Juan Jose Ortiz Moscoso (DER2-4)

Cómo llegar a ser un verdadero Líder

Introducción

En la sociedad existe la necesidad de que haya un líder, es decir, aquella persona que guía
a otras para que puedan ejercer tareas determinadas de forma eficiente, sin embargo,
debemos quitarnos la idea de que lo único que determina a un líder es su coeficiente
intelectual.

Podemos ser testigos de diversas personas que ejercen el liderazgo, y a la hora de la hora,
quizá lo hacen bien, pero también nos hemos dado cuenta de que alguno de ellos no sabe
controlarse, reconocer sus errores o incluso, no demuestra interés por cómo se siente el
resto, es por eso que debemos tratar de mejorar, ya que todos tenemos la posibilidad de
hacerlo, y con esto llegar a poner en marcha el liderazgo de manera plena.

Por lo cual, opino que todos los líderes deberían, antes que nada, desarrollar y ejercer un
elemento muy relevante del liderazgo, que es la inteligencia emocional.

Desarrollo

Existen componentes sumamente importantes en el liderazgo, como la inteligencia, que

viene a ser la facultad para adquirir algún tipo de destreza o habilidad dirigiéndonos a un
objetivo; la firmeza, que consiste en la capacidad de mantenerse constante en una
determinada actividad o labor; la determinación que podría entenderse como un sinónimo
de asertividad y finalmente, la visión, que se define como aquel valor mediante el cual
podemos visualizar o contemplar en nuestra mente lo que anhelamos, hecho realidad.

Y es allí, donde surge una importante pregunta: ¿Son suficientes dichos elementos para
que se pueda decir que alguien es verdaderamente un líder?

Pongamos un caso, imaginémonos a un líder muy inteligente, que tiene sus objetivos claros
y sabe cómo llegar a conseguir el éxito dirigiendo el grupo que tiene a su cargo, sin
embargo, cuando un integrante de su equipo falla en un determinado trabajo, el dirigente
siempre empieza a insultarlo, haciéndolo sentir mal y ocasionando que ya no crea en sí
mismo. El líder pudo haber optado por una actitud más razonable, que obviamente no
consiste en herir a la otra persona ni destruir su confianza, no obstante, esto no fue así.

De esta forma, respondemos a la pregunta planteada anteriormente, y la respuesta es no.

¿Por qué? Porque existe otro factor necesario para el liderazgo, llamado inteligencia
emocional, que es aquella facultad de controlar nuestras emociones y reconocer los
sentimientos propios y ajenos. La inteligencia emocional tiene como base las emociones y
si estas son debidamente controladas podremos lograr muchas cosas, entre ellas ser dueño
de nuestros sentimientos y acciones, por otro lado, esta aptitud presenta habilidades tanto
intrapersonales como interpersonales.

Dentro de las habilidades intrapersonales está la Autoconciencia, que se basa en ser capaz
de reconocer y entender nuestro estado de ánimo, emociones e impulsos y ser consciente
de la forma en que estos afectan a nuestro entorno; la Autorregulación, que radica en la
aptitud de controlar nuestros impulsos negativos y nuestro mal humor y es mediante ella
que podemos manejar nuestras decisiones y optar por la más correcta. Finalmente, la
Motivación, o sea, aquella pasión por realizar ciertas acciones que nos dirigirán a alcanzar
tanto bienes intrínsecos, extrínsecos y trascendentales.

En cuanto a las habilidades interpersonales se encuentra la Empatía, definida como la

habilidad de darse cuenta y valorar los sentimientos de los demás, además de poder
empatizar con ellos y las Habilidades Sociales, las cuales nos ayudan a controlar con éxito
las emociones al relacionarnos, logrando interactuar positiva y efectivamente con los
demás.

Conclusión

Finalmente, considero que la inteligencia emocional y sus respectivas habilidades deben

ser tenidas muy en cuenta al momento de decidir ejercer el liderazgo porque solo mediante
ellas es que podemos ser líderes auténticos, por otra parte, debemos exigir dichas
aptitudes (a parte de las cognoscitivas) a nuestros líderes, porque, en reducidas cuentas,
son ellos nuestro ejemplo y guía.