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TEORÍA DE LAS VIRTUDES

ARISTOTELES
Aristóteles define la virtud como la excelencia; y siguiendo los principios de su Física y Metafísica, no como una
pasión, sino como una acción.

De esta forma la virtud es la acción más apropiada a la naturaleza de cada ser; el acto más conforme con su
esencia. Esta acción propia de cada ser que es la virtud, es también el bien propio de cada ser. En el hombre,
por tanto, la virtud es la excelencia de su parte esencial que es el alma.

Habiendo dos partes en el alma, así también habrá dos tipos de virtudes:

1) Virtudes éticas: que son las correspondientes a la parte irracional del alma.

2) Virtudes dianoéticas: que son las correspondientes a la parte racional del alma. Pero la parte irracional del
alma debe seguir los dictados de la parte racional.
VIRTUDES ÉTICAS
La Ética a Nicómaco, define la virtud ética como:
«la virtud es una disposición adquirida de la voluntad, consistente en un justo medio relativo a nosotros, el cual está
determinado por la regulación recta y tal como lo determinaría el hombre prudente.»

Por lo tanto, la virtud ética es un hábito, no un don de la naturaleza, y así mismo, se niega con ello la posibilidad
defendida por los socráticos de que la virtud moral pueda ser susceptible de una elaboración científica.

Aristóteles pretende señalar el papel que juegan las pasiones en la realización de una vida virtuosa, pues muchas
veces estas pasiones la obstaculizan, aun a sabiendas de que no es lo mejor.

La virtud es la racionalización de la parte irracional del alma, su «domesticación». Pero siendo el criterio la
elaboración de una «regla recta», cabe decir que la racionalidad a la que apela Aristóteles aquí es una racionalidad
prudencial.
VIRTUDES DIANOÉTICAS.
Se dice que la virtud fundamental de la parte racional del alma, que guía, a la parte irracional, debe ser precisamente
la prudencia, expresada como phrónesis.

Aristóteles distingue, frente a Platón entre phrónesis y sophía. La sabiduría se refiere a lo necesario, lo que no nace ni
perece; la prudencia, es la capacidad de deliberar sobre las cosas contingentes, es decir, sobre las cosas en tanto
que pueden no ser.

La prudencia es la habilidad del virtuoso, que guía a la virtud moral indicándole los medios para alcanzar los fines.
Como virtud intelectual, es la forma más elevada del saber; es simplemente, la capacidad de discernir y realizar el
«bien del hombre».
LOS SOFISTAS Y SU RELATIVISMO MORAL.
Al relativismo Moral de los sofista se le considera como la concepción de la ética profesada por ellos.

El relativismo moral se fundamenta en la creencia de que no es posible determinar ni de manera natural ni de manera
racional -lo que es moralmente correcto. Según los sofistas y los relativistas morales en general, las normas y
preceptos morales son siempre convencionales. Se aceptan por interés, por conveniencia y no tienen otra razón de
ser que dicho interés y dicha conveniencia.

La consecuencia de esta doctrina es que ninguna actuación puede ser considerada "buena" o "mala" en sí misma.
Todo depende del "parecer" o de la "opinión" de los sujetos particulares. Los individuos juzgan sobre lo bueno y lo
malo en función de su modo de ser, de sus intereses o del proyecto que se traen entre manos.

Para los sofistas, la virtud moral es inapelablemente un punto de vista subjetivo. Son los individuos o los grupos
humanos los que, según las circunstancias y según su conveniencia, determinan lo que esta "bien" y lo que esta "mal"
en cada caso.

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