, 2004). alguna salida individual para no dejar de “pertenecer”
Dirección: Leonardo Di Cesare.
a un determinado nivel distintivo de estatus social49.
El empobrecimiento, entonces, es junto con la hete- La segunda característica del empobrecimiento, como
rogeneidad el otro aspecto clave y distintivo de los correlato del dinamismo y las alternativas descritas
últimos años. Esta difusa y progresiva tendencia de más arriba, es la dificultad de aprehenderlo global-
declinación social ha ido tiñendo de incertidumbre mente con las categorías sociológicas tradicionales.
los horizontes del tiempo y de los proyectos perso- Los esquemas generales de la “pirámide” o los niveles
nales y colectivos, y ha venido a poner en cuestión sociales, donde cada cual debería entrar en alguno/s
el tradicional imaginario del “ascenso social” y cier- casilleros socioeconómicos o profesionales fijos, difí-
tos valores muy arraigados entre las clases medias y cilmente podrían abarcar una realidad en movimiento
trabajadoras (el premio al esfuerzo personal y el aho- permanente: las múltiples situaciones cambiantes con
rro, el progreso ligado al trabajo y la dignidad social que individuos y familias enfrentan restricciones, las
de una buena educación). La conjugación de la pre- vicisitudes del “rebusque” laboral, la cotidianeidad
carización laboral, el resentimiento del ingreso sala- incierta en la actual “sociedad del riesgo”.
rial, la menor eficacia de los títulos educativos para La atención analítica de los investigadores ha co-
garantizar un futuro, todo ello caracteriza una situa- menzado pues a seguir este movimiento y a mudar
ción de verdadera “vulnerabilidad” que ya no atañe de la mirada más macro de las categorías sociales
solamente como antaño a los pobres o a los “mar- generales al análisis microscópico de las trayecto-
ginales”. Este nuevo panorama define y da entidad rias individuales. “Lo que hay que describir ya no son
al fin dentro del repertorio del análisis sociológico a identidades colectivas sino trayectorias individuales.
una nueva categoría social: el universo amplio y he- Eso explica cierto desasosiego del sociólogo acos-
teróclito de la “clase media empobrecida”. tumbrado a contar y clasificar para descifrar lo social
49 • Frente a la incertidumbre o la desgracia, aparece la nota distintiva del temple personal y las diversas salidas más individualistas o colectivas y solidarias, y
así por ejemplo podemos citar un ensayo del sociólogo Gabriel Kessler (2000), que descompuso el universo del empobrecimiento en diversos tipos sociales:
“meritocráticos”, “solidarios”, “encapsulados”, “luchadores”, “pragmáticos” o “conversos”, distintos perfiles según las posibilidades de articulación entre notas
subjetivas y condiciones objetivas, entre valores y recursos, diversas trayectorias posibles frente a un mismo escenario de crisis.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

92
m omento
y hacer legible el movimiento de las cosas. La crisis

de reflexión
de las ciencias sociales es así parte integrante de la
crisis de lo político” (Rosanvallon, 1995: 201).
El texto de Fitoussi y Rosanvallon citado a continua-
ción, describe bien el nuevo diagnóstico, acerca de 1. ¿Qué significa la idea de transición de una
la progresiva “vaguedad” de las diferencias sociales, diferenciación “dura” entre colectivos sociales a
y una correlativa “desociologización” de la política una diferenciación social más “vaga”?
(Fitoussi y Rosanvallon, 1997: 28), es decir, la dificul-
tad de orientar las políticas públicas por categorías 2. ¿Cómo se relaciona esto con la creciente he-
socio-estadísticas precisas. terogeneidad de trayectorias al interior de las
clases medias?
Una “desociologización” de lo social
“Una sociedad semejante se caracteriza sobre 3. La aparición de modos de diferenciación so-
todo por una enorme reorganización de los mo- cial más individualizados y evolutivos, ligados
dos de diferenciación y jerarquización sociales. a variables topológicas y biográficas, ¿en qué
Estos ya no son sólo colectivos (expresados en medida plantea desafíos en el plano metodoló-
categorías de ingresos, títulos habilitantes, et- gico, respecto de la pertinencia a las clasifica-
cétera): se hacen más individualizados y evolu- ciones basadas en la estadística?
tivos. De allí la sensación de que se pasa de una
diferenciación ‘dura’ a una diferenciación ‘vaga’ 4. En última instancia, ¿las advertencias sobre
una “desociologización” de lo social restan validez
[…] Ninguna estructura es ya absolutamente
o utilidad a la concepción de la sociedad dividida
coaccionante (debilitamiento de las normas) ni
en clases sociales?
satisfactoria (achatamiento de las diferencias).
Mientras que antes no era más que un subpro- Esta individualización de las trayectorias sociales
ducto ‘natural’ del status, la diferencia se busca (acaso la contracara de las expresiones de un nue-
ahora por sí misma, y su búsqueda no puede te- vo individualismo a nivel subjetivo) y el peso que
ner fin. […] El conocimiento tradicional fundado adquiere así el factor biográfico explican el interés
sobre el concepto de clasificación queda des- de algunas investigaciones actuales sobre la nueva
actualizado, porque presuponía la existencia de cuestión social, con un planteo epistemológico más
diferencias estables. Los tipos de consumo, por atento a la dimensión subjetiva y cultural, y abordajes
ejemplo, ya no caracterizan a un grupo […] Nivel metodológicos en los bordes entre sociología y an-
de ingreso, capital cultural y categoría sociopro- tropología, y búsquedas más interdisciplinarias, con
fesional ya no se corresponden con tanta clari- base en el trabajo de campo y entrevistas, y organi-
dad como en el pasado. […] Nos enfrentamos zado frecuentemente en torno de “historias de vida”.
de manera creciente a un problema de denomi- Entre los hitos sobresalientes de esta línea de traba-
nación. La inadaptación del lenguaje va a la par jo en el extranjero, debe mencionarse la investiga-
con la menor pertinencia de las estadísticas y el ción en Francia de un equipo de sociólogos dirigidos
desfase de las políticas […] Las variables topoló- por Pierre Bourdieu, que conjuga apuntes teóricos
gicas y biográficas asumen una mayor importan- y metodológicos con entrevistas y notas de campo,
cia en la comprensión de las evoluciones de la plasmada en la obra La miseria del mundo (1999); y
sociedad” (Fitoussi y Rosanvallon, 1997: 29-31). en el ámbito local, entre los primeros antecedentes
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

93
destacados, la indagación temprana de varios inves- ciologización”, definitorias de la emergencia de una
tigadores sobre la percepción de los efectos de los “nueva pobreza”, como la denominó Feijoó (2001).
ajustes y la crisis desde los años ochenta, publicada Esto explicaría por ejemplo los cuestionamientos del
en Cuesta Abajo. Los nuevos pobres, efectos de la enfoque estadístico de medición de ingresos, insufi-
crisis en la sociedad argentina (Minujín, 1992); y lue- ciente para ponderar las formas múltiples y cambian-
go sobre fines de siglo, el trabajo conjunto de Alejan- tes de la pobreza (discusión que se desarrollará en el
dro Isla, Mónica Lacarrieu y Henry Selby, Parando la siguiente apartado). “La pobreza de ingresos ya no
olla. Transformaciones familiares, representaciones y depende de una definición de carácter estructural-
valores en los tiempos de Menem (1999), que des- ocupacional bastante permanente –que determinaba
cribe los hogares urbanos, la discriminación y visión el “nicho” que se ocupaba– [...] la nueva pobreza es
de género de las mujeres, o las concepciones co- más bien una pobreza por rotación alrededor de la lí-
tidianas de la autoridad y el respeto; y la ya citada nea: una quincena sí, otra no, una semana sí, otra no,
obra colectiva editada por Maristella Svampa, Desde períodos de desenganche del mercado de trabajo y,
abajo. La transformación de las identidades sociales adicionalmente, vulnerabilidad proveniente de otras
(2000), que analiza diversas situaciones de empobre- fuentes” (Feijoó, 2001: 11).
cimiento y cuestiones de identidad con relatos bio- Pese a la dificultad de aprehensión sociológica ge-
gráficos. La misma Svampa hizo también una bue- neral de este escenario social actual signado por la
na síntesis de los cambios sociales y políticos tras la heterogeneidad, pueden de todos modos resumirse
década neoliberal y los movimientos sociales de pro- algunas características estructurales. “En términos
testa en su libro La sociedad excluyente. La Argenti- sociales, el resultado de este proceso de mutación
na bajo el signo del neoliberalismo (2005). estructural muestra una alta concentración de la ri-
Podemos mencionar también otros trabajos, como queza y de las oportunidades de vida en los secto-
el de dos sociólogos, Javier Auyero (2001), La políti- res altos; una fractura cada vez mayor en el interior
ca de los pobres. Las prácticas clientelistas del pero- de las clases medias; un notorio empobrecimiento y
nismo, y Denis Merklen (2005), Pobres ciudadanos. reducción cuantitativa de las clases trabajadoras y,
Las clases populares en la era democrática. Estos por último, un superlativo incremento de los exclui-
textos remiten al mundo cotidiano de los pobres y la dos” (Svampa, 2000: 19).
indagación de las culturas populares. Efectivamen- El problema de la pobreza y la exclusión hizo eclo-
te, en los fondos de la escala social también se repi- sión promediando la década de los noventa, alcan-
tieron los procesos descritos para las clases medias, zando su punto de mayor gravedad con la crisis
y el empobrecimiento rompió la homogeneidad del económica y política de fines de 2001.

p mirar
mundo popular. Entre las miserias y peleas de po-

ara
bres contra pobres, y las nuevas solidaridades y tra-
mas de auto-organización y de clientelismo, en este
universo social habitan también trayectorias diver-
sas de condena o redención, de padecimiento y de
resistencia activa, que definen las alternativas den- “Fragmentación”, “desestructuración”, “polariza-
tro de viejas y nuevas formas de pobreza. ción”, “dualización”:
En el escenario de los sectores populares, también se La villa de La Cava (1) (2) y La villa 31 (3)
advierten algunos de los procesos antedichos, como frente a las altas torres en pleno centro porte-
una mayor heterogeneidad y una equivalente “deso- ño en el barrio de Retiro, y las grandes casas
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

94
con parque en la exclusiva localidad bonaerense los deciles superior e inferior de la escala social. Si en
de San Isidro. El contraste muestra claramente 1974 en la Argentina dicha relación era de 12 (la can-
la fragmentación del espacio urbano, entre el tidad de veces en que el ingreso del decil social más
trazado de la urbe y el crecimiento informal de alto supera al del decil más bajo), más contemporá-
los barrios marginales, en un nítido margen que neamente la distancia se amplió a 19 en el año 1994
demarca dos mundos separados y recluidos (año en que los indicadores de pobreza y desempleo
sobre sí mismos, amarga metáfora gráfica mostraron un salto pronunciado), llegando a una bre-
de la nueva fragmentación social y el fenómeno cha salarial de 28 veces en el momento posterior a la
contemporáneo de la exclusión. explosión de la crisis de fin de 2001 (Iriarte, 2005: 8).
Imágenes disponibles en: Hemos revisado sucintamente algunos indicadores
(1) http://sp9.fotolog.com/photo/25/29/87/10var que dan cuenta de la urgencia del problema social
as/1220496045247_f.jpg en dichos años. Lo que interesa ahora es analizar el
(2) http://3.bp.blogspot.com/--wsED120pJI/ problema de la pobreza, en tanto fenómeno discur-
UC7a1a0HARI/AAAAAAAAKQQ/PL0Lzf4xO70/
sivo y objeto sobre el que se centró la atención en
s1600/contraste.jpg
torno de la cuestión social. En el siguiente apartado
(3) http://www.diarioz.com.ar/wp-content/
nos resta pues hacer una revisión crítica de los dis-
uploads/2012/12/2968552-villa_31_390.jpg
cursos sobre la pobreza, que fundaron un campo de
En nuestro país, el problema de la pobreza había saber y de problematización sobre lo social y orien-
sido prácticamente marginal hasta mediados de los taron las decisiones y los diseños en materia de po-
años setenta, cuando comprendía una proporción líticas públicas.
no mayor al 5% del total de los hogares. En la dé-
cada de los ochenta ya sufrió un aumento sensible,
hasta un 12%, dando un salto con la hiperinflación
de 1989/90, para luego descender en los primeros
años de la convertibilidad. Pero desde el año 1994
en adelante se registró un aumento sostenido de la
pobreza, que llegó al 35,6% en octubre de 2001, y
poco después de la crisis de fin de ese año, tocó un
pico del 52,3% de la población según las medicio-
nes del INDEC en mayo de 2002 (considerando las
variaciones geográficas, en la región más afectada,
en el noroeste del país se llegó a un contar un alar-
mante 69,5% de sus habitantes bajo la línea de po-
breza) (Iriarte, 2005: 9).
Otro tema asociado al de los índices de pobreza,
pero que apunta directamente a la delicada y funda-
mental cuestión de la distribución social de la rique-
za, es la medición de la desigualdad. El continente
latinoamericano se caracterizó en las últimas déca-
das por ser uno de los más desiguales del mundo, lo
que se constata en la diferencia entre el ingreso de
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

95
4.2. Las políticas de la L
a “cuestión social” ha ido reduciéndose y redefi-
niéndose como la cuestión de la “pobreza”. Esta
problemática (y sus otras definiciones, como “indi-

pobreza gencia” o “vulnerabilidad”) desplaza el eje de la cues-


tión fundamental de la “desigualdad” y sus lazos con
los problemas del trabajo, y retrotrae la definición de
la cuestión de lo “social” a sus orígenes en el siglo
XIX, cuando había hecho aparición bajo la forma del
problema del “pauperismo”. La pobreza se define
cada vez menos por déficits en el nivel económico
y la integración en el mundo laboral y tiende a en-
marcarse en variables culturales e institucionales. La
problemática del trabajo, asimismo, aparece reduci-
da también y resumida en el problema de la “falta de
trabajo” (es decir, más allá del problema de las condi-
ciones laborales, salariales y demás problemas y ob-
jetivos que habían orientado las luchas y conquistas
sociales durante buena parte del siglo pasado).
A continuación, se verán las alternativas de este cen-
tramiento y redefinición conceptual de la pobreza, y
las significaciones implícitas e intencionalidades po-
líticas que influyeron en la articulación y puesta en
circulación de los discursos. Y finalmente, tendre-
mos ocasión de una breve consideración sobre las
alternativas de política social y la influencia recíproca
que tienen con las formas de comprender y plantear
soluciones a la vieja y persistente cuestión social.

4.2.1. La definición del “pobre”


L as respuestas planteadas a la nueva cuestión so-
cial, plasmada en discursos y estrategias de inter-
vención en lo social, se enmarcaron en una particu-
lar definición de la “sociedad civil” y su relación con
las instituciones del Estado. Tanto desde las agencias
estatales como en el “tercer sector”, se identificó a
los sujetos de la ayuda social como “tutelados y asis-
tidos” (Duschatzky, 2000), y a la vez se interpeló al
protagonismo de la sociedad civil, alentando concre-
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

96
tamente formas de participación y autoorganización la política y las preocupaciones sobre la pobreza eran
(y responsabilización) de las propias comunidades. de índole “biopolítica” (Foucault, 1992; Murillo et al.,
Los organismos internacionales tuvieron un gran in- 2007: 81). Esto significa que la preocupación apun-
terés e influencia en la difusión de estos lineamientos taba a una regulación de las poblaciones, el logro de
de política social, en nuestro país y el resto de Amé- un relativo orden o equilibrio “homeostático” de las
rica Latina, condicionando de este modo el diagnós- fuerzas en los niveles aun más elementales de la vida
tico y el tratamiento público de la nueva cuestión (regulaciones en problemáticas de nutrición, fecundi-
social. En particular, tanto en las reformas estructu- dad, vejez, higiene pública) con el objetivo de maximi-
rales como en las orientaciones de la política social, zar las “fuerzas vitales” de la población. En los docu-
se destacó en los años de pleno auge neoliberal el mentos del Banco Mundial, las causas de la pobreza
importante rol activo e influjo del Banco Mundial. se buscaron de forma casi excluyente en el problema
“A diferencia de otros diagnósticos que, por ejemplo, del crecimiento poblacional, y la propuesta apuntaba
podrían haber puesto foco en aspectos de la des- pues a propiciar en las familias pobres conductas y
igualdad, pensar este proceso en los términos del prácticas de regulación de su propia fecundidad.
Banco Mundial (‘crecimiento de la pobreza’) impli- “Ahora bien, la preocupación por la conducta de
có evadir la conflictividad de la situación: la pobre- los pobres presente a principio de la década de los
za, en principio y desde el sentido común parecería ochenta persistirá en los años sucesivos, pero virará
indicar la relación de individuos respecto de necesi- desde una mirada macro o global atenta a los movi-
dades y de objetos para satisfacerlas y no de otros mientos poblacionales para focalizarse (valga la ex-
hombres, como sería el caso de la desigualdad. Esto, presión) en las conductas individuales y locales-co-
por otra parte, garantiza un consenso automático munitarias, de modo de distanciarse cada vez más
respecto de la necesidad de combatirla (nadie pue- de la intervención directa. Para ello será fundamen-
de oponerse a luchar contra la pobreza). Además, al tal la progresiva ‘culturización’ de la mirada sobre la
crear al ‘pobre’ como la figura de intervención social pobreza y la vida cotidiana” (Murillo et al., 2007: 83).
transforma performativamente, al re-nombrarlas, las En el Informe del Banco Mundial de principios de la
poblaciones otrora temidas como amenazas en un década de los noventa, que ya desde su título, “Po-
agregado de individuos ‘necesitantes’ [...] El pobre, verty”, marca la centralidad de la cuestión de la po-
como construcción social, se caracteriza por apare- breza, ésta es definida como “inhabilidad de obtener
cer como estando frente (y en oposición) a la socie- estándares mínimos de vida” (Banco Mundial, 1990:
dad, como mero objeto de medidas que la colectivi- 247). Es decir, se define la pobreza como un adjeti-
dad toma con él” (Murillo et al., 2007: 80-81). vo o atributo de los individuos, sin referencia al or-
En lo sucesivo en este apartado, retomando el planteo den social externo (el contexto que define la proble-
de Susana Murillo (2007 y 2008), veremos las distin- mática social de la desigualdad), lo que supone una
tas etapas y alternativas de la evolución del diagnós- responsabilización discursiva de los pobres por su
tico sobre la cuestión social en las últimas décadas, condición (que más adelante devendría en una res-
en años de pleno auge neoliberal, centrando nuestra ponsabilización de hecho).
atención en los diagnósticos y recomendaciones for- La pobreza es vista ante todo como pobreza por in-
mulados por el Banco Mundial para el combate de la gresos y un “costo social”. Y es considerada como
pobreza en nuestro país y el resto de la región. un problema contingente, pasajero, consecuencia o
En la década de los ochenta, usando un término teó- “daño colateral” debido a los ajustes y reformas es-
rico de Foucault, puede decirse que la orientación de tructurales, pero que presumiblemente se revertiría
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

97
por el “derrame” del crecimiento económico. A este forma de “inhabilidad”, más allá o por sobre las me-
diagnóstico, se ligaba pues la insistencia en la “flexi- ras carencias materiales o económicas, demuestra lo
bilización” en clave neoliberal del mercado de traba- dicho más arriba, sobre la tendencia a una “culturiza-
jo para permitir el empleo de los pobres desemplea- ción” en la mirada sobre el problema de la pobreza.
dos (es decir, la solución de la pobreza a través de
una asignación de mercado, y no merced a un reco-
nocimiento de derechos).
Durante los años noventa, se fueron agregando dos 4.2.2. Otros términos:
factores en la redefinición de la pobreza, menos ba-
sada ya en un mero enfoque de ingresos, y más en “desarrollo humano” y
rasgos y prácticas culturales de la vida cotidiana.
Uno es la “genderización” o feminización del proble- “capital social”
ma de la pobreza; y el otro es la extensión de la con-
sideración de la pobreza más allá de las carencias
materiales (Murillo et al., 2007: 83).
En cuanto a lo primero, se dio un análisis de la po-
F inalmente, con los albores del nuevo milenio, te-
nemos un nuevo giro, en la complejización de la
mirada sobre la pobreza. En los planteos del Banco
breza con un enfoque de género, y se planteó una Mundial, se desplaza y reduce el énfasis y la con-
feminización del sujeto de asistencia: la asistencia y fianza en la teoría del “derrame” del crecimiento
el ingreso de las mujeres era la vía más directa de al- económico, visto que las subas del PBI no habían
canzar a los infantes y el resto del grupo familiar. Esto redundado en una reducción, sino en una persisten-
es una rearticulación de una vieja estrategia de “po- cia y aun aumento de los índices de población bajo
licía de las familias” ligada a los más antiguos oríge- la línea de pobreza.
nes de la primigenia cuestión social (Donzelot, 1979), Ante la evidencia de la exclusión económico-laboral
por la que la mujer se consideraba ya en su “abne- de una parte de la población, se continuó desviando
gación” como instrumento privilegiado para exten- la atención de dicho factor económico (la problemá-
der el control y protección del resto de los miembros tica de la redistribución del ingreso), y profundizan-
de los hogares y así propender a la “civilización” de do en la consideración de factores extraeconómicos
la clase obrera. para la definición y resolución del problema de la po-
En segundo lugar, la definición de la pobreza se ten- breza. En el año 2000, el Banco Mundial insistía así
dió a relacionar con el acceso a bienes culturales o a aún en estos términos: “La pobreza va más allá de la
la representación política. “Generalmente, los pobres privación material y bajos niveles de educación e in-
tienen menor acceso que otros grupos a los bienes greso” (Banco Mundial, 2000: 25). Los documentos
públicos y de infraestructura [...] Los pobres muchas y lineamientos políticos de los organismos interna-
veces son discriminados (set apart) por barreras edu- cionales enfatizaron el enfoque de la pobreza como
cacionales y culturales [...] Los pobres juegan una fenómeno “complejo” y “multidimensional”, al que
pequeña parte en las políticas y son, muchas veces, debe enfrentarse una respuesta y estrategia de tipo
privados de derechos (disfranchised). En muchos “integral”.
países la pobreza es correlativa con orígenes racia- “Mucho camino se ha recorrido desde la preocupa-
les y étnicos” (Banco Mundial, 1990: 37; citado en ción cuasi-biológica de los ochenta y aún de defi-
Murillo et al., 2007: 84). La consideración de todos nición mínima de pobreza del '90. La nueva mirada
estos factores, definitorios de la pobreza como una estará preocupada no sólo por la vulnerabilidad (ya
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

98
presente, aunque en menor medida en el diagnósti-
co anterior) sino por la autoestima, la voz, la repre-
sentación y la autorepresentación del pobre” (Murillo
p mirar
ara
et al., 2007: 85). Observar el esquema 5.1 “la dinámica del desarrollo
Un concepto clave del nuevo discurso sobre la po- humano” que figura en la página 100 del Informe
breza, difundido por varios otros organismos, ha sido Nacional sobre Desarrollo Humano 2010. Allí se
el concepto de “desarrollo humano”. El Programa de ordena la multi-dimensionalidad del desarrollo
las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en humano en torno a tres áreas de desarrollo:
el primer Informe de Desarrollo Humano (en 1990), economía, salud y educación. En el gráfico se
lo definió con una premisa simple: “La verdadera ri- sugiere una idea central: la postulación de una
queza de una nación está en su gente”. interacción y sinergia entre los desarrollos
en cada una de dichas áreas. Disponible en:
“El desarrollo humano, como enfoque, se ocupa http://www.undp.org.ar/desarrollohumano/
de lo que yo considero la idea básica de desarro- docsIDH2010/PNUD_INDH_2010_Nov_2010.pdf
llo: concretamente, el aumento de la riqueza de Aun cuando podemos acordar a priori con esta aper-
la vida humana en lugar de la riqueza de la eco- tura de la mirada a nuevas dimensiones y factores
nomía en la que los seres humanos viven, que es definitorios del desarrollo humano y la calidad de
sólo una parte de la vida misma” (Amartya Sen, vida, la cuestión que debemos plantear aquí es la de
citado en el sitio Web del PNUD) un posible desplazamiento de sentido, una opera-
"El paradigma del Desarrollo Humano propone ción discursiva de virtual inversión de causa-efecto:
una concepción de la pobreza abarcadora de las los límites para el desarrollo humano (los obstáculos
múltiples dimensiones de la misma. En esta pers- para una vida “sana”, “decente”, realización perso-
pectiva, la pobreza significa la privación de una nal de los propios “valores”, etc.), de ser una conse-
vida larga, sana y creativa; del disfrute de un nivel cuencia de la pobreza, pasan a considerarse como la
decente de vida; de la libertad, la dignidad y res- causa de la misma. Por ende, la búsqueda del desa-
peto por sí mismo y por los demás. La atención rrollo humano acapara la atención conceptual y po-
se traslada desde los medios -en particular el in- lítica como un problema y objetivo en sí mismo, en
greso- hacia los fines que los individuos persi- desmedro de considerar las causas profundas en la
guen y, por lo tanto, hacia las libertades sustanti- desigualdad socioeconómica.
vas necesarias para satisfacerlos [...] El Desarrollo De este modo, están sentadas las bases discursi-
Humano concibe a la pobreza como privación de vas, teóricas e ideológicas para la responsabilización
capacidades y libertades para que las personas de los propios pobres en relación con la pobreza. Al
puedan desarrollarse de acuerdo a sus valores"50. desvalorizar el carácter determinante del factor eco-

penarauenta
nómico, si el problema del pobre se basa menos en

tener
la situación laboral y económica y se debe más a la

c
falta de ejercicio de “libertades sustantivas”, enton-
ces los problemas y las soluciones pasarán por fo-
mentar el efectivo ejercicio de dichas libertades, a
“Informes sobre Desarrollo Humano”. Programa través del objetivo de promoción de la participación
de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD): y la organización comunitaria.
http://hdr.undp.org/es/ Esta perspectiva de la organización de los pobres
50 • Los 18 desafíos que plantea la realidad argentina (PNUD 2002: 42-43; citado en Murillo et al., 2007: 85).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

99
como estrategia de lucha contra la pobreza se liga milia entre varias ideas en boga, la del propio “capital
en el discurso de los organismos internacionales social”, con el “desarrollo local”, o la puesta en relie-
como el PNUD (merced a una apropiación concep- ve en muchas políticas y estrategias de intervención
tual de las ciencias sociales, en particular, de la teo- social de la problemática del “territorio”.
ría del sociólogo francés Pierre Bourdieu) con el nue- Esta atención a la dimensión local y territorial pue-
vo enfoque predominante acerca del “capital social”. de, por ejemplo, tomar forma en la valorización del
Este enfoque, muy influyente en las estrategias y po- microcosmos del “barrio”. “En primer lugar, es la
líticas concretas de acción en lo social, tuvo como base de una sociabilidad elemental y el soporte de
premisa tácita la existencia o reivindicación de un una solidaridad interpares que permite resistir en los
determinado perfil del Estado. Éste ya no debería momentos de crisis o paliar la condición de los más
aparecer como garante material o proveedor de de- débiles al potenciar las capacidades familiares. En
rechos (el viejo modelo del “Estado providencia” o segundo lugar, el barrio se convierte en una base de
“de bienestar”), como acaparador de recursos, sino apoyo para la salida de individuos hacia la ciudad y
operar ahora más bien como “facilitador” de recur- su proyección hacia la sociedad. Desde el barrio se
sos organizacionales y de “gestión” para el “empo- sale a buscar trabajo, a ganarse la vida o a estudiar,
deramiento” de los sujetos sociales, como promotor y a él se llega en busca de reposo y de ayuda. En
de la auto-organización comunitaria, para la “articu- el barrio se encuentra con quién hablar, jugar al fút-
lación” entre actores que valorizan el “protagonismo bol, cantar, bailar o rezar. El territorio se convierte así
de la sociedad civil” (comprendidas aquí las ONG del en una suerte de “capital social” (al modo en que lo
llamado “tercer sector”). De este modo, el análisis piensa Bourdieu), en un recurso para la acción indi-
se desplaza de la estadística sobre variables de si- vidual. En tercer lugar, el barrio es también el susten-
tuación estáticas (nivel socio-económico) hacia una to de la acción colectiva. En el barrio se articulan los
preocupación por variables más “relacionales”, las movimientos sociales, revueltas, protestas, se cons-
formas de “resiliencia” y de adaptabilidad a los cam- truyen las sociedades de fomento, asociaciones de
bios, la reconstitución de las “redes” organizativas las más variadas, se encuentran los migrantes prove-
comunitarias y civiles, las estrategias directas de re- nientes de un mismo lugar, se forman diversos gru-
composición del lazo social. pos de música, iglesias de todo tipo, grupos y parti-
Esta reivindicación del “capital social”, de las rela- dos políticos. Estas formas diversas de movilización
ciones y vínculos de solidaridad y las tramas de or- refuerzan los lazos locales de cooperación y proyec-
ganización comunitarias está signada por una radi- tan al grupo hacia el espacio público y el sistema po-
cal ambivalencia. lítico. Finalmente, a nivel de los barrios intervienen
Por un lado, puede aludir a formas genuinas de so- algunas de las instituciones que atañen a las clases
lidaridad y organización colectiva y aun resistencia, populares. En el caso argentino, los partidos políticos
que de hecho no son una novedad de estos años, juegan un papel mayor. El barrio es también la acción
sino una vieja herencia y rico patrimonio de la so- que sobre él ejercen otros agentes, desde el exterior.
ciedad civil (desde las organizaciones mutuales de La escuela, la policía, y los servicios urbanos cons-
comienzos de siglo XX, y más aquí las formas de or- tituyen las principales, junto a todo tipo de políticas
ganización política barrial, que se pusieron de mani- sociales que, precisamente en el período que nos in-
fiesto ya en años de la restauración democrática y teresa, se orientaron hacia lo local” (Sigal, 2005).
fueron articuladas con el “punterismo” político en los Por otro lado, debe aclararse que, en el contexto de
noventa). En este sentido, habría una afinidad de fa- auge ideológico neoliberal de los años noventa, el
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

100
énfasis de las agencias y organismos de crédito en La igualdad, valor histórico fundamental de la demo-
el “capital social” tiende a desviar la atención del ca- cracia y definitorio de la cuestión social, padece una
pital económico contante y sonante, la problemáti- resignificación en lo terminológico, al emparentarse
ca central de la desigualdad y la distribución de la con el concepto de “equidad”: no sería ya cuestión
riqueza que sigue estando en la raíz verdadera de la de ser todos iguales, sino de tener cierta paridad de
cuestión social. “oportunidades”, y algunas relativas compensacio-
“Desigualdad”, éste ha sido siempre el significante nes, que reconocen “puntos de partida” muy dife-
prohibido. Si en los años noventa este problema era rentes; es decir, desigualdades sociales, inevitables,
ignorado o relativizado en su importancia51, luego, y naturalizadas. Dado un objetivo de equidad, luego
hacia comienzos del milenio, se reconoce otra vez la diferencia (que podría concebirse como una “des-
en el repertorio conceptual y la agenda política, pero igualdad positiva”) y las trayectorias ulteriores de
ligado con cuestiones diversas de reconocimiento cada sujeto dependerán del valor de la competencia
de derechos, y con tantas problemáticas que al fin la y el esfuerzo personal; es decir, una responsabiliza-
crítica pierde especificidad y eficacia. “Las desigual- ción individual, que alivia de culpas a la sociedad y
dades denunciadas son múltiples: en el acceso a la al orden económico y político por los destinos mani-
educación, a la salud, suministro de agua, sanea- fiestamente desiguales de los sujetos según su ori-
miento, a los servicios públicos, al acceso a activos, gen social.
al poder, a la tierra, al crédito, al mercado laboral, a En síntesis, resulta hoy evidente la necesidad de com-
la influencia política, a la participación, al consumo, plejizar la mirada sobre la cuestión social y las formas
al ingreso, al trato de la policía y el sistema judicial, a diversas en que podemos considerar el problema de
la electricidad, a la telefonía, a la aplicación del esta- la pobreza; y a la vez, estamos advertidos sobre los
do de derecho, desigualdades socioculturales, polí- intentos discursivos de desplazar el eje de la cuestión
ticas, salariales, en las relaciones sociales y familia- de la (des)igualdad, hasta el punto en que corremos el
res” (Murillo et al., 2007: 87-88). riesgo de hacerla virtualmente desaparecer.
El problema de la desigualdad, descentrado de lo La distinción que hacen Fitoussi y Rosanvallon en-
social, pluralizado y disperso en desigualdades di- tre viejas formas persistentes y otras nuevas varian-
versas, se vuelve inaprensible, por ende irresoluble. tes de la desigualdad, acaso va en el mismo sen-
Su significación “flota” hasta equivaler al concepto tido: “Las desigualdades ‘persistentes’, en primer
de “diferencia”: todos somos diferentes, no pode- lugar, que ponen en evidencia las estadísticas sobre
mos mantener una situación de igualdad o paridad la distribución de los ingresos, la vivienda, etcéte-
en todos los órdenes diversos de la vida cotidiana; ra, corresponden a la visión clásica que se tenía de
se deducirá pues que en algunos aspectos seremos la desigualdad cuando se construyeron esos siste-
necesariamente desiguales. En este sutil desliza- mas estadísticos. [...] Sin duda, esas desigualdades
miento, de “diferentes” a “desiguales”, la desigual- persisten y hasta se profundizan. Pero en lo sucesi-
dad es naturalizada, y desaparece así como proble- vo se agregan a ellas nuevas formas, tanto más in-
ma. Este marco de valorización de la diferencia es dividualmente experimentadas por encontrar poco
coherente asimismo con la ideología y terminología eco en los medios de comunicación: desigualdades
muy en boga del llamado “multiculturalismo”. ante el trabajo y la condición asalariada, incluso ante

51 • La pobreza era vista como un problema más acuciante y objetivo, ligado a valores mínimos absolutos de necesidades básicas; frente a lo cual, la desigual-
dad aparecía como un valor eminentemente relativo, apenas una postergación mayor o menor definida por un estándar de vida o nivel medio de bienestar de
cada sociedad, que no supone necesariamente una carencia sustantiva o una situación intolerable. “Pobreza no es lo mismo que desigualdad. La distinción
requiere ser subrayada. Mientras que la pobreza concierne a un estándar absoluto de vida de una parte de la sociedad -los pobres- la desigualdad refiere a
los estándares de vida relativos que atraviesan a toda la sociedad [...] La mínima desigualdad (todos son iguales) es posible con cero pobreza (no hay pobres)
y con máxima pobreza (todos son pobres)” (Banco Mundial, 1990: 26; citado en Murillo et al., 2007: 87).
Es decir, que en una sociedad puede haber desiguales sin que haya pobres. O de otro modo, podría decirse que lo que es considerado “pobre” en un país
del primer mundo, podría equivaler a un estándar de vida de clase media en países menos ricos del tercer mundo. A estas conjeturas cabría responder que, a
diferencia de la problemática de la pobreza, basada en un mínimo absoluto de necesidades básicas de vida, la cuestión de la desigualdad, justamente, plantea
el objetivo de un máximo horizonte de igualación de derechos de toda la ciudadanía, idea de “bienestar” más amplia basada en un valor de justicia social.
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

101
el endeudamiento, las molestias urbanas, las con- la idea liberal de que debería evitarse la presunta
ductas inciviles, las consecuencias de la implosión “dependencia” del individuo como sujeto pasivo de
del modelo familiar, las nuevas formas de violencia” la asistencia por parte del Estado.
(1997: 15). La advertencia es que debemos aprender Esta idea orientó las políticas estatales frente al des-
a apreciar las nuevas formas de las desigualdades, empleo. En primer lugar, la formación del Fondo Na-
sin perder de vista la importancia o gravedad de las cional de Empleo en 1991 y la figura de la “emergen-
formas más conocidas y persistentes de la desigual- cia ocupacional” para generar emprendimientos de
dad socioeconómica. Ambas, viejas y nuevas for- obra pública con contraprestación para grupos po-
mas de la desigualdad, están al fin íntimamente li- blacionales focalizados. Después, con la agudiza-
gadas entre sí. ción del desempleo hacia mediados de los noventa,
se creó y extendió el Programa Trabajar, con subsi-
dios condicionados al trabajo en emprendimientos
productivos; y tras la crisis económica del 2001, la
4.2.3. Modelos de política cobertura de estos planes se masificó, con la crea-
ción del Programa Jefes y Jefas de Hogar. Una eta-
social: focalización y pa posterior del diseño de política social se ligó con
la creación del Programa Familias y el Seguro de ca-
universalización pacitación y empleo, dirigidos respectivamente a las
mujeres “inempleables”, o a procurar a aquellos be-

“E l advenimiento de una nueva cuestión social


se traduce en una inadaptación de los vie-
jos métodos de gestión de lo social” (Rosanvallon,
neficiarios con “empleabilidad” una capacitación y
asistencia para su reinserción laboral (Murillo et al.,
2007: 90-94; Grondona, 2006 y 2007).
1995: 8). Si esto es así, nos resta pues hacer una úl- Este tipo de políticas sociales constituyeron inter-
tima indagación en las nuevas respuestas y métodos venciones tópicas focalizadas, sobre casos indivi-
de gestión de lo social, con una mínima revisión del duales, tratados como casos puntuales de un des-
repertorio de políticas de combate contra la pobreza. arreglo entre oferta y demanda en el mercado de
En la medida que se reconocía como inspiración es- empleo. Estas políticas tienen un sentido compen-
tas concepciones que venimos describiendo, hacia satorio frente a situaciones de urgencia, aunque dis-
fines de siglo pasado y comienzos del actual, con tan de una necesaria respuesta global de política
la difusión de discursos y recomendaciones de or- económica y de garantía pública universal de la se-
ganismos internacionales, las políticas de comba- guridad y el empleo considerados como derechos
te de la pobreza y el desempleo se basaron en una ciudadanos. Estos programas mantuvieron siempre
adaptación del modelo desarrollado desde los años algún esquema de contraprestación laboral o de for-
ochenta para la reforma del Estado de bienestar en mación, con cierto parentesco pues con el antedi-
el mundo anglosajón, que se conoció con el nombre cho modelo liberal anglosajón del workfare.
de “workfare” (neologismo que conjuga dos términos La gestión de gobierno del kirchnerismo instaló cre-
del inglés, trabajo+bienestar). cientemente al trabajo como centro de su perspec-
Esta matriz de política social se basó en un esquema tiva política de integración y reparación social, con
de “contraprestación”, en que el beneficiario de una la promoción y la protección del empleo aun en con-
política o ayuda social sólo recibe en tanto también textos de crisis mundial y desaceleración económi-
da algo a cambio. La inspiración de esta política es ca, y articulando variantes de creación de empleo
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

102
en el diseño de la política social. En este sentido, Esta línea de política social profundizó en una es-
en el crítico contexto de impacto de la crisis econó- trategia de articulación territorial de la acción es-
mica mundial sobre los niveles de empleo en el año tatal con organizaciones sociales y cooperativas a
2009, el cuadro de la política social en nuestro país través de municipios, federaciones y mutuales que
tiene una reformulación importante con la creación ofician como unidades ejecutoras, para el estímu-
del programa de Ingreso Social con Trabajo, o “Ar- lo de cooperativas y emprendimientos de economía
gentina Trabaja”. social para la producción de bienes y servicios. De
Como reza la presentación de dicho programa en este modo, se tiende a privilegiar la participación co-
el sitio web del Ministerio de Desarrollo Social de la lectiva por sobre las meras soluciones individuales,
Nación, la familia y el trabajo se postulan como los y los emprendimientos cuentan con el aval público
dos ejes que guían la implementación de la política a través de distintas herramientas de apoyo (finan-
social; y se profundiza en la caracterización del tra- ciamiento de insumos y asistencia técnica para pro-
bajo como vía de dignificación personal, integración yectos socio productivos del Programa Manos a la
social y distribución de la riqueza, que tendría en sí Obra, microcréditos, monotributo social, marca co-

penarauenta
mismo el sentido y valor de una política social. lectiva) y un vínculo de incidencia directa en la co-
munidad, merced a la orientación de los proyectos a
tener
c
obras de saneamiento e infraestructura comunitaria
y urbana, construcción de viviendas y mejoramiento
de espacios verdes.
En la línea de renovación de las respuestas de la po-
“Argentina Trabaja”, en el sitio del Ministerio
lítica social frente a las limitaciones de las asisten-
de Desarrollo Social de la Nación: http://www.
cias focalizadas, en nuestro país se establece un
desarrollosocial.gov.ar/ArgentinaTrabaja/
hito fundamental con la creación en 2009 de la Asig-
nación Universal por Hijo (AUH). La característica
“El trabajo es una actividad clave en la vida del saliente de esta política fue la institucionalización de
ser humano tanto para desarrollo de sus capaci- un horizonte de universalización de la cobertura pú-
dades personales, como para el de su familia y blica de seguridad social.
su comunidad. En el ámbito laboral, las personas La implementación de la AUH supuso el reconoci-
sociabilizan y crecen con dignidad. miento de que, tras años de crecimiento económico
Es por ello que el trabajo es el mejor organiza- sostenido debido al modelo económico implemen-
dor e integrador social y constituye la herramien- tado desde el año 2003 a la fecha, dicho crecimien-
ta más eficaz para combatir la pobreza y distri- to no logró romper la resistencia de un núcleo de
buir la riqueza. desempleo, y sobre todo de un fenómeno extendido
Porque la generación de empleo digno y genui- de informalidad laboral (muchos trabajadores rein-
no es la mejor política social, este Ministerio pro- corporados a una actividad no acceden sin embargo
mueve el desarrollo de la producción sustentable o sólo lo hacen parcialmente al mercado de trabajo
en las distintas etapas de la cadena productiva, formal). Ello hacía que de hecho la ayuda social no
el trabajo en red, la creación y el fortalecimiento llegara a muchos niños, en caso de que sus padres
de las empresas sociales, mutuales y cooperati- no accedieran a planes sociales ni al régimen contri-
vas en el marco de la Economía Social (solidaria, butivo de asignaciones familiares.
democrática y distributiva)". La AUH buscó así universalizar un ingreso social que
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

103
permitiera alcanzar a todas las familias, ya sin una res); genera efectos positivos en términos de género
exigencia de contraprestación laboral, aunque sí un (el dinero se entrega a las mujeres); funciona como
requisito de escolaridad y control de salud de los ni- un poderoso dinamizador de las economías locales,
ños (requisitoria ésta que arriesgaba resentir la uni- ya que casi todo el dinero se vuelca al consumo de
versalidad del alcance de la medida, pero en la prác- alimentos; y, al no exigir grandes esfuerzos adminis-
tica sería difícilmente controlable), que tuvo un gran trativos, puede implementarse -se ha demostrado-
impacto en la efectiva escolarización y control sa- con una rapidez asombrosa” (Natanson, 2010).
nitario de muchos niños. La AUH excluía a priori a Esta política se extendió con inédita velocidad y al-
quienes ya percibieran otros planes sociales; aun- cance, con cifras a comienzos del año siguiente de
que dicha restricción era incontrolable y se dio una su implementación de 3,7 millones de niños y 1,9
superposición con otras ayudas. De hecho, el alcan- millones de familias beneficiarios. En la primera in-
ce de la AUH se extendió y tendió al fin a absorber y vestigación importante y seria (a cargo de investiga-
reemplazar los planes sociales preexistentes. dores del CENDA, PROFOPE y CEIL-CONICET) so-
Esta política logró apuntar directamente contra los bre los efectos de la AUH (Agis, Cañete y Panigo,
problemas de la pobreza y de la indigencia: entre los 2010)52, presentada en mayo de 2010, se comprobó
que cumplían los requisitos para acceder a la AUH, que “todos los indicadores de bienestar social exa-
el 54,2% de los hogares y el 63,1% de los niños es- minados experimentan una notable mejoría, espe-
taban por debajo de la línea de pobreza (Fernández cialmente en las regiones más carenciadas del país
et al., 2010: 12). El aporte que esta ayuda significaba (el norte argentino)”. En efecto, tras la implementa-
para el presupuesto de los hogares no es nada des- ción de la AUH, salieron de la pobreza casi dos mi-
deñable. “El ingreso percibido a través de la AUH re- llones de personas, y un millón y medio superaron la
presenta, en promedio, un 24% del ingreso total de indigencia; el margen entre los que más y menos ga-
los hogares que lo perciben, mientras que tiene una nan se redujo más del 30%; “los indicadores de indi-
importancia aún mayor entre los hogares pertene- gencia se reducen entre un 55 y un 70%, retornando
cientes al decil más pobre, para quienes representa así a los mejores niveles de la historia argentina (los
en promedio el 42% del ingreso total percibido. Fi- de 1974)”. Por otro lado, la tasa de escolaridad subió
nalmente, para algo más del 2% de los hogares per- un 25% según fuentes del Ministerio de Educación,
ceptores de la AUH ésta representa el único ingreso” y aumentaron más de 50% los controles de salud y

penarauenta
(Fernández et al., 2010: 13). Asimismo, la asignación vacunación en el sistema.

tener
del ingreso se hacía a las madres, por transferencia

c
directa, lo que reforzó el rol (y acaso la responsabi-
lización, que de hecho siempre les cupo en buena
medida) de las mujeres, y evitó la mediación discre-
cional de punteros políticos o del llamado “cliente- Estimaciones de la consultora Equis, tomadas del
lismo” político. blog “Ramble tamble”, en entrada del 4/12/2010.
“Las ventajas de la medida son conocidas: contribu- http://rambletamble.blogspot.com.ar/2010/04/
ye a reducir la pobreza, la indigencia y la desigual- pobreza-e-indigencia-evolucion-reciente.html
dad; neutraliza las mediaciones clientelares de pun- La comparación estadística entre los años 2009
teros y dirigentes; ayuda a fortalecer la mesa del y 2010, es decir del momento de creación de la
hogar y superar la fragmentación familiar (cosa que AUH a la medición inmediatamente posterior del
por ejemplo no sucede con los comedores escola- año siguiente, muestra un claro descenso de los
52 • Las cifras y conclusiones de esta investigación permitieron refutar las otras difundidas también en ese entonces por Claudio Lozano y Tomás Raffo (2010),
en un trabajo titulado “Bicentenario sin hambre”, en que cuestionaban la universalidad de la AUH, por dejar presuntamente fuera de su alcance a 2,8 millones
de niños. La investigación de Agis, Cañete y Panigo, tras observar las fuentes de cálculos de precios y ciertas incorrecciones de las estimaciones censales del
trabajo de Lozano-Raffo, concluye que sólo “quedarían sin cubrir unos 800 mil menores de bajos ingresos, algo que probablemente se solucione cuando se
permita la inclusión de los monotributistas de categorías inferiores” (Amico, 2010).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

104
índices de pobreza e indigencia. Kirchner. Tras el salto que registraron los indicado-
Si en diciembre de 2009 la pobreza trepaba res sociales con la crisis de 2001 (con un 38% de la
a 30,1% hoy se sitúa en 22,2%, en tanto la población sumida en la pobreza a fines de ese año,
indigencia baja de 10,5% a 5,7% en el primer y un pico de casi 54% de pobreza y 27,7% de indi-
trimestre de 2010. gencia a comienzos de 2003), se dio una reversión
En magnitud económica, el gasto previsto por la AUH de la tendencia hasta llegar a la última medición del
supera a todos los programas de transferencias con- informe del INDEC (2012) en base a datos de la EPH
dicionadas de ingreso en América Latina (contando correspondientes al segundo semestre de 2011, que
antecedentes importantes como el plan Bolsa Familia registra un descenso de la pobreza al 6,5% y de la
de Brasil), con una estimación de impacto en el cre- indigencia al 1,7% de la población53. “Esto no quiere
cimiento del PBI del 2% y una reactivación del con- decir que cambió radicalmente la sociedad, pero sí
sumo y la producción verificada en varios rubros. “La es evidente que la desocupación, por ejemplo, deja
Asignación Universal por Hijo es lo contrario a la con- de aumentar. La pobreza también deja de aumen-
cepción del derrame de los noventa. En aquel caso tar. Cambia la tendencia y en ese sentido, podemos
se proponía que las ventajas del crecimiento econó- considerar al gobierno de Néstor Kirchner como una
mico generado por una cúpula cayeran sobre el res- bisagra” (Torrado, 2010).
to de la sociedad. Ahora, el dinero aparece por abajo La persistencia de un “núcleo duro” de pobreza, de
-con todos los reparos que tenemos por esa expre- todos modos, deja abierta la cuestión acerca de la ne-
sión- y derrama hacia arriba: aumentó la demanda cesidad de los planes focalizados para aquellas fami-
para la industria alimenticia, textil, de juguetes, para lias que sufren aún esa condición. La garantía de una
el comercio y otras actividades”, describió uno de los renta mínima de protección social, como es el caso
autores de la antecitada investigación, Demián Pani- de la AUH, constituye una respuesta parcial, frente a
go, del CONICET (citado en Cufré, 2010). la fragmentación del mercado de trabajo; sólo puede
Las investigaciones muestran que con la AUH la po- compensar los déficits de una integración social más
breza disminuyó de modo considerable, pero que plena a través del crecimiento del empleo. De esto
al mismo tiempo no es suficiente para erradicar di- se deriva pues “la necesidad de que, para erradicar
cho problema, ni el de la persistencia de brechas de definitivamente la pobreza en Argentina, este tipo de
desigualdad social (medidos tradicionalmente con el planes asistenciales debe ser complementados con
índice de Gini). “La implementación de políticas de políticas masivas de empleo tales como las que se
transferencias de amplio alcance como la AUH sur- comienzan a vislumbrar en programas como ‘Argen-
ge del reconocimiento de que, si bien el desempeño tina Trabaja’” (Agis, Cañete y Panigo, 2010: 1).
favorable que ha presentado la economía argentina El verdadero valor de universalidad de las políticas
durante la posconvertibilidad contribuyó a lograr una públicas no depende de una cifra de alcance más
importante reducción de la pobreza, la creación de o menos pleno de la cobertura de los programas de
empleo, la mejora relativa de los salarios y las políti- asistencia; consiste más bien en la garantía a priori
cas de ingreso resultaron insuficientes para eliminar- de una seguridad social igualitaria para toda la po-
la” (Fernández et al., 2010: 21). blación como reconocimiento de un derecho ciu-
En términos generales, las cifras son elocuentes al dadano. En caso contrario, si persisten como res-
mostrar un cambio de tendencia en la última déca- puestas signadas por la emergencia y la focalización
da, proceso inaugurado con la presidencia de Néstor sobre situaciones límite, “las políticas asistenciales,

53 • “Los porcentajes presentados para el total de 31 aglomerados urbanos indican que, durante el segundo semestre de 2011, se encuentran por debajo de la
línea de pobreza 382.000 hogares (4,8%), los que incluyen 1.640.000 personas (6,5%). En ese conjunto, 141.000 hogares (1,8%) se encuentran, a su vez, bajo
la línea de la indigencia, lo que supone 427.000 personas indigentes (1,7%). Respecto de la medición del segundo semestre de 2010, se puede observar la
continuidad de la tendencia decreciente en los porcentajes de hogares y personas por debajo de la línea de pobreza e indigencia. En este sentido, hay 145.000
hogares menos debajo de la línea de pobreza, lo que implica 835.000 personas menos. Del mismo modo, bajo la línea de indigencia se registran 27.000 hogares
menos (una disminución de 192.000 personas)” (INDEC, 2012b).
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

105
que actúan luego de verificada la carencia y que, concepción y qué relación adoptan estas últimas
por lo tanto, requieren que las personas se coloquen con el trabajo?
en una situación de no-vida para tener derecho a la
atención, son por definición políticas que alientan la 3. ¿Cuáles son los sentidos ambivalentes de la
no-vida e incapaces de generar condiciones para un noción de “capital social”? ¿Qué incidencia tuvo
desarrollo pleno de la condición humana” (Lo Vuolo sobre el diseño de políticas sociales?
y Rodríguez Enríquez, 1998: 37).
En fin, queda planteada una de las disyuntivas cen- 4. ¿Las políticas sociales focalizadas pueden
trales para el diseño de las políticas públicas y la constituir una respuesta integral frente a la
orientación de la intervención social, comúnmente cuestión social? ¿Cuáles serían sus limitaciones?
resumida en un binomio: la alternativa entre la foca-
lización o la universalización. 5. ¿Qué utilidad o qué ventajas pueden poseer
Acaso se trate en parte de una falsa disyuntiva, en las políticas de asistencia social focalizada?
¿Cuáles son los aspectos superadores de
la medida que no deban descartarse a priori la per-
una política social universal? ¿Qué relaciones
tinencia o eficacia de ambos tipos de enfoque e in-
de tensión o de complementariedad pueden
tervención. Pero sí debemos analizar críticamente
concebirse entre ambas?
los sentidos implícitos escondidos tras la prioriza-
ción dada a uno u otro paradigma en el diseño de
6. ¿En qué sentido las políticas sociales recientes
las políticas sociales. No está en juego en ello sólo
muestran una nueva orientación respecto de
una cuestión de eficacia, sino de la concepción po-
aquellas implementadas durante los años
lítica implícita que sostenga cada orientación: sea
noventa?
la identificación (y posible naturalización) de recor-
tes de población marginal como objetos pasivos de
asistencia o sea, en cambio, el reconocimiento y ga-
rantía de un alcance universal de las protecciones
sociales como condición de la ciudadanía. Así volve-
mos al corazón de la cuestión social: las formas en
que los distintos diseños y técnicas de la política e
intervención estatal se orientan en pos del horizonte
político de una mayor igualdad.

m omento
de reflexión
1. ¿Qué sentidos políticos e ideológicos están
implícitamente en disputa en la definición y
diseño de las políticas sociales?

2. ¿Qué concepciones implícitas de la pobreza


hay en el diseño de las políticas sociales? ¿Qué
Versión preliminar, Para uso interno Problemáticas de la educación contemporánea

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