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Artículo 51

Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa,


individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas, hasta
tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la
seguridad internacionales. Las medidas tomadas por los Miembros en ejercicio del derecho de
legítima defensa serán comunicadas inmediatamente al Consejo de Seguridad, y no afectarán en
manera alguna la autoridad y responsabilidad del Consejo conforme a la presente Carta para ejercer
en cualquier momento la acción que estime necesaria con el fin de mantener o restablecer la paz y la
seguridad internacionales.

Artículo 51[editar]

El Artículo 51 establece el derecho de los países a emplear la legítima defensa, incluso legítima
defensa colectiva, contra un ataque armado.

.Este artículo fue citado por los Estados Unidos para apoyar el Caso de Nicaragua y la legalidad de
la Guerra de Vietnam. Según este argumento, "aunque el Vietnam del Sur no sea un Estado
soberano independiente o un miembro de las Naciones Unidas, disfruta igualmente del derecho de
legítima defensa, y los Estados Unidos están nombrados para tomar parte en su defensa colectiva".

El Artículo 51 ha estado descrito como difícil de adjudicar con certeza en situaciones reales.

La legítima defensa o defensa propia es, en Derecho penal, una causa que justifica la realización
de una conducta sancionada penalmente, eximiendo de responsabilidad a su autor, y que en caso de
cumplirse todos sus requisitos, permite reducir la pena aplicable a este último. En otras palabras, es
una situación que permite eximir, o eventualmente reducir, la sanción ante la realización de una
conducta generalmente prohibida.

Una definición más concreta revela que la defensa propia es: el contraataque o repulsa de una
agresión actual, inminente e inmediata con el fin de proteger bienes jurídicos propios o ajenos.

La legítima defensa es un instituto jurídico de carácter universal, y que ha sido reconocido por todas
las legislaciones del mundo, a tal punto que el Papa Juan Pablo II, en su encíclica Evangelium Vitae
-El Evangelio de la Vida-, del 25 de marzo de 1995, la define claramente como El derecho a la vida y
la obligación de preservarla.
La mayor parte de las resoluciones del Capítulo VII define la existencia de una amenaza a la paz, un
quebrantamiento de la paz, o un acto de agresión

"Una Resolución del Consejo de Seguridad está considerada como 'una resolución del Capítulo VII'
si hace una determinación explícita de que la situación bajo consideración constituye una amenaza a
la paz, un quebrantamiento de la paz, o un acto de agresión, y/o estípula explícitamente o
implícitamente que el Consejo está actuando bajo el Capítulo VII en adopción de alguno o de todos
los párrafos."

Las resoluciones del Capítulo VII raramente son medidas aisladas. A menudo la primera respuesta a
una crisis es una resolución que pide el fin de la crisis. Está seguido solo más adelante por una
resolución del Capítulo VII que detalla las medidas requeridas para asegurar el cumplimiento de la
primera resolución. A veces, se pasan docenas de resoluciones a lo largo de los años para modificar
y alargar el mandato de la primera resolución del Capítulo VII según evoluciona la situación.

El Caso Nicaragua contra Estados Unidos, fue un caso llevado ante la Corte Internacional de Justicia
en el cual el gobierno nicaragüense acusó a Estados Unidos por violaciones al derecho internacional
al apoyar a la oposición armada (los contras) en su guerra en contra dicho gobierno y por minar los
puertos del país. El nombre del caso fue "Actividades militares y paramilitares en y contra el
Gobierno de Nicaragua" (Nicaragua c. Estados Unidos).

La Corte dictaminó en favor de Nicaragua, pero los Estados Unidos se negaron a respetar la decisión
de la Corte, argumentando que ésta no tenía jurisdicción sobre el caso. Después de la decisión de la
Corte los Estados Unidos retiraron su declaración de aceptar la jurisdicción obligatoria de la Corte.

Se reconoce por lo tanto el derecho a la legítima defensa, que se deriva también del derecho
internacional consuetudinario, tal y como afirmó la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en el caso
Nicaragua contra Estados Unidos.
En principio, los elementos que configuran el ejercicio de la legítima defensa dentro de los marcos de
la Carta son tres:

existencia de un ataque armado,

adopción provisional de medidas de autodefensa y

remisión del asunto al Consejo de Seguridad.

En relación con el concepto de ataque armado, el artículo 3 de la Definición de la Agresión, aprobada


por la Resolución de la Asamblea General 3314 (XXIX) recoge diversos actuaciones realizadas por
las fuerzas armadas, entre los que se encuentran la invasión o el ataque, el bombardeo, el bloqueo
de puertos o costas o el ataque contra las fuerzas armadas de otro Estado. También se definen
como actos de agresión utilizar las fuerzas armadas propias, que se encuentran en otro Estado por
un acuerdo con el mismo, fuera de los términos de dicho acuerdo; o permitir que un Estado emplee
el territorio propio para agredir a otro. La CIJ ha intentado clarificar, en el caso Nicaragua contra
Estados Unidos, a partir de qué nivel de intensidad el uso de la fuerza puede calificarse como ataque
armado, afirmando que debe tratarse de auténticos ataques y no de incidentes menores.

Un último supuesto recogido por la Definición de la Agresión es el envío o participación en el ataque


de grupos irregulares, mercenarios o bandas armadas, cuando los actos sean de tal entidad que
puedan equipararse a los anteriores. En esta disposición se basaría el aparente apoyo del Consejo
de Seguridad al uso de la fuerza militar por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre
de 2001.

Algunos entienden que el artículo 51 sólo preserva este derecho cuando tiene lugar un ataque
armado, y que otros actos de autodefensa quedan prohibidos por el artículo 2.4, de carácter
general. La opinión más extendida, no obstante, es que el artículo 51 reconoce este derecho
con carácter general y establece procedimientos que deben seguirse cuando se produzca la
agresión armada. De acuerdo con esta interpretación, la legitimidad del uso de la legítima
defensa en situaciones en las que aún no se ha sido objeto de un ataque podrían estar
permitidas.
B. Artículo 2, párrafo 4 – Prohibición de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza en las relaciones
internacionales

El Artículo 2, párrafo 4, de la Carta prohíbe recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza e insta a todos
los Miembros a que respeten la soberanía, la integridad territorial y la independencia política de
cualquier Estado. Los estudios de casos en esta sección suelen abarcar las ocasiones en que se citó
y analizó lo dispuesto en el Artículo 2, párrafo 4, en el contexto de una situación de violencia entre
Estados o al interior de un Estado, de una guerra o de otros conflictos territoriales

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