Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Modulo 2 Primera Parte PDF
Modulo 2 Primera Parte PDF
73 Copias
UBA
Facultad de Filosofía y Letras
Teoría General de la Danza
2do Cuatrimestre 2015
Titular: Susana Tambutti.
JTP: María Martha Gigena
Ayud: Laura Papa, María Eugenia Cadús
Segundo Momento
Espiritualismo naturalista, exotismo orientalista y trayectoria hacia el
modernismo
1
Ruth St. Denis Löie Füller Rudolf Von Laban
Índice
Segundo momento
Introducción 4
2
Introducción
Debido a los cambios políticos sucedidos desde fines del siglo XIX hasta
mediados del XX, vamos a diferenciar este segundo momento en dos etapas: un
primer período que comienza en la última década del siglo XIX y llega hasta la
Primera Guerra Mundial y un segundo período comprendido entre la Primera
Guerra y la Segunda.
3
obstinación en demoler los cimientos académicos generados por el modelo
instalado por la academia francesa sobre el que se había edificado toda la
arquitectura de la danza artística occidental. Esta actitud fue la que matizó la
danza de este período.
Si bien las producciones y las nuevas propuestas estéticas sucedidas entre 1890
y 1914 no llegaron a configurar un movimiento unificado, las mismas compartieron
una similar percepción de agotamiento ante los mandatos de un academicismo
imposibilitado de representar la nueva escena que la vida moderna imponía. La
necesidad de alejamiento de las normas establecidas fue la resultante de una
profunda crisis de conciencia frente a la cual una parte de los artistas intentó un
nuevo comienzo rechazando cualquier mandato estético, especialmente los
provenientes de los programas artísticos derivados del racionalismo y del
neoclasicismo mientras que los artistas más ligados a la enseñanza académica,
optaron por una revisión de las normas ya establecidas sin abandonarlas.
4
manifestaciones de una cultura corporal inédita. Las denominaciones adoptadas
intentaban dar cuenta de los recientes imperativos artísticos presentes en la órbita
de una danza que comenzaba a formar parte del entorno moderno y de sus
contradicciones evidenciando un quiebre con el pasado y mostrando el comienzo
de un proceso de experimentación. Aún sin poder formular una estética unificada o
un programa artístico explícito, los diversos creadores sacudieron profundamente
los cimientos de la tradición académica, por este motivo estas tendencias fueron
consideradas como precursoras de las futuras opciones estéticas a las que se les
dio el nombre de danza moderna.
5
A diferencia de estas nuevas orientaciones, los artistas provenientes del ámbito
académico, aunque también reconocían el agotamiento de ciertas formas del
pasado, su objetivo se acercaba más a la reflexión y revisión crítica de los
presupuestos de la danza académica sin subvertirla del todo. Fue así como surgió
lo que luego fue conocido como ballet moderno. Debemos señalar que este
término no abarcó a todo el ballet sino que fue utilizado para nombrar aquel sector
de la producción que incorporó modificaciones en las estructuras coreográficas, en
las temáticas abordadas y modificó la forma de relación de las diferentes artes en
la escena. Este tipo de transformaciones, si bien protagonizadas por artistas
rusos, fueron desarrolladas en dos geografías muy diferentes: por un lado, dentro
de la escena francesa junto a las nuevas teorías de las vanguardias históricas y,
por otro, en la misma Rusia, después de la Revolución Rusa de 1917.
Consideraremos estas últimas cuando examinemos el período posterior a la
Primera Guerra. De todos modos, el ballet moderno fue solo una parte dentro del
amplio territorio de la tradición académica del ballet y se circunscribió a aquellas
producciones que intentaron revertir algunos de los principios de la tradición.
Quizás lo más importante de los cambios producidos haya sido el surgimiento de
una novedosa división: el uso del nombre “ballet” comenzó a designar solo una
parte de toda el área de la “danza”; la otra fracción fue, en la década del 20,
nombrada como “danza moderna”, para diferenciarse del ballet.
6
expresión, el cual fue incorporado de manera enigmática y definitiva como una
nueva preocupación estética. Así, la palabra expresión en toda su extensión y
potencia empezó a jugar un rol desconocido combinándose con las
revolucionarias actitudes hacia el cuerpo impulsadas por el proyecto cultural
moderno.
Por un lado, los artistas influenciados por la formulación cultural y teórica de una
filosofía vitalista cuyo centro fue Alemania, intentaban develar las fuerzas ocultas
en el hombre y en la naturaleza. El deseo de descubrir aquello inasible que se
escondía bajo las facetas de lo real vinculaba las nuevas tendencias con el
rechazo a todo racionalismo y al mecanicismo cartesiano lo cual devino en una
adhesión incondicional a una expresividad que, además de rechazar toda técnica
opresiva, entendía el cuerpo como un alfabeto enciclopédico que nos permitía
ascender de nuestro mundo fenoménico al conjunto de las armonías creadas. En
este punto podemos conectar este ideario con lo ya establecido por Delsarte en el
siglo anterior:
7
extensa”: Para las nuevas tendencias todos los objetos de la creación llevaban en
el fondo de su organismo, los caracteres de una enseñanza trascendental.
Este principio tenía algún contacto con la ontología inaugurada por Delsarte quien,
en 1871, en su texto “Notre Méthode”, había escrito:
8
de todos los tiempos y lugares, constituido por símbolos primordiales con los que
se expresaba un contenido de la psiquis que está más allá de la razón. Wigman
frente a “los elementos desencadenados” era como “el monje de Friederich” que
“sufría su minimización en la inmensidad crepuscular”. (Argullol 2006:15).
9
donde se re-encontraba con las potencias ontológicas que conformaban el mundo
fenoménico: la danza auténtica solo debía basarse en una expresión espiritual.
Isadora Duncan, haciendo referencia al plexo solar como “centro” del cual surge el
movimiento decía:
Busqué la fuente de la expresión espiritual, el fluir dentro de los canales del cuerpo
colmándolo con luz vibrante; la fuerza centrífuga reflejando la visión del espíritu. Después
de muchos meses, cuando aprendí a concentrar toda mi fuerza en este único Centro me di
cuenta que, de ahí en más, cuando escuchaba la música los rayos y vibraciones de la
música brotaban de esta única fuente de luz dentro mío; allí se reflejaban en una Visión
Espiritual, no en el espejo de la mente; sino en el alma, y desde esta visión, podía
expresarlos en la danza. Muchas veces he tratado de explicar a los artistas esta teoría
básica de mi Arte. (Roseman, 2004: 79)
Isadora estaba ubicando el centro del movimiento en el torso. El torso era para
Delsarte una parte de lo que él llamaba “aparato dinámico”, el que a su vez estaba
constituido por tres agentes: miembros, torso y cabeza. Los miembros eran la
parte vital, la cabeza la parte intelectual y el torso estaba conectado con el alma,
es decir, con los estados anímicos. Estos agentes eran en el sistema delsartiano el
medio expresivo del gesto.
El torso, donde estaba ubicado el pelxo solar (motor de movimiento para Isadora)
era la realización orgánica del Alma, una de las tres potencias que Delsarte había
definido como potencias ontológicas (Vida, Alma y Espíritu). De este modo, re-
aparecía el pensamiento delsartiano al mismo tiempo que se desplazaba la
palabra, “[…] la pantomima nunca me ha parecido un arte. El movimiento es una
expresión emotiva y lírica, que no tiene nada que ver con las palabras” (Duncan,
1927:32) “primero se debe hablar, después cantar, después bailar. Pero quien
habla es el cerebro, el hombre pensante. Quien canta es la emoción. La danza es
el éxtasis dionisiaco que todo lo arrastra.” (cit. en Sánchez, 2003: 178) Aunque
habría que establecer también diferencias fundamentales con el pensamiento
delsartiano ya que estos artistas no intentaban articular ni organizar de modo
sistemático las potencias ontológicas del hombre y sus realizaciones
orgánicas, tampoco querían instalar principios que tutelaran la interpretación en
las artes.
10
A lo anterior habría que agregar que la expresión de esta espiritualidad
relacionada con la fuerza originaria de la Naturaleza iba en contra de la posibilidad
de reproducir obras o movimientos pre-determinados, en consecuencia, no era
posible la existencia de un canon académico. Hasta este momento, los modos de
producción de una obra coreográfica incluían la posibilidad de su futura
reproducción, aunque frecuentemente se introdujeran variantes en la misma. Esta
búsqueda indicaba la imposibilidad de la existencia de un “repertorio”. En
consecuencia, no era posible la “reproducción” lo cual era algo novedoso. Los
movimientos gestados desde la emoción del creador no podían trasladarse, por
principio, de un cuerpo a otro, recordemos que hasta este momento los bailarines
aprendían los pasajes coreográficos “copiando” movimientos ya creados. La
consecuencia directa fue la aparición de la danza solista surgida del mundo
espiritual del creador donde se expresaba su relación con el impulso vital de la
Naturaleza.
Pasaba días y noches en el estudio, buscando aquella danza que pudiera ser la divina
expresión del espíritu humano a través del movimiento corporal. Permanecía horas y
horas inmóvil y extática con las dos manos cruzadas sobre mis senos, cubriendo el
plexo solar […] Al cabo de muchos meses, cuando había aprendido ya a reunir todas
mis fuerzas en ese centro, me di cuenta de que, según escuchaba yo la música, las
vibraciones de esta música afluían al manantial único de luz que había dentro de mí, y
que en este manantial se reflejaban en una visión espiritual. No era un espejo del
cerebro, sino del alma […] (Duncan, 1968:66-67)
El comentario de Ruth St. Denis sobre Isadora reflejaba el carácter religioso que
adquiría el término “improvisación” ya que ésta supuestamente provenía del
“espíritu de la divinidad”.
11
En 1930, vi bailar a Isadora en América y en Roma. 1 Vi a Isadora y a las Isadorables. Las
luces, focalizadas en el centro del escenario, fueron aumentando cuando ella se paró en
esta luz. Levantó su cabeza como si estuviera adorando al sol, sus manos al costado del
cuerpo cubierto con su túnica griega. El pianista hizo una pausa, luego ella hizo una pausa.
[…] Ella invocó el espíritu de la danza y se colocó bajo el espíritu de la Divinidad. Se ofreció.
Comenzó a mecerse y el verdadero ritmo emergió de su interior. Se elevó desde el plexo
solar, luego giró su cabeza, fue hermoso. Era un ser sublime mientras bailaba. Ella enaltecía
las simplicidades del alma del ser humano. Cada bailarín conscientemente divino tiene una
coordinación interna del ritmo y de las energías; todo lo no visible emergiendo a la superficie
era el espectáculo de su danza. Ella representaba “la danza” más que yo. (Roseman, 2004:
105-106)
He presentado más de una vez Sacrificio y siempre tuve un poco de miedo a esta última
danza. […] Un día sucedió que el telón imaginario que hasta entonces separaba la
creación de la danza de su realidad se desgarró. Cuando me preparaba para el estreno
[…] de repente sentí y supe con una vehemencia que me sofocaba “¡tú has conocido
esto ya en otra parte!”. Y como en un resplandor, encontré las márgenes de este
fenómeno natural que me habían embrujado sin que me diera cuenta. (Wigman,
2002:65)
12
hermética neoplatónica renacentista. La trasmisión de las obras del filósofo
austriaco Rudolf Steiner (1861-1925), fundador de la Antroposofía, la divulgación
de la “gimnasia sagrada” de George Gurdieff (1866-1949) 2 y la circulación de las
ideas de Helena Blavatsky (1831- 1891),3 figura central de la Sociedad
Teosófica, fueron parte del ideario estético de la danza libre. “Nosotros no
tenemos una religión única ahora a la que le dediquemos la danza. Pero en
cada persona existe un profundo sentimiento religioso que surge de una visión
del infinito” (Wigman, 1931,42)
3 Una de las varias filosofías que profesan alcanzar el conocimiento de Dios a través del éxtasis espiritual, intuición directa,
o relaciones individuales especiales, en particular un movimiento moderno que sigue las enseñanzas hindúes y budistas y
que busca la fraternidad universal.
13
como quienes mejor encarnaron, en la etapa a la que estamos haciendo
referencia, todos aquellos impulsos irresistibles hacia la embriaguez dionisíaca y
al éxtasis. La producción artística de Wigman comienza casi sobre el final de este
período, por ello solo la nombraremos tangencialmente.
La espiritualidad de sus danzas junto con los sentimientos de fervor casi religioso
que despertaba su persona hicieron que el público alemán la llamara “die
göttliche, heilige Isadora (la divina y santa Isadora). (Duncan, 1968: 100). En “El
Partenón”, texto escrito en 1903 o 1904, relataba su experiencia devota ante la
colosal arquitectura de templo griego del mismo nombre:
Los primeros días que estuve allí mi cuerpo era como una nada y mi alma estaba
dispersa; pero gradualmente, ante la apelación de la gran voz interior del Templo, volvieron
a su adoración las diferentes partes de mi ser: primero vino mi alma y contempló las
columnas dóricas; entonces vino mi cuerpo y miró; pero en ambos había silencio y calma,
y yo no me atrevía a moverme, porque advertía que de todos los movimientos que mi
cuerpo había hecho ninguno merecía ser hecho ante un templo dórico. (cit. en Sánchez,
2003:66-67)
4 Sus obras: En 1904, realiza un programa destinado a bailar obras de Beethoven: Snate quasifantasia Op.27, No.2,
Studien zur siebenten Symphonie, Op.92; Presto aus der Sonate, Op.10, No.1; Menuet (arr, por Hans von Vulgo); Sonate
Pathétique, Op. 13. En 1905, danza valses de Brahms, valses y mazurcas de Chopin, el Danubio azul, Ifigenia en Aulis y
nuevamente Orpheus. En 1908, la Séptima Sinfonía de Beethoven y tres danzas nacionales: Danza Noruega, Danza
Eslovena y Danza Española. En 1909, la Marcha Militar y Seis Danzas Alemanas. En 1911, la Giga, Dos Gavotas de la
Bacanal del Tannhäuser, la Danza de las Flores del acto III de Parsifal y Orpheus. En 1914, el Ave María, la Marcha
Heroica, Rey Esteban, la Sinfonía Incoclusa y Valses. En 1915, dedica un programa a Chopin, baila Edipo, la Quinta
Sinfonía de Beethoven y la Marsellesa. En 1916, la Marcha Lorraine, la Marcha Eslava. En 1919, la Marcha Fúnebre, Claro
de Luna y Tres Poemas. En 1920, Preludio a Parsifal, Régénération de Kundry, de Parsifal. En 1921, la Séptima Sinfonía de
Schubert. En 1922, la Internacional, Benedictino de Dieu, Funérailles, y dedica un programa a Scriabin, Preludio y muerte
de Isolda, de Tristán e Isolda y la Marcha Fúnebre de Götterdämmerung. En 1923, Une Nuit sur le Mont Chauve, Southern
Roses Waltz, Entrada de los dioses en Valhalla, de Das Rheingold. Entre 1926 y 1929, Impresiones revolucionarias de
Rusia (incluyendo la Marcha eslava). En 1928, la Mazurca, Marcha Lenta y Las tres Gracias. (McDonagh,1977: 36-37)
14
Frente al Partenón llamó a su danza una plegaria, pero en su "credo" se
mezclaban Sátiros, Ninfas, las sombras de las Bacantes pero también la
cadencia rítmica de las columnas dóricas del Partenón.
[…]Yo he descubierto la danza. He descubierto un arte que ha estado perdido durante dos
mil años. Usted es un artista supremo del teatro; pero hay una cosa que falta en su teatro,
una cosa que dio grandeza al viejo teatro griego; el arte de la danza, el coro trágico. Sin este
arte, un teatro es como una cabeza y un cuerpo sin piernas para conducirlos. Yo le traigo a
Usted la danza. Le traigo a Usted la idea que va a revolucionar a toda nuestra época. Que
15
¿dónde la he descubierto? En el Océano Pacífico, entre los pinos de Sierra Nevada. He
visto la figura de la joven América danzando en la cumbre de una roca. El supremo poeta de
nuestro país es Walt Whitman. Crearé para los hijos de América una danza que será la
expresión de América. Traigo a su teatro el alma vital de la cual carece, el alma del bailarín.
Porque Usted sabe que la cuna del teatro fue la danza, que el primer actor fue el bailarín.
Danzaba y cantaba. Era la iniciación de la tragedia, y hasta que el bailarín no vuelva, con
todo en su gran arte espontáneo, al teatro, vuestro teatro no vivirá en su verdadera
expresión. (Duncan: 1968, p.30)
16
Irma Duncan, una de sus alumnas participantes en aquella producción la describió
en sus memorias del siguiente modo: “El programa tenía un carácter religioso,
comenzaba con un réquiem seguido de la presentación de Isadora con la música
del Ave María de Schubert. Su magnetismo no había disminuido con los años,
pero sus alumnas más experimentadas hacían la mayor parte de la danza.”
(Duncan, 1966: 216, cit. Roseman, 64)
17
volvió atrás su decisión. Isadora quería dedicar a Wagner su tercer programa y su
director musical, que era francés, se negó a cooperar porque consideró que
provocaría problemas si, en tiempo de guerra, participaba en un programa con
obras de un compositor alemán. El programa wagneriano se hizo, de todas
maneras, lo cual alejó a muchos de sus admiradores, del mismo modo, los pro
alemanes se habían visto afectados por su interpretación de La Marsellesa. La
recepción no fue entusiasta. El público porteño estaba acostumbrado al ballet,
aun en sus formas renovadoras; Vaslav Nijinsky con los Ballets Russes se habían
presentado en el Teatro Colón tres años antes. Durante el concierto, algunos de
los espectadores comenzaron a hablar en voz alta. Isadora dejó entonces de
bailar y se dirigió a ellos diciendo que ya le habían advertido que los
sudamericanos no entendían nada de arte, a lo cual agregó: " Vous n'êtes que de
Négres " ("no son más que negros"), usando el término négres, muy
despectivamente. Este acontecimiento determinó que el administrador cancelara
las funciones restantes. En ese mismo año Isadora realizó una gira por
Sudamérica. (Falcoff, 2002)
18
la alusión permanente a otros mundos, fueran éstos “griegos”, “greco-romanos” u
“orientales”. La religiosidad que inundaba sus obras, más claramente cristiana en
Isadora, y difusamente “oriental” en Ruth, quizás haya sido los últimos intentos de
resistencia ante una danza que avanzaba hacia la secularización.
Como homenaje a su nostalgia por la Grecia perdida, Isadora usaba una túnica,
en cambio, obedeciendo a sus fantasías sobre la lejana e inalcanzable India, Ruth
usaba un sari. Su verdadero nombre era Ruth Dennis, fue conocida en un principio
con el seudónimo Rādhā, nombre de una diosa que personificaba en uno de sus
solos. Finalmente, su nombre definitivo fue su propio apellido, con una sola n y
antecedido por el beatico St. (Santa). “Santa” Ruth, admitió haber experimentado
revelaciones místicas y ser seguidora de Mary Baker Eddy (1821-1910),
reformadora norteamericana, fundadora de la Primera Iglesia Científica de Cristo.
“Mis estudios sobre literatura hinduista y budista dieron origen a Radha, […] primer
gesto hacia el uso de la danza como un medio de expresión espiritual. Una
realización espiritual tal […] provino, en parte, del estudio de la Ciencia del Ser, tal
como Mary Baker Eddy la revelara.”(Roseman, 2004: 89)
19
En Radha se mezclaba un insólito exotismo con un extraño misticismo en el
que se combinaban imágenes quiméricas y romantizadas de Asia y el Medio
Oriente, posiblemente producto de las visiones coloniales procedentes de la
expansión imperialista de los países europeos a los que ahora se agregaba
Estados Unidos, aunque seguramente St. Denis desconocía el contexto que
operaba como fondo de sus iluminaciones exóticas.
Particularmente, durante la primera década del siglo XX, tanto Europa como
Estados Unidos estaban saturados con experiencias de todo lo que fuera oriental.
Cientos de libros sobre temas orientales inundaban las librerías. En St. Denis este
exotismo devino en un género en el que los ritmos, las melodías y los
movimientos buscaban la evocación de la atmósfera de tierras o épocas lejanas
fueran éstos Japón, India o Egipto.
St. Denis, al igual que Isadora, realizó numerosas danzas en honor a la Virgen
María representándola como diosa cristiana. Su deseo era transformarse en
María, integrando los elementos espirituales de la virgen dentro de un cuerpo real
y, de este modo, reunir cuerpo y espíritu reconciliándolos y devolviendo al cuerpo
su integridad.5 St. Denis había escrito un poema nunca publicado, titulado “La
visión del templo,” donde expresaba la dimensión mística que la danza poseía.
Visión del Templo / Girando! Girando! / En la Danza Divina del Éxtasis /Nuestros brazos
como los cien pétalos de un loto /De ti ley perfecta. Desplegándose, desenvolviéndose,
zigzagueando, ondulando, / En las horas doradas de la felicidad del nirvana / Danzando,
danzando, en los incesantes ritmos de las estrellas / Girando en los espacios azul celeste
del alma.
5 Durante la mitad de la década de 1930, y antes de su establecimiento en Hollywood, St. Denis presentó sus danzas y
conferencias en diferentes iglesias de Nueva York, recibiendo una excelente recepción por parte de clérigos como el Dr.
Harry Emerson Fosdick, pastor en Riverside Church o el Dr. Charles Shomaker, pastor de la Iglesia Episcopal CalvarioLa
última aparición fue comentada por la Associated Press con un encabezamiento curioso: “Ruth St. Denis, himno en una
iglesia de Nueva York, uñas pintadas destellando en la interpretación de los salmos ante el altar.” El crítico escribió: “Una
sinfonía de blanco, negro y rojo, la bailarina realizó movimientos y dijo simbolizar `el gradual descenso del alma del hombre
a partir del momento en que reconoce su necesidad de luz espiritual hasta su radiación finalArchivo Ruth St. Denis De
Associated Press, Feb. 2, 1935. Cortesía de Jerome Robbins Dance Collection, Dance Clipping Files, New York City Library
of Performing Arts.
20
ante él y agradecerle por lo que significó para mí y por lo que me dio.” (Roger
Copeland y Marshall Cohen, 1983: 305) La actividad artística y pedagógica de
Wigman y Laban tuvo lugar en el período comprendido entre las guerras.
Lo que aunaba a estos creadores era una especial sensibilidad detonante para la
mutación de la danza representacional en danza de una espiritualidad expresiva
de la fuerza que recorría todo lo creado y que hacía del cuerpo un medio de
redención.
El concepto de comunidad fue una de las ideas centrales de los siglos XIX y XX.
Antes de circunscribir y definir el uso que daremos a este concepto, cabe aclarar
21
que existe una extensa bibliografía sobre esta noción y su tratamiento excede las
pretensiones de este trabajo.
Comunidades educativas
Los nuevos intentos de pedagogía para la danza liderados por Duncan y St. Denis
intentaban transformar la vieja idea de “academia” y descartar cualquier tipo de
control establecido por reglas prefijadas; la unión estaba fundada en propósitos,
en valores ético-estéticos y en una comprensión similar de lo que se comparte, si
bien en ellas todavía existía un liderazgo fuerte ejercido por sus mentoras.
22
La renovación pedagógica se asentaba sobre lazos de familiaridad (recordemos
que las estudiantes de Isadora llevaban el apellido Duncan) y el sentido de
identidad estaba creado en función de la fidelidad y pertenencia a esa escuela en
particular lo cual excluía cualquier otra posibilidad de aprendizaje.
23
Isadora y sus isadorables
En el año 100 a-C, en una de las colinas de Roma, se erigió una escuela llamada El
seminario de los Bailarines Sagrados de Roma. Los alumnos de aquella escuela eran
escogidos entre las familias aristocráticas, […] aunque se les enseñaban todas las artes y
filosofías, el baile era la expresión primordial. […] Cuando bailaban tenían que descender
de su colina hasta Roma, […] y bailaban ante un pueblo para la purificación de aquellos
que los contemplaban […] en estos bailes soñaba yo cuando por vez primera formé mi
escuela, y creía que Bellevue, situado en una Acrópolis, junto a París, tenía la misma
significación que aquella ciudad donde floreció la escuela de los Bailarines Sagrados de
Roma. (Duncan, 1968:249)
24
predeterminados y restrictivos. Nuevamente podemos recurrir al concepto de lo
sublime que, en este caso, está referido a ese deseo de elevación de lo humano
por encima de sí mismo.
Posiblemente haya sido Ruth St. Denis quien con su escuela, la Denishawn
School fundada en 1915 junto con el bailarín y coreógrafo Ted Shawn (1891-
1972) dio una estructura a la futura pedagogía. Continuando con el espíritu de
época, la escuela estaba ubicada en un ámbito natural e idílico y su estructura se
apoyaba sobre dos ideas básicas: lograr una formación integral y generar una
6 Cuando bailó, en 1911, en Nueva York, el Liebestod del Tristán de Richard Wagner (1813-1883), el director de orquesta y
compositor Walter Damrosch (1862-1950), consideró prudente alertar a la audiencia diciendo: “[…] como seguramente hay
mucha gente aquí para quienes la idea de dar una expresión pantomímica al Liebestod va a ser horripilante, la pondré al
final del programa, como para aquellos que no quieran presenciarlo, puedan irse.” (Carl Van Vachten, 1980:20).
25
comunidad educativa parecida a un santuario. La Denishawn fue el comienzo de
lo que años más tarde fueron las “terapias por medio de las artes expresivas”.
(Roseman, 2004: 104)
26
microcosmos, por eso, la misma energía que regulaba el universo también era
determinante para el ser humano.
27
Todas estas creencias estaban íntimamente relacionadas con la Teosofía,
movimiento filosófico-religioso-científico de la cosmología esotérica. El teosofismo
afirmaba tener una inspiración especial de lo divino por medio del desarrollo
espiritual. El movimiento teosófico había sido fue impulsado por Helena Blavatsky
(1831-1891) que junto con Henry Steel Olcott (1832-1907) y William Quan Judge
(1851-1896), fundaron la Sociedad Teosófica en la ciudad de Nueva York en 1875.
Este movimiento fundía religiones como el cristianismo, el budismo, el hinduismo
y estaba directamente relacionado con los movimientos esotéricos de finales del
siglo XVIII como gnósticos y rosacruces. En el manifiesto de la escuela se
exponía cómo cada ser, cada objeto o pensamiento poseía un complemento del
que dependía para su existencia pero que a su vez existía dentro de él mismo.
Por otro lado, también dentro de este espíritu místico, St. Denis trabajó con el
cantante danés Thomas Wilfred (1889-1968) quien había conocido a un grupo de
teosofistas que querían construir un órgano de color para expresar ciertos
principios espirituales. Wilfred construyó ese órgano y lo llamó el Clavilux, creando
proyecciones de música-color a las que llamó Lumia (el arte de la luz). La primera
aparición pública del Clavilux fue, en 1922, en Nueva York. St. Denis conoció a
Wilfred en el Ramakrishna-Vivekananda, en Nueva York, donde junto con el
arquitecto y escritor Claude Bragdon (1866-1946), famoso por su intento de
integración del arte y las matemáticas y cercano a los círculos teosóficos
neoyorquinos, compartieron algunas experiencias escénicas.
Todos ellos creían que la “Luz era el único medio de expresión del artista, es él
quien debía moldearla mediante medios ópticos, casi como un escultor moldea la
arcilla”. (Roseman, 2004:108). En un artículo publicado en el Denishawn
Magazine, St. Denis comentaba su trabajo con Wilfred, aunque estas experiencias
no fueron conocidas. Por supuesto, esta relación tenía como objetivo demostrar
28
cómo a partir de los principios de la luz, fuente de inspiración espiritual, puede
revelarse la intuición mística. Así como Dios es uno e indivisible, principio trinitario
que recuerda las potencias ontológicas delsartianas, e incluye dentro de Su Ser
todo lo que es, del mismo modo, un rayo de luz encierra todos los colores,
apareciendo trino en su manifestación; como la Trinidad, la luz blanca se difracta
en los tres colores primarios: azul, amarillo y rojo.
Comunidades utópicas
29
Para comprender la creación de estas comunidades espirituales habría que
exponer brevemente las oposiciones binarias que caracterizaron el pensamiento
alemán decimonónico: Kultur / Zivilization (cultura / civilización), Gemeinschaft /
Gesellschaft (comunidad / sociedad). Estas oposiciones fueron producidas por los
conflictos de la modernización e industrialización que cercaron las configuraciones
sociales. Kultur es un término que es traducido como “cultura”, pero en su
acepción alemana el término se extendió a la esfera dominada por los valores
éticos, estéticos y políticos, al estilo de vida personal que apela al universo interior,
natural y orgánico propiamente alemán. Su opuesto, “civilización” o Zivilisation
invocaba el progreso material, técnico, económico y artificial. Esta antinomia fue
transferida al plano sociológico por Ferdinand Tönnies (1855-1936), en su libro
Gemeinschaft und Gesellschaft (Comunidad y sociedad, 1887), donde analizó y
describió dos tipos básicos de organización social: la organización social natural
(organicismo) de la que hablaba Aristóteles partiendo de la sociabilidad del
hombre7 (comunidad); y la organización social artificial (mecanicismo) o
contractual (sociedad), de la que habló Thomas Hobbes 8 (1588-1679) partiendo de
la no sociabilidad del hombre y de la necesidad de un acuerdo de paz. Tönnies
oponía la comunidad y la Kultur, ambas cohesionadas orgánicamente por una
“voluntad esencial”, a la sociedad y la Zivilisation, unidas por un pacto artificial.
(Cammarota)
La oposición entre estos términos aparece por primera vez en la guerra franco-
prusiana de 1870. La leyenda del monumento a los caídos que se levantó en Les
Eyzies (Dordoña, Francia) decía: «A todos los caídos en defensa de la
7 Aristóteles sostiene la teoría de la "sociabilidad natural" del hombre. El hombre es un animal social (zóon politikon), es decir, no es
posible pensar que el individuo sea anterior a la sociedad, que la sociedad sea el resultado de una convención establecida entre individuos
que vivían independientemente unos de otros en estado natural. El todo, argumenta Aristóteles, es anterior a las partes; destruido
lo corporal, nos dice, no habrá "ni pie ni mano a no ser en sentido equívoco"; el ejemplo que toma como referencia sugiere
una interpretación organicista de lo social, en la que se recalca la dependencia del individuo con respecto a la sociedad: "Es
pues manifiesto que la ciudad es por naturaleza anterior al individuo, pues si el individuo no puede de por sí bastarse a sí
mismo, deberá estar con el todo político en la misma relación que las otras partes lo están con su respectivo todo. El que
sea incapaz de entrar en esta participación común, o que, a causa de su propia suficiencia, no necesite de ella, no es más
parte de la ciudad, sino que es una bestia o un dios". ("Política", libro 1,1)
8 La teoría del pacto o contrato social afirma que la sociedad humana tiene su origen y fundamento en un pacto o libre
acuerdo entre los individuos. Esta teoría, que está en la base del liberalismo clásico. Así, Hobbes considera que la
naturaleza humana es esencialmente egoísta y antisocial.
30
civilización». Francia y Alemania estaban enfrentadas, los franceses defendían un
ideal de civilización desprovisto de cualquier connotación nacionalista, otorgándole
al término una acepción única y universal, la civilización no era obra de un pueblo
único, sino de todos los pueblos. (Goberna: 3)
No hay una única causa que haya dado origen al concepto Kultur, el mismo es
producto de un conjunto de factores de diferente naturaleza (históricos,
sociológicos, políticos, etc.). El concepto gozaba de una gran popularidad en
Alemania y manifestaba, en el terreno de la cultura, la oposición entre Alemania y
Francia. La idea de Kultur procedía de la esencia nacional y por ese motivo las
diferentes kulturen serían irreductibles entre sí (Goberna: 3). Es en este punto
donde se enlazan los conceptos de Kultur y Gemeinschaft.
9 En la propaganda nazi, que adoptó varios temas del romanticismo alemán, Völk y las muchas palabras derivadas del
término adquirieron la condición de un concepto ideológico radical para todo uso. De este modo, durante el Tercer Reich, la
Comunidad Völk (Volksgemeinschaft) se convirtió en la denominación oficial para la “comunidad de sangre” y raza que el
nazismo se esforzó en instituir. Fraenkel, Daniel. (2004) “La ideología nazi y sus raíces” en SHOÁ, Enciclopedia del
Holocausto. Efraim Zadoff (Ed.), Yad Vashem y E.D.Z. Nativ Ediciones, Jerusalén. (pg.7)
31
hundía sus raíces en una tradición alemana conservadora que, asumiendo la
imposibilidad de volver al antiguo orden, se mostraba crítica respecto de los
desarrollos del capitalismo.
La comunidad del Monte Veritá estaba ubicada en Ascona, en los Alpes Suizos.
Había sido creada en 1906 por Ida Hofman (1861-1882) y Herny Oedenkoven 10.
Era una comunidad organizada por un sector de la juventud que se
autoproclamaba contra el orden capitalista establecido y rechazaba los incipientes
avances tecnológicos. Grupos de artistas de las más diversas disciplinas,
convencidos de la urgencia en lograr la regeneración de la Humanidad, eligieron
esta opción como una forma alternativa de recuperación espiritual, buscando un
10 Alfredo Pioda (1848-1909), teósofo suizo, intentó establecer, en 1889, un monasterio laico. El grupo tomó el nombre de
Fraternitas y se instaló en el Monte Verdad (Monte Veritá) cerca de Ascona (Ticino, Suiza). Frantz Hartmann y la condesa
Wachtmeister, familiares de Helena Petrovna Blavatsky, participaron en ese proyecto efímero. De las cenizas de Fraternitas,
Henri Oedenkoven e Ida Hofmann fundaron, en el Monte Veritá, La Comunidad Vegetariana del Monte Veritá, una
comunidad del mismo tipo que la anterior.
32
anacrónico regreso al viejo mito de la comunidad medieval, como una forma
orgánica natural de asociación. Sus integrantes eran pacifistas cuyo único anhelo
era abolir la sociedad burguesa para hacer posible un mundo mejor. Sus
adversarios eran la Gran Ciudad y los profundos problemas de la vida moderna.
11 Secta fundada por Otoman Zar-Adusht Hanish, fue predicada en Estados Unidos en 1926, mientras que en Alemania se
difundió en 1907. Dicha teoría partía de la doble lucha que tanto en los cielos como en la tierra se produjo con la creación
cósmica y que se tradujo en la doble ideología entre los Creadores que afirmaban la evolución cósmica y los seres que
rechazaban la creación material: aquellos que seguían el camino de la Luna (Chandravancha, es decir la corriente del
mundo material) y las almas que seguían el camino del Sol (Suryavancha, la corriente espiritual). Para Blavatsky, el punto
cardinal que materializa en la tierra esa oposición de fuerzas se produjo con la encarnación humana y la división de sexos a
mediados del período Lemur: de un lado apareció la intelectualidad en el hombre y con ella su naturaleza solar, y de otro,
con el sexo, su naturaleza lunar, de manera que el propósito de toda la existencia humana sería alcanzar la victoria del Sol,
el espíritu, sobre la tendencia lunar, la materia, de tal forma que la significación real de la evolución cultural humana habría
de ser el triunfo de la Luz de Oriente sobre la Oscuridad del Oeste, que en este sentido espiritual sería el polo inferior de la
cultura humana siendo la Luz del Este el polo superior, pero siempre preservando en este proceso la intelectualidad
occidental como principal logro de los europeos. Emilio Sáinz La vigencia de Steiner. Sociedad Biosófica. Revista nro.5.
2006.
12 Josephin Peladan, quien se hacía llamar Sar Peladan, según la palabra asiria Sar que significaba Rey, había introducido
un cisma en la "Orden Kabalística de la Rosa Cruz" al crear en 1891 la "Ordre de la Rose Croix", también denominada
"Ordre du Temple et du Saint Grial" y de la cual se hacía llamar Emperador. Éste movimiento literario y estético organizaba
exposiciones de arte místico y representaciones teatrales de Misterios Antiguos. El compositor musical oficial de la orden
fue Erik Satie quien conoció a Péladan en 1890 y compuso la música para sus representaciones teatrales.
33
intento se transforma en una obra magistral, un rayo divino desciende sobre el
altar. Artista, tú, rey del arte; el arte es reino verdadero. Dibujo del espíritu, diseño
del alma, forma y comprensión, tú encarnas nuestros sueños. Artista, tú, el mago:
el arte es el gran milagro y prueba nuestra inmortalidad.” (Choucha, 1991:21)
Por sus prácticas, los habitantes de Ascona dieron a los monteveritanos el apodo
de balabiott, que significaba “baila desnudo”.
Aquellos “nórdicos” (alemanes, suizos, holandeses e ingleses) hacían fiestas en las que
durante noches enteras bailaban desnudos una especie de danza árabe. Acercarse a
Monte Verità estaba prohibido para los niños asconenses; aquel lugar, de acuerdo con los
mayores, era de locos, endemoniados, monstruos, seres sucios que vivían en pequeñas
cabañas como conejos. Señaladas con mayor recelo que los hombres, las mujeres
recibieron todo tipo de apodos: “la Endemoniada”, “la Puta”, “la Cabra Negra”, “la
Impúdica”. (Sánchez: 2001)
Rudolf von Laban integró la comunidad del Monte Veritá por un breve lapso.
Previamente había creado una escuela de danza dramática en el teatro nacional
de Bratislava y, hacia 1910, había abierto una escuela de danza libre y absoluta
en Mónaco, este proyecto se continuó en 1913 con la fundación de la Escuela de
34
Arte Cooperativa Individual del Monte Verità. En esta escuela se alentaba el
regreso a los principios del ritmo originario del movimiento, en consecuencia, la
investigación se orientaba a descubrir una escala o graduación de
"fuerzas/impulsos", Schwungskala, (Schwung: fuerza/impulso, skala: escala) muy
diferente de crear un registro de "movimientos" o instalar un vocabulario definido.
Esta escala permitía al individuo re-aprender sus ritmos internos y "re-naturalizar"
sus movimientos, solo así podría bailar con el "fluir" de esa "fuerza" (Hardt,
2004:40-41), y experimentar la “fuerza/impulso”. Era prioridad la recuperación de
las leyes naturales y orgánicas, prescindiendo de elementos externos. Este eje
establecía una diferencia importante respecto de las búsquedas delsartianas.
35
Para Laban la integración de cuerpo y mente era una manifestación saludable que
debía ser practicada a la luz del sol y era parte de las funciones de la danza.
Como vemos, el «recuperar» la unidad perdida entre mente y cuerpo continuaba
siendo una preocupación central, la misma entraba ahora en relación con el
concepto de Lebensreformbewegung o movimiento de Reforma de la Vida,
surgido en Alemania alrededor de la década de 1890.
Como parte del Lebensreform, la danza debía fomentar un sentido de unidad para
que cada integrante palpitara al unísono con los demás anulando cualquier
diferencia y desigualdad e instaurando un sentido de solidaridad entre todos los
miembros de la comunidad. Obviamente, el eje no estaba puesto en desarrollar
36
técnicas sino en un fin más abarcador: la renovación del cuerpo y, en última
instancia, de la sociedad. Si la danza era un medio para generar una Reforma de
la Vida y para ayudar a construir la “comunidad utópica”, cumplía objetivos
sociológicos y culturales además de colaborar en la salud corporal y en la
redención de los cuerpos alienados y lacerados por las condiciones de la vida
moderna. Laban, en consonancia con la Lebensreform llamó a su utopía Catedral
del futuro.
Sobre estos principios se fundaba la danza coral porque en ella los cuerpos
podían comunicar el ímpetu rítmico originario y liberar los instintos reprimidos,
pero lo más importante de estas danzas era romper con el principio de
individuación. En la danza coral aparecían los ecos de los principios antagónicos
de lo apolíneo y lo dionisíaco que Nietzsche caracterizó como principios en
continuo conflicto. En el Nacimiento de la Tragedia lo apolíneo se identifica con el
principio de individuación,
La danza coral respondía a este contexto metafísico evocando las danzas del coro
trágico y su sabiduría mistérica. Esta danza intentaba salvar el desgarro causado
37
por la individuación y de aliviar el dolor de la fragmentación de lo Uno. Por ello,
tenía un efecto liberador de las cadenas de la individualidad fundiendo a todos en
un poderoso sentimiento de unidad que se manifestaba en la fiesta de
reconciliación, la orgía y la embriaguez.
El efecto más inmediato de las danzas corales practicadas en el Monte Veritá era
superar los abismos que separaban a un hombre de otro renovando la alianza
entre los seres humanos y recuperando la unión con la naturaleza enajenada en
una fiesta de celebración. Las danzas coreúticas (coro), cuyos oscuros orígenes
estaban ligados a celebraciones religiosas comunales, también tenían como
objetivo lograr que el individuo se pierda, esté "fuera de sí", en uno de esos
estados de entusiasmo contagioso en que, como es sabido, se pueden realizar
“proezas que superan con creces sus poderes normales" (Carvalho Lima, Madrid,
2006:74).
Tomando la cita como hilo conductor, las expresiones "fuera de sí", "entusiasmo", vienen a
expresar que la actuación tiene significado colectivo y las experiencias básicas son
compartidas, no son individuales sino comunitarias, viniendo así a expresar la situación
misma de la humanidad, que para el primitivo no va más allá de su grupo o tribu. Todos se
sienten en cierto modo contagiados mutuamente con una especie de conciencia colectiva
configurada como un todo. La danza, por tanto, es más ritual que espectacular, rito por el
que el individuo no busca su afirmación como tal, sino que confirma su identidad familiar,
grupal o tribal, a la par que tiende a rehacer su pertenencia a la naturaleza con la que
"convive", mediante una especie de integración psicológico/comunitaria . (Carvalho Lima,
2006:74)
Ciudad-jardín de Hellerau
38
El término ciudad-jardín (Gartenstadtbewegung) designaba un asentamiento
humano organizado según el modelo de las ciudades-jardín inglesas. La ciudad-
jardín de Hellerau fue el primer asentamiento de este tipo construido en Alemania,
entre 1909 y 1911, por el arquitecto Heinrich Tessenow (1876-1950). El particular
interés que despertó esta ciudad para los estudios de danza se debe a que en ella
trabajaron Jacques Dalcroze y Adolph Appia (1862-1928).
39
sincronizados que durante cuatro años practicaron gimnasia rítmica juntos y a la vez, en
una performance de homologación cotidiana. La sala central del Instituto Jacques-
Dalcroze era un espacio sin sombras. Una piel de algodón encerado, retro-iluminado con
un sistema de ristras de bombillas diseñadas por ingenieros de Siemens, proyectando una
luz homogéneamente repartida, que desdibujaba la volumetría de los cuerpos, dando el
protagonismo escénico a la evolución rítmica del movimiento. (Andrés, 2008)
(era) una casa, no para que vivan solteros o familias, una casa para todos, no era para
aprender (…), sino para la diversión, no era para rezar siguiendo alguna religión, sino para la
meditación y la experiencia interior. No era una escuela, ni un museo, ni una iglesia, ni una
sala de concierto o auditorio. ¡Nada de eso y algo de todo eso junto, pero también algo más
que todo eso! (Levitz)
13 Wagner concibió y promovió la idea de un Festspielhaus especial para mostrar sus propias obras. Las representaciones
tenían lugar en un teatro diseñado ex profeso para el festival, la Festpielhaus. Wagner supervisó personalmente el diseño y
la construcción del teatro, que albergaba numerosas innovaciones arquitectónicas con el fin de dar cabida a las inmensas
orquestas para las que Wagner escribió su visión particular de lo que debería ser el montaje.
14 En 1939, año en que comenzó la Segunda Guerra Mundial, los Nazis la transformaron en Academia de Policía. Cumplió
esta function hasta el fin de la guerra. Durante la ocupación soviética fue utilizada para funciones militares. En ningún caso
su arquitectura fue cuidada, incluso los soviets destruyeron el símbolo del ying yang que ocupaba el lugar central del frontis
triangular y lo reemplazaron por la estrella roja. En 1992, el edificio fue abandonado, completamente desmantelado.
Actualmente se ha reconstruido y se realizan espectáculos regularmente.
40
universo. Desde la misma llegada a la sala, el público podía ver, en el frontispicio
del teatro, el símbolo del ying y el yang.
41
Como arte, la euritmia representa un género de lenguaje mudo y visible, un lenguaje que,
aunque aparece en forma gestual, en forma de movimientos del cuerpo humano, sea en
grupo o individualmente, no ha de ser confundido con la mímica o la pantomima, ni tampoco
considerado meramente como arte de la danza. La euritmia como lenguaje se sirve del ser
humano en su totalidad como un instrumento expresivo, habiéndose obtenido este lenguaje
mudo y visible mediante el estudio de las leyes fonéticas del lenguaje hablado. (Steiner)
Por supuesto, este proyecto era algo más que una escuela de música, el objetivo
era educar a través de la música, al nuevo hombre que habitaría la comunidad
ideal de Hellerau. Siguiendo las huellas del espíritu platónico, para Dalcroze la
música era el arte educador por excelencia porque al penetrar en el alma por
medio de los sonidos, podía inspirar el gozo por la virtud. Los seguidores de
Dalcroze imaginaban esta escuela como el primer paso hacia la “fundación del
Estado sobre la música (Levitz)
Todo aquel que venga a este lugar debe dejarse llevar por las experiencias rítmicas, debe
interiorizarlas y procesarlas en la atmósfera elevada de la comunión festiva…. Todo aquel
que venga debe observar lo que se interpreta como algo que ellos mismos han
experimentado, deben aceptar los cuerpos que ven como una simbolización de sus propios
procesos espirituales, las imágenes que aparecen delante de ellos como una expresión de
sus propios pensamientos y deseos. De este modo, todos contribuirán al éxito del festival y
servirán de manera correcta al trabajo que ha comenzado. (Levitz)
Todo estaba previsto para que los espectadores ni bien atravesaran los pórticos
dóricos sintieran el “aire fresco del cielo griego (que se había trasladado
técnicamente gracias a los recursos de la iluminación, inventados por Appia) en la
42
noche del norte” (Levitz). El espectáculo comenzaba con jóvenes gimnastas
realizando sus ejercicios, para luego dar forma a las emociones e ideas
contenidas en la música, traduciendo los ritmos en movimientos corporales. El
objetivo era aquel viejo sueño romántico wagneriano: la resurrección de la tragedia
griega mediante la síntesis de las artes según el principio de la orchestique griega.
La mayor parte del coro y cantantes estaba ubicada detrás de la escena y los
gimnastas fueron los intérpretes de su plastique animée. El movimiento simple y
con aires neoclasicistas moldeaba el cuerpo según un diseño formal.
43
La espiritualidad que inundaba la propuesta permitía a Appia y Dalcroze pedir a
sus alumnos danzar desnudos, consagrándose “enteramente a la belleza y a la
verdad de la expresión, mientras sus cuerpos son alcanzados por el sentimiento,
de tal modo, que sientan que están cometiendo un pecado contra el espíritu si no
respetan la desnudez del cuerpo humano.” (Levitz)
44
Con el tiempo, estos movimientos fueron reemplazados por gestos más simples,
simbólicos, no violentos, a los que Emmanuel llamó “simulacro”. (Levitz, 13).
Dalcroze pensaba que en el movimiento escénico de los coros estaba la clave
para expresar el sentimiento comunal de la nueva sociedad. En esos
agrupamientos era fundamental que los gestos individuales se “volvieran
estilizados, y los bailarines renunciaran a su individualidad en función de
subordinarse al conjunto”. Los movimientos estilizados del coro eran el eje de la
coreografía, al extremo de no incluir ningún gesto individual.
45
Dalcroze creía que la danza como plastique animée funcionaba mejor con
secuencias métricas irregulares, porque esas secuencias eran el resultado de las
emociones humanas. Acorde con la herencia delsartiana, continuó profundizando
las intuiciones delsartianas que establecían que a cada función espiritual le
correspondía una función corporal y a cada función del cuerpo le correspondía un
acto espiritual ubicando al “espíritu” como generador del contenido emocional de
la música. En este sentido, el método de Dalcroze no fue claro acerca de cómo la
obediencia rítmica congeniaba con la expresión de alguna verdad trascendental,
incertidumbre que se reflejaba en el concepto vago y cambiante acerca de qué era
o qué constituía el ritmo musical. Dalcroze definía el ritmo, algunas veces, como
métrica enfatizando su medida y su visualización en un movimiento mecanicista;
otras veces, lo equiparaba a un impulso interno o a un libre fluir que no podía
medirse o traducirse certeramente y que relacionaba con esas potencias
ontológicas residentes en el cuerpo enunciadas por Delsarte.
46
En una dirección inversa a los movimientos corales de la contracultura del Monte
Veritá inmersos en una visión dionisíaca, los intentos neoclasicistas de Dalcroze
parecían una concesión a Apolo, es decir, un homenaje a la claridad, a la armonía,
a la luz, a la coherencia racional. Algunos críticos incluso entendieron, desde una
perspectiva nacionalista, que Orfeo y Eurydice era una expresión de la civilización
francesa, contraria al concepto de Kultur porque no tenía nada que ver con el ritmo
dionisíaco propio del alma del pueblo alemán (Levitz).
47
Las direcciones divergentes resultantes del proyecto dalcrociano fueron muy
evidentes en las carreras de las bailarinas que lo acompañaron. Algunas de las
intérpretes que habían hecho de furias en su ópera fueron las futuras bailarinas de
danza moderna alemana (incluyendo a Mary Wigman, Rosalia Chladek, Bertha
von Zoete, Grete Wiesenthaler, y Micho Ito), mientras que la gimnasta que había
desempeñado el rol de Eurydice no tuvo mayor trascendencia.
Poco tiempo después del estreno, Dalcroze tuvo que emigrar de Alemania y
abandonar su escuela ante el estallido de la Primera Guerra Mundial.
48
Ballets Russes (1909-1929), compañía creada por el empresario y crítico de arte
ruso Serge Diaguilev (1872-1929).
La elección está fundada no solo en que este primer período, comprendido
entre 1890 y 1914, está íntimamente ligado a las producciones de este grupo de
artistas sino que estos coreógrafos y bailarines fueron los fundadores del Cuerpo
Estable del Teatro Colón, en 1925, y las obras de sus coreógrafos fueron el
repertorio del Ballet de dicho teatro durante varias décadas.
Los integrantes de esta compañía que, en sus veinte años de duración, fue el
motor más significativo de las reformas sucedidas dentro de la danza académica,
habían sido formados por maestros franceses e italianos pero, conscientes del
debilitamiento de la tradición académica, se expidieron contra sus restricciones e
intentaron desequilibrar el poder del centro oficial del arte de la danza de aquel
momento: la Academia de San Petersburgo.
Ante la imposibilidad de llevar a cabo las renovaciones que Diaguilev quería
introducir en las estructuras y modos de producción coreográficos, en 1911 crea
los Ballets Russes, deja San Petersburgo, y se instala definitivamente en París.
Las novedades de la moda, el lujo de la ciudad, sus desafíos y provocaciones
reemplazaron la imperial San Petersburgo sumergida en intensos disturbios
políticos y culturales cuyo desenlace, pocos años después, trastocaría el mapa
político europeo.
El interés de este grupo por cautivar la vie parisienne y el intento de
aprehender aquello que la danza como arte moderno debía reflejar impulsaron la
búsqueda artística de esta compañía en dos direcciones. Por un lado, en una
primera etapa, le dieron al espectador parisino lo que quería ver: exotismo. Por
otro lado, la renovación del modelo expresivo y de las estructuras coreográficas
abrieron el camino hacia una modernización impensable diez años antes.
El exotismo tomó sus materiales de un imaginario creado a partir de un
pintoresquismo que recurría a imágenes evocadoras del espíritu de la Antigua
Rusia. Recordemos que los integrantes de los Ballets Russes eran herederos del
proceso de occidentalización iniciado en Rusia siglos atrás cuando toda la danza
escénica europea reflejaba el modelo académico francés. La identificación de la
49
danza rusa con el gusto francés se había mantenido intacta desde la fundación en
1738 de la primera escuela de danza de San Petersburgo, creada por el bailarín y
coreógrafo francés, Jean Baptiste Landé (?-1746 o 1748). Esta escuela se
transformó primero en la escuela de ballet del Teatro Imperial para los niños de los
sirvientes del palacio hasta que la Emperatriz Catalina II (1729-1796) ordenó, en
1776, la creación del emblemático Teatro Bolshoi donde destacados artistas
franceses formaron a los futuros bailarines rusos. Charles Louis Didelot (1767-
1837) fue uno de sus maestros. Había llegado a Rusia en 1801 y allí desarrolló un
extenso repertorio. El ballet Giselle se estrenó en Rusia sólo un año después de
su estreno en París. En 1848, otro maestro francés, Jules Perrot (1810-1892),
continuó con la creación del repertorio del Bolshoi. En 1859, Artur St. Leon (1821-
1870) sucedió a Perrot hasta que, en 1869, el marsellés Marius Petipa (1822-
1910) fue nombrado Premier Maître de Ballet de los Teatros Imperiales de San
Petersburgo, puesto que mantuvo hasta 1903.
La filiación de la danza rusa con la cultura francesa no había demostrado
desde entonces síntomas de crisis pero, a partir de la década de 1860-1870, el
retorno a las fuentes populares impulsado por intelectuales y artistas de otras
áreas finalmente impactó en la nueva generación de coreógrafos y bailarines que
comenzaron a exigir una renovación y una ruptura con el idealismo clásico
preconizado por la Academia de San Petersburgo.
El modernismo y el pensamiento dual respecto de “lo moderno” dejaba ver las
contradicciones que implicaba hablar de modernismo en un país relativamente
atrasado donde el proceso de modernización todavía no se había impuesto. El
modernismo, bajo estas condiciones, adquiría “un carácter fantástico”, porque
estaba obligado “a nutrirse no de la realidad social, sino de fantasías, espejismos,
sueños”. (Berman, 1988: 244) Lo que se nombraba como modernización en París
tenía matices muy diferentes de lo que significaba modernización en San
Petersburgo. La modernización parisina se edificada con los “materiales de la
modernización política y económica”, mientras que en el otro extremo el
modernismo nacía “del retraso y del subdesarrollo”. Este modernismo se veía
“obligado a basarse en fantasías y sueños de modernidad” (Berman, 1988: 239).
50
Exotismo orientalista
15 A la lista hay que agregar los nombres de otros artistas no rusos como el compositor romántico alemán Carl Maria von
Weber (1786-1826), los franceses Claude Debussy (1862-1918), y Adolphe Adam (1803-1856) autores de la música de los
ballets El Lago de los cisnes y Giselle, respectivamente; el pintor simbolista francés Odilon Redon (1840-1916), el director
de orquesta francés, Pierre Monteux (1875-1964) quien, en 1911, se convirtió en director orquestal de la compañía de
Diaghilev, dirigiendo los estrenos de Petrushka (1911) y La consagración de la primavera (1913), ambas de Ígor Stravinski;
Jeux, de Claude Debussy y Daphnis et Chloé, de Maurice Ravel.
51
Una de las características del grupo fue el trabajo en colaboración de músicos,
escenógrafos y coreógrafos. Aunque podría pensarse que el grupo encontraba su
antecedente en el concepto de Gesamtkunstwerk (obra de arte total), sin embargo
sus raíces estaban en la Ópera Privada de Mamontov, (Figes, 2002:342) fundada
por el famoso mecenas Savva Ivanovich Mamontov (1841-1918). En 1870,
Mamontov había comprado la ciudad de Abramtsevo, ubicada al norte de Moscú.
Fundó allí una comunidad integrada por los artistas más sobresalientes de fines
del siglo XIX y principios del XX. 16 Esta comunidad de artistas, intentaba recuperar
la calidad y el espíritu del arte medieval ruso. En Abramtsevo se produjeron obras
de teatro y óperas sobre temas folklóricos rusos (por ejemplo: La reina del hielo,
de Rimsky-Korsakov) Konstantin Stanislavsky estuvo relacionado con esta colonia
artística. Allí se sentaron las bases para la fundación de un estilo nacional Art
Nouveau, se favoreció el establecimiento del Teatro del Arte de Moscú fundado por
Konstantin Stanislavsky y, en gran parte, su actividad influenció el círculo creado
alrededor de la publicación sobre arte, Mir Iskusstva (El mundo del arte), fundada
en 1898 por Diaghilev y su grupo para difundir sus ideas sobre arte ruso antiguo y
moderno, arquitectura, música, literatura, filosofía y teatro. En la editorial de la
primera edición de esta revista, Diaghilev, afirmaba un credo que podría también
servir como manifiesto de ideas que luego llevaría a la danza:
Aquellos que nos acusan de amar ciegamente todo lo que es moderno, y de despreciar el
pasado, no tienen la menor idea de nuestro real punto de vista. Digo y repito, que nuestros
primeros maestros y nuestros dioses olímpicos fueron Giotto, Shakespeare y Bach, y
también es verdad que tuvimos la osadía de ubicar a Puvis de Chavannes, Dostoievsky y
Wagner a su lado. [...]. Habiendo rechazado toda norma aceptada, todos y cada uno de
estos artistas han sido juzgados estrictamente de acuerdo con lo que nosotros,
personalmente, demandamos. Hemos mirado el pasado a través de un prisma moderno, y
hemos adorado sólo aquello que encontramos que valía la pena. (Spencer, 1979:22)
52
Diaghilev, el “mecenas de San Petersburgo”, tal como, en 1906, lo definiera
Gerald Siordet, periodista de la revista inglesa The Studio, fue el símbolo de este
nuevo y conflictivo encuentro entre la danza institucionalizada por la Academia de
San Petersburgo con el deseo de modernización mezclado con una gran dosis de
exotismo que miraba “el pasado a través de un prisma moderno”.
Los fundadores del Mir Iskusstva (literalmente Mundo del Arte) se consideraban
a sí mismos cosmopolitas de San Petersburgo y proclamaban la idea de un
universalismo que se identificaba con los valores artísticos de la aristocracia y se
emparentaba con el concepto de “civilización” pregonado por Francia. Mir
Isstkustva, alejada de cualquier inclinación política, permaneció como una
publicación dedicada pura y exclusivamente al arte (Spencer, 1979: 16) al que
consideraban expresión individual y no el resultado de un programa social.
Reaccionando contra la tradición realista decimonónica, intentaban restablecer un
criterio de belleza basado en el renacimiento cultural de Rusia, especialmente de
la tradición clásica de San Petersburgo. (Figes, 2006:338-339)
Esta publicación tenía como eje realizar exhibiciones de pintura, lo cual
demostraba el poco interés que despertaba el ballet, incluso en los círculos
interesados en la renovación de las artes:
Los experimentos e investigaciones sobre ballet aún no habían llegado a los artistas y
ellos pensaban poco en este arte. ¿Acaso no era por esto que la revista El mundo del arte
casi nunca mencionaba el ballet? ¿No era también por esto que no aparecía en ella la
menor sugerencia sobre la necesidad de reformas, y menos aún un plan concreto o una
alusión a innovaciones? (Fokine, 1981:164)
53
a una velocidad incesante hizo que los Ballets Russes ofrecieran sus impactantes
y exuberantes representaciones escenografías de intensas tonalidades,
innovaciones musicales, argumentos neoprimitivistas y temas provenientes de
leyendas populares. Todo ello produjo en los espectadores una seducción
irresistible y un despliegue de energía en concordancia con la magia del
urbanismo moderno.
Consciente Diaghilev de este deseo de excitación y sorpresa, en una carta
enviada en 1909 al compositor Anatoly Lyadov (1855-1914) decía:
Necesito un ballet que sea ruso: el primer ballet ruso, puesto que no existe. Hay ópera rusa,
sinfonía rusa, canción rusa, danza rusa, ritmo ruso, pero no hay ballet ruso. Y eso es
precisamente lo que necesito, para presentarlo en mayo del próximo año en la Grand Ópera
de París y el inmenso teatro Royal Drury Lane de Londres […] El libreto ya está listo. Lo
tiene Fokine. […] Es El pájaro de fuego, un ballet en un acto tal vez dos escenas. (Figes,
2006:342)
54
Recordemos que la relación entre Occidente (Francia) y Oriente (Rusia) fue
siempre una relación de poder y, muy especialmente, en términos de danza,
Francia era el modelo.
Los Ballets Russes fueron orientalizados según el estereotipo imaginado por
un europeo medio del siglo XIX.
Desde este punto de vista entra en crisis la idea de que esta primera etapa de
los Ballets Russes tuviera algo que ver con la búsqueda de un estilo
específicamente “ruso” derivado de sus propias raíces culturales y mucho menos
pensar en la expresión de un “alma rusa”. ¿Podemos acaso decir que solo el
recurrir a fuentes literarias y religiosas era un acercamiento a lo que era
considerado expresión de “lo propio” ruso?
De todos modos, los temas localizados en ámbitos extravagantes, el exceso
de escenografías y vestuarios, los temas musicales emparentados con temas
populares rusos, desequilibraron las viejas formas de las composiciones
escénicas fundadas en un romanticismo ya exánime. “El salvaje del Este era
considerado una fuerza de renovación espiritual para las cansadas culturas
burguesas de Occidente”. (Figes, 2006:340).
Como afirma Ricardo Gullón en su estudio sobre las diversas direcciones en
las que se encauza el movimiento modernista. “No sería exagerado decir que en
algunos casos el modernista se encontró a sí mismo en el exotismo o, dicho de
otra manera, el exotismo le sirvió para crear una imagen de sí que el ambiente le
negaba y le dio seguridad respecto a su identidad” (Gullón, 1990: 81).
El exotismo fue también una forma de escapismo, podía conducir a cualquier
lugar, no importaba cuál fuera su ubicación ni la forma concreta de ese mundo
distante, sino su posibilidad de contradecir la vulgaridad y medianía del mundo
propio. Para ello era necesario que fuera un lugar remoto, fuera del espacio
conocido y fuera del tiempo, puesto que la distancia contribuía a hacer más
improbable la decepción. Como dice Gullón, “alienado de la realidad y no solo de
la sociedad, el hombre moderno “modernista” ha de enfrentarse con el hecho
dramático de su soledad. Al ascender a los abismos busca estimular su
sensibilidad con lo irracional y encontrar una esfera extra-social y primitiva.
55
Para los Ballets Russes, su orientalismo pudo haber funcionado como el tamiz
necesario para ser aceptado en la ciudad luz.
Dentro de los ballets “orientalistas” L'Oiseau de feu, fue “el primer ballet
ruso”, según Diaguilev, con lo cual estaba indicando que los ballets anteriores no
eran “rusos”. Michel Fokine17, formado en la Escuela de Teatro de San
Petersburgo, fue el coreógrafo de L'Oiseau de feu (El pájaro de fuego).
Para Diaghilev, era la metáfora perfecta del arte
mismo. El Pájaro de fuego era el pájaro libre de la
inspiración, tal como la concebía el círculo de El
mundo del arte. En el libreto se recreaban cuatro
cuentos tradicionales basados en historias folklóricas
rusas. En él se conjugan la dicotomía esencial del
bien y el mal, en dos mundos unidos por lo mágico y
lo sorprendente, incluidos dentro de una historia
Diseño realizado por León Bakst
para Pájaro de fuego. 1910 amorosa. Obviamente, la complejidad del argumento
ubicaba los recursos coreográficos en una forzada mimesis, con una
caracterización de personajes y situaciones narrativas imposibles de descifrar sin
un previo conocimiento del guión.
Según Benois, este ballet era “un cuento de hadas para adultos” y tenía como
objetivo crear “el misterio de Rusia para exportar a Occidente. El verdadero
artículo de exportación era el mito de la inocencia campesina y la energía juvenil.
Cada ingrediente del ballet era una versión estilizada del folklore”. (Figes,
2006:346)
Esta obra, aunque tradicional en su estructura, incluía movimientos novedosos
para la danza aceptada hasta ese momento. En el cuento abundaban
“bilibochkas, kikimoras” y una “variada colección de monstruos folclóricos rusos”
(Fokin, 1981:218). Estos habitantes de un “reino malvado” se movían con gestos
grotescos, angulares, feos e incluso cómicos, se arrastraban, anudaban sus
17 Fokine creó para los Ballets Russes una variedad de obras: en 1909, Danzas polovtsianas del Príncipe Ígor, Le Festin,
Le Pavillon d'Armide, Les Sylphides y Cléopâtre; en 1910, Carnaval, Schéhérazade, El pájaro de fuego, Les orientales; en
1911, Le spectre de la rose, Narcise, Sadko sous-marin, Petrushka; en 1912, Le Dieu Blue, Thamar, Daphnis et Chloé.
56
brazos y hacían “todo aquello que veinte años después apareció bajo la etiqueta
18
de la danza moderna” (Fokin, 1981:219-220).
Petroushka, con música de Igor Stravinsky y escenografía de Alexander
Benois fue, posiblemente, la obra más conocida de esta etapa. La descripción de
diferentes autores la ubican como “expresión del ethos ruso”. Lo exótico estaba
aquí expresado en la descripción realizada por Fokine de las ferias populares de
San Petersburgo. Si bien en su descripción costumbrista la obra planteaba un
pintoresquismo amable y folclórico, también ofrecía desafíos nuevos en el
tratamiento de los personajes-marionetas al mismo tiempo que incursionaba en la
combinación binaria trágico-cómico. La partitura de Igor Stravinsky había
incorporado “los sonidos de la vida rusa para derrocar a la totalidad de la clase
dominante musical y sus reglas europeas de belleza y técnica” provocando “la
rebelión musical de los bajos fondos de San Petersburgo.” (Figes 2006:350)
El escenógrafo Alexander Benois buscó inspiración en los recuerdos infantiles
de sus visitas a las ferias anuales de San Petersburgo y sus escenarios móviles…
[…] que mostraban arlequinadas, espectáculos con marionetas que luego se imitaban en los
hogares, figuras extrañas enmascaradas del folklore ruso, hipnotizaron y atemorizaron al
pequeño Alexander. Estas experiencias, indeleblemente fijadas, fueron recordadas mucho
después, cuando su inspiración puso en movimiento la creación de uno de los más famosos
ballets rusos, Petroushka. […]. En esta época, el ballet era considerado superficial por la
gente educada y por los habituales asistentes al teatro, no había nada que aprender allí, era
meramente el placer de un número limitado de excéntricos “balletómanos”. (Spencer, 1979:
XXX)
18 El pájaro de fuego se representó en Buenos Aires en 1917. Dice Fokin: Recuerdo que cuando trabajé en Buenos Aires
con la compañía del Teatro Colón quedé asombrado de que las alegres muchachas de temperamento español y ojos
sonrientes se convirtieran en autómatas cuando comenzaban a bailar en el ballet. Cuando les dirigí fogosos discursos en mi
lengua franco-anglo-española sobre la necesidad de que el rostro expresara lo que el cuerpo realizaba, los artistas
parecieron entenderme y cobraron vitalidad. Luego me dijeron confidencialmente que en años anteriores, bajo la dirección
de otros maestros de ballet rusos, se les había exigido lo contrario. El rostro expresivo se consideraba pasado de moda,
pues lo que se requería eran la mecanización, la falta de vida y la automatización. (Fokin, 1981:231)
57
Bailarina. El Sarraceno, torpe e infantil, era el personaje extraño, diferente, alguien
amenazante, peligroso que seducía a la bailarina, enfrentándose con Petroushka.
Era la “encarnación de la complacencia estúpida del extrovertido, del feliz mimado
de la fortuna.” (Fokine, 1981: 239)
El Moro no aparece aquí como personaje principal, ni es sujeto de la acción,
solo aparece como oponente del protagonista, no es un personaje dinámico sino
que es un vehículo de los valores simbólicos. Sus movimientos y aspecto
demuestran que su naturaleza es plenamente humana, tiene una fuerza
extraordinaria, manifiesta una sexualidad agresiva mordiendo a la bailarina.
La Bailarina aparecía como un trofeo
erótico, sólo una pieza objeto del deseo
de los otros personajes.
La historia, construida con una
continuidad lógica, se desarrollaba en
una sucesión ordenada en principio-
medio-resolución final. Pero esta obra
Petrouchka resultaba profundamente innovadora al
proponer espacios escénicos reducido como el tablado donde se encontraban los
bailarines-títeres o las cajas en donde vivían y confesaban su intimidad al
espectador. El teatro de títeres contrastaba con las escenas de feria y bailes
populares que sucedían en la plaza donde había numerosas personas pero en
lugar de un cuerpo de baile homogéneo, el grupo aparecía con cada uno de sus
integrantes claramente individualizado y con desarrollos coreográficos propios. Si
Fokine “hubiera relacionado rítmicamente todos estos personajes con la partitura,
entonces, en un momento dado todos hubieran actuado como ancianos, en otro,
como gitanos; en un tercero como osos.” Pero, Fokine estaba interesado en “que
todos interpretaran en escena un personaje distinto, individual.” (Fokine,
1981:244). De este modo la coreografía grupal se alejaba tanto del concepto
decorativo del cuerpo de baile como de las danzas corales propuestas por las
comunidades espiritualistas de la “danza libre”.
58
La obra exponía una nueva expresividad en su referencia a las parodias y a los
entretenimientos callejeros y en la descripción, a través del vocabulario de
movimiento, de los rasgos psicológicos de cada uno de los personajes. La
experiencia poética del lenguaje sucedía en ese intersticio entre el títere, la
gestualidad de muñecos y esa suerte de destino al que eran sometidos por el
poder del titiritero.
Algunas de las secuencias coreográficas eran expresión del mundo interior de
los personajes y de sus vivencias. Pero esa subjetividad íntima o realidad interna
no era todo el núcleo de significación de la obra, a través de la representación de
algunas escenas que reflejaban cierto pintoresquismo costumbrista, como las
escenas de la feria y de las competencias callejeras, la obra parecía una
caricatura animada. En el final, la muerte de Petroushka, seguida de su supuesta
resurrección incorporaba el elemento mágico necesario donde se mezclaban los
mundos de la realidad y del sueño.
Vaslav Nijinsky fue el coreógrafo que sucedió a Fokine. Sus obras L´Aprés–
midi d´un Faune (La siesta de un fauno) y Le Sacre du printemps (La
Consagración de la Primavera), generaron violentas polémicas por las
considerables modificaciones formales que proponían. Una selectiva audiencia
asistió a ambos estrenos, incluyendo al escultor francés Auguste Rodin (1840-
1917), para quien Nijinsky había posado. A pesar de utilizar la misma expresión de
exotismo continuador de las propuestas anteriores, a diferencia de las mismas,
había en estas obras una ausencia notable tanto de virtuosismo como de
elementos anecdóticos. L´Aprés–midi d´un Faune, era una composición musical
para orquesta creada por Claude Debussy, estrenada en París en 1894. La obra
musical estaba inspirada en el poema L'Après-midi d'un faune de Stéphane
Mallarmé (1842-1898) y, años más tarde, sirvió de inspiración para la coreografía
creada por Nijinsky, aunque ésta tenía muy poca relación con el poema de
Mallarmé (Croce 1978:192). Lo que más perturbó el gusto del público no fue
quizás que el virtuosismo fuera burlado, sino que el resultado fuera aún más lejos
de lo que había ido Fokine en su rechazo a los preceptos instalados por la belleza
59
ideal a la cual los espectadores estaban acostumbrados. La obra, de doce
minutos de duración, parece más un esbozo que una obra terminada.
En esta obra el exotismo estaba en un primitivismo que no podía ubicarse en
una geografía concreta. L´Aprés–midi d´un Faune exigía del espectador una
nueva forma de mirar la danza (o la no-danza). Todavía en las obras anteriores se
mantenía la intención de describir una acción, había gestos, sugerencias
psicológicas, cierto virtuosismo en la ejecución, elementos ausentes en esta obra.
En el caso de Petroushka, aunque la caricatura subrayara cierta “fealdad” en
los movimientos del moro o en los del payaso, esto se daba por admitido: era una
alteración caricaturesca en la búsqueda de una deformación intencional. Pero, en
el caso de las obras de Nijinsky, no se alteraba la apariencia de las formas para
lograr una descripción expresiva, sino para alejarse del concepto de belleza
corporal instalado, lo cual fue entendido casi como una ofensa. La puesta en
escena de ambas obras no solo resultó extraña y exótica sino que las referencias
al arte primitivo, manifestadas en una excesiva simplificación de las formas,
provocaron sorpresa e irritación.
L´Aprés–midi d´un Faune presentaba un
aspecto de bajorrelieve griego animado, al estilo
de un tableaux en movimiento, también la
escenografía de Bakst subrayaba, con sus
grandes manchas y enérgicos colores, la bi-
dimensionalidad del vocabulario coreográfico.
Con un argumento excesivamente simple para lo
que el público estaba acostumbrado, con
movimientos que se alejaban de las formas
Vaslav Nijinsky. L´Aprés–midi d
´un Faune habituales, con un repertorio sencillo de
desplazamientos en donde el cuerpo se distorsionaba colocando la cabeza y
cadera de perfil y el torso de frente, con extrañas caminatas que comenzaban con
los pies completamente en contacto con el suelo apoyando primero el talón y
luego los dedos, con los brazos mantenidos en posiciones angulares, L´Aprés–
midi d´un Faune, contradecía y desafiaba una construcción de dos siglos basada
60
en la técnica académica.
Todo lo expuesto, inmediatamente desató la ira de parte de la audiencia
aunque la simplificación anecdótica de esta obra alentara elementos que
apuntaban a una época nueva. Al día siguiente, Le Figaro, calificaba la
representación como “abominable”. August Rodin (1840-1917) salió en defensa de
Nijinsky:
Nijinsky nunca ha estado tan extraordinario como en su último rol. No más saltos: solo
gestos y poses animales semi conscientes. Se acuesta, se apoya sobre un codo, camina
con las rodillas dobladas, se levanta, avanza y retrocede, a veces lentamente con
movimientos angulares y bruscos. Sus ojos brillan, estira sus brazos, abre sus manos
chatas, los dedos juntos y mientras gira y se aleja, su cabeza continúa expresando su deseo
con una torpeza deliberada que parece natural. Forma y significado están unidos
indisolublemente en su cuerpo expresivo plenamente de la mente que está dentro…Su
belleza es similar a la de los frescos y esculturas antiguos: es el modelo ideal, aquel que se
ansía dibujar y esculpir. Cuando el telón se levanta para mostrarlo reclinado sobre el suelo,
una rodilla levantada, la flauta en sus labios, pensamos que es una estatua; y nada puede
ser más impactante que el impulso con el cual, en el clímax, yace boca abajo sobre el velo
misterioso, besándolo y abrazándolo contra él con apasionado abandono…(Gelatt, 1980:30)
61
pronto se tornó ensordecedor; los bailarines continuaron, como también la orquesta, a pesar
de que no se podía escuchar ni una nota de la música. El griterío continuó aún durante el
cambio de escena, para el cual se suministró música; y hasta tuvieron lugar peleas de puño
entre algunos de los espectadores. (Spencer, 1974: 94)
62
de todo artificio dejando solo la pura intensidad del movimiento. Nuevamente,
como en L´Aprés–midi d´un Faune, el diseño de los movimientos seguía formas
geométricas regulares con ángulos rectos, en lugar de la circularidad de las
posiciones académicas. Los pies contradecían el en dehors tradicional y la danza
en su conjunto se alejaba de la liviandad y elevación propias del neoclasicismo.
Nijinsky había coreografiado movimientos feos y angulosos. Los bailarines hacían resaltar su
peso en vez de su ligereza, como dictaban los principios del ballet clásico. En un rechazo a
las posiciones clásicas, los bailarines del ritual llevaban los pies doblados hacia adentro, los
codos apretados a los costados y las palmas abiertas, como los ídolos de madera que tanto
aparecían en los míticos cuadros de la Rusia escita de Roerich. Los movimientos no estaban
orquestados por pasos y notas, como en los ballets convencionales, sino que estaban
concebidos como una masa colectiva que seguía los vilentos ritmos sincopados de la
orquesta. Los bailarines golpeaban el escenario con los pies, acumulando una energía
estática que finalmente estallaba, con una fuerza electrizante, en la danza del sacrificio.
(Figes, 2002:352)
63
de la compañía, refiriéndose a ambas obras, escribió: “Nijinsky declaró su
enemistad con el Romanticismo y le dijo adiós a la `belleza”.
Karsavina describía la postura que ella debía tener en Jeux de la siguiente
manera: “Tenía que mantener mi cabeza atornillada sobre un costado, ambas
manos enroscadas como si estuvieran mutiladas desde el nacimiento.”
A pesar de recordar la irritación y la incomprensión que sentían los bailarines
por las propuestas de este coreógrafo, en una reflexión posterior acerca de su
trabajo, Karsavina sugirió que Nijinsky, aunque no había articulado su programa
estético, estaba seguramente influenciado por el futurismo italiano y por el
rechazo vehemente que Filippo Marinetti manifestaba hacia la belleza y hacia las
obras maestras del pasado. (Banes, 2007:311).
Las producciones hasta aquí expuestas son solo algunas de las creaciones
presentadas por los Ballets Russes. Como vimos, en ellas se mezclaba una
supuesta referencia al “alma rusa” aunque en la realidad fueran más una
afirmación de las fantasías orientalistas creadas por Occidente y no tuvieran la
intención de trascender la mirada europea ni acercar alguna idea acerca de la
relatividad de las culturas. De todos modos, todas estas creaciones hicieron un
importante aporte al desarrollo formal de la danza y las mismas terminaron siendo
legitimadas y reconocidas sus recursos expresivos y formales.
Este exotismo orientalista se alternó con obras a las que podría caracterizarse
como afines a un simbolismo romántico opuesto tanto al espiritualismo naturalista
de los creadores de la danza libre como también a las fantasías exóticas de las
obras inspiradas en los lejanos mundos orientales.
Estas obras simbolistas recuperaban ciertas aspiraciones esenciales del
romanticismo, por ejemplo, la huida hacia un mundo de fantasía, presencia del
misterio, otorgar una esencia espiritual a ciertos objetos y a los seres. El símbolo
en estas producciones tendía designar lo inefable, lo que no se puede explicar
con palabras, aquello que solo se puede captar con el espíritu.
64
No era la primera vez que el símbolo aparecía en la danza, pero la manera en
que había sido utilizado en épocas anteriores lo acercaba a la alegoría, lo cual
implicaba la existencia previa de un conjunto de significados. La alegoría admite
una sola interpretación, se opone al símbolo porque éste admite una pluralidad de
interpretaciones, enriquecidas por la aportación subjetiva del creador y porque
remite a cosas distintas en cada individuo. Estas características heredadas en lo
esencial del espíritu romántico permitían la evocación producida por un objeto, o
bien, mostrar un estado del alma. De este modo, la expresión pasaba a estar por
encima de la representación. Entre las obras estrenadas en esta etapa vamos a
examinar El espectro de la rosa y Las sílfides.
En Les Sylphides, el simbolismo está presente en la intención de exteriorizar
una idea, de "hacer patente lo latente". En estas obras, el creador está más
interesado en la capacidad de sugerir, dejando surgir la ambigüedad.
Este ballet breve en un acto, es considerado el primer ballet sin trama. 19
Según Fokine fue la obra donde pudo cumplir su objetivo: “crear un ballet
totalmente distinto al que estaba acostumbrado a ver en el Teatro Marinski.”
(Fokine, 1981:142)
19 Este ballet tuvo una antecedente en 1907, con el nombre de Rêverie Romantique: Ballet sur la musique de Chopin o
Chopiniana con música de Frédéric Chopin (1771-1844) orquestada por Alexander Glazunov (1865-1936).
65
Sylphide. “Adopté el ballet en un solo acto no por ninguna teoría recién creada,
sino por una disposición natural mía. Me resulta natural buscar la unidad y la
integridad en la creación artística. Me parece que la concentración de los medios
de expresión la refuerza y su dispersión la debilita. (Fokin 19181: 151) 20
Inspirado en el acto blanco de La Sylphide, este ballet rescataba, setenta y
seis años después, el aspecto fantasmagórico de aquella primera versión
francesa y el estado de ánimo característico de la lírica romántica. Fokine
abandonó en esta producción cualquier referencia argumental y, creando una
coreografía no explicativa, transformó la danza en objeto de una experiencia
estética. La coreografía consistía en muchas sílfides bailando con el “poeta” o el
“joven” en un bosque iluminado por el claro de luna. La historia quedaba eliminada
al descartar el primer acto pantomímico, quedando solo el mórbido misticismo
estético del “acto blanco” donde se mezclaba lo terrenal con lo sobrenatural, lo
cual permitía utilizar únicamente el lenguaje de la danza pura.
El simbolismo romántico de la obra residía en su postura anti naturalista, en su
intento de alcanzar una experiencia de lo absoluto poblando el bosque de seres
incorpóreos que aparecen en un mundo de quietud y de sueño. En el personaje
del “poeta” también aparece la ambigüedad, la efebización, un prototipo de
belleza de rasgos indefinidos. La ambigüedad sexual también representa el
misterio.
Le spectre de la rose21, creado sobre la Invitación a la Danza, del compositor
Carl Maria von Weber (1786-1826), con escenografía y vestuario de León Bakst,
fue el primer ballet presentado por los Ballets Russes en el Teatro de Monte-Carlo,
en 1911. Los versos del poeta Théophile Gautier titulados Después del Baile: "Yo
soy el espectro de la rosa, que tú llevaste ayer al baile […]" habían inspirado al
novelista Jean-Louis Vaudoyer (1883-1963) a realizar el guión de este ballet
breve. Alejado de cualquier “anécdota sentimental”, esta obra reflejaba solo un
20 Existieron cuatro versiones “oficiales” creadas o revisadas por Fokine. La primera fue la de 1907, Chopiniana, la
segunda fue una versión de 1908, también estrenada en St.Petersburgo; la tercera fue la estrenada en 1909, con
escenografía de Alexandre Benois y estrenada en el Théâtre du Châtelet de París, y la cuarta fue una versión estrenada en
1940, en la primera temporada del American Ballet Theater, en New York.
21 El ballet cuenta la historia de una joven que vuelve de un baile con una rosa, se duerme y, en sueños, aparece el
espectro de la rosa entrando por una ventana. La joven sueña que baila con ese espíritu, hasta que éste desaparece.
66
estado de ánimo. No existía ninguna trama narrativa y, a pesar de estar
relacionada con un poema de Gautier, la obra transgredía los límites impuestos
por las palabras. “Me gustaría decir que aunque utilicé todos los recursos del
ballet clásico, consideraba esta obra como perteneciente a la clasificación del
`nuevo ballet´” (Fokine, 1981:236)
El espectro de la Rosa
Vaslav Nijinski
67
Bailaba con ella y luego desaparecía. Otra vez se eliminaba la historia, quedando
solo un juego alucinaciones.
Estas obras construyeron sus códigos apoyándose en el remanente simbólico
del sistema precedente. En los dos casos mencionados, el lenguaje del ballet
seguía vigente pero trastocado por una total renovación del modelo expresivo que
ahora obedecía a las nuevas sensaciones producto del cambio de siglo.
La renovación de las temáticas, la mayor autonomía expresiva y la
modificación de las estructuras coreográficas implicaba la revisión de los límites
del vocabulario académico y la búsqueda de una nueva relación entre las artes
escénicas. La danza, ya no era sólo un soporte o representación de una trama
literaria, comenzaba a fortalecerse estableciendo nuevas correlaciones con las
demás artes, pasando a ocupar un lugar protagónico.
En una carta fechada en 1914, dirigida al editor de The London Times, Fokine
fijaba sus cinco reglas en donde aparecían sus propuestas renovadoras,
retomando el término noverriano “acción” pero alejándolo de cualquier teoría de la
imitación. En estas reglas Fokine se acercaba a las teorías delsartianas, esta vez,
interpretadas desde la tradición académica El cuerpo pasaba a ser el protagonista,
el centro de atención y el motor principal de la acción dramática alejándose de los
movimientos y poses establecidos y de la gesticulación convencional sin intentar
mediante la pantomima sugerir el argumento del ballet al espectador. Estas reglas
establecían que no debían utilizarse combinaciones de pasos establecidos y ya
listos, que la danza y el gesto mimético ya no tenían significado en el ballet a
menos que sirvieran como una expresión de su acción dramática, podían utilizarse
gestos convencionales si el estilo del ballet lo permitía, el intérprete debía ser
expresivo con la totalidad de su cuerpo además el cuerpo de baile debía participar
de dicha expresividad.
Las reglas también establecían cómo debía ser la alianza de la danza con
otras artes. Fokine rechazaba la idea una danza servil de la música o de la
escenografía. Reconocía la asociación con las otras artes solo bajo la condición
de completa igualdad. En contradicción con los coreógrafos de años anteriores,
no encargaba “música de ballet” a un compositor, estaba a favor de aceptar
68
música de todo tipo, con la sola condición que sea buena y expresiva. Respecto
de las danzas folclóricas incorporadas en las obras, decía que el maestro de ballet
tenía que estudiar las particularidades de cada una de ellas, así como también
debía interesarse por el arte y la literatura del período en el cual la escena se
desarrollaba. Estas eran las reglas principales de sus innovaciones. (Copeland y
Cohen, 1983:260)
Así como Noverre fue quien había explicitado algunas pautas estéticas en el
siglo XVIII, Fokine fue quien teorizó sobre la danza a principios de siglo XX.
En esta primera etapa junto con el exotismo orientalista y el simbolismo
idealista romántico, los Ballets Russes habían incorporado la necesidad de instalar
una danza liberada de una trama argumental y revisado los modelos expresivos
adaptándolos a la nueva sensibilidad.
En 1914, Diaghilev se refugió, con parte de su grupo, en Suiza 22. Suspendidas
las temporadas a realizarse en París y en Londres a causa de la guerra, parte del
grupo, en 1916, debutó en Nueva York en la Metropolitan Opera, con la obra
cómico-dramática Till Eulenspiegel, con coreografía e interpretación de Nijinski y
con diseños de Robert Edmond Jones (1887–1954).
Diaghilev y los artistas de su compañía se separaron de Rusia definitivamente
Palabras finales
22 Tres millones de rusos huyeron de su tierra entre 1917 y 1929. A fines de la década de 1920, París se había convertido
en el centro indiscutido de la emigración rusa en Europa. Sovdepia, término que derivaba de “Departamento Soviético”
referido al consejo de los diputados de los trabajadores, campesinos y soldados, era el nombre despectivo que los exiliados
aplicaron a la Rusia Soviética, considerada como impostora e indigna de llevar el antiguo nombre. Stravinsky, uno de esos
exiliados, decía que cuando había marchado al exilio no se había ido de Rusia, sino la había “perdido” para siempre.
69
orientalista o el simbolismo idealista tuvieron origen en el vacío de valores que la
vida moderna provocaba.
¿Cuándo comienza la modernidad en la danza? Aunque sabemos que hablar
de Modernidad supone una serie de dificultades, entendemos que la más
importante a resolver en esta primera instancia es la referida a los modos en que
se desplegaron las distintas formas de interiorizar la misma en las diferentes
tendencias de la danza europea.
A pesar de sus diferencias en su ideario estético, todas las tendencias de este
fin del “largo siglo XIX”, compartieron esa multitud de experiencias conectadas con
el espíritu moderno, respecto del cual se mostraron ambivalentes según fuera su
posición frente a la crisis de valores provocada por la industrialización y el
positivismo. Sus diferentes y peculiares estrategias sobre cómo estar en un
ambiente que prometía “aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación de
nosotros y del mundo” pero que, al mismo tiempo, amenazaba “con destruir todo
lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos” (Berman, 1988, p. 1)
produjo en los creadores apareció desde sentimientos adversos, mezcla de
angustia y ansiedad, hasta una gran desconfianza por los avances de la
modernización. Estas diferencias no eran fortuitas, sino que tenían que ver con el
ámbito en que cada una de las vertientes de la danza se desarrolló.
Esta ambivalencia se trasladó a las manifestaciones posteriores. Así, gran
parte de la producción coreográfica alemana se va a hacer eco de la crisis cultural
y de la angustia provocada por un contexto moderno amenazante mientras que la
modern dance norteamericana estará más cerca de una tendencia afirmativa
respecto de los cambios referidos a la racionalización de la vida y al progreso
técnico introducidos por la modernidad. Pero, parafraseando a Greenberg, para
poder hablar de danza moderna se tendría que utilizar la danza para llamar la
atención sobre la danza23.
23 El arte moderno utiliza el arte para llamar la atención sobre el arte. (Greenberg, 2006:112)
70
Bibliografía
ARGULLOL, Rafael (2006). La Atracción Del Abismo: Un Itinerario Por el Paisaje Romántico. El
Acantilado, Barcelona, España.
BLAIR, Fredrika (1986) Isadora: Portrait of the Artist as a Woman. New York: McGraw-Hill.
BENJAMIN, Walter (2010). La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica.
BERMAN, Marshall (1988) Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la
modernidad. Siglo XXI. Madrid, España.
BOZAL, Valeriano (1993) Los primeros diez años (1900-1910, los orígenes del arte
contemporáneo), La balsa de la medusa. Visor.
CHOUCHA, Nadia (1991) Surrealism & the Occult. Shamanism, Magic, Alchemy, and the Birth of
an Artistic Movement. Mandrake of Oxford. London, UK.
COPELAND, Roger & Cohen, Marshall (Eds.) (1983) Traducción: Susana Tambutti. What is
dance? Readings In Theory And Criticism. Oxford University Press. USA.
DÍAZ SOTO, David, "Modernismo, Forma, Emoción y Valor artístico: Claves de la teoría de la
modernidad artística de Clement Greenberg", BAJO PALABRA. Revista de Filosofía, Nueva
Época, nº 2 (2007): 159-166.
SANCHEZ, José (Ed.), (2003) El arte de la danza y otros escritos. AKAL, Madrid, España.
FALCOFF, Laura. (2002) “La danza del escándalo” en diario Clarín 17-3-2002.
FIGES, Orlando (2006) El baile de Natasha. Una historia cultural rusa. Traducción de Eduardo
Hojean. Edhasa. España.
FOKINE, Michel (1981) Memorias de un maestro de ballet. Ed. Arte y literatura, La Habana, Cuba.
GARAFOLA, Lynn.(1989) Diaghilev's Ballets Russes, Oxford University Press, Oxford, Nueva York.
-------------------------- (2005) Legacy of Twentieth Century Dance. Wesleyan University Press.
Middletown, USA.
GULLÓN, Ricardo (1990). Direcciones del modernismo. Alianza, Madrid.
HOBSBAWM, Eric. (1995) Historia del siglo XX. Grijalbo Mondadori. S.A. Barcelona,
JAFFÉ, Aniela (1969). El símbolo en las artes visuales. En: El hombre y sus símbolos. Concebido y
realizado por Carl G. Jung. Editorial Aguilar. Madrid, España.
KEW, Carole, (1999) From Weimar Movement Choir to Nazi Community Dance: The Rise and Fall
of Rudolf Laban's "Festkultur" Dance Research: The Journal of the Society for Dance Research,
Vol. 17, No. 2 (Winter, 1999)
KOELGLER, Horst. The Concise Oxford Dictionary of Ballet. (1987), Oxford University press,
Oxford.
MANNING, Susan, (1993) Ecstasy and the Demon. The Dances of Mary Wigman. University of
Minessota Press.
71
-----------(2004) Modern Dance, Negro Dance: Race in Motion Minneapolis and London: University
of Minnesota Press..
MILLER, Kamae (1997). Wisdom Comes Dancing: Selected Writings of Ruth St. Denis on Dance,
Spirituality, and the Body. Ed: Peaceworks. Kansas City, USA.
MÜLLER Hedwig & Patricia Stöckemann (1993)... jeder Mensch ist ein Tänzer. Ausdruckstanz in
Deutschland zwischen 1900 und 1945. Anabas, Gelnhausen, FFM, Alemania.
ROSEMAN, Janet Lynn (2004) Dance Was Her Religion: The Sacred Choreography of Isadora
Duncan, Ruth St. Denis and Martha Graham. Hohm Press. Chino Valley, USA.
SAINT GIRONS, 2008
SCHMIDT, Jochen (2001). Isadora Duncan. Ed. Vergara. Buenos Aires, Argentina.
SEVILLA BUITRAGO, Álvaro (2004) “Großstadtkultur. La cuestión de la gran ciudad en la Alemania
guillermina”. Instituto Universitario de Urbanística de la Universidad de Valladolid. España.
SPENCER, Charles. (1979). The World of Serge Diaghilev. Penguin Books. ol. 17, No. 2 (Winter,
1999)
TOEPFER, Karl, (1997) Empire of Ecstasy. Nudity and Movement in German Body Culture, 1910-
1935.University of California Press.
WIGMAN, Mary (2002) El lenguaje de la danza.
Fuentes electrónicas
APPIA, Adolph. Oeuvres complètes. Vol. 3. Ed. and trans. Marie L. Bablet-Hahn. Bonstetten: L’Âge
d’Homme, 1988. En In the footspeps of Eurydice. Gluck´s Orpheos und Eurydice in Hellearau,
1913. Tamara Levitz, McGill University
http://www.echo.ucla.edu/Volume3-issue2/levitz/levitz4.html.[consultado 12-4-2009]
BACHMANN, Franz. (Mayo 1912). “Jaques-Dalcroze und seine Bestrebungen: Eine Kulturstudie.”
Die Musik 2.15. En “In the footspeps of Eurydice. Gluck´s Orpheos und Eurydice in Hellearau,
1913”. Tamara Levitz, McGill University.
http://www.echo.ucla.edu/Volume3-issue2/levitz/levitz4.html.[consultado 12-4-2009]
CAMMAROTA, Adrián (2012) La antítesis Kultur y Zivilisation en Norbert Elias y Thomas Mann.
Prácticas de Oficio. Investigación y reflexión en Ciencias Sociales, n° 9, abril de 2012.
http://ides.org.ar/wp-content/uploads/2012/05/Cammarota-Elias.pdf [fecha de consulta 30-4-13]
CARVALHO LIMA (2006), Alzira María. Vitalismo y Expresionismo Estético. Tesis de la Universidad
Complutense de Madrid, Facultad de Filosofía, Departamento de Filosofía del Derecho Moral y
Política II (Etica y Sociología), leída el 23-05-2006http://eprints.ucm.es/tesis/fsl/ucm-
t29156.pdfMadrid.
DALCROZE En “In the footspeps of Eurydice. Gluck´s Orpheos und Eurydice in Hellearau, 1913”.
Tamara Levitz, McGill University http://www.echo.ucla.edu/Volume3-issue2/levitz/levitz2.html
72
DALY, Ann (1995) Done Into Dance: Isadora Duncan in America. Bloomington: Indiana UP. En “In
the footspeps of Eurydice. Gluck´s Orpheos und Eurydice in Hellearau, 1913”. Tamara Levitz,
McGill University.
DOHRN, Wolfgang. (1908) “Die Gartenstadt Hellerau: Ein Bericht. Jena: Diederichs, en “In the
footspeps of Eurydice. Gluck´s Orpheos und Eurydice in Hellearau, 1913”. Tamara Levitz, McGill
University.
http://www.echo.ucla.edu/Volume3-issue2/levitz/levitz4.html.[consultado 12-4-2009]
GOBERNA, Juan. Conceptos en el frente: la querella de la Kultur y la Civilisation durante la
Primera Guerra Mundial. École des Hautes Études en Seiences Sociales-París.
www.historiacontemporanea.ehu.es/s0021-con/es/.../28_23.pdf
HOLEK, Wenzel (1921) Vom Handarbeiter zum Jugenderzeiher: Lebensgang eines deutsch-
tschechischen Handarbeiters. 2 Vols. Jena: Diederichs. En “In the footspeps of Eurydice. Gluck´s
Orpheos und Eurydice in Hellearau, 1913”. Tamara Levitz, McGill University.
HORNEFFER, August. (1912) “Das Fest.” Die Schulfeste der Bildungsanstalt Jaques-Dalcroze:
Programmbuch. Ed. Bildungsanstalt Jaques-Dalcroze. Der Rhythmus: Ein Jahrbuch 2.1. En “In the
footspeps of Eurydice. Gluck´s Orpheos und Eurydice in Hellearau, 1913”. Tamara Levitz, McGill
University.
JAQUE, Andrés (2008). “Ciudad Sincronizada. De la ciudad sincronizada a la ciudad parlamento”.
http://andresjaque.net/wordpress/articulos/ciudad-sincronizada/ [consulta 1-5-13]
LEVITZ, Tamara. “In the Footsteps of Eurydice: Jaques-Dalcroze's Staging of Gluck's Orpheus
und Eurydice in Hellearau, 1913” http://www.echo.ucla.edu/Volume3-issue2/levitz/index.html
MARSOP, Paul (1913) “Jaques-Dalcroze, Hellerau und die Musik.” Neue Kämpfe: Zweite Reihe
der Studienblätter eines Musikers. Munich: Georg Müller, En Tamara Levitz, “In the Footsteps of
Eurydice: Jaques-Dalcroze's Staging of Gluck's Orpheus und Eurydice in Hellearau, 1913”
http://www.echo.ucla.edu/Volume3-issue2/levitz/levitz3.html
ROMERO CUEVAS, José Manuel (2011). Hybris y sujeto. Ética y estética de la existencia en el
joven Nietzsche.
inif.ucr.ac.cr/.../Hybris%20y%20Sujeto.%20Etica%20y%20estetica%20d...
SÁNCHEZ, Marcela (2001) El cielo en la tierra.
www.jornada.unam.mx/2001/03/25/sem-monte.html - 25k, [onsultado el 8/5/08])
SEIDL, Arthur. (1912) Die Hellerauer Schulfeste und die Bildungsanstalt Jaques-Dalcroze. Vol. 2 of
Deutsche Musikbücherei. Regensburg: Gustav Bosse, 1912. En “In the footspeps of Eurydice.
Gluck´s Orpheos und Eurydice in Hellearau, 1913”. Tamara Levitz, McGill University.
http://www.echo.ucla.edu/Volume3-issue2/levitz/levitz4.html.[consultado 12-4-2009]
STEINER, Rudolf Euritmia, Arte del movimiento. Editorial Antropos
73