Está en la página 1de 16

Temario de oposiciones

LATÍN
Javier Vicente Guevara
Temario de
Oposiciones de
Latín
Última edición 2016

Autor: Javier Vicente Guevara

Maquetación: Educàlia Editorial

Edita: Educàlia Editorial

Imprime: SERVICECOM

ISBN: 978-84-941715-6-7

Depósito legal: En curso

Printed in Spain/Impreso en España.

Todos los derechos reservados. No está permitida la reimpresión de ninguna parte de este libro,
ni de imágenes ni de texto, ni tampoco su reproducción, ni utilización, en cualquier forma o por
cualquier medio, bien sea electrónico, mecánico o de otro modo, tanto conocida como los que
puedan inventarse, incluyendo el fotocopiado o grabación, ni está permitido almacenarlo en un
sistema de información y recuperación, sin el permiso anticipado y por escrito del editor.

Alguna de las imágenes que incluye este libro son reproducciones que se han realizado
acogiéndose al derecho de cita que aparece en el artículo 32 de la Ley 22/18987, del 11 de
noviembre, de la Propiedad intelectual. Educàlia Editorial agradece a todas las instituciones, tanto
públicas como privadas, citadas en estas páginas, su colaboración y pide disculpas por la posible
omisión involuntaria de algunas de ellas.

Educàlia Editorial

Avda de les Jacarandes 2 loft 327 46100 Burjassot-València

Tel. 960 624 309 - 963 768 542 - 610 900 111

Email: educaliaeditorial@e-ducalia.com

www.e-ducalia.com
MUESTRA TEMARIOS

TEMA 4
Nociones generales sobre métrica griega. Prosodia y métrica latinas.
Pies y versos más usados.

1. Nociones generales sobre métrica griega


1.1. Nociones generales de prosodia griega
1.2. La adopción de los versos griegos por los poetas latinos
2. Prosodia y métrica latinas
2.1. Prosodia latina
2.2. Métrica latina
3. Pies y versos más usados
3.1. Ritmo dactílico
3.2. Ritmo yámbico
3.3. Ritmo trocaico
3.4. Los versos líricos: estrofas más importantes
4. Bibliografía

1. NOCIONES GENERALES SOBRE MÉTRICA GRIEGA


1.1. Nociones generales de prosodia griega

La versificación griega, estrechamente ligada a la música, se basa en la cantidad de sílabas, en la


sucesión regulada de largas y breves. Una sílaba es larga cuando la vocal que la compone es larga. En
griego son vocales largas por naturaleza α, η, ι, ω, υ, αι, αυ, ει, ευ, οι, ου, υι, ηι. Sin embargo, estas vocales
y diptongos pueden abreviarse ante una palabra que empiece por vocal.

También es larga la sílaba que teniendo vocal breve, va seguida de dos o más consonantes o una
consonante doble (ξ, ψ, ζ). Entonces se dice que es larga por posición. Por otra parte, en Homero y en
general en la épica, los grupos llamados muta cum liquida alargan siempre la vocal anterior, aunque
en Homero se encuentran algunas excepciones.

Una sílaba es breve cuando tiene una vocal breve y no le sigue más de una consonante, aunque son
posibles los alargamientos métricos especialmente en los hexámetros.

El encuentro de vocales o hiato suele evitarse, en caso contrario da lugar a los siguientes fenómenos:
ͳͳ Elisión: la primera vocal, breve, desaparece.
ͳͳ Aféresis: la segunda vocal breve desaparece.
ͳͳ Crasis: fusión de dos vocales en una sola.
ͳͳ Sinalefa: cuando dos vocales, una final y otra inicial de palabra, en hiato, se miden como una sola
sílaba larga.
ͳͳ Sinicesis: dos vocales en hiato, de las cuales la primera es breve y la segunda larga, se miden como
una sola sílaba larga.
ͳͳ Diéresis: es el fenómeno contrario al anterior, por el que se permite contar un diptongo, terminado
en ι/υ por dos sílabas.

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 1 Tel. 963 768 542 - 960 624 309 - 610 900 111
ͳͳ Alargamiento métrico: alargar la sílaba de una palabra para poder ajustarla al esquema de un
metro determinado.
ͳͳ Digamma (F): es de gran importancia en los poemas homéricos la acción de este antiguo signo
fonético, que ha dejado huella en la conservación de aparentes hiatos, en el alargamiento de una
sílaba breve final o en la no abreviación de vocal larga o diptongo final. Los aedos extendieron esta
acción de la digamma a casos sin justificación histórica, ya que no se ha podido justificar en los
mismos su existencia.

1.2. La adopción de los versos griegos por los poetas latinos

La versificación latina depende de la griega. El único verso –el más antiguo de la literatura latina-
que puede tomarse como verdaderamente latino es el Satunio, aunque en su forma tradicional está
ciertamente influido por la técnica del verso griego. Conscientemente usaron los metros del drama, sobre
todo de las tragedias de Eurípides y las comedias de Menandro, Filemón, Dífilo, por primera vez en Roma.

Livio Andrónico y sus sucesores Nevio, Plauto, Ennio, Cecilio o Terencio, en la segunda mitad del siglo III
y primera del II, y además, verosímilmente, utilizaron en las comedias ritmos de la opereta griega de su
tiempo, por ejemplo el sotadeo, en sus adaptaciones de los originales griegos.

De estos metros adoptados, que experimentaron a través de los imitadores latinos una libre transformación,
fueron los más importantes los yámbicos y trocaicos para el diálogo, los anapésticos y eólicos para el
canto interpolado o coro.

Aún no se ha averiguado de un modo cierto de dónde proceden los picantes baquios y créticos
de Plauto y Terencio. Luego Ennio en sus Annales reemplazó el saturnio por el hexámetro dactílico
de Homero y Hesíodo e introdujo el dístico elegíaco en la literatura latina. El hexámetro llegaría a ser
en adelante el verso preferido para la epopeya, la sátira, la poesía pastoril; el dístico para la poesía
amorosa y en menor extensión para el epigrama.

Los versos de los modelos helenísticos de los neotéricos se caracterizan por su elegancia y una cierta
inclinación a la normalización de los esquemas del verso. Los mismos neotéricos procuran, en contraste
con los más antiguos poetas, una imitación formal de sus modelos lo más exacta posible. El único
para nosotros suficientemente conservado, Catulo, hizo populares más tarde en Roma dos versos muy
semejantes, el falecio y el yambo escazonte. También la estrofa sáfica se encuentra ya en él.

A otros modelos griegos más antiguos (Alceo, Safo, Arquíloco, Anacreonte) se remonta la lírica de
Horacio, pero también su técnica del verso parece haber sido fuertemente influido por los anhelos de
normalización de la poesía helenística.

2. PROSODIA Y MÉTRICA LATINAS


2.1. Prosodia latina

Los fonemas y sus rasgos distintivos, objeto de la fonología, se van aislando mediante la segmentación
de la cadena hablada, y así se logra hacer su inventario en cada lengua. Se llaman, por ello, rasgos
segmentales. Pero hay otros rasgos lingüísticos que no coinciden con la segmentación en fonemas
y que afectan a una parte mayor de la cadena, concretamente a la sílaba: son los rasgos llamados
suprasegmentales o también prosodemas, objeto específico de la prosodia. Los prosodemas son
fundamentalmente tres:
a. Tono: que se coloca sobre una vocal o sonante y la hace contrastar por su altura musical sobre
las otras.
b. Acento: que conlleva intensidad y hace contrastar una sílaba de la palabra con las demás.
c. Cantidad: basada en la duración.

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 2 Tel. 963 768 542 - 960 624 309 - 610 900 111
I. EL RITMO LATINO. SUS ELEMENTOS PROSÓDICOS FUNDAMENTALES

Podríamos definir el ritmo como la repetición o el retorno de determinados elementos a intervalos


regulares. Los elementos fundamentales del ritmo lingüístico varían de una lengua a otra. En el ritmo
latino se han registrado los elementos siguientes:
a. Aliteración. Supone una insistencia en el comienzo de la palabra. Es muy frecuente en la versificación
latina arcaica. Ej.: libera lingua loquemur ludis liberalibus (Nevio).
b. Rima. Conlleva una insistencia en el final de palabra, tampoco fue un elemento sistemático del
ritmo latino salvo en la poesía latina medieval, pasando luego a las lenguas romances.
c. Número de sílabas. Es un elemento fundamental del ritmo latino ya que forma parte de la
versificación lírica o eolia, donde existen decasílabos, eneasílabos, sin que pueda alterarse el
número de sílabas sin hacer incorrecto el verso.
d. Cantidad y acento. Actualmente hay autores aislados que han hincapié sobre la importancia del
acento, e incluso han llegado a defender que la cantidad se confunde con la intensidad de modo
que la sílaba larga no sería otra cosa que la capaz de recibir el ictus rítmico. En el latín tardío y
medieval, la cantidad deja de ser el elemento fundamental del ritmo, para pasar a serlo el acento.

II. SÍLABA LARGA / SÍLABA BREVE. LAS LARGAS ‘POR POSICIÓN’

La denominación de sílaba larga y breve tiene que ver con la duración en el tiempo. Para la cantidad
de las sílabas en latín hay que tener presentes las observaciones siguientes:
a. No cuentan a efectos de cantidad las consonantes que preceden en la sílaba a la vocal.
b. Es breve la sílaba acabada en vocal breve: a, la cla, scla.
c. Es larga la sílaba acabada en vocal larga: e, le, ple, sple.
d. Es larga la sílaba acabada en consonante (sílaba cerrada o trabada) sea cual sea la cantidad de
su vocal.

III. NORMAS PARA RECONOCER LA CANTIDAD DE LAS SÍLABAS

a. Largas por posición. Es larga toda vocal seguida de dos consonantes (tanto si las dos consonantes
pertenecen a la misma palabra, como a palabras distintas). Pero hay que tener en cuenta que si
ambas son muta cum liquida, pueden hacer posición o no, es decir, alargar o no la vocal: patris,
lacrima, tenebrae, pero si las dos consonantes pertenecen a la palabra siguiente no hacen posición:
urbe fruuntur. Hay que tener en cuenta además que cuentan como dos consonantes las consonantes
dobles x, z, y también la i consonántica que procedía de una geminada.
b. Largas por naturaleza. Son vocales largas por naturaleza los diptongos (au, ae, oe, eu) y las vocales
procedentes de diptongos monoptongados (includo), de contracciones (cogo).
c. Breves por posición. Es breve toda vocal seguida de otra vocal que no forme diptongo. Aún así hay
excepciones:
i. Formas de fio que no tienen r.
ii. La e del genitivo y dativo de la 5ª Declinación.
iii. Los genitivos y vocativos de los nombres en –aius, -eius.s
iv. Son indiferentes los genitivos en –ius: istius, illius, ipsius.
d. Breves reconocibles por resultados fonéticos. Son breves las vocales objeto de supresiones (valide,
neue), las que sufren alteraciones u oscilaciones de timbre (facio/conficio, premo/comprimo, caput/
capitis, etc.), y las vocales e, o que diptongan en ie, ue al pasar al castellano: tenes, novo, y la i, u se
abren en e, o: times, lupa.
e. Monosílabos. Son generalmente largos en palabras con entidad significativa, como sustantivos
o formas verbales: sol, fur, ver, rus, ius, da, etc. Pero hay excepciones como cor, fel, mel, os. Las
preposiciones son breves salvo a, de, e, pro.
f. Sílabas finales de palabra.

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 3 Tel. 963 768 542 - 960 624 309 - 610 900 111
i. SÍLABAS ABIERTAS.
• Suelen ser largas:
ͳͳ Las terminadas en –a: ama, supra, triginta. Excepto el nominativo y vocativo singular de la 1ª
Declinación y los neutros plurales.
ͳͳ Las terminadas en –i: homini, audi, domini, illi, amavi. Excepciones: nisi, quasi, necubi, etc.
ͳͳ Las terminadas en –o: domino, amo.
ͳͳ Las terminadas en –u: manu, tu, diu.
• Suelen ser breves las terminadas en –e: domine, leone, ille, amare, salvo los ablativos de la 5ª
declinación y los imperativos de la 2ª conjugación.

ii. SÍLABAS CERRADAS

ͳͳ Suelen ser breves las terminadas en consonante distinta de –s: rosam, dominum, flumen, consul, pater,
apud, amat.
ͳͳ De las terminadas en –s son generalmente largas las finales en –as, -es, -os: rosas, dominos, leones.

iii. SÍLABAS MEDIALES

•• Declinación: son largos los morfemas –a, -e, -o: rosarum, dierum, duorum y breves los morfemas –i, -u:
hostibus, artubus.
•• Flexión verbal:
ͳͳ Tema de presente: son largas la –a, -e, -i de las conjugaciones 1, 2, 4 así como el sufijo –ba- del
imperfecto. Son breves la –e y la –i de la 3 y mixta pero larga la –e- del imperfecto y el futuro. Son
largas las vocales de los sufijos de presente e imperfecto de subjuntivo de todas las conjugaciones
ͳͳ Tema de perfecto: los perfectos en –ui tienen larga la vocal que precede: amavi, delevi, audivi,
y breve la –i- en posición medial en todos los verbos: amavimus, monuimus, legimus, audivimus.
Es largo el sufijo de ambos pluscuamperfectos y breve el futuro perfecto/perfecto de subjuntivo.
ͳͳ Tema de supino: son generalmente largas las vocales –a, -e, -o, -u. La –i es larga si corresponde
a un perfecto en –iui, pero breve si corresponde a un perfecto en –ui no precedido de vocal:
monitum, tacitum.

IV. FENÓMENOS PROSÓDICO-MÉTRICOS: ELISIÓN Y LICENCIAS

a. Elisión
En la secuencia del verso latino, cuando una palabra termina en vocal o en –m y la siguiente comienza
por vocal o por h-, se elide a efectos métricos la vocal + -m con que termina la primera palabra.
Cuando la segunda palabra son las formas es / est, hay aféresis de la e, en lugar de elisión de la
vocal final anterior.

b. Licencias métricas
ͳͳ Hiato: es justamente el fenómeno opuesto a la elisión o sinalefa, es decir, no elidir en los casos
mencionados, la vocal o vocal + m final de palabra.
ͳͳ Sinéresis o sinicesis. Consiste en formar una sola sílaba con dos vocales sucesivas que no forman
diptongo y que constituyen por tanto dos sílabas; es una especie de falso diptongo: aureo.
ͳͳ Diéresis: es el fenómeno contrario al anterior, hacer de un diptongo dos sílabas, a veces contando
como vocal la i, u consonánticas: Orpheus.
ͳͳ Consonantización: consiste en tomar como consonante la i, u vocálicas. Su efecto métrico es como
el de la sinicesis, hacer de dos sílabas una, y además alargar la sílaba anterior, al quedar su vocal
ante dos consonantes.

2.2. Métrica latina

La cadena rítmica está formada por una serie de unidades o segmentos, de distinta amplitud. Las
unidades básicas fundamentales de la métrica latina son, de menor a mayor, las siguientes:

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 4 Tel. 963 768 542 - 960 624 309 - 610 900 111
a. EL PIE
La cantidad silábica como tal no puede producir ritmo, pues una sola sílaba no puede ser unidad
de retorno. En cambio el pie sí es la unidad métrica significativa. Tiene necesariamente un mínimo
de dos sílabas y constituye una unidad rítmica formada por un tiempo fuerte o marcado y un tiempo
débil o intervalo que le precede o le sigue.
Las distintas agrupaciones y combinaciones de sílabas largas y breves dan lugar a diferentes pies. Los
que más nos interesan aquí son los siguientes:
ͳͳ De dos sílabas: pirriquio (∪∪), troqueo (−∪), yambo (∪−), espondeo (−−).
ͳͳ De tres sílabas: tríbraco (∪∪∪), dáctilo (−∪∪), anapesto (∪∪−), proceleusmático (∪∪∪∪), coriambo
(−∪∪−).

b. METRO
La unidad métrica no podía ser el pie, porque unos eran puros y otros condensados. Como iban
alternando, la unidad de retorno era el doble pie, es decir, el metro.

c. VERSO
En la jerarquía que presentan las unidades rítmicas, el verso es la unidad fundamental del sistema
rítmico y métrico latino. Es anterior a su segmentación en unidades inferiores y a su agrupación
en unidades superiores. Puede definirse como la unidad de un corte o silencio con lsa sílabas que
le preceden hasta el anterior silencio de la misma calidad rítmica. El verso, como unidad rítmica,
tiene determinadas marcas formales, que a veces se acumulan en redundancia, y que son
fundamentalmente:
ͳͳ Coincidencia de final de palabra con final de verso.
ͳͳ La sílaba final de verso es indiferentemente larga o breve, se denomina anceps.
ͳͳ Hay normalmente hiato entre el final de un verso y el principio del siguiente.

Los versos pueden clasificarse según su final, su comienzo o su parte central, del modo siguiente:
ͳͳ Según su final:
• Catalécticos: cuando su último pie está incompleto. Si el verso posee su esquema métrico
completo, es acataléctico.
• Hipercataléctico: cuando se considera que se les ha añadido al final una o más sílabas
sobre su esquema teórico.
• Hipérmetros: cuando tienen una sílaba de más.
ͳͳ Según su comienzo:
• Acéfalos: cuando les falta alguna sílaba al principio.
• Procéfalos: cuando poseen en su comienzo una sílaba de más, denominada anacrusis.
ͳͳ Según su parte central, los versos se llaman asinartetos cuando están compuestos de dos miembros
o hemistiquios no bien trabados, de modo que la sílaba final del primer miembro es indiferente y
se admite en ella el hiato, como en la sílaba final de verso.

d. CESURA
En los versos largos, de 11 o más sílabas, suele haber, en algún lugar del interior, un corte llamado
técnicamente cesura. Durante mucho tiempo se defendió que la cesura era una pausa, bien de
tipo fisiológico, para tomar aliento, bien de tipo sintáctico con final de frase.

Es, como su nombre indica, un corte en lugares determinados del verso, establecidos por convención.
Suele estar siempre entre palabra y palabra, aunque a veces suele estar en medio pie, llamándose
diéresis métrica, como la que se considera que existe a veces entre el cuarto y el quinto pie del
hexámetro, a la que se le da el nombre de diéresis bucólica.

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 5 Tel. 963 768 542 - 960 624 309 - 610 900 111
3. PIES Y VERSOS MÁS USADOS
3.1. Ritmo dactílico

a. Hexámetro
Es el verso de la poesía épica, de la sátira y de la poesía didáctica. Consta de seis dáctilos. En
los cuatro primeros, las dos breves pueden estar sustituidas por una larga y aparecer, por tanto,
espondeos. El quinto pie es habitualmente dáctilo, el sexto es anceps.
El hexámetro presenta normalmente una o más cesuras. Pentemímera después del quinto semipié,
trihemímera, después del tercer semipié, heptemímera, después del séptimo semipié y trocaica entre
las dos breves del tercer pie.

b. Pentámetro. Dístico elegíaco


El pentámetro consta de cinco pies dáctilos, pero distribuidos de esta forma: dos dáctilos y medio
+ dos dáctilos y medio. Los dos miembros están separados por una diéresis métrica. En el primer
miembro los dos dáctilos pueden estar sustituidos por espondeos.
El pentámetro se usa normalmente precedido de un hexámetro y formando con él el llamado dístico
elegíaco, propio especialmente de la elegía y el epigrama.

3.2. Ritmo yámbico

a. Dímetro: Consta de cuatro yambos (dos metros) aunque no suele usarse en latín nada más que
en combinación con otros versos, sobre todo con el trímetro, con el que forma el llamado dístico
epódico. Alcanzará gran desarrollo en la lírica cristiana.

b. Trímetro y senario yámbico: constan de seis yambos, tienen cesura pentemímera o heptemímera
y se utiliza sobre todo en las partes dialogadas del teatro y en las fábulas de Fedro. Es uno de los
principales esquemas de la versificación latina y dará el endecasílabo de las lenguas románicas.

c. Trímetro escazonte: es una modalidad del trímetro que consiste en presentar invertida la estructura
métrica del último pie: en lugar de ser un yambo puro es un troqueo. A cambio tiene un yambo puro
en el 5º pie. Se le llama también coliambo o hiponacteo, muy utilizado por Catulo y Marcial.

d. Tetrámetro, octonario y septenario: utilizados en el teatro con una diéresis que los divide en dos
partes iguales (4+4) o bien una cesura después del noveno semipié.

3.3. Ritmo trocaico

Lo más importante es el octonario trocaico, usado en el teatro, con diéresis que lo divide en dos
hemistiquios, y la variante cataléctica llamada septenario trocaico, muy utilizado en los diálogos
teatrales, verso propio de la versificación popular que evolucionó al octosílabo castellano.

3.4. Los versos líricos: estrofas más importantes

Se llama líricos a una serie de versos que se emplean casi únicamente en poesía lírica. También se habla
para los mismos versos de métrica eolia por proceder de Alceo y Safo, escritores en dialecto eolio y
métrica coriámbica, por ser el coriambo su pie fundamental. Características fijas:
ͳͳ Número fijo de sílabas, por lo que su métrica es silábico-cuantitativa.
ͳͳ Coriambo como pie fundamental −∪∪−
ͳͳ Posibilidad de que preceda al coriambo un par de sílabas de cantidad indiferente, llamada base.
ͳͳ Se agrupan habitualmente en estrofas de cuatro versos.

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 6 Tel. 963 768 542 - 960 624 309 - 610 900 111
Los principales versos líricos son los siguientes:
a. Sin base: el adónico, coriambo hipercataléctico −∪∪− −
b. Con base simple:
i. Ferecracio: XX −∪∪− − (base + coriambo hipercataléctico).
ii. Glicónico: XX −∪∪− ∪− (base + coriambo + yambo).
iii. Asclepiadeo: XX −∪∪− −∪∪− ∪− (base + dos coriambos + yambo).
c. Con doble base en endecasílabo sáfico XXXX −∪∪−∪− − (doble base + coriambo + monómetro
yámbico cataléctico).
d. Versos alcaicos:
i. Endecasílabo alcaico: −−∪−− // −∪∪−∪−. Se divide en dos partes (5+6) por una diéresis: la
primera parte es un monómetro yámbico hipercataléctico; la segunda se compone de
coriambo + yambo.
ii. Decasílabo alcaico: −∪∪−∪∪−∪−−. Aunque puede aislarse un coriambo inicial, la estructura es
la de dos dáctilos + dos troqueos.
iii. Eneasílabo alcaico: −−∪− −−∪− −. Es un dímetro yámbico hipercataléctico, el único de los
versos líricos sin coriambo.

Las estrofas líricas más importantes son:


ͳͳ Estrofa sáfica. Consta de tres endecasílabos sáficos seguidos de un adónico.
ͳͳ Estrofa alcaica. Consta de dos alcaicos endecasílabos + un eneasílabo + un decasílabo.
ͳͳ Estrofa asclepiadeas. La A que consta de tres asclepiadeos y un glicónico y la B que consta de dos
asclepiadeos, un ferecracio y un glicónico.

4. BIBLIOGRAFÍA
Referencias legislativas:

ͳͳ Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo básico de la Educa-
ción Secundaria Obligatoria y del Bachillerato.
ͳͳ Orden ECD/1361/2015, de 3 de julio, por la que se establece el currículo de Educación Secundaria
Obligatoria y Bachillerato para el ámbito de gestión del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte,
y se regula su implantación, así como la evaluación continua y determinados aspectos organizativos
de las etapas.

Webgrafía:

http://www.culturaclasica.com/
http://clasicas.usal.es/portal_recursos/
http://www.chironweb.org/

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 7 Tel. 963 768 542 - 960 624 309 - 610 900 111
TEMA 49
Rasgos generales de la religión en roma. El culto imperial. Huellas en la
cultura occidental

1. Introducción. Influencias
1.1. Religión mediterránea
1.2. Religión indoeuropea
2. Características de la religión romana
2.1. Períodos de la religión romana
2.2. Características principales
3. Los sacerdotes. Las fiestas religiosas
3.1. Los sacerdotes
3.2. Las fiestas religiosas
4. Culto público y culto privado
4.1. Culto público
4.2. Culto privado
5. Las religiones orientales. El culto al emperador
5.1. El culto a Roma y a sus emperadores
5.2. Los cultos orientales: el cristianismo
6. Huella en la cultura occidental
7. Bibliografía

1. INTRODUCCIÓN. INFLUENCIAS
Desde la antigüedad más remota, el hombre ha sentido la necesidad de comprenderse a sí mismo y
al mundo que le rodeaba. Pero antes del surgimiento de la ciencia, la humanidad carecía de recursos
para responder a los interrogantes que se le planteaban: ¿De dónde procede la lluvia? ¿Qué sentido
tiene la muerte?. Pronto emprende la búsqueda de respuestas; recurre a la invención de explicaciones
fantásticas ante las cuestiones fundamentales de la vida, en las que imagina a las divinidades
controlando los elementos de la naturaleza.

Estas narraciones fantásticas, denominadas mitos, responden a una necesidad básica del hombre, que
se manifiesta en distintas épocas, lugares y culturas.

1.1. Religión mediterránea

Los pueblos de la Antigüedad consideraban fundamentales estas narraciones míticas, así como a las
divinidades que las protagonizaban. En consecuencia, edificaban templos en su honor, las adoraban y
realizaban ofrendas y sacrificios para que les fueran propicias: constituían, de algún modo, su religión.

Las poblaciones que habitaban las regiones del Mediterráneo en una época anterior a la llegada de
los indoeuropeos tenían una cultura primordialmente matriarcal y agrícola. De estas dos características
derivan sus aportaciones en el ámbito religioso.

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 1 Tel. 963 768 542 - 960 624 309 - 610 900 111
a. La fecundidad se concibe como un misterio religioso, ya que es lo que provoca el origen de
la vida. Así, la mujer ocupa un lugar predominante en los mitos de estos pueblos: diosa Istar en
Mesopotamia, Cibeles, Gea…
b. Los elementos de la naturaleza, tanto animales como plantas, cobran gran importancia, hecho que
queda patente en la asociación de determinados animales a los dioses: el Minotauro, la lechuza…
c. Los ciclos de la cosecha y su relación con las estaciones son una constante preocupación, tal
como lo demuestran los abundantes relatos que presentan el tema. Mito de Deméter y Ceres.

1.2. Religión indoeuropea

Las sucesivas invasiones de pueblos indoeuropeos, caracterizados por una sociedad patriarcal, guerrera
y pastoril, trajeron consigo la introducción de nuevos elementos religiosos que se superpusieron a los ya
existentes en las poblaciones autóctonas.
a. Los dioses presentan una organización patriarcal presidida por un dios supremo de la luz, el cielo
y sus fenómenos atmosféricos.
b. La organización de las divinidades más relevantes en grupos de tres (tríadas) refleja la estructura
jerarquizada de la sociedad indoeuropea. Normalmente una de ellas representa la soberanía
jurídica, otra la fuerza y la última la prosperidad.
c. El carácter guerrero de la sociedad indoeuropea se manifiesta en la existencia de divinidades
relacionadas con la guerra.

2. Características DE LA RELIGIÓN ROMANA


El término latino religio ha pasado a la mayoría de las lenguas modernas occidentales. Sin embargo
su sentido clásico no es simple; indica, por un lado, la actitud respetuosa hacia el culto y, por otro, el
vínculo que une a dioses y a hombres. Por supuesto, a lo largo de su historia, esta religión experimentó
cambios y recibió múltiples influencias externas, pero en lo fundamental se mantuvo casi invariable
durante muchos siglos.

2.1. Períodos de la religión romana

Para aproximarnos a esta religión, debemos distinguir diferentes etapas, paralelas a la historia de la
sociedad romana:
a. Origen de Roma – final de la IIª Guerra Púnica. En este período se establecen y consolidan los ritos
y las instituciones religiosas; se rinde culto a una serie de divinidades autóctonas, los dii indigetes
(Júpiter, Marte, Quirino, Jano, Vesta, Juno, Fauno, etc…); se incorporan también dioses de origen
itálico y etrusco (Minerva, Venus, Vulcano, Apolo…)
b. Final de la IIª Guerra Púnica – final de la República. Es el comienzo de una serie de grandes cambios
en la religión romana. La influencia griega se hace sentir de manera evidente: el panteón romano
recibe a los dioses del Olimpo griego, identificando a sus antiguos dioses con éstos. Con la crisis
del Estado, también entra en crisis la religiosidad romana y, en consecuencia, caen en desuso
algunos de sus cultos más antiguos.
c. Época imperial. Durante el principado de Augusto se realiza una labor de restauración de las
tradiciones religiosas, pero ello no puede parar el fuerte influjo de cultos orientales que invade
el mundo romano. Las nuevas religiones, como el cristianismo o los cultos de Isis, Osiris o Mitra,
prometían a sus iniciados felicidad completa y una vida eterna después de la muerte. Los romanos,
inmersos en una profunda crisis política y social, abrazaron con furor estas doctrinas y se produjo
un sincretismo religioso en el que convivían infinidad de cultos, a veces opuestos entre sí.

2.2. Características principales

Hay una serie de rasgos fundamentales que ayudan a explicar la originalidad de la religión romana:
a. Doble naturaleza: conservadurismo y tolerancia. Por una parte, esta religión mantiene aspectos
que se remontan a su pasado indoeuropeo, como el culto a los árboles, al fuego generador y a

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 2 Tel. 963 768 542 - 960 624 309 - 610 900 111
las armas, y la estructura tripartita de las funciones divinas, asociadas a la tríada de dioses más
antiguas. Por otra parte, muestra una actitud de tolerancia ante las influencias externas ya que
no se trataba de un sistema cerrado, sino de un politeísmo abierto.
b. Importancia del culto y el ritual. Se basa en el estricto respecto hacia ritos y ceremonias transmitidos
por los antepasados como un conjunto de valores morales. No procede de una revelación divina
ni de la enseñanza de profetas. No contiene dogmas ni está recogida en libros sagrados.
c. Concepción abstracta y funcional de sus dioses. Cada divinidad estaba ligada a una actividad
humana concreta, reflejo del carácter profundamente práctico de los romanos
d. Carácter histórico de las leyendas romanas. Sus protagonistas no eran los dioses sino los hombres
que forjaron Roma en sus orígenes.
e. Estrecha relación entre Estado y religión. Es el Estado el que regula los cultos y administra los
colegios sacerdotales. La veneración a sus dioses se hacía en tres niveles: el culto familiar o
privado (sacra domestica), el culto de las gentes o clanes familiares (sacra gentilicia) y el culto
estatal o público (sacra publica).
f. Paralelismo entre religión y derecho. El vínculo que los romanos establecen con sus dioses es
parecido a n contrato. Cuando alguien hacía una petición a una divinidad, se establecía un
compromiso (votum) una obligación de tipo jurídio por la que se prometía una ofrenda a cambio
de la obtención de un beneficio. La base de este pacto era la fides, entendida como la confianza
total de una persona hacia otra o hacia la divinidad; es el respeto a los compromisos contraídos.

3. LOS SACERDOTES. LAS FIESTAS RELIGIOSAS


3.1. Los sacerdotes

Entre los rasgos distintivos de la religión romana, hemos mencionado la estrecha relación entre religión
y Estado. Los romanos creían que la suerte de su ciudad y, en definitiva, de todo su imperio, dependía
del “estado de ánimo” de las divinidades. Por ello, para conseguir que los dioses les fuesen propicios
y obtener así sus favores, consideraron necesario establecer una serie de instituciones religiosas
encargadas de velar por el estricto cumplimiento de las cuestiones sagradas. Es así como aparecen en
Roma, ya desde los primeros tiempos de su historia, los distintos colegios sacerdotales.

Pero la relación entre religión y Estado iba más allá de lo puramente formal: la mayoría de los sacerdotes
participaban activamente en la vida política de Roma ya que les era posible compatibilizar su función
religiosa con el desempeño de alguna magistratura.

Desde la mentalidad práctica de los romanos, éstos agruparon a los sacerdotes en colegios y les
asignaron funciones específicas: así se aseguraba la mayor correción posible en el cumplimiento del
culto a los dioses:
• Rex sacrorum (1) – jefe de la religión estatal, al servicio del dios Jano. Con el tiempo fue desplazado
de gran parte de sus funciones por otros sacerdotes.
• Flámines (15) – Cada uno de ellos al servicio de una divinidad: el flamen dialis al servicio de Júpiter,
que sustituía al rey en ausencia de éste y se le tributaban grandes honores y tenía puesto en el
Senado, el martialis de Marte, el quirinalis de Quirino.
• Pontífices (de 5 a 15) literalmente “los que hacen puentes”. Presiden a los demás sacerdotes,
atienden el culto público oficial, confeccionan el calendario, controlan el riguroso cumplimiento
de las ceremonias y asesoran en materia de religión. Al frente de ellos estaba el Pontifex Maximus
suprema autoridad. Su poder es tal que los emperadores se reservaban este título.
• Vestales (6) es el único colegio sacerdotal compuesto por mujeres, siempre de origen patricio.
Responsables de mantener vivo el fuego de Vesta (diosa del hogar y, en este caso, protectora de
la ciudad). Guardaban voto de castidad bajo pena de ser enterradas vivas. Eran muy respetadas y
gozaban de grandes privilegios.
• Salios (de 12 a 24) responsables de abrir y cerrar el período de campañas militares (de marzo a
octubre) por medio de danzas rituales. Consagrados a Marte.
• Feciales (20) llevan a cabo los ritos de declaración de guerra y de firma de los tratados de paz.

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 3 Tel. 963 768 542 - 960 624 309 - 610 900 111
También la religión romana disponía de sacerdotes para practicar el culto a los dioses de la naturaleza:
• Lupercos (12) consagrados a Fauno, ejecutaban en febrero una serie de ritos para proteger de los
lobos al ganado.
• Arvales (12) consagrados a Dea Día, protegían los campos labrados por medio de una fiesta ritual
que celebraban en mayo.

Por último, los sacerdotes encargados de la predicción del porvenir eran:


• Augures (de 3 a 17) intérpretes de los presagios celestes a través del examen del vuelo de las
aves y del apetito de los “pollos sagrados” o por la observación de rayos, truenos y relámpagos.
Participaban en la inauguración de ciudades y templos.
• Arúspices de rango inferior, predecían el futuro por el estudio de las entrañas de las víctimas. De
origen etrusco.
• Decemviros (10) son diez varones encargados de las ceremonias sagradas. Tras consultar los Libros
Sibilinos, proponían remedios (sacrificios, súplicas, construcción de templos, etc.) para solucionar los
problemas que pudieran afectar a la ciudad.

3.2. Las fiestas religiosas

Además del servicio de los distintos colegios sacerdotales, los dioses contaban con una serie de días al
año reservados para su culto. Estos días, llamados feriae, eran en realidad festividades religiosas en las que
solían llevarse a cabo ceremonias rituales en honor a alguna divinidad. Las festividades principales eran:

Las Saturnalia
Dedicadas a Saturno, se celebraban en el mes de diciembre. Estaban marcadas por una alegría
desenfrenada que invadía la ciudad. Se suspendían todas las actividades y se invertían los papeles
sociales: los esclavos ocupaban el puesto de sus amos y viceversa. Se efectuaba además un intercambio
de regalos.

Las Lupercalia
Celebradas el 15 de febrero en honor a Fauno, comenzaban con el sacrificio de un perro o de un
macho cabrío. Los Lupercos, vestidos con un simple taparrabos, recorrían la ciudad azotando a la
gente (en especial a las mujeres) con correas de cuero. Se creía que así favorecía la fertilidad.

Las Liberalia
En honor de Líber (Baco), tenían lugar en marzo. Se invocaba la protección sobre las cosechas. Se
consumían unos pastelillos, liba, que vendían ancianas coronadas con hiedra. Las familias comían en
las calles, frente a sus casas.

A las fiestas religiosas debemos añadir otra modalidad de celebraciones, los ludi en los que se mezclaban
ceremonias religiosas y competiciones de todo tipo.

4. CULTO PÚBLICO Y CULTO PRIVADO


4.1. Culto público

Para los romanos el fin supremo de la religión era asegurar a los hombres la benevolencia y el favor
de los dioses. Pensaban que, para conseguirlo y mantenerlo, debían observar una serie de normas
establecidas por los antepasados.

La base de la liturgia romana consistía en plegarias acompañadas de una ofrenda o de un sacrificio o


ambas cosas. Cada acción y aspecto relacionado con el culto estaban minuciosamente descritos; de
este modo los romanos se aseguraban de que los dioses recibieran sus peticiones sin posibilidad de error.
• Plegaria – consistía en una fórmula mágica (carmen) con la que el hombre intenta atraerse la voluntad
divina, su satisfacción o su amistad. El oficiante que la pronuncia debe hallarse en estado de pureza.

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 4 Tel. 963 768 542 - 960 624 309 - 610 900 111
• Sacrificio – sacrum facere. El hecho de convertir algo en sagrado tiene como objetivo el conocer
el estado de ánimo de los dioses, interpretar su voluntad a través de las entrañas de las víctimas,
renovar su benevolencia y dar las gracias por los beneficios recibidos. Hay distintos tipos, públicos y
privados, además de cruentos o incruentos.
• Supplicatio – es un rito colectivo, decretado por el Senado ante circunstancias excepcionales
(momentos de peligro crítico, grandes victorias militares); su finalidad era restablecer la armonía
con los dioses.
• Lustratio – es un acto de purificación simbólica con un carácter mágico y primitivo.
• Devotio – era un acto de autosacrificio en el que un ciudadano entregaba voluntariamente su vida
por la comunidad para obtener un triunfo.

4.2. Culto privado

La familia, núcleo esencial de la sociedad romana, participaba intensamente en los cultos domésticos;
cada grupo familiar tenía uno propio, y su oficiante era el paterfamilias; además, compartían el culto
a su antepasado común. Esta práctica, limitada a las familias patricias, se relaciona con el profundo
respeto al mos maiorum.

Aparte de la veneración al antepasado común hay otros objetos de culto privado que practicaba
cada familia:
• Lares – eran las divinidades tutelares del hogar, del fuego en torno al que giraba la vida de la familia.
Velan por la prosperidad y la salud de las personas que viven en la casa.
• Penates – de funciones muy semejantes, velan también por el bienestar de los miembros de la familia
y son recibidos en ella por tradición. Se identifican con los intereses, afectos, alegrías y tristezas de
la casa que protegen.
• El Genio – no es exactamente un dios, sino una entidad divina que representa la fuerza engendradora
del hombre. Se suele representar en forma de serpiente, y era exclusivo del varón.

5. LAS RELIGIONES ORIENTALES. EL CULTO AL EMPERADOR

La religión romana, en continuo cambio desde sus orígenes, llega a una nueva etapa con el
advenimiento del imperio. A pesar del intento de restauración de las tradiciones religiosas, llevado a
cabo por Augusto, resulta imposible frenar el aluvión de nuevos cultos que, procedentes de Oriente,
penetran en el mundo romano.

La introducción de estos nuevos cultos se ve favorecida por la crisis religiosa en la que se hallaba
inmersa gran parte de la población. Las clases altas de la sociedad, influidas por las corrientes filosóficas
helenísticas, comenzaban a tener un claro rechazo hacia cualquier modelo de religión.
Tres son los elementos distintivos que caracterizan a la religión en este período:

5.1. El culto a Roma y a sus emperadores

Si la ciudad recibía el tratamiento propio de una diosa, era lógico que sus máximos dirigentes fueran
también divinizados. Se adopta así la costumbre de convertir en dioses a seres humanos, práctica
denominada “apoteosis”. En Roma fue Julio César el primero que, ya en vida, era venerado como un
dios con el nombre de Divus Iulius. Su divinización oficial le llegó a su muerte. Augusto sigue el ejemplo
de César y pronto es divinizado como agradecimiento a su obra política y social.

En los primeros tiempos del Imperio, sus sucesores sólo recibirán el título de dioses una vez fallecidos;
sin embargo, ya en el siglo III, los emperadores quedaban divinizados prácticamente en el momento
en el que accedían al trono. El emperador Diocleciano, a finales del siglo III d.C., dio un paso más y
estableció un nuevo culto imperial: la adoración. Con este rito de la genuflexión, los súbditos rindieron
homenaje a la divinidad del emperador.

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 5 Tel. 963 768 542 - 960 624 309 - 610 900 111
5.2. Los cultos orientales: el cristianismo

Roma siempre se había sentido atraída por oriente: su modo de vida, su exotismo y el misterio de sus
religiones habían despertado la fascinación entre los romanos. Con la ampliación de las fronteras del
Imperio van a llegar a Roma nuevas corrientes religiosas donde se propugnaba una unión mística entre el
hombre y la divinidad. Destacan el culto a Cibeles y Atis, el culto a Isis y a Mitra y sobre todo el cristianismo.

Esta religión surge en Judea con un carácter monoteísta, que excluía la posibilidad de culto a
cualquier otra divinidad. La suerte que corrieron las primeras comunidades cristianas estuvo marcada
por una implacable persecución ordenada por distintos emperadores como Decio y Diocleciano. La
situación cambia en el año 313 con el Edicto de Milán del emperador Constantino que concede la
libertad de culto a todos los habitantes del Imperio. El camino para la expansión del cristianismo ya
estaba preparado. Hasta tal punto que Teodosio en el 392 declara el paganismo fuera de la ley y los
antiguos dioses son los que pasan a ser objeto de persecución; los imponentes templos son destruidos o
convertidos en iglesias, la libertad de culto prometida había sido ciertamente efímera.

6. HUELLA EN LA CULTURA OCCIDENTAL


Habría que cerrar los ojos a la evidencia para negar las supervivencias paganas en el culto cristiano
actual. El rito de las Saturnales influyó en el carnaval que se celebró en la misma fecha que las Lupercales.
Igualmente la Navidad tiene mucha influencia de esa fecha en la que los romanos se intercambiaban
multitud de regalos, fecha en la que los romanos celebraban el nacimiento del sol, el solsticio de invierno.
Por último, la eucaristía cristiana sigue siendo una especie de sacrificio simbólico a su dios.

En cuanto a la veneración de los emperadores, desarrollada a partir del alejandrinismo, continuó en las
monarquías absolutistas al igual que en las dictaduras. Y los edificios construidos en su honor no dejan
de asemejarse a multitud de templos del mundo romano.

Por otra parte, siguen conservándose en la lengua castellana palabras como liturgia, abominar,
monstruoso, milagro, genial que derivan del culto privado, o augurar, pontífice y auspicio del culto público.

7. BIBLIOGRAFÍA
Referencias legislativas:

ͳͳ Real Decreto 1105/2014, de 26 de diciembre, por el que se establece el currículo básico de la Educa-
ción Secundaria Obligatoria y del Bachillerato.
ͳͳ Orden ECD/1361/2015, de 3 de julio, por la que se establece el currículo de Educación Secundaria
Obligatoria y Bachillerato para el ámbito de gestión del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte,
y se regula su implantación, así como la evaluación continua y determinados aspectos organizativos
de las etapas.

Webgrafía:

http://www.culturaclasica.com/
http://clasicas.usal.es/portal_recursos/
http://www.chironweb.org/

Prohibida la reproducción total o parcial sin permiso escrito del editor Página 6 Tel. 963 768 542 - 960 624 309 - 610 900 111

También podría gustarte