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La Causa - Avelino Leon Hurtado
La Causa - Avelino Leon Hurtado
FACULTAD DE DERECHO
DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE
2a. Sala
COLECCION DE
ESTUDIOS ]URIDICOS
y SOCIALES
VOL. XLIX
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1f¡ AVELINO L~ON HURTADO
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) Profesor titular de Derecho Civil
......... de la Universidad de Chile
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LA CAUSA
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~UST¡C~."
CHil.E.
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00869
CORTE SUPREMA
IIIII 72
BIBLIOTECA
196 1
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VI OBRA 1:5 l'ROPIElMD
DEL AUTOR
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1
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SANTIAGO
Capítulo 1
LA CAUSA LICITA
"La teoría de la causa tiene reputación bien ganada de ser abstracta
y Oscura; la responsabilidad de ello incumbe al legislador, que sólo ha
consagrado a esta importante materia tres disposiciones sumamente
lacónicas (art, 1.1 31 a 1.133) , Y a la tradición, que es indecisa y a
veces contradictoria, como tambien a la jurisprudencia, que ha reali.
zado aquí una excelente labor, pero en forma completamente empírica,
mientras los autores se ingenian para edificar, por su parte, una teoria
supuestamente lógica, pero estrecha e insuficiente para encuadrar con
la construcción jurisprudencia] que la desborda por todas partes",
LoUls JOSSERA¡.;n,
J.
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La causa licita 17
-
20 Avelino León Hurtado
tad que los creó, pues, en esencia, el acto nacía por el cumpli-
miento de la fórmula, sino a privar de eficacia a un acto injusto,
sea impidiendo que se cumpliera -exceptio doli, condictio libe-
rationis- o bien obteniendo la restitución de 10 pagado para
evitar el enriquecimiento sin causa -condictio indebiti, etc. No
era, pues, la validez la que se atacaba sino los efectos contrarios
a la equidad. La técnica contractual se mantuvo, pero, se impi-
dió el enriquecimiento injusto por estos medios indirectos, ajenos
al contrato.
En los contratos nominados se aplicaron con mayor razón
estos principios de elemental justicia conmutativa. Asi, en la
compraventa~ la obligación de una de las partes se sabe que se
ha contraído por la recíproca que contrae la otra. "La causa de
la obligación de uno, es la obligación que el otro contrae a su
favor. No obstante, los romanos no aplicaron en toda su exten-
sión estos principios, y así el riesgo de la cosa vendida pesa sobre
el comprador; éste debe pagar el precio aun cuando no reciba la
cosa por haber perecido. O sea, una obligación debe cumplirse
aunque ]a otra desaparezca. Esta situación que se mantiene has-
ta nuestros días (arts. 1.550 y 1:8120) se debió a qu~ los romanos
no lograron desprenderse totalmente del formulismo de la épo-
ca primitiva; el solo consentimiento no era bastante para crear
la obligación. Aun en el Derecho Romano clásico se necesitaba
cumplir con ciertos elementos formalistas. Más tarde en los con-
tratos sinalagmáticos -excluidos los consensuales: venta, arren-
damiento, sociedad y mandato- se creó una conditio para lograr
la repetición de lo entregado por una parte.
Una razón de equidad fue, pues, exigiendo que la fórmula,
para ser eficaz, tuviera un contenido, correspondiera a una rea-
lidad. En suma: ,había que probar, aparte del cumplimiento de
la fórmula, la catr,sa; esto es, el contrato mismo.
La evolución de la doctrina de "la causa", en el concepto
romano, guarda también estrecha relación con el desarrollo y
validez de los pactos nudos, pues dar valor al solo consentimien·
-
I
\
La causa Uó la 21
l. Capitant, "La cause des obligatións", Cap. 1, NQ 57, págs.< 127 Y sigtes .
...
22 Avelino León Hurtado
-
_ ' _. -, 1"', ..... -:t;, ',~ .... r-' •
r La causa lícita 23
"
después la doctrina en estos términos: "Toda obligación (enga-
gement) debe tener una causa honesta. En los contratos intere·
sados, la causa de la obligación que contrae una de las partes,
es lo que la otra le da o se compromete a darle, o el riesgo que
tome de su cargo. En los contratos de beneficencia, la liberalidad
que una de las partes quiere hacer en favor de la otra, es causa
suficiente 18 de la obligación que contrae en favor de ella. Pero
cuando una obligación no tiene causa alguna, o lo que es lo mis-
mo, cuando la causa por la cual ha sido contraída, es falsa, la
/
, obligación es nula; y el contrato que la contiene es nulo". Y
agrega que si se cumple una obligación sin causa, hay acción de
I-
r; repetición; y esta acción se llama conditío sine causa 1D •
Esta es la fuente de donde los redactores del Código francés
tomaron la doctrina de la causa, y de ahí pasó a nuestro Código,
sin perjuicio de que el concepto de causa de Domat ha evolu-
cionado, pues para este autor la causa no era un elemento de
validez del contrato distinto del consentimiento y del objeto.
El p'ropío Capitant que es el mejor defensor de esta doctrina,
así lo reconoce al juzgar la individualidad propia de este nue\'o
requisito del acto jurídico. Surge de este modo la noción de
causa-final que difiere sustancialmente de la causa ocasional y de
la causa eficiente.
trato, tIna estipulación obligatoria pág. 669; Tomo XXIV, Seco 1", pág.
para los contratantes, peTO en ningún 678.
caso, la causa del acto en sentido os "De la cause des obligations",
técnico. Véase Raymopd Salailles, N .os 1 y sigtes., págs. 18 y sigtes.
La causa licita 27
t"
34 Avelino León Hurtado
Tv·
38 Avelino León Hurtado
I
la otra el gravamen (art. 1.440). En estos contratos, como la
donación entre vivos, el mandato gratuito, etc., es el animHs
donan di, la causa de la obligación. "La pura liberalidad o bene-
ficencia es causa suficiente (art. 1.467, inc. IQ) 60. Y agregan Jos
causaIistas queIa causa es la intención liberal, separada de los
motivos que hayan impulsado al donante 6l •
La donación puede ser puramente gratuita o con causa
onerosa. Si es puramente gratuita, rige 10 que acabamos de
expresar_ "La causa de un acto de beneficencia, está en la bene"
ficencia misma"62. Si, por el contrario, la donación es con causa
onerosa, hay un acto complejo en que juntó al anirous donandi
está el deseo de lograr un resultado específico 63 • La doctrina
considera, en general, que hay aquí "simultáneamente un acto
a titulo gratuito y una operación sinalagmática. De ahí la exis-
tencia y simultaneidad de una doble causa64 •
Creemos, por nuestra parte, que en tal caso la donación
sólo conserva el nombre de tal. Y se aproxima más que al con-
trato unilateral y gratuito al bilateral y oneroso. Esto lo confir-
ma el arto 1.426 cuando dispone: "si el donatario estuviere en
mora de cumplir lo que en la donación se le ha impuesto, ten-
drá derecho el donante o para que se obligue al donatario a
cumplirlo, o para que se rescinda (resuelva) la donación". O
sea, se aplica el efecto propio de los contratos bilaterales, esto
es, se concede la acción resolutoria que señala el art. 1.189. y el
inciso final agrega: "Se abonará al donatario lo que haya inver.
'" R. D. Y J., Tomo XXXIII, Seco cuál es la causa en los legados, que
F, pág. 91. "será puramente gratuita o con cau".
"' Véase NQ 60, pág. 82. sa onerosa, COll la diferencia" de qUe
.. Portalis, citado por Josserand, la manifestación de volUntad es uni.·
obra cit., NQ 129, pág. 95. Para los lateral en el legado, mientras que ell
autores anticausalistas esto es una la donación es contractual". Claro
tautología, pues equivale a decir Solar, obra cit., NQ 929, pág. 329.
"que se dona porque se desea do· ... Josserand, obra cit., NQ 130,
nar·'. pág. 96 .
.. Igual solución rige para saber
La causa lícita 39
"
-ü
42 Avelino León Hurtado
.i "
<> Lo cual tiene interés para la 'n Capitant. "La cause des obliga-o
tions", NQ 182, Héctor Salas N. "La' , ,
yalidez de la obligación si la causa ,c
es falsa, simulad a, i1icita, etc. Véase estipulación por otro", N'> 93, pág. " Í',
también Planiol y Ripert, obra cit., ]58. Véase también. Planiol y Ripert,
XQ 271, pág. 37i. obra citada, Tomo VI, NQ- 270, pá¿-.
376.
• \ . . . . . ';~ ~ ~ ., .. ',"' ..... '... ·I~
,
La causa licita 43
,
_ ~_-.::_c~~:. _ r ~._ • __
.1 ~'
_
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Tomo XXV, Seco 1<1, pág. 420; Tomo funda la validez del acto abstracto
XXXVIII, Seco H, pág. 560. en la arto 1.132 del C. Civil francés
<o Véase NQ 27, pág. 48. que establece sólo la presunción de
r7 Capitant, "De la cause des obli- ca usa de nuestro arto 1.467, eDil ]0
gations", N.os 44, 57 Y sigtes. que confunde "el fondo del derecho
.~ .:
<8 Capitant, obra citada, No 169. y su prueba". Véase Dabin, "La teo-' .
.., Capitant ("De la cause des obli· ría de la causa", p¡íg. 20, nota 2.
gations", NI? 165; págs. 368 Y sigtes.)
La causa lícita 45
00 Claro Solar, obra cit., Tomo XI, principio, pues probado el contrato
NO 937, pág. 346; A. Alessandri Besa, en general, se da por probada la
obra cit., N<> 233, pág. 221; Planiol causa. F. Messineo, "Doctrina Gene-
y Ripert, Tomo VI, N .os 267 y 268, ral del Contrato", Cap. n, NO 11,
págs. 367 y sigtes. El Código Civil letra B), pág. 111.
italiano de 1942 no mantuvo los arts. 81 F. Messíneo, "Manual de Dere·
...
48 Avelino León Hurtado
de ese Código). Véase PlanioI y materia (arts. 783 a 792 de ese Có-
Ripert, obra cit., N9 272, pág. 373. digo) .
En el Código alemán existe también
una reglamentación especial en esta
La causa lícita 49
~.
50 Avelino León Hurtado
...
52 Avelino León Hurtado
lO> Véase nuestro trabajo "La vo· ,''' R. D. Y J., Tomo LlI, Scc.
luntad )' la capacidad ... ", X~ 106, 2'.1, pág. 60. . '
pago 151 y sigtes. , •• Humberto Pinto" "El cOIlcubi·
lO' Gaceta 'de los Tribunales, afio nato y sus efec(os jurídicos" Ed. Nas-
1890, Tomo n, Sent, 3.966, pág, 887. ¡;im~nEo, 1942, NI' 57, pág. 103,
56 Avelino León Hurtado
ción sin una causa real)' lícita, es decir, equipara la causa real
a la causa lícita y, en consecuencia, la falta de caUsa real debe
tener igual sanción que la causa ilícita 111 •
Estas razones de doctrina han determinado una jurispru-
dencia constante en este mismo sentido. Así, se ha {:¡llado que
es nulo un mutuo otorgado por escritura pública; por no ha-
berse probado cuál fue ·la causa de la obligación 112, una com-
praventa por falta de precio, porque siendo ésta la causa de la
obligación del vendedor, su falta hace que el contrato carezca ele
causa respecto de uno de los contratantes, y el precio falta cuan-
do las prestaciones a que se obliga el comprador no constituyen
jurídicamente, precio 113 • Una subrogación hecha por un here-
dero que pagó ciertas deudas con dineros de la sucesión, por lo
cual la subrogación se dictó en favor de ésta, no pudiencl(l, en
consecuencia, el heredero ceder ningún derecho; al faltar esos
derechos, la subrogación carece de· causa I14 ; y carece de causa la
compraveilta si los derechos vendidos sobre un inmueble perte-
necían al comprador o no existían llo .
La opinión que propugna la inexistencia jurídica en caso
de falta de causa, se basa principalmente en que "si todo acto o
declaración de voluntad requiere esencialmente una causa, la
falta de causa, se opone al perfeccionamiento jurídico del acto
y el acto, por lo mismo, no existe; no es un ~cto nulo sino un
acto que no ha podido nacer a la vida jurídiLa. Sucede a este
respecto con la falta de causa, lo mismo que con la falta de ob-
jeto; el acto en que falta la causa no puede existir, como no pue-
iU A. AIessandri Besa, Obra cit., 1<L, pág. 60G. O tro fallo semejan-
N<> 239, págs 228 Y sigtes. te puede consultarse en Tomo XLII,
,.,. R. D. Y l, Tomo 8, Sec. 2<', Seco 1¡l, pág. 20.
pág. 7. .. llII Gaceta ele los Tribunales, ¡tIlO
lJ.3 R. D. Y J., TOmo XXI, Seco 1'1-, 1933, 2<:> semestre, NQ 131, p;íg. 43i
pág. 973. • (Cons. 24).
". R. D. Y J., Tomo XXVIII, Seco
58 Avelino León. Hurlado
llO Claro Solar. Tomo XI, NQ 933, ci tada NQ ] 84, pág. 173 Y sigtes.
pag. 339. "" Obra citada, N9 242, pág. 231.
m Citado por Jorge Mera, obra
:".1
::=
) 59 (
Capítulo 11
CAUSA ILICITA
34. CAUSA lUCITA.-La causa además de ser real, debe ser licita
de acuerdo con lo dispuesto en el arto 1.467. Esta exigencia per-
mite a los tribunales mantener el control de la moralidad de
los contratos, La autonomía de la voluntad, que permite a los
particulares la absoluta libertad contractual, está limitada nece-
sariamente por el irtterés general que exige la represión de la
inmoralidad. El análisis de los motivos que determinan a contra-
tar acarrea sin duda cierta inestabilidad en los contratos llO pero
en la escala de valores, antes que la estabilidad jurídica, está el
mantenimiento de las normas morales esenciales,
Según nuestl'o Código, es causa i~ícita "la prohibida por ley
o contraria a las buenas costumbres o al orden público (art.
1. 4167) " 1 !!O •
"Así la promesa de dar algo en recompensa de un crimen o
de un hecho inmoral, tiene una causa ilícita (art. 1."167) ".
Hay, -en consecuencia, causa ilícita cuando el acto está pro-
hibido, cuando es contrario a las buenas costumbres (inmoral),
y, finalmente, cuando sea contrario al orden público.
Hemos analizado en otl'a oportunidad los conceptos de ley
prohibitiva, buenas costumbres y orden publico, al tratar el obje-
to moralmente imposible y las limitaciones a la autonomía de la
voluntad 121 , Nos remitimos a lo dicho en esos u'abajos, sin
no Cuando los motivos son equi- doctrina -y jurispntdencia francesas
vocados rigen las reglas del error y tienen en esta materia gran valor
pueden ser vicios del consentimienlo para nosotros.
en ciertos casos. Véase nuestro traba_ = "El objeto en los actos jurídi-
jo "La voluntad y la capacidad en cos", }l"Q 22 Y sigtes., págs. 46 y sigtes.
los actos jurídicos", NQ 123 Y sigtes., "La voluntad y la capacidad en los
pág. 173 Y sigtes. actos jurídicos", NO;> _41, pág. 72 }'
,"" Como este inciso es copia del . sigtes.
art, 1.133 de] e, Civil francés, la
60 Avelino León Httt·tado
,
dici6n que el Municipio donatario 1866, Sent. 114,pág. 56.
funde o mantenga una escuela ser- , .. Véase NQ 52. pág. 73,
vida por congregacionistas, por ser
La causa ilicita 63
,
/.
l38 Roger Dorat, obra citada, págs. ción de' liberalidades entre cOncubi-.
]4 a 22, en que se transcriben los nos, Puede consultarse Hto_ Pinto.
fallos más importantes a este res- "El concubinato y sus efectos jurídi·
pecto.
co~", Editorial Nasdmento" 1942,
lO' Hubo también otros sistemas
Stgo_, Nº 50, págs.' 84 y sigtes. ,
ideados para anular todas las dona_
uo Roger Dorat, obra citada, 'NQ
dones entre concubinos, pero tuvie-
30, pág. 24.
ron limitada. aplicación. As!, .por
ejemplo, se presumía que la concubi- l41 La j lIrisprudencia francesa ~on
na se apropiaba de la herencia o do- sidera que en, este Caso' hay. pago
nación, por captación, ]0 que impor- de" una obligación natural, pues se
taba hacer revivir la amigua prohibi- repara el, perjuicio que causa la rup-
La causa ilícita
tes, págs. 57 Y sigtes. Henri León y Tomo XI, N.os 941 y si~es" págs,
Jean Mazeaud, "Le~n de Droit Ci- 335 Y sigtes. Humberto Pinto, obra
vil", NI> 280, -pág. 224.. dt., N\> 80, pág. 109.
. ';'lt Humberto Pinto Rogers, "El con- ". Los últimos falIos de las Cortes
cubinato y sus efectC!s jurídicos", 1942. de Apelaciones que han sido con-
Ed. Nascimento, N.os 79 y sigtes., firmados por la Corte de Casación
págs. 159. Y sigtes. Arturo Alessandri son de 1944 (Roger Dorat, obra rit.,
R., "De la responsabilidad extracon- NI' 43, pág. 43).
tractual en el Derecho Civil Chile-'
68 Avelino León Hurtado
cit., N9 50, pág. 48. Dabin "La teoría NQ 168, pág. 177.
de la causa". N9 202, págs. 214 y ,., R. D. Y ].. Tomo VIII, Seco
sigtes. Henri, León y Jean Mazeaud, 2<', pág. 7.
La causa iUcita 71
lL5 ]osserand, obra cit., N~, 122. o cualquiera otro medio fraudulen-
pág. 91. to para alejar a los postores en una
",. Roger Dorat, obra cit., NQ 55, subasta pública, con el fin de alte-
pág. 52. Dabiri, "La teoría de la rar el precio del remate, seran' cas-
'causa", N9 216, págs. 226 Y sigtes_ tigados con una multa del 10 al 50%
"" Roger Dorat, obra cit., NQ 56, del valor de la cosa subastada; a no
pág. 52. Dabin, "La teoría de la cau- merecer mayor pena ,por la amena-
sa'·, N9 172, pág. 182- za u otro medio ilícilO que emplea.
,1>8 Además constituye un delito ren".
penaJ. El arto 287 del C. Penal éh~_ ,.. R. D. Y 1-,. Tomo XVI, SeCo H,
pone: "Los que emplearen amenaza pág. 257.
~'
l
74 Avelino León Hurtado
Por igual razón se ha fallado que "si con motivo ele una
transacción en que una de las partes se comprometió a no perse-
guir judicialmente al hijo de la otra por sustracción de especies,
la 'última firma un reconocimiento de deuda, la obligación no
carece de causa ni puede decirse que es ilícita"lTo.
53. ¿QUE PARTE DEBE OBRAR POR MOTIVOS IUCITOS PARA QUE SUR-
JA LA CAUSA IUClrrA? ACTOS A TITULO GRATUITO Y CONTRATOS
ONEROsos.-La jurisprudencia francesa dominante distingue entre
contratos a título gratuito y a titulo oneroso.
Si el acto es gratuito, basta que el disponente obre por mo-
tivos ilícitos para que surja la causa ilícita. Si, en cambio, el
acto es oneroso, es necesario que ese motivo ilícito sea compar-
tido.
Así, quien presta dinero a interés al que lo solicita para un
fin ilícito, contrata partid pando del motivo ilícito y, en conse-
cuencia, el contrato será nulo por ilicitud de su causa. Pero si ha-
ce el préstamo ignorancIo el destino que se dará a ese dinero, el
acto será válido.
Pero el conocimiento real de los motivos ilícitos no será
necesario probarlo por otros medios cuando según Iascirc:unsc
tancias deba normalmente presumirse. Tal sucederá con el que
presta dinero a otro dentro de una casa de tolerancia o de 'una
sala de juego. El prestamista no podrá pretender que ignoraba
el fin ilícito perseguido por el. prestatario.
El criterio- ele la jurisprudencia francesa parece bastante
justo, pues si el acto es oneroso, la ilicitud debe ser compartida
para que ambas partes sufran la sanción. En cambio, si es gra,~
mito, el beneficiado en ningún caso reporta perjuicio ya que
l70 Gaceta de los tribunales, año también sobre la acción penal que
1890, Tomo Ir, Sent. 3.966, pág. 887. nace del hurto o robo, la cual no es
1\'0 obstante, en este caso el asunto susceptible de transacción, por lo
es discutible, pues debe entenderse que habría causa ilícita. Véase vo-
que la transacción no recayó sola· to disidente Ministro seííor Boizard.
mente sobre la acción civil, sino
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1! La causa ilicita 75
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) 77"(
Capítulo 111
CRITICA A LA DOCTRINA DE LA
CAUSA
56. LA CAUSA SERIA FALSA.-La causa sería falsa por las siguien-
tes razones: .
a) Si se trata de contratos bilaterales, se dice que la causa
de una obligación es la obligación correlativa. Pero si en estos
contratos' las obligaciones nacen al mismo tiempo, hay imposi-
bilidad lógica que una sea' causa de la otra, pues el efecto y la
causa no pueden ser exactamente contemporáneos. Si cada una
es el efecto de la existencia de la otra, ninguna de ellas puede
nacer;
b) Si el contrato es real, lá causa es la prestación ya recibi-
da por el deudor; pero esto no es otra cosa que el' hecho gene-
rador de la obligación. sé confunde.así la causa final con la causa
eficiente, la causa civilis del Derecho Romano. Sí no hay entre-
ga, el contrato no n~ce, y es innecesario, entonces; recurrir a la
doctrina de la causa para juzgar la validez del .contrato, y
c) Si se trata de actos gratuitos, de donaciones, el animus
donan di, el· deseo de donar, considerado de modo abstracto,
independientemente de los motivos que lo han hecho nacer, es
una Iloción~in sentido (se dona porque se desea donar) , es una
tautología. Además, todas las liberalidades· serían válidas, aun-
que los motivos del donante fueren ilicitos, pues sólo se consi-
deraría el animus donandi en abstracto.
57. LA CAUSA SERIA INUTIL.-La causa sería inútil por las siguien-
tes circunstancias: ;
. a) Porque si se trata de contratos bilaterales y no hay causa
o ésta es ilícita, el acto es ya inexistente o nulo por no tener
objeto o por tener un (Ibjeto ilícito.
En efecto, si en una compraventa la cosa no existe, la obli-
gación del .vendedor 'es nula por falta de objeto y dada la natu-
raleza sinalagmática del contrato que .suporte prestaéiones recí-
procas, el comprador. no 'estará obligado a cumplir con la suya,
pues hay una relación entre ambas obligaciones que e~ de de-
pend~mcia mutua. 'No es, pues, necesario para anular el acto,
apelar a la causalidad y decir que la obligación del comprador
CTíiica a la doétl"i'na.·de ·la causa 79
I
~..
i
80 Avelino León Hurtado \
en la causa civilis de los romanos, y no se trata aquÍ de esa causá
fuente dé obligaciones, sino de la causa final, como ya hemos
dicho repetidamente.
Además, también se justifica este nacimiento coetáneo si se
observa que la causa de la obligación de una parte es la consi-
demción de la obligación que la otra contraerá en su favor y
viceversa. Así, para cada contratante la obligación recíproca
antecede a la propia;
b) En cuanto a los contratos reales, es cierto que la causa
de la obligación es al mismo tiempo el hecho que la genera, su
causa eficiente; pero no hay por ello contradicción, pues la .,
j
i
misma prestación puede desempeñar los dos roles. Además, si el 1
contrato real lo transformara el legislador en consensual -como ,j
¡
propugna una gran parte de la doctrina- el contrato se formará j
con el sólo consentimiento; pero la causa de la obligación de i~
~
restituir, tratándose de un mutuo, por ejemplo, seguirá siendo
la entrega que se haya hecho al prestatario. O sea, el contrato se
transformaría en consensual y bilateral, pero la causa de la obli-
gación de restituir seria la misma, como ocurre,verbigracia, con
el arrendatario: siempre la causa de la obligación de restituir es
]a entrega que se le ha hecho de la cosa; y
c) Decir que las liberalidades tienen por causa el ánimo de
donar, no es una comprobación vana, pues sirve para distinguir
los actos gratuitos de los onerosos, lo que es de sumo interés
como se demostrará, en seguida, al probar la utilidad de la causa.
:z:;a Giorgi dice que en este caso así la teoría del objeto en sentido la-
hay objeto ilícito, pues' el objeto to, queda absorbida en eIJa la teo·
no es 5610 la cosa sinO todo el con- ria de la causa (obra cit., N" 444,
tenido del contrato, es decir no es pág. 46i. Véase, además, Dabin,
sólo la prestación considerada ma- obra cit., N(\ 191, págs. 203 y sigtes.) .
terialmente, sino los límites y el ob· Este criterio es inaceptable por las
. jeto que la acompaña. TomandO razones que damos en, el texto,
I
82 Avelino León Hurtado
, I
';'1 Véase N~ Il, pág. 26. con acierto estas {;onclusion es soste-
»s Giorgi, obra citada, NQ 446, nidas por Capitant: Baudry-Lacanti-
pago 469. nerie, Colin, etc. Véase su obra "La
1;0 Claro Solar, obra citada, Tomo teoría de la causa", Madrid 1929,
XI, Nq 926, pág. 325. Dabin critica págs. 14 y sigtes .. , ~
,.,
~.
d."
'fiMitsBrZ'alftl1C.,.,"l'--~·'-.,..'nnr _es '("1 )
I
I
Crítica a la doctrina de la causa 83 ~
abstraerse de su causa, es decir, de la razón inmediata que la
explica.
Se agrega que psicológicamente la causa a-sÍ entendida y el
consentimiento forman un todo indivisible, pero que en los
actos a título oneroso la causa se distingue del consentimiento
descomponiendo también la voluntad que es indivisible. Apli-
cando igual criterio, se distinguiría la voluntad de asumir la
obligación -consentimiento- y la voluntad de no obtener nada
en cambio -causa.
Agrega Claro SoIar18 (), que no desconoce la sutileza de la
distinción, "pero, ¿cómo vacilar en operar en el acto a título
gratuito esta secesión de una voluntad indivisible, cuando en el
acto a título oneroso es una secesión idéntica la que sólo permi-
te distinguir el consentimiento de la causa? Colocar la causa
del acto a título gratuito en último término en la intención
liberal no es, pues, como se ha podido decir, confundir el consen-
timiento y la causa".
El esfuerzo gastado para lograr la argumentación anterior es
digno de encomio, pero como lo reconoce el autor, hay una
sutileza evidente distinguiendo el consentimiento -voluntad de
donar- del animus donandi.
La verdad es que la doctrina clásica creó este animus
donan di como único medio de aplicar a los actos gratuitos los
mismos principios de la doctrina de la causa final de los actos
onerosos, la cual es claramente distinta del consentimiento. Es
decir, para los actos onerosos hay siempre una causa final que
es idéntica en COntratos de una misma especie, y siguiendo este
criterio se ideó una causa final constante e invariable para las
liberalidades, que se la denominó animus donandi 1S1 • ~.
-Cita anterior; Claro Solar si- 239) ~ee que Domat "se obstinó en t
t
gue en este punto a Baudry-Lacan- hablar de causa a propósito de las t
linerie y a Colín (Tomo r, NQ 50- donaciones" por una equivocada in- t:
52) . terpretación del Digesto, especial- t
1lI1 Dabin' ("La teoría de la cau- mente del útulo de las donaciones :r\
sa", NQ 40, pág. 41 Y NO 226, pág. ,que habla~ de causa donandi, olvi-
"
84 Avelino León Hurtado
DE LOS MOTIVOS
Art. 39. "El error sobre los motivos no produce efectos sobre
la validez del acto".
Art. 40. "El acto no es válido cuando la voluntad de su
autor o de uno de sus autores ha sido determinada por un moti-
vo contrario a una disposicion legal imperativa o al orden pú-
blico. .
El carácter impulsivo o determinante del motivo debe
resultar de la naturaleza' y del contenido del acto, o de las cir-
cunstancias en las cuales éste se ha formado. En los actos pluri-
laterales a título oneroso este carácter no puede deducirse sino
cuando las partes lo conocían o debían normalmente conocerlo".
\
Crítica a la doctrina de la causa 87
) 89 (
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90 Avelino León Hurtado
Capitulo I
LA CAUSA LICITA
Capítulo II
CAUSA lLICITA
.1
92 Avelino León Hurtado
Capitulo Jll
CRITICA A LA DOCTRINA. DE LA. CAUSA
..... SUPRe:~A
DE
.JUSTIC,A
CHILE
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