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Carolina Musa

Información legal

Musa, Carolina
Mariposas mutantes en Fukushima / Carolina Musa. - 1a ed
ampliada. - Rosario : Brumana, 2021.
Libro digital, EPUB - (Brumana Libre ; 1)
MARIPOSAS MUTANTES EN FUKUSHIMA
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-47561-6-9

1. Poesía Argentina. I. Título.


CDD A861
I. Al regreso de su viaje
MARIPOSAS MUTANTES EN anual cruzando océanos
FUKUSHIMA campos, montañas, puentes
las mariposas que solían
pasearse en Fukushima
“sufren alteraciones en las patas
las antenas y las alas”
“malformaciones severas”
“mutaciones genéticas
causadas por la ingesta
de material radiactivo”
dice la noticia, específicamente,
que tienen “las alas mucho más pequeñas
y los ojos desarrollados en forma irregular”
y sigue: “El vínculo entre las mutaciones
y el material radioactivo
ha sido demostrado”, por eso
y porque la noticia me desvela
y llueve, anoto:

MARIPOSAS CICLÓPEAS ALTERADAS


DOMINARÁN EL MUNDO

(Después de este título, marcar la opción correcta


con una cruz. Precaución: utilizar lápiz, porque estas
condenadas opciones varían con el estado del áni-
mo, el estado del agua y la edad)
OPCIÓN 1 de calor o de frío
GÉNERO: DRAMA en un planeta enfermo
bajo una dictadura radiactiva?

Los ingenieros astronáuticos del mundo


después de pensarlo mucho, finalmente,
deciden huir hacia la luna
para protegerse de las mariposas mutantes.
Gastan fortunas en la construcción
de una estación espacial
(llevan los materiales con cohetes
en vuelos charters)
En un despliegue inusitado
de logística y cautela
disponen la fatídica mudanza
y se acomodan tranquilos
mirando hacia la tierra.
Si están muy aburridos
salen a pasear entre los cráteres
(no sé porqué estoy tan segura: con paraguas)
Y aunque extrañan un poco
al resto del mundo no ingenieril
no reniegan nunca de su suerte
y piensan −horas enteras, mientras
ajustan los tubos de oxígeno para perros
sobre sus perros− ¿cómo
se las habrán arreglado
esos patéticos
amontonados, inundados
embasurados, muertos
OPCIÓN 2 y dicen que existe una remota posibilidad
GÉNERO: ROMÁNTICO de que aprendan a volar
en una millonésima equis cantidad de años.

El rey mariposón mutante


se enamora perdidamente
de una niña escondida
dentro de un placard
y como ella también
lo ama y el amor ay ay no tiene edad
de paso hacen las paces
interraciales con un besito
sin mediar rebelión
ni héroe fornido ni venganza
y ya que el suelo está del todo devastado
se dedican a cultivar jardines hidropónicos
en el Himalaya, y los hijos
y los hijos de los hijos
mariposumanos son unos humanoides
con alas pequeñas en la espalda
y la boca convertida en una especie
de corneta de cotillón o si querés
de clarinete minúsculo elástico enroscable
con el que chupan el néctar de las flores.
Como ya no es necesario
cazar ni pescar
parece que las manos
de los mariposumanos
se irán achicando
de generación en generación
OPCIÓN 3 OPCIÓN 4
GÉNERO: CIENCIA FICCIÓN GÉNERO: COMEDIA

En uno o dos pueblos chatos El Consejo Supremo de mariposas


del interior santafesino establece las siete leyes
los humanos sobrevivientes del reino mutante en un santiamén
convertidos en zombis primero: fiesta
ñoños inflados como globos segundo: fiesta
aparentemente por la conjunción tercero: fiesta
de radiación y pesticidas cuarto: fiesta
desarrollan un desopilante quinto: fiesta
mortífero poder giroscópico sexto: fiesta
y aunque están en condiciones (o casi) séptimo: fiesta
de organizar la resistencia (o casi) son anfitrionas increíbles las mariposas
contra la dominación mariposil espléndidamente superoganizadas
les importa un pito tal cosa para la fiesta fiesta fiesta
y después de aniquilar bebidas tragos piñatas globos
a la colonia local de mariposas hasta en la más recóndita
sólo por diversión aldea zulú
viven felices desparramados reparten bolas espejadas
bajo la sombra de un jacarandá. y bocaditos de colores
por el aire y por el suelo
bailan conjuntos empecinados
y la nube de polvo
que parece rodear la tierra
cuando mirás desde
la luna o el espacio exterior
no es lo que parece
no es polvo del suelo
que levantan los pies al danzar
II.
sino una sustancia volátil SIN LUZ NO HAY VISIÓN
incolora de cerca
inodora de lejos
que producen las alas
al batirse una y otra vez, la llaman
alquimia de mariposa
y es un elemento indispensable
para no se sabe bien qué.
MEADA MÍSTICA OTOÑO

Una cucaracha se retuerce en el piso del baño. Hoja que cae de árbol.
La veo padecer desde mi trono, la alcanzo Hoja caída de árbol que piso aplasto
con un solo movimiento de mi pie. mierda de perro en la vereda
Pero no la piso, fumo, no consigo me ensucio me limpio
tomar la decisión de acortar el calvario. las suelas de las zapatillas, rumio
(Qué es morir pienso qué diferencia hay mis talones el agujero la desidia
entre una leche espesa y una espesura lechosa me limpio me limpio un operario
pegoteada en la suela) idéntico en una fila de operarios
A veces la omnipotencia puede ser vergonzosa con casco y mameluco anaranjado sobre un
o la impotencia, qué más da. camión de basura
Al fin se queda quieta: grita un piropo irreproducible
muerta de muerte natural y yo que incluye las palabras
inocente, apenas descanso del tormento psíquico muevo
cuando la mentirosa da media vuelta sorete
y corre hasta el resumidero de un tirón. mami
la fila anaranjada se ríe tan rápido se calla luz
verde en el semáforo luz
amarilla al dorso de la secuencia
risa piropo camión fila mierda hoja como implosión
de otoño.
CELESTE
SAN LORENZO AL 3200

Esas palomas van


Junto los elementos del poema, evoco del tanque de agua al cable
pero no soy yo, ellos se juntan solos del cable al suelo
se disponen uno primero otro después del suelo al alero
a lo largo de una cuadra que puede no ser tanque cable suelo alero
san lorenzo al tres mil doscientos, pero es: rutina implacable que
primero el olor a meada veo ya no espero
segundo el chorro de agua más la revolución palomosa.
brotando de un edificio en construcción
tercero la travesti amanecida en un umbral
tacos aguja negros Suelo:
sombrero negro tejano calza negra y tachas Pelean por miguitas, las muy mierdas.
sermoneando a la jovencísima puta Picotean el agua de los charcos.
escabiadas las dos, de anoche Alero:
cuarto el olor a hospital que es
igual al primero y probablemente La taza rueda de mi mano
compositivamente hablando sean la misma cosa ensucia el piso con manzanilla y trozos de cerámica:
que entra por la nariz dos palomas
cuarto la línea de fonavis nuevos torcazas grises entre tanque y alero
pero ya mutantes arruinados descansan en mi balcón.
donde un tipo en cueros lava su auto
quinto la reja detrás los yuyos o también
los yuyos enrejados antes de Van y vienen con palitos
sexto la postal del edificio los amontonan
flamante neobarroco histórico patrimonial en ruinas. en la maceta sin planta pronto
el nido, dos huevos.
Incuban por turnos:
la paloma de noche, el palomo de día
o viceversa, no sé cuál es cuál.
CUARENTA Y DOS

Cielo espléndido de primavera.


En el despliegue de puntos de fuga no
distingo a mis palomas, sólo líneas. El escarabajo es estúpido −le digo.
Y el escarabajo intenta por undécima vez
trepar el zócalo.
A veces pienso que estoy en este mundo con una única finalidad: Vuelve a fallar.
mirar palomas. Agita sus tres pares de patas tendido panza arriba.

Los pichones rompen el huevo Nos reímos.


el mismo día, son idénticos. Obstinado −le digo.
Y apuro el salvataje con mi lápiz.
A veces pienso que estoy en este mundo con una única finalidad:
mirar palomas. El espectáculo es triste, el deseo
de morirse así.
Los pichones caminan entre las dos macetas
aletean hasta la baranda del balcón.
Vuelan. Ya no vuelven.
Tanque:

Me apresuro a deshacer el nido.


Saludo.
Desinfecto.

Cable.
Suelo.
Alero.
montada en un andamio de enanos alados que so-
REFRACCIÓN ñaste
Subís al siguiente, conseguís
sentarte sin que el viejo zorro te apoye la verga
contra el pantalón, está un poco vencido
Eso que ronda, una qué cosa −el asiento, igual abrís el libro
en el bullicio de la calle Ovidio Lagos Los sinsabores del verdadero
a las siete de la mañana eureka un policía
no uno sino dos pájaros muertos se acomoda rígido impasible al lado tuyo
anticipan el pronóstico del día Te vas en la coincidencia, no tenés
Los augurios son así papel para anotar, borroneás
se van cumpliendo a medida que el dorso del boleto, te bajás mal, Arijón y Finisterre
pisás mierda en la vereda, musaraña, donde supo vivir el pintor Musto lo confirma
medías palabras para metamorfosear la placa de bronce, los horarios, la escuela está
eso que ves y oís cerrada
En el tiempo que pasás lamentándote Esperás con una señora que tiene cuatro hijos
por tu actitud hedonista la más grande médica, el segundo gasista
limpiándote la suela en un cantero el tercero viajante y la última
perdés el 142 negro desde chiquita quiso pintar dibujar etcétera
pero de un modo −absurdo Te fulminan unas súbitas ganas de fumar
no te respondieron los músculos del brazo hundís la mano en la cartera: un foso
ni los de la lengua, a veces azul, los dedos, las llaves, el teléfono
ya te pasó, algo como una lisiadura cerebral Le dejás a Musto la birome reventada
esta incapacidad de impartir órdenes tipo ofrenda en la puerta y atás cabos, es obvio
al resto del cuerpo: el juicio el presagio en tres palabras que grita un vecino
atrás, adelante el canillita de la vereda de enfrente:
canoso sobreviviente mueve los pies Hay paro municipal
lleva los diarios La perplejidad no te gana, te reís
a los autos parados en el semáforo El 142 es un chárter directo al cementerio
Lo hubieras dejado ahí toda la tercera edad apoltronada
Pero hacés caso omiso en los asientos, el chofer
un cerdo insensible está apurado, frena
acelera frena, ya sabés de qué hablo GEOMETRÍA DE BALCÓN
te sostenés como podés
ni te sorprende que desvíe por San Juan
la triple C tiene cortada San Lorenzo, la peatonal
sin inspectores un aspecto de mercado Una ventana redonda
norteño que saudade aquí ahora tima la simetría rectangular
No saludás al portero del horizonte. Justo sobre el círculo
No echás el polvo matutino cae un rayo de sol: una línea
Te dormís amarilla diagonal ilumina el cable
Te despertás al mediodía con el ringtone del celular que sale de ahí mismo
Salís corriendo a la parada y sube por la pared hasta las alturas
Tu hijo baja de un 122 dice que le fue bien del tanque de agua, tres pisos
que un chino inventó una capa de invisibilidad suficientes para embaucar
Es una malla de ínfimas estructuras trapezoides lo que no se ve: un señor
que permiten la refracción perfecta de la luz podría estar rascándose la panza
Su argumento es irrefutable: sentado en el inodoro
Sin luz no hay visión. mirando su televisor de baño
tranquilo, con la connivencia del
astro rey.
Lo demás es lo de siempre: palomas
a esta hora ensimismadas en
a) cada una de las tres claraboyas
que asoman del techo de tejas
de la casona antigua
con el pecho inflado,
las alas quietas siguiendo un patrón absurdo
unas miran para allá
otras para acá, a 45 a 30 grados
b) dos tres once doce trece
quince palomas en el suelo del entrepiso
exploran los cerámicos cruzando
los confines del ficus
III.
No parecen temer a lo desconocido, a nada RUTA 33
pero su estrategia es errática:
se chocan en el vértice de la baranda
andan por el suelo
en círculos, a escasos centímetros una de otra
(Calcular: cuánto tiempo
cuántas generaciones podría tomarles
ir cerámico por cerámico? Medir)
Ahí tenés, por la tangente
el afán clasificatorio
al servicio de la contingencia
en la hora palomosa diurna
no hay vuelos que alimenten líneas
imaginarias ni puntos
de fuga en el cielo
sólo dos categorías a) b) la abstracción
para dos comportamientos
perfectamente extrapolables
a las fracciones que vuelven de material nocturno
(¿Qué pasó anoche? Procesar)
a) El vigía absurdo
b) El explorador errático
a) El vigía absurdo
con interjecciones de asombro, luego risa.
El caballo Opina que no dejó un solo cabo sin voltear.
a la sombra de un árbol Él guardó las fotos de la última reunión
con un haz de luz entre los ojos en su dispositivo portátil.
como un unicornio. Están Varela, Forte y Morettini.
Los nombra así, por sus apellidos.
Varela está en la Tercera.
Ruiz en la caballería del Parque Independencia.
Portillo en la Cuarta.
Lo que veo es exceso: A Cáceres lo volaron, está
llanura, cementerios, GÍRGOLAS (un cartel) de seguridad privada en el Vilela.
y asoma una operación lingüística trivial de
sustitución: gárgolas, unicornios
para el catálogo mítico de la pampa.

Llueve a cántaros.
El agua
hace surcos paralelos
Ridícula la fila de camiones y ridículo el pasto en la ventanilla empañada
idéntico delicado tranquilamente inducido del colectivo.
al orden. Aún así Un tipo
unos pájaros blancos comen cereal. con el cigarrillo en la boca, apagado,
desliza sus cinco dedos
sobre el insólito campo.

La paradoja ocurre vidrios adentro. Detrás mío


se reencuentran dos compañeros de escuela.
Ella embarazada y él sólo. Perro blanco
Al rato, el solitario se asume homosexual. corre sobre las líneas blancas de la ruta
Es activo y pasivo, según. esquiva el tráfico en ambas direcciones
Ella festeja el despliegue de anécdotas sexuales probablemente muera.
MAIORANO P. VENDE SIETE HECTÁREAS. sobre la ruta mojada
corren cuatro perros ladran emboscan
a los camiones monstruos ahora que lo pienso
es increíble haber visto esta escena de perros paranoicos
con ésta ya tres veces.
Exceso exceso incierto tan soso Anochece el pueblo.
el atardecer es un disco de vinilo Un encapuchado
pintado con aerosol. se protege del rocío.
La farmacéutica
arrastra los pies bajo el mostrador
hacha palabras en el tedio
el tedio cruza el haz de luz
Postes viejos, cables por el suelo, en el lomo de un perro rengo
líneas de árboles vigilan y alimenta esta disposición
cuadrados verdes y amarillos sobre la tierra mía lamentable hacia la indiferencia. Al salir,
apelmazan los ojos las vacas los clientes me saludan con un gesto invariable
recortadas puestas ahí. de sorna y compasión, de pobre chica.

La ciudad Caserío empecinado sobre tonos de verde


flota en la llanura con anticipación de luz, energía, mil distintos no
mancha energética difusa aún así evidente tres a lo sumo seis
separa el suelo del cielo. indicios torpes para la pobre chica
que fuma camina en pose pose pose
mariposa muerta
cucaracha muerta
simetría marrón muerta absurda
Espero en la garita. colonización material, mental,
El farol del poste de luz 80 MÁXIMA 40 MÁXIMA PRECAUCIÓN.
se refleja en la sombra de mi mano Ciento setenta y tres lucecitas.
Latosa la lista Puñados de árboles sobre la explanada de soja.
muta hasta el hartazgo SOBERANÍA ALIMENTARIA −me fundo−
y no es la suma lo que me atrapa GLIFOSATO y no ocurre nada
no el colectivo el todo ni tampoco aquello de cómo, cuándo
las luces de los postes encendidas cada una con su destello en cruz esta abulia este desinterés
la mancha azulina que se desplaza DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO, nada,
más o menos horizontal a través de la hoja LOS POLÍTICOS NO SIRBEN leo en una pared y anclo ahí,
la poesía capturada confinada en carteles en la b larga, en la forma.
las bicicletas de los obreros de la fábrica cuelgan
como uvas de una parra los reflejos
adentro-afuera siempre en el vidrio la sombra oblicua
las plataformas espaciales brillan también los tubos
las escaleras para subir a los tubos Lechuza de cemento pintada sobre
las medianeras enanas entre vecinos pórtico de cemento pintado y ladrillo visto.
los vecinos enanos ignorándose de lado a lado de las medianeras
los árboles en fila, su torpeza
el encuadre por la ventanilla partido en cielo y suelo
lo otro insondable negro más allá de las líneas blancas de la ruta
de este lado camiones cruzan El hombre
la lonja de cemento como estelas luminosas, zumban. estaciona la camioneta
en el descampado de Sanford, al sol,
acomoda las pelotas en la estructura
de fierro portapelotas una a una,
las observa.
Un caballo blanco
pasta en la noche
justo frente al arco
de la cancha de fútbol,
bajo el spot. Naranja. Amarillo. Celeste. En degradé.
Telón de fondo para colectiveros o cartón
pintado el espectáculo sin precio, sin autor.
Sentadas en un banco de la plaza Ella dice: –Cualquiera, no me contestás.
dos mujeres ven pasar Él y yo miramos al caballo
la civilización zumbona encamionada. parado sobre otro pasto manso verde,
Descansan el oído del ruido a pájaro. el caballo mueve el cuello y la cabeza
con violencia hacia arriba y abajo.

Soplo el vidrio.
Las luces de la ciudad no son Pienso en su interlocutor imaginario
velitas de cumpleaños clavadas en la llanura. inmediatamente en eso otro
sobre la imagen sin mediación de la abstracción.

Adentro tose un tipo y responde monosílabos


a las preguntas zonzas de la mujer. No, Uno coma cero uno a la doce
dice y vuelve a decir: no. cero coma cuarenta y uno a la menos catorce (dos
Ella afina también el carraspeo. estudiantes de veterinaria discuten el resultado de un parcial)

Camiones con soja. Suena el celular de la mujer.


Camiones con autos. El tipo pregunta quién llama y por la inquina en su voz
Camones con vacas. festejo una victoria feminista. Ella no contesta.
Camiones con nafta El gesto que no veo no amerita palabras. Tosen
y concierto tísico. de a uno por vez, nunca de ninguna manera juntos.
Un rayo
atasca la catarata mental
el resplandor enajena un fotograma
Sobre la autora
ilumina la llanura con luz blanca y bailan
los arbolitos cojos
los camiones cojos y en fin
todo el reguero de artefactos cojeantes pío pío
el colectivo dobla la rotonda, cae otro rayo,
los pájaros en la cabeza apuran Carolina Musa
sus pequeñas lenguas y pasa un tren
por la vía que creí desierta
Editora, escritora y artesana nacida en Rosa-
los vagones oxidados la locomotora
rio en 1975. Es Licenciada en Comunicación Social
6598 el tren andando por acá
(UNR), desde 2014 dirige la editorial Libros Silvestres
es como haberse mudado de película.
y coordina talleres de escritura y pop up en diversos
espacios culturales de Rosario. Es directora de la
Colección Alfa (poesía de autores emergentes) de la
Editorial Biblioteca Vigil desde 2018. Publicó los libros
de poesía Acústico (2011), Mariposas mutantes en
Fukushima (2015), La curva de Ebbinghaus (2016) y
La soberana idiotez (2020); el libro de cuentos En el
cuerpo quién sabe (2014); el proyecto interactivo Ab-
ductor (2017) y los infantiles Cabeza de flor (2015), El
amarillo (2020) y Pescados (2020).
Participó en diversas antologías de prosa y poe-
sía, entre otras: 53/70 poesía argentina del siglo XXI
(2015), Antología Federal de Poesía Región Centro
(2018); y ha colaborado con textos y poemas en dia-
rios y revistas de Rosario y Buenos Aires. En 2020
formó parte del equipo curatorial del 28 Festival Inter-
nacional de poesía de Rosario.
Índice
Información legal
I.
MARIPOSAS MUTANTES EN FUKUSHIMA
II.
SIN LUZ NO HAY VISIÓN
III.
RUTA 33
Sobre la autora

Mariposas mutantes en Fukushima fue pu-


blicado por Brumana Editora en enero de 2021
(Rosario, Argentina), en el marco de la iniciativa
Brumana Libre.

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