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ALTERIDADES, 1993

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La etnografía como reflexión en torno


a la nación: tres experiencias

ANDRÉS MEDINA*

Existe una evidente diferencia en la investigación las comunidades indias, o sea entre una isla y la otra,
antropológica que se hace en los países del Norte y se establecen a través del centro; o aquella otra situa-
aquella otra que hacemos en el Sur. Sin embargo, esta ción sociolingüística en la que cada comunidad tiene
elegante distinción geográfica impide reconocer el ca- su variante dialectal y es por medio de la lengua he-
rácter de la diferencia si no recurrimos a conceptos gemónica que se establece la comunicación.
con un referente histórico y político, es decir, si no Hay un hecho cierto, señalado por diferentes au-
articulamos esta noción especial al proceso colonial, tores, el del contraste y tensión entre dos orientacio-
raíz del subdesarrollo y la dependencia. La cuestión nes, una que mira hacia los países centrales y otra que
planteada así padece un notable anacronismo ante la se vuelca hacia la situación nacional; tensión que en
cascada de términos y conceptos de que nos ha pro- México vivimos punzantemente ante los criterios
visto la posmodernidad, sin embargo no encuentro marcados por una política de la ciencia que busca
otra manera de caracterizar la armazón nacional en prepararse para las condiciones que habrá de susci-
la que se instala el quehacer científico y, como parte tar la firma del Tratado de Libre Comercio con Canadá
del mismo, el antropológico. y los Estados Unidos.
Tal vez el modelo centro-periferia sea más adecuado La diferencia entre estas dos orientaciones es más
para establecer tanto la ubicación de las antropolo- profunda que lo que la analogía geográfica supone, es
gías nacionales, como aquellas otras que juegan un decir, una mirando hacia el Norte y otra hacia el Sur,
papel hegemónico, las de los países centrales, los que pues está en juego no sólo el alcance y la magnitud de
en términos más específicos se reducen a tres: Estados los problemas planteados, o incluso las diferencias
Unidos, Inglaterra y Francia. Una situación a la que teóricas, sino fundamentalmente las condiciones
dos antropólogos suecos, pensando en este contras- mismas para producir conocimiento, la mayor o menor
te, han comparado con otra noción geográfica, la de la determinación de las condiciones nacionales frente a
tierra firme y las “islas” (Gerholm, T. y U. Hannerz, las que impone la globalización, el cosmopolitismo y la
1982). En el ensayo introductorio a un número de la transnacionalización de la cultura.
revista Ethnos dedicado a las antropologías nacionales, En este trabajo trato de examinar la obra de tres
analizan diferentes características en el tipo de las re- antropólogos latinoamericanos que se destacan por
laciones entre centro y periferia, algunas de las cuales la calidad de su obra en el marco de los procesos na-
se parecen por cierto al modelo definido hace muchos cionales; los tres inciden, de diferente manera, en el
años por don Gonzalo Aguirre Beltrán para las regiones quehacer antropológico de sus respectivos países y en
de refugio (1967), tales como el que las relaciones entre la cultura nacional. Sin embargo, juzgados con pa-
rámetros cosmopolitas, su presencia pasa inadver-
tida, es más, sus nombres no figuran todavía en los
* Instituto de Investigaciones Antropológicas,Universidad textos de historia de la antropología que usamos en
Nacional Autónoma de México. nuestros cursos introductorios, pero los tres están
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poderosamente articulados a una tradición de pensa- lo que serían las fronteras inestables entre la autono-
miento latinoamericanista a la que contribuyen con mía y la regulación estatal. Todo esto se nos presenta
originalidad. Así pues, en este trabajo el Sur comien- con estridente fuerza en aquellas situaciones donde
za en el río Bravo. la antropología se vincula con la construcción de la
cultura nacional promovida desde las instituciones
***** estatales.
Otra situación que afecta al desarrollo de la antro-
Si atendemos a la propuesta que hace, entre otros pología en nuestro Sur es la que nace de la diversidad
teóricos de la metaciencia, Esteban Krotz (1987) para étnica y lingüística de los antiguos pueblos america-
analizar los procesos de producción del conocimiento nos; base sobre la que se erigirían, primero los siste-
científico como parte de la producción cultural, en- mas coloniales impuestos por las potencias europeas,
tonces podremos reconocer la rica y compleja trama en los que la diversidad y el contraste étnicos juegan
de las condiciones sociales, económicas, políticas y un papel fundamental en su mantenimiento y re-
otras que inciden en eso que a veces se nos presenta producción; y, luego, las modernas naciones que len-
como asépticamente “científico” y se opone a las mun- tamente habrían de constituir sus identidades frente
danidades de la política y las luchas sociales, luego a esta diversidad étnica. Digo lentamente porque la
entonces tenemos que remitirnos a cuestiones, así patológica obsesión liberal, que buscaba a toda costa
sean generales, que tienen que ver con el marco del negar esta diversidad histórica y trataba de imponer
Estado-nación, no digamos otros aspectos relaciona- una homogeneidad, así fuera con un artificial blan-
dos más directamente con el quehacer científico, como queamiento, comienza a ceder y a reconocer, así sea
son el sistema educativo y el carácter del campo in- tímida y simbólicamente, la naturaleza pluriétnica y
telectual de cada país (Gerholm y Hannerz, 1982), y multilingüe de su composición social, aunque no to-
todavía más específicamente con las características davía de su historia.
de la comunidad antropológica y sus condiciones de Un esfuerzo extraordinario de interpretación an-
reproducción, como las apuntadas por T.S. Kuhn tropológica para reconocer las pautas más generales
cuando se refiere a este concepto en términos más en la formación de las naciones americanas es el que
generales y a su correlato, el del polémico paradigma realizaría el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro, a
(1982). partir de la caracterización de lo que llama matrices
Hay un hecho, sin embargo, que es necesario des- étnico-raciales y de la configuración de protoetnias
tacar en una gran mayoría de los países del Sur, lati- que conducirían a las formaciones nacionales contem-
noamericanos en nuestro caso, y es el papel protagóni- poráneas (1977). Menciono a este autor latinoame-
co que juega el Estado en la política, en la economía y, ricano, porque en gran parte de las discusiones sobre
sobre todo en las culturas nacionales, donde se insertan la cuestión nacional gustamos de citar a los clásicos
las actividades científicas. Para tener una ligera idea del marxismo y del pensamiento europeo, a pesar de
recordemos nada más las conflictivas y ásperas rela- que, como lo señala agudamente un estudioso inglés
ciones entre el Estado y las universidades públicas, (Anderson, 1982), las naciones-estado se constituyen
donde se prepara a los futuros científicos; no digamos en América primero y después en Europa, y escasa-
en el proceso de fundar y apoyar centros de investi- mente se le discute, no obstante la riqueza de su plan-
gación con una infraestructura básica (que en nuestros teamiento y de su condición intensamente latinoame-
tiempos implica fuertes inversiones asequibles casi ricanista, pues como es un autor de la periferia, se le
exclusivamente al erario nacional), lo que frecuente- puede ignorar, a pesar, por cierto, que parece ser más
mente responde a criterios políticos más que estric- leído en los países centrales, como se advierte en las
tamente académicos, como ha sido el caso, por ejemplo lenguas a que ha sido traducida su obra. Yo lo men-
en México, con la organización de universidades en ciono porque nos provee de un marco teórico que no
entidades federativas que no poseían las condiciones sólo ayuda a caracterizar a cada uno de nuestros
académicas suficientes (en términos de recursos hu- países desde un punto de vista étnico, lo que tiene que
manos y demanda social) para sostener medianamen- ver con la materia prima de la antropología, sino tam-
te la vida de estas instituciones. Es decir, no podemos bién a reconocer las constantes que poseemos y que le
soslayar en cualquier discusión sobre el quehacer llevan a proponer grandes tipos nacionales, lo que
científico la trama fina y extremadamente compleja, o tenemos que considerar para identificar problemas
a veces brutalmente directa, que articula a la comu- comunes a nuestras antropologías y las diferentes al-
nidad científica con las tensiones irresistibles del ternativas definidas en prácticas estrictamente loca-
poder estatal, ello nos conduce a distinguir y a precisar les, nacionales. Pienso, por ejemplo, en lo que llama

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los pueblos testimonio, aquellos que conservan viva la acabadas obras sobre la cultura afrocubana, par-
rica, antigua y compleja tradición de las altas culturas ticularmente sobre la música y la danza, como Africanía
americanas, Mesoamérica y los Andes. de la música cubana (1950), Los bailes y el teatro de los
Pero es tiempo ya de presentar a los personajes de negros en el folklore de Cuba (1951) y la monumental
mis reflexiones. Los instrumentos de la música afrocubana (1952)
compuesta de cinco tomos.
***** La observación participante, las entrevistas de
diverso tipo, el registro técnico cuidadoso, se conjugan
Los tres antropólogos a los que habré de referirme creativamente con la investigación histórica, tanto de
realizan sus aportaciones más notables en los años archivo como de otras fuentes, así como con las ten-
cuarenta y cincuenta, y es posible que se hayan co- dencias teóricas de su época. Resulta sugerente el
nocido personalmente en algún momento de sus hecho de que Malinowski reconociera, en el libro de
vidas, sin embargo sus respectivas obras expresan Ortiz que prologa, una investigación orientada por la
más otro tipo de influencias, por una parte aquellas re- teoría funcionalista, algo que el propio autor no acep-
lacionadas con el ambiente político de su época, y por taba, más que nada por asumir la diversidad de sus
la otra, con autores de una línea antropológica más recursos metodológicos, no fácilmente acomodables
general. Ellos son el cubano Fernando Ortiz (1881- a una etiqueta teórica.
1969), uno de los más importantes investigadores de Para Fernando Ortiz la identidad nacional en Cuba
la tradición cultural afrocubana y de su aporte a la está construida fundamentalmente en torno a los
identidad nacional de Cuba; el mexicano Miguel Othón aportes africanos, algo que era rechazado profunda-
de Mendizábal (1890-1945), que aporta una volumi- mente por la antigua clase dominante de raíz criolla,
nosa obra histórica y antropológica que muestra la la que sólo reconocía el linaje español y veía en la tra-
trascendencia de la población y la cultura indias en dición africana un remanente del pasado esclavista
la configuración de la nación mexicana; y sobre todo, que nada tenía que ver con la cultura nacional. Sin
se preocupa de plantear los problemas más urgentes embargo, esto que era de algún modo la concepción
y las soluciones más adecuadas para transformar las dominante, se ve desplazada por la Revolución Cuba-
condiciones de pobreza, aislamiento y explotación que na, en 1959, la que define una política cultural orien-
padece la mayoría de la población india. Finalmente tada precisamente en el sentido que proponía desde
el peruano José María Arguedas (1911-1969) dedica hacía años don Fernando Ortiz; y no solamente apoya
toda su obra a difundir la riqueza y originalidad de la las investigaciones en esta dirección, sino que inclusive
cultura y de la historia de los pueblos quechuas, para se desarrolla toda una corriente cultural promovida
ello elige tanto el camino de la narrativa, donde ocupa estatalmente para elaborar los temas y los motivos de
un lugar de primera importancia, como el de la antro- la tradición afrocubana, como la danza, la música, las
pología, donde hace una valiosa y variada aportación. artesanías, entre otras expresiones. Todas ellas son
Don Fernando Ortiz tiene tres grandes momentos apoyadas para definir la nueva imagen de Cuba ante
de creación en su larga y fructífera producción an- el mundo. Naturalmente que es entonces cuando la
tropológica. El primero lo constituye el estudio de las abundante obra de don Fernando Ortiz, antes de
expresiones culturales de la población afrocubana circulación restringida a los especialistas, recibe un
desde el punto de vista de la criminología y la sociología; amplio reconocimiento y difusión, y con ello sus apor-
de esa época proceden sus libros Los negros brujos tes son conocidos e incorporados a la cultura nacional
(1906) y Los negros esclavos (1916), así como nume- de Cuba.
rosos artículos. Por su parte, Miguel Othón de Mendizábal sigue
El segundo momento está marcado por la publi- un camino que es similar a la de otros antropólogos de
cación de su más importante trabajo antropológico, su generación, como el propio Manuel Gamio, que
Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar (1940), transitan de la arqueología a la antropología social.
prologado por el célebre antropólogo polaco Bronislaw Formado en el viejo Museo Nacional investiga en el
Malinowski, en el que conjugando historia y etnografía campo de la arqueología (su primer ensayo, publi-
muestra el impacto de la industria azucarera en la so- cado en 1920, lo escribe junto con un notable arqueó-
ciedad y la cultura cubanas. De este tiempo proceden logo de esos años, Enrique Juan Palacios), en el de
también sus estudios sobre la desaparecida pobla- la etnohistoria y la lingüística (es autor, junto con
ción india de la isla, como son Las culturas indias de Wigberto Jiménez Moreno, de los primeros mapas de
Cuba (1943) y El huracán, su mitología y sus símbolos distribución de las lenguas indígenas, tanto para el
(1947). El tercer momento corresponde a sus más siglo XVI como para el presente siglo, mismos que han

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servido de base para las posteriores clasificaciones y de ésta última, de un Departamento de Antropología
reordenamientos), e incursiona también en el campo que formaría a antropólogos físicos y antropólogos
de la economía y la etnología y culmina en la an- sociales.
tropología social; preocupado por resolver los pro- La contribución más importante de Mendizábal,
blemas de la población indígena, contribuye a la or- sin embargo, es en el campo de la etnología, parti-
ganización de las más importantes instituciones an- cularmente con sus investigaciones sobre la pobla-
tropológicas e indigenistas que constituyen la arma- ción otomí del Valle del Mezquital, en el estado de
zón sobre la que se erige la moderna antropología Hidalgo. Por una parte realiza una extensa investiga-
mexicana. ción histórica, por la otra hace un cuidadoso y exhaus-
Sus aportaciones son diversas y numerosas, aunque tivo trabajo de campo junto con otros estudiantes, a
las más conocidas se sitúan en el campo de la histo- los que dirige; su preocupación mayor era definir un
ria de los pueblos indios, basadas en un intenso tra- método de investigación que le permitiera conocer, en
bajo de archivo; sin embargo, desarrolla también una pocos días, los problemas sociales y económicos de
importante actividad en el campo de la economía; sus las comunidades indias. La urgencia era por los re-
trabajos sobre el problema agrario y sobre las condi- querimientos tanto gubernamentales como de los
ciones particulares de la problemática de La Laguna, propios pobladores de la región, quienes necesitaban
en el norte del país, constituyen aportes sustanciosos resolver sus problemas más presionantes a través de
que habrían de respaldar varias medidas decisivas de la acción programada del Estado, de hecho Mendizábal
la política agraria del presidente Cárdenas, cuestión formaba parte de una comisión especial creada por
que estaba en el eje de la actuación política de su instrucciones presidenciales para diseñar un progra-
régimen. ma de desarrollo que enfrentara los agudos pro-
Comprometido con una posición política de iz- blemas de la población otomí de esa desértica región.
quierda despliega una intensa actividad para organi- Mendizábal también se dedica a estudiar minuciosa-
zar centros educativos dirigidos a obreros y campe- mente los mercados regionales, las artesanías, la
sinos; junto con don Jesús Silva Herzog funda la Uni- producción textil, en cuyos diseños y técnicas reco-
versidad Gabino Barreda, de la que sería el primer y noce la continuidad de una antigua tradición mesoa-
único rector, pues luego se transformaría en la Uni- mericana. En todo ello hace valiosas contribuciones.
versidad Obrera, dirigida por Vicente Lombardo To- La preocupación de Mendizábal hacia la población
ledano, uno de los grandes diri- india era más pragmática que
gentes obreros en el cardenis- reflexiva, pues se trataba de
mo, y se ligaría al movimiento resolver sus problemas más
obrero organizado, plegándose acuciantes y creía que esto se
a la política presidencial de ese facilitaría con el proceso de in-
momento. Esta concepción de tegración nacional; conside-
apertura hacia obreros y cam- raba que el antropólogo debía
pesinos en el campo de la edu- poseer la formación profesio-
cación superior es la que im- nal adecuada para contribuir a
pulsa a numerosos intelectua- las soluciones. Por el lado de la
les cardenistas a organizar el población indígena reconocía el
Instituto Politécnico Nacional derecho a su cultura, pero tam-
(IPN) dirigido a formar los téc- bién el autoritarismo estatal,
nicos del futuro desarrollo eco- por lo que propone que se dote
nómico independiente del país a los pueblos indios de capaci-
(lo que se cancelaría en los posteriores regímenes de- dad de negociación con las instancias guberna-
sarrollistas), y abierto a los hijos de obreros y cam- mentales, como la que surgiría también con el alien-
pesinos. En este proyecto alternativo, opuesto al de to estatal entre los tarahumaras, el Consejo Supremo
una universidad conservadora y formadora de pro- de la Raza Tarahumara (Aguirre Beltrán, 1953).
fesionistas de las llamadas carreras liberales, Men- La teoría que respalda las investigaciones de
dizábal impulsa la formación de una Escuela de Mendizábal es un evolucionismo que progresa en el
Medicina Rural, que resolvería la completa ausen- sentido del marxismo, el que correspondía al clima
cia de médicos en gran parte del campo, de la Escuela político de los años treinta, cuando el socialismo
de Economía, una innovación radical en esos mo- alentaba los movimientos radicales y parecía a punto
mentos, de la Escuela de Ciencias Biológicas y, dentro de alcanzarse, ideología que tiene un papel dominante

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en el nacionalismo revolucionario del sexenio del destrucción de unos y el fortalecimiento de otros, pero
presidente Lázaro Cárdenas (Medina, 1975). siempre está atento al ingenio y a la capacidad de los
José María Arguedas es un prestigiado escritor pueblos indios para enfrentar las nuevas situaciones
peruano cuya obra ha impactado la narrativa lati- que plantea el desarrollo nacional.
noamericana por la profundidad y riqueza con que Sin embargo, Arguedas no es un defensor román-
presenta la cultura india en el contradictorio y diver- tico que exalte indiscriminadamente la tradición cul-
so espacio de la sociedad peruana; sin embargo, Ar- tural india, lo que le preocupa es la constitución de
guedas es también un destacado antropólogo que una cultura nacional peruana en la que los pueblos
realiza numerosas investigaciones y publica una indios tengan el lugar de primer orden que les corres-
enorme cantidad de artículos periodísticos y ensayos ponde. Es un observador agudo de la composición
breves, algunos todavía dispersos. Su obra mayor es social y étnica de la población nacional, advierte la
su tesis doctoral, un estudio comparativo entre las cerrazón y las contradicciones, las que adquieren un
comunidades indias de la sierra matiz dramático y poético en
y las comunidades campesinas su narrativa, y reconoce en el
del antiguo reino de León, en Es- mestizo la solución a tales
paña (Arguedas, 1968). Afortu- tensiones que cruzan el cora-
nadamente el estudioso argen- zón de la sociedad peruana.
tino Ángel Rama ha publicado Como lo señala A. Rama
dos estupendas recopilaciones; (1975) en su introducción a la
una dedicada a los más impor- colección de ensayos antropo-
tantes ensayos antropológicos lógicos, Arguedas se sitúa en
(Arguedas, 1975) y otra con un la línea de los indigenistas pe-
conjunto de artículos periodís- ruanos, y de hecho representa
ticos que corresponden a un ca- a una tercera generación, con
rácter más bien folklórico, como una cercanía original al pen-
lo apunta el propio Rama (Ar- samiento de José Carlos Ma-
guedas, 1976). Este investigador ha agrupado los riátegui, fundador del Partido Socialista Peruano y
escritos de Arguedas en tres categorías, la relaciona- brillante analista de la sociedad de su época. La antro-
da con la literatura, la de trabajos antropológicos y pología de Arguedas se nutre de la tradición cultura-
aquella otra de los folklóricos; así como ha señalado lista norteamericana, pero lo que domina sus escritos
el carácter profundamente orgánico que los une y el es una reflexión de mayor envergadura, la que ve glo-
propósito último que los alienta, el de expresar, defen- balmente a la sociedad peruana, con sus contradic-
der y ensalzar la originalidad de la cultura india, así ciones y sus potencialidades, expresadas dramática-
como insistir en que ella constituye la base de la iden- mente por las condiciones de los pueblos indios, entre
tidad nacional peruana, tarea que resulta frustrante y los que crece y donde nutre su sabiduría y su origi-
desesperante por ir a contracorriente de una tradi- nalidad.
ción cultural profundamente racista que ve al indio
como un lastre, degenerado y sin posible salvación. *****
Con el quechua como lengua materna, Arguedas
posee un conocimiento íntimo y profundo de los Los tres antropólogos a que nos referimos se distin-
pueblos indios; tiene asimismo la capacidad para guen en sus respectivos países por la calidad de su
reconocer la importancia y fuerza del legado indio en obra, reconocida en Ortiz y Mendizábal, opacada por
la cultura peruana y, sobre todo, para indicar la crea- la literatura en el caso de Arguedas; hacen contri-
tividad y exhuberancia de los pueblos indios contem- buciones y ejercen una influencia en sus respectivas
poráneos, los que desarrollan un poderoso movimien- comunidades científicas, pero sobre todo hacen tam-
to de síntesis que provoca una enorme diversidad bién aportes que enriquecen a sus culturas naciona-
cultural de vitalidad sorprendente y desbordante. les. Los tres expresan una definida actitud política y
Este conocimiento y estas convicciones son las que participan desde ella en los foros nacionales, su obra
Arguedas trata de transmitir en su narrativa, consi- científica se encuentra densamente entramada con la
guiendo obras de una elevada calidad estética, como actividad política, lo que no necesariamente se advier-
su novela Los ríos profundos, un clásico de la literatura te en sus escritos técnicos. Es cierto que las condi-
latinoamericana. Su obra antropológica y folklórica ciones políticas en que desarrollan su actividad Ortiz
muestra las transformaciones de los pueblos indios, la y Mendizábal les permite una abierta intervención y

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una definición expresa de sus respectivas posicio- entre las “islas” y fortalecer las especificidades propias
nes, Arguedas en cambio se encuentra inmerso en un que nos permitan dialogar con las antropologías he-
ambiente político mucho más conservador y represi- gemónicas de tierra firme, para no meramente aplicar
vo, lo que parece reflejarse en una actividad más sus teorías de moda y citar a sus autores más pres-
ceñida al campo académico y artístico. De hecho sus tigiados.
trabajos antropológicos más importantes correspon-
den a su estancia en el Museo Nacional, aunque Bibliografía
habría que ponderar también el impacto de su vasta
producción en los suplementos culturales de los prin- AGUIRRE BELTRÁN, GONZALO
cipales diarios de Lima y Buenos Aires. 1953 Formas de gobierno índígena, México, Impren-
Estos tres antropólogos son excelentes etnógra- ta Universitaria.
fos que poseen un conocimiento directo y de primera 1967 Regiones de refugio, México, Instituto Indige-
mano de las tradiciones culturales que estudian, ad- nista Interamericano (Ediciones Especiales: 46).
quieren un compromiso con su realidad, a la que
ANDERSON, BENEDICT
desean transformar; su actividad les lleva a hacer 1991 Imagined Communities, Nueva York, Verso.
contribuciones tanto en sus respectivos campos de
conocimiento como en sus correspondientes culturas ARGUEDAS, JOSÉ MARÍA
1968 Las Comunidades de España y del Perú, Lima,
nacionales, e incluso se integran a una rica y viva
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
tradición de pensamiento latinoamericanista; sus
trabajos nos permiten conocer la realidad nacional, 1975 Formación de una cultura nacional indoame-
pero fundamentalmente el espacio y los procesos ricana, México, Siglo XXI Editores.
sobre los que se construye la identidad nacional. 1976 Señores e indios. Acerca de la cultura quechua,
Mi intención en este trabajo es referirme a inves- Buenos Aires, Arca/Calicanto.
tigadores que desarrollan una creativa obra antropo-
GARCÍA CARRANZA, ARACELI (COMP.)
lógica en la que reconocemos tanto la originalidad de 1970 Bio-Bibliografía de Don Fernando Ortiz. La
sus aportaciones como la trascendencia de los pro- Habana, Biblioteca Nacional José Martí.
blemas señalados; sin embargo, juzgados con criterios
generales heredados de los países centrales, o del GERHOLM, TOMAS Y ULF HANNERZ
1982 “Introduction: The shaping of National
Norte, estos trabajos son diferentes a los que parecen Anthropologies”, en Ethnos, vol. 47, tomos I-II,
estrictamente académicos o científicos, sobre todo si pp. 5-35, Estocolmo.
los vemos en el conjunto que les otorga unidad; no
KROTZ, ESTEBAN
parece fácil o cómodo aplicarles las categorías de- 1987 “Historia e historiografía de las ciencias an-
sarrolladas por los metacientíficos. Pero por otro lado tropológicas: una problemática teórica”, en
muestran las particularidades del quehacer antro- Carlos García Mora (coord.), La Antropología
en México: panorama histórico, tomo I, pp. 113-
pológico en sus respectivos países y sus trabajos 138, México, INAH.
forman parte de un acervo científico ya clásico –claro,
nacionalmente clásico. KUHN, THOMAS S.
1982 La estructura de las revoluciones científicas,
Por lo tanto me parece fundamental analizar la
México, Fondo de Cultura Económica.
obra de aquellos antropólogos que han contribuido a
construir las respectivas tradiciones nacionales en el LE RIVERAND, JULIO
marco de propuestas como la de Krotz (1987); es decir, 1973 “Fernando Ortiz y su obra cubana”, en Órbita
de Fernando Ortiz, La Habana, Unión de Es-
como insertas en la producción cultural, marcadas critores y Artistas de Cuba, pp. 7-51.
por ella, y tratar de reconocer los problemas comunes
que han enfrentado para desplegar su quehacer cien- MEDINA, ANDRÉS
1976 “Teoría antropológica y trabajo de campo en la
tífico; ello implica tanto identificar la comunidad obra de Miguel Othón de Mendizábal”, en J. Mar-
científica de la que forman parte como el carácter de tínez Ríos (comp.), La investigación social de
sus relaciones con la política estatal. campo en México, México, UNAM, pp. 217-257.
Establecer una estrategia de investigación para de-
MENDIZÁBAL, MIGUEL OTHÓN
finir el carácter de nuestras antropologías, en términos 1946 Obras completas, México, Talleres Gráficos de
tanto teóricos como metodológicos, y trabajar en un la Nación, 6 vols.
sentido de comparación que nos permita socializar
RIBEIRO, DARCY
nuestros hallazgos y nuestras dificultades, puede ser 1977 Las Américas y la civilización, México, Editorial
una forma nueva de construir esos puentes necesarios Extemporáneos.

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