Está en la página 1de 3

Cómo preparar una ponencia

 Los pasos previos


 El entorno
o Conferencias de clausura
o Mesas redondas
o Comunicaciones científicas en congresos
o La teleconferencia
 La estructura de una ponencia
o Introducción
o Cuerpo central
o Conclusión

 El diálogo

Los pasos previos

Las razones por las que un médico se ve abocado a presentar una ponencia o dar una
conferencias son muchas: un congreso donde debe exponer la investigación realizada
ante una audiencia generalmente amplia, una mesa redonda a la que se le ha invitado en
razón de su experiencia o conocimientos en un área del saber médico, una sesión clínica
en la que debe exponer o comentar un caso clínico. Cualquiera que sea la razón por la
que un médico debe hablar en público, antes de hacerlo le interesa asegurarse de que:
 conoce suficientemente el tema que le han encomendado
 tendrá suficiente tiempo para prepararlo
 dispondrá del adecuado soporte audiovisual
 el tema es apropiado para los oyentes.

Estos puntos, que parecen tan obvios, no siempre lo son. Quienes preparan y organizan
congresos o jornadas científicas, pueden también cometer ciertos errores como por
ejemplo, contactar con un experto con poco tiempo de antelación, desconocer cuál es el
área de investigación actual de un ponente que otrora investigó sobre el tema que le
proponen ahora, o pueden pensar que el tema es interesante para una audiencia cuando
el ponente, que conoce bien ese tema, sabe que en realidad no lo es tanto. El ponente
debe juzgar y sopesar una propuesta antes de aceptarla, so pena de que el halago que le
supone el ser invitado, pueda hacerle perder el sentido de su propia realidad o de la
realidad a la que le proponen enfrentarse.

El entorno

No es lo mismo dar la Conferencia de Clausura de un congreso internacional que


exponer una comunicación científica en las reuniones de la Sociedad Científica local,
participar en una mesa redonda que en una teleconferencia.
Las conferencias de clausura, clases magistrales, etc. permiten una cierta
libertad de maniobra, siempre que sigan las normas de cómo hablar en público, o
se ajusten a las estructura de una ponencia descrita más adelante. Su contenido
se acerca más a lo que es una revisión, un metaanálisis o una ponencia que
revela criterios médicos basados en la evidencia. Para ser realmente magistral,
además de informar de los aspectos más relevantes del tema escogido, debe
servir también para estimular las inquietudes científicas de los oyentes, lanzar
interrogantes y señalar las líneas de investigación más actuales sobre la materia.
La duración de la exposición no debe ser superior a los 45 minutos, dejando un
margen de tiempo razonable para el diálogo.

Las mesas redondas se caracterizan porque los ponentes (generalmente cuatro)


tienen menos tiempo que el ponente de una conferencia magistral para exponer
su tema y porque deben ajustarse a las indicaciones del moderador. La discusión
suele ser conjunta y se realiza cuando todos los ponentes han finalizado su
exposición. Si participa en una mesa redonda sea breve en los agradecimientos
iniciales; tiene poco tiempo para hacer su exposición y no hay cosa más aburrida
para el público que oír a todos los ponentes comenzar de la misma manera:
"agradezco la invitación a participar en esta mesa redonda….". Vaya rápido al
grano.

Las comunicaciones científicas realizadas en congresos médicos son las


ponencias que tienen un tiempo más limitado, generalmente no superior a los 10
minutos y a los que hay que añadir unos 5 minutos más de discusión. En muchos
congresos, los 10 minutos ya incluyen el tiempo de discusión por lo que la
exposición en sí debe concentrarse en 5-7 minutos.

La participación en una teleconferencia no es frecuente aún pero lo será cada


vez más. En la teleconferencia, los participantes están cada uno en un hospital,
un país o una ciudad diferentes y su conexión es a través de televisión. Junto a
los ponentes (generalmente detrás de ellos) se encuentra un publico que también
puede participar, siguiendo unas normas. Quien participe en una teleconferencia
debe saber que quien habla es quien sale en pantalla (generalmente de forma
automática) y que por lo tanto, si varios hablan a la vez, el selector de pantalla
no puede funcionar bien. Es pues esencial seguir la norma no1: hablar despacio y
no interrumpirse hasta que quien habla haya terminado. Por otra parte, es
habitual encontrar un cierto retraso en la transmisión de la voz y de la imagen: el
movimiento parece de "cámara lenta" y la voz llega con retraso. Ello hace
aconsejable no responder al interlocutor inmediatamente sino hacerlo tras uno o
dos segundos de silencio. Al participar en una teleconferencia hay que respetar
unas normas básicas:

o no interrumpir ni hablar varios a la vez


o hablar lentamente
o dejar pasar unos segundos entre la intervención anterior y la propia.
o mantener el conmutador de voz en modo mudo si no se está hablando.

La estructura de una ponencia

Cualquiera que sea el entorno en el que participa, es aconsejable que su ponencia se


estructure en los tres apartados clásicos de Introducción, Cuerpo y Conclusiones.
La Introducción tiene como objetivo principal el atraer la atención de la
audiencia y preparar el camino al mensaje principal. El ponente debe utilizar la
Introducción para
Cautivar el interés de los oyentes y darles una visión del tema que lo
haga atractivo.

Dar a los oyentes la información que juzgue necesaria a fin de que


puedan entender bien el cuerpo de doctrina que se expondrá a
continuación.

Hacer los agradecimientos pertinentes de forma breve y educada,


especialmente breves si está en una mesa redonda

El Cuerpo central es donde debe incluir el mensaje principal que desea


transmitir al auditorio. El error más frecuente por parte de ponentes no
experimentados (y de algunos ya experimentados) es el de querer transmitir a la
audiencia todo lo que el ponente sabe sobre la materia. Si se cae en la tentación
de decirlo todo, la lluvia de información que hará caer sobre la sufrida audiencia
será tal, que en muy poco tiempo el ponente habrá conseguido el desinterés de la
gran mayoría de oyentes. Tres o cuatro ideas clave, repetidas dos o tres veces
con diferentes palabras y desde diferentes perspectivas, deben ser transmitidas
antes de que el natural cansancio haga presa en la audiencia y disminuya su
atención. Es el momento decir cuáles son las aportaciones principales o más
novedosas del trabajo realizado y limitar el fárrago de datos experimentales a
aquellos que son esenciales para substanciar lo que se afirma. Se trata en
esencia, de atenerse a lo más importante y recalcarlo.

La Conclusión es también importante. Conviene indicar a los oyentes cuándo se


ha entrado en la recta final, cuándo se ha iniciado la conclusión. En la
conclusión se incluirán frases breves y sucintas que resuman lo expuesto, digan
porque es importante y qué aplicación práctica tiene. Las conclusiones deber
corresponder a los objetivos o preguntas mencionadas en la Introducción.

El diálogo

Es el momento de la verdad, en el que el ponente se da cuenta si ha llegado o no al


público. Y esto no se medirá tanto por la prontitud con la que surjan preguntas o
intervenciones (la mayoría de las audiencias son tardas en iniciar preguntas) sino por la
viveza y número de las mismas una vez se ha roto el hielo inicial. En el momento del
diálogo no hay que olvidar lo siguiente:
 Repita para toda la audiencia las preguntas que le hacen. Es particularmente
importante cuando el sistema de megafonía no es óptimo. Si quien pregunta lo
hace hablando hacia el ponente, los oyentes situados por detrás de él pueden
fácilmente perder sus palabras.
 Sea breve y claro en las respuestas. Los oyentes que no estén muy interesados se
lo agradecerán y los que sí lo estén, se lo agradecerán también porque de esta
forma habrá tiempo para más preguntas.
 Evite los diálogos con una sola persona de la audiencia. Si alguien está
interesado en profundizar más, diga que con mucho gusto le ampliará
información o comentará lo que se desea al finalizar.

También podría gustarte