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Lectura N0. 2 La Supervisión Como Parte de La Experiencia Analítica PDF
Lectura N0. 2 La Supervisión Como Parte de La Experiencia Analítica PDF
Introducción
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sufrimiento implicado en el mismo. El analista debe estar advertido de sus
inconsistencias, puntos ciegos y fisuras y hacer una revisión de su lugar y sus
intervenciones, de los efectos de la transferencia sobre su persona, además de revisar los
postulados teóricos a través de la clínica.
El tema es que para sostener la posición del analista es necesario ubicarse como objeto
de la transferencia del paciente, lugar por demás incómodo si no se está advertido de la
propia inconsistencia del ser. Por esto es que la posición del analista implica un trabajo
de desasimiento y pérdida con respecto a su persona, sus ideales y prejuicios, que
deberán ser puestos entre paréntesis, renunciando a que el paciente quede como objeto
de los mismos. No solamente “… el médico ha de estar en condiciones de servirse de su
inconciente como instrumento…” (Freud 1912) de los análisis que emprenda, se trata
también de haber aceptado las limitaciones de su saber conciente, de su comprensión, de
sus sentimientos, dejándose sorprender por la emergencia de lo inconciente que tiene
siempre la marca de lo inesperado. Sin suturar las ausencias de significado.
El supervisante va a traer un relato sobre las cosas que pasan en ese encuentro único con
quien lo ha consultado. Entendemos que ese relato se trata de una ficción, es decir del
modo en que la verdad puede hacerse oír. No se trata que traiga la copia fiel del decir
del analizante, consideramos que lo que se lleva a una supervisión es la particular
experiencia transferencial y contratransferencial de ese proceso. Son recortes que han
afectado de alguna manera al analista.
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más realista. Producir una mengua del sufrimiento neurótico es producir un viraje del
más allá del placer de la satisfacción en el síntoma neurótico, al terreno del deseo como
cara faltante de la satisfacción mortífera de la pulsión, en su vía de descarga más
inmediata.
En este sentido, entendemos que el supervisor transmite un marco teórico que da
cuenta de su propia experiencia con el inconciente.
No proponemos la comprensión del sentido oculto o explícito del material. Se trata de
trabajarlo en conjunto con el analista que dirige la cura, para lograr un efecto de
transmisión sobre los modos de producción del inconciente. Es la materialidad del
discurso, lo que se produce en la asociación libre del analizante. Se tratará de develar la
posición del paciente con respecto a su vida y su historia, a través de la repetición en el
tratamiento, así como el lugar que ocupa el analista en la trama transferencial.
La verdad de que se trata no está en los sentimientos que despierta el paciente en el
analista como respuesta de la neurosis personal de este. Interpretar desde estas
emociones es sin duda riesgoso. La apuesta es a resignificar el caso, a crear una nueva
lectura, transformadora, que habilite la continuidad del análisis.
El límite de la supervisión está marcado desde el momento en que no es un espacio de
análisis del analista. Se tratará de trabajar lo que el analista en cuestión traiga como un
efecto de la dinámica transferencial en ese análisis con ese paciente. Aquello que el
analista necesite revisar de su propia historia debe trabajarlo en su análisis
personal.
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análisis, que tenía que ver con las condiciones de trabajo en este tratamiento. Entonces,
si los enojos de la madre eran parte del material, era necesario situar la responsabilidad
del joven con respecto a estos enojos, pues su rebeldía, por un lado implicaba un intento
de salida del control materno, pero por otro lado promovía la vigilancia desde y hacia la
madre, reteniéndola a su lado y favoreciendo la satisfacción de impulsos incestuosos
con ella. Desde esta perspectiva, se trabajó el término “despechada” con que el analista
había definido las demandas maternas, como efecto de la transferencia –
contratransferencia: este término “despechada” dicho por el analista, podía dar cuenta
de cómo se estaba procesando la difícil separación madre – hijo que estaba operando en
ese análisis, que justamente se trata de una madre “des-pechada”, es decir, que debe
renunciar a su pecho como único alimento para su hijo y que este proceso no es sin sus
resistencias.
Este trabajo de supervisión le permitió al analista salir de su lugar de identificación con
el paciente, recuperar los “enojos de la madre” como parte del proceso analítico, en
tanto no hay análisis sin resistencia, y no responder ante ella enojándose, un tema a
tratar en su propio análisis para poder escuchar el material del paciente y
redireccionar así la cura.
Otra viñeta
Una colega joven se interroga, en el espacio de supervisión, acerca del por qué de las
ausencias de su paciente, un muchacho que comenzó a atender en el hospital durante un
año y que derivó a su consultorio privado con honorarios reducidos.
La colega valora el esfuerzo del paciente desplazándose a una considerable distancia
para llegar a su consultorio, lo que le insume además tiempo y dinero. Pronto recuerda
que las ausencias comenzaron hacía tres meses, el tiempo preciso en el que el paciente
había dejado de hacerle efectivo los honorarios.
La colega advierte que así como su paciente no puede aprovechar sus sesiones por la
culpa que le genera estar en deuda, ella siente culpa de plantear el tema por la situación
de precariedad social de su paciente.
Tomada por la transferencia ha quedado enredada en la misma. Poder ubicar esta
ausencia de pago de honorarios y de presencias como un material del análisis, hizo
posible pensar cómo el paciente pone en juego en la transferencia su economía psíquica,
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más allá de sus condiciones económicas precarias reales, lo que permitió a la analista
reorientar su idea del tratamiento.
Con respecto al sentimiento de culpa de esta profesional, al igual que el “enojo” del
colega en el ejemplo anterior, consideramos que no es tarea del supervisor la
interpretación de lo inconsciente en su colega, pero sin duda el impacto del
descubrimiento, tanto del sentimiento de culpa como del fastidio hacia un paciente
o hacia un familiar, en el espacio de supervisión, reverberará en el espacio del
análisis personal del analista y es en este sentido que sostenemos firmemente que la
supervisión es parte de la experiencia analítica.