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Vista la causa número trescientos cincuenta y cinco – dos mil dieciséis, en audiencia
pública de la fecha y producida la votación de acuerdo a ley, emite la siguiente sentencia:
1.- ASUNTO:
En el presente proceso, sobre violencia familiar, es objeto de examen, el recurso de
casación interpuesto por Rosa Ysabel Landacay Ventura, representante legal de la
agraviada[1], contra la sentencia de vista del 23 de noviembre de 2015[2], que revoca la
sentencia de primera instancia del 04 de marzo de 2015[3], y declara infundada la demanda
sobre violencia familiar en la modalidad de maltrato físico, en agravio de la niña de
iniciales K.N.R.R.
2.2. Alega que con fecha 22 de agosto de 2013, Rosa Ysabel Landazay Ventura (tía
materna de la víctima) junto a su madre, fue a visitar a su sobrina, la niña de iniciales
K.N.R.R., al domicilio donde vive con su padre el señor Joselito Rojas Silva y su actual
conviviente, quien responde al nombre de Sarita Huamán Berru, momento en que el co-
demandado se opuso a que puedan ver a su hija; finalmente aceptaron que la demandante y
su madre llevasen a la menor a pasear, es allí cuando ellas se percataron que la niña
presentaba lesiones corporales por lo que acudieron a la Comisaría del sector a formular la
denuncia. Asimismo, según el Certificado Médico Legal Nº 010657-VFL[5] practicado a la
niña en mención, se determinó que presentaba: “Escoriación costrosa en dorso superior
del pab. Auricular izquierdo de 0.4cm. de long. Eritema en dorso inferior del hemitorax
derecho de 3 x 2 cm. Ocasionado con agente contundente”.
CONTESTACION:
2.3. Joselito Rojas Silva y Sarita Huamán Berru, contestan la demanda y la contradicen en
todos sus extremos[6]. Rojas Silva señala que es padre biológico de la menor, que con
fecha 12 de marzo de 2013, a solicitud de la madre de su hija, se varió la tenencia de la
menor a su favor y se resolvió la exoneración de la pensión de alimentos. Agrega que
mientras la menor estuvo bajo su custodia no ha recibido maltrato psicológico y físico, pues
las lesiones antiguas que arrojan el certificado médico, posiblemente ocurrieron cuando la
menor se encontraba en poder de su difunta madre; asimismo niega la aseveración de la
denunciante Rosa Landacay Ventura, al señalar que él se opone a que la lleven,
incumpliendo el Régimen de Visitas acordado. Añade, que la denunciante, quien es
hermana de la madre premuerta de la menor, nunca ha tenido un buen concepto de él, por lo
que, la denuncia solo persigue perjudicarlo. Por su parte Sarita Huamán Berru, señala que
es conviviente de Rojas Silva, y que no tiene hijos propios, por lo que, a la menor la quiere
como si fuera su hija.
2.4. La sentencia del 04 de marzo de 2015[7], declaró fundada la demanda incoada contra
los demandados sobre violencia familiar en la modalidad de maltrato físico, en agravio de
la niña de iniciales K.N.R.R. Consideró que los demandados Joselito Rojas Silva y Sarita
Huamán Berru no han podido desvirtuar el contenido del certificado médico –de folios
treinta y uno–, practicado a la niña, en el que se diagnosticó que presentaba lesiones físicas
en su cuerpo, las que habrían sido producidas al emplear métodos correctivos contra la
agraviada.
RECURSO DE CASACIÓN:
2.6. Este Tribunal Supremo, por auto de calificación del recurso de casación, del 01 de
junio de 2016, lo declaró procedente por la siguiente causal:
4.2. En el caso que nos ocupa se tiene que; si bien es cierto, la Sala Superior reconoce que
de acuerdo con el certificado médico practicado a la niña agraviada, están acreditadas las
lesiones físicas; y de acuerdo con las declaraciones de los demandados fueron ocasionadas
cuando la niña estaba bajo su custodia; sin embargo, esos hechos los califica como
prácticas erradas de corrección, que no revelan la intención de los demandados de
generarle daño, o la voluntad de someterla o posicionarse sobre ella.
4.3. De lo expuesto, resulta evidente que la Sala Superior se equivoca al calificar los hechos
e interpretar de forma incorrecta las normas aplicables al caso; pues no tiene en cuenta que
es política del Estado luchar contra toda forma de violencia familiar, para cuyo efecto en el
Decreto Supremo 006-97-JUS, Texto Único Ordenado de la Ley 26260, Ley de Protección
frente a la violencia familiar, vigente en la época de los hechos denunciados, se tipificó en
su artículo 2 que constituye violencia familiar “cualquier acción u omisión que cause daño
físico y psicológico, maltrato sin violencia, …”.
4.4. En ese escenario normativo es manifiesto que la conducta lesiva a la integridad física
de la niña, desarrollada por los demandados, constituye un acto de violencia familiar, en la
modalidad de maltrato físico, que no puede pasar desapercibido ni ser ajeno a la política
pública del Estado, ni a lo tipificado en las normas legales; máxime, si en este caso al
tratarse de la agresión física contra una niña, aunque sea de forma mínima, se debe respetar
y observar el “principio del Interés Superior del Niño”, previsto en el artículo 3 de la
Convención sobre los Derechos del Niño, y en nuestro ordenamiento interno, reconocido en
el artículo IX del Título Preliminar del Código de los Niños y Adolescentes, por el cual el
Estado y la sociedad en su conjunto deben considerarlo vital en la toma de decisiones, y
tienen el deber de considerar lo “más beneficioso para el niño” sobre cualquier otro interés;
y por tanto, es deber del órgano jurisdiccional evitar los actos de agresión y efectivizar su
protección, antes que ser indulgente con los demandados, y atenuar su comportamiento.
4.5. En consecuencia, resulta claro que la Sala Superior ha interpretado de forma errada las
normas antes enunciadas, pues lo correcto fue el análisis efectuado por la Jueza de primer
grado, el cual debe ser complementado con el pronunciamiento de esta Sala Suprema, y
actuando en sede de instancia se debe confirmar la sentencia apelada, que declara fundada
la demanda de violencia familiar, en agravio de la niña de iniciales K.N.R.R. Además, se
debe tener presente, que de acuerdo con el artículo 9 numeral 3) de la Convención antes
mencionada, por medio del cual se exige la garantía que todo niño que está separado de uno
o de ambos padres, tiene el derecho de mantener relaciones personales y contacto directo
con ambos padres de modo regular, supuesto en el que también están comprendidos los
familiares de sus progenitores; por lo que, en este caso, se debe incorporar un régimen
especial de visitas para la tía de la niña, esto es, para la señora Rosa Ysabel Landacay
Ventura.
4.6. Por consiguiente, se ha acreditado la afectación a las normas denunciadas; por lo que,
sobre la base de los fundamentos jurídicos que anteceden, se debe proceder de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 396, primer párrafo, del Código Procesal Civil, revocar la
sentencia impugnada y confirmar la sentencia de primera instancia.
5. DECISIÓN
Por estos fundamentos, declararon:
5.1. FUNDADO el recurso de casación interpuesto por Rosa Ysabel Landacay Ventura,
representante legal de la agraviada[11]; en consecuencia: CASARON la sentencia de vista
de vista del 23 de noviembre de 2015, expedida por la Segunda Sala Especializada de
Familia, que revocó la sentencia apelada[12], y declaró infundada la demanda.
SS.
TELLO GILARDI
DEL CARPIO RODRÍGUEZ
RODRÍGUEZ CHÁVEZ
CALDERÓN PUERTAS
DE LA BARRA BARRERA
[9] Diario Oficial El Peruano: Sentencias en Casación, Lunes 31 de marzo de 2008, páginas
21689 a 21690.