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El Metodo Positivista
El Metodo Positivista
Introducción
Reseña biográfica
Bibliografía
Introducción
Este ensayo es el primero de este tipo, que nos fue asignado al grupo por el profesor de la
asignatura. El tema fue expuesto magistralmente en clase, en forma de conferencia, con
parcas y ocasionales intervenciones de los estudiantes del curso.
Esta investigación nos va a permitir (en forma muy somera) comparar, comprender y evaluar,
con respecto a otras corrientes del pensamiento humano, la diversidad de criterios ideológicos
y racionales, que pueden privar de manera subyacente algunas veces y otras con una marcada
imposición cultural, en las sociedades a través de la historia.
Entre las fuentes utilizadas contamos con apuntes tomados en la clase del profesor, además de
obras bibliográficas propuestas por el mismo, otras buscadas por cuenta propia, y de Internet,
entre otros.
Los criterios utilizados para su selección son obvios: todos los contenidos tienen explicaciones
conexas con la esencia de esta teoría del pensamiento positivista decimonónico, que aun dos
siglos después se mantiene vigente en gran parte del mundo.
Quedará de nuestra iniciativa y albedrío seguir indagando sobre los problemas filosóficos que
circundan esta teoría del conocimiento y seguir mejorando los conocimientos sociales que ya
iniciamos en "La casa que vence las sombras".
Reseña biográfica
Hace más de dos siglos nació en Montpellier Francia, Isidoro Augusto María Francisco Javier
Comte, el 18 de Enero del 1798, en el seno de una familia humilde de un funcionario menor.
Desde muy chico fue reacio a la religión católica tradicional y también rechazaba las doctrinas
monárquicas.
Desde joven demostró excelentes habilidades matemáticas (siendo tan solo un adolescente de
16 años enseñaba a otros coetáneos suyos); luego ingresa a la elitista Escuela Politécnica, en la
capital francesa (1814-1816), y fue expulsado con otros estudiantes al participar en un revuelta
(al proporcionar una calurosa bienvenida a Napoleón Bonaparte, a raíz de la Batalla de los Cien
días), acusándosele de republicanismo e indisciplina.
Regresa a su ciudad natal y cursa medicina; va de nuevo a París para seguir sus estudios,
haciendo traducciones mientras tanto para subsistir. Por 1817 conoce al teórico socialista
Claude Henri de Rouvoy, Conde de Saint-Simon, de quien sería, un año después, secretario y
colaborador hasta el año 1824, cuando rompen por diferencias de criterios ideológicos; sin
embargo las ideas reformadoras de Saint-Simon dejarían su huella en Comte, lo cual se nota en
algunas de sus obras.
En el año 1826 comenzó a dar cursos privados de su filosofía positiva al público en general
pero prominentemente a personas preclaras en el saber. Desajustes mentales le impiden
seguir impartiendo dichos cursos, que continúa luego de tres años; un año después (1830) sale
a la luz el primer volumen de su Curso de filosofía positiva (la obra completa consta de seis
tomos y toda su publicación tardó doce años).
Además de los emolumentos que recibía por los cursos de filosofía que dictaba, también
instruía en astronomía, aunado al importe que le podían devengar sus publicaciones, sin
embargo, todo ello era insuficiente para mantener unas condiciones mínimas de vida
decorosa, por lo que acepta el puesto de examinador en la Escuela Politécnica (donde había
estudiado anteriormente), al no lograr ingresar como docente en la universidad.
John Stuart Mill, un amigo suyo, lo beneficiaba con subsidios que recogía desde Inglaterra. Una
infeliz unión conyugal terminó, como era de esperar, en separación. Luego, en 1845, se
enamora platónicamente de Clotilde de Vaux, quien fallecería un año después. Éste efímero
amor lo marcó de tal manera, que el culto a la mujer amada se reflejó en sus obras
posteriores.
Aun cuando esta gran cantidad de escritos no le granjeó un escalafón social, si le consiguió
cierto renombre, principalmente del célebre sabio Emile Littré, quien acogió con beneplácito y
difundió ampliamente los preceptos e ideas de este movimiento positivista.
Hacia finales de los 40 se funda la sociedad positivista. Más personas adoptaban sus ideas
filosóficas, llegando a constituirse casi en un religión irreverente, una especie de culto (no a
una deidad) hacia el hombre histórico: la humanidad, con sus santos y todo (científicos,
pensadores, etc.), lo que Comte observaba con buenos ojos; sus ritos subsisten todavía en
Francia y Brasil.
Fue un genio (que literalmente, rayaba en la demencia) huraño, de arduo trato; tal como son la
generalidad de pensadores que se toman a pecho el cometido de transformar un orden
establecido en la sociedad, inclusive a nivel global.
Muere muy pobre en París, donde vivió el mayor tiempo de su vida, el 5 de Septiembre de
1857.
Definición del positivismo
Es una teoría del conocimiento que sostiene que la verdadera fuente del saber son los hechos,
la experiencia y la observación: detallada, continua, objetiva, predictiva y causal de esos
fenómenos experienciales, mediante la aplicación de los pasos del método científico (lo cual se
considera universal), guiado por la razón analítica.
Es el nombre dado a una corriente filosófica, cuyo rasgo primordial es el ideal de una
fundamentación en el conocimiento científico (sin elementos teológicos o metafísicos), basada
únicamente en el análisis hipotético-deductivo de los datos empíricos del mundo físico.
Conocimiento Científico
Método Científico
En el tiempo.
Su precisión epistemológica.
Hipótesis
Recolección de datos
Contrastabilidad de datos
En esta fase se confrontan los datos recogidos con la hipótesis formulada, para verificarla e ir
redactando lo que será la parte conclusiva o final.
Al positivismo, sus detractores, le critican que sus principios niegan todo lo ideal, abstracto o
metafísico, lo que permite ir mas allá de las experiencias. Que trunca la inteligencia del
hombre, reduciendo la ciencia a pura nomenclatura, colección de hechos, observación y
formulación, sin ningún espíritu.
Asimismo afirman, quienes mantienen posiciones distintas, que no todas las experiencias son
reales, aun cuando nuestros sentidos así lo aprecien (ilusiones ópticas, trucos de magia,
confusión mental, etc.) y por el contrario, muchos científicos han llegado a conclusiones
concretas utilizando, a veces, la abstracción y/o métodos no verificables o "medibles".
Relativismo: no se puede extrapolar (en todo caso, sólo con gran prudencia y a modo de
hipótesis), ni mucho menos absolutizar. Nada permite afirmar que en el futuro se verificarán
las regularidades naturales que se ha comprobado hasta ahora, ni que las leyes astronómicas
que se han enunciado a partir de la observación del sistema solar sean válidas más allá de éste.
Pragmatismo: «Saber para poder con el fin de proveer». El valor del saber científico, positivo,
consiste en su eficacia y en su utilidad social. Las "creencias científicas", aun cuando, en
términos absolutos, no sean más verdaderas que las otras (en el sentido de conformidad a la
naturaleza profunda de las cosas), son, por el momento, las mejores en lo que concierne a la
supervivencia y a la organización de la vida de los hombres en sociedad.
Estatismo: es mitigado y se refiere sobre todo a las ciencias que han llegado al estado positivo,
para las cuales Comte no espera ya ninguna revolución. Estas ciencias se contentan con
acrecentar o precisar un conjunto de leyes del que ya se ha adquirido lo esencial. Por tanto,
todas las transformaciones profundas que ocurran en matemáticas, en lógica o en física
quedan al margen de la perspectiva del positivismo. Su concepción de la ciencia positiva es
cerrada, doctrinaria: sólo requiere una exposición sistemática en un tratado enciclopédico.
Únicamente algunas ciencias –como la biología o la sociología– tienen todavía mucho que
evolucionar hacia el estado positivo, que es el estado superior o adulto final.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el romanticismo que caracterizaba al idealismo
alemán comienza a perder vigencia. El positivismo pretende "atenerse a los hechos" y toma a
la ciencia experimental como modelo de toda racionalidad.
Paradójicamente, muchos positivistas, que bien pudieran ser considerados románticos, han
exaltado a la ciencia y a la humanidad en su capacidad de producir ciencia. Hay quienes
incluso, afirman que el positivismo es una suerte de "romanticismo de la ciencia".
La forma más antigua de positivismo se basa en el pensamiento filosófico del francés Augusto
Comte. Es posible que sea él quien mejor represente esa corriente de pensamiento, tanto que
podría ser considerado su fundador; aunque hay conceptos comunes que también manejan
pensadores de la talla de: Bacon, Hume, Kant y Saint-Simon, entre otros.
Hay en esta filosofía una relación notable con el empirismo, en tanto valoran la información
que proviene de la experiencia; pero también hay una clara diferencia: el positivismo lo
considera, sin lugar a dudas, un realismo (los sentidos toman contacto con la realidad, y las
leyes de la naturaleza expresan con conexiones "reales" y no simplemente abstracciones
subjetivas).
Para Comte esta filosofía de vida es una respuesta al pensamiento medieval (que se centraba
en Dios), su intención principal consistía en liberar al hombre de las "estorbos" del mito y la
tradición y en este aspecto concordaba parcialmente con Francis Bacon, quien intentó recoger
los primeros resultados de la revolución industrial.
Pero el positivismo fue también un intento para remediar los conflictos sociales de esa época
tan convulsionada. Era necesario para lograr tal reforma una nueva organización del saber y
una nueva epistemología, que llevase al hombre a una ilustración guiada por la razón.
Orden y progreso
Éstas son premisas de la filosofía Comtiana, las cuales poseen una clara intención de reforma
social en el contexto de las secuelas de la Revolución Francesa. Comte afirma que la reforma
de la sociedad no se puede realizar exitosamente sin una reforma teórica.
Augusto Comte contrapone el orden a la revolución, lo cual lo aproxima a los filósofos del
movimiento Restaurador; pero se separa de ellos a buscar el orden en el progreso y no de
regreso al pasado.
"Consiste esta ley que en cada una de nuestras concepciones principales, cada rama de
nuestros conocimientos, pasa sucesivamente por tres estados teóricos diversos: el estado
teológico o ficticio; el estado metafísico o abstracto; el estado positivo o científico. (...) En el
estado teológico, el espíritu humano, la dirigir esencialmente sus investigaciones hacia la
naturaleza íntima de los seres, las causas primeras y finales de todos los efectos que percibe,
es una palabra, hacia los conocimientos absolutos, se representa los fenómenos como
producidos por la acción directa y continuada de agentes sobrenaturales, más o menos
numerosos, cuya intervención arbitraria explica todas las aparentes anomalías del universo. En
el estado metafísico, que no es en el fondo sino una simple modificación general del primero,
se substituyen los agentes sobrenaturales por fuerzas abstractas... En fin, en el estado positivo,
es espíritu humano, reconociendo la imposibilidad de obtener nociones absolutas, renuncia a
buscar el origen y el destino del universo y a conocer las causas íntimas de los fenómenos, para
dedicarse únicamente a descubrir, mediante el empleo bien combinado del razonamiento y de
la observación, sus leyes efectivas." [1]
El positivismo ha ejercido una gran influencia en el pensamiento después del siglo 19. Los
grandes creadores de la ciencia natural han transitado por rumbos positivos. En la historia de
la cultura Venezolana, el positivismo clásico está notablemente presente. Se puede hablar de
dos generaciones de pensadores genuinamente positivas. La primera se inicia con Adolfo Ernst
(1848-1928) y A. Rojas (1826-1894).
El término positivo es una manera especial de filosofar, examinar las teorías de cualquier
orden, es decir, la filosofía positiva se ocupa del estudio de los fenómenos sociales
considerando los resultados de la actividad de nuestras facultades intelectuales, nos
proporciona el único medio verdadero y racional. La doctrina positivista se interesa por la
reorganización de la vida social para el bien de la humanidad a través del conocimiento
científico y a su vez el control y dominio de las fuerzas naturales. Los componentes principales
del positivismo son la filosofía y el programa en conductas individual y social, la cual se traduce
en una fusión bajo el concepto de una religión, siendo en realidad la humanidad el objeto del
culto.
El positivismo, científicamente, no admite otros conocimientos como válido, sino los que
proceden de la fenomenología, rechazando toda noción previa y todo concepto total y
absoluto.
El espíritu positivo tiene que fundar un orden social. La constitución de un saber positivo es la
condición de que hay una autoridad social suficiente y esto refuerza el carácter histórico del
positivismo.
Durante las épocas de organización de las sociedades estaban orientadas hacia la conservación
de las cosas; la sociedad era considerada como una entidad supra-individual que posee valores
propios con respectos a los individuos; la sociedad era considerada como la totalidad que no
poseía autonomía ya que estaba regida por otros valores que eran muy escasos, pero que
fueron superados a medida que se fueron afianzando en su identidad hasta llegar a un
progreso justo.
Comte, desea el rescate de la naturaleza orgánica que cambias los modos del pensamiento y
su desarrollo intelectual, con el fin de que la humanidad se insertase a una sociedad positiva,
para así poder restaurar todo aquello que se venía arrastrando desde la sociedad feudal, para
así centrarse en el individuo, es decir, con una organización espiritual que tendría
fundamentos no sólo en los dogmas teológicos y creencias cristianas, sino precisamente en la
ciencia.
Bibliografía
COMTE A., Curso de Filosofía Positiva, Editorial Aguilar Argentina S.A., Buenos Aires-Argentina
1973
http://www.cibernous.com/autores/comte/teoría/biografía.htm [15/07/2005]
http://www.monografías.com/trabajos/positivismo/positivismo.shtml [15/07/2005]
http://www.caminantes.metropoloiglobal.com/web/filosofía/positivismo.htm [18/07/2005]
http://www.catedras.fsoc.uba.ar/rubinich/biblioteca/biografia.hml [19/7/2005]