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EL APRENDIZAJE, SU FACILITACIÓN Y SU EVALUACIÓN

Carl R. Rogers

¿Cómo aprende una persona? ¿Cómo se puede facilitar el aprendizaje de cosas importantes?
Presentamos aquí un resumen de los principales principios psicológicos implicados, extraídos de
experiencias prácticas con situaciones de aprendizaje y de la investigación en este campo.

I. El Aprendizaje

1) Los seres humanos tienen una potencialidad innata para aprender:

Son curiosos sobre su mundo, a no ser que su curiosidad sea opacada por la experiencia en un sistema
educacional como el actual. Son ambivalentemente deseosos de crecer y desarrollarse. La razón de esta
ambivalencia es que todo aprendizaje implica cierto dolor, ya sea dolor en relación al aprendizaje
mismo (por ejemplo un niño que se cae aprendiendo a caminar) o por la ansiedad que genera el
abandonar ciertos aprendizajes previos.

Esta potencialidad y el deseo de aprender y descubrir, de aumentar el conocimiento y la experiencia


puede ser satisfecho bajo condiciones adecuadas. Es una tendencia en la que podemos confiar. El
enfoque educacional que planteamos se construye alrededor del deseo natural de aprender de los
estudiantes.

2) Se da un aprendizaje significativo, cuando la materia es percibida por el estudiante como relevante


para sus propósitos: o sea, una persona aprende en forma significativa sólo aquellas cosas que percibe
como implicadas o necesarias para la manutención y crecimiento de su yo (self).

3) El aprendizaje que implica un cambio en la organización del yo, en la percepción de si mismo, es


amenazante y tiende a ser resistido. Es decir, cuando está en contradicción con las propias
convicciones o cuando está relacionado con contradicciones dentro de uno mismo.

4) Aquellos aprendizajes que son amenazadores para el yo (self), son percibidos y asimilados más
fácilmente cuando las amenazas externas son mínimas.

5) Cuando la amenaza al yo (self) es baja, la experiencia puede ser percibida de un modo diferenciado
y dar lugar al aprendizaje.

6) El aprendizaje significativo se adquiere en su mayor parte “experienciando”, o sea en la


confrontación directa con problemas prácticos.

7) El aprendizaje se facilita cuando el individuo participa responsablemente en el proceso: cuando


elige sus propias direcciones y metas, ayuda a descubrir sus propios recursos, formula sus propios
problemas, decide cursos de acción y vive las consecuencias de sus elecciones.


Resumido del Capítulo 7 de Libertad y creatividad en la Educación. Editorial Paidós, Buenos Aires, 1978.

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8) El aprendizaje autoiniciado, que implica a la persona total del que aprende –sentimientos y
pensamientos- es el más profundo y duradero.

9) La independencia, creatividad y autonomía se ven facilitadas cuando la base es la autocrítica y la


autoevaluación en contraposición a la evaluación de otros: la creatividad florece en un ambiente de
libertad, la evaluación externa es infructuosa si nuestra meta es el trabajo creativo.

10) El aprendizaje socialmente más útil en el mundo moderno, es el aprendizaje del proceso de
aprendizaje, que significa adquirir una apertura continua a la experiencia y la incorporación del yo
(self) en el proceso de cambio.

II. La Facilitación

1) Es función fundamental del facilitador crear un clima apropiado para las experiencias de la clase o
grupo. Si su actitud básica es de confianza, lo trasmitirá de un modo sutil.

2) El facilitador ayuda a elicitar y clarificar los propósitos de los individuos en la clase, así como
también los propósitos más generales del grupo.

3) La facilitación se basa en el deseo de cada estudiante de implementar aquellos propósitos que tienen
significado para él, como la fuerza motivacional que está detrás del aprendizaje significativo.

4) El facilitador organiza y hace accesibles la mayor cantidad de recursos posibles y se ve a si mismo


como un recurso flexible, para ser utilizado por el grupo.

5) Responde a las expresiones emocionales del grupo, aceptando el contenido intelectual tanto como la
actitud emocional (sea ésta facilitadora o interfiriente al aprendizaje), tratando de asumir el énfasis que
cada aspecto tiene para el individuo o el grupo.

6) A medida que ese establece el clima de aceptación en la clase, el facilitador es cada vez más capaz
de transformarse en un aprendiz participante, en un miembro más del grupo, expresando sus puntos de
vista como cualquier otro.

7) El facilitador toma la iniciativa de compartirse a si mismo con el grupo, tanto en el área afectiva
como cognitiva, pero sin imponerse: los estudiantes pueden tomar o dejar.

8) Durante las clases prestará especial atención a las experiencias indicativas de sentimientos fuertes y
profundos.

9) Debe reconocer y aceptar sus limitaciones.

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III. La Autoevaluación

¿Cómo resolveremos el problema de la graduación, de aprobación de cursos y exámenes,


cuando se utiliza este enfoque en la situación educativa? ¿Cómo se debe evaluar al alumno?

Nuestra experiencia ha corroborado el principio teórico de que la autoevaluación es la


modalidad más deseable de apreciación en un curso centrado en el alumno. Cuanto mayor era la
libertad para utilizar la autoevaluación en una situación semejante, más favorable eran los resultados.
Los estudiantes experimentaban la tarea de la autoevaluación como una oportunidad más para crecer.
Experimentaban con satisfacción el hecho de que nadie va a utilizar un foco externo de evaluación. No
necesitan temblar por temor a ser “aplazados”; ni pueden esperar con anticipación infantil la
aprobación. Para cada alumno la pregunta es ¿Cuál es mi sincera apreciación de lo que he realizado, en
la medida en que se relaciona con mis propios objetivos? Tampoco se obtiene ninguna ventaja inflando
la autoapreciación. Como escribe un estudiante: “Comencé a ver las cosas color rosa, pero ¿a quién
estaba engañando, y porqué habría de engañarme a mi mismo?”. Hacer una autoevaluación a menudo
es una tarea difícil. Significa que el estudiante debe formular sus criterios de evaluación y decidir
según las normas que tiene para sí mismo. Significa experimentar al máximo las implicaciones de
descubrir que, a largo plazo, el foco de la evaluación reside en uno mismo.

Esto no significa que debamos deshacernos de todo tipo de evaluación. Si elijo una persona de
entre diez aspirantes, los evalúo a todos ellos. Si un hombre se dispone a trabajar como médico,
psicólogo, abogado o arquitecto, probablemente el bienestar de la sociedad pueda requerir que se lo
evalúe en términos de ciertos criterios accesibles al público, de manera que la sociedad pueda saber si
es competente o no para su tarea. Pero debemos reconocer que tales evaluaciones se realizan en
nombre del bienestar de la organización. Hasta donde lo podemos determinar, no promueven el
crecimiento o el bienestar del individuo.

Una hipótesis tan radical exige una investigación intensiva. Hasta el momento el autor conoce
solamente un estudio referente a este punto. Beier (21) estudió el efecto de la evaluación del Rorschach
sobre el razonamiento, la solución de problemas y las habilidades motoras (1). Se administró a sesenta
y dos estudiantes graduados del test de Rorschach y test de razonamiento abstracto y resolución de
problemas. Luego se los dividió en un grupo “experimental” y un grupo “control”, homologados según
edad, inteligencia, capacidad para el razonamiento abstracto y grado de adaptación según la medición
de Rorschach. Luego se dio a los miembros del grupo experimental una interpretación estructurada de
los resultados de su Rorschach. En otras palabras, se los expuso a una evaluación (que probablemente
considerarían como autoritaria) hecha desde un marco de referencia externo. Se volvió a administrar a
ambos grupos los test de razonamiento abstracto, clasificación de cartas y capacidad para el dibujo
especular. El grupo experimental mostró más ansiedad, más rigidez y un mayor grado de
desorganización que el grupo de control. Parecían menos capaces de responder flexible e
inteligentemente a las exigencias de la situación. La diferencia entre los grupos era estadísticamente
significativa. Aunque este estudio enfoca solamente una fase del problema y requiere investigaciones
suplementarias, sus hallazgos concuerdan con nuestra propia experiencia, al indicar que cuando el
estudiante experimenta que el foco de la evaluación reside fuera de si mismo, se perturban la
organización y el desarrollo de la personalidad; y que cuando experimenta que se encuentra en sí
mismo, se fomenta el crecimiento personal.


Tomado de Psicoterapia centrada en el cliente: Editorial Paidós, Buenos Aires, 1975, pp. 353-357.

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IV. Los criterios de autoevaluación y de calificación 

Para mí y para la mayoría de los miembros de la clase, las calificaciones son absurdas en este
tipo de curso. Pero los miembros del grupo realizaron con honestidad la tarea, excepto un estudiante
que se rehusó aduciendo: “En este tipo de de curso las calificaciones son incoherentes”. Lo califiqué
con una “A” por su trabajo.
La mayoría de los miembros del grupo se autocalificaron con una “A”, y en casi todos los
casos era justo por las lecturas y razonamientos realizados, los insights personales logrados, los
cambios de conducta o cualquier combinación de los progresos enumerados. Algunos se
autocalificaron con una “B”. Un estudiante me pidió que decidiera cuál era su calificación, “A” o “B”.
Elegí una “B” porque pensaba que no había desarrollado plenamente sus posibilidades en el curso. En
otro caso no estuve de acuerdo con la calificación “A” que se había asignado un estudiante. Al
respecto, le expuse mis preguntas y mis dudas, y le dije que si me daba algún tiempo para pensarlo,
aceptaría la calificación que él considerara justa porque conocía mejor que yo la situación. Me
telefoneó después de un par de días y me dijo que después de algunas vacilaciones había decidido que
“B” sería una calificación más justa.
Las siguientes citas sugieren algunos de los criterios y razonamientos en torno al tema de la
autoevaluación:

Disfruté mucho haciendo los trabajos, pero en cambio me resultó difícil decidir la calificación
adecuada. Creo que esta decisión debería ser optativa. No siempre puedo decir cuánto
evolucioné en un curso. Estoy demasiado comprometido como para evaluar con objetividad. A
menudo pienso que sería mejor postergar la evaluación por dos o tres meses cuando tanto el
profesor como el estudiante pueden ser más objetivos. Creo que podría determinar mi
calificación con más exactitud dentro de seis meses.
&&&
Criterios. Parece necesario establecer dos grupos de criterios:
A. Criterios significativos desde el punto de vista personal:
1) Grado de satisfacción con el trabajo, qué obtuve de él.
2) Evolución intelectual y personal.
3) Compromiso personal con el curso.
4) ¿El curso me estimuló a seguir estudiando algún tema?
B. Criterios impuestos desde afuera o asumidos en el pasado:
1) Grado de profundidad con que se leyeron los libros.
2) Dedicación puesta en todas las fases, reuniones, lecturas, trabajos.
3) Comparación de mi dedicación en otros cursos de un nivel dado.
4) Comparación de mi dedicación con respecto a la de mis compañeros.
&&&
El criterio que elegí para evaluar mi trabajo en el curso es el grado de coherencia… La
coherencia despertó sentimientos agradables que me han permitido estar más conforme conmigo
mismo. En este momento estos son los sentimientos que más valoro.
&&&
Mis criterios para juzgar mi trabajo en la clase son los siguientes: a) comparación de los
conocimientos básicos que poseía sobre el tema antes del curso y mi posición actual; b)
participación en las sesiones de clase y consecuentes cambios básicos en mi pensamiento; c)

Tomado de Libertad y creatividad en la Educación. Editorial Paidós, B. Aires, 1978. Pp. 81-82 (Cap.3).

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lecturas realizadas para el curso y nuevos conceptos adquiridos; d) capacidad para adaptar y
emplear en mi vida diaria los conceptos adquiridos en el curso.

En cuanto al punto d) dice:


Fue notable mi capacidad para adaptar y emplear los conceptos adquiridos. En todos los cursos
he ganado y utilizado algo, pero hace mucho tiempo que no encontraba y utilizaba tantos
conceptos de un curso como de éste en especial.
&&&
Este curso excedió mis expectativas. He ampliado mis conocimientos sobre ciencias
conductuales mucho más de lo que hubiera aprendido si sólo hubiese satisfecho los
requerimientos del curso desarrollados por el instructor. He aumentado la confianza en mí
mismo y en la gente y a la vez mi deseo de aprender.
Al observar de manera retrospectiva dónde estaba hace ocho semanas y dónde estoy ahora, he
evolucionado y cambiado mucho. Creo que los demás son sensibles a mi cambio.

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