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PRODUCCION CULruRAL NO ES LO MISMO

QUE REPRODUCCION CULruRAL, QUE A SU VEZ NO


ES LO MISMO QUE REPRODUCCION SOCIAL, QUE TAMPOCO
ESLO MISMO QUE REPRODUCCION *
Paul Willis

Las pautas culturales, las actividades y las actitudes se desarrollan en conjunción


precisa con las exigencias reales, y se producen y se reproducen en cada generación
por sus propias buenas razones. En cada generación deben alcanzarse, desarrollarse
y elaborarse, con lucha y contestación, pautas para el desarrollo de la fuerza de tra-
bajo que han de tener un tipo de aplicación específica a la industria. El hecho de
que determinados rasgos obvios de esta reproducción continua y de esta encerro-
na renovada muestren un grado de continuidad visible a lo largo del tiempo, no de-
bería conducimos a construir leyes de hierro y dinámicas de socialización basadas
en una mera sucesión de situaciones similares (Learning to Labour p. 183).

INTRODUCCIÓN y ESBOZO DE LOS TÉRMINOS FUNDAMENTALES

Learning to Labour ** ha sido entendido bien como un simple libro em-


pírico, o bien como ejemplo de una aproximación neo-marxista a la
educación que explica la estabilidad y la extensión de las sociedades ca-
pitalistas sirviéndose de una noción general de Reproducción. En lo que
se refiere a ciertos aspectos importantes, ambas visiones son erróneas.
Este artículo es un intento de recuperar el proyecto intelectual del libro
-es decir, el recQnocimiento de las formas de la Producción Cultural-,
así como de delinear su contribución específica a la teoría educativa; cosa
que hoy en día quizás puede hacerse del modo más adecuado a través de

. De «Cultural Production is Different from Cultural Reproduction is Different from Social Re-
production is Different fron Reproduction», en Interchange, vol. 12,2-3, 1981, pp. 48-67. Traducción
de Honorio M. Velasco Maillo y Ángel Díaz de Rada.
.. El libro que se comenta en este artículo es Aprendiendo a trabajar. Cómo los chicos de clase
obrera consiguen trabajos de clase obrera, Akal, Madrid, 1988. Se trata de una de las etnografías es-
colares de los últimos años (1977) más influyentes, realizada sobre una comunidad obrera industrial del
centro de Inglaterra (denominada por el autor bajo seudónimo Hammertown). (Nota del traductor).

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una revisión crítica de una serie de nociones sobre la Reproducción que de explicar cómo es que se reemplaza la relación entre las clases, la su-
son supuestamente similares 1. cesión física de los cuerpos en la Reproducción -puede decirse que de
Uno de los problemas asociados a la noción general de «Reproduc- los mismos cuerpos o de cuerpos muy similares- acaba por convertirse
¡ción» está en que confluyen en ella cosas que son completamente dife- en un relevo de las clases, tal y como éstas son consideradas global-
rentes: desde la reproducción cotidiana de la fuerza de trabajo hasta la mente en la Re-Producción Social. Se da así, por implicación, una trans-
producción biológica, la producción de personas diferenciadas por el gé- misión simple, que afecta no sólo a la relación sino también a la natura-
'"
nero, o la producción generacional de la fuerza de trabajo; e, incom- leza detallada de las clases mismas. Pero por supuesto aquí estamos
prensiblemente, sirviéndose de una aparente mediación entre todas estas tratando de cosas muy diferentes; y esta elisión pasa por alto el conteni-
cosas, se confunden en ella desde la reproducción simple del circuito del do general de la historia, el hecho de la lucha y de la contestación y, lo
capital hasta la reproducción de las relaciones sociales que constituyen que es más importante desde mi punto de vista, el campo de la auto-
una de las condiciones para la acumulación capitalista continuada. construcción colectiva y creativa de la clase subordmada, algunos de
Está claro que esta categoría excesivamente extensa de Reproducción cuyos procesos quedan designados en mi categoría de Producción Cul-
designa problemas que son muy importantes para la comprensión de la tural. No obstante, muy bien puede suceder -y de hecho ésta es la tesis
totalidad social, y es por ello por lo que se le exige realizar una tarea para central de este artículo- que sea imposible sostener una extensión iso-
la cual se ve, en buena medida, incapacitada. Pero el amontonamiento in- métrica de una relación sin implicar en alguna medida a la naturaleza de
discriminado de tantos problemas (y de sus centros de atención respec- los grupos, cuyas presencias materiales constituyen dicha relación. Ésta es
tivos) bajo la categoría de Reproducción conduce a confundir sus natu- la razón por la que el concepto Reproducción Social se encuentra, en
ralezas particulares, condenándolos a todos cuando se somete a crítica a realidad, en un nivel muy alto de abstracción y en concreto especifica
uno de ellos. Espero al menos defender la idea de que pueden realizarse muy poco. La omisión de esta característica fundamental en las teorías
distinciones entre Producción Cultural, Reproducción Cultural y Re- facilonas y «totales» de la Reproducción Social las torna, por defecto, en
producción Social; y que estas distinciones nos permitirán percibir dife- teorías débiles y lisiadas, que tratan de la simple formación pasiva de ).-
rencias cualitativas reales entre una serie de posiciones que derivan de ambas clases, y en especial de la de los grupos dominados -es decir, la r
Althusser, Bowles y Gintis, Bourdieu, Bernstein, y finalmente, por su- clase obrera-o Así llega a parecer que la relación social se reconstituye
puesto, Willis. porque ambos grupos permanecen idénticos a lo largo del tiempo y de las
Antes que nada, sin embargo, y con objeto de especificar con mayor generaciones. Para justificar esta perspectiva es preciso introducir teorías
exactitud por qué es preciso diferenciar estas categorías, puede ser útil funcionalistas muy mutiladas acerca de la formación ideológica, visiones
distinguir con firmeza dos problemáticas básicas que si bien, en efecto, no dialéctica s de la transmisión, ideas sobre la dominación eficaz: todo
cubren una buena cantidad de elementos comunes (aunque, como vere- ello vinculado a nociones muy abstractas de la «estructura».
mos, en niveles de abstracción muy diferentes), han de ser consideradas Al introducir la base de las categorías alternativas que utilizaré en
por separado. Se trata de distinguir entre la que podríamos llamar re- este artículo, es mi intención defender que, para que se constituya una re-
producción biológica y generacional de las personas diferenciadas por el lación social reproducida que sea dinámica y contestada, debemos reco-
género en el seno de la familia -a la que, si se me permite, denominaré nocer explícitamente las lógicas de alguna manera independientes de lo \
simplemente Reproducción- y la Reproducción Social. Me referiré a Re- que denomino Producción Cultural, los diversos significados que estas I
producción Social para hablar de la sucesión de las relaciones entre las lógicas ponen en juego en el seno de la relación social, y los procesos ideo-
clases sociales (y no de las clases mismas), en la medida en que esas re- lógicos y limitantes que dan lugar a la Reproducción Cultural a partir de
laciones son necesarias para la continuidad del modo de producción ca- la Producción, y que se ligan, por lo tanto, a la Reproducción Social. ~

pitálista. Aunque más adelante me extenderé sobre estas ideas (si, como espe-
Desgraciadamente, la proximidad de ambas categorías sugiere una ro, alcanzo una mayor precisión al hacer una crítica de otras teorías de la
homología que resulta perjudicial para la segunda. Cuando tratamos Reproducción), en este momento lo fundamental es sugerir que para al-
canzar una noción adecuadamente dialéctica de Reproducción Social,
1. Me avenruro en la «teoría» y en la «clarificación teórica» con un cierto recelo. Una parte de este nuestro punto de partida debe situarse en el medio cultural, en las prác-
recelo deriva del hecho de que la categoría teórica Producción Cultural que acabo de introducir en el pri- ticas y en las producciones materiales, en las vidas insertas en sus con-
mer párrafo no es una abstracción seca y formal, sino que consiste en procesos de actividad y creativi- textos históricos, en la marcha cotidiana de la existencia, y en la
dad. En ello radica precisamente la inespecificabilidad a priori de la vida material y culrural que parece conciencia práctica. Debemos investigar las producciones culturales co-
ser un anatema para la «teoría». La editorial de la Universidad de Columbia va a sacar en otoño una
edición de bolsillo americana del libro, y me gustaría dar aquí pie a ciertos tipos de interpretaciones y de lectivas de la existencia, cuyos fundamentos de determinación y atracción
«Iecruras» del texto. en lo que es heredado y lo que ordinariamente se sufre por imposición,

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pero de un modo que en cualquier caso es creativo y activo. Cada gene- dispuesto a aceptar las ordenaciones novedosas que le permitan funcio-
ración, cada grupo, cada persona, vive estas producciones culturales nar; y a este respecto podemos muy bien decir que en la actualidad,
como si fueran nuevas. En general, a esto es a lo que me quiero referir por ejemplo, las escuelas, en conjunción con otros establecimientos,
con Producción Cultural. Por otra parte, lo que designa Reproducción están fraguando «a ciegas» y por medio del «sentido común» nuevas or-
Cultural es cómo, partiendo de este punto y a través de complejos pro- denaciones que serán tomadas por una generación subsiguiente de teó-
~ cesos ideológicos y culturales, podemos percibir ciertos rasgos esenciales
ricos de la Reproducción como las condiciones rígidas para el funciona-
que tienden a reproducir, y que se hallan en continuidad con, formas li- miento del proceso de trabajo capitalista. Como si se tratase de una
mitantes (como el racismo, el sexismo, la distinción entre trabajo manual inversión terrorífica del mito de la Medusa, los teóricos de la Reproduc-
y no manual, lo privado, la autoridad). Estas formas anteceden a los pro- ción vuelven la mirada hacia la Producción Cultural, y, al hacerlo, no son
cesos, pero están tan ocupadas por la subjetividad, que proporcionan una ellos, sino ella, la que se convierte en piedra. La Reproducción Social
base suficiente para las decisiones y actitudes reales que permiten el puede dirigimos hacia los elementos limitados, básicos, en realidad
-, I mantenimiento de la producción capitalista. abiertos, que constituyen el «crujir de dientes» de la conjunción entre la
\~ En lo que respecta al propósito de este trabajo, me gustaría subrayar Producción Cultural y el mantenimiento mínimo de la relación social ca-
(lo que entiendo que es una distinción clara entre Producción Cultural y pitalista -pero no puede conducimos a elaborar una teoría al por
Reproducción Social. Esta última es, tan sólo, una parte de los resultados mayor de la generación de la sociedad, lacnarsiempre es mucho más que
<-de la primera, y no especifica, a la inversa, su naturaleza. En determina- todo esto-. Y si es cierto que la Producción Cultural, por ejemplo en la
dos aspectos esenciales, la Producción Cultural, que es amplia en su al- escuela, dirige nuestra atención hacia algunos de los modos por los cua-
cance y extensión, permanece libre, e incluye muchos elementos que ni si- les se alcanza finalmente la Reproducción Social, no es menos verdad que
quiera se imaginan en los sueños de la Reproducción Social. La debemos incluir también bajo el encabezamiento de Reproducción Social
Reproducción Social nos dirige solamente hacia los rasgos generales de la otros procesos diferentes y otros enclaves como, por ejemplo, la condi-
relación, y no hacia los rasgos internos de una clase o hacia la estricta es- ción misma del trabajo asalariado, el proceso de trabajo, el Estado y sus
pecificidad de sus «condiciones» -de aquí surgen todos los peligros
del funcionalismo-. En un cierto número de casos, la Producción Cul- ór~anos, la policía, los medios de comunicación y las instituciones de
OCIO.
tural y la Reproducción Cultural, realizando ciertas matizaciones sobre la Habiendo ya separado la noción de Producción Cultural de la de Re-
diversidad de los grupos sociales, sus propiedades y su naturaleza, po- producción Social, puede ser útil distinguir la primera de lo que antes he
drían dar satisfacción a esta relación social general y abstracta -si bien denominado simplemente Reproducción --es decir, la reproducción bio-
en otros, claramente, no podrían hacerlo. lógica y generacional de las personas diferenciadas por el género en el
Desde mi punto de vista, es un absurdo creer que eso que llamamos seno de la familia-o La Producción Cultural es específica en lo que se re-
capital puede descubrir coherentemente, por sí mismo y con precisión, su fiere al género, y se halla encerrada en la Reproducción, aunque no es lo
propio catálogo de condiciones sociales ---creer que puede aceptar unas mismo que esta última. Esto sucede, fundamentalmente, porque la Re-
condiciones y excluir otras-; y todavía más absurdo es pensar que el ca- producción está localizada propiamente en la familia -gobernada por
pital puede imprimir esas condiciones sobre una clase maleable. Esto no relaciones y distinciones patriarcales, y focalizada en procesos colectivos
quiere decir que el modo de producción capitalista no establezca cÍertos de relaciones físicas, que se dan en los grupos de pares entre adultos.
límites a la Producción Cultural, o que sus formas históricas de asenta- Cómo contribuye la Reproducción Cultural a lo que aquí hemos
miento en compañía de los procesos culturales reales no hayan aportado definido como Reproducción Social ---categorías que constituyen las
ordinariamente influencias formativas poderosas. Más aún, es indudable bases esenciales de nuestro presente análisis- es, en lo fundamental, una
que los procesos ideológicos favorecen la producción de la Reproducción cuestión de relaciones de clase. No obstante, la Producción Cultural
Cultural a partir de la Producción Cultural, y que ciertos rasgos ele- podría relacionarse muy bien del mismo modo con la Reproducción,
mentales de la lógica del proceso de trabajo capitalista se imprimen ma- por ejemplo, como una «condición» para el reclutamiento o para el
terialmente sobre las experiencias vivas y los significados. Pero esto mantenimiento de la familia. Aunque es cierto que estas tres categorías
... quiere decir que lo anterior no se da por especificación o por determi- -Producción Cultural, Reproducción Social y Reproducción- com-
\ '... nación directa. El capital no púede «conocer» realmente cuáles son las parten muchos elementos, no resolveremos los problemas colapsando las
condiciones fundamentales, tanto sociales como culturales, de su domi- tres cosas, o escogiendo de entre la mezcla solamente aquello que satis-
" nación, en parte porque estas condiciones son siempre cambiantes -y face nuestro propósito: tratando en un caso con la fuerza de trabajo, en
ello gracias a las categorías, los significados y las realidades que aportan otro con los géneros, y en otro con cómo estas últimas categorías aceptan
los de abajo, a menudo a través de la lucha-o El capital siempre estará el trabajo asalariado o la familia patriarcal. Lo que ofrecen mis categorías
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de Producción Cultural y de Reproducción Cultural no es una concep- Reproducción, con sus préstamos tomados del ámbito de lo patriarcal
ción formalista más (aunque soy consciente de correr este riesgo), sino un agudiza estas cuestiones hasta establecer una pregunta ahistórica, que s~
señalamiento de los procesos reales, colectivos y creativos, en enclaves
produce prácticamente al margen de cualquier consideración del tiempo,
particulares y en escenarios humanos concretos (señalamiento que sólo como si las generaciones se hubieran detenido: ¿cómo se sitúa la nueva
puede tomar cuerpo adecuadamente por medio de la etnografía, y que, generación en relación con el capital? Es evidente que la educación cons-
en el caso de la Producción Cultural, se genera a partir de ella). Estos tituye un lugar clave para abordar esta pregunta, aunque sólo sea porque ( ..
procesos implican la existencia de agentes y de una actividad colectiva se trata del sitio en el que se encuentran los chavales. Así mismo, consti-
que en sus aspectos más específicos incluye, tal vez, no una toma de po- tuye un lugar privilegiado porque, como reconoce la sociología conven-
siciones pasiva en alguno de los tipos discretos de Reproducción (por cional de la educación, se dan claras desigualdades de clase en los resul-
ejemplo, la de clase o la de género), sino una serie de combinaciones de tados educativos, incluso, o quizás especialmente, cuando --como en el
sentido común y de inversiones de recursos que han sido extraídos de caso de la «escuela liberal» que ha sido descrita por Bowles y Gintis-la
estas realidades; en suma, no una inútil presencia de contradicciones, sino escuela promete lo contrario -es decir, la igualdad y la auto-realización
un trabajo activo sobre ellas. humanística-. La relación social real de dominación se consigue bajo la
En consecuencia, la Producción Cultural no debería ser colapsada rúbrica de una relación social ideal; y esto ofrece un campo fértil al in-
por absorción en la Reproducción Social -aunque, en parte, ésta en- terés reproductivo.
cuentra un fundamento en la primera-; ni debería ser colapsada por Es, por supuesto, Althusser (en su famoso ensayo sobre la Ideología
inmersión en la Reproducción, aunque los términos de la Producción y el Aparato Ideológico del Estado, 1972), quien desarrolla este argu-
Cultural surgen indudablemente en parte de las relaciones familiares/ mento de la manera más clara y sofisticada. Sus ideas son demasiado co-
patriarcales de la reproducción de personas diferenciadas por el género, nocidas como para exponerlas detalladamente. En esencia, sostiene que
y en parte de las relaciones mentales/manuales de la escuela. El viejo for- la educación posee el papel privilegiado en la Reproducción. La educa-
malismo que consiste en delinear diversos Patriarcados y Capitalismos ción suministra las habilidades necesarias para la producción, la orde-
con sus puntos de intersetción debe dar lugar a un sentido dinámico del nación de las ideologías necesarias para la división social del trabajo, y el
proceso por el que tanto los unos como los otros se alzan en la práctica caldo de cultivo necesario para la formación real de las subjetividades
creativa de la producción y la reproducción de la vida social y material en por medio de las célebres «relaciones imaginarias de los individuos con
determinados lugares, y a la apreciación de cómo este hecho -y no los sus condiciones reales de existencia».
formalismos que se le asocian- contribuye a reproducir tanto las formas Si la tomamos como una propuesta limitada en un determinado
del capitalismo como las del patriarcado. nivel de abstracción, esta visión puede funcionar muy bien y suponer un
Espero que algunos de estos puntos se clarifiquen en relación con una avance muy importante sobre las posiciones liberales. Nos indica que a
revisión crítica de algunas de las principales teorías de la Reproducción pesar de las confusas ambiciones en sentido inverso que se dan en la es-
en el campo de la educación. fera educativa, continuamente se lleva a cabo una relación social que
tiene por objeto la continuación de la formación del capital. Pero, en
cierto sentido, este razonamiento es tautológico -pues sabemos a partir
TEORíAS DE LA REPRODUCCIÓN de la evidencia que nos muestran nuestros ojos que el capitalismo conti-
núa y que, en su mayor parte, los chavales van a la escuela-o Ergo, es
Por supuesto, el principal enclave en el que han venido centrándose las evidente que las escuelas están implicadas en la formación de la relación
teorías de la Reproducción es la escuela. En muchos sentidos, la idea social que es condición para el funcionamiento del capitalismo. Para
nada extraordinaria que fundamenta este conglomerado completamente conseguir una visión explicativa que evite tanto el formalismo como el
desordenado de perspectivas es que existen condiciones extra-productivas racionalismo de este enunciado, necesitamos tener una noción sobre la
generales para el mantenimiento del capital. Las fábricas no trabajan con formación real de las clases --con toda seguridad, habrá de ser una no-
el trabajo en abstracto, sino con cuerpos vivos y concretos, dotados de ción 'que las ponga en relación mutua, pero que las considere, no obs-
sexo, edad, género y raza (que han dormido, se han alimentado y se en- tante, dotadas de una existencia propia material y de sentido común, y, si
cuentran en determinadas disposiciones de ánimo). En efecto, los ámbi- se quiere, de una ontología-o Necesitamos, en este sentido, una visión de
tos en los que se producen estos rasgos concretos y necesarios se hallan lo que vengo llamando Producción Cultural y Reproducción Cultural. Lo
más o menos distantes de la Producción, pero como marxistas hemos de que otorga a Althusser ese aire de plausibilidad completa es, en efecto,
«cuestionamos» por sus asociaciones: ¿cómo aportan estos rasgos las una teoría implícita o una idea muy simplista acerca de estas cuestiones.
condiciones para el capital y dentro de qué límites? La perspectiva de la La visión implícita sobre lo que «hace» esta relación cuando se la con-

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templa desde el «lado» de la clase trabajadora describe a esta clase su- Gintis (1976) operan en un paradigma similar, que entiende la repro-
peditada a una dominación total, y completamente «interpelada» por el ducción de las relaciones sociales como condición necesaria para la acu-
capital. Dicho brevemente, Althusser no dedica una sola palabra a la Pro- mulación del capital. No nos encontramos aquí con el funcionamiento
ducción Cultural propia de la clase trabajadora. Por supuesto, esta visión ideológico del Aparato Ideológico de Estado, sino con el principio es-
implica una inmensa contradicciór1 en su teoría, pues la alabada «auto- tructural de la «correspondencia». En este caso, los autores abandonan
nomía» de la estructura educativa, una vez que descendemos a la con- incluso la apariencia y la retórica de la autonomía del ámbito educativo.
creción de las partes que forman la relación, reduce a los agentes huma- Su Majestad la Economía reina con soberanía -¡vestida con su propio
nos a entidades portadoras de relaciones estructurales. La autonomía ropaje!-. La «habituación» que genera el proceso educativo es la misma
relativa de lo educativo se logra sólo concediendo una autonomía abs- que la habituación a la producción -la primera relación prepara direc-
tracta a una relación social, y en absoluto concediendo autonomía a tamente la sucesión de la otra-o Las titulaciones escolares ofrecen legi-
los agentes constitutivos en los cuales, y a través de los cuales, se con- timación a la socialización de la desigualdad. En su más profunda onto-
forma exclusivamente dicha relación. En esto consiste la ilusión de lo «re- logía, tenemos aquí una clase postrada; las formas culturales y las
lativo» en la formulación althusseriana. experiencias materiales se evocan y se fundamentan en las categorías di-
Podría sugerirse que lo que subyace en el núcleo de este problema es rectamente manipulativas del capital. Uno se admira de cómo podrán los
",.r~ tIa concepción estructuralista de la economía como una realidad com- individuos, las clases o los grupos escuchar, aunque no la comprendan,
..l I puesta de lugares «vacíos»y dados de antemano, que simplementeson esa admirable llamada a una práctica pedagógica socialista con la que
,,,r.' «ocupados» por agentes ataviados con las ideologías y las subjetividades Bowles y Gintis concluyen su libro. Ciertamente, ellos mismos no pueden
~ adecuadas. Lejos de constituirse como un resultado de la contestación y proceder del mundo de la «correspondencia»; y en definitiva las dos
~ If) de la lucha ejercida sobre el significado y la definición -una de cuyas mitades del análisis no encajan.
I!'~ fuentes, desde el «lado» de la clase trabajadora, es lo que vengo llaman- Es cierto que el trabajo de Bowles y Gintis es enormemente impor-
U-
.
do Producción Cultural-, la estructura es un supuesto hipostasiado en tante y muy imponente en lo que respecta a su alcance empírico, su am-
un mundo fundamentalmente asocial. Los contornos absolutamente pre- plitud y su rigor, y que es concreto en un sentido en el cual no lo es la
establecidos de los <<lugares»han de ser ocupados por agentes que no contribución de Althusser. Además, ha surgido también del activismo, al
comparten principio colectivo alguno acerca de su propia variación o que ha aportado un centro de atención, suministrándole el esquema ma-
continuidad. Tenemos así una teoría de la formación socio-cultural de la terialista básico que ha dado lugar en adelante a una buena parte del tra-
clase trabajadora que se basa en la pasividad de unos agentes a los que se bajo crítico.
considera como «portadores» de una estructura. Sin incorporar un sen- No obstante, las críticas son hoy en día bien conocidas. Y se centran
tido de la estructura que la contemple como un medio de contestación y (para usar mis propios términos) en la acusación general de una carencia
v como un resultado del proceso social, ¡la Reproducción se convierte en absoluta de nociones sobre la Producción Cultural y la Reproducción
un juego de manos mecanizado en el marco de un vodevil teórico que se Cultural de la clase dominada.
nos presenta con una seriedad deslumbrante! Así es como, simplemente, La noción de «correspondencia» pasa por alto la posibilidad de la re-
es reemplazada una estructura de relaciones de clase y de producción pre- sistencia. Y, al hacerlo, ignora la constitución de las identidades de la
establecida y vacía de antemano -ahora la vemos, ahora no la vemos, Clase trabajadora como no sea dentro de la expresión ideal que estas
ahora la volvemos a ver-o Los agentes, la lucha, el cambio -esas cosas identidades tienen en la imaginación burguesa. En otras palabras, no
de las que podemos decir, al menos en parte, que «desde el principio» toma nota del efecto independiente de la clase trabajadora sobre la con-
contribuyen a producir la estructura- se ven desterrados a los siempre tinuidad final de la relación social resultante. La «c01".I'~spondencia»
pre-establecidos <<lugaresvacíos». Es cierto que Althusser dirige nuestra omite la conciencia y la cultura como momentos constitutivos del pro-
atención hacia el importante equilibrio que se expresa en la famosa for- ceso social, y trata a la acción humana, aparentemente, como la conse-
mulación de Marx: «ellos no construyen (la historia) como desearían; no cuencia de «estructuras» más bien inhumanas y desarticuladas. En con-
la hacen bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo cir- secuencia, este análisis es incapaz de abarcar los «desajustes» masivos y
cunstancias que les salen directamente al encuentro, que vienen dadas y ordinariamente evidentes que se dan entre la economía y la educación, y
transmitidas desde el pasado» (Marx, 1972). Pero, ¿dónde se halla, en la encuentra innecesario comprometerse con un análisis real de lo que su-
formulación de Althusser, la premisa principal del argumento?, ¿dónde cede en las escuelas, según la diversidad de formas por medio de las cua-
«hacen los hombres su propia historia»? Esta omisión conduce a recoger les los mensajes educativos se decodifican en los grupos particulares de
las cenizas, y no el fuego, de la historia. estudiantes.
Desde una perspectiva «estructuralista» un tanto diferente, Bowles y El análisis de Bowles y Gintis puede así hacerse cargo cómodamente

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de un trabajo estadístico directo, y también de la apologética burguesa cultura 9U~ se exige para el éxito, la que,luego se proclama como legíti-
que se da en el campo de la educación, porque en un cierto sentido el ma y obJetIVa. En este marco, a los estudiantes de la clase trabajadora se
análisis confirma la creencia de los poderosos en que son poderosos, en los «descarta» no porque pertenezcan a esa clase, sino porque no poseen
que identifican correctamente las exigencias sociales y en que pueden con- las habilidades objetivas ni el lenguaje que se requiere para el éxito. El ca-
troladas efectivamente. En contra de esta visión podemos servimos de al- pital real se ha convertido en capital cultural. La carencia de capital (es
gunos hechos evidentes. Como, por ejemplo, que los segmentos del grupo decir, la fuerza de trabajo como única posesión) se convierte en carencia
dominante se hallan en cualquier caso en desacuerdo sobre los objetivos de capital cultural. Allí donde las relaciones de producción muestran la
a alcanzar para el conjunto de la sociedad, tanto en lo que se refiere a los exclusión social, la desigualdad y la heredabilidad del capital real, la edu-
fines instrumentales como a los que se desarrollan por la vía humanística; cación garantiza la equivalencia aparente, la independencia y la igualdad
y que la «autonomía», el «profesionalismo», la base universitaria y la in- de nacimiento del capital simbólico. La educación se mistifica a sí misma,
telligentsia que se vuelcan en el «interés educativo» pueden ofrecer fun- así como a las otras realidades, al ocultar su fundamentación en las rei'
damentos alternativos para la evaluación que no constituyen simple- laciones de poder de la sociedad y en la reproducción de estas relaciones'.
mente un espejo de las prácticas opresivas ordinarias. Más aún, es De este modo, Su Majestad la Economía está dispuesta a permanecer a
probable que las «necesidades» del capital sean de un modo u otro con- un lado mientras la educación desempeña sus servicios.
tradictorias -y que busquen normalmente, incluso en el seno de las Aquí podemos encontrar una mayor cantidad de elementos satisfac-
mismas cohortes de estudiantes, una parte de sobre-capacitación, otra de torios para construir una noción adecuadamente autónoma acerca del
in-capacitación, y aun una dosis de socialización para el desempleo. modo en que funcionan las titulaciones y la legitimación. La duda que
Yo sostendría que la Producción Cultural que se da entre los grupos permanece con pertinacia en el esquema de Bowles y Gintis -a saber, que
dominados de diversos tipos asegura la imposibilidad de que en las es- puede ser que la gente de la clase media lo haga mejor en los exámenes
cuelas puedan imprimirse directamente en los estudiantes los requeri- porque en realidad es más inteligente- se ve aquí sustituida por una ge-
mientos sociales -incluso en el caso de que tales requerimientos estén nuina teoría social acerca de cómo la producción y la constitución cultu-
consistentemente definidos-o Lo que a menudo ha de entenderse única- ral de la burguesía se ven implicadas en la forma que toma su relación so-
mente como una habituación mínima al trabajo se consigue en realidad cial con el proletariado. También se nos ofrece una visión detallada y
por la combinación de una multitud de procesos que se dan en una plausible acerca de cómo se logran determinadas inversiones y mistifica-
multitud de lugares -y aquí no hay que restar importancia a la familia y ciones culturales cruciales, sin recurrir a una teoría de la falsa conciencia
a la experiencia misma de la producción-o Específicamente, la escuela es ni a la atribución de una estupidez de asno a la clase dominada.
uno de los lugares concretos de la cadena de enclaves que se hallan im- La teoría educativa descansa, por supuesto, sobre los fundamentos
plicados en las diversas luchas de Reproducción -tan importante como que componen el sistema teórico más amplio de Bourdieu. El grupo po-
lo pueda ser la formación del género o de las generaciones-o En conse- deroso (al parecer, en cualquier sociedad) ejerce su poder para imponer
cuencia, debemos ser cautelosos ante la conclusión de que la escuela es el significados a través de una «arbitrariedad cultura!», una arbitrariedad
lugar central en la preparación de esos cuerpos vivos, concretos y dota- que se ve reforzada por la «violencia simbólica», de tal manera que la re-
dos de género, que ingresan efectivamente en la producción. Y todavía lación de poder de la estratificación de clase, que constituye su base,
resulta más inaceptable interpretar a posteriori esta transición consumada queda oculta. Esta situación comporta una doble violencia: por una
viendo lo que sucede en las escuelas fundamentalmente en términos de parte, la imposición de un estándar cultural sobre otro al margen de toda
una lógica de clases. justificación epistémica; por otra, el enmascaramiento de su verdadero
El análisis de Bourdieu y Passeron (1977) marca un serio avance carácter divisorio en lo que respecta a la estructura de clases. Este aspecto
sobre esta perspectiva. Nos introduce en un nivel cultural, que -al dual de la producción cultural y de clase es una de las bases importantes
menos en lo que se refiere a la clase dominante- parece ser realmente di- para la producción del habitus, «el principio generativo incorporado y
ferente en la forma y poseer alguna automomía en relación con el nivel perdurable de las improvisaciones reguladas» (Bourdieu, 1977), que en-
económico. En verdad, siguiendo su conceptualización, podemos pensar gendra las «disposiciones» para la acción que, en último término, «re-
que en último término la autonomía que se instala como rasgo central del producen» las estructuras originales y las relaciones de producción que se
sistema educativo es espuria. Un campo coherente de reglas y de con- encuentran en la base de la violencia simbólica original.
juntos de relaciones, que se proclama a sí mismo como separado y obje- No obstante, es en la consideración de esta teoría general donde
tivo, dignifica y convierte en «oficia!» a una cultura que es en realidad podemos encontrar algunos de los defectos que limitan el valor de la
propiedad de las clases dominantes. Así pues, conforme ascendemos en el parte destinada a la teoría educativa. De un modo un tanto extraño, po-
sistema educativo, más damos por «pre-supuesta» esta cultura. Ésta es la demos ver aquí un fantasma del problema que se encuentra detrás de los

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análisis de Althusser, y de Bowles y Gintis -dada la casi total indepen- atendemos al esquema de Bourdieu no con el objeto de comprender la
dencia que se concede a la cultura, así como el papel cómplice de la edu- transmisión y la reproducción dominante, sino con el objeto de com-
cación en su mantenimiento, la economía aparece (aunque fuera de prender la transmisión y la reproducción subordinada. Los argumentos
escena) como un universo básico y fijo al que la cultura se halla agre- acerca de la legitimación cultural de la cultura dominante están, quizás,
suficientemente claros. Pero aun cuando los dominados admitieran no
gada-. y así la economía hace su aparición no como un modo específi-
co de producción lleno de contradicciones, sino como un conjunto abs- tener derecho al privilegio cultural, ello no constituiría un argumento
tracto de relaciones de poder que, según parece, se aplica igualmente a completo para su aceptación de la explotación y de una situación social
cualquier clase de sociedad. En consecuencia, el poder se concibe como infraprivilegiada. ¿Por qué habrían de aceptar la dominación del capital
real? Podría aducirse también que lo que sucede es que los subordinados
algo dado a lo que se halla agregada la cultura; y ésta, por su parte, de-
muestra, mediante la persuasión, la reproducción de aquél. Pero la pro- no poseen capital real alguno; o que existe una ideología que se centra en
ducción original del poder es mítica y, a la larga, constituye una presun- la capacidad libre para acumular capital real, así como hay una inter-
ción que permite edificar la sala de espejos de la cultura que tiene por pretación liberal para el capital simbólico. Pero ello no evitaría que los
objeto reflejar la teoría de la Reproducción. Tenemos, de este modo, la dominados se resistieran al capital cultural. Por supuesto que tenemos
afirmación de una estructura de poder pre-establecida que se reproduce una explicación parcial tal vez en el hecho de que el capital cultural se lel
luego culturalmente. ¿Qué sucede, sin embargo, con la formación de gitima a sí mismo por medio de las titulaciones, así como en el derecho
esa estructura de poder? Por decido así, «¿dónde comienza?». ¿Qué que poseen los segmentos educativos de la burguesía a manejar una jus-
tificación tecnocrática por el bien de todos -pero esta visión es insufi-
pasa con los agentes en esta teoría de la Reproducción si la cuestión del ciente ante la abrumadora definición literario/artístico/humana de la
poder ha sido ya establecida antes de empezar?
Desde mi punto de vista, sólo por medio de una noción material de la cultura que nos ofrece Bourdieu-. Así, todavía nos encontramos en la
necesidad de explicar por qué «los que no tienen poder» aceptan, en su
Producción Cultural y de la Reproducción Cultural de «los poderosos»,
que funcione en el seno de las contradicciones de un modo de producción mayor parte, sus destinos desiguales. Dicho con crudeza, aunque ésta po-
dría ser una de las condiciones, la aceptación de una inferioridad cultural
en pugna con la Producción Cultural y la Reproducción Cultural de los
por parte de los dominados nunca podría ser un fundamento adecuado
«no-poderosos», podremos alcanzar la conceptualización de las rela-
ciones sociales de poder estructura das y perdurables. Una vez más, a para su sumisión general ante la explotación. Es probable que en ningún
caso los grupos revolucionarios de masas se hayan sentido cultura/men-
pesar de la riqueza del sistema de Bourdieu, los agentes, la lucha y la di-
te superiores a los grupos dominantes -y especialmente en los términos
versidad han sido desterrados de la historia. El capital, incluso para los
poderosos, se convierte en una posesión inerte -y así también el poder de estos grupos dominantes-o ¿Qué podría significar esto? ¿Cómo es
que «los que no tienen poder» entienden y aceptan su posición? ¿Cuál es
formal, el dinero y la salud simbólica- en lugar de convertirse en una re-
lación social globalmente contestada que es elaborada en el seno de un su papel en la Reproducción?
modo de producción global. Desgraciadamente, el reino de lo cultural en Bourdieu no se desen-
La esencia de la teoría educativa de Bourdieu se centra, por supuesto, vuelve en el mismo tono explicativo para los dominados. En verdad, los
en la cultura burguesa; y es en este punto donde nos encontramos, como dominados se convierten en desposeídos. Según parece, «cultura» signi-
ya he dicho, con avances reales. Pero incluso aquí, el sistema -en sus as- fica en realidad Cultura Burguesa. Los dominados no tienen cultura; su
«cultura» es solamente el medio de transmisión hacia atrás de sus opor-
pectos más fuertes- sufre de la carencia de una noción de Producción
Cultural, en el sentido en el que yo la entiendo. El problema de la diver- tunidades vitales «objetivas». Se des-cualifican a sí mismos porque nunca
sidad y de las resistencias entre los niños burgueses no puede ser mane- tuvieron una oportunidad. ¿Pero qué ocurre aquí con la autonomía?
jado bajo el peso fundamental de una violencia simbólica homogénea y En el caso de la producción cultural burguesa -entendida en su propio
de la arbitrariedad cultural. Tampoco encontramos en la noción general nivel- no había impedimento para la autonomía, de manera que la
de habitus una descripción de los estadios de la «aculturación», de sus burguesía parecía tener todas las oportunidades vitales. Su Majestad la
Economía hace así de nuevo entrada con todo su esplendor, y la cultura
motivos característicos y de las contradicciones subjetivas e internas que
la acompañan. Aparte de los importantes avances que este sistema su- de los oprimidos coincide con su localización estructurada en la sociedad.
pone fiente al mantenimiento de una noción simple acerca de la ideolo- Dado que ni la producción ni la transmisión cultural dominante ni la su-
bordinada han sido radicadas en un modo de producción, de lucha de
gía, quedamos finalmente abandonados a un modelo de socialización tra-
dicional -la burguesía transmite su cultura a su descendencia, y lo hace clases y de contestación, y puesto que no tenemos a ma~o element?~ de
más bien de una manera no-problemática. sentido común que se proclamen a sí mismos, por medio de la estetlca,
Estas dificultades e insuficiencias se hacen mucho más claras cuando como cultura de la clase dominada, entonces los dominados no poseen

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una cultura y una conciencia relativamente independientes. Se limitan a menta a un sistema industrial que, sin embargo, tiende (especialmente
reconocer sus oportunidades. La burguesía puede ir al teatro; para los podríamos decir ahora, bajo el thatcherismo y el reaganismo) a las «cla~
proletarios lo que hay son apuestas en las carreras de caballos -y, lo que sificaciones» y «esquematizaciones» fuertes --es decir, hacia el «código
es más, puede llegar a pensarse que los proletarios son los caballos mis- compilatorio»-. Esta disyunción es más notable en los niveles educati-
mos-. En consecuencia, se entiende que, en la cultura proletaria, la vos «inferiores» -al contrario de lo que podría esperarse a partir de una
vida económica desempeña todos los papeles. Dada esta ausencia en el «teoría de la correspondencia»-, que son más propensos todavía a los
proletariado de una producción cultural específicamente cultural que desarrollos tendentes al «código integrado» en relación con los nive~s in-
sea relativamente independiente de la vida material y del trabajo, no dustriales «inferiores» (que tradicionalmente, y hoy en día, vienen mar-
puede sorprendernos que el sistema de Bourdieu no tenga nada que de- cados por «fronteras» y «esquematizaciones» fuertes); en una palabra,
cirnos sobre una política educativa radical. Lo que Bourdieu presenta, en allí donde la clasetrabajadora consiguemenos--es decir, en el lugar cru-
último término, es un sombrío y cerrado mundo weberiano sin salida. cial para las teorías de la correspondencia. ....
No _existebase teórica para una política de cambio, para la producción Bernstein no desarrolla este punto. Pero es claro que si hay aspectos
de una conciencia alternativa o radical. Y así, la teoría de la Reproduc- de la educación que son disfuncionales para el sistema de la producción
ción no puede explicarse a sí misma ni apoyar una praxis. (o sea, si estos aspectos no producen por sí mismos la relación necesaria
En general, estoy sugiriendo que Bourdieu nos ofrece un conjunto de para el capitalismo), y sin embargo se consigue «la transición de la es-
argumentos muy importante acerca de la cultura dominante, de su rela- cuela al trabajo» (precisamente, según todos los informes, esto se logra
tiva independencia, de su modo de transmisión, de la constitución de la de la manera más aproblemática en este grupo de trabajadores), entonces
naturaleza de una clase y del modo en el que todo esto contribuye a cons- tienen que ocurrir otros procesos (al menos una parte de ellos en el en-
tituir la naturaleza de una relación social necesaria para el capital; y, sin clave de la escuela) para que se logren tales resultados. De un modo algo
embargo, no nos ofrece una ayuda real para comprender cuáles pueden desproporcionado, pero sin embargo muy claro, vislumbramos aquí el
ser los procesos similares en la cultura de los dominados. ámbito para un análisis de las formas informales de la escuela; para el
Puede sernos de ayuda subrayar en nuestra noción global previa- análisis de los aspectos contradictorios de la Producción Cultural y de la
mente establecida de Reproducción Social (que, recordémoslo, incluía Reproducción Cultural que a mí me interesan. En las teorías que nos han
muchos tipos de procesos específicamente no culturales), una distinción ocupado con anterioridad simplemente no había espacio para estos
entre la Producción Cultural y la Reproducción Cultural dominante y la asuntos. Bernstein ha introducido la posibilidad de que la escuela no fun-
Producción Cultural y la Reproducción Cultural subordinada. Mien- cione aproblemáticamente, como lo haría cualquiera de las variedades del
tras que la argumentación y los datos de Bourdieu constituyen, con dis- Aparato Ideológico del Estado, sino de que funcione como un enclave de
tancia, lo mejor que poseemos para comprender la Producción Cultural contradicciones y de procesos que la rebasan, con culturas y diferencias
y la Reproducción Cultural dominante y su papel en la Reproducción So- que no forman parte de sus objetivos oficiales. En efecto, para algunos
cial, todavía hemos de apoyarnos en preciosas minucias en lo que se re- grupos sociales la escuela puede funcionar no a través de sus homolo-
fiere a la forma y el estado actual de los dominados, a su Producción gías con otras partes del sistema social, sino a través de sus diferencias.
Cultural y a su Reproducción Cultural, y al papel que éstas desempeñan En algún sentido, con respecto a la Reproducción Social,puede funcionar
en la forma dialéctica y disputada de las relaciones sociales que resultan no por medio de sus propias categorías e intenciones, dando vueltas al-
necesarias para el capital. rededor del eje de su propia integridad, sino de un modo excéntrico y por
Por el momento (y dejando a un lado el resto de sus trabajos), hay al- medio del sentido común, constituyéndose en el único contexto parcial-
gunos apuntes claros acerca de este tema en las formulaciones de Berns- mente determinante de ciertos procesos alternativos orientados a la Pro-
tein sobre los códigos educativos y su relación con la producción. Su en- ducción Cultural y a la Reproducción Cultural. La escuelapuede hallar-
sayo «Aspects of the Relations betweeri Education and Production» se implicada de diferentes modos en la Producción Cultural y en la
(1977) trata en efecto de determinados aspectos de la correspondencia Reproducción Cultural tanto dominante como subordinada. Esta Idea su-
más que de la legitimación (aunque no dice nada acerca de lo que aquí giere que algunos de los intereses y de las ideologías domiD;an!es.pueden
vengo llamando Producción Cultural). A pesar de su formalismo y de los ser transmitidas no directamente , sino a través de las dlalectlcas,
. las
esbozos esquemáticos de su «código compilatorio» y su «código in- mediacionesy las luchas socialesy culturales. Los poderosos no slemp~e
tegrado», nos presenta, por primera vez, la posibilidad de realizar una imponen significados sin que esos significados sean tom~dos en consI-
ruptura radical entre la educación y el sistema de producción. El código deración por los dominados -o al menos, por un se~~~rImportante de
educativo (con su tendencia a la combinación de «clasificaciones» y éstos, que aporta al resto una serie de temas de oposlclOn co~o .r~curso
«esquematizaciones» débiles, y por tanto al «código integrado») ali- cultural-o La respuesta de los dominados toma forma en slgmfIcados

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que son diversos en relación con los codificados por la transmisión de los
partida lo que se halla ausente o sólo en esbozo en las teorías previas: la
dominantes. Más aún, podemos ver que en sí misma esta imposición
debe a su vez tomar en consideración las respuestas enfrentadas o alter- resistencia; la producción cultural tal y como es vivida por la clase tra-
bajadora; y la cultura como una elaboración que se da en y sobre las con-
nativas. Aun cuando nuestro interés recaiga únicamente en lo que signi- tradicciones del modo de producción (es decir, de las relaciones sociales
fican para los poderosos, podemos decir que lo que significan para quie-
nes responden a ellos transforma el significado. de la producción, tal y como éstas se constituyen en una lucha multi-
facética por parte de las clases constituidas), una cultura que está con-
A pesar de lo prometedor de la contribución de Bernstein, su trabajo formada por esas contradicciones y que contribuye a conformadas. La
muestra muchas de las debilidades y de las visiones unilaterales que inclusión de estos elementos supone una serie de imperativos metodoló-
afectan a los otros teóricos que hemos venido considerando. La econo-
gicos mínimos con el objeto dar cuenta adecuadamente de la formación
mía, con sus lugares implícitamente vacíos, permanece también aquí si-
de las clases sociales, e implica un contacto de primera mano con los
lenciosa esperando las ofrendas de los procesos educativos. Esos lugares
«vacíos» -tal y como Bernstein los desarrolla por medio de su versión agentes sociales, un contacto que se exige para validar la teoría social, y
no meramente para especular acerca de ella. Eso no supone, sin embargo,
de un formalismo múltiple y abstracto- no son, en sí mismos, el pro- una clarividencia o una penetración especial. En realidad, muchas de
ducto de la lucha de clases constituidas y en acción. Se nos presenta, ade-
más, la prístina simplicidad de una de las formas de la dominación -a estas cuestiones -precisamente porque se tomaron como puntos de
saber, la que se da entre las clases-o Nada se nos dice de la dominación partida más que como conceptos lógicamente producidos y analiza-
dos- constituyeron quizás recursos inconscientes y casuales que apor-
patriarcal y racial, ni de cómo los aspectos de sus formas ideológicas pue-
den interseccionar con la clase social. taron asociaciones y soluciones «accidentales», así como muchas lagunas
e inconsistencia s que otras perspectivas podrán iluminar con arreglo a su
Además, todos estos teóricos tratan, básicamente, del poder, más que propia configuración de intereses. Aquí nos ocupamos, más bien, de los
de un modo de producción que se relaciona con los intereses materiales,
recursos de un conjunto alternativo de conceptos y aproximaciones, en la
las experiencias y la cultura. De algún modo, el poder se contempla de
medida en que el potencial de estos recursos pueda cruzarse transversal-
una forma idealista; como si fuera, en sí mismo, malo -de hecho, como
si fuera sinónimo de la dominación-o Pero si no contamos con una vi- mente con otras problemáticas. Quizás de lo que nos ocupamos, en últi-
mo término, es de la importancia de practicar un método etnográfico
sión completamente interna de las luchas que se dan a través del poder, «sucio», y de la descripción «densa» que de él puede derivarse. En mu-
ni con nociones que traten de un poder de compensación y de los recur- chos sentidos, la fuerza de Learning to Labour radica, simplemente, en
sos de la clase trabajadora que constituyen «su lado» de la lucha de cla-
que no comenzó y procedió a partir de una noción integrada acerca de
ses, nos quedaremos con conceptos que se afirmarán al margen de la una cosa coherente denominada «educación», entendida ésta como una
teorización y que se asentarán sobre ideologías mecánicas que se entidad discreta que se relaciona con otras entidades discretas, como la
impondran por sí mismas. Y no lograremos lo que yo he venido defen- producción. No es que se diera con ello un salto teórico, sino que se puso
diendo --es decir, nociones más dinámicas acerca de la Producción Cul-
en práctica una medida metodológica básica. No obstante, el eclecticismo
tural y de la Reproducción Cultural-o En sus diferentes formas, en
presente en la noción general de «cultura» se expandió automáticamen-
estos autores el pesimismo reina por doquier. te para cubrir muchos lugares (fundamentalmente, la educación y la
producción), y también muchas actividades, que se contemplaron como
LEARNING TO LABOUR. UNA RÉPLICA A LOS CRÍTICOS campos de prácticas materiales y simbólicas sistemáticas.
Sin embargo, ya sea en cierto modo por «accidente», o quizás debido
a una más amplia «formación geológica» del conocimiento antes que a
Quisiera sugerir que mi libro Learning to Labour puede ser contemplado una práctica intencionada, nos es posible trazar ahora lo que puede
como una adición, y también como una forma de dar cuerpo, a la posi- ofrecernos específicamente una trayectoria de «estudios culturales» (o al
bilidad establecida esquemáticamente por Bernstein. Esto es en parte menos mi propia versión etnográfica de lo que es esta trayectoria) que se
porque el trabajo no aspira a constituir una teoría general de la educa-
oriente hacia la problemática de lo que se conoce como teorías de la R~-
ción, y mucho menos de la Reproducción Social. El libro versa, básica-
mente, sobre la índole y el contexto de la cultura -sobre la Producción producción, y localizar sus puntos fuertes en relación con otras apro;'C!-
maciones. Dicho en una clave más personal, éste es un intento de JustifI-
Cultural y la Reproducción Cultural de los subordinados-, y sólo par- car mis anteriores declaraciones acerca de que a) no debería d~rseme l~
cialmente sobre las teorías de la Reproducción Social. En cierto modo, su
método y su presentación etnográfica lo inmunizan ante las reducciones misma brea que a los teóricos de la Reproducción, dado m~ conOCi-
miento de la naturaleza del alquitrán, y b) no debería contemplarseme, a
y las elisiones que hemos indicado anteriormente. Toma como punto de la inversa, como a un «simple» investigador empírico. Nuevamente,
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para comenzar con algunas definiciones de términos, afirmo aquí que la Desde mi punto de vista, la esencia de la cuestión es que Learning to
«cultura» es un sistema relativamente coherente de acciones materiales y Labour no comienza con la Reproducción Social sino con la Producción
de sistemas simbólicos engranados que, con respecto a cada área, tienen Cultural. El problema que poseen las teorías de la Reproducción de di-
sus propias prácticas y objetivos; y que estas prácticas y objetivos cons- versos tipos a las que hemos estado prestando atención es que al articu-
tituyen el medio ordinario de la vida social a través del cual, entre otras lar el análisis de la Reproducción Social, e incluso de la Reproducción en
cosas, los agentes sociales desembocan en una conciencia colectiva, me- general, han dado lugar a un colapso entre las nociones de Producción
diada y vivida, de sus propias condiciones de existencia y de su relación Cultural y de Reproducción Cultural, o han dado por supuestas formas
con otras clases. Ésta es, en parte, la base para las acciones sistemáticas extremadamente mecanicistas de estas nociones. Pero en Learning to
que constituyen el fundamento necesario para el mantenimiento de la Labour la Reproducción Social (o, expresándonos con una mayor pre-
acumulación del capital, así como de los aspectos estructurales, profun- cisión, una versión de ella) avanza a través de la Reproducción Cultural,
damente atrincherados, del orden social. que a su vez avanza a través de la Producción Cultural. Este trayecto
Entre los rasgos característicos de este medio se incluyen los siguien- «hacia abajo» es sólo una de las muchas rutas socialmente reproductivas
tes: «una conciencia colectiva vivida» según formas concretas de resis- en el seno de la totalidad, y aquí, como en cualquier otro caso, concluye
tencia; respuestas colectivas, relativamente racionales, producidas ante los con la reproducción socialmente contestada de las condiciones de la
dilemas y las posibilidades que ofrece el presente; culturas materiales y acumulación del capital -y no comienza, pues, en este último punto,
formas materiales de producción de las formas culturales; una inma- describiendo después un espacio que habrá de disponerse para un análi-
nencia de significados culturales inconscientes y colectivos, que sin em- sis dinámico.
bargo contribuyen a orientar la acción y constituyen la subjetividad; Podemos decir provisionalmente que Producción Cultural designa, al
penetraciones colectivas en las ideologías reguladoras y en las tecnolo- menos en parte, el uso creativo de los discursos, los significados, los
gías acotadas de control y de dominación; discursos contradictorios y ar- materiales, las prácticas y los procesos de grupo, para explorar, com-
ticulados con complejidad, y formas y prácticas simbólicas heredadas; prender y ocupar creativamente posiciones particulares en los conjuntos
dominación y reproducción social (v.g. producción de lo que llamamos de posibilidades materiales que, en general, se hallan disponibles. Cuan-
estructura), debidas en parte a la dinámica de la auto-formación de los do se trata de grupos oprimidos, esta definición ha de incluir probable-
dominados; y efectos ideológicos complejos que regulan la epistemología mente formas de oposición y penetraciones culturales en lugares o terre-
de los significados tanto en lo que se refiere a las entradas como en lo nos concretos y particulares. En un aparte, podemos destacar que el
que se refiere a las salidas de las formas culturales. descubrimiento de estas formas secretas, reprimidas, informales y medio
Habiendo comenzado por este intento limitado de definición (que se ocultas es un área especial para el desarrollo de un método cualitativo,
relaciona aquí con nuestro propósito), deseo considerar las implicaciones etnográfico, matizado y «vivo» -pues tales procesos no dejan un regis-
y el carácter distintivo de esta aproximación en relación con las teorías de tro público en la Oficina Burguesa de Recuento.
la Reproducción. Después haré uno o dos comentarios acerca de algunas Reproducción Cultural designa el modo en el que este conjunto de
críticas que se han venido planteando, con persistencia aunque desde po- procesos opera, en último término y efectivamente, para conceder una
siciones simpatizantes, ante el proyecto que se presentaba en Learning to nueva vida a las creencias ideológicas y sociales, así como para refor-
Labour. Finalmente, concluiré con una consideración de las diferentes zadas. Esta operación se produce tanto por medio de operaciones inter-
implicaciones prácticas que pueden establecerse en la comparación entre nas (dadas en su misma transitoriedad e informalidad) como a través de
mi posición y las posiciones de la Reproducción. los efectos ideológicos complejos que de un modo estable contribuyen a
Para empezar, y en relación con las teorías de la Reproducción, la no- estructurar los elementos hasta donde podamos pensar (así como.a r~-
ción de cultura que he presentado ayuda a subrayar la importancia de guiar, suprimir o fragmentar -a menudo por medio de procesos mstl-
considerar la constitución de las clases (las unas en relación con las tucionales-la producción concreta de esos elementos). De est~,modo,
otras, por supuesto), antes de apresurarse a realizar una exposición es- esas creencias se hacen disponibles en otras áreas de la Pr~ducct~m Cul-
quemática sobre el modo en que una relación social abstracta suministra tural (hablamos aquí de una ideología que se desplaza hacIa abaJo, aun-
ciertas condiciones pre-establecidas para la acumulación del capital. que no precisamente de una manera abstracta). producción Cultural es
Esta definición ofrece cierto fundamento para dotar de un contenido real un término más amplio que Reproducción Cultural, y está conforT-ado
a la «relativa independencia» de la Producción Cultural y de la Repro- en buena parte por elementos que son indiferentes con resp.ecto a el. La
ducción Cultural de los subordinados -tanto para situada en el vacío Reproducción Cultural contribuye, sin embargo, a produclf una pauta
que nos ha dejado Bourdieu, como para otorgar algún contenido a la global de actitudes sociales y de supresión de penetraciones cultur~les
falsa «relatividad» de la «relativa autonomía» de Althusser. como base para la decisión y para la acción, de manera que tales actltu-

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des y supresiones han de ajustarse debidamente al funcionamiento del que una gran parte de la clase no haga nada (es decir, nada más allá de
modo capitalista de producción. Sólo este último efecto debe designarse dominar las cuatro reglas y aprender a leer); siendo, en efecto, un «re-
como Reproducción Social. Reproducción Cultural debe contemplarse a galo» que se ofrece a la clase trabajadora (en la porción de los impuestos
su vez como un término más amplio, aunque menos inclusivo, que el de que no proceden del salario). Por supuesto, el argumento técnico nos dice
Reproducción Social. Pues esta última puede también designar procesos que esta escolarización «extra» contribuye a incrementar el valor de la
y áreas muy diversos --entre los que cabe incluir, con igual importancia, fuerza de trabajo. Pero dado que el contenido de este «valor» es, por de-
al Estado y sus aparatos, la policía, la familia y los medios de comuni- cirlo suavemente, ambiguo (desde el punto de vista de la valorización) y
cación. puesto que, por poner un ejemplo, según las últimas cifras de la Man-
Así pues, el carácter distintivo de Learning to Labour no radica en power Services Comission del Reino Unido, es improbable que el capital
ofrecer una visión más acerca de cómo ciertos procesos generales se re- pueda dar liquidez a este valor (es decir, puesto que no tiene sentido es-
elaboran continuamente a sí mismos en situaciones específicas dotadas perar que produzca una contribución a la plusvalía) en el 50% de los
con un contenido particular. Lo que el libro subraya es el momento de la casos, al menos en los años que siguen al período de escolarización,
producción mediante un ejemplo concreto -la Producción Cultural con este valor extra que se otorga a la fuerza de trabajo se tira en realidad
la que este proceso se inicia, y que se traduce en Reproducción Social in- por la alcantarilla. Los capitales individuales pueden haber confiado
cluso cuando deviene Reproducción Cultural-o La contribución que históricamente al Estado el desempeño de tareas que la competencia les
presta la Reproducción Cultural a la Reproducción Social es un proceso ha impedido realizar a ellos mismos -cf. la intervención sobre la dura-
creativo que se repite constantemente, que en cada momento dado no ción de la jornada laboral, la formación de habilidades, etc.-, pero
ofrece mayores garantías que la Reproducción Social misma, y que en eventualmente todavía esperan ser capaces de convertir en dinero, por
circunstancias políticas o materiales diferentes puede producir resultados medio de la explotación de una fuerza de trabajo más valiosa, las cargas
diferentes. Esta visión separa por completo a las teorías de la Reproduc- que se les han impuesto. Indudablemente, estas formas costosas de Re-
ción Cultural de las leyes de hierro de la transmisión -como sucede en el producción Social a las que me vengo refiriendo son parcialmente res-
caso de la socialización, y como ocurre, cada vez con mayor frecuencia, ponsables de las crisis de la acumulación, de la crisis fiscal del Estado y
en el caso de las teorías de la Reproducción. de la actual estrategia de derivar una buena cantidad de los gastos esta-
La cadena de distinciones que vengo sosteniendo nos previene tam- tales sobre las espaldas de la familia, sobre la producción doméstica del
bién en contra de un funcionalismo abyecto. En primer lugar, por su- valor de la fuerza de trabajo en el contexto familiar, y de animar, a
puesto, más que con una armonía funcional, los motivos y las intenciones toda marcha, la explotación intensiva de los trabajadores en el empleo.
de la Producción Cultural tienen que ver con los elementos específicos de En consecuencia, esta forma de Reproducción Social contestada, lejos de
su propio nivel, así como con la oposición y la penetración que ejercen, ser funcional para el Estado y la acumulación del capital, es actualmen-
por ejemplo, los oprimidos. En términos más formales, sin embargo, y en te, en realidad, uno de sus problemas. Si el capital pudiera «almace-
el caso de la cultura contra-escolar masculina de Learning to Labour, la nar» o «congelar» a la gente joven de 13 a 20 años, indudablemente in-
Producción Cultural y la Reproducción Cultural de los subordinados tentaría hacerlo antes que permitir la continuación de procesos sociales y
contribuyen a aportar algunas de las condiciones sociales para la conse- culturales que en su mayor parte escapan a su comprensión.
cución de la relación global del capital. Pero se trata, sin embargo, de un En relación con esto, el énfasis en la Producción Cultural nos ayuda
procedimiento altamente ineficaz para «conseguir» tal objetivo; un pro- a afrontar la crítica de que Learning to Labour trata a la educación
cedimiento al que difícilmente podemos atribuir intencionalidad -aun monolíticamente, y de que sugiere que las escuelas no producen diferen-
cuando lo consideremos en sus componentes más «puros» y abstractos y cias y son, por lo tanto, irrelevantes. Sin embargo, si bien estoy tratando
dejemos a un lado la dislocación social y la inquietud que produce-o El de describir procesos que sólo en parte se basan en la escuela y que, e~
espacio en el que ocurre este proceso, la escuela, se mantiene a base de general, dada la estructura de la sociedad capitalista de clases, contI-
impuestos, algunos de los cuales proceden del salario del proletario. Se nuarán produciendo resultados aproximadamente similares en el futuro;
supone que este dinero ha de servir para algo -y sin embargo, es evi- también es cierto que estoy describiendo procesos que encuentran su
dente que a veces no sirve para nada-o Esta situación conduce, como raíz en la producción, y no en la reproducción. En la medida en que la es-
desgraciadamente podemos comprobar, a que todas las clases sospe- cuela es uno de los enclaves materiales, así como una de las entradas, de
chen de la educación y estén resentidas contra ella: ¿qué es lo que se ob- la producción entonces las escuelas sí producen diferencias; .Son pro-
tiene, según la apología pública de estas cuestiones, a cambio de todo ese ductivas tanto como son reproductivas, poseen efectos especlfIcos, y no
dinero? Expresado de una manera más técnica, podemos afirmar que esa pueden ser reducidas a ninguna otra cosa -y además, como hemos
gran cantidad de escolarización «extra» consiste fundamentalmente en visto, trabajan más sobre las diferencias procedentes de otros terrenos

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que sobre las similaridades-. Diversas organizaciones escolares pue- fícil asumir que yo hubiera podido olvidar en ciertos casos lo que enfaticé
den muy bien tener efectos diversos -especialmente en lo que se refiere hasta la meticulosidad en otros. Desde mi punto de vista, lejos de ser un
a sus grados de represión, a la separación de los subordinados de la pretexto para reprender a voces estas omisiones del libro, su publicación
Producción Cultural y de la Reproducción Cultural dominante y al ais- debería haber supuesto una ocasión para instar a la realización de estu-
lamiento de las formas culturales-o Pero, no obstante, lo que vemos par- dios etnográficos más detallados sobre otros grupos. Es evidente, por
cialmente en el enclave de la escuela es una producción más amplia de ejemplo, que lo que he denominado Producción Cultural es muy impor-
formas culturales (constituida ciertamente, en parte, de modos diver- tante por diversas razones en lo que respecta a las respuestas que los ne-
sos, según las diferentes formas que toma ese enclave); una producción de gros o las chicas de la clase trabajadora dan a la escuela -y en particu-
ideología, de formas de división entre los géneros y de división entre las lar, en lo que se refiere al desarrollo de su propio sentido cultural acerca
actividades manuales y mentales, que es mucho más básica y enconada de la fuerza de trabajo que ha de aplicarse a la producción, a la actividad
que cualquier otra cosa que la escuela pueda esperar moldear o producir no productiva o a la familia, según sea el caso--. Aunque es cierto que yo
--como por ejemplo, la reeleboración de cada generación-o En conse- no ofrecí estos datos, la aproximación que esbocé no sólo no bloquea,
cuencia, hemos de introducir consideraciones muy importantes en nues- sino que capacita para emprender tales estudios.
tra convención de que las «escuelas producen diferencias». La Produc- Hay que reconocer que la situación de los «pringaos» (los varones
ción Cultural que aquí nos interesa es un proceso para el que la escuela conformistas de la clase trabajadora en el estudio de caso de Hammer-
es sólo uno de los enclaves, y la producción de este enclave puede no fun- town)* es algo más compleja; y que llegaron a convertirse en el momen-
cionar en el sentido en el que el Estado o los educadores la conciben. Así, to de la redacción del libro -más por un recurso estilística que por
la represión, o la desviación parcial de cualquier tipo de efectividad que una necesidad teórica- en una especie de contraste para los «colegas».
se le aplique a la escuela, puede tener consecuencias no buscadas, Pero nuevamente este asunto no invalida la aproximación. Lo que nece-
y puede no hallarse entre los intereses óptimos de la clase como un todo sitamos es el esbozo de un equilibrio diferente entre la Producción Cul-
-aun cuando éste fuera el objetivo principal de los reformadores edu- tural dominante y la subordinada; y, en el caso de ésta, entre la Produc-
cativos-. La Producción Cultural, sin embargo, no parte de cero en cada ción Cultural y la Reproducción Cultural, concediendo un papel diferente
«nueva» generación. No sólo está estrechamente relacionada con los a la ideología para concebir la mediación entre estas cosas.
procesos de la Reproducción Cultural, sino que, recordémoslo, se halla Además, el esquema desarrollado en Learning to Labour estaba cen-
conformada a partir de los recursos heredados de clase y de los discursos trado en la dominación de clase, pero es igualmente aplicable, mutatis
existentes. No puede inventarse a sí misma por completo. Se trata de for- mutandis, a otras formas de dominación, como las de género y raza. Hay
mas y continuidades que establecen límites precisos a su «arbitrarie- que elegir un tema principal, yeso es diferente de excluir asuntos fun-
dad». Más aún, algunos de los aspectos de esta Producción Cultural que damentales que conciernen a cualquier tema particular que se tome en
tienen lugar en el enclave de la escuela no son necesariamente «educati- consideración. De hecho -y éste es un punto prioritaria mente etnográ-
vos» o «madurativos» en un sentido aceptado, y la formación real de la fico--, todas las formas principales de la dominación se exprimieron
gente y de su cultura se desenvuelve también en otros lugares de maneras hasta el límite dentro del espacio vital de los individuos y los grupos que
complejas y controvertidas. Debemos tener todo esto en cuenta antes de me interesaron, de manera que los sistemas de opresión y sus formas
ponemos, con demasiada alegría, el mono de la ingeniería social. ideológicas se articularon mutuamente en sistemas aparentemente uni-
El énfasis general en la Producción Cultural como punto de partida dos, aunque contradictorios. Más aún, una parte de lo que se cuenta en
de Learning to Labour establece también, según mi perspectiva, un tema Learning to Labour -y, como se puede comprobar en la Introducción
teórico de índole general. Aunque el libro no se centraba en los confor- del libro, una parte del argumento que se desarrolla acerca de la Pn?-
mistas, los grupos étnicos o las chicas, parece extraño que se haya acu- ducción Cu/tural- es que estos sistemas, comprimidos en un espa~lO
sado a la aproximación general del trabajo de asumir la pasividad o la in- vital, proveen recursos para su interpenetración en el mundo ~e s.e~tIdo
visibilidad de estos grupos cuando dicha aproximación se orientaba de común de las relaciones vividas. La Producción Cultural no sIgmfIca el
un modo tan analíticamente preciso hacia las cualidades generales de la establecimiento de los contornos de las categorías formales esbozadas por
actividad. La cadena que he expuesto anteriormente se aplica del mismo los teóricos -«el sexo, la raza"la clase», ni, podríamos decir, de ~us pro-
modo a todos los grupos y a sus culturas; y por medio de un ejemplo pagaciones vegeta tivas y estériles, tomadas por separado- smo que
apunta por una parte hacia un rasgo general: la naturaleza globalmente viene dada por las combinaciones de estos elementos en los proyectos, en
contestada de la Reproducción Social y Cultural; y por otra, hacia la im- las decisiones y en los cambios de la vida colectiva que se dan en la rea-
portancia de conocer lo que constituye a los grupos sociales antes de es-
pecificar la naturaleza de su relación abstracta con el capital. Parece di- . Véase nota" al comienzo del artículo. (Nota de los traductores).

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PAUL WILLlS
PRODUCCION CULTURAL NO ES LO MISMO QUE REPRODUCCION CULTURAL

lidad; unas combinaciones que se deben al sentido común, y que son TEORíA y PRÁcnCA
vivas, fértiles y a menudo incontrolables. Como característica asociada a
lo que venimos diciendo, puede ser que la «sumisión» a una dominación Hoy en día, ha llegado a ser convencional separar los análisis de la edu-
revele o implique resistencia a otra; o que la posición dominante en un
cación en dos tipos: los que tratan de la Reproducción (teoría) y los que
tipo de discurso revele otros tipos de sumisión. Ésta es la substancia tratan con las posibilidades radicales que se ofrecen en el aula (práctica).
real de la creación y la recreación de la vida social y material, que sólo El primer tipo de análisis conduce al pesimismo y a cerrar la posibilidad
entonces puede ser re-clasificada por los teóricos en las categorías de de la praxis; el segundo conduce a tratar con el cambio y la posibili-
«sexo, raza y clase». Yo mostré un modo en el que las categorías pa- dad de liberación. Deseo sostener aquí que las posiciones que hemos es-
triarcales usadas por los varones de clase trabajadora se articulaban, se tado considerando se sitúan entre estas dos visiones, y que no están
penetraban, se desarrollaban y finalmente se reproducían, tanto para re- completamente circunscritas a la primera.
sistir y poner en evidencia a la escuela y a su ideología meritocrática, Los comentarios que realizaré a continuación surgen de dos plan-
como para modelar la forma experiencial y material de su transición al teamientos: a) mi distinción entre las formas dominantes y subordinadas
trabajo manual--es decir, mostré la naturaleza «sucia», histórica y con- de la Reproducción Cultural; y b) la insistencia en el hecho de que
tingente de las pautas masculinas-o No obstante, se me acusa de aceptar Learning to Labour no comienza con la reproducción sino con la pro-
acríticamente el patriarcado y la dominación de los varones de los que ducción de la cultura, y de que eso implica apertura y no clausura.
me ocupé y de no dejar claro su «sexismo», cuando es precisamente La distinción entre las formas dominantes y subordinadas de Repro-
todo esto lo que analicé para ponerlo en relación con la escuela, la fuer- ducción Cultural es importante porque nos permite aislar diferentes es-
za de trabajo y la división entre el trabajo mental y el trabajo manual. De trategias que podrían surgir de cada tipo. Desde el punto de vista de los
nuevo, mutatis mutandis, este análisis, lejos de proclamar y de repetir la procesos dominantes, los intereses de los grupos oprimidos se dirigen cla-
ley absoluta de la dominación masculina, sugiere un modelo para com- ramente a adoptar los valores superficiales, y su pretensión es llevar a
prender las formas en las que podrían darse articulaciones complejas en cabo las promesas de la meritocracia -que ofrecen igualdad para
otros enclaves por medio del uso de las categorías de clase -por ejem- todos-o Así, en términos de la democracia burguesa, es posible sostener
plo, las mujeres de la clase media, para poner en evidencia y resistirse al la necesidad de una mayor provisión para la clase trabajadora, los negros
patriarcado, exigen los mismos ingresos y el mismo status que los varo- y las mujeres estudiantes. Allí donde existen puntuaciones para evaluar
nes, e incrementan sus demandas para que las trabajadoras gocen de una las habilidades de lectura, las autoridades reciben constantes ataques,
adecuada representación a nivel estatal y de una igualdad en el hogar. preguntándoseles por qué esas puntuaciones son inferiores para la clase
Precisamente, prestar atención a la Producción Cultural significa reco- trabajadora y para las escuelas del interior de la ciudad. Allí donde se ex-
nocer los desafíos del sentido común, así como la productividad de la re- piden titulaciones de graduación, se exigen formas abiertas de recluta-
elaboración y de la resistencia ante las ideologías, los discursos y las pau- miento con objeto de reducir la desigualdad de acceso según la clase, el
tas no-productivas de determinación y perspectiva que vienen dadas. Y género o la raza. Las recientes demandas de igualdad para las mujeres, en
sin embargo, se me acusa de asumir acríticamente un patriarcado inerte la medida en que constituyen un rasgo central y aceptado de la sociedad,
en mi estudio sobre la clase social. En otros términos, esto supone de pueden ser perseguidas hasta sus conclusiones lógicas y en contra de las
nuevo tomar la Producción Cultural y la Reproducción Cultural de mi
análisis en su valor superficial como Reproducción Social. Implica eli- de tías posible> (ante mi «comedido sondeo acerca de su futuro»- demuestran la brutalidad de la cul-
minar la eficacia de la Producción Cultural como noción válida para ex- tura en relación con las mujeres, pero pasa por alto la naturaleza del intercambio real y las razones por
plorar otros enclaves y opresiones, e ignora lo que es realmente específi- las que este intercambio se incluyó en el texto. Yo no estaba «sondeando> con comedimiento, sino que,
co, desafiante y no-reproductivo en su propia naturaleza 2. como muestra el texto, había preguntado a Joey por qué no había pensado dirigir su atención hacia la
universidad, hacia el trabajo mental; y esto sucedió después de que hubiéramos estado explorando la
masculinidad, tal y como ésta se asocia al trabajo manual, como una forma de resistencia de clase. Lo
2. Acepto una buena parte de los comentarios que ha hecho Angela McRobbie en su extensa y que expresa en realidad el comentario es su actitud hacia el trabajo mental en relación con la masculi-
bien articulada crítica feminista de Learning to Labour, y la discusión con ella me ha resultado prove- nidad -aunque, por supuesto (como sucede a lo largo del libro), esta expresión está contextualizada y
chosa. No especifiqué con la suficiente claridad la opresión que sufrían las chicas en esa cultura contra- combinada con otras muchas que hacen que su reducción a una explicación simple sea problemática.
escolar masculina. Asimismo, tampoco presté una atención suficiente a la familia, ni destaqué la posi-
Más aún, es cierto que no reconocí ni condené adecuadamente el sexismo de los «colegas>, pero
bilidad de que las estructuras de masculinidad compartidas (v.g. entre los «colegas» y yo mismo)
Angela McRobbie exagera los datos. Se refiere a los «colegas> diciendo de ellos que «sustituyen las
pudieran haber facilitado la investigación y de que tales estructuras subyacentes en la etnografía pu-
toallas de baño por trapos sucios siempre que pueden>, cuando este hecho sólo se menciona una vez.
dieran haber propiciado que la lectura del libro fuera una experiencia opresiva para algunas mujeres. Asimismo, interpreta erróneamente una frase -«darle bien con el palo>- como si se refiriera al inter-
Por otra parte, pienso que la crítica escrita por Angela McRobbie ignora la parte positiva de mi in-
cambio sexual, cuando en el argot local su significado real es hacerse caricias. Sin embargo, todo esto no
tento. Por ejemplo, puede que sea correcto su señalamiento de que las últimas palabras de Joey en el disminuye, por supuesto, la relevancia de sus puntualizaciones básicas (véase Angela McRobbie, «Setting
Apéndice -.Si realmente quieres saberlo, la única cosa que me interesa es tirarrne a la mayor cantidad Accounts with Sub-<:ultures>, Screen Education, 34, primavera de 1980, Londres).

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PAUL WllllS PRODUCCION CULTURAL NO ES LO MISMO QUE REPRODUCCION CULTURAL

contradicciones que vienen dadas en otras políticas. De ese modo puede secución de un beneficio real para esta clase. Para la clase trabajadora,
perseguirse una discriminación positiva hasta producir un suministro depender de las relaciones y de las fuerzas productivas no es malo, siem-
financiero desigual. Por supuesto, eso no quiere decir que estas políticas pre y cuando eso suponga un desplazamiento desde la condición de de-
funcionen del modo en que se pretende -la Producción Cultural subor- pendencia de la clase heredada.
dinada apunta hacia este hecho-. Más aún, tales políticas no incre- Por supuesto, puede objetarse que no existe una cantidad de «éxito»
mentarán el «ajuste» entre la educación y la industria. De hecho, puede posible que libere a la clase trabajadora. En el mejor de los casos, ha-
decirse que ésta es, en esencia, la estrategia: incrementar los desajustes y bríamos conseguido un sistema capitalista dotado de una movilidad per-
otorgar a la fuerza de trabajo un valor mayor que el que el capital puede fecta. Eso es completamente cierto. Estamos hablando de una estrategia
convertir en dinero. Es cierto que en esta situación se producen fuertes re- que viene dada desde la perspectiva de la Producción Cultural y de la Re-
sistencias, y especialmente durante la crisis fiscal del estado (que au- producción Cultural dominante, así como de las contradicciones que se
menta la probabilidad de que se profundicen estas demandas), pero a dan entre esa Producción Cultural y las promesas de la igualdad bur-
pesar de todo nuestro análisis permite tramar un procedimiento político. guesa. Desde este punto de vista, es difícil que podamos trabajar a largo
Además, los aspectos inhabilitadores del capital cultural que se dan plazo, pero tal estrategia podría mientras tanto proteger o incrementar
en la Producción Cultural y en la Reproducción Cultural dominante los recursos estatales procedentes de la clase trabajadora para beneficio
pueden ser puestos en evidencia, y es posible también realizar intentos de la clase trabajadora y, asimismo, avivar los rasgos y los problemas re-
para neutralizarlos. Lo que Bourdieu llama pedagogía «explícita» podría calcitrantes del sistema capitalista que el Estado no puede controlar por
animar a la clase trabajadora de tal manera que la naturaleza de lo que se sí mismo. En la medida en que los sistemas estatales socialistas también
les pide que respondan en los exámenes pudiera hacerse evidente de an- exhiben un capital cultural, este conjunto de reivindicaciones quizás po-
temano, y así el poder general del capital cultural podría verse limitado al dría tener una relevancia aún mayor en ellos.
conceder una mayor cantidad de tiempo y recursos a los «no aventaja- En términos de una perspectiva específicamente adscrita a la clase tra-
dos», al desmitificar la base oculta de la violencia simbólica, al postergar bajadora, de su propio desarrollo como clase fundamental, y de sus es-
las titulaciones, al disolver en la realidad los niveles de rendimiento, al peranzas de conseguir un cambio esencial en lo que se refiere a la relación
permitir el reingreso de los iguales en la educación superior, y, allí donde social, debemos volver nuestra atención hacia la Producción Cultural y la
el estado tuviera poder, al prorratear el empleo mismo de los «privile- Reproducción Cultural subordinada, y hacia el tema central de este ar-
giados», etc. No estoy diciendo que todo esto, ni siquiera una parte, sea tículo: que esta reproducción opera en el seno de los momentos abiertos
posible. Simplemente, pretendo indicar qué tipos de reformas surgen de de la producción. Los aspectos de la liberación ya se encuentran ahí, y no
una comprensión de la Producción Cultural y de la Reproducción Cul- necesitamos avanzar apoyándonos totalmente en la invención de solu-
tural dominante, así como sugerir que pueden explotarse las contradic- ciones utópicas (aunque éstas sean necesarias).
ciones que se dan en la ideología dominante y en los fines auto-procla- Lo que las perspectivas de la Producción Cultural aportan a las teo-
mados con respecto a la provisión de los dominados. Todavía queda rías de la Reproducción es el sentido de la actividad y de la práctica, es-
mucho por hacer en lo que se refiere a promover la «revolución» de la pecialmente a través de las crisis y de las dificultades, y a través de cir-
igualdad capitalista contra los privilegios transmitidos. El estado capita- cunstancias que, según las sienten y las conciben los participantes, han de
lista puede verse obligado a suministrar y a mantener algunas de las ser afrontadas creativamente -allí donde un chaval reconoce que «esta
condiciones para el capital, pero también ha de proveer legitimación escuela no es para mí», pero que en cualquier caso «eso no tiene impor-
para el sistema. A pesar de los flecos novedosos de la teoría de Bourdieu, tancia», o donde la gente joven, a pesar de la hostilidad y del empobre-
esta teoría todavía apunta hacia los residuos reproducidos de un orden cimiento del mundo adulto que tiene delante, toma en consideración el
feudal. Pero hay muchas fuerzas y alianzas sociales que pueden organi- interés de un mundo público nuevo, saliendo al exterior y amistándose
zarse contra esta situación. con el sexo opuesto en los comienzos de la edad adulta-o Estas cos~s
En realidad, existen serias posibilidades de que el ataque de la dere- pueden ser, a su manera, pequeñas liberaciones, además de ser aconte~I-
miento s cotidianos. Son los resultados no buscados de estas estrategIas
cha a la «autonomía» educativa sea denunciado por la izquierda, porque
ese ataque saca a la luz la cuestión general de la dependencia. Si es cier- los que conectan la liberación con la trampa, entendida ésta también
to que puede mostrarse, de una manera popular, que la educación nunca según se expresa en los acontecimientos cotidianos. Esos resultados son
fue independiente de la clase y del capital cultural, entonces la crítica po- los modos en los que las soluciones «existenciales» o culturales, conce-
dría desviarse hacia la cabeza misma del capital cultural, y la noción tec- bidas en sus propios «niveles», y las resoluciones creativas de las ~~ayec-
nicista liberal de poner en circulación el máximo talento procedente del torias vitales tal y como éstas se experimentan, actúan para estabtlI~ar y
«depósito oculto» de la clase trabajadora podría dirigirse hacia la con- producir el sistema como un todo. La cuestión no radica tanto en bnndar

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PAUL WllllS PRODUCCION CULTURAL NO ES LO MISMO QUE REPRODUCCION CULTURAL

una liberación desde fuera como en intentar meter una cuña entre la Pro- prácticas contra-hegemónicas que aparecen ocasionalmente y luego de-
ducción Cultural y la Reproducción Cultural-para preservar la creati- saparecen-. Es ese principio contra-hegemónico, o los principios de
vidad de la articulación de los discursos y sus contenidos radicales sin re- articulación de las diferencias que presentan la resistencia y las formas
producir los discursos mismos, y para calibrar la necesidad y la medida culturales, el que resulta vital desarrollar, si deseamos que la resistencia
en que es preciso conocer las formas dominantes con el objeto de perse- sea en último término algo más que un momento formal en la domina-
guir dicha preservación-o Por supuesto, todavía nos movemos en los ción dialéctica del capital y de las otras estructuras. Todo esto es difícil de
fundamentos de la formación social del capitalismo, y el conocimiento de conocer y constituye el campo en el que la teoría se encuentra realmente
los grupos oprimidos nunca es puro, es siempre ambiguo, y probable- con la práctica, aunque para abordarlo tengamos que tener la valentía de
mente posee la propiedad de traicionarse en parte a sí mismo. Además, experimentar y de cometer errores. No obstante, hay algunas cuestiones
grupos como los de los «colegas» no disfrutan de una cultura que sea in- destacables desde la perspectiva de la Producción Cultural y de la Re-
trínsecamente socialista, y esto no debe ser visto con romanticismo. Hay producción Cultural subordinada. La acción de la Producción Cultural y
ahí elementos que conducen al fascismo, y no ya, ciertamente, al racismo de la Reproducción Cultural dominante se dirige a menudo a romper y
o al sexismo -y en lo que se refiere a esos elementos la liberación care- fragmentar la Producción Cultural subordinada. El grupo dominante
ce de importancia-o Estas formas requieren ser elaboradas con un tra- reivindica para su propio discurso la validación de lo público, el valor a
bajo y un esfuerzo colectivo -que de ningún modo ha de ser un alegato largo plazo, la legitimidad, la lógica explícita y racional -podemos
a favor de la espontaneidad-o Pero la cultura de los «colegas» sólo nos decir, la historia misma-o La Producción Cultural subordinada es pro-
sugiere una forma de Producción Cultural subordinada; y todas las for- fundamente privada, informal, y está articulada en la realidad inmediata,
mas, en su variedad étnica y de género, con sus diferentes especificaciones en lo práctico, en lo demostrado y en la narrativa -una lógica implícita
de la resistencia, han de ser analizadas y pensadas en el seno de las es- que sólo a duras penas sobrevive incluso más allá de sus encarnaciones
trategias educativas que se adopten para preservar y extender los mo- transitorias y que nunca se preocupa por la historia-o En consecuencia,
mentos de Producción Cultural frente a los de Reproducción Cultural, y el principio contra-hegemónico debe ocuparse de la formación y de la
para determinar cuáles son los vínculos y las posibles alianzas que pue- identidad diversificada de la clase, así como de lo que es el saber común
den establecerse. de los grupos oprimidos, antes de ocuparse directamente de la lucha; y
El énfasis en esta estrategia pedagógica, que surge de la Producción eso manteniendo la unidad y el alcance de la Producción Cultural que las
Cultural y de la Reproducción Cultural subordinada, no se orienta a in- formas dominantes buscan romper. El principio contra-hegemónico debe
crementar el desajuste existente entre la educación y la producción, sino trabajar también sobre la noción de Producción Cultural subordinada de
a incrementar el ajuste desde el punto de vista de los subordinados. manera que ésta se arriesgue a hacerse pública, que se aventure en la his-
Ninguna estrategia socialista puede permitirse desvincular la educación toria, que se aventure al establecimiento de su lógica en oposición a la
de la producción, y en el presente existen todo tipo de lugares y de es- dominación y de su propia subversión en la Reproducción Cultural.
pacios en los que se produce una rearticulación de estas dos realidades Cuando falta todo esto, sólo los secretos sociales culpabilizadores pesan
bajo el impulso de «reformas» que surgen, quizás, desde la perspectiva de en la balanza contra la Reproducción Social y contra la complacencia ge-
la Producción Cultural y de la Reproducción Cultural dominante; una neralizada que se deriva de una teoría y de una política que siempre ha
perspectiva que, no obstante, puede ser reivindicada para la Produc- sido, únicamente, Producción Cultural y Reproducción Cultural domi-
ción Cultural subordinada. nante.
No debemos asumir la inexistencia de recursos reivindicables en los Para los maestros existen claras indicaciones, si no propuestas, tanto
procesos de la Reproducción Cultural subordinada. Los mismos domi- en lo que se refiere al estilo docente curricular como en lo que respecta a
nados son capaces de ver la ironía de la resistencia como incorpora- los posibles textos orientados a la discusión en el aula y a su desarrollo:
ción, y operar desde esta base, quizás, para localizar dónde se convierte en qué casos la identidad de género parece resolver los problemas y las
la producción en reproducción. incertidumbres a corto plazo para establecer trampas a largo plazo; te-
Por supuesto, este programa es muy general y no está detallado. Lo nemos también la cuestión del anti-mentalismo, que resuelve el problema
que nos falta, y lo que debería constituir para nosotros una tarea positi- de la escuela pero no el destino de la clase a largo plazo; los ~suntos de la
va, es algún tipo de noción que apunte a un principio cultural «contra- resistencia y de la violencia, que satisfacen la rabia y la dignt~ad a corto
hegemónico»; un principio que pudiera vincular las formas de la Pro- plazo, pero no la opresión en el futuro -el maestro podna tratar el
ducción Cultural a la ideología que propiamente se les asocia, en contra modo, el alcance y la racionalidad de todas estas cosas-o Pe~? los maes-
de las formas de la opresión -para de ese modo conocer con una mayor tros deberían también revisar su propia carga de ReproducctOn Cultural
exactitud cuáles son, y cómo mantener y desarrollar, los momentos y las dominante, una carga que puede destruir lo que tratan de recomponer: su

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propio estilo y acento de clase; deberían revisar la impaciencia propia de corporados al campo «enemigo», y valorizados en un momento dado
su lógica pública; quizás también la confianza depositada en que su para beneficio del bloque de interés de los dominantes, podrían, por
propio plan es bueno para alguien... Las dificultades y las contradicciones decirlo así, ser detonados, de manera que los elementos resultantes de la
abundan -dificultades y contradicciones que se dan también entre las explosión fueran revalorizados por una organización y por una acción
implicaciones de una persecución simultánea de estrategias que fluye de basadas en una comprensión contra-hegemónica, sincronizada y ade-
las perspectivas de la Producción Cultural y de la Reproducción Cultural cuada, de la Producción Cultural subordinada.
tanto dominante como subordinada-o Además, una marcada tendencia Así son los «tigres», tanto los reales como los de papel. El hecho de
de cultura contra-escolar tenderá probablemente a fraguar un rechazo ge- que la fuerza de sus garras sea todo lo que el tigre pone en juego, no hace
neralizado del personal docente. ¡Pero no existen razones por las que los la herida menos profunda. Pero no podemos apartamos del poder sólo
maestros hayan de escapar a la contradicción! Su sensibilidad a ésta y a por deseo o por odio --como tampoco podemos hacerlo atacando a la
otras aproximaciones generales que hemos discutido podría sensibili- carne más vulnerable.
zarlos a la variedad de situaciones posibles que han de confrontar y a la Esos modos de operar se tornan pretenciosos. La cuestión es, en
importancia de las alianzas en las escuelas particulares; pues las escuelas realidad, una cuestión formal, y constituye el tema fundamental de este
no muestran, tomadas de una en una, la existencia de culturas inamovi- artículo. Queda abierta una noción de Reproducción Social que opera a
bles de una sola pieza. Incluso el anti-mentalismo de los grupos de resis- través de la Producción Cultural-una noción que no es cerrada y pesi-
tencia podría superarse allí donde las interrupciones escolares amenazan, mista como lo son (correctamente) las que se dan en otras teorías de la
por ejemplo, a las clases prácticas, a los juegos y los clubes en los que pu- Reproducción-. Esta noción incluye elementos de desafío, cambio y li-
dieran prosperar las culturas de esos grupos con una mayor fortuna beración -y no está herméticamente sellada-o El problema no consiste
que en las clases académicas más estrictas. La cuestión consiste en ligar en zanjar la teoría, sino en ofrecer a esta teoría una posibilidad en la
los principios generales con una práctica flexible. práctica. Pues si la teoría toma nota de la práctica, la práctica tomará
No obstante, en particular, los maestros deberían prestar atención a nota de la teoría. La visión de la liberación que está en juego habrá de
los modos en los que su propio proceso de trabajo y los cambios en ser, quizás, menos externa, libre e ideal: y, así, más condicional, históri-
dicho proceso se ven implicados en la Producción Cultural y en la Re- ca y rodeada de ironías potenciales. Si queremos apuntar certeros en el ti-
producción Cultural de los dominantes o de los subordinados. Cierta- roteo interminable que mantienen la libertad y la constricción, el volun-
mente, el desarrollo de sistemas jerárquicos y de control traduce la Pro- tarismo y la estructura, entonces hemos de otorgar también una
ducción Cultural de los subordinados en «problemas sociales», problemas responsabilidad a la práctica.
de «control» y «patología». E incluso estas definiciones se suprimen a me-
nudo conforme se asciende en la jerarquía, de manera que la «resistencia
estudiantil» yel «desorden» ocurren siempre en algún barrio particular; y BIBLIOGRAFIA
entonces se nos dice que «pensemos en la influencia de la publicidad» o
que hubiera sido mejor «acabar con tal problema para siempre». Los ma- Althusser, L., 1972. Ideology and Ideological State Apparatusses. En B. Cosin
estros han de investigar colectivamente las formas locales y directas por (ed.), Education, Structure and Society. Penguin.
las que entran en cortocircuito las jerarquías de control, para tratar con Bernstein, B., 1977. Class, Codes and Control, Vol. 3, Toward a Theory of
las continuidades entre los modos de la Producción Cultural de los su- Educational transmission, 2.' edición. Routledge and Kegan Paul.
Bourdieu, P., 1977. Outline of a Theory of Practice. Cambridge University
bordinados en la escuela, la comunidad y el lugar de trabajo; y para ac- Press.
ceder a una política adecuada para la educación, que se ocupe del des- Bourdieu, P. y Passeron, J., 1977. Reproduction in Education, Society and Cul-
arrollo de la clase trabajadora más que de su regulación. ture. Sage.
Adoptar un sentido más claro de la Producción Cultural subordina- Bowles, S. y Gintis, H., 1976. Schooling in Capitalist America. Basic Books.
da ayudaría también a comprender cómo ésta se relaciona con la Pro- Marx, K., 1972. The Eighteenth Brumaire of Louis Bonaparte. En Selected
ducción Cultural dominante, y cómo opera, en las diferentes situaciones, Works. London, Lawrence & Wishart.
la hegemonía en curso. Esto puede conseguirse aceptando voluntaria-
mente una parte de los resultados reales, simbólicos y materiales, que
proceden de la Producción Cultural subordinada, y también incorpo-
rando a una pauta estable de consentimiento y ajuste (aunque sea de un
modo menos complaciente) algunos de los aspectos del sentido común
popular (acompañado de un cierto «buen sentido»). Estos elementos, in-

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Lecturas de antropología para educadores.


El ámbito de la antropología de la educación
y de la etnografía escolar

Honorio M. Velasco Maillo, F. Javier García Castaño


Ángel Díaz de Rada (editores)

E D T O R A L T R O T T A
CONTENIDO

COLECCiÓN ESTRUCTURASY PROCESOS


Serie Ciencias Sociales

Introducción: Honorio M. Velasco Maillo, F. Javier Garda Castaño y


Angel Díaz de Rada 9

PRIMERA PARTE

DE LA ANTROPOLOGIAA LA ANTROPOLOGIADE LA
EDUCACION.DE LA ETNOGRAFIAA LA ETNOGRAFIA
ESCOLAR
Primero edición, 1993
Primero relmpreslón, 1999 Introducción... ...... ... ...... .............. 13
Introducción: objeto, método y finalidad de esta investigación: Bro-
@ Editorial Trotta, S,A 1993 nislaw Malinowski ... ............... ........ 21
Sagasla, 33 28004 Madnd La magia del etnógrafo. El trabajo de campo en la antropología bri-
Telélono91 593 90 40 tánica desde Tylor a Malinowski: George W. Stocking, Jr. ........ 43
Fax 91 593 91 11 La etnografía como una metodología y su aplicación al estudio de la
E-mail trotta@inlomet,E escuela: una revisión: Kathleen Wilcox ........................................ 95
http//wwwtrotta,es Sobre la intención etnográfica: Harry F. Wolcott ............................... 127
'Etnografía escolar. Una aproximación a nivel múltiple: John U. Ogbu. 145
@ Honorio M, Velasco Maíllo, Francisco J Gordo Castaño, Ángel Díaz de Roda 1993 ¿Qué es la etnografía?: Dell Hymes ................................................... 175

@ Edicions 62 Th,e Unlversily 01 Wisconsin Press, K, Wilcox


SEGUNDA PARTE
J. U Ogbu D, Hymes, G D, Spindler, Waveland Press, E, M, Eddy
H, Vorenne, Fr. Erickson, Routledge, les Éditions de Minuir, P Willis CASOS ETNOGRAFICOS
Diseño Introducción ......... ... .......... 195
JoaquínGallego . tLa transmisión de la cultura: GeorgeD. Spindler .............................. 205
243
El maestro como enemigo: Harry F. Wolcott .....................................
ISBN: 84-87699-81 2 ... :Iniciación a la burocracia: Elizabeth M. Eddy ................................... 259
Depósitolegal: M-48907/99 Jocks y Freaks: la estructura simbólica de la expresión de la inter-
acción social entre alumnos americanos de los últimos cursos de
Impresión bachillerato: Hervé Varenne ........................................................ 289
Área Printing, SA
7
I
,..
CONTENIDO

TERCERA PARTE

EDUCACION y ESCUELA COMO PROCESOS


SOCIOCUL TURALES

Introducción ... ... ... ......... .......... 315 INTRODUCCION *

~l discurso en el aula como improvisación:las relacionesentre la es-


tructura de la tarea académicay la estructura de la participación
social en clase:FrederickErickson .............................................. d15
cPLeer,escribiry resistir:Robert B. Everhart ........................................ 355
389
~ Los poderes y su reproducción: Pierre Bourdieu ................................
~roducción Cultural no es lo mismo que Reproducción Cultural, que a
su vez no es lo mismo que Reproducción Social, que tampoco es lo
mismo que Reproducción: Paul Willis ......................................... 431

El trayecto que se le podría pedir a un antropólogo de la educación o a


un etnógrafo escolar debería seguir dos vías convergentes: una la que
transita por la antropología -y no sólo por la etnografía- y otra la que
va siguiendo los diferentes aspectos de la teoría y práctica de la educa-
ción. De hecho suelen ser etapas sucesivas, pues la etnografía escolar
viene siendo generalmente un recurso posterior a una adquisión previa de
conocimientos pedagógicos o a la práctica de la educación, entre otras ra-
zones porque ni la antropología, ni su aparente versión «metodológica»,
la etnografía, han estado suficientemente integradas en los estudios de la
educación en España y porque algunos investigadores o evaluadores de la
educación han encontrado en ellas perspectivas reveladoras tras haber
probado tal vez no tan satisfactoriamente otras ya conocidas. Los tra-
bajos que se presentan a continuación invitan a realizar ese trayecto, aun
cuando no sea difícil advertir que tal invitación se dirige principal, pero
no exclusivamente, a los educadores, tratando de mostrar qué han hecho
otros con tales perspectivas.
_ El ámbito de la Antropología de la Educación y de la Etnografía Es-
colar no es tan nuevo. Está delimitado al menos desde la Conferencia de
antropólogos y educadores en 1954, cuyos trabajos publicó G. D. Spind-
ler en 1955 con el título Education and Anthropology, aunque aparece
desbrozado ya en los años 30 por M. Mead, Malinowski, Whiting, Erik-
son, Fortes, etc. A comienzos de la década de los 90 empieza a ser consi-
derablemente amplio, de modo que incluso la selección de unos trabajos
se hace una tarea relativamente laboriosa y, como toda selección, algo
comprometida. El principal compromiso adoptado, como se verá, tiene
que ver con la redimensionalización de la etnografía en la antropología. Si
simplemente se entiende por «etnografía» un conjunto de «técnicas» em-
. Los trabajos preparatorios que han dado lugar a este libro fueron financiados con una ayuda a
la investigación educativa otorgada por el C.LD.E., Convocatoria 1990.

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